estudio y lucha no. 5
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Estudio y Lucha es la publicación periódica de la
Asamblea Estudiantil de la UANL
No. 5 Febrero 2013
Esta edición de E&L la editan: Alan De Anda Víctor Olivares
estudioyluchauanl@gmail.com
/AEUANL
EDITORIAL X Alan (Economía)
La violencia en el país no cesa y cobra una víctima más en la Universidad
Autónoma de Nuevo León… “¿Hacer algo yo?, naa ¿por qué?, ¿y qué voy a hacer?
yo sólo soy un estudiante, mi obligación es ir a clases y hacer mis tareas…echarle
ganas al estudio para yo salir adelante”
En los últimos 6 años, los mexicanos hemos padecido un brutal proceso
de desensibilización y pérdida de solidaridad, el cual no solamente es causado
por el actuar de los criminales. Las convivencias públicas con militares y policía
militarizada, aunadas a la prensa sensacionalista, han reducido las pláticas coti-
dianas sobre el crimen al guión simplista y prejuicioso de “los buenos contra los
malos”, nublando el criterio y volviendo incuestionable la política del gobierno.
México sangra cada vez más fuerte y ésto en ningún sentido debe serle
indiferente a la Universidad. Más aún, ésta debe refrendar su compromiso social
y ser una institución participativa y solidaria con las causas populares, debe servir
a la sociedad y no servirse de ella. Una Universidad que es apática y que guarda
silencio ante las problemáticas sociales vigentes traiciona su razón de ser, su
esencia, sus principios… es inservible, pues se convierte en una mera fábrica de
mano de obra.
La violencia debe discutirse en la UANL desde todos los enfoques disci-
plinarios posibles para formular críticas sensatas y propuestas efectivas. Debe
debatirse sobre las causas fundamentales de la violencia: la educación, el desem-
pleo, la pobreza, etc. No sólo debe hablarse de las víctimas, sino también de los
favorecidos por el entorno de violencia.
De mantenerse el estado actual de cosas, las muertes de César, Miriam,
Adrián, Luis, Hiram, Fidencio, Diego, Gabriela y Lucila, y las desapariciones de
Roy, José y David seguirán impunes y pasarán a la historia como frías estadísticas
de la “Guerra contra el Narco”… Cuestionemos lo incuestionable.
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Palabras de la Asamblea Estudiantil en FIME (21/01/13) X Lucía (Filosofía)
Nos quieren enterrar, pero se les olvida que
somos semillas.
Sabemos que nada puede ser igual, pero po-
demos conservar las huellas de los otros así
como algunos más pueden conservar nuestras
huellas. Aquello que queda, aquello que car-
gamos en nosotros de los ausentes. Somos las huellas de las voces que se han
ido. Algo que fue, que ha sido, algo que (quizá) sigue siendo. Esa evidencia par-
cial, minúscula, mínima, a veces imperceptible de lo que fue una vida, de lo que
sería si no hubiese sido arrancada.
¿Por qué evocar la ausencia? Porque uno somos todos. Porque no queremos
estar aislados en individuos, porque queremos vivir en plural, en colectivo. La
libertad y el amor, si algún sentido tienen, no podemos entenderlas de otro mo-
do que no sea en comunidad. No es porque somos estudiantes, no es porque
somos jóvenes. Las presencias de hombres, mujeres y niños de toda edad, siguen
convirtiéndose en ausencias, ausencias que no dejaremos caer en el olvido.
Todos estamos aquí y sin saberlo, sostenemos un sistema que cambia de
caras y nombres como camaleón. Pero su derrumbe es inminente y ya podemos
escucharlo; aunque estemos rodeados de asfalto y de cera en los oídos, no que-
remos tener asfalto en los corazones, no queremos evadirnos ni estamos dis-
puestos a olvidar. Escuchamos las huellas, tratamos de comprender qué es lo que
pasa y qué carajo pasó. Nos alcanzó la historia mal contada y censurada, el eco
de la que jamás fue escrita. Aprendemos que la verdad desnuda es una herida,
que nadie nos quitará el dolor, pero de ahí naceremos cada día.
Estamos para que no vuelva a pasar. Hablamos porque las cosas han sido
calladas, porque tenemos la palabra. Éste, éste de aquí, es nuestro mundo. Éste
es nuestro mundo. No el mundo que nos inventa la televisión, los anuncios pa-
norámicos o los políticos. Construimos memoria para no hundirnos en el olvido
que nos quieren imponer. No son y no somos cifras, no son y no somos daños
colaterales. No somos acarreados de nadie. No somos criminales. Y ésta, no es
nuestra guerra.
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El Fenómeno Deportivo y la Nostalgia del Espíritu Perdido X Víctor (Medicina)
Hace algunos días, mientras estaba esperando el camión frente a la Ciudad
Universitaria, me encontré con una escena común pero con la que nunca me
había puesto a reflexionar como lo hice posteriormente esa noche. Y es que des-
pués de ver a decenas de personas, jóvenes en su mayoría, cruzar la avenida
Universidad temerariamente, sin importarles mucho el tráfico a esa hora; con
banderas, mantas, cantos; corriendo, ayudando a otros a cruzar el borde de con-
creto que separa la avenida. Sombra tras sombra que se proyectaban por la luz
de los automóviles detenidos. No pude evitar cuestionarme lo obvio: ¿A dónde
iban esos chavos? ¿Por qué tanta pasión, tanto gozo y euforia? Se dirigían al
partido de fútbol en el Estadio Universitario, iban a apoyar a los Tigres. Y comen-
zando a cavilar un poco, comencé a imaginar una escena similar pero algunas
décadas tiempo atrás (quizá 1970) en esta misma ciudad, en ese mismo sitio sólo
que en lugar de banderas colores azul y amarillo y jerseys oficiales de mil pesos,
ondeaban banderas rojinegras y cantos de consigna contra los administradores
corruptos.
¿En qué momento una abrumadora mayoría de los jóvenes regiomontanos,
a través de los años, dejamos de sentir pasión por nuestro país, amor por nuestra
familia, preocupación por nuestra ciudad? ¿Cuándo perdimos esa identidad como
seres políticos y sociales, como ciudadanos, y cambiamos todo eso por una cami-
seta? ¿Qué beneficios trae consigo idolatrar a un equipo deportivo? Gastar miles
de pesos en boletos, suscripciones y demás parafernalia mercadotécnica, utili-
zando una parte de nuestras quincenas en las celebraciones por la victoria (o
derrota) de éste. ¿Es la sensación de pertenencia? Saberse que uno es parte de
un conjunto masivo de individuos, con los que compartimos sueños, esperanzas y
la misma alegría cuando nuestro equipo vence al otro; sentir que somos parte de
algo que casi asemeja ser una religión (sin muchas obligaciones morales). ¿Por
qué hacerlo, invirtiendo parte de nuestro tiempo únicamente hacia la imagen de
un pequeño grupo de personas, habilidosos definitivamente (aunque en el caso
particular de los Tigres, esto último puesto en duda algunas veces), pero que son
propiedad de una compañía, parte de una marca registrada?, ¿y por qué no
hacerlo, sentirlo, con el desarrollo de nuestro barrio, por ejemplo? Tal vez porque
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sencillamente ya no nos sentimos parte de ello. Perdimos en algún lugar del
tiempo esa noción de pertenencia con la comunidad.
Antaño, los jóvenes Universitarios discutíamos en las aulas, pasillos, en casa
de algún amigo, cafés y parques, sobre la victoria electoral de Salvador Allende,
la situación de Cuba, sobre la guerrilla en Sudamérica, de los caídos en Ciudad
Madera; sentíamos aún rabia y desconsuelo de lo ocurrido en el trágico año de
1968, ignorando ingenuamente que la tragedia se repetiría poco tiempo después.
Leíamos y hablábamos de la política social nacional, comentábamos lecturas
prohibidas como aquel célebre manual de Guevara. Imaginábamos que el cambio
llegaría de un momento a otro.
Ahora entre las discusiones más acaloradas está el tópico sobre cómo va la
liguilla (cambiaron “guerr-” por “ligu-”), de describir maldiciendo esa o aquella
jugada en un partido clave; es saberse de memoria los nombres de los jugadores,
por cuáles equipos ha pasado cierto jugador antes de llegar a su equipo actual, su
ficha técnica. Si eres “tigre” o “rayado”, es uno de los cuestionamientos regiona-
les más comunes en el escueto repertorio de preguntas cuando conoces a una
persona. Ya no te preguntan (o muy rara vez lo hacen) sobre las noticias de la
economía internacional, si conoces la obra de cierto filósofo contemporáneo o
cuál es tu opinión sobre la política de salud estatal. A lo mucho llegan a pregun-
tarte si ya leíste a Paulo Coelho ó 50 sombras de Grey.
Pienso que después de tantos golpes trágicos, desmoralizantes; de la coac-
ción y la brutal represión sistemática, fuimos desvaneciéndonos. Nos dispersa-
mos, individual y colectivamente. Quedamos perdidos entre sí aferrarnos deses-
peradamente a lo que comenzaba a darnos una identidad propia y trascendente
o resignarnos a la inevitable “armonía” que las facciones de poder buscaban
mantener siempre indeterminadamente; y nuestro espíritu permaneció en el
limbo. Para no asfixiarse, éste instintivamente buscó allegarse una que otra bo-
canada de aire, de sentido, que finalmente encontró en distintas partes: el gozo y
prometida paz de la religión, hallando consuelo entre los marginados e incipien-
tes grupos de cristianos protestantes en la ciudad; esto, ya que tenían memoria:
la Iglesia de Roma era parte del conservadurismo que tanto se combatió. Sin
embargo, otros tantos se resignaron amargamente y volvieron al paternal brazo
de la santa iglesia.
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Y la gran mayoría incluyendo a todos los casos anteriores, creo yo, encontró
parte de este sosiego en la exaltación compartida entre miles de personas, estén
o no presentes en el mismo recinto deportivo…en el fútbol soccer.
Como nota final: una pequeñísima minoría de contestatarios, jamás desistió
en la lucha y mantuvo latente su espíritu crítico. Su alma combativa no les permi-
tiría nunca abandonar la resistencia contra el corrupto y decadente sistema;
habrían de permanecer en una pequeña trinchera, compartiéndola quizá, junto a
otros espíritus combativos. Haciéndole frente a un enemigo que se escondía (y
aún lo hace) bajo búnkeres jurídicos, y utiliza bombas de racimo.
El sistema se encargó de que el resto, las masas, se concentraran en los
paliativos comentados antes, y finalmente, de que no se volviera a saber nada de
los subversivos nunca; ni de su carne, ni su espíritu.
Al menos eso se esperaba de lo último…
¡Déjame vivir! X Maye (Psicología)
Cuantas canas verdes no le habré sacado a mamá en aquellos años,
cuando no entendía que yo era joven y reprimía cualquier acto de diversión que
pretendía tener: “¡Pero qué barbaridad! ¿Saldrás con esa falda tan pequeña?
¡Nomás andas provocando chamaca revoltosa! Y se quejan de que les dicen cosas
o las levantan”. Nunca pudimos ponernos de acuerdo, tan diferentes que éramos.
Bueno que más da, ya a mis 34 eso no importa mucho, ojalá no hubiera importa-
do hace 15 años, donde quería hacer tantas cosas, viajar y sentir cuando joven,
ahora soy ‘libre’, tengo que trabajar mucho porque a mi esposo no le alcanza,
mantener a mis 2 hijos y algún día terminar mi carrera inconclusa. Ojalá hubiera
podido sentir cuando joven los placeres de la vida y no esperar a ser ‘mayor y
madura’ para comenzar a vivir y…¡Oh…esperen! Afortunadamente ha sonado el
despertador, hora de despertar de este horrible
sueño y… ¡VIVIR!
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¿Por qué el Rechazo de los Normalistas Rurales a la Re-forma Curricular? X Keka (Neuropsicología)
Ante esta cuestión trato de responder de forma
muy concreta y simple el porqué la resistencia
de los compañeros normalistas ante la tan men-
tada ‘reforma curricular’; para ello aclaremos
primeramente qué es una reforma curricular.
La reforma curricular es una modifica-
ción al plan de estudios de una carrera, por ejemplo, si yo estudio Ingeniería Civil
y ahí llevo ‘Resistencia de Materiales’ como asignatura en ‘x’ semestre, mediante
una reforma curricular se puede quitar, sustituir o mover de semestre tal materia.
Ahora bien podemos pensar ¿por ésto tanto pedo? Es preciso saber que
a nivel de las Normales (en donde las modificaciones a planes dependen de la
SEP del D.F. sin importar la zona donde se encuentren) las reformas se realizan
desde una oficina en un lugar recóndito de la capital (a diferencia de la UANL: si
en su plan hay un regadero, pueden ir a decírselo a su director). De modo que los
brillantes pedagogos de nuestro Distrito Federal dijeron “¿Y si a las Normales les
metemos a huevo de segunda lengua el ‘ingleís’?”, ¡y zas! se hizo la reforma. Y
ustedes dirán “Ah, entonces estos normalistas no quieren aprender ‘ingleís’”.
Pues tampoco, porque imagínense que están estudiando para ser maestros en
una normal rural, entonces irán a dar clases a las zonas rurales, y resulta que
deben aprender inglés en lugar de una lengua indígena que les ayudará en su
formación; es como si a un Lic. en Enseñanza del Inglés le meten náhuatl en su
plan de estudios.
Veamos un poco más allá; no es sólo el decir ‘no queremos llevar inglés’:
los compañeros normalistas piden que se contextualicen las reformas y a la vez
romper el paradigma centralizado; es decir, que se deje de decidir en una ciudad
cómo deben hacer las cosas las demás ciudades. En lugar de que la SEP siga
viendo qué hacen en Finlandia para aplicarlo aquí, voltee a ver qué pasa en Méxi-
co y sus comunidades rurales ajustando sus planes de estudio a ello; saber asi-
mismo que un normalista rural tiene necesidades de herramientas pedagógicas
particulares de acuerdo a su condición y así como se adaptan
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planes de estudio para educación especial, se entienda el contexto de las zonas
no conurbadas.
Frente a estos conflictos pensamos que son muy complicados o se piden
cosas que no se pueden dar, pero debemos voltear a ver como Universitarios las
necesidades de otros compañeros estudiantes que luchan por el derecho de una
educación integral y no agachan la mirada tras una orden de gente que decide
por ellos.
El conflicto actualmente aparece por el arresto entrampado a causa de
la resistencia a esta reforma de parte de los normalistas, que han sido liberados
por faltas de prueba y ya se ha publicado que la segunda lengua de las normales
rurales será indígena o inglés opcional.
¡Luchemos de la mano Normales y Universidades!
A dos manos X Raúl (Sociología)
Es preciso que la palabra cargue, una vez más, sobre su espalda, aquello que es
necesario conservar en este camino que es la historia. Esta acción de transportar
los hechos de un punto inicial a otro punto que habita en lo impredecible es aque-
llo que llamamos memoria. Sea ésta un acto indiscutiblemente humano, que
exige repensar de forma crítica todo lo acontecido en este camino.
Se nos pide despertar cada mañana con una disposición “incuestiona-
ble” a cerrar un ciclo que va del alba al ocaso. Sin embargo, ésta exigencia no
contempla las transgresiones de la historia que superan la cotidianeidad. Omite
la importancia de romper un eterno retorno que es tan violento que nos deja
arrinconados en apenas un pedazo del mundo, seguro en apariencia pero tan
oscuro como la más peligrosa ceguera, como la más confortable caverna. Enton-
ces la palabra con su memoria a cuestas es un destello que debería iluminar nues-
tro sendero.
Para nosotros, que utilizamos indiscriminadamente la palabra en su prosa y
en su poesía, resulta infinitamente doloroso saber de los decesos de aquellos que
la comparten. Es aquí donde la memoria debe mantener con vida la narración de
aquellos caminos trazados, interrumpidos abruptamente, que no deben orientar-
se al horizonte del olvido. Es entonces preciso este diálogo, este crisol de ideas
para que la palabra nos salve de la penumbra, para que la palabra compartida
edifique un futuro en el cual puedan reposar nuestros sueños. Dialoguemos,
pues.
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Sobre la Lucha Estudiantil, la Autonomía y las Tareas
Actuales. (Fragmento)
X Víctor (FIME)
Es bien sabido lo extenso, complicado e importante que ha sido la discu-
sión en torno a la 'autonomía' que desde hace varias décadas se ha suscitado.
Este fue sin duda uno de los importantes temas de discusión de los estudiantes
de las décadas de los años 60's y 70's, discusiones que estaban vinculadas direc-
tamente a luchas concretas, que tuvieron lugar en la Universidad, y en este senti-
do, es que hay que abordar la discusión, retomada desde las necesidades actua-
les del movimiento y la realidad en la que se desarrolla. Sin embargo no podemos
olvidar que esta discusión se ha extendido a extensos sectores del movimiento
social contemporáneo sobre cuestiones tan importantes e interesantes como el
movimiento desarrollado por las comunidades indígenas rebeldes de Chiapas,
Guerrero y Michoacán, por mencionar solo los más conocidos en la actualidad.
Estas experiencias deben conducirnos, en este punto en particular, a
considerar la 'autonomía' (de cualquier movimiento genuinamente democrático)
como un fenómeno más amplio que la mera independencia de los partidos políti-
cos, el Gobierno o cualquier otra institución o resorte de la maquinaria de poder.
Tomando en cuenta este punto, discutamos propiamente el fenómeno de la
'autonomía' desde el punto de vista del estudiantado. Al decir estudiantado refie-
ro, de manera general, tres aspectos característicos de un fenómeno social de
nuestra sociedad moderna:
a) El estudiantado considerado como un amplio sector social abstracto,
es decir, considerado como la suma total e integrada de los elementos concretos
que le componen, esto es, cada una de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes
dedicados a la producción-reproducción de toda la actividad pedagógico-cultural
de nuestra actual sociedad. En este aspecto, el estudiantado es un ente imperso-
nal, indefinido, complejo y dinámico, como toda abstracción teórica y es, al mis-
mo tiempo, un hecho social claramente determinado y particular.
b) El estudiantado considerado como individuo concreto, es decir, el
niño que asiste al pre-escolar, la niña que cursa la primaria, el adolescente secun-
dario y pre-Universitario y la juventud que se apropia de los conocimientos más
profundos de la psicología, la filosofía y el derecho, la juventud Universitaria
propiamente dicha. Este es una persona concreta y particular, es un evento que
se percibe a sí mismo, que se reconoce cómo existencia individual y corresponde
precisamente al individuo concreto cómo el compañero Pepe, Pablo, David, la
compañera Maye, o cualquier estudiante hoy presente y
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c) El estudiante que adquiere conciencia no únicamente individual, sino
social, es el estudiante que constantemente se cuestiona su rol dentro de la so-
ciedad, en el cual caben dos categorías bien diferenciadas entre sí:
1) El estudiante con una conciencia individualista aguda, y con una per-
cepción social extraviada, enclaustrado en su actividad individual concreta; por
ejemplo, el estudiante preocupado principalmente por metamorfosear su carrera
profesional -aquí se habla propiamente del sector estudiantil Universitario- en
una mejor oferta mercantil en el mundo laboral.
Esta categoría de estudiante reduce sus fuerzas a la iniciativa individual,
a la búsqueda de condiciones de vida menos desfavorables a nivel particular, se
arroja atrevido a la búsqueda de la "comodidad" pasiva, a la mutilante actividad
de la profesión impuesta, cuyo único propósito es precisamente perpetuar esas
insignificantes "comodidades": mejores horarios de trabajo, tiempo para el ocio y
la recreación, vacaciones, acceso a ciertas cadenas de servicios y bienes sociales
siempre realizados a medias, siempre cómo promesa vacilante, este es el hori-
zonte de un pequeño grupo que tiene acceso real en esta amplia categoría, los
más terminan frustrados ejerciendo empleos no solamente no Universitarios,
sino mal pagados y sin el prestigio social del licenciado, desempleados, o en tra-
bajos de oficina insoportables y bajo el yugo de la imposición patronal intoleran-
te a la iniciativa creadora.
Por otro lado, están 2) los estudiantes que adquieren conciencia de las posi-
bilidades individuales del sector anterior, y no solamente las realiza y las acepta,
sino que constantemente lucha no ya individualmente, sino que busca la alianza
y la sociedad, inicia y se inicia en la lucha colectiva. Teóricamente, este sector del
estudiantado desarrolla la tendencia hacia la ruptura con el orden de cosas esta-
blecido, y con todo el aparato educacional desarrollado por éste. Este sector no
plantea la estrecha realización de la comodidad individual, sino la transformación
de toda la actividad de esta fracción social, y de la participación consciente y
activa de éste con en el conjunto de la sociedad. La esencia de este sector es el
elemento movilizado, la fuerza rebelde y consciente que sabe combinar la reali-
zación personal-profesional con el compromiso histórico y social activo, es el
estudiante echo hombre y mujer militantes. Este último sector es el que debe
buscar extenderse hasta ser la totalidad del estudiantado.
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