¿es importante y necesario que el ser … · 1.3 diferencias entre la angustia y la desesperación...
Post on 27-Sep-2018
216 Views
Preview:
TRANSCRIPT
SEMINARIO CONCILIAR DE CIUDAD JUÁREZ
¿ES IMPORTANTE Y NECESARIO QUE EL SER HUMANO
EXPERIMENTE LA ANGUSTIA?
BASADO EN EL CONCEPTO DE ANGUSTIA DE SÖREN
KIERKEGAARD.
TESINA FILOSÓFICA
POR: JESÚS IVÁN FLORES ROMERO
ASESOR: CARLOS RODRÍGUEZ GARCÍA
Ciudad Juárez, Chih., México
Mayo 2016
1
The thing is to understand myself,
to see what God really wishes me to do;
the thing is to find a truth which is true for me,
to find the idea for which I can live and die.
(Sören Kierkegaard)
2
ÍNDICE INTRODUCCIÓN. ........................................................................................................................ 4
1. EL CONCEPTO DE LA ANGUSTIA. ...................................................................................... 6
1.1 Diferentes definiciones del concepto angustia. .................................................................... 6
1.1.1 La angustia en la psicología. ......................................................................................... 6
1.1.2 Concepciones filosóficas de la angustia. ....................................................................... 9
1.2 La angustia según Kierkegaard. ......................................................................................... 12
1.2.1 El concepto de la angustia. .......................................................................................... 13
1.2.2 Miedo, dolor y desesperación: diferentes de la angustia. ............................................ 17
1.3 Diferencias entre la angustia y la desesperación en Kierkegaard. ..................................... 18
1.3.1 Desesperación: la enfermedad mortal. ........................................................................ 18
1.3.2 Angustia: la enfermedad no mortal. ............................................................................ 19
2. LA IMPORTANCIA DE LA ANGUSTIA EN LA LEY DE LOS TRES ESTADIOS SEGÚN
KIERKEGAARD. ........................................................................................................................ 21
2.1 Importancia de la angustia en la vida del ser humano. ...................................................... 21
2.2 Estadio estético. ................................................................................................................. 23
2.3 Estadio ético. ...................................................................................................................... 25
2.4 Estadio religioso. ................................................................................................................ 28
3. FALTA DE ANGUSTIA EN LA POSTMODERNIDAD. ..................................................... 31
3.1 Situación de la cultura postmoderna. ................................................................................. 32
3.1.1 Un giro en los valores éticos. ...................................................................................... 34
3.1.2 Actualidad de la religión. ............................................................................................ 37
3.2 Relación entre el cristianismo en Kierkegaard y el postmoderno. ..................................... 39
CONCLUSIONES. ...................................................................................................................... 43
BIBLIOGRAFÍAS ....................................................................................................................... 46
4
Introducción.
¿Es importante la angustia en la vida? Muchas personas dirían que hay que eliminarla,
pues es un sentimiento negativo, y en esta época tales sentimientos, aquellos que no
causan placer, no son algo que quisiéramos experimentar. En la actualidad, el ser
humano ha reducido la angustia únicamente a este aspecto. Es importante pues, que
veamos todo lo que ella abarca, pues no es sólo un sentimiento que te cause dolor o
miedo, o alguna otra cosa similar, sino que es algo que abarca la vida del ser humano en
su totalidad. ¿Cómo lo hace? Eso es lo que tenemos que conocer de ella, para así, una
vez conociendo como es capaz de realizar tal cosa, el hombre pueda aprender a quererla
y dejar de huir de ella.
Debe ser importante para el ser humano la preocupación por formarse en la
angustia y así poder experimentarla, pues es ella la que hará al hombre avanzar en la
vida, es lo que le impide que permanezca encerrado en sí mismo, y evita que se haga
esclavo de lo finito. Según el filósofo danés, Sören Kierkegaard, por medio de la
angustia el hombre será capaz de dejar de ver la vida desde una perspectiva estética, es
decir, un vida en la que sólo importa el sentirse bien, para pasar a ser el hombre moral,
que vive según el deber; después de esto, por la angustia, el hombre tiene la capacidad
de entrar en un ámbito religioso, el único lugar donde puede ser verdaderamente pleno.
Todo ser humano busca la plenitud, tiene ese deseo de alcanzar la felicidad. Pero
en la actualidad, debido a los grandes cambios que el mundo enfrenta, lograr este
cometido es algo verdaderamente difícil. La cultura de hoy nos invita, cada vez más, a
5
dejar a un lado la religión, y por lo mismo, los valores humanos empiezan a cambiar. El
hombre actual busca las salidas más sencillas, confundiendo lo que significa realizarse
plenamente con un simple sentirse bien, pues se ha conformado con lo último.
En este trabajo se pretende analizar el concepto de angustia para ver la
importancia que tiene en la vida de la persona, y hacer una reflexión sobre su situación
en el ambiente postmoderno, sobre su experiencia con la angustia, tomando como base
algunas obras del danés Sören Kierkegaard, principalmente en El concepto de la
angustia, pues en ella el autor realiza grandes aportaciones para poder comprender mejor
este tema.
En el primer capítulo se busca aclarar los conceptos, dar a entender a qué se
refiere Kierkegaard con la angustia, y evitar así confundirla con algunos otros
conceptos, de igual manera ver la influencia que éste ha tenido. En el segundo capítulo
se trata la importancia que tiene la angustia en la vida del hombre, y observar como en
cada etapa está presente. El hombre puede vivir de las tres formas antes mencionadas
(estética, ética y religiosamente), y dependiendo de cómo experimente la angustia va a
vivir. Por último, el tercer capítulo es una descripción de la cultura actual, la cultura
postmoderna, los grandes cambios que ha enfrentado, principalmente en el campo de lo
ético y lo religioso, dándole una relevancia al cristianismo, pues es la fe que profesaba
Kierkegaard; se hace ver en este capítulo la ausencia de la angustia en la sociedad.
6
1. El concepto de la angustia.
Para poder hablar acerca de la necesidad de la angustia en la vida del hombre, es
importante que quede claro a lo que me refiero con ella en este trabajo. Hay muchas
formas en las que el hombre puede decir que la experimenta, y lo que para uno pueda ser
una gran angustia, tal vez para otro hombre sea algo mínimo, de lo cual ni hay que
preocuparse. Por eso, se debe empezar con la definición de dicho concepto, para no caer
en equívocos a la hora de hablar de ella.
1.1 Diferentes definiciones del concepto angustia.
El término angustia, principalmente, se encuentra en un ámbito psicológico. Se refiere a
ella como un estado de la mente del cual la Psicología debe ocuparse. Por lo tanto, es
importante que antes de hablar de ella en el ámbito filosófico (o más específicamente
aún, según Kierkegaard), se revise en su estudio psicológico: ¿qué es la angustia para la
psicología?
De igual manera, es importante ver lo que la filosofía ha aportado a la angustia.
Pues bien, aunque sea un concepto no muy tratado, no sólo Kierkegaard ha hablado
acerca de ella, sino que otros filósofos reconocidos también han tratado el tema. ¿Qué
tiene que decir la filosofía en relación a la angustia?
1.1.1 La angustia en la psicología.
Una definición que se hace de la angustia es la siguiente: «sentimiento vital asociado a
situaciones apuradas, a tensiones psíquicas, a desesperación, que presenta la
7
característica de pérdida de la capacidad de dirigir voluntaria y razonablemente la
personalidad»1. Un ejemplo sencillo de esto podría ser cuando un niño se separa de su
mamá en algún centro comercial, el niño llega a desesperarse, no sabe qué hacer y sólo
comienza a llorar, sin reaccionar, de igual manera la madre, puede ponerse a gritar y a
buscar por todo lugar, sin darse un tiempo para pensar tranquilamente. No actúan como
normalmente lo harían. «El sujeto advierte que poco a poco pierde el dominio de sí
mismo o que se está desmoronando»2.
La angustia, en este ámbito, está también relacionada con los conceptos de estrés
y ansiedad. Tales estados de la mente, para la psicología, no tienen que ser graves del
todo, depende siempre del grado en que se experimenten. Se habla pues de que un poco
de estrés puede ser siempre bueno, ya que no siempre se debe a experiencias dolorosas.
La ansiedad «la podemos definir como un estado caracterizado por sentimientos de
aprensión, incertidumbre o tensión surgidas de la anticipación de una amenaza, real o
imaginaria»3. Se puede decir que hay un estrés y una ansiedad normal, es decir, toda
persona puede pasar por algún momento de estrés o ansiedad en su vida, sin que sea
catalogado como una enfermedad. Pero existe también aquel llamado neurótico,
principalmente en la ansiedad. «No se considera neurótica a menos que sea
desproporcionada al peligro que la provoca, o continúe incluso después que el peligro
haya pasado»4.
1 DORSCH, FRIEDRICH, Diccionario de Psicología, Herder, Barcelona 1981, p. 51.
2 AA. VV., Psicología, Interamericana, México 1983, p. 330.
3 PAPALIA, DIANA- WENDKOS, SALLY, Psicología, McGraw-Hill, México 1987, p. 369.
4 Ibíd., p. 39.
8
Cuando se habla acerca de la ansiedad neurótica entra más notablemente la
angustia, pues las crisis de angustia son algunos de los trastornos causados por la
ansiedad. Tales crisis «están caracterizadas por ataques reiterativos de terror ante un
destino sin nombre y sin forma»5. La razón por la que surgen dichos ataques se debe, en
algunas ocasiones, a actividades concretas. Aunque también pueden darse los ataques de
una forma impredecible, sin tener alguna razón en concreto. Quienes experimentan estas
crisis de angustia pueden tener los siguientes síntomas: «incapacidad para relajarse,
sentimientos constantes de inquietud o excitación, tensión muscular, ritmo cardiaco
rápido o golpeteo del corazón, temor acerca del futuro, hipervigilancia y dificultades
para dormir»6.
La corriente del psicoanálisis también habla sobre la angustia, y expresa lo
siguiente:
es un concepto central y significa en todos los casos miedo a la separación; en el
lactante, la separación del pezón materno; en el complejo de Edipo, miedo a la
castración, etc. El miedo a la separación es, según Freud, la base de todas las situaciones
de angustia7.
En el psicoanálisis también se observa la identificación que se hace de la angustia con
los trastornos de ansiedad y asimismo con la neurosis, pues se realizó una teoría
fundamental de la neurosis, y se clasifica según distintos elementos, como la duración y
la intensidad con que se tiene tal conflicto y según el modo en que se elabora. La
neurosis, puede no solamente hacer a la persona incapaz de llevar a sus actividades
5 Ibíd., p. 554.
6 MORRIS, CHARLES, Psicología, Pearson, México 1997
9, p. 531.
7 DORSCH, FRIEDRICH, Diccionario de Psicología, op. cit., p. 51.
9
normalmente, como lo hace la angustia, sino que puede causar daños más graves de
desajuste en la conducta, y cuando alguien experimenta esa forma extrema de daño es a
quien muchas veces se le da el nombre despectivo de loco o demente8.
1.1.2 Concepciones filosóficas de la angustia.
La angustia no es un tema muy común en la filosofía, pues son pocos los autores
conocidos que hablaron de ella. Es, sin duda, el filósofo danés, Sören Kierkegaard, quien
habló de ella de una forma diferente, debido a que le dio un giro a lo que normalmente
se dice sobre ella; y no sólo lo hizo en su obra El concepto de la angustia, sino que se ve
reflejado en varias de sus obras. Pero antes de hablar acerca de la angustia según
Kierkegaard, de la cual trata este trabajo, considero importante ver qué otros autores han
hablado de ella y con qué sentido.
El término de angustia va a destacar en la filosofía existencial. Aunque
Kierkegaard no perteneció a la corriente existencialista del siglo XX, sí tuvo un gran
influjo en dicha corriente. El existencialismo contemporáneo
se propuso explícitamente una especie de Kierkegaard-Renaissance, colocando en un
primer plano dentro del escenario filosófico el pensamiento de aquel solitario filosofo
que fue Sören Aabye Kierkegaard, nacido y crecido dentro del limitado ambiente
cultural de la Dinamarca de su época9.
Algunos de los filósofos que mencionan a la angustia en sus obras son Martin
Heidegger, Karl Jaspers y Jean-Paul Sartre.
8 Cfr. AA. VV., Psicología, op. cit., p. 330.
9 REALE, GIOVANNI- ANTISERI, DARIO, Historia del pensamiento filosófico y científico. Del romanticismo
hasta hoy, Tomo III, Herder, Barcelona 20023, p. 217.
10
Martin Heidegger no se consideraba a sí mismo un existencialista, pues el interés de su
obra nunca fue, primeramente, la existencia, sino el ser10
. Aun así, considero importante
mencionarlo, pues hace un gran aporte, ya que la fenomenología, de la cual parte, se
puede considerar como la raíz más próxima al existencialismo. Heidegger, es pues, el
paso de la fenomenología al existencialismo.
En su obra magna, Ser y tiempo, Heidegger habla sobre la temporalidad del ser, y
es cuando habla acerca del ser para la muerte donde podemos apreciar su relación con la
angustia:
la angustia ante la muerte es angustia ante el poder ser más peculiar, irreferente e
irrebasable. El “ante qué” de esta angustia es el “ser en el mundo” mismo. El “por qué”
de esta angustia es el “poder ser” del “ser ahí” absolutamente. No hay que confundir con
el temor de dejar vivir la angustia ante la muerte. Éste no es un sentimiento cualquiera y
accidental de debilidad del individuo, sino, en cuanto fundamental encontrarse del “ser
ahí”11
.
Para Heidegger el hombre es el ser ahí (dasein), es decir, que tiene la posibilidad de ser.
Hay una gran cantidad de objetivos que el hombre puede elegir, puede ser arquitecto o
ingeniero, puede elegir o no entre varias posibilidades, pero hay una posibilidad a la que
no puede rehuir: la muerte. Heidegger llama al hombre ser relativamente a la muerte.
Para que el hombre tenga una existencia auténtica debe aceptar esta realidad, esta
posibilidad de la cual no puede escapar. Aquel hombre que no acepta tal posibilidad
transforma la angustia en miedo: se presenta (la angustia) «como una debilidad que un
10
Cfr. VATTIMO, GIANNI, Introducción a Heidegger, Gedisa, Barcelona 20003, p. 7.
11 HEIDEGGER, MARTIN, El ser y el tiempo, Fondo de Cultura Económica, México 1974
2, p. 274.
11
“estar ahí” seguro de sí mismo no debería conocer»12
. Por lo tanto, para él, la angustia es
un sentimiento fundamental para que el ser ahí tenga una existencia auténtica.
Otro filósofo que abordó el tema de la angustia fue el alemán Karl Jaspers,
considerado como el mayor exponente del existencialismo en su país. Jaspers se dedica
primeramente a la medicina, después se interesa en la psiquiatría y psicología, y es esta
la que lo va a llevar a la filosofía, aunque desde joven ya se sentía atraído por ella. «En
1914 conoció las obras de Kierkegaard, que fueron la ocasión para su despertar
definitivo a una filosofía como reflexión consciente y metódica sobre el problema de la
existencia individual, que tanto le venía preocupando»13
.
Jaspers, en su pensar de la existencia, habla acerca de unas situaciones en las que
se encuentra el hombre. Hay situaciones que pueden modificarse o evitarse, pero
menciona unas llamadas situaciones-límite, de las cuales el hombre no puede huir, tales
situaciones son: la muerte, el sufrimiento, la lucha y la culpa14
. Semejante a Heidegger,
Jaspers ve la importancia de que el hombre se haga consciente de la realidad de estas
situaciones-límite para que su existencia alcance su cumplimiento, y menciona cómo no
debe dejarse nunca dominar por las actitudes de la angustia, que aunque sea necesario
sentirla, no debe el hombre quedarse olvidado en tales sentimientos, pues esto le
impediría su realización.
12
REALE, GIOVANNI- ANTISERI, DARIO, Historia del pensamiento…, op. cit., p.523. 13
URDÁNOZ, TEÓFILO, Historia de la filosofía. Siglo XX: De Bergson al final del existencialismo, Vol.
VI, BAC, Madrid 2005, p. 583. 14
Cfr. Ibíd., pp. 610-611.
12
Jean-Paul Sartre, es otro de aquellos que han abordado el tema de la angustia. En
una de sus grandes obras, El ser y la nada, Sartre muestra la diferencia que hay entre la
conciencia (el hombre) y las cosas del mundo. Identifica el mundo como el en sí, y a la
conciencia como el para sí: mientras las cosas están ya hechas y acabadas, la conciencia,
el hombre, es un proyecto y tiene la libertad de elegir lo que él quiera ser. Dice que el
hombre está condenado a ser libre, es decir, no puede escoger no ser libre15
. Es en el
tema de la libertad donde podemos encontrar el sentimiento de la angustia. «La libertad
que se manifiesta por la angustia se caracteriza por una obligación perpetuamente
renovada de rehacer el Yo que designa al ser libre»16
.
1.2 La angustia según Kierkegaard.
Como ya se mencionó anteriormente, fue el filósofo Sören Kierkegaard quien le dio un
giro al concepto de angustia. Antes de desarrollar tal concepto considero necesario
hablar un poco a cerca de la vida y el contexto de dicho filósofo, pues para entender
mejor su pensamiento es importante conocer el ambiente que lo rodeaba y qué fue lo que
influyó en su forma de pensar.
Kierkegaard nace en 1813 en Copenhague, capital de Dinamarca. Exceptuando
unas pocas veces que estuvo en Berlín, pasó toda su vida en su ciudad natal. Se
consideraba así mismo como un gran autor, y estaba seguro de que en un futuro lo
reconocerían. En una ocasión Kierkegaard habla sobre las personalidades destacadas de
su época, y cuando le toca hablar de sí mismo, expresa lo siguiente:
15
REALE, GIOVANNI- ANTISERI, DARIO, Historia del pensamiento…, op. cit., p. 539. 16
SARTRE, JEAN-PAUL, El ser y la nada, Losada, Buenos Aires 2013, p. 81.
13
A decir verdad, qué país no se consideraría feliz de contar con un autor como yo, en
especial cuando ese país es tan pequeño como Dinamarca y, cuando, sin duda, no
volverá a tener otro de mi talla17
.
Él considera no haber tenido una infancia, pues desde pequeño su padre lo introducía en
sus pláticas de filosofía y le hizo tener una imagen dura sobre el pecado. Su
pensamiento, y la mayor parte de sus obras, se van a ver marcadas por tres situaciones
conflictivas en concreto: la relación con su padre, su noviazgo con Regina Olsen, y la
relación con la iglesia danesa18
.
En la filosofía existencialista del siglo XX, como ya se dijo, se encuentra la
influencia de Kierkegaard: si la fenomenología es la raíz más próxima a dicha corriente,
Kierkegaard es la raíz más remota. El filósofo danés vio importante la necesidad de
centrarse en la existencia, pues filosofías anteriores (en especial la de Hegel) trataban de
abarcar todo en un sistema, olvidándose de lo que en realidad importaba: el individuo en
concreto19
.
1.2.1 El concepto de la angustia.
Cuando se habló sobre la angustia en el ámbito psicológico, se observó cómo ella era
muchas veces causada por algún evento concreto, se relacionaba la angustia con algo del
pasado. En su obra El concepto de la angustia, Kierkegaard nos dice que el hombre no
siente la angustia por algo externo, sino que el hombre mismo es la fuente de la angustia.
17
KIERKEGAARD, SÖREN, Temor y Temblor, Alianza, Madrid 20142, p. 24.
18 Cfr. COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán de Kant a Heidegger. El postidealismo: Kierkegaard,
Feurebach, Marx, Nietzsche, Dilthey, Husserl, Scheler, Heidegger, Tomo III, Herder, Barcelona 20022,
pp. 28-29. 19
Cfr. BEUCHOT, MAURICIO, Grandes figuras de la filosofía moderna, San Pablo, México 2013, p. 190.
14
Para poder entender mejor esto, el autor lo explica por medio de dos estructuras
fundamentales del ser humano: la posibilidad y la libertad.
Para Kierkegaard, el modo de ser de la existencia no es la realidad ni la
necesidad, sino la posibilidad, pues el hombre tiene la libertad de elegir ser20
. La
existencia es posibilidad, y por lo tanto, angustia: «la angustia es la realidad de la
libertad en cuanto posibilidad frente a la posibilidad»21
, es decir, al conocer el hombre la
libertad siente una angustia, pues sabe que tiene que elegir, que no está determinado, y
que esa elección afectara su vida de una forma u otra.
Al hablar sobre la posibilidad y la libertad, se debe tener en cuenta también la
temporalidad. Kierkegaard señala que la angustia está relacionada con el futuro:
Lo posible corresponde por completo al futuro. Lo posible es para la libertad lo futuro, y
lo futuro es para el tiempo lo posible. A ambas cosas corresponde en la vida individual
la angustia. De ahí que con un lenguaje exacto y correcto se enlace la angustia con el
futuro. A veces, desde luego, solemos decir que nos angustiamos del pasado. Esto parece
que contradice lo anterior. Pero si se mira mejor, veremos que al hablar así lo único que
hacemos es enfocar de uno u otro modo el futuro. Porque para que el pasado me cause
angustia es necesario que esté en una relación de posibilidad conmigo22
.
El hombre no siente angustia por las cosas que pasen en el futuro, sino que siente
angustia al ver toda su persona involucrada en lo que va a ocurrir, y el pasado solamente
va a causar angustia cuando ese hecho pueda seguir afectando a la persona en un futuro.
Se puede ver cómo la angustia afecta a la vida del hombre, pero aún queda la
pregunta de la aparición de la angustia en el hombre. Para poder explicar dicha
20
Cfr. REALE, GIOVANNI- ANTISERI, DARIO, Historia del pensamiento…, op. cit., p. 227. 21
KIERKEGAARD, SÖREN, El concepto de la angustia, Alianza, Madrid 2007, p. 87. 22
Ibíd., pp. 167-168.
15
aparición, Kierkegaard habla acerca del espíritu. El hombre es una síntesis de alma y
cuerpo, y estos dos elementos tienen su relación en un tercero para que pueda existir tal
síntesis. Este tercer elemento es el espíritu23
. Es gracias al espíritu que se puede
comprender el surgimiento de la angustia.
El espíritu es en cierto modo un poder hostil, puesto que continuamente perturba la
relación entre el alma y el cuerpo. Esta relación, desde luego, es subsistente, pero en
realidad no alcanza la subsistencia sino en cuanto el espíritu se la confiere. Por otra
parte, el espíritu es un poder amigo, ya que cabalmente quiere constituir la relación.
Ahora salta la pregunta: ¿Cuál es la relación del hombre con este poder ambiguo?
¿Cómo se relaciona el espíritu consigo mismo y con su condición? Respuesta: esta
relación es la de la angustia24
.
Es la angustia la que le causa al hombre estos conflictos, el hombre no puede aferrarse a
sí mismo, pero tampoco puede librarse de sí mismo, y al mismo tiempo que quiere dejar
la angustia que siente, no puede hacerlo porque la ama, pero no la ama propiamente
porque le huye25
. Se encuentra aquí el hombre en un estado de inocencia.
Se está en un estado de inocencia, porque esta angustia que siente no es movida
por la culpa, sino que surge de la nada. «La angustia que hay en la inocencia no es, por
lo pronto, ninguna culpa; y, además, no es ninguna carga pesada, ni ningún sufrimiento
que no pueda conciliarse con la felicidad propia de la inocencia»26
. Es en los niños
donde se puede ver un ejemplo de esto, pues en su inocencia el espíritu se halla como
soñando, no es consciente de muchas cosas, y la única angustia que es capaz de sentir es
acerca de las travesuras que puede hacer. El hombre que se encuentra en la inocencia
siente la angustiosa posibilidad de poder, y es este sentimiento lo que lo lleva a sentirse
23
Cfr. Ibíd., p. 90. 24
Ibíd., p.90. 25
Ibíd., p. 91. 26
Ibíd., p. 88.
16
culpable cuando no lo es, «porque no fue él mismo, sino que fue la angustia, es decir, un
poder extraño el que hizo presa en él»27
.
Además de la angustia que se da en un estado de inocencia, esta aquella cuyo
objeto es la culpa. «La culpa es un poder que se expande por todas partes y que, sin
embargo, nadie es capaz de comprender en su sentido más profundo, a pesar de que ese
poder envuelve a la existencia misma»28
. Esta angustia habita normalmente en el
religioso, pues todo espíritu finito que quiera volver hacia Dios, y no solo a sí mismo,
terminara siempre sintiéndose culpable. Una persona con grandes talentos, un genio,
dice Kierkegaard, busca siempre volver a sí mismo, se interioriza, y cuando este genio
busca también a Dios encontrara la culpa, y entre más genio más grande será esa culpa29
.
Cuando el genio se interioriza es capaz de descubrir la libertad, y no una libertad
cualquiera en la que elige ser alguna u otra cosa, sino aquella en la que se da cuenta que
él es libertad. La libertad y la culpa solo existen como posibilidades, pero cuando se fija
la mirada en la libertad, aparecerá también la culpa. «El genio solamente teme la culpa,
pues esta es lo único que le puede robar la libertad»30
. La relación que existe entre la
libertad y la culpa es la angustia. Al reconocer el hombre la libertad siente esa angustia
de hacerse culpable, y es lo que más teme, porque una vez que se haga culpable, la
libertad regresará en forma de arrepentimiento.
27
Ibíd., p.89. 28
Ibíd., 188. 29
Cfr. Ibíd., 193. 30
Ibíd., p. 195.
17
La angustia se engendra, pues, de la nada. En el estado de inocencia hay paz y
reposo, pero al mismo tiempo existe otra cosa, algo que no es guerra ni combate, pues en
este estado no hay contra que luchar. Lo que hay es nada, y la nada engendra la
angustia31
. Es el sentimiento de la angustia lo que aparece en la vida del hombre para
poder hacerlo avanzar y elegir, por lo cual, también se ve como es la angustia la relación
que existe entre la posibilidad de la libertad y la culpa.
1.2.2 Miedo, dolor y desesperación: diferentes de la angustia.
Muchos pueden utilizar los conceptos de miedo, dolor y desesperación, y algunos otros,
como algo semejante. Kierkegaard no lo hace. Distingue claramente todos estos
conceptos del de angustia, y también hay cierta distinción entre ellos, más propiamente
del concepto de desesperación.
El miedo y el dolor se deben a un objeto en concreto. El miedo, a diferencia de la
angustia, «surge ante el peligro o la amenaza de perder un bien particular y concreto»32
.
Cuando el hombre siente miedo sabe a qué se debe, y que la razón causante es externa a
él, y, de una u otra forma, sabe cómo combatirlo. No pasa lo mismo con la angustia,
pues en esta, como ya se decía, surge desde el hombre mismo, y no es capaz de huirle.
Lo mismo pasa con el dolor, ya sea un dolor físico o espiritual.
Kierkegaard elabora un trabajo semejante al de la angustia con la desesperación,
siendo ella, si se puede decir así, lo contrario a la angustia. Es algo que afecta también la
vida del hombre, pero lo hace de una forma diferente. El filósofo danés identifica a la
31
Cfr. Ibíd., p. 87. 32
COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán… op. cit., p. 69.
18
angustia con la enfermedad no mortal, ya que esta no te lleva a la muerte, mientras que
la desesperación es ya la enfermedad mortal. En el siguiente apartado se detallará más a
qué se refiere Kierkegaard con esto.
1.3 Diferencias entre la angustia y la desesperación en Kierkegaard.
El hombre debe aprender a angustiarse. Kierkegaard señala claramente como aquel que
no es educado en la posibilidad no podrá nunca angustiarse de verdad, o en un extremo,
puede caer en una angustia total que no llevará al hombre a ninguna parte, sucumbirá en
la desesperación. El hombre «estará perdido, desde luego, si al comienzo de su
educación característica llega a entender mal la angustia, de tal forma que ésta no le
conduzca a la fe, sino que le aparte de ella»33
. Por esta razón es que Kierkegaard
distingue entre desesperación y angustia, la primera la enfermedad mortal, y la otra la no
mortal.
1.3.1 Desesperación: la enfermedad mortal.
Hay que entenderse a lo qué se refiere Kierkegaard al decir que la desesperación es la
enfermedad mortal. Cuando se habla de “enfermedades mortales” uno entiende
normalmente aquellas enfermedades que dañan al cuerpo y causan la muerte biológica.
Pero la enfermedad mortal de la que habla Kierkegaard va más allá de esto, porque es
bien sabido que todo hombre en algún momento va a experimentar la muerte biológica,
ya sea por una enfermedad o por alguna otra causa. Pero lo que hace la desesperación va
aún más lejos, pues aunque el hombre tenga vida biológica, si ha sucumbido en la
33
KIERKEGAARD, SÖREN, El concepto…, op. cit., p. 275.
19
desesperación, se puede decir que ya está muerto, pues esta enfermedad no lo llevara a
ninguna parte. «Es una enfermedad incurable porque carece de esperanza»34
. Quien ha
perdido toda esperanza ya no va a ningún lado, aunque en la realidad parezca lo
contrario, en verdad ya ha dejado de vivir. «Una enfermedad mortal, en sentido estricto,
quiere decir un mal que termina en la muerte, sin nada más después de ella. Y esto es la
desesperación»35
.
La desesperación se identifica con el pecado, pues quien se queda en la
desesperación se ha alejado ya de Dios. Kierkegaard da una definición de pecado, en la
que se puede ver las razones por las cuales uno desespera. Dice que el pecado es la
desesperación en la cual no se quiere ser uno mismo, o la desesperación de querer ser sí
mismo de una forma radical36
. El hombre no puede estar en estos dos extremos, pues
como se había dicho, es una síntesis, una síntesis de cuerpo y alma, de finitud e
infinitud; y al desviarse por uno u otro, está huyendo de la angustia, que es lo que puede
conducirlo a la Providencia, a Dios37
.
1.3.2 Angustia: la enfermedad no mortal.
Es, por lo tanto, la angustia, la enfermedad no mortal, porque ella no lleva a la muerte,
no termina en sufrimiento ni en dolor, sino que conduce a la fe. Esto puede parecer
inconcebible para algunos, para aquellos que se jactan de no haberse angustiado nunca,
pero lo que pasa es que estas personas no han sido educadas en la posibilidad, en la
34
KIERKEGAARD, SÖREN, La enfermedad mortal, Guadarrama, Madrid 1969, p. 47. 35
ÍDEM, Tratado de la desesperación, Grupo Editorial Tomo, México 20133, p 29.
36 Cfr. Ibíd., p.140.
37 Cfr. KIERKEGAARD, SÖREN, El concepto…, op. cit., p. 280.
20
angustia, y al no hacerlo conducen su vida a la ruina. Pero «quien haya aprendido a
angustiarse de la debida forma ha alcanzado el saber supremo»38
.
Se puede apreciar ya la importancia que tiene la angustia en el hombre, pues ella
lo salva de la muerte. No se trata pues, de un concepto que cause dolor o algún otro
sentimiento negativo, es verdad que ella muchas veces va a llevar a la persona a
situaciones conflictivas, y que la va hacer tomar decisiones que marcaran su existencia
por completo, y esto puede ser difícil. Pero este es el trabajo de la angustia, hacer
consiente al hombre de que cualquier posibilidad puede afectarle enteramente. «Tanto
más perfecto será el hombre cuanto mayor sea la profundidad de su angustia»39
. Es la
angustia lo que mueve al hombre, lo que lo conduce a la fe, «y la fe encuentra su
manifestación más acabada y propia en la religión»40
.
38
Ibíd., p. 269. 39
Ibíd., p. 269. 40
BEUCHOT, MAURICIO, Grandes figuras…, op. cit., p. 192.
21
2. La importancia de la angustia en la ley de los tres estadios según kierkegaard.
Para Kierkegaard, la angustia es un elemento importante en la vida del hombre, pues
está siempre presente en ella, y como se mencionó anteriormente: es lo que lo hace
avanzar, aquello por lo cual el ser humano pueda realizarse plenamente. El filósofo
danés habla sobre diferentes etapas por las cuales el hombre pasa a lo largo de su vida
para que pueda llegar a su realización. Lo que busca en esta realización es llegar a ser
individuo, pues el individuo, que es una de las categorías básicas en la filosofía de
Kierkegaard, designa
al hombre concreto en toda la dignidad de su ser personal, de sujeto responsable de sus
actos, de persona dotada de un destino intransferible e irrepetible, que le distingue de
todas las demás personas y confiere a su existencia el sello de lo absoluto41
.
Las etapas por las cuales el hombre se va desarrollando en la búsqueda de su realización,
son los famosos tres estadios que ha desarrollado: estadio estético, ético y religioso42
.
Siendo el religioso aquel estadio donde llega a la verdadera plenitud.
2.1 Importancia de la angustia en la vida del ser humano.
Primeramente, debe de asegurarse la importancia que tiene la angustia en la vida del ser
humano en todo momento, no es algo que se dé únicamente en ciertas etapas de la vida.
Se puede ver que desde el momento de su nacimiento el ser humano experimenta la
angustia:
Constituye una difícil lucha, a través de un medio hostil, hacer frente a las demandas
para realizar los trabajos básicos que hasta ahora habían hecho por nosotros (comer,
respirar, defecar), adaptarse a un clima variable, seguir adelante entre una multitud de
extraños, aprendiendo a distinguir a los amigos de los enemigos, manifestar las
41
COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán… op. cit., p. 59. 42
Cfr. Ibíd., p. 61.
22
necesidades, y que éstas sean atendidas, hacer la cosa más conveniente en el momento
justo. Esto es la transición que ha tenido lugar al salir del seno materno para pasar a un
mundo desconocido43
.
Algunos pueden decir que el hombre únicamente experimenta la angustia cuando se ha
formado una conciencia madura, solo alguien que hace uso de su razón es capaz de
experimentar estos momentos. Pero como ya se mencionó, el ser humano desde su
nacimiento se ve sumergido en la angustia, y aunque no lo perciba inmediatamente, toda
su niñez se ve llena de momentos que lo van a educar en ella.
Es durante la niñez y la juventud que el hombre se va educando en la posibilidad
y en la angustia. En estas etapas, normalmente, el hombre aun no reconoce del todo su
libertad, no se da cuenta de todas las posibilidades a las que está abierto, por lo cual no
siempre se toman decisiones que marcaran la vida, y cuando se hacen, muchas veces no
son conscientes. Pero cuando se está ya entrando en una madurez, se ve el resultado de
su educación. El hombre que durante su educación nunca comprendió lo que en realidad
era la angustia, no llegara nunca a su realización, sino que al contrario, huira de lo único
que lo hace capaz de alcanzarla: la fe44
.
Cuando no se entendió correctamente la angustia, se corre el riesgo de quedarse
en el estadio estético, viviendo solo de desesperación, y difícilmente podrá continuar
hacia el estadio religioso, que es donde el hombre alcanza su plenitud. De ahí la
importancia que tiene la angustia en la vida del hombre y su correcto entendimiento. Si
el hombre a lo largo de su vida se educa en la angustia y busca su realización, es decir,
43
PAPALIA, DIANA- WENDKOS, SALLY, Psicología, op. cit., p. 418. 44
Cfr. KIERKEGAARD, SÖREN, El concepto…, op. cit., p. 275.
23
llegar a ser individuo, la pregunta que surge es ¿cómo llega el hombre a ser individuo?
La respuesta está en los tres estadios, pues conforme avanza en ellos se hace cada vez
más consciente de su ser como individuo.
2.2 Estadio estético.
El primer estadio que desarrolla Kierkegaard es el estadio estético. En su obra O lo uno
o lo otro, el danés hace notar la vida de los hombres pertenecientes al estadio estético y
un avance hacia el estadio ético. Por estadio estético entiende aquella vida en la que el
hombre se preocupa por lo placentero e inmediato. Se puede identificar fácilmente este
estadio con lo que proponía Epicuro, antiguo filósofo griego, que decía que para
alcanzar la verdadera felicidad hay que preocuparse únicamente por uno mismo,
evitando siempre el sentimiento de dolor y perturbación, pues esto no le da paz mental al
hombre45
.
Kierkegaard ve el estado estético desde diferentes puntos de vista. Primeramente
están aquellos, similares a Epicuro, en los que el hombre se preocupa solamente por
satisfacer sus placeres, se basa en la impresión sensible. Pero este estadio estético puede
también ser un hombre que no ve únicamente lo inmediato, alguien desobligado y
vulgar, sino que es también una persona reflexiva e inteligente, como es el Don Juan de
su obra Diario de un seductor, no es un seductor que seduzca únicamente por lo
corpóreo y placentero, sino que utiliza su ingenio para engañar, parece ser alguien
espiritual pero al final vuelve siempre a sí mismo.
45
Cfr. REALE, GIOVANNI- ANTISERI, DARIO, Historia del pensamiento filosófico y científico. Antigüedad y
Edad Media, Tomo I, Herder, Barcelona 20023, p. 213.
24
Por eso, el estadio estético nunca va conducir al hombre a su realización, a su
reconocerse como individuo, porque no es capaz de ver en este estadio su dignidad. La
felicidad que se siente en este estadio no es verdadera, pues en el momento que no se
sienta placer se sentirá desdichado, y es imposible que el hombre elimine del todo el
dolor y el sufrimiento de su vida. Es un ser egoísta, que al querer verse nada más así
mismo se pierde, pues está buscando realizarse fuera de sí. La persona que busca su
plenitud fuera de sí en realidad es infeliz, no importa cuanto pueda sonreír. «The
unhappy person is one who has his ideal, the content of his life, the fullness of his
consciousness, the essence of his being, in some manner outside of himself»46
.
Pero, si el estadio estético no conduce a la felicidad, a la realización, ¿a dónde
lleva pues al hombre? Al fracaso. Toda aquella persona que se quede en este estadio,
está destinada a fracasar, no encontrara nunca la paz que tanto busca fuera de sí; y más
fuertemente aun, dice Kierkegaard, que esta persona será llevada a la desesperación. «So
it appears that every aesthetic view of life is despair, and that everyone who lives
aesthetically is in despair, whether he knows it or not»47
. La desesperación, como ya se
había mencionado, es la enfermedad mortal, el hombre se quedara encerrado en este
estadio y nunca llegara a reconocerse como individuo.
46
KIERKEGAARD, SÖREN, Either/or, Vol. I, Anchor Books, New York 1959, p. 220. «La persona infeliz es
aquella que tiene su ideal, el contento de su vida, la plenitud de su consciencia, la esencia de su ser, en
alguna manera fuera de sí mismo». La traducción es mía. 47
ÍDEM, Either/or, Vol. II, Anchor Books, New York 1959, p. 197. «Tal parece que cada punto de vista
estético de la vida es la desesperación, y que todo el que viva estéticamente está en desesperación, ya sea
que lo sepa o no». La traducción es mía.
25
El consejo que Kierkegaard hace a quien se encuentra en este estadio es que
desespere, pero que se haga consciente de su desesperación, porque si no lo hace no
podrá salir de ahí. Tiene que desesperar de verdad, el esteta es un desesperado, pero
debe elegir esta desesperación, y al momento de elegirla se elige nuevamente así mismo,
ya no elige lo inmediato, lo placentero, sino que elige su ser, y en este momento, en esta
elección, se ve presente la angustia, pues el hombre ha dejado de ser algo, un esteta, para
cambiar su vida en algo más. Está dando paso al estadio ético48
.
2.3 Estadio ético.
Debido a la elección que el hombre hace, al elegirse nuevamente a él mismo, se adentra
al estadio ético. Ya no le satisface lo inmediato, ni busca encontrarse fuera de sí mismo,
sino que se ordena al cumplimiento del deber. Existe una diferencia absoluta que esta
entre el bien y el mal.
Now he is in possession of his self as posited by himself, that is, as chosen by himself, as
free; but in the fact that he thus possesses himself there comes to evidence an absolute
difference, the difference between good and evil49
.
El hombre ético, a pesar de verse muchas veces atraído por lo malo, sabe que tiene que
dejar al bien que se manifieste, debe elegirlo antes que el mal. Cuando el hombre elige
entra en relación con el absoluto, porque sea lo que decida ha tomado una elección
absoluta, ya sea que elija el bien o el mal. El estado estético no era elegir el mal, sino
estar en la indiferencia, en el momento que sea hace una elección, ya está presente la
48
Cfr. COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán… op. cit., pp. 62-63. 49
KIERKEGAARD, SÖREN, Either/or, Vol. II… op. cit., p. 227. «Ahora él está en posesión de su yo como
afirmado por sí mismo, es decir, como elegido por sí mismo, como libre; pero en el hecho de que él se
posee a sí mismo se hace evidente una diferencia absoluta, la diferencia entre el bien y el mal». La
traducción es mía.
26
ética. El que haya comprendido lo ético, y aun así elige el mal, no vive estéticamente,
sino que está pecando y se encuentra bajo ciertas determinaciones éticas, aunque su
conducta se califique como no ética50
.
El hombre modelo en este estadio es el del marido, «el hombre que encuentra su
satisfacción colmada en la familia y en el trabajo cotidiano»51
. El matrimonio le permite
hacerse consciente de su libertad, pues Kierkegaard observa que la mayoría de las
personas solteras viven como esclavos, primeramente de ellos mismos, pues solo se
preocupan por sus necesidades, pero terminan haciéndose también esclavos de los
demás, se convierten en personas dependientes que ya no son libres de actuar por sí
mismos. En cambio, cuando se elige el matrimonio se es más libre, se ha escogido
libremente, y lo único que le llena a este hombre es satisfacer, como ya se mencionaba,
las necesidades de su familia, por lo que intenta hacer bien su trabajo, elegir el bien52
.
Un concepto que forma un papel muy importante en el estadio estético es el de la
repetición. El estadio estético se caracteriza porque el hombre tiende a las nuevas
sensaciones, lo inmediato, no vive de hábitos, no hay algo que repetir. En cambio, en
este estadio, la repetición es un punto clave. Cuando se ha tomado una decisión se ha
anticipado ya una acción posible, se tiene una acción ideal, pero aún no se he hecho real.
En el momento de realizarla lo posible se convierte en realidad, y aquí ya tiene lugar la
repetición, se ha repetido la acción ideal. Lo que sigue ahora es mantenerse en tal
50
Cfr. COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán… op. cit., p. 63. 51
Ibíd., p. 63. 52
Cfr. KIERKEGAARD, SÖREN, Either/or, Vol. II… op. cit., p. 68.
27
decisión, y cada vez que se realice de nuevo tal acción interviene la repetición. De esta
manera se forman los hábitos y el carácter del hombre53
.
Cuando se vive pues, este estadio, el hombre que ha elegido el bien y vive de la
repetición, sabe que al elegirse así mismo, elige toda su persona, es decir, no elige
únicamente lo bueno, sino también lo malo, el dolor y el sufrimiento. Al enfrentarse con
esta realidad, dice Kierkegaard, tiene que surgir lo que él llama la resignación infinita. El
hombre no se verá libre de sus dolores, los recordará, pero en virtud a su resignación
infinita estará reconciliado con la vida54
.
La resignación infinita es el último estadio que precede a la fe, de modo que quien no
haya realizado ese movimiento no alcanzará la fe. Solo en la resignación infinita me
descubro en mi valor eterno: sólo entonces, en virtud de la fe, podré tratar de hacerme
con la existencia de este mundo55
.
Es en la obra Temor y Temblor, donde Kierkegaard trata este salto de la ética a la fe. El
autor narra una pequeña historia en la que un verdadero caballero tiene que enfrentar
esta resignación, esta angustia, y por medio de ella, al aceptarla de la forma correcta,
tiene que ir hacia la fe, sólo así podrá encontrar paz.
En esa misma obra se observa el caso de Abraham, el primero de los patriarcas
del Antiguo Testamento, desde un punto de vista ético, se expresa que quiso matar a
Isaac, su hijo, por lo tanto es considerado un asesino, pero desde un puno de vista
religioso, quiso ofrecerlo en sacrificio56
. De todas las cosas que se dicen de Abraham, se
53
Cfr. COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán… op. cit., p. 64. 54
Cfr. KIERKEGAARD, SÖREN, Temor y Temblor, op. cit., p. 119. 55
Ibíd., p. 123. 56
Cfr. Ibíd., p. 97.
28
pasa por alto el hecho de la angustia, la angustia que lo llevo a lo religioso. ¿Y qué fue lo
que permito a Abraham avanzar a este último estadio? La fe.
«La mayoría de los hombres viven con una obligación ética, que les produce
preocupaciones cotidianas, pero que nunca les permitirá alcanzar esa apasionada
concentración, esa enérgica conciencia»57
que los conduzca a le fe.
2.4 Estadio religioso.
El estadio ético podría considerarse como ya aquel donde el hombre puede alcanzar su
plenitud, pues vive moralmente. Pero esto no es así, quien permanece en el estadio ético
no alcanza lo infinito, se queda en lo general. «Lo ético es en cuanto tal lo general y en
cuanto general valido para todos»58
. El hombre ético no puede alcanzar su plenitud de
individuo porque al permanecer en lo general cancela su individualidad. Tiene que
reconocer su particularidad por encima de lo general. Kierkegaard describe este
momento como una suspensión teleológica de lo ético.
En la historia de Abraham se observa esta suspensión de la ética. Dicha
suspensión se da cuando la acción ya no puede ser catalogada en la esfera de lo ético.
Abraham obra en virtud de lo absurdo, pues absurdo es que él como particular se hallé
por encima de lo general59
. Ha rebasado los límites de la ética. Se compara la situación
del patriarca con la de otros personajes, considerados como héroes trágicos. Tales héroes
no obran por el absurdo, ellos lo hacen siempre con una finalidad en la ética, y se puede
57
Cfr. Ibíd., p. 172. 58
Ibíd., p. 135. 59
Cfr. Ibíd., p. 139.
29
comprender su razón de obrar. «El caso de Abraham es muy diferente. A causa de su
acto rebasa la esfera de lo ético: su telos, más alto, deja en suspenso el ético»60
. Y la
razón por la actual actúa Abraham es incomprensible.
Lo que movió a Abraham a dar este paso, este salto tan grande, fue la fe.
Normalmente se dice que es por la fe por lo que uno renuncia a todo, para quedarse sólo
con Dios, pero Kierkegaard lo expresa de una forma diferente. Por la fe uno no renuncia
a lo finito. Es, al contrario, en el momento de la resignación, cuando el hombre,
conscientemente, renuncia a todo lo finito para elegirse a sí mismo; y cuando se da el
salto a la fe, el hombre vuelve a ganarlo todo. «Abraham no renunció a Isaac por medio
de la fe, sino que, al contrario, lo recuperó por medio de ella»61
. Para el pensador danés,
la fe no es algo sencillo, es verdad que todo ser humano puede alcanzarla, pero lograrla,
en realidad, es una de las cosas más difíciles.
Cuando se ha alcanzado este momento, ya se puede decir que el hombre ha
alcanzado su plenitud, su individualidad. Pues ya no se ve como inferior ante lo general.
Ha reconocido su individualidad. La relación que el hombre tiene con Dios es
individual, pues Dios no habla a la humanidad en general, sino al individuo en concreto.
Y en esta llamada de Dios, el hombre va realizando su existencia. Se descubre como un
hombre decidido y libre que vive en presencia de Dios62
.
El héroe trágico concluye su acto con rapidez; su combate es breve. Y una vez cumplido
el movimiento infinito, encuentra su seguridad en lo general. El caballero de la fe, por el
60
Ibíd., p. 143. 61
Ibíd., p. 127. 62
Cfr. COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán… op. cit., p. 68.
30
contrario, no duerme nunca, pues está sometido constantemente a prueba, y a cada
instante existe la posibilidad de que, en su angustia, se eche atrás y reingrese en lo
general63
.
Así pues, la angustia tiene un papel muy importante en la vida del hombre, y los tres
estadios se ven permeados por ella. En el estadio estético se ignora la angustia, se trata
de huir de ella, pero esto no se puede hacer siempre, el hombre debe desesperar de
verdad para poder continuar en la vida. De otra forma, el hombre, aunque esté vivo
biológicamente, estará ya muerto, pues no se dirige a ninguna parte. El hombre moral,
quien vive según el deber, también se encuentra en la angustia, pues aquel que cumple
con su deber vive en la angustia de no equivocarse, y aquel que se equivoca, quien peca,
vive en la angustia del arrepentimiento. Se debe llegar a la resignación infinita, que será
el último lugar donde se manifestará la angustia, abrirse a la fe, que es lo que salvara al
hombre de lo finito, y así encontrará su individualidad.
63
KIERKEGAARD, SÖREN, Temor y Temblor, op. cit., p. 171.
31
3. Falta de angustia en la postmodernidad.
Se ha afirmado ya la importancia que tiene la angustia dentro de la vida del hombre,
pues para que pueda alcanzar su individualidad es necesario que esta se manifieste y que
se maneje correctamente. Pero existe un problema en la actualidad que impide al hombre
lograr su realización: el ser humano está huyendo de la angustia, pues no se ha
comprendido la importancia que tiene, se le ve como algo negativo. Este sentimiento
viene a causa de la etapa postmoderna que la sociedad enfrenta hoy en día.
La postmodernidad es la época en la que «todas las construcciones
pretendidamente racionales que intentaban explicar el mundo, el hombre y Dios, desde
Descartes hasta Marx, han resultado fallidas, y de ahí ha brotado el pesimismo
ambiental: ni se sabe ni se puede saber nada»64
. Se ha creado un sentimiento de
repulsión hacia el conocimiento de forma inconsciente. De cierta manera, puede decirse
que el hombre de hoy ha decidido quedarse en el estadio estético, buscando su
realización en la finitud, en lo inmediato.
Si bien de lo que se va a tratar este capítulo es de los cambios negativos de la
postmodernidad, pues se debe a ellos que el hombre no quiera experimentar la angustia,
es importante saber también que no todo en la actualidad debe ser visto de tal forma.
Para empezar, dice Vattimo, que signifique lo que signifique postmodernidad, una cosa
es clara: indica el fin de la modernidad65
. La modernidad había creado una sociedad
racionalista, queriendo someterlo todo al uso de la razón, causó la
64
VALVERDE, CARLOS, Génesis, estructura y crisis de la modernidad, BAC, Madrid 2003, p. 336. 65
Cfr. VATTIMO, GIANI- CAPUTO, JOHN D., Después de la muerte de Dios. Conversaciones sobre religión,
política y cultura, Paidós, Buenos Aires 2010, p. 42.
32
desinstitucionalización de la religión y el olvido del individuo concreto. De igual
manera, el prestigio adquirido por la ciencia hizo que su método científico se aplicara a
todas las teorías de conocimiento, y aquella que no se adecuaba quedaba descalificada66
.
El postmodernismo trata de luchar contra este tipo de ideas, aunque no siempre de la
mejor manera, por lo cual algunos cambios que surgen siguen resultando conflictivos
para que el individuo logre su realización.
3.1 Situación de la cultura postmoderna.
Cada época se ve llena de grandes cambios, y normalmente se piensa que los cambios
que traen consigo son para el progreso de la sociedad: avances científicos, mejores
formas de vida, un enriquecimiento cultural, entre otros. Es verdad que en la ciencia se
ha dado un salto enorme en los últimos años, el hombre ha sido capaz de hacer cosas que
en siglos anteriores no se hubiera podido ni imaginar. Pero en el campo de lo humano,
¿en verdad se puede hablar de un avance? ¿Se ha enriquecido la cultura o los pueblos
pierden cada vez más su identidad? ¿Logra el hombre alcanzar su individualidad?
El hombre postmoderno, mayormente, se interesa tanto en su persona, en sí
mismo, que sin darse cuenta se olvida de sí mismo y se hace esclavo de lo finito. No
logra su individualidad, no se educa correctamente en la angustia. Lo que causa que su
comportamiento sea el del esteta, un hombre desesperado con un pesimismo racional
que no lo hace avanzar, sino todo lo contrario, lo deja paralizado.
Este pesimismo conduce inevitablemente al hedonismo, al carpe diem de Horacio, o al
comamos y bebamos que mañana moriremos al que alude la Biblia. De ahí la búsqueda
66
Cfr. SANZ SANTACRUZ, VICTOR, Historia de la filosofía moderna, Eunsa, Pamplona 1991, pp. 22-23.
33
ansiosa, precipitada y sin espera de toda clase de placeres, no tanto de los placeres
estéticos e intelectuales, que son para pocos, sino de los placeres del cuerpo, que se
considera como la única realidad. Los ideales prometidos de lograr una humanidad más
justa y más libre ceden hoy ante los ideales egoístas, narcisistas, de pasarlo cada uno de
la mejor manera posible67
.
Existe actualmente una gran indiferencia en la sociedad. Se habla mucho de crear una
sociedad que se interese por el otro, pero los resultados muchas veces son lo contrario,
pues en muchas culturas se dificulta el crear una sociedad en armonía debido a una gran
desconfianza en la humanidad. El hombre se encierra en su subjetividad, lo cual lo lleva
a olvidarse de los demás, y a rechazar al extranjero, al necesitado68
.
En esta sociedad postmoderna, cuyo ápice o utopía realizada es, para Baudrillard […],
un aumento de la carencia de diálogo, crece la soledad de las personas y muchas se
describen sin relaciones humanas, a pesar de estar entrelazadas de cables electrónicos y
de vivir cada día en la masa y como la masa69
.
No importa entonces que tantos avances tecnológicos pueda tener el hombre, pues
humanamente se encuentra cada vez más aislado. Se busca mucho una libertad en esta
época, el hombre anhela sentirse libre, pero lo único que ha logrado es encerrarse en sí
mismo y hacerse esclavo de las cosas. No hay una verdadera libertad.
El mismo Kierkegaard, desde el siglo XIX, hablaba ya de una época de cambios,
donde la persona dejaba de importar como individuo para verse dentro de una multitud,
siempre en tercera persona y nunca como un yo. Decía que lo importante en la sociedad
era el número, ya las personas no quieren esforzarse por ser alguien por sí mismos, sino
67
Ibíd., p. 337. 68
Cfr. TOURAINE, ALAIN, Crítica de la modernidad, Fondo de Cultura Económica, México 20022, p. 197.
69 MARDONES, JOSÉ MARÍA, El neoconservadurismo de los posmodernos, en AA. VV., En torno a la
posmodernidad, Anthropos, Barcelona 1994, pp. 27-28.
34
que se conforman con ser algo a través del número70
. Ya no se lucha por la
individualidad, sólo se busca permanecer a un grupo.
De tantos cambios que se perciben en el postmodernismo, hay algunos muy
importantes que impiden que al ser humano educarse en la angustia, por lo que no le
permiten caminar hacia una vida moral, mucho menos hacia una vida de fe. Es la falta
de práctica de los valores éticos y religiosos lo que hace al hombre permanecer en una
indiferencia, en un estado estético. «El hombre de la sociedad contemporánea se ha
instalado en un sentido de la vida inmanente. Y más que militancia atea, lo que abunda
es la indiferencia agnóstica»71
.
El hombre actual, que se preocupa únicamente de lo que necesita en el momento,
no es capaz de comprender la necesidad que tiene de estos valores, no porque sea malo,
sino porque no ha sido bien formado en la angustia, y se contenta únicamente con
sentirse bien en el presente y sólo planifica su futuro más próximo, es un hombre sin
preguntas por el futuro.
3.1.1 Un giro en los valores éticos.
La postmodernidad se caracteriza también por un relativismo, donde cada quien puede
interpretar las cosas a su manera. Se promueve mucho una vida en valores, pero no se
entiende a que se refieren con ellos, pues las diferentes culturas le dan un sentido
diferente. «El juicio que se hace hoy en día de los valores es multiforme: quedan
70
Cfr. COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán…, op. cit., pp. 49-50. 71
DEL RIESGO, MANUEL FERNÁNDEZ, La posmodernidad y la crisis de los valores religiosos, en AA. VV.,
En torno…, op. cit., p. 77.
35
desmitificados, relativizados, despreciados y, sobre todo, se les acusa de contingencia,
de versatilidad, incluso de frivolidad»72
.
Así, la cultura postmoderna se caracteriza porque ha transformado los valores,
los derechos humanos. Se sustituye la soberanía por la supremacía, en vez de hablar de
tolerancia se habla a cerca de un derecho a la intolerancia. Todas las ideas sobre
antirracismo se convierten en obsesiones, como es el caso del feminismo actual, todo lo
relaciona a un problema de género73
. «Los derechos humanos se han degradado en
beneficio de principios confusos, interpretados según ideologías individualistas y
arbitrarias»74
.
Se pretende poner en duda los valores, organizar cambios; transmutaciones; se pretende
sobre todo crear valores, ya que se reconoce, ahora, a la subjetividad prometea del ser
humano una capacidad que sólo se había atribuido hasta entonces a la omnipotencia de
Dios: la creación desde la nada. El hombre, o más bien el individuo, es creador y libre.
Se levanta sobre un fondo de la nada para declarar lo que está bien, lo que está mal, con
el riesgo, la duda, y la ausencia de cualquier criterio absoluto. Una libertad incondicional
de la conciencia que no mantiene ningún vínculo con la naturaleza, ni con la Historia, ni
con el cielo de ningún tipo de transcendencia. La libertad angustiosa de un sujeto sin
raíces, de un individuo aislado75
.
Lo que se intenta decir con esto es que no hay valores absolutos, no hay leyes eternas, el
hombre las va formando y creando conforme a la época; y muchas veces no crea estos
valores para el bien de la comunidad, sino que lo hace por un beneficio propio, se busca
un bien individual y no grupal.
72
BINDÉ, JÉRÔME, ¿Valores serios o valores frívolos?, en AA. VV., ¿Hacia dónde se dirigen los valores?
Coloquios del siglo XXI, Fondo de Cultura Económica, México 2006, p.73. 73
Cfr. BÉJI, HÉLÉ, La cultura de lo inhumano, en ibíd., p. 55. 74
Ibíd., p. 55. 75
GOUX, JEAN-JOSEPH, ¿Hacia una frivolidad de los valores?, en ibíd., p. 88.
36
Gabriel Marcel, filósofo francés, habla sobre la importancia de pertenecer a una
comunidad, y de buscar su bien, porque no importa que tanto éxito tenga un individuo,
ese éxito no tendrá sentido sino es compartido por la comunidad76
. Debe de prestarse
atención a esta relación del individuo con la comunidad, pues el hombre necesita de la
comunidad para poder lograr su individualidad, pero debe tener cuidado de no
envolverse en un grupo sin desarrollarse a sí mismo. Marcel advierte lo que se está
viviendo hoy en día: «lo que está hoy en peligro de muerte es el hombre mismo en su
unidad; y esto es verdad tanto del individuo considerado como una totalidad concreta
como de la especie humana vista como el despliegue o la expansión de una esencia»77
.
Se puede notar pues, un gran cambio en la concepción de los valores éticos hoy
en día, tanto que llegan a degradarse, y en vez de servir para el bien del individuo,
muchas veces lo que hacen es quitarle libertad al hombre. Impiden el descubrimiento de
la individualidad y no se educa en la angustia, por lo que obligan al hombre permanecer
en un estadio estético.
Según Jürgen Habermas, filósofo alemán, la mayoría de los grandes valores de la
cultura occidental tienen sus raíces en la tradición judeocristiana. Por lo cual, la religión
es un medio muy importante en la educación y transmisión de los principios y valores de
76
Cfr. MARCEL, GABRIEL, Homo viator, Sígueme, Salamanca 2005, p. 167. 77
Ibíd., p. 168.
37
hoy.78
Al verse la religión afectada por el postmodernismo, se afecta, por consiguiente,
los valores.
3.1.2 Actualidad de la religión.
Otro lugar donde se han presentado grandes cambio es en el ambiente religioso. Se habla
de una crisis religiosa, que puede observarse con mayor claridad en los países europeos,
muchos de los cuales eran tradicionalmente creyentes. «Evidentemente el homo
religious del final del siglo, sobre todo en Occidente, languidece en su conciencia de
relación con Dios porque no vive su vinculación con el Absoluto con la misma
intensidad de otros tiempos»79
.
La permanencia en el estadio estético causa que el hombre no se pregunte por la
trascendencia, hace que se olvide de lo que está más allá, quedándose únicamente con lo
que le puede garantizar algo en este mundo, y como la religión habla sobre cosas que no
puede conocer concretamente, decide hacerla a una lado, darle menos importancia.
«Sin duda que los hombres nacen hoy con la inteligencia mucho más despejada
que en los tiempos pasados, pero también son, en su gran mayoría, ciegos de nacimiento
respecto de lo religioso»80
. Kierkegaard observaba ya una indiferencia hacia lo religioso
desde su época. El hombre busca librarse de lo espiritual, pues percibe que esto sólo le
trae problemas, y piensa que puede desarrollarse mucho mejor al dejar atrás la relación
con el infinito. «Los hombres no quieren complicarse las cosas y saben que basta
78
Cfr. MARDONES, JOSÉ MARÍA, ¿A dónde va la religión? Cristianismo y religiosidad en nuestro tiempo,
Sal Terrae, Bilbao 1996, p. 131. 79
SAHAGÚN LUCAS, JUAN DE, Fenomenología y filosofía de la religión, BAC, Madrid 20102, p. 3.
80 KIERKEGAARD, SÖREN, El concepto…, op. cit., p. 192.
38
aconsejarse con fulano y mengano para verificar. […] Desde luego, el medio más
probado para librarse de las inquietudes del espíritu es hacerse inespiritual»81
.
Kierkegaard decía esto sobre los hombres de su época, pero es muy evidente que
gran cantidad de los hombres de hoy en día actúan de tal manera, principalmente las
figuras populares. Los artistas, por ejemplo, ¿para qué preocuparse por lo espiritual si ya
lo tienen todo con sólo tener algún talento? Este tipo de personas no tienen tiempo para
meditar sobre una existencia religiosa, simplemente se aferran a lo que tienen a la mano;
y si acaso se acercan a una religión, buscaran aquella que les sea más conveniente82
.
A pesar de esta indiferencia hacia lo religioso y la actitud inespiritual que se
tiene, hay autores que dicen que no se trata de una desaparición de lo espiritual, sino más
bien de una transformación. Lo religioso sigue vigente, sólo que de una forma distinta.
Se trata del «resultado de un cambio cultural que busca la satisfacción del espíritu en
otras formas de religiosidad donde la persona constituye el objeto de la fe»83
. Las
grandes religiones se van quedando atrás, y se da paso a una nueva búsqueda espiritual.
El mundo postmoderno se caracteriza mucho por hacer una mezcla de religiones. Se han
introducido elementos de la tradición oriental a la occidntal. Se habla pues, de un
«oscurecimiento de las estructuras ritualizadas y burocratizadas en beneficio de otras
formas de religiosidad más personal y comunitaria ajena a la institucionalización»84
.
81
Ibíd., p. 208. 82
Cfr. Ibíd., p. 191. 83
SAHAGÚN LUCAS, JUAN DE, Fenomenología…op. cit., p. 4. 84
Ibíd., p. 5.
39
El hecho de que exista esta nueva forma de religión, significa que el hombre
sigue teniendo una búsqueda espiritual. Entonces, a pesar de que el hombre intente
deslindarse de la religión seguirá teniendo esta búsqueda por lo trascendente, y lo
expresará de una u otra forma, ya sea en cosas concretas o místicas. En estas formas de
religiosidad «se pone de manifiesto la inquietud del espíritu humano, que pugna por la
trascendencia con el fin de librarse del peligro que el materialismo desenfrenado y el
tecnicismo acarrean»85
.
El problema con todas estas nuevas formas de religiosidad, e incluso con el
cristianismo de hoy es que por más grande que sea su énfasis en la individualidad, la
conciencia y las emociones, «no disponen al creyente para asumir adecuadamente los
problemas, sino que, por el contrario, le ayudan a evadirse y no tanto a implicarse
solidariamente con todos los hombres de buena voluntad en la búsqueda de soluciones
posibles y correctas»86
.
3.2 Relación entre el cristianismo en Kierkegaard y el postmoderno.
A lo largo de la historia, la religión cristiana ha enfrentado grandes cambios en su forma
de vivirse, la intensidad con la que vivían los cristianos siglos atrás no es la misma que
se tiene hoy en día, evidentemente es menor. Kierkegaard habla ya de una deficiencia en
el cristianismo, ciertamente él lo hace desde una visión protestante, pero actualmente se
observa tanto en el protestantismo luterano como en el catolicismo. Se trata de un
85
Ibíd., p. 5. 86
MARDONES, JOSÉ MARÍA, ¿A dónde va la religión? Cristianismo… op. cit., p. 84.
40
«cristianismo blando, comodón y mundanizado que dominaba en los ambientes
burgueses de su época»87
.
Kierkegaard consideraba que el cristianismo se había vuelto demasiado fácil. Ya
no se buscaba ser verdaderamente cristiano, se había convertido en un juego. Lo único
que se buscaba era aumentar en número, y así llamarse cristianos, pero sin ser educados
adecuadamente en la cristiandad: un cristianismo acomodado88
. Esto se ve fácilmente
hoy en día en las muchas sectas cristianas que existen, buscan acercar a la gente y
hacerlas sentir bien, algunas incluso dan ayuda económica, pero no educan
adecuadamente en la fe. No ayudan a la gente a reflexionar y tener un verdadero
encuentro con Dios, sino que las dejan en la mediocridad. Mientras menos sepan mejor.
Kierkegaard admiraba que el catolicismo aún tenía modelos, santos, aquellos
hombres que imitaban a Cristo, a diferencia del protestantismo que se había quedado sin
ellos. El problema con estos modelos es que hacían un cristianismo bastante
inalcanzable. Lutero, por el contrario, lo hizo demasiado sencillo, a tal grado que
aquellos que se llamaban cristianos no merecían ese nombre, principalmente los
jerarcas89
. Una de las razones por las que el hombre se aleja del catolicismo hoy en día
es esta misma, prefiere lo sencillo, algo que implique menos sacrificio. «El cristianismo
ha sido desvirtuado y convertido en cristiandad por obra de la facilidad»90
.
87
Cfr. COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán…, op. cit., p. 50. 88
Cfr. BEUCHOT, MAURICIO, Grandes figuras…, op. cit., p. 195. 89
COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán…, op. cit., p. 34. 90
Ibíd., p. 52.
41
El cristianismo, especialmente el católico, vive en la sociedad occidental europea un
proceso que venimos denominando des-institucionalización: la emigración de un
contingente de creyentes, quizá en su mayoría antiguos creyentes no practicantes, que
engrosan las filas de la increencia no necesariamente arreligiosa; la tendencia a la
flexibilización doctrinal o a la interpretación personal de las doctrinas fundamentales91
.
Esta desinstitucionalización de la que se habla se dio en un primer momento a causa del
modernismo, que le negó importancia a la religión, por lo cual se fueron dejando las
grandes religiones, como el cristianismo. Ahora, en el postmodernismo, donde se intenta
volver a la religión, el cristianismo ya no parece tan atractivo, pues «la mera
presentación racional de la de –por importante que sea- tropieza hoy con el descrédito
postmoderno de la razón y con el cansancio producido por el funcionalismo
predominante»92
.
Dice Mardones, que lo que se necesita en la actualidad es una religión que sea
sensible a la historia del hombre, a las crisis que enfrenta, tanto en su interioridad como
en el entorno social, una religión solidaria con el hombre y con el mundo93
. «Esta
religión podría ser el cristianismo, que lleva en sus entrañas esa llamada y ese
impulso»94
. El único problema es que muchas veces este cristianismo no parece tan
preocupado por los problemas de los hombres y del mundo de hoy.
El mundo postmoderno enfrenta una gran falta de angustia que hace que los
hombres olviden lo verdaderamente necesario y que permanezcan en un ambiente
91
MARDONES, JOSÉ MARÍA, ¿A dónde va la religión? Cristianismo…, op. cit., p. 195. 92
Ibíd., p. 206. 93
Cfr. Ibíd., pp. 63-64. 94
Ibíd., p. 64.
42
estético, que los ha llevado incluso a cambiar la concepción de los valores y la religión,
queriendo realizarlos sin cambiar de estadio, sin enfrentarse a la angustia.
Los sectarios van hablando unos con otros con descompasadas voces y arman un gran
alboroto con la intención de mantener lejos la angustia, gracias a tanta bulla; ese grupo
de vocingleros, ese público de verbena cree que se puede tomar el cielo al asalto y seguir
también la misma senda del caballero de la fe, pero este es muy distinto a ellos: está en
una soledad universal donde jamás se oye una voz humana, y camina solo, con su
terrible responsabilidad a cuestas95
.
El hombre que permanece únicamente en lo estético no alcanza verdaderamente la fe,
que será lo que lo salve de caer en la desesperación, pues la fe no es una inmediatez, y le
será imposible tener una verdadera relación con Dios. De igual manera aquellos que
dicen haber perdido la fe, en realidad nunca llegaron a ella.
Una persona se lamenta de haber perdido su fe, y cuando quien la escucha trata de
averiguar a qué escalón había llegado en aquélla, comprueba con sorpresa que no había
pasado del punto en que se debe iniciar el movimiento de la resignación infinita96
.
Por más que pretenda el hombre postmoderno llegar a su plenitud dentro del estadio
estético, no lo logrará. Ciertamente puede sentirse bien por un tiempo, algunos cuantos
años, tal vez la mayor parte de su vida, pero aun así no está en una verdadera plenitud.
95
KIERKEGAARD, SÖREN, Temor y Temblor, op. cit., pp. 174-175. 96
Ibíd., pp. 126-127.
43
Conclusiones.
El hombre debe aprender a querer la angustia, pues es algo fundamental y propio de él,
no es un sentimiento externo que afecte su vida de una forma negativa o indiferente. Ella
surge del propio hombre para que este sea capaz de enfrentarse consigo mismo, para que
manifieste su libertad y así pueda alcanzar la plenitud que tanto desea. Por eso debe
formarse adecuadamente en ella, pues si no lo hace, la angustia que experimente no lo
llevará a esa plenitud, sino que puede llevarlo a una desesperación, que no lo conducirá a
nada, y un hombre que no tiene un camino es ya un hombre muerto. La angustia, por su
lado, lo conducirá a la fe, donde dice Kierkegaard, el hombre encuentra su plenitud total.
Se busca esta plenitud de diferentes formas, es decir, los diferentes estadios que
Kierkegaard plantea. El hombre que busca su plenitud en un primer estadio, el estético,
aquél que sólo busca en lo inmediato, que permanece en la ignorancia y termina
haciéndose esclavo de sí mismo. Este hombre nunca lograra su plenitud sino logra salir
de ahí. El perteneciente al estadio ético, un hombre moral que ya actúa según el deber, y
vive en la repetición, donde elige constantemente entre el bien o el mal, el único lugar
donde hay una diferencia absoluta. Pero este hombre moral, por más educado que sea,
aun no tiene la plenitud, porque vive ante lo general, para que su felicidad sea plena
debe volver al Particular, como individuo, no como multitud. Llega, por último, el
momento de la resignación infinita, donde el hombre puede salir de lo general, y abrirse
paso al estadio religioso, el hombre se convierte en el Particular. Por la fe ha sido capaz
de dar este salto, allí se encuentra consigo mismo y realiza su individualidad.
44
La postmodernidad ha causado muchas dificultades para que el hombre pueda
lograr esa plenitud. La cultura de hoy, queriendo dejar atrás la modernidad, hizo que el
hombre perdiera su sentido de individualidad, y lo llevó a preocuparse únicamente por
su comodidad, a tal grado que llegara a evitar la angustia. Se ubica al hombre en el
estadio estético, y en ese mismo estadio se quiere alcanzar la vida moral y la fe, como si
todo fuera tan sencillo.
La gran crisis de los valores éticos y religiosos que se vive actualmente, han
provocado que el mismo cristianismo, que según Kierkegaard es la religión más
adecuada para encontrar la plenitud, se vuelva un juego, pues muchos cristianos parece
que sólo toman lo que les conviene, viven de una forma cómoda y no cumplen con su
verdadera misión. También el cristianismo está despreciando la angustia, lo que causa
que este tipo de cristianos no tengan una verdadera fe, por lo cual les es más difícil
encontrar su individualización.
El hombre de hoy enfrenta grandes retos, pues le es muy difícil acceder al estadio
religioso para encontrar su plenitud, ya que está huyendo constantemente de la angustia
por medio de lo finito. Lo primero que debe hacer es hacerse consciente de lo que es la
angustia, para que pueda ver que la forma de vida que está llevando no lo conduce a
nada. Incluso los mismos cristianos, es necesario que se pregunten si están viviendo un
verdadero cristianismo, al cual llegaron por medio de la angustia y la fe, o si es uno en el
que encontraron una respuesta sencilla a sus problemas.
45
El hombre religioso, el caballero de la fe, nunca se verá libre de la angustia, ella
lo rodea constantemente, y gracias a ella puede permanecer en la fe. Pero este es un
camino que enfrenta solo, pues aquél que intente imitar a alguien nunca será él mismo.
Por eso no se enseña a ser caballero de la fe. Uno debe aprenderlo, debe aprender a
educarse en la angustia. La pregunta final sería cómo podrá hacerle el hombre actual,
encerrado en un mundo estético, para poder dejar esa comodidad y darle paso a este
sentimiento tan complicado que es la angustia. Si bien es algo bastante difícil, como se
ha dicho anteriormente, no es imposible, pues todo hombre tiene la capacidad de
alcanzar la fe.
46
Bibliografías
Fuentes.
KIERKEGAARD, SÖREN, El concepto de la angustia, Alianza, Madrid 2007.
ÍDEM, Temor y Temblor, Alianza, Madrid 20142.
Libros.
AA. VV., ¿Hacia dónde se dirigen los valores? Coloquios del siglo XXI, Fondo de
Cultura Económica, México 2006.
AA. VV., En torno a la posmodernidad, Anthropos, Barcelona 1994.
AA. VV., Psicología, Interamericana, México 1983.
BEUCHOT, MAURICIO, Grandes figuras de la filosofía moderna, San Pablo, México
2013.
COLOMER, EUSEBI, El pensamiento alemán de Kant a Heidegger. El postidealismo:
Kierkegaard, Feurebach, Marx, Nietzsche, Dilthey, Husserl, Scheler, Heidegger, Tomo
III, Herder, Barcelona 20022.
HEIDEGGER, MARTIN., El ser y el tiempo, Fondo de Cultura Económica, México 1974
2.
KIERKEGAARD, SÖREN, Either/or, Vol. I y II, Anchor Books, New York 1959.
ÍDEM, La enfermedad mortal, Guadarrama, Madrid 1969.
ÍDEM, Tratado de la desesperación, Grupo Editorial Tomo, México 20133.
MARCEL, GABRIEL, Homo viator, Sígueme, Salamanca 2005.
MARDONES, JOSÉ MARÍA, ¿A dónde va la religión? Cristianismo y religiosidad en
nuestro tiempo, Sal Terrae, Bilbao 1996.
MORRIS, CHARLES, Psicología, Pearson, México, 19979.
PAPALIA, DIANA- WENDKOS, SALLY, Psicología, McGraw-Hill, México 1987.
REALE, GIOVANNI- ANTISERI, DARIO, Historia del pensamiento filosófico y científico.
Antigüedad y Edad Media, Tomo I, Herder, Barcelona 20023.
47
REALE, GIOVANNI- ANTISERI, DARIO, Historia del pensamiento filosófico y científico.
Del romanticismo hasta hoy, Tomo III, Herder, Barcelona 20023.
SAHAGÚN LUCAS, JUAN DE, Fenomenología y filosofía de la religión, BAC, Madrid
20102.
SANZ SANTACRUZ, VICTOR, Historia de la filosofía moderna, Eunsa, Pamplona 1991.
SARTRE, JEAN-PAUL, El ser y la nada, Losada, Buenos Aires 2013.
TOURAINE, ALAIN, Crítica de la modernidad, Fondo de Cultura Económica, México
20022.
URDÁNOZ, TEÓFILO, Historia de la filosofía. Siglo XX: De Bergson al final del
existencialismo, Vol. VI, BAC, Madrid 2005.
VALVERDE, CARLOS, Génesis, estructura y crisis de la modernidad, BAC, Madrid 2003.
VATTIMO, GIANNI, Introducción a Heidegger, Gedisa, Barcelona 20003.
VATTIMO, GIANI- CAPUTO, JOHN D., Después de la muerte de Dios. Conversaciones
sobre religión, política y cultura, Paidós, Buenos Aires 2010.
Diccionarios.
DORSCH, FRIEDRICH, Diccionario de Psicología, Herder, Barcelona 1981.
top related