educacion ciudadana cesar orlando
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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE SALOMÉ UREÑA (Recinto Eugenio María de Hostos)
Asignatura:Formación Integral Humana y Religiosa
Tema: Educación Ciudadana
Sustentante:Joan Alexander Concepción
20122-1922
Yefry Rafael Morin Soriano 20122-1912
Dionis Moreno 20122-2008
Facilitadora:Milagros Guerrero
Sección:603
Fecha:Monte Plata, Rep. Dom.
06 de Agosto 2015
INTRODUCCIÓN
Antes de dar formal inicio a esta investigación debemos saber que
la Educación Ciudadana ocupa un rol fundamental en aquellas
sociedades en las que se goza de libertades civiles, sociales,
políticas y económicas. En éstas, los ciudadanos son sujetos
“fruto” de la democracia y asimismo “para” la democracia por lo
que es preciso aprender a vivir en ella.
Asimismo, el importante déficit en la participación política y la
deserción de los compromisos sociales colectivos, justifican el
imperativo ético de la Educación Ciudadana como una necesidad
básica para el sostenimiento y fortalecimiento de la democracia.
EDUCACIÓN CIUDADANA
La educación ciudadana puede definirse como la educación dada a
los niños desde la infancia temprana para que se conviertan en
ciudadanos críticos e informados que participen en las decisiones
que conciernen a la sociedad. De manera específica, se entiende
aquí que 'sociedad' es una nación circunscrita dentro de un
territorio reconocido como Estado.
Es obvio que dar a conocer las instituciones que forman parte de
una nación y crear conciencia sobre la serie de leyes aplicadas a
las relaciones humanas y sociales, forma parte de cualquier curso
de educación ciudadana.
Todos los seres humanos son individuos y ciudadanos de la
sociedad de la cual forman parte. Por lo tanto, los derechos
humanos y civiles son interdependientes.
Todos los hombres, mujeres y niños llegan al mundo como seres
humanos. Gracias a la inmensa conquista histórica de los derechos
humanos, todos somos iguales en derechos y dignidad al resto de
los seres humanos. Cuando la educación ciudadana tiene el
propósito de 'educar a futuros ciudadanos', necesariamente debe
dirigirse a niños, jóvenes y adultos, que son seres vivos con el
estatus de seres humanos dotados de conciencia y razón. No es
posible, por tanto, dejar de considerar a los individuos como
sujetos con características individuales propias.
Como se Desarrolla la Educación Ciudadana
La educación del ciudadano se desarrolla no solo con la consolidar
la democracia como régimen político, sino a potenciar y fortalecer
el desarrollo de la democracia como un estilo de vida que favorece
nuestra convivencia. Educar para la democracia significa aprender
a vivir en democracia: con la capacidad de actuar cívica y
responsablemente, consustanciándose con valores como la
justicia, la libertad, la responsabilidad, la legalidad, el pluralismo,
la tolerancia, el respeto mutuo, la participación y la democracia
propiamente dicha.
Educar en y para la democracia implica crear las condiciones que
hacen posible la vivencia y la práctica de dichos valores. Es por
ello que la educación es un instrumento fundamental para la
democracia, porque no solo debemos transmitir conocimientos o
contenidos (por ejemplo, aprender de memoria nuestros derechos
constitucionales) sino, generar conductas sociales responsables
que serán las que obrarán como el mejor guardián de los derechos
inalienables de todos y cada uno de nosotros (siguiendo nuestro
ejemplo: cómo ejercer esos derechos y cómo respetar esos
mismos derechos para los demás).
La educación o formación ciudadana apunta a insertar creativa y
dinámicamente a la persona dentro de una sociedad democrática.
Se trata de lograr que la persona asuma su ciudadanía en forma
activa, de un modo creativo que le permita un mayor desarrollo de
sí mismo y que, consecuentemente, beneficiará al conjunto de la
sociedad de la que forma y es parte, ya que necesariamente el ser
humano alcanza su propio perfeccionamiento como individuo en
relación con otros, en una continua interacción con otras personas.
Por otra parte, la sociedad en la cual participa la persona está
organizada de un modo determinado; pero la sociedad no está
estructurada en una modalidad específica para siempre. Por el
contrario, puede y debe ir cambiando en la permanente búsqueda
de una organización que posibilite la mejor calidad de vida para
cada persona.
En este sentido, el cambio para la sociedad sólo puede darse si
cada persona es un ciudadano participativo y creativo, desde el
pequeño espacio de cada uno. Su aporte individual, sumado al de
otras personas, es la fuerza dinamizadora que incentiva el
perfeccionamiento de la sociedad logrando así materializar la idea
que la organización política de la sociedad es también perfectible,
principio que es consustancial a la idea de la democracia.
Importancia que tiene para el País
En República Dominicana la Educación Ciudadana ocupa un rol
fundamental en aquellas sociedades en las que se goza de
libertades civiles, sociales, políticas y económicas. En éstas, los
ciudadanos son sujetos “fruto” de la democracia y asimismo
“para” la democracia por lo que es preciso aprender a vivir en ella.
Así mismo, el importante déficit en la participación política y la
deserción de los compromisos sociales colectivos, justifican el
imperativo ético de la Educación Ciudadana como una necesidad
básica para el sostenimiento y fortalecimiento de la democracia.
En tanto vivimos en una sociedad, si existe un rol que
compartimos todos los seres humanos es el de “ciudadanos y
ciudadanas”. Éste no sólo es común a todas las personas, sino que
es connatural a su esencia: somos seres “para” el encuentro, que
nos completamos en la vinculación con los demás, y con ese ser
comunitario que conocemos como “sociedad”. Rol indelegable que
se materializa en la conciencia de cada cual, y que necesariamente
nos acompaña mientras tengamos vida. Rol que implica una
responsabilidad fundamental de cara tanto al proyecto personal,
como al proyecto comunitario, en los que se teje la democracia
como un estilo de vida.
El ciudadano de la democracia no nace sabiendo cómo debe
desempeñar su rol. Tampoco le es fácil aprenderlo de su entorno,
dada la ambigüedad que caracteriza el discurso y la práctica de
sus referentes políticos y sociales. La sociedad demanda que
participe y se responsabilice de los asuntos comunitarios, pero
éste desconoce qué hacer y cómo debe participar. Aprendemos a
ser ciudadanos y ciudadanas de forma gradual, en la práctica. La
ciudadanía se vive y aprende desde el seno de la familia, en la
interacción continua entre padres y hermanos. Se desarrolla y
practica en la escuela, mediante los procesos de socialización,
participación reflexión, y resolución de conflictos. Y se fortalece y
ejerce en el ámbito de la sociedad, donde encuentra su máxima
realización. Familia, escuela y sociedad, por tanto, están llamadas
a ser grandes maestras en el ámbito de ciudadanía.
Gracias a la Ordenanza 3-99, la Educación Cívica en la República
Dominicana tomó un nuevo rumbo. Mediante ella, en 1999 la
Secretaría de Estado de Educación incluyó la asignatura Educación
Moral y Cívica como parte del currículo oficial para todos los
grados (1ero-12mo) de las escuelas públicas y privadas de nuestro
país. Esto implicó un importante paso de avance. Durante las
cuatro décadas anteriores la Educación Cívica quedó a merced de
la formación del hogar, o bien de las escuelas que la asumían
como parte de su currículo particular. Los intentos de incluir la
Educación Ciudadana como un Eje Transversal a partir de la
Transformación Curricular del Plan Decenal (1992) no fue asumida
del todo por los docentes.
En relación a la formación ciudadana, en su obra “La Ciudadanía a
través de la Educación” Antonio Bolívar plantea que son las
virtudes cívicas y la participación activa de los ciudadanos en su
entorno comunitario las que dan vigor democrático y sostenibilidad
a las instituciones. Así, la escuela está llamada a reafirmar su
papel de primer orden para formar el “capital cívico”, compuesto
por las virtudes cívicas, los conocimientos, las actitudes y las
competencias ciudadanas.
En otro orden, la Educación para la ciudadanía del siglo XXI
requiere reenfocar las prácticas pedagógicas tradicionales para dar
paso a la reflexión como punto de partida. Es preciso que ésta
permita al educando ingresar al mundo de la razón, y a través de
ella llegar a la ciencia, la tecnología y el trabajo. La educación
debe tener como objetivo primordial el enseñar a pensar,
privilegiando el discernimiento, la capacidad de juzgar los hechos y
la toma de postura ante los acontecimientos. Igualmente, precisa
fomentar los valores de cooperación y solidaridad, con el fin de
contribuir a la construcción de la paz y al desarrollo de los pueblos.
Implicaciones que tiene su Ausencia
Es la posibilidad que tiene cada ciudadano de asumir en plenitud lo
que la constitución le ofrece como derechos y obligaciones. Un
proceso de "alfabetización política" solo tendrá éxito si ésta se
practica. El ejercicio de la ciudadanía no se reduce al hecho de
elegir gobernantes periódicamente a través del voto. Cuando esto
falla puede significar varias cosas:
I. Que no hay educación integral para la democracia: es decir, que
no hemos aprendido o interiorizado una forma de vida
democrática: esto no significa que el ciudadano tenga que “vivir
para ocuparse de los asuntos de la polis”, pero si que sepa -por
ejemplo- por qué no participa, por qué no opina, por qué no vota y
cómo esto afecta su vida cotidiana.
Que no existe real sino decorativa democracia:
complementando el punto anterior, nos limitamos a una
democracia procedimental, donde elegimos periódicamente
representantes -donde muchas veces tales procedimientos
pueden y deben ser cuestionados en cuanto a su transparencia
y legitimidad-, pero no hacemos de la democracia una forma de
vida en y para nuestra sociedad, no la practicamos en aquellos
pequeños espacios donde participamos o de los cuales
formamos parte, como el consorcio del edificio o el club de
fútbol del que somos socios.
Que no se desarrolla la vida política en sí, sino que se ha caído
en politiquería: la política en tanto actividad arquitectónica en
sentido aristotélico pierde toda validez e importancia en una
sociedad que desprecia a la "política" y al "político". Podemos
constatar un alto grado de desafección desde la ciudadanía
hacia la política en general y hacia los políticos en particular.
Luego, frente a esa apatía y rechazo, los y las políticos/as
desarrollan un estilo de vida propio y prácticas fraudulentas y
clientelistas, desconociendo en muchos casos las demandas y
necesidades de los ciudadanos que los erigen como
representantes. Como señala la Dra. Jackisch (1999) "no resulta
desatinado suponer que el descrédito de la clase política, las
críticas al clientelismo, la digitación de las candidaturas y, en
general, la falta de transparencia en la vida partidaria, hayan
colaborado en este aumento de la falta de interés y de
aceptación de las propuestas políticas existentes".
Área que Afecta la Falta de Educación
Ciudadana
Evidentemente la falta conciencia ciudadana y comportamiento cívico es
necesaria para conducir a la convivencia civilizada y armónica de todos
y de todas. Cuando los seres humanos percibimos que solo nosotros
damos y que las avenidas solo son de una vía no queremos reaccionar
de manera positiva porque no tenemos conciencia ciudadana pero
tampoco recibimos seguridad ciudadana.
Aquí cabe preguntar: ¿Qué es la ciudadanía para los organismos
gubernamentales, qué importancia tiene y cómo se demuestra en la
práctica ese valor que tiene la ciudadanía, qué garantías tenemos, quién
nos responde cuando somos agredidos, violentados en nuestros
derechos, a dónde recurrimos para querellarnos y denunciar y recibir
respuestas positivas a nuestras reclamaciones?
Vivimos hablando de educación, que esa educación nos llevará a crear la
conciencia ciudadana que tanto necesitamos para desarrollarnos pero
qué me dicen de la seguridad ciudadana una vez que adquiramos la
conciencia ciudadana.
Creemos que a nadie le gusta las avenidas de una sola vía, son
aburridas y regularme perjudiciales pues sólo damos pero no nos
devuelven y se supone que lo que va viene.
Si quieren que seamos ciudadanos y ciudadanas con conciencia
busquen, ustedes los que tienen el poder de hacer las cosas y de
efectuar los cambios, los cuales nosotros y nosotras colocamos en esos
cargos cada cuatro años, la vía de darnos una seguridad ciudadana real
y efectiva.
CONCLUSIÓN
Finalizada esta investigación nos hemos sentido en la necesidad de
concluir con un breve resumen sobre el tema tratado; en ese
sentido podemos decir que la educación del ciudadano debe estar
destinada no solo a consolidar la democracia como régimen
político, sino a potenciar y fortalecer el desarrollo de la democracia
como un estilo de vida que favorece nuestra convivencia. Educar
para la democracia significa aprender a vivir en democracia: con la
capacidad de actuar cívica y responsablemente,
consustanciándose con valores como la justicia, la libertad, la
responsabilidad, la legalidad, el pluralismo, la tolerancia, el respeto
mutuo, la participación y la democracia propiamente dicha.
Por últimos para que un país pueda gozar de una buena educación
ciudadana es importante tener presente que existen valores
democráticos esenciales como el coraje civil y el respeto por los
demás. Estos valores exigen ser cultivados con esmero por las
sociedades que han escogido vivir en democracia. De entre esos
valores hemos seleccionado tres importantes: la libertad, la
responsabilidad y la solidaridad.
BIBLIOGRAFÍA
Fernando Savater (1999) "Etica y ciudadanía", Caracas. Pag. 182-
18.
Internet:
Educación Ciudadana.
http://www.abc-stiftung.de/downloads/estado.pdf
http://www.ecured.cu/index.php/Formaci%C3%B3n_ciudadana
http://organizacionformacionciudadana.blogspot.com/p/
actividades.html
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