desmitologizacion de jesus de nazaret
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DESMITOLOGIZACION DE JESUS DE NAZARET
PADRE FABIAN EMILIO ORTEGA JIMENEZ
Sistematización del Curso de Cristología
UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANAMEDELLÍN
2000
1
CONTENIDO
pág.
1. JUSTIFICACION.....................................................................................6
2. METODOLOGIA.....................................................................................8
3. OBJETIVO.............................................................................................9
4. APROXIMACIONES A JESUS DE NAZARET..........................................11
5. LOS CUATRO EVANGELIOS.................................................................26
6. METODOS HISTORICO - CRITICOS APLICADOS A LOS EVANGELIOS 54
7. PALESTINA EN TIEMPO DE JESUS.....................................................61
8. EL MUNDO EN QUE VIVIÓ JESUS......................................................95
9. LA POBLACION QUE RODEABA A JESUS.........................................122
10. EL TEMPLO.....................................................................................144
11. PROFESIÓN Y ESTADO CIVIL DE JESUS........................................158
12. PROYECTO DE JESUS....................................................................166
13. EL MISTERIO DE JESUS.................................................................215
14. SINTESIS DOCTRINAL DE LA CRISTOLOGIA...................................232
2
15. LA CRISTOLOGIA COMO PALABRA DEFINITIVA SOBRE LA VOCACION HUMANA...............................................................................................239
16. EVALUACION...................................................................................242
3
INTRODUCCION
La Universidad Pontificia Bolivariana, con su vice-rectoría de
pastoral, preocupados por los cambios que se vienen dando en
la realidad del país, busca emprender un proceso de reflexión y
análisis sobre su quehacer, se propone impulsar el anuncio del
Evangelio apropiándose de lo que dice Pablo VI, en E. N. # 14:
“Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia,
su identidad más profunda”, en el contexto universitario, dando
de este modo un aporte crítico a la solución de los problemas del
país.
A través de acciones de investigación, de creencia y servicio, la
vice-rectoría, contribuye en la formación cristiana, dialogo, fe,
razón; dentro del contexto pluralista y Ecuménico de la
Universidad. Se contribuye así en un espacio que colabora en la
formación integral de los estudiantes acogiéndolos e
4
interpelándolos en su dimensión personal, social y cultural en
las siguientes perspectivas:
1. Una comprensión Integral del ser humano.
2. Un anuncio explícito de la persona de Jesucristo, cuyo
seguimiento de propuesta de realización plena para el joven
de hoy.
3. Un aporte cristiano para el discernimiento del obrar moral del
estudiante, tanto a nivel personal como social.
El material de estudio tiene por objeto ser una ayuda para los
estudiantes, los textos que se elaboran son instrumentos que
complementan la actividad académica desarrollada dentro del
proceso formativo integral.
5
1. JUSTIFICACION
El ser humano es muy complejo y problemático, se encuentra
abierto a un mundo lleno de posibilidades y siempre se pregunta
por el sentido de la vida. El hombre contemporáneo a asumido
diversas formas de vida que no le han posibilitado una
realización auténtica, de ahí que siga buscando alternativas.
La asignatura cristología dentro del plan de estudio de la
Universidad Pontificia Bolivariana, quiere ser consciente con la
propuesta de vida que ofrece la praxis histórica de Jesús, que
por ser dinámica es revelante y significativa para el hombre de
hoy,
Se considera que frente a los retos que nos presenta la
modernidad y la postmodernidad, expresados en un estilo de
vida hedonista y consumista, el Reino de Dios aparece como
6
forma de vida asumida por Jesús y que satisface todas las
expectativas del hombre como ser individual y social.
El cristianismo tal como es entendido y vivenciado en nuestra
sociedad colombiana ha dejado la impronta que en buena
medida, determina la manera de pensar, valorar y actuar de
cada hombre. Así el imaginario cristiano, es un factor que, para
bien o para mal, forma parte constitutiva de lo que somos.
Para recuperar la vitalidad y fuerza de lo auténticamente
cristiano, en su novedad y actualidad es necesario mirar
creativa y críticamente la experiencia que dio origen a la fe en la
persona de Jesús. Acceder a Jesucristo, tal como fue vivenciado
y creído por sus seguidores, es hacer razonable y significativo en
porqué en Jesús, tanto ayer como hoy, muchos hombres han
encontrado en su opción por el reinado de Dios una respuesta a
la construcción de lo humano dentro de una experiencia
comunitaria.
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2. METODOLOGIA
Se partirá del proceso experiencial del alumno, luego se
abordará la temática de estudio para motivar una reflexión que
incluya las dimensiones congnitivas y afectivas que han de
suscitar unas acciones cuyas debilidades y fortalezas se
conocerán en el último momento metodológico que es el de la
evaluación.
Los objetivos de este proceso son la formación de la conciencia
del estudiante, su crecimiento intelectual y finalmente un
compromiso asumido en acciones concretas que transformen su
ser interior, su realidad social y su entorno.
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3. OBJETIVO
3.1 GENERAL
Al finalizar el curso el estudiante estará en capacidad de
identificar con criterios la perspectiva cristológica, como una
alternativa de vida que ofrece elementos humanos y culturales
importantes para su historia personal y ejercicio profesional.
3.2 ESPECIFICOS
• Propiciar un clima favorable a la reflexión, acerca del sentido
de la vida, para que el joven elabore su propia escala de
valores.
• Analizar críticamente la realidad histórica en la cual vivió
Jesús.
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• Conocer las motivaciones de Jesús que lo llevan a actuar y a
comprometerse de una manera original frente a su realidad.
• Discernir los retos que presentan las enseñanzas de Jesús
para el hombre de hoy.
• Descubrir las implicaciones que conlleva hoy el seguimiento
de Jesús en el seno de la comunidad creyente.
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DESMITOLOGIZACION DE JESUS DE NAZARET
4. APROXIMACIONES A JESUS DE NAZARET
4.1 FUENTES DE INVESTIGACION SOBRE JESUS DE NAZARET
Es posible encontrar a Jesús, el que recorrió Palestina
predicando?
Que fuentes de acceso se tienen para llegar a Jesús de Nazaret?
Estos interrogantes nos servirán de brújula, para desarrollar la
problemática al acceso histórico a Jesús de Nazaret.
4.2 JESUS DE NAZARET EN DOCUMENTOS EXTRABIBLICOS
11
4.2.1 Testimonios Judíos. Comenzamos por los testimonios judíos,
por que Jesús es un judío, nació y vivió en Palestina, en
ambiente cultural y religioso judío.
En el Talmud Babilónico, que se encuentra en el tratado
Sanhedrín 43 a, nos narra lo siguiente:
“En la víspera de la fiesta de la pascua se colgó a Jesús.
Cuando días antes se había pregonado el Heraldo. Será
apedreado, y por que ha practicado la hechicería y ha seducido
a Israel, haciéndolo apostatar. El que tenga algo que decir en su
defensa, vaya y dígalo. Pero como no se negó nada en su
defensa, se le colgó en la víspera de la fiesta de la pascua”.
El texto describe a Yeshú = Jesús como un mago que embaucó y
descarrió a Israel. Esto concuerda con la tendencia general de
las antiguas fuentes judías que no niega la existencia y
educación de Jesús. En realidad, tampoco niegan sus milagros,
sólo que los interpretan como actos de brujería (Mc. 3,22).
12
En la literatura judía, se encuentran estas otras menciones: El
Rabí, Simeón Ben Azzai dijo: “Encontré un árbol genealógico en
Jerusalén, donde se indica que ese es un bastardo de una
adultera”.
No se menciona el nombre de Jesús por temor a la cólera de los
judíos contra los sospechosos de inclinarse a la herejía cristiana.
La acusación de nacimiento ilegítimo surgió entre los judíos
contra la tradición cristiana del nacimiento virginal de Jesús.
Estos son los documentos de la literatura Rabínica:
• Misná (la primera gran colección existente de las llamadas
tradiciones “orales” de los rabinos).
• Los Talmudes palestinos y babilónicos.
• La Tosefta (tradiciones rabínicas primitivas omotidas al
componer la misná y puestas por escrito posteriormente).
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• Los Targumes (tradiciones arameas y paráfrasis de las
escrituras hebreas).
• Los Midrases (comentarios rabínicos de las escrituras). Nos
dice Meier: “Estas enormes colecciones de tradiciones
seculares son tesoros de leyes judías, costumbres, homilías,
leyendas, anécdotas y axiomas. Como su valor principal
consiste en ser testimonios de la vida a lo largo del judaísmo
antiguo y del medieval temprano, preguntarles acerca de
Jesús de Nazaret es, en casi todos los casos hacer una
pregunta inadecuada a un cuerpo de literatura cuyos
intereses son muy distintos. A lo que se refiere estos
documentos es ante todo, a la historia de judaísmo, no al
Jesús de la historia”. (1998, 114).
• Un judío llamado Joseph Klausner, quien escribió a
comienzos del siglo XX, afirma que las poquísimas referencias
del Talmud a Jesús, son de escaso valor histórico, “dado que
tiene más carácter de vituperio y polémica contra el fundador
de una facción odiada que de información objetiva y de valor
histórico”.
14
En suma, muy poco o más bien nada, es lo que nos
aporta los testimonios judíos en la búsqueda del
Jesús histórico; se limitan a mencionar el nombre:
Jeshúa de Nazaret; que practicó la hechicería (o sea,
que obró milagros); que fué crucificado en víspera de
pascua.
4.2.2 José Ben Matias. Es el primer y más importante testigo
potencial de la vida y actividad de Jesús, es el judío Aristócrata,
político, militar, historiador. Nace entre los años 37-38 D. C..
conocido como Flavio Josefo. Escribió grandes obras.
• La Guerra Judía, comenzada en los años inmediatamente
posteriores a la caída de Jerusalén en el año 70 D. C..
• Antigüedades Judaicas, escrita 93-94 D. C..
Aparece en esta obra (art. 20.9.1. en el párrafo 200) lo siguiente:
“Así, pues habiendo pensado esta clase de persona (o sea, un
cruel saduceo), Anano, que disponía de una ocasión favorable
15
porque Festo había muerto y Albino está aún de camino,
convocó una reunión (literalmente “Sanedrín”) de jueces, y llevó
ante él el hermano de Jesús, que es llamado Mesías de nombre
Santiago, y algunos otros. Los acusó de haber transgredido la
ley y los entregó para que fuesen apredicados”.
Este pasaje se da en un contexto en el que Josefo acabó de
escribir la muerte del procurador Festo y el nombramiento de
Albino como su sucesor (62 D. C..).
Mientras Albino está todavía de camino hacía Palestina, el Sumo
Sacerdote Anano, el joven reúne al Sanedrín sin consentimiento
del procurador y ejecuta a varios enemigos.
• Testimonium Flavianun (testimonio de Flavio Josefo), (art.
18,3.3. párrafos 63-64) y dice así: “En aquel tiempo apareció
Jesús, un hombre sabio, si verdaderamente se le puede
llamar hombre porque fué autor de hechos asombrosos,
maestro de gente que recibe con gusto la verdad y atrajo a
muchos judíos y a muchos de origen griego. El era el Mesías.
16
Y cuando Pilato, a causa de una acusación hecha por los
hombres principales entre nosotros, lo condenó a la cruz, los
que antes le habían amado no dejaron de hacerlo por que él
se les apareció a tercer día, vivo otra vez, tal como los divinos
profetas habían hablado de estos y otras innumerables cosas
maravillosas acerca de él. Y hasta este mismo día la tribu de
los cristianos, llamados así a causa de él, no ha
desaparecido”.
4.2.3 Testimonios de historiadores y escritores antiguos del siglo segundo
Después de Cristo.. Historiador romano Tácito (56-57-118 D. C.),
existe una breve referencia retrospectiva a Jesús en el lugar
donde tácito habla del gran incendio que se produjo en Roma
durante el reinado de Nerón, y de que éste culpó a los cristianos
(anales 15,44). Nerón, dice Tácito, achacó a los cristianos el
incendio porque la opinión popular sospechaba que el
responsable era él.
17
“Por tanto, para acallar el rumor, Nerón creó chivas expiatorias
y sometió a las torturas más refinadas a aquellos que el vulgo
llamaba “cristianos”, (un grupo) odiado por sus abominables
crímenes. Su nombre proviene de Cristo, quien, bajo el reinado
de Tiberio, fué ejecutado por el procurador. Poncio Pilato,
sofocada momentáneamente, la nociva supersficción se extendió
de nuevo no solo en Judea, la tierra que originó este mal, sino
también en la ciudad de Roma, donde convengan y se cultivan
fervientemente prácticas horrendas y vergonzosas de toda clase
y de toda parte del mundo”.
Dice Meir: “Para la mentalidad de este senador y antiguo
procónsul romano, la peor acusación que se podía hacer contra
el nuevo culto era señalar de quién nació y tomó su nombre:
Siendo judío, que en Judea era conocido como Cristo y fué
ejecutado por Poncio Pilato. La interrogación de Cristo y de su
final tiene la máxima importancia en la imagen negativa que
presenta Tácito de lo cristianos”. (Un Judío Marginal. 110 p).
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Suetonio, nació 69-70 D. C.., su obra: Vida de los Doce
Césares. En su vida de Emperador Claudio (Claudio 25.4),
habla de una expulsión de judíos de Roma: “Como los judíos
continuamente estaban causando disturbios e instigaciones de
Cristo, él (Claudio) los expulsó de Roma.
Bastantes comentaristas sugieren que el Cristo al que se alude
aquí es en realidad Cristo.
Plinio el joven, procónsul en la provincia de Bitinia (en Asia
Menor), durante el período 111-113 D. C. describe para el
Emperador su manera de tratar a los cristianos que le son
denunciadas (Carta 10,96).
Entre las prácticas de los cristianos, Plinio menciona su
costumbre de reunirse regularmente, antes de amanecer, y en
un día fijado, para salmodiar versos “a Cristo como a un Dios”.
Que los cristianos veneren a Cristo como un Dios es una
novedad en nuestras escasas fuentes no cristianas.
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Podemos concluir de las fuentes extrabiblicas lo siguiente:
• Ningúno niega la existencia real e histórica de Jesús de
Nazaret. Todas se refieren a él como alguien concreto y no
como a un ser mitológico. En realidad, sí a la existencia de
Jesús le pedimos más pruebas que otros personajes, es
precisamente porque él tiene actualmente para nosotros una
trascendencia que los demás no tienen.
En el siglo primero y segundo D. C., ningún adversario del
cristianismo, tan encarnizado como fuese, tuvo la idea de poner
en duda la historicidad de Jesús.
• En general, existen estos constantes: - En Judea, vivió un
judío de nombre Jesús, llamado Cristo (ungido).
• Realizó milagros y enseñó al pueblo.
• Fué muerto por Poncio Pilatos a instigación de los Judíos.
• Tuvo un pariente de nombre Santiago, ajusticiado por el
Sumo Sacerdote Anás, hijo de Anás.
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• Dió origen a un movimiento llamado cristianismo.
• En Roma había una comunidad cristiana, 50 años después
de la muerte de Jesús.
• Bajó Nerón, Jesús era considerado como divino, y sus
seguidores, sufrieron los orígenes de la persecución.
4.2.4 Las fuentes cristianas extraevangélicas. San Pablo conoce a
Jesús a través de los formularios tradicionales de la comunidad
primitiva a los que apela en repetidas ocasiones: 1 Cor., 7,10;
9,14; 11,23; 15,3; 1 Tes. 4,15.
Sobre la base de esta tradición afirma que Jesús, judío de la
estirpe de David, vivió en Palestina, tuvo “hermanos” entre los
que se distingue Santiago, reunió un grupo de discípulos,
conocidos como los “doce” entre ellos Pedro, y Juan; la víspera
de su muerte celebró con los discípulos lo que se llama ahora “la
cena del Señor” (1 Cor. 11, 23-25); Jesús fué entregado a la
muerte por iniciativa de judíos y más en concreto de sus
dirigentes (1 Ts. 2,15 1 Cor. 2, 6, 8), pero con la intervención
21
decisiva de la autoridad romana, ya que Jesús fué crucificado
(1Cor 1, 13.23; 2,2; Gal. 3,1.13). Esta es realmente el contenido
esencial del anuncio de Pablo: Cristo, el Mesías crucificado, que
murió, fué sepultado, ha sido resucitado por Dios y apareció a
diversos calificados testigos (1 Cor 15,3-7).
En definitiva Pablo sigue siendo el autor que pone más atención
en la vida histórica de Jesús, aunque centrada en el punto
neurálgico de su anuncio, la muerte y resurrección de
Jesucristo.
22
4.2.5 Los Apócrifos cristianos. Son escritos que a partir de finales
del siglo primero y de modo más intenso en el siglo segundo se
producen en los diversos ambientes y regiones cristianas
responden a dos intereses o intenciones: Uno de carácter
biográfico popular, es decir, integrar las noticias y el cuadro
histórico que ofrecen los Evangelios canónicos; el otro de
intensión apologética, frente a las acusaciones y rumores del
ambiente judío o pagano, o bien ideológico como expresión de
las orientaciones doctrinales del grupo disidente y herético:
Ebionita, doceta o gnóstico. A juicio de los que han estudiado
estos escritos, llamados “apócrifos”, secretos o no-canónicos, “el
valor histórico directo, generalmente hablando, es bastante
tenue y ordinariamente nulo”. Podía pensarse que algún
fragmento o residuo de tradición oral pre-evangélica ha sido
recogido por estos escritos o en otros documentos no oficiales,
conservados en alguna antigua comunidad de cristianos. En el
estado actual de los estudios realizados sobre este material
documentado en los fragmentos de papiros o en las citas de
algunos escritores o textos cristianos no se ha conseguido
resultado alguno que modifique el cuadro histórico general.
23
Como conclusión de los Agrapha (no escritos) que comprenden
dichos y frases sueltas extracanónicas, J. Jeremías afirma que
los escritos extracanónicos son de una “pobreza impresionante”.
La mayor parte son leyenda y muestran evidentes signos de
invención.
Solamente en algún que otro rincón, en medio de los guijarros y
del polvo, brilla una piedra preciosa. El material utilizable es
muy escaso.
Pero a juicio de este autor esta búsqueda no es inútil: “La
importancia de la tradición extracanónica, consiste
esencialmente en el hecho que hace resaltar el valor único de
nuestros Evangelios”.
Por consiguiente, las fuentes más amplias para una
investigación sobre Jesús, después de haber pasado revista a
todos los demás alternativas posibles, siguen siendo los cuatro
Evangelios canónicos: Los tres sinópticos - Mateo, Marcos y
Lucas - y el que figura con el nombre de Juan. La utilización de
24
estas fuentes tras el debate secular sobre el Jesús “histórico”,
tiene que hacerse con algunos criterios metodológicos que
convienen precisar desde el principio.
4.2.6 La fiabilidad histórica de los Evangelios Canónicos. Los
Evangelios Mateo, Marcos, Lucas y Juan, representan la
documentación más amplia, y más antigua sobre Jesús, su
actividad y su enseñanza en Palestina, con una narración más
detallada sobre su condena a la muerte de cruz, seguido del
testimonio de su resurrección. Actualmente es unánime el
consenso en la investigación sobre el origen de estos escritos, a
la hora de situar su redacción definitiva en la segunda mitad del
siglo primero, desde el 70 D. C.. hasta alrededor del año 100.
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5. LOS CUATRO EVANGELIOS
5.1 EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
26
5.1.1 El redactor Marcos. Cuando Pedro, que había sido
encarcelado en Jerusalén, se vió de pronto en la calle, se dirigió
a casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos.
No pasó mucho tiempo sin que llegaran a esta ciudad Pablo y
Bernabé, el primo de Marcos. Ambos llegaban de Antioquia y
traían una colecta para los “pobres” de Jerusalén. Al
marcharse, se llevaron consigo al joven Marcos, que les
acompañaría después en su primer viaje apostólico hasta Perge,
en donde les abandonó cobardemente para regresar a
Jerusalén. Cuando más tarde Bernarbé insista de nuevo en
llevar a su primo en el segundo viaje, Pablo se negará
rotundamente al acordarse del feo que les había hecho. Pablo
saldrá con su discípulo Silas en dirección a Cilicia, Bernabé se
marchará con Marcos a Chipre. Pero unos doce años más tarde
encontraremos a Marcos al lado de Pablo en la ciudad de Roma.
También Pedro se encuentra en Roma por aquellas fechas, el
cual escribiendo a los fieles de Asia Menor les saluda en nombre
de Marcos “su hijo”. Pedro lo llama “hijo” por haberlo convertido
él personalmente al Evangelio. Como veremos, es de suma
importancia esta relación de Marcos con Pedro.
27
5.1.2 Marcos recoge la tradición de Pedro. Hacia el año 130, Papías
de Hierápolis (Frigia) en la introducción a su obra Aclaraciones a
las palabras del Señor, reconoce la paternidad del Evangelio de
Marcos cuando escribe:
“Marcos intérprete de Pedro, puso por escrito cuantas cosas recordaba de lo que Cristo había hecho y dicho, con exactitud, pero no con orden. No es que él hubiera oído al Señor o lo hubiera seguido; pero, como se ha dicho, siguió después a Pedro, el cual hacía sus instrucciones según las necesidades de sus oyentes, pero no narraba ordenadamente los discursos del Señor. Por esto, Marcos no incurrió en error escribiendo algunas cosas conforme las tenía en la memoria, pues tuvo cuidado de no omitir nada de lo que había oído a Pedro y de no transmitirlo falsamente.”
De acuerdo con este testimonio, podemos afirmar sin temor a
duda que Marcos no ha conservado la catequesis o predicación
de Pedro. Por ventura tenemos en los “Hechos de los Apóstoles”
un buen resumen de esta predicación de Pedro en casa de
Cornelio. Dice así:
“Dios ha enviado la palabra a los hijos e Israel, anunciándoles la paz por Jesucristo, que es el Señor de todos. Vosotros conocéis lo que ha sucedido en toda la Judea, comenzando la cosa en Galilea después del bautismo predicado por Juan, cómo Dios ha ungido con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, que iba de lugar en lugar, haciendo el bien y curando a todos aquellos que
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estaban bajo el imperio del diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todo lo que ha hecho en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Ellos le dieron muerte colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día y permitió que se apareciese, no a todo el pueblo, sino a los testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros, que hemos comido y bebido con él después que hubo resucitado de entre los muertos. El nos ha ordenado predicar al pueblo y atestiguar que ha sido establecido por Dios juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan testimonio de él, que quien creyere en él recibe por su nombre el perdón de los pecados”.
5.1.3 Estructura del “Evangelio según Marcos”. El plan de
composición de la obra de Marcos responde perfectamente a la
exposición de Pedro en casa de Cornelio. De acuerdo con este
programa, Marcos dispone su relato de la forma siguiente:
• Introducción: Titulo, en el que afirma ya la divinidad de
Jesucristo.
∗ Predicación del Bautista.
∗ Bautismo de Jesús.
∗ Tentación de Jesús en el desierto.
29
• La cosa comienza en Galilea. (Base de su actuación:
Cafarnaún):
∗ Principio de la vida pública.
∗ Comienza la lucha con sus enemigos.
∗ Jesús y el pueblo.
• Jesús de un lugar a otro:
∗ Fuera de Galilea: La ruptura con los fariseos es
irremediable, pero Jesús se distancia también de un
pueblo que sólo busca milagros. Concentra su
atención en los discípulos. El distanciamiento
geográfico de Jesús expresa su actitud nueva frente al
pueblo.
∗ Jesús sube a Jerusalén: Descubre el verdadero
significado de su mesianismo a los discípulos.
• Los últimos días de Jesús en Jerusalén:
∗ La última aparición pública de Jesús.
∗ Pasión, muerte y resurrección.
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De este esquema se desprende fácilmente lo que pudiéramos
llamar “cañamazo histórico” por donde Corre el hilo de la
narración de Marcos y de los otros dos sinópticos. Según esto,
los acontecimientos se desarrollarían así:
Jesús hace su aparición en Galilea. Admirado por todos al
principio, se enfrenta enseguida con escribas y fariseos, que no
pueden perdonarle sus primeros éxitos, pues Jesús ha intentado
y ha conseguido en parte, no sólo elevar el espíritu religioso del
pueblo, sino también liberarlo del yugo de los fariseos y de la
tutela de los escribas. Enfrentado con la clase dominante,
pronto es objeto de incomprensión del pueblo. Jesús se retira
entonces progresivamente, abandona Galilea y concentra su
atención en el pequeño grupo de los discípulos. Por fín, Jesús
sube a Jerusalén a celebrar la pascua, y los sacerdotes, escribas
y fariseos, toda la clase dominante, ven llegada la ocasión de
acabar con él. Sin embargo, la cosa que comenzó en Galilea
seguirá adelante gracias a la fe de los discípulos. El escenario
geográfico de los hechos responde a la sucesión de los mismos:
31
. Primero Cafarnaún y las aldeas cercanas.
. Después, toda Galilea.
. Más tarde, actúa fuera de Galilea (al norte y al oriente de la
misma).
. Sube a Jerusalén,
. y encuentra su muerte en el Calvario,
. pero de allí salen los discípulos a predicar la resurrección a
todo el mundo.
Podemos representar el curso de la vida de Jesús con una flecha
que marca su ascenso de Galilea a Jerusalén.
32
5.1.4 Lugar y tiempo de la redacción. Destinatarios. Aparte del
testimonio de Papías, hay otros que permiten señalar como
lugar de redacción la ciudad de Roma, en donde Marcos estuvo
con San Pedro, según ya hemos dicho. En cuanto a la fecha, no
debió ser antes del 60, ni después del año 70. Según el papiro
de José O’Callahan (papirólogo español), encontrado en
Qumram, la fecha del Evangelio de Marcos puede remontarse al
año 50.
Los destinatarios de Marcos fueron los cristianos procedentes de
la gentilidad. Lo cual se deduce fácilmente del hecho de que
Marcos utiliza el mayor número de palabras latinas. Además,
explica a sus lectores tanto el significado de palabras arameas
como de costumbres judías.
33
5.1.5 Peculiaridad de la obra de Marcos. Sabemos que el contenido de
la tradición sobre Jesús de Nazaret lo constituyen “palabras y
obras”. A diferencia de los otros sinópticos, Marcos recoge sobre
todo las obras de Jesús. También se distingue de ellos porque
describe los hechos con mayor riqueza de detalles y con una
viveza especial. Utiliza con frecuencia el presente histórico, la
expresión directa y la frase Corta. Parece estar más próximo a
los hechos.
Por ser fuente de los otros dos sinópticos, por su brevedad y por
sus características, el Evangelio según Marcos se presta
especialmente para alcanzar el objetivo que nos hemos
propuesto en este curso: Conocer a Jesús - Cristo tal y como
fué predicado por los apóstoles y aceptado por la fe de la
comunidad primitiva. Sin embargo, habrá que tener en cuenta,
no sólo a los otros evangelistas, sino incluso a los demás
escritos del Nuevo Testamento. Por esta razón, juzgamos
conveniente decir algo al menos de los otros tres Evangelios.
34
5.2 EVANGELIO SEGÚN MATEO
5.2.1 El redactor Mateo. La tradición, que en este caso se remonta
al siglo segundo, atribuye unánimemente el primer Evangelio al
discípulo que lleva el nombre de Mateo en la lista de los doce.
No cabe duda de que este Mateo es el publicado Leví del que nos
habla Marcos. Aquel hombre que dejó en Cafarnaún su mesa
de cobrador de impuestos para seguir a Jesús, pues en el lugar
paralelo del primer Evangelio dicho publicano recibe el nombre
de Mateo. Además, en la lista de los apóstoles se dice: “Mateo,
el publicano”. El uso de un doble nombre era bastante
frecuente entre los judíos. Sin ir más lejos, recordemos que
Marcos llevaba también el nombre de Juan. Por tanto, bien
podemos pensar que nuestro redactor se llamaba Leví-Mateo.
San Ireneo dice, que Mateo predicó entre los hebreos y les dejó
escrito en su lengua (esto es, en arameo) el “Evangelio”. Pero
sabemos que el “Evangelio según Mateo”, el primero de los que
han llegado hasta nosotros, se escribió en griego. Lo más
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probable es que Ireneo se refiera a un escrito anterior y que su
información depende de lo que dice Papías al respecto:
“Mateo compiló en arameo las palabras del Señor, y cada cual las tradujo después como supo”.
Lo que Ireneo llama “Evangelio”, es sin duda el mismo escrito al
que Papías se refiere y que contenía solamente las “palabras del
Señor”. Se ha pensado que este escrito, una vez traducido al
griego, sería la fuente “Q” de los sinópticos. Recordad que la
otra fuente es el Evangelio de Marcos. (Mc.).
36
5.2.2 Estructura del “Evangelio según Mateo”. Si prescindimos de la
infancia de Jesús, casi todas las “obras” que relata Mateo se
encuentran ya en Marcos, cuya trama histórica no abandona.
Lo que añade Mateo al texto de Marcos consiste
fundamentalmente en “palabras del Señor”. Mateo se propone
presentar a Jesús como el Maestro de Israel que habla “con
autoridad”, de ahí que predominen en su relato las “palabras”
sobre las “obras” de Jesús. Por esta razón también, se esfuerza
en agrupar sistemáticamente la materia y distribuirla en
bloques complementarios: Sermón de la montaña, enseñanza a
los discípulos, parábolas del Reino de los Cielos, sobre el
espíritu que han de tener los discípulos, disputas con escribas y
fariseos y discursos escatológico. Este interés sistemático, que
tiene sus ventajas desde un punto de vista catequético, le lleva a
descuidar la cronología y la geografía de los hechos y a encubrir
la trama histórica de Marcos que, no obstante, no abandona.
37
5.2.3 Lugar y tiempo de la redacción. Destinarios. Según los
testimonios ya aducidos (Papías, Ireneo), hay que pensar que
este Evangelio fué escrito en un ambiente por lo menos muy
cercano a la primitiva comunidad cristiana de Palestina y
dirigido a los fieles procedentes del judaísmo. En cuanto al
tiempo de su redacción, se ha de tener en cuenta que depende
de Marcos, consiguientemente no pudo ser escrito antes del año
60. Por otra parte, Mateo supone ya la destrucción de
Jerusalén por los ejércitos de Tito, lo cual nos lleva a una fecha
posterior al año 70; pero no hay que aplazar su redacción más
allá del siglo primero.
38
5.2.4 Peculiaridad del Evangelio según Mateo. Salta a la vista la
tendencia apologética de este Evangelio. Su autor quiere
demostrar que Jesús de Nazaret es el Mesías prometido por los
profetas, razón por la cual cita muchos textos del Antiguo
Testamento y hace ver cómo se han cumplido en la vida de
Jesús. No olvidemos que dirige su Evangelio a los cristianos
procedentes del judaísmo, los cuales se sitúan polémicamente
frente a la Sinagoga.
5.3 EVANGELIO SEGÚN LUCAS
39
5.3.1 El redactor Lucas. El autor de lo “Hechos de los apóstoles”
alude a su “primer libro” en el que narra lo que Jesús “hizo y
dijo” y cuya continuación se propone, relatando ahora la
predicación y los hechos de los apóstoles. Ambos libros
aparecen dedicados a un tal Teófilo. Por otra parte, un estudio
comparado descubre en ellos un mismo estilo y un mismo
léxico. Así que no hay duda de que se trata efectivamente de un
mismo autor, tal como afirma unánimemente la tradición desde
finales del siglo segundo (Canon Muratoriano).
Tampoco se puede dudar seriamente de que dicho autor sea el
médico que acompañó a Pablo en sus viajes y que se llamaba
Lucas (posible abreviación de Lucanus), ya que esto es lo que
afirma la tradición, y, sobre todo, lo que se desprende
claramente de las siguientes consideraciones:
Se trata de un hombre que vivió gran parte de los
acontecimientos narrados en los Hechos, puesto que utiliza
con frecuencia el plural y se introduce personalmente en la
historia como testigo.
40
Este hombre demuestra tener conocimientos médicos,
describe clínicamente las enfermedades y utiliza el léxico
propio de la medicina de su época.
Solamente Lucas reúne estas condiciones. Pablo dice de él
que fué su colaborador y que era médico de profesión.
Lucas, el único autor del Nuevo Testamento que procede de los
gentiles, era seguramente miembro de la comunidad cristiana de
Antioquia. Hacia el año 50-51, se une a Pablo cuando éste se
dispone a realizar el segundo viaje y penetrar en Europa. Con él
llega hasta Filipos, donde se queda durante unos siete años
hasta que, al regresar Pablo de su tercer viaje, marcha de nuevo
con él a Jerusalén.
Cuando Pablo apela al César y es conducido prisionero a Roma,
Lucas lo acompaña en una aventurada travesía. Ya en Roma y
durante la cautividad de Pablo, Lucas tiene la ocasión de
conocer a Marcos. Y durante la segunda cautividad de Pablo es
Lucas el único que le acompaña. Una antigua tradición nos
41
informa que se trasladó después a Grecia donde escribió su
Evangelio y murió de muerte natural a la edad de 84 años.
5.3.2 Estructura del “Evangelio según Lucas”. Según nos dice en el
prólogo, Lucas pretende escribir la historia con orden, pero este
orden no es siempre cronológico. Después de narrar la infancia
de Jesús coge el hilo de Marcos y lo mantiene hasta el final, pero
interrumpe ocasionalmente el relato de Marcos para introducir
otra información. Esto ocurre especialmente a partir del c. 9, 51
hasta el c. 18, 30, que constituye un paquete de información
casi toda en exclusiva. Sabemos que Lucas, además de utilizar
como fuente a Marcos y a “Q”, utilizó fuentes desconocidas.
42
5.3.3 Lugar y tiempo de la redacción. Destinatarios. Si los otros dos
sinópticos escribieron principalmente para que sus libros fueran
utilizados en la liturgia de la palabra de la comunidad (la
romana o la palestinense), Lucas quiere ofrecer un libro para la
lectura individual de los fieles. Siguiendo la costumbre de los
autores de su tiempo, dedica su obra a un personaje destacado
llamado Teófilo. Conviene saber que tal dedicación suponía
entonces que la propiedad de la obra pasaba a manos de aquél a
quien se dedicaba, el cual se comprometía por su parte a
difundirla. Claro está que Lucas pensó en todos los fieles y aún
en los que podían serlo, como posibles lectores. Podemos decir
que escribió en general para los cristianos helenistas. También
Lucas supone como un hecho consumado la destrucción de
Jerusalén. Debió escribir por tanto su Evangelio después del
año 70 y, probablemente, antes del año 80. En cuanto al lugar,
ya hemos dicho que la tradición señala Grecia.
43
5.3.4 Peculiaridad del Evangelio según Lucas. Se ha dicho que es el
“historiador entre los evangelistas”. Pero claro está que esto
debe entenderse relativamente, pues tampoco él se propone
escribir rigurosamente la biografía de Jesús. Con todo, muestra
un interés especial por algunos datos históricos, fija el tiempo de
la aparición del Bautista sirviéndose de un método al uso entre
los historiadores: Señalando una serie de conexiones de este
suceso con otros hechos de la época. También determina la
fecha de nacimiento de Jesús, refiriéndose al empadronamiento
ordenado por César Augusto y siendo Cirino gobernador de
Siria.
Su estilo es mucho más docto y su redacción más elaborada que
la de los otros dos sinópticos. De los tres, es el que tiene
mayores pretensiones literarias.
5.4 EVANGELIO SEGÚN JUAN
44
5.4.1 El autor Juan. El testimonio explícito más antiguo que
atribuye al apóstol Juan el cuarto Evangelio es el San Ireneo,
Obispo de Lyón. En su obra titulada Contra los Herejes, escrita
hacia el año 180, dice:
“Después Juan, el discípulo del Señor, el mismo que descansó sobre su costado, escribió también un Evangelio durante su estancia en Efeso”.
Si tenemos en cuanta que Ireneo, según afirma personalmente,
conoció en su infancia al obispo Policarpo y que éste fué
discípulo del apóstol Juan, daremos la importancia que merece
a su testimonio. De todas formas, a finales del siglo segundo los
principales autores eclesiásticos están de acuerdo con lo dice
Ireneo.
Podemos afirmar que “el discípulo amado”, que al final del
cuarto Evangelio se presenta como autor y garante de toda la
obra y de la verdad que en ella se contiene, no es otro que Juan,
el hijo de Zebedeo y el hermano de Santiago. Ambos hermanos
reciben el nombre de “hijos del Trueno” (Boanerges),
45
seguramente por su reacción airada contra los samaritanos que
no quisieron recibir a Jesús. Ambos pertenecen con Pedro al
grupo de los amigos predilectos de Jesús, testigos de su gloria
en la transfiguración y de su angustia en Getsemaní. Pero sólo
Juan es el que descansó sobre el costado del maestro y se
atrevió a preguntarle el nombre del traidor. A este “discípulo
amado” le entregaría Jesús, ya moribundo, el cuidado de su
madre.
46
5.4.2 Estructura del “Evangelio según Juan”. A diferencia de los
sinópticos, que nos ofrecen muchas veces de forma inconexa
una recopilación de datos, Juan observa un orden más riguroso
y establece frecuentes conexiones temáticas. El camino de
Jesús comienza para Juan en el Padre y termina en el Padre. Y
el escenario de la vida pública de Jesús va y viene de Judea a
Galilea hasta que, exaltando en la cruz, vuelve al padre de
donde ha venido. Juan ofrece una serie de temas generalmente
después de narrar unos milagros, que él entiende como “signos”;
es decir, no tanto como demostraciones del poder de Dios,
cuanto manifestaciones de la verdad divina o gestos
significativos. Juan está más interesado en decirnos quién era
Jesús que en relatar lo que Jesús hizo y dijo. El centro y el
núcleo de su libro no es otro que la revelación que hace Jesús
de su persona, mostrándose como hijo de Dios y salvador del
mundo.
47
5.4.3 Lugar y tiempo de su redacción. Si prescindimos del relato de
la pasión y muerte de Jesús, el Evangelio de Juan difiere
grandemente de los otros tres: Por su estructura, por la
selección y distribución de los contenidos, por el estilo y el léxico
y, sobre todo, por una mayor elaboración de las palabras de
Jesús que aparecen como verdaderos discursos y no ya como
frases aisladas. Juan es el teólogo entre los evangelistas, y no
hay duda de que en su texto predomina la propia reflexión sobre
los datos meramente históricos. Utiliza conceptos con gran
precisión, tales como verdad, vida, luz, gloria, fe... y nos ofrece
un pensamiento coherente y original.
Con todo, la reflexión de Juan prende en los hechos y los
supone. Hoy día se tiende a revalorizar a Juan como testigo
histórico: Las recientes excavaciones en Palestina y los
manuscritos hallados en el Mar Muerto, demuestran que Juan
ha sabido recoger una serie de datos y tradiciones históricas,
que no mencionan los otros evangelistas. Por otra parte, no
debemos olvidar que todos los Evangelios, y no sólo el de Juan,
han sido escritos después de la experiencia pascual y bajo su
influencia. En consecuencia, han sido escritos, no sólo para
48
conservar el recuerdo de las obras y palabras de Jesús, sino
también para expresar la fe de los testigos de la resurrección.
Una de las tareas más difíciles y apasionadas de los
comentaristas es determinar, mediante el análisis y la crítica de
los textos, aquellos criterios que nos permiten descubrir el
estrato más profundo de la tradición apostólica recogida en los
Evangelios; esto es, los mismísimos hechos y las mismísimas
palabras de Jesús. Ahora bien, no podemos olvidar que lo
importante de cualquier historia no son nunca los hechos
desnudos (que siempre son además inasequibles en toda su
pureza), sino los hechos tal y como fueron vividos por los
primeros testigos, pues también la interpretación pertenece a la
realidad histórica de los hechos, ya que sólo los hechos
interpretados hacen historia.
5.5 EN SUMA
49
• Los Evangelios no son principalmente obras de historias en el
sentido moderno de la palabra. Su finalidad es, ante todo,
proclamar y fortalecer la fe en Jesús como hijo de Dios, Señor
y Mesías. Su versión está imbuida desde principio a fin por
la fe en que Jesús crucificado resucitó de entre los muertos y
volverá glorioso para juzgar al mundo. Además, los
Evangelios no intentan o dicen ofrecer nada semejante a un
relato completo ni siquiera un resumen de la vida de Jesús.
Marcos y Juan a Jesús ya adulto, empezado su ministerio que,
como mucho, dura unos pocos años. Tanto Mateo como Lucas
anteponen a la narración del ministerio público dos capítulos de
relatos sobre la infancia, cuya historicidad es muy debatida.
A parte de los cuatro Evangelios el Nuevo Testamento ofrece
muy poco acerca de Jesús, dar simple abundancia, la más
prometedora fuente de información es Pablo, el único autor
de material Neotestamentario que procede, sin duda, alguna
de la primera generación cristiana. Como el centro de la
teología de Pablo es la muerte y resurrección de Jesús, la vida
50
y dichos del Jesús terreno no tienen un papel destacado en
sus epístolas.
Más allá de Pablo, el resto del Nuevo Testamento proporciona
una cosecha todavía más mezquina. La epístola de Santiago,
como las paulinas y otras epístolas Neotestamentarias, puede
contener algunos dichos de Jesús reelaborados. La
candidatura más clara es la prohibición de juramentos en
Sant 5, 12 (Cf. Mt 5, 34-37). La primera epístola de Pedro es
otra posible fuente, aunque el interrogante sobre si el autor
conocía otros documentos que ahora se hallan en el Nuevo
Testamento complica las cosas. La carta a los Hebreos dice -
dificultando aparentemente su tesis de que Jesús es el Sumo
Sacerdote de la nueva Alianza - que era de la tribu de Judá,
no de la de Leví (Heb 7,14).
También conoce una tradición similar a la atormentada oración
de Jesús en Getsemaní (Heb 5,7-8; Cf. Mc. 14, 32-42 parr.;
también Jn 12, 27-36a).
51
El Apocalipsis de Juan, presenta un lenguaje y metáforas que
también se encuentran en el discurso escatológico de Jesús.
Por ejemplo, la atrevida imágen del ladrón aplicada a la venida
de Jesús al final de los tiempos aparece tanto en Q (Mt 24, 43;
Lc 12,39) como en Ap. 3, 3; 16,15 (Cf. la versión suavizada en
un Tes 5,2,4; 2 Pe 3,10, donde el “día del Señor” llega como un
ladrón).
• En los cuatro textos es Jesús quien habla directamente: En
los Evangelios, el Jesús terreno; en el Apocalipsis, el Jesús
resucitado y glorificado. Y aquí, naturalmente, está el
problema: Se puso un dicho el Jesús histórico en boca del
Cristo resucitado, contemplado en visión por el vidente del
Apocalipsis?. O fueron los profetas cristianos quienes,
habiendo oído esas palabras en sus visiones del Señor
resucitado, las pusieron en boca del Jesús terreno?. En el
cuadro de conjunto, una decisión al respecto tiene poca
importancia para el asunto que nos ocupa, puesto que, una
vez más, el material no añade nada sustancial al conjunto de
datos procedentes de los cuatro Evangelios. Dentro del Nuevo
52
Testamento, en realidad se nos remite siempre a los
Evangelios. Por eso, en los capítulos siguientes debemos
averiguar si fuera del Nuevo Testamento, podemos encontrar
alguna fuente de información independiente acerca del Jesús
histórico.
Los Evangelios no son simple crónica de la vida de Jesús, son
obras históricas.
Los Evangelios nos relatan la historia de Jesús con una
autenticidad, frescura y originalidad de la fe pascual.
Los Evangelios tal como los tenemos hoy son portadores de esta
historia de Jesús y de su conciencia vivida y manera como él fué
captado por sus contemporáneos.
53
6. METODOS HISTORICO - CRITICOS APLICADOS A LOS EVANGELIOS
6.1 Descripción
En el estudio actual de su desarrollo, el método histórico -
critico recorre las etapas siguientes:
∗ La crítica textual, practicada desde hace mucho tiempo, abre
la serie de operaciones científicas. Apoyándose sobre el
testimonio de los manuscritos más antiguos y mejores, así
como sobre el de los papiros, de las traducciones antiguas y
de la patrística, procura, según reglas determinadas,
establecer un texto bíblico tan próximo al texto original como
sea posible.
54
El texto es sometido entonces a un análisis lingüístico
(morfología y sintaxis) y semántico, que utiliza los conocimientos
obtenidos gracias a los estudios de filología histórica.
Morfología: estudio de las formas de las palabras.
Sintaxis: enseña a coordinar y unir las palabras para formar oraciones.
Semántico: ciencia que trata de los cambios de significación de las palabras.
∗ La crítica literaria, se esfuerza luego, por discernir el
conocimiento y el final de las unidades textuales, grandes y
pequeñas, y de verificar la coherencia interna de los textos.
La existencia de duplicados, de divergencias irreconciliables y
de otros indicios manifiesta el carácter compuesto de algunos
textos, que se dividen entonces en pequeñas unidades, de las
cuales se estudia su posible pertenencia a fuente diferentes.
∗ La crítica de los géneros, procura determinar los géneros
literarios, su ambiente de origen, sus rasgos específicos y su
evolución.
55
∗ La crítica de las tradiciones, sitúa los textos en las Corrientes
de tradición de las cuales procura precisar la evolución en el
curso de la historia.
El propósito de la crítica textual, es tratar de reconstruir hasta
donde es posible la forma original del texto; el trabajo de crítica
textual, se basa en los manuscritos más antiguos que se han
conservado concretamente el Evangelio de Marcos, hoy que
mencionan algunos códigos escritos en letras mayúsculas
procedentes del siglo IV-V. Ellos son los llamados códice:
Vaticano, semántico, alejandrino y el de Beza.
∗ La crítica de la redacción, estudia las modificaciones que los
textos han sufrido antes de quedar fijados en su estadio final
y analiza, ese estadio final, esforzándose por discernir las
orientaciones que le son propias. Mientras las etapas
precedentes han procurado explicar el texto por su génesis,
en una perspectiva diacrónica, esta última etapa se concluye
con un estudio sincrónico: Se explica allí el texto en sí
56
mismo, gracias a las relaciones mutuas de sus diversos
elementos, considerándolos bajo su aspecto de mensaje
comunicado por el autor por sus contemporáneos. La
función pragmática del texto puede ser tomada entonces en
consideración.
Cuando los textos pertenecen a un género literario histórico, o
están en relación con acontecimientos de la historia, para
precisar el alcance histórico, en el sentido moderno de la
expresión de los textos estudiados.
De modo quedan en claro las diferentes etapas del concreto
desarrollo de la revelación bíblica.
6.2 AMBIENTE, ORIGEN Y ESTADO CIVIL DE JESÚS
57
6.2.1 Historia y geografía. Jesús vivió entre los años 7-4 A. C. y 30
D. C., en Palestina. Lugar que desde el año 63 A. C. era colonia
romana. En tiempo del Emperador romano Augusto (63 A. C.-
14 D. C.). Su ministerio lo desarrolló siendo Tiberio El
Emperador (14-37 D. C.) y Herodes Antipas (4 A. C.). El
Tetranca de Galiba. Su muerte ocurrió cuando Poncio Pilato,
era procurador de Judea. Nazaret es la cuna de sus
antepasados y posiblemente hablaba en arameo, que se
acostumbraba en Galilea y que quizá tenía por oficio el mismo
de su Padre: La artesanía, que se elaboraba alrededor de la
construcción de viviendas.
58
6.2.2 Jesús. Nació a finales del reinado de Herodes El Grande;
vivió 7-4 A. C. y 30 D. C.. Palestina: Colonia romana desde el
63 A. C.. El Emperador romano era Augusto (63 A. C. -14 D.
C.); su ministerio lo desarrolló siendo Tiberio el Emperador (14-
37 D. C.); su muerte ocurrió cuando Poncio Pilato era
procurador de Judea; Nazaret es la cuna de los antepasados.
Hablaba en arameo.
Su oficio: Era carpintería (construcción de viviendas); su
actividad la realizó en la zona del Lago de Galilea (ciudad de
Cafarnaún); Cafarnaún (Galilea) y Jerusalén (Judea).
6.3 PRINCIPALES PASAJES EVANGÉLICOS QUE NOS DAN ALGÚN DATO CRONOLÓGICO
Lc. 1,5: (En los días de Herodes El Grande, Rey de Judea).
Mt. 2,2: (Vimos su estrella en Oriente).
Lc. 2, 1-7: Edicto de César Augusto; Cirino gobernador de
Siria, hace un censo.
59
Lc. 3,1-3: Juan comienza a predicar el año 15 de Tiberio;
Poncio Pilato, los Tetrancos, Anas, Caifás.
Lc. 3, 23: Jesús tenía unos 30 años.
Lc. 23-54: Era el día de la preparación y aportaba el sábado.
6.4 DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA
6.4.1 Palestina. (País de los filisteos) formaba parte del imperio
romano desde el 64 A. C.; y oficialmente, se llamaba “Judea”,
situada a más de un mes de navegación de Roma, estaba
compuesta por franja en forma de trapecio de 50 y 100 km., en
sus bases y 220 km. de altura, con una extensión de unos
26.000 km2.
60
7. PALESTINA EN TIEMPO DE JESUS
Toda la vida de Jesús transcurrió en un lugar del Medio Oriente
en Asia, que conocemos con el nombre de Palestina. Esa fué su
patria. Era la “Tierra Prometida” a los israelita en Egipto, mil
ochocientos años atrás.
¿Cómo era este lugar? ¿Que aspecto tenía? ¿Cómo era la gente
que vivía allí? Veamos:
7.1 DIMENSIONES
En aquel tiempo, Palestina tenía de largo menos de doscientos
kilómetros. O sea, que con una carretera moderna, un coche,
sin apurarse, la hubiera recorrido de norte a sur en dos horas, y
de este a oeste en una.
61
La distancia de Nazaret a Jerusalén es de 100 Km. en línea
recta.
7.2 LOS CAMINOS
Para trasladarse de Nazaret a Jerusalén había primero que
bajar a la llanura de Esdrelón, atravesarla y empezar a subir la
serranía. Los caminos por la sierra eran muy disparejos y
aveces empinados.
Había otro camino más plano, pero caluroso, el del río Jordán.
De Nazaret se bajaba a la llanura de Esdrelón, se seguía
descendiendo al Este hasta llegar al río Jordán. Había que
seguir luego bajando al lado del río hasta Jericó, acerca de 400
m. bajo el nivel del mar. Allí empezaba una subida difícil. Se
cruzaba el desierto de Judá, hasta Jerusalén, unos 1200 m. de
ascenso.
62
7.3 LOS VIAJES
Los caminos de Palestina eran transitados continuamente por
viajeros a pie o en burro. Algunos ricos iban a caballo. De vez
en cuando se veía algún camello.
A veces los viajeros pasaban la noche a la intemperie, envueltos
en sus mantos, una piedra por almohada. O dormían en la
posada.
Algunos llevaban tiendas familiares. Las caravanas usaban
grandes tiendas comunitarias. Tenían ya estudiadas las etapas
para pernoctar cerca de algún poblado.
De Nazaret a Jerusalén, al paso de los animales, el tener que
darles de comer y beber, levantar tiendas, comprar vituallas, un
grupo grande tardaría cerca de una semana. Sin la
impedimenta, serían dos o tres días.
63
Durante su vida pública, con sol, lluvias o nieve, Jesús recorrió,
a pie, todos esos caminos en compañía de sus apóstoles...
7.4 REGIONES
Política y étnicamente, Palestina en tiempos de Jesús, se dividía
en las siguientes zonas.
7.4.1 Judea. Era la cabeza y nervio de la nación. En ella se
encontraba la ciudad de Jerusalén y el Templo. Estaba
habitada por los judíos, es decir, por los descendientes de la
tribu de Judá que durante siglos habían tratado de seguir las
leyes religiosas de pureza racial y que por lo tanto se
consideraban los más “puros” entre el resto de la población del
país.
64
7.4.2 Samaria. Estaba situada al norte de Judea. Habitada por
una población sumamente mezclada con otros pueblos. Los
israelitas que vivían allí fueron llevados cautivos a Asiria. Los
reemplazaron por unos treinta mil colonos asirios que se
instalaron en las casas y huertas vacías. Había llevado a sus
sacerdotes y además sus ídolos.
Estos advenedizos se mezclaron con los israelitas que habían
permanecido en Samaria. Era éste un mestizaje considerado
por los judíos como una “contaminación” étnica.
Los samaritanos tenían además con sus parientes y vecinos
judíos otras diferencias que mantenían a ambos pueblos en
continua hostilidad. Se trataba de discrepancias religiosas.
Aunque los samaritanos continuaban obedeciendo las leyes de
Moisés, rechazaban el Templo de Jerusalén como centro de culto
nacional. Preferían adorar a Dios en el monte Garizim.
En tiempos de Jesús, la hostilidad entre judíos y samaritanos
era tan áspera, que ni siquiera se hablaban ni se saludaban
65
cuando casualmente se encontraban miembros de estas dos
regiones.
7.4.3 Idumea. Los idumeos eran también descendientes de
Abraham, por su nieto Esaú. Se relacionaban mejor con los
árabes, hijos de Abraham por Ismael, que con los israelitas.
Tampoco los ismaelitas se llevaban bien con los judíos, que eran
prole de Abraham por Jacob.
Los idumeos habitaban al sur de palestina. Herodes era
idumeo.
En tiempo de Jesús, estas tres regiones eran gobernadas por
Poncio Pilato.
66
7.4.4 Galilea. Era llamada también por la tradición, Galilea de los
gentiles. A pesar de esta definición, Galilea estaba habitada por
israelitas, que tal vez no tenían la misma pureza racial que sus
hermanos de Judea, pero observaban los preceptos religiosos del
judaísmo con gran devoción. Eran los más asiduos a las fiestas.
Los galileos, más o menos mezclados o por lo menos influidos
por sus vecinos fenicios y sirios, eran, sin embargo, los patriotas
más fervorosos entre la población de todo el país. Los romanos
tuvieron que sofocar más de un levantamiento contra su
dominio.
Los caudillos más populares de la resistencia contra Roma,
fueron galileos, como los habitantes de Séforis.
A pesar del fervor patriótico y de la piedad religiosa de los
galileos, sus hermanos judíos no los tenían en alta
consideración. Se les creía levantiscos, impuros, ignorantes e
incultos. Pero los galileos nunca se sintieron separados de
Judea como los samaritanos. Galilea era gobernada por el
Tetrarca Antipas.
67
Fueron los judíos - galileos los que más de cerca siguieron a
Jesús. Once apóstoles fueron galileos, sólo Judas era de Judea,
del pueblo de Keriot.
Jesús no nació en Galilea, pero sí vivió en ella cerca de treinta
años. La mayor parte de su actividad se desarrolló en Galilea.
7.4.5 Traconítide. Territorio situado al norte de Palestina hacia
el Este del mar de Galilea y del Jordán. Habitado casi sólo por
gentiles greco - sirios. La gobernaba El Tetrarca Filipo, hijo de
Herodes el Grande.
7.4.6 Perea. Quedaba al Este del Jordán con una población casi
enteramente gentil. Poca o ninguna fué la actividad de Jesús en
estas regiones. La gobernaba Antipas.
68
7.4.7 La Decápolis. Era una región más o menos independiente, al
Este del Río Jordán. Había en ella diez ciudades griegas
fundadas por los soldados de Alejandro Magno, cuando al morir
éste, se desbarató su imperio. En sus plazas lucían estatuas a
Zeus, Apolo, Hermes, Pan y Artemisa, etc. Los judíos nunca
iban a ellas.
7.5 CIUDADES DE PALESTINA
Los romanos habían impuesto su estilo de vida en varias
ciudades: Samaria, Cesárea Marítima, Séforis y aún en otras
como Tiberíades.
En todas ellas habitaban muchos extranjeros. Eran ciudadanos
greco-romanos y siro-fenicios con características muy marcadas.
Muchas ciudades y pueblos tenían rasgos netamente judíos.
69
El Evangelio no nos da una idea completa de las ciudades de
Palestina en tiempo de Jesús. Nos habla casi nada más de las
habitadas por judíos o galileos.
Jerusalén era la gran capital. Las otras ciudades y pueblos
judíos eran pequeños. Solían ser caseríos alrededor de un pozo.
7.5.1 Jerusalén. Era una ciudad amurallada. El Rey Herodes que
era idumeo, descendiente de Esaú, para congraciarse con los
judíos, había embellecido la ciudad: Renovó completamente el
Templo y creció su explanada. Construyó teatro, anfiteatro,
hipódromo.
En tiempos de Jesús existían todos esos edificios.
La población de Jerusalén era muy variable. Durante la fiestas
aumentaba muchísimo. A las multitudes de todo el país que
acudían a las fiestas, se sumaba la afluencia de judíos
residentes en todo el imperio romano.
70
En tiempo de Jesús, Jerusalén era el centro nacional del
pueblo judío. En ella residía el Sanedrín, autoridad máxima de
los judíos.
Por respeto a los sentimientos nacionales religiosos de los
judíos, la autoridad romana se había establecido en Cesárea
Marítima, no en Jerusalén.
Jerusalén era además el centro espiritual del judaísmo.
El Templo era considerado la morada de Yavé. A él acudían
cada año en peregrinación centenares de miles de judíos. Iban a
celebrar las fiestas, especialmente la pascua.
Jesús estuvo muchas veces en Jerusalén. Después de los doce años emprendió con frecuencia el camino a la Ciudad Santa.
Durante los años en que anunció la llega del Reino de Dios, la visitó varias veces acompañado de sus discípulos.
Estando allí, Jesús se pasaba todo el día en el Templo. Solía pernoctar en Betania con la familia de Lázaro, ó en Getsemaní en el Huerto de los Olivos, lugar de su agonía. Aveces quizá se
71
hospedaba con la familia de Marcos, el que más tarde escribió el Evangelio.
7.5.2 Belén. Era una pequeña ciudad, muy antigua, a 8 km. al
sur de Jerusalén. En sus alrededores había muchas cuevas que
los betlemitas usaban para guardar sus animales. En Belén
había nacido David, el Rey de Israel, unos mil años antes de
Jesús.
El Evangelio nos informa que el Salvador nació en Belén. “Y
María dió a luz a su primogénito y lo acostó en un pesebre
porque no hubo lugar para ellos en la posada”.
Herodes mandó a matar a los niños de Belén menores de dos años, para que nadie fuera a arrebatarle el trono a sus hijos.
72
7.5.3 Nazaret. Está situada a unos 100 km. al norte de
Jerusalén, en una meseta de poca altura, llena de vegetación.
Desde Nazaret se apreciaba la inmensa llanura de Esdrelón y a
lo lejos las boscosas montañas del Carmelo. En tiempo de
Jesús, era un pueblito rodeado de trigales, con muchas flores
silvestres y pájaros. A su rededor había varias aldeas Cipreses y
olivos definían el paisaje.
Allí pasó Jesús casi treinta años trabajando en compañía de María y José. Era Jesús un artesano hábil que se ganó el pan con el sudor de su frente. Estudiando, meditando, orando y trabajando mucho, Jesús se preparó, en la obscuridad de un pueblito, para la alta misión que su Padre le había encomendado.
Al empezar Jesús su vida pública, fué en la Sinagoga de Nazaret
donde presentó sus credenciales como Enviado de Dios. Ante
los nazarenos proclamó el pasaje de Isaías. “El Espíritu del
Señor está sobre mí porque me ha ungido...”
73
7.5.4 Jericó. Se encuentra en el profundo valle del Jordán, cerca
del Mar Muerto. Fué construida en un oasis en donde abundan
las fuentes cristalinas. Por eso abundan las dátileras. Las
palmeras ofrecen su racimo mensual de dátiles. Su clima era
caluroso y seco, con inviernos muy suaves. Por eso Herodes
construyó en ella su palacio de invierno. Muchos judíos ricos
tenían en Jericó sus quintas.
La subida de Jericó a Jerusalén era áspera y difícil. Cruzaba el
desierto de Judea, lleno de escondites donde los bandidos
podían escapar. Por ese camino bajaba el viajero asaltado por
los ladrones que Jesús mencionó en su parábola del Buen
Samaritano, para explicarnos con máxima claridad quién es
nuestro prójimo.
74
7.5.5 Sicar. Era una pequeña ciudad en Samaria: Jesús llegó al
pozo de Jacob construido a las afueras del pueblo, y le pidió
agua a la samaritana, que llegó en ese momento. Los
habitantes de Sicar esperaban la pronta llegada del Mesías.
7.5.6 Cafarnaún. Era una pequeña ciudad de pescadores en el
Norte del Mar de Galilea. Allí hizo Jesús su centro de
operaciones durante sus años de predicación.
A la orilla del lago, entre Cafarnaún y Betsaida, Jesús llamó a
varios de sus apóstoles: A Pedro, a Andrés, a Santiago y a
Juan. En Cafarnaún curó Jesús a la suegra de Pedro e Hizo
muchos otros milagros. Uno de los evangelistas la llama: “La
Ciudad de Jesús”.
75
7.5.7 Betsaida. Era también una ciudad de pescadores. Era el
pueblo de Felipe, de Andrés y de Pedro, aunque estos últimos
tenían su negocio de pesca y sus barcas en Cafarnaún.
7.5.8 Betania. Era una aldea a tres km. de Jerusalén. Allí tenían
su casa Lázaro, Marta y María, amigos de Jesús. El los visitaba.
En Betania resucitó a Lázaro.
7.5.9 Caná. Una aldea cercana a Nazaret. Allí cambió Jesús el
agua en vino durante un banquete de bodas.
7.6 CIUDADES CON GRAN INFLUENCIA ROMANA.
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7.6.1 Tiberíades. Estaba Tiberíades a la orilla oeste del lago. Era
una ciudad romana. Era grande, tenía anfiteatro y termas,
alimentadas por una fuente de aguas calientes que brotaba
entre los montes. El Tetrarca Antipas la había hecho capital de
Galilea en vez de Séforis.
Allí se construyó su hermoso palacio de mármol cuya escalinata
descendía hasta la playa del lago.
Antipas le dió el nombre de Tiberíades por el Emperador Tiberio,
su protector, con quien de niño había jugado en el palacio de
Octavio Augusto, en Roma. Tiberio había sido adoptado por el
Emperador.
El Evangelio sólo la menciona una vez, pero Jesús nunca estuvo en ella. El mar de Galilea fué llamado después Lago de Tiberíades.
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7.6.2 Séforis. Ciudad grecorromana situada entre Nazaret y
Caná. Fué la capital de Galilea hasta que un levantamiento
obligó a los romanos a dar un escarmiento a sus habitantes. La
ciudad fué quemada y más de dos mil hombres fueron
crucificados a lo largo del camino que la unía a Nazaret. Había
unos 10 km. entre ambas ciudades. Antipas la reconstruyó
años después.
7.6.3 Cesárea Marítima. Estaba a orillas del Mediterráneo.
Herodes el Grande la embelleció mucho al uso grecorromano:
Con teatro, anfiteatro, termas, jardines. Le construyó diques y
defensas para hacer de ella un buen puerto. La nombró así por
el César, su protector.
Las autoridades romanas residían allí. Pilato sólo iba a
Jerusalén por la fiesta de pascua para estar al pendiente de la
conservación del orden, por las grandes aglomeraciones que se
reunían durante las fiestas. Las insignias del imperio - SPQR -
presidían en parques y jardines con Júpiter y Mercurio.
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7.6.4 Samaria. Era la capital de la región samaritana. La
habitaban numerosos extranjeros. En tiempo de Jesús,
llamaban Sebaste a la ciudad. Herodes la había cambiado el
nombre en honor al César Octavio Augusto (Sebaste significa
augusta).
Herodes quiso hacer de ella una ciudad bellísima, una de la más
hermosa del reino. Empezó por amurallarla, le construyó una
basílica en honor de Octavio. Edificó un foro, un teatro y un
hipódromo, una escuela de atletismo, una acrópolis y una gran
avenida.
En Sebaste vivían casi sólo paganos: Romanos, griegos, sirios y
muchos samaritanos.
Jesús sólo pasó cerca. Nunca entró en ella. Los viajero judíos solían hacer un rodeo para no pasar por Sebaste.
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7.6.5 Cesárea de Filipo. Se encontraba al norte de Palestina. Era
la capital de Traconítide, la región que le había tocado gobernar
al Tetrarca Filipo, medio hermano de Antipas. Estaba
consagrada al Dios romano Pan. Filipo le cambió el nombre de
Paneia para halagar a César Octavio Augusto.
El Evangelio habla de que Jesús fué una vez a visitar las aldeas de esa región. Allí fué donde hizo a los apóstoles la pregunta crucial...
Y nos la hace a nosotros: Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
7.6.6 Tiro y Sidón. Pertenecían a la provincia romana Siro -
Fenicia.
Jesús estuvo allí una vez. Quizá en Tiro pudo ver el mar. Estando allí curó a la hija de una mujer Fenicia y alabó su fe.
7.7 LAS MONTAÑAS
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Las montañas de Palestina son continuación hacia el sur de las
sierras nevadas del Líbano y del Hermón.
Desde la costa del Mediterráneo por el oeste el terreno se va
elevando poco a poco en la llanura costera. Vienen luego los
declives hasta culminar en la sierra que va de norte a sur.
Jerusalén, Belén, Betania, están en la parte alta de esa sierra a
unos 800 m. sobre el nivel del mar. Algún pico pasa de los 1000
m.
Continuando hacia el Este, los declives bajan rápidamente hasta
el río Jordán. Del lado este del Jordán existe otra región
montañosa.
Al Noroeste, cerca del mar, se localiza la pequeña sierra del
Carmelo. En Galilea está el monte Tabor y en Samaria, el
Garizim.
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7.7.1 El Carmelo. Pequeña serranía baja, muy boscosa, en el
Noroeste de Palestina. Tiene unos 500 m. de altura. Es una
región caliza en la que se han formado muchas cuevas.
7.7.2 El Monte Garizim. Queda cerca de Siquem. Tiene unos 800
m de altura. El la cumbre de Garizim, desde tiempo
inmemorial, se había construído un templo para rivalizar con el
de Jerusalén.
Ese templo fué destruído, pero los samaritanos seguían
considerando la cumbre como un lugar óptimo para adorar a
Yavé.
Hablando con la samaritana, a la vista del Garizim, estando ella
muy preocupada por saber donde era Correcto hacer oración,
Jesús le dijo: - Ha llegado la hora de adorar al Padre, pero no
será en este cerro, ni en Jerusalén. Llega la hora, y ya estamos
en ella, en que los verdaderos adoradores lo harán en espíritu y
en verdad.
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Esos son los que busca El Padre.
7.7.3 El Monte Tabor. Pequeña elevación cercana a Nazaret. Unos
500 m. sobre el nivel del mar; unos 250 sobre el nivel del
terreno.
Allí ocurrió la Transfiguración de Jesús con Moisés y Elias.
El Evangelio nos lo cuenta: Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a
Juan y subió con ellos a un monte a orar. Y mientras oraba, su
rostro se volvió brillante como el sol y sus vestidos se tornaron
blancos como la nieve.
7.8 RIOS Y FUENTES - EL JORDAN
Hay muchos pequeños ríos en Palestina. La mayor parte de
ellos se seca en verano. El gran río permanente es el Jordán.
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Nace de las nieves perpetuas del Hermón, entra al mar de
Galilea y continúa hacia el Sur serpenteando por el estrecho
valle en una multitud de meandros hasta llegar al mar Muerto.
En invierno lleva poca agua.
Jesús quiso ser bautizado en el Jordán. El Evangelio nos lo
refiere: Por aquellos días vino Jesús al Jordán para ser
bautizado por Juan.
En Palestina existen muchas fuentes permanentes entre las
montañas. Varias ciudades y pueblos se han formado a su
alrededor, como Cafarnaún, Nazaret, Tiberíades y Ain Karím.
7.9 EL MAR DE GALILEA
El Mar de Galilea tiene 21 por 12 km. Su agua es muy pura por
que proviene de los deshielos del Hermón. La pesca es muy
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abundante. En verano se suelen presentar tempestades
repentinas.
En las ciudades de sus riberas, Jesús ejerció la mayor parte de sus actividades. Hizo su centro de operaciones en Cafarnaún.
Una noche, Jesús se acercó a la barca de los apóstoles caminando sobre las aguas. Otra vez apaciguó las olas encrespadas. Obedeciendo a sus órdenes, los apóstoles realizaron dos pescas milagrosas.
El Evangelio nos narra: Pedro dijo a Jesús: - Maestro, hemos trabajado toda la noche y ... nada. Pero bajo tu palabra echaré la red.
La echaron, y cogieron tantos peces que las redes se rompían
7.10 EL MAR MUERTO
El Mar Muerto es el mar interior de Palestina. Su longitud es de
80 km. y su anchura de 15. Se llama así porque en él no hay
vida.
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Por evaporación, en sus aguas se han concentrado una enorme
cantidad de sal, lo que impide la vida de los peces. El Mar
Muerto alcanza un 26% de sal, cuando el océano tiene apenas
3%.
Está ubicado en un desierto muy caliente y seco, así toda el
agua que recibe del Jordán se evapora y deja sus sales. Su
agua es espesa como aceite. Es muy amarga. Los bañistas
flotan casi como pelotas.
Los peces que llegan por el Jordán se mueren. Tampoco se ven
gaviotas u otras aves porque no encuentran que comer.
El Mar Muerto está en la mayor depresión de la Tierra, unos 400
m. bajo el nivel del mar.
Cerca de sus orilla se encontraron los famosos “Rollos del Mar
Muerto”. Fueron descubiertos en 1947 y años siguientes. Los
habían escondido en algunas de las muchas cuevas existentes,
metidos en jarras largas. La sequía total de la región favoreció
su conservación.
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Contienen trozos del Antiguo Testamento, sobre todo el libro del
profeta Isaías. Son invaluables.
Se cree que fueron escondidos allí por los esenios que vivían en
uno como el monasterio en Qumrán. Ellos eran muy estudiosos
de la Sagrada Escritura. La leían, la meditaban, la copiaban.
En el año 70 el general romano Tito, al sitiar Jerusalén,
destruyó el convento Esenio. Los Esenios salvaron los
pergaminos.
7.11 LLUVIAS Y CLIMA
El norte de Palestina goza de lluvias abundantes en invierno. La
llanura de Esdrelón y los declives hacia el Mediterráneo también
suelen estar bien regados.
Conforme se avanza hacia el sur, la sequedad se va acentuado y
pronto se llega al desierto.
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Las nubes que al subir del Mediterráneo hacia el Este, van
prodigando su contenido por las laderas, al cruzar las cimas, ya
casi no tienen agua que descargar sobre el valle del Jordán. Por
eso este valle es muy seco y caluroso.
En Palestina la temporada de lluvias es en invierno, en los
meses de noviembre a marzo. En abril y mayo todo está verde y
florido.
De junio en adelante las plantas empiezan a agostarse.
Después, la sequía es general. En invierno nieva a veces. Jesús
debió caminar por la nieve más de una vez, y con sólo sus
sandalias.
Los declives del Este, hacia el río Jordán, son totalmente
desérticos: Es el desierto de Judá. En él pasó Jesús la
cuarentena reflexionando sobre su total compromiso de borrar los
pecados de los hombres y dialogando con su Padre.
Los vientos del Mediterráneo dan un clima fresco y nivelado a
las laderas del Oeste. Jerusalén goza de buen clima. En el
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Norte, Nazaret está en una meseta baja. Disfruta de un clima
envidiable, con abundante vegetación.
7.12 FLORA Y FAUNA
La vegetación de Palestina variaba mucho de una región a otra.
Era muy rica y generosa en Galilea. Disponía de más lluvias y
de los vientos frescos del Mediterráneo: Arboles abundantes,
flores, muchos frutos, hermosos sembrados.
Los árboles más abundantes en los bosques eran: Cedros,
pinos y encinas; en los campos: Cipreses, sicomoros, laureles;
en las huertas crecían muchos árboles frutales.
La llanura costera de Samaria y Judea era fertil pero en general,
el territorio es árido, demasiado árido en algunos lugares.
Más al Sur, en Idumea, empieza el desierto.
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En el valle profundo y cálido del Jordán la vegetación era muy
rica. Abundaban las palmas datileras. El Jordán llevaba
siempre un agua muy limpia.
7.13 FRUTAS Y ALIMENTOS
El clima se prestaba para que se diera bien las frutas
mediterráneas: Manzanas, peras, duraznos, almendros,
limones y naranjas con sus perfumados azahares. Crecían
lozanas las higueras, los granados, los nísperos. No faltaban las
nueces, las avellanas y castañas. Había abundantes dátiles,
granadas y muchos olivos y parras. Los almendros y las fresas
eran los primeros en florear por primavera.
Para la cocina tenían calabazas y pepinos, cebollas, ajos,
puerros y aceitunas. Y para condimentar, la mostaza, la
pimienta y varias yerbas olorosas: Romero, comino y
yerbabuena. Con frecuencia saboreaban un buen plato de
lentejas.
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De vez en cuando comían carne, sin la sangre, porque a ésta la
consideraban el principio de la vida. La carne de cerdo la tenían
prohibida; nunca la comían. Pero sí cuidaban algunas gallinas
en el Corral.
Los que estaban cerca del lago disfrutaban de buen pescado
cocido, frito en aceite de oliva o simplemente asado. El lago y el
Río Jordán tenían pesca abundante.
La vid se cultivaba ampliamente. Jesús se comparó a una vid.
El vino rara vez lo bebían solo, casi siempre con la mitad de
agua.
En las casas había también pequeñas prensas de madera para
exprimir las olivas y obtener buen aceite.
En el Norte abundaban los trigales. El pan lo preparaban en
casa. Cada tarde molían el trigo, amasaban la harina y le ponía
la levadura. A la mañana siguiente horneaban su pan en
pequeños hornos familiares o lo cocían como tortas sobre
piedras calientes.
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Jesús nos habló del sembrador y de los granos que cayeron en buena tierra. Dieron ciento por uno. En la Ultima Cena cambió el pan en su cuerpo y el vino en su sangre.
El señor habrá cenado muchas veces con un buen pedazo de
pan, un trozo de queso fresco y un vaso de vino. Y como postre,
unos higos o dátiles. O para la comida, un buen pescado bien
asado, con alguna salsa, que ellos sabían preparar muy bien;
con pan recién horneado y unas pocas aceitunas, o con leche
agria.
Entre las flores tenían: Rosas, lirios, adelfas, nardos, jazmines.
Jesús nos habló de los lirios del campo. Ya hubiera querido Salomón vestirse como ellos. Nos mencionó las aves del cielo a las que el padre celestial alimenta.
7.14 LOS ANIMALES
En Palestina se podían encontrar los animales domésticos
ordinarios: El burro, la vaca, el buey, la oveja y la cabra, más
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algún caballo. El pueblo israelita conservaba amorosamente
sus tradiciones de pastores.
Sus numerosos rebaños les proporcionaban carne, lana, leche,
queso mantequilla y leche agria.
Cuando joven, Jesús debió, con frecuencia, sacar a pastar su rebaño. El es el buen Pastor.
Los burros les eran muy útiles como animales de carga. Solo los
ricos montaban caballos o camellos. También abundaban los
perros y los gatos.
Entre las aves, además de las gallinas y del artero gavilán,
conocían las perdices, los patos, los gansos, las palomas, las
tórtolas, los gorriones y las golondrinas.
Se veían obligados a defenderse de algunos animales salvajes:
El lobo, el oso, que aveces atacaba los rebaños, o la zorra y el
chacal que merodeaban los Corrales.
En los campos vivían también otros animales silvestres como
gacelas y antílopes. Habían numerosas serpientes venenosas,
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entre las que destacaba el áspid. El vuelo de los buitres era un
espectáculo habitual en el cielo despejado.
En las zonas desérticas abundaban las tarántulas y los
escorpiones y más de una víbora.
En los pueblos y en las ciudades, las moscas constituían una
verdadera plaga, mientras que en los campos, la langosta solía
arruinar más de una cosecha.
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8. EL MUNDO EN QUE VIVIÓ JESUS
Unos trescientos años antes de Cristo, Alejandro Magno había
conquistado un gran imperio. Sus generales le habían sometido
todas las naciones desde Grecia hasta la India, y también
Egipto, Palestina y Siria.
Al morir Alejandro, sus soldados permanecieron en muchas
regiones donde propagaron el idioma y la cultura de Grecia.
Mientras tanto el imperio romano se había fortalecido y
extendido de manera prodigiosa.
Al nacer Jesús, El César era Octavio Augusto. Lo sucedió
Tiberio.
Roma se apoderó de casi todo el mundo conocido y formó varias
provincias, entre ellas la de Siria - Fenicia - Palestina.
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Gobernaba la Provincia un funcionario romano residente en
Siria.
El imperio de Octavio se extendía alrededor del Mediterráneo.
La provincia Siro - Palestina era diminuta.
Los palestinos eran muy revoltosos. Los romanos tenían que
estar siempre atentos a ese problema.
El César Octavio Augusto fué elegido primer Emperador de
Roma 27 años antes del nacimiento de Jesús. Reinó hasta el
año 14. Era hijo adoptivo de Julio César.
Durante los 41 años del reinado de Octavio Augusto hubo paz
en todo el mundo. Se le llamó Paz Octaviana.
La mitad de los habitantes de Palestina eran judíos. También
había romanos, griegos, sirios, samaritanos y otros extranjeros.
A los romanos lo que les importaba era el tributo anual.
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Tiberio era hijo adoptivo del Emperador Octavio Augusto. A su
muerte lo sucedió en el trono. Murió el año 37.
Tiberio nombró a Poncio Pilato Gobernador de Judea, Samaria e
Idumea.
8.1 HERODES Y SUS HIJOS
Fué muy grande la influencia que Herodes tuvo en el mundo en
que nació Jesús.
Unos 60 años antes de Cristo, el General Romano Pompeyo
conquistó Jerusalén y Palestina, y organizó en Siria una
provincia romana. Poco después Herodes logró que el senado
romano lo nombrara Rey de Palestina: ¡Un Rey Idumeo
nombrado por Roma!.
Osado, joven, emprendedor y sin escrúpulos, Herodes, en sus
40 años de reinado, se dedicó a embellecer las ciudades, sobre
todo las grecorromanas: Construir teatro, hipódromos, jardines
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y más de un palacio. Edificó el puerto de Cesárea y la nombró
así en honor al César. En Jerusalén Herodes levantó teatro,
anfiteatro e hipódromo, y erigió para él, un gran palacio. Se
edificó otro en Jericó y una gran fortaleza en Masada, frente al
Mar Muerto.
Embelleció Samaria y la llamó Sebaste para adular al
Emperador.
Renovó y agrandó la fortaleza adherida al Templo para vigilar
las multitudes que acudían a él en las fiestas. La nombró
Antonia en honor al General Romano Marco Antonio, protector
suyo.
Herodes era Idumeo, descendiente de Esaú, no de Jacob. Para
congraciarse con los judíos, reedificó el Templo de Jerusalén.
Empezó la reconstrucción unos 20 años antes de Cristo.
Aumentó mucho la extensión del atrio de los gentiles, empezó la
edificación de los inmensos pórticos y renovó totalmente el
santuario.
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Sólo los Sacerdotes podían edificar el Santo y el Santo de los
Santos, así, unos mil de ellos aprendieron albañilería y
trabajaron en la obra durante dos años. El Templo era un
edificio imponente.
Por tantas obras espléndidas que emprendió, se le llamó
Herodes el Grande, más para ello tuvo que exigir enormes
tributos al pueblo palestino. Fué un organizador, pero no un
Padre de su pueblo. Además, fué sumamente cruel.
Poco después del nacimiento de Cristo, Herodes enfermó
gravemente. Se hizo bajar en litera por la empinada cuesta de
Jerusalén a su palacio de Jericó, donde el clima de invierno es
muy benigno.
Allí murió el año tres antes de la era cristiana, poco después de
haber mandado asesinar a los niño de Belén.
Mientras tanto Jesús había huído a Egipto para escapar de la
crueldad del Rey Herodes.
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Los tres hijos que le quedaban a Herodes, Arquelao, Antipas y
Filipo fueron a Roma a ver al Emperador. Se habían educado
con él.
Cada uno de los tres pretendía todo el Reino, y aunque Herodes
prefería a Antipas, su hijo menor, Octavio Augusto repartió el
Reino entre los tres. A Arquelao, el mayor, le dió la mejor
tajada: Judea, Samaria e Idumea, con capital en Jerusalén.
Arquelao era tan cruel como su padre, así, cuando José y María
regresaban de Egipto, José prefirió llevar a su familia a Nazaret.
Arquelao sólo gobernó diez años, porque mandó matar a varios
miles de judíos en una protesta organizada por ellos en el atrio
del Templo. El Sanedrín reclamó, Octavio depuso al Tetrarca y
lo desterró a las Galias, por incompetente.
Para reemplazar a Arquelao, el Emperador nombró un
procurador que gobernara Judea, Samaria e Idumea.
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Se sucedieron cuatro gobernadores. El quinto fué Poncio Pilato,
del año 27 al 37; éste fué nombrado gobernador unos tres años
antes de la vida pública de Jesús. Fué depuesto cuatro años
después de su muerte.
A él le tocó que el Sanedrín le presentara a Jesús para juzgarlo
por haber afirmado ser hijo de Dios... ser Dios.
A Antipas le dio Galilea, pequeña, pero muy próspera a causa
del lago y del clima. Además le adjudicó Perea. La capital de
Galilea era Séforis, a 10 km. de Nazaret. Antipas cambió su
capital a una ciudad que había sido edificada a orillas del lago,
con mejor clima, hermosa vista, y unos baños que pudo
construir alrededor de una generosa fuente termal.
La llamó Tiberíades por adular al nuevo Emperador, Tiberio, hijo
adoptivo de Octavio.
Antipas fué nombrado Tetrarca de Galilea desde que Jesús
estaba en Egipto. Lo llamaban “El Rey Herodes Antipas”,
aunque sólo era Tetrarca.
101
Gobernó su región del año 4 al 39, o sea, toda la vida de Jesús.
A petición de la bailarina Salomé, Antipas mandó degollar a
Juan Bautista, a quien tenía preso en la fortaleza Maqueronte
porque le reprochaba su vida licenciosa.
Antipas vivía con Herodías, la esposa de su hermano Filipo.
El Tetrarca de Galilea, Antipas, solía subir cada año de
Tiberíades a Jerusalén por la fiesta de pascua.
Allí estaba cuando Jesús fué entregado a Pilato. Sabiendo que
Jesús vivía en Galilea, y para quitarse el problema, Pilato se lo
envió a Antipas para que lo juzgara, pero no le valió la
estratagema.
Años después, Antipas fué desterrado a la Galia por el
Emperador Calígula en el año 39. Hasta allá lo siguió Herodías.
102
A Filipo le tocó Iturea y otros territorios. Su capital era Paneia,
una ciudad consagrada al Dios Pan. El la llamó Cesárea de
Filipo.
Filipo, tomó posesión el año cuatro. Su territorio era extenso,
pero más pobre que Galilea. Reinó pacíficamente.
8.2 INSTITUCIONES Y COSTUMBRES
Los judíos cultos hablaban hebreo, los otros judíos quizá
entendían algo de hebreo, pero en general se comunicaban en
arameo. Mucha gente sabía al menos tres idiomas.
Jesús en la Sinagoga leía la escritura en hebreo y se la traducía
al auditorio en arameo.
Como había en Palestina muchas ciudades grecorromanas con
teatro, hipódromo, termas, con balaustradas en las plazas y
estatuas del Emperador o de algún Dios, los judíos sufrían al ver
103
esas representaciones paganas. Ellos adoraban a Zeus, a
Júpiter o a otros Dioses.
Jesús nunca entró en esas ciudades. El Evangelio apenas sí
nombra alguna de ellas.
En las ciudades judías, los israelitas hacían su vida de trabajo y
de oración al Dios único. Tres veces al día recitaba el Shemá
Israel:
Acuérdate, Israel, tu Dios es uno. Amarás a Yavé tu Dios con
todo el Corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.
El viernes a la caída del sol, principiaba para ellos el sábado.
Este día se reunía en la Sinagoga para oír la Torá y cantar los
salmos.
8.3 LA SINAGOGA
104
Cuando el Templo de Salomón fué destruido por los babilonios
en el año 587 antes de Cristo, el pueblo judío deportado buscó
un espacio para continuar reuniéndose y adorar a Dios. Fué la
Sinagoga.
Con el tiempo, la Sinagoga se convirtió en un lugar accesible,
práctico, funcional donde las personas podían celebrar fiestas y
actividades religiosas, ventilar problemas comunales y reunirse
a orar.
La Sinagoga se introdujo intensamente en la vida judía. En
tiempo de Jesús, había Sinagogas por todo el país. Cada
población tenía la suya, e incluso varias.
Las Sinagogas estaban presididas por fariseos preparados y
responsables. Su misión era la de orientar al pueblo en
cuestiones espirituales y enseñar a niños y jóvenes los
fundamentos de la religión.
Se iba a la Sinagoga a orar, a cantar salmos y a oír la lectura
solemne de la Ley o Torá, con su comentario, a platicar.
105
En las dependencias de la Sinagoga el anciano formaba a los
niños. El Salón estaba presidido por un sagrario donde se
guardaban reverentemente los rollos de la Torá, detrás de una
Cortina.
Las mujeres estaban separadas de los hombres mediante
celosías.
Jesús y sus discípulos frecuentaban las Sinagogas y anunciaron también allí la Buena Nueva.
Durante su estancia en Nazaret, Jesús iba a la Sinagoga cada
sábado y leyó muchas veces algún pasaje de la Torá o de los
profetas y lo comentó. Con todo el grupo cantó salmos y danzó
en honor de Yavé. Aveces asistía a reuniones comunitarias.
8.4 EL SABADO
En el libro del Génesis, donde se relata la creación del mudo en
una semana, se resalta que Dios descansó el séptimo día, es
106
decir, el sábado. Cuando Yavé trasmitió a Moisés la Ley de los
Diez Mandamientos, ordenó al pueblo que guardara el sábado
como día de reposo y oración en memoria del descanso de Yavé.
El sábado se convirtió así en un signo y una fiesta para
“celebrar el gozo supremo de Dios en la plenitud de la Creación”.
El sábado era el día sagrado y también el día íntimo y gozoso de
la comunión con Dios. Su observancia era siempre bienvenida.
Recordaban el gran amor que Yavé les había siempre
demostrado.
El sábado era el día de acudir a cantar los himnos de alabanza
en la Sinagoga. El día de abandonar cualquier afán y reunirse
con la familia o con la comunidad a celebrar un pequeño
banquete íntimo. Terminaban su cena sabática clamando: Que
venga paz sobre Israel.
En tiempos de Jesús, la observancia del sábado había degenerado en un tabú más opresor que festivo. Se prohibía cualquier actividad, por inocente que fuera. Se vedaba incluso caminar más allá de determinadas distancias. Jesús reaccionó muchas veces contra la interpretación errónea del descanso sabático y trató de devolverle su profundo sentido espiritual y
107
humano. Cuando los fariseos le protestaron, El les dijo: - “Yo soy el Señor del sábado”.
8.5 LA LEY
La Ley o Torá es el conjunto de mandamientos reunidos por
Moisés por indicación divina en el monte Sinaí. Básicamente,
contienen los Diez Mandamientos, que constituyen un código de
conducta que debía identificar al pueblo de Israel como elegido
por Dios, como parte de una Alianza con Dios. Posteriormente
se añadieron otros escritos inspirados por el Espíritu Santo.
La Ley proclama que Dios es Uno, que no se le puede
representar y que reclama un culto exclusivo. Bajo el
llamamiento de “Escucha, Israel, el Señor es nuestro único
Dios...” el pueblo israelita se pone al servicio de Dios que lo
admite como su propio pueblo.
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Esta Ley de Dios, la Torá, se completa con los escritos de los
Profetas, los Salmos, los Reyes, la Sabiduría y otros libros.
8.6 LA ALIANZA
La Sagrada Escritura testifica acerca de la Alianza que Yavé
hace con su pueblo Israel. La Alianza es un pacto, un contrato,
un acuerdo, un juramento. Por medio de la Alianza, Yavé se
convierte en el Dios de Israel y le promete protección, felicidad,
prosperidad y gloria. Le asegura una patria y el amor eterno de
Dios.
Por su parte, Israel se compromete a amar a Dios con exclusión
de cualquier otra divinidad, a respetar los términos de la Alianza
basada en la Ley, y a convertirse realmente en un pueblo
“santo” capaz de responder a la elección divina.
8.7 LA PASCUA
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La Pascua es la fiesta más importante y solemne de la religión
judía. Celebra la noche en que tuvo lugar la liberación de la
esclavitud de Egipto realizada por Yavé en favor del pueblo
israelita.
Esa noche, según las Escrituras, Dios “pasó” (de ahí el nombre
de pascua o paso) por la tierra de Egipto hiriendo a todos los
primogénitos varones de los egipcios, tras lo cual, el Faraón se
determinó a dejar libre al pueblo de Israel para que partiera al
desierto.
Esa noche terrible, todos los israelitas se reunieron a puertas
cerradas para comer el Cordero sacrificado, cuya sangre,
untada en las puertas, identificaba a los israelitas. Los salvaba.
Dios mandó que, en adelante, el pueblo celebrara la cena
pascual como recuerdo de su liberación.
En la última Cena, Jesús aprovechó el banquete de la pascua para realizar una Nueva Alianza, otro “paso” del Señor por la tierra, mientras ordenaba a sus discípulos que hicieran siempre lo
110
mismo en su memoria, porque El sería el Cordero que iba a ser sacrificado y cuya sangre liberaría a los hombres del pecado.
8.8 PENTECOSTES
Los judíos celebraban la fiesta de Pentecostés a los cincuenta
días de la Pascua.
Habían instituido esa gran festividad anual para recordar la
Alianza de Dios con su pueblo y para reiterar su compromiso de
cumplir los mandamientos de Yavé.
Estos eran los términos de la Alianza: “Si oyen mi voz y guardan
mis mandamientos, ustedes serán mi pueblo, Yo seré su Dios”.
Alegremente festejaban entonces el amor que Yavé les había de
mostrado al elegirlos... pidiéndoles en cambio que lo amaran con
todo el Corazón. Yavé les pedía que amaran a todo sus hijos.
Era la fiesta del amor.
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La celebración consistía en cantar, aplaudir, danzar alrededor
de un rollo de la Torá, de la Ley, que prometían cumplir
fielmente. Se celebraba más o menos a fines de mayo.
Jesús debió gozar mucho cada año al festejar la Alianza con los y las jóvenes sus paisanos.
La conmemoración nuestra de Pentecostés se repite cada año cincuenta días después de pascua.
También nosotros, nuevo pueblo de Dios, queremos sellar cada año la Nueva y Eterna Alianza que Dios hace con nosotros al enviarnos a su Hijo, al sellarla dándonos su Espíritu de amor.
La liturgia de esos días así nos lo marca.
8.9 LOS TABERNACULOS O TIENDAS
Los judíos recordaban su peregrinación a la salida de Egipto
durante cuarenta años en los que avanzaban de oasis en oasis
por el desierto, habitando siempre en tiendas de campaña,
tejidas por ellos con la lana de sus corderos.
La celebraban levantado cada familia su tienda y habitándola
por unos días como sus padres en el desierto.
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Lo que festejaban era su caminar por el desierto y su llegada a
la Tierra Prometida.
Caía siempre la fiesta a fines de agosto. Era muy alegre. Todos
cantaban en coros, tomados de la mano o agitando listones de
color.
8.10 LA DEDICACION DEL TEMPLO
Muchos años antes de Cristo, los griegos dominaron Palestina y
profanaron el Templo erigiendo en él una estatua a Zeus. Para
los judíos esa conducta de los griegos era la máxima
abominación.
Judas Macabeo venció a los griegos y purificó el Templo.
Con gran solemnidad se hizo la dedicación, una vez vuelto a su
función de culto a Yavé.
113
Después, cada año se hacía solemnemente el recuerdo de la
dedicación con una fiesta muy lucida, que duraba tres días, del
23 al 25 de diciembre.
Nuestras fiestas navideñas son maravillosas: Celebramos el
nacimiento del Salvador en Belén. Organizamos las posadas,
con piñatas y cantos. No faltan las alegres pastorelas y los
villancicos.
Miles de “nacimientos” adornan iglesias y casas. En ellos
siempre está el pesebre.
Nos damos regalos por Navidad y por Reyes.
También tenemos festejos importados: Del Norte de Europa nos
llegaron los “arboles de navidad”, de Norteamérica viajó el
barbudo Santaclós. También los judíos nos aportaron los
millones de lucecitas y de foquitos multicolores y blancos de su
Hánuca.
Pero lo más importante de nuestra celebraciones cristianas es la
maravillosa liturgia navideña de la “Misa de gallo”.
114
La característica fuerte de esta fiesta eran las numerosas
lucecitas con las que adornaban sus casas cada noche. Por
toda la ciudad, miles de pequeñas luminarias alegraban las
jubilosas celebraciones.
8.11 LA CIRCUNCISION
Consiste en un Corte que se le hace al miembro viril del niño.
Por la circuncisión se entra al pueblo judío, como el bautismo es
la puerta de la Iglesia.
Después de la Alianza del Sinaí, la circuncisión se convirtió en
signo de pertenencia al pueblo de Israel. Aún hoy, los judíos
circuncidan a sus hijos a la semana de nacidos.
Jesús fué sometido por sus padres al mismo rito como un miembro más del pueblo judío.
115
8.12 EL BAR - MITZVÁ
Se traduce como: Hijo del mandamiento. Se trata una
celebración mediante la cual, el joven judío, al cumplir los doce
años, entrados los trece, es presentado en la Sinagoga a la
comunidad de Israel.
Con esta ceremonia, se forma parte ya de la comunidad como
miembro activo, responsable y con derechos, al mismo tiempo
que asumen sus deberes y obligaciones sociales y religiosas.
La ceremonia consiste en que el joven se presenta en la
Sinagoga acompañado por sus padres, vestido con la túnica o
Ketonet, ceñida a la cintura con la ancha faja de colores y
calzando las sandalias.
Deberá usar también el manto de oración.
Al ser llamado al estrado, el joven se pone el manto de oración
para leer públicamente la Torá, la Sagrada Escritura. En
116
seguida levanta los rollos en medio de la alegría y la aprobación
general.
8.13 EL SANEDRIN
Los romanos explotaban en Palestina los aspectos político y
económico, pero autorizaban a que el pueblo judío fuera
gobernado y dirigido por un grupo de 71 miembros, llamado
Sanedrín, mientras se pagara puntualmente el tributo.
El Sanedrín estaba formado por el Sumo Sacerdote, por varios
ancianos, sacerdotes y escribas, y sobretodo por saduceos.
El Sanedrín era la autoridad suprema para todo el pueblo judío,
no sólo para el medio millón que vivía en Palestina, también
para los siete u ocho millones que vivían fuera.
117
En todo el imperio romano había judíos, algunos muy
influyentes en roma, cerca del Emperador. Todos respetaban
las decisiones del Sanedrín. Era un pueblo muy unido.
El Sanedrín solía tener sus sesiones dos veces por semana en
un palacio inmediato al Templo.
Para el juicio de Jesús, el jueves, a media noche, el Sanedrín se reunió en el palacio del Sumo Sacerdote, porque los edificios oficiales cerraban al ponerse el sol. Ese primer juicio no fué considerado válido, por eso, temprano, en la mañana del viernes, se realizó el juicio definitivo. El Evangelio nos narra los dos juicios.
8.14 UN PUEBLO ORANTE
Al pie del Sinaí, Yavé había hecho Alianza con el pueblo de
Israel. La expresión de la Alianza era: “Ustedes serán mi
pueblo, Yo seré su Dios”. Ser el pueblo escogido por Dios era
motivo de orgullo para todos los judíos de todos los niveles
sociales. Yavé era para ellos un Dios bondadoso, fiel. Era
poderoso: El Señor del cielo y de la tierra. Era un Dios cercano,
espiritual: Invisible, irrepresentable.
118
Su presencia estaba en la conciencia de todos continuamente.
Empezaban siempre su oración de la mañana diciendo: “Señor,
abre mis labios... y mi boca publicará tu alabanza”. Jesús debió
pronunciarla todos los días de su vida.
Recitaban el Shemá al levantarse y al acostarse: “Acuérdate,
Israel, tu Dios es uno. Amarás al Señor tu Dios con todo tu
Corazón con todas tus fuerzas, con toda tu mente”. Esta oración
repetida sin cesar, los afianzó en un monoteísmo sólido, que los
diferenciaba de todos los demás pueblos.
Pero Yavé era un Dios exigente. A cambio de la Alianza les
había dejado sus mandamientos y había que obedecerlo:
Amarlo a El con todo el Corazón, con toda el alma, con todas las
fuerzas.
En su honor había que descansar el sábado.
119
Era imperativo respetar la vida, el honor, los bienes y las
personas de sus semejantes:
O sea, amarlo a El... amar también a los prójimos.
Los judíos se relacionaban sinceramente con su Dios. Solían
cantar salmos y danzar al son de la música. Acudían al Templo
a celebrar sus fiestas, oraban en sus casas y en las Sinagogas,
guardaban fielmente el sábado y comían solamente los
alimentos permitidos. Yavé estaba siempre presente y muy
cerca de ellos.
De parte de Yavé, los profetas les habían prometido un salvador,
un enviado poderoso que los libraría de todo mal. Deseaban que
ese estupendo Mesías restaurara el Reino de David, expulsara a
los odiados romanos y que a ellos, los judíos, les diera
prosperidad y paz.
Dios les envió un Mesías, hijo de David, infinitamente superior a sus expectativas.
120
8.15 Y JESUS
A ellos se dirigió Jesús, a los judíos. Fué su mundo. Los
romanos, los griegos, los extranjeros no lo hubieran comprendido.
Tampoco lo comprendieron los magnates, ni los ricos.
Jesús se relacionó sobre todo con ese pueblo sencillo, pobre, no
miserable, de artesanos, campesinos, pescadores sobre todo de
Galilea. Pueblo sincero, honrado, trabajador, designado bajo el
nombre de Anauim. Pueblo que sentía a Yavé muy cerca, que lo
amaba, le cantaba, y esperaba de El la salvación: El Mesías - de
- Dios.
La tarea de Jesús fué la de predicarles el Reino de Dios,
revelarles a Dios, curarlos de sus dolencias. Quiso mostrarles
con sus palabras y su ejemplo el camino de la salvación. Así
formó a sus apóstoles. Así nos muestra a nosotros el camino.
121
9. LA POBLACION QUE RODEABA A JESUS
9.1 EL PUEBLO JUDIO
La población de Palestina en tiempo de Jesús tenía
características muy propias, determinadas por la raza, la
religión, el lenguaje y las estructuras sociales. El pueblo judío
constituía como la mitad de los habitantes de Palestina. La otra
mitad eran extranjeros.
Como en toda sociedad, en el pueblo judío se distinguían
claramente varios niveles. Había los diversos tipos de
dirigentes: Magistrados, sacerdotes, escribas, fariseos y
saduceos.
Muchos de ellos eran poderosos e influyentes.
Existía también una clase rica de aristócratas y comerciantes.
122
La gran masa del pueblo vivía de su trabajo cotidiano. La
mayor parte eran humildes, sencillos, trabajadores.
Se trataba de un pueblo lleno de profunda fe en un Dios único,
Yavé. Era un pueblo que quería cumplir la Ley de Yavé.
El los había elegido, eran su “pueblo escogido”. Con El habían
hecho Alianza y El les había prometido enviarles un Mesías
Salvador.
Jesús - Mesías se dirigió a ellos. La señal de su llegada fué: “El Evangelio se predica a los pobres”.
9.2 Niveles sociales
9.2.1 El pontífice. El pueblo judío siempre se consideró ser una
teocracia. Para él, Dios es siempre el soberano. El Sumo
Sacerdote y los miembros del Sanedrín eran sólo sus
representantes.
123
Las tareas del Sumo Sacerdote eran presidir las grandes
ceremonias de las fiestas. Era el único que podía entrar una vez
al año al Santo de los Santos, donde estaba la “presencia de
Yavé”. Entraba el día de la Expiación (el Yom Kippur), es una
celebración muy importante para los judíos. Dedican todo el día
a pedir a Yavé que les perdone los pecados cometidos en el año.
Pasan el día orando, asisten a la Sinagoga para escuchar la
lectura de la ley durante varias horas, y ayunan. En 24 horas
no comen ni beben nada, ni siquiera agua; para ofrecer la
sangre del Cordero inmolado e interceder ante Yavé por el
pueblo. Con frecuencia presidía el sacrificio vespertino, El
ostentaba, además, la presidencia del Sanedrín y era el juez
supremo en los casos graves.
En tiempo de Jesús, el Sumo Sacerdote era Caifás, yerno de
Anás.
Caifás había afirmado: - Conviene que un hombre muera por el
pueblo.
124
9.2.2 Los Sacerdotes. Constituían una clase religioso-social.
Disfrutaban de numerosos privilegios. Se beneficiaban de los
diezmos e impuestos cobrados al resto de la población.
Al principio los sacerdotes tenían que ser de la tribu de Leví,
descendientes de Aarón, hermano de Moisés.
Su tarea era ante todo atender al servicio del Templo en lo
referente al culto, o sea, promover la alabanza a Yavé, ser
mediadores entre el pueblo y Dios, guardar las tradiciones
sagradas.
Ese importante encargo lo realizaban sobre todo por los
sacrificios de cada mañana y tarde, por la oración, y la ofrenda
diaria del incienso cuando el Pontífice no lo hacía.
A ellos les Correspondía también señalar el principio y el fin del
descanso sabático.
Los sacerdotes eran muy numerosos. Estaban divididos en
grupos. Cada semana le tocaba a un grupo el servicio. Cada
125
turno semanal se componía de unos 400, entre los cuales, sólo
uno por suerte presidía la ofrenda de los perfumes y el incienso.
Los sacerdotes tenían su habitación familiar en Jerusalén o en
los pueblos cercanos, donde se ganaban la vida con otros
trabajos.
Durante la semana anual de su turno permanecían en el
templo. Había habitaciones y alimentos para los 400 sacerdotes
y otros tantos levitas.
El sacrificio de la tarde solía ser presidido por el Sumo
Sacerdote. Si él no podía, el sacerdote en turno tomaba su
lugar.
Los sacerdotes eran los guías religiosos de la nación. Algunos
de ellos se convirtieron después al cristianismo.
El sacerdote Zacarías estaba cumpliendo su semana de servicio en el templo cuando el ángel le avisó que su esposa Isabel iba a tener un hijo.
Zacarías vivía en Ain Karím, a 8 km. de Jerusalén.
126
9.2.3 Los levitas. Eran descendientes de Leví, pero no de la
familia de Aarón.
Sus atribuciones eran muy variadas, siempre alrededor del
Templo: Preparar las víctimas para los sacrificios, conservar la
limpieza del Templo, mantener la vigilancia, recoger las ofrendas
y los tributos, abrir y cerrar las puertas, cantar y tocar
instrumentos en las ceremonias.
En una palabra, que todo en el Templo estuviera siempre en
orden y concierto. También tenían turnos semanales.
9.2.4 Los fariseos. Constituían un grupo numeroso (unos seis
mil). Era una secta religiosa no sacerdotal. Se consideraban
distintos de los demás, “separados”.
Los fariseos pretendían vivir rigurosamente conforme a las leyes
religiosas y formaban un grupo aparte. Jamás se cortaban la
barba y solían vestir de negro. Comían únicamente alimentos
127
permitidos por las leyes dietéticas. Los preparaban conforme a
los rituales de pureza. Guardaban el sábado con mucho
cuidado.
Rechazaban enérgicamente cualquier influencia extranjera,
cualquier innovación.
Muchos se casaban y trabajaban en un oficio que no
comprometiera su estilo de vida o sus creencias. Otros más
fervorosos permanecían solteros.
Conocían muy bien las tradiciones y vigilaban minuciosamente
para que nadie se apartara de ellas.
A pesar de que hacían todo lo posible por distinguirse del resto
de la población, a la que consideraban pecadora, injusta e
impura, eran grandemente estimados y respetados por el
pueblo.
Estudiaban la Torá, la Escritura, pero la interpretaban a su
modo y querían imponer a todos su propia interpretación en lo
128
referente al descanso del sábado, a las abluciones y a los
diezmos.
Los fariseos estaban al cuidado de las Sinagogas. Con gran
empeño promovían el culto a Yavé y el estudio de la Torá. Otra
tarea importante era enseñar la Escritura y los salmos a los
niños y jóvenes.
Su secta no era tan poderosa como la de los saduceos ricos,
pero sí muy unida.
Las posturas rígidas de los fariseos chocaban con la actitud de libertad y gran apertura de Jesús.Muchas veces Jesús los increpó con fuerza, por su doblez: - Pobres de ustedes, fariseos hipócritas, les decía Jesús, que pagan puntualmente los diezmos, pero descuidan la justicia y el amor...
Varios fariseos dialogaron respetuosamente con Jesús, como
Nicodemo, que además ayudó cuando sepultaron el cuerpo del
Señor.
129
El Evangelio no habla de que los fariseos o los escribas hayan
promovido la muerte de Jesús, como los sacerdotes o los
saduceos. Al contrario, algunos trataron de defenderlos.
9.2.5 Los escribas. Los escribas o rabinos formaban otro grupo
muy numerosos. Eran personas dedicadas al estudio profundo
de la Sagrada Escritura, especialmente en lo tocante a la Torá o
Ley de Moisés.
Sus estudios eran muy largos. A los treinta años eran
“diplomados”. Su conocimiento de la Ley era muy amplio.
Sólo podían ser escribas los auténticos israelitas sin mezcla
étnica.
Muchos de ellos pertenecían también al grupo de los fariseos.
los rabinos se dedicaban principalmente a la enseñanza, a la
oración y a la salvaguardia de la Ley.
130
Ellos eran los intérpretes natos de la Ley. Tenían lugares
asignados en el Sanedrín. Su opinión pesaba mucho.
Solían agrupar a su alrededor a numerosos discípulos para
enseñarles la Torá.
Ellos fueron los que le dieron a Herodes el dato de que era en
Belén donde el Niño - Rey nacería.
Jesús estuvo muchas veces en contacto con ellos.
A los doce años pasó tres días dialogando con algunos de ellos,
los que, a pesar de ser muy letrados, estaban admirados de sus
preguntas y de sus respuestas.
Más tarde, Jesús también les reclamó el que buscaran siempre
los primeros lugares, el que no fueran del todo sinceros.
131
9.2.6 Los saduceos. Eran sacerdotes descendientes de Sadoc,
Sumo Sacerdote del tiempo de Salomón.
Eran también descendientes de Leví.
Habían formado una agrupación muy poderosa. Tenían gran
influencia en el Sanedrín
Los saduceos formaban la clase más rica, culta e influyente de
todo el país. De entre ellos se elegía a los Sumos Pontífices y a
los más altos funcionarios del Templo. Anás y Caifás eran
saduceos.
Desde la invasión de Alejandro Magno, los saduceos tenían
tratos con los extranjeros, habían adoptado muchas de las
costumbres, usos y refinamientos de la civilización greco-latina.
Muchos preferían afeitarse, vestirse con finas togas, disfrutar de
los baños usuales entre los gentiles, visitar los estadios para
gozar de los juegos de gladiadores e ir a los teatros para
divertirse con representaciones dramáticas o cómicas.
132
Estas modas no las seguían los judíos observantes.
Estas costumbres asimiladas del mundo pagano molestaban al
resto de la población por considerarlas impías.
Sin embargo, los saduceos poseían bastante poder como para no
hacer caso de las críticas de las otras clases sociales.
Los saduceos asimilaron también algunas formas del
pensamiento de los gentiles. Gustaban de expresarse en griego
y eventualmente también en latín. En el campo religioso,
rechazaban los aspectos aparentemente ilógicos, como la
resurrección de los muertos, la existencia de ángeles y la vida
eterna.
Preferían atenerse escuetamente a las leyes de Moisés sin
prestar especial atención a las advertencias de los profetas.
Aceptaban la Torá pero rechazaban muchas tradiciones que los
fariseos apoyaban.
133
9.2.7 Los esenios. Los esenios eran grupos de personas que
practicaban su religión formando comunidades ascéticas en
lugares apartados. Llevaban una disciplina casi monástica. La
mayor parte abrazaban el celibato.
Algunos vivían en pequeños grupos por las aldeas de Galilea y
de Samaria, pero los núcleos principales estaban establecidos en
el desierto de Judea.
Eran muy fervorosos, oraban varias veces al día, cantaban
salmos y se concentraban en la lectura de la Sagrada Escritura,
la que copiaban en pergaminos y a la que hacían comentarios.
Esperaban con fervor la venida del Mesías. Esta casi certeza de
su pronta llegada la esparcían por todo el ambiente que los
rodeaba.
Utilizaban un lenguaje figurado para comunicarse entre sí.
134
En las cuevas de Qumrán, se han encontrado manuscritos y
restos de los útiles empleados por estos esenios.
Es posible que San Juan Bautista haya pasado un tiempo entre ellos antes de bautizar a Jesús.
9.2.8 Los pastores. Abundaban en todos los pueblos. Muchas
familias tenían su pequeño rebaño. Llevaban las ovejas y
cabras a los pastos y las defendían de algún lobo atrevido.
Jesús dijo ser buen pastor.
9.2.9 Los zelotes. Eran patriotas judíos, aunque por su carácter
conspirador y rebelde se los equipara a los bandidos.
Los zelotes esperaban que apareciera el Mesías, para convertirlo
en su general y jefe en la guerra contra los “gentiles e infieles”
que dominaban el país.
135
Jesús no apoyaba esta Corriente belicosa, pero sí eligió de entre ellos a un apóstol: Simón, el zelote.
9.2.10 Los samaritanos. Los samaritanos eran naturales de la
región de Samaria. La población samaritana había sido
originalmente israelita, pero tras las deportaciones de los asirios
y babilonios, se habían mezclado significativamente con otras
etnias, por lo que se les tenía por impuros.
Además de estas diferencias, los samaritanos entraron en
conflicto religioso con los judíos al negarse a rendir culto en el
Templo de Jerusalén y considerar como lugar santo el monte
Garizim.
De los libros sagrados sólo admitían los cinco de la Ley. Así, ser
samaritano equivalía para un judío a ser hereje, impuro,
pecador.
Para ofender a Jesús, muchas veces sus enemigos lo acusaron de ser samaritano. El intercambio de Jesús con la mujer samaritana es uno de los más preciosos pasajes de la Sagrada Escritura, así como la parábola del Buen Samaritano. Jesús pidió a los
136
apóstoles a que fueran a bautizar en Judea, Samaria...y hasta el fin del mundo.
9.2.11 Los mercaderes. En Palestina abundaban los mercaderes.
Con el desarrollo del comercio y la incorporación de la región al
imperio romano, se enriqueció considerablemente la clase
mercantil.
No eran aristócratas como los saduceos, ni tan poderosos, pero
frecuentemente eran igualmente acaudalados.
Muchos de estos ricos mercaderes tenían flotas numerosas a su
servicio. Algunos vivían con gran lujo y ostentación.
Entre estos hombres ricos, dedicados al comercio, algunos
pasaban temporadas en las grandes capitales del extranjero,
como Alejandría, Efeso o la misma Roma.
Estaban vinculados a la diáspora, es decir, con aquellos judíos
instalados desde hacía muchos siglos en otros países.
137
Jesús nos habló del mercader de perlas que vende todo para
comprar la perla fina.
9.2.12 Los pescadores. El gremio de los pescadores aprovechaba la
pesca abundante del Mar de Galilea. Entre ellos escogió Jesús a
varios apóstoles.
9.2.13 Los artesanos. El pueblo judío es sumamente trabajador.
En tiempo de Jesús abundaban los artesanos de todos los
oficios. Cada cual levantaba su taller y se dedicaba
aplicadamente a su trabajo.
Tenían costumbres curiosas para identificarse ellos y su oficio:
Los tintoreros, llevaban hilos de colores ensartados en las orejas
a manera de aretes. Los joyeros y orfebres se enorgullecían de
hacer maravillas con las gemas. Los tejedores exportaban los
mejores géneros a los países vecinos. Los peluqueros solían
arreglar barbas y recortar el cabello en plena calle.
138
Los peleteros eran relegados a lugares lejanos debido al hedor
que produce el curtido de las pieles.
En cambio, los carniceros eran altamente estimados, ya que se
requería conocer las leyes rituales para ejercer el oficio.
Entre los trabajadores, los más rudos y marginados eran los
camelleros. Tenían fama de ser gente malhablada, ladrona.
Los aguadores abastecían del preciosos líquido a los hogares.
9.2.14 Los campesinos. El peso de toda aquella estructura social
recaía en los campesinos. Sobre ellos gravitaba el doble yugo de
la explotación de las clases superiores y el de los invasores
romanos.
A menudo se veían precisados a venderse ellos mismos o a sus
hijos como esclavos para poder conservar su pedacito de tierra.
Muchas parábolas tienen como protagonistas a campesinos.
139
9.2.15 Los publicanos. Existían una clase parasitaria de
funcionarios llamados publicanos. Eran israelitas que cobraban
impuestos al pueblo para las recaudaciones romanas. Odiados
por trabajar para el extranjero, tenían para colmo, fama de
manipular el dinero con corruptelas que los enriquecían mucho.
Jesús se propuso rescatar a esta gente de sus latrocinios. Es interesante que eligiera a uno de sus discípulos, precisamente de entre estos desdeñados cobradores de impuestos, al apóstol Mateo. En cuanto a Zaqueo, era jefe de publicanos.
9.2.16 Las mujeres. En Israel, la mujer era tenida por un ser
apenas superior a un animal; era la criatura humana más pobre
entre los pobres. La mujer era obligada a observar los rigores de
las leyes judías, pero no se le consideraba en la asamblea de los
creyentes como miembro activo.
En la Sinagoga, las mujeres, ocupaban un sitio aparte y no
podían subir al estrado. En el Templo, tenían que quedarse en
un patio exterior. Desde allí no se veía el altar de los sacrificios.
140
Sus numerosas ocupaciones en la casa las tenían siempre
atareadas: Hilar, tejer cocinar, moler el trigo, prensar el aceite,
servir la mesa, cuidar a los hijos y al marido, lavar ropa,
acarrear agua.
Desde su nacimiento hasta su muerte, la mujer era un ser
consagrado al servicio del hombre, lo mismo que los bueyes, los
camellos o los asnos. La mujer carecía de voz y voto y era
excluida sistemáticamente de todas las reuniones importantes.
Ni siquiera podía sentarse a la misma mesa que los hombres.
Nunca eran admitidas en las escuelas rabínicas.
Jesús reaccionó ante este machismo feroz de su pueblo admitiendo mujeres como discípulas, perdonando a una adúltera y aún dignificando a una prostituta. Razón por la cual, fué duramente criticado por los fariseos. Muchas de ellas le respondieron generosamente.
141
9.2.17 Indigentes y enfermos. Entre estos estratos sociales
pululaban ejércitos de indigentes, pordioseros, enfermos y
desvalidos. Vivían en la mayor miseria, condenados de por vida
a una existencia desgraciada. En la otra, se creía que irían al
infierno, por ser incapaces de observar el ritual de pureza o de
entender siquiera el hebreo.
Jesús se aplicó las palabras de Isaías y las cumplió. Fué enviado a dar la buena noticia a los pobres.
El se preocupó mucho por estos pobres despreciados, por esta escoria social rechazada hasta por los esclavos. Quiso devolverles su dignidad humana, su condición de hijos de Dios.
9.2.18 Los ladrones. Debido a la miseria que abatía al país,
abundaban los ladrones y salteadores de caminos. Estos se
aliaban a veces con los rebeldes, inconformes con el invasor
romano, y formaban bandas armadas que asaltaban por los
caminos.
En la cruz Jesús perdonó al buen ladrón y le aseguró el paraíso.
142
9.2.19 Los romanos. Los romanos estaban por todas partes:
Cobrando impuestos y vigilando. En las ciudades no se podía
dar un paso sin toparse con una pareja de soldados de casco
empenachado, de capa roja o clámide, de lanza y de espada.
Esta monótona persistencia molestaba mucho a los judíos... y
con harta razón.
Jesús no compartió este rechazo. Públicamente ayudó a un centurión romano, el de Cafarnaún. Le curó un criado y alabó su fe.
9.2.20 Otros extranjeros. Habían en Palestina muchos otros
extranjeros: Romanos, griegos, sirios. Tenían cultos propios y
se distinguían por su lenguaje, vestidos, costumbres. Vivían en
ciudades construidas a su gusto.
143
10. EL TEMPLO
10.1 HISTORIA
Antecesor del Templo, en el desierto, fué el Tabernáculo, o
Tienda de la Reunión. Era ésta una gran tienda de campaña
que guardaba el Arca de la Alianza.
En el Arca se conservaban con máximo respeto las dos Tablas
de los Mandamientos, las que Moisés había grabado.
Había alrededor de la tienda un espacio amplio para que se
reuniera el pueblo. En cada lugar donde organizaban
campamento, Moisés mandaba levantar en el centro el
Tabernáculo.
Con piedras construían el altar para los sacrificios.
144
Esta Tienda acompañó a los israelitas en su peregrinación por el
desierto, y continuó al establecerse en la tierra de Canaán.
Unos 1200 años antes de Cristo.
Los sacerdotes que ofrecían el sacrificio eran Aarón y otros
varones de la tribu de Leví.
Los israelitas estaban convencidos de que Dios residía en medio
de su pueblo, acompañándolo.
La tienda era el lugar de cita del pueblo con su Dios. Les
recordaba la Alianza y los mandamientos, cuya guarda exigía
Yavé.
El primer Templo, de mampostería, lo levantó el Rey Salomón,
900 años antes de Cristo. Lo erigió junto a su palacio en
Jerusalén. Con el Templo ya tenía el pueblo donde reunirse a
alabar a Yavé, a cantar y a danzar en su honor, a sentir su
presencia muy cercana.
145
Constaba de un gran atrio en cuyo centro estaba el santuario.
Frente a él levantaron el gran altar para los sacrificios. Había
una fuente de bronce para tener cerca el agua necesaria.
Sacerdotes y Levitas estaban al servicio del Templo.
Este primer Templo fué destruido por Nabucodonosor cuando
venció a los israelitas y los deportó a Babilonia, en el 587 A. C..
El segundo Templo fué construido cuando regresaron del
destierro muchos deportados. Edificado sobre las ruinas del
primero, unos 500 años antes de Cristo, era más modesto que el
de Salomón.
El Templo que conoció Jesús fué el tercero, obra de Herodes.
Conociendo Herodes la importancia que los Judíos le daban a su
Templo, para congraciarse con ellos reconstruyó totalmente el
segundo Templo, lo embelleció y agrandó los atrios.
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Tuvo que construir paredes de varios metros de espesor para
poder sostener los terraplenes. Una de ellas es ahora el “Muro
de las Lamentaciones”.
Empezó los trabajos uno 20 años antes del nacimiento de
Cristo. Al morir Herodes, cuando Jesús tenía ya tres o cuatro
años, lo principal del Templo estaba ya concluido: El santuario
y algunos pórticos. Lo que faltaba avanzó a paso muy lento:
Parte de los pórticos, habitaciones de sacerdotes y levitas y otras
dependencia.
10.2 LOS ATRIOS
El Atrio exterior, el de los gentiles, era muy extenso, unas doce
manzanas de superficie. A él podían entrar también los no
judíos.
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Era necesaria esa extensión porque en las numerosas fiestas
anuales se reunían en ese atrio más de cien mil personas.
El atrio de los gentiles estaba rodeado por enormes pórticos, con
sus hileras interminables de columnas. Los dos principales
eran: El pórtico de Salomón y el pórtico de los Reyes.
El pórtico de Salomón, con unos 400 m de largo por unos 10
de ancho, tenía en el centro una hilera de columnas muy altas.
En él había dialogado con los doctores Jesús siendo niño. Durante su vida pública, cuando estaba en Jerusalén, Jesús había enseñado diariamente al pueblo en el pórtico de Salomón.
El pórtico de los Reyes era más corto, unos 300 m. pero más
ancho, unos 15 m. Lo sostenían dos hileras de columnas.
En el se colocaban los mercaderes a vender sus animales para los sacrificios y los cambistas que Jesús expulsó.
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10.2.1 El Atrio de las Mujeres. Tendría una superficie casi de una
manzana de terreno, con algunos edificios alrededor. Allí se
guardaba el tesoro del Templo.
En la alcancía echó moneditas la viuda que Jesús alabó.
El acceso a este atrio era por la Puerta hermosa, grande y bella.
Pasando esta puerta, había una estancia muy amplia donde los
sacerdotes recibían a las mujeres que iban a purificarse y a
hacer la presentación de sus recién nacidos.
Allí se realizó la presentación de Jesús y la purificación de María.
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10.2.2 El Atrio de Israel o de los Hombres. Por la Puerta de Nicanor,
se pasaba del atrio de las mujeres al de Israel. Este era tan
amplio como el de las Mujeres, o más, pero en su centro había
una extensa plataforma algo elevada. En este atrio de los
hombres se reunían los judíos de Jerusalén todo los días a
ofrecer a Yavé los sacrificios, el matutino y el vespertino.
Este atrio rodeaba por tres partes el atrio de los sacerdotes, que
era una plataforma un poco elevada. En el se levantaba el altar
de los sacrificios.
Durante las fiestas pululaban por los atrios representantes de
todo el mundo judío. Muchos de ellos habían tenido que pasar
semanas navegando y luego cabalgar desde el puerto hasta
Jerusalén.
10.2.3 El santuario. Este atrio de los sacerdotes tenía acceso al
santuario, o sea, el Santo, y el Santo de los Santos. Ambos
estaban separados por una cortina.
150
Fué la Cortina que se rompió cuando Jesús moría clavado en la cruz por nuestro pecados.
A estos atrios no podían entrar nunca los incircuncisos, griegos
o romanos, bajo pena de muerte. Al Santo sólo entraba el
sacerdote en turno para ofrecer los perfumes.
10.3 EL SANTO
Era una sala espaciosa. Sólo contenía la menorá, o candelabro
de los siete brazos, sobre cada uno de los cuales ardía una
lámpara de aceite. En el Santo estaba también la mesa con los
panes de la proposición.
Pero lo más sobresaliente era el altar de los perfumes. El
sacerdote en turno ofrecía allí a Yavé variados perfumes y
quemaba buenos puñados de incienso.
Se elevaba una gruesa columna de humo, que rápidamente
llenaba la estancia y se desbordaba abundante. El humo
151
simbolizaba las oraciones del pueblo de Yavé subiendo
agradablemente hacia El.
10.4 EL SANTO DE LOS SANTOS
Separado del Santo por sólo una cortina, seguía el Santo de los
Santos. Era una sala más pequeña que la anterior.
Aparentemente estaba vacía. Inicialmente había contenido el
Arca de la Alianza. Del Arca ya no quedaba más que el
pedestal. Lo que sí permanecía siempre era la “presencia de
Yavé” en medio de su pueblo.
A este recinto sagrado solo el Sumo Sacerdote penetraba una
vez al año, el día de la expiación, el Yom Kippur.
10.5 EL ALTAR
152
En el Templo había dos altares: El altar de los perfumes y el
altar de los sacrificios.
Uno era pequeño: El Altar de los perfumes, dedicado a
quemar incienso, perfumes, panes.
Estaba colocado en el Santo. Era de madera dorada.
En la explanada se erguía el altar de los sacrificios. Era
cuadrangular.
Tenía unos cinco metros por lado y cinco de alto, con un gran
hogar en el centro, capaz de quemar un buey entero.
Para los sacrificios se preparaba en la parte alta del altar una
gran hoguera, y el oficiante iba depositando sobre el fuego los
cuartos de la víctima, o sólo sus vísceras.
10.6 EL SACRIFICIO
153
Los judíos hacían sacrificios para dar gracias a Yavé por algún
bien recibido, para pedir perdón, para purificarse, para expiar
alguna falta, para hacer Alianza con El.
El sacrificio consistía en quemar en honor de Dios parte de un
animal, o todo él; en quemar pan, fruta, incienso; en derramar
sobre el fuego aceite, vino, perfumes.
En el sacrificio de comunión se quemaba las vísceras, hígado,
riñones y la sangre, por considerarlos, sobre todo esta última,
los asientos de la vida.
El sacerdote tomaba una porción de la carne. Con el resto el
oferente hacía un banquete de “comunión de los comensales con
Dios”.
Si el sacrifico era total, se quemaba todo, y se le llamaba
holocausto. La intención era la de ofrecer a Dios la vida de la
víctima... para alabarlo, darle gracias o alcanzar perdón.
154
10.7 LA ORACIÓN VESPERTINA
Era muy solemne, siempre al ponerse el sol. Dentro del Santo,
los levitas habían encendido las siete lámparas del gran
candelabro y habían preparado el fuego para el incienso.
El sacerdote en turno echaba abundante incienso en las brasas
y una gran columna de humo oloroso subía en la penumbra.
Este humo era símbolo de la oración de todo el pueblo que
estaba alrededor del atrio de los sacerdote y también de la
oración de todos los judíos.
Pensando en la presencia de Yavé, cercano, los levitas
entonaban el Salmo 40. Sonaban las panderetas y los platillos y
tañían las campanillas. Danzando cantaban:
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
155
Mientras tanto los otros sacerdotes de servicio, muy numerosos,
estaban alrededor del altar de los sacrificios. Los levitas habían
preparado un gran fuego y habían descuartizado la víctima.
El pontífice o el sacerdote principal de ese turno colocaba la
víctima sobre el fuego. Se elevaba una gran columna de humo.
Mientras duraba el sacrificio, todos los sacerdotes que rodeaban
el altar, y el pueblo, - los hombres y jóvenes desde los trece
años, que estaban en el atrio circundante -, levantaban los
brazos en señal de ofrenda a su Dios, a quien consideraban muy
cercano.
Terminado el sacrificio, los levitas tocaban las trompetas. El día
había terminado con una alabanza a Yavé, Señor de cielos y
tierra, el Creador de todo, el que había hecho Alianza con su
pueblo, Israel, el único Dios.
Después todos bajaban al Atrio de las Mujeres, donde se había
quedado la esposa o la hermana, o las hijas, y se regresaban a
156
sus casas o tiendas de campaña. Estaban felices por haber
podido alabar a Dios en una forma tan solemne.
El Templo en su conjunto, era un edificio monumental,
imponente, con sus inmensos pórticos y columnatas y su
santuario central, grande, hermoso, sólido y elegante. Era el
lugar donde consideraban que Yavé, su Dios, estaba cerca.
Con qué alegría acudían de toda Palestina, y de muchos otros
lugares lejanos, estos buenos israelitas para estar junto a su
Dios, para sentirse “pueblo de Dios”, para cantar y danzar en su
honor.
157
11. PROFESIÓN Y ESTADO CIVIL DE JESUS
En Nazaret se conoce a Jesús como “el carpintero” (Mc. 6, 3), “el
hijo del carpintero” (Mt. 13, 55). El término griego (ho) tektón,
utilizado por los dos textos evangélicos, deja sin precisar la
naturaleza de la actividad que desarrollaron Jesús y José.
Flavio Josefo asocia los “carpinteros” (griego, tektonai) a los
constructores y obreros especializados en la restauración del
templo de Jerusalén. Por lo demás, ésta asociación de
actividades se encuentra ya en la Biblia griega de los setenta,
cuando se habla de los diversos oficios que trabajaron en la
construcción del templo y sus sucesivas restauraciones, desde
Salomón hasta su reconstrucción en tiempos de Esdras.
Normalmente los carpinteros y trabajadores de la madera se
asocian a los albañiles y a los que tallan la piedra, a diferencia
de los obreros que trabajan el hierro o el bronce (2 Re 12, 12;
22, 6: “Carpinteros y obreros”, junto con los jefes y los
militares, distintos de los “pobres” del país, o sea, los viñadores
158
y los campesinos, son los que los babilonios se llevan al
destierro). En los textos proféticos el artesano se sitúa a la par
del carpintero que fabrica estatuas idolátricas o funde los
metales (Os 8, 6; 13, 2; Is 44, 12-13; Jer 10, 3). El Sirácida,
que escribe en Jerusalén el siglo segundo antes de Cristo, en su
lista de oficios manuales distingue el trabajo del artesano y el
artista (griego, tektón y architektón) que consiste en tallar la
piedra, del trabajo del herrero (griego, chalkeus) que trabaja los
metales (Eclo 28, 27-28: LXX).
Si damos crédito a lo que dicen incidentalmente Justino, que
nació en Palestina el siglo segundo, el carpintero, tal como podía
ser Jesús, es uno que hace arados y yugos. Así pues, en
Nazaret, Jesús es conocido por sus paisanos a través de su
oficio de artesano y esta actividad manual, junto con su
ambiente familiar bien conocido, es el que contrapone con
estupor e incredulidad a su pretensión de enseñar con
autoridad (sabiduría) y de realizar acciones extraordinarias (Mc.
6, 1-3; Mt 13, 53-55). También Orígenes confirma este
descrédito que se proyectó sobre la figura de Jesús debido a su
profesión de carpintero, de la que se burla Celso, poniéndola en
159
relación con su muerte en el madero de la cruz. Esta manera de
pensar refleja la mentalidad Griega y helenista, en donde se
contrapone el trabajo manual al intelectual del filósofo y del
sabio. También Jesús Ben Sirá, que vivía en los ambientes
cultos de Jerusalén, contrapone el trabajo manual del artesano,
del obrero, del ceramista y hasta del escribano, al del sabio que
puede dedicarse a la sabiduría y es buscado para aconsejar al
pueblo. En el ambiente judío, por el contrario, como se deduce
de los textos de la tradición rabínica superior, se estima y se
recomienda la actividad manual como medio de sustentación
autónoma incluso para el sabio y para el maestro autorizado.
En el ambiente de los rabinos la contraposición no se establece
entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, sino entre los
oficios honestos y los que son considerados como “impuros” por
diversas motivaciones ético - religiosas.
En el trasfondo de todo este conjunto de datos lingüísticos y
culturales se puede admitir que Jesús desarrolló, lo mismo que
su padre José, la actividad de artesano o de carpintero en el
ambiente de Nazaret y de las localidades cercanas. Esta
actividad artesanal garantizó a Jesús y a su madre una
160
autonomía social y económica. En otras palabras, Jesús no
pertenece a la categoría de los más pobres de su ambiente.
La muerte de José parece que debió tener lugar antes de que
comenzase la misión pública de Jesús, dado que no se habla de
él fuera del evangelio de los orígenes. Por consiguiente Jesús,
como hijo varón primogénito, tuvo que atender al sustento de su
madre.
La frecuencia de las imágenes de la construcción en las
sentencias y parábolas de Jesús no justifica la hipótesis de que
formara parte junto con José de alguna empresa de
construcción en las obras de las nuevas ciudades que por
entonces se levantaron y a las que podía llegarse fácilmente
desde Nazaret, como Tiberíades, Cesárea y Samaría. En ese
caso había que pensar igualmente que Jesús trabajó de
labrador, de viticultor o de pastor. Muchas de las imágenes y de
los símbolos evangélicos están sacados del ambiente, pero bajo
el estímulo de la tradición bíblica, especialmente la profética.
161
Aunque Jesús no asistió a la escuela superior junto a algún
rabino o maestro que lo iniciara en la interpretación tradicional
de la Escritura, sin embargo no se puede excluir que poseyera
aquella cultura de base que podrían tener los muchachos de
una aldea de Galilea, en donde junto a la Sinagoga había una
escuela de lectura de la Torá. La familiaridad con algunos
textos bíblicos como la profesión de fe en el Dios único (Dt 6,4),
los mandamientos, la historia del Exodo y algunos trozos
proféticos, provenía de la vida religiosa familiar y de la
asistencia a la liturgia de la Sinagoga. Esta formación bíblico -
religiosa, junto con el trabajo de carpintero, contribuyó
probablemente a dar a la personalidad de Jesús una orientación
dirigida a captar los aspectos concretos y pintorescos de la vida.
Otro elemento importante de la personalidad histórica de Jesús
es su condición de célibe. De las fuentes evangélicas, así como
de la fragmentaria documentación antigua extraevangélica, no
se deduce que Jesús estuviera casado durante su actividad
pública, ni puede tampoco presumirse que fuera viudo o
estuviera separado de su esposa, ni que hubiera tenido hijos.
Sólo sobre la base de concepciones totalmente infundadas se ha
podido forjar la hipótesis de un matrimonio de Jesús con María
162
Magdalena. Se ha dicho también que una opción celibataria no
sólo era inconcebible en el ambiente judío en el que vivía Jesús,
sino que incluso habría sido denunciada como una transgresión
al mandamiento de Dios en Gen. 1, 28: “Sed fecundos y
multiplicaos”. Los descubrimientos de Qumrán han confirmado
en parte la existencia de una comunidad de judíos adultos,
contemporáneos de Jesús, que vivían el celibato por
motivaciones ascético - religiosas. Según Filón, los esenios
habrían eliminado el matrimonio y se habrían decidido a
practicar la continencia perfecta para no poner obstáculos a la
vida comunitaria. Esta motivación podría integrarse con lo que,
en el último período de la comunidad qumránica en siglo
primero después de Cristo, se convierte en el clima de espera
escatológica mesiánica: Como participantes de la comunidad
santa y convocada para la guerra sagrada, los miembros de la
comunidad viven en un estado de perfecta pureza, representado
por el celibato. Sin embargo, en los escritos que se han
encontrado en Qumrán, donde se conservan las normas para la
vida de la comunidad, se prevén también algunos casos de
miembros casados, con hijos e hijas.
163
En lo que se refiere a la opción celibataria de Jesús y su
motivación resulta realmente problemática una influencia de la
corriente ascético - espiritual de Qumrán, incluso en sus
acentuaciones mesiánico - escatológicas. Es más probable que
Jesús se inspire en la figura profética de Jeremías, que con su
estado de célibe debía ser un signo para sus contemporáneos
(Jer 16, 1-3).
Podría vislumbrarse la motivación del celibato de Jesús en la
sentencia pronunciada en forma de mashal - enigma como
respuesta a la objeción de sus discípulo frente a la propuesta de
una relación matrimonial inspirada en el proyecto original de la
creación. A las dos categorías de eunucos, los naturales y los
artificiales de los que habla también la tradición rabínica, Jesús
contrapone a los que se hacen eunucos por el reino de los cielos
(Mt 19, 12). Quizás sea ésta la respuesta que da Jesús al
insulto o a las críticas que circulan sobre él y sobre su grupo de
discípulos, que se han separado de sus familias respectivas:
“Sois eunucos”. El celibato de Jesús, no impuesto por
constricciones externas, por condiciones sociales o económicas,
no derivado tampoco de una imposibilidad física de casarse y
164
tener hijos, es un signo del tiempo nuevo que ha inaugurado la
irrupción del reino de Dios en la historia humana.
Lo que impresiona en los orígenes de Jesús y en los rasgos que
definen su personalidad humana y social es la combinación
paradójica de elementos comunes y excepcionales: Un artesano
de Nazaret que vive en su contexto cultural y familiar, sin
hacerse notar, y que al mismo tiempo hace, una opción especial
como la de vida célibe, que no encuentra una justificación
inmediata en el ámbito judío tradicional. Sólo otro personaje,
contemporáneo de Jesús, conocido con el nombre de Johanan y
el apelativo de “bautizador” (griego, baptistes), podría
compararse con Jesús en esta opción del celibato. Pero ¿cual es
la relación histórica que une a Jesús de Nazaret con Juan,
llamado el Bautista?. La figura y la actividad del profeta del
Jordán ¿tuvieron alguna repercusión en el proyecto y en la
misión histórica de Jesús?
165
12. PROYECTO DE JESUS
12.1 EL REINO DE DIOS
166
12.1.1 El reino de Dios como tema central de la predicación de Jesús. El
primer hecho histórico de la predicación de Jesús es el anuncio
del Reinado de Dios. Es ya un consenso entre los estudiosos
que el anuncio del Reino pertenece al Jesús histórico. Jesús
anuncia el Reino con una originalidad única. Es cierto que ya
en el culto y la profecía se proclamaba el Reinado de Yavé como
una realidad esperada para los último tiempos: En el día de
Yavé. El día en que Yavé será “todo en todo”. Pero Jesús
anuncia el Reino con un contenido completamente original.
Jesús conserva lo que hay de válido en las concepciones de su
época, pero las supera y supera el mismo anuncio hecho por
Juan el Bautista muy vinculado con la apocalíptica. Aunque
Jesús nunca dice qué es el Reino de Dios, es claro que lo
proclama no ya como juicio separatorio sino como una realidad
que ya esta cerca y que se manifiesta como superabundancia de
amor y misericordia por parte de Dios.
La idea del reinado de Dios como una realidad que se esperaba
en Israel era un dato fuertemente arraigado en el pueblo. En la
época de Jesús cada grupo tenía la expectativa puesta en ese
Reino de Dios, de una manera diferente: Los fariseos pensaban
167
en el cumplimiento perfecto de la ley, los zelotes pensaban en
una teocracia política, los esenios tenían en mente un
reformador del culto, los apocalípticos esperaban la llegada del
nuevo cielo y la nueva tierra. La esperanza profunda de todo
judío respecto al reino de Dios se centraba en la personificación
de la salvación por parte de Dios de un soberano justo que
administrara justicia no de un modo imparcial sino que ayudara
a los desvalidos y a los pobres.
Ante todo lo expuesto surge una pregunta: Es posible lograr un
conocimiento allí donde están mezclados acontecimientos e
interpretación?. La respuesta es categórica Sí, es posible! Es
allí precisamente en donde se dá el conocimiento histórico, ya
que, como decíamos más arriba, los hechos crudos y brutos no
existen. Todos los acontecimientos van siempre acompañados
de una interpretación individual o colectiva sin la cual ellos
serían un caos desentrañable, inaccesible y sin sentido.
Ahora bien, en la investigación histórica en concreto, se dá el
encuentro entre acontecimiento, que siempre es la realización
del proyecto de un sujeto, y el historiador, que siempre es
168
alguien que intenta llegar hasta el hecho interpretando la
intención que lo originó.
En cada hecho humano la objetividad no puede definirse más
que integrando la aportación del sujeto que dió vida al hecho
como expresión de su proyecto y la aportación de aquel otro
sujeto que lo recupera intentando interpretarlo.
En la investigación histórica, el historiador no debe olvidar ese
carácter de historicidad propio de la existencia humana. Pues si
la historia vivida de un hombre va del proyecto a la ejecución, la
investigación debe ir en sentido contrario: De la ejecución al
proyecto, y por eso el investigador debe saber leer la
significación del acontecimiento que quiere conocer. El punto de
encuentro de estos dos caminos es la intención. Con Marchesi
podemos concluir que: Solo hay verdadero conocimiento
histórico cuando se está en grado de resaltar la intención
originaria del sujeto y entonces, la comprensión de los datos
históricos, con el peso de su significado se vuelve un
conocimiento por connaturalidad.
169
Pero a la vez que al investigador se le exige esta connaturalidad
con la historia vivida, se le pide también un cierto
distanciamiento sicológico y temporal del hecho, que le permite
hacer una mirada más totalizante y situarlo en un horizonte
histórico más amplio. Este distanciamiento permite observar la
continuidad de la tradición a través de las posibles relecturas
que haya sufrido el acontecimiento en las diferentes épocas y
ambientes, a la vez que una mayor profundización y
descubrimiento de las riquezas ya contenidas en el
acontecimiento, pero todavía no vistas.
12.1.2 El reino de Dios para los pobres. Quienes son los pobres? Los
pobres, los débiles, los marginados, los sin prestigio social ni
honores son los destinatarios primeros y privilegiados del
reinado de Dios, que según Jesús ya llega. Es claro que éste es
el proyecto de vida de Jesús: Entregar el reino a los pobres.
Ellos son el lugar que privilegiada y gratuitamente Dios quiere
establecer su reinado (Mt 5, 3-12; Lc 6, 20-23; Mc 9, 42; Mt 10,
42; Mt 18, 10.14).
170
Jesús siente “compasión” (Cf. Mt 14, 14; Mt 9, 36; Lc 7, 13; Mc
1, 41; Mc 8, 2) por toda esa gente que sufre enfermedades,
ciegos, leprosos, epilépticos, que han perdido a sus hijos, que no
tienen nada que comer, que andan como ovejas sin pastor, que
se sienten desamparados y amenazados por espíritus hostiles y
por hombres que los desprecian y los hacen pensar en el
desprecio de Dios; hombres que parecen abandonados a su
propia suerte y a los espíritus malignos. Por todos ellos Jesús
siente compasión, palabra que viene del griego esplaginizomai -
del sustantivo esplaginón -, que significa vientre, intestinos,
entrañas, corazón.
Se trata de esas partes internas de donde las emociones más
profundas proceden. Jesús se conmueve desde sus propias
entrañas ante las personas que sufren. Jesús se conmueve
profundamente ante el sufrimiento de los pobres, de los débiles
y marginados. A estas personas Jesús les anuncia el reinado de
Dios y muestra con hechos su llegada realizando en su favor
acciones liberadoras. A ellos les dice de palabra y con acciones
que el Reino ya está entre ellos realizándose en acciones
integradas y redentoras. No es el espíritu del mal el que domina
171
la realidad natural y humana sino el espíritu de Dios que llega
venciendo el mal.
Es un reinado puramente religiosos y universal, con
implicaciones en todos los órdenes de la vida y ante el cual se
decide el sentido último de la existencia. Jesús al igual que
Juan, predica la conversión, pero Jesús lo coloca como lo
definitivo de la existencia. Para Jesús la conversión no tiene un
contenido formal, sino que es la misma praxis del Reino:
Convertirse es volverse a Dios para que sea él quien reine, para
dejarlo realizar su señorío de paz y justicia. Por eso quien se
convierte forma parte ya del Reino, pues su comportamiento y
sus actitudes hacen ya presente el Reino, pues son
manifestaciones de que es Dios quien reina y no la codicia
humana. Hacer presente el reino equivale a vivir una praxis
consecuente que permita realizar y poner en acto el Reino
mismo.
Jesús en sus parábolas, en sus acciones y en su
comportamiento personal muestra como es el Dios del Reino: El
Dios del reino es el que se desborda en compasión por el hijo
172
que vuelve a casa, es el que se abraza gozoso sin requerir
ninguna explicación ni justificación, es él el que justifica como
un don gratuito (Cf. Lc 15, 11-31). El Dios del reino es que se
monta a los hombros la oveja perdida, haciendo fiesta por su
hallazgo (Cf. Lc 15, 4-7).
El Dios del Reino es el que movido de compasión invita a cenar
banqueteando con pecadores y publicanos (Cf. Lc 15, 2; Mc 2,
15-17; Lc 7, 36-50; Lc 19, 1-9). En definitiva, como se
comprenderá después de Pascua, el Dios del Reino es el que
obra como obró Jesús en su vida histórica, o mejor, en la obra
de Jesús era Dios mismo quien actuaba personalmente y
derrochando misericordia en bien de los hombres, especialmente
de los más desprotegidos.
De lo anterior se desprende el hecho de que Jesús llamara
expresamente a unas personas a compartir su misión y diera
tanta importancia a su seguimiento. Ante la presencia del Reino
hay que alegrarse de verdad y salir a anunciarlo como realidad
salvifica presente (Lc 10, 20; Mt 9, 12-26).
173
El reino está vinculado a la persona de Jesús. En este sentido,
hay dos textos reconocidos por los críticos como auténticos de
Jesús (Mt 11, 4-5 y Lc 11, 20). Alrededor de estos dos textos se
explican otros (Mt 11, 11-12; Lc 16, 16; 10, 18; 4,21: 17, 20-
21). Todos estos textos pueden entenderse a la luz del presente
del Reino que remite inmediatamente a la persona de Jesús. El
comprende su existencia como una misión que el Padre le ha
confiado.
De ahí que predique con un convencimiento pleno que la
soberanía de Dios actúa en su persona y en su actividad, pues
él actúa “diosmente”. Por esta razón la decisión que se tome
ante él en el presente decide el futuro de la persona: O se actúa
“diosmente” o se actúa según la codicia humana y de esto
depende, según Jesús, la realización humana de acuerdo al
querer de Dios (Cf. Mt 5-7).
Las parábolas son el lenguaje del Reino. Más allá de los
elementos redaccionales, los críticos reconocen en ellas un
núcleo histórico de la enseñanza de Jesús de Nazaret. Delante
de ellas estamos ante el hablar histórico de Jesús. De la lectura
de las parábolas se deducen dos datos:
174
♦ Jesús se identifica con el Reino y las parábolas son la palabra
misma de este Reino. Esto quiere decir que a través de ellas,
Jesús revela los sentimientos de Dios. En ellas Jesús se está
revelando a sí mismo y su conciencia. En Jesús está
sucediendo la historia que narra la parábola.
♦ Con las parábolas, Jesús revela al hombre la responsabilidad
de su elección; pues cada parábola que Jesús cuenta coloca
al que escucha ante el reto de decidirse ante Jesús mismo. Si
la parábola narra lo que se está de hecho viviendo ya en el
actuar de Jesús, al que la escucha no le queda otro camino
que optar por Jesús o contra él.
175
12.1.3 El reino de Dios en obras. La posibilidad del acceso a Jesús. No
sólo es característico del Jesús histórico su predicación, sino
que también es verificable su especial modo de obrar en favor de
los oprimidos por el mal, el pecado y la enfermedad. Jesús no
sólo anuncia el Reino con palabras, sino que realiza una
praxisliberadora con sus acciones milagrosas, sus exorcismos y
el perdón de los pecados.
Que Jesús realizó acciones que para sus contemporáneos eran
milagros, es un dato en el cual hay unanimidad hoy en la
exégesis, pues los relatos de milagros ocupan un lugar tan
extenso en los Evangelios que sería imposible pensar que todos
fueron inventados y luego atribuidos a Jesús.
Al observar los relatos de milagros sobresalen dos datos:
♦ No hay que interpretar como verdad histórica todos los
detalles de los relatos, dado que muchos de ellos son puestos
para resaltar la grandeza del milagro.
176
♦ Lo que desde un principio fué importante en los milagros, es
el encuentro con el mensaje interpelante y salvador del Reino
de Dios, que en esos hechos irrumpe. Se trata del encuentro
con Jesús que es quien proclama y trae este mensaje.
Es cierto para los contemporáneos de Jesús sus acciones eran
ambiguas. Unos veían en ellos signos de la actuación de Dios y
otros, los consideraban como demoniacos, engaño y
charlatanería (Mc 3, 22-30).
Hoy la crítica histórica mira con simpatía la tradición de las
sentencias donde Jesús mismo habla de sus acciones. Hay
sobre todo tres textos que al aplicarles los criterios de
autenticidad se comprueban como provenientes, en su núcleo,
del mismo Jesús y que nos atestiguan de su propia boca la
realidad de sus milagros. Ellos son: Lc 10, 13-15 Jesús habla
aquí de los actos de poder realizados en Corazaín, Betsaida y
Cafarnaún. Lc 7, 22: “Id y referid a Juan lo que habéis visto y
oído” y Lc 11, 20: “Pero si expulsó a los demonios por el dedo de
Dios, sin duda que el Reino de Dios a llegado a vosotros”.
177
Se sabe pues, por boca de Jesús mismo, que él hizo milagros y
esto garantiza ya un mínimo de felicidad histórica. Ahora la
cuestión es saber qué sentido tuvieron esas acciones.
Hoy los estudios están de acuerdo en colocar esas acciones
prodigiosas en el contexto global de la predicación de Jesús y su
comportamiento, para así captar su significación. Dada la
ambigüedad de estos signos, ellos no obligan a creer y
permanecen abiertos para la interpretación y la fe. Mediante
sus acciones milagrosas, Jesús manifiesta, pues, la presencia
actual y eficaz del Reinado de Dios sobre el mal y el sufrimiento
es ya una realidad presente y operante.
Los milagros muestran también que el Reino que llega curando
y redimiendo, está íntimamente ligado a la persona de Jesús.
En este sentido, los milagros son signos de la presencia del
Reino y su cumplimiento definitivo en Jesús y de la conciencia
que él tiene de ser concreción del Reino y la salvación que llega.
Así, hay una relación y vínculo permanente entre el milagro y el
Reino y el Reino y el milagro, pero la unidad se da en la persona
de Jesús. Todo signo adquiere pleno sentido en su persona.
178
Todo milagro reclama su persona, pues él es el gran signo de la
presencia del Reino que se va realizando en estos signos
concretos de liberación.
En la misma línea de significación de los milagros se coloca el
perdón de los pecados y la comunidad de mesa con pecadores.
Si bien es cierto que las dos escenas en las que Jesús aparece
explícitamente perdonando pecados (Mc 2, 5 y Lc 7, 48),
difícilmente pueden datarse en el Jesús histórico, es indiscutible
que su relación cercana y solidaria con ellos hasta la comunidad
de mesa (Mc 2, 15-17; Lc 7, 36-50; Lc 19, 1-9) es un dato
histórico y este perdón de los pecados tienen su fundamento en
la actitud histórica de Jesús mismo. De esta manera, el perdón
de los pecados y la comunidad de mesa con los pecadores y sus
discípulos son signos concretos de la cercanía amorosa y
soberana de Dios puesta en acto y la conciencia que Jesús tiene
en ello.
Para un judío comer con alguien es compartir su mismo
proyecto de vida, sus mismo ideales. Es signo de comunión de
vida. El hecho que Jesús comiera con pecadores, invitara y se
179
hiciera invitar `por ellos, podría ser mal visto por sus
contemporáneos. Podría ser interpretado como un hombre
pecador que tiene el mismo proyecto de vida de un pecador; sin
embargo Jesús es libre frente a esta interpretación y se coloca
en clara oposición, mostrando con su comunión de mesa con los
pecadores la comunión de Dios con el hombre pecador a quien
le manifiesta su amor y su oferta de perdón. En el encuentro
con Jesús, el pecador podía sentirse agraciado y perdonado por
Dios. Así Jesús realiza en su persona una de las acciones más
propias de Dios: Perdonar pecados. Sólo Dios perdona pecados
y ahora, en Jesús, Dios mismo sale al encuentro del pecador a
manifestarle su amor. De esta manera en la comunidad de
mesa se realizaba y operatizaba lo anunciado en las parábolas.
Entre las parábolas del hijo pródigo, de la oveja perdida, de la
moneda perdida y las comidas de Jesús con pecadores no hay
más distancia que la que hay entre la palabra que se dice y la
acción que se realiza. La parábola narra los hechos que ya se
están dando y los hechos concretizan y realizan la palabra sobre
el reino dicha en la parábola. Desde esta perspectiva aparece
claro que en Jesús predicación, praxis y personas son
180
inseparables. En Jesús se da una perfecta coherencia entre su
persona. Lo que predica y lo que hace.
181
12.1.4 Jesús ante su muerte. Conflicto y amenaza de muerte, Jesús habla y
da un sentido a su muerte. La muerte de cruz. hay que reconocer que
los rasgos históricos de la persona de Jesús, su predicación, sus
acciones y las personas de las que se hizo acompañar y entre los
que preferencialmente realizó su actividad no correspondía a las
expectativas concretas del Pueblo. La transformación del
hombre y del pueblo, como manifestación del señorío de Dios,
no podían llegar a través de un hombre tan “mal rodeado” y que
realiza acciones que van contra la ley y el querer mismo de Dios,
según la mentalidad de los contemporáneos de Jesús. La figura
de Jesús, sus palabras y sus acciones iban abiertamente en
contra de la manera como se interpretaba el querer y la
voluntad de Dios expresada en la ley. Jesús no correspondía a
lo que Israel esperaba históricamente de parte de Dios. Por esta
razón, su persona, su mensaje, su actitud y pretensión provocó
una oposición conflictiva entre él y los jefes políticos y religiosos
de su pueblo. Este conflicto le ocasionó un juicio y la condena a
la muerte violenta de cruz. Es éste un núcleo histórico del que
nadie duda hoy.
182
La muerte de Jesús ha sido siempre proclamada por los
creyentes como una muerte salvífica. Pero, hay algo en Jesús
mismo que provoque esta interpretación postpascual de su
muerte? De ahí la importancia de saber porqué mataron a Jesús
y cómo comprendió él su propia muerte.
12.1.5 Por que mataron a Jesús. Jesús hizo unas exigencias grandes
de fraternidad y justicia y criticó severamente a los ricos de su
tiempo condenando expresamente el dominio opresor del
hombre sobre el hombre (Mc 10, 42-43; Lc 22, 24-27; Mt 20,
25- 28). A la vez que se puso preferencialmente de parte de los
débiles, oprimidos y marginados, obrando compasiva y
misericordiosamente con ellos.
Esta actitud escandalizó a los fariseos y doctores de la ley y
provocó un conflicto que cada vez se radicalizó más. A la raíz
del conflicto había una diversa visión de Dios y de la salvación,
a la vez que un choque frontal con la persona misma de Jesús,
su pretensión y la venida del Reino.
183
Poco antes de la muerte de Jesús hay dos acontecimientos
considerados históricos que llevan a su culmen el conflicto: La
entrada de Jesús a Jerusalén aclamado como Mesías por
algunos (Mc 11, 1-11) y la expulsión de los vendedores del
templo (Mc 11, 15-25). A partir de estos dos hechos el conflicto
es abierto y las autoridades religiosas interrogan a Jesús por la
autoridad con la que hace esto y ponen en cuestión su persona.
Finalmente, lo pone preso y le hacen un proceso. Este es doble,
más no separado, porque dado el carácter divino que el
emperador tenía, el juicio no podía ser meramente político, sino
que también poseía una fuerte carga religiosa. Lo político y lo
religioso estaban fuertemente unidos. Ante Pilato, representante
del poder civil, el juicio tuvo una fuerte carga religiosa y ante el
Sanedrín, representante del poder religioso, tuvo una fuerte
dimensión política. Los datos que se consideran históricos son
los siguientes:
Jesús es sometido a un proceso ante el Sanedrín
probablemente el Sumo Sacerdote que le pide dar razón de sí
184
mismo, de su praxis y su mensaje. “Con qué potestad haces
estas cosas? Quién te ha dado potestad?” (Mc 11, 28).
La condena del Sanedrín muestra que Jesús en su respuesta
ha confirmado su pretensión de obrar y hablar como enviado
de Dios.
El tribunal religioso - el Sanedrín compuesto por 71
miembros, formados en tres grupos: Primero. Los Sumos
Sacerdotes, incluido el Sumo Sacerdote de turno y los Sumos
Sacerdotes retirados; segundo, los ancianos, laicos
provenientes de las familias ricas de la capital; tercero. los
escribas o doctores, que eran fariseos o saduceos - condena a
Jesús como un usurpador del nombre de Dios, despreciador
de la ley y falso profeta y pretendido Mesías, que se atribuía
una autoridad que no había recibido de Dios.
Es claro que quienes más directamente tuvieron que ver con la
muerte de Jesús fueron el clero y la aristocracia laica de
Jerusalén junto a los escribas, que eran fariseos o saduceos. El
Sumo Sacerdote del momento, Caifás, debió tener una fuerte
185
relación con Poncio Pilato, puesto que se mantuvo en su puesto
durante todo el tiempo que Pilato fué gobernador, lo que indica
el sentido político que jugaba el Sumo Sacerdote.
En el fondo de la condena por parte de las autoridades religiosas
había dos elementos que provocan la hostilidad: En primer
lugar, según las concepciones judías, Dios no hubiera actuado
como Jesús actuó, mezclándose con pecadores, pobres e
impuros y reinterpretando las obligaciones del sábado. Había
una concepción diversa de Dios que para Jesús era un Dios de
gracia y salvación ya presente, vinculado a su persona y, en
segundo lugar, en la condena habían otras motivaciones
concretas, pues el mensaje de Jesús sobre la justicia es en favor
de los pobres y oprimidos, sus duras palabras a los ricos y la
condena del dominio de unos sobre otros, junto a la pretensión
de Jesús de llamar a la nación a una renovación radical
constituía un peligro y amenaza para la seguridad y posición
privilegiada de esta casta religiosas frente a la autoridad romana
ya que se ponía en peligro el orden público de la capital y ante
los mismos judíos, Jesús desenmascaraba el abuso de estos
186
grupos privilegiados que vivían del culto y habían pervertido la
interpretación de la ley de Dios (Cfr. Jn 11, 45-50; 18, 14).
En el proceso ante Poncio Pilato, sobresalen dos datos
importantes: El interrogatorio que es orden, en apariencia,
estrictamente político: “¿Eres tú el Rey de los Judíos?”, y el
motivo legal de la condena puesta sobre la cruz: “El rey de los
Judíos”. Aunque la figura de Jesús debió parecer insignificante
al poder romano, es posible que para Pilato representara Jesús
una amenaza contra el orden público que él debía salvaguardar
para conservar su puesto de procurador.
Jesús es condenado por Pilato como rebelde, aunque no estaba
convencido de las acusaciones que los judíos hacían contra él;
pero para Pilato, Jesús no significa nada. Se somete a Jesús a
la muerte en cruz; condena que en tiempos de Jesús se infligía
sobre todo a los criminales peligrosos y a los miembros de las
clases bajas. Quedaba así colocado Jesús ante la estructura
divinizada del imperio romano y ante las autoridades religiosas
de Israel como representante concreto de los hombres
marginados, de los legalmente indefensos y oprimidos, de
187
aquellos que no significaban nada a quienes él vino a entregar el
Reino.
Es probable que Jesús durante su predicación en Galilea haya
presentado el riesgo personal de una muerte violenta (Mc 8, 31)
y durante dos días que siguieron a su entrada a Jerusalén se
dió cuenta de inminencia de la muerte y fué voluntariamente a
ella. Sería extraño que Jesús no presintiera su muerte sabiendo
que su actitud ante el sábado, su desprecio por la ley y su
manera de hablar de Dios atentaban seria y gravemente contra
la estructura religiosa de Israel. El mismo viaje de Jesús y sus
discípulos a Jerusalén para la Pascua, su entrada a la ciudad y
sus actos en el templo era evidente que agudizaban el conflicto y
se constituían en un reto para los grupos dirigentes. La
posibilidad de la pena de muerte era clara.
Aunque Jesús contara con su muerte violenta, otra cosa es
saber qué esperaba él que sucediera después de su muerte.
Esperaba él que su muerte trajera algo para los demás?. En
este punto, más que en cualquier otro, es necesario integrar la
muerte de Jesús con el conjunto de su misión.
188
Es innegable que Jesús se atribuyó una misión única y especial:
La de ser el mensajero último y definitivo de Dios, con el encargo
de anunciar la venida del reino en favor de los pobres. La forma
como se desarrolló su existencia lo fué llevando a comprobar
que el fiel cumplimiento de esa misión desembocaba en el
conflicto, la persecución y la muerte. Dicha muerte aparecía
como la consecuencia lógica y el culmen de su misión. Varios
datos apoyan esta idea:
Hoy todavía sigue la discusión sobre si Jesús interpretó su vida
y su muerte a la luz de la profecía del siervo doliente. Pero una
cosa parece clara: Toda la atmósfera del relato de la pasión y la
referencia que se hace a los cánticos del siervo hacen pensar en
el siervo sufriente. Es cierto que Jesús mostró en su vida que
en él se realizaban estas profecías. Su muerte estaba en la línea
de los profetas y más específicamente en la línea del siervo. Si
los Evangelios presentan los relatos de la pasión en esta línea,
es porque con probabilidad histórica conocían esta
interpretación por el propio Jesús. (Cf. Mc 8, 31; Mc 9, 31; Mc
10, 33).
189
Es cierto que los textos enunciados son considerados en su
forma actual vaticinia ex eventu, pero su contenido bien podría
provenir del mismo Jesús de Nazaret que al menos para el
grupo nuclear de sus discípulos él anunció su muerte inminente
y afirmó y esperó en la justicia que Dios realizaría en su favor.
Jesús quiso, por propia iniciativa, celebrar con sus discípulos
una cena de despedida como último gesto profético de su vida
en que expresaba su actitud ante la muerte inminente. Lo que
él hizo y dijo durante esta cena es importante para entender la
forma como entendió su muerte.
En esta Cena, Jesús se comportó como el anfitrión y donador de
comunión de vida y servidor. Con estos gestos Jesús integraba
su muerte en su actitud fundamental de servicio salvífico a los
hombres. Es cierto que Jesús siente miedo y tristeza ante su
muerte, pero en esta experiencia se confía radicalmente a su
Padre, integrando el gesto de su muerte a su misma relación
filial con el padre (Cf. Mc 14, 22-25; Mc 14, 32-42).
190
Las palabras consideradas auténticas de Jesús, contenidas en
Mc. 14, 25 y por: “Os aseguro que ya no beberé del producto de
la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el Reino de
Dios”, expresan:
Que Jesús estaba seguro de la inminencia de su muerte y
vivió sus últimos instantes en un clima escatológico.
Que delante de la muerte, El mantiene fiel su esperanza en el
Reino futuro, en la soberanía salvífica de Dios y la confianza
filiar en su Padre.
Que Jesús comprendía y afrontaba su muerte en conexión
con su misión de actuar y manifestar la presencia del Reino.
El se ofrece con la libertad y en conformidad con la voluntad
de Dios y su diseño de Amor del que la muerte hace parte.
A través de su muerte él entra en la salvación última y en
ésta participarán los otros. Su muerte inaugura el Reino
próximo para él y para los hombres.
191
12.1.6 Dios lo resucitó. La fe cristiana afirma que la vida de Jesús
no termina con su muerte. Es precisamente la luz de pascua la
que ilumina a sus discípulos toda su vida que compartieron con
su Maestro y es ella misma la que les permite explicar todo lo
que permanecía implícito y oscuro de su vida terrena. Con la
resurrección se introduce un elemento nuevo y de
discontinuidad con el Jesús histórico. “ Dios lo ha hecho Señor”
(Hech 2, 36) y ahora el proclamador es convertido en el
proclamado, y es a partir de ahí que se desata todo el proceso de
reflexión cristológico explícito de la comunidad cristiana.
Qué encuentra un investigador al examinar los relatos de la
resurrección? Más allá del acento propio de cada evangelista y
las diferencias entre ellos, el historiador se encuentra con el
tentativo de expresar en lenguaje humano el testimonio histórico
de un acontecimiento real que los sobrepasa. Se encuentra con
el testimonio de una realidad que provoca y exige al mismo
tiempo la fe. Esto es expresado por los evangelistas de diversas
maneras, pero con unas características comunes: Primero,
todos insisten en decir que de verdad el Señor ha resucitado;
192
segundo, que Jesús se ha hecho ver y sus discípulos se han
encontrado con él; y tercero que el sepulcro está ahora vacío.
Todos describen los efectos que este acontecimiento provoca en
los testigos: Hay un cambio radical de actitud. Todo esto es
constatable por el historiador en los textos evangélicos.
Pero, en qué sentido es histórico el hecho de la resurrección?,
primero, la resurrección es un hombre histórico y
experimentado por testigos históricos; segundo el resucitado es
el mismo crucificado con el que los discípulos compartieron su
vida y de esto dan testimonio ellos mismos, que lo han visto
resucitado en un momento histórico de sus vidas, tercero, la
resurrección es un acontecimiento histórico en cuanto ella es la
irrupción máxima del amor de Dios en la historia de los
hombres, que intervienen en la historia resucitando a Jesús
muerto; cuarto, la resurrección es históricamente el último y
definitivo acontecimiento de la revelación: Ella nos revela quién
es Dios y quién es Jesús. En este sentido, la resurrección está
en la línea de las acciones realizadas por Dios a lo largo de la
historia de la salvación. Pero aunque la resurrección es un
hecho histórico, trasciende la historia, ya que marca el punto
193
inicial de un nuevo modo de ser de Jesús. La resurrección toca
primero a Jesús mismo, pues se trata de su llegada a la
condición escatológica, pero a la vez provoca la transformación
de los discípulos al manifestarse a ellos como resucitado, siendo
así el comienzo de la escatología en la historia. Este hecho sólo
es reconocido en la fe a la vez que la provoca. El que sabe lo
que significa la resurrección de entre los muertos no pensará
que ello se puede probar por medio de argumentos históricos.
Estamos ante un dato que invita a la admiración, al estupor y al
recogimiento, pues nos colocamos ante el obrar último y
definitivo de Dios como culmen y plenitud de esta historia.
Así pues, la resurrección de Jesús como expresión de la acción
poderosa de Dios acogida por los discípulos en la fe puede
documentarse y probarse históricamente, pero el acontecimiento
en sí, en su realidad total de evento y misterio no está bajo la
verificación y control de los hombres al igual que nunca lo han
estado ninguna de las acciones de Dios.
194
Con el presupuesto anterior vamos a detenernos en los textos
que narran las experiencias pascuales y a través de ellos
remontarnos al acontecimiento, pero antes es importante dar un
vistazo a la idea que sobre la resurrección de los muertos se
tenía en la época Neotestamentaria.
12.1.7 La esperanza en la resurrección de los muertos en el tiempo de
Jesús. Toda la existencia del pueblo de Israel se mueve bajo el
dinamismo de la promesa/cumplimiento. Una promesa que a
medida que se va realizando históricamente ya exigiendo más
plenitud. Se trata de una promesa de vida, da salida de
situaciones de muerte, de no ser, de esclavitud, hacia
situaciones de vida, de ser, de libertad. La misma predicación
profética se realiza bajo este dinamismo: Interpretación de
situaciones de injusticia, deportación, maltrato, muerte y
anuncio de situaciones de vida y libertad. Pero los mismo
profetas van viendo que esa vida y libertad sólo llegarán y serán
realidad como Don de Dios.
Don que supone la relación de algo nuevo por parte del mismo
Dios, Don que surge no de lo viejo, sino de un principio nuevo
195
que Dios mismo tendrá que colocar en la historia. La vida en
plenitud, que Dios regalará a su pueblo, se va haciendo promesa
para los últimos tiempos, para el día de Yavé, para el tiempo
futuro. La esperanza en la relación de esta promesa jalona la
historia de Israel después del destierro de Babilonia, Es así
como van surgiendo anuncios proféticos muy concretos:
Hay que anotar que Israel, mediante un lenguaje lleno de
imágenes, había expresado en varias situaciones de aflicción y
esclavitud, vislumbra la resurrección del pueblo. Ante la
predicación del profeta Oseas el pueblo se da cuenta que está
muerto por causa de sus pecados, pero ruega a Dios que lo
saquen de esa situación: “Dios nos hirió, él nos vendará la
herida, en dos días nos hará revivir, al tercer día nos restablecerá
y viviremos en su presencia” (Os 6, 1-6). Después del exilio de
Babilonia, el profeta Ezequiel tiene la visión extraordinaria de
que Dios resucitará a su pueblo (Cf. Ez 37).
El texto de Dn. siete. Es una profecía escrita después de la
persecución de Antíoco IV Epifanes por los años 167-165 A. C.
La figura de un hijo de hombre representa a los justos que
196
vencerán, pero eso será en el último día. El fín de los tiempos
llegará con la exaltación de todos los santos, que reunidos en
esta única figura humana, participan de la gloria de Dios.
Ya Israel había vislumbrado la victoria de los humillados y la
glorificación futura de los perseguidos (Cf. Is 53; Sal 16), pero
sólo con la profecía de Dn siete y luego en Dn 12, 1-3 y un texto
de la misma época dos Mac 7, 14 se alcanza claridad sobre el
problema de la muerte y la resurrección definitiva de los justos.
La resurrección - anistania, égeirein: Hace levantar, despertar,
se usa para referirse al paso de la posición tumbada a la erguida
o al paso del sueño al estado de vigilia - hace referencia no a la
vuelta a la vida o a la reanimación de los cadáveres, sino a la
introducción de todo el ser en la vida de Dios, eternamente. Esa
resurrección o exaltación será posible gracias al Espíritu de
Dios, que también en los últimos tiempos será dado a todos,
según la profecía de Joel.
En tiempos de Jesús todas estas ideas están en pleno apogeo,
sumadas a la patética expectación mesiánica. El Mesías sería el
instaurador de todo ese tiempo nuevo en el que Dios realizará
todas estas cosas y hará nuevo todo. Jesús, como cualquier
197
judío piadoso, espera la resurrección de los muertos en el último
día, al final de los tiempos.
La Iglesia nace del anuncio de que Dios ha resucitado a Jesús y
a los discípulos lo han visto resucitado. De esta manera todo lo
que se esperaba para los últimos tiempos ha sucedido con
Jesús. La esperada promesa se ha cumplido aunque la historia
no hubiera terminado todavía. De esta experiencia arranca toda
la fe cristiana y el anuncio del resucitado a través de los siglos.
Pero no preguntamos: Cuál es la experiencia que los discípulos quieren comunicar al hablar de este encuentro con el resucitado?: Qué significa que está resucitado?; Como llegaron los discípulos a saber que Jesús estaba gloriosamente vivo?.
12.1.8 Las experiencias pascuales. Estas están constituidas por dos
elementos: Las apariciones y el descubrimiento de la tumba
vacía.
198
12.1.8.1 Las apariciones. Según Pablo y los evangelistas, fueron
las apariciones de Cristo resucitado las que condujeron a los
discípulos a aceptar y proclamar su resurrección. Veamos los
datos que nos ofrece el Nuevo Testamento al respecto:
Cuando se relatan los encuentros con el resucitado se ofrece
masivamente un lenguaje de la vista. En I de Cor. 15, 4-8 Pablo
utiliza cuatro veces el término OPTHE en forma pasiva, que
traduce: Se apareció, se dejo ver. En este mismo sentido utiliza
Lc el verbo (Cf. Lc 24, 34; Hech 13, 31). Los Evangelios utilizan
más la forma activa del verbo para enfatizar la actividad de los
testigos. Es claro que hay un uso generalizado del lenguaje de
la vista (Cf. Mt 28; Lc 24; Jn 20, 21).
Ese ver al Señor se refiere a que ellos han comprendido la
verdad sobre Jesús? O a que ellos han visto al resucitado no
simplemente al interior de sus vidas al comprender la verdad de
aquel que murió, sino que su visión viene de algo externo,
objetivo? Es la resurrección la revelación interna a los
discípulos de la verdad sobre el Hijo de Dios o es la revelación
del Hijo mismo.
199
Si se mira el contenido de lo que anuncian es claro que el
término “ver” en griego supone normalmente una visión con los
ojos, una percepción visible de alguien. Sí fuera sólo la visón
interna de la fe, el Nuevo Testamento poseía otra palabra más
adecuada: PISTIS, y no es esta la palabra que usan. Estos
datos invitan a pensar razonablemente que las apariciones de
Cristo resucitado fueron objetivas, es decir, visiones externas de
algún tipo, lo cual no significa que Cristo resucitado se
convirtiera en un objeto externo sujeto a la inspección de
observadores neutrales. Los Evangelios no nos especifican de
qué tipo era el componente visible de esas apariciones; más bien
son sumamente prudentes al hablar del componente visible de
esas visiones.
Es conveniente insistir en que ante las apariciones estamos ante
verdaderas visiones escatológicas. Con esto se quiere decir que
los encuentros con Cristo resucitado fueron más que visiones
que quedaban dentro de la historia. Cristo se manifestó como
quien ahora trasciende los límites del espacio y del tiempo; el
pertenece a la nueva creación, a ese futuro final esperado por
Israel.
200
12.1.8.2 El descubrimiento de la tumba vacía. Este no fué, ni es
motivo decisivo para la fe. Una tumba vacía sólo indica eso:
Que está vacía. Por esta razón el relato de la tumba vacía
aislado de los relatos de las apariciones es un relato poco
significativo.
Algunos han dicho que el relato de la tumba vacía fué
simplemente una leyenda para ilustrar una convicción que el
relato de tumba vacía aparezca en diversas tradiciones (Cf. Mc
16, 1-8; Jn 20, 1.11-13; Lc 24, 10.23; Jn 20, 18) lo cual
atestigua en favor de la autenticidad histórica del hecho,
además si el relato fuera sólo una leyenda creada por los
primeros cristianos para explicar la presencia de un culto de la
comunidad de Jerusalén en el sepulcro, más bien hubieran
atribuido su hallazgo a los discípulos varones y no a las mujeres
que en la cultura judía no eran testigos autorizados por no gozar
de ninguna credibilidad. Para qué se inventaba una leyenda
sino iba ser creída?
201
Otro dato que llama la atención es que en las polémicas contra
la resurrección parece que todos conocían la tumba de Jesús
como vacía (Cf. Mt 28, 11-15). La discusión está centrada en el
motivo del vaciamiento y no en que estuviera vacía: Robo o
trasladó de cadáver. No existen pruebas de que alguien de este
tiempo afirmara que no se sabía dónde estaba la tumba de
Jesús o que sabía que en la tumba estaban sus restos.
Que significa la tumba vacía para la fe? La intención teológica
de los relatos está orientada fundamentalmente a proclamar la
identidad del resucitado con el crucificado y manifestar
precisamente la gloria de ese cuerpo que fué instrumento de la
inmolación en la cruz. De esta manera se manifiesta también
que con la victoria definitiva sobre la muerte se han inaugurado
los tiempos nuevos.
202
12.1.9 El acontecimiento de la resurrección. Es cierto que el
acontecimiento de la resurrección no lo vió nadie, pues dicho
acontecimiento como tal escapa a las categorías espacio -
temporales. La resurrección es un acontecimiento real, aunque
metahistórico; sucede en el mundo de Dios. Si sucediera en este
mundo sería la reanimación de un cadáver para volver a morir.
Algunos han pensado que bajo el término resurrección no se
habla de una realidad que le sucedió a Jesús, sino de un modo
de interpretar la fe a la que se llegó después de la crucifixión de
Jesús y afirmar el valor de su vida y su muerte. La pregunta
decisiva es: Con los relatos de la resurrección se pretende
declarar un hecho objetivo que le ha sucedido a Jesús?
La afirmación que se deriva de los relatos no es que después de
la resurrección Dios intervino para sacar a los discípulos de la
oscuridad de la fe en la que se hallaban. Si así fuera se estaría
hablando más bien de la resurrección de la fe de los discípulos.
Pero en sentido positivo, lo que los discípulos afirman, es que
algo sucedió a Jesús mismo. La resurrección afectó a Jesús tan
personalmente como su muerte. A Jesús le ha sucedido algo
203
nuevo: Fué rescatado de la muerte y ahora vive una vida nueva,
que no se acaba, en Dios. Ese Jesús que ahora vive en un
estado glorioso mantiene una continuidad personal con su
anterior existencia corporal, pero a la vez distinto en cuanto a
su condición de resucitado es la anticipación definitiva del fin de
todas las cosas, de la historia y de los hombres. Se trata de la
nueva creación que ya es una realidad en Jesús y que toda la
creación está expectante hasta que suceda en todos. De esta
manera es la resurrección un acontecimiento escatológico.
Gracias a él la escatología se ha metido en la historia y la
historia ha alcanzado una definitividad escatológica de la
resurrección hace de ella un acontecimiento único, que escapa a
nuestros meros juicios racionales e invita a la admiración, al
estupor y a la contemplación agradecida de las maravillas que
Dios hace y que ahora han sobrepasado toda capacidad humana
de comprensión.
204
12.1.10 El Espíritu santo y el misterio de Cristo. “Toda la misión del
Hijo y del Espíritu Santo es la plenitud de los tiempos se resume
en que el Hijo es el ungido del Padre desde su Encarnación:
Jesús es Cristo, el Mesías” (Cec. 727).
Hemos visto como es Jesucristo quien nos revela la existencia
del Espíritu Santo, como persona Divina que procede del Padre y
del Hijo pero, también podemos afirmar que es el Espíritu Santo
el que revela a Jesús como el Hijo de Dios hecho hombre:
“Nadie puede decir Jesús es Señor sino por influjo del Espíritu
Santo” (1 Cor. 12, 3). Más aún, podemos afirmar que “la
primera y suprema maravilla realizada por el Espíritu Santo es
Cristo mismo” (Juan Pablo II).
Toda la vida de Jesucristo se realiza bajo la acción del Espíritu
Santo, pero los evangelistas dan testimonio del momento en
donde esta acción es especialmente clara.
En la misma Encarnación la presencia del Espíritu Santo es tan
decisiva que el verbo se hace hombre “por obra del Espíritu
Santo” como lo confesamos en el Credo. Al respecto nos ha
205
dicho el Papa Juan Pablo II: “Si queremos recoger y anunciar
más completamente este misterio - el de la Encarnación - no nos
basta con decir que el Verbo se hizo carne: Hay que subrayar
también el papel del Espíritu Santo en la formación de la
humanidad del Hijo de Dios en el seno virginal de María”
(Audiencia general 28-III-90).
Desde su misma concepción la humanidad de Jesús de Nazaret
está, marcada por el Espíritu Santo; es la “unción” del Espíritu
Santo sobre la humanidad de Jesús la que hace posible que
Cristo sea “la imagen visible del Dios invisible”. Es por obra del
Espíritu Santo que hace posible la unión entre la naturaleza
Divina y la naturaleza humana en la persona de Jesús, Hijo
eterno del Padre hecho hombre. Es por obra del Espíritu que
Jesucristo es realmente “Dios con nosotros”. El Espíritu es
desde el comienzo de su vida, el autor de la Santidad de Jesús;
recordemos lo que el Angel dice a María:
“El Espíritu Santo vendrá sobre tí y quedarás a la sombra
poderosa del Altísimo. Por eso, a tú hijo lo llamarán Santo e Hijo
de Dios” (Juan 1,35).
206
Los Evangelios de la infancia nos ofrecen amplios testimonios de
la presencia del Espíritu Santo en Jesucristo, aún antes de
nacer. Recuerdan el episodio de la visitación de María a su
pariente Isabel: “Al entrar a la casa de Zacarías, saludó a Isabel.
Y apenas oyó Isabel el saludo de María, se estremeció la criatura
que llevaba Isabel en el vientre, y ella se lleno del Espíritu Santo”.
(Lucas 1, 40-41). Y es movida por el Espíritu que llama mi Señor”
- el título del Resucitado - al niño que aún no ha nacido.
También podemos ver la acción del Espíritu en la respuesta de
la Virgen, recogida en el cántico conocido, el “Magnifica”, que
nos ha trasmitido San Lucas (Lc. 1, 47-51).
Encontramos también la acción del Espíritu Santo sobre Jesús
en el episodio de la presentación en el templo Simeón, movido
por el Espíritu Santo reconoce en Jesús al Salvador esperado:
“Porque mis ojos han visto la salvación, que tienes preparada
para todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones, y gloria
de tu pueblo Israel” (Lucas 2, 30-32) y la profetisa de Ana, solo
por la acción del Espíritu Santo pudo alabar a Dios y hablar del
207
niño “a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén” (Lc.
2, 38).
San Lucas da testimonios de que el desarrollo humano de Jesús
de Nazaret se da bajo la acción del Espíritu: “Jesús crecía como
todos los niños, fué adolescente y joven, crecía en sabiduría, en
estatura y en gracia”; pero, su proceso de desarrollo está bajo la
especial acción del Espíritu: “La gracia de Dios está sobre El”
(Lc. 2, 40-52): “Es importante para que tomemos serio la
Encarnación, que entendamos que aunque Jesús recibe la
plenitud de la Gracia Divina, con todo, la plenitud de gracia en
Jesús es relativa a la edad; había siempre plenitud, pero una
plenitud creciente con el crecer de la edad. Lo mismo se puede
decir de la sabiduría, que Cristo poseía desde el principio en la
plenitud consentida por la edad infantil. Al avanzar los años esa
plenitud crecía en él en la medida correspondiente (Juan Pablo II.
Creo en el Espíritu Santo, P. 219). El joven Jesús crecía “por
acción del Espíritu Santo”.
Unos de los momentos en donde aparece más intensa la relación
entre Jesús y el Espíritu Santo es la del bautismo en él, Jesús
208
recibe con plenitud la efusión del Espíritu, que posa sobre El y
sobre él permanece; entonces el Padre desde el cielo lo reconoce
como su hijo amado, en quien ha puesto su complacencia. (Cfr.
Jn. 1.32-33; Lc. 3, 21-22).
Este mismo espíritu conduce a Jesús al desierto para luchar
contra el maligno y vencer las tentaciones, fortalecido por la
oración (Cfr. Mt. 4, 1-11). Es con la fuerza del Espíritu Santo
que Jesús de Nazaret comienza su misión presentándose como
“el ungido” que viene a dar cumplimiento a los anunciados sobre
el “Siervo de Yavé” (Cfr. Lc. 4, 16-20).
La intensa vida de oración de Jesucristo, de la cual encontramos
amplios testimonios en los Evangelios, es una manifestación de
su vida “en el Espíritu”. Recordemos el hermoso texto
transmitido por San Lucas, cuando ante el regreso de sus
discípulos Jesús: “En aquél momento dijo el Señor, inundado por
el gozo del Espíritu Santo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque si ocultaste estas cosas a los sabios y a los
entendidos, las revelaste a los pequeños. Sí, Padre, porque así
tuviste a bien disponerlo” (Lucas 10, 21).
209
Y es con el poder del Espíritu Santo como el Salvador del mundo
proclama la palabra, obra milagros, sana a los enfermos,
expulsa demonios y perdona pecados: “Más si por el “dedo de
Dios” echó ya fuera los demonios, ciertamente el Reinado de
Dios ha llegado hasta ustedes” (Lc. 11, 20).
Es de su propia experiencia como hombre que lo recibe todo del
Espíritu, que puede recomendarnos pedir el Don del Espíritu
con toda confianza “Ustedes, pues, por malos que sean saben
regalar cosas buenas a sus hijos. Con mucha más razón el
Padre que está en el Cielo les dará el Espíritu Santo a quienes lo
pidan” (Lucas 11, 13). Y a quienes hemos recibido en encargo
de anunciar el Evangelio, que él mismo trajo al mundo, nos dice:
“No se preocupen de lo que van a decir; digan lo que Dios les
inspire en aquel momento, pues no son ustedes los que hablan,
sino el Espíritu Santo” (Marcos 13,11).
El Espíritu Santo está presente constantemente en todo el
ministerio de Jesús, toda su actitud en favor de los hombres la
realiza como “Ungido”, es el Hijo eterno del Padre hecho hombre
210
actuando por el poder del Espíritu Santo. Pero Jesucristo no
sólo tiene el Espíritu Santo, el lo promete y lo da en plenitud:
Primero lo siguieron poco a poco: A Nicodemo, le dice: “Te
aseguro que el que no nazca del agua y del Espíritu no puede
entrar en el Reino de Dios. De la carne nace la carnal, en cambio,
del Espíritu nace lo espiritual. No te extrañes de que te haya
dicho que deben volver a nacer. El viento sopla donde quiere;
oyes el ruido que hace, pero no sabes de donde viene ni a dónde
va. Así pasa con el que nace del Espíritu” (Jn. 3, 5-8).
También lo sugiere a la samaritana, a la que ofrece “agua viva”,
“un manantial que conduce a la vida eterna”, y a quién le
enseña: “ha llegado la hora en la cual los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en Espíritu y en verdad. El Padre quiere ser
adorado así. Dios es Espíritu, y a los que lo adoran deben hacerlo
en Espíritu y en verdad”. (Cfr. 4, 10.14.23-24).
A la multitud que le escucha le dice: “Este es alimento que les
dará el hijo del hombre, porque Dios, el Padre lo ha acreditado con
su “sello”... “EL ESPIRITU es quien da la vida; la sola carne no
211
sirve para nada. Las palabras que les he dicho son Espíritu y
Vida”. (Jn. 6, 27.63).
Y a quienes asistían a las “fiestas de las tiendas”: “Sí alguien
tiene sed que venga a mí y beba. Como dice la Escritura, de lo
más profundo de todo aquel que crea en mí brotarán ríos de agua
viva” (Jn. 7,37-38).
Y comenta el Evangelista: “Se refería al Espíritu que iba a
recibir los que cayeran en él. En efecto, como Jesús no había
sido glorificado aún, todavía no había venido el Espíritu” (Juan
7, 39).
A sus discípulos les habla claramente del Espíritu
recomendándoles que los pidan al Padre y que confíen que El les
enseñará lo que hay que decir (Lc. 11.13 y Mt. 10, 19-20
anteriormente citados).
Pero es sólo cuando llega la hora de ser glorificado, para
resucitar, que Jesús promete el Espíritu Santo (Cfr. Jn. 14, 16-
17.26; 15, 26; 16, 7-15; 17, 26). Ya habíamos reflexionado
sobre estos textos hablando de quién es el Espíritu Santo;
212
recordemos la promesa de Jesús sobre el Espíritu Santo, en la
síntesis que nos ofrece el Catecismo de la Iglesia Católica.
“El Espíritu de Verdad, el otro paráclito, será dado por el Padre en virtud de la oración de Jesús; será enviado por el Padre en nombre de Jesús; Jesús enviará de junto al Padre porque él ha salido del Padre. El Espíritu Santo vendrá, nosotros lo conoceremos, estará con nosotros para siempre, permanecerá con nosotros; nos lo enseñará todo y nos recordará todo lo que Cristo nos ha dicho y dará testimonio de él; nos conducirá a la verdad completa y glorificará a Cristo. En cuanto al mundo, lo acusará en materia de pecado, de justicia y de juicio”. (Cec 729).
La cruz marca el momento culmen de la existencia de Cristo
vivida integralmente bajo el influjo del Espíritu Santo. Llegada
la hora del sacrificio, Jesús entrega su Espíritu al Padre y
“resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre” (Rm. 6,
4), puede, ahora, dar el Espíritu a sus discípulos (Cfr. Jm. 20,
22).
El Papa Juan Pablo II comenta así la relación entre el Espíritu
Santo, el sacrificio de la cruz y el Don del Espíritu a la
humanidad:
213
“El Espíritu Santo, como amor y Don, desciende, en cierto modo al
centro del mismo sacrificio que se ofrece en la Cruz.
Refiriéndonos a la tradición bíblica podemos decir: El consuma
este sacrificio con el fuego del amor, que une al Hijo con el Padre
en la comunión trinitaria. Y dada que el sacrificio de la Cruz es un
acto propio de Cristo, también en este sacrifico El “recibe” el
Espíritu Santo. Lo recibe de tal manera que después - El solo con
Dios Padre - puede darlo a los apóstoles, a la Iglesia y a la
humanidad” (Dominum et vivificantem, 41).
Por la resurrección, culmen de la obra del Espíritu Santo en
Jesucristo, es “constituido” fuente de vida y santidad; vencedor
de la muerte “por obra del Espíritu” puede comunicar el Espíritu
Santo a sus hermanos; en virtud de su muerte - resurrección
“se ha manifestado el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad, el
Don de la adopción filial, la garantía de la herencia futura, la
primacía de los bienes eternos, la fuerza vivificante, la fuente de
la santificación...” (Anáfora griega de San Basilio).
Ahora, puede nacer la Iglesia, también por obra del Espíritu
Santo!
214
13. EL MISTERIO DE JESUS
Cuando se leen los Evangelios, un dato salta a la vista: Jesús
no dice mucho de sí mismo. El no dice ser Dios, ni el Mesías, ni
el Profeta escatológico, ni el siervo de Yavé, ni el Hijo de Dios. El
único titulo que parece atribuirse es el Hijo del Hombre.
Ante este hecho es inevitable preguntarse qué autoriza a la
primitiva comunidad atribuirle a Jesús estos títulos. Tuvo
Jesús alguna pretensión especial, que permitiera identificarlo
con el Hijo de Dios en sentido ontológico, como es entendido en
las afirmaciones cristológicas más elevadas del Nuevo
Testamento? Con estos interrogantes quedamos enfrentados a
la decisiva y difícil cuestión sobre la pretensión, identidad y
auto-conciencia de Jesús.
215
13.1 QUIEN ES JESÚS?
Hay dos textos en los Evangelios en los que Jesús se denomina a
sí mismo como profeta: Mt 13, 57 y Lc 13, 31-33. La discusión
de los investigadores en torno a estos dos textos continúa
todavía: Unos los reconocen como auténticos y otros los niegan.
Mientras la discusión sigue, una cosa parece clara. Dos textos
son demasiado poco para concluir que Jesús se haya
autodenominado profeta. Más bien hay hoy la inclinación a
pensar que jamás Jesús se atribuyó este título. Pero lo que sí es
muy probable es que él entendiera su misión como la de un
profeta mesiánico de carácter nacionalista, sino el profeta
rechazado y un profeta, - no el profeta mesiánico de carácter
nacionalista, sino el profeta rechazado y perseguido - y que
alguna vez expresara esta conciencia:
Es esto lo que da pie para que los contemporáneos de Jesús
hablen de él y lo vean como un profeta. Además hay que tener
en cuenta que en tiempos de Jesús se esperaba con ansiedad la
intervención escatológica de Dios. (Mc 6, 4; 6, 15; 8, 28; Mt 2,
11; 21, 46; 16, 14; Lc 7.16; Jn 6, 14). En los relatos del
216
Bautismo (Mc 1, 9-11) y de la transfiguración (Mc 9, 2-8)
aparece este mismo fondo.
Más allá de la obra redaccional de los evangelista es posible
encontrar cinco elementos que hace identificar a Jesús como
profeta (Lc 16, 30; 10, 15 , Mt 22, 17).
Jesús interpreta las Escrituras al estilo propio de los profetas
(Lc 16, 30; 10, 15; Mt 22, 17).
Jesús realiza signos proféticos, bien sea implícita o
explícitamente (Mt 21, 18-19; Jn 8, 1-11; Mc 13,1-2).
Jesús presiente y anuncia su pasión y muerte violenta. El
comprende su pasión y muerte como la de los profetas y más
específicamente, a la luz de los sufrimientos del siervo de
Yavé. Hay toda una serie de textos implícitos y explícitos que
hacen referencia a los cánticos del siervo de Isaías (Mt 8, 17;
Is 54, 4; Mt 12, 19-21; Is 42, 1-4; Lc 22, 37; Is 53, 12; Jn 12,
33; Is 53, 1; Mc 1, 11; Is 47, 1; Mc 10, 33; Is 50, 6).
217
Jesús tiene ciertas visiones y se muestra como el que conoce
el corazón de los hombre y sus pensamientos y ve su misión
como triunfo sobre el Reino de Satanás (Mc 2, 8; Mt 12, 25;
Lc 19, 47; 10, 18).
Aunque el Jesús histórico no se haya llamado a sí mismo
profeta, su comportamiento, sus gestos y palabras sí están en la
línea de los profetas veterotestamentarios.
Este dato pertenece al Jesús histórico y hace parte de la
cristología implícita prepascual. Todo esto da pie para que el
pueblo que está muy sensible a la espera de la intervención
escatológica de Dios, vea en él un profeta escatológico. Pero es
claro también que Jesús diverge en sus actitudes del
comportamiento normal de un profeta y por eso, para el Nuevo
Testamento, no basta la categoría profeta para designar la
pretensión de Jesús. El es mucho más que un profeta.
13.2 JESUS EL MESIAS?
218
En tiempos de Jesús el pueblo está a la espera del Mesías.
Cada uno de los grupos de la época espera que de su interior
surja el enviado de Dios. En general, este Mesías viene
concebido como un líder político nacional que librará a Israel del
yugo romano. Cuando Jesús aparece, se encuentra con esta
mentalidad. Y parece claro, según se desprende de los relatos
evangélicos, que Jesús mismo sufre la tentación de vivir este
tipo de mesianismo. Al aplicar los criterios de autenticidad a los
relatos de tentación se deduce que hay en ellos un núcleo
histórico que se remonta a Jesús por encima del colorido y los
detalles de la obra redaccional de cada evangelista (Mc 1, 12-13
y par).
Un dato aparece seguro a los estudiosos: Históricamente el
pueblo no reconoció a Jesús como Mesías, ya que no respondía
a la imagen que ellos tenían del Mesías y Jesús mismo tampoco
se atribuyó jamás este título. Pero sí parece seguro que aunque
Jesús se entiende a sí mismo, de manera muy diversa a las
expectativas de su tiempo, si se concibió a sí mismo y su misión
como mesiánica. Al aplicar los criterios de autenticidad a Mt
11, 2-6 y par., se concluye que la escena que se narra pertenece
219
en su núcleo al Jesús histórico y ayuda a ver la manera como
Jesús interpreta su mesianismo.
Se encuentran dos textos que hablan expresamente de Jesús
como Mesías a los que los investigadores han dedicado su
atención: La confesión de Pedro (Mc 8, 27-30 y par) y la
confesión ante Sanedrín (Mc 14, 60-64). Muchas son las
discusiones sobre la autenticidad de estos dos textos.
Al aplicar los criterios de autenticidad al texto de la confesión de
Pedro se reconoce un hecho histórico en el que los discípulos
profesan su fe en Jesús reconociéndolo como el Mesías y en el
que Jesús acepta esta profesión, explicando explícitamente la
modalidad de su mesianismo.
En torno al texto de la confesión ante el Sanedrín son los
mayores las discrepancias entre los Exégetas. Pero de todas
maneras son varios los criterios que aquí confluyen para probar
la historicidad del relato, más allá de los detalles propios de
cada evangelista. Los discípulos debieron conservar en la
memoria la respuesta de Jesús - que parece ambigua y evasiva
220
por lo complicado de las circunstancias - y el silencio que
mantiene durante todo el proceso como el momento culminante
en el que la revelación de su mesianidad adquiera el significado
más pleno y profundo a la luz de su mismo auto - testimonio.
Jesús jamás se atribuyó a sí mismo el título de Mesías y más
bien se muestra reciente frente a él, dado el tinte terreno -
político que este título conservaba en su tiempo; pero su
comportamiento, aunque no era el esperado por el pueblo, se
sitúa en la línea mesiánica.
13.3 JESUS EL HIJO DEL HOMBRE?
En este el título que ha ocupado el mayor interés por parte de
los investigadores. Es importante y desconcertante la diversidad
de conclusiones a las que han llegado los expertos.
221
Algunos piensan que Jesús nunca se aplicó este título y que solo
lo usó para describir una figura apocalíptica, distinguiéndola de
sí mismo (N. Perrin, H. Conzelmann); otros piensan que el título
es una creación de la comunidad primitiva que quiso identificar
al siervo sufriente con el personaje glorioso de Daniel (R.
Bultmann, Tödt) y, finalmente, otros piensan que Jesús creó
personalmente esta expresión para referirse a su propia
identidad mesiánica de sufrimiento y gloria a la vez (J. Jeremías,
Ch. Duquo, E. Schillebeckx, I. de la Potterie).
Las conclusiones más importantes que se han alcanzado en
torno a este título pueden sintetizarse así:
◊ El título parece provenir de la figura gloriosa del Hijo del
Hombre de Dn 7, 13. Pero en el lenguaje evangélico aparece
usado con una gran originalidad. Esta originalidad se
manifiesta en la síntesis que los evangelistas hacen entre el
glorioso Hijo del Hombre de Daniel y el sufrimiento propio del
siervo de Yavé.
222
◊ Dado que es el único título que ciertamente aparece en boca
de Jesús mismo - 82 veces aparece en sus labios - se
pregunta si Jesús realmente usó esta expresión para
describirse a sí mismo o es una expresión creada por la
comunidad primitiva para designar la misión mesiánica -
apocalíptica de Jesús. A este interrogante se ha respondido:
⊕ Mediante el análisis de critica textual se llega a la
conclusión que no siempre donde el texto griego lee la
expresión Hijo de Hombre como título, debe ser
considerado como tal en la expresión originaria aramea.
⊕ Mediante los análisis histórico - formales se llega a la
conclusión que la expresión Hijo de Hombre en boca de
Jesús, no siempre es un título mesiánico, ni remite
siempre al Jesús histórico, pues la comunidad primitiva
interpretó en clave mesiánica algunos textos que no
tenían originalmente este matiz y los aplicó a Jesús.
Pero esto no quiere decir que la comunidad haya creado
el título. Parece ser que la unión que aparece entre el
Hijo del Hombre glorioso y el siervo sufriente en la
223
misma persona, es anterior a la composición escrita de
los Evangelios.
⊕ Al aplicar los criterios de autenticidad histórica se llega
a la conclusión que el título proviene de Jesús mismo:
Es una expresión, que aunque muchas veces
incomprensible para los discípulos y la comunidad
cristiana, fué guardada con respecto porque había sido
escuchada de los labios de Jesús mismo. El habló de sí
mismo usando esta expresión y mediante ella describe la
conciencia que tiene de su misión.
El título Hijo del Hombre es una expresión con la que Jesús
mismo se autodenominó y con ella no expresa una actividad o
función específica, sino que indica toda su misión de gloria y
sufrimiento: Su actividad terrestre, su pasión, muerte, gloria y
juicio final.
13.4 JESUS EL HIJO DE DIOS?
224
El título Hijo de Dios no tiene sus raíces en el Antiguo
Testamento y hasta aparece en otras culturas antiguas para
designar la figura del Rey. El Antiguo Testamento, llama Hijo de
Dios al pueblo, a los ángeles, los jueces, los reyes, en especial a
los de descendencia davídica y los libros sapienciales llaman
Hijo de Dios a todo hombre que se mantiene en la integridad de
la fe.
En el Nuevo Testamento este título aparece muchísimas veces, y
en los Evangelios aparece múltiples veces en boca de Jesús,
pero es ya un dato adquirido entre los Exégetas que Jesús
nunca uso este título. Es la comunidad primitiva la que a partir
de la resurrección lo utiliza para designar, en un primer
momento la especial relación de Jesús con Dios y su investidura
mesiánica y luego, en el Culm del Nuevo Testamento, para
designar la novedad ontológica presente en Jesús que lo hace
compartir su ser, acción y voluntad con Dios mismo.
La cuestión importante es saber qué fundamento tiene en Jesús
semejante afirmación.
225
Si bien es cierto que a esta afirmación de Jesús como Hijo de
Dios sólo se llega por la fe, es exigencia de la misma verificar el
fundamento histórico que la ocasiona.
Jesús nunca usó la expresión Hijo de Dios respecto a sí mismo,
pero en toda su enseñanza y su obra, él se revela como el Hijo
que es más que cualquier hombre de la historia humana y en el
que se efectúa la síntesis de lo humano y lo divino.
13.5 QUIEN ERA JESUS?
Los títulos atribuidos a Jesús son expresión y tiene su
fundamento en lo que él mismo es, dice y hace, pero dada las
connotaciones veteretestamentarias tan precisas que cada uno
tiene y que hace que Jesús no las use a exepción del título Hijo
del Hombre para no dejar ambigüedades en la interpretación de
su persona y su misión, hace que ellos sean secundarios en el
testimonio histórico de Jesús sobre sí mismo. Al respecto
afirma kasper:
226
• La cristología implícita del Jesús terreno contiene una
exigencia inaudita que hace saltar todos los esquemas
preexistentes. En él no las tenemos que ver con Dios y su
señorío; en él uno se encuentra la gracia y el juicio de Dios; él
es el Reino de Dios, la palabra y el amor de Dios en persona.
Esta pretensión es mayor y más elevada que la que pudieran
expresar los títulos. Por eso si Jesús se mostró sumamente
reservado frente a ellos, se debió no a que pensara ser menos,
sino a que pretendía ser más de lo que podían expresar.
Quién es él? Sólo se puede expresar mediante fórmulas de
superioridad (...). De esta forma vuelve a plantearse la
pregunta: Quién es éste?
Es posible encontrar en el Jesús histórico la fuente de donde
surge su originalidad, sus pretensiones y la auto-conciencia
que él tiene de su identidad y el auto-testimonio de ella?.
Aunque los títulos que la comunidad otorga a Jesús expresan
múltiples facetas de la riqueza de su persona, ellos son
limitados para expresar históricamente el significado total de
la persona de Jesús. En esta perspectiva se encuentra hoy
227
como más rico y expresante del misterio que encierra la
persona de Jesús su comportamiento concreto, sus palabras,
sus actitudes, sus parábolas, sus milagros; ellos
indirectamente revelan la conciencia que Jesús pudiera tener
de sí mismo y nos indican el sentido profundo que él mismo
debía poseer de su propia persona (cristología implícita)
sentido que, luego, en pascua, los discípulos van a captar
plenamente.
La auto-conciencia de Jesús se vislumbra en su anuncio del
Reino, en todo su actuar y enseñanza, en su pasión y muerte.
Jesús ve su propio misterio como la intervención decisiva de
Dios a quien el experimenta con una inmediatez única y así lo
comunica a sus contemporáneos. Pero, cuál es la fuente
última de semejante pretensión y comportamiento? La
respuesta está al interior mismo de los Evangelios.
Al examinar los textos de los sinópticos se encuentra en ellos la
manifestación de una relación privilegiada y única de Jesús con
Dios. Es una relación que él no expresa nunca en términos
extraordinarios, pero en la que se entrevé de manera clara la
conciencia de Jesús de su relación filiar: El se siente “el Hijo”.
228
Jesús en sus expresiones se designa indirectamente como el
Hijo: La parábola de los obreros homicidas (Mt 21, 33-43), la
sentencia sobre la parusía (Mt 24, 36), la declaración de que
nadie conoce al Padre sino al Hijo (Mt 11, 25-27 y par). Es
cierto que varios Exégetas dudan de la autenticidad de estos
textos, pero al aplicarles los criterios de autenticidad se ha visto
que por encima de los retoques redaccionales, poseen un fondo
atribuible al Jesús histórico.
En íntima relación con esa conciencia filiar se encuentra la
expresión “Abba”. Esta expresión muestra la conciencia de
Jesús de su particular relación filiar con Dios: Él es el Hijo muy
querido de su “Padre querido”. Es consenso entre los estudiosos
que esta expresión es del propio Jesús y en ella revela su
relación personal. Inmediata, amorosa, íntima y obedencial con
Dios y su carácter inusitado de Hijo que revela al Padre. Del
uso histórico de esta expresión “Abba” no hay más que un paso
hacia las expresiones del Hijo de Dios en sentido ontológico de
Juan y de varios pasajes del Nuevo Testamento, hechas a la luz
de pascua. La comunidad post-pascual al atribuirle este título
no ha hecho otra cosa que comprender, en su sentido más
229
profundo, la ultimidad emanada de todo el ser de Jesús y de las
expresiones Padre querido e Hijo salidas de su boca.
Toda la vida y actitud de Jesús brota, tiene su origen y
fundamento en esa realidad de Dios que el percibe de manera
inmediata y manifiesta. Es esta experiencia de ser el Hijo y de
tener a Dios como “su Padre”, a quien obedece absolutamente,
lo que constituye el fundamento y fuente de todo el mensaje y
comportamiento de Jesús y lo que da razón suficiente de su
mismo mensaje y comportamiento.
De allí brota su actitud ante la ley. El completa la ley la
sobrepasa con la libertad que le da ser la plenitud de ella.
De allí brota su autoridad, expresada en su “Pero yo os digo”,
confiriendo así una dimensión personal a la letra del precepto y
arrogándose para así una autoridad ilimitada que lo coloca en el
mismo plano de Dios.
230
De allí brota la convivencia especial que tiene con el grupo que
reúne al rededor de sí y sus exigencias de seguimiento como
condición para entrar en el Reino.
De allí brota su acercamiento a los pecadores y marginados
sociales que lo lleva a compartir su mesa con ellos y a liberarlos
de cualquier opresión, llegando a realizar las acciones que sólo
Dios realiza: Perdonar sus pecados.
De allí brota sus parábolas en las que el Reino aparece vinculado
a su persona, y también sus milagros como signos portentosos, en
favor de los hombres, de la presencia actuante del Reino en él.
De allí brota su actitud de libre entrega amorosa a su pasión y la
manera de entender y asumir su muerte.
De allí brota, finalmente, la respuesta que Dios da a su vida y a
su persona en la resurrección.
231
14. SINTESIS DOCTRINAL DE LA CRISTOLOGIA
Asumimos la cristología en la totalidad de su significado, es
decir, que partimos de la vida de Jesús de Nazaret, en quien
encontramos el sentido de las afirmaciones de fe que nos
llevan a confesarlo como el Cristo de la fe.
Buscamos reconstruir el sentido que la tradición cristiana
nos ha trasmitido sobre Jesús como el Cristo de Dios,
precisamente desde la historia de esta persona concreta y de
modo como los creyentes describieron en él la manifestación
plena de Dios.
232
14.1 JESUS DE NAZARET
Los Evangelios se ocupan de dar sentido al acontecimiento
fundante de la fe cristiana: La acción salvadora y liberadora de
Dios mediante la vida, muerte y resurrección de Jesús.
Partimos, por tanto, del análisis histórico - crítico sobre el
acontecimiento de la vida, muerte y resurrección de Jesús, tal
como lo vivieron, interpretaron y comunicaron sus discípulos,
dando origen a las primeras comunidades cristianas que se
constituyeron, a su vez, en el lugar de reinterpretación y
redacción de los diversos escritos del Nuevo testamento.
La vida de Jesús de Nazaret estuvo marcada por el anuncio del
Reinado de Dios pues este mensaje orientó su práctica a
desencadenar una historia nueva, comprometiendo en ello toda
su vida.
El reino de Dios es la acción misma de Dios en cuanto se trata
de un amor soberano, incondicional y liberador hacia los seres
humanos y hacia la creación. Jesús lo percibe como una fuerza
233
capaz de transformar la vida humana en la dirección de la
justicia y la paz.
La práctica del Reino es, en consecuencia, la praxis de un amor
como el del Padre: Un amor que no excluye, ni permite que
impere un sistema de poder que excluya discrimine, sino que
crea la solidaridad fraterna. En esta práctica Jesús radicaliza
las exigencias de la revelación, desarrollándolas en fidelidad al
espíritu de las Escrituras: Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tus fuerza y con toda tu
mente, y al prójimo como a tí mismo”. (Lc. 10, 27).
La práctica de Jesús tiene por sentido fundamental la liberación
de todo tipo de esclavitud; su modalidad es el abajamiento hacia
los marginado, en solidaridad con ellos, para cargar y redimir el
pecado que los destruye, reconstruyendo su dignidad con
efectividad. Su dirección es el Reino de Dios, la realización
misma de la voluntad de Dios que, aunque es trascendente a la
historia, es la fuerza que humaniza las realizaciones humanas
orientándolas a la convivencia fraterna y la solidaridad. Su
espíritu se puede definir como la perspectiva de la pobreza y del
234
no poder, del no dominio, tal como lo expresan las
bienaventuranzas.
La comunidad que Jesús promovió con sus discípulos, es un
signo fundamental del Reinado de Dios, pues se trata de una
gran familia que acoge en su seno a los excluidos, promoviendo
la vivencia concreta de la fraternidad. Desde esta relación de
Jesús con el Reino del Padre se entiende la posición de Jesús
ante la ley, el templo, y la religión, pues representaban modos
de exclusión la mayoría de las personas, legitimando la violencia
de los poderosos. La cercanía de Dios Padre denuncia la
sociedad violenta que excluye y sacrifica la vida humana. De
este modo, vemos que hay una conflictividad inherente en la
praxis de Jesús, al estar en contravía de todo un proyecto de
muerte que justifica la absolutización de las cosas y las
estructuras sociales o religiosas, por encima y contra la vida de
las personas.
Estos conflictos tienen su desenlace en el juicio contra Jesús,
quien es acusado de blasfemo y subversivo, siendo finalmente
sentenciado a la pena de muerte. La muerte de Jesús en la cruz
235
pone de relieve la significación de su vida: El Reinado de Dios
que él anuncia es incompatible con una concepción y ejercicio
del poder que alimenta la injusticia, deshumaniza y excluye
personas.
La muerte de Jesús en la cruz, en medio del dolor y la
humillación absoluta, es una pregunta por la libertad y el poder
de los proyectos humanos que tratan de presentarse como
definitivos y absolutos, en contraposición a la acción bondadosa
y gratuita de Dios, Padre de todos.
En Jesús de Nazaret la muerte no tuvo la última palabra. Tras
la decepción y el fracaso experimentado por la muerte de su
maestro, los discípulos de Jesús huyen desesperanzados hacia
las montañas de Galilea. Tiempo después regresan a Jerusalén
para anunciar que Jesús estaba vivo, motivándolos para vivir en
una nueva comunidad fraterna.
14.2 JESUS, EL CRISTO DE DIOS
236
La formación de la comunidad cristiana es la manifestación
histórica del triunfo de Jesús contra el mal y la muerte, la
confirmación que da Dios Padre a una vida asumida bajo el
horizonte del Reino, como la de Jesús.
Confesamos que Jesús es el Cristo de Dios porque toda su vida
fué un reflejo fiel de la vida misma de Dios, convirtiéndose en la
manifestación definitiva de la voluntad de Dios Padre. El Dios
de Jesús sólo se comprende desde la humanidad de Jesús, pero
la humanidad de Jesús solo se comprende, en un sentido pleno,
desde su radical y absoluta relación con el padre. Jesús, por
tanto, nos revela el rostro mismo de Dios, al tiempo que nos
manifiesta cómo podemos y debemos ser los hombres y las
mujeres.
Los creyentes reconocemos en Jesús la Palabra de Dios que se
“hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Jn 1, 14). Dios lo
ha constituido en Hijo de Dios por su muerte y resurrección
(Rom 1, 4; Cfr. Fil 2, 7-8), de modo que actúa como “una fuerza
de salvación para todo el que cree”, manifestando así la “justicia
237
de Dios” (Rom 1, 16), Jesucristo es, pues, el poder mismo de
Dios que nos hace Hijos (Jn 1, 2; Ef 1, 5).
Es más, como creyentes, confesamos que “Cristo Jesús es el
Señor” (Fil 2, 11), de modo que no sólo nos hace Hijos de Dios,
sino que él es Primogénito de toda la creación “porque en él
fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las
visibles y las invisibles... todo fué creado por él y para él; él
existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su consistencia”
(Col 1, 15-17; Cfr Jn 1, 1-18). De esta manera, la fe cristiana ve
en Jesucristo el “Principio, el Primogénito de entre los muertos...
pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud, y
reconciliar por él y para él todas las cosas” (Col 1, 18-20).
238
15. LA CRISTOLOGIA COMO PALABRA DEFINITIVA SOBRE LA VOCACION HUMANA
Para los creyentes, la Encarnación de Dios en la persona de
Jesús es la manifestación definitiva de la voluntad de Dios sobre
la vocación de los seres humanos.
Al Encarnarse, Dios nos muestra la dignidad de la creación, de
la vida y del ser humano. Este, es particular, está llamado a
vivir como Hijo de Dios y hermano de los demás, siguiendo el
estilo de vida de Jesús, quién vivió como verdadero Hijo del
Padre y Hermano de los otros seres humanos.
Jesús asume su condición humana hasta las últimas
consecuencias. Por eso, al hablar del proceso de humillación,
abajamiento y vaciamiento de sí mismo (Kénosis) que vivió
Jesús, no solo señalamos los conflictos concretos que Jesús
asumió, sino que queremos mostrar la dinámica misma de su
vida, como un continuo morir al pecado para construir una vida
239
nueva, vida para Dios o nueva humanidad (Rom 6, 1-14). La
Kénosis abre así perspectivas de tipo normativo para el hombre:
Jesús es la propuesta de vida para el creyente, entendiendo que
la vida no fructifica sino se entrega a los demás (Jn. 12, 24-26).
La crucifixión de Jesús, interpretada como muerte del siervo
sufriente, el justo, el profeta de Dios, implica una manera nueva
de entender el compromiso para construir el proyecto de lo
humano en la perspectiva cristiana: Desde el no - poder y desde
la pobreza.
La Muerte y Resurrección de Jesús ilumina la vocación humana
como un llamado a la trascendencia en el compromiso con la
historia, al tiempo que mantiene la humanización misma al ser
humano como Don gratuito de Dios.
La acción del Dios de Jesús en nosotros, por la cual toma
posesión de nuestra humanidad y habita en ella, se llama gracia
o justificación, y nos muestra que Dios va construyendo en
nosotros el rostro humano de Cristo muerto y resucitado, como
único modo de lograr la plenitud de la justicia humana y de la
240
liberación integral a la que aspira el ser humano como persona y
comunidad.
Asumimos la recapitulación como la obra que Dios llevó a cabo
por medio de Cristo. Como recapitulador, Jesucristo es el
Principio y causa de todas las cosas, al tiempo que, obrando
como causa universal de salvación, es la fuente de la igualdad y
la unidad entre los seres humanos.
241
16. EVALUACION
El sistema de evaluación que se emplea es progresivo. Pretende
recoger con crítica las comprensiones y proyecciones que van
elaborando los estudiantes de su realidad personal a través de
memorias, comprensiones de lecturas, y ensayo final. Es
importante tener en cuenta, la participación en clase;
reconocerla en la evaluación del curso a través de controles de
lectura, implementación de dinámicas de participación, etc.
242
BIBLIOGRAFIA
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