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FACULTAD LATINOAMERICAYA DF CIENCIAS SnCIA1,ES S-
SEDE MEXICO T 320.983 P792
PROGRAMA DE MAESTRIA EN CIENCIA P0ldITICA FLACSO - Sede MBxico - Biblioteca Iberoamericana
I ~ ~ I I I # ~ ~ I ~ ~ 6-
La militarización contemporanea de la política chilena pnncipic 1 I
LA MILITARIZACION CONTEMPORAYEA DE LA POLITICA CHILFNA.
PRINCIPIOS GENERALES Y FITYTIAhlEYTnS TIF TWVE~TIGACION.
TESIS PARA OPTAR AL
GRADO DE MAFSTRO.
DIRECTOR DE TESIS : .J. L. N.A,JENSON
AlJTOR DE J,A TESIS: E. PONCE DE LEON
bléxico D . F . , j u n i o de 1 9 7 8 .
/
l 1
NOTA PRTODOLOGIC $
El propósito de este trabajo es argumentar
alrededor de una idea de lo que significa la milita-
rización de la política chilena, entendida como un
proceso muy anterior a septiembre de 1973.
i Sin embargo, su intención más precisa es fun -
damentar los principios generales -desde una Óptica de
Ciencia Política- que a nuestro modo de ver deben ser 1
! incorporadas al marco te6rico de un tipo de investiga- l
1
ción sobre el tema. 1
!
Nos pareció más adecuado hablar de principios
generales y no de básicos, porque éstos últimos sugie-
ren un acabo más finalista de la conceptualización, ! hecho que en esta Tesis no se busca ni se pretende, ad -
quiriendo de este modo el rango de una proposición.
Aún cuando el texto se presenta cerrado y
completo, fluye muy naturalmente la necesidad de comple -
mentarlo con investigaciones conexas de índole más em-
pirica, obra que pensamos acometer a continuación.
La idea de que operamos con una Óptica poli-
tológica, no sugiere bajo ningún concepto la existencia
de una especificidad disciplinaria demasiado precisa.
La Ciencia Política la tiene. Pero la práctica de es -
ta Tesis, así como la práctica del programa académico
del cual forma parte, han demostrado la extrema articu -
lación que existe entre la problemática polftica con
la sociologica, la económica, la histórica y la antro -
polótica. De la misma manera, al repasar a los
"clásicos" de la Ciencia Política (Maquiavello,
Bodino, Hobbes, Locke, Rousseau, Kant, Hegel y
Marx, entre otros), se encuentran resultados insepa
rables de la reflexión filosófica.
No estamos ahora de acuerdo con el concepto,
que alguna vez creímos, de que la Ciencia Política sea
nada más que la ciencia de la práctica política. Ni
siquiera si admitiéramos las más agudas contradiccio-
nes paradigmáticas -aceptando que hay muchas ciencias
políticas, que por tanto tienen cada una muy diversos
objetos, todos incompatibles entre ellos, con una vi-
sión exclusivista del objeto, incompatibilidad validada
por radicalidades genoseológicas -podríamos argumentar
en favor de la posición desechable: la práctica es uno
de los referentes posibles de la Ciencia Política; y
por cierto, de nivel inferior- epistemológicamente ha-
blando a su referente principal, la Teoría Política,
entidad que en su expresión más excelente es, porque
sí y para sí misma, el objeto de la Ciencia Política . .
aunque, como veremos, no necesariamente preexiste a la :
I
pr$ct-ca= La práctica política es el objetivo del
análisis político, entendido este último como lectura
permanente de la correlación política de las fuerzas
que actúan en el seno de una sociedad y en el ámbito
de un Estado, como dominación, con el fin de mantener -
la, modificarla o cambiarla; en tanto teórico, es
científico; en tanto pura práctica, es una mera técnica
de la política, que no deja de serla por la pura vir -
I tud de llamarle científica.
Existei, no obstante, muchos otros niveles:
el del objeto Poder; el del objeto Estado, como domi-
nación, como territorio, como nación, como aparato,
como diversidad y como unidad; el del objeto clases,
en acción polftica, como organización y como proyecto
político; el objeto instituciones y también lo políti -
co de lo estamental, etc. Todos son objetos legítimos
de la perspectiva politológica, en tanto dan cuenta de
la totalidad, ente que no responde mecánicamente a nin -
guna ley de origen, y cuya legalidad de Última instan-
cia es un complejo explicativo que puede tomar diver-
sas, múltiples y contradictorias formas.
Tomás Moulian, investigador de FLACSO, trata
bien una parte de estas cuestiones, la parte referida
al "leninismo", en un artículo reproducido en el No 1 3 l
I de loa Cuadernos delaRealidad Nacional de Junio de
1972, titulado "Acerca de la lectura de los textos de
Lenin: una investigación introductoria ( 1 ) " . Sostiene
Moulian que son dos los errores que se cometen a leer
a Lenin: el error dogmático, que consiste en entender
toda su obra como teórica, con su correspondiente des-
viación exegética, es decir vale también la letra; y
el error empirista, donde nada de la obra es teórico.
"La ciencia de la práctica política se estructura en
Lenin de acuerdo al principio marxista de la unidad
necesaria entre práctica y ciencia. Esta unidad apa -
rece como una exigencia interna de desarrollo y no
como una cuestión de principios (2) ..." La relación
teoría práctica se manifiesta y desarrolla en la obra
de Lenin bajo una doble forma : de simultaneidad y
paralelismo. Hemos visto que la ciencia de la polí-
tica no preexiste en Lenin con respecto a su propia
política. Ella se constituye en cuanto ciencia, de - sarrollando su unidad con la práctica que pretende
explicar. Esa simultaneidad es necesaria al progreso
de la propia ciencia, por cuanto es la práctica la que
va desplegando o manifestando las preguntas que la
ciencia debe responder. Ellas van apareciendo a tra-
vés del desarrollo de la acción histórica del proleta -
riado y no pueden estar planteadas de antemano sino
~ 6 1 0 en el curso de esa acción. Por otra parte (y es
te es el otro aspecto de la simultaneidad), la obra de
Lenin es directamente una obra política, que realiza o
ejecuta esa práctica a determinados niveles, por eje-
plo, a nivel de la lucha ideológicaW(3). "Hay también
un proceso paralelo de desarrollo de esta ciencia de
la política. Este proceso no está separado de la prác -
tica que trata de explicar, sino que se une a ella de
otra forma, menos imbricada, un poco más externa. Ese
proceso es la reelaboración de los elementos conceptua -
les que se van acumulando a través de los sucesivos
análisis: es su proceso de decantación, de formaliza-
ción; trabajo puramente teórico y que debería dar lugar
a textos de una naturaleza diferente, más distanciados
respecto a la práctica política, pero unidos a ella
porque también buscan el objetivo de su iluminación.
Sin embargo, aunque ese proceso ha debido de existir
porque hay productos que lo verifican, no aparecen de
él huellas directas. No hay en Lenin testos rigurosa -
mente teóricos, ya que ni siquiera el Estado y la Re-
volución lo es totalmente. El él la elección de los
rivales no está determinada en primera instancia por
las exigencias del desarrollo teórico, sino por las ,
necesidades de la lucha ideológica, de la batalla por
conducir hacia una línea correcta a los socialistas
rusosff(4) ..." Todo ésto significa que la ciencia
política (territorio del cual Lenin es colonizador,
aunque no sea descubridor) se encuentra en su obra en
estado práctico" (5) . A nuestro modo de ver, aquí están las claves,
no sólo para comprender el significado del error dogmá -
tito en la implantación del leninismo en América Lati-
na, sino aquellas que deberían orientar la implantación
disciplinaria entre nosotros. Es justamente el princi-
pio de simultaneidad nuestro punto de partida y la ree
laboración de elementos conceptuales nuestro punto de
llegada.
El texto de la Tesis alude frecuentemente un
conjunto de conceptos teóricos sobre el Estado que de-
ben entenderse tributarios, sino similares, a la elabo -
ración gramsciana. En este sentido deben citarse algu -
nos comentarios del investigador de FLACSO Juan Carlos
Portantiero, obtenidos de su libro Los Usos de Gramsci
(6): "Existe, por ejemplo, un Gramsci precursor del
ltogliatismol, esto es, de la política moderada y
prudente del comunismo italiano en la segunda postgue -
rra,considerada por algunos como una reedición de la
que llevara a cabo la socialdemocracia alemana en vís-
peras de la primera guerra mundial. ~sta'es la versión
más difundida, más estable, apuntalada por un enorme
aparato partidario que lo ha colocado en el plano más
alto de su santoral" (7). "Otros Gramsci, en el extre -
mo opuesto, alimenta desde sus 'escritos de juventud',
una visión espontanásta de los procesos revolucionarios
en los que el papel de la organización política, como
instrumento de la transformación social, estaría subor
dinado a un plano casi inex5stente. Este es el Gramsci
'conciliar1; profeta exclusivo de la organización obre -
ra en las fábricas, mentor de una democracia proletaria
que no se articularía, sino por adición, en una frac-
ción política. Padre fundador para cierta izquierda
lobrerista1 europea de mediados de la década del 60,
su obra, en esta tradición, se deslinda de Leninypre-
fiere las cercanías de Rosa Luxemburgo o de Soul" (8)
..." Así fragmentado, Gramsci fue (y es) sometido a
usos diversosM(9) ...ll "La publicación en 1945 del con-
tenido íntegro de sus apuntes de prisión, con un agru -
pamiento en llibros' que Gramsci jamás escribió, no
permite una reconstrucción cronológica y lógica de
sus reflexiones de pri~ionero~~(l0) "Con todas estas
limitaciones para su conocimiento integral, Gramsci se
presta más aún que otros para transformarse en un espa -
cio vacío, apto para recibir cualquier contenido, para
ser sometido a usos diversos según las necesidades de
cada momento. Refiriéndose a las zigzagueantes formas
de aeercamiento al legado gramsciano realizadas por el
PCI, escribe Rossane Rossanda que "el modo a través
del cual un partido reflexiona sobre su propio pasado
nunca es un problema de historia, sino un problema de
política; una confesión acerca de lo que se es o se
desea ser en el presente" (11 nostro Gramsci, en 11
Manifesto, Roma, 1972)"(11). . . "es parcializar a
Gramsci considerarlo como un teórico de "occidente",
como un jefe político cuyos planteos sólo valen para
los países industrialmente avanzadost1 (12) ... "Oriente"
equivale a "las condiciones generales económicas -cultu -
rales-sociales de un país donde los cuadros de la vida
nacional son embrionarios y desligados y no pueden I:
transformarse en trinchera o fortaleza". En "Oriente,
el estado es todo la sociedad civil una relación pri-
mitiva. En "Occidentel1 una poderosa linea de trinche-
ras en la sociedad (las instituciones de la Sociedad
Civil, los aparatos hegemónicos) custodian cualquier
"temblor del Estado". En una palabra, esa situación
calificada como "Occidente" se presenta en cada nación
en que la "sosicedad civil se ha convertido en una es -
tructura muy compleja y resistente a las irrupciones
del elemento económico inmediato" (1 3) . Es decir, siguiento a Portantiero, asumimos
a un Gramsci despojado de las mitologías y modismos:
"El poder como una relación de fuerzas sociales que
debe ser modificada y no como una institución que
debe ser 'tomada1; la organización partidaria como
fracción interna a la clase y no como vanguardia ex - terna a ella; la pluridimensionalidad organizativa
de las clases subalternas; el papel protagónico de
las masas, de su cultura y de sus instituciones pro-
pias en el proceso de conquista del poder; el socia-
lismo no como empresa de iluminados jacobinos sino
como autogobierno del pueblo y, en fin, la revolución
como un acontecimiento inscrito en el desarrollo de
cada historia del pueblo-nación, éstos son, apretada-
mente sus obsesiones, los eslabones que permiten leer
en clave unitaria a un pensamiento que madura y crece
hasta convertirse en uno de los estímulos más podero-
sos para la teoría y para la acción que han producido
los movimientos revolucionarios en este sigloM(14).
Buena parte del desarrollo de la idea de mi-
litarización de la política chilena, se comprenderá
cabalmente como la emergencia en el plano del bloque
histórico de un predominio de la función coercitiva,
de su estructura y de su lógica en el plano de la so-
ciedad política y de la coerción sobre la hegemonía
en el plano de la sociedad civil: "Las superestructu-
ras del bloque histórico forman una totalidad comple -
ja en cuyo seno Gramsci distingue dos esferas esencia - 1
les: la de la sociedad civil y la de la sociedad poli - I
tica" (1 5) . "La sociedad civil es la dirección intelec - tual y moral de un sistema social. Gramsci la inter- 1
preta como el complejo de la superestructura ideoló-
gica, como un momento de la superestructura formada
por el conjunto de los organismos vulgarmente llama-
dos privados, y que corresponden a la función de he-
gemonía que el grupo dominante ejerce en toda socie-
dad. Es un conjunto de organizaciones privadas que
son el contenido ético del Estadow(16). "La socie-
dad política o Estado, corresponde a la función de do-
minación directa o comando que se expresa en el Estado
y en el gobierno jurídico. Se asimila a'un aparato co-
ercitivo para conformar a las masas del pueblo de a-
cuerdo al tipo de producción y de economía de un momen
to dado. La sociedad po1;itica posee caracteres bien
definidos: agrupa al conjunto de actividades de la su-
perestructura, que dan cuenta de la función de coer- ! ciónl1(l 7). "Se deduce de las afirmaciones de Gramsci il que la función de la sociedad política es el ejercicio
de la coerción, la conservación por la violencia del 1 I 1
orden establecido, que no se limita simplemente al cam - I
l
po militar, sino que abarca también al gobierno jurí- , l
1
dico, la coerción legal. Esta concepción extensiva de I 1
la coerción explica que Gramsi distinga varios aspec- ~ l 1
tos en la sociedad política según su ligazón más o I I
I
menos estrecha con la sociedad civil (dictadura pura ,
y simple cuando es autónoma) (hegemonía política cuan -
do depende de la sociedad civil) y según se limite al
nivel técnico militar (de simple uso de la fuerza) o
político militar (dirección política de la coerción)"
(18). "El análisis separado de cada una de las esfe-
ras del momento superestructura1 no se corresponde,
evidentemente, con la realidad práctica. Es una divi -
sión funcional en el marco de una unidad dialéctica
donde el consenso y la coerción son alternativamente
utilizados y donde el papel exacto de las organizacio -
nes es menos preciso de lo que parece. No existe sis-
tema social donde el consenso sirva de única base a la
hegemonía, ni estado donde un mismo grupo social pue-
da mentener duraderamente su dominación sobre la base
de la pura coerción. Por lo tanto, la sociedad políti -
ca y la sociedad civil están en constante relaciónff
(19)
Sin embargo, a nuestros propósitos el con-
cepto más rico ha sido, sin duda, el de pueblo-nación,
que encierra, como se ve en el Capítulo 1 de esta
Tesis, la idea de una dominación que tiene un referen-
te nacional y territorial, cuestiones ambas más o me-
nos subsumidas en el marxismo en la pura faceta de
dominación y del estado como dominación.
En la esfera de la preocupación que la cien-
cia social latinoamericana ha desarrollado por el
Estado hemos recorrido un camino largo para ubicarnos
en una perspectiva ffrevisionistaff, justamente haciendo
como Moulian, interactuando simultáneamente desde la
praxis a la teoría, descte la observación participante
a la formulación y reformulación conceptual.
Estamos como dice Fernando Henrique Cardoso
"en la búsqueda del Estado perdidoW(20), pero en una
búsqueda que se replantea el tema, volviendo a los
clásicos e "historizando" la experiencia teórica , al decir de OIDonnell tenemos la impresi6n fuertemen -
te asentada que se avecina una "ruptura epistemológi-
ca", fen6meno que implica una superacióndel sentido
comfin teórico (siguiendo a Bachelard), sentido común
que actúa desde atrás de la reflexión al interior de
los paradigmas como "garante epistemológico". El pe - ríodo de la ruptura, que es un proceso y no un instan -
te, es una etapa en que, digamos10 así, se piensa 1
estrambóticamente en relación al sentido común estable - I
cido, y se cae en una cierta desnudez teórica, porque
justamente faltan las garantías epistemológicas. Pero, I
nosotros estamos de acuerdo en que así es el camino
de producción del conocimento; y tiene sus precios:
dada la forma de implantación del leninismo en América
Latina, dogmstica, mecanicista, etc., se ha pretendido,
y se usa con enorme frecuencia, elevarlo a la catego-
ría de garante epistemolótico, pero ... "cuando la va- guedad conceptual sirve para enmascarar, a través de
conceptos que operan como garantes analíticos del dis-
curso, la ausencia real de una teoría, el proceso de
producción del conocimiento queda bloqueado. La rea-
lidad social se 'esfuma' en el reduccionismo economi-
cista y en su contrapartida teórica, el espontaneísmo
voluntarista. Cuando este es el caso, la teorización
resulta incapaz de responder a la interrogante de c6mo
de la estructura nacen y se transforman, en el proceso
mismo de sus luchas, los movimientos sociales"(21).
11
Nos hemos sentido atraídos por el concepto
de Estado Burocrático Autoritario que desarrolla
Guillermo O'Donnell en Reflexiones sobre las tenden-
cias de cambio del Estado Burocrático-autoritario
(22), y estamos de acuerdo con él cuando dice "El tér -
mino 'burocrático-autoritario' (B.A.) no tiene ninguna
virtud estética pero sirve para sugerir algunas de las
características utilizables para delimitar un tipo de
Estado -.que debe ser distinguido de otros, también
autoritarios, que han sido mucho más estudiados -el
autoritarismo tradicional, el populismo, el facismo"
(23). No es del caso repetir la caracterización que
O'Donnell hace del B.A., la damos por suficientemente
sabida. Nosotros la usamos, en lo fundamental porque
nos parece la más "explicativa", en tanto admite una
idea del Estado que permite ubicarlo nacional y terri-
torialmente, posibilitando plantear algunas de las con
secuencias de éste.
En no poca medida la reflexión que desarro-
llamos acerca de la militarización, parte en su desplie
gue del siguiente párrafo de O'Donnell: "... los años iniciales del B.A. están marcados por un gran aisla-
miento político, provocado por la continuidad de la
exclusión del sector popular y por la desilusión de no
pocos de sus aliados originarios. La actitud 'sobria'
'antidemagógica', 'despreocupada por la popularidad
fácil' de Castello Branco, Onganía y Pinochet, puede
o no ser atribuida a sus características personales.
Pero tiene también mucho que ver con la necesidad,
en la que las ha embarcado la lógica económica de la
situación, y la correspondiente ortodoxia de sus
principales economistas, de esperar los nuevos impul-
sos de crecimiento que resultarán de los ingresos del
capital internacional con los que -mas tarde y si en-
tretanto, como sucedió en Argentina, el B.A. no se ha
desmontado- ellos o sus sucesores podrán proponer mitos
de grandeza nacional y volver a beneficiar a los seg-
mentos de la burguesía nacional que por el momento de-
satienden. Para llevar a cabo una política que no só-
lo es tan dura para el sector popular sino que también
es áspera para diversos e importante aliados, los orto -
doxos tienen que tener éxito en la nada simple tarea
de convencer a militares con poder institucional sufi-
ciente como para alinear a las FF.AA. en su apoyo. Este
es un punto en el que las historias recientes de Brasil
y Argentina empiezan a separarse y que aGn falta dilu-
cidar en Chile. Aquí la historia interna de las Fuer-
zas Armadas parece tener un importante efecto propio,
bastante independiente de las condiciones sociales más
generales, enianto puede haber colocado al tope de
estas organizaciones, en el período previo a la insta-
lación del B.A., a grupos más o menos congruentes con
los ortodo~os~~(24).
Tanto de OIDonnell como de Cardoso hemos to-
mado la constatación de la presencia de una concepción
de "racionalidad superior" que informa a las políticas
económicas neoclásicas del B.A. en la etapa que
le conocemos, en'particular en Chile. Hemos alimen-
tado la intuición,, estudiando las doctrinas institu-
cionales de las FF.AA., de que existe correspondencia
l6gica entre los supuestos de "racionalidad superior"
con que operan los entes neoclásico y militar. Por
decirlo de alguna manera, esta correspondencia se
observa en el nivel de la gnoseología de ambas cons-
trucciones.
Hemos estudiado detenidamente los funda-
mentos de la Doctrina de Seguridad Nacional. Sin em -
bargo, sólo en la obra de Samuel Huntington, El orden
político en las sociedades en cambio (25) encontramos
una racionalización ad-hoc al fenómeno de la doctrina
estatal de los militares burocrático autoritarios,
desde un punto de vista politológico.
En Huntington los sistemas de gobierno son *
eficacez o ineficacez. Citando a Walter Liptmann, (26)
dice que la mayor necesidad de una comunidad es ser
gobernada -&.autogobernarse como objetivo- y de ser
bien gobernada, rigiendo estas palabras en mayor me-
dida para los países en vías de modernización, "cuya
comunidad política est5 dividida en fragmentos enfren - tados y las instituciones políticas tienen poco poder,
menos grande y ninguna elasticidadfff27). "Con muy
f*) Es el momento de decir que hemos leído a Huntington sin reservas llideolÓgicasl' y con gran admiración. El no es el responsable del B.A. latinoamericano. Es un cientista político).
pocas excepciones destacables, después de la Segun - da Guerra Mundial, su evolución política se carac-
terizó por crecientes conflictos étnicos y clasistas,
repetidos motines y violencia popular, frecuentes gol -
pes de Estado militares, predominio de dirigentes per -
sonalistas inestables que a menudo adoptaban desastro -
sas políticas económicas y sociales, una amplia y fla -
grante corrupción de ministros y empleados públicos,
una violación arbitraria de los derechos y libertades
de los ciudadanos, niveles decrecientes de eficacia y
capacidad burocráticas, una difundida alienación de
los grupos políticos urbanos, la pérdida de autoridad
de las legislaturas y tribunales, y la fragmentación
(y a veces desintegración total) de partidos políti-
cos con amplia base de afiliados" (28). "¿Cuál es la
causa de esta violencia e inestabilidad? La tesis
primordial de este libro, es que constituyeron en
gran parte el resultado del rápido cambio social y
de la veloz movliización política de nuevos grupos,
junto con el lento desarrollo de las instituciones
políticas"(29) . "Cuando el conflicto social falta
por completo, las instituciones políticas son innece-
sarias; cuando hay ausencia total de armonfa, son
imposibles .... entre los que componen la sociedad debe existir cierta compatibilidad de interesesM(30)
.... "el grado de comunidad de una sociedad compleja depende, en términos generales, de la fuerza y enver - gadura de sus instituciones políticas, que son la
manifestación conductista del consenso moral y del
interés mutuo"(31). Huntington llega sostener que
la institución y su operatoria eficaz, precede a la
legitimidad, idea que se ha transformado -con seguri -
dad a su pesar- en el fundamento del regimen de excep
ción y que se expresa en la instalación de exclusio-
nes para "salvar" determinada organización institucio -
nal, aún cuando se la viole y contradiga, por la vía
de extremar su función: "Una sociedad que cuente con
organizaciones y procedimientos de gobierno de alto
nivel institucional está más capacitada para articu -
lar y concretar sus intereses públicos. 'Las comuni -
dades políticas organizadas (institucionalizadas)
-sostiene Friedrich- están mejor adaptadas para adap-
tar decisiones y desarrollar políticas que las desor - ganizadas" (Carl J. Friedrich(comp.): Nomos V: The
Public Interest, N.Y. American Society of Polical and
Legal Philosophy, 1962). En este sentido, el interés
público no es algo que exista a priori en ley natural
o en la voluntad del pueblo. Tampoco es simplemente
cualquier cosa que resulte del .proceso polltico. Es
más bien todo aquello que fortalece a las institucio -
nes gubernamentales. El interés público es el de las
instituciones públicas. Es algo creado y engendrado
por la institucionalización de las organizaciones de
gobiernoM(32).
En general nos hemos ahorrado el agotador
trabajo de profundizar -no así de leer- los trabajos
sobre Geopólítica y Seguridad Nacional desarrollados
por las oficiales de ejército chilenos entre 1968
y 1976, ellos son el general Augusto Pinochet, el
mayor Julio von Chrismar y el coronel Alejandro Me-
dina. El ahorro ha sido posible gracias al valioso
análisis que sobre la obra de los dos primeros ha
hecho el también investigador de FLACSO, Jorge Cha-
teau, análisis que conocimos en su gestación y del
cual obviamente somos deudores morosos.
Una parte voluminosa de esta tesis estaba
originalmente orientada a la preeentación de un pro-
blema epistemológico: ¿al elaborar un marco teórico,
es lícito circular entre Marx y Weber? ¿Hasta qué
punto gnoseologías contradictorias, como en efecto lo
son las citadas, impiden en "otro nivelV,la artfcula-
ción de ciertas respuestas de estos autores?
Por cierto, es obvio que no hay compatibi-
lidad posible entre una gnoseología que afirma la infi -
nitud de lo social cultural y otra que le reconoce
una ley de origen, ni entre un conocimiento comprensi - vo y tendencia1 y uno de sucesivos despliegues de un
principio ordenador. Ciertamente no. ¿Pero, no es
acaso el método del conocimiento la síntesis? ¿No se
puede;en.,un momento de crisis de los garantes analíti - tos del discurso, intentar síntesis que se validen
por la explicatavo más que por lo gnoseológico? En
definitiva no dabamos respuesta a estas preguntas y
nos limitabamos a exponer el problema. Por eso hemos
seguido el consejo de los profesores que conocieron
esta tesis y resolvimos "despejar" el punto, por la
vía de dejarlo pendiente. Con seguridad otros pensa -
rán que se trató de una omisión seria.
En términos del tema de la militarización
y de las FF. AA. en general, la Tesis se ha propuesto
cubrir el campo "de su historia interna" como ya vi-
mos en OIDonnell, y no otro. Debe entenderse con to-
da claridad que aquí se establecen premisas analíticas
de lo institucional. No se puede, por lo tanto, a par -
tir de ciertas afirmaciones que "parecen" generales,
proyectar un análisis global, en tanto sabemos que de -
bería abarcar elementos quizás fundamentales no trata -
dos aquí. Cuando hablamos de los "momentos lógicos en
sí mismos" (Capítulo 1), no subsumimos a la base, ni
puede -confiamos- entenderse ello. Cuando decimos
que el Estado como pura dominación de clase es una
conceptualización insuficiente, decimos tambi6n que
más lamentable sería considerarlo un protectos de to-
las las clases.
Recorriendo algunos momentos de la "histo-
ria general", como se le decía en la secundaria chile - na a la historia del mundo, en busca de antecedentes
para el desarrollo de nuestras hipótesis caímos en la
fascinación, por la erudición. No del todo, nuestros
profesores nos rescataron de esa perspectiva, quedan
do para otra ocasión, los borradores sobre el ejérci
to japonés, el chino y el hindú, en los cuales se pro -
fundizaba la argumentación sobre la hipótesis de esta
Tesis relativa al modelo clásico de organización
militar. A este efecto examinamos también otros
materiales: historias nacionales e historicas milita - res, que amenazaban con transformar el texto en una
enciclopedia. Al mismo tiempo recibimos una oportu -
na advertencia sobre lo frágil que es la frontera en - tre lo profuso y lo difuso. Al final resultó un re-
sumen adecuado a nuestros objetivos, pero que desilu-
siona nuestras pretenciones.
Como se verá hacemos el intento de estable -
cer, teóricamente, una relación asociativa entre gran -
des entidades: el Estado nacional y su carácter nacio -
nal territorial; el carácter territorial y la Geopolí-
tica; el Estado Nacional y la naturaleza de la guerra;
la Geopolítica y la Doctrina de Seguridad Nacional
(DSN); y el aterrizaje de estas cuestiones en Chile.
Luego, sobre la base de una elaboración
conceptual todavía incipiente, y quizás algo ingenua,
la de Políticas Posibles, analizamos un programa poli -
tito contradictorio con la DSN. Como ese programa es
el que fue de la Unidad Popular, el capítulo se titu - la Después de la Batalla todos somos Generales. En
este capítulo, ya se verá, no nos proponemos explicar
la caída del gobierno de Salvador Allende; al revés,
es un ejercicio de poner en movimiento las categorías
elaboradas en el capítulo 1. Acto seguido reflexiona -
mos sobre algunos tópicos societales del fenómeno de
la militarización de la política, terminando por
hacer una aventurosa proyección del tema hacia el
futuro.
Por último, cabe agregar que una parte im -
portante de los comentarios que se han hecho en esta
Nota se encuentran más desarrollados y diseminados
en el texto de la Tesis, alll donde fue necesario.
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