cuentos de ayer n° 1.pdf
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Cuentos de ayer, de hoy y de siempre.
Leyendas y Consejas de Cúa
Recopilador y autor
Manuel Vicente Monasterios Gómez
2011
Los “Encantos” del Río Tuy
Por Manuel Vicente Monasterios G.
El Río Tuy fue desde siempre el centro de la vida
económica, social y recreativa de los Tuyeros,
recogemos la leyenda de los encantos del río y la
recreamos en un cuento que se desarrolla en distintas
épocas. Un homenaje a los desaparecidos pescadores
del Tuy.
¡Salvemos nuestro Río!
Agustincito vivía en una colina sombreada en las orillas del Tuy, a pocos pasos
de la boca toma de la vieja acequia de la Hacienda Tazón; cada año veía como
el río pasaba cargado de carameras de frondosos árboles, mástiles de cambur
y plátano, cochinos, vacas, culebras y uno que otro cristiano que al descuido
de un paso, la corriente se llevaba, sin que nadie pudiese hacer algo por
salvarle. Era el tributo anual que todos pagaban al río grande. El Tuy daba vida
pero también reclamaba muerte y destrucción, como los antiguos dioses.
Santiago Riobueno, pasaba la vida en el río, el único de los viejos “tarrayeros”
capaz de pescar en medio de una creciente, siempre cogía guabinas,
corronchos, bagrecitos, camarones, mataguaros y hermosas sardinas, lo
mismo en verano que en invierno, porque según se decía, conocía los secretos
de los “Encantos del río”. Estos conocimientos le permitían dominar sus aguas,
aun en los peores momentos, pescar con absoluta tranquilidad. Santiago le
decía a su compañero Agustincito que esos conocimientos los habían adquirido
hacía muchos años, cuando estaba pescando en un día de sol y no se sabía lo
que estaba ocurriendo en las cabeceras del Tuy, de pronto bajo una gran
creciente que se lo llevó hasta el remolino del pozo.
___Dime Santiago, ¿Cual el secreto para dominar el río? ¿Cuál es tu poder
para que el Tuy te respete?
__Agustincito tu tienes un problema muy grave, igual que resto de los
pescadores, no tienes fe, no crees en tus fuerzas internas y te dejas dominar
por el miedo, tienes que creer en lo que haces y pedir solo el auxilio Divino, no
pretender que Dios lo haga todo.
____Si Santiago, _ Yo que he visto tanto muerto pasar hinchadotes, comidos
de zamuro, se perfectamente lo que es un río crecido, no se como puede tu
pescar sin que la corriente te “trasbuque” y amanezcas podrido en un cacaotal
de Barlovento.
2
__Te repito es cuestión de fe , de haber pasado como yo por el hermoso
poblado que hay debajo de la piedra de Juaniquito, donde encantaron a
Macario.__ Te acuerdas que le sacaron del pozo con oraciones, agua bendita
después de 4 semanas perdido. Macario emanaba un olor a rosas de Francia.
Su cara no era de muerto sino de placer y satisfacción.
____Si es verdad, yo lo vi. Eso fue en año 26. Recuerdo que la urna la elaboró
el maestro Florencio con tablas de jabillo, forrada por dentro con zaraza teñida
de negro.
__Recuerdas Santiago cuando llevábamos el difunto a enterrar no pesaba
nada y detrás de la urna venía una nube de mariposas y tucusitos___ ¡Ave
María Purísima ¡__Parecen cosas del demonio.
__Lo que ocurrió a Macario lo conocemos bien porque fue hace poco tiempo.
También el caso de Juan José Guzmán según cuentan a él se lo llevo a ese
pueblo que hay debo de la piedra de Juaniquito una hermosa mujer y no lo
dejaba volver, cuando apareció varias semanas después, no sabía donde había
estado y hablaba incoherencias que nadie entendía.
____Mira Agustincito cuando la época de los esclavos, fueron muchos los que
se perdieron en la piedra de Juaniquito y muy pocos lograron regresar vivos y
contar la historia y que además les creyeran.
__Recuerdas Agustincito lo que contaban los negros de la hacienda Piñango.
Por varias generaciones se repitió que en la época de la colonia, cuando estas
tierras eran del Marqués de Mijares, del Marqués del Toro, de Don Nicolás
Tachón y de Don Juan Piñango y la riqueza era el cacao y el añil. Es la historia
de José Bernabé, hijo de Don Juan Piñango , el amo blanco y de una hermosa
mulata. Según cuentan que José Bernabé tenía facciones finas, incluso los ojos
del moreno eran de un color verde profundo y con solo mirar a las mujeres que
le gustaban las dominaba, fueran éstas negras, mulatas o blancas. Las sometía
a su voluntad.
__ A negro “vivo” era José Bernabé, figúrate que aprendió a leer, casi por su
cuenta y tenía acceso a muchos papeles de Don Juan, sabía lo que pasaba en
otras tierras, pues leía los periódicos viejos que le llegaban al amo de España.
Sabía de otras tierras, hablaba de reyes, de rebeliones y habla de libertad y de
la necesidad de romper las cadenas.
__ Un día se estaba bañando en el pozo de la piedra de Juaniquito y se
aparece una hembra, con aspecto de india, una mujer de una gran belleza, con
prendas de oro y piedras preciosas
y un traje hermoso y resplandeciente, no había costurera en esta tierra capaz
de hacer aquel vestido .La hermosa mujer con sonrisas y halagos invita a José
Bernabé a visitar su residencia, según ella, quedaba debajo de la gran piedra,
allí había una civilización perdida, anterior a los primeros pobladores de estas
tierras, afirmaba la bella mujer que los habitantes de aquella villa subterránea
vinieron de muy lejos y se habían mantenido por siglos escondidos, aunque por
debajo de la corriente del río se comunican con tierras lejanas. Salen a la
superficie para buscar Tabaco, Papelón y Sal, no para ellos, pues no necesitan
productos fabricados por los humanos, sino para el asentamiento de habitantes
invitados, la otra razón de sus incursiones fuera del río es para invitar los
mejores ejemplares de la raza terrenal para ligarse a ellos y mantener
saludable a su especie, evitando la degeneración. De esta liga o “mestizaje
subterráneo” han salido los ejemplares de ambos sexos más hermosos e
inteligentes, pero no es recomendable la reproducción solo entre gente de las
profundidades.
Dice la bella mujer__ “Si queremos que nuestra raza perdure los necesitamos
a ustedes. Lo único bueno que hacen ustedes es reproducirse, pero no saben
educar sus hijos”.
:__Debajo del pozo hallarás abundante comida, caciques y reinas de especial
belleza, mujeres bien formadas con largos cabellos, piernas contorneadas,
hermosas caderas, piedras preciosas en cantidades jamás vistas, el oro en
todas formas imaginables, Hay un inmenso diamante donde se puede ver el
futuro de las personas y la historia de los pueblos, las cosas que pasaron y las
que vendrán. Allí está la verdadera felicidad, no hay pobres, ni ricos. Ni amos,
ni esclavos, .ni enfermedades, ni dolor.
José Bernabé, se queda pensando en las palabras de la bella. Le dice:__ Si
entro con su merced al pozo, me quedaría allí para siempre o podría regresar
a mi pueblo.
La “Encantada” le dijo: __ Eso depende de ti y de tu voluntad porque en mi
mundo no existe la esclavitud.__ Los que vienen de fuera son libres, pero es
tanto el placer que sienten, tanta la felicidad que jamás quieren regresar. José
le pregunta si en las profundidades existen la muerte y el dolor. La
“Encantada” le responde que para los hombres del mundo exterior si, para los
nacidos allí no.
__ El dolor físico y el moral existe para ustedes, para nosotros no, aquí no hay
enfermedades, el trabajo que hacemos es por placer jamás por necesidad o
por hambre o por aprovecharnos del débil, __ No tenemos concepto del valor
económico de las cosas. __Aquí no hay crímenes, ni robos, el delito no tiene
sentido, por que todas las cosas, son de todos. No hay propietarios, no hay
amos.
Pregunta José Bernabé__ ¿Allá abajo hay curas con cruz y mandador obligando
a creer en un Dios?__ ¿Allá abajo hay mayorales con cepo para castigar ?__
¿Amos que lo pueden a uno comprar y vender como bestias?
___No existen esos inventos humanos, esas formas de maldad y destrucción
creadas por ustedes. Los reyes o caciques solo se preocupan por el bien de
todos, no necesitan de guerras, ni de cárceles, ni de armas. Estamos libres de
la envidia y del odio.
__ Si es así voy a bajar contigo a ese pueblo pero con dos condiciones: __ Me
regreso cuando quiera y con lo que quiera.
___ Eso no es un impedimento, recuerda que allá tú eres verdaderamente
libre.
Así fue que José Bernabé, el mulato, hijo del amo Don Juan, bajó de la mano
de la bella mujer a las profundidades del pozo de Juaniquito en el Río Tuy.
Debajo de la piedra había una especie de sifón que comunicaba con una
cámara donde predominaba una tenue luz azul, donde se oía una suave música
semejante a violines y flautas, algo que jamás habían percibido los oídos de
José, acostumbrado al “tan tan” de la mina, el tambor redondo y el culepuya
de las fiestas San Juaneras de junio. Un olor a rosas frescas, una sensación
permanente de placer que podría calificarse de “estado de felicidad”
Caminó por un largo pasillo y llegó a un enorme salón donde fue recibido por
una delegación de bellas mujeres, que le llevan a un sitio donde le cambian su
humilde vestimenta de siervo semi- esclavo, por un traje ajustado al cuerpo,
hecho de una suave tela flexible, que controlaba la temperatura del cuerpo y le
hacía casi olvidar todo lo que había vivido en su mundo.Le dieron de comer
platos con extraños sabores, difícil definir si eran dulces, salados, picantes o
ácidos o una combinación perfecta de todos los gustillos, agradables al paladar
y un licor muy suave, con la textura del terciopelo, que contribuía aumentar la
sensación de bienestar sin borracheras; el licor se convertía en burbujitas frías
en la boca.
Su trabajo en la ciudad perdida, desde su llegada fue el de una especie de
padrote con las mujeres más hermosas que ojos humanos jamás vieron. Esa
era la razón fundamental de su estadía en aquella maravillosa localidad, esa
era la forma que tenían aquellos sobrevivientes de esa extraña civilización para
mantener sangre nueva. La vida de José era comer los platos más exóticos,
beber bien, tomar unas grageas azules, descansar y estar en forma para
cumplir su misión.
José Bernabé en sus momentos de descanso conocía nuevos espacios y las
miles de individuos que vivían en aquella extraña ciudad, donde todo
funcionaba con la precisión de un reloj, sin presiones, sin soldados, ni policías
y los jefes era unos caciques que solo se diferenciaban de los demás en los
vestidos, nadie tenía que pagar impuestos, ni contribuciones especiales, ni el
Teniente de Justicia se robaba la cosecha, ni podía violar a las hijas de las
esclavas. Aquello para José era el Paraíso terrenal que mencionaban los
curas, pero mucho mejor porque se podían cometer algunos pecaditos sin
peligro de perder el alma. De vez en cuando le daban de comer algunos platos
propios de su vida terrestre, pero con un sabor único e inigualable.
Así trascurriendo el tiempo, pero José no sabía si eran días, meses o años. El
tiempo no se podía medir por el sol o por los pasos de luna, ni por las lluvias,
ni los veranos.
Un día José pudo conocer ese diamante gigantesco donde se podía ver el
futuro y el pasado, un operador le preguntó si quería ver algo. José le
manifestó que quería ver que le esperaba cuando saliera de ese lugar, pues
Don Juan seguramente pensaba que se había escapado para algún “Cumbe
cimarronero”, para formar rochela en las montañas.
Se acercó y vio en una de las caras de la inmensa gema a un personaje
igualito a él comprando con oro la hacienda del amo y la libertad de su
familia, en otra cara se veía una guerra feroz, con muertes, sangre y un sol
radiante, en otra cara un negro con las cadenas rotas y más sangre y en una
parte del diamante que giraba como un calidoscopio se veían sucesivamente
hechos trascendentales de la historia del reino y del mundo. A José Bernabé le
llamó la atención lo que sería su tierra en el futuro: La riqueza ya no era
cacao, ni el añil, ni la caña de azúcar, sino un betún negro cuyo valor crecía
con el tiempo y daba más poder a los que gobernaban, el betún producía tanto
que no era necesario trabajar y todos los habitantes se creían ricos. El betún
era bendición, pero también era la maldición, algunos le llamaban el
“excremento del diablo”, generando guerras, muerte, destrucción acabando
con la vida. No era halagador el futuro de aquel reino donde todos pretendían
vivir sin trabajar.
José Bernabé dijo al ver el futuro, que era mejor para él haber nacido en
1778.
José Bernabé, pasó varios años perdido de su gente y un día regresó con unos
talegos de terciopelo, llenos de oro, dispuesto a comprar la libertad y la
hacienda del amo Juan. El oro lo guardó a buen recaudo para evitar robos, se
presentó ante su padre, el amo Don Juan Piñango, éste al verlo ordena al
mayoral que lo amarre, por ser un fugitivo. José Bernabé le dice que todo tiene
su explicación, que le permita enseñar unos documentos que traía en sobre
lacreado con el sello de su Majestad.
__Don Juan le dice al mayoral___Permíteme el sobre para ver qué es.
Intrigado al ver el sello real en manos de un negro, procede a romperlo y a
leer un inmenso pergamino que tenía al final en letras grandes: San Ildefonso
seis de junio de 1796, con aval genuino puño y letra del Rey, en el documento
se ordenaba de acuerdo a la real Cédula de Gracias al Sacar, previa
indemnización económica a Don Juan Piñango, se le tuviera como hombre libre
a José Bernabé Castro, por ser de raza blanca, pudiendo comprar, vender, usar
las prendas propias y las prerrogativas de los blancos, incluso ser reconocido
con el tratamiento público de Don .
A Don Juan por poco no le da un infarto al leer el pergamino, no por José
Bernabé, quien al fin era su hijo, era inteligente, mejor parecido que muchos
blancos, sino por lo que significaba aquella Real Cédula para el orden social,
Era inaceptable que un pardo se igualara a un blanco, aun con todos los pesos
y maravedíes de oro que tuviese en sus arcas. Jamás un negro podía ser
considerado persona de calidad, eso era “fin de mundo” así lo ordenara Su
Majestad.___”Negro es negro” como puede ser blanco y su apellido no es de
gente. __ ¿Como pretenden en España a fuerza de real cambiar la naturaleza?
___ ¿Que te crees__ ¡pendejo ¡__ que comprando tu libertad y una hacienda,
ya eres un señor?
___ ¿Que te vamos a dar el trato de un señor, si hasta ayer no más eras
nuestro sirviente?
___ No es posible, .la calidad no se compra, ni con oro, ni can plata, es
cuestión de sangre, viene de atrás.
___Su merced Don Juan me va a perdonar en que insista.___Las órdenes
reales son para cumplirlas o terminará usted acusado de traición.
___Es cierto__ son para cumplirlas pero no para acatarlas, ¿Cuando crees tú
que vendrá a estos montes el Rey o su representante a defenderte a ti y tu
presunta blancura?
__Perdiste tus reales José Bernabé.
__Mi amo Don Juan recuerde que si la cuestión es por sangre, tengo resuelta
la mitad, la otra mitad estoy dispuesto a pagarla en oro, los mejores “vellones”
jamás vistos por estas tierras, ponga precio a la hacienda, a la libertad de mi
madre y de mi hermana, diga usted.
___ ¿Y de donde sacaste tanto dinero?
___ Esa es una historia larga, algún día se la contaré, hoy lo importante es que
usted acepte mi propuesta.
Así fue como José Bernabé terminó como el nuevo amo de gran hacienda,
liberó a sus familiares del yugo de la esclavitud y pasado el tiempo casó por la
iglesia con toda la solemnidad y pompa de la época con Doña Manuela del Ollo
y Pontes, blanca de las mejores familias de la Victoria. Todo gracias a su
estadía con el encanto del pozo.
___Carajo-- Santiago, ese cuento del negro José Bernabé no lo había oído así
tan bonito, conocía algunos elementos de la historia pero no con lujo de
detalles.
___ Mira Santiago me provoca lanzarme al pozo para ver si logro bajar al
paraíso y salir de una vez de tantas miserias y necesidades que paso en estos
matorrales.
__La cosa no es fácil Agustincito, se necesita la suerte de que te inviten.
A partir de ese día Agustincito se la pasaba todo el día y las noches junto al
pozo de Juaniquito esperando a la “bella encantada” y nada que aparecía. Un
mañana pasó en su caballo Don Angelio, buscando unas reses que tenía
perdida por el rumbo de Cerro Negro y le preguntó:
___Agustincito ¿Qué te pasa que tengo tiempo sin verte por Tazón?
___ Don Angelio es que estoy esperando “la encantada”
. Don Angelio se rasca la cabeza y dice para si:__:Pobre Agustincito, el hambre
lo volvió loco.
Agustincito le cuenta la historia y la razón de su espera.
Angelio le dice__ ¿Porqué no fabricas un aparato que permita bajar al pozo y
llegar hasta ese pueblo perdido? Así bajar al pozo como José Bernabé, el del
cuento de Santiago.
__ ¿Como es eso Don Angelio?
___Pasa por la hacienda y te explico con detalles.
Así fue como Agustincito empezó a planificar su viaje a las profundidades del
pozo. Don Angelio le regaló las partes de una vieja caldera que había en la
hacienda, para la fabricación de azúcar y le ordenó a “Musiu” Enrique, el único
en toda la zona de Cúa, capaz de soldar con acetileno, manejar un taladro y
un torno para fabricar un “sumergible” una especie de submarino o escafandra
gigante hecha de chatarras, para penetrar al misterio y las riquezas de aquel
pueblo del cuento de Santiago, ubicada debajo de una piedra en un pozo del
río Tuy.
“Musiu” Enrique era un francés que había escapado de la Isla del Diablo, un
famoso penal ubicado en la Guayana Francesa. Antes de llegar a Cúa había
trabajado con los pescadores de perlas en la isla de Margarita y tenía bastante
idea de la forma cómo fabricar una escafandra gigante, sabía de todas las
formas de buceo y además tenía un espíritu de aventura capaz de hacer suya
aquella chifladura.
El cuento del negro José Bernabé, quien logró bajar a las profundidades del río
y hacerse rico y señor, se extendió como nunca antes por toda la región, todos
repetían la historia y contaban las aventuras y desventuras de José Bernabé,
unos arrieros de Tácata gozaban contando lo de la capacidad sexual del
negro”.Habían mujeres se lo imaginaban y soñaban con él .Las beatas se
hacían la cruz al oír aquellas “pachotadas” Un pintor que llegó a Cúa
contratado para elaborar unos murales en la iglesia, esbozó un cuadro
gigantesco representando a José Bernabé en la ciudad perdida, pero según
decían, el negro del dibujo tenía cara de “marico” y eso era una ofensa a la
dignidad de la raza. El pobre pintor se marchó del pueblo de madrugada para
evitar que lo apalearan.
Agustincito quería de todo corazón alcanzar su meta y ponía todo su empeño,
se olvidó de la pesca y de la siembra, de sus hijos y de su mujer, se dedicó a
la construcción del aparato. “Musiu” Enrique, por su parte más entusiasmado
que el mismo Agustincito le proponía en especie de galimatías:__ __“Un
aparato de regular tamaño, que no fuera ni cuadrado, ni redondo, que no fuera
ni largo ni corto, ni muy ancho, ni muy angosto”, “Musiu” decía:__ Justo es la
medida del aparato.__Justo.
Se organizaron bailes de joropo para recolectar fondos, un comité organizador
administrador y promotor del viaje al centro del río, integrado por las más
relevantes personalidades del lugar: Don Carlos el boticario, “Musiu” Enrique,
el mecánico, Luis González el carnicero, Don Ramón el dueño de la tienda
grande y las damas representadas por doña Rosa Acosta.
Muchos de los materiales tenían que comprarlos en Caracas porque la
ferretería de Manolo, el isleño, no tenía nada y lo poco que tenía era muy caro.
Planchas de metal, tornillos de acero de diversas medidas, remaches de
bronce, pintura, cerraduras y un vidrio especial que soportara la presión para
ver el fondo del río.
Las opiniones en el pueblo estaban divididas entre quienes creían que era
posible llegar al pueblo perdido y quienes consideraban que era un desperdicio
de tiempo y dinero. El cura Juan Antonio, decía que si se lograba llegar aquella
ciudad maravillosa, se daría un vuelco a la historia de la humanidad.
Adolfo, el ateo bolchevique, por su parte, como siempre para llevarle la
contraria al cura decía: __”El éxito de la expedición demostrará la falacia de la
iglesia católica y sus ilusorias enseñanzas, puestas al servicio del imperialismo.
Jamás permitiremos que este descubrimiento sea aprovechado por los lacayos
del norte.
La mujer de Agustincito: María Manuela le decía __”No te metas en eso, es una
locura y vas a terminar mal. Es mejor que sigas pescando tus corrochitos y
guabinas. Aprovecha el dinero recolectado para construir un rancho nuevo.”
Agustincito le replicaba que eso era imposible porque el destino lo había
escogido a él para el nuevo descubrimiento que dejaría a Colón como un niño
de pecho. Las ciencias agradecerán su contribución al progreso de la
humanidad
Pasaron los meses y la prensa caraqueña hablaba del proyecto de Agustincito,
el nuevo héroe de Cúa, fotos en las portadas de revistas, entrevistas para Elite
y La Esfera.Miembros de los cuerpos de seguridad empezaron a investigar, no
fuese un complot de los alemanes para apoderarse del país, o una conspiración
para tumbar el gobierno. Pero las investigaciones policiales solo dieron como
resultado que unos inocentes todavía creían en los milagros de la utopía.
En cuatro meses estaba listo el proyecto, con unas enormes bombonas de aire
para soportar las profundidades. Además en los compartimientos se cargaron
alimentos para los “acuanautas” regalos para habitantes de la ciudad perdida:
Llevaron unos cuatros y unas maracas para los caciques, para así alegrar la
estadía. No llevaron arpa porque no sabían interpretarla, llevaron unos
machetes marca collins, cola e gallo, como un recuerdo de las armas utilizadas
en todas las guerras y revueltas del país, una lámpara de carburo y unas cajas
de fósforos para alumbrarse en la oscuridad, dos hamacas de moriche para el
descanso diario, un azafate de dulces criollos, con majarete, besos, coquitos,
catalinas y conservas de coco, dos cargas de papelón, un bulto de sal y cinco
rollos de tabaco para mascar. Además un barril de carne salada, tres
arritrancos y cuatro guruperas de burro y un frasco bocón con tapa lleno de
guarapo de piña. Una muestra de los frutos y la productividad del país.
El comité ordenó elaborar una placa de bronce conmemorativa con el nombre
de los participantes y los colaboradores, con la fecha prevista para el magno
evento. “Domingo 6 de marzo de 1938.”Colocaron la placa adosada a una de
las caras exteriores del aparato, como testimonio del esfuerzo colectivo del
pueblo de Cúa.
A las 6 de la mañana con cohetes y paseo musical el pueblo acompañaba el
Camioncito Ford de Albertico Mijares, donde llevaban la nave. Agustincito y
“Musiu” Enrique se exhibían como héroes, antes de emprender el camino hacia
Tácata, buscando el pozo de Juaniquito.
El paseo por las calles del pueblo se prolongó más de lo previsto, solo a las
10.00 a.m. llegaban al pozo de la piedra de Juaniquito. El cacharro de hierro
viejo con forma de submarino, tenía una ventanilla de vidrio en la puerta, lo
cubrieron con una pintura de esmalte “sapolín” color naranja y los remaches y
tornillos se destacan por el color aluminio brillante.
Después de un viaje matizado de música, cohetes y ron, amarraron el
submarino con una larga cadena y unas sogas que había prestado Don Angelio.
El Jefe Civil tenía un largo discurso preparado, pero en el fragor del viaje, el
ron y la música, se le traspapelaron varias hojas y no había forma de suplir la
perdida, solo pudo felicitar y desear éxito en nombre de las ciencias y de
comunidad. El pueblo acompañante lanzaba gritos de alegría, cohetes y la
música no paraba.
Los dos aventureros se habían vestido con unas bragas de mecánico, teñidas
de amarillo. Según afirmaba el “Musiu” para que les pudieran ver de lejos en
caso de un rescate de urgencias, además Don Elías les prestó dos cascos de
automovilistas, con sus lentes y dos pares de botas de montar color marrón.
Agustincito guardó dos botellas de Ron y una de brandy para el frío. Dos
ayudantes del camión de Albertico Mijares abrieron la portezuela y Agustincito
y Musiu Enrique entraron, después de una larga despedida, las lagrimas de
María Manuela y de los hijos de Agustincito. El les decía: ___ “Esto lo hago por
ustedes, por su futuro, por su felicidad”.
María Manuela le decía: ____”Mucho cuidado con las ardientes mujeres de allá
abajo, recuerda que tu no tienes aguante no te vaya a dar una moridera, como
te paso la otra noche. por estar experimentando de vaina no te dio un infarto,
hasta los ojos se te blanquearon.”
___Tranquila mujer, el deber es una cosa y el placer es otra.__Todo será con
mucha seriedad y decencia, te lo prometo.
El camión de colocó en retroceso lo más cerca de la piedra, abriendo un
camino y colocando piedras y tablas para que no se hundiera, entre varios
amigos lanzaron el cacharro al río con los dos viajantes subacuaticos adentro,
la cadena empezó a soltar poco a poco, se sintió un golpe seco y la cadena
quedó suelta, la recogieron despacio. La música de la banda del pueblo deja de
tocar, se detiene el lanzamiento de cohetes, todos estaban a la expectativa y
en suspenso, la cuerda para comunicarse entre el camión y el cacharro
también estaba suelta. No había ningún tipo de aviso entre Agustincito y el
camión, pasaron varios minutos y no se notaba ningún cambio en el agua del
pozo, ni el remolino botaba al submarino hacia la corriente. El silencio era
total, solo se sentía a lo lejos el latido unos perros, ya eran las doce del día y
no había ningún rastro de los “acuanautas”, María Manuela empezó a gritar
llamando a Agustincito. Don Angelio la tranquilizó y ordenó a dos veteranos
pescadores que bajaran a las profundidades del pozo. Por dos horas estuvieron
explorando y no habían rastros del rustico aparato subacuatico, ni de sus
conductores.
Pasó la tarde, llegó la noche y con las luces del camión y de unos carros que se
unieron a la búsqueda, no había rastro, ni vivos, ni muertos. El pozo se
transformó en un lugar de romería, con rezos, agua benditas, velas, todos
rogaban por ellos, Hasta el señor Obispo llegó un día al pozo y solicitó la
intermediación del Altísimo para que regresaran Agustincito y Musiu Enrique.
Paso el tiempo y la única que visitaba el pozo diariamente era María Manuela,
Jamás se supo lo acontecido el 6 de marzo de 1938, qué ocurrió con la nave de
hierros viejos, ni de la vida de sus tripulantes. El Río Tuy se llevó el secreto y
todavía hoy día dicen que esa leyenda del Encanto del Río Tuy fue la causa de
la desaparición de Agustincito y el “Musiu”. Algunos que se atreven a pasar por
ese pozo dicen que en las noches de luna llena se oyen unos gritos debajo de
la gran piedra. (Tradición oral)
11 de mayo del 2006
Día de San Felipe
ÑA SANTA y el Terremoto de Cúa.1878
Por Manuel Vicente Monasterios G.
El terremoto del 12 de abril de 1878 cambió la historia
de Cúa. Recreamos los hechos para su mejor
comprensión, para que las nuevas generaciones
siempre tengan presente que la naturaleza es
generosa pero también es a veces muy dura con sus
hijos. La maldición del cura forma parte de la leyenda
popular, la recogemos de la tradición oral y
presentamos en forma de un sencillo cuento.
Secuelas del Terremoto.
Don Martiniano Zárraga, había hecho dinero durante la guerra de
Independencia, caso único, pues la guerra arruinó a miles de familias
mantuanas, pero Don Martiniano era un excelente comerciante y sabía
como sacarle jugo hasta las piedras. Siempre logró el apoyo de quienes
ejercían el poder. El señor Obispo le entregó los copones y las joyas de
la Catedral para evitar que cayeran en manos de las “hordas bovistas”
en al año 14. Martiniano fue uno de los que recibió a José Tomás Boves
en su entrada triunfal a la Caracas fantasmal, abandonada por los
expedicionarios de oriente, para ser más exactos, los aterrados
caraqueños que prefirieron huir y morir en un paso de un río, que caer
en mano de los 15.000 llaneros de Boves.Cuando José Domingo Díaz
huye de Caracas para evitar los saqueos patriotas, confía en Don
Martiniano sus pertenencias, incluida una casa ubicada en la calle de la
Misericordia. Todos respetaban al hijo de Don Sabas, el vasco que llegó
con la Guipuzcoana. Entre los haberes que fueron a dar a manos de Don
Martiniano por avatares de la guerra estaba una gran hacienda que
había pertenecido al Marqués del Toro llamada San José, ubicada en la
jurisdicción del pueblo de Cúa en los Valles del Tuy. Don Martiniano se
encariño con esta hacienda y le dedicaba muchas horas de trabajo con
sus peones y esclavos para mejorarla.
En uno de sus viajes al llano guariqueño, para la compra de ganado Don
Martiniano se hospedó en una casa en las afueras de Parapara, en un
pequeño fundo donde vivía un curandero muy famoso en toda la región
del alto llano central llamado Ño Leandro Crespo, en esa humilde casa
vivía la hermana menor de Ño Leandro llamada Francisca Crespo.
Panchita era muchacha hermosa, de finas facciones, de un
comportamiento distante de la rusticidad campesina, apenas Don
Martiniano vio aquella joya se prendó de ella e inició su plan de
conquista a pesar de la diferencia de edad.En dos viajes logró su
cometido y llevó a escondidas, a riesgo de su vida, a la hermosa
Panchita. Construyó una amplia casa en un sector de su hacienda en
Cúa. Para vivir su romance lejos de la mirada de quienes sabían que
Don Martiniano tenía esposa e hijos en Caracas. Todo marchaba de
acuerdo a sus planes y felizmente nació una niña a quien pusieron el
nombre de Santa María de la Purificación, pues había nacido el 2 de
febrero, conocido también popularmente como día de la Candelaria del
año 1863, en honor a la Patrona de las Islas Canarias de donde había
llegado el abuelo de los Crespo. En aquel año el sobrino de Panchita
llamado Joaquín, el hijo de Ño Leandro, regresaba a Parapara con el
grado de Coronel con apenas 22 años.
Ña Panchita Crespo, al igual que su hermano Leandro tenía facultades
curativas, poseía formulas secretas para curar los trastornos de salud y
según se decía que también tenia poderes para amarrar a los hombres,
pues el viejo Don Martiniano estaba siempre con ella, habiendo
abandonado a su legitima esposa e hijos, años metido en Quebrada de
Cúa, sin viajar a Caracas, dejando todos sus otros bienes en manos de
administradores que tenían que viajar a Cúa para rendir cuentas. La
niña Santa Purificación crecía, hermosa, cariñosa e inteligente, pero un
dia amaneció don Martiniano con un malestar corporal, dolor de cabeza
y lo atribuyo al frío que sentía que bajaba de la Magdalena, pero en la
tarde se sintió peor y murió. Una verdadera tragedia, para quienes no
sabían nada de los negocios de Don Martiniano, al dia siguiente llegó
una comitiva con un médico y prepararon en cadáver para trasladarlo a
Caracas.Ña Panchita y su hija quedaron solas y desamparadas en la
vida. A los pocos días llegó un abogado con la orden de sacarlas de la
hacienda. Sin embargo Don José uno de los encargados de la hacienda
se había comunicado con el ya general Crespo quien estaba encargado
de las tropas de San Sebastián y San Casimiro y le puso al tanto de los
graves problemas que tenían su tía y su prima Santa. Don José regresa
a Cúa con una carta justo a tiempo antes del desalojo ordenado y
entrega la carta al jefe civil y militar de Cúa, en el acto se frena el
proceso de expulsión y continúan viviendo en la haciend, libres de
molestias.
Ña Panchita para ganarse la vida continúa en sus funciones de
“curiosa”La niña Santa ayuda a su madre y también aprende lo
importante que es en la vida hacer el bien, ayudar al prójimo en
momentos difíciles. Ya estando muy pequeña a la edad de 5 años
demostró condiciones especiales para ayuda al prójimo pues en 1868
ocurre en Cúa el sitio o batalla de Cúa entre fuerzas leales al gobierno
del general Falcón y partidario del general José Tadeo Monagas,
revolución conocida con el nombre de “La Genuina”. Muchos jóvenes
cueños huyen al monte para evitar la recluta forzosa de cualquiera de
los bandos, la niña informa a su mamá de que detrás de la casa hay un
grupo grande de muchachos, la Ña panchita para evitar problemas les
increpa a que se alejen de la casa pero la niña Santa, a pesar de su
corta edad, le dice a su madre que hay que ayudar los jóvenes en ese
difícil trance, la madre entiende a la hija y le da alimentos y orienta a
los jóvenes donde esconderse mientras pasa lo peor. Así gracias a la
intervención de esa niña salvan sus vidas aquellos muchachos y nace la
leyenda de la “niña Santa” de Quebrada de Cúa. Aquel hecho marca la
existencia de Santa María de la Purificación Crespo, la hija del viejo Don
Martiniano Zarraga y de Ña Panchita Crespo.
En el año de 1878 Santa cumplió los 15 años de edad, la población de
Cúa vivía su mejor momento de gran esplendor económico, de gran
crecimiento comercial y de producción agrícola y pecuaria. El mercado
ganadero con la región llanera era el principal motor de la economía
local. Los arrieros de las puntas de ganado llegaban a Cúa con miles de
cabezas para llenar los potreros y engordar y a la vez compraban toda
clase de mercancías para llevar a sus lugares de origen en Guarico y
Apure. De esta bonanza la madre y la hija reciben buenos beneficios,
aunque su posada quedaba lejos del pueblo eran muchos los llaneros
que solicitaban posada en la casa de Ña Pancha, incluso había que
enviar emisarios adelante para poder asegurar la estadía en el sitio de
Quebrada de Cúa. Además de la buena atención, la excelente comida, el
pesebre para las bestias, la hermosura de la niña Santa, había una
razón de orden política, el parentesco familiar con el hombre más
poderoso de los llanos, el general que había puesto orden en los
caminos llaneros, los cuales estaban llenos de asaltantes y forajidos de
todo tipo, era Joaquín el hombre de confianza del general Guzmán
Blanco y muchos llaneros se sentían complacidos de compartir con
familiares tan cercanos del caudillo llanero, el cual empezaba a dar
muestras de gran olfato político.
EL TERREMOTO:
En enero de 1877 llegó a Cúa un sacerdote muy ligado al Arzobispo
Guevara y Lira, jerarca del catolicismo a quien le tocó soportar toda la
carga frontal de Guzmán contra el poder de la Iglesia Católica: La
expulsión de curas y monjas, la destrucción de conventos y templos y la
predica permanente contra el “fanatismo religioso”. Guzmán Blanco
estaba influido por la corriente libre pensadora y veía a la iglesia como
un factor de atraso. El padre José María Céspedes, bastante moreno de
piel, pero sobre todo con un verbo incendiario contra el régimen
guzmancista. No perdía oportunidad para apostrofar a Guzmán, con un
lenguaje apocalíptico llamaba al arrepentimiento y clamaba justicia
Divina ante tantos atropellos gubernamentales, sus sermones
terminaban señalando que Dios castigaría a quienes estaban con
Guzmán y que un gran terremoto haría desaparecer a los impíos, que
no quedaría piedra sobre piedra.
Como era costumbre en doña Pancha y su hija Santa, habían arreglado
las bestias muy temprano y habían llegado a la misa del domingo 7 de
abril, era un período de verano muy fuerte, no llovía desde octubre de
1877, la sequía, las quemas y las chicharras daban un aspecto infernal
al paisaje y el calor abrasaba desde tempranas horas del día. Como era
uso en aquella época la nave central era para los principales del pueblo
y las naves laterales para los pardos y los blancos de baja condición. Las
Crespo ocupaban un lugar preferente en el templo, aunque vivían en las
orillas y su ocupación no era muy bien vista, nadie se atrevía a ponerles
objeción por miedo a Joaquín. Aquel día el padre habló, como siempre,
del arrepentimiento y del castigo de Dios, pero unos Guzmancistas,
cansados del discurso del padre y sus efectos en la gente, planearon
una venganza contra el cura y con la complicidad del sacristán de
nombre Pedro Hernández, colocaron en el copón de consagrar una
culebrita de las llamadas “viejitas”. Cuando el padre Céspedes, frente a
todos los feligreses tomo el copón y lo destapó, saltó la culebrita, el
padre sorprendido pega un grito que se oye en la plaza, los
parroquianos empiezan a correr sin saber lo que pasaba, varias
personas se cayeron al piso buscando desesperadamente la salida,
gracias a Dios, solo fue una alarma con varios aporreados y sin mayores
consecuencias. El padre en el mayor silencio terminó la misa y les
manifestó que en ese mismo momento se marchaba de aquel pueblo,
que vendría otro cura para los oficios de Semana Santa, si era que los
había, pues con semejante sacrilegio, el pueblo estaba condenado por
Dios, no bastaba el simple arrepentimiento de los autores y que
desgraciadamente pagarían justos y pecadores.
Ña Panchita y Santa salieron del templo aterradas por lo que vieron y
asustada por el castigo señalado por el cura, se pararon en la Cruz
Verde para hacer comentarios con los vecinos, cuando una poblada
acompañaba al cura, rezando y pidiendo perdón, el cura se colocó
debajo de la Ceiba que estaba al lado de la cruz del camino y se quito
sus sandalias manifestando que no se quería llevar de ese pueblo, ni el
polvo, las sacudió y se monto en un burrito y tomó el camino de
Charallave.
Doña Pancha adelantó las bestias y se coloca al lado del cura. Le dice
que no es justo lo que hicieron con él los guzmancistas, pero tampoco
era justo solicitar la ira de Dios, para castigar a inocentes, si era una
blasfemia lo hecho, el también estaba obrando con una carga de odio, la
niña Santa fue testigo del dialogo.
El cura Céspedes le dijo que rezaran mucho y que si podían se fueran
de aquel pueblo que estaba condenado por sus acciones. Pasarán
muchas generaciones para lavar los pecados de un pueblo sin fe, donde
los creyentes no tienen el valor de enfrentar a los enemigos de Dios. Un
pueblo que se burla de la ira Divina pidiendo sus “ñapas de terremotos”,
que toma a burla y chacota la seriedad un consejo. Así se marcha el
cura Céspedes, humildemente sobre su burrito por el camino viejo de la
Culebra y el Dividive.Algunos feligreses le acompañan rezando el
rosario.Las Crespo le acompañan hasta Quebrada de Cúa, se detienen
un rato para ver como se pierden por los Rosales.
Trascurre la semana con el trabajo de rutina y pero con más oraciones,
velas y jaculatorias pidiendo el perdón. En Cúa se lanzó cohetes durante
esos días y se celebraran varios bailes de joropo, financiados por las
autoridades. El calor se hacía insoportable, a dos metros de distancia no
se veía nada por el humo asfixiante de las candelas en los montes
cercanos, que en la tarde marcaban un rojo triste en un sol que
prácticamente no se veía, el ganado empezaba a morir de sed y
hambre, el pueblo también pasaba trabajo para conseguir el alimento, el
ambiente era muy pesado y se sentía un olor penetrante , según
contaban los arrieros en el Deleite se partió la tierra y brotaba un
liquido amarillo con olor a azufre y la tierra estaba caliente,con un
volcán de arena inmenso, el río Tuy disminuido y los pescadores
señalaban que en esa semana no pescaban ni sardina, no habían peces
en el río, los pájaros tenían tres días desaparecidos, los loros se fueron
de las casas y el viernes 12 solo se conseguían los perros que estaban
amarrados, pues los sueltos desaparecieron, esos perros amarrados más
que ladrar gemían con un profundo y desgarrador dolor, no habían gatos
en todo Cúa, era un fenómeno aterrador, era una escena característica
del infierno de Dante. Casi se tocaba en el ambiente un olor a muerte, a
presagio, a dolor, todos sentían miedo a algo, pero no sabían a que era.
A las 8,38 minutos de la noche del viernes 12 de abril de 1878, se oyó
un ruido sordo que venía de la profundidad de la tierra y se sintió como
el suelo se estremecía sin parar por varios minutos, se empezaron a
caer las casas, el templo se desplomó, solo se oían el gritos
desgarradores de las madres al ver a sus hijos muertos o heridos debajo
de los escombros. Los sobrevivientes llorando se hincaban en las calles
pidiendo perdón por todos los pecados cometidos. En medio de la
oscuridad reinaba el terror, los gritos y el caos. Nadie estaba preparado
para semejante tragedia, prácticamente la prospera población de Cúa
había desaparecido de la faz de la tierra.
Lamentablemente en la casa de las Crespo se había derrumbado la
cocina y el techo cayó sobre Ña Panchita, quien quedó agonizando en el
piso, la niña Santa se salvó por que ese momento estaba en el patio.
Los peones y empleados de la posada ayudaran a sacar a Na Panchita,
quien en medio de la agonía le dijo a su hija que se comunicara con su
primo Joaquín y le solicitara ayuda, pues quedaba sola en el mundo.
Los muertos se contaban por cientos, era la segunda vez que en Cúa se
acaban los ataúdes, la primera fue en la guerra del 68 y la segunda con
el terremoto , los heridos llegaban a miles, físicamente Cúa había
desaparecido,pocas casas quedaron en pie.La Iglesia suspendió los actos
de la Semana Mayor en toda la Diócesis de Caracas y el Presidente de la
Republica General Francisco Linares Alcántara visita a Cúa para conocer
personalmente la magnitud de la tragedia y prestar la ayuda necesaria,
canalizada por varias casas comerciales que tenían comisionistas en la
ciudad destruida, como Santana Hermanos y Cia.
El caos reinante y las tristes escenas de dolor marcaron la Semana
Santa cueña, muchos afirmaban que se había cumplido la maldición del
padre Céspedes, otros hablaban del poder de la casualidad, pero todos
lamentaban la sacrílega culebrita dentro del copón, al sacristán
estúpido, autor de la maldad, lo mató la campana del viejo pueblo de
Marín, la que tiene la fecha de 1726,al desplomarse la torre de la
iglesia. Quedó el sacristán como decían en la época “despaturrado” La
mayoría los autores intelectuales y financistas del despropósito
perdieron familiares muy queridos para ellos.Ña Panchita fue enterrada
en la parte trasera de la casa, al pie de la ceiba sembrada por Don
Martiniano, se colocó una enorme cruz con su nombre señalando el sitio
de su sepultura. La casa tenía patios donde habían sido plantados
mangos, tamarindos, nísperos, mamones y matas de acacias que daban
sombra y frescura muy especial al lugar.
Santa envió unas notas explicativas de la situación a su primo Joaquín,
pero este se encontraba en Europa y en su regreso no vino a Venezuela,
sino que fijó su residencia en la Isla de Trinidad, hasta allí llegó la
comunicación de Santa para informarle la triste noticia de la muerte de
su tía en el terremoto de Cúa. El general Joaquín Crespo comisionó a su
amigo de confianza el general Ramón Guerra, residente en San
Casimiro, para que atendiera adecuadamente los problemas de su prima
Santa. En febrero de 1879 regresa Joaquín a Venezuela, conjuntamente
con el general Guzmán, quien ocupa nuevamente la Presidencia de la
Republica y nombra al General Crespo como custodio del Parque
Nacional del Ejército y jefe de la seguridad del régimen, con sede en la
ciudad de Maracay. Hasta esa ciudad viaja la bella Santa acompañada
de algunos fieles servidores, logra entrevistarse personalmente con su
primo, quien no la conocía. Gratamente impresionado el general, no
solamente por la belleza de la joven, sino por la madurez de sus
razonamientos, sus dotes clarividentes y los buenos proyectos que tenía
para no abandonar la casa y la posada de Cúa. Crespo toma la
determinación de proteger adecuadamente a su prima, respaldándola
para que todos supieran que cualquier problema o irrespeto a Santa era
una ofensa al general Crespo. Una de las primeras medidas que toma el
general es comprar la Hacienda San José o Quebrada de Cúa, no lo hace
a nombre de él sino que utiliza a un amigo de infancia de su pueblo
natal: San Francisco de Cara, que había llegado a Cúa poco después del
terremoto, interesado en promover el engorde de ganado llanero. Tan
bien le fue a Crespo con esta finca cueña y con su paisano testaferro
que en los próximos años comprará por su intermedio las haciendas la
Culebra y Tazón de Cúa. Mucha gente sorprendida por la súbita riqueza
del ganadero llanero, empezaron a regar la conseja que había vendido
su alma al diablo, para obtener toda aquellas tierras y propiedades y
empezar a llevar una vida de millonario de la noche a la mañana. Lo que
la conseja popular no sabía era que el “diablo” que suministraba las
riquezas del llanero era su amigo el general Joaquín Crespo quien
empezaba a manosear una de las fortunas más grandes de Venezuela,
sin haber llegado todavía a la Presidencia de la Republica.
La joven Santa salió tan buena administradora como su madre, mejoró
el sitio de la pensión y ranchería de camino. Era uno de los pocos
lugares donde se podía disfrutar ciertos lujos para la época como catres,
aguamaniles, mosquiteros, cubiertos de plata, vajilla importada, buena
comida, bien preparada,platos de lujo y las mejores hallacas, buen vino
de bodega francesa y finos licores, como el brandy y el whiski, baños
con agua corriente, gracias a un tanque elevado hecho de mampostería
y fue el primer sitio en el interior de Venezuela donde se instaló una
poceta o Water como le llamaban en aquella época, las primeras las
trajo el General Crespo para dotar el palacio de Miraflores. En una visita
de Santa a Caracas, Misia Jacinta esposa del general, la llevó a conocer
La Trilla, donde se construía la primera casa antisísmica de Venezuela.
Santa quedó tan impresionada con el sistema de los baños modernos
del futuro Palacio de Miraflores que Doña Jacinta le regaló una poceta y
un lavamanos que no utilizarían porque eran muy pequeños y con poco
lujo para el palacio. Santa se los llevó para Cúa a lomo de burros y los
instaló en la casona de su pensión, lujos nunca vistos en estas tierras
que llenaban de fama su negocio casi hotel. Con este regalo se puede
afirmar que fue en Cúa el primer pueblo donde se instaló un baño
moderno e importado de Nueva York.
La pensión de Santa en Quebrada de Cúa tenía fama nacional, no había
viajero de importancia que transitara por el Tuy que no llegara a donde
Santa. Generales, políticos, gorreros, busca puestos, agentes viajeros,
obispos, familias enteras, estudiantes, los arrieros también tenían su
lugar pero en un sitio acondicionado especialmente para ellos con un
precio verdaderamente solidario si comparamos con los 6 pesos que
valía la noche en “El Pigale” como llaman el sector lujoso de la pensión,
incluía comida, estadía, bebida fina y diversión musical durante las
primeras horas de la noche con piano, guitarra y canto lírico, pasto y
descanso para las bestias. Los llaneros y arrieros tenían en su galería
buena comida, pero un tanto rustica, y se formaban en algunas noches
buenos contrapunteos, que los viajeros pudientes observaban, con lo
cual se democratizaba el divertimento sano.
Santa se había hecho una mujer hermosa, atrayente en todos los
ordenes, respetable por su comportamiento y respetada por el temor
que infundían dos guardaespaldas que le había colocado su primo, eran
dos lanceros llaneros, mas fieles que unos mastienes ingleses,
dispuestos a dar la vida por la joven dama. Muchos eran los enamorados
que tenía “La flor de Quebrada de Cúa”, no solo por ser una hermosa
fruta primaveral, sino por la influencia que tenía en el Presidente
Crespo, pero sobre todo en su esposa Misia Jacinta, la razón
fundamental de esta empatía, además del vinculo familiar, fue un hecho
interesante: En la primera visita de Santa a Maracay, cuando el General
era el Jefe del Parque Nacional del Ejercito. Santa en una suerte de viaje
al futuro, con los ojos cerrados, en presencia de Doña Jacinta, le predijo
los acontecimientos por venir, sin embargo se guardó con mucho dolor y
esperando un cambio en el signo de la fatalidad del año de 1898. Le
dice que será llamado por el Presidente Guzmán para ocupar el
Ministerio de Guerra y Marina, le expresa que no le conviene aceptar el
cargo, era mejor para él quedarse en Maracay, custodiando el
armamento y esperando una mejor oportunidad. Crespo intrigado le
pregunta.-Cuando puedo aspirar una mejor posición? Santa le dice que
Guzmán será reelecto por el Congreso, violando la Constitución, allí
empezarán sus pesares, te nombrará presidente del gran Estado
Miranda (Aragua, Miranda, Guarico y Nueva Esparta) acéptalo es el
momento, pero no dejes el control de las armas en Maracay, es clave
para frenar a los enemigos, te nombraran Senador y estarás a un paso
del poder Mayor, si actúas como buen llanero.
Una vez que Santa regresa a Cúa, el General le dice a Doña Jacinta,
extraño lo que me dice esa niña pues nada sabe de política y tiene
mucha lógica lo expresado, pero como hago yo para contradecir los
deseos del General Guzmán, pues quien le contradiga es su enemigo.
Doña Jacinta le manifiesta que cuando oyó a Santa, sintió una luz, que
le clarificaba el camino y para convencer a Guzmán, le dice: Solicitale,
con mucho tacto, que las armas de la Republica son las que garantizan
la paz, que cualquiera puede ser ministro, pero el parque y ejercito
tienen que estar en manos de gente fiel a la causa de abril, para evitar
sorpresas. Así lo hizo Crespo y Guzmán complacido aceptó la propuesta.
Las predicciones de Santa se fueron cumpliendo al pie de la letra y Misia
Jacinta casi brincaba de alegría. Este hecho permitió que Santa tuviese
“vara alta” con su primo y Doña Jacinta, quien por lo menos una vez al
mes la traían a Santa Ines, residencia presidencial, para realizar las
respectivas consultas, saber quienes eran los enemigos y tomar
determinaciones de estado. Los juicios de Misia Jacinta sobre
personalidades del entorno presidencial eran previamente consultadas a
Santa y de allí que opinión de Misia Jacinta al respecto tenía valor de
condena o de consagración.La participación de Misia Jacinta en los
asuntos de Estado, siempre tenían el consejo espiritual de Santa.
En uno de los viajes a Caracas Santa fue invitada por la pareja
presidencial al teatro, para ver, por primera vez en Caracas, a la
pianista venezolana Teresita Carreño, quien se presentaba en el teatro
Guzmán Blanco el día 29 de octubre de 1885, el programa incluía obras
de Chopin, de Henselt, una danza compuesta por Teresita llamada
“Saludo a Caracas”, Rapsodia numero 6 de Liszt y el Himno a Bolívar”
compuesto por ella misma. Esa inolvidable noche Santa conoce a quien
sería su esposo, el joven político Juan Pedro Castillo. Un año después, el
8 diciembre de 1886, a los 23 años de edad, Santa María de la
Purificación Crespo, se casaba con el joven político Juan Pedro Castillo,
fueron los padrinos de la boda Misia Jacinta Parejo de Crespo y el
general Joaquín Crespo Torres.
A pesar de su nueva condición y que su esposo estaba muy ligado a los
avatares políticos del General Crespo, Ña Santa, como popularmente y
con respecto la “mentaban” los arrieros el llano, se mantuvo ligada a la
hermosa posada de Quebrada de Cúa, tenía su personal de confianza,
pero por cariño al lugar de su nacimiento y los recuerdos de su madre,
enterrada al pie de la ceiba, pasaba algunos meses del año en el lugar,
siempre mejorando las condiciones para servir mejor a sus numerosos
clientes. En una ocasión se hizo acompañar de un fotógrafo famoso de
apellido Abril y se tomaron fotos no solamente de su pensión, sino de la
población de Cúa, entre esas fotos, se encuentran las de “Las ruinas del
templo de Cúa”, publicadas en la revista cultural “El Cojo Ilustrado” foto
que sirvió de modelo para el cuadro de Cristóbal Rojas.
7 de mayo del
2006-
Día de San Estanislao
EL ANIMA SOLA EL SILENCIO……
Por Manuel Vicente Monasterios G.
Este cuento se ubica en el triste año de 1814, Boves, Rosete,
Antoñanza, Zuazola, despiertan el monstruo del odio , la sangre
corre y se destruye la primera República. Esta es una
interpretación libre del origen de la leyenda del Anima Sola.
Amaneció lloviendo, toda la noche fue un solo aguacero, las quebradas
están desbordadas, el zanjón del paso del cementerio está tan lleno que
la furia de las aguas rebosa el recién inaugurado Puente Castro. Es
lunes y Doña Maria tiene que cumplir la promesa hecha mucho tiempo
atrás, cuando los muertos se enterraban hacia la loma del viento, años
en que la peste del vomito negro hacía estragos y muchas veces los
“difuntos” se ponían de pie cuando sentían en la cara la primera pala de
tierra y este hecho macabro cambiaba la toponimia: de “loma del
viento” a “muerto parao”.Además del susto y la carrera de los
enterradores.
Es lunes y Doña Maria tiene que ir al cementerio para rezar los 20
rosarios que exigen las Benditas Animas, las que no han logrado llegar
al cielo, porque sus pecados, aunque menores, resultan un grave
impedimento, solo rezando el rosario, ordenado misas y prendiendo
velas con esa intención salvadora, las ánimas podrán descansar en paz.
Solo oración tiene el poder para sacar las ánimas del Purgatorio. No
importan los obstáculos, bien sea que llueva, truene o tiemble la tierra,
la promesa hay que cumplirla para evitar la condenación eterna,!A las
ánimas hay que cumplirle¡.
Doña María era hija de Don Bartolo Mora el mayor terrateniente de la
Magdalena, 200 burros cargados que café, salían de los patios de la
hacienda, con cada cosecha,100 toros cebados, el mayor productor del
famoso queso de mano y la mantequilla del Tuy, condumios que
alegraban las mesas de los más pudientes caraqueños. Además de las
más dulces piñas y naranjas, eran aquellas tierras un emporio de
riquezas, producto del trabajo y el empeño de Don Bartolo y su familia.
Tenían los Mora, como era costumbre, su casa familiar en el pueblo, la
hacienda era el sitio de trabajo, de largas temporadas, la familia tenía
en Cúa las pocas comodidades de la época. Don Bartolo ocupaba un
inmenso caserón colonial en un sector del pueblo popularmente
conocido como “El Silencio”, una de las pocas casas que quedaba en pie
anterior al terremoto de 1878, por ese sitio, solo estaba la vetusta casa
de corredores y amplios patios sembrados de granados, naranjos,
guanábanos y hermosas palmeras .En sus alrededores también los
abuelos habían sembrado chaguaramos, cedros y acacias que daban una
sensación de frescura y paz durante el día, pero en las noches muy
pocos se aventuraban por el lugar. Cuentan que por camino que pasaba
frente a la casa de los Mora habían noches en que se sentía un
murmullo, como si una larga procesión rezara el Miserere, era un
susurro de voces que helaba la sangre y que nadie se atrevía a ver. Don
Bartolo no aceptaba la conseja y afirmaba que eran invenciones de
gente supersticiosa y sin oficio. Si algún imprudente le pregunta si había
oído a las animas le respondía con brusquedad: “Silencio, silencio es lo
que yo oigo”: Por esa razón empezaron a llamar aquel sitio como El
Silencio.
Rosa Mercedes, hija de esclavos, quien estuvo toda su vida al servicio
de los Mora, la niñera de los hijos de Don Bartolo, contaba que todo
aquello empezó en año 14 cuando el canario Francisco Rosete, quien
ejercía como pulpero en Taguay, representando los intereses de Don
Francisco Rodríguez del Toro, el marqués, el amo de medio llano.
Además compadre de Don Juan Mora. Rosete se sumó a las tropas del
“Taita Boves”y en Ocumare del Tuy pasó a filo de machete a más de
300 inocentes, cuyo único delito era querer la Independencia. Las tropas
de Rosete eran unas hordas de facinerosos, de asaltantes de camino,
esclavos cimarrones a los que Boves había ofrecido los bienes, las
mujeres y las hijas de los blancos criollos. Estas tropas estaban
motivadas por las pasiones y los instintos más bajos del ser humano. El
odio a los blancos, la ambición de riquezas, la lujuria y el placer de ver
correr la sangre de los enemigos, eran las verdaderas razones de lucha.
Entre las cientos de victimas que buscaron refugio en el templo de
Ocumare, estaba Don Domingo Cáceres, padre Doña Luisa Cáceres,
futura esposa del General Juan Bautista Arismendi. El realista Francisco
Rosete entró al templo después forzar las puertas, sin respetar el recinto
sagrado, a lomo de caballo, con lanzas y machetes empezó la matanza,
las cabezas rodaban por el suelo y la sangre llenó las naves de la iglesia.
Terror era la consigna, no dejar ni hijo, ni padre, ni familia de los
enemigos de la corona.
Ramón Cáceres, hijo de Don Domingo salvó la vida, porque estaba en
Cúa, cuando se enteró de lo ocurrido a su padre, solicitó la ayuda de
Don Juan Mora, para buscar los cadáveres y darle cristiana sepultura.
__Don Juan, quien iba a creer que el buenote de Francisco Rosete,
tuviese tanto odio guardado entre pecho y espalda para que en medio
de esta guerra no respetara la amistad, si no al contrario a quienes más
favores le debía, como a mi padre, mayor ensañamiento.
___Mira Ramón, estos isleños siempre nos han odiado, se enamoran de
nuestras hijas y como no permitimos la relación, por igualados,
terminan cargados de resentimientos que esta vorágine de la guerra sin
principios permite descargar. Alimentan el resentimiento de los
esclavos, se los llevan a la guerra y el saqueo y las violaciones se tornan
en hechos normales.
___Hay que estar preparado para lo peor, si pretenden venir estar
dispuestos a morir peleando para defender nuestro honor y la dignidad
de nuestras familias.
__Por ahora, con la ayuda de nuestra gente trata de llegar a Ocumare,
pues parece que José Félix lo hizo huir hacia Charallave. __Con las
carretas trae el cadáver de Don Domingo.
Así fue que en aquella mañana de febrero de 1814, Ramón Cáceres
partió para Ocumare del Tuy. El dolor y la muerte se habían apoderado
de aquel pueblo, no había una familia que no tuviese un difunto que
llorar, el padre Orta no se “daba abasto” para recoger cadáveres dentro
de la iglesia. Ramón logró en medio de aquel pandemonium localizar el
cuerpo de su padre, lo montó en el carretón y se regresó para Cúa, pero
en el camino se fueron uniendo otros grupos que también se llevaban
sus muertos porque decían que Rosete regresaba a Ocumare y que no
dejaría a nadie vivo.
Tras una larga jornada lograron llegar al pueblo de Cúa. El cadáver de
Don Domingo lo colocaron en el enorme corredor de la casa de los Mora.
Los acompañantes y sus muertos quedaron en las afueras de la casa,
para llorar y velar a sus difuntos por esa noche y las primeras horas del
día siguiente enterrarlos en paz.
Todavía no había salido el sol, de aquella fría mañana de febrero,
cuando llegan dos jinetes a todo galope, informando que por el camino
del Sitio viene un tropel de soldados, son parte de la turba de Francisco
Rosete .La gente fiel de Don Juan Mora se preparan para la lucha. Con
los primeros rayos del sol aparecen por el paso del río los primeros
llaneros, desordenadamente van llegando al sitio del velorio colectivo,
unos cien jinetes rodean la casa, la tensión es grande, Francisco Rosete
se baja del caballo y con sombrero en mano, pasa junto a la fila de
cadáveres, entra por el amplio portón y saluda a su compadre Don Juan
Mora..
.
___¿Cómo está el compadre Don Juan?
___Francisco.__ Aquí entre sus muertos.
___Viendo su obra, compadre.
___ Son cosas de la guerra Don Juan.__No es uno el que quiere que las
cosas pasen, pero uno es un hojita que el destino mueve a su capricho.
___Pero Francisco, __ ¿es necesaria tanta muerte, tanto ensañamiento
contra vidas inocentes?
___Mire compadre,__ lo que ocurre es que se aprovecha la guerra pa
cobra algunas cuentitas.
___Si se puede saber__ ¿que cuenta tenía contigo Don Domingo
Cáceres? ¿Qué mal te pudo hacer un hombre que tantos favores y
ayudas te prestó.
___Don Juan___lo peor que se le puede hacer a un hombre es el
desprecio por su condición social, de nada les valió a los Cáceres, mi
honradez, mi trabajo, mi fidelidad, nada les importó el sincero amor que
yo tenía por la niña Luisa. Se burlaron en mi propia cara, me humillaron
llamándome __”isleño igualao”.
__Don Juan yo tragué grueso, baje el pescuezo como perro regañao,
pero la guerra me trajo la oportunidad del desquite, para que estos
mantuanos orgullosos se tragaran sus palabras mojaditas en sangre.
___Ahora__ ¿que quieres Francisco? ¿Matar nuevamente a tus victimas?
¿O vienes por nosotros?
__Los muertos ya están muertos compadre. A usted y a su familia les
guardo respeto y consideración, por que de no ser usted todos ya serían
difuntos.
__Solo vengo por uno.: Ramón Cáceres.
__Eso es imposible Francisco, está bajo mi protección
__Compadre no me ponga las cosas más difíciles
En ese momento Ramón Cáceres, camina hacia el cadáver de su padre,
lo ve con una mirada triste, pero llena de orgullo, se voltea hacía
Francisco Rosete y le dice:
___Eso es lo que tu no entiendes y nunca podrás ser uno de nuestra
clase, porque hasta para morir hay que tener dignidad.
Caminó con paso marcial, el canario sorprendido le abre paso y sigue
detrás de él.
__Rosete ordena a un lugar teniente que le aprese y ese mismo
momento lo llevan al pie un grueso cedro y ordena un pelotón de
fusilamiento la ejecución de Ramón Cáceres.
La soldadesca y su jefe toman nuevamente el camino de Ocumare.
Desde ese mismo momento todos los lunes, día del fusilamiento, se
siente en las noches el rumor de unos rezos lejanos y los pasos de una
blanca romería, se sienten voces dolientes a través de las ventanas del
viejo caserón. Nadie se atreve a ver aquella procesión que siempre
termina al pie del cedro, quienes la escuchan se tapan los oídos.
Un día María la hija de Don Bartolo, noventa años después del
fusilamiento, se atrevió una noche a ver el desfile de las animas, por un
postigo de la ventana pudo observar los largos vestidos y mantos que
no rozaban con el suelo, oyendo aquellos rezos y quejas sollozantes,
cuando pensaba regresar a su aposento, una sola de las extrañas
figuras se acercó a la ventana y le dijo a María.__ Necesito tus rezos,
necesito tus misas y muchas velas para poder descansar en paz,
ayúdame, le regaló un par de velones, María asustada se los llevó al
cuarto y los guardó en un armario.
Al siguiente día le contó la historia a su prima que estaba de visita en
Cúa y para demostrarle la verdad del cuento abrió la gaveta para
mostrar las velas y cuando las sacó eran dos huesos fríos de muy vieja
data.
Desde ese día en adelante María Mora cumple con aquella ánima
solitaria la promesa que le hizo de rezar 20 rosarios todos los lunes en
el cementerio. Todavía hoy, a pesar de la luz eléctrica, de los autos, de
los ruidos, en algunas noches solitarias se oye por El Silencio el
murmullo de unos rezos lejanos y las quejas de sufrimiento de las
ánimas en pena.
18 de mayo del 2006
Día de San Venancio
EL DESAFIO
Por Manuel Vicente Monasterios G.
Cuentan los abuelos que en Cúa y sus alrededores no había un
hombre más valiente, un tirador más certero, lo que llamaban un
cristiano con “tabaco en la vejiga” que Manuelito Barco. El relato
es basado en hechos reales, solo la imaginación literaria
complementa algunos pasajes en el cuento, lo cual no es más
que un testimonio escrito de una tradición oral.
Los hechos ocurrieron en Cúa, a finales del siglo XIX, algunos
personajes cambian de nombre, pero el enfrentamiento entre
Manuelito y los alemanes lo contaban nuestros ancestros.
Manuelito Barco, llegó a su hacienda de Las Yaguas con el fresco de la
mañana montañera, había salido de Cúa en su caballo gris a las 3,00
a.m., casi tres horas de camino, pudiendo pasar por Onza y ahorrarse
dos horas, pero los “Musies” alemanes tenían el paso cerrado, además
tenían unos enormes perros pastores, que habían importado de
Hamburgo y unos vigilantes armados que devolvían a quienes se le
ocurriera tomar ese camino vecinal, más corto a Las Yaguas y las otras
haciendas cafetaleras de la zona.
Manuelito pensaba mientras hacía el largo trecho:
__Cómo es posible que uno tenga que aguantar esta humillación en su
propia tierra, unos “carazos” que llegaron al pueblo después del
terremoto y se aprovecharon de la tragedia para comprar fincas, casas y
negocios a precio regalado.
__Es cierto que los alemanes son trabajadores, pero tienen en su
cabeza unas ideas de superioridad, ellos creen que aquí todos somos
indios de guayuco, con sus perros y sus hombres armados, nosotros los
nacidos aquí tenemos que salir como perrito roñoso, con el rabo entre
las piernas; soportar sus arbitrariedades y decir amen.
__Están muy equivocados estos “musies”, yo les voy a enseñar a
respetar a los hombres. Aquí no valen tribunales, porque la justicia
tiene precio, ni pactos de caballeros porque ellos no respetan a nadie,
solo el rigor del plomo que les haga temblar puede cambiar esta
situación.
__No me enfrento hoy porque no puedo pisar peines, quien sabe si me
tienen montado en el camino una emboscada y me tiren por
“mampuesto”.
__Ya estoy cansado, he tratado de dialogar, pero los hermanos Hendrich
son como mulas, cuando se les mete una idea no hay quien les haga
cambiar. Para ellos solo valen sus razones.
__Les he ofrecido vender mi finca o comprar la de ellos y nada.
__Ahora Natividad, el encargado, me manda llamar con urgencia._
¿Quién sabe para qué?
En medio de aquellas cavilaciones se encuentra con Pedro, el arriero de
la Providencia, quien también lleva el mismo camino.
___ ¿Cómo está Don Manuelito, _veo que hoy madrugó para llegar
temprano a Las Yaguas?
___Así es Pedro. ¿Tu como estás?
___ Caminado más que un llanero perdido.__Los alemanes nos tienen
“fuñios” desde que trancaron el camino real, tenemos que dar este
“vuelton”para llegar al pueblo.
__Los González de La Providencia y Don Antonio de hacienda El Toro,
están pleiteando en los tribunales con los “Musies”, pues según dice un
abogado de Caracas, esa es una servidumbre desde la época de los
españoles y nadie la puede cerrar.
__Eso es así Pedro, eso que dice el abogado es verdad. Yo intenté un
juicio en los tribunales de Petare, que son los que tienen la facultad,
pero un juez terminó dándole la razón a los Hendrich, gasté un platal
para nada .El juez se transó con ellos.
__ Aquí la justicia se tasa en pesos de oro.
__ Podía seguir el juicio en los tribunales de Caracas.
__Pero Yo no boto más plata en eso. Ni estoy dispuesto a gastar más
pesos en abogados.
__Te aseguro que en una semana volvemos a pasar por el camino de
Onza.
Como fue toda la vida
__Mire Don Manuelito cuídese que lo están cazando y lo pueden
“malográ”.
__Además, tenga cuidado con el negro Apolunio, el que vive en la vuelta
de los loros, mire que es brujo mañoso y trabaja para los “musies”,
últimamente lo han visto bajar al pueblo todos los viernes, “a según”, se
mete al cementerio del pueblo, porque trabaja con los difuntos. Hace
semanas que carga un perro negro que no le desampara ni de noche ni
de día, los que saben dicen que es mismo Satanás.
__Pedro, le agradezco la información pero yo tengo la contra para
quienes trabajan con el mal, una reliquia con la oración del Hermano
Penitente, “no le entra ni coquito”. Me la preparó Pedro Páez de Curiepe.
Además un rifle Smith & Wilson de repetición
__Don Manuelito usted recuerda a la negra Felipa, hermana de
Apolunio, la que tenía una bodeguita por Los Claveles, esa mujer
también es bruja, la vieja se metía en el cementerio extraía huesos de
muerto que usaba para sus trabajos. La dulcería como los besos,
conservas, catalinas y almidoncitos llevaban sus dosis de huesos
“trabajaos” y los adquirían quienes deseaban amarrar a un hombre o a
una mujer, mediante influencias maléficas. En el mostrador tenía un
frasco con guarapo fuerte que contenía los huesos de la mano de una
señorita difunta. En un cuarto montó un altar con cráneos o calaveras
adornados con cintas rojas, verdes y negras. Alfonso Díaz, quien vivía
en Macaguita, murió con la barriga llena de sapos, en pleno velorio le
empezaron a salir por la boca unos bichos peludos que llenaron el
mortuorio de esos asquerosos animales, los familiares los mataban a
palos y lo quemaban en el patio. Ese fue un daño puesto por esa bruja,
un encargo que le hicieron de Tazón,”por comer carne ajena”.
La hija de Ña Josefa, quien estaba preñada y a punto de parir, después
de comer los dulces y beber ese guarapo de Felipa, , parió un muchacho
que tenía dos cabezas, el niño era algo nunca visto, esa noticia se regó
por todo el pueblo pero nadie se atrevía a verlo porque según decían era
un engendro del diablo, cuando terminaba una cabeza de llorar,
empezaba la otra, la pobre muchacha se volvió loca, lanzó al recién
nacido al río y ella también se ahogó en “El pozo del Caro”.
__Si Pedro yo conozco de esas histórias, recuerdo cuando en el pueblo
se enteraron que la bruja se robaba los huesos de los difuntos,
reventando las tumbas, una turba llegó hasta Los Claveles y le
quemaron el rancho, la buscaban para darle su merecido y lo que vieron
fue un pájaro negro que salió volando. Y jamás se supo de su vida.
__Cuanta gente tomo chicha y guarapo en ese rancho elaborado con
canillas de muertos.
__Le informo Don Manuelito que a esa bruja la han visto en el rancho de
Apolunio, algo traman esos diabólicos hermanos.
Manuelito Barco era un hacendado que había peleado en varias guerras
bajo las ordenes del General Juancho Guerra, tenía fama de ser uno de
los mejores tiradores, con una certera puntería, rapidez de movimientos
y valentía para enfrentar al contrario, jamás se le veía retroceder en el
combate, tenía don de mando, pero con un carácter muy violento.
Cuando se enojaba no respetaba jerarquía y largaba a los superiores
con fuertes palabras, En medio de un combate en la famosa batalla de
la Victoria, su jefe inmediato un coronel de apellido Padilla ordena la
retirada porque se veían perdidos en manos de un escuadrón
volante__Manuelito, con el grado de Capitán, porque su carácter no le
dejaba progresar, en la carrera de las armas, le grita al Coronel Padilla:
__Usted es un cobarde, yo no doy un paso atrás, huya usted si
quiere,__” coronel culo cagao”.
Se baja de la montura y con un rifle automático, empezó a disparar
contra las milicias enemigas, en menos de cinco minutos había detenido
el avance, los muertos y heridos en el bando contrario se contaban en
más de una docena.
La determinación de Manuelito cambió el destino de aquella batalla,
quienes se marcharon en retirada fueron los soldados del bando
contrario. Esta acción le ganó el reconocimiento del propio General
Guerra, pero al mismo tiempo generó una fuerte reprimenda por parte
del General, por el irrespeto al coronel Padilla y como complemento un
castigo de quince días en el calabozo .Al cumplir su sanción manifestó
que se sentía mal, pues el paludismo lo tenía azotado y se alejó de las
guerras civiles para dedicarse a los negocios y las haciendas de la
familia.
En el campo de los negocios y de la agricultura había progresado mucho
en poco tiempo, compró dos haciendas cafetaleras en Aragua, la casa
comercial de Cúa era atendida por los hermanos. Su principal ocupación
era la producción y exportación de café. En aquel momento todas las
fincas estaban con muy buena producción y el precio del café era
optimo, además le había conquistado, con habilidad comercial, varios
clientes a los alemanes, entre los productores de café, a los que les
compraba la cosecha en pie. Su problema era el paso libre a la
Hacienda Las Yaguas, pues los hermanos Hendrich lo impedían, con lo
cual las cosechas eran difíciles de sacar y la hacienda perdía su valor
inmobiliario
Al llegar a Las Yaguas el caporal le recibe con varias noticias
desagradables:
__Don Manuel, alguien está entrando a los cafetales en las noches para
tumbarle las flores a los cafetos y perjudicar la cosecha. La casa de la
hacienda está llena de garrapatas, “puestas”, traje a José Ramón el
curioso de la fila de San Jorge, el que “quita los males “echados”,
ensalma a los “picaos” de culebra y los gusanos del “ganao” y hace el
bien sin mirar a quien. El curioso dice que esas garrapatas “echadas”
son difíciles de quitar porque el trabajo está “ayudao” con la fuerza de
los difuntos.
__ ¿Que otra noticia tienes Natividad?
___Don Manuel en las noches se siente en esos cafetales como si
estuviese un ejercito de recogedores trabajando, se oyen gritos
llamando gente por su nombre, se escuchan rastrillos y golpes de
hacha, pero en la mañana lo que aparece en el suelo son las flores,
como si el trabajo fuese tumbarlas, lo único que he visto al amanecer es
un perro negro que sale del monte y agarra el camino.
__Que vaina Natividad, los alemanes también creen en brujería, como
es posible que esa gente con ese grado de cultura estén favoreciendo
hechiceros, no se conforman con cerrar el camino, sino que me quieren
arruinar mediante el uso de supercherías.
__Pero están jugando con macagua yo no soy pendejo, ni cobarde.
__Ahorita mismo arreglo esto con el “mentao” brujo Apolunio y su
hermana Felipa.
__ ¿Qué vamos hacer Don Manuelito?
___Buscate unos peones , “gente resuelta”, que no le teman a brujos,
vamos a ver si es verdad que Satanás trabaja con ellos. Nosotros por
nuestra parte vamos protegidos por el “Gran Poder de Dios”.
Natividad se buscó cuatro hombres de probada confianza, además les
acompañaba el curioso José Ramón quien llevaba los elementos
necesarios para evitar que los daños y mañas de los brujos los
perjudicara.
A las nueve de la mañana, tomaron el camino a la Vuelta del Loro, siete
hombres en mulas y caballos, iban dispuestos a enfrentar a los brujos,
porque pensaba Manuelito que ellos eran los instrumentos que estaban
utilizando los alemanes para destruirlo y causar tantos daños en la
hacienda Las Yaguas.
Cuando llevan más de media hora de camino, se dan cuenta que están
pasando nuevamente frente a los corrales de Las Yaguas, no había
forma, ni manera de saber como habían caminado en redondo para
estar en el mismo lugar de donde habían partido media hora antes. El
reloj en la leontina de Manuelito marcaba exactamente las 9,00 a.m. No
habían salido todavía, el tiempo no existió, la vida se marcaba en
redondo, aquello era una locura sin explicación lógica que erizaba la
piel. Dos de los peones dijeron que ellos no seguían porque en eso tenía
las manos el Demonio.
Manuelito enfatizó__ ¡Llego a la vuelta de los Loros aunque sea
gateando!!!
José Ramón empezó a rezar sus oraciones y les dijo: __ Oren conmigo:
Levantó San Bartolomé / Pies y manos se lavó / después que el gallo
cantó / su bastón de oro cogió / Su camino caminó…. Después que
terminaron aquella oración de San Bartolomé el que venció al Diablo,
empezaron a rezar la oración de San Cipriano:
San Cipriano ruego preservarme de todos los maleficios, arterías,
perfidias de Lucifer, ciudad a la vista…… También la oración de San
Expedito, el Credo y el Padre Nuestro.
Vuelven a partir después de rezar varias oraciones y encomendarse a
todos los Santos y al Gran Poder de Dios .toman el camino, alertas ante
cualquier sorpresa, poco a poco hasta que a lo lejos avistan el rancho de
los brujos, cuando ya están por llegar, por el camino viene un perro
negro, con los ojos como dos tizones, con cara de animal rabioso,
botando espuma blanca por la boca, se lanza el perro sobre el caballo de
José Ramón, este logra antes de que el perro le muerda, bañarle un
solución preparado con Agua Bendita, cuando el líquido cae sobre el
lomo del animal, empieza a echar humo y con unos aullidos se
desvanece, se esfuma delante de todos. Manuelito y sus acompañantes
suben a la colina donde está ubicado el rancho, no hay nadie dentro.
Manuelito golpea la puerta y penetra, en la sala había un altar
montado, con velones negros y varios muñecos con agujas. José Ramón
también ha entrado al rancho le dice a Manuelito:
__ No toque nada hasta que yo le diga.
El curioso empieza los ensalmes y las oraciones, los pocos minutos unas
auyamas que habían en el altar reventaron, bañando el lugar con un
liquido pestilente, color a tierra amarilla, los velones repentinamente
subieron las llamas y se consumieron en menos de un minuto, el altar y
el techo de gamelote agarraron candela y el rancho se tornó en una
gran fogata, en ese mismo instante empiezan a salir de las llamas,
macaguas de todos los tamaños y siete narices que se van al monte,
nubes de murciélagos. En el cotoperí, estaban dos pájaros inmensos
parecidos a dos urracas, observando todo lo que pasaba. Manuelito y
José Ramón les disparan en cruz y los dos pajarracos caen al suelo,
José Ramón con una estaca larga los arroja a la candela del rancho
donde el fuego los consume.
Una vez que el rancho de los brujos desaparece entre las llamas y solo
quedan los restos chamuscados, Manuelito y sus acompañantes
regresan a la Hacienda Las Yaguas.
Lo primero que hace el “Curioso” de la fila de San Jorge es acercarse a
las paredes de la casa para ver las garrapatas, no hay ni una, revisa
todas las paredes y comprueba que han desaparecido y entonces dice:
__Los brujos murieron, El Diablo los abandonó, lo comprueba la
ausencia de garrapatas, ni siquiera el perro tiene, esta mañana estaba
“cundio”. Gracias al Poder de Dios y la ayuda de San Bartolomé y San
Cipriano. Hay que prenderle sus velas.
Manuelito dice: __Tengo que regresar a Cúa, todavía me falta arreglar
la cuenta con los alemanes. Me deben mucho y ahora es que van a
saber quien es Manuelito Barco.
Natividad le dice:: __ ¿Por qué camino se va?
__Me regreso por el camino de Onza, vamos a ver si los perros y los
guardias de los alemanes nos van a impedir el paso.
Manuelito, Natividad y dos peones toman el camino de la hacienda
Onza, están bien armados y dispuestos a enfrentarse con los vigilantes.
El camino es sombreado de guamos y bucares. Llegan al lindero y se
encuentran con el “falso” que tiene una cadena con viejo candado, de un
solo tiro Manuelito rompe el candado, abren el “falso” y penetran el
camino que atraviesa la hacienda Onza, propiedad de los Hendrich
Todos van alerta, lo primero que encuentran son los cinco perros que
vienen dispuestos a devorarlos, apenas los ven, cinco disparos casi al
unísono y los perros quedan en el camino, sirviendo como comida para
zamuro. No hay vigilantes, unos se escondieron en el monte otros se
fueron a Cúa a informar de lo que estaba pasando. Manuelito continúa
su regreso al pueblo, deja Onza, pasa por Palmira vía La Palma, por el
camino real. La ruta más corta.
Mientras tanto dos vigilantes llegan a la casa comercial de los alemanes,
ubicada en la plaza del plan de San José, era uno de los negocios más
grande y próspero de la población, había logrado superar las ruinas del
terremoto, su actividad comercial era el procesamiento y exportación de
café. Importaban de Alemania, las maquinas movidas con fuerza
hidráulica para procesar café y trapiches su principal competidor era
Manuelito Barto y su familia.
Los vigilantes le informan a don Otto, el mayor de los hermanos, lo
ocurrido con el rancho de los brujos.
Se reúnen los cuatro hermanos y les pregunta quien había hecho tratos
con los hechiceros de la vuelta de los loros.
Luis, el hermano menor, dice que el habló con Nicanor, el caporal,
éste le había dicho que era la mejor forma de salir de Manuelito y le dio
licencia para tratar con Apolunio...
__Como tomas una determinación de este tipo sin consultar con
nosotros, le dice Otto.
__Si consulto no me autorizan, ustedes no conocen el poder de esos
brujos y no creen en ellos.
__El problema Luis es que Manuelito viene en este momento para Cúa
con intenciones de enfrentarnos con las armas Ante esa verdad no hay
brujo que valga. Somos nosotros los que tenemos que dar la cara, te
das cuenta de tu error.
__No podemos huir como unos cobardes, lo vamos a esperar
preparados.
__ Ustedes dos y Luis se van a la casa del lado y no hagan nada hasta
que yo les ordene.Dice Otto.
Manuelito llega a Cúa por el paso del río Tuy, entra por el calicanto y
sube por la calle Roscio hasta llegar a la plaza donde están las ruinas de
la iglesia, que derrumbó el terremoto, allí les dice a sus acompañantes
que el sigue solo, su problema con los alemanes lo resuelve sin
compañía, no vayan a pensar que les tiene miedo.
Ya casi todos en el pueblo sabían que Manuelito venía a retar el destino,
desde mucho tiempo atrás se decía que Manuelito enfrentaría a los
alemanes, era común que en los bares se hablara de una pelea que
todavía no había ocurrido, como un hecho consumado, no se sabe quien
empezó a contar aquello, pero todos lo tomaban como algo normal en
pueblo donde nada ocurría. Cuando vieron a Manuelito pasar por la
plaza sobre su caballo gris, un jugador de billar en el bar de Juan García
dijo:
__Llegó el hombre, hoy la “pelona” saca su tarea.
El chisme, de la presencia de Manuelito se regó como pólvora, ya eran
casi las cinco, la tarde estaba clara sin señales de lluvia. Pedro, el
mandadero de Don Santana, corrió hasta el negocio de los Hendrich y
les gritó: __! Ahí viene el hombre!!!
Munuelito cruza la esquina del Viento y llega al negocio de Don Pancho
Quiroga, se baja del caballo y le dice que le venda una caja de balas
para el rifle Winchester, Don Pancho si abrir la boca, le entrega las
balas.
__Manuelito le pregunta por la familia, por su salud.
__Don Pancho le responde que todo está bien y le dice:
__Manuelito no era necesario llegar a esto, te están esperando
agazapados, ya el “pavoso” de Juan del Carmen está agitado como un
zamuro, en la esquina de la plaza, afirma que va a recoger tu
cadáver.__ Manuelito, tu solo no puedes con ellos.
__ ¿Cuantos son?__Pregunta
___Creo que seis o siete según dijo Doña Carmen quien pasó y los vio
cuando se acomodaban.
__Si tu me autorizas puedo hablar con Otto para resolver esto sin
sangre.
__Mire Don Pancho yo le agradezco sus buenas intenciones, se que
usted aprecia a los Barco, __ pero ya esto llegó al llegadero, si yo
“reculo” me tengo que ir de este pueblo por cobarde, nadie me va a
respetar. Aquí en Cúa si a uno le pierden el respeto es peor que estar
muerto, porque hasta los limosneros se pueden burlar de uno en la cara.
__Esto no tiene vuelta atrás, ellos lo saben. Si me matan, yo no me voy
solo. Estoy seguro que Luis Fernández, el carpintero, fabricante de
urnas tendrá trabajo.
___Cuídate Manuelito.
__Hasta luego Don Pancho.
Manuelito antes de salir del negocio de Don Pancho Quiroga, carga el
rifle, con cierta parsimonia, revisa su treinta y ocho, se acomoda el
sombrero y se monta nuevamente en su caballo gris, Toma el centro de
la calle del Comercio en dirección a la Plaza del plan de San José, donde
lo esperan los alemanes atrincherados en las puertas del negocio y en
las ventanas de la casa vecina. Llega a la esquina de la calle del templo
nuevo, el sol le da de frente en la cara, a menos una cuadra lo esperan,
todas las calles están solas, nadie se atreve a colocarse en la posible
línea de fuego. Manuelito está tenso con la mano derecha en el rifle
recién cargado, presto a lo que vendría inexorablemente. Con la vista
fija en esquina de La Florida.
Cuando el jinete pasa frente a la casa de los Lugo, a unos 20 metros de
la primera ventana, los nervios traicionan al menor de los Hendrich
quien apunta con un revolver a Manuelito, se oye el primer disparo, sin
que Otto ordene, la bala atraviesa el cuello del caballo, el otro disparo le
da en una pierna a Manuelito. Caen el animal y el jinete al empedrado
de la calle, La sangre del equino baña el suelo, dando la impresión que
caballo y jinete están acribillados. Sin embargo Manuelito se parapetea
detrás del cuerpo del caballo agonizante y empieza un tiroteo sin
tregua.con su rifle. El primer disparo de Manuelito entra por la frente de
Luis, el menor de los Hendrich, quien estaba en la ventana más
cercana,”no dijo ni pío”, el segundo disparo penetra por el ojo izquierdo
de uno de los vigilantes, también cae muerto “en seco” Los alemanes
arrecian el ataque con armas de diverso calibre, pero Manuelito
solamente tiene hasta ese momento, la herida en la pierna, Caen
muertos otros dos hermanos, los cuales estaban a más de 50 metros y
otro vigilante herido.
A los quince minutos, tres alemanes yacen en charcos de sangre dentro
de la casa y el negocio de la Florida, un vigilante muerto y otro herido.
El único que no ha sufrido con la puntería de Manuelito es Otto, el
hermano mayor; quien está desesperando, sin saber que hacer.
Aparece por la calle del templo nuevo un cura, con su sotana, ondeando
una bandera blanca, era el padre Francisco, párroco de Cúa, solicitando
una pausa. Los hermanos de Manuelito aprovechan la presencia del cura
y se acercan al herido. Don Pancho Quiroga llega a la esquina con el Dr.
Rafael Osio y le revisa, solamente tiene la herida de la pierna, la cual no
es grave, entra el doctor al negocio de los alemanes y se encuentra con
cuatro muertos y un herido que es atendido inmediatamente.
A Manuelito lo trasladan a la casa de sus familiares en la Cruz Verde
para las curaciones. El Jefe Civil y Militar General Rubén Ramos con su
secretario se apersona en la casa de los Barco, le dice al herido:
__Esto es una tragedia muy grande, jamás se había visto en este pueblo
tamaña barbaridad
__ ¿Usted está claro de las consecuencias de este hecho?
_General Ramos, si no me defiendo me estarían velando este momento,
usted puede interrogar a todo el pueblo, me tenían montada una
emboscada de siete contra uno.
__Menos mal que tengo buena puntería, me querían masacrar, pero no
contaron con mi experiencia de tirador en combate, eso fue lo que me
salvó.
__Yo soy un hombre responsable y corro con las consecuencias de mis
actos.
__Bueno, apenas pueda caminar y montar, lo tengo que remitir a la
cárcel de Ocumare, por ahora queda arrestado en la casa.
__ ¿Qué va hacer con los “Musies”?
___Hay que velar y enterrar a tres, Otto el único sobreviviente también
va preso.
___Te das cuenta que la violencia solo trae desgracias.
___Ese consejo hubiese sido muy bueno para los alemanes__Mi general
Pasado el tiempo Manuelito Barco fue trasladado en calidad de preso
común a Ocumare del Tuy, donde estaba la cárcel principal. Su
expediente años después, llegó a manos del General Gómez, quien se
interesó por lo ocurrido, quiso conocer al corajudo que se enfrentó a
siete hombres. Solicita que lo traigan a Caracas.
Lo sacan de la cárcel. y lo conducen a una entrevista con el General .
__ Y vos solito enfrentaste a siete hombres armados y estás vivo.
___Eso es cierto Mi general. Suerte que uno tiene, no me tocaba ese
día.
___Cómo le parece, yo pienso que un hombre de sus condiciones no
debe estar en la cárcel.
___Me han leído su hoja servicios militares y su expediente y usted es
valiente, además su acción con los alemanes fue en defensa propia.
___El problema es el señor cónsul de Alemania, quien tiene buena
amistad con mi gobierno y está defendiendo los intereses de sus
paisanos.
___Yo aprecio su temple, los hombres “embraguetaos”, ya se acabaron.
___Vamos a mandarlo con un cargo militar, no como preso, para el
Amazonas, después que pase la marea, podés regresar al
centro.__¿Acepta usted? Es un servicio a la causa de la paz
___Mi General su voluntad es una orden.
___Pues no se hable más del asunto. Ya el General Pérez tiene las
instrucciones necesarias.
Así fue que Manuelito Barto, se incorporó como coronel al servicio de
Gómez en el Territorio Amazonas, donde le correspondió combatir al
terror de aquellas selvas: Tomás Funes.
Cúa 01-06-06
Día de San Simeón.
EL PACTO CON EL DIABLO
Por Manuel Vicente Monasterios G.
Desde el inicio de los tiempos está presente, en todas las
culturas, la lucha entre el bien y el mal. En el imaginario popular
la figura del mal adquiere nombre y apellido, la literatura recoge
bajo diversas formas la agonía de esa lucha, de los pactos y de
las ambiciones. El Dr. Fausto, Mefistófeles, Florentino y el Diablo.
Francisco el Hombre, el acordeonero del vallenato que vence en
duelo musical al mismo diablo. Desde la Patagonia hasta
Norteamérica la tradición y la leyenda se mezclan con las
creencias populares.
Don Agustín Martinez tenía 15 días de agonía, luchaba con la muerte,
pero fuerzas extrañas impedían a ésta cumplir su cometido, habían
momentos en que el moribundo se paraba de la cama y daba ordenes,
como era su costumbre, no parecía afectado por ningún mal, por el
contrario se veía enérgico, haciendo planes para mejorar los potreros de
una de sus haciendas, hablaba con José Manuel García, su jefe de
caporales, para que aprovechara el verano y trajera de Calabozo cien
reses que le tenía en deposito Don Sebastián Llamozas. Una hora
después estaba en cama, sin reconocer a sus familiares, ardiendo en
fiebre, gritando que le trajeran al cura y que sacaran de la habitación a
ese arriero de sombrero y cobija negra que no lo dejaba tranquilo. Don
Agustín en su agonía mantenía una conversación con un personaje que
por su vestimenta parecía llanero de los de antes, pues lucía alpargatas,
garrasí, mandador y capotera.
A las 6 de la tarde hace su entrada a la casa de los Martinez el padre
Jesús María, con viático y campanillas, anunciando la presencia de la
Sagrada Eucaristía, lo conducen a la segunda planta donde estaba el
enfermo, apenas llega el sacerdote, los gritos se oyen hasta en la plaza
cercana, con un lenguaje indescifrable, solo se podía entender el
nombre de su hijo mayor Adán, quien estaba en la capital.
___Tráigame a Adán
___Saquen al arriero.
Esas dos frases en medio de una andanada de insolencias y una lengua
desconocida.
Apenas el padre Jesús María oyó al enfermo dijo: ___Está hablando en
latín, por la pronunciación es un latín clásico, el cual no se habla desde
hace más de 2000 años.
__Le pregunta a Misia Rosa esposa de Don Agustín, si éste había
estudiado en algún seminario de Roma, ya que esa ciudad era el único
lugar del mundo donde se estudiaba esa lengua madre, con su primitiva
pronunciación.
Misia Rosa responde: ____Que yo sepa no, padre, él nunca ha salido
mas allá del Apure y al pueblo de Macuto, donde íbamos a temperar,
grado de estudio no tiene, porque en su pueblo no había escuela,
aunque inteligente si es.
El cura saca un libro antiguo con cubierta de cuero y empieza su lectura
también en latín, el cuerpo de Don Agustín se retuerce en la cama como
una soga, los ojos vidriosos, maldiciendo lo más sagrado de la religión
Católica, trata de levantarse con violencia para arrancarle el libro al
cura, pero éste en medio de oraciones, ordenes e invocaciones lo baña
con agua bendita.
Cae el enfermo en un sopor, su rostro cambia la expresión de ira y dolor
por tranquilidad y placidez. El cura continua la lectura en voz alta,
utilizando el agua bendita, los oleos y solicita a Misia Rosa que
urgentemente alguien llegue a la casa parroquial y le pida a su hermana
que le envíe el Cristo del estuche.
No habían pasado 5 minutos cuando ya estaba en manos del padre
Jesús el Cristo solicitado. Era una escultura de plata elaborada en Sevilla
durante el período colonial, una verdadera obra de arte de estilo
barroco, había pertenecido a Don Bernardo Rodríguez del Toro, primer
Marqués , quien la había donado al Oratorio del Valle de Marín.
Mientras el cura reza, José Manuel, el caporal que acompaña a Don
Agustín desde muy niño, le dice a Misia Rosa:
___Yo sabía Misia Rosa que este momento tendría que llegar.___Nadie
juega con candela sin quemarse.
Misia Rosa le pregunta: ___ ¿por qué dices eso José Manuel?___ ¿Tu
sabes algo que yo no se?
___Son cosas que uno de pequeño vio y vivió, pero que la prudencia y
el respeto que yo toda mi vida he tenido por Don Agustín, me han
obligado a mantener en la mas absoluta reserva, pero viendo el
sufrimiento del viejo y de ustedes, tengo que referirlo, solo a usted,
para que tome las previsiones que juzgue conveniente, recuerde que lo
hago en medio de este compromiso, por la debida fidelidad que tengo al
único padre que he conocido.
____Hace muchos años cuando Don Agustín trabajaba como arriero
mayor de los Llamozas de Calabozo y yo era apenas un niño que
acompañaba las puntas de ganado, haciendo de cabrestero, en un sitio
de posada conocido como el Loro, cercano al pueblo de San Casimiro,
ocurrió un hecho que cambió la vida de Don Agustín.
__ Se reunían los arrieros para “Echar sus cachos”, contaban sus
cuentos, las cosas que pasaban por aquellos caminos de Dios, se
jugaban grandes sumas de dinero, en gallos, batea, dados y barajas
producto de las ventas de ganado. Se montaban uno que otro joropo y
también ocurrían lances como el que le pasó a un arriero llanero llamado
“Quirpa” en el caserío de Guiripa, donde lo malograron. Porque, dicho
sea de paso, la gente de esos montes no quieren a los llaneros, según
dicen que los “marrajos” del llano les robamos a sus mujeres.
___Don Agustín, de joven era un hombre muy parrandero, jugador
arriesgado, cantador y contrapunteador de los más reconocidos, un día
al regresar, cumplida la venta del ganado, traía buena plata y nos
“arrochelamos” en El Loro a parrandear, a jugar dado y baraja,
teníamos más de 6 días, en ese caserío y Don Agustín había perdido su
dinero en el juego y se arriesgó con las ganancias de los Llamozas,
creyó que podía recuperarse pero también las perdió. Desesperado,
porque quedaría ante sus patronos como un vulgar ladrón, indigno de
confianza, se fue a la orilla del río, dispuesto a poner fin a su
existencia.__ Son momentos de la vida donde perdemos el camino y
solo vemos la muerte como la gran solución.
Justo en el instante de cometer la locura apareció de la nada un arriero,
ataviado con garrasí negro con una cobija negra y alpargatas. Ya Don
Agustín le conocía, fue el mismo del contrapunteo de la noche anterior,
según los viejos arrieros lo habían visto cantar por los lados de Barinas,
hace muchos años, con el catire Florentino Coronado, otros decían que
cuidaba un hato por el Cunaviche, en tierras del Dr. Payara. Los más
jóvenes afirmaban que era el caporal del hato La Rubiera.
El llanero llegó en el momento en que Don Agustín, desmoralizado,
preparaba su 38(S. &W.)
Con voz fuerte le dice el llanero a Don Agustín:
____ No cometas esa pendejada, muchacho, yo te puedo ayudar para
que pases este trago amargo.
__ Agustín le preguntó :___ ¿Cómo?_ Si usted apenas es un arriero
cantador de corridos.
___Tenemos que hacer un negocito, muy fácil para ti._ Tu tienes
perdido todo en este momento, solo te queda el revolver y la bala, yo te
propongo que me vendas tu alma y la de tu hijo mayor, así tendrás el
dinero que necesitas para salvar tu honra, pero además tendrás lo tu
quieras mientras vivas.
__ ¿Cual hijo?__Pregunta Don Agustín.
__El que tendrás algún día, __ este negocio se concreta ahora y se
resuelve cuando llegue la hora de tu muerte, antes no.
__De todas formas ibas a morir en este instante, te doy la oportunidad
de cambiar esa bala por morocotas, sería el mejor negocio de tu vida, tu
como llanero tienes que conocer la historia de La Rubiera el hato más
productivo del llano, no hay en Guárico, ni en Apure una fundación mas
rica, ese fue también un negocito que yo hice con el patrón de las orillas
del Guariquito. Todavía hoy después de cinco generaciones produce
grandes ganancias.
___Como prueba de mi confianza en ti, te digo:
__Camina hasta el pie de aquel bucare, con tu cuchillo abre un hueco
hacia las raíces del norte y saca una caja de morocotas y esterlinas para
que pagues tus deudas y quedes bien con los Llamozas; de esas
morocotas muchas te quedarán sin compromiso, para qué empieces a
negociar ganado por tu cuenta.
__ .Nosotros nos encontramos mas adelante y finiquitamos nuestro
negocio._ Se te abrirán definitivamente las puertas de la fortuna.
__ El carretón de las riquezas pasa solo una vez frente a ti, si lo dejas ir
te esperará una vida de pobrezas y humillaciones, Te gusta el juego, yo
te garantizo que jamás volverás a perder.__ Tu tienes la palabra.
Don Agustín, tentado por la propuesta del arriero se dirige hasta el pie
del enorme bucare, uno de tantos que daban sombra al cafetal de los
hermanos Riobueno y procede a cavar tal como le había indicado el
llanero, de pronto apareció una caja de madera labrada con arabescos,
de unos 40 por 25 centímetros por unos 30 de profundidad, de color
caoba. La saca de la tierra, pero nota que a pesar de las lluvias y el
pantano la caja está limpia, como si jamás hubiese estado enterrada, la
abre y en su interior hay cantidad de morocotas americanas y libras
esterlinas inglesas de puro oro, además hay un pergamino antiguo
escrito en latín, con una inscripción: “Grimorium Honorii Magni”, en ese
viejo documento estaban las formas y las cláusulas para consolidar la
venta o el pacto, con el caporal de La Rubiera. Después de dar ese paso
no hay regreso .
Con la conmoción y el desconcierto del momento Don Agustín ni siquiera
cuenta el oro, sino que lo introduce con caja y todo en una capotera. Ve
con curiosidad el pergamino pero no entiende el idioma en que está
escrito y también lo guarda.
Regresa a la posada para preparar la partida a Calabozo. Sin decir nada
a sus compañeros de los hechos ocurridos.
__Es así Misia Rosa como se inicia el trato de Don Agustín con “El
Poderoso de las Tinieblas”.
Allí empezó su racha de riquezas, buena suerte y abundancia. Jamás
perdió en un negocio o en el juego, se libró de la muerte varias veces en
eventos peligrosos, si algún cuatrero le robaba un animal ese ladrón
moría en forma horrible. El señor de las tinieblas era su principal apoyo.
___Pero José Manuel, __ ¿Quiere decir que el arriero que menciona
Agustín en su gravedad es alguien que viene por él?
__Misia Rosa, __ No solo por él, sino también por su hijo mayor el joven
Adán.
__Ave María Purísima, ¿Cómo puede ser?
__ ¿Como pudo hacer esto Agustín?__ Es mejor la pobreza material que
la condenación eterna. ¿Qué culpa tiene Adán de la ambición de su
padre, no es justo.
__José Manuel__ Siento que me desmayo, no tengo fuerzas ni para
levantar las manos, ayúdame.
Misia Rosa se apoya del brazo del caporal, no puede respirar, se
acomoda en un sillón. La infausta información del trato la colocan al
borde de un colapso. Está mareada y sin aliento.
Mientras tanto el padre Jesús María había terminado los rezos, sudaba
copiosamente, con el crucifijo en la mano derecha, temblando le dice a
Misia Rosa que necesita hablar con ella a solas, pero al verla en ese
estado de postración le indica que descanse un poco que el viene en una
hora, pues lo que tiene que informar es urgente y no espera.
Don Agustín descansa con cierta tranquilidad, el cura regresa a la hora
indicada, ya Misia Rosa está más serena, se encierran en una
habitación. . _Misia
Rosa, la situación es muy grave, aquí están presente las fuerzas del
mal. Hoy se apoderan de Don Agustín y no puede morir en paz. están
reclamando una deuda o un pacto. __ ¿Qué sabe usted de esto?
___Misia Rosa llorando le cuenta al padre Jesús que se acaba de enterar
por boca del caporal, lo ocurrido años atrás en un cafetal del caserío El
Loro..
El cura le manifiesta que la situación es más grave de lo que creía.
___ Debo traer de Caracas al padre Luis, es el único que puede ayudar,
maneja el exorcismo en grado máximo, si él no puede, se perderán dos
almas.
Dos días después llegó al pueblo el padre Luis, era un sacerdote de unos
60 años, con una profunda vida espiritual, tenía una gran preparación
en el combate con el mal y además tenía poder para conjurar al
maligno. Sabiduría adquirida en un viejo monasterio de Hungría. Hacía
menos de dos meses en un combate de tres días con sus noches había
expulsado al Demonio de una quinta del Paraíso, en Caracas, donde
tenía dos meses y los propietarios habían abandonado su casa
desesperados por los gritos que oían y un olor nauseabundo que no se
quitaba ni anegando la casa con agua colonia.
Apenas llegó al pueblo el padre Luis, sin quitarse el polvo, subió al
segundo piso de la casona de los Martinez e inició el ritual indicado para
el caso. El agua bendita, las palmas, las cenizas, los oleos. Tres
ayudantes acompañaban al padre Luis, todos preparados y con
experiencia para el enfrentamiento con los poderes del mal.
Al comenzar los rezos, Don Agustín empieza a gritar a todo pulmón y
entre babazas verdes le dice al cura:
____Tu maldito cabrón, hijo de mala madre otra vez estás tratando de
impedir que se cumpla el contrato, no podrás, no hay fuerza que impida
la culminación de este negocio. Este necio ya disfrutó de todo lo que
ambicionó en su cochina vida, ahora no hay salvación, así lo estipula el
Códice MCMLVIII.
__ Tu mal cura, degenerado lo sabes, soy quien manda.
___ Así que puedes agarrar tus rezos, enrollarlos y metértelos donde te
quepan.
___Yo soy el poder. El mundo hace lo que yo ordeno, no hay quien se
resista a una bolsa repleta de morocotas. Quien va a cambiar oro por
rezos. Por el dinero y el poder los hombres venden a sus madres, a sus
hijos, a lo que más querido, nada es sagrado ante el oro. Cada día tengo
más seguidores, domino hombres y gobiernos: ___ Así fue y así será.
A pesar de las blasfemias el padre y sus ayudantes continúan con el
ritual. A las 6 de la tarde empezó un olor a podrido, era imposible
soportar el hedor, se extendió por todas las casas de la cuadra, pasó por
la plaza mayor, llegó hasta el cementerio, todos los habitantes
abandonaron sus casas y se refugiaron en la Iglesia, fue el único lugar
del pueblo a donde no llegó el olor a infierno.
A las 7 p.m. llegó de Caracas el hijo mayor de Don Agustín, subió a la
habitación y se encerró con los curas y su madre, una hora después
salió del cuarto con gran palidez en el rostro, su cara reflejaba una
profunda angustia, entró a la habitación donde estaba su padre, estuvo
solo con él unos 15 minutos, hablaron con tranquilidad, luego bajó, salió
a la calle, en el más absoluto silencio se dirigió a la iglesia, asistió a una
misa que tres curas celebraban para alejar el mal, todos los feligreses
veían a Adán, pero no se atrevían a romper el silencio. Todos sabían lo
que estaba por pasar, pero nadie hacía lo que había que hacer para
impedir que el destino se cumpliera. Adán regresó a su casa, vencido
por el cansancio, se acostó en una hamaca. A las 11 p.m. murió, sin una
palabra, sin una queja, un infarto fulminante acabó con la vida de aquel
joven. Una hora treinta minutos después de la muerte del hijo mayor,
en medio de gritos y maldiciones murió Don Agustín.
Un ventarrón arrancó de raíz el viejo samán de la plaza, fue el anuncio
de aquellas muertes que todos esperaban por más de 50 años..
27 de mayo del 2006
Día de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
EL MILAGRO DE SAN MIGUEL
Manuel V. Monasterios G.
En nuestros pueblos los picaros nacen y se hacen, la bellaquería
está presente, la cubrimos con el manto de la “viveza criolla”,
todos buscamos el arquetipo de Tío Conejo y ser honesto muchas
veces se percibe como sinónimo de “pendejo”
.Presentamos las aventuras de un muchacho campesino a quien
la vida le enseñó que para sobrevivir en la jungla ciudadana hay
que ser muy “vivo”
José del Carmen aprendió a leer bajo la tutela del padre Manuel,
capellán de Misión evangelizadora que había llegado al pueblo en el año
en que apareció el cometa por el cerro de Guatipa. José del Carmen era
un muchacho despierto, muy inteligente, aprendió con mucha rapidez
los rudimentos de la escritura y la lectura, el padre Manuel, con la
autorización de su madre, pues padre no tenía, lo convirtió en su
ayudante, en su monaguillo predilecto, con los años decía José del
Carmen que era el secretario privado de Monseñor Manuel de Bobadilla.
El encuentro entre el padre Manuel y José en el año 1910 marcó la
existencia de un niño que estaba condenado a ser un conuquero más del
caserío de Guanasnal, el padre lo reubicó en el pueblo, lo incorporó a la
escuela, empezó su aprendizaje de lo bueno y de lo malo que tiene la
vida. La diferencia la hacía la inteligencia y la predisposición natural de
José del Carmen para salirse siempre con la suya.
En la escuelita del pueblo regentada por la maestra Aída, José del
Carmen se desempeñó como un alumno aplicado, un modelo de
disciplina y orden, además de colaborador, un ejemplo para el resto de
los alumnos. Un día en plena clase de religión le comenzó un fuerte
dolor de estomago, empezó a sudar frío, aquel dolor era el preludio de
“una pluma”, como llamaban eufemísticamente a los “peos” en aquellos
años. José empezó una lucha feroz, cuerpo a cuerpo para no permitir
que se escapara ruidosamente el gas corporal y terminara haciendo el
ridículo delante de sus compañeros y la maestra. Buscaba con los ojos
cerrados y la mayor concentración controlar sus órganos digestivos y
por lo menos reducir el escándalo que produciría el “peo” en el salón. En
medio del combate, sudoroso y pálido no escuchó la pregunta que le
hacía la maestra sobre las obras de misericordia, al abrir los ojos y salir
triunfante del trance visceral se encontraba en medio de una gran salva
de aplausos y vivas de sus compañeritos. No sabía que había pasado en
esos minutos en que libraba su batalla estomacal. La señorita Aída
elogió su gran capacidad de concentración, el poder de la meditación
para llegar a la transfiguración y éxtasis para alejarse del pecado y las
miserias del mundo, aquellas palabras de la maestra de le dieron a José
del Carmen respeto y fama, además de tanto oír las alabanzas terminó
creyendo que era verdad lo de la transfiguración y se olvidó del “peo”
Apenas había cumplido los once años estaba listo para entrar al
bachillerato, la primaría no le había enseñado mucho en las ciencias, ni
en las matemáticas, su mayor poder de conocimientos estaba en el
catecismo, la historia sagrada, sabía responder en perfecto latín la misa,
aunque no entendía una sola palabra. Desde el primer día en el colegio
empezó a sentir la presión de un hermano llamado Matías Ibáñez,
director de disciplina, cuya autoridad estaba por encima del Director,
sus ordenes se cumplían sin replicas y cada vez que entraba a un salón
todo el mundo temblaba de miedo.
Casi siempre repetía que ese colegio no habían privilegiados así fuesen
recomendados del monseñor o del mismo Obispo, todos los alumnos
deben obedecer las ordenes sin preguntar y quien no lo haga se debe
atener a las consecuencias.
José del Carmen se hacía el disimulado como si las palabras no fuesen
con él, pero siempre al final de la clase la orden era que se presentara
ante el director de disciplina, este le estrujaba en la cara su condición de
becado y le decía que tenía que compensar con su trabajo la beca,
terminaba a las 8.p.m. los trabajos de limpieza encomendados, para
luego ir a realizar las tareas escolares y las 5.a.m. servir de monaguillo
en la misa.
José del Carmen se sentía como un esclavo, no le quedaba tiempo ni
para jugar con sus compañeros de clase, con su astucia natural empezó
a buscar una forma de librarse de la maldad y el ensañamiento del
hermano Matías. Inicio un proceso de investigación detallada de la
forma de vida, de las costumbres y de los gustos del hermano. Pudo
observar que habían estudiantes que recibían un trato deferente del
hermano, que tenían buenos promedios de nota sin ser los más
aplicados, que muchos tenían becas y no tenían que trabajar como
bestias de carga, también pudo comprobar que esos muchachos a
veces se les veía pasar por los patios en horas nocturnas rumbo al
dormitorio del hermano Matías.
José del Carmen entró en sospechas de lo que allí ocurría y se fijo un
plan, primero se hace notar con el hermano representando ciertas
debilidades a su masculinidad, se le insinúa, le coquetea y el hermano
muerde el anzuelo y le hace llegar una nota en la cual lo invitaba a su
habitación para discutir algunos aspectos de su rendimiento académico.
No acudió a la cita, esto empezó a turbar al hermano, quien le hacía
regalos acompañados de esquelas y tarjetas, nuevas cartas de
invitación, le permitía ciertos privilegios y horas libres de trabajo. José
del Carmen fue acumulando todos los papelitos, esquelas y cartas, en
tres meses tenía todo un legajo que evidenciaba la conducta envilecida
del hermano, en la medida en que José no hacía caso a sus invitaciones
las cartas subían de tono. Una vez que José logró acumular una carpeta
llena de papeles que evidenciaban las intenciones, las bajezas y
vagabunderías del hermano, aceptó la invitación, José llegó puntual, el
hermano estaba bañadito y recién afeitado, José lo dejo hablar, para
que soltara sus lamentaciones y frustraciones, cuando quiso entrar en
materia, José del Carmen lo paró en seco, le sacó la carpeta con el
legajo de papeles y le dijo que si lo seguía “jodiendo” lo denunciaría
ante las autoridades del colegio, los representantes y el mismo Obispo,
El hermano Matías se puso pálido, se derrumbó ante el muchacho. José
del Carmen le puso las condiciones para evitar la vergüenza: _”De hoy
en adelante no más trabajos esclavizantes, primer lugar en el curso,
diplomas de honor, distinciones todo esto debe usted hacer, sino todo el
mundo sabrá de sus debilidades”. Fue así como José del Carmen logró
superar uno de los primeros escollos de su corta existencia.
Años después, cuando terminó el bachillerato, se encaprichó José del
Carmen, quería pasar una temporada en el pueblo cafetero de San
Miguel, su mayor anhelo en realidad era escuchar un enorme aparato
que tenían en la sala de la casa de la familia Castillo, era un radio donde
se podían escuchar algunas emisoras de Caracas y otras del extranjero
de onda corta, con programas de música en concierto y algunas
noticias.La familia Castillo propietaria de varias haciendas había traído el
aparato de Norteamérica, además eran los únicos que tenían planta
eléctrica, una nevera y el radio Miles de personas llegaban en romería a
San Miguel para estacionarse durante cinco minutos y oír la radio,
gratuitamente como una atención para el pueblo de la familia, el último
adelanto técnico, que no lo tenían en el pueblo capital del Distrito. Era
una enorme cola de futuros radioyentes, dirigida por algunos agentes
del orden público, permitían durante cinco minutos el deleite de oír el
mencionado aparato, la cola humana empezaba desde la mañana pero
el radio empezaba a funcionar a las 6.p.m. hasta las 9.p.m. El radio
atraía más gente al pueblo que las fiestas Patronales de San Miguel, los
miles de viajeros ocupaban las pocas habitaciones desocupadas y la
mayoría dormía en las calles, comía de las fritangas y defecaban en un
terreno desocupado detrás del templo. Un frenesí, una especie de locura
colectiva se había apoderado de las dos calles del pueblo. La radio
había trastocado la aburrida vida de San Miguel, el cual se convirtió en
bar. público, casino y centro de peregrinaje de todo tipo de personas El
comentario de lo que ocurría en el pueblo cafetero se repetía de boca en
boca, en toda la región del Tuy y el sur de Aragua, todos querían subir a
San Miguel para escuchar la radio y José del Carmen se dijo así mismo:
__Tengo que oír la radio.
Así fue como convenció a Monseñor para que le enviara hacer una
suplencia al sacristán de San Miguel quien estaba enfermo. El cura
Pancho Vergara era quien no quería a nadie extraño en sus predios,
sospechaba que un nuevo sacristán no era más que un espía de
Monseñor. Una mañana José se montó sobre un viejo camión que hacía
de transporte de personas, animales y cargas tomó la angosta y
peligrosa carretera de San Miguel, llegó empolvado y hambriento al
pueblo, después de horas de suplicio sobre aquel camioncito de
“tablitas”, se estaciona frente al casa parroquial, José del Carmen era
esperado por el cura párroco de aquel pueblo cafetero, no tenía cara, ni
porte, ni modales de cura, con cara de pocos amigos, le esperaba
sentado a la mesa, atragantándose con caraotas, carne mechada,
huevos fritos, arepas, tajadas y un enorme vaso de carato de maíz, con
la parsimonia de un mono comió y bebió delante de aquel joven
hambriento, al que no le ofrecía ni agua, veía a José del Carmen con
cierto desprecio, al terminar eructa y escarba los dientes con un palillo.
Le dice que no necesita suplente para el sacristán que se las puede
arreglar solo, José del Carmen le entrega una carta, el cura la lee y le
dice, bueno que le vamos hacer es una orden de Monseñor, pero
tendrás que trabajar muy duro, no quiero flojos en San Miguel. Sometió
a José del Carmen a un interrogatorio largo y tendido quería saber cual
era la verdadera misión del joven, éste siempre presto al acecho se hace
el tonto, el ingenuo, el manso monaguillo eficiente y colaborador. La
hermana del padre Pancho lo instala en la galería anexa que no era más
que un viejo cuarto lleno de cachivaches y murciélagos, un deposito de
sillas de montar destartaladas, de viejos “Galápagos” o sillas de montar
femeninas de la época de las guerras civiles, junto una vieja fragua
usada para herrar las bestias. Le tocó al joven José del Carmen sustituir
al Eladio el sacristán que estaba desde cierto tiempo atrás torcido, si
quería caminar hacia delante tenía que pensar en caminar hacia atrás, si
se quería meter una cucharilla en la boca debía rascarse el ombligo, esa
era su compañero de cuarto en la destartalada galería, además de los
deberes de sacristán debía cuidar a Eladio, darle de comer, bañarlo,
vestirlo y oír todos cuentos e historias del pueblo, ya que Eladio era un
especie de archivo viviente del acontecer de San Miguel, así se fue
enterando de todos los chismes, le dio la biografía completa del párroco,
supo que su mayor influencia la tenía la tía del cura doña Petra,
administradora, secretaria, ama de llaves, cocinera y eje de la casa del
cura. José del Carmen desde el principio trató de ganarse el cariño de
aquella vieja, descubrió que tenía dos debilidades: Las enfermedades,
cada día amanecía quejándose de una enfermedad nueva, de múltiples
dolores corporales, cuando alguien venía a la parroquia su tema de
conversación eran los padecimientos físicos, los síntomas, la forma en
que alguien murió, las medicinas que tomaban. Su otra manía eran las
predicciones, se la pasaba profetizando desastres, terremotos, guerras,
siempre afirmaba que vendría un castigo de Dios por tanto pecado. Un
día durante el desayuno le dijo a José del Carmen, los enemigos de
Dios, los hijos del demonio gobernarán este país y tú lo verás, siempre
terminaba rezando ante el altar de San Miguel, un enorme cuadro de
épocas pasadas, ese era el consentido de doña Petra, el auténtico
confidente y guía de su vida. Ella se extasiaba ante el cuadro y pasaba
horas rezando rosarios, las mejores flores eran para San Miguel, el del
cuadro porque la escultura del altar mayor, como patrono del pueblo, ni
siquiera volteaba a mirarlo, su atención y cariño era para el San Miguel
del cuadro.
Un día José del Carmen se le ocurrió ponerle dos gotitas de aceite de
ricino en los ojos del santo, de lejos parecía que el santo estaba
llorando, José se dedicó a limpiar muy bien los alrededores del altar, a
buscar hermosas flores y colocarlas en el altar; cuando doña Petra
llegaba al altar se sorprendía de tanta belleza y se preguntaba quién
sería capaz de tomarse esa confianza con su santo, ella no decía nada
pero empezó a merodear para descubrir al intruso, se levantaba a media
noche, se aparecía a medio día, pero no sabía quien era, ella
sospechaba de José y lo reventaba con más y más trabajo, con poca
comida, pero él como siempre con su objetivo fijo soportaba con
estoicismo la andanada de maldad de la beata Un día después del
rosario José del Carmen se quedó en la sacristía arreglando
meticulosamente los ornamentos de la misa, ella rezaba su rosario y lo
veía con el rabito del ojo, seguía cada movimiento del monaguillo y este
haciéndose el indiferente continuaba su labor de ordenador, se le acerca
con mucho cuidado y le dice :__No se doña Petra si usted se ha dado
cuenta del milagro que ha provocado.
__ ¿Milagro, cuál milagro José del Carmen, cuál milagro?
José del Carmen con la mayor humildad, con una voz que casi se
quebraba por la emoción y el tono de sumisión le dice:
__No lo tome a mal doña Petra pero yo estoy convencido que usted es
una santa. Sin esperar respuesta salió corriendo de la iglesia.
Sembrando la intriga.
Así comenzó el asedio de doña Petra para que José del Carmen le
explicara cual era el milagro que había provocado y éste no soltaba
prenda, ella le mejoró las raciones de comida, le daba carne, leche,
dulces, le quitó trabajo fuerte y le permitió después de cuatro meses,
que fuese a la casa de los Castillo y por fin pudiese oír el anhelado
radio, tuvo privilegio de pasar a la sala y con toda comodidad satisfacer
su curiosidad, esta prerrogativa fue gracias a la intervención de doña
Petra, interesada en ganarse al monaguillo para que le contara lo del
milagro.
Cada noche José del Carmen colocaba sus dos gotas de aceite de ricino
y prepara el terreno, le dijo una mañana: __ Doña Petra San Miguel en
su presencia llora, cuando usted le habla llora. Ante la noticia doña
Petra se desmayó, José tuvo utilizar las sales para volverla en si, se fijó
con detenimiento en los ojos de San Miguel y al ver las lagrimas le
volvió a dar el soponcio.
José del Carmen la preparó para que no formara escándalo, le dijo que
esa noticia tenía que administrarla con cuidado para que no la culparan
de chismosa o mentirosa, Ella la mensajera predilecta tenía que
manejarse con cuidado para no dañar el mensaje de San Miguel, le dijo
que lo dejara a él asumir la responsabilidad de comunicar la buena
nueva, para que cualquier mal entendido no la perjudicara a ella. La
beata mansita se dejó llevar del adolescente audaz.
El primero en conocer la noticia fue el padre Pancho, lo llevaron a ver el
cuadro y dos lágrimas enormes se veían en las cuencas de San Miguel,
el cura cayó de rodillas, repitiendo ¡Milagro, Milagro!
José le dijo que para evitar dudas se debían recoger las lágrimas y
llevarlas a un experto para que las examinara. El curo le grito: _Quien
se atreva a tocar este cuadro le quiebro el cuello. __Quien se atreva a
dudar de los misterios de Dios y ponga sus manos pecadoras en este
cuadro no vivirá para contarlo.
__Voy a formar una guardia especial para cuidar este milagro, tengo
que responder ante Dios por este compromiso. __Usted Petra se calla la
boca, no diga nada porque la mando para su pueblo. La vieja asustada
solo reaccionó santiguándose.
José del Carmen le dice;___ Tenga mucho cuidado, pues los prodigios
del Creador tienen muchos enemigos entre los masones, liberales,
librepensadores, envidiosos y hasta esos que llaman comunistas, esos
falsarios enemigos de Dios lo pueden perjudicar a usted.__ Recuerde
que yo soy la mano derecha de Monseñor y tengo muchos amigos en el
alto clero, le explica José del Carmen.
El cura Pancho se rascó la cabeza como señal de duda y observó con
sorpresa que un muchacho tuviese madurez para dar esos consejos
.Aprovechando el momento de duda José le dijo:
___ Padre, tiene que asegurarse que la sagrada imagen no salga de
este pueblo y debe quedar bajo su tutela, usted no puede permitir que
otros manejen esto para su provecho económico y lo dejen por fuera,
San Miguel es de aquí y todo tiene que quedar aquí para provecho de la
parroquia y de la Diócesis.
El cura sorprendido por lo dicho lo invita a caminar para charlar: __ A
Usted como que no lo he apreciado por lo que vale y vale en oro lo que
pesa. Le pasa el brazo por el hombro y le pregunta: ___ ¿Que tiene en
su mente el muchacho avispao?….Mi monaguillo preferido.
__Mire padre el milagro está en nuestras manos.__ Cierto afirma el
cura.
__Como todo milagro es obra de La Providencia para que los hombres
tomen el camino de la salvación.__ Es cierto dice el cura.__Hablas con
sabiduría.
Pero la cosa se le estaba enredando, no sabía muy bien para donde
llevarla y lo prudente era hablar poco para no meter la pata. Le dice: __
La situación es de cuidado, permítame. meditar para buscar una
solución. ___Muy bien dice el cura, vamos a pensar mejor, para mañana
tendremos una solución adecuada y sabia.
José del Carmen sale de la entrevista con el cura un poco desorientado,
no sabe, ni tiene con quien consultar, en el cuarto se encuentra con
Eladio le cuenta para desahogarse, sin esperar un consejo del enfermo,
el viejo sacristán le oye con interés, al cabo de unos minutos de
suspenso le dice: __Mira carajito, pásame el tizón para prender el cabo
de tabaco.
__Carajito le estás abriendo la puerta al demonio, eso es muy peligroso,
quieres aprovechar tu invento milagroso y no sabes como concretarlo
para que no se vaya de las manos, “coño” si con quince años eres capaz
de toda esta vaina, qué no harás cuando tengas 30 o 40 años, yo te
puedo dar un poco de mi experiencia, pero quiero garantía que no me
van a dejar por fuera del negocio.
___Te doy mi palabra le dice José.___Tu palabra, carajito, poco vale
eres peor que una lanza en lo oscuro, pero con pendejo no se puede ir
ni a misa, yo corro el riesgo y creo que no me vas a envainar y si haces
allá tu.
__Aquí a la gente le gusta creer en pendejadas, creen en promesas,
creen en predicciones del futuro, pero no se preocupan por el presente,
les gusta que les engañen, la vida de muchos es una ilusión
permanente, si tienen una enfermedad no confían en la medicina, ni en
la ciencia, buscan un brujo embaucador que le les asegura que es un
mal puesto y con una oración y con unos ensalmes se curarán. La
mente de la mayoría de la gente está predispuesta para permitir el
engaño, nada de eso es nuevo, siempre ha sido así y así será siempre,
lo único nuevo es que usted, carajito, con su cerebro maquinador y el
cura vagabundo van a formar una asociación para delinquir, a mi eso no
me interesa, se que aquí lloverá el dinero parejo y yo también quiero
participar. En principio estoy bastante mejor y puedo caminar sin
estorbos, voy a aportar mi curación, por un pequeño porcentaje que me
asegure los pocos años que me quedan, formaré parte del negocio, lo
hago por ti que te has portado bien conmigo, pero que el cura es un
verdadero “hijo de puta” que quiere que yo me muera para salir de mi.
El milagro de San Miguel será comprobado por mi curación, todos saben
de mi estado y de los años que llevo postrado, esa es la prueba
irrefutable, dile al cura que llevo el 10 % de lo recolectado durante el
primer año, lo demás no me interesa, además no se si viva tanto.
__Yo sabía que tú Eladio con tu experiencia me ayudarías, eso es
perfecto y puedes contar con el porcentaje, te lo garantizo.
Más te vale, porque si no los derrumbo a los dos con cuadro y todo.
El pueblo como siempre lleno de ventorrillos, de fritangas para calmar el
hambre de los peregrinos, unos para oír la radio, pero ahora la mayoría
quería vivir el Milagro de San Miguel, pedir un imposible, buscar la cura
de un mal, superar las miserias de la vida, esa era la oferta en el
mercado, a cambio de unas pocas monedas. Los llamados guardias de
honor de San Miguel tenían los bolsillos repletos de monedas, los bolsos
llenos, daban a viajes a la casa parroquial para buscar nueva mercancía,
muchas monedas, billetes, milagritos de oro y plata, la compra de
recuerdos sagrados, velones, rosarios, imágenes benditas, sahumerios y
agua bendita. Los que lograban después de largas horas de espera en
las colas llegar hasta el altar donde estaba el cuadro de San Miguel con
sus enormes lágrimas, salían gritando histéricos: ¡Milagro, vi. El
Milagro!, algunos caían en un ahogo y se desmayaban y de inmediato
eran atendidos por los guardianes de San Miguel y auxiliados en su
trance, el templo era un hervidero de enfermos en sillas de mano,
camillas, parihuelas, muletas, todas las enfermedades y debilidades
humanas buscaban su salud. El olor a sudor era insoportable,
diariamente se quemaba un saco de incienso para atenuar el
nauseabundo hedor.
Eladio, tal como se había comprometido, se presenta en el medio de la
multitud, una parihuela en forma de camilla, cargada por dos enormes
negros, uniformados, el enfermo acostado y arropado con una cobija
roja. Eladio, el sacristán del pueblo, atraviesa en su “camilla” la plaza,
llega al atrio, la muchedumbre abre paso y sigue a los cargadores,
entran en el templo, por el centro se abren paso, los guardias de San
Miguel colaboran y van dejando espacio para que todos puedan ver. De
pronto Eladio sacude la cobija, empieza a llorar con un llanto que inunda
todas las naves de la iglesia, todos los peregrinos voltean para ver lo
que pasa, Eladio apoyado en los cargadores empieza con gran dificultad
a levantarse de la parihuela en forma de camilla, gritando para que
todos lo vean, dirigiéndose a San Miguel, se queda inmóvil viendo la
imagen, como buscando una fuerza para caminar, se hace un silencio en
el templo y de pronto Eladio da un paso solo con mucha dificultad,
después otro más suelto y termina caminado libremente hacia el cuadro,
se arrodilla y empieza nuevamente a llorar, todos los peregrinos
sorprendidos gritan: ¡Milagro, Milagro! y caen de rodillas, rezando.
Quien podía dudar del poder de San Miguel cuando puso a caminar a
quien no podía ni dar un paso, Eladio pasó de ser un sacristán postrado,
a ser un personaje mítico con poder sobre la gente, muchos se le
arrodillaban y le pedían la bendición. Las circunstancias y la fe del
pueblo hicieron que Eladio montara su propio negocio de curaciones, al
margen del cura Pancho y de José del Carmen
Pasaron los meses y el dinero llegaba a San Miguel por muchas vías, ya
no sólo era la radio, sino el Santo que lloraba y los prodigios curativos
de Eladio, El Señor Obispo y Monseñor Manuel enterados de las
irregularidades que se cometían explotando la buena fe de la gente
enviaron una comisión al pueblo y se llevaron, bajo la protesta de toda
la comunidad, el cuadro de San Miguel, José del Carmen también
regresó con la comisión, a Eladio las autoridades lo trasladaron a un
Sanatorio de los Teques, había acumulado una fortuna, al padre Pancho,
también se lleno de billetes, lo nombraron cura de Casupal de la
Montaña, un pueblo perdido en los montes de Guatopo.
San Miguel volvió a ser el “moridero” de siempre, un pueblo aburrido
rodeado de cafetales, donde gente que fue ya no quería volver y los que
vivían allí se querían ir, en busca de la emoción y la comodidad del
mundo moderno.
José del Carmen, también logró algunos ahorros, gracias a los milagros
de San Miguel, empezó su carrera universitaria de abogado en la cual se
destacaría con el tiempo, llegando a ocupar cargos burocráticos de
relevancia, Diputado, Senador, Diplomático, Ministro, pero estas
aventuras y desventuras serán objeto de otros relatos.
CÚA 25 DE MARZO DEL 2007
Día del Buen Ladrón
LA ESQUINA DEL TANGO
Por Manuel Vicente Monasterios G.
Este cuento es un homenaje a los personajes inolvidables del
pueblo que se nos fue.
Eran las 7.00 p.m. de un día de abril, la plaza Zamora era el escenario
de una sinfonía monofónica interpretada por las chicharras, el calor
hacía sudar hasta las piedras, en siete meses que lleva viviendo en Cúa
era la primera vez que Rodolfo llegaba temprano al pueblo tuyero,
transmutado en “ciudad dormitorio”.
El calor y la hora lo motivan a ingresar al bar. de la esquina, una
cerveza bien fría no caería mal, una vez que franquea las viejas
portezuelas de batiente, que recuerdan los bares de la películas del viejo
oeste, llega a sus oídos la melodía de un tango: “Silencio en la noche/
ya todo está en calma/el músculo duerme/ la ambición descansa…en la
voz de Carlos Gardel, por coincidencia tenía varios días que al encender
la radio del auto empezaban los compases del viejo tango gardeliano,
automáticamente Rodolfo cambiaba el dial pues no le interesaban ni la
melodía ni el cantante. El tango representaba para él un anacronismo.
Tampoco había tenido la oportunidad de observar el funcionamiento de
una antigua máquina tragamonedas a la que los venezolanos llamaban
por su marca “Rockola”, con sus luces de neón, sus discos de 45 r.p.m.,
montada en un especie de trono, como la reina del lugar, todo allí giraba
alrededor de esa vedette eléctrica y mecánica. Se producía en aquellos
bares una liturgia, un rito para-religioso donde el oficiante escogía,
previa introducción de las monedas, las melodías de su preferencia, la
magia de un corazón adolorido, romántico que buscaba el consuelo
“abrazados” a la Rockola escuchando con el alma un tango o un bolero
cuyo tema : la frustración ante un amor imposible o la traición de una
malvada mujer, el despecho se ahogaba en alcohol, no para olvidar,
sino para que la letra le estrujara el alma con placer auto-destructor
para vivir a plenitud el “barranco”.
Silencio en la noche/ya todo está en calma/el músculo duerme/la
ambición trabaja/ Un clarín se oye/ peligra la patria…
Aquel bar era un mundo extraño donde el tiempo se había detenido.
Las paredes estaban decoradas con enormes fotos de Carlos Gardel, una
especie de álbum fotográfico, colocado sobre la Rockola recordaban la
visita del cantante argentino a la Caracas de 1935.
Rodolfo se acerca a la barra con intención de pedir su cerveza y nota
que en la vieja armadura hay botellones inmensos de cerveza de color
verde con la marca “Zulia”. Los cuales habían desaparecido del mercado
hacía más de 30 años. Don Luciano García el propietario de aquel bar-
museo, le saluda cortésmente y Rodolfo le pide una cerveza Light.
Luciano le responde:
__¿Qué, qué es eso?
__Una cerveza con menos calorías.
__Señor lo que tengo es media jarra y tercio “Polar” .
__Sírvame un tercio bien frío.
Mientras tanto continúa en la Rockola el tango “Silencio”
__ Negro Oseas, no te pegues tanto a la Rockola que Luciano se va
“arrechá”.
__Julio Viña no seas “jala bola”. le contesta “el negro Oseas”.
Rodolfo escuchaba el dialogo y ordena:
__ Dos cervezas para los amigos.
Oseas se acerca y le da las gracias por el brindis, después de las
formalidades de la presentación pregunta
__ ¿Miren y en esa Rockola parece que solo hay tangos?__Pregunta
Rodolfo
__No amigo, hay buenos boleros, pasodobles, joropos, música de la
buena, afirma Julio
__ ¿Y la música de moda en CD? Pregunta Rodolfo
__ ¿Cómo dice usted, ce de?
__Música en el formato C
__Esa orquesta CD no la conocemos, lo último de la moda musical: “La
Vaca Vieja” de Billo.
Rodolfo piensa __Definitivamente este es un bar de locos, eso que
llaman gente “retro”, excéntricos a quienes les encanta vivir en el
pasado. Aquí hay que seguir la corriente. Además es una experiencia
única e interesante.
Mayor fue su sorpresa cuando pidió la cuenta y le dicen que debía ocho
bolívares, sacó de su cartera unas viejas monedas que tenía como
recuerdo y pagó.
Aquel extraño bar se quedó grabado en la mente de Rodolfo, tenía el
firme propósito de volver pronto, le gustó aquel ambiente, donde la
gente se veía tranquila La inquietud de Julio y Oseas era el decir de las
canciones rockoleras, la cerveza bien fría y compartir su
despreocupación.
El sábado siguiente invitó a Pedro su vecino, le habló de aquel bar, de
su ambiente y lo interesante que era, con aquellos viejos tangos y
boleros, donde todos los clientes vivían de verdad en el pasado. A las
6.00 p.m. Se encaminan al viejo bar, entran pero el ambiente no es el
mismo, billares y pool, una música estridente, no hay Rockola, es la
vieja casa pero no hay bar “retro”.
__Creo que me equivoque este no es el bar donde estuve el lunes, no
creo que en tan poco tiempo lo hayan cambiado o mudado, vamos a
preguntar.
__Señor por favor le quiero preguntar algo.
__ A la orden
___ ¿Aquí no había un bar donde se oían tangos en una vieja rockola?
__Si, ese era el bar Continental de Don Luciano García.
__ ¿Qué pasó con ese bar?
__Hace unos 20 años desapareció, lastimosamente Luciano murió
victima del hampa y con él murió ese rincón bohemio.
Rodolfo quedó mudo al saber que había estado hace apenas cuatro días
en un bar que había desaparecido hace unos de 20 años. Salió del lugar
sin entender nada, pensaba que lo ocurrido era un sueño, algo que la
mente le había hecho creer. También pensaba que podía ser una broma
pesada para volverlo loco.
A la mañana siguiente fue con Pedro al Cementerio Municipal.
El “Celador” del cementerio los llevó a cada una de las tumbas de los
personajes que Rodolfo había conocido el lunes 10 de abril del 2006.
Julio murió en diciembre de 1973. Oseas tenía más de 15 años en el
cementerio y don Luciano desde Octubre de 1986.
Esta historia ocurrió y se la cuento tal como me lo contaron.
Cúa, Estado Miranda, Venezuela.
29 de julio del 2006
El judío Errante y el terremoto de Cúa.
A 133 años del terremoto de Cúa
Por Manuel V Monasterios G.
¿Qué está sucediendo en el planeta? Será el fin de los tiempos.
Será cierto que iniciamos el fin de una era. El 2012 será lo que
hoy llaman el Apocalipsis digital. Así como desaparecieron los
dinosaurios y civilizaciones completas, así estará condenada esta
civilización por la destrucción que los hombres han generado
durante los últimos cien años, con un crecimiento sin control.
¿La energía atómica cierra el círculo de las profecías? Todas
éstas son preguntas que nos inquietan, Algunos escépticos no
aceptan que existe poderes ocultos que rigen el destino del
mundo, otros no dan un paso sin consultar el horóscopo o su
brujo particular, creen más en el poder adivinatorio de los
babaloos que en la fuerza de la casualidad.
Nosotros simplemente recreamos una leyenda universal y la
traemos hasta nuestros lectores para que reflexionemos un
poco. En Cúa se produjo en el año de 1878 uno de los terremotos
más violento de la historia sísmica de Venezuela, el pueblo ha
tejido muchas leyendas alrededor de este hecho telúrico,
desapareció la población más próspera del Tuy. Se habla de la
maldición de cura, pero muy pocos han oído hablar del Judío
Errante en Cúa.
El 12 de abril se cumplieron 133 años del terremoto de Cúa
(1879-2011)
Unos lo identifican como aquel a quien San Pedro le cortó la oreja en el
Monte de los Olivos, otros aseguran que el Judío Errante es “El mal
ladrón” , el acompañante de Jesús y de Dimas en el monte Calvario el
primer viernes santo de la historia.
La leyenda nos remonta hasta el año 1228, según el Obispo de la Gran
Armenia, quien nos cuenta que los judíos sacaron a Jesús del pretorio,
después que Poncio Pilatos se lavara las manos frente a una multitud de
curiosos. El Mesías cayó en el umbral. Entonces quien fungía como
portero del tribunal judío, un tal Cartaphilus le propinó un fuerte
puñetazo Jesús y le increpó con violencia:
__”Date prisa Jesús
__ ¿Por qué te detienes?
Jesús, con gran dificultad se incorporó y le respondió con esta frase
sencilla, sin ser una maldición marcó para siempre el destino de
Cartaphilus: __
__Me marcho….
__.! Y tú esperarás a que yo vuelva!
Quedaba condenado por esta profecía a no morir hasta que Cristo
volviese a juzgar a los vivos y los muertos. Cada cien años sufría una
penosa enfermedad y la angustia de la muerte, pero luego para que se
cumpliera lo dicho sanaba y se rejuvenecía hasta volver físicamente a
los 30 años que tenía cuando Cristo murió.
En el Evangelio de San Marcos 16.28 dice:” En verdad os digo que
algunos de los aquí presentes no morirán antes que vean al Hijo del
hombre venir en su Reino”. Según algunos eruditos este versículo del
Evangelio es el origen de la Leyenda.
Lo que se ha podido comprobar mediante documentos históricos es la
presencia de un extraño personaje en diversas partes del mundo en
épocas distintas, con diversos nombres. pero siempre ligado a una
tragedia o hechos trascendentales. Aparece poco antes del infausto
suceso, todos le oyen sus historias, sus llamados al arrepentimiento y la
búsqueda del bien, todos se burlan del “loco”, desaparece y a los pocos
días ocurre la desventura.
Así ocurrió en Constantinopla poco antes que los turcos tomarán la
ciudad y se iniciara el desmembramiento del Imperio Romano. El vómito
negro y la peste bubónica que acabó con más del 70% de la población
de Europa, contó con la presencia de un anciano que pocos días se
transformó en un enérgico joven, señalando con su verbo la inminencia
de la muerte masiva de miles de personas, nadie le creyó por el
contario, tuvo que huir ante las violentas amenazas que recibía.
Se dice que el Judío Errante fue visto en Hamburgo en 1547, en España
en 1575, en Newcastle en 1790, en los Estados Unidos en 1868 en
Bolivia en 1910. Según una leyenda escocesa en 1819 fue recibido por
John Walker en el pueblo de Kilmarnock, donde el escoses tenía su
bodega, para la venta de té y licores. Tal fue la familiaridad entre ellos y
la paciente comprensión del comerciante que el Judío Errante le confió
una fórmula secreta con la combinación de 35 Whiskies, dando origen al
famoso “Etiqueta Negra”, en su honor discretamente los Walker lo
presentaron como Johnnie Walker, mejor conocido como “Juancito El
Caminador”, lo cual viene a simbolizar la unión entre la milenaria
sabiduría del errante judío y su eterno caminar, con el clan de los
Walker quienes han logrado por casi 200 años fabricar el mejor Whisky
del mundo, en la mayor bodega de Escocia.
En nuestra Venezuela el” Judío Errante” ha hecho sus fugaces
apariciones siempre unido a momentos estelares de nuestra historia o a
tragedia que han dejado sus huellas:
Durante los aciagos días en que la Corona Española nos hipotecó a los
banqueros alemanes, (Los Welsares) se dice que uno de los consejeros
de Ambrosio Alfinger era un viejo de largas barbas conocido por todos
los expedicionarios como Alshemir, quien era capaz de entender y
comunicarse en el lenguaje de las distintas tribus que encontraban en el
largo camino transitado por los alemanes en búsqueda del famoso
Dorado; lugar donde las calzadas eran hechas con piedras de oro.
Alshemir afirmaba que había estado en aquella fascinante ciudad
muchos años atrás, que había convivido con los aborígenes y había
aprendido sus lenguas. Cuando Alfinger muere en mano de los
Quiriquires al sur del lago de Maracaibo, el viejo Alshemir desapereció
sin dejar rastro.
En 1636 cuando las autoridades españolas radicadas en Santo Domingo
ordenaron el traslado del Obispado de Coro a la recién fundada
Santiago de León de Caracas, uno de los maestros alarifes contratados
por el cabildo para construir el edificio de la catedral era un joven de
unos 30 años, quien se hacía llamar Saturniv,los habitantes de la nueva
ciudad le llamaban simplemente Saturnino, afirmaban los vecinos que
no sabían de dónde había salido, pues nadie conocía sus orígenes, ni
quien lo había traído, lo que si demostraba con su trabajo, a pesar de su
juventud, era un profundo conocimiento del diseño y la construcción, él
afirmaba que había sido uno de los constructores del Templo de
Jerusalen, que estuvo trabajando en Roma en el Palacio del Quirinal y
que todo su conocimiento eran aplicados en el nuevo templo de la
ciudad. La gente se reía de aquellas afirmaciones y las tomaban como
chirigotas de muchacho. Pero a ningún constructor de aquel pueblo con
aspiraciones de ciudad se le hubiese ocurrido diseñar y construir una
torre con piedra y argamasa de más de 40 metros de altura. Aquello
osadía desafiaba la lógica de un pueblo donde todas las construcciones
eran de un solo piso, en su mayoría con techo de palma, muy pocas
casas tenían la teja de barro.
A Saturnino se le presentó un grave problema, los albañiles y obreros
no quería trabajar en aquellas alturas y él para demostrar que no había
peligro el primero en subir a colocar piedra sobre piedra. A los pocos
días el personal notaba que a pesar de trabajar materiales como tierra,
piedras, agua y hasta clara de huevo la ropa del maestro Saturnino
jamás se ensuciaba, siempre estaba blanca como acabada de lavar. Se
corrió el rumor que esas eran cosas diabólicas y que Saturnino tenía
pacto con el Diablo, era el rey de los Avernos quien trabaja por él. La
conseja llegó a oídos del Obispo Fray Mauro de Tovar, quien era el
principal impulsor del proyecto de la nueva Catedral. Muy preocupado le
llamó para interrogarle, la Inquisición en aquellos tiempos estaba
vigente y una acusación de esa naturaleza podía significar un juicio y la
muerte.
Saturnino al ser interpelado por Obispo se defendió con mucha
inteligencia y sabiduría, incluso le dijo al Obispo que aquello era una
demostración de Dios, quienes trabajaran en la construcción estaban
santificados, que aquello era obra de Dios. El obispo aceptó los
argumentos de Saturnino, pero al justificarlo ante la comunidad
intrigada, solo explico en forma lacónica que Saturnino utilizaba ropa
santa. Desde ese día Saturnino empezó a llamarse para toda la ciudad
como “Ropasanta”, así le gritaban los muchachos y se burlaba de él. La
construcción continuó con cierta normalidad hasta que un día empezó a
decir en todas las esquinas de la plaza mayor, que no valía la pena
continuar el trabajo pues no quedaría nada, pues todo sería destruido
por voluntad de Dios. Y como un profeta del antiguo Testamento
declamaba:
“Que triste está la ciudad
Perdida ya de su fe,
El día de San Bernabé;
Quien viviere lo verá”.
La gente afirmaba que “Ropasanta” estaba totalmente loco, otros decía
que era una estratagema para evitar que Fray Mauro lo enviara al
Tribunal de la Inquisición. Pero nadie hacía caso a las proféticas
palabras. Hasta que el día 10 de junio de 1641 recitaba de éste modo:
“Téngalo ya de decir,
Yo no sé lo que será,
Mañana en San Bernabé
Quien viviere lo verá”
Al anochecer con una enorme piedra a cuestas, con la ropa blanca como
un copo de algodón tomó el camino del Calvario para pasar la noche a
cielo abierto porque al día siguiente Santiago de León “bailaría como un
trompo”
Al día siguiente se cumplió la profecía, a un cuarto para las nueve del
día 11 de Junio (San Bernabé) la ciudad fue destruida por un violento
terremoto. De la misma forma como había aparecido en la ciudad el
maestro alarife conocido como Saturniv o Saturnino mejor conocido
como “Ropasanta”, desapareció, no había huellas de él. Quienes sabían
donde vivía, decidieron buscarlo, a la fuerza abrieron la puerta,
encontraron un cuaderno muy antiguo con notas en diversos idiomas,
por ejemplo en castellano mencionaba su presencia en la Villa Imperial
de Potosí, su contacto el valle del cacique de Upar, las perlas de la isla
de Cubagua y del Cabo de la Vela. En hebreo antiguo un relato ubicado
en el año 70 de nuestra, donde se cuenta de primera mano, de alguien
que estuvo allí, como los romanos dominaron la sublevación de los
judíos, la destrucción del templo de Jerusalén, como les mataban los
romanos a filo de cuchillo y como tuvieron que salir por todo el mundo.
El cuaderno de notas llegó a manos del Obispo Fray Mauro, quien por
temor a que se supiese a quien había contratado como alarife de la
catedral, sometió todo esa historia al Ley del Silencio.
Algunos siglos después ocurrió algo extraordinario que
contaban los abuelos de aquella población de Cúa, conocida por
su prosperidad económica como la Perla del Tuy:
Por el camino de la Cruz Verde apareció de la nada una carreta asida a
una vieja mula color ocre, adornada con cascabeles de colores que
marcaban con su sonido seco los descompasados pasos del animal de
carga. La gente del pueblo veía como se acercaba aquella
fantasmagórica visión, en medio de las humaredas que no permitían ver
más allá de tres metros. Las candelas en los montes consumían toda la
vegetación, el verano tenía varios meses, las cosechas se marchitaron,
el ganado moría de hambre y sed y el rio disminuido parecía un hilito de
agua y los peces morían en sus orillas.
Don Luís Uzcanga al ver la carreta cruzar en la esquina del viento le
dijo a su ayudante de la pulpería:
___ Ave María Purísima. Rara visión, pájaro de mal agüero, nada bueno
trae a este pueblo la llegada de ese carretón.
En la entrada de la Iglesia frente al terreno que hacía de mercado se
bajó de la carreta un extraño personaje, con un sobretodo negro y un
enorme sombrero alón, parecía un gigantesco pajarraco en medio del
calor sofocante del mediodía. Sin conversar con nadie se dirige al
templo, llega hasta el altar, empieza a llorar y a pedir perdón frente al
Cristo que arreglaban para los pasos de la Semana Mayor. Las beatas
encargadas de los trabajos se sorprenden, largo rato entre sollozos,
arrodillado y gimiendo se encontraba aquel hombre. De pronto se oye
una voz profunda que sale de la imagen del Cristo:
___ ¿”Me conoces”?
Y el viajero compungido le contesta:
___Si.. Desde el pretorio de Pilatos
__ _¿Cartaphilus?
____! El mismo soy ¡
. Las beatas que presenciaron y oyeron al Cristo hablar con el extraño
personaje, entran en pánico, corren hasta a la casa parroquial,
jadeando, casi sin poder articular palabras, le cuentan al padre
Céspedes lo ocurrido. Éste, sin perder tiempo se dirige al templo y se
enfrenta con el extraño personaje y lo interroga:
__” ¿Quién es usted?”
__”¿ Qué busca en este pueblo?”
El hombre levanta la cara y con una mirada de una tristeza jamás
reflejada en ningún rostro, le respondió en verso como era su
costumbre:
”Yo le di la vuelta al mundo,
cumpliendo la profecía
caminado sin descanso
todas las noches y sus días”
Yo visité los Balcanes
y viajé con Marco Polo
luché con los Visigodos
caminé por los Urales
siempre en la vida muy solo
previniendo a los mortales
de los males más profundos.
En Francia vi a Napoleón
coronarse como un león
Yo le di la vuelta al mundo
Yo he vivido en los infiernos
a donde van los impíos
muy pequeño es este pueblo
para tan grandiosos líos,
renegar del Padre Eterno
y porfiar en ese empeño
es su mayor osadía;
ya no habrá más alegría
se destruirán los sueños
cumpliendo la profecía
Prontamente yo llegué,z
a estas terribles tierras
más muertes que en una guerra
por renegar de su Fe
verán los ojos de usted,
abrir la tierra a sus pies;
huyan los justos y manso
dejen atrás el rencor
traten de encontrar amor
caminando sin descanso.
Cumplida está la misión,
quiero dejar testimonio
que este pueblo del demonio
no tiene composición;
sentirán gran aflicción
los que en sus tierras vivían,
ñapa de queso pedían
a comer con papelón
y yo acompañé a Colón
todas las noches y sus días.
__”Genta mala e impía le harán a usted, lo que yo hice a ese hombre
que está allí en la cruz. Hasta la consumación de los siglos estaré
pagando mi condena, pero debo decirle que este pueblo solo será el
crujir de piedras, con sangre pagarán sus pecados. Si encuentra un
hombre justo, éste los salvará de la hecatombe”.
Se paró el extraño visitante y caminó arrastrando los pies hasta su
carreta y se regreso por el mismo camino por donde había entrado. Al
día siguiente a las 8: 45 de la noche, del 12 de abril de 1878 se cumplió
la profecía. Ya aquel pueblo próspero y pecador había desaparecido.
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