copyright © 2018 alice kellenforuq.com/books/es/xyz/9/el-chico-que-dibujaba... · el chico que...
Post on 01-Apr-2021
12 Views
Preview:
TRANSCRIPT
Copyright©2018AliceKellenTítulooriginal,«Elchicoquedibujabaconstelaciones»
Allrightsreserved.
Todoslosderechosestánreservados,incluidalareproducciónparcialototaldeesta obra sin permiso de su autora, así como su incorporación a un sistemainformático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio(electrónico,mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa yporescritodelostitularesdelcopyright.Lainfraccióndedichosderechospuedeconstituirundelitocontralapropiedadintelectual.LosderechosdelaimagendelacubiertapertenecenaShutterstock.
Índice«Elchicoquedibujabaconstelaciones».123456789101112131415161718192021222324252627282930313233343536
3738394041UnamanecerdeinviernoElchicoquedibujabaconstelacionesAgradecimientos
Cuéntame–FórmulaVChicaYeYe–ConchaVelascoBlackIsBlack–LosBravosMigrannoche–Raphael
Tequiero,tequiero–NinoBravoTheWind–CatStevens
Enamoradodelamodajuvenil–RadioFuturaChicadeayer–NachaPop
ForeverAndEver–DemisRoussos
Amisabuelos,queinspiraronestahistoria.
Aella,quetodavíasigueconmigo.Aél,queyanoestá,aunquelosientocerca.
Porserpartedelcambio.Porlosrecuerdosbonitos.
«Eldíadehoynosevolveráarepetir.Viveintensamentecadainstante,loque
no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cadacompañero,intentandorealizarcadasueñopositivo,buscandoeléxitodelotro;yexaminándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día nolamenteshabermalgastadoegoístamentetucapacidaddeamarydarvida».Elclubdelospoetasmuertos.
1
Recuerdocomosifueseayerlaprimeravezquetevi.Tuvelasensacióndequeunimánmeobligabaamantenerlosojossobretiy
de inmediatosemecalentaron lasmejillas. Inquieta,apresuréelpasomientrasabrazabalabolsadeganchilloenlaquellevabaunabarradepanaúncaliente.Respiréhondocuandotedejéatrás, todavíaconelpulsoacelerado.Nosupe
quéfueloquedespertóesassensaciones.Evidentementetú,claro.Peromedijequeteníaquedeberseaalgomás.Algocomoladespreocupacióndetupostura,recostadocomoestabassobrelafachadadeaqueledificioalladodedosamigos.O por tu cabello rebelde y oscuro, cuando estaba acostumbrada a ver a mishermanosmayoressiempreconelpeloperfectamenteengominadoy la rayaallado.Oporlamaneraenlaquesujetabasaquelcigarrillomientrasseguíasmispasosconlamirada.Ytuvoz.Sí,esaqueescuchédespuésdetrásdemí.―¿Necesitasayuda?―Nocontesté.Estabademasiadonerviosa.Apresuréel
pasoytúmeseguiste,caminandoamilado.Vicómotirabaselcigarroalsueloantes de meterte las manos en los bolsillos―. ¿Vives lejos de aquí? ―Mássilencio―.¿Setehacomidolalenguaelgato?―No.Ygracias,perocreoquepuedosolaconelpan.Entonces contemplé por primera vez esa sonrisa tuya que me acompañaría
durante el resto de mi vida. Era casi tímida pero cargada de intenciones.Peligrosa. Y, al mismo tiempo, reconfortante. Tanto que, cuando quise darmecuenta, llevabamirándote fijamentemás tiempode lonormal.Por eso choquéconaquellaseñoramalhumorada.―¡Por todos los santos! ―exclamó indignada―. ¡Mira por dónde vas,
chiquilla!Estos jóvenesdehoyendíayanosabennicómodebeunocaminarporlaacera.
Meechóunaúltimamiradacargadadeirritaciónantesdealejarsecaminandoconlacabezaenaltoyairesdegrandeza.Hastaesemomentonofuiconscientedequetúmesujetabasdelbrazoydequeelpansemehabíacaídoenuncharco.Ahoguéungemido.―Tengo…tengoquellevárseloalaseñora…―Notepreocupes.Compraremosotro.―No,no.―Empecéaponermenerviosa―.Tienequeserdeesapanaderíay
estabaapuntodecerrarcuandomemarché,asíque…―¿Porquésolodeesapanadería?―preguntaste.―Porquedicequeeselmejordelaciudad.Sonreísteotravez.Cerrabaslosojoscuandolohacías.Mefijéentoncesenque
eranoscuroscomounanochesinestrellas,perointensos,abrasadores.―Ven conmigo, te prometo que conozco un sitio en el que hacen un pan
mejor.―Yo…nopuedo.Llegarétarde.Ynisiquierateconozco.―MellamoGabriel.―Pero…―Ahoraescuandotúmedicestunombre.―Esque…tengoqueirme…Notéquedudabas.YluegounCitroënDSpasópor lacalzaday tequedaste
mirándolo como todos hacíamos por esa época cada vez que un coche asíaparecía. Pero no temostraste anhelante contemplando las ruedas que girabanconformesealejaba,sinotansolopensativo.―Estábien,hagamosuntrato.Voyaconseguirteunabarradepandelmejor
sitio que conozco y túme esperarás aquímientras tanto. Cuando regrese,mediráscómotellamas.Estaba tan nerviosa que no me salía la voz, pero asentí con la cabeza y
despuésmequedéallíquietamientrastealejabas.Quizánosabíasquenoestabaacostumbradaahablarconhombrescomotú,porqueapesardequeaparentabaspocomásdeveinteañosteníaslosrasgosdurosymarcados,yunaseguridadque
mecostabaenfrentardebuenasaprimeras.Pero te esperé. No sé durante cuánto tiempo. Diez, quizá quince minutos.
EsperéapesardequesabíaquelaseñoraGómezseenfadaríasi llegabatarde.Pensé que aquel pequeño riesgo valía la pena. Sonaba ridículo, pero fuiste elpercancemásinesperadodemividaenmeses.Teníaunarutinatanmarcadaquepocasvecesmeenfrentabaaimprevistos.Me levantaba temprano, antes de que saliese el sol. Desayunaba pan con
mermeladacaseraylechequemihermanosolíatraereldíaanterior.LuegomemarchabaacasadelaseñoraGómezyllevabaasuhijoalcolegio.Porsuerte,Marcos era un niño encantador y de carácter tranquilo, nada que ver con sumadre.Duranteelrestodelamañanalimpiabaaquellaenormecasa,preparabalacomida y salía a comprar el pan del día y, si faltaba, algo más. Despuésregresaba,servíaelplatocalientequehabíahechoy terminaba las tareashastaquellegabalahoraderecogerdenuevoaMarcos.Alcaerlatarde,dosdíasalasemana,seguíaasistiendoalcolegioparaadultos.Elrestodeltiempoayudabaamimadre en casay, el domingo, si la semanahabía sidobuenayme sobrabaalgo de dinero, salía con mis amigas a pasear por el centro de Valencia ycomprábamoscastañasasadas,maízreciénhechooesoscaramelosdenataquetantomegustaban.Eransindudalosmejoresmomentosquepodíarecordar.Hastaquetúapareciste,porqueentoncestodocambió.Llegaste cuando ya casi había decidido marcharme. Giraste la esquina y
volvisteasonreírmeantesdealzarenaltolabolsadepapelconlabarradepan.Los nervios regresaron con tu presencia.Notaba los dedos como entumecidosmientrasintentabaabrirelmonederoynoeraporelfrío.Negasteconlacabezaymeobligasteacogerelpan.―Nomedebesnada.―Pero…debería…―Insisto―susurraste.―Muchasgracias.Comonosabíaquémásdecirohacer,medilavueltacomounatontayechéa
caminarhacialacasadelaseñoraGómez.Escuchétuspasosapresuradosdetrásdemí.―¡Oye!¿Adóndecreesquevas?―Trabajoahí.―Señaléeledificiorojo.―No está de más saberlo.―Sonreíste. Siempre parecías estar haciéndolo.
Inspiraste hondo dando un paso hacia mí, y yo sentí que el aire a nuestroalrededorsecargabadetensión―.Tunombre.Unapromesaesunapromesa.Asíqueeraeso…Respiréaliviada.―Valentina.―Megusta.Valentina…En tus labios sonó diferente. Como cascabeles agitándose. O miel
derramándose.Jamáshubonadiequepronunciaseminombrecomotúlohacías,conesadelicadezay fuerzaa lavez.Aqueldíamemoricéel sonido, loguardéentrenuestrosprimerosrecuerdos.Farfulléunrápido«tengoque irmeya»ydesaparecídentrodelportal.Subir
las escaleras no tuvo nada que ver con lo rápido que me latía el corazón.Mientrasservíaenlosplatoselguisodeaqueldíaycortabalabarradepanenrebanadas, recordé tus ojos negros, cada gesto y palabra que habíamoscompartido,elestremecimientoquedespertaste…Estabatanabsortaquecasi tropecéalentraralsalón,perologrémantenerel
equilibrioenelúltimomomentoydejarelplatodelantedelseñorGómez.Hiceunsegundoviajeparaservirlaaellayllevarlajarraconelzumodenaranjayelpan.Despuésmesentéenlamesaquehabíaenlacocinaycomíunpocodeloque había sobrado, aún con aire distraído, pensando en ti, preguntándome porquémehabíasimpactadotantocuandotansoloerasotrodesconocidomás;unoque,probablemente,novolveríaaver.―¡Valentina!¿Puedesvenirunmomento?Melevantéymelimpiélasmanosenuntrapoantesdeiralsalón.Laseñora
Gómezteníaunarebanadadepanenlamanoylamirabaconelceñofruncido.
―¿Necesitaalgomás?―pregunté.―Estenoeselpandesiempre.―No.Esque…―dudé,nerviosa.―Nomuerdo,chiquilla―gruñóella.―Lleguétarde.Habíacerrado―mentí.―¿Ydóndehascompradoeste?―Enotrositioqueestácerca.Miróasumarido,queseguíaabsortoleyendoelperiódicoconairedistraído,y
luegovolvióafijarsuastutamiradaenmí.Meestremecíenrespuesta.Penséquemedespediría.Penséquemediríaquenovolviesealdíasiguienteytemblésolodeimaginarelmomentoenelquetendríaquedarlanoticiaencasa,cuandononossobrabaniunapesetaymipadreeraunhombredepaciencialimitada.―Quieroquevuelvasacomprarlomañana.―¿Este…estepan?―balbuceéincrédula.―Sí.Esoestodo.Yapuedesirte.Me giré y salí de allí a paso apresurado, aliviada y preocupada a la vez.
Aliviadaporquealparecerlehabíagustadoelcambioynoibaadespedirme.Ypreocupadaporquesolotúsabíasdóndevendíanesepany,obienteníalasuertedetropezarmedenuevocontigo,obiendeberíaprepararmepararecorrertodaslaspanaderíasdelcentroenbuscadeldichosopan.Decualquiermodo,esedíamirutinaserompió.Loscambiospequeñospuedensersignificativos.Ymáscuandoesecambiofuistetú,Gabriel.
2
Ahíestabasdenuevo,apoyadoenlamismapareddeaqueledificiodondetehabíavistoporprimeravezeldíaanterior.Enestaocasiónteencontrabassoloytambiénllevabasuncigarrilloenlamano,perolotirasteencuantopaséportuladoymeseguistecalleabajo.―Valentina,Valentina…―murmurastebajito.Temiré.Reprimíunasonrisa.Latuyaseacentuó.―Necesitoquemehagasunfavor―dije.―Vale.¿Yquémedarásacambio?Fruncíelceñoyesotehizogracia.Tenías luzen lamirada.Se temarcaban loshoyuelosen lasmejillascuando
curvabas los labios. Y, al mismo tiempo, parecías misterioso e inteligente. Oquizáeracosamía,quequeríaverteasí,porquerecuerdoquepensabaquenuncahabíaconocidoaunhombremásguapoquetú,coneseairerebeldeycalmadoalavez.Nisiquieraentendíaporquéparecíasinteresadoenmí.―Nosabíaquetuviesequedevolverteelfavor.―Todotieneunprecio,Valentina.Frené delante de la puerta del Mercado Central. Ya desde el exterior se
distinguían las voces de los vendedores, el olor a pescado y a fruta fresca deprimeracalidad.―Estábien.¿Quéesloquequieres?―Unacita.―Meobservasteconatención.―Yo…―Inspiréhondo―.Nosési…Nopuedo.―¿Porquéno?¿Estáscasada?―Tefallólavoz.―No,peronotengotiempoparatenercitas.―¿Acasonolibrasningúndía?―Lossábadosporlatarde.Ylosdomingos.
―Vale,eldomingomevabien.―Pero esa no es… no es la cuestión… ―titubeé, con el corazón en la
garganta.Incapazdesostenertelamirada,lafijéenlabolsadetelaquellevabacolgada del brazo―. Ni siquiera te conozco. No sé nada de ti. Y no puedopermitirmedistacciones…―Distracciones―mecorregiste.―Eso.―Estabaavergonzada.―Pregúntameloquequieras.―Noentiendoquépretendes…―Hasdichoquenomeconocíasytienesrazón.―Peronosé…nosabríapordóndeempezar.Me reí, porque la situación era tan surrealista que empezó a parecerme
divertida. Tú siempre conseguías eso, que todos losmomentos se llenasen derisas.Quizáfueladeterminaciónqueencontréentusojosoque,enelfondo,amítambiénmeapetecíaaveriguarquésignificabaesecosquilleoquesentíacadavezqueestabascerca.―¿Enquétrabajas?―Laspalabrasescaparonenvozbaja.―¿Esoesloquemásteinteresasabersobremí?―Alzasteunacejaynegaste
con la cabeza, como si supieses quementía.Y tenías razón.Porque lo quedeverdaddeseabasabersobretieranotrasmuchascosas,comositegustaríanlascerezasmaduraso la sensaciónde laarenacálidade laplayacontra lapiel, sieras de los que cantabas en voz alta sin avergonzarte o si te asomabas alanocheceratuventanaymirabaslasestrellas―.Trabajoeneltallerdetapiceríademipadre,aunquesigoestudiando,peroesaesunalargahistoria…―Yotambiénestudio.Aunqueesalgobásico.―¿Quéquieresdecirconeso?―Casideformanatural,túretomasteelpasoy
entrasteenelmercado,asíqueteseguímientraspensabaenlamejormaneradedecirlo.―Vivíycrecíenunacasadecampoalasafuerasdelaciudadhastaquenos
marchamos hace unos años. No fui mucho a la escuela cuando era pequeña,
estabalejosyademásteníaqueayudarconlosanimalesylastareasdeldía.Peroal mudarnos a la ciudad convencí a mi padre para que me dejase ir a clasesnocturnasdespuésdeltrabajo.―¿Quéteenseñanenesasclases?―Matemáticas.Aleeryaescribir.Enrealidad,yasabíahacerlo,peroeramuy
lentayahoracadavezvoycogiendomás…más…―Práctica―dijistesonriéndome.―Sí.¿Quéestudiastú?―FilosofíayLetras.Entonces,¿nosveremoseldomingo?Sonreí antes de apartar la mirada de ti y centrarla en un puesto de fruta.
RecordéquelaseñoraGómezmehabíapedidoquecomprasenaranjas,ylasquehabía al lado de las manzanas tenían un aspecto estupendo. Cogí tambiénmandarinasparaelpequeñoMarcos,quepreferíacomerselosgajospocoapocoalahoradelamerienda.Cuandoterminédepagar,retoméelpaso.―Meestáshaciendosufrir,Valentina.―Nopretendoeso.Essoloque…noloentiendo…―¿Quéesloquenoentiendes?Séclaraconmigo.Respiréhondoydejédecaminar.Temiréalosojos.―Noentiendoporquéquieressalirconmigo.―Ya.Asíqueeresunadeesaspersonasquenecesitanunaexplicaciónlógica
ydetalladaparatodo,¿verdad?Delasquenuncaselanzanalvacíosinpensar.Vale.Entoncestediréquequierosalircontigoporquemegustas.Yantesdequetú respondas que no te conozco, me adelantaré y te aclararé que esa esprecisamente la razónpor laquequieroquepasemos juntoseldomingopor latarde.Siaúntienesdudassobrequéesloquemehizofijarmeentielotrodíacuandotevienesacalle,bueno,nolosé,yesoeslomejordetodo,lapartedelicebergqueseescondebajoelagua, loquenopuedesverniaunque lo tengasdelantedetusnarices.Nopuedodarteunarespuestaqueaúnnotengo,soloséquemeencanta tumiradadesconfiada,queparezcaspensarcadapalabraantes
de atreverte a decirla, que ahoramismoestés interrogándomeantesde aceptarsalirconmigo…Tutonodevozmecalentópordentrohastaelpuntodeque,porunsegundo,
olvidéqueestábamosenmediodeunmercado,acompañadosporgritos,poreloloracomidafrescaypersonasquesemovíanconprisaanuestroalrededor.―Quizápodríasalircontigo,sí…―Megusta cómo suena eso.―Tus labios se curvaron.Ese es el gesto que
mejorrecuerdodeaqueldía,cómodibujaronunamedialunaenturostro.―…porquetengoqueaveriguardedóndeeselpan.―Esolehadolidoamiorgullo―bromeaste.
3
Le hablé a mi madre sobre ti, pero no le dije nada a mi padre ni a mishermanos.Eldomingopor la tarde ellameayudóa arreglarme,me recogió elpelo y me animó a rizarme las pestañas y a ponerme polvos en las mejillas.Aunque en otras partes del mundo la moda hippy había despuntado en lossesenta, en España seguíamos anclados en un estilo de vida más clásico yconservador.Comoelvestidoquemepuse, elmejorque tenía,unodecinturaestrecha,teladecoloramarillopálidoyfaldaplisada.Memiréenelespejoysonreí.―Estáspreciosa,Valentina―medijomimadre.―Graciasporlaayuda.Prometollegartemprano.―Esoespero.Lehedichoatupadrequesalíascontusamigas,asíquenote
retrases.Leaseguréotravezquecumpliríaconeltoquedequedaymemarché.Había
quedadocontigoenlacalledondenosencontramosporprimeravez,cuandotevifumandojuntoaesoschicosqueteacompañaban.Algirarlaesquina,viqueyaestabasallí,esperándome.Porprimeravez,tambiénparecíasestarnerviosoymealiviópensarquenoera laúnicaquesesentíaasí.Nosmiramoscomodostontosduranteunossegundoseternosantesdecomenzaracaminarjuntoshaciaunazonamástransitadadelaciudad.―¿Adóndevamos?―preguntéinsegura.―Notenemosmuchotiempositienesqueestarencasadentrodeunahoray
media, pero he pensado que podríamos ir a tomar un helado a un sitio queconozco. O cualquier otra cosa que te apetezca ―añadiste rápidamente―.¿Teníasalgúnplanenmente…?―No,quéva.Soloeracuriosidad.―Tesonreí.Nosinternamosentreunascallesmásestrechas.Enalgunosbarrios,comopor
el que caminábamos, había casas que tenían televisor y dejaban las puertasabiertasparaquelosniñospudiesenreunirsefuerayverlaunrato.Esquivamosunapeonzacuandopasamosal ladodeungrupodecríosymesujetastede lacinturacuandoestuveapuntodetropezar.¿Quépuedodecir,Gabriel?Creoque,en ese instante, cuando alcé la vista y nos miramos en silencio y nerviosos,ajenosa lasvocesde loschiquillos,supeque ibaaenamorarmede ti.Oquizáfue antes, en cuanto te vi por primera vez. O día a día, conforme fuistedemostrándome con hechos y certezas que eres el mejor hombre que heconocidonunca.Llegamospocodespuésalaheladería.―Eresdechocolate,losé―dijiste.―Tútienespintadenata―contesté.―Chicalista.Esperaaquíunmomento.Mequedé sentadamientras teacercabasalmostradorypedías.Me froté las
manos bajo la mesa, todavía nerviosa. No podía dejar de mirarte. Tiempodespuéslleguéapensarquefuecosademagia.Que,aqueldía,cuandopaséportuladoenesacalle,alguiennoslanzóunhiloinvisiblequenosconectóalosdosynosmantuvosujetosconfuerza.Porquemedespertabaslapiel,Gabriel.Fuisteeso,undespertarentodoslossentidos.―Chocolateparalamásbonitadelaciudad.―Meofrecisteelhelado―.Nata
para el más afortunado del día ―añadiste con una sonrisa traviesa antes deprobarlodeunbocado.EnlaradioqueestabaenelmostradorsonabaCuéntame,deFórmulaV.―Estádelicioso―susurré.―Eslamejorheladería.―Esome recuerda que aún tienes que decirmedonde compraste el pan del
otrodía.―Puedohaceralgomejoryacompañarteellunes.―Deacuerdo.―Saboreéelchocolate,aunquecasiparecíaquetesaboreabaa
ti al noquitarte losojosde encima.Vi cómoarqueabas las cejas, divertido―.Solo…me fijaba en el suéter. Es como el que lleva a veces PaulMcCartney.―Era tan negro como tus ojos y de cuello alto, porque al caer la tarderefrescaba.Tedabaunaireintelectual.―NonegaréquemegustanLosBeatles.―Amítambién.¿Porquéestudiasliteratura?―Porquetambiénmegustanloslibros.Y,sihedesersincero,porqueséque
eso hace que mi padre esté orgulloso de mí. Cualquier otro querría que melimitase a aprender el oficio y heredase el taller de tapicería, pero él… es unhombreespecial.―¿Quéquieresdecirconeso?―Mimadremurió.―Losiento…Gabriel…―Fuehacemucho.Lacuestiónesquemipadrehasufrido,peroaunasísigue
siendo la persona más increíble que conozco. Y me esfuerzo cada día porparecermeunpocomásaél.Sidependiesedemí,meencargaríadel taller sinrechistar.Semedabien.Esfácilcuandollevastodalavidaallídentro.Peroélquierequeseaalguienmejor,alguienmásimportante,¿loentiendes?Asíqueloharé. Terminaré de estudiar. Voy un poco más lento que el resto porque nopodemosprescindirdetodamiayudaeneltaller.Meencandilabaesode ti,quehablases tanto.Siempre teníasalgoquedecir,
siempre teníasunapalabrademás rondandopor tucabeza. Intentabacazarlas,escucharlasyquedármelasparasiempreabuenrecaudo.Aprenderte.―¿Cómo…cómopuedespermitírtelo…?―Esaesotralargahistoria.Pero,enresumen,mipadreconoceaunprofesor
importantedelaUniversidaddeValencia,unhombreconmuchoscontactos.Lesalvólavidahaceañoscuandolosgrisesledieronunapalizayselollevóacasa,donde le curó las heridas y dejó que se recuperase. Así que, desde entonces,Martínezsesienteendeudaconél;aunque,enelfondo,simplementesehicierontanamigosqueseconvirtieronenfamilia.Pagamisestudiosyelmaterial,me
consiguióuncarnédelabibliotecaysueleecharmeunamano.―Esbonitocómohablasdetupadre.―¿Quéhaydeltuyo?―preguntaste.Apoyasteunbrazoenelrespaldodetusilla.―Es…esunbuenhombre…―titubeé.Fruncisteelceñoyladeastelacabeza.―Valentina,¿estásmintiéndome?―No,noquería…―Inspiréhondo.Huboalgoen tuexpresiónquemedijo
que, si no era sincera contigo, te alejarías. Querías verme de verdad, con laspartes buenas y las malas, como tú mismo te habías mostrado ante mí―. Esegoísta,aunqueavecespuedoentenderlo.Quierequetrabajehastaquemecaseporque necesitamos el dinero en casa, por eso me costó convencerlo paraapuntarmeaesasclasesnocturnas,peromimadre…ellameentiende.―¿Tegustaleer?―Asentíconlacabeza―.Puedoenseñarte.Másdeloque
yasabes,quierodecir.Elpróximodíatraeréunlibro.Lamílacucharilla.Túmemirasteloslabios.EmpezóasonarChicaye-yeysonreí.―Meencantaestacanción―susurré.Teinclinaste,conloscodossobrelamesa.―Será porque eres parte de la revolución. ¿Sabes lo que significa eso,
Valentina? «Con el pelo alborotado y lasmedias de color…».Lamúsica popserá un concepto, una forma de ser, de vestir, un cambio social. ¿Has usadoalgunavezminifalda?―Neguécon lacabezaysentíquesemeencendían lasmejillas.Tú te reíste―.¿Yhas idoaalgúnguateque?―Volvíanegar, sin serconscientedeque,pocoapoco,túabriríaslasgrietasdemimundo.
4
Cadadíaintentabasescapartedel talleralahoradelalmuerzoparacoincidirconmigo cuando iba a comprar. Nos encontrábamos a medio camino yhablábamos de todo y de nada, sobre todo tú. Al principio, a mí me dabavergüenza contarte cosas, porque pensaba que no eran interesantes, no tantocomo loque túdecías; esa revolución sobre laque te encantaba fantasear, esamanera que tenías de hablar de conceptos con los que yo apenas empezaba asoñar,comolalibertadoladiversión.Mefascinabatumente,eltonoroncodetuvozyloshorizontesquedibujabasyabríascadadíaamialrededor…Peromedabamiedoaferrarmeaello.Pensabaqueenalgúnmomentotecansaríasdemí.¿Quépintabaunachicatan
simplecomoyoen tuvida?, ¿quépodíaofrecerte?Lamayorpartedel tiempopermanecíaensilencio,intentandoasimilartodoloquemedecías.Ytusojos…brillabancuandomemiraban,aunquenoloentendía,yesomemanteníaalerta.―Asíque iremosestedomingoaunguateque―anunciastedespuésdeuna
largaconversaciónsobremúsica.Suspiréhondoymecrucédebrazos.―Noesposible.Losiento.―¿Porquéno?―Meseguiste.―Porque…nopuedosalircontigo…―Salimoshacedosdomingos.―Poresomismo―expliqué.―Estamoshablandoahora.―Esalgocasual,fortuito.―Valentina,Valentina…Me sujetaste del codo y contuve la respiración. Recé para que te
compadeciesesdemí,porquesabíaquenoteníanadaquehaceranteesasonrisatuya.Inclinastelacabeza,mirándomecomosiestuviesesintentandodesentrañar
algúntipodeacertijo.―Cuéntamequéhacambiado.―Pasamosdemasiadotiempojuntos.―¿Yesoesmalo?Yocreoqueno.―Podríadaraentendercosasquenoson.Teníaelcorazónenlagarganta.Tútelimitasteasonreír.Seguíassujetándome
delcodoynoséenquémomentohabíasdadounpasohaciamí,peroderepentesentí que estábamos muy cerca, demasiado cerca. Nadie en la calle parecíaprestarnosatención,peroamímesudabanlasmanosyteníalagargantaseca.Lonotaste,séquelonotaste.―¿Dequécosasestamoshablando,Valentina?―Yalosabes.Deti.Ydemí.Sobrenosotros.―¿Esoseríaalgomalo?―Alzasteunaceja.Traguésaliva,insegura.Sacudílacabeza.―Dependedequésealoquequieres.―Quierosalircontigo.―Novacilaste.―¿Cómoséquepuedoconfiarenti?Habíaoídohablaramisamigassobrechicosquesedivertíanconjóvenescon
pocaexperienciaquecaíandeslumbradasanteelprimerhalago,para,después,terminarrompiéndoleselcorazóntrasunosmesesdediversiónycasándoseconalguna chica de su entorno, de esas que a veces te miraban por encima delhombroalpasarporlacalle.―Eso es lomejor de todo, que no lo sabes, así que es una elección tuya y
puedeshacerloquequieras,Valentina,arriesgarteono.¿Notegustalaideadepoderdecidir?Quedependasolodeti.Toméaliento.Teníasrazón,comosiempre.Nohabíaningunabolamágicaen laquepudieseverel futuro, simeestaba
equivocando contigo o si valía la pena dar un paso al frente y dejar atrás losbarrotes tras los que veía pasar mi vida, una en la que apenas tomaba esaseleccionesdelasqueatitantotegustabahablar.
―Supongoquepodríaescaparmeunrato…
5
Díasmástarde,mientrascaminábamoshaciaallí,mecontastequelacasaenlaquesecelebrabaelguatequeeradeunconocidodeunosamigosconelquehabíascoincididosolounpardeveces,pero,alparecer,lagraciadeaquelloeraprecisamenteeso,poderreunirseenunlugar,bailar,comeryhablarparaconocergente.Loentendíencuantotraspasamoselumbraldelapuertayelsonidodelamúsica llegóhastamídesde el otro ladode la estancia.Saludaste a unpar dechicosantesdequeelanfitriónnospreguntasesiqueríamosbeberunrefresco.Nosloterminamoscasisinhablar,tansoloapoyadosenunaparedalgoalejadadelrestoymirándonosporencimadelvaso.CuandosonóBlackIsBlack,túmecogistedelamanosindudaryempezamosamovernosalritmodelamúsica.Llevabaelmismovestidodecoloramarillopálidoquehabíausadoelprimer
domingoyalgunaschicasqueestabanreunidasmásalláenungrupitoparecíancuchichearsobrenosotrosmientrastemirabancondescaro,peroprontotodoesodejódeimportarme.Porquecuandonuestrosojosseencontrabannohabíanadamás. Comencé a relajarme. Y a sonreír. Bailamos hasta cansarnos y nosmarchamosunpocoantesdemitoquedequeda.Elvientodelacalleerahúmedoperoagradable.Tú te encendiste un cigarro. Me pediste que nos sentásemos un momento
cuandopasamosporunapequeñaplazaytesacasteunlibrodelbolsillointeriorde la chaqueta. Estaba gastado, casi doblado, con las hojas amarillentas y lacubiertacuarteada.Melodiste.―¿Loconoces?―Expulsasteelhumo.EradeuntalJackLondon.Neguéconlacabeza.―Quédatelo.Tegustará.―Tesentasteamilado.―Tardaría años en terminármelo―murmurémientras lo abría y pasaba las
páginas. Me di cuenta de que dentro había anotaciones y deduje que esa
caligrafíacurvadaybonitaeratuya.Teenvidiéporunmomento,porquemiletraeraterrible,propiadeunniño.―Entoncespodríamosleerlojuntos,quizá.―¿Lodicesenserio?―Temiréilusionada.―Claro.Lollevarésiempreencima,cadavezquetevea.Ynosoloeste.―Te
dejasteelcigarroenloslabiosymequitasteellibrodelasmanos―.Leeremosmás. Todos los que tú quieras. Bastará con unas pocas páginas al día alencontrarnosdecaminoalmercado…Tragué saliva, con las manos en el regazo. Alcé la barbilla hacia ti y te
quedastecallado,perotusojosdescendieronhastaposarseenmislabios.Tirasteelcigarro.―¿Porquéhacestodoestopormí?―tepregunté.―Esevidente,¿no?Voyacasarmecontigo,Valentina.Me eché a reír, aunque el corazón me latía tan rápido que pensé que tú
también podrías oírlo. Pero luego, tras los nervios, fruncí el ceño y me puseseria. No entendía cómo podías ser así, tan… directo, tan… todo. Tampocoentendía elmiedo queme dabas. La inseguridad. Lo que sabía que no habríasentidosielchicoquemehubiesepedidosalirfueseelvecinodeenfrentedemicasa,eseconelquemipadredecíaqueharíabuenaparejayqueamímeparecíasoporíferoporquesolosabíahablardecaza,delosconejosqueconseguíacadafindesemanaqueibanalcampo,yamínopodríahabermeinteresadomenos.―Noteburlesdemí―susurrébajito.―Nomerompastúamíelcorazón.Ymientrastuvozaúnmeenvolvía,mesujetastelabarbillaconlosdedos,te
inclinasteytuslabiosrozaronlosmíos.Cerrélosojos,temblando.«Gabriel»,tunombresedeslizópormipielcomosibuscasequedarsegrabadoencadalíneaycada lunar, pero no lo dije en voz alta, porque en esosmomentos solo podíapensar en la calidez de tu boca sobre la mía, en que aquel beso era comoencenderunacerillaqueprendeconfuerza,degolpe.Nosabíaquéhacerconlasmanos, no conseguía moverme, pero sí entendí lo que me hacías sentir; esa
calidezquetrepabapormitripayquemabacadavezmás,hastaqueteapartastedespacio y te quedastemirándome, esperando a que abriese los ojos. Tenía larespiraciónagitada.Nossonreímosbajolalunallenadeaquellanoche.
6
Cumpliste tu palabra. Intentábamos vernos a diario, si no era cuando iba acomprar por la mañana, coincidíamos al atardecer tras recoger a Marcos delcolegioyllevarloacasadelosGómez.Cadavezelpaseosealargabaunpocomás, cada vez leíamos más páginas de aquel libro. Los domingosaprovechábamoseltiempolibreparairaalgunasesióndobledecine,cogernosdelamanoyrobarnosbesosenlaúltimafila.Cuandoelcalordelveranollegó,cogimoslacostumbredesentarnosaleeralairelibre;túeraspacienteysabíasenseñarmuchomejorque losprofesoresde las clasesnocturnas a las que aúnasistía.Seguíaslalíneaconlapuntadeldedoysonreíascuandometrababaenalgunapalabra,enlugarderesoplar.Estabalocaporti,Gabriel.Me encantaba tu sonrisa traviesa, tus ojos queme recordaban a una noche
cerradaysinestrellas,eltimbreprofundodetuvozyacariciarteelpeloconlosdedoscuandopasabaunamanotrastunuca;telohabíasdejadoalgomáslargodeloquedictabanloscánonessocialesyterozabalasorejas,comosideseasesgritarlealmundoqueerasdiferente.Vayasiloeras.Noteparecíasennadaamishermanos, ni mucho menos a mi padre. Y tu cabeza estaba llena de ideasincreíblesysueñosqueempezabaadesearpodercumplir.Me presentaste a tu padre. Y tenías razón: era un hombre maravilloso, de
miradahumildeycarácteramable.Semostrabatanorgullosodeticomotúdeél,ylollenódefelicidadsaberqueestábamosconociéndonosenserio.Nocomoelmío,quenopareciódemasiadocontentocuandoselocontamos,aunqueterminóaceptándoloconelpasodelassemanasygraciasalainsistenciademimadre,alaqueencandilastedeinmediato.Cuando llegó el invierno, ya habías terminado los estudios y Martínez, el
amigodetupadre,teconsiguióuntrabajoatiempoparcialenuncolegioprivado
comoprofesordeliteratura.Yoestabatancontentaqueeldíaquemelocontastemelancéatusbrazosenmediodelacalle,aunquelociertoeraquehabíadejadodesentirvergüenzaporcosasasí.Un mes después, me pediste que nos viésemos una tarde de un jueves
cualquiera y, cuando te pregunté a dónde íbamos, te limitaste a negar con lacabeza un par de veces. Parecíasmeditativo. Solíasmorderte las uñas cuandoalgotepreocupaba,asíquelasllevabascortasynadabonitas,aunquehastaesedetalle tonto me gustaba de ti. Igual que tu manera de cogerme de la mano,siempreconesafirmezaquemetrasmitíatranquilidad.Comoaqueldía,cuandocaminábamos con paso firme por la calle Jesús. Tú frenaste delante de unedificiodecuatroplantasydecolorcrema,yalzastelavistahaciaarriba.―¿Tegusta?―preguntastealgoinseguro.―Sí.Nolosé.¿Quéhacemosaquí?Unhombrevestidoconuntrajedechaquetanosinterrumpióenesemomento
ytesaludótrasconstatarqueerasGabrielAlcañiz,lapersonaconlaquesehabíacitadoparareunirse.Loseguimosdentrodeledificio.Teníaunpatiointeriorquedabaaunjardínalgosalvajeentredosedificioscolindantesylasescalerasporlas que ascendíamos eran estrechas y con un pasamanos bonito y de maderaoscura.El tipo sacó unas llaves, abrió la puerta dieciséis de la tercera planta y nos
invitóapasar.Nosenseñó lasestancias,queeran luminosasyde techosaltos,mientrashablabadelasvirtudesdeaqueledificio.Cuandonosdejóasolasparaque pudiésemos echar un vistazo por nuestra cuenta, te acercaste hasta míacortandoladistanciaquenosseparabaymecogistedelamano.Nuncatehabíavisto tannervioso,nisiquieraeldíaqueestuveapuntodenegarmeavolverasalircontigopormiedoaquesoloestuviesesjugando.―Necesitosaberquéopinasdeestacasa.―Gabriel…esmuygrande,esdemasiado…―¿Prefieresalgomáspequeño?Porquemeparecerábien.Túsolodimequé
esexactamenteloquequiereseintentarédártelo.
―Nopodemospagarlo―dijeconunhilodevoz.―Yanosarreglaremos,notepreocupesporeso.―Túyyonisiquiera…todavíano…―Solo dime si te gusta. Es el último que queda en el edificio y no durará
mucho.Estáenunabuenazonaydaadoscalles,elcomedoresamplioyledaelsol.―¡Meencanta!Esprecioso,pero…―Esoeratodoloquenecesitabaoír.Meabrazasteyyomeaferréalacalidezdetucuerpo.Dosdíasdespués,mientrasnosperdíamosenunanuevahistoriasentadosen
unbanco,pasélaspáginasdellibroyleíenvozaltalanotaqueencontréescritaporti.«Cásateconmigo,Valentina».Noeraunapregunta.Esomehizosonreírantesdedejarcaer lanovelayestrecharteconfuerza.Ningunode losdosdijonada.Tansolonosquedamosensilenciodurante loqueparecióunaeternidad,escuchandoelpiardelospájarosyelsonidodelasramasmovidasporelviento.Fuebonito.Fuecomorespirarhondoconlosojoscerrados.
7
Noscasamosunosmesesmástarde.Nolorecuerdotododeaqueldía;yanosé qué comimos después de la corta ceremonia ni a qué conocidos decidimosinvitar. Lo que sí recuerdo como si fuese ayer fue tu mirada mientrasesperábamos aquel momento, el uno frente al otro, nerviosos y sonriéndonoscomoniñosapuntodeempezarunaaventuratrepidante.Yomesentíaasí,llenade energía, de felicidad y de amor. Tú parecías tener ganas de empezar amorderte las uñas allí mismo. Me tembló la mano mientras me colocabas elanillo,unosencilloconnuestrasinicialesgrabadasdentro.Ycuandoelcuradioporterminadalaceremoniadecidistequeeraunbuenmomentoparabesarmeyescandalizar a mis hermanos y a mi padre, aunque, por suerte, ya no habíamarchaatrás.«Erasmimarido».Cuántasveceshesaboreadoestafraseytodavíasigosonriendoporelregusto
dulce queme deja en los labios, como cuando uno se traga una cucharada demielcaliente.Similaranuestraprimeranochejuntos.Admitoquemedabamiedo.Nuncahabíahabladoconmimadresobreaquello
ni tampoco con mis amigas. Temía no saber qué hacer y había oído que eradoloroso.Pero cuando llegamos a casa, esa aúnvacía a la queya considerabamás mi hogar que al que acababa de dejar, tú me sonreíste e intentastetranquilizarme.Mecogistedelasmejillasymedisteunbesosuaveenloslabios,yluegootro,yotromás.―Prometoqueintentarénohacertedaño.―Quieroverte―tepedíbajitoyavergonzada.Tusonrisa sevolviómásampliamientras tequitabas lacamisay ladejabas
caer al suelo.Después te acercaste,mepediste quemegiraseydesabrochaste
lentamentetodosycadaunodelospequeñosbotonesblancosdelvestido.Dejédetemblarcuandoteacercastemásyrecostélaespaldaentupechomientrastuslabios recorrían mi cuello y tus manos se perdían por mi estómago subiendohasta mis pechos. Contuve el aliento. Nos habíamos acariciado antes, aescondidas, aprovechando cualquier ocasión, pero nunca como aquella vez,cuando sabíamos que teníamos toda la vida por delante para nosotros,empezando por esa primera noche y por los besos que ibas dejando sobremipiel.―Valentina…¿Cómonoibaaenamorarmedeti?―¿Porqué?―Medilavueltaytemirédefrente.―Porqueteníaselmundoatuspies,peroaúnnolosabías.Yqueríaestaratu
ladocuandoempezasesadescubrirlo.Te abracé. Nos mecimos en una canción de silencio mientras nos
desnudábamos en la penumbra.Tumejor traje acabó al ladodemi vestidodeencaje, a los pies de la cama. Me besaste por todas partes. Tus manos erancálidas sobre mi piel fría. Sentir el peso de tu pecho junto al mío hizo quenuestromundo,aquellapequeñahabitación,empezaseagirarmuyrápido,cadavez más deprisa, más llena de respiraciones entrecortadas y susurros. Perocuando tucuerpoencajóconelmío…Gabriel, cuandoencajamosporprimeravez,sencillamenteentendíqueéramosdosestrellasperdidasenunfirmamentoinmensoquesehabíanencontradoporcasualidad.Telodijehorasdespués,connuestroscuerposaúnentrelazados.―Megusta cómo suena eso.―Me acariciaste lamejilla, luego frunciste el
ceño y te levantaste―. Espera un momento. ―Saliste de la habitación yregresasteconalgoenlamanoyuncigarroencendidoenlaboca.―¿Quéestáshaciendo?―Mereí, sujetándome la sábanaporencimade los
pechosdesnudosmientras tú tearrodillabasen lacamaymirabas laparedquehabía encima del sencillo cabecero forjado.Y entonces lo hiciste. Trazaste unpuntooscurosobrelasuperficielisa.Abrí laboca,alucinada―.¿Tehasvueltoloco?¡Laparedesnueva!
―Por eso. Es nuestra pared.Nuestra,Valentina. Podemos hacer con ella loquequeramos.Yesodelasestrellasmehadadounaidea.Deberíamosrecordarcadamomento.―Existenlosálbumesdefotografías.―Pero esto será soloparanosotros.Unpuntopor cada instante importante.
Una estrella, unamarca que solo tú y yo sepamos descifrar. Será el álbumdenuestrasvidas.Sonreícon lavistaclavadaenesepunto solitario;eldíadenuestraboda, la
primeravezquehicimoselamor, tus labioscubriendolosmíosunossegundosdespués,cuandovolvimosacaerenlacamaynuestroscuerposseencontraronentrejadeosybesoseternos.
8
Los primerosmeses a tu lado fueron como vivir sobre una nube cómoda yesponjosa. Esa es la primera idea tonta que me viene a la cabeza cuandorecuerdonuestroviajedelunademielduranteaquelveranoacomienzosdelossetenta, un tiempo después de la boda. Fuimos a Ibiza y estuvimos seis díasrecorriendolaisla,perdiéndonosentrecalasyrinconesincreíbles.Tupadrenoshabía regalado una cámara de fotografías Kodak y tú parecías quererinmortalizar cada instante, aunque no pudieses retratar el olor del mar y lasensación de libertad que nos envolvía allí, como si al alejarnos de casafuésemos dos personas con un pasado en blanco que podían hacer cualquiercosa.Allímecomprémiprimerbikini,cuandolasociedadconservadoraseguíarechazándolo;noerade losdebragaalta,al revés,casidiminuto.Recuerdo lacaraquepusistecuandollegamosalaplayaymeanimasteaquitarmelaropa.Sonreíste como un niño antes de cogerme en brazos y correr hasta el aguacristalinaignorandolasmiradasdeaquellosquequizápensasenqueestábamoslocos.Yenparteloestábamos,sí.Locosdeamor.Deeseprimerañotanintensoenelquecasiteechabademenosinclusocuandoestábamosjuntos.Pero también fue el comienzo de una época difícil. Una en la que podías
cogerme de la mano, pero no tirar de mí, porque había cosas que tenía queaprenderahacersola.Tal como era habitual por aquel entonces, dejé de trabajar en cuanto nos
casamos. Me despedí de la familia Gómez, a pesar de que íbamos justos dedinero, e intenté seguir los consejosdemimadre. «Unabuena esposa tiene lacomidapreparadacuandosumarido llegaacasa».«Debesarreglarte todos losdías.Hazmecasooterminarábuscándoseaotramásguapaquetú.Loshombressonasí».«Daleprontounhijo,Valentina.Esimportante».Noleguardorencoramamá,sinotodolocontrario:mecompadezcodeella.
Noconocíanadamásqueloquelehabíanenseñado,unmundoenteroreducidoaunacanicaquepodíassujetarentredosdedos.Sehabíacriadoenelcampoyteníaunavisiónlimitadaenlaquetodosereducíaaconseguirsobrevivirdíatrasdíasinhacerenfadarasupadreymástardeasumarido.Demodoquelointenté.Noporqueellamelodijese,sinoporqueeraloque
todas hacíamos entonces. Te casabas y te centrabas en tener hijos mientrasempezabasaocupartedemantener tuhogar impoluto.Lavida rutinariade lasjóvenes esposas se resumía en ver quién hacía unmejor guisado, quién cosíamejor y quién luchaba más ferozmente contra las motas de polvo. Y aunquehabíacambiadomuchodesdequetúentrasteenmivida,estabaacostumbradaaseguirlasnormasyyateníaexperienciaocupándomedeunacasaajena.Asíquemegustaríapoderedulcorarlarealidadydecirquemerebelécontra
lasnormasestablecidasporunimpulsoalocadoyvisceral,perotúsabesqueesonoescierto.Noocurrióasí.Nofueexactamenteportenerquequedarmeencasamientras te ibas a trabajar, aunqueal finaluna cosa terminase arrastrandoa laotracasisinpretenderlo.Fueporelbebé.Fueporquenollegaba.Fueporque,conformepasabaeltiempo,llorabacadamescuandomeveníael
periodo y una especie de nudo sólido e incómodo se me iba formando en elestómago.Nunca lo hablamos abiertamente.Era algoque los dos sabíamosque estaba
ahí, sobre nosotros, colándose en cada silencio que compartíamos, pero casiparecíaqueenciertomodointentábamosevitarlo,fingirquenopasabanada.Tú habías conseguido que te ampliasen la jornada y cada vez dabas más
clases.Yoempezabaasentirmeatrapadaentreesascuatroparedes.Noséenquémomentopasamosde ser las dos personasmás felices y abiertas delmundo aunaparejaquehuíayseescondíadeunproblemacomoaquel,dealgoqueenelfondo nos preocupaba a los dos. Hablábamos de todo, Gabriel, tú lo sabes.Hablábamos de nuestros sueños, de ideas locas que a ti se te pasaban por la
cabeza,decómoimaginábamoselfuturo,dequéocurriríasialgúndíacambiabalasituaciónpolíticaenlaquenoshabíatocadovivir.Hablábamosdeesacasaenelcampoquedeseábamostenerparaveranearodelapartamentoenlaplayaquepodríamos alquilar algún año en el Perelló o cerca de Cullera, de libros ehistorias increíbles, de películas y de música, de los detalles más cotidianos.Hablábamos de sexo; de qué te gustaba a ti y qué me gustaba a mí, de loexcitantequeeraconocernosatravésdelapiel.Peronopodíamoshablardeaquelproblema.Ladecepciónllegabacadames,siempre.Yentonceséramosdossilencios.Podríamos haber seguido así, supongo, porque no dejaba de ser como vivir
bajounanubedetormentabajolaquenuncallovía.Elproblemaesque,aveces,algoestalladepronto,enelmomentomásinesperado,yesedíanospillósinelparaguasenlasmanos.Acabábamosdecelebrarnuestrosegundoaniversario.Eradenocheeíbamos
paseandoporel centroporunmercadillonavideñoqueponían todos losaños.Olía a mazorcas asadas y tú me apretaste contra tu costado cuando te distecuenta de que tenía frío. Sonreí ante el gesto, ante lo segura que me sentíasiempre a tu lado.Y entonces ocurrió.Un niño que apenas podía caminar sintambalearseporlopequeñoqueera,chocóconmispiernasylosujetéantesdequeterminasecayéndosedeculotraselimpacto.Lomiré.Lomiréfijamentemientrasescuchabalavozagradecidadesumadredefondo
ylatuyacontestándoleconamabilidad.Peroenesemomento…enesemomentosolopodíapensarqueaquelbebépodríasernuestro,Gabriel.Quedeseabacontodasmisfuerzascogerloentremisbrazosyalzarlohaciatiparaquelollevasessobretushombrosmientrasseguíamosrecorriendoesemercadillollenodelucesyvillancicos.Deseaba…lodeseabatanto…―Valentina,¿estásbien?―Tirastedemíparaquemeincorporase.El niño desapareció con sumadre, y tú y yo nos quedamosmirándonos en
silencio,enmediodelagentequeseguíaandandoamialrededorsinsaberque,eneseinstante,unoquenotendríaporquétenermásimportanciaquecualquierotro, elnudo se rompió.Yporaquel entonceshabíadejadoquecreciese tantoquenopudecontrolarlasemociones.Fuecomoabrirunapresadegolpe,dejarquetodosaliese.Semellenaronlosojosdelágrimas.―Losiento.Losientomucho,Gabriel…Túparpadeasteytetragasteeldolor.Puedequenohablásemosdeltema,pero
meconocíasmejorquenadie;sabíascómosentía,cómomeexpresaba(siempremal y a trompicones), cómo canalizaba las cosas, gota a gota hasta que eraincapazdecontenerlas.―Nodigaseso,novuelvasadecirlo.Venaquí.Mecogistedelamanoynosalejamosdelamultitudhastadarconunacalle
tranquila y sin salida. Te inclinaste sobre mí, me sujetaste las mejillas y melimpiaste las lágrimas con los pulgaresmientras yo intentaba concentrarme enrespirar…solorespirar…―Hayalgoquenoestábienenmí―gemí.―Niseteocurrapensarlo.Escúchame,Valentina;teelegíati,¿deacuerdo?
Noelegí aunoshijosquenoconozco,quepuedequenuncaconozca, te elegísolamenteatiporquequeríacompartirmividacontigo.Porquetequiero.Ytodolodemásesprescindible.Sollocécuandoteabracéaferrándomeatuabrigo.¿Sabeslomejor?Queinclusoentoncessabíaquetúestabastanrotocomoyo
enesemomento.Perotambiénsabíaquenecesitabassostenerme,quenopodíaspermitirteque losdoscayésemosenaquelloa lavez,que tenías razóncuandodecías que teníamos que tirar del otro al verlo tropezar.Que, en ocasiones, eldolorpropiopuedeesperareinclusosehacemáspequeñoanteeldelosdemás.Yesanochetenecesitabatantoqueeltuyomenguóunpoco,quemepusisteamípordelantede ti parademostrarmeunavezmásqueeras elmejorhombrequeheconocidojamás.Elmásgeneroso.Elmásvaliente.Regresamos a casa en silencio. Calentaste leche en un cazo mientras me
cambiabaderopaymelimpiabalosrestosdemaquillaje.Encendílalamparitadenoche,apartélasmantasdelacamaaunladoytesonreícontristezacuandoaparecistecondosvasosylosdejasteenmimesitaantesdeabrazarmedenuevo.Memirastealapartarteyrespirastehondo.―Tenemosquehablar,Valentina.Deberíamoshaberlohechohacetiempo.Y
siento haberlo evitado, pero no sabía… no sabía cómo afrontarlo y conformepasaron losmeses fuemás difícil. Pero somos nosotros.Míranos. Prometimosquenotendríamossecretos,quecompartiríamoslobuenoylomalo.Asentíconlacabeza.Volvíaallorar.―Megustaríaquelascosasfuesendiferentes…―Yalosé,peronoloson.Eslarealidad.―Alprincipionisiquieralodeseabadeverdad,¿sabes?Peroparecíalológico
despuésdelaboda,elordenquehabíaqueseguir.Nisiquierameentristecí.Nosentínada.Peroentoncesalgocambió,nosécuándofueniporqué,peropasóyempecéanotarunvacío,esteinmensoyvacíoagujeroquenopuedollenarconnadayquenisiquieradeberíaestarahíporqueesilógicosentirausenciaporalgoquenuncasehatenido.Peroloquiero.Quierounbebé,unbebénuestro,ycadamesquedejamosatrásmepesamás…ymedueleverteati,vercómomirasalosniñosdelosdemáscuandovamosporlacalle…porquenopuedesesconderalgoasí,Gabriel,noamí.Yes…todo.―Valentina,cariño…Peronopodíaparar.Nisiquieraanteelruegodetuvoz.―Esquenomeencuentroamímisma.Melevantocadamañanaysoloveo
antemíotrodíavacíoygris, almenoshastaque regresas a casa.Entonces searreglaunpoco…Entonces…aúnencuentroconsuelocuandoleemosjuntosoteacurrucasenlacamaamilado,peroelrestodeltiemponoséquiénsoyyaquísolohaysilencio…Túparpadeaste.Quizásorprendidoaldartecuentadequenoerafeliz.Quizá
confundidoporqueeralaprimeravezquenotehabíasadelantadoamispropiossentimientos.Porquenormalmenteeraasí;casisiempresabíasveratravésdemi
piel.Peroesaveznotedejéhacerlo.Nofueculpatuya.―Noquieroverteasí―susurraste.―Yalosé.Sientotodoesto…―Nohagaseso.Nolosientas.―Esquelascosasdeberíanserdistintas.―Las cosas son como son, Valentina. No podemos cambiar eso, pero sí
podemoscambiarnosanosotrosmismos.Ynoquieroquetuvidagireentornoatodoesto,noquieroque tesientasasínuncamás.―Melimpiaste las lágrimasconlospulgares.Entoncesesaideasecolóenmicabeza.Soloporquesabíaquememantendría
ocupada,quetendríacosasquehacerymenostiempoparapensarolamentarme.―Quizá…quizápodríatrabajar…Tefrotastelanuca,pensativo.Luegosuspirasteynegasteconlacabezaantes
delevantartedelacama.Parecíasincómodo,comosiaquellotehubiesepilladopor sorpresa.Temiréde reojo, sin saberquédecir.Noestaba segurade si eramejormantenermecalladao…―Nomehagasesto,Valentina―dijisteentonces,antesdecerrar losojosy
suspirarhondopresionándoteelpuentedelanariz.Teníaslamandíbulatensa―.No me hagas decirte que no a algo, porque sabes que no puedo. Pero nosoporto…no soportoquevuelvas a trabajar allí, limpiandoydejandoque esaidiotatedéórdenestodoeltiempo…―Peroesloqueséhacer.Noesunproblemaparamí.―¡Puedeshacermuchomás…!Joder,Valentina.―Creoqueasímedistraería.Mesentiríaútil.Séloquedebistedepensarentonces.Seguroquesetepasóporlacabezaque
las cosas serían más fáciles si me limitase a comportarme como las demásmujeres; lamayoría sencillamente se ocupaban de sus tareas en casa y no seenfrentabanasusmaridos.Perosesuponíaquenosotroséramosdiferentes.Túsiempredecíaseso.Tú…mehabíasprometidoquenohabríalímitesninormas
que nos silenciasen. Y allí estábamos aquella noche, mirándonos como dosextrañosquederepentehablabanunidiomadistinto.Fuecomositodoacabasede estallar de golpe. El bebé. Que quisiese trabajar. Que descubrieses quenecesitabamás.Apenasllevábamosdosañoscasadosyestábamosviviendounadelaspeores
crisisporlasquepasaríamosnunca.Porqueyoestabaperdida.Yporquetúaúnnohabíasabiertolapuertaparasalirabuscarme.Asíquenonosencontrábamos.Estábamosaunosmetrosdedistancia,mirándonosfijamentealosojos,ynonosencontrábamos,Gabriel.Salistedeldormitorio.Escuchéelchasquidodelmecheroalolejosyesperé,
esperé, esperé hasta que regresaste y cerraste la puerta despacio antes deacercartehastalacama.Apartastelasmantas, temetistedentroynotétubrazorodeándome,atrayéndomehaciatucuerpo,queestabafríodespuésdelratoquehabíaspasadofumandoenlaventanadelsalón.―Pensabaqueerasfeliz―murmurastecontramipelo.Tardéenresponder.Teníaunnudoenlagarganta,porquemedolíapensarque
creyesesqueaquelloteníaalgoqueverconnosotros.Túeraslomejorquemehabíapasadoenlavida,elantesyeldespuésquelocambiótodo,quemeayudóaabrirlasalas.Elproblemaeraqueelrestodependíademíynopodíashacernadaparallenaresevacío.―Ylosoy,Gabriel.Cuandoestamosjuntostodoesperfecto,nonecesitonada
más.Perocuandomequedoasolasconmigomisma,sientoquemefaltaalgo,¿loentiendes?Escomounagujeroquecadavezsehacemásprofundo,comosicavasesinparar,ynoconsigollenarlonitaparloofingirquenolosientoaquí.―Cogítumanoymelallevéalpecho.Escuchéquedejabasescaparelairequeestabasconteniendo―.Quizáalgoestémalenmí…Silencio.Todofuesilencio.Ynuestrasrespiracionesjuntas.―No. Tienes razón, entiendo lo que debe de ser pasarte el día entre estas
paredes, pero creo que podrías hacer algomás, algo que te gustase.Dame un
mes,¿deacuerdo?Dameesetiempoparaversisemeocurrealgoy,sino,decidetúquéquiereshacer.―Vale.―Sonreíymeacurruquécontrati.Nuestroslabiosseencontraron,serozaron.―Yencuantoalbebé…―Nolodigas―rogué.―Deberíamosdejardepensarlo.Elmurmullodelanochenosenvolvió.Te abracémás fuerte y luego busqué los botones de tu camisa y empecé a
desabrochártelos despacio, mientras te oía respirar hondo. Te susurré que tequería.Telosusurrémilveces.
9
Eraunmartescualquiera,pero llegasteacasadebuenhumor.Loséporquesiemprequeteníasunbuendíaencendíaseltocadiscosquehabíamoscompradolasanterioresnavidadesyelegíasunvinilodelpequeñorepertorioquecadavezhacíamos más grande. Mi gran noche, de Raphael, inundó el salón y sonreí,porqueamímeencantabaesacanciónytúsiempreteburlabas.Solíangustartemáslosgruposextranjeros,esosqueseescuchabanmenosporlaradio,aunqueNinoBravoeratudebilidad.Metendistelamanoymedisteunavueltaantesdepegarmeatiyempezaracantarmealoído.―«¿Quépasará,quémisteriohabrá?Puedesermigrannoche…».―¿Quémoscatehapicadohoy?―pregunté.―«Caminaré,abrazadoamiamor,porlascallessinrumbo…».―Gabriel,tengoelarrozalfuego.―Mereí.―Pues será mejor que lo apaguemos, porque esto es importante. ―Me
soltaste y fuiste a la cocina a toda prisa mientras la canción seguía sonando.Despuésme pediste queme sentase en el sofá tapizado que túmismo habíashechoeneltallerdetupadreparanosotros―.Creoqueestotevaagustar.Lovielotrodíacolgadoenlapareddeanunciosdelauniversidad, loheconsultadoconMartínezydicequeesunabuenaopción.―Meestásponiendonerviosa.Tesacasteunpapeldobladodelbolsillodelpantalónymelotendiste.Parecías
entusiasmado. Mientras esperabas mi reacción, sonreías con los ojos. Lo leí.«Curso de taquigrafía ymecanografía». Parpadeé confundida antes de alzar lavista.―¿Quéteparece?Penséquetegustaría.―Pero…Gabriel,nopuedohaceresto.―¿Porquéno?―Fruncisteelceño.
―¿Teburlasdemí?―Melevanté,sofocada―.¡Notengoestudios!Hastaqueteconocíati,apenassabíaleernimuchomenosescribir.¿Yahoraquieresquehagaesto…?―Agitéelpapeldelanuncioenlamano,alteradamientrastúmemirabassinsaberquédecir.Cuandoconseguistereaccionar,televantastetambiénymerodeastelacintura
con losbrazos.Yo intenté zafarme,peromepedistequemecalmasey respiréhondo.―Confíoenti,Valentina.Ysabíaquetegustaría.Teencantaelmundodelas
letras, de las palabras, y es algo que tiene demanda. Podrías trabajar comosecretariaenalgúndespachodeabogados,oenlosjuzgados,oenmuchosotrossitios.¿Noeraesoloquequerías,cariño?Dimequéesloquenecesitas,porquetejuroquemevoyavolverlocosisigoviéndoteasí,tanapagadacadadía.Sabesquetambiénsufro,¿verdad?―susurrasteconlamiradabrillante,enfrentándomemientras losdos respirábamosagitados―.Necesitoque losepas.Que tambiénmedueletodoesto.Yqueestoyapuntodecaer…Tú,elchicovalienteeidealistaquesiempreteníaunasonrisaparamí,estabas
«apuntodecaer».Huboalgoenesafrasequesemeclavóenelalma.Oquizáfueporloqueencontréentusojos,lainseguridad,esaincertidumbrequeyanosabíasdisimular.Melimpiélaslágrimasconeldorsodelamano.―Medamiedonosercapaz.Decepcionarte.―Amínuncapodríasdecepcionarme,cariño.―Notemerezco.―Escondíelrostroentupecho.―No vuelvas a decir eso. Espera un segundo.―Fuiste hasta el tocadiscos,
quitasteelvinilodeRaphaelypusisteeldeNinoBravo,tupreferido.Tequiero,tequieroempezóasonaryyosonreí,aunqueaúnestaballorando.Eraunadetuspreferidas.Esaquemecantabasaloídolosfinesdesemana,cuandolashorasdelsábado se deshacían entre música y los ratos que pasábamos juntos―.Deberíamossaliracelebrarlo.Iralcine,porejemplo.―Suenabien.Porcierto,eresconscientedequemipadre intentarámatarte,
¿verdad? Consentir que su hija estudie y nada menos que para conseguir unempleo…―¿Parezcopreocupado?―teburlasteantesdeinclinarteyquetuslabiosme
rozasenlaoreja―.«Tequiero,vidamía.Tequieronocheydía,nohequeridonuncaasí.Tequieroconternura,conmiedo,conlocura,solovivoparati…Yoteserésiemprefiel,puesparamíquieroenfloreseclaveldetupielydetuamor.Mivozigualqueunniño,tepideconcariño,venamí,abrázame…».Yomereíaltiempoquenosmecíamosjuntos,conmismanosalrededordetu
cuello y tu aliento haciéndome cosquillas en la mejilla. Ese día, cuando nosacostamos,medicuentadequeaúnteníamiedo,Gabriel.Temíanoestaralniveldelosdemásenelcurso,quedarmeatrás,noconseguirlo,porqueahorateníaunreto por delante. Pero, cuando me di la vuelta tras darte un beso de buenasnoches,dibujéunasonrisaenlaalmohada.Ysentíuncosquilleoenlatripa.Eraemoción.Erailusión.
10
Notastequeestabanerviosaymecogistedelamanoantesdecruzarelumbralde la puerta. Era domingo. Quizá debería haberme puesto el vestido másrecatadoquenormalmenteusabacuandoibaaveramispadres,peroaqueldíanomeapeteció.Mevestíconunmodeloazulcieloquehabíacompradonohacíamucho un día que me acompañaste a la modista; era unos centímetros porencimadelarodilla,decorterectoycuelloovalado.Atiseteibanlosojoscadavez queme lo ponía yme encantaba eso, que siguiesesmirándome como eseprimer día que nos cruzamos en aquella calle. Puede que por eso decidieseponérmelo esa mañana, porque me hacía sentir segura y poderosa, como siestuvieserompiendoalgunanorma.Yenpartelohacía.Rompíalasdemipadre.Qué ridículo sonaría eso años después, cuando las mujeres pudiesen vestirsecomolesvinieseenganasinpararseapensarlo.Mipadrenosefijóenmiropahastaquemequitéelabrigoymesentéa la
mesa. Intenténo reaccionarante sumirada inquisidora.Mishermanos,unodeellosacompañadoporsuprometida,seacomodaronfrenteanosotros.Mientrasservíamoslacomidadelacazuelaquemimadrehabíapreparado,tepreguntaronsobretusclasesy,cuandosequejarondelasúltimashuelgasdeestudiantes,sentícómo te tensabas ami lado.Ellos no lo sabían, pero tú cada vez estabasmásimplicado en las revueltas a favor de la libertad de expresión; te quejabas amenudo de la censura, me contabas lo que se hablaba en los corrillos de launiversidadcuandoMartíneztepedíaqueleechasesunamanoconsusalumnos.―Cadavezhaymenosrespetoenlasaulas―sequejómihermano.Túclavastelamiradaenelplatocalienteyfelicitasteamimadrediciéndole
que estaba delicioso; ella, como siempre, se sonrojó en respuesta, porque noestabaacostumbradaarecibirhalagosdenadie.Mihermanosiguióhablando.Yosabíaquetuopiniónestabatanlejosdelasdeellosquecadavezquecomíamos
conmispadresteníasquehacerunesfuerzopormantenerterígidoyquietoenlasilla,aunquepuedequeellosnisiquieraseimaginasenqueestabasencontradelos métodos que antes usaba el profesorado. Una vez me contaste, aún conenfado, los golpes que te daban conuna regla demadera en las puntas de losdedos cuando solo erasunniñoo lasvecesqueoshacían sentarosde rodillasdebajodelapizarraconlosbrazosextendidosencruzdurantetodalatarde.Ati,quehabíastenidounpadreadelantadoasutiempo,quejamástelevantólamanoyqueteeducóconpalabrasyrespeto.Yentoncesvino lopeor, quizáporqueestabapensandoen aquel temayme
pillódesprevenida.Teresa,mifuturacuñada,memirósonrienteehizolaúltimapregunta que deseaba escuchar en esosmomentos.No lo hizo conmaldad, nisiquieralatenía.―¿Yahabéispensadoquénombreslespondréisalosniños?Tuhermanoyyo
estuvimos hablando sobre eso porque sería ideal no coincidir entre nosotros,ahora que pronto seremos familia―añadió, tras limpiarse con una servilletadespacioparanoquitarseelcarmín.Creoquenotétumanoenmimuslo,bajolamesa,peronopuedoasegurarlo.
En ese instante supe que no iba a volver a responder las constantes preguntassobreaquelasunto,nitampocoqueríaseguirguardándomeaquelsecretoqueaúnnosabíacómocontar.―Podéis ponerles los nombres que queráis, nosotros aún no sabemos si
tendremoshijos.Dehecho…―apoyélacucharaenelbordedelplatoyalcélamirada―, de momento he decidido apuntarme a un curso de taquigrafía ymecanografía.Megustaríapoderempezaratrabajarelpróximoaño.Elsilenciosecargódetensión.Todoscontuvieronlarespiraciónhastaquemi
padreteseñalóconelcubiertoygolpeólamesasacudiendolavajilla.―¿Quéclasedemaridonopuedemantenerasumujer?―Lacuestiónnoessipuedoono,sinosiellaquiere.―¡DéjatedeesaspalabreríastuyasyséunhombrecomoDiosmanda!―Se
puso en pie, apartando la silla hacia atrás mientras tú intentabas mantener la
calma―.Mírala, vestida como una golfa e incapaz de tener hijos, ¿de qué lesirvehabersecasadocontigo?Saltaste de golpe. Y quizá porque nadie se esperaba una reacción así, mis
hermanosnopudieronpararte antesdeque cogieses amipadredel cuello.Vicómo apretabas. Vi la rabia que había dentro de ti cuando lo miraste. Teresagritó, sofocada.Mimadre se llevó unamano al pecho. Entonces tus palabrasllenaronelsalón.―Tematarésivuelvesahablarasídemimujer.Losoltastetanrápidocomolohabíassujetado.Mipadreteníalosojosmuyabiertosyparecíaconsternado.Nuncanadiesele
había enfrentado así. Mis hermanos lo respetaban y lo temían casi a partesiguales,mimadrenisiquieraeracapazdellevarlelacontraria.Teníalacararojacuandohabló.―¡Largodeaquí!―bramó―.Largodemicasa.―Vamos.―Mecogistedelamanoconfirmeza.―¡Yniseosocurravolverjamás!―Seguroqueno―mascullasteporlobajo,perocreoquenoteoyó,entreel
lamento de mi madre y los gritos que seguía profiriendo incluso cuandollegamosalrellano.Me apretabas la mano con tanta fuerza mientras caminabas con la mirada
nublada calle abajo que tuve que pedirte queme soltases cuando empezaste ahacermedaño.Entonces reaccionaste.Dejaste de andar,me besaste los dedos,respirastehondo.Vicómotehumedecías los labios, incapazdehablar, incapazdemirarmealosojos.―Estábien,Gabriel,todoestábien.―Losiento,losiento.―Meabrazaste.―No lo sientas.―Me aparté y te sostuve las mejillas―.Mírame. No has
hechonadamalo,nohasidoculpatuya.Suficiente…suficientehasaguantado.Yaencontrarélamaneradehablarconmimadre,¿deacuerdo?Sécuándosaleacomprarcadadía.
Asentiste,peroparecíasapuntodedesmoronarte.Asíqueteabracéhastaquetecalmaste.Aqueldíasecerraronalgunaspuertas.Mipadrecumpliósupalabraynohubo
máscomidas losdomingos,perocasi fuemásunalivioqueuncastigo.Comohabía previsto, seguí viendo amamá amenudo, aunque fuese a escondidas yaunque tuviesequeexplicarleunayotravezporquéno ibaaconsentirque lepidieses perdón ami padre.No quería que lo hicieses.No pensaba que fuesejustoparatinitampocoparamí.Sé que durantemuchos años seguiste sintiéndote culpable, aunque intentase
convencerte de lo contrario. Nunca pensé que me hubieses arrebatado nada,Gabriel.Nuncateguardérencor.Ylosdomingosapartirdeentoncesempezarona ser mucho mejores. Más bonitos. Íbamos a ver a tu padre, ¿lo recuerdas?Aureliosiempremecomprabaesasgalletasdecanelaque tantomegustabanylasguardabaenesacajade latónqueescondíaenelarmariodecomedoroencualquierotrositiofácildeencontrarparaqueyopudiesebuscarlas.Comíamosenelsalónydespuésnosreíamosyhablábamos,omeentreteníaconélcuandomeenseñabaelcatálogode telasque losproveedores lehabíandejado,porqueteníaencuentamiopinióncomosifueseimportante.Quiseatupadrecomonofuicapazdequereralmíoy,aunhoyendía,nomearrepientodeello.Porquehayamoresquenosepuedencomprar,deesosenlosquenoimportalasangreniloquelasnormassocialestedicten.Ytúyyo,Gabriel,noestábamoshechosparaseguirningunanorma.
11
Compramos unamáquina de escribir a buen precio que iban a jubilar en elcolegio donde trabajabas; no eramuy práctica porque pesaba una barbaridad,pero estaba tan emocionada que me daba igual, y no quise ceder cuandointentasteconvencermeparagastarnostodosnuestrosahorrosenunamásnuevaybonita.Estabailusionada.Tantoqueaquellaprimeranocheantesdeempezarelcurso,apenaspudedormirynoparédedarvueltasenlacama.Al día siguiente, me acompañaste hasta el aula en la que se impartían las
clases.Eradentrodeunedificiodelauniversidad,alaquetúcadavezacudíasconmásfrecuenciacomorefuerzoparasacarteunextraalmes.Teprometoquemetemblabanlaspiernas.MesentíacomoeldíadeNavidad,justoantesdeabrirlosregalos,perotambiéncomocuandotepidenquehagasunaexposiciónsobrefísicacuánticadelantedemilpersonasynotienesniideadequédecir.Elmiedoseentremezclabaconlasganasdehaceralgonuevoydiferente.―Creoquedeberíairmeacasa―dijeentrerisas.―Lopeoresqueséquenobromeasdeltodo.―Teinclinasteymedisteun
besoenlafrente―.Todoirábien,yaloverás.Seguroquelosdemássesientenigual.Vamos,entra.Estaréaquíesperándotecuandosalgas.―Tedistelavuelta,teencendisteuncigarroytemarchastesinmiraratráscaminandoporelpasillollenodeestudiantes.Toméaireyentréenelaula.Casitodoslosalumnosqueyaestabanallítenían
sobrelamesalamáquinadeescribiryelmanualqueusaríamosdurantetodoelcurso.Mefijéenquelagranmayoríaeranchicasjóvenesquellevabanloslabiospintadosyvestíanalamoda.Mealegréporhabermepuestoaqueldíaunvestidomenosclásicoy terminésentándomeenla tercerafila,al ladodeunajovendecabellorubioyrizadoquemesonrió.―SoyClara.―Ella deslizó la vista pormimano y se fijó en el anillo que
llevabaeneldedoanular―.Vaya,¿estáscasada?Quéafortunada.Correspondísusonrisa.―Sí.MellamoValentina.Poraquelentonces,cuandoaparté lavistadeellaalverentraralprofesoral
aula,nosabíaqueterminaríaconvirtiéndoseenunademismejoresamigas.Ellay también otras chicas de aquella clase. Pronto descubrí que era la única queestaba casada, pues todas eran mujeres solteras cuyos padres les habíanpermitido estudiar, pero entre ellas me sentía una más. Pensábamos igual,soñábamosconlasmismascosasyteníamosideasparecidas.«Somosunanuevageneración», solía decir Clara, una que ya no se conformaba con seguir lasreglasdelaGuíadelabuenaesposa,esemanualqueamuchasnoshicieronleerconformecrecimos.Aspirábamosamás.Yanosolodeseábamosteneralas,sinoquequeríamosecharavolarsinparacaídasysinesperaraquenadienosdiesepermisoparahacerlo.
12
Tenía el corazón en la garganta.Eran las once de la noche pasadas y tú nohabíasaparecido,cuandosiemprellegabasamediatardelosdíasquenopasabasarecogermedespuésdelasclases.Cuandoescuchéelsonidodelasllavesenlapuerta,fuicorriendoyabrí.―¡Gabriel!¿Quéhaocurrido?―Losgrises…―susurraste.Enlamadrugadadelveintitrésdeabrilde1971sehabíallevadoacabounade
las redadasmásampliascontraelPCEen laUniversidaddeValencia.Toda laestructura fue detenida, entre ellosmás de treinta estudiantes, y los que no seescondieron para evitarlo. Se los sometió a interrogatorios y torturas. Launiversidadseparalizó.Perolasmanifestaciones,lasprotestasyelambientedeagitaciónconstantecontinuóañosdespués,hastaentonces.Yoestabaorgullosadeti,dequeluchasesportusideas,dequesiemprefuesesvalienteporaquelloque pensabas que valía la pena, pero cuando esa noche te vi con el rostroensangrentado,loúnicoquedeseéfuequejamásvolviesesameterteennadaquepudieseponerteenpeligro.Tecogídelbrazoytellevéhastaelbaño.Teníasunabrechaenlafrente,casienlalíneadelpelo,ytesangrabalanarizy
el labio. Fui a por una caja en la que guardábamos gasas, aspirinas y unantiséptico.Telimpiélasheridasensilencio.¿Sabes?Yaporaquelentonces,enmuchas ocasiones, no hacía falta que hablásemos para que pudiésemosentendernos. Sabía que habías hecho lo que creías correcto. Y sabía que esopodíatenerconsecuencias.Atinotehizofaltamirarmemásdeunsegundoparadarte cuenta de que eso me ponía nerviosa. Me sujetaste la mano en la quellevabalagasacuandoempecéatemblar,respirastehondoyalzastelavista.―Losiento,¿deacuerdo?Intentaré…
―¿Noterminarenlacárcel?―jadeé.―Esunbuenpropósito,sí.―Gabriel…―Yasabíasesto.―Sí,peroahora…ahora…Tusojosnegrosseclavaronenlosmíos.Mesentéa tu lado, enelbordede labañera, cuandonotéqueempezabana
temblarmelaspiernas.Habíadecididoesperar,sobretodocuandolaposibilidadmeparecíacasiunmilagro,hastaelpuntodequenolosentíareal.―¿Quéhacambiado,Valentina?―Es que creo…―tragué saliva―, creo que estoy embarazada. Solo tengo
una semanade falta, aunque suelo ser regular, pero no quería contártelo hastaestarseguraparaquenotehiciesesilusiones,porquemeaterraestarequivocadayyo…―Venaquí,cariño.Meabrazaste tan fuerte que te rodeé el cuello para no caer.Sentí tu aliento
cálidoenmipielmientrasmurmurabas,aunqueelpulsomelatíatanrápidoqueapenas escuchaba lo que me decías, palabras sueltas cargadas de emoción,promesassusurradas.
13
Seguíacudiendoalasclases.Mepasabaeldíaconnáuseasysueño,peroderepente aquel curso ya no era algo opcional, sino un deseo, unameta. Quizáporquedescubríquela taquigrafíamegustabamásdeloesperadooporqueenaquelambientemesentíbienconmigomisma,arropadaporesaschicasquenotemíandecirloquepensabanyquequedabanparadivertirselosdomingosporlatarde.Túmeanimabasasalirconellascuandonosdespedíamosdetupadretrasla
comidaylapartidaderigoraldominó,peroestabatancansadaqueloúnicoquemeapetecíaerairacasa,acurrucarmeenelsofáatuladoyescucharalgunodenuestrosdiscospreferidos.―Eldomingoqueviene―tedije.―Comoquieras.Toma,cariño.Medisteuncaramelodenata,deesosquemeencantabanyalosquenunca
podíanegarme.Sonreíyme lometíen labocamientras túhacías lomismoyechábamosaandarhaciacasacogidosdelamanoyensilencio.Habíaalgoenesosmomentos,enlospaseoscompartidosjuntos,quemedibujabanunasonrisatontaenlacara.―¿Calientoleche?―preguntastealllegar,mientrastequitabaslachaqueta―.
Creo que aún quedan galletas, ¿has comprado esta semana? ―Te encantabamerendaralgodulce.Asentí, distraída. Me dolía la tripa. Me dolía todo, en realidad. Colgué la
bufandadelpercherotraslapuertaymequitélospendientesantesdeiralcuartodebaño.Nomedicuentahastaentonces.Sollocétanfuertequemeescuchastedesdelacocina.Llamaste a la puerta, pero no podía responder.Nopodía decir nada.Estaba
paralizada y sin saber qué hacer. Volviste a llamar más fuerte. Tomé unabocanadadeaire.―Valentina…voyaentrar.Abriste la puerta. Y te quedaste pálido. Te llevaste una mano al pecho
mientrasmemirabasyunvelodedolorcubríatuexpresión.Habíaempezadoasangrar.Cadavezmásymás.Ysolopodíapreguntarmeporqué.Esoy llorar.Intentéapartartecuandoteacercasteparaabrazarmeydecirmequeteníamosqueirnos a ver a un médico. Quería gritar, pero no me salía la voz. Estabarompiéndome en mil pedazos delante de ti y tú no podías hacer nada porevitarlo. Ni siquiera reaccioné cuando nos dijeron media hora más tarde quehabíamosperdidoalbebé,ya sabíaquehabíademasiada sangre.Solo temiré,temblando.―Losiento―susurrémuybajito.―Yotambiénlosiento,cariño.Medisteunbesotiernoenlafrente.Los siguientes días fueron una sucesión de silencios ymiradas cargadas de
palabrasnodichas.Alprincipioestabaenfadada.Loestabaporquepensabaqueeran nuestros primeros años, esos en los que nos merecíamos ser felices. Loestabaporquenosqueríamosymedolíaquenopudiésemosteneralgoqueotrosnisiquieradeseabanyconseguían.Creoquepaséportodoslosestadosdeánimotansoloenunassemanas.Latristeza,ladesilusión,lamelancolía.Despuésllególarabia, la ira, la incomprensión.Elpensamientocontinuodequeaquello«erainjusto»,que«nonoslomerecíamos».Y,luego,sorprendentemente,llególacalma.TenerlasclasesysalirconClaraylasdemáschicasfueunimpulso,porque
sentíaquemividanogirabaentornoaunasolacosa,sinoqueestabahaciendoalgoútil,algomás.Pero no siempre hemos recorrido todos los caminos cogidos de la mano,
¿verdad,Gabriel?Avecesunodelosdosnecesitabasoltarse.Avecesunodelosdos se quedaba atrás pormucho que hubiese intentado correr para alcanzar al
otro.Yenesaocasiónteocurrióa ti.Tropezaste.Teraspastelasrodillas,perono
encontrasteelvalorparapedirmeayudaporque temíasarrastrarmecontigo.Losupeluego.Losupeaquellatarde,cuandolleguéacasaytúnomeoísteentrar.Teníaspuestalamúsica.Sesuponíaqueibaallegarmástarde,perocambiédeopiniónaúltimahoraydecidíquemeapetecíamáspasar la tardecontigoquecon mis compañeras. Y allí estabas tú, sentado en el suelo del salón, con laespaldaapoyadaenlaparedylamiradaacuosayperdida.Mearrodillédelantedeti.Teacariciélamejilla.Nodijistenada,peromerompióelcorazónverteasí.Ytehicelapreguntaquenodeberíahaberretrasadotanto.―¿Quéesloquesientes,Gabriel?Respirastehondo,apartandolamirada.―Siento…sientovacíoy locontrarioa lavez.―Parpadeaste―.Mesiento
todo el tiempo como si tuviese un nudo en la garganta y no sé por qué, nisiquieraloentiendo,Valentina.Ysientoquedeberíaestarmásenteroparati,serelmásfuertedelosdos.Peroestaveznopuedo.Ymematapensarquetupadrepudiesetenerrazón,quetedescuentaalgúndíadequetuvidanohacambiadoal casarte conmigo, porque te quieromás que a nada. Te quiero a ciegas, porimpulso, porque te siento aquí.―Te llevaste unamano al pecho―.Y queríadártelo todo. ¿Recuerdas lo que te dije aquella noche?Queme enamoré de tiporqueteníaselmundoatuspies,peroaúnnotehabíasdadocuenta.―Gabriel…―sollocéyteabracéfuerte.―Yoqueríaestara tu ladocuandofuesesdescubriendoesemundotuyoque
aúnnosabíasquetepertenecía,peromedamiedoquefalteuntrozo,untrozotangrandeque…―No.―Teobliguéamirarmeyelaliviomegolpeócuandoentendíquegran
partedetudoloryanoestabaallí,cuandomedicuentadequeloquedeverdadnecesitabas era hablar conmigo, decir en voz alta todo aquello, dejar que laspalabrasescapasensolas,sinpensarlas,sinpreocuparteporunavezporsertúel
correcto, el que guardase la calma―. Tú siempre serás mi mejor casualidad.¿Sabesporqué?Porqueteníasrazón:nolosabía,Gabriel.Llevabaunavendaenlosojosynosemepasójamásporlacabezadeshacerelnudo.Quétontosuenaahora, pero ni siquiera sabía que existía esa posibilidad. Lo único que meenseñaronantesdeveniralaciudadfueamataranimales,prepararlacomidaymantenerlacasa.Sonreíste.Ypenséque tenías lasonrisamásbonitadelmundo,comolaque
me dedicabas al conocernos, esa de medio lado que te llegaba a los ojos.Despreocupada.Sincera.―Ahoranoteimaginohaciendoeso.―¿Matandoanimales?―Mesentédeladoenelsuelo―.Teníasqueverme,
nosemedabanadabien.Menosmalquenosmudamos.Laprimeravezquemiabuela me pidió que matase a una gallina, pensé que sería fácil, pero… teaseguroqueno.Sonmásresistentesdeloqueparece.Salídeallídespavoridaydejandoeltrabajoamedias.Te reíste y se te formaron un par de hoyuelos en las mejillas mientras te
sacabaselpaquetedetabacodelbolsillodelpantalónyteencendíasuncigarro.―Mealegraqueprefieraslataquigrafía―bromeaste.―Meencanta.Ytodograciasati.―Nosoyyoelqueacudealasclasestodoslosdías.―Perosífuistetúelquemeenseñóaleeryaescribirmejor.―Alparecerayudóaquetecasasesconmigo.Sonreíste travieso y te di un empujón en el hombro antes de que dejases
escapar una carcajada entre el humo de la última calada. Suspiré hondo.Habíamos empezado aquella conversación lamentándonos y allí estábamos,mirándonosllenosdeamor,deganas.―Heestadopensandoqueesteveranodeberíamosirnosdevacaciones.―Me
mordíellabioinferior,pensativa―.Hemospasadounosañoscomplicados.Noslomerecemos.Nosmerecemosunrespiroynopensarennada,¿quéteparece?No hace falta que nos vayamos muy lejos, podríamos ir donde todos esos
turistas,aBenidormolaCostaBrava.Mecogistelacaraconunamano,apretándomelosmofletes.Sonreícuandomebesasteconesaseguridadtuya.―Creoqueesunaideaperfecta,cariño.Tepusisteenpieytirastedemíparaalzarme.―¿Adóndevamos?―preguntésiguiéndote.―Necesitohacerlo,necesito…esto…Miraste la pared del dormitorio. Había varias estrellas que habíamos ido
acumulandoconelpasodelosaños.Enrealidad,nisiquieraeranestrellascomotal, aunque nosotros las llamábamos así. Eran puntos. Círculos pequeños queresumíanrecuerdosinmensos.Eldeaquellaprimeranochequepasamosjuntosenesahabitación.Eldeesavezquenospasamoslatardebailandoenelsalónyriéndonos hasta que nos dolió la tripa. El de mi primer día de clase. Todosestabansobreelcabecerodelacama,fijos.―¿Estásseguro,Gabriel?―tepregunté.Memiraste.Síqueestabasseguro.Lovi.―Losrecuerdosmalostambiénsomosnosotros.Yentoncestrazasteotropunto.Eldelapérdida.Elde«loquepudohabersido
yno fue»,esequemarcóel findealgoporque,despuésdeaquello, losunistehasta formar nuestra primera constelación. Pensé que era bonita. Agridulce.Única.
14
Mehacíagraciaturelojinterno.Siestábamosdevacaciones,dormíasmásquenadie. Sin embargo, cualquier día normal acostumbrabas a levantarte antes deque saliese el sol. Lo recuerdo especialmente porque siempre te decía que nohabíanadamásplacenteroqueabrirlosojosaúnenlacamayquedarseunratoentre las mantas observando la primera luz de la mañana. «Y tú te lo estásperdiendo», añadía.Oquizá era que, cuandodespertabay veía tu hueco en elladoderecho,yaempezabaaechartedemenos.Comodecostumbre,esofueloqueencontréaqueldía.Mepuselabataycuandoentréenlacocinasonreíalverquehabíasidoala
panaderíadelaesquinaparacomprardulcesreciénhechos.Meservícaféyfuihastaelsalón.Estabassentadoenelsillónconelcuerpoinclinadohaciadelanteyloscodosapoyadosenlasrodillassinapartarlavistadeltelevisor.Alzastelabarbilla cuando me viste. Sonreíste. Empezaste a morderte las uñas. Parecíaspreocupadoperotambiénfeliz.―¿Porquéestástanraro?―Francohamuerto.Y entonces una nueva palabra se coló en la vida que conocíamos.
«Incertidumbre».Peroprontoentendimosqueaveceshastalosmejorescambiosimplicansacrificiosyriesgos.
15
Recuerdo aquel verano como si fuese ayer. Recuerdo la luz del sol alamanecer, tanbonita, tansuave.Recuerdonuestroscuerposenredadosbajo lassábanasdeaquelcolchónllenodemuellessueltosenelquecostabadormir,peronotantohacerelamorhastacansarnos.Recuerdotusonrisa,Gabriel,siempretusonrisa.Llena,plena,honesta.Recuerdotusmanosenmipielmanchadaporlaarenadelaplayaylomuchoquenosreímosenaquelrestauranteenelquenosdimos el capricho de cenar y donde el camarero se equivocó con todos losplatos, pero estábamos tan felices que ni nos importó. Recuerdo tu vozsusurrandocadanocheellibroqueestábamosleyendoentonces,lomágicoqueera escucharte e imaginar historias, vivir dentrode aquellas páginas a tu lado,compartir ese momento. Recuerdo que no necesitábamos nada más para serfelices,porqueenaquellosdíasllenosdesol,marymiradasbrillantesnosdimoscuentadequesiemprenostendríamosanosotrosmismos.Lástima que solo guardemos un par de fotografías de aquel viaje. Nos lo
pasamos tan bien en aquel camping que a partir del segundo día no nosacordamosdecogerlacámara.Yregresamosmásenamoradosquenunca.Porqueesaeraunademisteoríascontigo.Podíaenamorarmedetimuchasveces.Locomprobéconelpasodelosaños.
A veces pasábamos una mala racha, a veces la vida golpeaba tan fuerte queapenasrecordábamosquéhacíamosallí,viviéndolajuntos,cogidosdelamano.Peroentoncesocurría.Podíaserun instante,unafrase,unamirada.Yvolvíaasentirmecomolachicaingenuaquesesonrojabatansoloalvercómocurvabasloslabios.Volvíamosaser,aquerernosmásymejor.Aquelviajefueunpuntoyaparte,unodelosbuenos.
Cuandoregresamosestabaagotadaperoradiante.Dibujamosjuntosesanuevaconstelación,unaquesiemprerecordaríamosconcariño,laquevinodespuésdela última, la que estaba teñida de dolor, pero también queríamos conservar,porque tú tenías razón: «los recuerdos malos también somos nosotros». Quéciertoeraeso.Así que, cuando fuimos al médico unas semanasmás tarde para ver si me
podíadaralgopara lagripeoalgunasvitaminas,nonosesperábamosaquello.Habíamos estado tan perdidos encontrándonos de nuevo y saboreando cadamomentoquenollevélacuentadelosdías.Eldoctorsuspiróhondotrasexaminarme.―Noestáenferma,estáembarazada.
16
Sofíanacióunamañanatempladadeprimavera.Ytodavíahoyendía,despuésdetantosaños,sigosinpalabrasparadescribir
lo que sentí en aquel momento, cuando la tuve entremis brazos, cuando porprimeravezteviatillorar,Gabriel.Nopodíasdejardemirarla.Leentregastetucorazónencuantolacogisteconlosojosaúnbrillantes,yyanuncaselopedisteniintentasterecuperarlo.Fuesuyoasí,deformaincondicional.
17
Losgrisesañossetenta,comoalgunoslosrecuerdan,tuvieronunsaboragrioalprincipio.Túsolíasdecirquefueroncomocuandomuerdesunamanzanaqueestá demasiado ácida y al principio te cuesta asimilarla, pero, conforme vasdándole un bocado tras otro, empiezas a pensar que quizá no está tan mal,inclusoconlapielytodo,conpepitasagriasyelcorazónfibroso.Porquefueelprincipiodelcambio.Porqueaprendimosquedespuésdelatormentallegabalacalmayque«nosotros»éramosnuestrahistoriadeamor,lapartebonitaydulce,perotambiénlaotra,laácida,ladolorosa,laquenosiempresesabedesenredar.Yfueunaépocaconvulsa,confusaycomplicada.Peroduranteladécadadelossetentatambiénocurrieroncosasmásalládela
situaciónpolíticaenEspaña.Yoterminéelcursodetaquigrafíaymecanografíacon honores y recibí una primera oferta de trabajo que rechacé porque temíponermeadaraluzelprimerdía,pero,aunasí,fueunodelosmomentosmásbonitosdemivida,porquemesentíorgullosademímismaymellevédeallíaunbuenpuñadodeamigasquesiempremeacompañarían.SeestrenólapelículaTiburónytúteempeñasteenverla,aunqueamímedabapavor;acambio,mevenguéañosmástardeconvenciéndoteparaquemeacompañasesaverGrease,que a ti te horrorizó. Murió Elvis Presley y también Charles Chaplin. Noscompramoselprimertelevisor.Ytambiénelprimercoche.Túparecíasunniñoconunjuguetenuevo.EraunRenault4ynoscostó234.296pesetas.Ahoramehacegracia recordarqueera tanpequeñoqueapenassabíamosdónde llevarelequipajecuandoviajábamos,yenveranonosasábamosdentroinclusocontodaslasventanillasbajadas.Poraquelentonces,nosparecíaquenopodíamosdesearnadamás,queestábamosenlacimadelmundo.YllegónuestrapequeñaSofía.Cuandoyamenosloesperábamos…
Cuandocasihabíamosdejadodepensarlo…Lacuestiónesquellegóysacudiónuestrasvidas.Estábamosenamoradosde
ella.Deesaspiernasrollizasconlasqueterminódandosusprimerospasospocodespués de cumplir un año, aquel que celebramos en casa de tu padre undomingo que mi madre pudo escaparse para venir. Y de sus ojos, que eranidénticos a los tuyos, negros y profundos, llenos de verdad. Sofía siempre separeció a ti en todo.En el carácter.En la sonrisa.En la formade afrontar lascosas, con esa costumbre suya de tragárselo todo hasta que no podía más yterminabaporsoltarlodegolpe.Enlosoñadorayloidealistaqueera.Entodo,Gabriel.Y,quizáporeso,siemprefuetugrandebilidad.
18
Losochenta…Québonitosfueron.Tannuestros,tanllenosdealegríadespuésde épocas más grises, tan locos e imprevisibles. Los vivimos expectantes.Apenastedabatiempoaasimilaralgoantesdequellegaseotranovedad.Erancomoelpica-pica,chispeantes;esodecíastúentrerisasañosdespuéscuandotepreguntaban.Estuvieroncargadosdeintensidad.Llegaron esos cómics que a ti tanto te gustaron, laMovidamadrileña y los
anuncios que incitaban al consumismo. Las chaquetas de cuero, los peinadosmulticolores,lashombrerasyloscardados.Losprimerosvideojuegos,esosalosqueterminaríasaficionándoteconel tiempoparasorpresade todos.Programasen la televisiónque sorprendían, comoLaedaddeoro o,más tarde,Un, dos,tres; también seriescomoFalconCrest yDallas.Bebíamos tónicaSchweppesmientras la cantante de Mecano daba a conocer la Coca-Cola Light. Fue larevolución sexual. Tambiénmusical; conRadio Futura,Alaska,HombresG oNacha Pop. Y en medio de todo aquello, vivimos la muerte de Chanquete yfuimostestigosdelacaídadelmurodeBerlínydemuchomás.Losochentanosolofueronespecialesporquemarcaronunantesyundespués,
sinotambiénporquefuelaépocamásdulcedenuestravida.Recuerdoaquellosañossiempreconunasonrisa,cuandoalcanzamoslacimadelafelicidadtrasunadécada llenade altibajosyquenos serviríaparadecir en el futuro esodeque«cualquiertiempopasadofuemejor».
19
―¡Papá,mira!¡Mira,papá!¡Nomeestásmirando!―Síquetemiro,nena.¡Vaya,quésaltomásalto!Sofíasonrióyluegocorreteóporlaarenahastalaorilladelaplaya,riéndose
cadavezquelaespumadelasolaslebañabalospies.Memirastebajolaluzdelsoldeaquellamañanadeveranoyteinclinasteparadarmeunbesocortoenloslabiosantesdeponerteenpiee ir trasella.Oscontemplédesde lejosconunasonrisatontaenloslabios.Ellachapoteabaenelagua.Tútereíasalverla.Ellatecogióde lamanoparaque lasiguierasy terminasteis losdossentadosen laorillayjugandoconelcuboylapaladeplástico.Metumbéenlatoallaysuspiréhondo. Cuando abrí los ojos veinte minutos más tarde, habíais empezado aconstruiruncastillodearenaconunafosaalrededorparaqueelagualorodease.―Deberíaishacerunatorre―comenté.―¿Leencargamosamamáquelahaga?―¡Sí!―Sofíamedioelrastrillo,contenta.Es curioso cómo cambian las prioridades a lo largo de la vida. También es
curiosolomuchoquelohacemoslaspersonas.Nosotros,Gabriel,yanoéramoslosmismos.Éramosmás,parabienyparamal.Éramosaquellosquecrecimosencaminos separadosy también losque se encontraronmásdediez años atrás ydecidieroncompartirunamismadirección.Éramoslascancionesquehabíamosbailado juntos y todos los momentos que salpicaban la pared en la que túdibujabasconstelaciones.Ypeseatodoloquealcanzamos,apesardelospasosquedábamoscadadíacomosinopudiésemosdetenernos,aúnteníamossueñosy ambiciones,metas y planes que añadíamos sobre aquellos que ya habíamosdejadoatrás.Yavecesdespertabanconfuerza…Notabaelanheloburbujeando…
Peroaqueldíano.Aqueldía,mientrasosmiraba,penséquetodoeraperfecto,quenonecesitabanadamás.Medijisteunavezquepensabasque lavidaeraninstantes, fotografías que se quedan en nuestramemoria, palabras sueltas quenosguardamosinclusosinsaberporqué.Yteníasrazón,Gabriel.Lavidaeseso.Oalmenoslofueparanosotros.Supongoqueporesoaúnrecuerdoaquelmomento,eldelostresjugandocon
laarenaenlaorilladelaplayahastaqueSofíaterminóagotadaysedurmióencuantolasubimosenelasientotraserodelcoche.Hicimoselcaminoderegresosinhablar,escuchandoTheWind,deCatStevens,conlasventanillasbajadasymirándonos de reojo en cada semáforo como si acabásemos de conocernos yfuésemosdosadolescentesidiotas.¿Porqué?Nolosé.Creoqueesosinstantessurgen,aparecencuandomenosteloesperas.Nospasamoslavidaplanificandodías especiales, el de los cumpleaños, el de Nochevieja y tantos otros que amenudo permanecen menos tiempo en la memoria que los más sencillos, loscotidianos,esosquesontandifícilesdepreverqueunonuncasaledecasaconlacámara de fotografías colgada del cuello para poder capturarlos. Permanecensoloennuestramemoriay,cuandollegamosal finaldelcamino,sencillamenteseconviertenenpolvo,ennada.Unaveztedijequemeparecíatriste……ytúcontestastequeerabonito.Ahora lo entiendo, Gabriel. Ahora recuerdo aquel día en la playa, nuestras
miradasdentrodelcoche,turostrosonrienteconesebigotequetehabíasdejadoporqueestabademodaylamaneraenlaquesosteníaselvolanteconunamanoypienso…piensoqueestristequealgúndíadesaparezcaelsabordulcedeesemomento,pero,almismotiempo,séloquequeríasdecir.Queerasolonuestro.Quenospertenecía.Quenoteníaprecio.Que,cuandollegamosacasa,aunqueparecieseundíamás,nisiquierahizofaltaquenosdijésemosnadaantesdeiraldormitorioydibujarotraestrella,unaqueabríaunanuevaconstelación.
20
―¿Quéteocurrehoy?Parecesenfadada.Suspiréhondo.Estábamosenunacafetería cercade launiversidad.Aveces
iba allí por la tarde con Sofía, me llevaba algún cuento que las dos leíamosjuntas o compraba una revista en el quiosco que estaba en esamisma calle siveíaqueseentreteníaconalgún juguete.Me tomabauncaféypedíaunzumopara ella mientras pasábamos el rato hasta que tú terminabas de trabajar ypasabasarecogernos.Sofíasolíaapoyar lasmanosenelcristalcuandoteveíavenircaminandoytúlaimitabasdesdefueraantesdeentrarunratohastaque,pocodespués,decidíamosregresaracasadandounpaseotranquilo.Aquel día habías llegado temprano y yo tenía el ceño fruncidomientras le
echabaunvistazorápidoalarevistaquehabíacompradoantes.Nada.Noestabaporningunaparte.Nienlasección«buzóndesugerencias»nien«preguntasyrespuestasdelaslectoras».―Noloentiendo.Aquídiceque,si tienesalgoqueaportarodeseasponerte
encontactoconlarevista,puedesescribirunacartaaesteapartadodecorreos.―Comprendo―dijistemientrasSofíasesentabaentusrodillas.―Yahacedosmesesqueenviélamíaynadiemeharespondido.Alargasteelcuelloparavermejoresaseccióndelaquehablaba.―Cariño,dudoquerespondantodaslascartasquelesllegan.―¡Puesquecontratenaalguienparaque lohaga!―protesté,y tú sonreíste
hasta que te diste cuenta de que estaba enfadada de verdad y la expresión seborróde tus labios―.Puedoentenderqueno lapubliquen,peronoqueno setomenlamolestiadecontestar.Esunacuestióndeprincipios.Derespeto.Ymásen una revista que se dirige principalmente amujeres, con el tiempo que noshemos sentido ignoradas. No es justo. O, al menos, deberían avisar en letrapequeñadequesí,puedesescribirles,peroquejamásresponderán.
―Valentina…―No,lodigoenserio.―Mamáestáenfadada…―dijobajitoSofía.―Noestoyenfadada,cielo.Soloindignada.―¿Quées«indignada»,papá?Temordistelalenguaparanodecirenvozaltaque«indignación»era«enojo,
iraoenfado»,poraquellodenollevarnoslacontrariadelantedenuestrahija.Yosacudílacabeza,aúnpasandolaspáginasdelarevistaydemasiadocentradaenese problema como para atender a nada más. Me había molestado sentirmeignorada. Había escrito aquellos dos folios llenos de sugerencias con todo elcariño delmundo, repasándolo y tecleando enmimáquina de escribir duranteunamañanamientrasSofíacorríadeunladoaotrodelsalón.Despuéslahabíametido en un sobre, lo había cerrado antes de comprar un sello, y la habíaechadoalbuzón.Porsupuestoqueesperabaunarespuesta.Enmicarta,además,mequejabasobrepartedelcontenidode la revista.En
esencia, las ideas eranbuenas, perono tanto el resultado final.Era unade laspublicacionesmásleídasenaquellaépocaporelgénerofemenino,peronosotrasavanzábamos rápido y sus páginas, en cambio, empezaban a quedarse algoanticuadas. Por no decir que esas secciones en las que se nos invitaba aparticipar no tenían demasiado sentido cuando, al parecer, nuestra voz no eraescuchadaporlosquedirigíanlarevista.―Noimporta,deberíamosirnosya―dije.―Claro que importa. Espera. Voy a pagar y me lo cuentas mejor mientras
vamoshaciacasa,¿deacuerdo?―Televantaste,medisteunbesoenlafrenteyfuistehasta labarramientras tesacabas lacarteradelbolsillode losvaqueros,ese estilo de pantalones que se habían convertido en tus preferidos desde quellegaronparaquedarse.
21
La relación con mi familia seguía siendo tensa, pero habíamos vuelto ahablarnos.Nolosveíatanamenudocomoantesytúintentabasevitarcoincidirconmipadre.Te entendía.Entendíaque erais tandistintosque te dabamiedovolver a chocar con él o que dijese algo ante lo que no pudieses contenerte.Aunque no le tuvieses demasiado aprecio, no querías interferir de nuevo ennuestrarelación.Porquepuedeque,exceptuandoamamá,yoyanolosquisiesede la misma manera, de esa incondicional que sientes cuando eres pequeñoporque sencillamente has nacido en ese nido y no conoces nada más, peroseguían siendo mi familia. De algún modo retorcido, me calmaba saber queestaban bien. Que mis hermanos eran felices después de casarse, que Sofíapudiese conocer a sus primos, que tú te guardases lo que pensabas porquerespetabasmi decisión, incluso aunque no estuvieses de acuerdo con todo o avecesteviesemordertelasuñascuandoteponíasnervioso.Tedoylasgraciasporeso,Gabriel.Por no imponerte nunca. Por no darme órdenes ni intentar convencerme de
cosas que, en ocasiones, tú veíasmás claras desde fuera. Por aconsejarme sinpresionarmás.Porceder.Porquerermeconmisdefectosypordejarmeverlostuyos.Pormuchomás.Aunasí,pasábamosmuchomástiempocontupadrequeconmifamilia.Era
inevitable.Aurelioeraelhombremásdulcequenuncaconocí,másinclusoquetú,porqueéleraincapazdeenfadarse,noteníaesecarácterquesolíadecirquehabíasheredadode tumadre.Recuerdo todos losmomentosasu ladoconunasonrisa.Seguíacomprándomeesasgalletasdecanelaque tantomegustabany,añosdespués,descubríqueteníaqueircaminandohastaunapasteleríadelbarriodelCarmenparaconseguiresabolsitaqueyodevorabaenunpestañeomientrasélmemirabasatisfechoyservíaelcafé.Entonces,cuandotúlecontabasquétal
tehabíaidoesasemanaeneltrabajoolehablabasdeeselibrodetextoescolarenelquetehabíanpedidoqueparticipases,Aureliodejabaescaparelaireparaesconderelorgulloquesentía,yamímeentrabanganasdellorar.YconSofía…conSofíasedesviviódesdeelprimerdía.Hacía loquequeríaconsuabuelo,¿recuerdas?Tereíasalverque intentaba
subirseasuespaldaparaquelallevaseacaballitocomotúsolíashacer.Aellalegustabamandaryeradeideasfijas,mientrasqueAureliosedejabamanejarasuantojo.Aqueldíaamediadosdeprimavera,fuimosacomeracasadetupadreynoté
que parecíais compartir algún secreto, porque, seamos sinceros, Aurelio eraincapaz de hacer como si nada, no sé cómo pudiste confiar en que él podríadisimular.―¿Hayalgodeloquenomehayaenterado?―¿Qué?¡No!¡Claroqueno!¿Porquélodices?―Aurelio,tehaspuestonervioso―insistí.―¡Noesverdad!¡Porsupuestoqueno!―Parecequetevayaadarunataque.―Hatenidounasemanaduraeneltaller―loexcusaste,antesdesentarteasu
ladoypasarleunbrazoporloshombros.Tupadreasintióconmásénfasisdeloesperado. Os miré. Erais como dos gotas de agua, aunque él tenía el cabellosalpicadodecanasylosrasgosmássuaves,mientrasquetúacababasdecumplirlostreintaycuatroañosyteníaslapielresplandecienteylosojosbrillantes.Perovuestranarizeraigual.Ytambiénlosdedoslargos,ásperos.―Supongoquesabéisdequenomeengañáis.―¿Quiénteengaña,mamá?―preguntóSofía.―Amínomemires―contestasteriéndote.Telancéunafichadedominóqueesquivaste.Tupadretambiénterminóriéndoseporlobajo,yyoalcéunaceja,incrédula,
porquenoentendíaquéestabaocurriendoy,oh,nohabíanadaqueodiasetantocomolassorpresas.Túlosabías,claroquelosabías.
LasNavidadesdelañoanteriorestuvistesemanashablándomedemiregaloyyorevolvítodalacasa.Enserio.Toda.Miréencimadelosarmarios,debajodela cama y hasta en el taller de tapicería de tu padre cuando fui a hacerle unavisita. Necesitaba saberlo porque la intriga me estaba matando. Nunca loencontré.Alfinalresultóquesiemprelollevabasencima,entucartera.Erandosentradasparaverunaobradeteatroalaquemehabíaempeñadoenasistiryquesabíaqueatitehorrorizaría,peroqueamímehizollorarymeemocionó.FuelaprimeravezquedejamosaSofíacon tupadrepara salirypodercompartirunratoasolas,algoquenotodoelmundoveíabienporaquelentonces,oesofueloquecomentóensusurroslavecinadeenfrenteunosdíasmástarde.Lacuestiónesqueestabasraroyloseguisteestandocuandollegamosacasa,
bañamos aSofíay la acostamos antesdequedarnos en el salónhastaquenosentraseelsueño.―¿Nopiensasdecírmelo?―Mecrucédebrazosdelantedeti.―¿Decirteelqué,cariño?Hoyparecesdeotroplaneta.―Muygracioso,Gabriel.Teconozco.Desembucha.Sonreístecomounniño,conlosojosentrecerrados.―¿Porquésiemprequieresestropearlasorpresa?―¡Losabía!―Teseñaléconeldedo―.¡Losabía!Malditoseas.Me tiré sobre ti y forcejeamos como críos en el sofá hasta que terminamos
sobrelealfombradelsalón.Mehicistecosquillas,midebilidad,ymerevolvíygritéhastaqueviquetellevabasundedoaloslabiosparahacermecallar.―VasadespertaraSofía―susurraste.―Yseráportuculpa…―repliqué.Aúnsonreíascuandotuslabioscubrieronlosmíos.Terodeéelcuelloconlas
manos y durante aquelmomento, desde que empezaste a quitarme el camisónhasta que los dos terminamos gimiendo a la vez piel con piel, me olvidé delmisterio.Almenoshastaquepocodespuésdeacabarvolvisteamirarmedereojocon
esebrillotravieso,aúntumbadobocaarribaenlaalfombradelsalón.Teestiraste
hacia un lado para alcanzar el paquete de tabaco y encenderte un cigarro.Meapartasteelpelodelafrente.―Prométemequenoteenfadarás.―Diosmío,¿quéhashecho,Gabriel?―Fueunimpulso.Luegorecordéqueodiaslassorpresas.―¿Eresconscientedequemeestásmatandolentamente?―Temirémientras
terminabadeabrocharmelosbotonesdelcamisón.―Lacuestiónesquehaceunassemanastúdijistealgo…dijistealgoqueme
parecióinteresante.Asíqueluegoestuvepensandosobreeso.Yunosdíasmástarde quedé conMartínez para almorzar y, no sé cómo, salió el tema… y derepenteéldijoqueeraunaideabrillanteyquepodríahacerunpardellamadasparaconseguirteunaentrevistayyo…Elcorazónmelatíatanrápidoquecasiniteescuchaba.―¿Unaentrevista?¿Quéocurre?Hablaclaro.Teincorporasteunpoco,aúnconelcigarrilloenloslabios.Disteunacalada
larga, expulsaste elhumoy tardasteunos segundosenclavar lamiradaenmí,porque sabíasquede repenteel ambiente sehabíaenrarecidoyquenopodíasretrasarmásaquello.―Esparauntrabajo.Fuetodopensadoyhecho,allí,enelmomento.Nolosé,
cuandomepreguntóledijequesí,queeragenial.Peroahorameestásmirandoasíycreoquequizámeequivoqué.¿Sabesqué?Notenemosporquéir,anularéelcompromiso.―Dejadeirteporlasramas,Gabriel―siseé.Se te escapó una sonrisa pequeña. Tiempo después me confesaste que fue
porque, en ese instante, sin venir a cuento, te vino el recuerdo de aquellosprimeros días juntos, cuando yo me sonrojaba tan solo con una mirada ytitubeaba al hablarte. Te hizo gracia verme así, comprobar cuánto habíacambiado,lomuchoquelosdoslohabíamoshecho.―Dijistequealguiendeberíacontestarlascartasdelarevista.―¿Estamoshablandodelomismo?
―Depende. ¿Iba en serio? ¿De verdad quieres contestar las cartas de laslectoras?―Estásbromeando.Dimequeestásbromeando…―No es algo seguro, pero sabes que Martínez tiene muchos contactos y
conocealhijodeldirectordelarevista.Alparecer,seharácargodelnegocioenbreveyquiererenovarlounpoco,asíquecuandolecomentóqueeraamigodeunalectoraindignadaporcómofuncionabanalgunascosasenlarevista,lehizogracia y dijo que estaría dispuesto a reunirse contigo y a escuchar esassugerenciasqueteníasquedecirles.―¡Nomelopuedocreer!Madremía,Gabriel.―¿Tegustalaidea?―Memirastefijamente.―¡Perosiyonosoynadie!¿Cómovoyareunirme…?―Eresunamentecreativaeinquieta.―Sonreíste―.Mira,solotienesqueir
allí, sentarte con él y ser tú misma. Dile lo que piensas. A veces una visióndistintaesloquealgoviciadonecesita.Siquiereshacerlo,saldremosdentrodecuatrodías.―¿Saldremosadónde?―preguntéaúnalucinada.―AMadrid. ¿No te lo he dicho? La reunión es allí, en las oficinas de la
revista.Notepreocupespornada,yalohehabladoconmipadreyélsequedaráconSofía.Lecomentéquesevinieseacasaparaqueestuviesemáscómodo,siatinotemolesta…Parpadeé intentando asimilar toda aquella información. Volví a sentir aquel
cosquilleo en la tripa que noté esa primeramañana durante el curso que hiceaños atrás. La ilusión ante un reto inesperado por delante. Inspiré hondo altiempo que deslizaba una mano por tu pecho aún desnudo, recorriendo elestómagohaciaarriba,hastallegaralalíneadetumandíbula,mientrasseguíasmirándome con esa intensidad de los grandes momentos que los dossaboreábamosinclusoantesdequeocurriesen,comosipudiésemosadivinarqueconeltiempolosrecordaríamos.Unviaje.Undesafío.Madrid.―YSofía…―dudéunsegundo,nerviosa.
―Élselallevaráaltallercadadía.―Pero…nolosé,Gabriel…―Yocrecíallí.Mepasabalastardesenesetaller,nolepasaránada.Tampoco
nospasaránadaanosotrossinosseparamosdeellaunosdías.Todosestaremosbien,¿deacuerdo?Sonreídespacio,vacilante,pero tú supiste en seguidaqueprontoestaríamos
rumbo a otra ciudad, porque me llenaba demasiado la idea de atrapar esaoportunidadrepentina,ymemoríadeganasdepasarunfindesemanacontigo,asolas,sinpensarennada.
22
Lo recuerdo todo de aquella escapada, hasta el viaje en coche; cuando noescuchábamos música, leía en voz alta el último libro que habíamos elegidoentrelosdos.Túsonreíascadavezquealgúndiálogotehacíagracia,sobretodocuandome venía arriba yme esforzaba por imitar las voces que pensaba quetendrían losprotagonistas.Asíque lashorassenospasaronvolandoy,cuandoquisimosdarnoscuenta,yaestábamosdejandoatráslaPuertadeAlcalá.Apenastuvetiempoparaprepararme.Cuandollegamosyahabíaanochecidoy
pedimosunparde sándwichesenelhotel,quenoscomimosen lahabitación,mirándonosnerviosos.―Asínomeayudas,Gabriel―mequejériéndome.―Essolo…quecreoqueesunagranoportunidad.―Peronopasaránadasimedalargas,¿verdad?―Claroqueno,¿porquémelopreguntas?―Porquehemoshechotodoesteviaje…―¿Yqué?Despuésdelaentrevista,salgacomosalga,vamosadivertirnos.Tú
yyoasolas,Valentina.Comoenlosviejostiempos.¿Recuerdasaquelviajealaplaya?―CuandomequedéembarazadadeSofía,sí.Túsonreístetraviesoyalzastelascejas,mirándome.―Comoparanoquedarte.¿Cuántasveceslohacíamosaldía?―Nolosé,peroparecequefueenotravida.Algo cambió en tu mirada mientras deslizabas los ojos por mi cuerpo, allí
sentadosenlacamaaúncubiertaporlacolcha.Séquepensastequeúltimamentehacíamoselamormenosamenudo.Que,aveces,cuandollegabaelfinaldeldíay nos metíamos bajo las sábanas, estábamos tan agotados que tan solo nosdábamos un beso rápido de buenas noches antes de quedarnos dormidos.Que
esedeseolocoeintensodelprincipiosehabíacalmado.―Deberíamosacostarnosya―dijiste―.Mañanaseráundíalargo.―Sí,tienesrazón.―Melevantéyapartélosrestosdelacena.Despuésnospusimoselpijama,cadaunoensuladodelacama,yapagamos
la luz de las lamparitas de noche antes de encontrarnos entre las mantas. Teabracé.Enmediodeldíaadía,avecescuestapararydisfrutardeesascosasquelas primeras veces nos llenaban; como la sensación de rodearte la cintura ysentirte estremecerte, o la de apoyar la cabeza en tu pecho en medio de laoscuridadyescucharellatidodetucorazón.Tambiénoírterespirar.Ynotartusmanosacariciándomeelpelo,enredandomechonesentretusdedos.―Tequiero,Gabriel―susurrébajito.―Yotambiéntequiero,cariño.Melevantécondiezminutosderetrasoyconelestómagorevuelto.Túseguías
sentadoenlacamaconlamiradaalgoperdidamientrasyoempezabaavestirmeantesdemetermeenelbaño.Memiréenelespejoeintentéarreglarmeunpoco;ocultélasojeras,rímelenlaspestañasyunpintalabiosrojo.Poraquelentoncesllevabaelpelooscuroporloshombrosyrecto,uncortequemeencantaba,asíquetansolomelopeinéconlosdedos.Desayunamosenelhotel,aunque,enrealidad,apenasprobébocadoporculpa
de los nervios. Poco después, mientras avanzábamos por la calle en la queestabanlasoficinasytúmedabasunapretónenlamanoparaanimarme,medicuenta de que aquello era una locura. Estaba allí porque un amigo nos habíahechounfavorymedabalaimpresióndequeelhijodeldirector,eltalSamuelJiménez,nisiquierarecordaríaquehoyteníaunacitaconmigo.Porque,¿quiéneraenesosmomentos?Tansolounamadecasaqueañosatráshizouncursodetaquigrafía y mecanografía, curso que a niveles prácticos solo le sirvió paraterminarescribiendocartasdeopiniónconquejasypropuestasarevistasyotrosmedios.―Deberíamosdarmediavueltaeirnosacasa.―Valentina,Valentina…―Tereíste.
Suspiré.Anteshacíasmuchoaquello,sobretodolosprimerosaños,dejarquemi nombre resbalase entre tus labios como si con eso ya estuvieses diciendosuficiente.―Lodigoenserio,Gabriel.Hasidounerror.―Vamos,sube.Yoteesperoaquí.Notengasprisa,metomaréuncaféenese
bardeahíenfrente.Yestatetranquila,cariño.Limítateadecirloquepiensas.Asentí, aunque me temblaban las piernas. Me diste un beso en la frente y
luegocruzastelacallesinmiraratrásmientrasteencendíasuncigarro.Suspiréhondoantesdeentrareneledificioydarminombreenrecepción.Lachicamesonrióymedijoquemeestabanesperando,algoquemesorprendióyalivióapartes iguales. El interior de aquel lugar estaba decorado con tonos claros encontrasteconlosmueblesoscurosdeaspectoclásico.Seguílasindicaciones,asíque subíhasta laúltimaplanta, en laqueestaban losdespachos.Unavezallí,llaméalapuertayesperéconunnudoenlagarganta.El hombre que abrió tendría más o menos nuestra edad. No era lo que
esperaba.Vestíadeformainformalysudespachoestabahechoundesastre,conpapeles y carpetas por todas partes. Apartó la silla hacia atrás y me invitó asentarmeantesdedisculparse.―Perdonaeldesorden.Notardarémuchoenmudarmealdespachoprincipaly
llevounassemanasajetreadas.¿Quierestomaralgo?¿Pidoquetesubanuncafé?―No,peromuchasgracias.―Genial.¿PuedollamarteValentina?―Sí,claro.¿Yustedeselseñor…?―tanteé.―Samuel,asecas.Esmásfácilasí.―Rodeólamesaysesentóenelsillón
negroquehabíadetrásantesdesuspirarhondo―.Asíque,porloquemecontóMartínezporteléfono,escribisteunacartaalarevista.Unacartadelaquenuncaobtuvisterespuesta.―Dichoasíenvozaltanosuenaparatanto,pero…―Vamos,desahógate.Notecortes―meanimó.―Esunafaltaderespeto.
―Entiendo.―Larevistasedirigeprincipalmentealpúblicofemeninoy,ahoraqueporfin
empezamos a tener voto y opinión, creo que es indignante que animen a suslectoras a escribirles, pero luego no se tomen ustedes esamismamolestia encontestarles, ¿no le parece?Además, ¿qué tipo de fidelidad esperan conseguirignorandoaquieneslesdandecomer?―Bueno,vistoasí…―Sonrió.―Noesgracioso,señorJiménez.―Samuel―corrigió―. Y lo que me hace gracia es tu entusiasmo, que es
admirable.Nosé si te locomentó tuamigoMartínez,peroahoraquemeharécargo de la revista tengo intención de renovarla, darle un aire distinto; hemosperdidosuscriptoresenlosúltimosaños.―Nomeextraña―semeescapó.Élselimitóasonreírmásabiertamente.―Megustaríapodercontarcontigo.Recibimoscientosdecartas,de lasque
normalmenteseseleccionanunascuantasalazarparapublicar.Ahoramismonotenemospersonalque seencarguede leerlasnide filtrarlas, es asíde sencillo.Perocreoque,teniendoencuentatucurrículumyquetegraduasteenuncursode mecanografía, podría interesarte el empleo. Mi propuesta, Valentina, es lasiguiente. Cada dos semanas te llegaría el material a casa a través de unmensajeroytúteencargaríasderesponderlascartasdelaslectoras,asícomodehacermellegaraquellasquecontengansugerenciasquecreasquepuedanserdemi interés. En estemomento, no puedo ofrecerte un sueldo alto hasta que noveamosresultados,pero…―Quieroeltrabajo―dijedeinmediato.Samuelsonrióybuscóalgoentreelfajodepapeles.―Como intentaba decirte, confío en que con el cambio de rumbo que
queremos darle a la publicación las cosas vayan mejor, lo que sin duda serábuenoparatodosnosotros.―Podría hacer un resumen mensual con las recomendaciones más
interesantes. Imagino que estarás ocupado haciéndote cargo de la revista, esoagilizaríalascosas.―Buenaidea.Bienvenidaalaempresa,Valentina.Unratomástarde,salídeallíflotandoenunanube.Bajéporlasescalerastan
soloparapoderecharunvistazoalaplantaderedaccióny,cuandoabrílapuertaquedabaalacalle,túyaestabasesperándomemientrasexpulsabaselhumodelcigarroconlavistaclavadaenelcielo.Melancéatusbrazos,tanfeliz,tanilusionada…―¡Tengotrabajo,Gabriel!Untrabajoincreíble.―Losabía.Eraunpálpito.Nosmiramossonrientesyluegotúmecogistedelamanoyechamosaandar
por las calles de la ciudad, perdiéndonos por el centro y visitando tiendas yojeandoescaparatesmientrasyohablabasinparardetodoloquehabíaocurridoallídentroyde losplanesque teníaparamidíaadíaapartirdeentonces.Túescuchabasysonreías,comosiempre,dejándomedisfrutardeaquelmomento.Te comenté que, como me había dicho Samuel casi al despedirnos, quizá
tendríaquereunirmeconélallíenMadridenalgunaocasión,másadelanteysiaquello marchaba bien. Asentiste y me calmaste asegurándome que tu padrecuidaríaentoncesdeSofíayque,además,sialgunavezélnopodíahacerlo,túpediríasquetesustituyesenesedía.Estabaeufórica.Llamamosacasamástarde,cuandoregresamosalhotelparacambiarnosantes
deiracenar.Aureliomeaseguróquetodoestabacontrolado,queSofíasehabíacomidolasespinacasque lehabíapreparado(algosorprendente,conlomuchoqueseresistíaalahoradecomerverduras)yqueyaestabaconelpijamapuestoyapuntodeirsealacama.Esa noche me puse un vestido con el que me veía guapa, algo que tú
corroborasteencuantomevistealsalirdelbaño.Eraholgadoycorto,informal.Igualquetusvaquerosylacamisaqueelegisteantesdequeabandonásemoslahabitacióndel hotel y fuésemosdandounpaseohasta el restaurante en el que
cenaríamos. Yo había protestado porque era un poco caro, pero entonces merecordaste que a partir de entonces tendríamos dos sueldos y que, además,teníamosquecelebraraqueldíaydarnosuncapricho.Asíquedisfrutamosdelacena.Lacarneestabatiernayelpostre,unflande
queso,deliciosohastaelpuntodequelamílacucharillaalterminar.―¿Sabesquenohaynadamásincreíblequevertecomer?―Creoqueesonomelohabíasdichonunca.―Pueslopiensosiempre.Piensoenlamaneraquetienesdecerrarlosojosy
sonreírcuandodasunúltimobocadoaalgoquetegustamucho.Esestimulante.―¿Estimulante?―Provocador…Estabasmirándomedeesaformaquemehacíacontenerelaliento,deesaque
cuandotehabíaconocidoañosatrásmecalentabalasmejillasymehacíabajarlavista. Pero entonces ya no. Entonces te sostuve la mirada mientras tú teinclinabassobrelamesasindejardeobservarme,hambriento,comosihubiesesreparado enmi presencia después de unosmeses sin verme delmismomodo,ciegosentrelarutina.―Memueroporllegaralhotel…―susurraste.―¿Deseanalgomás?―Nosinterrumpióelcamarero.―No,gracias.Lacuentaya―ledijistesinmirarlo.Salimosdel restaurante cogidos de lamanoy caminando rápido.Cuandovi
quenonosdirigíamospordondehabíamosvenido,fruncíelceño.―Esporelotrolado,Gabriel.―Nocreasquenometientalaidea,perotengounplanmejor.Vamosaira
divertirnos.Yvamosaemborracharnos.Comosiaúntuviésemosveinteaños.Me reí y decidí dejarme llevar, porque hacerlo de tu mano era fácil.
TerminamosenelbarriodeMalasaña,bebiendocervezaenungaritoenelqueponíanmúsicaqueestabademoda,hablandomientrasbebíamoscontucuerpocada vezmás cerca delmío hasta que los dos taburetes en los que estábamossentados acabaron juntos ymis piernas entre las tuyas. Le diste un trago a la
segundacopa,esaqueeradealgomás fuertequenoscalentaba lagarganta,ydespuésdeslizastelamanohastaposarlaenmirodilla.―Deberíasllevarestevestidotodoslosdías.―Claro,saldríaacomprarelpanconestetrozodetela.―Amímegustacómosuena―susurrastemientrasacariciabaselbordecon
los dedos y subías un pocomás―. ¿Sabes que cuando te vi por primera vezpenséquenopodríassermásguapa?Puesmeequivocaba.¿Cómoesesedichosobreelbuenvino…?Soltéuna carcajada.Nopornadaenparticular, solopor elmomento,por la
gentequebailabaanuestroalrededorvestidaconropasquehacíatansolounosañosnopodíamos imaginar, porqueparecíasmás jovenquenuncamirándomecon losojosbrillantes,porque tosí aldar elúltimo tragoa esacopade loquefuesequehabíaspedido,yesonoshizogracia.―Eligetúlasiguiente―medijiste.Norecuerdobienquérespondí,creoquepedíalgoquesabíaalimayestaba
bueno. Lo que sí recuerdo es que nos lo bebimos ya de pie, moviéndonos alritmo de la música sin dejar de reírnos. Tus manos estaban por todas partes,comosifuesesincapazdedejardetocarme.EmpezóasonarLachicadeayerymelacantastealoídomientrasyotebesabaelcuello,recordandolosuavequeeratupielylomuchoquemegustabaelolordelacoloniaqueusabas.LuegobailamosEnamoradodelamodajuveniljuntoavariosdesconocidosy,duranteese instante, mientras saltábamos sin pensar en nada, volvimos atrás en eltiempo,amirarnoscomosiaquellafuesenuestraprimeracitaydeseásemosmás.Sihedesersincera,notengoclarocómollegamosalhotel.Andando,sí,pero
nosécuántotardamosniquécallesrecorrimos.Solomevienealamemoriaquenoparábamosdereírnosporquetúdecíasunmontóndetonteríassinsentido.Yqueenmediodeltrayectomearrinconastecontrauncocheparabesarmecomosifuésemosdoschiquillosquetuviesenquedespedirseantesdevolvercadaunoacasadesuspadresdespuésdeunanochedejuerga.Yentoncesempezóallover,fuerteeintensamente.
Eso nos hizo más gracia, nos dio otra razón para reírnos antes de echar acorrer ignorando las cornisas de los edificios para protegernos. Llegamos alhotel, aunque durante un instante llegué a pensar que no lo conseguiríamos.Subimoshastalaterceraplantaycerrastelapuertaencuantoentréylosdosnosquedamosallí,mirándonosfijamente.Estábamos empapados. Respiraste hondo, lamiéndote los labios mojados, y
despuésnosfundimosenunbeso.Unodiferente,quesabíaatiyamí,alosqueéramoseneseinstantequeestábamoscompartiendo.Solonosotros.Solojadeosllenandolahabitaciónytusmanosquitándomeelvestidoyrecorriendomipielcomositrazasesuncaminoinfinito.Hicimos el amor como si no llevásemos haciéndolo durante más de una
década.Hicimoselamorcomosinosdescubriésemosporprimeravez…Encontrándonos…Amándonos…
23
Unmesdespués, justocuandome llegó laprimera tandadecartas,descubríqueestabaembarazada.Yalmiraratrás,reconozcoquefueunmomentoraro.O,másbien,inoportuno.Losdosqueríamostenermáshijos,perodenuevoocurríajustocuandoporfindespegabalaboralmente.Yahabíasacrificadoaquellapartedemividaañosatrás,porquefueimposibleaceptarelempleoquemeofrecieronestando de ocho meses, y justo en aquel instante estaba tan centrada en elproyectoqueteníaentremanosquelanoticiafuecomoelzumbidodeunaabejaquenoesperasyquetehacedespertar.Queríaotrobebé,loquería…Perotambiénqueríalootro…Yentoncesmesentículpable.―Nohagaseso,Valentina.Escúchame,estavezserádiferente,¿deacuerdo?
Porque trabajas desde casa y puedes seguir haciéndolo. Yo te ayudaré.Intentaremoscompaginarnos.PuedocambiarelhorariodetardespararecogeraSofíadelcolegio.Nosapañaremos.Asentí,conunnudoenlagarganta.Un nudo que desapareció semanas ymeses después, conformePablo crecía
dentrodemí.Dehecho,fueunembarazodiferente,unoquepasémejorqueeldeSofía. Simplemente, en algún momento, conecté con él. Quizá porque, porprimera vez en años, estaba a solas cadamañana tan solo acompañada por lamáquina de escribir y por las patadas que Pablo me daba sin parar.Compartíamos aquella rutina. El segundo café con leche descafeinado. Losmomentosenlosquemequedabapensativamirandoporlaventana.Lascartasque llevábamos a correos. La satisfacción cada vez que sentía que estabahaciendoalgoútil,algoquemellenaba,hablandoconmujeresdetodaspartesdeEspaña.Tambiénconhombres,aunquepocos.Yosiemprehecreídoquenosotrassomosmuchomás comunicativas, que nos gusta compartir, dar, abrirnos, que
nosimplicamosentododeunaformamásemocional.MereuníendosocasionesconSamuelyenambasfuimosacomer.Élquería
discutir conmigoalgunasde laspropuestasquehabía seleccionadodel«buzónde sugerencias». Lo bueno de Samuel era que, al contrario que su padre, eraalguiendispuestoaescuchar.Notemirabaporencimadelhombroynosereíasidecías algo tonto frente a su experiencia.Al revés, se lo tomaba todomuy enserio,hastaelcomentariomásinsignificante.Megustabaquesepreocupaseporla revista y por los contenidos que ofrecían. Yo estaba convencida de que elproblemanoeranlostemas,sinoquelarevistasedirigíaaunpúblicojovenyaesa generación nos interesaban otras cosas. Cuando me propuso que hiciesealgunaspruebasparaversipodíaparticipardevezencuandoenalgunasección,menegué.―Ni siquiera doy abasto respondiendo las cartas de las lectoras. Hay
demasiadas.Nopuedohacermecargodealgomás,Samuel.Ymenosahora.―Podemoscontrataraalguienparaqueteayude.―¿Estásseguro?―preguntéindecisa.―Claro. Se ha corrido la voz de que tenemos en cuenta la opinión de las
lectoras,entreotrascosas,ylasventashanidomejoresteúltimotrimestre.Nomequieroprecipitar,perocreoquevamosporelbuencamino.Todosereduceadarlealclienteloquequiere,¿noescierto?Y,mírate,¿quiénvaasaberlomejorquetú,Valentina?Eresjustoeltipodemujerquenoslee,¿quéedadtienes?―Treintayuno.―Loquedecía.Suspiréylopensé.―Tengounabuenaamigaqueestudióconmigoyalaqueleencantólaidea
deresponderlascartas.SellamaClara,eslistayaprendemuyrápido.―Perfecto.Puesnohaymásquehablar.Así fue como Clara empezó a formar parte de aquel proyecto. A menudo
trabajábamos juntas. Venía a casa, preparábamos algo para almorzar ycontestábamoscartas, algunasentre lasdoscuando trataban temasdifíciles, en
otrasocasionesnoscentrábamoscadaunaenlosuyoyapenashablábamoshastaterminar.Erafeliz.YlofuimáscuandollegóPablo.Pablo,consusmanosregordetasysusojososcuros.Conesacabezallenade
peloylarisaqueseleescapabacadavezquesuhermanalehacíacarantoñas.Alqueempezasteallamar«colega»antesdequeélsupiesesiquieraquésignificabaesa palabra y al que le cambiaste casi más pañales que yo, que estaba hastaarriba de trabajo a pesar de la ayuda deClara y que, aun así, no quería pararporquenecesitabademostrarmeamímismaquepodíahacerlo.Pablo, que fue una pequeña estrella imprevista, que llegó quizá en un
momentoenelquenoloesperábamos,peroquellenólacasadesdeelprimerdíaquelotrajimosdelhospitalylodejamosenlacuna,consusbracitosagitándosecomo una langosta (o eso dijiste tú, haciéndome reír). Y después, apenas unminutodespués,cerramosjuntosotraconstelación,esallenadepuntosbonitos,porque los ochenta fueron así, bonitos, con salpicaduras en la pared queguardabanelrecuerdodemiprimerempleo,deaquelviajeaMadrid,dedíasdeplayaenverano,demomentoscotidianosquenoshabíanabrazadoydenuestroPablo.Unos añosmás tarde, casi a finales de la década, compramos una pequeña
casaenelcampo.Noeragrancosa.Teníaunaparcelade terrenoen laque túempezastea trabajarplantandoárboles frutales, floresyalgunas tomaterasqueSofíasolíamirarcontigoembobada,siendotestigodecómocrecían;eldíaquerecogisteis la cosecha (seis tomates) los dos estabais eufóricos. Hicisteis unaensaladaentrerisasy,cuandonoslacomimosalmediodía,nodejabaisdedecirque el sabor de esos tomates era insuperable. Yo no noté nada diferente conrespectoalosdelmercado,peroasentíconlacabezaparadaroslarazón.Meencantabaverosjuntos,Gabriel.En1989,Pabloteníaochoaños,cuatromenosquesuhermana,yteseguíaa
todaspartes.Eratusombra.Temirabaconadmiracióneintentabarepetirtodoloquetúdecíasohacías.Tiempodespuésesocambiaríaytendríaisvuestrosmásy
vuestrosmenos.Supongoqueasíeslavida,nosiempreidílica,nosiemprecomolodeseamos.Peroaquellosveranos fueronvuestros.Leenseñasteamontarenbicicleta,seteencogióelcorazónantesuprimeracaídayloayudasteaescalarárbolescadavezqueosescapabaisporelmonte,aunquesabíasqueamínomehacíaningunagraciaporque temíaque sehiciesedaño.Aprendióde ti lomásimportante; a serunhombredepalabra, a reconocer sus errores, a saberpedirperdónapesardelotestarudoyorgullosoquefuedesdepequeño.Enesonoseparecía a ti. No. A ti te faltaba tiempo para decir «lo siento» cuando lafastidiabas,igualqueaSofía.Conellasiemprefuediferente,Gabriel.Nipeornimejor,sencillamenteeso,
diferente.Haycosasquenopodemosforzar,cosasqueocurrenyyaestá.Yfueasídesdeelprincipio,cuandolacogisteenbrazosenlahabitacióndelhospitalylamirasteconlosojosllenosdelágrimas.Podíaisentenderossinhablar,teníaisun lenguaje solo vuestro y reconozco que a veces me dolía, que a veces osenvidiaba,hastaqueaceptéquenoeraalgomalonocompartirlasmismascosasconnuestroshijos,quecadarelaciónesunmundoysetejealolargodelosañoscontantoshilosquepretenderqueseanigualesescasiridículo.Peroquéespecialesfueronaquellosaños.Vercómocrecían,cómosemanchabanlasmanosenelbarroyjugabanentre
ellosantesdequelecomprásemosaPablosuprimeravideoconsolayprefiriesequedarse matando los monstruos de la televisión que antes veía en suimaginación en medio del jardín. Reírnos cuando tú los mojabas con lamanguera cada vez que pasaban cerca mientras regabas las plantas. Hacerconservas para el invierno. Tomarnos unaCoca-Cola en la terraza durante lasnochesdeveranoenlasquelosgrilloscantabanylalunanosacompañaba.Esospolos de menta que ya no hay manera de encontrar. Discutir cuando noestábamos de acuerdo en algo y reconciliarnos después bajo las sábanas eintentandonohacerruido.Avanzarjuntoaellos,recorreraquelcaminojuntos……separarnosenotros.Aprenderaliberarnos.Yomeimpliquécadavezmáseneltrabajo,porquemeencantaba,porquepor
primera vez me sentía completa de una forma que no podía explicar. Tú terelajaste. Cambiaste las clases en la universidad por un colegio público queestaba cerca de casa y adorabas a tus alumnos, pero, cuando terminabas lajornada, la terminabasdeverdad.Disfrutabasdenuestroshijos, teempezasteainteresar por la fotografía y por los aviones, que te fascinaban. Leíasmucho.Leías tanto que, en algúnmomento, dejamos de hacerlo juntos. Cortamos esacuerda, una que nos unió desde el principio y que sabíamos que teníaimportancia,aunquenosupimosdárselaenesemomento.Elproblemadeesascosasesquenuncaocurrenenuninstanteconcreto,sinodeunaformapaulatinaysilenciosa,unaquepasadesapercibida.Duranteesosaños,cambiamoslosdiscosdeviniloporloscasetesdemúsica.
Tú soplaste cuarenta velas un domingo acompañado por nuestros amigos y lafamilia;tupadre,Martínezconsumujerysushijos,Clarajuntoasumaridoyelbebé que acababan de tener, algunos compañeros del colegio en el quetrabajabas, incluida Elena, esa profesora que siempre se mostraba muyinteresada en ti. No quería darle importancia, pero te lo comenté cuando nosacostamosporlanoche.―Esachica…―susurré―,creoquelegustas,Gabriel.―¿Elena?―Vi que dudabas antes de suspirar y dejar el libro que estabas
leyendoen lamesitadenoche.Memiraste.La luzde la lámpara iluminaba turostrodejandoalavista lasprimerasarrugasenlacomisuradelosojosyesascanasquetehabíansalidoyquenuncaquisistedisimular―.Puedeser.Perofuehacemucho.―¿Bromeas?¿Quéesloquenomehascontado?―CuandollegóalcolegiolepreguntóaMaríasisabíasiestabacasadoosalía
conalguienyellamelodijodespués.Notieneimportancia.―¡Losabía!¡Esquelosabía!―Meincorporéenlacama.―¿Notegustalaideadetenerunmaridoirresistible?―Muygracioso―mascullémientrasmeabrazabas.―Vamos,noteenfades,cariño.Esunatontería.
―Ellaesmuyguapa―susurréhaciendounamueca.―¿Estáscelosa?―preguntastesorprendido.―Sí.No.Quierodecir,nomegustacómotemira.―Valentina,despuésdetantosañosmevienesconestas…―Teechasteareír
yyomezafédeentretusbrazos,porquenoentendíaquétehacíatantagraciayaquello me había pillado por sorpresa―. Ven aquí. ―Te tumbaste sobre micuerpo sujetándome las manos por encima de la cabeza mientras seguíassonriendocomounidiota―.¿Sabesqueteestáscomportandocomounaniñadequinceaños?―Noesjusto.Deberíashabérmelocontado.―Acabodehacerlo.Nisiquierameacordaba.Respiréhondoyluegocerrélosojoscuandotuslabiosmerozaronelcuello.
Susurrasteminombre.Susurrasteque,sialgunavezvolvíaadudar,mirase lasconstelacionesquehabíasdibujadoennuestrapared,todaslasestrellasquenoshabíanmarcado, lasquehabíamos cerradoydejado atrás, lasque aún estabanabiertasycasipresentes.Nosotros.
24
―¿Porquésiempretengoqueseryolaquepongalasnormas?Nomemiresasí,Gabriel. Solo tiene catorce añosy es invierno, anochecepronto, nopuedesalirhastalastantas.―Lasdiezdelanochenoes«hastalastantas».―No,peromástardedeloquedebería.―Lasesióndelcineterminaaesahora.―Entoncestendríasquehaberledichoquenopuedeiralcine.Suspiraste,poniendolosojosenblanco,yesomecabreóaúnmás.Noerala
primera vez que teníamos aquella discusión. Tú solías ceder fácil con Sofía,decíasque«confiabasplenamenteenella»ynoesqueyonolohiciese,esquetan solo era una niña. Confiaba en ella, no tanto en los demás, en losdesconocidosquepudiesenhacerlealgo,en lascompañíascon lasquepudiesejuntarseenalgúnmomento.Yoquésé,Gabriel.Teníamiedo.Empecéatenerloencuantoellacrecióydejódenecesitarnostanto.Llorécomounaidiotaeldíaquelebajólaregla,ytambiéneseotroenelquenosanuncióqueseiríadeviajedefindecursoconelcolegio.Ahoraquehapasadoeltiempo,admitoquequizámeequivoqué,peroenesemomentonosupehacerlodeotramanera,porqueeraunsentimientovisceral,unoquemeoprimíaynomedejabarespirarnivermásalládeloquemepreocupaba.―Estábien,iréarecogerlaalapuertadelcine,¿tevaleeso?―Sí,perotambiénmevalequealapróximaseastúelqueledigaquenoa
algo.Porquesiempresoyyo,Gabriel,siempretengoqueponerlímitesyquedarcomolamala.―Estásexagerando.Estás…haciendoesootravez.―¿Haciendoelqué?―Daigual.Déjalo.
―Quéfácilesasí.―Noquierodiscutir.Pasastepormiladosinrozarme,cogisteelpaquetedetabacoytemarchaste
decasa.Yomequedéenlacocina,pensando…pensando…enesatontería.Enquenomehabíasni rozado.Puedesonarpocacosa,peromedicuentadequehacía tiempoque no lo hacías.No lo hacíamos, en plural.Yno enmomentoscomo aquel, no cuando nos enfadábamos, sino de normal. Porque años atrásbuscabas cualquier excusa para tocarme, la que fuese. Podíamos estar demalhumor, incluso, pero tú encontrabas la manera de que nuestros hombros serozasenonuestrasmiradasseenredasen.Eraalgomásalládelofísico.Noestábamospasandounabuenaépoca,ni juntosnipor separado.Siempre
teníamuchotrabajoquehacery,enciertomodo,nuncaterminaba.Noteníaunhorario como tú, no salía a las cinco y punto. Y además eras de los queaprovechabas las horas de tutoría libres para corregir los exámenes y notraértelos a casa. Yo, en cambio, paraba cuando decidía que había llegado elmomentodehacerloy,últimamente,nuncasabíadóndeponerellímite,porquequería abarcar más y cada hora extra, cada hora que quitaba de otras cosas,sumaba.Ycadavezquenosalejábamos,medecíaque«éramosnosotros».«Éramosnosotros»,contodaslasletras.Estaríamosbien.Estábamosbien.
25
―¿Quiénentiendea loshombres?―Clara se encendióuncigarrilloynegóconlacabezaantesdesuspirar―.Avecestengolasensacióndequevivosola,¿sabes?Cuandonosconocimosnoeraasí.Nollegabaacasaalastantasoliendoa cerveza. El fútbol. El problema es el fútbol,Valentina.Deberían prohibirlo.―Surisamesonótriste,gris.Estábamostomandoalgoenunacafetería.―Supongoquesí…―contestédistraída.―Bueno,olvidabaquetútienesaGabriel.―¿Quéquieresdecirconeso?―Yasabes.Queesperfecto.En cualquier otro momento me hubiese enorgullecido, pero en ese me
molestó.Quizáporquevivíamosenlamismacasa,perocadaveztesentíamáslejos.Quizáporqueyosabíaqueteníasdefectos,comotodoelmundo,queerashumano,queteequivocabas.Quizáporquemedolíanotenerteigual,aunquenisiquiera supiese expresarlo de otro modo que no fuese enfado. Quizá porquehabían pasadomeses desde la última vez que hicimos el amor y no sabía porqué.Noentendíaporqué.Ahoraséquetútampoco.Que,aveces,estamostancentradoseneldíaadíaquesomosincapacesderespirareintentardescubrirquéestá ocurriendo. O simplemente atravesamos una mala época. O nos hemosdesviadoynorecordamoscómoesesodequeunamanotiredeti,porqueelotrotambiénestáperdido.―Gabrielnoesperfecto.Teequivocas.―Oye, ¿qué te ocurre?―Cogió aire―. Llevas unos meses muy rara, casi
esquiva,yencuantoalodeGabriel,creoquemehasentendidomal.Tendrásuscosas,comotodos,peronotedejatiradacadadíaparairseasaberdónde.Oconquién.
―Clara,losiento,yonopretendía…―Quieropedireldivorcio―mecortó.―Losientomucho,Clara.Yonoimaginabaqueestabaistanmal,dehaberlo
sabido… ―Sentía una opresión en el pecho―. Dime qué necesitas. No tepreocupesporeltrabajo,puedoorganizarmesolayyahablaréconSamuelsiveoquesemevadelasmanos.―Aúnnoselohedicho,perohevisitadoaunabogado.―Hacesbiensinoeresfeliz.―Esoespero.Nonegaréquetengomiedo.Mimadrepusoelgritoenelcielo
cuandoselocomentéhaceunosdías,peronoquiero…noquieropasarelrestodemividaconél.Alargué una mano sobre la mesa para posarla encima de la suya, que
temblaba.Vistoahorapuedeparecerpocacosa,peroaprincipiosdelosnoventano era tan común divorciarse como empezó a serlo tiempo después. AdolfoSuárezsehabíaenfrentadoañosatrásalaiglesiacatólicaparapromoverlaleydeldivorcioynofuesencilloporculpadelrechazodelosmásconservadores.Elministro de Justicia que impulsó la ley dijo: «No podemos impedir que losmatrimonios se rompan, pero sí podemos impedir el sufrimiento de losmatrimoniosrotos».Lehabíadejadocaereltemaamimadreunpardeveces,peronoqueríanioír
hablardealgoasí.Aunqueerasudecisión,nopodíadejardecompadecermedeella.Eraunabuenamujerytuvounavidadesdichadaytriste.Intentéayudarlaen varias ocasiones, le dije que podía quedarse con nosotros en casa, pero aveces algunos corazones están tan dañados que ya no saben cómo latir a otroritmoqueelqueundíalesimpusieron.Cuandomispadressehicieronmayores,regresaronalpuebloenelquehabía
crecido, ese que quedaba a casi dos horas de la ciudad, y perdí aún más elcontactoconellos.Ibaaverlosalgunavez,sobretodoparaqueellapudieseestarconsusnietos.Ynosllamábamoslosdomingos,peropocomás.Nohuboningúncambio.Nohuboningúnmilagro.
―Todosaldrábien,yaloverás―ledije.Estuvimos hablando un poco más antes de despedirnos en la puerta de la
cafeteríahastael lunessiguiente.Eraviernes,eldíaqueAurelio ibasiemprearecoger a Sofía y a Pablo para pasar la tarde con ellos e invitarlos a comerchurros con chocolate cerca del barrio en el que vivía.Me acerqué hacia allícaminandoapasorápido,pensativa.Tupadresonrióalverme,comosiempre.Unasonrisasinceraycálida,deesas
quesetecuelanbajolapiel.LediunabrazoantesdebesaraSofíayapartarleelpelodelacaramientrasPablomecontabaqueaqueldíahabíametidotresgolesenelcolegio,duranteelrecreo.―¡Québien,cariño!Ven,dejaquetelimpieelchocolate.―Esunpequeñocerdito―seburlóSofía.―¡Mehallamadocerdo!―gritóPabloindignado.―«Cerdito»―aclaré―,yseguroquelohadichoconcariño.―Almenosyonotengolacarallenadegranoscomoella.Sofíaabriólabocaindignadayyointentécalmarlarápidamente.Discutíana
todashoras.Esaeraotrade lascosasquemevolvían locaporaquelentonces.Teníalasensacióndequenuncaestaba«todobien»;cuandonoéramosnosotros,eranellos,juntosoporseparado,cuandoSofíaserebelabaoPabloteníaunadesuspataletas.Loscuatroañosquesellevabanparecíannotarsemásquenunca,comosiviviesenendosplanetasdistintos.―Te he comprado galletas de canela, mi preciosa Valentina. ―Aurelio se
puso el sombrero y me guiñó un ojo―. Te las doy si subes a casa y lasencuentras.Aqueleraeljuego,desdesiempre.Élmecomprabamisgalletaspreferidas,las
metíaenlacajitadelatónylasguardabaenalgúnsitio,normalmenteenelsalón.Eraunatontería,unatradiciónquenoteníasentidoalosojosdelosdemás,peroqueseforjódesdequepuseunpieensucasamásdeveinteañosatrásyélmerecibiócomosifuesesuhija.―¿Quizáelpróximodía?Semehahechounpocotarde.
―Siempreconprisas,Valentina.―Sacudiólacabeza.Teníamucharazón.Queríahacertantascosasqueavecesnollegabaatodo.
Quería trabajarmás,queríaserunamadreideal,queríaquedarconmisamigaspara tomarcaféo saliruna tarde,queríaembarcarmeenalgúnproyectomíoypersonal,aunquenisiquierasabíasobrequé.Quería…queríasaberquéestabafallandoentrenosotros,quénosestabaocurriendo,quéteníaquehacerparaquetodovolvieseaserperfecto…Te miré cuando llegamos a casa. Estabas sentado en el sofá, leyendo una
novelacongestoausente.Quiseacercarmeati,Gabriel.Deseédeslizarmecomoantaño entre tus piernas, sentarme allí y leer algunas líneas contigo, comohacíamos antes siempre. Pero no pude.Era como si hubiese una barrera entrenosotrosqueantesnoestabayquemeimpedíallegarhastaati.Noeratuculpa.Quizá tampoco lamía.Creoque fueaquellaetapa,elpocoespacioquequedópara nosotros solos enmedio del día a día, pequeños rencores y enfados porcosas tan tontasqueyano las recuerdo, semanasancladosenaquelhastíoqueterminaronconvirtiéndoseenmeses,casienaños…
26
No conseguía conciliar el sueño. Sofía estaba celebrando su cumpleañosnúmerodieciséisylehabíamosdejadoquesequedaseadormirencasadeunadesusmejoresamigas.Eraunanochefresca,aunqueyacasiestábamosdejandoatrás la primavera, y de repente un recuerdo que parecía lejanome azotó confuerza.Megiréenlacamaysuspiréhondo.―¿Nopuedesdormir?Teníaslavozronca.―No.¿Tútampoco?Negastecon la cabezamientras imitabasmipostura.Nosquedamosallí, los
dos con la mirada clavada en el techo, respirando hondo, respirando juntos.Aquelpensamientomealivióentreelrecuerdoquesehabíacoladoenmediodelanocheyque,enlugardebonito,empezóaresultarmedistinto…punzante…―¿Enquéestáspensando?―preguntaste.―Tesorprenderíasaberlo.Esunatontería.―Cuéntamelo,Valentina.Notéloslabiossecos,meloslamí.―Pensabaenti,enmíyenaquellanochequepasamosenMadrid.Pareceque
haceunaeternidaddeaquello.Parece…parecequeocurriócasienotravida.Solosilencio.Ytupechosubiendoybajandoconfuerza.―Fueunagrannoche―susurraste.―Meduele.―Ahoguéunsollozo.―Valentina,cariño…Nosencontramosenmediodelaoscuridad.Notétusmanosenlasmejillas,el
tacto de tus dedosmientrasme limpiabas las lágrimas y respirabas contramipiel,cerca,máscercaquedeloquehabíamosestadoenmuchotiempo,aunquesolofuesefísicamente.
―Noséquénosestápasando…―Yotampoco―dijisteylaspalabrasfueronungolpe,porquetúsiempreeras
elque tenía lassolucionesenel fondodealgúnbolsillo,porque túeraselquearrastrabahacia arriba incluso cuando tiraba hacia abajo sin darme cuenta.Yoeramásegoísta,másmía.Túerasunaventanaabiertaenunacasacerrada,peroesedíamedicuentadequellevabaañosconelpestillopuestoynisiquieramehabíapercatadodeello.―Quierovolveraaquellanoche,quieroquevolvamosaseresaspersonas.No
lo entiendo. No sé qué ha sido de nosotros durante estos últimos años, peroempiezanapesar…Se suponía que tú tenías que decir algo, Gabriel. Se suponía que en ese
momentollegabanlaspalabrasmágicas.Un«todoestábien»,oalgocomo«losuperaremos juntos». Pero no hubo nada. Solo tus manos en mi cuerpo. Tuslabios sobre los míos. Con furia. Con rabia. Como si no encontrases lo queestabasbuscandopormásquetehundiesesenmíconfuerza,comosiapesardeestarpegadoshubieseunplásticoimpermeableentrenosotros.
27
Hubounaseriedecambiosenlarevista,asíqueduranteunosmesestuvequeviajarmásamenudoaMadridparaacudirareunionesyponermealdía.Dejédeencargarmederesponderlascartasdelaslectorasymeocupédeadministrarlaparte más enfocada a la publicidad, elegía qué marcas podían interesar a laslectoras o qué tipo de colaboraciones podíamos hacer, porque en ocasiones seorganizabanactosenlacapital.Quecadavezpasasemástiempofueranoayudó.Vendimoslacasadecampo,porquenoíbamos.Sofíaestabaenplenaadolescencia,rebelde.Pabloseguíasiendotestarudoydifícil.Túyyodejamoshastadediscutir.
28
Un día, mientras hacía la cama, alcé la vista hacia nuestra pared llena deconstelacionesycontuveelalientoaldarmecuentadeltiempoquehacíaquenodibujabas ninguna estrella nueva. Todos esos recuerdos parecíanmirarme.Mepreguntésiyanohabríamás.Ytuvemiedo.Undolorinexplicablemeatravesóyla sábana resbaló demismanos antes de salir de la habitación como si fueseposiblehuirdeunamisma,denuestrarealidad.
29
Hay tormentas imprevistas, de esas que estallan de repente cuandominutosatrás el cielo estaba azul y cubierto tan solo por unas cuantas nubes grises.Yentoncesocurre.Algoserompeallíarribaylalluviacaedegolpeyconfuerzacomosillevasedemasiadotiempocontenida.Porqueesaesunapalabraterrible,«contención»:sentimientos,pasionesoimpulsosrefrenados.Elproblemaesque,aunquenolosdejemossalir,existen.El tren me dejó en Valencia a las cinco de la tarde, dos horas antes de lo
previsto.LleguéacasayencontréunanotadeSofíaenlaquedecíaquesehabíaidoa los recreativosquehabíadoscallesmásalláconunasamigas.Suspiréydejélamaletaamediodeshacer,porqueestabaagotadayporquederepentecaíenlacuentadequeaesashorasdeberíasestarencasa.Llaméalteléfonodelasaladeprofesores.Otrodíaquizánolohubiesehecho,peroenesemomentotuveunimpulso,un
pálpito.LocogióHéctor,uncompañerotuyoquesehabíaconvertidoenamigoañosatrás.Medijoqueaqueldíanotetocabaquedarteparalashorasderefuerzoyquetehabíasidoalacabar.Estabaintranquila.Meprepararéuntéyesperéenelcomedorhastaquellegaste.Parecíasnormal.Parecíaunatardemás.EraviernesyPabloestabaconsuabuelo.―Has llegado antes. ―Te inclinaste y me diste un beso en los labios.
Seguíamoshaciéndolo,peromásporcostumbrequeporotracosa.Deesosbesosquenosientes.―Ytúmástarde―contestémirandoelreloj.―HeestadotomandoalgoconHéctor.Elmundo se paró entonces.Lo sentí así, como si dejase de girar y tú y yo
estuviésemoscongelados frentea frente, cadaunoenunadimensióndiferente.
Teníaunnudoenlagarganta.Noséquéfueloquehizoquetediesescuentadequemepasabaalgo,porqueni siquieramemoví.Seguíasentadadelantede lamesa,conlasmanoscercadelté.―AcabodehablarconHéctor.Temiré.Túnoapartastelavista.Elmiedotecambiólaexpresión.―Valentina…―Nosésiquierooírlo.Melevantéyfuihaciaeldormitorio.―Espera,Valentina.―Meseguiste.―Nosésipuedooírlo―maticé.―Noesloquepiensas.Tejuroqueno…―¿Quéhashecho,Gabriel?―grité,temblando.―EstabaconElena.Peronohaocurridonada.Nuncahabíasentidoundolor tan intenso, tanadentro.Ynunca imaginéque
nosotrosseríamosdeesaclasedeparejasqueterminaríanasí,queseengañaríany se harían daño. Que romperíamos por el camino todo lo que habíamosconstruido.Mesujetastedelcodo.Meobligasteaalzarlabarbilla.Peroesquenoquería,Gabriel.Noqueríanimirarte.Sacudílacabezaytúdejasteescaparelairequeestabasconteniendoantesde
seguirmehastalaventana.Laabrí.Notétusbrazosabrazándomepordetrás, tuboca enmi oreja, tu pecho pegado ami espalda y sosteniéndome con fuerzamientrassemeescapabaunsollozo.―Tequiero,Valentina.Te quieromás que ami vida, pese a todo, siempre.
Pero no puedo más y necesitaba hablar con alguien… necesitaba… sentirmeescuchadoycuandomehaspreguntadoquedóndehabíaestadopenséquesitelodecíaempeoraríamáslascosas.Ytejuroquenosésisoycapazdesoportarlo,porquenoloentiendo,noteentiendo…Megiré,llorandotantoqueapenasteveía.
―¡Peromehasmentido!Acabasdehacerlo.―Solohemosidoatomaralgo.Ahablar.―¿Yquéesesotanimportantequeteníasquehablar?―Teloacabodedecir.¿Vescomonomeescuchas?Joder,solonecesitaba…
desahogarme.Hablarconalguiendeestoquenosestáocurriendo,deestoque…―¿Deverdadlecuentasnuestrosproblemasmatrimoniales?―Almenosconellapuedohablarlos.―¿Cómoteatreves…?―Losiento,noquería…Tellevasteunamanoalafrente.―¡Esohasidoungolpebajo!―Nisiquierapodemosmantenerunaconversaciónnormal.―¿Unaconversaciónsobrequé,sipuedesaberse?¿Sobrecómopasaselrato
con otra mientras yo vuelvo de trabajar después de dos días fuera? ¿Te hasparadoapensarlosiquiera?―¿Esmiculpaqueahoratodosereduzcaatutrabajo?―¿Meestásechandoesoencara?―chillé,histérica.Habíamosidosubiendoeltonodevoz.Habíamosempezadoahablaralavez.
No nos oíamos entre los gritos, los reproches, las miradas afiladas, losresoplidos.―¡Nomehagasreír!Teheapoyadosiempre,joder.Siempre.―¿Entoncescuáleselproblema?¿Quéesloqueocurre?Losdosnosestábamosrompiendo,trozoatrozo.―¡Elproblemaesquenoestás,Valentina,nuncaestás!Mesientosolo,¿vale?
Mesientocomosiestuviesesenlaotrapuntadelmundoinclusocuandotetengodelante…―¿Ytehasparadoapensarquequizámesientaigual?―Valentina…―Tellevasteunamanoalpecho.Nosquedamoscalladosunossegundos,mirándonos.―Quizáhoyunodelosdosdeberíadormirenelsofá.
―Peroloschicos…―susurraste.―Yasonmayores,Gabriel.
30
ElsábadotúllevasteaPabloaunpartidodefútboldelcolegioyyoaprovechéesamañanaparapasarunratoasolasconSofía,irdetiendasantesdeacabarenuna de nuestras cafeterías preferidas del centro comercial y pedir dos batidosenormesdefresa.―¿Quéestápasandoconpapá?―mepreguntó.―Nada,cariño.Nadaquedebapreocuparos.―¿Osvaisadivorciar?―Memiróseria.Creoquehastaesemomentonisiquierasemehabíapasadoporlacabezala
idea. Daba igual la mala racha que estuviésemos viviendo, nunca valoré esaposibilidad.Quizáporque elmerohechode imaginarlomedolía tantoquenopodíapensarennadamás.Yotequería.Siempretehequerido.Inclusoenlospeoresmomentos.―No,Sofía,claroqueno.―¿Porquéestáisenfadados?―Es difícil de explicar…―Removí el batido, incómoda, porque no sabía
cómohablarledeaquelloanuestrahija.Yanopodía tratarlacomoaunaniña.Tampococomoaunaadulta―.Nohay…nohayunarazónconcretaporlaqueestemosenfadados.―Noloentiendo―contestó.―Escomounestadodeánimo.―Ya.Peropapátequiere.―Losé,yyotambiénaél.―Echodemenoscuandoestabaisbien,cuandoosveíaleerjuntosocuandoél
teacompañabaaalgunodetusviajesdetrabajo―dijoenvozbaja,casienunsusurro,sinserconscientedequeesaspalabrassemeibanaclavarenlapielcon
fuerza.Porquenuestrahijateníarazón,Gabriel.Nosqueríamos.¿Quéestábamoshaciendo?Noshabíamosabandonado.Mehabíasmentido.Yeracierto,habíadejadodeescucharte.Demirarte.Aquelsábadoporlanoche,mientrasseguíamasticandolaspalabrasdeSofía,
túaparecisteenlacocinaymepreguntastesinecesitabaayuda.Cualquierotrodía te hubiese dicho que no solo porqueme resultabamás cómodo estar sola,pero en ese momento asentí y te pedí que pelases las patatas mientras yoterminabadeprepararelaliñoparaelpescado.Hicimoslacenajuntos,codoconcodo.No hablamos, pero el momento no fue incómodo, sino calmado, sencillo.
Comoantes.Dentrodeaquellacocina,mientraselaromadelacenaflotabaenelaire,volví a sentirmeunpocomáscercade ti.Cuandomequitaste la cucharaparaprobar lasalsa,nuestrosdedosserozaronyningunodelosdosseapartó.Quizá parezca tonto, pero seme aceleró el corazón ante aquel gesto.Y hacíatantoquenolatíaportideesamanera…
31
Parecíaunatardecualquiera,peronolofue.Lascosasestabanunpocomejor,aunqueseguíanrotas.Noestanfácildejar
algoalaintemperieduranteañosyluegoregresarybuscarlospedazosparairuniéndonos. Y tú y yo, Gabriel, nos habíamos dejado demasiado tiempo. Nohabíamossabidofrenar,buscarnos.PensabaenesomientrasayudabaaPabloconlosdeberesenlamesadelsalón,
porque había suspendido un par de asignaturas aquel último trimestre y mepreocupaba.Escuchéeltintineodelasllaves.Elclacdelacerradura.Melevantémientrastuhijoterminabaunejercicio.Avancéporelpasillohastaelrecibidor,preguntándomeporquénoentrabasy
saludabas, como siempre. Y entonces te vi, con los ojos irritados, el rostrocontraídodedoloryunamanoapoyadaenlapuertaqueacababasdecerrar.Teviysupequehabíapasadoalgo.―Gabriel…―Apoyéunamanoentuhombro.―Mipadrehamuerto…Mipadre…Mequedé sin respiración.Teabracé.Nosabrazamos tan fuerteque,durante
aquellos segundos, fuimosun solo corazón latiendoa lavez, sufriendo juntos.Perodespués…despuésdejédecentrarmeenmidolor,entodoloqueAurelioeraparamí,porquesolopodíapensarenti.Enqueojaláhubiesepodidoaliviaraquello,enquemedestrozabasaberporloqueestabaspasandoenesemomentoynopoderhacernadaparaevitarlo.Teaferrasteamí,derrumbándote.Mecontastequesehabíacaídoeneltaller
desdeunaescaleraysehabíadadoungolpeenlacabeza.Murióenelacto.Unosclientes lo encontraron cuando entraron y avisaron a una ambulancia y a lapolicía.Túacudisteencuantotellamaronytevolvistelocoalenterartealllegar
dequeyanosepodíahacernada.Tebesélasmejillas,llevándometuslágrimas.―Papá,¿quéestáocurriendo?Pablonosmiródesdeelpasillo.Te sujeté el rostro antes de que intentases hacerte el fuerte, como siempre,
tragándote el dolor. En ese momento, mientras miraba tus ojos enrojecidos ytristes, me di cuenta de que seguías siendo tú. Seguías siendo el chico quepintabaconstelaciones.Seguíassiendoelgranamordemivida,elmejorhombreque había conocido jamás, con tus virtudes y tus defectos. La única persona,ademásdenuestroshijos,porlaqueseríacapazdehacercualquiercosa.¿Sabesesepensamientoquetanpocasvecesnossacudeyqueesalgoasícomo«ojalápudiesesufriryoporti,ojalápudiesecambiarmeentulugar»?Escomúncuandoaalguienlesonríelasuerte,peromásdifícilcuandopasaalrevés.Amímellegóen ese momento. Deseé pasar aquel trance por ti, deseé recibir tu dolor yevitártelo.―Yohablaréconél,notepreocupes.―Mamá…―lavozdePablosonabaasustada.―Gabriel,vetealbañoydateunaduchadeaguacaliente.Asentistemedioidoy,cuandoviquecerrabaslapuerta,abracéaPabloyledi
un beso en la frente antes de caminar junto a él al salón.No tenía ni idea decómo decírselo, pero necesitaba hacerme cargo de la situación y quitarte a tiaquel peso de encima.Me senté frente a él en el sillón e intenté explicárselodespacio, con dulzura. A pesar de que ya tenía doce años, creo que le costóentenderlo.Alprincipiosequedóensilencio,mirándomesinreaccionardurantetantoratoquemeinquietó,hastaquederepenteselanzóamisbrazosyseechóallorar.Mipequeño.Conlomuchoquequeríaasuabuelo…ConSofíafueaúnmásdifícil.Sofíaquisoestarsola.Sofíaseencerróensuhabitacióny,cuandoentrépreocupadaa lahoradela
cena,incapazdedejarlemásespaciopormuchoquenoslopidiese,viqueyasehabíadormido.Tenía entre losbrazos el peluchedeosoque tupadre lehabía
regalado lasNavidadesanteriores,algoquea todosnoshizograciaporqueerademasiadomayorparaaquello,cosaconlaqueAurelio,porsupuesto,noestabadeacuerdo.SolíadecirquePeterPaneraelmejorfilósofo.Preparélacena,aunqueningunoprobamosbocado.Elfuneraleraaldíasiguiente,porlatarde.Esanoche,enlacama,nosabrazamos.―Nomesueltesahora…―susurraste.―Nunca,Gabriel.Túamítampoco.―Esoesimposible―dijistecontramipelo―.Tellevodentrodemí.Cuando
lohevistohoy…cuandovicómosellevabanamipadre…Solopodíapensarenti.Enquenecesitabaabrazarte,enqueteníaquellegaracasaporquemesentíasoloysentía…quemeibaacaer.―Losé.Perosiempretesostendré.―Teheechadodemenos…―Yyotambiénati,Gabriel.Lloramosjuntoshastaquedarnosdormidos.Aldespertar,seguíamosabrazados.Nodijimosnadamientrasnos levantábamos.Preparéeldesayuno,perodejé
que los chicos durmiesenmás aquel día, ya que no iban a ir al colegio. Nostomamosjuntoselcafédelamañanaeinsistíparaquetecomiesesunatostada,porquenohabíasprobadobocadodesdeeldíaanterioralmediodía.Túaceptastearegañadientes.Losdelsegurollamaronaltimbredecasapocomástardeylosinvitamos a pasar al salón para reunirnos con ellos. Te pedí que me dejasesencargarme del papeleo, pero no quisiste. Supongo que también necesitabasmantenerteocupado.Asíquelohicimosentrelosdosydespués,conlosniñosaúncabizbajosycasisinhablar,nosarreglamosynosmarchamosalfuneral.Fue rápido. Acudieron algunos vecinos y amigos de tu padre. También
Martínez,queestabadestrozadoporlanoticiayquenoseseparódetulado.Loenterraron junto a tu madre, porque era lo que él siempre había deseado.Mientrasnosdespedíamosbajoelcieloanaranjadodelatardecer,meencogíal
pensarqueyanuncabuscaríamásgalletasdecanela,queyanohabríacomidaslosdomingosensucasanipartidasaldominó.Volvimos a casa. Cenamos un vaso de leche con un trozo de bizcocho. El
silencioeradensoydoloroso.Tuvelasensacióndequeaqueldíahabíaduradounasemana.Escuriosocómocambialapercepcióndeltiempoylodiferentequeresulta en los buenos y en los malos momentos. Casi parece irreal. Seguíadándolevueltasaesocuandonosmetimosenlacama.Dejélaluzdelamesitaencendidaytemiré.Estábamos los dos sentados con la espalda recostada en el cabecero, bajo
nuestraparedllenadeconstelaciones.Tuvozroncayagrietadalollenótodo.―Loqueríamuchísimo…―Losé,Gabriel.―Nomeloesperaba.―Nopudistehacernada.Asentiste.Entoncesmelevanté,busquéenelcajóndelacómodaytetendíel
rotuladorquehabíasusadoparalasúltimasestrellas.Sonreíste.Fueunasonrisatriste,quenotellegóalosojos,perolocogisteytepusisteenpiesobrelacama.Alargaste el brazo. Dejaste allí aquel recuerdo. Y después uniste los puntossueltosquehabíaycerrasteotraconstelación.Meinclinéparacogerellibroqueteníasenlamesitamientrastútemetíasde
nuevoenlacama.Loabríporlapáginaqueteníasseñaladaycogíaireantesdemirartedereojo.―¿Puedoleerte?―preguntéenunsusurro.Asentiste,mirándome,mirándometodoeltiempo.Empecéaleersuave,sinalzarmucholavoz.EraunanoveladeDickens,una
deesasquetúsolíasreleeramenudo.Nosécuántotiempoestuveleyendo,perosí sé que las palabras parecían encadenarse unas con otras, calmándonos,acompañándonos. Sentí cómo te relajabas a mi lado, con los ojos tristes y larespiraciónmásrítmica.AlmenoshastaquelapuertaseabrióySofíayPabloentraronysemetieron
ennuestracamacomocuandoeranpequeños.Ellaseacurrucócontratupechoytú soltaste el aire que contenías al sentir su abrazo. Pablo se quedó algomásalejado, quizá porque siempre le ha costado más abrirse y dejar fluir lasemociones.―Deberíaisestardurmiendoya―lesdijiste.―Yonopuedo,nodejodepensarenelabuelo.―Niyo…―añadióPablo,asintiendo.Leshicimosunhuecoentre losdosparaquesemetiesenbajo lasmantas.Y
allí,aquellanoche,recordamosalgunosdelosmomentosquehabíamospasadocon Aurelio. Tú te echaste a reír cuando Pablo relató esa vez en la que seatragantócon la limonaday se le saliópor lanariz enmediode la comida.Ocuando Sofía rememoró lo poco que le gustaban los Take That, ese grupo demúsicaqueaellaleencantaba;Aureliosolíadecirqueparecían«bobalicones»yqueesperabaqueseechaseunnoviomejorenelfuturo.Yfuebonitoapesardelatristeza.Nosdespedimosentresonrisas.Nosdespedimosjuntos.
32
No fue una década fácil para nosotros, Gabriel. De hecho, diría que fue lapeor.Tupadrenosdejóy,nomuchodespués, también losmíos.Murieron tansolo con unos meses de diferencia. Decidí abandonar el trabajo, porquesencillamentenopodíamásynecesitabatiempoparamímisma.Túestabasalgoapagado,pero,peseatodo,volvimosadescubrirnoselunoalotroenmediodelcamino.Sialgobuenopodemossacardeentonces,fueeso.Enciertomodo,nuncaentendíporquéllegamosaalejarnos.¿Quénospasó?
Seguíamos siendo nosotros. Supongo que, a veces, estamos tan ocupadosmirándonoselombligoquenonosparamosapensarquésentirálapersonaquetenemosal lado,quéetapaestarápasando,qué leocurrirá.Nosdejamos llevarporlamareaysomosincapacesdecambiardedirección,porqueesmáscómodoseguiryseguiryseguirsinmiraratrás;elproblemaesque,enocasiones,cuandoderepentetegiras,hasdejadodeverlaorillaytehasperdidodeltodo.Túyyonosencontramos.Volvimosamirarnos.Volvimosaquerernosbienyapensarenelotro.Ynosenfrentamos juntosa losproblemasquevinieron.Comoalcambiode
Pablo cuandoempezóa crecery avolverse cadavezmásproblemático, sobretodocuandorepitióelúltimocurso.Sofía,encambio,empezóanonecesitarnos.Fueduro, sobre todopara ti, que siempre estabas ahí para ella, tendiéndole lamano inclusoantesdeque te lopidiese.Pero también fueunanuevaaventuraver cómo empezaba a estudiar en la universidad y se hacía cada vez másindependiente. En dos años, nos presentó a tres chicos.Ninguno te pareció losuficientementebueno.Dijiste,literalmente,que«nolellegabannialasueladeloszapatos».―Empiezasacomportartecomounviejocascarrabias…Mereímientrastúrefunfuñabasporlobajo.Gritécuandomecogisteylosdos
terminamosenelsofá.Parecíasentredivertidoymalhumorado,todoalavez.―Solohecumplidocincuenta.Ysonlosnuevoscuarenta.―¿Telohastomadoenserio?―Soltéunacarcajada.―Erescruel.Eresunamujercruelymuymala.Volví a reírme y después nos quedamos mirándonos unos segundos,
respirando aún agitados, con tu cuerpo junto almío en el sofá. Te acaricié elpelo. Lo tenías salpicado de canas, pero amíme gustaban, te daban ese aireintelectualyatractivoquesiemprehabíastenido.Apesardelasarrugasquelosrodeaban,tusojosseguíansiendoprofundoseintensos.Ytuslabios…lasonrisaqueesbozabaneramiperdición.Tesujetédelanucaantesdebesartedespacio,unodeesosbesosquehacíatiempoquenonosdábamos.―Aúnestoyjovenparamuchascosas,¿sabes?―Vasatenerquedemostrármeloparaquetecrea.―Maldita seas…―Me desnudaste.Ya casi nunca solíamos hacerlo así, de
forma improvisada, pero aquel día fue divertido y excitante.Nos reímos.Nossusurramostonteríasaloído.Nosunimosunpoquitomás.Dibujamosunanuevaconstelación,porquesí.Aunque fueron unos años difíciles con Pablo, creo que lo llevamos todo lo
bienquesupimoshacerlo.Nohayningúnmanualsobrecómoserbuenospadresque se pueda seguir al pie de la letra y había días en los que nos sentíamosasfixiados,enlosquetútecabreabasmásdelacuentaoyomeagobiabapornopoder entender qué le estaba ocurriendo, pero tras unas semanas difícilessiemprevolvíaallegarlacalma.Pablonoteníamuchointerésenlosestudios.Undíateescuchégritarleensu
habitación, diciéndole: «No tienes ni idea de los sacrificios que tu madre hahechoparaquetúpuedastenerahoraunaeducación.Notienesniideadeloqueera antes no poder acceder a nada parecido.Y tú lo tiras a la basura». Salistedandounportazo.Casisiempreestabaisenfadados,sinoeraporsusnotasenclase,eraporlas
compañías que frecuentaba o porque nunca llegaba a casa a la hora que
habíamos acordado con él y nos quedábamos despiertos hasta las tantas,preocupados; tú fumandoen laventanadeldormitoriomientrasyo leíaenvozalta alguna novela compartida para no pensar más de la cuenta hasta queaparecíayosenzarzabaisenotradiscusiónqueterminabaigualquelasdemás.―¿Quévamosahacerconél?―Nolosé…―contesté,porqueeracierto,noteníaniidea.Pabloaúnseguía
cediendoconmigo,perocontigoeramásduro,casicomositeviesecomoaunrival.Parecíamentiraque años atrás fueses suhéroe, ese al queperseguíaportodaspartes.―Estonopuedeseguirasí,Valentina.―Ya.―Apaguélaluzdelalámpara.Aquelaño,apesardequenotrabajé,estuvebienanivelpersonal.Nosésies
porque lo necesitaba o porque aún no había decidido qué deseaba hacer acontinuación. Anhelaba encontrar algo que de verdad me motivase y meilusionase,peronoqueríaprecipitarme.Porsuerte,teníaunalistadecosasquequería hacer y teníamos ahorros tras vender la casade campoy,más tarde, elpisode tupadre.Asíquemeapuntéauncursode ingléssoloporelplacerdehacerloytambiéndecidísacarmeelcarnédeconducir.Túmeayudasteconlasprácticas.―Giraaladerecha…―Vale.Derecha.―Nohaspuestoelintermitente.―¡Claroquesí!Teestarásquedandosordo.―Valentina…―Pusistelosojosenblanco.―Estábien,tienesrazón,nolohepuestoyaúntienesalgodeoído.Perolode
lavistasíquetienesquemirártelo,dejaderetrasarlomásoserápeor.Frenédelantedeunstop del polígonoen el quehacíamos lasprácticasy tú
resoplaste.―Veoperfectamente.―No es verdad. Corriges los exámenes con la nariz pegada al folio y casi
nuncapuedesleerloqueponeenlasetiquetasdelosalimentoscuandovamosalsupermercado.―Laletraesdiminuta―tequejaste.―¿Qué pone ahí?―Señalé el cartel de lo que parecía ser un almacén de
muebles.―Ehh…―Fruncisteelceño―.Pone:«Tenemosmuelas…»,no,esonotiene
muchosentido.Vale,yaveolodeabajo,«sofás,sillas,mesas…».―Pone:«Tenemosmueblesdesegundamano;sofás,sillas,mesas…»―Heacertadolamitad.―Necesitasgafas,Gabriel.Unassemanasmástarde,pocodespuésdequeaprobaseelexamenprácticode
conducir, teconvencí finalmenteparaquefuésemosaunaóptica.Tequedabanbien las gafas, no sé por qué te resistías tanto; además, ni siquiera tenías queusarlasatodashoras.―Estásguapo.Deverdad.―Sitúlodices…
33
En1999,cuandoPablocelebrósudieciochocumpleaños,lasituaciónllegóallímiteyserompió,pero,almismotiempo,tambiénseempezóareconstruirpocoa poco. Un mes después de cumplir la mayoría de edad, nos dijo que semarchaba,queibaacogerunamochilayelprimertrenquepasase.Quequeríarecorrer el mundo, sin ataduras, sin tener que cumplir horarios ni darleexplicacionesanadie.Yomeechéallorar.Túteenfadastecomonunca.Quizánonoslotomamosdelamejormanera.Simplementepensábamosquenoerabuenoparaélyqueríamosprotegerlode
aquelloquecreíamosqueloperjudicaría.Yno,nonosentusiasmólaideadequesecolgaseunamochiladelhombroyselargarseporahíconlospocosahorrosquehabíareunidotrabajandoalgunosfinesdesemanaenunlocaldelbarriodelCarmen.Peronoeranuestravida.Noeranuestradecisión.Estuvisteis dos semanas sin dirigiros la palabra. Los silencios en casa eran
dolorosos. Los recuerdos del pasado también, sobre todo cuando pensaba enaquellosañosochentadulcesyllenosderisas,losdíassoleadosenlaplayayenlacasadelcampo, lomuchoque jugabascon tushijosydisfrutabasviéndoloscrecersinpoderimaginarniporunmomentoque,conelpasodeltiempo,Pabloytúosdistanciaríaisydejaríaisdeentenderosigual.Pero,comodigo,fuetambiéncuandotodoempezóareconstruirse.Aqueldía,elúltimoquepasóencasa,loayudéaprepararseelequipaje.Me
aseguré de que se llevasemedicamentos, una tarjeta sanitaria que lo cubriesefueraycosasprácticasenlasque,porsupuesto,élnohabíapensado.Antesdeirsealauniversidad,Sofíasepasóporeldormitorioyabrazóasuhermanoconfuerza; ledijoqueestabaloco, lollamó«renacuajo»entrelágrimasyleregalóunodeesoschupetesdecoloresquesiemprecolgabandesusllavesparaquelo
usasecomoamuletoyseacordasedeella.Yoteníaunnudoenlagarganta.Te esperamos, Gabriel. Saliste de casa en cuanto empezamos a preparar su
equipaje y dijiste que volverías, pero cuando el taxi llamó abajo a la horaacordada, túnoestabasallí.Pablonoshabíapedidoquenoloacompañásemoshasta la estación, porquequería elegir solo suprimer destino.Pero se suponíaqueteníasqueestarencasa.Despedirtedeél.¿Cómonoibasahacerlo…?Inclusoaunquenoapoyases sudecisión.Pesea todas lasdiscusionesde los
últimosaños.Apesardelosmalentendidosylaspalabrasdichasquenosentíais.ViquePablomirabaaambosladosdelacallecuandollegamoshastaeltaxi.
Sepusounpoconervioso.Tragósalivaconfuerza.Locogídelasmejillas,comosiaúnfueseunniño.―Todoirábien,cariño.―Yalosé―gruñó.―Ysisurgealgúnproblema,cualquierimprevisto,sabesqueestamosalotro
lado del teléfono, ¿de acuerdo? Y llámanos, Pablo. Llámanos cada vez quepuedas.―Vale,mamá―suspiró.―Encuantoatupadre…―Déjalo―mascullómolesto.―Tequieremuchísimo.Ysiemprehaintentadohacerlascosasbiencontigo,
es soloque ahoramismoestá tan cerradoen símismoqueni siquieravemásallá…―Noimporta―dijosacudiendolacabeza.Pablo no era de los que se abrían fácilmente o hablaban de sentimientos,
tampocoteníalamismacapacidadquetúparapedirperdónorecapacitarcuandose equivocaba. Por eso me enfadé contigo. Porque conocías a nuestro hijo ypenséqueenaquelmomentoeraturesponsabilidadnocaerenaquellasituación.Tegritéesomismocuandollegasteacasaquinceminutosmástarde,abristesuhabitaciónytequedasteenelumbraldelapuerta.
―¿Cómohaspodidonodespedirtedeél,Gabriel?Terevolvisteelpelo.Estabasnervioso,incómodo.Mefijéentusmanos.Teníastodaslasuñasmordidas.―Valentina…―Fueunsusurro―.Túnoloentiendes.―Supone lomismo para los dos. ¿Crees que nome ha costado ayudarlo a
prepararse el equipaje y dejarlo ir sin saber dónde dormirámañana o pasado?¿Creesquehasidofácil?―No,pero…―Notehasdespedidodetuhijoytevasaarrepentirtodatuvidadeesto.Te
estaba esperando, Gabriel, estaba esperando a que aparecieses, no dejaba demiraralosladosenlacalleantesdesubirsealtaxiylehasfallado.Pero,peoraún,tehasfalladotambiénati.Porquetúnoeresasí.―Teacariciélamejilla―.Yaséqueesduro…Tetapastelacaraysuspiraste.―Lahecagado…―Unpoco.―Esquenopodía…―Yalosé,mivida.―Aúnpuedodespedirme.Temiré sorprendidamientras te apartabas y cogías la chaqueta que colgaba
delpercherotraslapuertadelaentrada.Agitastelasllavesenlamanoantesdeinclinarte para darme un beso rápido. Y sí, lo hiciste. Me lo contaste horasdespués, por la noche,mientras nos abrazábamos e intentábamos compartir lapreocupación.FuistehastalaEstacióndelNorte.Estuvisteapuntodesaltarteelcontroldeseguridadcuandovistequeélacababadecruzarloparasubirenesetrenquesalíaencincominutos.Temiró.Lomiraste.Osabrazasteis fuerte.Alparecer,nohablasteis,porunaveznooshizofaltaparacomunicarosysaberquetodoestababien,queseguiríasallícuandovolviese,queélaúntequeríacomosiempre.
34
Me comprémi primer ordenador.Mientras trasteaba en aquel cacharro y lodescubríamosjuntosantesdedecidirnosporfinacontratarInternet,nosospechéjamás que la clave para mi futuro estaba ahí, detrás de esa pantalla y de unsistemaformadoporunosycerosquenisiquieraalcanzabaacomprender,pormásqueSofíameloexplicaseconpaciencia.Perosí.Derepentesupeloquequeríahacer.Túsonreístecuandomedecidíaexplicártelo.Yesofuetodoloquenecesitéparaempezar.
35
Ocurre algo curioso con esto de la edad. Es como si no fuésemos muyconscientesdeello,almenosnodeunamaneraobjetiva.Cuandoteníadiecisieteaños, veía «viejos» a los de treinta.Cuando cumplí treinta, en cambio, seguíasintiéndome como una niña y los que me parecían más «viejos» eran los decincuenta.Alalcanzaresacifra,noimaginabacómopudepensaraquelloalgunavez. ¡Siéramosdoschiquillos todavía!¿Verdad?Oasíseveentonces,cuandocruzasesalíneay,almiraratrás,parecequehayansidodosdías.Estábamosenlacama.Túleíasunlibroenvozalta.Juréquenovolveríamosaperderesatradición.―Valentina,noestásescuchándome.―Solopensabaenmiscosas.Repitelaúltimafrase.―Dimeenquépensabas.―Tequitastelasgafas.―Eneltiempo.Enlosaños.¿Quénoshaocurrido?Quierodecir,¿cuándose
hicieronmayoresnuestroshijos?Nolorecuerdo,¿dóndeestábamos?Hapasadotanrápidoquetengolasensacióndequemeperdíesecapítulodemivida.Hacenada eran dos bebés que podía achuchar a todas horas y ahora Pablo está enViena y Sofía está por ahí con ese chico… ese chico… ¿cómo se llamaba?Gonzalo,sí,ese.―YanoestáconGonzalo.EsteesRaúl.―Vale.Loquesea,puesRaúl.¿Loves?Yanisiquierapuedoseguirleslapista
porque ellosvanmuy rápidoynosotros empezaremos ausarbastóndentrodepoco.―Creoqueaúnnosquedanmuchosañosparaeso.―¡Peroeltiempovuela,Gabriel!Volveráaserotropestañeo.―Esleydevida,cariño.―Memirasteconternura.―Ymírame.―Megiréhaciati―.Mírameenserio.
―Yalohago.¿Quéocurre?―Hecambiado.Tengoarrugas.―Noesverdad.Estáspreciosa.―Sabesquenoescierto.Heengordadoyyacasinomeentranlospantalones
desiempre.Peronoessoloeso,esquesientoquemeestoyquedandoatrás.Quelavidaseescapa.―Dicelaactualempresariaconmásojodelafamilia…Semeescapóunasonrisa,porqueesoeraverdadynopodíaevitarsentirme
orgullosa.Trasunosmesesusandoelordenador,semehabíaocurridolaideadelanzarunarevistadigital,unaquenotuviesequeimprimirsenivenderseenlosquioscos y que estuviese al alcance de todo el mundo y gratis. Losconocimientosquehabíaaprendido tiempoatrás fuerondegranayuda,porqueyaestabaacostumbradaacontactarconmarcasdurantelosúltimosañosysabíaque gran parte del beneficio provenía de los anunciantes. Los medios onlineestabanenalzaySofíaacababadeterminarlacarreradeperiodismo,asíquelasdosnosembarcamos juntasenaquelproyecto.Fuebonito,nosoloporhacerlocon ella, también porque tú nos ayudaste y también compañeros suyos de lafacultadquemástardeterminaronsiendounapiezaclave.Poraquelentoncesaúnnosquedabaunlargocaminopordelantequerecorrer,
peromesentíasatisfechayconfiabaenque,contiempoydedicación,funcionasetodavíamejor.―Yatodoesto,¿quiénesesetalRaúl?―Creoqueeldelostatuajes.Elrubio.―¿El informáticoqueayudaen la revista?¿Eseque llevaunpiercing en la
ceja?―Asentiste con gesto distraído antes de volver a colocarte las gafas ycogerlanovela―.Ytúqueponeselgritoenelcielocontodossusnovios,¿sepuedesaberporquéestásahoratantranquilo?―Nomeparecequeestétanmal―dijiste.―Cuandollamóacasa,penséqueveníaarobar.―Ya, a mí también se me pasó por la cabeza. Pero el otro día, mientras
trabajabais,mefijéencómolamiraba.―¿Ycómolamiraba?―insistíconfundida.―Comoyotemiréatilaprimeravezquetevi.―¡Esonovale,Gabriel!Malditoseas.Mereíyneguéconlacabeza,divertida.―Lodigoenserio,loprefieroaélqueatodoslosdemásconlosquehasalido
hasta ahora. Eran, no sé, poco interesantes, ¿no te parece?Ni siquiera podíanseguirlelaconversacióncuandoellaseponíaadivagarsobresuscosas,yasabescómoesSofía.Tuviste razón. Quizá fue suerte o que siempre mantuviste con tu hija esa
especie de conexión inexplicable, vuestro propio idioma. La cuestión es queRaúlpasóaformarpartedelafamiliapocoapoco;asistíaaloscumpleaños,seiba contigo amenudo a hacer fotografías a laAlbufera y cada vez se implicómásenelproyectodelarevista,hastaelpuntodeformarpartedeellocomosifuesealgodelostres.Lossiguientesañosfuerontranquilos,perotambiénproductivos.Losvivimos
sumidosenunaespeciederutinaagradable,nodelasquepesan,sinoalrevés.Delasquellenan.Nosdespedimosdelapesetayledimoslabienvenidaaleuro,conseguimos una afluencia de visitantes diaria y fiel en la revista digital y lapublicidad convirtió aquello en un negocio del que Sofía empezó a hacersecargo.Raúl,encambio,seguíaechandounamano,perosefuealejandocomosiunapartedeélquisiesesepararlapartelaboraldelapersonal,sobretodocuandodecidieronirseavivirjuntos.Lacasasequedóvacía,Gabriel.Llenadesilencio.Alprincipiomeentristecí,nopuedonegarlo.Perounassemanasmástarde,conformeempezabaaasimilarlo,medicuenta
de que, después de más de veinticinco años conviviendo con nuestros hijos,volvíamosaestar solos.Esosignificabaquepodíaducharmecon lapuertadelbañoabierta sinpensarenqueRaúlocualquierotroamigodeSofíadecidiesehacerme una visita sorpresa. Podíamos cenar lo que quisiésemos cada día sin
tenerencuentaunaterceraopinión.Ylatelevisión…ah,yanomásprogramasdeesosdecantoqueatuhijalevolvíanloca;quédescansoparalosoídos.―Tengounaidea,¿porquénotemudasalahabitacióndeSofíaparatrabajar?
Es más grande y podríamos tener ahí el estudio ―dijiste pensativo―. Aúnmejor,¿ysimontamosunalibreríaenladePablo?Unascuantasestanterías,dossillones,unamesapequeña…Notéunnudoenlagargantaysacudílacabeza.―EnladePablotodavíano.―Hacemuchoquenoviene.Tenías razón. Había estado unos años dando tumbos por el mundo,
mandándonospostalesy fotografíasdesdediferentespaíses.Cadavezquenosllamabanoscontabaalgunahistoria trepidantedeesasquecualquierapensaríaque solo ocurren en las películas; tenía anécdotas para dar y regalar. Sinembargo, durante los últimosmeses había hecho una parada en Londres, unaparada que al final se convirtió en algomás cuando decidió que trabajaría untiempoenunbardecopasparaahorraralgoantesdemarcharsedenuevo.Esapausaenel camino terminóalargándose tantoqueal final fuimosnosotros losquenosanimamosairaverloaél.Eralaprimeravezquecogíamosunavión.Túparecíasunniñoemocionado.Yoestuveapuntodesufriruninfarto.Aunasí,valiólapena.NosquedamosenunhotelporquePablovivíaenunahabitacióndealquilerquemepusea limpiarencuantonos laenseñó (porque loobligué,claro)yqueeramáspequeñaqueunaratonera.Perofueronseisdíasincreíblesenlosquerecorrimoslaciudadconnuestrohijo,quesemostrabaentusiasmadomientras nos enseñaba esto y aquello y nos llevaba a losmejores locales queconocía.―Entoncesquizádeberíamospreguntárselo.―Opodemosesperarnosunpocomásyyaestá.―Vamos,Valentina.Nomedigasquenoquierestenerunalibreríasolopara
nosotros. Podríamos leer ahí por las tardes. Compraremos una alfombrainmensa…―teacercasteamísonriendodelado―,yteharéelamorsobreella.
Admitequesuenaperfecto.Mereímientrastúintentabasmetermemano.―LoharemosenlahabitacióndeSofía,¿deacuerdo?Pondréunamesapara
el ordenador y el resto serán estanterías.Nomemires así, quizá Pablo quieravolveralgúndía.Ellayatieneunhogar,peroélno,esdiferente.Ybien,¿cuándonosvamosdetiendas?Elegimos cada mueble con mimo. Disfrutamos recorriendo por las tardes
centros comerciales,merendando en cafeterías y discutiendopara ponernos deacuerdo. Pintamos las paredes de un color naranja tan suave que casi parecíacrema cuando había más luz. Tal como tú querías, compramos una alfombragruesa y de pelo, y al final nos decidimos por dos sillones cómodos, el tuyoespecial para los dolores de espalda que cada vez sufrías conmás frecuencia.Colocamos una estantería inmensa cubriendo un lado entero de la estancia y,después,fuimosllenándolaconesoslibrosquehabíamosguardadoencajasyenel trastero años atrás por falta de espacio. Encontramos tesoros, como aquelejemplar en el que tú escribiste un día «Cásate conmigo, Valentina» en unapequeña nota, o aquel otro de Jack London que me regalaste justo antes debesarmeporprimeravezbajolaluna.Y sí, pasar allí las tardes ultimando algo de trabajo o compartiendo contigo
alguna lectura mientras el cielo se oscurecía cada día, fue perfecto. Fue esanueva estrella quepintaste en la pareddespuésdequeSofía se fuesede casa.Cerramosaquellaconstelación,aquelcambio.
36
El doctor frunció el ceño mientras revisaba los últimos informes y luegocarraspeóparaaclararselagargantaantesdealzarlavistahacianosotros.Contuveelaliento,preocupada.―¿Hacealgúntipodedeporte?―No―contestaste.―Yfuma…―recordó.―Sí.¿Hayalgúnproblema?―Gabriel, voy a ser sincero con usted. ―El doctor cruzó las manos por
encimadelamesa,inspiróhondoytemiróalosojos―.Tienecincuentaynueveaños,perolosvaloresobtenidosenlaespirometríapulmonarcorrespondenalosdeunhombremásmayor, aunque,desde luego,ustedyanoesunniño.Tieneque dejar el tabaco y empezar a tener otros hábitos de vida. No sé si estáentendiendolagravedaddelasituación.Suspulmonesestánenvejecidos.―Mehagounaideadeloqueesosignifica―respondiste,pero,porprimera
vez, parecías algo preocupado. Por supuesto, te había repetido que dejases defumarhastalasaciedad,tantoomásqueSofía,peronuncahabíashechomuchocaso.―Sinecesitaayuda,puedorecetarleunaspastillas.―¿Pastillas?―preguntasteladeandolacabeza.―Sonrelajantes.Tambiénpuedeprobarlosparchesdenicotina.Cuandosalimosdeallí,lohicimosensilencio.Nosabíaquédecir.Estabaasustada,Gabriel.Llevabamesesagobiándotepara
quefuésemosalmédico,peroloshospitalesytúnoosllevabaisnadabienyeraalgoquesiempreintentabasevitar.Sinembargo,tosíastodaslasnoches,fuerteycon insistencia. Y te fatigabas rápido, cuando no muchos años atrás parecíasfuertecomounroble.Medabamiedoquetepasasealgomaloytúloignorases.
―Ven aquí.―Tiraste demimano enmedio de una calle peatonal llena degenteencuanto tedistecuentadequeestaba temblando,enfadadacontigoporhaber sido tan irresponsable y conmigo misma por no haber conseguido quefuesesantesahacerteesaspruebas―.Nollores,Valentina.Lovoyahacer,¿deacuerdo?Dejarédefumar.―¿Meloprometes?―susurré.―Teloprometo,cariño.
37
Cumpliste tu palabra. Fue otra estrella. Yo tuve que aguantar tu humor deperrosunosmesesyescucharcómomasticabaschiclesdementaatodashoras,perodejasteeltabacoyempezasteacaminarmásamenudoyacogermenoselcocheparairyvolverdeltrabajo.Pablonovolvió.Prontodescubrimosporqué.Había conocido a una chica en Londres llamada Amber y estaba tan
enamoradoquecasinoloreconocícuandofuimosaverlodenuevoynossaludóconlosojosbrillantes,elpelomáscortoyunasonrisainmensa.Túledisteunpardepalmadasenlaespaldaeintercambiasteisunamiradallenadecosas;derespeto,deamor,deadmiración.Unosminutosdespuésnospresentóasuchica,que esperaba fuera del aeropuerto. Era preciosa. Le cogimos cariño desde elprimer saludoy, tras aquellosdías juntoaellos,nosmarchamosdeallí con lacertezadequePabloestababien.Yestaríabien.Tanto como Sofía, quemesesmás tarde nos anunció que se había quedado
embarazada.EllayRaúlnuncasecasaron,perotuvieronunbebépreciosoalquellamaronEva.Nosésiesqueconlaedadunosevuelvemássensibleosilosdosestábamos atravesando una etapa parecida, pero nos emocionábamos porcualquier tontería. La primera vez que te llamó «abuelo» estuviste a punto deecharteallorar.Ladiferencia entre tenerhijosynietos esque a loshijosdebes educarlosy
ponerles normas; en cambio, con Eva nos limitamos a disfrutar de ella y asaltarnosaescondidaslasreglasquesuspadresmarcaban.Reconozcoqueledialgunagalletamásdelacuentadeesasquellevabanpepitasdechocolateyquizálecomprémásjuguetesdelosquedebía,pero,enmidefensa,teníaunasonrisatanbonitaqueeramuydifícilnegarlenadacuandohacíaunodesuspucheros,oesosolíasdecirtúcadavezqueteablandabas.
Ylavidasiguió.Losdíaspasaron.Losmeses.Losaños.Forjamosunanuevarutina.Yotrabajabaporlasmañanasmientrastúestabas
enel colegio,perocadavezdelegabamáscosasenSofíaparapoderpasar lastardes contigo, sobre todo cuando Eva empezó a ir a la guardería. Entonces,cuandocaíaelsol,salíamosacaminarconlaesperanzadequetuspulmonessemostrasen agradecidos, dábamos una vuelta por el barrio cogidos de lamano,parábamos a tomarnos un café descafeinado o, si era sábado, unas bravas enalguna de esas terrazas que conocíamos tan bien. Leíamos juntos y nosaficionamosaverseriesyaircadavezmásalcine.Devezencuandohacíamosalgunaescapadaytúaprovechabasparahacerfotografíasyfingirduranteunosdíasqueseguíamossiendojóvenes.Peroyanoloéramos,Gabriel.Soloennuestracabeza.Empezamos a notarlo poco a poco. Es curioso cómo la mente se moldea.
Segúnmipercepción, seguía teniendo en torno a cuarenta años, pero según elespejo había dejado ya atrás los sesenta. Las arrugas, esos caminos llenos derecuerdos,surcabanmipiel.Meteñíaelpelocadamesparaocultarlascanas.Yano recordaba qué significaba la palabra «cintura», porque mi cuerpo eracompletamenterecto.Mehabíansalidovaricesenlaspiernasyempecéadarmemasajesya tomar infusionesdecoladecaballo,aunquefueenbalde.Dejédetenerlamismafuerzaenlosbrazosy,aunquearegañadientes,aceptéelcarritodelacompraqueSofíameregalóporque,enelfondo,teníarazónyerapráctico.Fuepaulatino,peroalmismotiemporápido.Pequeñoscambiosydetallesqueseasentaronennuestravidaycomenzarona
serpartedelarutina,comosisiemprehubiesenestadoahí.Tuspastillasparaelcolesterol,porejemplo.Meparecíaalgomuynormalrecordartecadamañanasitelashabíastomado.Tambiénladelcorazón.Yquémalsonabaeso.Lopensécuandoelmédicotelarecetó.«Estaeslapastillaparaelcorazón».Meresultóraro.Pensarquetucorazónnecesitaseayuda,unempujoncito,esecorazónquetantas veces había escuchado antes de dormirme con la cabeza apoyada en tupecho,esedelquemehabíaenamoradocuarentaycincoañosatrás.
Cuarentaycincoaños,Gabriel.Cuarentaycincoañosdesdequetevienaquellacallemientrasllevabaunpan
debajo del brazo. Desde esa primera vez que me seguiste hasta el MercadoCentral y me convenciste para que saliese contigo. Desde que fuimos a laheladería y escuchamos Cuéntame y Chica ye-ye sin imaginar entonces quedespuésseríancancionescasiprehistóricas.Cuarentaycincoañosdesdequetodoempezó…
38
Eldíadetujubilaciónfueemotivo.AlgunosestudiantesreunierondineroyteregalaronunaediciónantiguadeCuentodeNavidad,unlibroqueteencantaba.Tuscompañerosprepararonenelcolegiounameriendaimprovisadaycolgaronalgunosglobosenelsalóndeactos.Llevabastrabajandoallítantosañosquecasiconocíasmejorcadarincóndeaqueledificioqueeldetupropiacasa.O,mejordicho,enciertomodofuetambiéntucasa,esaalaqueibascadadíaydelaqueregresabasconunasonrisasatisfecha.Vinieronantiguosalumnosquequeríandespedirsedetiporúltimavez,unos
acompañados incluso por hijos, otros contándote qué había sido de sus vidasdespués de graduarse. Sofía yRaúl también acudieron conEva, orgullosos depresenciaraquelmomento.Esedíafuiyolaqueseescondiódetrásdelacámaradefotografíasquesiempresolíasllevartúeintentécapturarcadainstante,cadasonrisanostálgicaqueesbozabas,cadamiradacariñosa.Cerrasteunaetapa.Ypocodespués,teseguítambién.―¿Quévamosahacerahora?―pregunté.―Nolosé.Podemoshacerloquequeramos.Eraunamañanademiércolesy,trasunassemanasalgoconfundidosaúnpor
loscambios,decidimossentarnosadesayunarenelsalónyhablarloconcalma.Nosmiramosdereojoysonreímos.Erararo.Comovolveratráseneltiempo,aesaépocaenlaquenotienesresponsabilidadesniuntrabajoalqueircadadía.Pero tambiénhacíaquenossintiésemosunpocoperdidosentre tantanovedad.¿Quéhacíamoscontodasesashoras…?―Podríamosvolveracomprarunacasaenelcampo.―Suenamuylógico,sí―contestasteirónico.―No me mires así, ahora tendría tiempo para dedicárselo a las plantas.
Haríamoselmejorjardíndelaurbanización.Podríashacerallíhastasesionesde
fotos.Removisteelcaféyalzasteunaceja,divertido.―¿Desdecuándoteinteresalajardinería?―Desdenunca,peropodríaaficionarme.―Nocreoqueseaunbuenplanvolveratrás.―Vale.Puesunapartamentoenlaplaya.―¿Yquéhacemoseninvierno?―Nolosé,Gabriel.¿Quéhacelagentecuandosejubila?―Juegaalapetanca.Oseapuntaaalgúncursodeganchillo.―Bromearesloúnicoquenoseaprendeconlaedad,estácomprobado.Tereísteydespuésinspirastehondoymemirastepensativo.―Podríamosviajar.―¿Adónde?―No lo sé, por ahí. Por todo elmundo. Pablo ha estado en unmontón de
sitios,podríarecomendarnosalgunos.Ycadadíaseríaunaaventura,algonuevo.Dudé,peroreconozcoquelaideaeratentadora.Solohabíamossalidoalextranjerocuandoíbamosavisitaranuestrohijo,que
cadavezeramásfrecuente.Peronuncanoshabíamosidonosotrossolosporelmeroplacerdehacerlo.―Admitoquenosuenamal.―Mejorquelodelajardinería.―Unpoquito.Peromedamiedo.Te inclinaste y me cogiste las manos sobre la mesa, acunándolas entre las
tuyas.Mefijéenturostro.Cómocambiamosconlosaños,Gabriel,peroaunasíseguíaspareciéndomeatractivo,conlapielarrugadayconlosojosmásopacos.Enciertomodo,tuimagenrepresentabaunavidaenteradelantedemí,llenademomentos dulces, agrios y templados. Todos me parecían entonces igual denecesariosparaserquiéneséramosenesemomento.―Séqueúltimamentenodejasdepensarenmíyentodasesastonteríasque
dicenlosmédicos.Quenodigoquenoseanciertas,peromecuido,¿vale?Oeso
intento.Yseamossinceros,cariño,dealgonostenemosquemorir.―Nodigaseso,Gabriel,noseteocurra…―Peronoseráahora.Nosomostanmayores.Loquequierodecirconestoes
que tenemos que aprovechar los años que nos quedan. Vivir, Valentina.Deberíamosgastarbuenapartedenuestrosahorrosenhacerloquenosapetezca.¿Quieres comprarte alguna joya? Pues hazlo. ¿Quieres nadar con tiburones?¡Adelante!¿Porquéno?―¿Tehasvueltoloco?―Meechéareírconganas.―No,lodigomuyenserio,cariño.Esteeselmomento.Pabloestálejosyestá
bien,esfeliz.Sofíatienetreintaysieteaños,esunamujeradulta,yséquecreesqueaúnnosnecesitaatodashoras,quedeberíasaconsejarlaencadapasoquedaen laempresayqueavecesaúnnospideayudaconEva,perodéjaleespacio,dejaqueseaellalaquevengaanosotros.Tienenquevivirsusvidas,tomarsuspropiasdecisiones.Ynosotrosdebemosseguiradelante.―Yalosé…Ysuenabien,deverdadquesí…―Tambiénséquetedamiedoqueocurraalgo,algomalo,pero¿sabesqué?
Pasaría igual aquí que dos calles más allá o en la otra punta del mundo. Nosabemoscuándonicómo,loúnicoquesabemosesqueahoraestamosaquítúyyo,talcomoempezamos,losdossolos.―Tienesrazón.―Melimpiastelaslágrimas.―Cierralosojos.―Lohice―.Piensaenunlugar.―París―susurrécasiantesdequelasimágenesquehabíavistoduranteaños
enpelículasapareciesenenmicabeza;suscallesempedradas,lostejadosdelosedificios,laTorreEiffel.Cuandoabrílosojosdenuevo,túestabassonriendo.―Yatenemosunprimerdestino.París.Unpardesemanasmástardehicimoslasmaletas.Recuerdolosnerviosantes
desubiralavión.Yaves túquétontería.HabíamosvisitadoaPabloamenudodurante los últimos años, pero en esa ocasión era diferente.No sé.Nadie nosesperaríaenelaeropuertoynosharíauntourporlaciudad.Ymesentíacomo
una niña a punto de cometer una travesura. Cuando nos abrochamos loscinturonesenelaviónytedijeesoaloído,teechasteareír.Memiraste.Yoestabaenelladodelaventanilla.―Esqueavecesparamílosiguessiendo.―¿Quésigosiendo?―Fruncíelceño.―Unaniña.Lamásbonitadelmundo.―Baja la voz. Si alguien te escucha, pensará que estás loco y llamarán a
seguridad.―Quepiensenloquequieran.―Alzasteunamanoylapusisteenmimejilla.
En esemomento anunciaronque el avión estaba apuntodedespegary, comosiempre,entrelacémisdedosentrelostuyos,porquevolarmedabamásmiedoque esa idea loca de nadar con tiburones―. Tranquila. Respira hondo―mesusurrastealoído.Ydespuésalzamoselvuelohaciaesosdíasquefueronnuestros.RecorrimosParís.Nosperdimosentre suscalles, cenamosenun restaurante
caro cuando nunca nos habíamos permitido aquel lujo y me di un baño deespumaenlabañeradelhotelmientrastúmeleíasunanovelasentadoenlasillaquehabíaenfrente.Al ir a salir, te pedí queme acercases la toalla. En lugar de tendérmela, la
alejastecuandoestabaapuntoderozarlaconlosdedos.Temiréenfadada.―¿Quépretendes?―espeté.―Salantesdecogerla.―Noquiero.Noasí.―¿Ahoratedavergüenzaquetevea?Vamos,hacemuchotiempoquenome
dejas hacerlo, parece que te escondas a propósito. ―Me miraste conimpaciencia―.¿Deverdad,Valentina?Siconozcotucuerpomejorqueelmío,nomehagasreír.Venga,ven.Salídelabañeraaúninsegura.Meayudastecogiéndomedelbrazoyunavez
meplantédesnudadelantedetimecubristeconlatoallaymesecastedespacio,conternura,sonriendo.Noséquéesperabadeesemomento,perofueíntimoy…
diferente.¿Sabes?Unapiensaque,llegadosaciertopuntodelavidayanopuedehabernadanuevo,peronoesverdad.Nuncahabíamosvividonadacomoaquelinstante, por ejemplo.Nuncame había sentido avergonzada delante de ti y elsentimiento se había ido disipando conforme tus manos se deslizaban por micuerpodesnudo,arrugadoyblando.Laqueeraentonces.Ymeentraronganasdellorar, pero no de tristeza, sino porqueme hiciste recordar cuánto te quería y,sobretodo,porquélohacía.Porque,comopenséundíayamuylejano,eraselmejorhombrequeheconocidojamás.Elmásgeneroso.Elmásvaliente.Mepusistelabatacuandoestuvesecaydespuésnosquedamostodalanoche
enlacamahablandodenuestrascosas,delosplanesqueharíamosylasciudadesque visitaríamos, del regalo que le compraríamos a Eva aquel año por sucumpleaños.Mecomítodoslosbombonesquehabíaenelminibarsinpensarenloque costaríano engordaríany túme robaste unbeso con sabor a chocolateantesdedarmelasbuenasnochesyabrazarme.
39
Empezamos porEuropa. Entendí entonces por qué a la gente le gusta tantoviajar. Es fácil. No se trata solo se conocer otros lugares, se trata también deconocerse a uno mismo. Porque la novedad de estar en un sitio diferente teobligatambiénavivirenesepresente,aagudizartodoslossentidos,a«estar»,tansencillocomoeso.Notepierdesentupropiomundonienrecuerdoscuandoatraviesasunacallenuevaovisitasesemonumentoqueestabasdeseandover,nopiensas en los problemas ni caminas con ese saco de preocupaciones que amenudocargamosennuestravidadiaria,cuandoavanzamoscomoautómatasdeltrabajoacasa,decasaalgimnasio,delgimnasioalsupermercado.Esdiferente.Esintenso.Ysevuelveadictivo.Ámsterdam, Edimburgo, Dublín, Brujas, Praga, Lisboa y Copenhague. Yo
creo que, conforme recorríamos aquellas ciudades, tú empezaste a entendermejora tuhijo.Oeso reconocisteundíamientraspaseábamosporVeneciadenoche y cogidos de la mano. Se lo dijiste a la mañana siguiente cuando lollamasteporteléfonoycomentastequeesegestotanpequeñoloemocionótantoque,comosiemprequesetratabadesentimientos,Pablonosupoquécontestarantes de cambiar de tema y contarte que Amber había encontrado un nuevotrabajoenelquelepagabanmuchomejorqueenelanterior.Atitehizogracia.Esoesloquepasacuandoconocesalaspersonasysabes
quéesperaryquéno.Enciertomodo,losdefectospierdenfuerzaylaspequeñastarasdecadacualseconviertenenesoque lodiferenciadeldeal lado, loquehacíaquePablofueseúnico,porejemplo,consusdefectosysusvirtudes,consuslucesysussombras.Cuando le explicamosaSofíaquequeríamosampliarhorizontesy cruzar al
otro lado del charco, empezó a ponerse nerviosa. Creo que entonces fui másconscientequenuncadequemipequeña,nuestrahija,yaeramadreentodoslos
sentidos.Esapreocupaciónportodo,eseimpulsodequererabarcarmásymás.Esatensiónqueseasentabaensushombros.SupistecaptarlasseñalesytefuisteacharlarunratoconRaúlalacocinapara
dejarnosasolas.Apoyéunamanoensupiernaylamiréantesdecogeraire.―Deberíasrelajarte,Sofía.Hazmecaso.―Estoybien,solomepreocupoporvosotros.―Ya lo sé. Y también sé cómo te sientes, porque una vez estuve en tu
situaciónyañosdespuésmedicuentadequequizápodríahaberhecholascosasdeotromodo. ¿Sabes loquemedecía amenudo tuabuelo?Tevasa reír.Medecía:«Siempreconprisas,Valentina».―¿Túconprisas?―Parpadeósorprendida.―Hubounaépocaenlaquesí,Sofía.―Es que siento…―Se llevó una mano al pecho y vi cómo contenía las
lágrimas―. Siento que siempre tengo algo que hacer. Siempre,mamá. Desdequemelevantohastaquemeacuesto.PerotampocopuedopedirlemásaRaúl,porquesabesquehacetodoloquepuede…―Quizádeberíasdelegarenalguienpartedetutrabajo.―Ya,perolagenteespocoprofesional…loharíanmal…―Entoncesbuscaríasaalguienquelohiciesemejor.―Puedeser.―Respiróhondo―.Yluegoestáisvosotros…―¿Quépasaconnosotros?Papáyyonotenemosproblemas.―Tengolasensacióndequedeberíaestarmáscerca,dequecadavezqueos
hacemosunavisitavamosconprisasycorriendo,dequehaceunaeternidadquenocompartimosunratotranquilo.Ynomegustaqueestéissiempredeunladoparaotro, porque si ospasase algo…si ocurriese cualquier cosaynopudieseestarahí…creoquenomeloperdonaría.Laabracé.Dejéquesedesahogaseyluegoleasegurémilveceslaverdad,que
nosotros estábamos bien, estábamos pasando una época maravillosa juntos yrecorriendoelmundo,estábamosdisfrutandodespuésdemuchotrabajo.Queríaque lo entendiese y que aceptarse que, si surgía algún imprevisto, no era su
responsabilidad.Nadadeaquelloloera.―Yno intentes serperfecta, cariño.Mehemordidounmontóndeveces la
lenguadurante estosúltimos añosporque le prometí a tupadrequedejaría dedarteconsejos relacionadosconel trabajo.Laempresaes tuyaysolo tuya,asífue como quedamos, pero déjame decirte tan solo queme hagas caso en eso.Confíaenotros.Notepongastodalacarga.Sofía asintió con la cabeza y despuésme escuchó embelesadamientras nos
bebíamosunchocolatecalienteylecontabalaúltimarutaliterariaquehabíamoshecho,ladeCrimenycastigoyLoshermanosKaramázovenSanPetersburgo.Noshabíamosaficionadoaleerlasnovelasantesymientrasvisitábamosalgunoslugares.LaDivinaComediaenFlorenciaoLaMetamorfosisenPraga.Cuandonosdespedimos,parecíamásrelajada.―¿Hashabladoconella?―preguntasteenelascensor,aunqueeramásuna
afirmación.―Sí.Yantesdequemeloreproches,tediréquelehedadoalgunosconsejos.
Peronocomosocianicomojefa,teníaquehacerlocomomadre,¿loentiendes?Dudasteunsegundoantesdeasentir.―Ahorasí.Ahoraloentiendo.
40
―Creoquelaspersonassomoscomoedificios.―Yocreoqueestaesotradetusteoríaslocas.―Puedeser.―Memiraste―.Peroescierto.Piénsalo.Somoscomoedificios,
empezamossiendoapenasuntrozodesueloycuatroparedes.―Yluegollegaeltecho―dijesiguiéndoteeljuego,tansoloporqueme
divertíaescucharlascosasqueavecessetepasabanporlacabeza,esaspequeñaslocuras.―Exacto.Llegaeltechoyunayotraplantaconformepasanlosaños.―Losrascacielossongentecentenaria―apunté.―Quédateconlateoría,Valentina.Somosedificios,poresonecesitamosunos
cimientos sólidos antesdepoder crecer.Yaveces algúnpilar está enel lugarincorrectodesdeelprincipio,porejemplo,yhacequetodosetambalee.Oquesalganhumedades.―Odiolashumedades.―Perotambiénestánesosedificiosquetienenfachadasincreíblesyquepor
dentro están suciosy casi paraderribar.Y, al contrario, algunosquepor fueraparecenpocacosay resultaque tienenhastapatio interioro terrazasdesde lasqueverelatardecer.―¿Yquésomosnosotros,Gabriel?―Túunático,desdeluego.―¿Esoporqué?―Porquesiemprehasestadoarriba,aunquenotediesescuenta.Encuantoa
mí,nosé,nome importaría serunacasadeunasolaplanta siempreycuandofuesesólida,¿meentiendes?Delasquesehacíanantes,conlasparedesgruesasparaqueeninviernoseconservaseelcaloryenveranoelfrío.Nadadeestasquehacenahoraqueparecencasidepapel.
―Loserías,Gabriel.Seríasunadeesascasas.―Mealiviasaberlo―contestaste.―Tendríaslafachadadeladrillo.―Creoquelaconversaciónsenosestáyendodelasmanos.―Hasempezadotú―repliqué.―Yatitefaltatiempoparaseguirme.Nuestrasmiradasseenredaron.Nossonreímos.
41
―Noentiendoquéestápasando.Meestáisponiendonerviosa.―MiréaSofíayluegodesviélavistahaciaAmberyfinalmentelabajéhastaEva―.Dímelotú,cielo.―¡Nopuedo,abuela!¡Esunsecreto!―Sellevóundedoaloslabios.Puselosojosenblancomientrasellasreíanentusiasmadas.―Venga,mamá,ponteelvestidoollegaremostarde.Sacudílacabezaincómodaporque,porsupuesto,Sofíasabíaquenosoportaba
lassorpresas.CreoqueobedecífácilmentesoloporqueAmberestabaallíyerauna chica demasiado dulce como para montar un numerito para una vez queveníaavisitarnosconPabloasí,sinsiquieraavisar.Demodoquemepuseesevestido de corte recto y de color azulmarino queme habían regalado junto aunospendientes.Despuésmecrucédebrazos.―Listo.Estaráscontenta―dije.―Puessí,laverdad.―Sofíasonrió.―Ahoratienesquedartelavuelta,abuela.Hicecaso,unavezmás.Metaparonconunpañuelolosojosydespuéssentíla
pequeña mano de Eva cogiendo las mías para guiarme hasta el ascensor yayudarmeasubiralcoche.Preguntésideverdadaquelloeranecesarioytodasestuvierondeacuerdoenquesí,desdeluego.Ciertamente,lodudaba.Además,túnoestabasallí,aunqueimaginéqueteencontraríasconPablooRaúl.Mepaséelviajeencochealgomareada,pero,vistoloemocionadaqueparecíatunieta,evitéprotestarointentarquitarmeelpañuelo.Nosécuántoduróeltrayecto,perosíséquecuandosalídelcocheadivinéque
estábamos en la playa. Olía a mar. Amber me cogió del brazo mientrasavanzábamosyestuveapuntodetropezardosvecesantesdequellegásemosalfinaldelrecorridoymequitasenlavenda.
Túestabasallí,reciénafeitadoyvestidoconcamisa.―¿Atitambiéntehansecuestrado?―preguntaste.―Sin opción a pedir una recompensa, sí.―Miré a Pablo, que se reía a tu
lado―. ¿Qué estamos haciendo aquí? ―Di una vuelta sobre mí misma yentoncesempecéaentenderlotodo.Contuvelarespiración―.Nomedigas…nomedigasquelohabíamosolvidado.―Nuestroaniversario―continuastetú.Noeraelprimerañoquesenospasaba.―Esteesespecial,papás.Cincuentaaños.MiréaSofía,incrédula.Luegoalcélavistahaciati,queempezasteasonreír
lentamente.Cincuenta.Mediosigloatulado.MetemblaronlaspiernascuandoSofía empezó a explicar que aquello era como celebrar unas «bodas de oro»improvisadasysinningúncertificadooficial,claro.Amberseapresuróadarmeel ramo de flores que llevaba en lamano y yo la besé en lamejilla antes desituarmefrenteati,aunosmetrosdedistancia.RaúlseencargódelamúsicaenunodeesosreproductoresquepodíanllevarseatodaspartesydeinmediatosonóForever and Ever, de Demis Roussos. Mientras caminaba hacia ti, empecé alloraryareíralavez,comosiestuvieseloca.Quizásíqueloestaba,porquenopodíaapartarmisojosdelostuyos.Evaestabaatuladoy,cuandonossituamosfrenteafrente,seocupódelaceremoniayleyóunacartasobrenosotrosysobreel amor quehabía escrito ella sola. Si he de ser sincera, se notaba, porquenoteníamuchosentido,pero¿quémásdaba?Solopodíamirarte,sonreíryllorar.Yfueperfecto.Todoaqueldía.Todo.Más tardecomimosenel restaurantequehabía frentea laplaya.Túestabas
pletórico, lleno de felicidad mientras mirabas a tus hijos y presidías aquellapaellagigantedemariscoquenossirvieron.Mecogistedelamanopordebajodelamesacuandocasiestábamosterminandoylosdemássecomíanelpostre.Yesegestobastóparaemocionarme.Llegamosacasaagotados,peroconunasonrisa.Suspiré satisfechamientras dibujabas otra estrella.Me senté en la cama, ya
con el pijamapuesto, y alcé lamirada hacia aquellas constelaciones preciosasque representaban cada paso, cada caída, cada vez que nos habíamos vuelto alevantar.Era laobradenuestravida.Puntosy líneas conectadas,unapequeñagalaxiaquesolonosotrosentendíamos.―¿Porquélloras,Valentina?―Meabrazaste.―Hemostenidounabuenavida,¿verdad?―Lamejor.¿Sabesporquélosé?―¿Porqué?―Temiré,temblando.―Porque no cambiaría nada si volviese atrás. Miro ahora nuestras
constelacionesyvolveríaavivirunaaunatodasesasestrellas, tantolasmalascomolasbuenas.―Hapasadodemasiadorápido,Gabriel.―Losé.Tienesrazón.Lavidadeberíasereldoble.―Atulado,eltriple.―Elcuádruple.Nosreímosmientrasnosmetíamosenlacama.Esanoche,lanocheenlaque
hacíamos cincuenta años, busqué el calor de tu cuerpo bajo las mantas ymeacurruquéatulado.―MipreciosaValentina…―susurraste.―Nomedejesnunca,Gabriel.―Nunca―dijistecontramipelo.
Unamanecerdeinvierno
Ocurrióunamañanacualquieradeinvierno.Nosésieraunmartes,unjuevesounlunes.Perosíséquecuandomegiréenlacamaytevitumbadoamilado,el corazón empezó a latirme más fuerte. Porque tú te levantabas temprano,Gabriel,antesdequeelsolsaliese.Yaqueldíalaluzresbalabahastaalcanzarlacolchaylasmotasdepolvoseagitabanbajolaventanacerrada.Noseescuchabanada,peroexistensilenciosquesonensordecedores,silenciosquesonpeorqueungritodesgarrador.Yeneseinstantelosupe.Simplementelosupe.Losentíenelpecho,enlagarganta,enlatripa,enelalma.Mequedésinaire.Tellamé,perono contestaste. Te zarandeé, pero no te moviste. Te grité que no me hiciesesaquello, pero esa vez no me calmaste, no me limpiaste las lágrimas ni measegurasteque todo iríabien.Esavezmedejastesola.Esavezdejamosdeser«tú y yo» y, cuando lo entendí, solo pude aferrarme a tu cuerpo frío antes desusurrar tu nombre; apenasungemido ahogado, apenasun sollozo rotopor elmiedoqueseextendióhastaparalizarme.
Elchicoquedibujabaconstelaciones
Siempreme ha resultado sorprendente lo natural e inevitable que parece lamuerte cuando lesocurre aotros, cuandoestá lejos.Escuchas cosas como«esley de vida», «todos acabaremos así», o «almenos se fue sin sufrir». Eso nosirvecuando lapersonaqueseha idoes laqueamascon todo tucorazón.Nosirvecuandotehasidotú,Gabriel.Nomepareceleydevidaynomealivialaausencia de sufrimiento, porque solo puedopensar en quedeberías estar aquí.Deberías.Misdedostendríanqueestarentrelostuyosytendríasquedarmeunapretónparaaliviareldolor,paratirardemíysacarmedeaquí,sacarmedetupropio funeral. Y entonces echaríamos a correr. Como antes. Como cuandopodíamoshacerlosinahogarnos,cuandotúreíasconuncigarroentreloslabiosyte creías el rey del mundo, el de la sonrisa más bonita, el que coleccionabavinilosybailabaconmigoenelsalóndecasa,conelquecompartílosbuenosylosmalosmomentos,elquemedioamishijos,elquepedía«perdón»casiantesderecordarporqué,elquemeenseñóaleer,acreceryavivir,elquememirabacomosifueselachicamásespecial,laúnica…Gabriel, en estemundoesdifícil cruzarse con alguien como tú, alguienque
siempre sume, alguien que aporte luz y aleje las sombras, alguien que dé sinesperarrecibirnadaacambio.Poresosolopuedopensarenquenoesjusto.Nodebería ser así.No debería estar aquí, sin ti ami lado.Apenas escucho nada.Tampoco puedo abrir los ojos, que están hinchados. Nunca había sentido unatristezatanprofunda,undolortanintenso,comosihubieseperdidounapartedemí,comosielmundohubiesedejadodegirarparasiempre.Tehasmarchado,Gabriel.Tehasidosindespedirte.Ynoestabapreparada.Sihedesersincera,jamáspodríaestarpreparadapara
algoasí,parasoportarestapresiónenelpechoquemeahogayquesehacemásgrandecuandotodollegaasufinylagentesealejaylaspalabrasdepésameseconviertenenunmurmullo.
Pablo, que ha cogido el primer avión que salía hacia aquí, me abraza confuerza y solloza. Apenas puedo consolarlo. Apenas puedo alzar lamano pararodearle la espalda, porque estoy rota y ahora entiendo que los pedazos quefaltanteloshasllevadocontigoyyanadavolveráaserigual.Diferente,quizá,sí. Pero no igual. Cuando entiendo eso, cuando escucho tu voz casisusurrándomeloaloído,mehagounpocomásfuerteylogromiraratuhijoalosojos y limpiarle las lágrimas con los pulgares, aunque lasmanosme tiemblantantoquenoloconsigodeltodo.Después busco a Sofía. Intento calmarla. Intento pensar que es lo que tú
hubiesesquerido,porqueeratuojitoderecho,tupequeña.Séqueodiaríasverlaasí.Te rompería el corazón.Lloramos juntashasta que el funeral terminay elcieloseoscurece.Insisteunayotravezenquemequedeesanocheadormirensucasa,peroledigoqueno.Quizálecuesteentenderlo,peroesanochenecesitoestarennuestracamaporqueeslomáscercaqueenestosmomentospuedoestarde ti, porque, tal como preveía, cuando me acuesto y apoyo la cabeza en laalmohadadescubroquetodavíahueleatiysemeescapaunsollozodesgarradoralfijarmeentumesitadenoche,enellibroquehasdejadoamedioleer,entusgafasjuntoauncollardemacarronesqueEvateregalóhaceunassemanas.Piensoen ti. Intento recordar todos losmomentosbonitosquehemosvivido
juntos.Nuestraprimeranocheenaquelpiso,cuandohicimoselamor.Laspartesagridulces del camino.El bebé que perdimos.El viaje al camping ese verano.Sofía.LaescapadaaMadrid.Miprimerempleo.Pablo.Losdulcesañosochenta.Nosotros alejándonos. Y nosotros acercándonos. Los problemas que fuimossuperando.Losviajes.Lasrisas.Lasmiradas.Lacomplicidad.Laconfianza.Elamor,Gabriel;elamor.Losrecuerdosseenredanenmicabezayseagitanconfuerza.Séloquetengo
quehacer,loséperfectamente,perotardounaeternidadeninclinarmeparaabrirelcajóndelacómoda.Luegomeincorporounpocososteniéndomedelcabeceroymeatrevoalfinacontemplarnuestrapared,ladelasconstelaciones,ladelavidaquehemoscompartido juntos.Medistemuchascosasqueseconvirtieron
en solomías, pero esas estrellas no lo son.Eran nuestras.Y hoy ya no.Aquíterminaelrecorrido.Aquíacabael«túyyo»,Gabriel.Sabíamosqueunodelosdoscargaríaconelpesodecerrarlaúltimaconstelación,perojamásimaginéqueseríatanduro,porqueunacosaespensarloyotravivirlo, intentarencuadrarlapareddesenfocadaconlavistaborrosa,unir lospuntos, trazarlaslíneas,cerrarnuestra historia juntos. Saber que gran parte de todos esos recuerdos seconvertiránenpolvocuandomereúnacontigo.Aldespertarhorasmástarde,elsoldeinviernomeacaricia.Solodeseoquedarmeesedíaenlacamacontemplandolaluzqueentraporla
ventana.Otodalavida,quizá,nolosé.Perolevantarmenopareceunaopción.Hastaquepiensoenti.Entuspalabras.Enlamaneraqueteníassiempredetirardemí, de impulsarmea sermásymejor, y entiendoquequedarmeallí con lanariz hundida en tu almohada no haría que te sintieses orgulloso de mí. Nisiquiera soy demasiado consciente de lo que hago cuando me pongo en pielentamente,unpocomareada.Avanzohastalacocinaymepreparouncafé.Después, con la taza en la mano, entro en esa habitación que los dos
convertimosenunestudio.Todosigue igual,aunquenada loes.¿Cómopuedeserquenadahayacambiadodesitioyqueparezcacasiotrolugar?Piensoenellomientrasenciendoelordenadorymesientodelanteahogandounsollozoquemeatraviesayseapoderademíduranteunosminutos.Luegovuelvelacalma,elesfuerzoporrespirarhondo.Deslizolosdedosporeltecladoconsuavidad.Piensoenti.Abrounnuevodocumento,unoquevaasersolomío,unoenel
que necesito volcar todo esto que siento, el dolor lacerante, el amor por ti, larabia, la ternura, los sentimientos atrapados en un cuerpo que ya no puedecontenerlos.No dudo antes de elegir un título y sonrío con tristeza y con nostalgia al
pensarquepuedequeparalosdemássolofuesesunhombredesetentaañosconelpelocanosoylasmejillasarrugadas,peroparamísiempreseguistesiendoelchicoquedibujabaconstelaciones.
Yentoncesempiezoateclear.Alprincipiodespacio,despuésmásrápido.«Recuerdocomosifueseayerlaprimeravezquetevi.Tuvelasensacióndequeunimánmeobligabaamantenerlosojossobretiy
de inmediatosemecalentaron lasmejillas. Inquieta,apresuréelpasomientrasabrazabalabolsadeganchilloenlaquellevabaunabarradepanaúncaliente».Loreleodespacio,saboreandoelmomento.Sintiéndotecercadenuevo.Abrazandonuestrosrecuerdos.Porqueesteserámi«hastapronto».
FIN
Agradecimientos
Este proyecto llevaba mucho tiempo esperando su momento, pero un díacualquieralospersonajesempezaronasusurrarmesuhistoriayyanopudeparardeterminarla.Yesoesgraciasaellos,amisabuelos.Tambiénamispadres.Yami suegra. Todos me ayudaron a documentarme regalándome sus propiosrecuerdos y anécdotas de la infancia. También están los míos; el taller detapicería, lapuerta16deesa terceraplanta.Lospolosdementa, los libros, loscastillos en la arena, las canciones, los vinilos, los caramelos de nata y losveranos en el campo. Ha sido especial y reconfortante ir entretejiendo estahistoriamásíntimayllenadenostalgia.Graciasportodo.Porunavidaentera.Porenseñarmetanto.ValentinayGabriel llegaron enunmomento en el quenecesitaba escribir y
estaba un poco desconectada del mundo, así que me puse a ello como si noexistiese nadamás, como cuando las palabras simplemente fluyen sin pensar.Por eso no mucha gente sabía en qué estaba metida, pero sí compartí estassemanas raras con Dani y con Neïra, Saray y Abril. Gracias infinitas poracompañarmey«estar».Tambiénatodasesaspersonasconlasquevivoeldíaadía,acompañerasyamigos,ellassabenquiénesson.YaJ,siempre.Mehepensadomuchoquéfrasedejarteenestaocasión,pero
sabíaque seríaunadeGabriel.Teníaque serlo.Yesque, comoéldecía,«losrecuerdosmalostambiénsomosnosotros»,túlosabesbien.Sabesquetienesupartebonita.
top related