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Introducción
A lo largo de mi experiencia en el estudio y tratamiento
de la farmacodependencia, he observado el papel
fundamental que juegan los padres de familia en el
manejo y formación de la conducta de sus hijos. Me doy
cuenta que la psicoeducación y prevención llegan tarde o
son insuficientes por carecer de un modelo que resulte
eficaz.
Cuando hablo de los factores asociados al consumo de
sustancias adictivas veo en el rostro de algunos padres
dolor e impotencia, y casi siempre escucho una frase que
por repetida ha dado un giro a mi vida: Si tan solo
hubiera sabido, lo hubiera hecho diferente… Este
lamento es genuino, porque en verdad algunos padres
desconocen que el origen del alcoholismo y la violencia
están asociados a factores genéticos, biológicos, al
ambiente sociocultural, el nivel de funcionalidad de la
familia y los estresores personales del paciente.
Hay padres que incluso no se han dado cuenta, que ellos,
son los primeros educadores y que su rol como
formadores es fundamental para prevenir desde la
infancia conductas de riesgo.
Escribo este manual porque estoy convencida que cada
educador es una pieza clave para convertirse en un
factor protector, y porque sé que pueden coadyuvar a
los esfuerzos gubernamentales y sociales en la
prevención y el combate frente a las adicciones y la
violencia en nuestro país.
Este manual de acompañamiento que tienes en tus manos
es un método actualizado a las necesidades que tenemos
los educadores en el SXXI. Mi intención es contribuir en
tu desempeño cotidiano en forma asertiva y hacer más
llevadero tu quehacer parental. Deseo que mi experiencia
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y esta aportación se vean reflejados en la manera de
orientar, cuidar y conducir a los niños y jóvenes para una
vida digna y equilibrada.
Para comprender mejor el problema
Todos sabemos que las tecnologías de la información han
dado un giro histórico a nuestra manera de relacionarnos
con nosotros mismos y con el otro; estos cambios
plantean desafíos que no existían y demandan revisar
nuestros recursos si queremos ser protagonistas en esta
época. Recordemos que quiénes nacimos en la década de
los sesenta vivimos más de la mitad de nuestra vida sin
internet, sin redes sociales y sin teléfonos inteligentes;
usábamos el teléfono convencional, el correo postal y el
telégrafo para comunicarnos, y sólo las grandes empresas
contaban con fax. Estos cambios han impactado a la
familia; hoy nuestros niños y jóvenes encuentran en las
tecnologías de la información muchos recursos que
nosotros ni imaginamos y están expuestos a todo tipo de
estímulos y mensajes que complican nuestro quehacer
parental. El hombre ha cambiado y también los factores
de riesgo han cambiado.
Cada día tenemos niños más solos, deprimidos y
vulnerables; los videojuegos, la pornografía, la
autoimagen, las sustancias y los patrones de consumo se
han modificado haciendo de la adicción un fenómeno muy
complejo. Por una parte, los profesionales de la salud
consideramos a la adicción una enfermedad, y por la otra,
en nuestra sociedad el adicto es incomprendido o mal
juzgado. Todavía no existe una cultura que nos permita
comprender que los estados de intoxicación dan pie al
desarrollo de otras conductas antisociales indeseables
como: pandillerismo, deserción escolar, violencia,
relaciones sexuales prematuras y delincuencia. Así, la
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adicción es el rostro oculto detrás de muchos actos de
violencia.
Si bien todos sabemos que el alcohol y otros psicoactivos
son compuestos químicos que interactúan para formar
una sustancia similar a los opiáceos, pocos reconocen que
el consumo es el origen de estos problemas. Hay personas
que aún moralizan el tema, en términos de lo bueno y lo
malo, sin darse cuenta de que su actitud favorece pasar
del uso al abuso y eventualmente a desarrollar una
dependencia.
Hacer visible lo que sucede al interior de nuestra familia
es una condición determinante de la
autorresponsabilidad, pues no se pueden tomar acciones
correctas ante un fenómeno que no está visibilizado en el
seno de la sociedad. Luego entonces, la estrategia de
prevención ha fallado porque hemos culpado a los
narcotraficantes de las adicciones, y en mi opinión, no se
debe criminalizar un asunto de salud pública. Mientras no
se revierta la estrategia, los resultados serán los mismos.
Como país necesitamos apostar a la prevención más que
a la lucha frente al crimen organizado; necesitamos
comprender que cuando la demanda disminuya no será
necesario luchar contra el narcotráfico. Por lo tanto, lo
primero será abordar el problema como lo que es, una
enfermedad multicausal con consecuencias devastadoras
para el individuo y su sociedad.
Se ha comprobado que las sustancias adictivas producen
estados placenteros que alivian el estrés, lo que convierte
a la adicción en una enfermedad desconcertante y sin
lógica. Me atrevo a afirmar que es la única patología
donde el paciente no “quiere responsabilizarse” o
comprometerse con un tratamiento profesional cuando
está activo. La persona que abusa del alcohol y drogas no
entiende como la sustancia que le brinda bienestar lo
destruye, y el uso recurrente le impide ver las
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consecuencias físicas, psicológicas y sociales de su
consumo.
¿A quién conoces que padece una enfermedad primaria,
progresiva y mortal que no acuda a recibir un tratamiento
profesional? ¿Conoces a alguien que se siente
avergonzado por padecer cáncer, artritis, diabetes o
esclerosis? ¿No, verdad? Sus familiares pueden hablar de
ello públicamente y contribuyen a la recuperación;
apoyan al paciente y movidos por la compasión buscan
con esperanza una cura para ese mal. En el caso de la
adicción sucede lo contrario. Parece que se nos olvida que
es una enfermedad multicausal y un síntoma de la
sociedad contemporánea que, caracterizada por un
enorme vacío existencial, busca llenar ese hueco hondo
con cualquier cosa que disminuya la espantosa sensación
que el vacío produce.
En resumen, como psicóloga especialista en adicciones,
estoy cierta que la lucha contra las adicciones se gana en
casa. Por ello, la educación siempre será la mejor arma
para hacer frente a esta difícil situación. Te invito a
dejarte guiar por tu brújula interior, esa parte sana que
es capaz de poner la mirada en el bienestar de futuras
generaciones y que te orientará en la dirección correcta.
Sé que educar no es tarea fácil porque nuestros hijos no
nacen con un manual bajo el brazo que nos diga qué hacer
o cómo hacerlo. A veces, incluso hemos repetido lo que
más nos duele u optado por educar a nuestros hijos bajo
paradigmas que son obsoletos. Hoy llegó el momento de
actualizar nuestras creencias. Este manual puede ser de
gran utilidad para padres de familia y maestros, ya que,
como madre y docente sé que es mi responsabilidad que
los niños lleguen motivados, creativos, interesados y
educados al aula. Reconozco que no puedo hacer todo,
pero si puedo hacer la diferencia si me reinvento y elijo
tomar acciones pertinentes que propicien ambientes
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motivacionales dónde construir un entorno seguro. En mi
experiencia, he visto que ese niño o joven apático y
agresivo puede transformarse y que solo está esperando
que alguien le ayude a develar el potencial, que aún, no
ha desplegado. Por favor utiliza esta guía bajo la premisa
que la educación en México es laica, gratuita y obligatoria,
pero también inclusiva y equitativa. Así ese chico o chica
que tiene más carencias es el que necesita más
acompañamiento y tu decisión es dejar o no una huella
en esa criatura. Te invito a elegir dar un poco más y
fortalecer ese vínculo con la mirada puesta en lo que ese
chico o chica pueden llegar a convertirse si le dieran una
oportunidad.
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Capítulo 1. Asumiendo mi Responsabilidad
Introducción
El Dr. Francisco Cantú en su libro “Con Sentido Común en
las Adicciones”, explica cómo algunos padres parecen
más cómplices que formadores de sus hijos al no expresar
los antecedentes familiares de adicción. He observado
que esto resulta más evidente en hogares donde algún
miembro de la pareja padece adicción, o donde las
mujeres son víctimas de maltrato físico, verbal, emocional
o económico.
En los casos donde alguno de los padres muestra cierto
grado de codependencia y en los que, además, se cubre
el marcador genético para adicciones y violencia, los
hijos crecen con una predisposición biológica para
que, una vez introducidos los efectos del alcohol o
droga en los genes, estos puedan alterar la
estructura y funcionamiento de los receptores que
involucran la intoxicación y dependencia física.
Lamentablemente, muchos padres de familia desconocen
los factores asociados al consumo de determinadas
sustancias y pretenden educar a sus hijos sin estar
informados sobre cómo prevenir conductas de riesgo.
Compartir nuestros antecedentes familiares de adicción
y/o violencia, aunado a ofrecer información veraz y
oportuna, ayuda a construir factores protectores. Insisto,
es indispensable compartir información veraz, oportuna y
nuestros antecedentes familiares con los hijos, porque se
ha visto desde la teoría del Análisis Transaccional cómo el
alcoholismo, la violencia y la codependencia son guiones
de vida que se transmiten en una misma familia hasta por
cuatro generaciones.
Los guiones de vida son patrones que suelen repetirse en
las familias por varias generaciones. Estos pueden ser
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sanos o tóxicos y en algunos casos hasta destructivos.
Algunos ejemplos de temas sanos son: éxito, creatividad,
amor, respeto y resiliencia. En los guiones tóxicos se
repiten temas de: violencia, adicciones, abandono,
ilegitimidad, infidelidad, avaricia, infertilidad, depresión,
ansiedad y mentiras, entre otros más.
Este tipo de guiones suelen atravesar varias
generaciones, y como lo explica la Dra. Gloria Noriega
Gayol en su libro “La Codependencia en las Relaciones de
Pareja”, esto sucede a pesar de no haber conocido a
nuestros ancestros y se transmiten a través de ciertos
mecanismos dentro de un proceso de comunicación
inconsciente, por medio de códigos ocultos que se
encuentran insertados en nuestra personalidad, en la
familia y en la cultura, influyendo la manera de cómo nos
relacionamos con nosotros mismos, con la pareja, con la
familia y en el trabajo.
La posibilidad de dar continuidad a los esquemas de
adicciones o violencia y perpetuar el guion
transgeneracional se ve confrontada con el desarrollo de
la autorresponsabilidad como factor resiliente en la
persona que ha sufrido o vivido estas situaciones.
Para comprender mejor el tema
Reflexiona: ¿Crees que es importante que nuestros niños
comprendan que el consumo de cualquier psicoactivo
tiende a impactar negativamente el rendimiento
académico o profesional, así como en los hábitos de los
individuos, particularmente de los adolescentes?
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Sabías qué: ¿hay especialistas que determinan a la
herencia como un factor primordial que causa las
adicciones y que, la adicción implica un proceso
neurobiológico porque las exposiciones repetidas a un
agente biológico o sintético, como la droga, cuando actúa
sobre el cerebro produce cambios adaptativos en el
sistema nervioso central?
¿Crees importante que los niños y jóvenes comprendan
que dichos cambios conducen eventualmente a conductas
como la dependencia física, la tolerancia, la
sensibilización, el deseo y la recaída?
Roberto Di Chiara, especialista en la neurobiología de la
adicción, describió en 1997 cómo la sensación
recompensatoria de las sustancias psicoactivas puede
alterar la función de los centros de gratificación,
especialmente el de la dopamina, lo que favorecerá el
desarrollo de la dependencia. También otros
investigadores han comprobado cómo muchos jóvenes
cursaban con una depresión leve o moderada cuando
iniciaron el consumo de psicoactivos y utilizaron estas
sustancias para compensar bajos niveles de serotonina,
dopamina y de norepinefrina, o exceso de catecolaminas
en la sangre. Estos jóvenes probablemente iniciaron el
consumo para lidiar con cuadros de ansiedad, producto
de estresores cotidianos creados por el medio ambiente.
Lo que estos jóvenes desconocían es que el alcohol y otras
drogas son depresores del sistema nervioso central y que
su organismo demandaría esa sustancia en mayores
cantidades y con mayor frecuencia para recrear la
sensación de bienestar que obtuvieron en la primera
dosis.
Soy testigo que también hay padres que prefieren no
abordar de forma directa estos temas y no transmiten
información oportuna a sus hijos. Hay quiénes incluso
favorecen el consumo y permiten que sus hijos menores
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beban alcohol. Confían en que, si la sociedad tolera el
consumo de alcohol y tabaco en menores, entonces no es
tan grave. Son aquellos que por temor a ser criticados
sirven alcohol en las fiestas de XV años de sus hijas o se
creen modernos por chelear con los amigos de sus hijos.
Otros padres se sienten satisfechos cuando generan
dependencia emocional, en lugar de facilitar una
educación orientada a la autorresponsabilidad,
pensamiento crítico, la propia observación y la
autorregulación de la conducta. He visto cómo muchos
padres no saben cómo establecer límites funcionales o
comunicarse con sus hijos de manera eficaz. Otros
quienes carecen de la habilidad para mostrar a sus hijos
cómo tolerar la frustración o detener la gratificación de
manera inmediata. Muchos no saben cómo lidiar con
sentimientos de ira, miedo y vergüenza, que pueden
resultar abrumadores y transportan a sus hijos
sentimientos de grandeza o minusvalía desde su propia
realidad o autoestima distorsionada. También conozco a
otro grupo, aquellos que en la búsqueda de
reconocimiento y aprobación se comportan como amigos
de sus hijos sin darse cuenta que actuar así deja a los
menores en estado de orfandad.
Te invito a sensibilizarte en estos temas para transmitir
información verdadera que sea oportuna y concientice a
otros del enorme reto que implica la educación en el
tercer milenio.
De corazón te digo que escribo este manual porque soy
testigo que muchos adultos en situación de adicción,
delincuencia y/o violencia, fueron niños que podrían
haber tenido otra historia si hubiesen contado con más
herramientas, con educación en estos aspectos y con un
ejemplo parental adecuado.
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Una historia real
Hace algún tiempo se presentó a consulta una mujer a
quién llamaremos Mónica. Ella es una paciente de 43 años
que acude porque refiere haber aumentado de peso, llora
con mucha facilidad y duerme en exceso. Tiene tres hijos
varones. Dice: “Mi marido es un hombre bueno, pero
excesivamente controlador”.
Conforme transcurre la sesión Mónica cuenta que se
siente agotada porque él no le permite tomar ninguna
decisión respecto al manejo de la casa, a la educación de
sus hijos, a la economía o incluso a su arreglo personal.
Refiere sentirse desbordada por un sin fin de obligaciones
que ella califica como tediosas y aburridas. Dice: “Todos
los días son monótonos y la vida se me va en hacer
quehaceres domésticos, atender a mi familia, me siento
sola y poco recompensada”.
Mónica ha pensado o deseado morir.
Conforme transcurrió la sesión, Mónica me contó que vino
a pedir ayuda porque su hijo mayor había estado
bebiendo mucho. Ella lo había notado, sabía a qué hora
llegaba y cómo llegaba, pero no decía nada, pensaba que
si lo hacía sería fatal. Temía la reacción violenta del
marido y pensaba lo peor. Cuando la cuestioné respecto
a por qué actuaba de ese modo, ella respondió: “Creo que
mi esposo puede llegar a golpear a mi hijo y que él puede
irse de casa, que habrá un enfrentamiento y que incluso
me pueden echar la culpa o me tacharán de mala madre”.
Es evidente que esta situación provocó recuerdos en
Mónica, porque ella refirió que creció en un hogar
problemático; su padre era alcohólico y varias veces
presenció discusiones entre él y su madre, incluso contó
que al llegar la noche se quedaba despierta para esperar
a su padre alcohólico e intentar aplacar los pleitos.
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Mónica contó: “Cuando tenía como 9 años una vez
escuche golpes, gritos y malas palabras.” Ella no supo
bien a bien qué pasó, pero nunca volvió a ver a su papá.
Me contó que su madre trabajó muy duro para sacar a
sus hijos adelante, pero la recuerda como una mujer que
siempre estaba triste, deprimida o enojada. También
recordó que sus tíos y abuelos la criticaron mucho y cómo
uno de sus hermanos abandonó la escuela muy pronto y
ella creyó que era tan joven que ni siquiera terminó la
secundaria.
El chico comenzó trabajando en un taller mecánico para
ayudar a su madre, pero estaba segura de que andaba en
malos pasos porque un día llegó a casa con un televisor
sin explicar cómo lo había obtenido.
“¿Qué hizo tú madre ante esa situación?” Le pregunté.
“Ella se puso muy contenta”, respondió, “y lo trataba con
muchos privilegios”. Aunque era evidente la dudosa
procedencia del electrodoméstico, para su madre, eso
significó bienestar.
Mónica contó que, al poco tiempo su hermano se fue al
norte; él quería buscar un mejor futuro y aunque al
principio llamaba por teléfono y les mandaba dinero, hacía
muchos años ya que no sabían de él. Mónica tiene mucho
miedo, ella piensa que la historia puede repetirse.
Crecer en un ambiente violento y tóxico genera el peor
tipo de disfunción: la naturalización de la violencia.
Quienes crecieron en entornos familiares como el de
Mónica, aceptan conductas destructivas, perpetúan lo que
conocen y trazan así su guion de vida transgeneracional.
Hacer conciencia de nuestros antecedentes familiares es
indispensable si queremos construir una visión reflexiva
de lo que deseamos y autodistanciarnos de estas
conductas.
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Mónica logró comprender de dónde provenía su miedo.
Ella se dio cuenta de que inconscientemente estaba
recreando lo que más le dolía y que de no hacer cambios
en su vida se enfrentaría a lo que más teme. Ella asistió
a tratamiento y ha logrado muchos avances. Ahora tiene
la capacidad de dividir algunas tareas de casa con sus
hijos, lo que le da un tiempo libre y ha comenzado a hacer
cosas para ella misma orientadas al autocuidado. Ha
bajado de peso y hace la compra de víveres junto con su
esposo, lo que le permite decidir sobre el plan de
alimentos para sus hijos. Logró hablar con los miembros
de su familia de forma clara sobre sus sentimientos y
estableció junto a ellos un contrato conductual, respecto
a los límites en las calificaciones escolares, horas de
llegada y tiempos libres.
Ordenar el sistema familiar permitió que ella mejorara su
relación de pareja. Mónica ha retomado su vida sexual, la
cual calificó como más placentera. Ahora piensa en
trabajar vendiendo productos en una empresa multinivel
para obtener sus propios recursos.
Conclusión:
Casos como el de Mónica se ven a diario en colonias,
barrios y comunidades a lo largo y ancho de nuestro
territorio. Estas historias son cada vez más comunes, en
algunos casos cambia el escenario, pero no es deseable
acostumbrarnos a ellas.
Yo no puedo, ni quiero permanecer fría ante una realidad
que afecta mi entorno, e inspirada en situaciones
similares, hace algunos años me reuní con dos grandes
amigas para compartir mi preocupación ante la creciente
problemática de violencia asociada al consumo de
sustancias adictivas por la que atraviesa nuestro querido
país. Juntas nos comprometimos hacer a un lado las
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quejas para enfocarnos en posibles soluciones con certeza
en la grandeza de México. Entonces nos preguntábamos:
¿por qué nuestros jóvenes consumen cada día más y cada
vez a más temprana edad? ¿Por qué a pesar del esfuerzo
que realiza el gobierno no se ha logrado revertir esta
tendencia?
Para finalizar
Todos sabemos que México dejó de ser desde hace tiempo
un territorio de tránsito y tráfico para convertirse en un
país de consumo, con toda la inseguridad y el perjuicio
social que ocasiona esta situación. También sabemos que
los grandes problemas de nuestro país no competen solo
al gobierno y que son responsabilidad de todos. Así
acordamos fundar una asociación civil que coadyuvara al
fortalecimiento de la familia como núcleo de la sociedad.
Sirviéndonos de mi experiencia en el trabajo con adictos
y sus familias nació Fundación Unidos para Prevenir A.C.
Nuestra misión da una respuesta al dolor de las mujeres
que, como Mónica, han sido educadas para la
dependencia y que por ciertas incapacidades no han
podido desempeñar un rol asertivo en sus relaciones
personales. Nuestro propósito es conjuntar esfuerzos
contigo y otras organizaciones de la sociedad civil para
combatir los problemas asociados al consumo de drogas
mediante la sensibilización en el tema de adicciones y
violencia.
Consideramos importante promover y alentar la
participación de los cuidadores primarios, pues hemos
visto la necesidad de corresponsabilizar a los padres en
las decisiones de la crianza de los hijos, y así, lograr
hogares mejor integrados; donde los miembros de la
pareja puedan asumir las consecuencias de sus elecciones
y los hombres no sean vistos como proveedores
únicamente. Creemos que los padres de familia tenemos
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la tarea de hacer de nuestros hijos, hombres y mujeres
íntegros y felices; seres humanos de bien, que
contribuyan a forjar una sociedad más sana, donde
predomine la paz y los valores que deseamos legar a
futuras generaciones.
Tareas
Pongo este manual a tú disposición para hacer los
cambios necesarios de manera sencilla. Las sugerencias
que puedo darte antes de trabajar este modelo
psicoeducativo son simples:
- Precisa los objetivos. Explica a los miembros de tu
familia lo que deseas lograr.
- Establece un calendario con la fecha de cada meta
para que los involucrados reconozcan que del esfuerzo y
compromiso en la ejecución de las tareas dependerá el
éxito de esta propuesta.
- Reflexiona junto a los miembros de tu familia acerca
de los cambios que deseas realizar.
- Establece reglas de respeto que les permitan
compartir experiencias y hacer aportaciones que
contribuyan a mejorar el ambiente familiar. Recuerda que
buscamos construir un tipo de relación donde una persona
ayuda a otra a lograr sus objetivos.
- Identifica las necesidades y aspiraciones de cada
miembro del grupo.
- Lo importante es validar los cambios que desean
lograr y juntos descubrir lo que tiene que suceder para
que ese cambio se realice.
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Capítulo 2. ¿Cómo ser más eficaces, eficientes y
efectivos?
Introducción
Cuando inicié la preparación de este manual me motivó
saber qué forma o deforma a una criatura dentro de la
familia. Pienso que esta tarea es tan valiosa que no
debemos confiársela a nadie, ni a los maestros, ni a
nuestros empleados o vecinos. No sé si estás de acuerdo
conmigo, pero unos padres asertivos tienen mayor
posibilidad de educar hijos sanos al convertirse en un
ejemplo parental eficaz. Valoro tu interés en estos temas
y sé que el crecimiento personal es un desafío que
necesita tomarse con absoluta responsabilidad. Por eso el
presente manual se sustenta en una idea clave: para
educar necesitamos educarnos.
Los griegos decían: “en la vida no existen premios o
castigos, sólo consecuencias”. Y nuestros hijos serán el
resultado de la educación que les ofrezcamos. Nuestra
lucha debe darse en el ejercicio de nuestros valores,
conscientes de que debemos ser para nuestros hijos un
ejemplo de congruencia.
Vivimos tiempos difíciles, modelar conductas sanas y
éticas construye familias sólidas que impactarán
positivamente en su localidad. Estoy convencida de que
cada día somos más quienes creemos que una familia
educada en la asertividad y responsabilidad puede
producir cambios significativos para el país. Por eso, la
visión de este manual se centra en el acompañamiento a
los educadores para que puedan ejercer una labor más
funcional. Esta guía puede servir a los docentes como
“Escuela para Padres”. Felicito a los padres de familia y
maestros comprometidos en la formación y educación de
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sus niños, porque estoy segura de que podrán ganar esta
batalla.
Para comprender mejor el tema
La crianza de los hijos es sin duda un espacio de
autoconocimiento, crecimiento y aprendizaje. La
pregunta sería: ¿Quiénes somos los padres?
¿Pertenecemos a una categoría especial de seres
humanos? ¿Es cierto que todo ser humano, hombre o
mujer, está destinado o destinada a ser padre o madre?
Lo que he observado es que la paternidad y la maternidad
son elecciones de vida. Tener hijos no es un azar del
destino. Cuando la elección es la crianza de unos hijos
felices, consolidaremos nuestra propia plenitud y
compromiso.
¿Se puede educar para la felicidad? Sí, es posible si
educamos para la libertad, la responsabilidad y la salud.
Modelar conductas sanas es una decisión. Recuerdo con
profundo amor y gratitud el libro que mi padre me regaló
cuando mis hijos eran pequeños: “Abrázalos
estrechamente y luego déjalos ir”. Y ésa ha sido la meta
de mi maternidad, aprender a dejarlos ir, darles las
herramientas, las raíces para que crezcan, pero a la vez
las alas para que vuelen cuando sea su momento.
Hasta hoy he encontrado que las herramientas más útiles
para ese logro es desarrollar en ellos, a través de mi
testimonio, la autodependencia y corresponsabilidad.
Para este fin existen dos posturas fundamentales. La
primera, orientada a la contención y orden, dar casa,
vestido, sustento. La segunda, a transmitir la importancia
de la autorresponsabilidad mediante el logro de la propia
plenitud.
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En mi opinión no hay para los hijos un aprendizaje más
significativo que reconocer en sus padres seres realizados
que viven con sentido. Recordemos las palabras de
Nathaniel Branden: “Las relaciones familiares son
consideradas esenciales para la formación de la
personalidad y de las actitudes donde el individuo tomará
y se proyectará cuando sea adulto. Las conductas
aprendidas del núcleo serán significativas en sus
relaciones sociales posteriores”. Para este fin es
importante reconocer que nadie llega a este mundo
siendo independiente y que apoyarse en otros es
necesario en el proceso de individuación.
Por lo tanto, una educación con sentido significa pasar de
la dependencia a la independencia. Es permitir a nuestros
hijos pasar de apoyarse en los demás a apoyarse en ellos
mismos, de no tener responsabilidades a ser auto
responsables para emerger y convertirse en individuos
plenos. Nuestra tarea como padres no termina nunca,
porque las capacidades del ser humano son ilimitadas y,
visto desde el desarrollo humano, somos
antropológicamente los indicados para ampliar el
potencial de nuestros hijos. Así, la práctica de la
responsabilidad consiste en lograr ver el mundo por
nuestros propios ojos y pensar de manera independiente
para poder elegir conscientemente nuestros actos.
En el proceso hacia la individuación el niño adquiere
habilidades cognitivas que le dan un sentido que le
permite desarrollar una identidad física y personal y que
forman la base para que desarrolle la autonomía. A lo
largo de nuestra vida se espera que vayamos
despidiéndonos de un estado de desarrollo para entrar en
otro. Sin embargo, hay procesos que no siempre son así
y las personas no logran una individuación integral.
Pueden ser autónomas intelectualmente, socialmente,
culturalmente, espiritualmente, materialmente y seguir
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dependiendo emocional o físicamente de los padres.
Cuando esto sucede, el resultado es la dependencia.
Donde hay dependencia no puede haber
autorresponsabilidad, y donde no hay
autorresponsabilidad no puede haber plenitud. Por lo
tanto, la meta de la paternidad responsable es consolidar
la interdependencia, esa experiencia compartida, que
consiste en acompañar al otro en el proceso de mutuo
aprendizaje; es interrelacionarse a un nivel muy íntimo
sin coartar la posibilidad para que se consolide la felicidad
a través de permitir que nuestros hijos sean lo que están
destinados a ser.
Conclusión
Dicen los grandes pedagogos que para ser un buen
educador hay que sentir interés por el crecimiento de los
niños, tener una visión inspiradora, ganadora y
trascendente para que, con el ejemplo de tu disciplina,
responsabilidad y compromiso, puedas orientar a los
niños y jóvenes en su desarrollo humano.
Recuerda, estas liderando no controlando, son tus hijos o
estudiantes quienes tendrán que hacer uso de sus
habilidades para lograr las metas que juntos han
establecido. Compromételos y observa, es su proceso no
el tuyo. Para mejores resultados promueve un ambiente
cálido, honesto y de respeto. Para realizar el trabajo con
eficacia se claro con tu comunicación y aprende a
escuchar. Actúa como un acompañante comprensivo que
no toma actitudes de juez y genera confianza con tus
niños.
Insisto, demuéstrales cuánto crees en sus capacidades.
Asegúrate que ellos reconocen las metas y que pueden
enunciarlas y compartirlas contigo. No asumas que lo
saben todo, pregunta si los objetivos son claros, y por
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respeto a la relación, cuida tu testimonio y guarda en todo
momento confidencialidad. Nunca exhibas a tus hijos, ni
sus inquietudes o carencias.
Tareas
Como líder de tu familia, el primer beneficio que
obtendrás en este proceso de autoconocimiento será un
aumento en tu nivel de conciencia. Clarificarás objetivos,
detectarás fortalezas y romperás creencias limitantes.
Este proceso se puede volver apasionante porque
conduce al éxito, a la autonomía y a la realización
personal. Además, desarrollarás nuevas habilidades, ya
que se adapta a las situaciones, aspiraciones y valores de
las personas. Es un método que implica cambios
personales, que se fundamenta en la afirmación personal,
en el desarrollo psicológico y la motivación. Por eso es tan
eficaz donde otros métodos han fracasado. Piensa en este
Modelo como un proceso de construcción y mejora
continua.
Propongo estas herramientas porque he visto que
conducen a la experiencia de una vida mejor. Porque
favorecen la solución de conflictos y logran un equilibrio
en el marco familiar. Mi interés con el desarrollo de los
próximos temas es ayudarte a mejorar tus relaciones,
disminuir la ansiedad y generar autoconfianza.
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Capítulo 3. Autoestima
Introducción
¿Alguna vez has reflexionado, cómo los padres somos los
principales responsables en la formación de nuestros
hijos? A lo largo de este capítulo juntos analizaremos
cómo podemos educar a nuestros hijos, educándonos.
Los seres humanos somos susceptibles de recibir una
formación que nos libere de condicionamientos. La
importancia de construir la propia autoestima radica en
lograr una identidad personal y la autonomía necesaria
para transmitir niveles adecuados de valía a nuestros
hijos.
Este capítulo pretende reconocer nuestras actitudes
equivocadas para ser mejores padres, situándonos de
manera diferente frente a los conflictos, viendo en ellos
un área de oportunidad. También trabajaremos la
necesidad de respetar y aceptar los rasgos de
personalidad de los miembros de la familia. Veremos que
el conocimiento del temperamento y el reconocimiento de
las necesidades de tus hijos facilitaran la cercanía familiar
y nos hará crecer como padres, pareja e individuos.
Este modelo compara el desarrollo de una identidad sana
con la construcción de una casa. Una persona se edifica
como quien construye un hogar. En este sentido, la
autoestima equivaldrá al terreno donde estableceremos
la construcción, una tierra firme donde prevalezcan
conductas funcionales, orientadas a la promoción de
estilos de vida saludables Si no conocemos el terreno
donde edificamos nuestro hogar, éste puede colapsarse.
De ahí que resulte fundamental reconocer el
temperamento de los miembros de la familia, ya que la
formación del carácter equivaldrá a la sustitución de
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materiales para lograr un suelo sólido dónde edificar una
personalidad responsable, feliz y plena.
Para lograrlo es indispensable que nuestros hijos
descubran sus rasgos de temperamento y reconozcan
que, como seres humanos, no están determinados y que
el carácter se forma como quien moldea una plastilina.
Nuestra responsabilidad es ayudar a nuestros hijos a
conocerse para que puedan desarrollar un autoconcepto
fuerte; una fotografía real de sus habilidades que les
permita enfrentar con éxito los retos que la vida les
plantea. Nuestra obligación es ayudarlos a verse como
seres en potencia, capaces de elegir la identidad que
desean tener. Es decir, mirar lo que son, pero también en
quiénes pueden llegar a convertirse.
Para comprender mejor el tema
Todos tenemos un grado de autoestima que es
independiente de nuestro sexo, edad, cultura, trabajo y
objetivos en la vida. Muchas investigaciones psicológicas
indican que, si no se satisface esta necesidad de
autovaloración, tampoco pueden satisfacerse otras
necesidades como la creatividad, los logros personales y
la realización de nuestro potencial.
Las personas que se sienten bien consigo mismas suelen
sentirse bien; son capaces de afrontar y resolver con
seguridad los retos y las responsabilidades que el mundo
les plantea. Sin embargo, las personas que no cuentan
con la experiencia de eficacia y merecimiento, van por la
vida buscando aprobación o con una sensación de sentirse
menos que las otras personas; colocándose en posiciones
desfavorables o actuando de manera desmedida y
prepotente por sentirse superiores a los demás.
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Como el caso de Olga, una mujer maravillosa, con un
liderazgo nato con el que ha impulsado decenas de
proyectos y beneficiado a muchas personas. Quiénes la
conocemos admiramos su bondad, su inteligencia, su
generosidad, su sentido de fe, y su entrega. Es una
amiga, esposa, madre y hermana invaluable. El problema
es que ella no lo ve. Recibió tantos mensajes nocivos en
la infancia que la hacen sabotear cualquier experiencia
que para ella signifique el logro de sus metas. Olga ha
luchado porque otros construyamos nuestros sueños,
abandonando y olvidándose de los suyos por creer que no
los merece. A mi parecer, Olga necesita darse todo el
amor, cuidado y protección que le faltó cuando era niña
para saber que es un ser humano valioso.
Para el psicólogo norteamericano William James, el
sentimiento de quién soy, depende de lo que apostemos
ser y hacer por nosotros mismos y él plantea que nuestra
sensación de valía personal estará determinada por
nuestras cualidades y nuestras supuestas
potencialidades. Para James “la autoestima estará ligada
al resultado que obtenga una persona en relación con sus
pretensiones y éxitos”. Por ejemplo, un niño de 8 a 12
años tiene cinco ámbitos relevantes que impactan en su
autoestima: Su nivel de competencia escolar, su destreza
atlética, su capacidad para hacer amigos, su apariencia
física y su comportamiento social. Sin embargo, los
ámbitos y necesidades se agudizan con la edad,
aumentando las posibilidades o dominios según
envejecemos. Así cuando llega la adolescencia
aparecerán tres dominios adicionales: competencia para
lograr sobresalir, capacidad para intimar y capacidad de
enamorar.
Según Coopersmith, la autoestima depende del resultado
que la persona tenga en la realización de sus tareas y de
la capacidad para lograr sus metas; esta aumenta o
disminuye según su sentido de éxito.
28
Al hablar de autoestima, lo más importante es
comprender que la autoestima es la creencia que
tenemos de nosotros mismos, es el concepto que
hemos formado de nuestra valía basado en todos aquellos
pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias
que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida. Su
importancia radica en que este autoconcepto determinará
si creemos que somos listos o tontos, bellos o feos,
hábiles o ineptos. Y, como dice el Dr. Nathaniel Branden:
“ningún juicio es tan determinante como la opinión que
tenemos de nosotros mismos”.
Una historia real
A veces pienso, si por un momento reflexionáramos en
las palabras bíblicas: “Estás hecho a mi imagen y
semejanza”; ¿cómo cambiaría nuestra vida? Sería posible
darnos cuenta de nuestra dignidad humana y el trato que
merecemos por ser lo más elevado en la Creación. ¿Será
importante enseñar a nuestros hijos que su valor reside
en lo que son y no en lo que tienen o hacen?
Hace algunos meses me presenté en una escuela de la
localidad donde vivo a dar un taller de “Escuela para
Padres”. Era muy temprano, ni siquiera habían dado el
toque de entrada cuando aproveché para ir al baño. Ahí
encontré a una niñita de unos 8 años llorando. Me
conmovió verla tan triste y le pregunté: “¿Qué tienes?”
Ella respondió: “Nadie me quiere”. En ese momento me
acerqué y le dije: “Yo no puedo quererte porque no te
conozco, pero si me dices quién eres puede ser diferente”.
Entonces replicó: “Mi papá dice que soy una latosa, mi
mamá que soy una lenta y mis amigos que soy una
“looser””. “Ya te quiero”, respondí. “¿Por qué?” Preguntó
mientras abría sus ojos con cara de incredulidad. “Porque
somos igualitas, yo soy inquieta, reflexiva, estudiosa y te
tengo una sorpresa, a las personas inquietas, reflexivas y
29
estudiosas nos va de lujo en la vida”. En ese momento
ella sonrió. Supongo que lo que sanó su experiencia fue
que se sintió incondicionalmente aceptada. Nos dimos un
fuerte abrazo y pensé: ¿Cómo un niño puede llegar a la
escuela tan temprano con tantos mensajes negativos y
tener buen rendimiento? Imposible.
Los padres responsables saben que para que un hijo
pueda desenvolverse con seguridad tendrá que
desarrollar el sentido de eficacia, saber que puede lograr
lo que se propone y tener sentido de merecimiento; esa
sensación de aceptación incondicional que nos permite
saber que merecemos lo mejor que la vida pueda darnos.
Conclusión
En síntesis, la autoestima es el juicio que la persona hace
sobre el nivel de merecimiento que tiene, se expresa en
la consideración que mantiene hacia sí misma y se
manifiesta con una actitud de aprobación o desaprobación
de uno mismo y hacia otros.
Para finalizar
Todavía recuerdo a Alfonso, un hombre que hace tiempo
llegó a consulta. Su vida parecía un cuento de hadas.
Mentía acerca de sus experiencias, sus facultades, sobre
sus relaciones sociales y se convirtió en una madeja
enredada de fantasías porque no toleraba su propia
realidad. Su autoestima era tan baja que necesitaba
maximizar los eventos para sentirse seguro. Su realidad
era tan monótona e insignificante que su manera de
escapar de ella fue a través de inventar una historia de
vida alterna.
Cuando investigamos profundo, Poncho reconoció que
esta conducta la aprendió en la infancia para obtener la
30
atención y admiración de sus padres. Él inventaba logros
escolares, triunfos inexistentes y amigos ficticios.
Lamentablemente, esa conducta le funcionó con ellos, por
eso la mantuvo durante muchos años, hasta que el mal
hábito tomó dimensiones desproporcionadas y Alfonso
perdió a su mujer, hijos y trabajo por pretender ser quien
no era.
El Dr. Nathaniel Branden dice que la persona con una
autoestima sana tiene la determinación suficiente para
luchar por sus objetivos y esa sensación de logro fortalece
su propio autoconcepto. Branden habla de la necesidad
de experimentar la realidad desde lo que somos, con la
mirada puesta en quiénes podemos llegar a ser.
Deseo que en este capítulo hayas tomado conciencia de
la importancia de tu quehacer parental, porque nuestros
hijos serán lo que nosotros modelemos y formemos. El
reto será trabajar en el respeto y aceptación que debemos
procurar a todos los miembros de la familia. Aprender a
diferenciar los tipos de temperamento y reconocer que
nuestro papel como educadores debe estar orientado a la
formación integral del carácter, respetando los rasgos
temperamentales de cada miembro de la familia.
Recuerda que estás en un proceso de construcción y que
el resultado dependerá de los ajustes que realices en el
hogar y los cambios que hagas al modificar tu propia
conducta.
Si sientes que en algunas áreas fallaste, no te aflijas
demasiado; reconoce que los sentimientos de tristeza o
culpa por lo que erraste en el pasado sólo anclan viejos
patrones y que, muchos desaciertos provienen de
nuestras propias experiencias de la infancia, donde
aprendimos de nuestros progenitores, patrones
equivocados. Ellos quizá no tuvieron acceso a
herramientas como esta, ellos hicieron lo mejor que
31
pudieron de acuerdo a sus propios recursos; ahora el
éxito será el resultado de tu trabajo cotidiano y constante.
Tareas
Tu labor consistirá en observar que los hijos tienen padres
biológicos, pero solamente los padres de crianza educan
y forman a un individuo. Es importante resaltar que de la
aceptación y amor incondicional que demuestres a tus
hijos, surgirá la aceptación y el amor hacia ellos mismos
y que ése, es el origen de la autoestima. Nadie mejor
que tú para realizar esta labor. Piensa: ¿qué actitud crees
será determinante para que tus hijos desarrollen
aceptación personal y valía?
Ejercicio de sensibilización: ¿Qué siente mi hijo cuando no
lo conozco?
Te pido que dibujes el contorno de tu mano. Ahora traza
las líneas de la palma sin mirarlas. Una vez que hayas
completado el dibujo de la palma de tu mano,
compáralas. ¿Se parecen? Piensa… ¿Hace cuantos años
vives con tu mano? ¿Cuántas veces la has mirado, la has
lavado, secado o tocado? y ¿aún no la conoces?
Mirar no es observar. De la observación viene el
conocimiento y la comprensión. Al concluir el ejercicio
puedes reflexionar con los miembros de tu familia acerca
de las diferencias en las líneas de las palmas y cómo
nuestras manos expresan individualidad. Juntos pueden
reconocer que cada ser humano es único e irrepetible y
que, a pesar de tener rasgos genéticos similares, los
miembros de una misma familia tienen temperamentos
distintos. Se vale que nuestros hijos aún cuando
provienen de nosotros, no sean como nosotros y la
responsabilidad conlleva la aceptación de las otras
personas tal y como son.
32
Otro ejercicio, responde a las siguientes preguntas:
¿Conozco el temperamento de mis hijos? ¿Cómo le
demuestro mi amor y aceptación? ¿Qué frases utilizo para
reforzar en ellos su valía personal? ¿Qué valores son
importantes para mí y cuáles quiero transmitir a mis
hijos?
33
Capítulo 4. Valores
Introducción
Saber educar es saber exigir, es crear una atmosfera
favorable para el crecimiento integral de nuestros hijos;
para lograrlo, es importante aprender a valorar los
esfuerzos que los hijos realizan en su vida personal o en
la escuela.
¿Quieres hijos responsables? Dales responsabilidades;
permíteles realizar tareas de acuerdo a su edad;
retroaliméntalos de acuerdo al resultado de su conducta;
muéstrales alternativas de solución frente a los
problemas, y enséñales a evaluar las consecuencias de
sus acciones.
En este capítulo abordaremos las conductas que puedes
fomentar para despertar en tus hijos los valores que
consideras deben autentificar y que les permitan
responder desde el autocuidado.
Para comprender mejor el tema
La psicología infantil ha sufrido cambios a partir del
rechazo a los conceptos que existían en torno a la crianza
de los hijos, cambios que surgen de la insatisfacción con
el modelo médico psiquiátrico y las técnicas proyectivas.
De esta forma, a partir de los años 50´s, comienza la
aplicación de los principios de aprendizaje tomados de los
condicionamientos operantes de Skinner y Watson. Ellos
pensaban que para lograr un cambio comportamental o
para modificar la conducta era necesario manipular el
entorno con estímulos positivos o negativos. Así surgieron
técnicas como el reforzamiento positivo, la extinción de
conductas, el tiempo fuera, la imaginación constructiva,
el modelado y el moldeamiento. La meta era, y sigue
34
siendo, prevenir conductas problema y desarrollar salud
emocional en los niños. También, la psicología humanista
ha realizado muchos aportes centrados en la importancia
del vínculo; herramientas para la autoregulación
emocional, el autodistanciamiento y la autotrascendencia.
Estos aportes consideran a la persona como un ser
humano en potencia, capaz de construirse y elegir su
propia vida. Específicamente, la logoterapia plantea que
el hombre no es un ser determinado, sino una criatura
que es siendo, con posibilidades infinitas que surgen de
su dimensión más íntima, el nous o dimensión espiritual.
Por ser único e irrepetible, tiene necesidades singulares,
pero siempre en posibilidad de construirse y reinventarse
desde su libertad.
La libertad es la cualidad que nos hace humanos, es la
facultad que nos posibilita elegir. Elegimos cómo actuar
en cada situación, nuestra actitud ante los problemas y
con cada persona. También elegimos lo que aportamos al
mundo, en nuestro trabajo, y por supuesto, elegimos
cómo recibimos lo que la vida tiene para nosotros.
El Dr. Viktor Frankl dijo: “Al hombre se le puede quitar
todo excepto la última de sus libertades, elegir cómo
afrontar su destino”. Los valores son la clave para tomar
decisiones. ¿Qué hace que una persona responda desde
su ética o código moral, mientras que otra opta por
transgredir la norma? Los valores nos impulsan, nos
atraen y nos autentifican.
Los valores llenan de sentido nuestra vida. Según el Dr.
Juan Lafarga, un valor es algo valioso y nos apropiamos
de aquello que tiene para nosotros un significado
personal. Hay valores que heredamos de nuestra familia,
otros que aprendemos de nuestra cultura y unos que
elegimos. Con esta mirada te invito a clarificar cuáles son
los principios que quieres heredar a tus hijos; porque en
mi consulta, al atender problemas familiares, con mucha
35
frecuencia me enfrento con la diferencia entre la
percepción de los padres y sus hijos; esto es
especialmente cierto en el caso de los adolescentes.
Una y otra vez, los padres presentan como problema una
conducta que el niño ni siquiera registra. Los padres
acuden a consulta por comportamientos que encuentran
molestos en sus hijos, los regañan, premian, castigan
sobornan, pero rara vez han probado implementar
acuerdos conductuales con consecuencias claras. Menos
aún han intentado con técnicas de intervención
orientadas a la autorresponsabilidad o modelar con su
ejemplo la conducta deseada. He tenido casos donde un
padre alcohólico me ha pedido que convenza a su hijo de
lo dañino que beber alcohol resulta. Otros donde una
madre violenta que grita, insulta y golpea me pide que su
hijo no grite, le falte al respeto y sea moderado.
¿Te das cuenta? Los valores requieren de congruencia.
Para comprender mejor el tema uniré dos posturas, el Dr.
Eric Fromm dijo: “A mayor libertad, mayor
responsabilidad”, el Dr. Viktor Frankl dijo: “La
responsabilidad es la cualidad humana que nos permite
responder con habilidad a lo que la vida nos pone
delante”. Luego entonces a mayor capacidad de
respuesta, mayor libertad. Libertad para ser tú mismo,
para hacer de lado caducas y falsas doctrinas, para
construirte y para construir un mundo mejor.
Una historia real
Todavía recuerdo la primera vez que vi a Natalia.
Recuerdo cuánto llamó mi atención sus enormes ojos
cafés. Naty era una niña menudita que participó con
nosotros en un taller de verano de inteligencia emocional.
Su mirada reflejaba un alto grado de inteligencia,
percepción y una chispa sensacional.
36
Debo comentar que su madre habló en tres ocasiones
explicándome la difícil situación por la que, según ella,
atravesaba su hija. Mandó por escrito tres cuartillas con
una relación detallada de los acontecimientos importantes
en la vida de Natalia. La madre describía a Natalia como
una niña con muchos problemas emocionales.
El primer día me sorprendió que Natalia pidiera ayuda
para realizar actividades que cualquier chico de su edad
podía resolver. Ante sus demandas, mi equipo de
colaboradores decidió mantenerse firme y no cedió a las
demandas de la niña; para comprobar con agrado cómo
Natalia florecía, participaba y se relacionaba de maravilla
con sus compañeros.
Durante el resto de la semana confieso que jamás volví a
encontrar a la niña callada, ausente y dependiente que su
madre describió. Sin embargo, el último día se develó el
misterio.
Cuando los chicos estaban alistándose para regresar a
casa, Natalia entró a mi pequeña oficina corriendo y
preocupada me dijo: “Miss no encuentro mi miedo”. Le
respondí: “¿Te hace falta?”. Bajó la mirada y dijo: “Debo
encontrarlo antes de que llegue mi mamá”. Entonces
entendí que su madre había condicionado la conducta de
Natalia. Natalia no era frágil, insegura, temerosa o
antisocial, su madre le había formado una personalidad
miedosa e insegura.
Conclusión
En mi profesión la petición que escucho es siempre la
misma: “Quiero que mi hijo deje de ser hiperactivo, que
ya no sea agresivo, que no presente fobias, que, que,
que…” Parece que los padres olvidan que, si se decide
modificar una conducta inadecuada, ésta tendrá que ser
sustituida por alguna más apropiada. He observado que
37
no basta reducir o eliminar cierto patrón. Nuestros hijos
requieren aprender nuevas y mejores formas de
comportarse y los padres deben de ser sus modelos. Es
importante enseñar a los hijos que la sociedad moderna,
utilitarista y materialista no es la única opción.
Necesitamos mostrar a nuestros hijos que la vida está
diseñada para responder, para encontrar sentido, para
buscar significados y formar hábitos orientados al
autocuidado y la salud.
Para educar niños con pensamiento crítico, generosos,
con tolerancia a la frustración, se hace necesario enseñar
a nuestros hijos cómo, en ocasiones, es necesario
sacrificar una cosa por algo mejor y que el esfuerzo
muchas veces es la base del éxito. Vidal Schmill en su
libro “Disciplina Inteligente”, dice que los niños deben
aprender a diferenciar lo que quieren de lo que les resulta
conveniente. Yo coincido con él porque estoy convencida
de que sólo los padres y madres comprometidos, capaces
de brindar los cuidados necesarios y modelar conductas
valiosas, pueden hacer que sus criaturas desarrollen todo
su potencial.
Para finalizar
Sabemos que la familia sigue y seguirá siendo la principal
fuente de apoyo emocional para los hijos. Si deseamos
crear seres humanos íntegros, considero fundamental
hacer al niño responsable de sus elecciones y permitirle
vivir sus consecuencias.
Hoy la educación no puede ser improvisada, ni estar
basada en nuestro estado de ánimo. Una educación eficaz
tiene que cimentarse en valores, y nuestros hijos
necesitan reconocer qué principios morales rigen a
nuestras familias. Los principios morales y espirituales
38
que rigen a cada persona, nos orientan para actuar con
dirección.
Cuando era niña, la casa de mis abuelos me parecía un
tanto lúgubre, demasiado grande y fría, excesivamente
oscura. Pero había un detalle sobre el quicio de la puerta
principal que me gustaba y siempre llamó mi atención. Un
escudo de armas con el apellido de mi familia. Un día
pregunte a mi abuelo qué significaban los leones,
espadas, coronas, y me dio la siguiente explicación:
Antiguamente la mayoría de las personas no sabían leer
y escribir, entonces transmitían sus conocimientos por
tradición oral o dibujos para que todos entendieran. Los
escudos de armas tenían como objetivo transmitir los
valores a la descendencia para que ellos los practicaran y
se sintieran orgullosos de su linaje.
Desde entonces supe que en mi familia debíamos actuar
de cierta manera.
Tareas
¿Tus hijos saben qué valores los impulsan? ¿Eres
congruente? ¿En una situación límite, tus hijos tienen
dirección?
39
Capítulo 5. Cómo enseñar a los hijos el valor de la
responsabilidad
Introducción
Te recuerdo que este Modelo hace una comparación con
la construcción de una casa, por lo que plantea que, sin
valores nuestro hogar sería como una vivienda sin
cimientos que al primer vendaval o crisis podría
desplomarse. Así como una casa sin cimientos es un
riesgo, lo mismo pasa con las personas. Aquellas que
carecen de principios firmes no tienen cómo responder a
las situaciones que la vida les presenta y son más
susceptibles a desarrollar una neurosis de masas
caracterizada por estados de adicción, depresión y
violencia. Por esto es indispensable definir con nuestra
pareja o con el padre y/o madre de nuestros hijos
menores los valores que deseamos transmitir y definir el
estilo de crianza con el que los vamos a educar.
Para comprender mejor el tema
Definir un estilo de crianza es la elección que hacemos
para responder a nuestro maternaje o paternidad. El
estilo de crianza establece la cantidad y calidad del
acompañamiento que estamos dispuestos a brindar, tiene
que ver con presencia y disciplina.
Existen cuatro estilos principales de estilos de crianza:
padres autoritarios que ni son cercanos, ni saben ser
presentes, pero son muy firmes y disciplinados; padres
ausentes, que por sus compromisos y propios recursos,
tampoco pueden ser ni cercanos, ni presentes, pero que
por culpa actúan sin disciplina ni firmeza; existen los
padres sobreprotectores, que son excesivamente
cercanos y muy presentes, al punto de ser tóxicos, pero
40
que no son capaces de ser firmes ni disciplinados,
complacen en todo momento a sus hijos y no les permiten
desarrollar tolerancia a la frustración, se anticipan a sus
necesidades y se comportan como amigos de sus hijos,
cómplices, o en ocasiones como hijos de sus propios
hijos; finalmente mis favoritos, padres firmes, cercanos y
presentes. En mi opinión los padres que más daño hacen
son los padres ausentes y los sobreprotectores.
Definir un estilo de crianza ayudará a que tus hijos tengan
la certeza de qué esperas de ellos y ellos sabrán qué
esperar de ti. Reflexiona, si los padres juntos o separados
no son capaces de ponerse de acuerdo en lo estructural,
¿cómo van a ejercer principios y mostrar a sus hijos los
valores que deben elegir? A mí me resulta impensable
educar si no estamos de acuerdo en lo esencial y si no
tenemos un plan de construcción adecuado. Piensa, ¿qué
sucedería si un maestro de obras no tiene los planos para
construir una casa?
No me parece inteligente tener que adivinar dónde va una
puerta o una ventana. ¿Cómo definir las dimensiones de
cada habitación o dónde van las conexiones? Construir
una casa sin planos plantea más trabajo, más desgaste,
más errores y seguramente la casa no resultaría ni bonita,
ni funcional. Improvisar en la educación es lo mismo.
Educar, según el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, es el perfeccionamiento del individuo
mediante su formación integral, con el fin de que
acreciente sus recursos y desarrolle todo su potencial.
Educar requiere de un método, no se puede improvisar.
La educación debe de desarrollar en el ser humano
hábitos y conductas que le permitan vivir con dignidad en
la sociedad.
Para lograr una educación eficaz, eficiente y efectiva, los
padres de familia debemos ser congruentes con los
aspectos sociales, familiares y morales que han de definir
41
nuestro estilo de crianza. Si no definimos un estilo de
crianza, nuestros hijos recibirán dobles mensajes, como
sucedió con Eric, cuya madre es una profesionista exitosa
que sentía culpa por el poco tiempo que dedicaba a su
hijo.
Una historia real
Para compensar la ausencia de padres, Eric tenía toda una
colección de video juegos y libertades que afectaron su
rendimiento escolar. Eric estaba respondiendo a la
indiferencia de su madre y a su permisividad con una serie
de conductas inapropiadas dentro de la escuela; comenzó
a transgredir normas, contestaba a maestros y trataba a
sus compañeros con ironía.
Los padres de Eric están divorciados y sin proponérselo
jugaron un juego muy dañino caracterizado por
desacreditarse mutuamente. Cuando Jorge, el padre,
intentaba ejercer ciertos límites, Nora, la madre de Eric,
lo acusó de ser autoritario. Jorge castigaba el video juego,
ella cedía. Jorge restringía los permisos, ella los otorgaba.
¿Qué aprendió Eric? El arte de la manipulación. Llegó a
consulta como un muchachito desintegrado, sin tener
claro cuáles eran sus responsabilidades y los valores que
podían rescatarlo del vacío que sentía. A mi parecer todos
los miembros de esa familia necesitaban modificar su
conducta.
Para lograr cambios en el sistema manejamos cuatro
conceptos básicos: Le pedí a Jorge y a Nora definir un
estilo de crianza que les permitiera actuar de manera
firme y, al mismo tiempo, expresaran todo el cariño que
sentían por su hijo, corresponsabilizándolos de los
aciertos y desaciertos en la educación de Eric. Ellos
definieron que necesitaban ser más disciplinados y firmes.
También acordamos emplear un reforzador positivo.
42
Detectaron que Eric era muy responsable con su mascota
y se les pidió a ambos padres, que lo felicitaran cada vez
que su hijo mostrara un gesto de ternura, responsabilidad
y respeto con el perro. Al aplicar un estímulo positivo,
administrado de forma constante, aumentó la
probabilidad de que la conducta positiva de Eric se
repitiera. Eric gradualmente se volvió más amable con el
entorno. También les pedí que dejaran de agredirse
delante de su hijo e hicieran acuerdos por separado. Les
indique respetar las consecuencias que cada uno ejercía,
sabiendo que para extinguir una conducta no se debe
reforzar la conducta indeseada. Se sabe que cuando uno
de los padres ignora los límites del otro, los hijos, para
adaptarse, desarrollan una conducta problema. Los niños
que viven en ambientes congruentes no necesitan llamar
la atención.
Cuando Eric comprobó que Jorge y Nora estaban de
acuerdo, no necesitó llamar la atención, ni tuvo que
distraer a sus padres para bajar la intensidad de los
problemas entre ellos; solo entonces sus conductas
problema pudieron desaparecer. Eric aprendió que su
conducta tenía consecuencias, a ser más empático con
sus compañeros y a respetar a sus maestros. No necesitó
manipular, ni ser agresivo y la relación entre los padres
mejoró bastante. Hoy Eric es un chico funcional.
Conclusión
Hace poco utilicé este ejemplo en una escuela y una
mujer me cuestionó respecto a por qué el estilo de
educación había cambiado tanto y por qué hay cientos de
mamás que parecen obedecer a sus hijos y otras que
actúan como si les tuvieran miedo. Creo que esto sucede
porque a muchos padres de familia se nos ha olvidado
cuál es nuestra misión como educadores. Parece que se
nos olvidó que nuestro trabajo es llevar a los hijos de la
dependencia absoluta cuando son pequeños a la
43
independencia total. En mi opinión no hay criatura más
dependiente que el ser humano, éste de verdad nace
indefenso y vulnerable y para lograr convertirse en un
adulto sano y feliz, requiere de un esfuerzo de los padres
que va más lejos de alimentarlo, vestirlos o pagarles una
colegiatura.
Considero que los padres debemos hacer lo necesario
para formar hombres y mujeres de bien, con pensamiento
crítico, capaces de tomar buenas decisiones y construir
un bonito proyecto de vida. Considero que una autoridad
que necesita actuar de manera rígida, inflexible u ofensiva
para lograr obediencia se aparta de nuestro modelo.
Debemos buscar acuerdos conductuales, como, por
ejemplo, la economía de fichas, donde se establece un
pacto organizado que contempla las conductas y
consecuencias positivas que tendrá el niño si emite las
acciones acordadas, otorgándole una ficha que irá
acumulando para canjearla por un reforzamiento mayor,
pero sobretodo, debemos entender que los hijos no
actúan lo que escuchan, sino lo que ven.
Para finalizar
¿Cómo es posible que Sara se haga pipí en la cama a los
doce años?, reclamó su madre enojada. Te has
preguntado “¿Qué le ocurre? ¿Cuándo empezó? ¿Qué
circunstancias coinciden con esa conducta? ¿Has notado
si algo la hace mejorar o empeorar? ¿En qué situaciones
notas que empeora?”. “Ya tengo la respuesta”, respondió
ella. “Sara se hace pipí cada vez que su papá llega tarde
a casa, o cuando se ha embriagado. Lo hace así desde la
última recaída que él tuvo con la bebida.”
Insisto, es importante comprometer a ambos padres en
la ejecución de los cambios. Hay que recordar que cuando
deseamos modificar una conducta es sustancial contar
44
con la mayor información posible. Observar los
antecedentes, cómo y cuándo empezó la conducta
problema, si coincide o no con algún evento y la
frecuencia con la que se presenta. Sólo así podemos
determinar qué tipo de técnica o intervención nos puede
funcionar mejor. Hacer preguntas puede aclarar el
panorama y ayudarnos a clarificar cuál es el estilo de
crianza o la técnica que más conviene a nuestros hijos
para intervenir en la modificación de su conducta.
Sé que esto no es una tarea fácil, es una disciplina que
requiere estar presentes, observando y escuchando con
atención, pero se puede convertir en un hábito. Te
cuento, hace tiempo llegó mi hijo con una situación que
lo tenía muy angustiado. En lugar de resolver su problema
como lo hubiera hecho una “buena” madre, elegí
presentarle los tres posibles escenarios de su situación
escolar. En los tres casos, pedí que reflexionara las
consecuencias que cada posición le ofrecía. Juan tomó su
decisión. No fue la que yo hubiera querido, pero al menos
está consciente de que el resultado de su elección es su
responsabilidad. Hoy no me puede culpar, ni chantajear,
no se siente contralado y sabe que él conduce el volante
de su propia vida.
Tareas:
Observa que la responsabilidad es uno de los valores que
se enseñan a partir del testimonio. En una familia la
responsabilidad da testimonio de sí misma en lo cotidiano,
en los actos que se llevan a cabo de forma habitual, como
levantarse temprano, cumplir con las tareas cotidianas y
que cada miembro de la familia haga lo que le toca hacer.
Reflexiona: ¿Qué importancia ha tenido en mi vida el
valor de la responsabilidad? ¿Cómo me muestro
responsable en la realidad cotidiana? ¿Qué
responsabilidades promuevo en mis hijos? ¿Estoy
45
consciente que con mi ejemplo es como puedo transmitir
el valor de la responsabilidad?
Te invito a destacar los valores que te hacen responsable.
Responde ¿Me responsabilizo por mis elecciones? ¿Cuáles
son los valores que considero importantes en mi vida y
que quiero transmitir a mis hijos? Te pido que dialogues
con tú familia acerca de los valores que los autentifican.
Esos principios que sostienen tu hogar y que debemos
cuidar, estimular y acrecentar. Define tres por orden de
importancia. Te invito a dialogar con ellos ¿Cuáles son los
valores que autentifican a tu familia? ¿Cómo le estás
transmitiendo a tu hijo estos valores? ¿Tú hijo sabe que
cuenta contigo? ¿Cómo se lo haces saber? ¿Cómo
permites que tu hijo asuma responsabilidades en el
hogar?
Recuerda, las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra.
46
Capítulo 6. Límites Funcionales
Introducción
En este capítulo entenderemos cómo los límites son la
manera de expresar cuidado y afecto a nuestros hijos. El
reto será organizar acuerdos para que la familia tenga
límites conductuales sanos y firmes, sin la necesidad de
ejercer violencia.
En nuestra cultura parece que amar es sinónimo de
resolver los problemas de otros. No nos damos cuenta de
que el acto de amor más grande que podemos dar a
nuestros hijos es el de enseñarles a elegir con
responsabilidad. No nos damos cuenta de que cada vez
que hacemos por nuestros hijos lo que ellos pueden hacer
por sí mismos, el mensaje que les enviamos es “tú no
puedes”. Cada vez que resolvemos por ellos nos hacemos
directamente responsables de sus consecuencias.
Para comprender mejor el tema
Cada día veo cómo algunos jóvenes son incapaces de
hacer frente a sus actos y con tristeza miro cómo no
saben asumir sus consecuencias. También me doy cuenta
de que para muchos padres resulta más cómodo hacer las
cosas por sus criaturas que permitirles equivocarse,
aprender, y en su caso, reparar los daños. Y me pregunto,
mientras sea así, ¿cómo van a madurar?
Peter Williams dice que los padres necesitamos sentirnos
bien en nuestro papel de autoridad, necesitamos aceptar
el hecho de que nuestros hijos se van a equivocar y a
portarse mal, también necesitamos sentirnos bien y
confiados a ese respecto y respetar sus aprendizajes.
Actuar así desarrolla en los niños y jóvenes confianza en
sí mismos, confianza en otros seres humanos y en el
47
mundo que los rodea. Nuestro trabajo es enseñar al niño
conductas sanas, reforzar los aspectos positivos y hacerlo
responsable de sus decisiones y consecuencias; mostrar
a nuestros hijos el valor que tiene ser libres y poder elegir.
En los capítulos anteriores vimos que los padres somos
un modelo donde el niño aprende que el éxito está
relacionado con la actitud que escogemos, con nuestra
honestidad y congruencia, y que los valores son los
cimientos donde podemos construir una sociedad cada
vez más justa y respetuosa.
Una historia real
Hace un par de años se descompuso el semáforo de una
de las principales avenidas en la ciudad en donde vivo. La
consecuencia fue una carambola de coches. ¿Te imaginas
circular por la vida sin señales de tránsito, sin líneas que
separen los carriles, sin semáforos que controlen el paso?
¿Te imaginas cómo sería la vida sin contratos laborales,
sin leyes de convivencia? Figúrate un hogar sin bardas
que determinen dónde inicia tu terreno y dónde comienza
la casa de tu vecino.
¿Cómo sería tu vida?
Los límites brindan seguridad a nuestros hijos, son la
manera como ellos aprenden a cuidarse, además, ofrecen
contención. Implantar una rutina con horarios
establecidos que forman hábitos saludables y promuevan
conductas orientadas al bienestar les dirá lo que tú
esperas de ellos.
En las escuelas puedo notar a los chicos que tienen
estructura y disciplina en casa, son niños que se
presentan frescos, limpios, desayunados, con un lunch
nutritivo y la tarea completa; muestran mejor desempeño
académico y en sus relaciones sociales. También me doy
48
cuenta de los niños que se pasan a la cama de sus padres
o que se quedan viendo el noticiero hasta tarde. Son
chicos que se muestran irritables, cansados y hablan de
temas que no corresponden a su edad.
Por la manera en como los niños se tratan a ellos mismos
y a los demás puedo apreciar el cuidado que reciben en
casa. He observado que los niños sin límites se golpean
más, son descuidados con el material escolar, necesitan
más atención, se nota en su aspecto físico, casi no
participan en clase y su proceso de maduración suele ser
más lento.
Los límites son la frontera de la conducta. Se les considera
como vallas invisibles y simbólicas que cuentan con tres
propósitos: Impedir a la gente que penetre en nuestro
espacio y abuse; impedir que abusemos y lastimemos a
otros; proporcionarnos un modo de materializar “quienes
somos”.
Todo sistema de límites tiene dos componentes: la
externa y la interna. Susan Forward, escritora
norteamericana especialista en asuntos de género,
explica cómo el límite externo es el que nos permite
escoger la distancia respecto a otras personas y
autorizarles o negarles cercanía. El límite interno es el que
protege nuestros pensamientos, sentimientos, conductas
y nos mantiene funcionales. Entre los actos ofensivos que
muestran falta de límites internos, está el sarcasmo,
culpar a otro o creernos responsables de lo que otros
piensan o sienten.
Por su parte, la Dra. Pía Mellody determina que entre las
conductas ofensivas que muestran una falta de límites
externos, se cuenta la insistencia en tener relaciones
sexuales cuando el compañero ha dicho que no; tocar a
otros de algún modo que ellos no autoricen; o tomar
cosas prestadas sin pedirlas. La falta de límites coloca a
la persona en una posición vulnerable. Los límites deben
49
enseñarse; los niños pequeños no tienen límites, ningún
modo de protegerse del abuso, y los padres tienen que
cuidarlos y protegerlos del maltrato de las personas.
Sin embargo, también las personas que han crecido en
hogares disfuncionales suelen padecer deterioro en sus
límites y no saben protegerse o lo hacen en exceso, lo
que les impide establecer límites funcionales a sus hijos.
Los padres con un sistema de limites dañado presentan
demasiada rigidez o ausencia de límites, lo que confunde
al niño, quien no sabe hasta dónde puede o no ejercer
cierta conducta. Al observar a un niño podemos saber qué
sistema de límites tienen sus padres. Si los límites de los
padres son inexistentes, el hijo por lo general tampoco
desarrolla límites. Si los padres tienen límites dañados, el
hijo presenta un sistema de límites dañados. Y los padres
o niños que han erigido muros, suelen estar en casa solos
porque temen que otros atraviesen su defensa y abusen
de ellos.
Pía Mellody, especialista en el tema de abuso y
codependencia, determina que los muros de cólera,
miedo, silencio, o palabras, controlan la distancia y el
contacto, y que los hijos necesitan experimentar
demostraciones de cariño que les permitan formar hábitos
de autocuidado.
Nuestros hijos no pueden educarse solos, necesitan el
acompañamiento de unos padres que puedan disciplinar
con amor. Necesitan límites para salvaguardar su
integridad física, moral, y espiritual. Recuerda que los
límites, cuando son funcionales, velan por su salud,
seguridad, convivencia y valores, afianzan las tradiciones
familiares y las costumbres culturales que los protegen.
Conclusión:
50
En un taller de adicciones, un grupo de jóvenes me dijo
hace tiempo: “Tenemos 17 años, no tenemos por qué ser
santos.” “Tienen razón”, dije “será mejor canonizarlos en
el cielo de los perdedores.” “¿Cómo?” Preguntaron casi al
unísono. “Sí, como responsables de su educación
¿debemos permitir que destrocen sus vidas nadando en
alcohol?”
“No”, dijo uno de ellos, “no es para tanto”. “Entonces ¿qué
proponen que hagamos los adultos?” Pregunté. Ellos
respondieron: “Los adultos deben supervisar que los
jóvenes no manejen cuando han ingerido alcohol”,
respondió uno de ellos. “Los papás deben de estar atentos
de la hora de llegada y las condiciones en cómo llegan sus
hijos”, dijo otro. “Deben supervisar el tipo de amistades
y los lugares que frecuentan”, se escuchó al fondo. La lista
era larga. Sin darse cuenta, estos muchachitos pedían a
gritos cuidado parental y estaban proponiendo un acuerdo
conductual con límites funcionales.
Nuestros jóvenes no son tontos. Intuyen lo que está bien
y lo que no funciona. Para afirmarse, retan. En mi
experiencia he aprendido que cuando explico el para qué
de una norma mis hijos la aceptan mejor. Por lo tanto, el
límite debe de ser claro y firme. Se debe mantener una
actitud tranquila pero consistente, porque los niños saben
cuándo el límite se cumplirá. Considero que poner límites
funcionales es todo un arte. ¿Cómo lograr el equilibrio que
permita a los hijos elegir desde sus valores,
responsabilizándose de sus consecuencias y al mismo
tiempo protegerlos de situaciones de riesgo?
Para finalizar
Me gusta dejar que mis hijos experimenten las
consecuencias de sus actos y les he dado libertad para
elegir. Sin embargo, hay momentos en que tenemos que
51
sujetar fuerte, lo hice y lo hago cuando no tengo opción,
cuando está en riesgo su integridad.
Todavía recuerdo una vez cuando cruzando una avenida
ancha como mi hijito lloraba y me pedía, suéltame porque
me lastimas. Le respondí: “Lo siento, te tengo que
sostener muy fuerte para que no te atropellen, si te
suelto, lo que puede pasar te dolería mucho más.” Han
transcurrido más de 15 años desde aquel episodio y en
muchas ocasiones he tenido que sujetar con mucha
firmeza para evitarle un dolor mayor, o cuando el respeto,
la honestidad y la responsabilidad pueden verse
transgredidas o amenazadas.
En mi trayectoria profesional he observado cómo los
padres podemos equivocamos en la forma de establecer
un límite. He visto límites demasiado rígidos y otros
exagerados, pero jamás he observado a unos padres
arrepentirse de cuidar a sus hijos o de haber puesto
reglas.
Jamás he visto a ningún padre llorar por decir no. Por el
contrario, he visto a muchos padres de familia llorar,
lamentarse y gritar de dolor y arrepentimiento por haber
sido laxos y haber dicho sí demasiadas veces.
Pienso que en esto de la educación más vale un minuto
antes que un minuto después. No sabes cuánto duele
recibir a una mujer y escucharla lamentarse porque su
hijo de dieciséis años tuvo un accidente mientras
conducía ebrio. Entonces pienso: ¿Quién le dio el permiso
para salir y llegar a altas horas de la noche? ¿Quién le dio
las llaves de un coche que manejar? ¿Quién le dio a ese
jovencito dinero para embriagarse?
He visto vidas destrozadas de muchachos. He visto
familias volverse caóticas por falta de límites. Y también,
he visto a muchos padres lamentarse por haber actuado
como amigos de sus hijos, por haber sido buena onda
52
olvidándose del derecho y obligación que tienen de
educar, formar y establecer reglas de conducta.
Por eso me gusta una reflexión que hace el escritor
español Arturo Pérez Reverte: “Nuestros hijos ya tienen
demasiados amigos”. Por favor, necesitamos darnos
cuenta que sólo cuentan con nosotros para limitar una
conducta problemática, para ayudarlos a crecer, para
enseñarles cómo tomar buenas decisiones y para
mostrarles cómo comportarse de manera adecuada y
actuar conductas sanas.
Tareas:
Reflexiona cómo la autoridad debe orientar y facilitar en
nuestros hijos responsabilidad. Una autoridad débil no da
libertad, sino desconcierto. Una autoridad que grita no
educa, atemoriza. La autoridad no es imposición, es
contención. Significa enseñar a tu hijo a diferenciar lo
bueno o conveniente de lo malo y peligroso.
Es importante que vayas relacionando los temas vistos en
los capítulos anteriores.
Comparte con tus amigos o tus amigas: ¿Qué límites te
han permitido consolidar logros en tu vida adulta? ¿Qué
limites observas que pueden ayudar a tu familia hoy?
¿Qué límites necesitas construir para salvaguardar el
bienestar y la salud de tus hijos?
Invita a tu pareja o hijos a una reunión especial, prepara
el ambiente y pídeles un momento para comunicar una
actividad que necesitas hacer con ellos. Platícales que la
meta es distribuir las responsabilidades del hogar.
Elabora una lista de actividades que se tienen que hacer
en casa. Reparte la lista entre los miembros de la familia
que viven en tu hogar. Solicita su apoyo y observa los
niveles de disposición para el cumplimiento de las
53
responsabilidades. Menciona que esta tarea será por una
semana. Al finalizar el plazo evalúen los logros de cada
miembro de la familia y motívalos para continuar con el
ejercicio.
54
Capítulo 7. Comunicación asertiva.
Introducción
Hace algún tiempo recibí en consulta a una chica, Elena,
que padecía abuso de drogas. A sus quince años era una
niña inocente, a pesar de conocer la cocaína, alcohol,
marihuana y haber tenido relaciones sexuales. Sé que
quizá te estas preguntando: ¿Cómo puede ser?
A lo largo de nuestras sesiones construimos su historial.
Elena no se sentía buena en nada, ella fue comparada con
las primas de su edad y recibió tanta crítica que eligió
actuar según los juicios que había recibido como “niña
problema”. Elena estaba muy enojada con sus padres por
la falta de atención y cuidados, sus límites eran difusos y
la falta de acompañamiento había sido sustituido por un
sin fin de actividades extraescolares que ella terminó
odiando.
Elena no se desarrolló en un ambiente familiar cálido y
organizado. De hecho, fue “contenida” por sus
compañeras, quienes junto con los medios de
comunicación favorecieron a que Elena desarrollara una
actitud resentida, egoísta y una búsqueda desenfrenada
de placer para compensar el vacío que sentía. Alterada
por sus propios rasgos de temperamento actuó con
impulsividad y ansiedad. Resentida con sus padres, por
su abandono emocional, quiso castigarlos y como no hubo
nadie que la limitara, supervisara o remarcara lo bueno,
Elena necesitó aprender a un alto precio que ella era la
responsable de su vida.
Casos como el de Elena son frecuentes entre nuestros
jóvenes. Difícilmente saben qué valores les pertenecen o
como autolimitarse. Con tristeza aún recuerdo la
sensación de inseguridad que Elena tenía por carecer de
un sentido de vida y un modelo parental que para ella
fuera eficaz.
55
A diferencia de Elena, también acompañé a Tomás, el hijo
de Susana, mi amiga, durante los primeros años de su
adolescencia. Lo vi repelar muchas veces por asistir a su
entrenamiento de futbol y por la firmeza con la que
Susana lo conducía.
Una historia real
Tomás es un chico que siempre destacó en el deporte.
Susana intuía el potencial que su hijo tenía, cuando él
llegaba de la escuela ella lo apuraba para hacer tarea y
juntos corrían al club deportivo donde él entrenaba por
dos horas. Sin embargo, un día Tomás montó un
berrinche porque quería retirarse del equipo de futbol.
Susana escuchó las quejas y el llanto de su hijo, pero
decidió confrontarlo para que su decisión fuera el
resultado de un pensamiento crítico, con la consigna que
respetaría su elección. Ella le presentó los escenarios
posibles a los cuales Tomás se enfrentaría si desertaba o
disminuía su desempeño deportivo; así Tomás tuvo
distintos panoramas de donde elegir. Gracias a la
asertividad de Susana, el chico reconoció que era bueno
seguir entrenando porque con ello garantizaba su beca
escolar y construía una vida sana. Tomás se dio cuenta
de que no deseaba cambiar de escuela pues quería
conservar a sus amigos. Tomás también se dio cuenta de
que se sentía bien consigo mismo y que el futbol lo hacía
popular. Han pasado muchos años desde aquellos días y
hoy Tomás juega en la liga nacional. Cursó los años
críticos sin consumo de drogas ni alcohol e hizo tanto
deporte que se mantuvo alejado del tabaco. Él aprendió
el sentido de la responsabilidad; Tomás a sus 23 años es
un hombre exitoso.
¿Qué hubiera pasado si Tomás deja el entrenamiento para
ir a jugar maquinitas, pasear por la plaza o jugar video
juegos como sucedió con sus amigos? Nunca lo sabremos,
56
lo cierto es que sus amigos no juegan en la selección
nacional ni son atletas de alto rendimiento. De hecho, he
visto que algunos solo saben divertirse utilizando al
alcohol como lubricante social.
Para comprender mejor el tema
Tus hijos y los míos necesitan regresar a los valores que
los protegen para construir un entorno seguro en donde
puedan disfrutar su libertad. Créeme cuando te digo que
tus hijos se podrán desarrollar sanos si experimentan un
fuerte vínculo contigo y si pueden respetar limites, tolerar
la frustración y reconocer la importancia de recibir
expresiones de afecto; solo así valorarán un ambiente
ordenado que les permita fomentar hábitos saludables.
Nuestros hijos necesitan vivir con estabilidad para
desarrollar sus capacidades físicas, intelectuales,
emocionales y espirituales. Recuerda que tú y yo somos
los formadores de la generación del presente. Tú y yo
somos quienes podemos educar seres humanos íntegros,
dueños de sí mismos, capaces de enfrentar con éxito los
retos que el mundo actual les plantea.
En este capítulo te invito a reflexionar cómo el propósito
de la comunicación es la unidad y la cercanía. Piensa que
la comunicación es la mejor herramienta para solucionar
conflictos y fortalecer vínculos. La comunicación propicia
la empatía, el encuentro y el afecto. Estudios recientes
han demostrado que el 80% de los problemas que se
suscitan en las familias residen en una mala comunicación
que propicia conflictos, separación, desgaste emocional y
frustración.
En este capítulo desarrollaremos habilidades orientadas a
comunicarnos de manera directa y clara en un marco de
autenticidad y respeto. Aprenderemos a decir NO sin ser
agresivos y a decir SI de una forma responsable.
57
Aprenderemos a dialogar bajo la premisa de que el
propósito de la comunicación es lograr familias unidas y
una sociedad más sana, tolerante y responsable.
Piensa, si el propósito de la comunicación es la cercanía,
¿no crees que en algo nos hemos equivocado? Las
estadísticas muestran resultados poco alentadores,
nuestros niños se sienten solos y el vínculo familiar se
debilita. Si bien no podemos resolver los problemas que
se presentan en nuestra sociedad, sí podemos resolver
los nuestros, y para lograrlo necesitamos visibilizar cómo
nos comunicamos. ¿De verdad crees que tu comunicación
está cumpliendo su objetivo? ¿Cómo expresas tus
emociones? ¿Qué tanto puedes regular tus respuestas
emocionales? ¿Te cuesta trabajo decir NO?
Los diccionarios establecen que la comunicación es “el
intercambio de sentimientos, opiniones o cualquier tipo
de información mediante el habla, la escritura u otro tipo
de señales”. Wikipedia afirma que el funcionamiento de
las sociedades humanas es posible gracias a la
comunicación. ¿Entonces, qué ha pasado? ¿Por qué si nos
hemos comunicado desde que el hombre es hombre, los
resultados no son los que deseamos? De hecho, parece
que los conflictos interpersonales van en aumento; ¿no
será que son producto de la mala comunicación? ¿No será
que tenemos una comunicación pobre o insana? Quizá las
complejidades de las tecnologías de la información nos
mantienen conectados, pero también han impactado en
la capacidad para expresarnos con asertividad y empatía.
Es un hecho comprobable que cuando las personas no
saben cómo ser asertivos, la comunicación lejos de
construir, destruye. Por eso, si quieres tener relaciones
sanas, necesitarás aprender a comunicarte y practicar la
asertividad. Para comunicarnos de manera directa y clara
creo que debemos lograr un equilibrio entre la agresividad
y la sumisión. Desarrollar la asertividad necesaria para no
58
sentir culpa por decir lo que pensamos, lo que sentimos y
lo que queremos, ni terminar cediendo por miedo a
lastimar los sentimientos y pensamientos de otras
personas.
La habilidad para comunicarnos con asertividad radica en
saber qué quiero decir, qué mensaje quiero transmitir, a
quién se lo quiero transmitir, cuál es el mejor momento
para hacerlo, y de qué manera puedo lograr que mi
mensaje sea claro y comprendido en cada situación. Si
logramos conjuntar estos elementos tendremos más
probabilidades de éxito en nuestras relaciones. Recuerda:
Nacimos para vivir en comunidad y tenemos una
imperiosa necesidad de expresarnos porque nos urge
relacionarnos con los demás.
Los seres humanos nos comunicamos en todo momento
y de diversas maneras, si no nos comunicáramos, no nos
sentiríamos vivos.
Te invito a aprender cómo comunicarte de manera
efectiva para que aportes al desarrollo de los demás y que
a su vez permitas que ellos aporten al tuyo. Te comparto
algunas herramientas para ser asertivo: Busca que tu
comunicación se oriente a la comprensión, al
entendimiento y que propicie el libre intercambio de ideas
en un marco de respeto. Recuerda que los buenos
comunicadores no nacen, se hacen.
Mira a los ojos de la persona que te está hablando y pídele
que te mire mientras dialogan; muestra interés por lo que
la otra persona te dice; si no te sientes escuchado o no
comprendes lo que te está diciendo, has preguntas para
esclarecer el tema o captar atención; no interrumpas
cuando la otra persona habla, aprende a reconocer el
momento adecuado para intervenir; no cambies el tema
de improvisto, muestra empatía por lo que la persona
expresa; no quieras acaparar o controlar la conversación,
recuerda la importancia que tiene escuchar lo que los
59
otros tienen que decir; date la oportunidad de recibir
retroalimentación y permite la diversidad de opiniones;
recuerda que la riqueza proviene de la diversidad y la
inclusión; intenta aprender cómo responder de manera
verbal y no verbal sin emitir juicios sobre las personas;
juzga sólo el contenido y las acciones, pero nunca a las
personas para que puedan expresar libremente sus
emociones.
¿Conoces a un buen conversador? Seguro has estado
cerca de una persona así. Alguien con quien puedes
hablar y con quien te sientes totalmente aceptado. Yo
tengo una amiga así, Carmen, es mucho menor que yo,
pero es una chica que sabe escuchar y cuando estoy a su
lado puedo ser yo misma. Me hace sentir importante y sé
que mis asuntos son importantes para ella. Junto a ella
me siento querida y comprendida. Carmen y las personas
asertivas pueden decir lo que piensan de forma honesta
sin que les cause ansiedad. Saben imponer sus derechos
sin negar los derechos de los demás. Carmen es una
persona asertiva que busca el respeto, atención y
colaboración de los demás. Ella es capaz de preservar su
sentido de identidad, valor e integridad en todo momento.
Te invito a practicar estas habilidades para propiciar un
ambiente asertivo donde florezca la oportunidad de
renovar tus relaciones personales.
Otra historia real
Eugenia es una buena mujer, la quiero, pero me es
imposible tener una relación sana con ella. Ella, a
diferencia de Carmen, no sabe escuchar. Es una persona
que no sabe decir de manera honesta lo que piensa.
Eugenia se acerca o se aleja según su conveniencia; no
puedo contar con ella cuando la necesito; nunca sé qué
siente o como lo siente; tampoco me dice lo que le
molesta y ante eso, no puedo hacer nada.
60
La asertividad ofrece estabilidad, armonía, autoestima y
libertad. Yo diría que las personas asertivas poseen un
conjunto de habilidades que les permiten ser ellos mismos
y defender sus derechos o buscar soluciones a los
conflictos sin lastimar a otros. La comunicación asertiva
busca llegar a acuerdos, es un ganar - ganar, donde
ninguna de las partes siente haber perdido. Es un
equilibrio entre el poder y la compasión que implica
respeto. La comunicación asertiva nos permite escuchar
y aceptar a los demás tal como son y reconocer sus
derechos, sin dejarnos agredir o manipular. Es liberarnos
del temor, la inseguridad y el egoísmo; es amar al prójimo
como te amas y respetas a ti mismo.
Para ser más asertiva yo planifico mi día e intento
enfocarme en lo importante. Procuro iniciar mi día según
mis prioridades para estar más enfocada y eso me ayuda
a decir “no” cuando es necesario. También he visto que la
asertividad me ayuda a no vivir con prisa, es una manera
de demostrar el respeto por mi tiempo y mi propio valor,
así como la consideración que tengo por el tiempo de
otros y su valía personal. Planificar mi día me ayuda a
priorizar, a definir mis tiempos y a estar en el presente.
Desde que llevo una agenda puedo cumplir mejor con mis
compromisos, me doy el tiempo suficiente para mí y para
estar con otros.
Conclusión
¿Alguna vez has estado tan enfocado en lo que vas a
decir, que no pones atención al mensaje que recibes?
Cuando me sucede, por lo general hago juicios
precipitados, cuando observo la poca atención que puse
al otro mientras trataba de expresar algo, confirmo que
esto es el origen de mis conflictos.
61
Cuando no estoy presente en la conversación, la otra
persona siente desinterés de mi parte. Cuando alguien
intenta decirme algo que para ellos es importante y hablo
por celular, veo televisión, leo el periódico o hago
cuentas, esa persona interpreta mi lenguaje no verbal
como indiferencia.
Recuerda, si deseas tener relaciones sanas necesitarás
estar presente para escuchar lo que la otra persona quiere
transmitirte. Si deseas crecer en tu habilidad para
comunicarte, quizá lo primero será darte cuenta de cómo
y cuánto escuchas. Este es un aspecto central porque he
escuchado a papás decir a sus hijos: “Cállate, ¿no ves que
estoy ocupado?” Ocupado viendo la novela, ocupada
pintándose las uñas. A veces estamos demasiado
ocupados para escuchar lo que nuestros niños quieren
compartir.
También he notado a papás que utilizan un lenguaje
complicado y me ha tocado escuchar a niños, como
Emilio, decir a su madre: “Cuando usas tus palabritas,
¿cómo quieres que te entienda?” Parece que no nos
enseñaron cual es el propósito de la comunicación, y que
en un dialogo lo importante es que el mensaje llegue al
receptor. El emisor ya sabe lo que piensa y siente; luego
entonces si quieres allanar el camino de conflictos piensa
que no te expresas para confundir, sino para transmitir
una idea concreta. Cuando somos claros con los demás y
los escuchamos creamos un ambiente de respeto que
propicia la cercanía y la intimidad.
Cuando una familia logra comunicarse de manera
asertiva, sus miembros trabajan en una misma dirección
y logran vencer con mayor éxito los obstáculos que la vida
plantea. Para ello, insisto, es importante escuchar y
conocer cómo piensan o qué sienten los miembros de
nuestra familia. También he aprendido que la
comunicación es un proceso que se da entre dos
62
personas; es una danza mágica donde convergen el que
emite y el que escucha, y en el vaivén de información, se
hacen melodías.
La asertividad no promete una vida sin conflictos. Los
problemas se seguirán presentando, lo que la
comunicación asertiva sí te ofrece es que cuando se
presente un conflicto tú asumirás con responsabilidad la
parte que te corresponde y aprenderás cómo encontrar
una solución.
Para finalizar
¿Por qué es necesario aprender a escuchar? En nuestro
modelo la comunicación equivale a las ventanas y puertas
de la casa que estamos construyendo. Una casa donde no
hay ventanas carece de luz, aire fresco, y los habitantes
se sentirán asfixiados en un ambiente oscuro y cerrado.
Por ello es necesario mostrar empatía y no juzgar a las
personas. Una familia que mantiene sus canales de
comunicación abiertos puede vivir en armonía. La
comunicación es la base del entendimiento y por eso es
vital para solucionar conflictos.
Te comparto una regla de oro que he encontrado para
lograr una supervisión parental asertiva que coadyuva a
mejorar la comunicación intrafamiliar: A menor edad
del niño ofrece mayor dirección. A mayor edad más
libertad y menos control. Te aseguro que obtendrás
más confianza y ellos mayor autonomía.
Tareas:
Por favor durante la próxima semana escucha a tus hijos
con atención. Piensa que la información que no reciban de
ti, la obtendrán de otro sitio que no siempre será el más
conveniente. Si detectas alguna conducta problema
63
intenta solucionarla mediante un acuerdo conductual
donde establezcas consecuencias que puedas cumplir. La
consecuencia debe ser lógica para que el niño logre
establecer una relación cognitiva adecuada. A veces
funciona establecer una tabla de acuerdos donde las
normas son visibles y las consecuencias no dependen del
estado de ánimo de los padres. Los acuerdos
conductuales se verbalizan y se establecen entre ambas
partes para que el niño conozca la consecuencia. Al
aplicar acuerdos conductuales fomentarás la
autorresponsabilidad y ejercerás una autoridad amorosa.
Corresponsabiliza a los miembros de tu familia en lograr
una comunicación asertiva. Desataca la importancia que
tiene la comunicación en todos los niveles, tanto verbal
como no verbal. Puedes iniciar con un ejercicio para
entrar en materia. Pide a los presentes que dibujen en
una hoja un cuadrado sobre una línea horizontal, sobre
un círculo y permite que cada uno muestre el dibujo que
realizó siguiendo las mismas instrucciones. De esta forma
juntos observarán el impacto que tiene la comunicación y
cómo las diferentes interpretaciones nos pueden llevar a
resultados distintos de los que queríamos lograr.
Cuando tengas que reprimir a tus hijos, te recomiendo
que al emitir un juicio hables de las acciones y no juzgues
a la persona. Es más asertivo decir “esto fue una
tontería” que decir “eres un tonto”.
¿Recuerdas alguna ocasión en la que hayas sentido que
tuviste éxito comunicando lo que te proponías? ¿Qué
estrategia usaste para lograrlo? Tú sabes muy bien lo que
te funciona con cada persona. Para mejorar la
comunicación y enseñar a tus hijos a escuchar te
propongo practicar algunos ejercicios en familia:
El círculo mágico. Objetivo: Fomentar la comunicación
intrafamiliar. Instrucciones: Sentarse alrededor de la
mesa, puede aprovecharse la hora de los alimentos para
64
compartir sobre un tema específico. Para lograr que la
comunicación sea asertiva practica la escucha empática.
Es importante establecer desde el inicio el tema de
manera clara y directa. Es vital preparar el ambiente para
evitar distractores. Busca que el diálogo sea respetuoso y
no permitas el uso de palabras altisonantes.
Aprende a escuchar los sentimientos del otro.
Objetivo: Respetar y escuchar cómo se sienten los
miembros de la familia frente a una situación específica.
Instrucciones: Elegir un evento y preguntar a los
miembros de la familia ¿Cómo te sientes cuándo…?
Profundizar y buscar soluciones en conjunto. Las reglas
del ejercicio incluyen pedir la palabra, no interrumpir
cuando otros hablan, escuchar con atención, no juzgar y
no comentar lo que el otro expresa, sacar conclusiones y
compromisos de la reunión, no alargar demasiado la
conversación o desviar el tema. Puedes solicitar
sugerencias y preguntar a los participantes cómo se
sintieron con esta manera de comunicarse.
Por último, te invito a reflexionar sobre las siguientes
preguntas:
a) ¿Cómo es tu tono de voz al compartir con tu pareja
y tus hijos?
b) ¿Cómo pides las cosas?
c) ¿Cómo recibes a tu pareja cuando llega del trabajo?
d) ¿Cómo le dices a tu pareja que falta dinero?
e) ¿Cómo das una mala noticia?
f) ¿Cómo manifiestas tus desacuerdos?
g) ¿Cómo solicitas ayuda cuando te hace falta?
h) ¿Cómo reaccionas ante el dolor?
i) ¿Cómo expresas tus temores o ansiedad?
j) ¿Cómo manifiestas tu alegría?
k) ¿Cuántas veces en la última semana has dicho: Lo
admito, cometí un error? l) ¿Cuántas veces en la última semana has dicho:
Felicidades, hiciste un buen trabajo?
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m) ¿Cuántas veces en la última semana has dicho: Cuál
es tú opinión? n) ¿Cuántas veces en la última semana has dicho: Por
favor podrías hacer…?
o) ¿Cuántas veces en la última semana has dicho: Muchas gracias?
p) ¿Qué palabra usas con más frecuencia, nosotros o yo?
Piensa que la comunicación autentifica nuestra
autoestima, nuestros valores y límites, por eso debe ser
sencilla y clara. Precisa lo que quieres transmitir y verás
cómo disminuye la intensidad negativa en tus relaciones.
66
Capítulo 8. Inteligencia Emocional
Introducción
En este capítulo trabajaremos la importancia de
desarrollar inteligencia emocional porque, como lo explicó
Daniel Goleman en su libro “La Inteligencia Emocional”,
es la capacidad para reconocer los sentimientos propios y
ajenos, la habilidad para manejarlos y gestionar mejor
nuestras relaciones. Para este propósito te invito a
reflexionar sobre cómo los seres humanos tenemos dos
clases de inteligencia: la inteligencia racional y la
inteligencia emocional. Como nuestro funcionamiento
vital está relacionado con el equilibrio entre ambas, en
este Modelo la inteligencia emocional será el techo de la
casa que estamos construyendo; será el cobijo amoroso
que protege a los miembros de la familia.
Para comprender mejor el tema
La inteligencia emocional es una habilidad que cada
persona debe desarrollar si quiere equilibrar las
emociones y ejercitar el uso de la razón y su conciencia.
Te cuento, he aprendido que las emociones son
importantes, pero son sólo eso, emociones; no gobiernan
mi vida porque yo soy mucho más que mis emociones, y
aun cuando considero necesario prestar atención a mis
sentimientos, también he aprendido que lo importante no
es lo que estoy sintiendo, sino las respuestas emocionales
que doy ante los estímulos que recibo en cada situación.
Hoy sé que el enojo, la tristeza, el miedo, el asco, la
alegría y el afecto tienen un propósito en mi vida, pero
también sé que puedo elegir qué hacer con esas
emociones.
Joseph Ledoux contribuyó a la mejor comprensión de las
emociones con su libro "El cerebro emocional”, publicado
67
en 1996, él divulgó hallazgos acerca de los circuitos
neuronales del cerebro y afirmó que los pensamientos
preceden a las emociones; explicó cómo las emociones
siguen los impulsos de la amígdala cerebral, pero también
afirmó que de ninguna manera las emociones
interrumpen el funcionamiento volitivo o racional.
Gracias a diversas investigaciones sobre este tema, he
aprendido que el enojo es la energía que me ayuda a
moverme de lugar cuando percibo que algo o alguien me
lastima. La vergüenza o culpa es el sistema que me avisa
que estoy transgrediendo un valor importante para mí. La
alegría y el afecto me permiten gozar y vincularme con
otras personas, me dan sensación de pertenencia y el
miedo me permite cuidarme ante una amenaza real o
imaginaria. También he descubierto que la tristeza me
ayuda a reorganizar mis procesos internos. Ahora estoy
convencida de que, excepto en aquellos momentos en los
que las emociones se desbordan y el cerebro emocional
asume por completo el control de la situación, las
emociones son para vivirse con inteligencia.
Quizá por eso me resulta cómico escuchar frases como:
“No piensa porque está enamorada”. Si bien es cierto que
el cerebro emocional responde con mayor velocidad que
el cerebro racional a los estímulos, también es cierto que
podemos aprender a regular nuestras emociones para ser
más asertivos. ¿Te imaginas? No hacerlo sería como
escindir o fragmentar el cerebro.
Una historia real
Cuando sonó el teléfono esa madrugada supe que algo no
andaba bien. Efectivamente, mi tío había sufrido un
terrible accidente. En el primer momento se me congeló
la sangre, sentí un frío horrible que me paralizó. Me
pregunté: ¿Quieres ser parte del problema o de la
68
solución? Me di cuenta que no era el momento para
derrumbarme, sino de apoyar a mi madre, quien ha
tenido muchas pérdidas y adora a sus hermanos. Tan
pronto amaneció comencé a realizar llamadas, localizar el
hospital, etc. Horas más tarde mi madre estaba volando
rumbo a Centroamérica para encontrarse con su
hermano.
Pensar y sentir no son una limitación, son un derecho. Sin
embargo, parece que se nos olvida y muchas veces
tenemos miedo a sentir, a perder, a vivir. Por favor no
olvides que cada célula de tu cuerpo está diseñada para
sentir y vivir. Date permiso de sentir, pero piensa, piensa,
piensa. Recuerda que las características de la llamada
inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos,
de perseverar a pesar de las posibles frustraciones, de
controlar los impulsos, de diferir la gratificación, regular
nuestros propios estados de ánimo para evitar que la
angustia interfiera con nuestras facultades racionales,
sobre todo, la inteligencia emocional se manifiesta en la
capacidad para empatizar y confiar en los demás.
Hace poco me preguntaron: ¿cómo saber cuándo y hasta
dónde debemos hacer caso a nuestras emociones? He
descubierto que mucho depende del temperamento. Hay
personas que son más emotivas que otras, pero en todos
los seres humanos las emociones interpretan la
información que entra por los cinco sentidos y dan
significado a lo que percibimos. Por eso a un mismo
evento los miembros de una misma familia le pueden dar
distintos significados, esto sucede porque los seres
humanos tenemos percepciones distintas.
En mi opinión, los adultos tenemos como parte de nuestra
misión educativa la tarea de afinar los sentidos de
nuestros niños para que su percepción sea más nítida.
Pero ¿Cómo despertar los sentidos? Lo primero será
liberarnos de condicionamientos y aceptar que todos
69
nacemos con la capacidad para ser creativos y sensibles.
Los seres humanos somos inquietos y curiosos por
naturaleza, tenemos capacidad de asombro y de
admiración, pero la educación y los condicionamientos
sociales nos han restringido. Así le decimos a los niños
no digas, no busques, no mires, no opines, no hagas, no,
no, no. Sin darnos cuenta que estos condicionamientos
van apagando la chispa interna que nos hace mirar, oír,
sentir, paladear, soñar, intuir y escuchar lo inimaginable.
La percepción es importante porque nos permite ver
nuestra propia historia, analizar nuestra cultura y
experiencias. Las emociones son las respuestas
fisiológicas que damos a lo que percibimos y los
sentimientos son las interpretaciones que hacemos de
esas emociones, yo diría que los sentimientos son
emociones con significado.
Te invito a reflexionar sobre cómo lo que te hacer
verdaderamente humano es la conciencia desde la cual
respondes a esas emociones. Te invito a poner tus
emociones en perspectiva.
Conclusión:
Cuando en un taller me preguntaron “¿cuál es el reto más
grande que tenemos por delante los educadores?”
Respondí: “Primero, vencer la indiferencia que existe
entre algunos padres de familia que se involucran poco
en las actividades de sus hijos; y segundo, creo que la
juventud actúa demasiado light porque ha perdido la
capacidad de asombro y de admiración; creo que nuestros
niños y jóvenes se colapsan muy rápido porque sus
objetivos son a cortísimo plazo”.
Considero que debe haber un cambio de paradigma en la
forma de educar a los jóvenes, orientada al desarrollo de
la creatividad. Me parece que debemos construir una
postura más asertiva ante la demanda de los tiempos
actuales, orientada a desplegar en nuestros hijos, juicio
70
crítico. Me parece que los adultos necesitamos desarrollar
y comprender las bondades de la inteligencia emocional
para vencer la indiferencia y la sensación de inmediatez.
Alguien tiene que zarandearnos para despertar y tomar
conciencia de nuestros valores y los recursos que
tenemos para ofrecer mejores respuestas ante los retos
que el mundo actual nos plantea.
Decían los clásicos que lo más importante para un sano
desarrollo es tener un programa de vida personal con
cuatro grandes temas: amor, trabajo, cultura y
desarrollar una personalidad fuerte. Ellos creían que esos
cuatro grandes temas son una vacuna frente a las crisis;
es lo que nos hace resilientes ante la adversidad. Si
quieres modelar en tus hijos cómo se puede salir
fortalecido de una crisis, nunca pierdas el referente
espiritual, esa brújula interna que te dirá hacia donde ir;
pues como dijo Thomas Hobbes adaptando la frase de
Plauto: “Cuando el dinero, el poder y el prestigio mueven
al hombre, el hombre se convierte en un lobo para el
hombre”.
Para finalizar: La inteligencia emocional y el
cerebro racional
¿Por qué algunas personas parecen dotadas de un don
especial que les permite vivir bien, aunque no sean las
que más se destacan por su inteligencia? ¿Por qué no
siempre el alumno más inteligente termina siendo el más
exitoso? ¿Por qué unos son más capaces que otros para
enfrentar contratiempos, superar obstáculos y ver las
dificultades bajo una óptica distinta? La respuesta es fácil,
tienen inteligencia emocional.
Hoy ha quedado demostrado que la razón y las emociones
son compatibles, y que los hombres y mujeres
necesitamos desarrollar habilidades emocionales que nos
permitan mejorar nuestras relaciones interpersonales.
Por eso Daniel Goleman concluye que el coeficiente
71
intelectual no es un buen predictor del éxito. La
inteligencia, por sí misma, no garantiza un buen manejo
de los problemas, es necesario crecer emocionalmente
para sentirse satisfecho en la vida. Por ello, es urgente
formar en nuestros hijos un modelo realista y preciso de
ellos mismos, que les permita tener acceso a sus propios
sentimientos, y usarlos apropiadamente. Es importante
ayudarlos a comprender qué los motiva, cómo perseverar
en sus logros y cómo relacionarse adecuadamente; de
manera que su repertorio emocional influya en el éxito
que obtengan en las tareas que emprendan.
Recuerda que el primero en definir el término inteligencia
emocional fue Wayne Paine en su tesis doctoral “Un
estudio de las emociones: El desarrollo de la inteligencia
emocional”. Aunque el término "inteligencia emocional"
ya había aparecido antes en textos de otros autores
norteamericanos, no fue hasta la publicación del célebre
libro de Daniel Goleman, “Inteligencia Emocional”,
cuando se popularizó el concepto. Aunque las definiciones
populares de “inteligencia” hacen hincapié en los aspectos
cognitivos, varios investigadores comenzaron a reconocer
la importancia de los aspectos no cognitivos, como
Edward Thorndike, quien utilizó el término inteligencia
social para describir la habilidad de comprender y motivar
a otras personas y la influencia de otros factores en el
comportamiento inteligente.
Howard Gardner, en su Teoría de las Inteligencias
Múltiples, introdujo el concepto de inteligencia
interpersonal e inteligencia intrapersonal. Para Gardner,
el coeficiente intelectual no alcanzaba a explicar la
capacidad cognitiva de una persona. Años más tarde
Goleman completó la tesis de Gardner y estimó que la
inteligencia emocional se podía organizar en torno a cinco
capacidades: Conocer las emociones y sentimientos
propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia
motivación, y encargarse de gestionar positivamente la
72
relación que tenemos las personas con nosotros mismos
y con otros. En su libro Inteligencia Emocional, Goleman
afirma que las destrezas emocionales pueden ser
fomentadas y fortalecidas en todos los seres humanos, y
también hizo hincapié en cómo la falta de desarrollo de
habilidades emocionales puede influir en la vida de las
personas y hasta arruinar una carrera académica.
Tareas:
Reflexiona sobre cómo la inteligencia emocional nos
permite tomar conciencia de nuestras emociones,
comprender los sentimientos de los demás, tolerar las
presiones y frustraciones, acentuar nuestra capacidad de
trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social
que brinde mayores posibilidades de desarrollo personal.
Para comprender el conflicto que algunas personas tienen
entre los sentimientos y la razón, te invito a investigar la
forma en la que evolucionó nuestro cerebro. Te darás
cuenta que todas las especies con sistema nervioso
comparten un tronco encefálico que les permite realizar
funciones vitales básicas como respirar y regular su
metabolismo. En el caso de la especie humana, de este
cerebro primitivo emergieron los centros emocionales
como la amígdala e hipocampo que dieron lugar al
cerebro pensante o neocórtex, y por ello existe una
auténtica relación entre el pensamiento y las emociones.
En el caso del cerebro racional o neocórtex, éste después
de millones de años de evolución, aumentó su
complejidad y aunque no me gusta simplificar el
funcionamiento del cerebro, sí podemos decir que la
amígdala es el centro especializado en cuestiones
emocionales y que está ligada a los procesos del
aprendizaje y memoria. En la amígdala cerebral se
guardan los recuerdos que más impacto tienen o tuvieron
73
en nuestra vida, como los traumas o nuestros momentos
más felices.
La primera zona cerebral por la que pasan las señales
sensoriales procedentes de los ojos o de los oídos es el
tálamo y, de ahí, a través de una sola sinapsis, se emite
un mensaje a la amígdala, permitiendo que ésta comience
a responder antes de que el neocórtex haya ponderado la
información. Por eso se dice que la amígdala es la
encargada de activar la secreción de noradrenalina que
estimula los sentidos y de poner al cerebro en estado de
alerta. Una vez que los estímulos despiertan el sistema
de alerta, el organismo se prepara para luchar o huir en
un momento que interpreta como de peligro y entonces
dará respuestas que no pasan por el neocórtex, sino será
una respuesta automática. De ahí que en la opinión de
LeDoux la relación entre el niño y sus cuidadores, durante
los primeros años de vida, constituye un auténtico y
poderoso aprendizaje emocional. Resulta fácil
comprender cómo muchas de nuestras respuestas
emocionales de adultos son exageradas, ya que fueron
grabadas en la amígdala cuando fuimos niños.
Visualiza un escenario en donde percibas una amenaza,
ahora reflexiona cuántas posibilidades tienes para
responder a ese estímulo; piensa si es inteligente
reaccionar con la misma intensidad como lo hicieron
nuestros ancestros cuando tenían que enfrentarse a una
fiera salvaje y veían en peligro su existencia; observa
como ante el miedo los seres humanos no tenemos por
qué huir o paralizarnos, las personas podemos dar
respuestas asertivas a ese estímulo porque estamos
dotados de las capacidades necesarias para enfrentar casi
cualquier obstáculo. En este momento creo que ya
comprendiste cómo nuestro cerebro puede dar
respuestas muy rápidas y por qué estas son
desproporcionadas y rudas.
74
¿Alguna vez has visto cómo muchas personas cuando
pierden una pareja se desbordan de tristeza? Ahora
comprendes que en ciertos casos estas personas recrean
el dolor que les dejó el abandono o ausencia por la pérdida
de alguno de sus padres y se sienten sobrepasadas
porque reaccionan con el mismo miedo o sensación de
desamparo que sufrieron cuando fueron pequeños.
Ahora trata de recordar alguna situación donde no pudiste
resolver un problema porque las emociones te
perturbaban. ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Qué te hizo
falta en aquel momento? Ahora trata de recordar alguna
situación donde pudiste resolver y tomar buenas
decisiones a pesar de lo que sentías. ¿Cómo te sientes al
respecto? ¿De qué te das cuenta?
Antes de concluir, piensa: ¿cómo puedes contribuir a
fomentar la inteligencia emocional en tus hijos?
Los padres somos el mejor ejemplo para los hijos de las
reglas de convivencia social y de respeto.
Enseñar a nuestros hijos hábitos mejorará sus habilidades
personales y el bienestar de la familia.
75
Capítulo 9. El Alcoholismo, una adicción fácil de
adquirir, difícil de dejar
Introducción
En este capítulo descubriremos por qué el alcoholismo es
una enfermedad fácil de adquirir y difícil de dejar, sus
causas y consecuencias. Veremos por qué las adicciones
son un fenómeno complejo, una enfermedad multicausal
que necesita para su prevención y tratamiento un modelo
integral que atienda al ser humano como una entidad
biopsicosocial. Un método que comprenda al hombre
como una entidad biológica, con un cuerpo físico que le
permite realizar ciertas funciones; como una entidad
psicológica que permite a la persona tener emociones,
voluntad, imaginación e inteligencia; y como una entidad
espiritual que le da al individuo la capacidad de
trascender.
Sobre la etiología de la adicción influyen causas
genéticas, biológicas, socio ambientales, culturales y
familiares. Por eso es necesario preparar a los padres
para que puedan ofrecer a sus hijos información que
prevenga el uso o abuso de sustancias adictivas. Creo que
es importante prevenir desde la primera infancia, trabajar
con los hijos, informándolos sobre cuáles son los factores
que actúan y desencadenan esta enfermedad.
Debemos explicar a nuestros hijos que el etanol es el
ingrediente activo en todas las bebidas alcohólicas y los
problemas derivados del consumo. Nuestra información
debe orientar a los jóvenes para que comprendan cómo
el etanol es producido por la levadura de frutas y granos
y funciona como un anestésico. El éter actúa como un
sedante para el cerebro, por lo que aminora las funciones
del organismo. El alcohol es un depresor del sistema
nervioso central, por lo que está asociado a accidentes de
76
tránsito, bajo rendimiento escolar y depresión entre los
jóvenes.
Una historia real
Carlos tocó a mi puerta un domingo cerca de las once de
la noche. Se veía con los ojos llorosos, temblaba. “Por
favor ayúdame”, pidió. “Amárrame si es necesario. Ya no
puedo más. He bebido cinco días sin parar y hay algo que
me impide detenerme.”
Todos sabemos que el alcohol en pequeñas cantidades
actúa como relajante y proporciona una sensación de
bienestar. También sabemos que el exceso en su
consumo origina embriaguez, una acción sedante,
estados de inconsciencia y hasta la muerte. El problema
es que muy pocos saben que el alcohol es considerado
como una droga que origina una enfermedad crónica,
primaria y progresiva que puede llegar a ser mortal.
Nuestros jóvenes ignoran que el uso y abuso de alcohol
les causa una obsesión y compulsión a pesar de las
consecuencias adversas que les causa la bebida.
Para comprender mejor el tema
En mi experiencia, todos los alcohólicos fueron alguna vez
bebedores fuertes, sociales y ocasionales. Nadie comenzó
bebiendo un litro de vodka. Todos comenzaron
“cheleando” con los amigos, y cada vez con mayor
frecuencia compruebo, tanto en consulta como en los
grupos de doce pasos, que personas con antecedentes
familiares de adicción repiten la historia de sus ancestros.
Conozco a una mujer que llegó desesperada, llorando, a
un grupo de Al Anón diciendo: “¿Hasta cuándo tendré que
batallar con este maldito gen?” “¿A qué te refieres?” le
pregunté. “Toda mi vida he lidiado con borrachos, y no sé
77
qué hacer para detenerlo. Mi abuelo fue alcohólico, mis
tíos y padre también. Me casé con uno y hoy mi hijo bebe
despiadadamente. ¿Qué hago? Ya no puedo más.”
“¿Alguna vez has hablado con tú hijo de sus antecedentes
genéticos? ¿Le has dicho claramente que es muy probable
que por su historia pueda desarrollar una adicción?” “No”,
respondió. “Si tuvieras antecedentes familiares de otra
enfermedad como diabetes, con un factor de incidencia
tan alto, ¿los hubieras alertado?” “Sí, por supuesto”,
respondió. “Entonces, ¿por qué cuesta tanto trabajo
hablar de manera clara cuando se trata de adicciones?”
“Porque da vergüenza, siento culpa”, replicó. “Pues
mientras sigamos viendo a la enfermedad como un vicio
que tenemos que esconder será difícil prevenir y
responsabilizarnos con la misma”. Los expertos sabemos
que la falta de información ha facilitado que se propaguen
creencias que por generaciones han lastimado a nuestros
hijos hasta construir verdaderos mitos. Estas creencias
están dañando a nuestros jóvenes en su salud y
bienestar. Estas creencias culturales favorecen el
consumo, y los jóvenes necesitan aprender cómo
divertirse sin depender del alcohol.
Necesitamos replantear los mensajes culturales con los
que educamos a los niños porque hay algunos que son
contrarios a la prevención como: Fomentar que los
hombres beban para demostrar su hombría y tolerancia,
cuando en realidad, es absurdo pensar que es la manera
adecuada para autentificar valor, templanza, integridad,
coraje y fortaleza. O el hecho que lleva a las mujeres a
creer que con la copa en la mano lucen sexys y se vuelven
divertidas.
De hecho, la tendencia en el incremento en el consumo
de alcohol obedece, entre otros factores, a la incursión de
la mujer en esta actividad. Las chicas beben hoy como lo
hacían los hombres hace 20 años. Algunas piensan que
beber las hace lucir glamurosas y creen que la mujer
78
cuando bebe es más desinhibida en las relaciones
sexuales. Sería más hábil que ellas supieran que las
estadísticas muestran que las mujeres ebrias tienen más
conductas de riesgo, son víctimas de abusos y
violaciones, practican sexo sin protección y están más
expuestas a contraer enfermedades venéreas o
embarazos no deseados.
Es necesario que los jóvenes sepan que en México se
practican casi ocho mil abortos al año en jovencitas
menores de 18 años. Y asombra saber que más de la
mitad de los accidentes estén relacionados con el alcohol
y casos como el de Miguel cada día sean más frecuentes.
Él llegó a nuestra asociación después de haber sufrido un
terrible accidente de tránsito. Miguel comenzó el consumo
de alcohol cuando terminó la relación con su novia y
obtuvo pésimas calificaciones en la preparatoria. Me
cuenta que aumentó su consumo de alcohol porque quería
olvidar y pensar en otra cosa, pero muy pronto no
concebía un fin de semana sin estar de fiesta y su
situación se agravó porque empezó a consumir solo en su
casa entre semana. Sus padres no se dieron cuenta que
él bebía porque se encerraba en su habitación y ellos
creían estaba estudiando.
Una tarde lluviosa Miguel salió por cigarros y terminó en
el hospital, donde perdió su pierna y tiene consecuencias
irremediables a causa del consumo. Miguel creyó que los
hombres arreglaban sus problemas emocionales
bebiendo, sin saber que existen mejores formas para
expresar sus emociones con libertad. Los hombres tienen
derecho a llorar, a sentir miedo y a compartirlo con sus
seres queridos y los adultos tenemos la obligación de
enseñar a los más jóvenes cómo resolver problemas.
Casos como el de Miguel cimbran a nuestra sociedad y no
entiendo cómo hay personas que piensan que el alcohol
no es una droga peligrosa cuando en realidad causa más
muertes que las sustancias ilícitas y es un factor
79
desencadenante de violencia entre jóvenes; todavía no
entiendo cómo hay quien piensa que el alcohol no es
adictivo.
Los jóvenes creen que pueden dejar de beber alcohol
mediante fuerza de voluntad, pero la realidad evidencia
que se pierde el dominio, crece la tolerancia y genera
dependencia.
Conclusión
El alcohol es una sustancia que produce una respuesta en
los circuitos del placer que afecta los neurotransmisores,
actúa de forma parecida a los tranquilizantes pero con un
efecto más rápido. El uso repetido y la búsqueda del
efecto placentero produce cambios en el cerebro que
pueden desembocar en el abuso y la dependencia. El
alcohol detiene o retrasa el desarrollo psicológico del
adolescente. Quienes consumen por lo general actúan
inmaduros, se muestran irresponsables, con poca
tolerancia a la frustración o poco asertivos porque el
cerebro de los jóvenes no está mielinizado ni maduro y el
consumo origina daños psicológicos importantes.
Sabemos que la falta de alimento acelera la absorción del
alcohol y como la estructura molecular del alcohol incluye
agua, el estómago permite que pase al torrente
sanguíneo afectando al cerebro, el razonamiento y las
respuestas del sistema nervioso central. Como el alcohol
tiene efecto directo sobre el cerebro reduce la
concentración y los reflejos afectando el rendimiento
escolar del adolescente. El alcohol también produce
síntomas físicos que afectan al hígado y estómago porque
a nuestro organismo le cuesta trabajo eliminar sustancias
extrañas, para eliminarlas forma un agente tóxico
llamado acetaldehído que causa los efectos de la cruda.
Además, para eliminar el alcohol, el cuerpo humano debe
80
formar acetatos, convertirlos en dióxido de carbono y
agua para eliminarlos como desechos. El alcohol aumenta
el riesgo de muerte o invalidez por accidente, y si se usa
como una forma para disminuir la ansiedad social, el
adolescente se acostumbra a manejar sus problemas
utilizando alcohol y no aprende a resolverlos por sí
mismo.
Para finalizar
El alcoholismo es una enfermedad que presenta síntomas
y signos. Entre los síntomas de abuso se encuentran:
Beber para calmar los nervios, para reducir la presión u
olvidar preocupaciones; la persona bebe rápido, a solas o
cada vez con mayor frecuencia y miente al respecto.
También vemos que quien abusa del alcohol suele
maltratarse a sí mismo o a otros después de haber
bebido.
Los padres debemos estar atentos de los hábitos de
nuestros hijos y establecer límites respecto al uso de
alcohol con consecuencias claras en caso de
emborracharse; debemos estar atentos para detectar si
nuestros hijos muestran carácter irritable, resentido o
irracional, o si tienen problemas de salud, sociales o
financieros a causa de la bebida. Como ya dije, el alcohol
no es seguro para consumo entre los jóvenes porque el
cerebro no está maduro.
Los adultos debemos saber que entre los signos del abuso
del alcohol se considera a hombres que toman 15 o más
tragos a la semana y mujeres que tomen 12 o más tragos
a la semana. Es un riesgo para cualquier persona que
tome cinco o más tragos por ocasión, aunque sea una vez
por semana. Recuerda que un trago se define como una
botella de cerveza de 12 onzas (340 ml), un vaso de vino
de 5 onzas (140 ml) o una 1 ½ onzas (40 ml) de licor.
Está en riesgo alcohólico la persona que bajo la presión
social de compañeros de grupo no puede decir no, o quien
81
cursa con depresión, trastorno bipolar, trastornos de
ansiedad o esquizofrenia, y quien bebe para lidiar con
momentos límite o de crisis.
“¿Cómo puedo saber si mi hijo abusa de alcohol u otras
drogas?”, preguntó Martha. “Si muestra fatiga, ojos
enrojecidos con un brillo característico y vómitos,
cambios de personalidad, cambios bruscos del estado de
ánimo, irritabilidad o comportamientos irresponsables y
arriesgados, baja autoestima, tristeza o depresión, un
desinterés general en actividades que antes le gustaban,
si notas riñas frecuentes, desobediencia, mentiras
repetidas o si se muestra retraído o no comunica sus
emociones, tu hijo puede estar en riesgo”.
“¿Es normal qué mi hijo beba alcohol?” preguntó. “Como
todas nuestras conductas, beber alcohol es algo que
también se aprende. Nuestros hijos tienen derecho a
divertirse, a tener espacios de recreación y también creo
que deben aprender a distraerse sin consumir alcohol.
Considero que debemos promover estilos de vida
saludables como: hacer ejercicio, el contacto con la
naturaleza, fomentar pasatiempos y hobbies; propiciar
escenarios favorables, pues cuanto más tarde inicia un
joven el consumo de alcohol, corre menos riesgos”.
“¿A qué edad debo permitir el consumo de alcohol?”
preguntó Martha. “Si los padres supieran que el cerebro
termina su proceso de maduración entre los 18 y 21 años
comprenderían por qué la mayoría de los sistemas
mundiales de salud no permiten el consumo hasta la edad
adulta”. “¿Por qué no se difunden las estadísticas que
revelan que en nuestro país los jóvenes inician el contacto
con el alcohol a los 13 años?” expresó Martha. “Sí hay
sitios muy serios que lo hacen, el problema es que
algunos padres se involucran poco porque la ignorancia
es terrible”, contesté.
82
Tareas
Reflexiona ¿De qué forma los temas previos previenen el
consumo de alcohol en nuestros hijos? ¿Cómo favorece
una autoestima sana la prevención de adicciones?
Si crees que tú hijo o hija, puede estar abusando de
alcohol u otras drogas, te recomendamos aplicarle el
cuestionario de Michigan, una prueba que tiene una
validez del 92% y que permite establecer un diagnóstico
para calibrar el riesgo de la persona. Consiste en que la
persona responda preguntas enfocadas en 4 áreas claves
de la vida: personal, social, profesional y económica.
Adjuntamos algunas preguntas clave que puedes
preguntar a tú hijo:
¿Te sientes un bebedor moderado?
¿Tus amigos o parientes piensan que eres un bebedor
normal o moderado?
¿Has tenido la necesidad de asistir alguna vez a una
reunión de Alcohólicos Anónimos (AA)?
¿Has perdido amigos o relaciones íntimas debido a la
bebida?
¿Has tenido problemas en la escuela por el consumo de
alcohol? ¿Has descuidado alguna vez tus obligaciones, a tu familia
o tus actividades durante dos o más días consecutivos por haber estado bebiendo?
¿Has tenido alguna vez delirium tremens o temblores severos, o has escuchado voces o visto cosas inexistentes
después de haber bebido en exceso? ¿Has acudido con alguien para que te ayude a dejar de
tomar?
¿Has estado en el hospital por algún problema relacionado al consumo de alcohol?
¿Has sido arrestado por conducir bajo la influencia del alcohol o por conducir después de haber bebido?
¿Has pensado alguna vez que deberías disminuir o cortar el consumo de alcohol?
83
¿Te molestas cuando alguien critica tu forma de beber
alcohol? ¿Te has sentido mal o culpable debido a tus hábitos
relacionados con el consumo de alcohol?
¿Recurres a las bebidas alcohólicas para despejarte u olvidar situaciones de la vida cotidiana o para afrontar
cualquier tipo de problemas? ¿Alguna vez has olvidado qué hiciste o dónde estuviste a
causa de la bebida?
Si tu hijo o familiar responde a más de 4 preguntas de
modo afirmativo puede estar en riesgo, por favor consulta
a un especialista. Te recomendamos que asista a AA o al
Centro de Integración Juvenil más cercano en tu localidad
para recibir información.
“No te preocupes por el mundo que dejarás a tus hijos;
ocúpate por los hijos que le estás dejando al mundo”.
J.F. Kennedy
84
Capítulo 10. Cómo modelar conductas sanas
Introducción
Para la Dra. Gloria Noriega Gayol, Directora del Instituto
Mexicano de Análisis Transaccional, la codependencia,
como el alcoholismo, son un problema que afecta el
desarrollo de las familias, donde los guiones de vida
pueden ser transmitidos de una generación a otra. Su
hipótesis plantea a la codependencia como un factor
asociado a problemas como adicciones, violencia y
maltrato infantil; ya que la codependencia dificulta
ejercer un rol eficaz en el entorno familiar, propiciando
conductas negativas y autodestructivas con los hijos y en
la relación de pareja; donde los ejemplos que dan los
padres a sus hijos, pueden verse claramente en los hijos
de alcohólicos que siguen ciertos patrones, prohibiciones
o reglas tácitas, que incluyen: “No hable, no confíe,” y “no
sienta”, como lo señala Claudia Black en su libro “Esto no
me pasará a mí”.
La transmisión generacional de guiones de vida a menudo
ocurre con un niño que termina convirtiéndose en un
alcohólico o en un codependiente casado con un
alcohólico o adicto a las drogas.
La Dra. Noriega explicó en su tesis doctoral cómo los
guiones de vida pueden ser transmitidos de abuelos y
padres a sus niños y presentó observaciones sobre los
procesos familiares multigeneracionales. Ella comenta:
“El problema de transmisión del guion se vuelve
complicado y transgeneracional cuando hay conflictos no
resueltos, como odios, cobros o venganzas, vendettas,
secretos, muertes prematuras, afectando dos áreas
esenciales en la vida de una persona: La elección de
pareja y la elección de profesión.” Ella cita a Berne: “El
individuo es condicionado a expectativas externas y
85
obligaciones internalizadas... de la madre o el padre, en
lo que Berne llamó “la genealogía de su autor”.
Una historia real
Rosa es una mujer de 45 años que llegó a consulta con
una depresión severa porque su pareja tuvo un hijo con
otra mujer. La situación es complicada porque Rosa
también tiene hijos con este hombre, que a su vez está
casado y tiene hijos con su esposa. Él la mantiene, ella lo
obedece. Rosa actúa de manera sumisa y ha permitido
una serie de transgresiones que rayan, ante los ojos de
cualquiera, en lo patológico.
¿Cómo entender un amor tan enfermizo? La explicación
es fácil, Rosa por sus antecedentes personales, tiene la
obligación internalizada de no ser feliz. Para cumplir ese
mandato ella encontró a la pareja perfecta, un hombre
violento, no disponible, celoso y narcisista. Rosa vivió una
infancia muy dura, sufrió el abandono de su padre, la
muerte de su madre, el maltrato de su abuela y muchas
experiencias asociadas a maltrato; ella permanece en una
relación llena de dolor y tensión. Ella ve normal lo que
para otros resulta aberrante.
Por casos como el de Rosa, la Dra. Noriega determinó que
la codependencia refleja un problema multidimensional
asociado con experiencias de amor adictivo, ligado a
luchas de “poder” y relaciones asimétricas llenas de
tensión; consecuencia de las disfunciones en el desarrollo
del niño interior y del abuso emocional que sufren algunas
mujeres. Y, al igual que Pía Mellody, señala una fuerte
asociación entre la codependencia y violencia, con
antecedentes del abuso sexual, físico o emocional.
Para comprender mejor el tema
86
En su tesis doctoral, la Dra. Noriega menciona que la
codependencia ha sido abordada y estudiada desde las
siguientes perspectivas teóricas:
1. Como un desorden de personalidad, propuesto por el
Dr. Cermak, pero que no fue aceptado ni incluido en el
Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM-III), por lo que
frecuentemente se confunde con trastorno por
dependencia. A mi parecer, por las características, signos
y sintomatología que presentan los codependientes, se
trata de un trastorno de personalidad contrario al
trastorno por dependencia, y he comprobado en mi
práctica clínica que incluso puede confundirse con otros
trastornos de la personalidad como el trastorno
hipocondríaco o depresivo e incluso con el obsesivo
compulsivo. Quiénes hemos tenido la fortuna de trabajar
con personas que padecen trastorno por codependencia
sabemos que la persona dependiente necesita que se
ocupen de ella, mientras que el codependiente tiende a
ocuparse de otras personas.
2. También la codependencia ha sido estudiada como un
patrón de comportamiento que presentan los hijos de
alcohólicos (ACOAs); quizás esta sea la definición más
conocida y aceptada en el campo de la recuperación y
está basada en estudios clínicos y observaciones
realizadas por terapeutas familiares o sistémicos, quiénes
han identificado un grupo de condiciones desarrolladas en
sistemas familiares tóxicos o disfuncionales que parecen
repetirse en los familiares de alcohólicos y adictos que
asisten a grupos de doce pasos.
3. La codependencia ha sido estudiada como un patrón
de relación disfuncional basado en comportamientos
específicos que se dan en una pareja problemática, donde
de acuerdo a las observaciones de Hellen Fisher, la
codependencia es una especie de “amor adictivo”.
87
Otros autores especialistas en el tema de pareja
describen dos tipos de codependencia: Endógena y
exógena. La codependencia exógena se refiere a la
vulnerabilidad que tienen algunas personas para
desarrollar éste trastorno cuando tienen una historia
familiar de alcoholismo y que favorece verse involucrado
con un compañero que abusa del alcohol. Mientras que la
codependencia exógena puede considerarse como una
reacción normal ante condiciones anormales asociadas a
abuso de poder, abuso emocional o psicológico; es una
reacción desarrollada por personas que hacen frente a
una pareja alcohólica o problemática sin tener un historial
de alcoholismo en su familia de origen. Sin embargo, la
Dra. Noriega refiere que un número de investigadores y
académicos continúan estudiando a la codependencia
como una forma para evidenciar un problema frecuente
de salud mental que en nuestra sociedad afecta
principalmente a las mujeres, donde nuestra cultura
favorece ciertas conductas codependientes que benefician
inconscientemente el guion de machismo-sumisión.
Conclusión
Muchas veces me han preguntado si la Codependencia es
una enfermedad, hasta 1977 la codependencia no fue
clasificada como una enfermedad. Como vimos, hubo
todo un debate en torno al tema, pero, si es aceptada
como una adicción de proceso y mundialmente las
adicciones son reconocidas como enfermedad, podríamos
decir que sí, y por ende, presenta signos y síntomas.
Los signos de la enfermedad revelan que los
codependientes tenemos una poderosa necesidad de
controlar, manipular y conseguir aprobación para lidiar
con ciertos sentimientos que calificamos como
abrumadores. Estos signos evidencian que parece
tenemos sentimientos intensificados de vergüenza,
88
miedo, ira y dolor que no podemos expresar de un modo
sano, por lo que nos compulsa agradar, cuidar y parecer
perfectos.
Entre los signos se encuentran algunos patrones de
represión por lo que los codependientes no nos
permitimos ser como somos y mantenemos un aspecto
rígido y controlado. Sobrecuidamos, por creernos
responsables de los sentimientos, pensamientos,
necesidades y acciones de otras personas. Parece que nos
sentimos obligados a resolver problemas ajenos.
Tenemos negación, por lo que muchas veces decimos “sí”
cuando en realidad quisiéramos decir “no”. Difícilmente
sabemos lo que queremos o necesitamos, nos sentimos
atraídos por gente conflictiva, pero no reconocemos que
atraemos de igual forma a estas personas. Echamos la
culpa a otros de la situación que vivimos, estamos
confundidos, ignoramos nuestros problemas y nos
mantenemos ocupados para no pensar. A veces hasta nos
enfermamos, creemos mentiras o nos mentimos para
evadir la realidad, gastamos demasiado o comemos
mucho, nos podemos volver fanáticos del trabajo o llegar
a desarrollar alguna obsesión.
En “Libérate de la Codependencia”, Melody Beattie señala
que “los codependientes tienden a ser demasiado
responsables o muchas veces inmaduros, que suelen
convertirse en mártires, sacrificando su felicidad y la de
los demás por causas que no requieren sacrificios. Los
codependientes suelen encontrar difícil sentirse cerca de
otros, divertirse y ser espontáneos. Pueden tener
respuestas como llorar, sentirse heridos y totalmente
desamparados o ser agresivos; pueden sentirse
avergonzados de sus problemas personales y, cuando la
enfermedad progresa, pueden encontrarse aletargados,
deprimidos, aislarse y experimentar una pérdida total de
la rutina y estructura. Los codependientes pueden llegar
a maltratar a los que más aman y volverse violentos,
89
sentirse desesperanzados y, en las etapas críticas, pensar
en el suicidio o enfermarse física, mental y
emocionalmente. Cuando su curva de tolerancia al
sufrimiento se rompe, los codependientes pueden
volverse adictos al alcohol y a otras drogas”.
Las respuestas emocionales de los codependientes son
confusas, a mi parecer el control es una respuesta al
miedo que experimentamos frente a una amenaza real o
imaginaria de perder al ser querido, de ser abandonados
o de tener relaciones de verdadera intimidad. El control
es la manera como aprendimos a contener, a cuidar y
amar a otras personas. Por lo tanto, como señala Melody
Beattie, los codependientes tenemos “la expectativa
delirante de que, si somos perfectos, nuestro mundo y
relaciones serían perfectas”, me parece que esa es la
naturaleza del control. Entendamos que los
codependientes controlamos por temor a que nuestro
mundo se salga de lo que podemos manejar, es una
distorsión que hacemos de la realidad, como lo evidencian
los síntomas de la enfermedad que son: La incapacidad
para experimentar niveles adecuados de autoestima,
establecer límites funcionales, asumir y expresar la propia
realidad con moderación, ocuparnos de nuestras
necesidades y deseos de adulto y comunicarnos con
asertividad.
Para finalizar
El psicólogo norteamericano John Bradshaw, cuando
habla de codependencia hace hincapié en la importancia
que tienen los padres que promueven el desarrollo de sus
criaturas. Pía Melody señala la importancia de un cuidado
parental eficaz y los subdivide en dos categorías: Padres
nutricios y padres que por sus propias experiencias no
pueden serlo. Para ella, el origen de la codependencia es
el maltrato.
90
Para Pía Mellody el daño consiste en no satisfacer las
necesidades esenciales del niño y a las cuales tiene
derecho. Para ella, maltrato es cualquier experiencia
menos que nutricia y dice: “Los niños que crecen en
sistemas disfuncionales experimentan estresores y
sentimientos que los llevan a sentirse inadecuados, y así,
detonan una desadaptación al ambiente, originando la
enfermedad. Los niños que crecen en familias con
sistemas sanos, gastan su energía en crecer y se saben
valiosos, vulnerables, imperfectos, dependientes e
inmaduros”. Por lo tanto, los niños que crecen en un
sistema familiar disfuncional o tóxico, desarrollan ciertos
rasgos conductuales para adaptarse al ambiente y
originan los síntomas de la codependencia. Los niños que
no se saben valiosos desarrollan, como rasgo
disfuncional, el sentirse menos que o mejor que otros, y
en la vida adulta tendrán dificultades para experimentar
niveles adecuados de autoestima o una autoestima sana
de fuente interior.
Los niños que crecen siendo demasiado vulnerables o
invulnerables tendrán dificultades para establecer límites
funcionales. Los niños que se desarrollan en sistemas
demasiado dependientes, o sin una supervisión parental
adecuada, de adultos tendrán dificultad para asumir su
propia realidad con moderación. Al niño al que no se le
validan sus necesidades y deseos, en la vida adulta
mostrará dificultad para satisfacer sus necesidades. Y los
niños, cuyos sistemas familiares los obligan a ser
demasiado maduros o les impiden vivir un proceso de
maduración acorde a su edad, se mostrarán caóticos o
controladores y tendrán dificultades en su comunicación.
Por lo tanto, como señala Melody Beattie, la
codependiencia es una enfermedad que deteriora nuestra
alma, afecta nuestras relaciones, y si se deja sin tratar
causa que nos volvamos más destructivos.
91
Tareas
Te recomiendo que ver películas o identificar situaciones
cotidianas que te permitan profundizar en éste tema.
Observa cómo los secretos de familia presentan dobles
mensajes. Mira cómo los valores que sostienen a estas
familias son contradictorios. Piensa ¿por qué crees que
están equivocados?
Reflexiona cómo en los sistemas familiares tóxicos donde
dice hogar se lee infierno, donde dice amor hay dolor y
donde se promete protección se siembra terror.
Te invito a reconocer la importancia que tienen unos
padres sanos en la crianza de sus hijos. Intenta detectar
cómo fue tu sistema familiar, ¿creciste en un sistema
familiar adecuado?,
¿Sabías qué la recuperación y la conciencia de la
enfermedad pueden ser un nuevo comienzo?
Qué entiendes cuando digo, no se cambia una página sin
alterar todas las demás.
Por último, reflexiona cómo la educación para nuestros
hijos es la mejor herencia que les podemos dejar.
92
Capítulo 11. Codependencia
Introducción
En un programa de TV grabado hace tiempo, me
censuraron porque dije que “a Dios no le gusta la
victimización” y lo sostengo; creo que Él no quiere
holocaustos; pienso que Dios nos quiere ver sanos y
felices, responsables y plenos. De hecho, me cuesta creer
y hasta me quedo atónita cuando alababan el sacrificio de
algunas mujeres que cargan su cruz y sostienen un
discurso codependiente, en el que parece que compiten
por ganar el trofeo de quien sufre más. Parece que
nuestra cultura favorece el sacrificio, postura heredada
desde tiempos de la conquista de México; donde las
mujeres que se mostraban lindas, buenas, rescatadoras,
protectoras y sumisas eran sinónimo de virtuosas.
Por lo anterior la codependencia es un fenómeno
complicado, poco visible o reconocido en nuestra sociedad
y que a menudo es visto como una conducta natural por
las mujeres mismas. Para trabajar este tema utilizaremos
la definición de Wright que precisa a la codependencia
como un desorden de relación, caracterizado por una
fuerte dependencia hacia una pareja problemática y por
frecuentes estados de insatisfacción y sufrimiento
personal. En este capítulo también entenderemos porque
algunas mujeres están más atentas de las necesidades de
su pareja y de otras personas que de ella mismas.
Para trabajar este tema, te invito a comprometerte con
tu historia y a cambiar el guion que quizá aprendiste en
tu familia de origen; ya que se sabe que las víctimas de
violencia intrafamiliar o quienes tienen una historia
familiar de alcoholismo son más proclives a perpetuar
guiones de vida tóxicos, a desarrollar problemas de
alcoholismo o aceptar conductas de tipo ofensivo.
93
Piensa que más allá de los debates en torno a este tema,
hoy sabemos que la recuperación de la codependencia se
vuelve prioritaria porque de lo contrario, estaremos
condenando a nuestras futuras generaciones a recrear las
cadenas que conducen a la adicción y la violencia.
Una historia real
He observado impotente como Chary se levanta cada
mañana a las 5:30 AM para darse el tiempo de hacer sus
oraciones matinales, a las 7:00 levanta a su hija, la
arregla para llevarla a la escuela y a las 8:00 se desocupa.
Se sienta en el banco de la cocina a esperar el primer
mensaje de Carlos, el padre de su hija, mira el reloj; el
altero de trastes sucios mientras se impacienta. Son casi
las 11:00 y Carlos no se ha acordado de la niña, piensa.
A ella le urge comentarle que su bebé usó los chones
rosas que le trajo en su último viaje; le manda un
mensaje, no recibe respuesta, ella insiste. Son cerca de
las 12:00 y él aún no se ha comunicado, entonces le
escribe un texto que dice: “Carlos ya sé que ni la bebé ni
yo te importamos, quédate con la golfa de tú novia”. Por
fin él responde: “No jodas, no he parado en toda la
mañana, déjame trabajar y me comunico después”.
Entonces Chary se desmorona, se pone a llorar y le marca
a alguna de sus amigas, le dice: “Amiga es un
desgraciado”, mientras llora por el auricular. Después
pasa por la niña a la escuela para comer pollo y verduras
cocidas, no puede permitirse subir ni un gramo; ella
quiere estar perfecta para que Carlos aprecie lo hermosa
que es con la ilusión que se arrepienta, cambie de parecer
y regrese. “No, nenita, no comas galletas a papito le
gustan las flacas”, le dice a su hija; mientras pasa la tarde
deprimida con un té caliente entre las manos y la niña
preguntando: “¿Mamita por qué estás triste?” Por la
noche se va temprano a la cama para repetir una caudal
94
de rezos que en ese estado de ánimo no sé si comprende,
pero ella los reza con la esperanza que Dios le traiga un
príncipe azul que le permita olvidar de una vez por todas
a Carlos.
Chary al igual que Rosa, es codependiente como resultado
de haber crecido sin un cuidado parental nutricio.
Para comprender mejor el tema
Según la Dra. Noriega, existe una fuerte asociación entre
la codependencia y los siguientes factores estresantes:
Cuando la persona ha sufrido la muerte temprana o la
pérdida afectiva de un ser querido, el descuido, la
separación, el divorcio o el abandono de los padres y la
enfermedad crónica de un familiar cercano antes de los
doce años de edad. Lo que explica como Chary quien vivió
la separación de sus padres, ahora de adulta, sufre con la
misma intensidad la separación de Carlos replicando el
dolor que le produjo el abandono de su padre cuando era
una niña.
Cuando hablamos de codependencia tenemos que
remontarnos a los antecedentes históricos de las
adicciones y señalar que no fue sino hasta 1849 que el
Dr. Magnus Huss introdujo por primera vez el término
alcoholismo. En 1875 el Dr. Benjamín Rush le dio la
connotación de patología del alcohol y lo asoció a muertes
que presumiblemente estaban relacionadas con el
consumo. En 1936 nació Alcohólicos Anónimos, una
organización fundada por Bill W. y el Dr. Bob, basada en
la metodología de los grupos protestantes Oxford que
buscaban prevenir la ingesta de alcohol con algunas
tradiciones que habían forjado durante el periodo
conocido como “Ley Seca”. Sin embargo, no es hasta
1940 que las mujeres y familiares de los primeros AA´s
se reúnen para formar un movimiento que los ayude a
95
sanar la devastadora experiencia que les dejó convivir con
un alcohólico.
Así nace Al Anón, para su propósito utilizan el conjunto de
los doce pasos propuestos para los AA, pero no contaban
con investigación o apoyo de ninguna institución. Hasta
ese momento era evidente que la mirada estaba centrada
en el alcohólico, estos eran el problema, la causa y por lo
tanto debían ser la solución.
En 1956 la Organización Mundial de la Salud y la
American Medical Association aceptan el alcoholismo
como una enfermedad, la cual comienza a ser tratada en
hospitales por lo que se empieza a cambiar la creencia
sociocultural respecto al alcohólico. Ante la demanda de
tratamientos surge principalmente en Minneapolis, EUA
una proliferación de clínicas de tratamiento para la
rehabilitación de adicciones, donde nace el modelo
internacionalmente más conocido “Minnessota”, que
pretende ser comprensivo y multidisciplinario; se basa en
la premisa de no querer curar, sino incluir al adicto y
responsabilizarlo de su recuperación. Este modelo está
enfocado en el crecimiento espiritual que apoyado en los
doce pasos de AA, pretende recuperar la dignidad del
individuo mediante el trabajo espiritual y
psicoterapéutico.
En el libro “Ya no seas codependiente”, Melody Beattie
relata cómo el campo de la recuperación siguió
desarrollándose, las clínicas y nuevos modelos de
rehabilitación sustituyeron los viejos métodos y a finales
de los 70’s la preocupación en los centros de tratamiento
dejaron de ser los internos y se enfocaron en sus
familiares queriendo explicar el alto índice de recaídas.
“La comunidad médica volvió sus miradas hacia las
parejas, hijos o padres que actuaban de manera confusa
y tenían reacciones más desconcertantes que el mismo
adicto”. Muy pronto médicos y directivos se dieron cuenta
96
que no podían reintegrar al adicto a la familia si no
atendían a los familiares, quiénes parecían siempre
causar problemas. Melody Beattie dice: “Después de todo
el alcohólico tenía una excusa para sus locuras: estaba
borracho. Estos otros no tenían ninguna, actuaban de ese
modo estando sobrios”.
Para comprender aún mejor el tema
Para Melody Beattie, la codependencia nos imposibilita
tener relaciones plenas, honestas y satisfactorias con
nosotros mismos y con los demás. Por lo tanto, para ella
un codependiente es aquel que ha permitido que la
conducta de otro le afecte y está obsesionado por
controlar su comportamiento.
Bajo esta premisa algunos terapeutas retomaron
propuestas de Al Anón y supusieron que las esposas, hijos
y familiares estaban tan enfermos como los alcohólicos.
Así comenzó el apasionado camino de muchos
profesionales de la salud mental y emocional, quienes al
darse cuenta que la discapacidad más grave que
presentan los codependientes es mantener relaciones
plenas se convirtieron en pioneros del estudio formal de
la codependencia.
En “Más allá de la codependencia” se lee: “Con el tiempo
estos profesionales se dieron cuenta que los pacientes
que acuden en busca de ayuda o tratamiento a clínicas de
salud mental, los enfermos de alcoholismo u otras
adicciones no son los únicos que sufren codependencia. A
veces este comportamiento se enreda de una forma
inevitable con el hecho de pretender ser una buena hija,
esposa o madre. Otras ocasiones tienen su origen en una
espiritualidad distorsionada o en creencias religiosas
erráticas”.
97
Earnie Larsen, conferencista especialista en el tema de
adicciones y recuperación define a la codependencia como
“esas conductas autodegradantes que generan una
disminución a la hora de iniciar relaciones amorosas”, y
la considera una reacción normal ante la gente anormal.
Debo confesar que escribir y trabajar en el campo de las
adicciones comenzó a partir de mi propia necesidad,
porque la codependencia afecto dos áreas claves de la
vida; la relación conmigo y la relación con otros. Hoy
quiero compartir contigo lo aprendido en más de una
década.
Como dice Pía Mellody el origen de la enfermedad se
encuentra en sistemas familiares abusivos,
disfuncionales, menos que nutricios que crían niños que
se convierten en adultos codependientes o dependientes
químicos. Mis padres no fueron abusivos, pero crecí con
muchas de las reglas de las familias disfuncionales; con
un discurso orientado a la autonomía, pero educada para
la codependencia y la fantasía. De mi propia experiencia
aprendí que nuestra misión como educadores es
orientarnos a lo funcional y nuestra responsabilidad es
practicar conductas sanas pues no debemos olvidar que
la codependencia es aprendida; recuerda el caso de
Chary, ella aprendió a ser codependiente y no se da
cuenta que mediante su adicción al drama, al conflicto y
al sufrimiento está formando a una codependiente en
potencia.
Conclusión
En el libro “¿Qué es la codependencia y de dónde
procede?”, Pía Mellody escribe que la codependencia
proviene de experiencias de la infancia donde los padres
indujeron o transportaron sentimientos de inadecuación a
sus hijos. Así podemos observar cómo la vergüenza, ira,
culpa o miedo pueden ser transgeneracionales o
98
heredarse vacíos emocionales de padres a hijos. Por lo
tanto, la recuperación de la codependencia es necesaria
porque no se puede ser una pareja o figura parental eficaz
cuando se está inmerso en emociones perturbadoras.
Para terminar de definir qué es la codependencia me
apegaré a los trabajos realizados por la Dra. Mellody,
quien al hablar de codependencia se refiere a “un adulto
que, debido a las experiencias disfuncionales de su niñez
carece de la capacidad para actuar con madurez y vivir
una existencia plena y válida”.
En el mundo moderno la familia encuentra su origen en el
matrimonio y consta de esposo, esposa e hijos nacidos de
su unión. Es un espacio donde sus miembros se
mantienen unidos por lazos legales, económicos y
religiosos quienes, además, establecen una cantidad
variable y diversificada de sentimientos como amor,
afecto, respeto, temor, etc. Para Coomaraswamy, la
familia “es el lugar donde las personas aprendemos a
cuidar y a ser cuidadas, a confiar y a que se confíe en
nosotros, a nutrir a otras personas y a nutrirnos".
Para finalizar:
La familia tiene como función satisfacer las necesidades
de abrigo, alimento y protección física para lograr la
subsistencia integral de todos sus miembros, debe
promover lazos de afecto y de unión social para la
convivencia con otros seres humanos. Debe impulsar el
desarrollo de la identidad personal ligada a la identidad
familiar y a la del grupo social a donde pertenece; lo que
permite adquirir integridad y fortaleza para enfrentar
nuevas experiencias.
99
La familia tiene la obligación de fomentar la libre relación
entre sus miembros y permitir el proceso de individuación
mediante el respeto y reconocimiento de cada integrante.
Los padres debemos promover que los miembros de la
familia participen socialmente con el objetivo de que los
hijos aprendan cómo integrarse a sus roles sociales,
facilitar el desarrollo, el aprendizaje y la realización
creativa. Además, debemos mantener la unión y
solidaridad con un sentido de libertad, autonomía y
respeto a los valores que se establecen y transmiten.
A lo largo de la historia, la familia ha sufrido diversos
cambios, el trabajo, la educación, la formación religiosa
han incidido en las funciones y la estructura familiar;
estos cambios están relacionados con el rol que
desempeña la mujer dentro de la sociedad. De este
proceso socio-evolutivo el mundo contemporáneo nos
presenta toda una gama de posibilidades para establecer
los tipos de familias que hoy existen. Así reconocemos a
la familia nuclear formada por padres e hijos (si los hay);
también conocido como «círculo familiar». Familia
extensa la cual incluye a los abuelos, tíos, primos y otros
parientes, sean consanguíneos o afines. Familia
compuesta formada por un padre y/o madre con hijos que
tienen un vínculo consanguíneo sólo con alguno de los
dos. Familia monoparental en la que el hijo o hijos vive(n)
sólo con uno de sus progenitores.
También existen otros tipos de familias, aquellas
conformadas únicamente por hermanos o por amigos
donde el sentido de la palabra "familia" no tiene que ver
con un parentesco de consanguinidad, sino con
sentimientos como la convivencia, la solidaridad y
aprecio. Hoy se considera familia a quienes viven juntos
en un mismo espacio físico por un tiempo considerable y
debemos considerar que cada vez hay más familias
recompuestas de padres casados en segundas nupcias o
casos de familias monoparentales que se unen. También
100
he observado que las familias sin hijos son el resultado
de una libre elección de los padres, elección que se da por
el control de natalidad y la anticoncepción. Hoy las
parejas, especialmente en los países más desarrollados a
menudo eligen no tener hijos o posponer su nacimiento
hasta gozar de una óptima situación económica.
Tareas:
Te invito a realizar el siguiente ejercicio, si lo haces con
consciencia encontraras cosas muy interesantes
Te invito a describir las cualidades y defectos de tus
ancestros, escribe cuando menos 10 para cada uno, si no
conociste a tus progenitores escribe cómo los imaginas o
las historias que escuchaste de ellos.
¿Te das cuenta que las personas aprendemos y
heredamos ciertos patrones de comportamiento? Te
tengo una gran noticia, si en tu familia encuentras
valores, conductas o guiones que sabotean tu vida, hoy
101
puedes elegir modificarlos. No eres un ser determinado,
eres una persona en potencia llena de posibilidades.
Comprometerte con tu historia personal y resignificar los
eventos del pasado te ayudará a clarificar tus áreas de
oportunidad. Cuanto más analices tu origen más fácil te
será elegir terminar con las creencias, conductas y
guiones tóxicos con los que has saboteado tu vida.
102
Capítulo 12. Cuando el Sistema Familiar es tóxico
Introducción
Dado que este modelo se enfoca en la prevención me
concentraré en este capítulo en analizar y comparar las
conductas que tienen los sistemas familiares funcionales
y disfuncionales para obtener un marco referencial.
Comprenderemos cuáles son las funciones de la familia y
concientizaremos los tipos de familias que existen en la
sociedad contemporánea e identificaremos los roles que
necesitan adoptar los hijos dentro de las familias
disfuncionales para sostener al sistema. También
comprenderemos porque los miembros de una familia
toxica o disfuncional realizan un esfuerzo sobrehumano
para sostener un sistema que les causa descontento y
frustración.
Un caso real
Mariana nació en una familia con padres
sobreprotectores, quienes satisfacían todos sus deseos y
necesidades y quienes no le enseñaron cómo lidiar con la
frustración. Cuando Mariana tenía 9 años se enteró que
su madre tenía una relación extramarital con otro señor.
En ese momento Mariana se sintió traicionada y enojada
porque se dio cuenta de que se habían transgredido todos
los valores que le habían inculcado. Mariana no
comprendía la incongruencia de su madre y el
permisivismo de su padre. A su corta edad Mariana no
comprendía por qué el audio no checaba con el video. De
ser una estudiante exitosa, Mariana bajó sus notas y
comenzó a dar muchos problemas.
A los 12 años empezó a consumir alcohol y sustancias
psicoactivas. Para mí es claro que este consumo era el
inicio de una adicción. Si etimológicamente adicción viene
del prefijo a que significa sin y dicción que significa hablar,
103
Mariana había hallado algo que le estremecía. Pronto el
sistema familiar de Mariana sufrió grandes cambios, sus
padres se volvieron codependientes de ella y como no
supieron lidiar con la situación de forma sana y asertiva,
la carrera alcohólica de Mariana fue creciendo.
Su madre sentía culpa, su padre la sobreprotegió aún más
y su hermano parecía no darse cuenta de lo que ocurría;
la familia de Mariana pronto se encontró muy enferma.
Ella consumía sustancias y sus padres la consumían a ella.
Sus padres sabían del consumo de Mariana, sin embargo,
lo solapaban. Se volvieron facilitadores dándole dinero y
permisos para que siguiera consumiendo; en ese hogar
no existían límites funcionales. Cuando finalmente ellos
se divorciaron y Mariana eligió vivir con su padre, ellos se
mentían respecto al consumo de su hija.
Para comprender mejor el tema
En la conformación y desarrollo de cualquier familia
intervienen aspectos psicológicos, sociales, sexuales y
afectivos, para comprender este fenómeno resulta útil ver
a la familia como un sistema vivo, teoría que postulan
autores de corte sistémico donde se ve a la pareja como
una entidad que cumple ciclos vitales.
Para Virginia Sátir el ciclo vital de la pareja inicia con la
separación de los miembros de la pareja de su familia
nuclear. La conformación de una nueva pareja se facilita
si se ha logrado independencia y autonomía, este proceso
no es sencillo, por la nostalgia y la incertidumbre que
depara lo desconocido y en ocasiones también por la falta
de confianza respecto a la elección de pareja.
Las personas debemos considerar que la etapa de
noviazgo es un tiempo de preparación para el matrimonio,
su finalidad es la elección de la persona con la cual se
pretende conformar una familia; es el espacio para el
104
conocimiento mutuo. El noviazgo es una etapa clave en la
constitución de la pareja, ya que las vivencias que se
tengan en el mismo, darán paso al matrimonio y serán la
base para comenzar a constituir una nueva célula para la
sociedad.
Los jóvenes deben pensar que la elección de pareja será
determinante para la vida. Antoni Bolinches en su libro
“Amor al Segundo Intento”, establece que para que una
pareja pueda funcionar debe cubrir cuatro requisitos
indispensables. El primero es que tengan acoplamiento
sexual, el segundo la compatibilidad de caracteres, el
tercero coincidir en la escala de valores y el cuarto
compartir visión o proyecto de vida.
Bolinches dice: “La relación de pareja está en crisis”. Pues
si bien no hemos encontrado otra institución que sea
funcional, nos seguimos vinculando en el matrimonio
porque la sociedad no ha encontrado una mejor manera
de relacionarse. Lo hemos hecho así los últimos 3,000
años sin pensar que las personas deberíamos elegir a
nuestra pareja porque nos conviene y no sólo porque nos
gusta.
Para Bolinches un predictor de éxito en la relación marital
es el nivel de madurez que tienen los miembros de la
pareja, ya que la madurez influirá en la capacidad para
solucionar diferencias, entender al otro y ser asertivos.
Las relaciones producto de la unión de individuos que no
han alcanzado madurez no tienen buen pronóstico, razón
por la que uno de cada tres matrimonios termina en
separación en los países considerados del primer mundo.
Los expertos en tema de pareja saben que cuando alguno
de los miembros recibió una educación permisiva y sin
límites claros, ese niño o niña llegará a la adultez siendo
inmaduro. Por otra parte, cuando la educación fue
demasiado autoritaria y el niño o niña creció con poco
afecto, llegará a la adultez siendo un reprimido; situación
105
que en ninguno de los casos favorece una relación
funcional.
En mi experiencia he observado cómo los matrimonios
que no logran un sano desprendimiento de sus
respectivos padres tienen mayores conflictos. He visto
que las carencias o excesos que recibimos cuando éramos
niños aumentan las discrepancias y que, el vacío interior
suscitado por el pragmatismo, materialismo, hedonismo
y utilitarismo moderno y postmoderno favorecen
relaciones inestables. En los códigos civiles se dice que el
matrimonio es “una institución de carácter público e
interés social, por medio de la cual un hombre y una
mujer voluntariamente deciden compartir un estado de
vida para la búsqueda de su realización personal y la
fundación de una familia”. En esta etapa se presenta un
proceso de adaptación que presenta sus propios retos y
conflictos por el choque de expectativas, la muerte de las
idealizaciones, y el intento por conservar la
individualidad, lograr equilibrio y ponerse de acuerdo en
diversos aspectos como la manutención de la pareja, los
bienes materiales y las relaciones sociales. Cuando una
persona no tiene un nivel de madurez óptimo le resulta
difícil dividir e intercambiar las labores dentro del hogar,
integrar un sistema de seguridad emocional interno que
incluya a uno mismo y al nuevo compañero. A las
personas inmaduras les cuesta más trabajo establecer
relaciones sanas con la familia extendida, hablar del
manejo de la sexualidad y solucionar problemas
económicos. Estos retos que tiene la pareja evidencian
porqué las estadísticas revelan que el 42 % de los
problemas que no se solucionan en el inicio de la relación
seguirán vigentes durante el matrimonio.
Para Bolinches los valores de una pareja crean su estilo
de vida. Tener diferencias en los valores estructurales
como religión, ideología política, cultura o nacionalidad
pueden entorpecer la relación. Imagina que siendo un
106
católico tradicional eliges por pareja a una agnóstica,
¿qué sucederá cuando tengan que educar a los hijos o si
pertenecen a diferentes partidos políticos y ambos son
muy apasionados? Seguramente una pareja que no tiene
los pilares de los cuales habla Bolinche, llegará al tercer
ciclo de la relación con vacíos insalvables.
Esta tercera etapa comprende un reto mayor, la llegada
de los hijos.
Un niño requiere de espacio físico y emocional, y un hijo
influye tanto en la vida personal como en la vida familiar
de la pareja; por eso se vuelve necesario una
reestructuración del contrato matrimonial que fortalezca
la sana integración de los hijos en la vida cotidiana de la
pareja. Los retos en esta etapa consisten en encontrar
apoyo mutuo que asegure el bienestar de la madre y del
bebé, y corresponsabilizar al padre en el cuidado de su
criatura. ¿Cómo garantizar un anclaje emocional que
permita a la pareja disfrutar y compartir nuevas
actividades? En esta etapa la pareja puede sufrir
separación emocional por la relación simbiótica que se da
entre madre e hijo, donde el padre puede llegar a sentirse
en ocasiones excluido. La manera hábil para prevenir usar
al recién llegado como un medio para gratificar las propias
fantasías o carencias es evitar hacer a un lado al padre de
los cuidados que el recién nacido necesita.
Pretender dar a nuestros hijos lo que no tuvimos o que
ellos satisfagan nuestras expectativas es un error en la
educación y una falta de respeto a su individualidad. Es
importante la participación de ambos padres en la
educación de los hijos ya que su presencia en los primeros
años de vida es determinante para el desarrollo de una
personalidad sana.
La relación de pareja es un desafío personal porque
evoluciona, cambia y cada cambio presenta nuevos retos.
En la cuarta etapa la pareja ha de vivir la adolescencia de
107
sus hijos, etapa en la que observamos una época de
experimentación y definición, tanto de los hijos como de
los padres, quienes sufren crisis, ya que en esta etapa
muchas parejas tienden a darse cuenta que comparten
poco y no tienen mucho en común. El reto será construir
intereses mutuos y/o corresponsabilizarse de la toma de
decisiones en la crianza de los hijos hasta que éstos
logren su independencia.
En la quinta etapa se consolida la madurez matrimonial,
etapa donde las personas mayores deben adaptarse a la
pérdida y retos que la edad presenta. Es un periodo de
pérdidas y la pareja debe encontrar actividades que les
causen placer, donde encuentren amistades y
experiencias significativas. Cuando el hombre se retira de
la actividad laboral, la mujer siente invasión del espacio
que antes controlaba y es preciso definir los espacios
donde cada uno pueda actuar; de lo contrario, existe el
peligro que se lleguen a perder la estima y el respeto, y
aparezcan la ansiedad, la tensión y los estados
depresivos.
Conclusiones
A lo largo del ciclo vital de la pareja, los miembros de la
familia irán adoptando ciertos roles o una combinación de
ellos que permiten que el sistema funcione como un
engranaje casi perfecto. La siguiente propuesta es
original de Virginia Satir y fue adaptada por Claudia Black
y Wegscheider para comprender el funcionamiento de las
familias disfuncionales.
“En un sistema familiar adictivo o depresivo, la
enfermedad se convierte en el principio organizador. La
persona afectada es la figura central, desde el cual todos
los demás hacen lo que pueden para darle una mayor
consistencia, estructura y seguridad al sistema familiar
108
que se torna impredecible, caótico y atemorizante”. Para
ello los miembros de la familia adoptarán un rol o una
combinación de los siguientes cinco personajes:
El héroe familiar o el hijo responsable, quien se muestra
perfeccionista, tiene como fortaleza ser exitoso,
organizado, muestra habilidades de líder, es decidido, con
iniciativa, es disciplinado, orientado a logros, pero tiene
dificultad para escuchar, inhabilidad para seguir a otros,
para relajarse y le falta espontaneidad. Es inflexible,
indispuesto para pedir ayuda, tiene gran temor a
equivocarse y severa necesidad de tener el control;
piensa: “Si yo no lo hago, nadie lo hará”. Los héroes
familiares creen: “Si yo no lo hago pasará algo malo o las
cosas empeorarán”. Este rol en ocasiones es asumido por
la madre, especialmente cuando la relación de pareja
presenta asimetría de poder y la mujer tiene una relación
parental con su compañero, a quien en ocasiones incluso
llega a pedirle permiso sobre sus decisiones.
El segundo rol es el del niño perdido, quien funciona como
adaptador del ambiente. El niño perdido se muestra
independiente, inflexible, tiene habilidad para seguir
instrucciones, una actitud ligera, es tranquilo, pero le
cuesta tomar la iniciativa, sufre aislamiento, temor de
tomar decisiones, falta de dirección, se siente ignorado y
olvidado. Sigue instrucciones sin cuestionar y tiene
dificultad para percibir opciones y elecciones. Piensa: “Si
no me involucro no saldré herido”, porque cree: “De todos
modos no puedo hacer nada” “Es mejor no llamar la
atención”.
El tercer rol lo asume el chivo expiatorio, quien
habitualmente se presenta como el hijo “problema”. El
chivo expiatorio es creativo, muestra menor negación de
los problemas familiares y tiene mayor honestidad
emocional porque es cercano a sus propios sentimientos.
109
Tiene habilidad para liderar en sentido negativo y una
expresión inapropiada del enojo. Al chivo expiatorio le
cuesta seguir instrucciones. En la adolescencia puede ser
autodestructivo, intrusivo o irresponsable; puede
presentar problemas sociales como vandalismo,
embarazo en la adolescencia, abandono escolar o
adicción, conductas con las que busca llamar la atención
y con las que pretende disminuir la tensión negativa que
viven sus padres. Siente que tiene bajos logros o es
inconstante, se muestra desafiante y rebelde. Piensa: “Si
grito lo suficientemente fuerte alguien me va a escuchar”
y cree que es mejor tomar lo que él quiere porque de lo
contrario en esa casa nadie le va a dar nada. En mi
experiencia he visto que quien asume el rol de chivo
expiatorio rara vez es consciente que lo que busca con su
comportamiento es llamar la atención de los padres para
darle sentido y mantener el sistema familiar.
El cuarto rol lo asume el aplacador, quien se muestra
como un pacificador en el sistema. El aplacador es
confiable, cariñoso y compasivo, se muestra empático, es
bueno para escuchar y es sensible a las necesidades de
otros. Se entrega fácilmente, tiene bonita sonrisa, se
ocupa de dar pero muestra inhabilidad para recibir. Niega
sus necesidades, tiene alta tolerancia ante conductas
inapropiadas, falsa culpa, a veces es tímido y piensa: “Si
soy agradable le voy a gustar a la gente”. El adaptador
cree: “Si señalo a otro, yo no soy señalado y eso es
bueno”. Cuida a otros porque está convencido que: “Si
me hago cargo de ti, no me dejarás ni me rechazarás”.
Se muestra hipervigilante y tiene temor al rechazo.
Por último, en las familias disfuncionales hay una
mascota, quien es alegre, juguetona y divertida. La
mascota tiene sentido del humor, es flexible, capaz de
aliviar el estrés y el dolor. Le gusta llamar la atención, se
muestra distraída, inmadura, con dificultad para
concentrarse y poca habilidad para tomar decisiones y
110
estructura. Piensa que necesita distraer para bajar la
intensidad negativa y cree: “Si hago reír a la gente no
habrá dolor”.
Para finalizar
Supongo que ya identificaste que roles desempeñaste en
tu familia o cuáles desempeñan tus hijos. Este
conocimiento me permitió moverme de lugar. Aprendí
que había vivido actuando de cierta manera para
pertenecer, pero que si no me hacía feliz, tenía la libertad
de ir a un espacio más sano. Descubrí que cuando un
miembro del sistema decide moverse, los otros, poco a
poco, también lo hacen. A mí me llenaba de ansiedad
pensar que tenía una familia disfuncional o que había
crecido en una, hasta que comprendí las diferencias que
separan a unas de las otras.
El psicólogo John Bradshaw, experto en el campo del
crecimiento personal, ha creado las reglas de las familias
disfuncionales:
En las familias disfuncionales se deben controlar los
sentimientos y el comportamiento en todo momento, Se
propicia relacionarse desde los mecanismos de defensa
con el fin de salvaguardar la estabilidad. Los miembros
aprenden a negar, minimizar, racionalizar y justificar para
poder sobrevivir y no sentirse expuestos o vulnerables.
Los miembros de las familias disfuncionales tienen la idea
que se debe hacer todo bien. El miedo a no ser suficiente,
a no cumplir lo que se espera de ellos, los obliga a vivir
pendientes de no perjudicar la imagen de otros miembros
de la familia. Quienes viven en estos sistemas
experimentan mucha ansiedad. Los miembros de estas
familias tienden a culpabilizar cuando las cosas no salen
como las planean. Se culpan o culpan a otros para no
experimentar el dolor. En las familias disfuncionales no se
111
puede hablar honestamente respecto a los sentimientos,
necesidades o deseos para no incomodar a otros
miembros. No se comentan las inquietudes, nadie habla
de la soledad, ni de sus problemas con el fin de mantener
la imagen controlada y el aparente perfeccionismo. No se
pueden cometer errores. Se considera que los errores
implican vulnerabilidad y esto resulta muy amenazante.
Se busca encubrir la falta para no ser objeto de crítica, lo
que propicia inmadurez en los miembros de la familia y
no produce experiencias significativas donde las
consecuencias sean vistas como aprendizaje. En las
familias disfuncionales no se puede confiar, se promueve
la creencia que las personas no son confiables, también
se repiten conductas de generaciones anteriores
asociadas al no merecimiento, al sacrificio, a la rigidez
moral, etc. El conjunto de estas reglas favorece que ni los
padres, ni los niños, satisfagan sus propias necesidades,
perpetuando el círculo de desconfianza.
Para finalizar, Alice Miller, psicoanalista especialista en
maltrato durante la infancia, determina que quienes se
vieron expuestos a tres o más de estas reglas crecieron
con una pedagogía venenosa y aunque no he encontrado
una familia que sea ciento por ciento funcional, reconozco
que existen unas más sanas que otras.
He observado que los sistemas familiares abusivos son
aquellos dónde los adultos se creen los dueños del niño
dependiente y favorecen la dependencia y la no
individuación. Son sistemas donde los adultos determinan
en forma absoluta (como si fueran Dioses) lo que está
bien y lo que no, son sistemas donde los hijos son
responsables de los estados emocionales de los padres.
Son familias en las que los hijos buscan salvaguardar la
imagen de los padres, proteger la idea de superioridad, y
la perfección de los adultos. No se afirma a los niños y se
concentran más en los educadores que en los educandos,
donde continuamente los adultos se sienten
112
sobrepasados por situaciones que corresponden al diario
vivir y donde se cree que el éxito de la educación consiste
en domar o someter la voluntad de los hijos.
Por lo tanto, la diferencia básica entre las familias
funcionales y las que no lo son, estriba en el trato que
reciben los niños. En las primeras, los niños son lo más
valioso y la atención está centrada en el ser de la persona
y en el desarrollo de habilidades que favorezcan la
autonomía, mientras que en las familias disfuncionales lo
importante es el tener y el hacer y la atención está
centrada en las necesidades de los adultos.
Tareas:
Observa que la crianza de hijos emocionalmente sanos va
de la mano del desarrollo de padres emocionalmente
sanos; en la medida en que estemos conscientes y
dispuestos a trabajar en nosotros mismos, la perspectiva
respecto a nuestra vida y a la relación con los hijos
cambiará y se enriquecerá.
La tarea para esta sesión es sensibilizar y analizar las
reglas que tienen en casa para asimilar la información que
hemos trabajado hasta hoy.
Reflexiona sobre cada uno de los temas tratados a lo largo
de estas semanas. En esta ocasión piensa en ti, como
hijo(a), como niño(a), en diferentes etapas de tu vida y
hasta el día de hoy. ¿Hay algún aspecto de tu crianza, de
lo que tus padres te dieron o dejaron de dar que te
gustaría cambiar? ¿Cómo lo harías si tú fueras tu propio
cuidador primario el día de hoy?
¿Te das cuenta de que hoy eres tu cuidador primario?
Te pido que identifiques los roles que sostienen a tu
sistema familiar.
113
A continuación, te presento “las reglas de oro que todo
padre y madre deben conocer”:
- No arregles problemas serios con tu pareja en
presencia de tus hijos. Las malas palabras y los pleitos les
generan inseguridad.
- No hagas por ellos lo que pueden hacer por sí
mismos.
- Fomenta en ellos el desarrollo de hábitos saludables
como ejercicio, arte, tiempo al aire libre y la participación
en quehaceres domésticos.
- No hagas diferencias entre los hermanos. Si lo
haces afectarás su autoestima y generarás
resentimientos.
- Cumple con firmeza todas tus promesas.
- No les des todo lo que te pidan, ayúdalos a templar
su carácter.
- No les mientas, ni los hagas mentir por ti. Te
perderán la confianza
- No los reprendas o castigues delante de la gente. Si
lo haces estarás reforzando la conducta que quieres
extinguir y los harás sentir avergonzados.
- Contesta sus preguntas, escúchalos, apóyalos y
compréndelos.
- Por cada cosa negativa o defecto que le digas
resalta dos cualidades positivas.
- Conoce a sus amigos, interésate por sus cosas.
- Llénalos de muestras de afecto, que sientan tú
presencia amorosa.
Por último, quiero recordarte que un adulto abusivo
atemoriza, pero no educa.
114
115
Capítulo 13. Desarrollo y educación de la sexualidad
humana, las metas y el cómo de la educación sexual
en la familia.
Introducción
En este capítulo comprenderemos la diferencia entre sexo
y sexualidad, veremos que el sexo clasifica a los
individuos de acuerdo con sus características biológicas y
genitales: vulva-vagina y pene-testículos, en sexo
femenino y sexo masculino; mientras que la sexualidad
es un constructo biopsicosocial que determina lo que
llamamos género que significa lo que para cada persona
representa ser mujer o ser hombre.
Alguna vez has hablado con tus hijos y con tú pareja
¿Cómo nacen los niños? Les has preguntado o contado
¿Cómo nacieron? ¿Has podido hablar de las diferencias
entre los niños y las niñas? ¿Cuántas veces has platicado
en familia de dónde vienen los niños? ¿Compartes estas
creencias con tú pareja? Les has explicado a tus hijos
¿Qué es una violación? ¿Qué es un abuso sexual? ¿Qué
hacer en caso de un abuso? ¿Cómo se embaraza una
mujer? ¿Para qué se usan las toallas sanitarias? ¿Qué es
un condón? ¿Para qué sirve? No lo has hecho… te estas
tardando.
Para comprender mejor el tema
Sabías que Marcela Lagarde determina que ser mujer o
ser hombre es un hecho sociocultural e histórico que va
más allá de las características biológicas que diferencia
constitutivamente al macho de la hembra. Ella dice que el
género se refiere a un complejo de características
económicas, sociales, jurídico-políticas, y psicológicas
determinadas que se crean en cada época, sociedad y
116
cultura. Por lo tanto, para Lagarde el género es un
constructo histórico producto de la relación entre biología,
sociedad y cultura, y por ser históricos devienen y
presentan una enorme diversidad. Por eso ser hombre no
siempre significó lo que entendemos hoy, ni ser mujer
representa lo mismo hoy que lo que pudo significar para
nuestras abuelas o bisabuelas.
Aunque la definición médica dominante en la concepción
de sexualidad incluye las características sexuales y la
base de lo sexual es la reproducción, nuestra cultura mira
al género como algo que nos permite nacer, vivir y morir
como hombres o mujeres. Por lo tanto, el reto es enseñar
a nuestros hijos cómo actuar como hombres y mujeres en
un marco respetuoso, amoroso e íntimo que favorezca la
dignidad humana.
Para el desarrollo de una sexualidad sana, los padres de
familia debemos procurar crear un ambiente de
congruencia donde si los hombres dicen respetar a las
mujeres, los padres efectivamente valoren con su actitud
a la madre para no caer en el juego de los dobles
mensajes y viceversa, las mujeres que dicen respetar al
hombre no deben ser cómplices de sus hijos o devaluar la
figura paterna; porque con esas actitudes sólo confunden
a los hijos.
La meta de la educación sexual, es formar un carácter
capaz de evaluar consecuencias, una voluntad firme que
pueda discernir entre lo conveniente de lo inconveniente,
un pensamiento crítico capaz de medir riesgos y una
autoestima tan sana, como para decir no, cuando una
situación no resulte favorable.
Para que nuestros hijos sean capaces de expresar sus
afectos necesitan padres que hayan modelado armonía,
integridad y respeto. Nosotros somos el ejemplo de donde
ellos aprenderán cómo deben actuar los hombres y las
mujeres. Por eso Martha Lamas propone en uno de sus
117
artículos que para lograr “un desarrollo más equitativo y
democrático en la sociedad se requiere la eliminación de
los tratos discriminatorios contra cualquier grupo, en el
caso específico de la discriminación contra las mujeres, se
ha vuelto una necesidad de los gobiernos federales,
estatales y municipales; el diseño de políticas que tomen
en cuenta las condicionantes culturales, económicas y
sociopolíticas que favorecen la discriminación femenina”.
Estas condicionantes no son causadas por la biología, sino
por las ideas y prejuicios sociales, que están entretejidas
en el género, o sea, por el aprendizaje social. Por más
que la igualdad entre hombres y mujeres esté consagrada
en el artículo 4º de nuestra Constitución; es necesario
reconocer que una sociedad desigual tiende a repetir la
desigualdad en todas sus instituciones. El trato igualitario
dado a personas socialmente desiguales no genera por sí
solo equidad. Además, no basta con declarar la igualdad
de trato, cuando en la realidad no existe igualdad de
oportunidades. Para alcanzar un desarrollo equilibrado y
productivo del país, urge establecer condiciones de
igualdad de trato entre hombres y mujeres, desarrollar
políticas de igualdad de oportunidades y, sobre todo,
impulsar una educación con igualdad de oportunidades.
Una historia real
En un taller del ciclo escolar pasado tuvimos la fortuna
que asistieron padres y madres de familia, entonces hice
un ejercicio de sensibilización en pareja; les pedí a los
padres de familia que por separado contestaran ciertas
preguntas para ver qué respuestas habían dado a sus
hijos. Para el asombro del grupo casi ninguna pareja
coincidió en los conceptos esenciales respecto a lo que
sexo, sexualidad, reproducción y género significaban para
ellos.
118
Entre los casos que más recuerdo fue el de una pareja
que confundió a su hijo de la siguiente manera: Cuándo
ella tuvo que contestar ¿De dónde vienen los bebés?,
Respondió, de París. Pero el papá, contestó que los traía
la cigüeña; te imaginas el grado de complicación en la
cabeza de esa pobre criatura que tuvo que asumir que los
bebés vienen desde Paris traídos por una cigüeña.
En este capítulo te invito a reflexionar cómo la educación
sexual debe proporcionar a nuestros hijos información
veraz sobre los aspectos biológicos del ser humano y
coadyuvar en la construcción de su ideología y género.
En mi opinión la educación sexual debe ayudar a los niños
y niñas a comprender las fases de su desarrollo y
contribuir a su educación integral para formar hombres y
mujeres con una identidad sexual plena, propiciar que los
Jóvenes estén dotados de herramientas para cuidarse y
respetar a otros. Necesitamos educar a nuestros hijos en
una cultura que favorezca la comunicación y la equidad,
si deseamos construir una sociedad más justa y
armoniosa. Para lograr tan compleja labor, los padres de
familia hemos que aprender a orientar la educación
sexual de nuestros hijos desde dos perspectivas básicas:
La primera con información referente al sexo y la segunda
con lo referente a su género o sexualidad.
Para lograr buenos resultados es indispensable que la
educación sexual se construya en un ámbito delicado,
respetuoso, privado, verdadero y oportuno. Para tener
éxito considero que seremos eficaces si tratamos estos
temas en un escenario privado, donde nuestros hijos
puedan sentirse a gusto para expresar en confianza todas
sus inquietudes. Creo que la educación sexual debe ser
preventiva, congruente a los valores de respeto,
honestidad y responsabilidad que hemos venido
promoviendo a lo largo de este manual, pero sobretodo
te invito a facilitar el autocuidado en tu hijo y aprovechar
119
las situaciones del diario vivir para que él o ella pueda ver
a la sexualidad como lo que es, una parte natural de la
vida.
Conclusiones
Considero que hay que ser prudentes en el tipo de
lenguaje e imágenes que mostramos a los niños y que
éstas deben ir acordes a su edad, si tu hijo tiene alguna
pregunta indaga ¿qué es lo que verdaderamente quiere
saber? Recuerda que los niños tienen un pensamiento
muy concreto, no evadas sus preguntas porque sientes
vergüenza, contesta siempre con la verdad; si tratas este
tema con respeto tus hijos aprenderán que son temas
serios que merecen ser tratados en privacidad e
intimidad¸ ellos aprenderán a respetarse y respetar al
otro y recuerda que construir una educación sexual sana
es algo que hacemos desde que el niño nace. Nunca como
hoy nuestros hijos han estado más expuestos a tanto
bombardeo de los medios de comunicación, las
generaciones actuales exigen y necesitan estar bien
informados para no dejarse llevar por el contenido de la
programación abierta, los spots publicitarios y la letra de
las canciones.
Para finalizar
Como sé que la educación sexual es un tema delicado pedí
al aliado de Fundación Unidos para Prevenir AC, “Los
Guardianes”. su ayuda para que con un artículo nos
ayuden a profundizar en este tema, te invito a poner
especial atención al anexo que encontraras en el siguiente
capítulo.
Tareas
Responde a las siguientes preguntas:
120
¿La sexualidad es un tema que prefieres evitar?
¿Consideras que tienes la tarea de enseñar a tus hijos
cómo manifestarse, comunicarse, cómo sentir y vivir
como hombre o mujer?
¿Sabías que la manera en que tus hijos expresen su
sexualidad es algo aprenderán de ti?
¿Consideras que tu quehacer formativo se reduce a
explicar a tus hijos la sexualidad asociada a un cuerpo
biológico?
Tareas
Ponte en el lugar del otro El objetivo de esta tarea será
desarrollar empatía y comprender la riqueza de la
diversidad y la necesidad de respetar al género opuesto.
Indicaciones
Todos los participantes se quitan los zapatos al iniciar el
ejercicio. En sus respectivos lugares, cada uno reflexiona
sobre su vida y sus obligaciones cotidianas, también
sobre la diversión y la familia. Cada participante puede
compartir como es su vida. Aún en reflexión y sin hablar,
el facilitador pide a los participantes que reflexionen cómo
les gustaría ser tratados y respetados, qué actitudes de
los demás les ayudarían a sentirse comprendidos y
aceptados tal y como son. El facilitador explica a los
participantes que escojan al azar unos zapatos que no
sean los suyos y se los pongan por cinco minutos,
caminado con ellos y a la vez reflexionando ¿cómo será la
persona dueña de estos zapatos? ¿cómo será su vida?
¿cómo le gustaría ser tratada?
Los participantes buscarán a la persona dueña de los
zapatos que traen puestos y se sentarán a conversar en
la siguiente dinámica. Durante 5 minutos cada uno
121
hablará de sí mismo(a), de cómo le gustaría ser
tratado(a), de cómo es su vida y cuáles son su planes y
proyectos. Acto seguido el otro repetirá sin juicios lo que
comprendió y preguntará al que habló si se sintió
escuchado; con cambio de roles.
Te invito a compartir las reflexiones y aprendizajes que
obtuviste de la lectura de este manual con una persona
cercana a ti. ¿De qué te has dado cuenta? ¿Hay algo que
te gustaría cambiar? ¿Cómo quieres hacerlo?
122
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