como pensar y enseÑar a pensar para el aprendizaje de la vida personal y escolar del niÑo
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CENTRO REGIONAL DE EDUCACIÓN NORMAL“DR. GONZALO AGUIRRE BELTRÁN”
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR 2° “B”TUXPAN, VER., CLAVE 30DNL0002X
NOMBRE:
DULCE PALOMA GARCÍA PÉREZ
ENSAYO
COMO PENSAR Y ENSEÑAR A PENSAR PARA EL APRENDIZAJE
DE LA VIDA PERSONAL Y ESCOLAR DEL NIÑO
CURSO:
ADECUACIÓN CURRICULAR
DOCENTE:
MTRA. HERCY BAÉZ CRUZ
SEMESTRE: 3° GRUPO: “B”
TUXPAN, VER.; A 26 DE NOVIEMBRE DE 2013.
CENTRO REGIONAL DE EDUCACIÓN NORMAL“DR. GONZALO AGUIRRE BELTRÁN”
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR 2° “B”TUXPAN, VER., CLAVE 30DNL0002X
Como pensar y enseñar a pensar para el aprendizaje de la vida
personal y escolar del niño
El pensamiento lo utilizamos constantemente, aunque no siempre
conscientemente. La vida es pensamiento y gran parte de ella lo invertimos en
resolver problemas, relacionados con cuestiones cotidianas, personales o
profesionales, pero en ocasiones no somos capaces de resolver estos problemas a
pesar de no ser tan complicados. La adecuada utilización de los conocimientos,
aptitudes y habilidades del pensamiento podría ser suficiente para dar respuesta
acertada a esos problemas que vienen de fuera y desde nosotros mismos. La
solución, es necesario saber pensar.
No obstante, saber pensar implica saber dar respuestas rápidas y validas a
diferentes situaciones o problemas planteados pero esto requiere de un mayor
esfuerzo y recursos cognitivos. Brown (1978) destaca la importancia que tiene
saber cuándo uno sabe, saber lo que uno sabe, saber lo que necesita saber y
conocer la utilidad de las estrategias de intervención para adquirir dicho
conocimiento.
Debemos saber cómo pensar en diferentes momentos y situaciones. Los procesos
de pensamiento pueden variar de unas personas a otras, así como, de unas
situaciones a otras.
Aprender a pensar favorece el desarrollo de habilidades del pensamiento ya que
se aprende a saber cuándo pensar, en que pensar y como pensar, así, la persona
consigue ser más hábil en su forma de pensar favoreciendo el desarrollo de
habilidades del pensamiento.
Como pensar y enseñar a pensar es uno de los problemas que se viene
suscitando tiempo atrás en el panorama educativo y que ha sido tema de
discusión, con varias respuestas que han sido propuestas, pero que ninguna ha
sido establecida.
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LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR 2° “B”TUXPAN, VER., CLAVE 30DNL0002X
Aprender a pensar y enseñar a pensar, debe ser uno de los objetivos prioritarios
de los profesores y demás personas que se encuentren relacionadas en el ámbito
educativo. Saber pensar requiere de saber utilizar de forma adecuada los
conocimientos, aptitudes y habilidades del pensamiento, así como también los
recursos cognitivos que poseen las personas. Al aprender a pensar, no solo se
puede ser capaz de resolver problemas complejos, sino que además se
desarrollan las habilidades del pensamiento y se ve reflejado en cómo nos
desenvolvemos en la vida cotidiana.
La sociedad actual nos demuestra cada día la necesidad de un aprendizaje
continuo para poder vivir en sociedades que presentan constantemente y de
forma rápida y continua cambios culturales, tecnológicos, políticos, científicos,
económicos, geográficos y generacionales. Se necesita que se una educación que
desarrolle la capacidad de pensar y aprender.
La capacidad de enseñar se centra en el papel que tiene mediador o profesor en
el proceso de aprendizaje de sus alumnos y se centra también en la dimensión y
entorno social en que se desarrolla su profesión. No se puede dejar de lado que el
enseñar a pensar se realiza en un contexto socio-cultural y que el enseñar a
pensar se desarrolla y requiere una base motivacional y un clima afectivo.
Enseñar a pensar presupone dejar de lado la sobreprotección hacia el alumno,
creyendo que el docente tiene todas las respuestas para todas las necesidades
del alumno, no confiando en la capacidad autónoma de este último.
Ninguna persona puede enseñarle a otra como debe pensar, pero si es posible
indicar y describir un camino a grandes rasgos de las distintas maneras en que las
personas piensan realmente. A partir de esto se puede ir comprendiendo cuales
son las mejores formas de pensar y hacer modificaciones a la que ya tiene para
que sea más eficaz. Dewey (1989) plantea que la mejor manera de pensar es la
reflexiva, es decir, el tipo de pensamiento que consiste en darle vueltas a un
tema en la cabeza y tomárselo en serio con todas sus consecuencias. Todas las
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personas pensamos pero solo pocas lo llevan a la reflexión, ya que requiere de
una secuencia de ideas apoyadas unas sobre otras.
Todo demuestra que se pueden enseñar estrategias cognitivas que permitan al
alumnado hacer un mejor uso de lo que ya conoce y de lo que sabe hacer, de tal
manera que se le capacite para buscar nuevas respuestas a los nuevos y
diferentes problemas que se le vayan presentando. En la medida que el alumnado
toma conciencia de los procesos de pensamiento, tiene más capacidad de
conocimiento y control
El enseñar a pensar requiere de estrategias cognitivas y estrategias
motivacionales. La primera estrategia es un plan de acción para lograr un
objetivo, constituyen métodos o procedimientos mentales para adquirir, elaborar,
organizar y utilizar información que hacen posible enfrentarse a las exigencias del
medio, resolver problemas y tomar decisiones acertadas. Además de esto se
requiere de factores motivacionales, que son igual de importantes como los
cognitivos para lograr buenos resultados, ya que muchas veces los niños fracasan
en las tareas académicas, no por carecer de estrategias cognitivas sino por un
déficit de estrategias motivacionales que les permitan desarrollar y mantener un
estado motivacional y un ambiente de aprendizaje apropiado.
Louís E. Raths, Selma Wassermann y otros (1971) proponen las siguientes
operaciones del pensamiento:
Comparar
Resumir
Observar
Clasificar
Interpretar
Formular criticas
Búsqueda de suposiciones
Imaginar
Reunir y organizar datos
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Formular hipótesis
Aplicar hechos y principios a nuevas situaciones
Toma de decisiones
Diseñar proyectos o hacer investigaciones
Codificar
Marcar con letras del “código” diferentes escritos
Impulsividad
Dependencia excesiva del maestro
Incapacidad para concentrarse
Dificultades para captar el significado de las cosas
Conducta dogmática, asertiva
Conducta rígida e inflexible
Falta de confianza extrema en el propio pensamiento
Resistencia a pensar
Teniendo en cuenta que la capacidad de pensar esta en todo ser humano normal,
lo que el docente debe hacer para con sus alumnos es brindar oportunidades para
pensar y examinar los resultados de esa actividad. Cargar el acento en
actividades que enseñen a pensar estimula esta facultad y provoca un
decrecimiento en la llamada conducta inmadura.
Así como también proponen 8 síndromes de conducta bastante comunes
provocados por el descuido, olvido o desprecio de los procesos de pensamiento.
El carácter incompleto o incoherente se ve reflejado por estas conductas:
1. Impulsividad
2. Excesiva dependencia del maestro o profesor
3. Incapacidad para concentrarse
4. Rigidez y falta de flexibilidad
5. Conducta dogmatica, asertiva
6. Extrema falta de confianza
7. Incapacidad para captar el significado
8. Resistencia a pensar
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Que tenderían a disminuir si se brindan suficientes ocasiones para participar en
los diversos procesos que implica el acto de pensar.
Los docentes no deben asumir la responsabilidad de cambiar la conducta de sus
alumnos si no la responsabilidad de proporcionarles oportunidades para que los
alumnos modifiquen su conducta. Igualmente la buena enseñanza no debe
medirse solamente por las modificaciones producidas en la conducta del alumno.
Si los alumnos no cambian no indica que no se han brindado experiencias
positivas, sino simplemente que no cambian.
Si el ambiente escolar es rico en oportunidades para pensar correctamente, es
probable que la mayoría de los alumnos adquieran la capacidad de modificar su
propia conducta. Los docentes deben buscar cambios autodirigidos por los propios
alumnos y, estos asumen su propia responsabilidad. Puntualizo que es necesario
proporcionar experiencias que lo capaciten para tomar decisiones en lo que atañe
a su conducta.
Para enseñar y aprender a pensar debe estimularse el gusto por el pensamiento y
el interés y motivaciones por el desarrollo de sus habilidades. El pensamiento
surge de la experiencia, y a través de ella se les puede enseñar a los niños a
pensar.
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Referencias Bibliográficas
Dewey, J. (1989). Cómo pensamos. Barcelona: Editorial Paidós.
Louís E. Raths, S. W. (1971). Como enseñar a pensar. Argentina: Editorial Paidós.
Brown, A. L. (1978). Knowing when, where and how to remember. A problem of
metacognition. En R Glasser, Advances in instructional psychology (vol. 1).
Hillsdale: Lawrence Earlbaum Associates.
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