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Coment. Evangelio Mt. 18. 15-20 Domingo Coment. Evangelio Mt. 18. 15-20 Domingo XXIIIXXIII Ciclo A. 7 Septiembre Ciclo A. 7 Septiembre 20142014 +Jesús Sanz Montes. Arzobispo Oviedo +Jesús Sanz Montes. Arzobispo Oviedo Música: Canon en Re Música: Canon en Re Montaje: Eloísa DJ Montaje: Eloísa DJ

Avance Manual

TEXTO BÍBLICO Mt. 18. 21-35

Parábola sobre el perdón y la misericordia

Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. quiso ajustar las cuentas con sus criados.

Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. la deuda.

Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: lo estrangulaba diciendo:

““Págame lo que me debes”. El compañero, Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. lo rogaste.

¿No debías tú también tener compasión de tu ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».hermano».

Con un falso respeto, podemos caer en una Con un falso respeto, podemos caer en una indiferencia cruda y dura: indiferencia cruda y dura:

el "es 'tu' problema" se el "es 'tu' problema" se revela como uno de los revela como uno de los estribillos más torpes e estribillos más torpes e

insolidarios de nuestro hoy insolidarios de nuestro hoy cotidiano. cotidiano.

¿Qué dice Jesús en este Evangelio sobre la actitud

cristiana al respecto?

"Si tu hermano peca, repréndelo"

Primero a solas, luego con algún hermano más como testigo, y finalmente si es necesario, con toda la

comunidad delante.

Lo que hay en el fondo de este modo cristiano de afrontar el pecado ajeno es precisamente considerar que el

problema del otro es también el mío,

Lo que hay en el fondo de este modo cristiano de afrontar el pecado ajeno es precisamente considerar que el

problema del otro es también el mío,

es decir, que el Pueblo de es decir, que el Pueblo de Dios que Jesús ha puesto en Dios que Jesús ha puesto en

marcha es coresponsable marcha es coresponsable de su salvación. de su salvación.

Formamos parte de una misma comunidad de origen y destino, no somos islas

autosuficientes,

sino que más bien somos ese nuevo Pueblo que camina junto en la peregrinación

apasionante de la vida y de la fe.

Por eso no es indiferente que otros vivan en la luz o en la tiniebla, en la verdad o en la mentira, en el amor o en el

egoísmo.

Sería hipocresía si yo reprendiese al hermano tomándome a mí como la medida,

cuando sabemos que en verdad la medida es únicamente Dios.

porque es la Verdad de Dios la que juzga: tanto al otro como a mí.

No se avisa o se reprende al otro porque en mí no exista la limitación, sino porque existe deseo tanto para él como para mí,

de vivir en la Verdad.

Porque vivir en cristiano no es ser impecables, sino desear dejar de ser

pecadores.

No tanto por nuestro esfuerzo cuanto por la

Gracia de Dios.

Por eso es posible la alegría y la esperanza aun en medio de nuestras fragilidades y cansancios.

Otra cuestión es el modo de

reprender, es decir, la actitud

con que se hace.

En el cristiano está excluida una reprensión que nazca de la arrogancia, de la soberbia, del

puritanismo fariseo.

La reprensión cristiana tiene otra matriz que es La reprensión cristiana tiene otra matriz que es precisamente la que la hace bella y justa: precisamente la que la hace bella y justa:

ser para el otro como un vigía fraterno que avisa del peligro, que señala

el error,

que urge a la conversión y anima a la confianza esperanzada.

Y por eso nace del amor más grande: desear la Verdad y

la Luz que provienen de Dios,

como el mayor bien que el otro puede tener.

La reprensión cristiana en una compañía llena de

perdón y ternura

que nos acompaña hacia el encuentro con la misericordia de Dios.

FIN

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