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J o r g e Lnjdn Huñoz

Cambios en la e s t r u c t u r a fami l ia r de los indígenas pok-es de Petapa (Guatemala)

en l a primera mitad del s i g l o XVI

La cu l tu ra indígena de Guatemala es e l resuitado de una interacción

que s e i n i c i ó hace var ios siglos entre los mayas prehistóricos y l a cul- tura occidental. Desafortunadamente, hay pocos es tudios que s e r e f i e r an a l desar ro l lo h i s t ó r i c o de e s t a interacción y a sus consecuencias en la e s t ruc tu ra soc ia l de las sociedades indígenas. Los trabajos antropológi- cos y sociológicos centrados en la pesueña canunidad indígena que por años predominaron en l a región generalmente omiten una perspectiva histórica. Los his tor iadores , por su parte, han prestado poca atención a los cambios en l a es t ruc tura social tanto del sector hispano o ladino camo, sobre to- do, d e l de los indígenas. Se hace necesario, por lo tanto, real izar estu- dios que interpreten la evolución de la estructura social en Guatemala.

E l Único t r aba jo que conocemos que hace referencias a l a estructura fami l ia r de l o s indígenas de Guatemala durante la colonia es e l de Pilar Sanchiz Ochoa, e l cual enfoca la profunda desorganización y desestructura- ción fami l ia r causada por e l régimen de explotación que introdujeron los españoles durante e l s i g lo XVI.l Se refiere a toda Guatemala, aunque su énfasis está en l a región cacaotera de la costa sur.

E l presente estudio describe los cambios ocurridos en l a e s t ruc tu ra famil iar en l a canunidad pokomcrm de San Miguel Petapa durante los primeros ños de l a colonización española. Se basa en una docunentación diversa

que l imi t ada , especialmente en una cuenta de 1562, ahora en e l Archivo neral de Indias (Sevilla).

Jorge Lu ján Muñoz, h i s to r iador de nacionalidad guatemalteca, es fesor en la Universidad do1 Valle de Guatemala y en l a Universidad de

n Carlos de Guatemala. Actualmente, con licencia de estas dos inst i tu- ones, desan* e l cargo de embajador de Guatemala en E s e .

Este a r t l c u l o fue publicado originalmente en ingles bajo e l t í t u l o i n the Famiby Structure of Ihe Pokomam of Petapa, Guatemala i n

s t Half of the 16th Century", en Journal of Canparative F&ly 14 (Smmer, 1983): 2: 215-27. Los editores agradecen la autoriza-

cedida para la presente publicación en español.

1 "Cambio en l a es t ruc tura fami l ia r indígena: influencias en la s i a y l a encomienda en Guatemala", Revista de la Universidad CapIu-

117 (1980): 169-91.

Jorge Luján Muñoz

Organización social y polftica de los pokcmamm antes de 21 oonquista

Los pokomames s e establecieron en lo que hoy es l a República de Gua- temala bastante tiempo antes de la conquista española. No mucho antes de

l a conquista se vieron divididos en t res o más grupos a causa de invasores

r ec i en t e s , probablemente p i p i l e ~ . ~ No se les puede considerar como una so la t r i b u o unidad p o l í t i c a , n i a l manento de la conquista española n i con an te r io r idad a é s t a . A l igual que cano ha ocurrido con otros grupos indígenas de Guatemala, ha surgido cierta confusión entre l a s unidades p-

l í t i c a s y las áreas lingüísticas. Siguiendo a Susan Miles, usamos e l tér- mino pobri para referirnos a l idioma, y p k o m , pkumes para l a s gentes que l o hablan o hablaban.

En l a actualidad existen dos grupos que hablan pokom en Guatanala: los pokomames de l nor te , también llamados pokomchíes, quienes viven en una pequeña área de l a Verapaz (ve r e l mapa), en los alrededores del valle

a l t o de l r í o Polochic, y los pkomames del centro, muy ladinizados, cuyas

comunidades principales son Mixco, Chinautla, Palín (conocido en la época co lon ia l como Can Cris tóbal ~ m a t i t l á n ) , Amatitlán (San Juan Amatitlán),

Santa Catarina Pinula y Can Miguel Petapa. Sólo en las primeras dos canu- nidades s e habla e l pokom hasta c i e r t o grado en la actualidad, y en la

Última (Petapa) ha desaparecido del todo.

Durante los primeros años d e l s i g l o XVI estos dos grupos de idiana pokom ya s e encontraban separados por l o s quichés y por los pipiles de

Salamá y San Jerónimo (Baja Verapaz). E l grupo del norte se extendía has- t a Chamá en e l valle del r í o &hoy. E l grupo central, e l cual comprendía una área mayor, se extendía desde e l valle del r í o Wtagua (zona de Acasa-

guast lán) hasta Palín y Mita por e l sur y Jilotepeque a l oriente (ver e l mapa). Por otra parte, exist ía también e l grupo pkomam del sudeste de E l

Salvador, establecido en zonas de Ahuachap'an, Chalchuapa y Santa Ana, s e

2 En e s t e aspecto no coincidimos con R. Girard n i con A. Ghidinelli, quien l o segunda, quienes consideran que los pokomames representan e l ho- r i zon te maya más antiguo, siendo e l centro y origen de la civilización maya. Véame Rafael Girard, Los Hayas: Su civilizacifjn, su historia, sus vinculaciones cont inentales í Méxrco: Libro m Editores, 1966), y AZZO Ghidine lli , "Tentativa de reconstrucción de la etnohistoria precolombina del grupo pokom" , Guatemala Indígena 9 ( 1974) : 1/2: 17-50.

3 Susan W. Miles, "The Sixteenth-Century Pokom-Maya: A Docmentary Analysis of Social Strudure and Archaeological Setting", Transactions of t he American Philosophical Society 47 n.s. ( 1957) : 4: 735-81. Bi l as ci- t a s que haremos a continuación, dada la cantidad, sólo se incluirá en e l texto, entre paréntesis, e l número de página.

Cambios en la estructura familiar de los pokomames 35 7

Figura 1. Los grupos l i n g ü í s t i c o s de Guatemala antes de l a conquista; según Miles, "The Sixteenth Century A>km-Maya".

Jorge Luján Muñoz

parados de los pokanames centrales por lo s xincas, un grupo popoluca y l o s p ip i les .

Según af i rma Miles (pág. 7541, l a distribución de lo s pokomam a l mo- mento de l a conquista indica un canplicado cuadro de asociaciones y movi- mientos h i s t ó r i c o s . E l problema de los desplazamientos de los p i p i l e s e s

muy canplejo y no s e puede resolver con base en l a s p r e s e n t e s e v i d e n c i a s

a rqueo lóg icas y l i n g ü í s t i c a s . Ex i s t en pruebas de que ya en e l c lás lco

temprano y cont inuando práct icamente hasta l a conquista caktellana hubo

diversas invasiones de grupos de lengua nahuatl. Los poblados pokomames probablemente incluían población nahuatl y eran bilingües (pokmn-nahuatl).

Miles (pág. 742) c r e e que los pokmames s e habían mezclado con lo s pipi-

les, tan to en Guatemala como en El. Salvador, an t e s de l a c o n q u i s t a , p e r o que l o s pokomames mantenían una s u p e r i o r i d a d l i n g ü í s t i c a numérica en

Guatemala que habían pe rd ido en E l Salvador , donde quedaban unos pocos res tan tes cano lo s de Chalchuapa.

E s probable que a l m e n t o de l a llegada de los españoles hubiesen dos unidades po l í t i ca s para e l grupo pokanam central : una con centro p o l í t i c o

en Acasaguastlán, que canprendía l a par te cent ra l d e l v a l l e de l a t a g u a , y l a o t r a que comprendía e l v a l l e de Guatemala, incluyendo los grupos de Mixco, P i n u l a , Petapa y l o s dos pueblos de Rmatitlán, bajo l a autoridad

d e l señor de e s t e Último lugar ( P o p h ) . E l "reino" cakchiquel s e extendía

a l o e s t e y noroeste. Es p s i b l e que los hablantes de pokm de Mixco ( s i t i o que Carmack l o c a l i z a en &inautla4) fueran independientes aunque aliados

de l o s pokomam de Petapa, formando una especie de federación. Es también p o s i b l e que e x i s t i e r a e l llamado control v e r t i c a l de niveles ecológicos, propuesto por J. Mwra para l a zona andina y e l c u a l E. Zamora propone

para e l occidente de Guatemala, y que e s to jugara un papel importante. 5

D e acuerdo con Miles (pág. 771), e l sistema p o l í t i c o y de gobierno de l o s pokomames t e n í a muchas carac te r í s t icas feudales. A s í , l a protección

m i l i t a r l a llevaba a cabo una fuer te aunque reducida él i te militar que r e c i b í a cano recompensa, en una e c o n d a predaninantemente no monetaria, una

parcela de t i e r r a de l a cual pudiesen obtener un ing reso . Empero, Miles

4 Robert M. Carmack, "La verdadera ident i f icación ae Mixo Viejo", Anales de l a Sociedad de Geograf í a e H i s t o r i a de Guatemala 48 ( 1975) : 124-47.

5 John V. Murra, Formaciones econáuicas y p o l í t i c a s de l m d o andino (Lima: I n s t i t u t o de Estudios Peruanos, 1975); y E l í a s Zamora Acosta, "El c o n t r o l v e r t i c a l de diferentes pisos ecológicos: aplicación de l modelo a l occidente de Guatemala", Revista de la Universidad Cunplutense 117 (1980) : 245-72.

Cambios en fa estructura familiar de los pokomames 359

señala que es te t ipo de recompensa no era perpetua, sino que conllevaba la obligación permanente de dar los servicios. Estas recanpensas, e l pert* necer a los grupos estamentales y los oficios, aunque eran hered i ta r ios , no suponían l a exclusividad de un s i s t m a de castas. Asimismo menciona o t r a s dos caracter ís t icas feudales: e l ceremonializar l as etapas vitales de l o s p r inc ipa les l í de re s militares y de su investidura a los cargos, y l a flexibilidad de1 poder de los cargos individuales w n a l t a dependencia en l a habilidad personal y en e l prestigio del señor o jefe.

La unidad p o l í t i c a básica era e l poblado. De el los dependían l a s al- deas y unidades p o l í t i c a s menores. Exist ían, s in enbargo, estructuras ntayores menos definidas ( a las cuales Las Casas llaraaba "provincias") , que inc lu ían un número de poblados y señores bajo e l control de un jefe su- pe r io r , que en escala mayor provincial repetía l a estructura básica del poblado (pág. 775). E s d i f í c i l definir Las provincias, no sólo para los p>kanamw, sino para todos los otros g r u p guatemaltecos precolcmbinos.

Los poblados ( tenamit) s e hallaban generalmente rodeados wn paredes de piedra y argamasa, tenían plataformas defensivas o baluartes, una plaza y s u mercado, y e d i f i c i o s públicos cano e l ayuntamiento, una cárcel y un granero público para almacenar l o que producían l a s parcelas comunales. En cada poblado existían diferentes l inajes o moZm, los cuales los españoles llamaron barrios, parentela, l inaje , t r ibu o ca%pul. Ce trataba de grandes

grupos fami l ia res exógamos, con subdivisiones que generalmente vivlan en una zona espec ia l d e l pueblo (pp. 758-59). Dentro de cada mlam había c l a s e s diversas: l a c lase a l t a o noble, l a cual incluía a los jefes del

molam ( mokbiZ) y que fonaaban e l wnsejo of ic ia l del jefe local. Había un n ive l medio de funcionarios de gobierno de segundo orden, entre el los agricultores, mercaderes, artesanos, cazadores y mcadores , a s í caro tra- bajadores s i n c l a s i f i c a r y cargadores (pág. 767). Entre estos estaban alqunos que tenían propiedades y otros que no. La clase más baja era l a de l o s esclavos. Había c i e r t a movilidad e n t r e l a s clases, e incluso los esclavos podían sub i r de dignidad, ganando posiciones por su habilidad y conocimiento, aunque nunca podían llegar a ser señores.

Los cargos de señores, sacerdotes, gnba jadores, jefes guerreros per- manentes, historiadores, escribas, maestros, jueces y recolectores de im- puestos de mayor nivel, los reservaban a miembros de la clase a l ta . Todos e s to s cargos suponían t í tu los y prerrogativas de t ra je , residencia y rango (pág. 766).

Cerca de l o s poblados había pequeñas agrupaciones de casas o aldeas ( q u i z cz vach tenamit y kokomak) que dependían política, religiosa y eco- nómicamente del poblado. Había también gente que vivía esparcida en l a s montañas (&X~U&?B). Según Miles, l a s aldeas y pajuyes de los pkanmes estaban compuestos de molam o linajes, cada uno con su propio te r r i to r io

Jorge Luján Muñoz

(pág. 77 1 ) . Los acontecimientos económicos, r e l i g io sa y p l í t i m s se- guramente producían la concentración temporal de mucha gente en e l poblado que por l o canún vivía fuera, en aldeas y pajuyes en las áreas rurales que rodeaban e l tenamit (pág. 769).

Miles (pág. 757 y SS.) distinque cinco clases de unidad familiar entre l o s pokomames, l o s cuales son l a famil ia reducida que comprendía a los recién casados que habían establecido residencia separada; l a familia re- ducida con hijos s in casar; l a familia extendida bajo l a j e f a tu ra de un anc i ano con s u esposa o esposas, h i j o s (casados y s o l t e r o s ) , h i j a s solteras, y l a servidmbre y los esclavos; l a familia del hombre viudo con sus h i j o s y servidumbre; y , finalmente, l a familia de l a viuda con sus hijos y servidumbre.

La fami l ia extendida era e l tipo familiar ideal. La primera clase en e l ti- pasaba a l a segunda, l a cual dependiendo del n ive l s o c i a l o de l a habi l idad de sus fundadores podía pasar a l a tercera, para finalmente pasar a ser l a cuarta o quinta. No e s f a c t i b l e saber, por l a s fuentes documentales, l a frecuencia con que se daban estas clases de unidad fami- l i a r . Es imposible que l a s familias extendidas hayan sido la norma esta- d í s t i c a ; eran e l patrón i d e a l que sólo era posible alcanzar en la clase a l t a , y aún entonces era en algunos casos una f a se temporal. Con e l tiempo l a famil ia se subdividía, obteniendo los hijos l a independencia de l a familia paterna. Por l o t an to , l a forma fami l ia r dominante e r a l a nuclear.

Rara vez s e es tab lec ía una nueva unidad familiar inmediatemente del

matrimonio. Zos hijos casados y sol teros , y l a s h i j a s s o l t e r a s estaban s u j e t a s y subordinadas a l jefe de la familia. L a única forma de indepen- dizarse para los hijos varones era fonnar una nueva unidad fami l ia r ; l a s h i j a s , en cambio, pasaban a cons t i tu i r parte 4e otra unidad familiar a l casarse.

Según Miles (pág. 757) ' l a hnprtancia del parentesco en l a sociedad

pokomam s e demuestra vívidamente por l a definición del término ' m a p i k (a lgo de p i e , recto pero muerto, un palo o árbol seco), que referido a un hombre es aquel que, c m un poste, no tiene hijos n i parientes; un hombre s o l i t a r i o como un árbol muerto. Io opuesto es '& uk: un hombre con mu- chos parientes y amigos a l qae nadie desafiará.

Con poco claros los detalles acerca de l a propiedad. Los individuos poseían l a s t i e r r a s que cultivaban, según se sugiere por l as rentas y la herencia. Empero, hay evidencia que los clanes tenían un papel en e l r e part imiento de l a t i e r r a . Una persona no podía enajenar permanentemente sus t i e r r a s s i había algún posible reclamante de su clan. Las t i e r ras comunales que pertenecían a l poblado o a los clanes se incluían en las f ron te ra s d e l poblado; eran recursos naturales para la caza, pesca y, en

Cambios en la estructura familiar de tos pokomarnes 361

Gltima instancia, para nuevos cultivos (pág. 771). Qnfonne a diferentes fuentes dwmentales e s posible r econs t ru i r e l

sistema idea l de propiedad de l a t ierra. Ia t i e r r a era propiedad de los clanes. Los miembros d e l clan que eran cabeza de unidad familiar tenían derecho a d t i v a r , con, igualdad de base, su propia parcela. Probablemen- t e también e x i s t í a t i e r r a canunal. Ia casa familiar con su parcela eran heredados por e l h i jo mayor. Por l o t an to , e l cu l t i vo f ami l i a r e r a e l s istema d d n a n t e ae producción. Los jefes de los clanes tenían la facul- t a d de r e p a r t i r l a t i e r r a cada c i e r to tiempo entre sus miembros, respe- tando las parcelas en producción que ya estaban en manos de los jefes de fami l ia* Parece ser que la unidad familiar campesina era e l tipo de par- cela a repartir. E l clan trataba con l a familia, no con el individuo. La t i e r r a asignada no podía venderse o hipotecarse, sino ser heredada por e l sucesor de l a unidad familiar. Asimismo, había un sistema obligatorio de siembra que era otra responsabilidad básica del jefe de familia. Iüúi más, los impuestos los pagaban los jefes de familia, Por l o tanto , l a fami l ia era probablemente la más pequeña unidad social, polí t ica y económica.

Organizad& pofitica y social de las po

San Miguel Petapa se encuentra situado en una región de lengua pokom, rodeado por o t ro s poblados los cuales también la hablaban, todos el los a pocos kilómetros unos de o t ros : Mixco, Amatitlán, Palín y Pinula. Fue uno de l o s primeros que se fundó a finales de la &cada de 1540 a l efec- tuarse l a reducción a pueblos, según nylntes y mrn&~.~

Los españoles trazaron e l poblado a unos quince k i l b t r o s de l a ca- p i t a l , Santiago de Guatanala [hoy Antigua), en e l camino p r inc ipa l que l levaba a l oriente del &ino (San Calvador, Honduras, e t d t e r a ) . Se encon t r aba en l a r i be ra de l r í o Vi l la lobos , e l cual desemboca en e l lago de Aniatitlán, cerca de l a confluencia con e l e l riachuelo nilulhá, donde s e hal laba su anexo Canta Inés Petapa, a l p i e de un cerro "a dos tirw de arcabuz". San Miguel, en la llanura, era de traza ret icular , mientras que Santa Inés, mucho más pequeño, era de "desaliñada planta . . . en dr>s pro- longadas tendidas calles'' paralelas.

Ya desde l a época prehispánica era ese valle fértil y cenocido por l a producción de maíz y f r i jo l . En la época colonial, por la cercanía de l a

6 Francisco Axtonio de Fuentes y Wmán, Recordación florida: dis- curso h i s t o r i a l , demostración natural, material, m i l i t a r y polí t ica del Reyno de Qmteoala (Guatemala: Biblioteca "GoathenaLa", 1932-331, 1: 240.

35'2 Jorge Luján Muñoz

ciudad de Guatemala, orientó parte de su producción para e l abasto de la cap i t a l . A diferencia de otros pueblos en las t i e r ras bajas que se convir - t i e r o n en " t i e r r a de cacao", debiendo pagar su tribvto en este producto, é s t a fue zona de granos, pagando su t r i b u t o en e l excedente de t r igo y maíz, a s í como en gallinas y d i n e r ~ . ~ Como resultado, pronto aparecieron en l a vecindad de Petapa granjas (labores) de tr igo propiedad de españo- l e s . Por e s t a misma época surgieron también explotaciones de caña de azúcar y de ganado en manos españolas.

Petapa nunca fue pueblo en can en dad^,^ y nunca tuvo dificultad conocida para pagar su tributo. En cambio, desde muy tanprano, a l igua l que para o t r o s pueblos indígenas de l o s alrededores de la ciudad de Guatemala en que había labores de tr igo, hay indicios de que se establecieron fonnas de trabajo forzado (servicios personales o repart imientos) para garan t iza r mano de obra indígena a l as labores llamadas "de pan llevar'*.9 E s decir, que ya en l a década de 1560 los indígenas de esta región además de produ- c i r para su consano tenían que obtener un excedente de maíz y gallinas con que pagar sus tributos y además aportar trabajo temporal para l a s hacien- das españolas. En cuanto a l servicio personal de las mujeres c m amas de c r í a s , s i r v i e n t a s y demás labores, no hay indicios para saber si ya se hallaban establecidos hacia 1560.

La conquista española tuvo para los indígenas de l o que hoy es Guate- mala una serie de importantes efectos, los cuales son d i f íc i l es de graduar cuali tat ivamente según los diversos grupos políticos existentes antes de l a llegada de los conquistadores, o de diferenciar, aunque sea apxoximada-

7 Era un impuesto F e debían pagar a l rey todos los indígenas casados varones entre 15 y 50 anos de edad pcr su condición de s'ubditos. &?.paga- ba en dos par tes , una a fines de junio ("por San Juan") y ot ra en &ci- bre ("por Navidad"!. Cada vez s e pagaban dos tos tones de p l a t a f ocho r ea l e s ) o su equivalente en especie. Hasta mediados del siglo XVI l a ta- sación s e hacía global por pueblo, fijándose la cantidad en matas de maíz, cacao o ga l l i nas que debía pagar cada pueblo según e l número de tributa- rios.

8 Enmienda era l a merced real concedida a una persona tencmendero) consis tente en F a renta vi ta l ic ia proveniente de la cesión de los tribu- tos que pagaba un grupo de indígenas.

9 Aparte del repartimiento de la t i e r r a , también recibió e l nombre de repart imiento e l asignar o distr ibuir una cantidad de indígenas para que t raba ja ran un período de tiempo para una persona. Los servicios persona- les eran una fonna de r e artimiento por e l cual se asignaban, por semana, c i e r t a cantidad de indfgwas, generaimente la cuarta parte de los varones aptos para e l trabajo de un pueblo, para que fueran a laborar en las si- bras ( l abores ) de t r i g o propiedad de españoles, debiendo recibir un real diario de pago y su alimento.

Cambios en la estructura familiar d e los pokomames 363

mente, l a fonna cano se dieron en e l timpo. h general, podanos decir que c a s i inmediatamente desaparecieron las entidades polí t icas prehispánicas, quedando eliminados l o s niveles superiores de la jerarquía político-reli - giosa de cada uno de los estados. Eaiy poco niás s e puede decir acerca del tiempo que tomó e l proceso y del grado de eliminación de l a jerarquía en cada caso en particular.

Por supuesto, dejó de funcionar e l a n t i p orden político, sustituyén- dolo l o s españoles por o t r o en e l cua l só lo unos pocos de los antiguos di r igentes fueron conservados, cunpliendo sólo funciones polí t icas de apo- yo y despjados (con éxito incanpleto) de sus funciones religiosas. &S o menos abruptamente desaparecieron l o s antiguos estados y con e l l o s l a s ant iguas a l ianzas y rivalidades. Ias enfrentamientos y guerras entre los estados indígenas que en muchos casos habían sido intensos y casi perma- nentes (especialmente durante e l postclásico histórico) fueron sustituidos por l o que s e puede llamar una pax hispánica. Nunca más se dieron las luchas en t r e indígenas, salvo cuando un grup no reducido o c o w i s t a d o a t acó esporádicamente a poblados cristianizados de l a frontera coloniza-

Con premura s e t r a t ó de imponer l a religión católica, con éxito va- r i ado según los casos. Al mismo tiempo s e impusieron l a s formas de explo- t ac ión (como e l repartimiento y l a encanienda) y s e t r a tó de hacer a los indígenas v i v i r a l a española, si bien la verdadera congregación en pue- b los ( o reducciones) s e puede fechar hacia finales de l a década de 1540.

Todo e l l o ocur r ió en e l contexto de una profunda c r i s i s de adaptación, agravada por l a llamada "ca6strofe demográfica" .

La información acerca de Petapa en este período colonial in ic ia l es es - casa. Las fuentes españolas mencionan e l pueblo sólo de pasada y muy poco s e d ice sobre la congregación. De ahí l a importancia, aunque sea en fonaa general y ambigua, de l a llamada "Probanza de D. Pablo de ~uzm'rn".lO Este docunento nos infonna que a la llegada de los cas te l lanos e r a cacique de Petapa Francisco Calel ( a s í mencionado por su nanbre propio cristiano), h i j o de Cazbalam ( o Casbalam) , rey de l o s pokomames, que había muerto antes de la llegada de los conquistadores. mero, no deíebanos olvidar que e s t a fuente e s interesada ( y probablemente d i s to rs ionada) , ya que se produjo a instancias Cte los descendientes del propio D. Francisco.

E l primer nombramiento español del cacique (sin darle todavía apelli-

10 AGCA, A1.29.4674.40166; consta de 67 folios, faltando los cuatro primeros y e l quinto e s t % en muy mal estado. Se t ra ta de una probanza hecha en 1670 l a cual incorpora docunentos anteriores por medio de testi-

nios notariales.

Jorge Luján Muñoz

do) e s d e l 29 de agosto de 1551, otorgado por e l presidente de la Audien- c i a Alonso López de Cerrato. Se emitió a causa de l a s diferencias sobre ju r i sd icc ión que tuvieron lo s hermanos D. Francisco y D. Juan, hijos de Cazbalam. Esto quiere decir que los españoles les habían reconocido antes s u autoridad y que desempeñaban algunas funciones políticas, pero no sabe-

mos desde cuándo n i cuáles eran sus atribuciones. En 1551, a l concederse

l a "autoridad y gobierno" a D. Francisco, "mandamos que e l dicho mn Fran - cisco tenga e l cacicazgo del dicho pueblo de Petapa y cargo y cuidado de

adminis t rar le en todas l a s cosas y casos que los caciques de los pueblos de l a dicha provincia de Guatemala han de uso y costumbre", con excepción de diez casas y sus moradores que se reservaban para l a administración de

D. Juan "según y cano antiguamente sus padres y abuelos la hubieron...".

Fuera de e s t o , no sabemos cuándo s e hizo la reducción, n i l a forma

cómo s e manifestó entre los de Petapa l a disminución demográfica cano re- su l tado de l a s nuevas enfermedades t r a í d a s por los españoles. Podemos

suponer que l a cristianización se inició antes de la congregación, a cargo

de f r a i l e s dominicos. Sabanos, asimismo, que e l pueblo nunca estuvo en- comendado s ino "en cabeza de su majestad", aunque no la r a 6 n de e l lo ,

que entonces e r a algo excepcional y casi un privilegio, ya que suponía un

t r a t o menos duro, a l no haber ningún encanendero que directa o indirecta-

mente estuviera presionando para obtener e l mayor t r i b u t o posible de l o s indígenas.

De a h í l a importancia de la menta y tasación de 1562, realizada por

e l " juez administrador de los naturales de los términos de l a ciudad, D.

Francisco d e l Val le Marroquín".ll Se t r a t a de un recuento familia por familia, indicando en cada caso e l nombre y ape l l i do de l t r i b u t a r i o , s i es taba casado o no (s in dar e l n~nbre de la esposa), n k o de hijos ( s in

dar edades) y su sexo (aunque, cano discutirenos más adelante, es probable que e l escribano no haya s ido d e l todo exacto en part icular) , si tenía

casa propia, a s í m o milpa y "aves" (gall inas) . Aunque la información no sea todo l o canpleta y exacta que sería de desear, a l menos da una idea lo

suficientemente clara paxa poder apreciar importantes aspectos demoqráfi-

cos, de organización familiar y de la econmía.

Aparecen en dicha "cuenta" 2 1 1 matrhnonios de tributarios (en los cua- les t r e s de los maridos estaban enfermos) , seis t r i b u t a r i o s so l t e ros , 1 l

matrimonios de sacristanes ( t eqzn t eas ) y cinco matrimonios viejos, para un gran t o t a l de 227 matrimonios. E l número de tributarios (varones) o

11 A G I , Guatemala 45, "Cuenta y tasación de San Miguel Petapa" (9 de enero de 1562).

Cambios en la estructura familiar de los pokomames 365

vecinos e r a de 217. Los matrimonios con hijos que vivían con el los a l momento d e l censo eran 154, y 65 los matrimonios que específicamente son declarados s in hijos. Estos m a t r h n i o s s in hi jos pueden provenir t an to de pare jas recién casadas muy jóvenes, como de ancianos en los que los hijos s e han establecido por aparte. Las familias con un h i jo son 78, con dos 5 1 , con t r e s 20 y con cuatro h i j o s 4. E l t o t a l de niños o menores (probablemente de 13 o 14 años) es de 252. Había igual número de viudas y viudos: 17. La población t o t a l era de 723, con un t o t a l de 194 casas y

199 parce las o "milpas" , t r e s de e l l a s consideradas pequeñas o insufi-

Empero, es d i f í c i l interpretar l a información. El no tener l a edad de l o s padres y de l o s h i j o s nos hace conjeturar que muchas de l a s parejas jóvenes no tuvieran casa propia, viviendo en l a de los padres. Esta difi- cu l tad s e manifiesta asimisno en e l a l t o índice de masculinidad: 119.09, e l cua l proviene de un mayor número de niños varones (144) que de mujeres ( l o a ) , l o , que quizás es causa de un descuido del escribano o e l intérpre- te . En cambio, si solamente se toiian en cuenta los adultos, en los que es más f ác i l no caneter errores, e l índice de masculinidad e s 107.8.

Ex i s t i ó o t r o censo o cuenta en 1560, e l cual no conocemos. Sin att- bargo, en e l de 1562 s e menciona que e l número de tr ibutarios fallecidos desde l a cuenta anterior fue de 19, l o que nos permite ca lcu la r una t a sa de mortalidad anual en t r e los varones adultos de aproximadamente 4.5 por c ien to , que es a l ta , sobre todo si se supone que una proporción importante de e l l o s eran jóvenes, entre quienes l a tasa de mortalidad es normalmente baja. En. la cuenta de 1562 l a cantidad de hijos por familia o matrimonio e r a de 1.18, siendo el número de familias s in hijos de 65. La proporción general de niños era de 0.35.

Del docmento que comentamos s e aprecia que los españoles estaban pro- moviendo un solo t ipo de familia, e l reducido o nuclear, s i n d i s t inc iones de c l a se soc i a l . También a l o s hijos de los caciques se l es obligaba a es tab lecer casa aparte y parcela propia inmediatamente después del matri- monio. Parte esencial de la tasación fue l a insistencia en que cada m a t r i - ~ O N O , s in excusa, sembrara su propia milpa y criara sus gallinas. En l o s

asos de rec ién casados que no ten ían casa separada, milpa propia n i a l l i n a s , s e l e s requería que l o hicieran; pero a los que ya eran reinci- en tes de una cuenta anterior se l es imponía l a pena de azotes. Los espa-

l e s estaban interesados en un tipo de familia que no sólo cmpliera los equis i tos re l ig iosos , s ino que fuera una unidad de producción de f ác i l

Jorge Luján Vuñoz

A diferencia de l o que c i ta Carrasco para Tepoztlán y mlo t l a en Méxi-

co, donde todavía s e encuentran residuos de familia extendida entre l as autoridades o caciques (casos de poliginia) y diferentes formas de contri - bui r con e l t raba jo y e l tributo,12 en Petapa encontramos un sistema más simple y una organización más sencilla, si bien l a cuenta que citamos es

menos r i c a en información que l a s que usó Carrasco. N o hay evidencia de famil ias extendidas, n i de que los cnlpultin o l a jerarquía local desempe-

ñaran a l e papel en e l reparto de parcelas o en e l pago del tributo. A s í , pues, en Petapa, l a uniformización de la escala social ocurrió

más rápida y completamente, debilitándose los l inajes y los clanes, a s í como l a nobleza, con la excepción de una familia - la de los Gum'án- en una

so l a rama. El elemento básico de esta uniformidad fue establecer sólo la

famil ia nuclear. m poco tiempo se modificó profundamente la función del

tipo familiar pokanam, y fue apareciendo un nuevo sen t ido de identidad comunal en e l poblado. Cualquier actividad o gestión ante l a autoridad

española debía de hacerse cano t a l poblado. P i l a r Sanchiz, en s u citado artículo, ha tratado e l tema de la estruc-

t u r a fami l ia r indígena de Guatemala cano producto de la influencia de la

I g l e s i a y d e l sistema de explotación económica. usa docunentación del

Archivo General de Indias (Sevilla) de diversas fechas, pero especialmente de l a segunda mitad del siglo XVI y a su vez especialmente de s u s finales.

Salvo un caso, e l cual se refiere a l pueblo de Santiago Atitlán (de lengua

t zu tu j i l ) , todos se refieren a reclamos o ejemplos que no s e local izan geográficamente. Su h ipó tes i s e s que l a familia indígena guatemalteca

prehispánica, antes del contacto ofrecía más semejanza con la hispana que

después de un s iglo de convivencia con los españoles. Llega a l a conclu- s ión de que fracasaron los propósitos que buscaban la Corona y la Iglesia

de organizar l a famil ia indígena se* e l modelo hispánico, con sus con- ceptos de moral, honra y honestidad; llegándose a un resultado contrario, pues "además de perder su identidad y sus funciones tradicionales, se se- para aún más del modelo cristiano". l

Nos parece dudosa la similaridad entre e l tip, familiar prehispánico y

1 2 Véase Pedro Carrasco, "Family Structure of S~xteenth Century Te- poztlan", en Process and Pattem in Culture: Essa s in Honor o£ Jul ian E. Steward, Robert A. Manners, ed. gen. ( olicago : J d i n e Publishing Company, 19641, pp. 185-210; y "The Joint Family i n Ancient Mexico: The Case of Molotla", en Essays on Mexican Kinship, Hugo G. Nutini, P. Carrasco y Jmes Taggart, e&. (Pittsburgh: Universlty of Pit tsburqh Press, 1976 1, pp. 45-64.

13 "Cambio en la estructura familiar", pp. 170-71.

Cambios en la estructura familiar d e los pokomames 367

e l español. En España, a l igual que entre los indígenas antes de la con- q u i s t a , exis t ía l a familia extendida y la nuclear. E l primero era un tipo i d e a l de mayor p re s t i g io , e l cua l s e t r a t ó de perpetuar a través del mayorazgo. Este modelo fue trasladado a las indias para ap l i ca r se en t r e aquél los que tenían recursos económicos, los grilpos privilegiados con as- piraciones de nobleza. En cambio entre los indígenas, a l igual que ocurrió con otros aspectos de l a cul tura de l o s conquistadores, s e produjo ese proceso de simplificación que Fbster propuso hace algún t i a p . 1 4 Se es- t a b l e c i ó una so la c l a se de famil ia - l a nuclear- buscando que desde e l momento mismo del despsamiento los recién casados tuvieran danicilio s e parado de los padres y su propia parcela de cu l t ivo . E s dec i r , que l o s espaaoles adoptaron como modelo a seguir para los indígenas un tip de fami l ia simple l a cual , cano es natural, exis t ía previamente tanto entre l o s indígenas cano entre los europeos. La poliginia había existido en la época prehispáxúca entre l a clase privilegiada, ya fuese con e s p s a s o con concubinas. Esto, que por supuesto iba en contra de los ideales crist ia- nos de l o s conquistadores, fue rápidamente erradicado, si bien en Irl-xicu parece haber perdurado más que en Guatemala.

Además, Sanchiz postula un a l t o grado y un prolongado proceso de de- sorganización y desestructuración de l a familia indígena m o consecuencia d e l t r i b u t o , l o s se rv ic ios personales y demás formas de explotación, los cuales provocaron desajustes en l a s dist intas funciones sexuales, procrea- t i v a s , económicas y emocionales de l a familia. La docunentación que e l autor conoce para Petapa ( y para otros pueblos de l a mima región) no mues - t r a n e l cuadro tan cr í t i co que plantea Snchiz. Nuestra propuesta es que l a situación tiene variaciones considerables de una región a otra. Lo que Sanchiz expresa es probablemente válido, con revisiones de grado conforme se ahonde más en l a investigación, para l a zona cacaotera de l a costa sur y algunas o t r a s regiones que fueron más afectadas p r l a c r i s i s demográ- f i c a , que produjo una t o t a l despoblación en unas áreas o cas i t o t a l en o t r a s . ni e l altiplano l a situación no fue t a n grave y varió de una región a otra, de acuerdo a una ser ie de factores: l a intensidad de l contacto con l o s españoles (sobre todo p r cercanía de ciudades y haciendas de los mianos) , e l grado de enforzamiento de l a s formas de t r a b a j o forzado, epidemias y hambrunas. En ese sentido nos parece coincidir con l o que l a propia Sanchiz dice a l f inal de su artículo, pero que no desarrolla, sino que p lan tea como una posibilidad excepcional y que no localiza espacial-

14 George M. Foster , Culture and C o w e s t : America's Spanish H e r i - tage (New York: Viking Fund, 1960).

Jorge Luján Vuñoz

mente: "en o t r a s zonas l a presión española fue menor, e l choque cultural y l o s efectos de una acul turación forzada y con t r a r i a a los propios idea les de l a sociedad daninante se dejaron sentir menos o se desarrolla- ron a un ritmo más suave que permitió una mejor amodación a l a s nuevas c i rcunstancias" . l 5 E s probable, además, que en lugares cano Petapa e l a j u s t e haya s ido más rápido y que no haya tonado e l t i e m p , tan prolongado que propone esta autora.

Entre los pokomames del período inmediatamente anterior a l a conquista l a estructura social estaba basada en l a familia, pudiendo d i s t i ngu i r se , según Miles, cinco t i pos . En los estratos superiores era donde se podía a lcanzar e l t i p o i d e a l de l a famil ia extendida. Este patrón ideal de famil ia , unida y cenpacta, con muchos miembros, todos bajo l a dirección de un varón anciano, con sus mujeres, hijos (casados y solteros) , hi jas sol- teras, sirvientes y esclavos, se lograba exclusivamente en lo s e s t r a t o s que poseían e l p d e r político-religioso, económico, administrativo y m i l i - tar .

A l lado de l a famil ia exist ían los clanes o linajes ícalpult in) , los cuales desempeñaban un papel en e l gobierno y en e l repartimiento de la t i e r r a . S i bien no exist ía en todo s u desarrollo l a propieQd privada de l a parcela de cultivo, éstas se asignaban en forma permanente a l a s fami- l i a s . Los españoles favorecieron un solo tip, de familia entre los indí- genas -el nuclear- e insistieron en que todos los matrimonios tuvieran su propia casa y parce la , s i n importar que fuesen recientes. Los l inajes o c lanes no tuvieron papel alguno en e l gobierno o en e l sistema de reparti- ción de la t ier ra . E l resultado, relativamente rápido, fue la uniformiza- ción familiar y el debilitamiento inmediato y ul terior desaparición de los l i n a j e s y clanes, junto a l o cual vino la eliminación de la nobleza, con l a excepción de una o dos familias en cada poblado.

La documentación de mediados del siglo XVI para Fetapa, especialmente l a tasación de 1562, muestra que l a polí t ica española, efectiva y consis- t e n t e , había tenido éxito. No hay indicios de familias extendidas y sólo s e nota escasa resistencia a establecer prontamente residencia separada de lo s padres del varón. Tampoco se aprecian ejenplos de poliginia entre los caciques. Sólo l a familia aizaán mantuvo s u posición de privilegio como

caciques, situación que permaneció por l o menos hasta principios del siglo

15 "Qmbio en la estructura familiar", pág. 191.

Cambios en la estructura familiar de los pokomames 369

X V I I I . j6 Ya en 1562 s e nota cómo esta familia a l a vez que se beneficia de una posición de poder y privilegio (cano alcaldes y teupantecas) eran únportantes auxiliares y garantes del poder español en e l pueblo.

La tasac ión de 1562 no muestra indicios de desorganización o deses- t ruc turac ión de l a familia indígena. as funciones básicas de l a familia (sexual , procreadora, econfmica, integradora y de soporte anocional) p a r e cen cumplirse adecuadamente. La cantidad de h i jos no parecen ind ica r l a presencia de desgano v i t a l , l o cual se ha señalado cano existente hacia esa época en otras regiones.

Localizado en una zona relativamente sana y feraz, Petapa se vio menos afectada por l a c r i s i s social que resultó de l a explotación econ'jmica y de l a s nuevas enfermedades en las primeras décadas de l a colonización españo- l a . E l proceso de aculturación forzada fue m á s rápido y exitoso, y menos des t ruc t ivo y traumático en l a s zonas a l tas densamente pobladas, en l a s cuales l a despoblación por nuevas enfermedades fue m e n o r . Eh este proce- so, e l cua l parece estabilizarse dentro del modelo impuesto por las auto- r idades adminis t ra t ivas y los f r a i l e s españoles, l a familia descsnpeñó un destacado papel. La organización religiosa y de gobierno se estableció alrededor del poblado, a l cual trataron, organizaron y tasaron los españo- l e s como una unidad. E s d i f í c i l decir cuánto ti* pasó hasta que los hab i tan tes de los pueblos indígenas s e sint ieran cano una unidad canunal. Es probable que variara de un pueblo a otro, pero que ya a l f i n a l i z a r e l s i g l o X V I hab'la tenido éxito, de manera que a partir del siglo siguiente l o s indígenas de cada poblado s e vieran a sí mimos casi exclusivamente como miembros de una canunidad bien definida. A largo plazo los indígenas de Guatemala se organizaron en comunidades cerradas altamente autosuficien t e s en l a s cuales l a familia tuvo un vigor y una vigencia extraordinarios. Hace f a l t a todavía documentación que nos dé evidencia para canpletar e l panorama y poder establecer una matización más exacta del proceso. La in- t e rpre tac ión que hemos presentado no puede ser tenida como concluyente. Otros testimonios e investigaciones p ~ s t e r i o r e s para m% canmidadc?~, con amplitud temporal más amplia, permitirh mejorar l a canprensión.

16 Vesse Jorge Iuj'án Muñoz, "Los caciques-gobernadores de Can Kiguel Petapa (Guatemala) durante l a colonia", Mes0am"ericb 1 (1 980) : 56-77.

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