Serie de losJóvenes Intérpretes

AMÍN FERNANDO CARRILLO, piano (Colombia)

Jueves 18 de abril de 2013 • 7:30 p.m.Bogotá, Sala de Conciertos Biblioteca Luis Ángel Arango

Martes 23 de julio de 2013 • 7:30 p.m.Pereira, Sala Múltiple de la Agencia Cultural del Banco de la República

TOME NOTA• Los conciertos iniciarán exactamente a la hora indicada en

los avisos de prensa y en el programa de mano. Llegar con media hora de antelación le permitirá ingresar al concierto con tranquilidad y disfrutarlo en su totalidad.

• Si al momento de llegar al concierto éste ya ha iniciado, el personal del auditorio le indicará el momento adecuado para ingresar a la sala de acuerdo con las recomendaciones dadas por los artistas que están en escena.

• Agradecemos se abstenga de consumir comidas y bebidas, o

fumar durante el concierto, con el fin de garantizar un ambiente adecuado tanto para el público como para los artistas.

• Durante el transcurso del concierto por favor mantenga

apagados sus equipos electrónicos, incluyendo teléfonos celulares, buscapersonas y alarmas de reloj. Esto ayuda a crear un ambiente propicio para disfrutar la música.

• Por respeto a los derechos de autor de los compositores e

intérpretes, no está permitido realizar grabaciones de audio o video ni tomar fotografías durante el concierto.

1Nació en Santa Marta en 1989. Desde temprana edad tuvo inclinaciones musicales, y a los catorce años inició sus estudios de piano en la Academia Mikrokosmos bajo la tutoría de Carlos Avendaño Miranda. En 2006 obtuvo el segundo lugar en el Premio Assa de Música en la modalidad de piano, en Barranquilla. En 2008 inició sus estudios en la Universidad INCCA de Colombia bajo la guía del maestro Andrés Linero, con quien estudia en la actualidad. En 2010 obtuvo el primer lugar en el Festival Internacional de Piano de Bogotá. También ha participado en el Festival Internacional de Música de Cartagena 2011; Festival Internacional de Piano de Bogotá 2010; Festival Nacional de Piano Universitario de Medellín (2011 y 2012) y el IV Festival de Piano Óscar Buenaventura de Ibagué.

Amín Carrillo ha ofrecido recitales en el Auditorio Fabio Lozano, la Sala Otto de Greiff, el Auditorio Teresa Cuervo Borda, el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, Centro Cultural Gabriel Betancourt, el Auditorio Uniandinos, Auditorio Alberto Castilla del Conservatorio Del Tolima y en el Teatro Pablo Tobón Uribe, Medellín.

Ha tomado clases magistrales con reconocidos pianistas como Frederic Chiu, Angela Cheng, Jiri levicek, Sara Doan, Eva Polgar, José Pablo Quesada, Jiaqi Li, Katia Mitchell, Blanca Uribe, Harold Martina, Jacqueline Leung y Won Yong Lee.

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INTERMEDIO

JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750)

LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827)

FRÉDÉRIC CHOPIN (1810-1849)

FRANZ LISZT (1811-1886)

SERGEI PROKOFIEV (1891-1953)

LUIS CARLOS FIGUEROA (n. 1923)

Preludio y fuga en re menor No. 6, BWV 875

Sonata en re mayor No. 15, Op. 28 Pastoral Allegro

AndanteScherzo

Rondo

Balada en fa menor, No. 4

Ricordanza Estudio de ejecución trascendental, No. 9

Sonata en la menor No. 3, Op. 28

Allegro tempestoso Moderato

Più lento – Più animato - Tempo I – Poco più mosso.

Suite breve en tres movimientosAllegro

Lento Vivo

CONCIERTO No. 17

PROGRAMA

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NOTAS AL PROGRAMA

Por Carolina Conti

Amín Fernando Carrillo ha escogido para su recital obras que han estado muy presentes en su vida, incluso desde antes de comenzar sus estudios de piano. Él nos guiará cronológicamente en este concierto por la historia, empezando por el Barroco hasta llegar a comienzos del siglo XX, con algunos de los compositores más relevantes en el transcurso de los siglos, que trazaron el camino del desarrollo del repertorio de este instrumento.

La genialidad y la belleza de la obra de Johann Sebastian Bach (1685-1750) sigue expandiéndose en el tiempo como el universo tras el big bang. Y El clave bien temperado sigue siendo una de las obras capitales del repertorio para teclado. La expresión y diversidad de las piezas que lo componen casi trascienden la importancia que tiene la obra en relación con la técnica musical. El título hace referencia al temperamento, que básicamente se relaciona con un sistema de afinación. Lo que se conoce como temperamento igual, corresponde a la división de la escala en doce semitonos, en el que los intervalos se ajustan por razones prácticas, no de una forma matemática, sino de una manera no tan exacta, para que en un teclado un do sostenido sea la misma nota del re bemol, y de esta manera se pueda utilizar el mismo instrumento para interpretar piezas en diferentes tonalidades. Este sistema se planteó inicialmente en el siglo XVI y Bach era partidario de él. Por eso los preludios y fugas de El clave bien temperado demuestran la efectividad del sistema. Cada uno está compuesto en una de las doce tonalidades de la escala mayor diatónica y sus doce tonalidades relativas menores. El título que Bach puso al primer libro explica su objetivo:

El clave bien temperado, o preludios y fugas en todos los tonos y semitonos, ambos con la tercera mayor o do, re, mi y con la tercera menor o re, mi, fa. Para uso y práctica de los jóvenes músicos que desean aprender, así como para diversión de aquellos ya expertos en el arte. Escrito y compuesto por Johann Sebastian Bach, maestro de capilla actualmente del Gran Duque de Anhalt-Cöthen y director de su música de cámara, 1722.

Bach compuso el primer libro de esta obra durante el último año en que trabajó en Cöthen, a donde había llegado en 1717. Allí tuvo Bach la fortuna de contar con un patrón que lo admiraba y trataba afectuosamente, y que además tenía un amplio conocimiento musical. Durante ese lapso, Bach compuso algunas de sus obras seculares más importantes, entre ellas los seis Conciertos de Brandemburgo. Años más tarde, en 1744, encontramos a Bach como “Compositor de la Corte Electoral de Sajonia y de la Real Polaca, y Maestro de capilla y director de coro en Leipzig”. De esa época datan La ofrenda musical, El arte de la fuga y el segundo libro de El clave bien temperado. Al igual que el primero, contiene veinticuatro preludios y fugas,

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siguiendo los mismos parámetros. De este segundo libro escucharemos el Preludio y fuga No. 6 en la tonalidad de re menor. La pieza se inicia de manera enérgica y en la fuga encontramos una riqueza rítmica y contrapuntística de gran belleza. El corpus completo de los dos libros muestra a través de estas piezas, cortas pero intensas, la gran inventiva y habilidad estructural de Bach, así como su maestría en el manejo de los estilos y los recursos polifónicos.

La Sonata en re mayor No. 15, Op. 28 “Pastoral” de Ludwig van Beethoven (1770-1827) está dedicada a Joseph Elder Sonnefelds, un novelista y librepensador austríaco, amigo y patrocinador de Mozart. Fue compuesta en 1801 y publicada al año siguiente. Ese mismo año compuso Beethoven las dos sonatas del Op. 27 subtituladas como Quasi una fantasia, una de ellas la popularmente conocida como Claro de luna. Las dos muestran un desarrollo novedoso en su construcción, y en ellas el compositor toma una nueva dirección más libre con respecto a los esquemas tradicionales. Por eso resulta curioso que la Sonata en re mayor No. 15, Op. 28, que hoy nos ocupa, se hubiese concebido como una obra clásica, construida en cuatro movimientos, que nos recuerda a Haydn. Es una obra serena, con cierto humor, llena de paisajes y, podríamos decir, hasta feliz, lo que contrasta con el momento de vida de Beethoven, quien enfrentaba por ese entonces la creciente e inminente sordera que marcó tan dolorosamente su existencia.

Como en muchos casos en la obra de Beethoven, los subtítulos que llevan algunas de sus obras no fueron idea del compositor. En el caso de esta sonata, el título de Pastoral fue dado por el editor August Cranz, quien advirtió en la obra el uso del pedal a manera de bordón en el bajo, una de las características de la tradición pastoral. Esta característica la encontramos al comienzo y al final de la sonata. La obra inicia con un Allegro en el que el compositor propone un tema delicado y meditativo con un extraordinario fraseo, que pronto se transforma en una expresión intensa y dramática. El segundo movimiento, Andante, con sus cambios súbitos y un final que se desvanece, fue uno de los favoritos de Beethoven por largo tiempo. Le sigue un Scherzo pleno de humor que reitera un tema pero cambiando cada vez el final. En el Rondó final aparece nuevamente un acompañamiento que imita un bordón, y más adelante surge la voz superior en un tema de carácter rústico que parece contarnos una historia bucólica. Todo el movimiento es luminoso y apasionado. Los últimos compases requieren de un verdadero virtuosismo, que cierra la obra con enérgica maestría.

Representante fundamental del Romanticismo es, sin duda, Frédéric Chopin (1810- 1849). El compositor polaco jugó un papel decisivo en el desarrollo del repertorio pianístico, pues sentó las bases estéticas y técnicas de las posteriores generaciones de pianistas, compositores e intérpretes.

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Su figura encarna al artista romántico por excelencia: sensible, enfermo y quien vive para su arte. Su obra revela un talento enorme para la creación de melodías y una sensibilidad particular en la armonía, además de una técnica sorprendente. Chopin fue uno de los primeros compositores en utilizar el término balada, tomado de la literatura, para una pieza para piano de carácter lírico y melancólico, que evoca sucesos legendarios. Parece ser que el compositor comentó a Schumann que sus baladas estaban inspiradas en los poemas del también polaco Adam Mickiewicz. Pero más que unir la música con los versos, Chopin hace su propia creación a partir del espíritu de los poemas. De las cuatro baladas que compuso, la última de ellas, en fa menor, Op. 52, la dedicó a la baronesa Rothschild, quien junto a su esposo, introdujo al compositor en el círculo aristócrata de París. Fue escrita en 1842 en Nohant (Francia), donde residía la escritora y amante de Chopin, George Sand. Posiblemente ella y el pintor Eugène Delacroix fueron los primeros en escucharla. La pieza está construida en tres secciones contrastantes y presenta un alto nivel de dificultad, no solo por las exigencias técnicas sino por la expresión poética.

Contemporáneo de Chopin fue Franz Liszt (1811-1886). En su obra encontramos los principales aspectos del pensamiento y del arte del siglo XIX a través de la música. Además de la importancia de su obra vocal y orquestal, su repertorio para piano resulta fundamental en la literatura para el instrumento. Dentro de este repertorio los Estudios de ejecución trascendental, S. 139 ocupan un lugar especial. Liszt los dedicó a su maestro Carl Czerny. El ciclo fue concebido inicialmente en veinticuatro piezas en todas las tonalidades, así como los preludios y fugas de El clave bien temperado de Bach, pero Liszt solo llegó a publicar doce en 1851. Sin embargo estos siguen un plan de tonalidades que inician en do mayor y van en intervalos de cuarta con sus tonalidades relativas menores. La denominación de estudio la utilizó Liszt para designar piezas que desarrollan algún aspecto técnico, como la interpretación de arpegios, escalas, el cruce de las manos, octavas o ritmos insospechados. En el caso de estas piezas, las dificultades van aumentando. Esto no era problema para el compositor que disfrutaba exhibiendo su virtuosismo y legendarias capacidades técnicas. La diversidad de estilos, colores y expresiones es una característica evidente en estos estudios que muestran el lirismo más sereno o la pasión exacerbada, propia del Romanticismo. Liszt puso nombres a la mayoría de estos Estudios. Algunos hacen alusión a personajes históricos y otros son impresiones de paisajes o pensamientos. Hoy vamos a escuchar el No. 9 en la bemol mayor Ricordanza (Remembranza), junto al Harmonies du soir (Armonías de la tarde), el más extenso del ciclo. Liszt lo compuso en su adolescencia. Como “un atado de borrosas cartas de amor” definió el compositor Ferruccio Busoni este estudio lleno de colores y cambios de humor, como se puede ver por las indicaciones de Liszt en la partitura:

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dolce e con grazia, dimminuendo leggierissimo, appasionato, più agitato, languendo, etc. Todos estos estados de ánimo están expresados por medio de arpegios, octavas, cromatismos que exigen al intérprete habilidad en la velocidad y ligereza de los dedos.

Un talento sorprendente e inusual para el piano y la composición marcaron la infancia de Sergei Prokofiev (1891-1953), quien llegó a convertirse en una de las figuras más influyentes de la música rusa. A los cinco años ya creaba pequeñas piezas, interés que por supuesto, fue aumentando durante su etapa de estudiante en el Conservatorio de San Petersburgo, a pesar de encontrar poco estimulantes los métodos de formación y los profesores, entre los que estaba Nikolái Rimsky-Kórsakov. Fue Myaskovsky quien ejerció una influencia importante sobre el joven Prokofiev, pues con él pudo explorar la música de Scriabin, Reger, Strauss y Debussy. Igualmente se acercó a los conciertos conocidos como Noches de Música Contemporánea que tenían lugar en San Petersburgo, y que presentaron por primera vez en Rusia obras de Schönberg, Strauss y Stravinsky. Allí precisamente, Prokofiev hizo su debut como pianista y compositor el 31 de diciembre de 1908. La prensa dijo que su música era ininteligible y ultra moderna. Los siguientes años, Prokofiev se esmeró por mantener esa características en su obra.

El repertorio para piano de Prokofiev se puede dividir en tres etapas. La primera de juventud, que desarrolla un estilo muy personal y espontáneo. La segunda época de madurez coincide con el periodo soviético y sus atrocidades, por eso es más expresionista. Finalmente, una tercera etapa con un estilo más maduro y refinado. La Sonata en la menor No. 3, Op. 28, pertenece a su primera etapa. Los primeros bosquejos se escribieron en 1907 durante su tiempo de formación en el conservatorio, cuando contaba con 16 años de edad. Ya desde entonces se evidenciaba como un compositor con un marcado sentido de la forma e innovador en lo melódico y lo armónico. La obra fue completada solo hasta 1917, y al igual que la Sonata No. 4, lleva el título De antiguos cuadernos. Se trata de una obra compacta en un solo movimiento, con cambios que van de lo brillante a lo misterioso y que contrastan con las indicaciones de la partitura: Allegro tempestoso - Moderato - Allegro tempestoso - Moderato - Più lento - Più animato - Tempo I - Poco più mosso. El carácter vivaz se mantiene a lo largo de toda la sonata y la extroversión que la domina cambiará radicalmente en las siguientes obras para piano, más líricas e íntimas. Un año más tarde, en 1918, Prokofiev abandonó Rusia, que ya no era un lugar para nuevas músicas, con el propósito de buscar nuevos horizontes en Estados Unidos.

Uno de los compositores colombianos más notables de nuestra época es el maestro Luis Carlos Figueroa (n. 1923), compositor, pianista y admirado pedagogo. En su honor, la Universidad del Valle creó el Concurso de

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Música Iberoamericana para piano que lleva su nombre y se realiza cada dos años desde 2006. Parte de su formación la obtuvo en su ciudad natal con Antonio María Valencia y más adelante en el Conservatorio Nacional Superior de Música en París (Francia) y en la Accademia Musicale Chigiana en Siena (Italia). Este entorno y la estética musical posimpresionista, así como su cercanía con Antonio María Valencia, marcaron su estilo de manera contundente. Sin embargo, los ritmos colombianos surgen de forma muy personal en sus composiciones, como sucede con el bambuco en la Suite breve en tres movimientos, que hace parte de este programa. Fue compuesta en 1975 y se estrenó un año después en Inglaterra. Está dedicada a la pianista Mary Fernández de Bolduc. El primero de los tres cortos movimientos, Allegro, es impetuoso y aprovecha la amplitud del registro del instrumento. El segundo, Lento, en contraste presenta una textura más ligera y apacible que crea una atmósfera claramente impresionista. La obra finaliza con un Vivo, ágil e intrincado que cierra vigorosamente.

Jueves 2 de mayo de 2013. 7:30 pmBiblioteca Luis Ángel Arango, Sala de Conciertos

Un concierto de piano a cuatro manos que reúne a dos intérpretes prometedores, Manuela Osorno y Carlos Eduardo López, ambos alumnos de la reconocida pianista Blanca Uribe en la Universidad EAFIT de Medellín. Su repertorio se caracteriza por el contraste entre épocas y estilos musicales. Así, se escucharán obras del Barroco, el periodo Clásico, el Romanticismo y el siglo XX. “Una de las obras más exigentes de este concierto es Figura a cuatro manos del compositor colombiano Andrés Posada, una obra que busca relacionar las artes plásticas y la música”, comentan los intérpretes.

OSORNO-LÓPEZ, piano a cuatro manos (Colombia)

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