Ámbitos y medios de la formación litúrgica de los futuros presbíteros

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ÁMBITOS Y MEDIOS DE LA FORMACIÓN LITÚRGICA DE LOS FUTUROS PRESBÍTEROS Moisés Daniel Pérez Díaz En este artículo se va a tratar acerca de los espacios que permiten que la liturgia en el seminario sea un verdadero proceso mistagógico en la vida de los candidatos al sacerdocio. El presbítero es el “maestro de la Palabra, ministro de los sacramentos y guía de la comunidad cristiana”. Su formación está encaminada a configurar en él una personalidad que integre estos elementos en la figura de un “Pastor al estilo de Jesús”. La formación litúrgica en el seminario no es un ámbito que sólo concierna a las clases de teología litúrgica. Es más bien un “ambiente” que ha de ir configurando en el candidato una “personalidad litúrgica” que resulte en un pastor que preside las celebraciones litúrgicas en fidelidad creativa a la Iglesia y como expresión festiva de una comunidad que celebra la presencia viva de Jesús resucitado. La formación litúrgica de los futuros presbíteros no sólo es razón y fe, sino más bien, el compromiso de un hombre creyente, que se esfuerza por penetrar en la hondura de la fe con la inteligencia y la voluntad, con el corazón y la vida. De esta forma, respetando los límites de la razón y las propias limitaciones humanas, la verdad litúrgica se capta, amándola y celebrándola y se saborea en el corazón de la Iglesia y en su centro que es la Iglesia en celebración 1 . 1. EL SEMINARIO, COMUNIDAD LITÚRGICA. Por ser la naturaleza de la liturgia una realidad viva y mistérica, sólo es posible captarla participando en ella, por eso es que ninguna lección de teología o de pastoral litúrgica puede sustituir a la experiencia habitual de la celebración de los misterios de la fe en comunidad 2 . Esa es la razón de la importancia de las celebraciones en el seminario, el 1 FERNANDEZ, Pedro. La liturgia en su teoría científica y en su praxis celebrativa. En: Phase. Barcelona. No.198 (Nov-Dic. 1993); p.475 2 SARTORE, Op. Cit., p.906

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Es un escrito que habla acerca de la formación de los futuros presbíteros en el ámbito litúrgico.

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Page 1: Ámbitos y Medios de La Formación Litúrgica de Los Futuros Presbíteros

ÁMBITOS Y MEDIOS DE LA FORMACIÓN LITÚRGICA DE LOS FUTUROS PRESBÍTEROS

Moisés Daniel Pérez Díaz

En este artículo se va a tratar acerca de los espacios que permiten que la liturgia en el seminario sea un verdadero proceso mistagógico en la vida de los candidatos al sacerdocio. El presbítero es el “maestro de la Palabra, ministro de los sacramentos y guía de la comunidad cristiana”. Su formación está encaminada a configurar en él una personalidad que integre estos elementos en la figura de un “Pastor al estilo de Jesús”. La formación litúrgica en el seminario no es un ámbito que sólo concierna a las clases de teología litúrgica. Es más bien un “ambiente” que ha de ir configurando en el candidato una “personalidad litúrgica” que resulte en un pastor que preside las celebraciones litúrgicas en fidelidad creativa a la Iglesia y como expresión festiva de una comunidad que celebra la presencia viva de Jesús resucitado.

La formación litúrgica de los futuros presbíteros no sólo es razón y fe, sino más bien, el compromiso de un hombre creyente, que se esfuerza por penetrar en la hondura de la fe con la inteligencia y la voluntad, con el corazón y la vida. De esta forma, respetando los límites de la razón y las propias limitaciones humanas, la verdad litúrgica se capta, amándola y celebrándola y se saborea en el corazón de la Iglesia y en su centro que es la Iglesia en celebración1.

1. EL SEMINARIO, COMUNIDAD LITÚRGICA. Por ser la naturaleza de la liturgia una realidad viva y mistérica, sólo es posible captarla participando en ella, por eso es que ninguna lección de teología o de pastoral litúrgica puede sustituir a la experiencia habitual de la celebración de los misterios de la fe en comunidad2. Esa es la razón de la importancia de las celebraciones en el seminario, el cual, al ser una comunidad educativa en camino, vive su fe litúrgicamente impregnada del espíritu de la misma3.

2. MÉTODO Y ENSEÑANZA DE LA LITURGIA EN EL SEMINARIO. La Instrucción para la Formación Litúrgica en los Seminarios propone en los principios pedagógicos de la iniciación a la vida litúrgica “una auténtica iniciación o “mistagogía” que debe “ilustrar especialmente las bases de la vida litúrgica: la historia de la salvación, la presencia de Cristo en los actos litúrgicos, la escucha de la palabra de Dios, el espíritu de oración, de adoración y de acción de gracias, la espera de la venida del Señor”4. Dicha iniciación o mistagogía se entiende en la forma como los primeros cristianos definieron y usaron dicho término.

La palabra mistagogía o mistagogia, y sus derivados, mistagogo, mistagógico vienen del griego: la raíz myst-, que indica el misterio, lo oculto, y agein, guiar, conducir. Se refiere por tanto, a todo lo que ayuda a conducir al misterio. En nuestro caso, el misterio de Cristo celebrado en la liturgia y vivido en la existencia cristiana. En la antigüedad cristiana, el término mistagogía se usaba para indicar el último período del

1 FERNANDEZ, Pedro. La liturgia en su teoría científica y en su praxis celebrativa. En: Phase. Barcelona. No.198 (Nov-Dic. 1993); p.4752 SARTORE, Op. Cit., p.9063 SC 17. Un comentario al respecto puede verse en PALUDO, Op. Cit., p.554 EF 9. SC 5 al 8

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catecumenado5. Mistagogía, pues, es la dinámica interior y la pedagogía con que la misma celebración litúrgica y sus agentes nos ayudan a celebrar en profundidad y luego a vivir ese misterio6.

Visto así, el método a seguir en la formación litúrgica de los futuros presbíteros es de introducirlos gradualmente en la celebración del misterio cristiano por medio de la docencia y las mismas celebraciones de la comunidad formativa, o mejor dicho, la comprensión de los misterios a través del desarrollo de la misma celebración, así, se forma en la liturgia a partir de la misma acción celebrativa7.

-. La enseñanza de la liturgia en el seminario. La liturgia, como asignatura dentro del plan de estudios teológicos, ha sido considerada por los principales documentos del magisterio que tratan al respecto del tema, “entre las materias más necesarias y más importantes en los seminarios y casas de estudio de los religiosos, y entre las asignaturas principales en las Facultades teológicas”8, esto se debe, en parte, al redescubrimiento de la dimensión teológica de la liturgia9, fruto del movimiento litúrgico10. Las directrices del magisterio piden que sea enseñada “bajo el aspecto teológico e histórico, así como bajo el aspecto espiritual, pastoral y jurídico” 11, de modo que los futuros presbíteros estén empapados del espíritu de la misma mediante un conocimiento más profundo del misterio pascual12.

Así pues, la liturgia también ha de ser vista como un principio informante de toda la teología, es decir, un modo de presentarla en cuanto actualización del misterio de Cristo y de la historia de la salvación. Este hecho la convierte, junto con la teología bíblica, en punto de partida de la teología en general13. En definitiva, el objetivo de la enseñanza de

5 RENZO, Gerardi. Mistagogía. En: MARCUS, Vico. Diccionario Teológico Enciclopédico. Navarra: Verbo Divino, 1996. p.641-6426 ALDÁZABAL, José. Vocabulario Básico de Liturgia. Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 1996. p.241-2427 EF 28 SC 16; OT 16; RFI 799 La naturaleza teológica de la liturgia ha sido un redescrubrimiento del movimiento litúrgico, pues en los tiempos anteriores al Concilio Vaticano II la liturgia se consideraba una materia auxiliar equiparada a la arqueología, y consistía únicamente en el estudio de las rúbricas. A partir de la Constitución Sacrosactum Conciliun 16, del decreto Optatam Totius 16 y de la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis 79 se ha tratado de hacer de la liturgia, por su naturaleza de celebración del misterio de Cristo, el punto de partida de un nuevo modo, es decir litúrgico, de hacer teología. Puede confrontarse al respecto el artículo de MARSILI, Salvatore. Teología litúrgica. En: SARTORE, Doménico y CANALS Juan. Nuevo Diccionario de Liturgia. Roma: Paulinas, 1987. p. 1948-1966. También puede consultarse la parte sobre teología litúrgica en LÓPEZ, Julián. En el Espíritu y la verdad. Introducción teológica a la liturgia. Salamanca: Secretariado Trinitario, 1994. p.371. CANALS, Juan. Liturgia y metodología. En: BOROBIO, Dionisio et al. La celebración en la Iglesia I. Salamanca: Sígueme, 1985. p.33-47. MARTIMORT, Aime. La ciencia de la liturgia. En: ________. La Iglesia en oración. Barcelona: Herder, 1992. p. 36-40. VAGAGGINI, Cipriano. El sentido teológico de la liturgia. Madrid: BAC, 1959. 875p.10 El movimiento litúrgico surgió a finales del siglo XIX en los monasterios benedictinos de Solesmes (Francia) y Beuron (Alemania), con la preocupación histórica y teológica de conocer el culto cristiano y el propósito pastoral de lograr que la liturgia fuese sustento de la vida espiritual y campo propicio para que participase el pueblo de un modo pleno, consciente y activo. Culminó con la reforma litúrgica del Vaticano II. Puede consultas el respecto. NEUNHEUSER, Burkhard. Movimiento Litúrgico. En: SARTORE, Doménico y CANALS Juan. Nuevo Diccionario de Liturgia. Roma: Paulinas, 1987. p.1365-1382. FLORISTÁN, Casiano. Movimiento Litúrgico. En: ________. Diccionario abreviado de liturgia. Navarra: Verbo Divino, 2001. p.216-21711 SC 16; OT 16; EF 4312 EF 4913 LÓPEZ, En el Espíritu y la verdad. Introducción teológica a la liturgia, Op. Cit. p.371

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la liturgia en la formación intelectual de los futuros presbíteros, es que ellos conozcan los dinamismos internos de la misma y la teología contenida en los libros litúrgicos, de manera que puedan llevar adelante uno de los objetivos de la reforma litúrgica; “la participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas”14 de todo el pueblo de Dios que estará a ellos encomendado. En otras palabras, al basar la enseñanza de la liturgia en unos sólidos principios teológicos los seminaristas tendrán elementos suficientes para comprender la profundidad de las acciones litúrgicas, de forma que puedan explicarlas y hacerlas vivir a los fieles15.

Puesto que la liturgia no es una asignatura “neutra”, pues en ella inciden factores vivenciales y no sólo intelectuales, no hay que descuidar la vida de fe en la enseñanza de la misma, ya que lo que llamamos formación litúrgica desborda en mucho los límites de una preocupación estrictamente académica16. Junto a la experiencia creyente, en la enseñanza de la liturgia es muy importante el aspecto pastoral y el ecuménico, porque el diálogo ecuménico exige una cuidadosa preparación en la ciencia litúrgica17.

El estudio de la liturgia debe contribuir a elaborar una síntesis convergente de toda la teología18, la que no puede considerarse terminada si no educa para captar en el momento litúrgico todo lo que ha sido aprendido en el estudio de la Biblia, de la dogmática, de la moral y de la espiritualidad, es más, se puede decir que la liturgia, en cuanto ciencia litúrgica, es un fundamento imprescindible para la renovación de la teología19.

“Las clases de liturgia deben constituir un curso vivo, o sea, deben enseñar a vivir cultualmente todo lo que se da en las clases de teología, dicho de otro modo, deben poner en evidencia las múltiples relaciones que animan entre sí la "lex credendi" y la "lex orandi". Es por eso que la formación litúrgica debe hundir sus raíces en todos los tratados teológicos”20. Esto es lo que estimula la estrecha colaboración entre el profesor de liturgia y los profesores de teología dogmática, moral, pastoral y derecho canónico21. En la enseñanza de la liturgia se conjugan una serie de matices y elementos. En la medida que se perfeccionen y se integren entre sí, las clases de liturgia podrán cumplir su cometido dentro del proceso de la formación litúrgica. Por lo anterior es oportuno tener en cuenta los siguientes aspectos:

-. El profesor de liturgia22. El profesor de liturgia juega papel un muy importante en la enseñanza de la misma, puesto que junto a la instrucción académica, es el principal llamado a “iniciar” a los seminaristas en los misterios que se celebran. Más que un simple comunicador de conocimientos es un “mistagogo” que introduce a sus alumnos poco a poco en lo que se celebra, es ideal que sea una persona plenamente

14 SC 1415 BALDANZA, Op. Cit., p.650-65816 AUGE, Op. Cit. p.1917 EF 4418 SC 10; 16; EF 5519 AUGE, Op. Cit., p.2020 MARÍN, José. Litúrgica y formación sacerdotal. En: Phase. Barcelona. No.21 (Mar. 1964); p.21321 EF 5322 La Instrucción In ecclesiasticam futurorum sobre la formación litúrgica en los seminarios dedica los números 51-55 al tema de las cualidades del profesor de liturgia

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compenetrada del sentido de la oración de la Iglesia, puesto que la liturgia es misterio y vida, antes que ciencia e incluso antes que ser acción y programa pastoral23.

-. El estudio de los libros litúrgicos24. “Los libros litúrgicos son medios importantes de cara a la celebración pues recogen aquellos textos, fórmulas y estructuras que, por su especial eficacia, por su tradición y aceptación eclesiales, parecen los más adecuados en determinado momento para servir a una celebración mejor. Ellos aseguran que la celebración sea eclesial. Conocerlos debe conducir a una celebración viva y creativa, en este aspecto”25. Entender bien el espíritu de lo que en ellos está contenido es un medio para afirmar lo anteriormente dicho26.

3. LAS CELEBRACIONES DE LA COMUNIDAD FORMATIVA. Las celebraciones litúrgicas de la comunidad del seminario tienen una doble finalidad: en primer lugar, el que los futuros presbíteros celebren y vivan su fe, ya que la mejor preparación para su próximo ministerio es que vayan profundizando y celebrando su fe con mayor autenticidad27. Y en segundo lugar, estas celebraciones constituyen una iniciación personal y práctica en la liturgia de la Iglesia28 .

Lo anterior reviste para las celebraciones litúrgicas en el seminario un talante y una manera de realizarlas muy particular en orden al cumplimiento de los objetivos anteriormente planteados. Dicho talante es la naturaleza comunitaria y sobrenatural que las caracteriza y el tono espiritual y pastoral usado en ellas, el cuidado al desarrollar los ritos y la dimensión eclesial, que es importante, puesto que, aún cuando se celebre en pequeños grupos, se celebra en unión con toda la Iglesia29.

Las celebraciones litúrgicas en el seminario son también ocasión especial para el encuentro con Dios en Jesucristo, o sea, la asimilación íntima y profunda de los misterios que se celebran, eso se consigue en la medida en que se fomente al máximo la participación activa y consciente de todos30. Otro elemento que contribuye enormemente a la vivencia del misterio, en las celebraciones, es el propiciar una sana variedad y adaptación en el modo de celebrar y de participar en ellas según la índole de cada celebración31, buscando que los seminaristas no sólo obtengan de ellas un mayor fruto espiritual, sino que, ya desde los años del seminario desarrollen las habilidades necesarias, aún prácticas, para el futuro ministerio del apostolado litúrgico32.

23 EF 51. También puede consultarse LÓPEZ, Julián. El carácter mistagógico de la formación litúrgica de los futuros presbíteros, ante el sínodo de 1990. En: Salmanticensis. Salamanca. No.1 (Ene-Abr. 1990); p.3024 Sobre los libros litúrgicos y la manera de entenderlos como “proyectos rituales” puede consultarse SCICOLONE, Ildebrando. Libros litúrgicos. En: SARTORE, Doménico y CANALS Juan. Nuevo Diccionario de Liturgia. Roma: Paulinas, 1987. p.1127-1144. TENA, Pere. Los libros litúrgicos en la docencia de teología sacramentaria. En: ALDAZABAL, José. La formación liturgica en los seminarios. Barcelona: Centre de Pastoral Liturgica, 1985. p.42-5325 ALDÁZABAL, José. El libro litúrgico como pedagogía de la celebración. En: Phase. Barcelona. No.116 (Mar-Abr. 1980); p.11726 EF 46 y 5227 ALDÁZABAL, Formación litúrgica en el seminario, Op. Cit., p.15128 LÓPEZ, El carácter mistagógico en la formación litúrgica de los futuros presbíteros. Ante el sínodo de 1990, Op. Cit., p.2629 EF 12 y 1630 LÓPEZ, El carácter mistagógico en la formación litúrgica de los futuros presbíteros. Ante el sínodo de 1990, Op. Cit., p.2631 EF 1732 RFI 52

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-. La celebración de la eucaristía33. Dada la importancia de la Eucaristía en la vida de la Iglesia, “fuente y cima de toda la vida cristiana”34 es lógico que si el seminario es una especial comunidad eclesial35, ella es el centro y culmen de la vida del mismo36. De la celebración y participación eucarística los seminaristas aprenden a reconocer y vivir todas sus dimensiones tales como: acción de gracias, sacrificio, memorial, sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de caridad y banquete pascual37. También ayuda a los seminaristas a formarse en las actitudes íntimas que la Eucaristía fomenta, a decir: la gratitud por los dones recibidos, la actitud donante, la caridad y el deseo de contemplación y adoración ante Cristo realmente presente en las especies eucarísticas38.

Como consecuencia de todo lo dicho, los futuros presbíteros descubren la dimensión eclesial de la Eucaristía y su significado para el pueblo cristiano como signo de esperanza en el camino de la liberación. Así, al amarla de esa manera, aprecian todo el bien espiritual que contiene para la Iglesia y de donde emana toda su fuerza39, por eso la Eucaristía es el centro de su vida espiritual y el alimento de su oración personal40.

Nunca serán suficientes los esfuerzos que se realicen en la comunidad del seminario para celebrar y vivir mejor la eucaristía. Pues en ella se encuentra el "centro y culmen" de toda la formación sacerdotal. "Celebrar la eucaristía, vivir de la eucaristía quiere decir descubrir constantemente- y cada vez más- la clave de todo lo que se refiere a la vida y al ministerio sacerdotal, así como también al contenido y a la escala de valores que les son propios"41.

-. La celebración del sacramento de la Reconciliación42. El sacramento de la Reconciliación contribuye grandemente a la maduración en la fe de los seminaristas, ya que ayuda a adquirir el espíritu del Evangelio, o sea: conversión progresiva, purificación del corazón, virtud de la penitencia y unión vital con el crucificado, así como también propicia las disposiciones para el seguimiento de Cristo43.

33 A propósito de las cuestiones prácticas de la celebración eucarística del Seminario es muy interesante consultar lo que al respecto dicen: EF números del 22 al 27; Instrucción Eucharisticum Mysterium. En: PARDO, Andrés. Documentación Litúrgica Posconciliar. Enchiridion Barcelona: Regina, 1992. p.155-183. Número 32; Ordenación General del Misal Romano. En: PARDO, Andrés. Documentación Litúrgica Posconciliar. Enchiridion Barcelona: Regina, 1992. p.198-261. Número 56h34 LG 1135 PDV 6136 Sobre este punto hay muchas referencias basta consultar: SC 10; Algunas Normas sobre la formación en los seminarios mayores 6; CIC 246§1; PDV 4837 SC 47. También hay un comentario al respecto en: PALUDO, Op. Cit. p.5738 PDV 4839 SC 1040 PO 14b; LG 28; EF 23. También puede encontrarse un comentario al respecto en: PALUDO, Op. Cit., p.5741 JUAN PABLO II. La Eucaristía constituye el centro y el culmen de toda formación sacerdotal. En: Seminarios. Madrid. No.119-121 (Jul-Sept. 1991); p.34442 Para los aspectos prácticos de la celebración del sacramento de la Reconciliación en la comunidad del seminario es oportuno consultar: EF números 35 y 36; RFI 55; CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO. Ordo Paenitentiae. Colección Libros Litúrgicos. Roma: Vaticana, 1974. Praenotanda número 7 y 22; JUAN PABLO II. Encíclica Redemptor hominis. Bogotá: Paulinas, 1986. 93p. Documento fechado el 4 de marzo de197943 EF 35; PDV 60

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-. La celebración comunitaria del Oficio Divino44. La celebración del Oficio Divino en la comunidad del seminario contribuye a que los futuros presbíteros amen las riquezas de la Palabra y de los Santos Padres contenidos en él, y que saquen del mismo, alimento para la oración personal y la contemplación45. Pero para ello es importante que los alumnos por medio del estudio de los principios doctrinales y la comprensión y estudio de los salmos, lleguen a discernir, a la luz del Nuevo Testamento y de la tradición, el misterio de Cristo en ellos encerrado46. Así, pues, vivido de esta manera, el Oficio Divino durante los años de seminario, es ocasión para tener una experiencia viva de Dios y es juntamente, una particular preparación para cumplir luego con una de las misiones que tendrán los futuros presbíteros como ministros ordenados: rezar y ayudar a rezar a los fieles esta Oración de las Horas47.

-. El año litúrgico48. El año litúrgico no es otra cosa que “la persona de Jesucristo y su misterio actuante en el tiempo y que hoy se celebra sacramentalmente por la Iglesia como memorial, presencia y profecía”49. De esta manera la Iglesia celebra, a través del año, la obra salvífica de su divino esposo y cada semana, en el día que llamó “del Señor”, conmemora su resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua. Además, en el círculo del año, al desarrollar todo el misterio de Cristo, venera la memoria de la Bienaventurada Virgen María, los mártires y demás santos50.

El año litúrgico es ocasión especial para caminar espiritualmente hacia la comunión con el misterio de Cristo por medio de la celebración litúrgica y la vivencia de los misterios celebrados51, en otras palabras, es un camino de crecimiento y madurez espiritual de los futuros presbíteros. De esta forma, la rica celebración del Año Litúrgico irá construyendo en ellos el modelo que ilumine su futuro ministerio pastoral y el fundamento que asegure su progreso en la meditación y su conocimiento del año litúrgico52. Sobre el año litúrgico en el itinerario formativo de los futuros presbíteros es oportuno destacar:

- El domingo53. La Iglesia, por una tradición apostólica que tiene su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que con razón es llamado "día del Señor" o domingo. En este día los fieles se reúnen

44 Para los aspectos prácticos de la celebración del Oficio Divino en la comunidad del seminario es oportuno consultar: EF 28 al 31; PABLO VI, Constitución Apostólica Laudis canticum. En: PARDO, Andrés. Documentación Litúrgica Posconciliar. Enchiridion Barcelona: Regina, 1992. p.1060-1065; Ordenación General de la Liturgia de las Horas. En: PARDO, Andrés. Documentación Litúrgica Posconciliar. Enchiridion Barcelona: Regina, 1992. p.1066-1115. Números 20, 22 y 26-27-28; PO 13; SC 89; RFI 5345 EF 2946 EF 31; Catecismo de la Iglesia Católica 1176; Puede también consultarse el comentario que a propósito de este tema se hace en: PALUDO, Op. Cit., p.6147 ALDÁZABAL, La formación litúrgica en el seminario, Op. Cit., p.15348 Para los aspectos prácticos de la celebración del Año Litúrgico en la comunidad del seminario es oportuno consultar: EF 32 al 34; SC 102 al 106 y 108 al 11149 BERGAMINI, Augusto. Año Litúrgico. En: SARTORE, Doménico y CANALS; Juan. Nuevo Diccionario de Liturgia. Roma: Paulinas, 1987. p.13750 SC 10251 EF 3252 EF 3353 A propósito de la vivencia del domingo en el seminario puede consultarse a los siguientes autores: ALDÁZABAL, La formación litúrgica en el seminario, Op. Cit., p.154. SÁNCHEZ, José. El domingo en la vida del seminario. En: Seminarios. Madrid. No.27 (Sept-Dic. 1965); p.597-617

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para que, escuchando la palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la pasión y la resurrección, por esto el domingo es la fiesta primordial. El domingo es la Pascua de la semana, es el día de la evocación adoradora y agradecida del primer día del mundo y a la vez prefiguración, en la esperanza activa del "último día"54.

"El domingo es un valor esencial, en el que se concentran el protagonismo de Cristo, la fuerza de su Pascua, la experiencia de comunidad, la Eucaristía como memorial y participación en la vida pascual de Cristo, la acción vivificadora del Espíritu, la alegría como actitud cristiana básica, el impulso a la fraternidad y al espíritu misionero, la visión cristiana y pascual del cosmos y de la vida humana"55.

Por todo lo anterior, en la experiencia de fe del seminario, la celebración del domingo tiene dos fines: que los seminaristas como cristianos que son, lo vivan profundamente de cara a su crecimiento espiritual, porque de lo contrario, el domingo sería algo importante sólo “para los demás”, y con este modo de actuar se podría suscitar, gradualmente, una práctica funcional vacía de significado, en la cual el presbítero o el agente de pastoral actúe siempre con miras a los destinatarios. Y, la segunda razón, que se desprende de la primera, es que de la vivencia integral del domingo dependerá en gran parte la manera en que lo vivan en medio de las numerosas tareas pastorales que representa el domingo en el ejercicio pastoral de los presbíteros56.

- Las fiestas57. En el desarrollo del año litúrgico tienen un especial lugar el recuerdo de la Bienaventurada Virgen María y de los santos. Ellos, al vivir íntimamente unidos a Cristo y al dar testimonio de él, incluso con su sangre en al caso de los mártires, proclaman el misterio pascual y nos animan con su ejemplo58. Esa es la razón por la que en el seminario estos días tienen un carácter festivo, de suerte que sean días de verdadera alegría59.

- La Palabra de Dios. “El conocimiento amoroso y la familiaridad orante con la Palabra de Dios revisten un significado específico en el ministerio profético del sacerdote, para cuyo cumplimiento adecuado son una condición imprescindible, principalmente en el contexto de la “nueva evangelización”, a la que hoy la Iglesia esta llamada. El Concilio exhorta: “Todos los clérigos, especialmente los sacerdotes, diáconos y catequistas dedicados por oficio al ministerio de la Palabra, han de leer y estudiar asiduamente la Escritura para no volverse predicadores vacíos de la palabra, que no la escuchan por dentro”60. Por eso, más que otros miembros del pueblo de Dios, el candidato al sacerdocio busca ser un “oyente” de la Palabra, preparándose para ese ministerio, entendiéndola en cuanto revelada y apropiándose de ella a través de la meditación61. En definitiva pues, hay que seguir luchando para que la Palabra de Dios sea estudiada con rigor, pero vivida en la celebración litúrgica.

54 SC 106. JUAN PABLO II. Carta Apostólica Dies Domini al Episcopado, al Clero y a los Fieles sobre la Santificación del Domingo. Bogotá: Paulinas, 1998. 110 p. Documento fechado el 31 de mayo de1998. Número 1 55 ALDÁZABAL, José. El domingo, con la Eucaristía y la Liturgia de las Horas, en la vida de una comunidad cristiana. En: Pastoral Litúrgica. Madrid. No.224-225 (Jul-Sept. 1995); p.1256 PALUDO, Op. Cit., p.7157 Puede ampliarse para los aspectos prácticos consultado EF 3258 SC 103 y 10459 EF 3260 PDV 47. También puede consultarse la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación Dei Verbum 2561 Orientaciones para educar en el celibato sacerdotal 77; SC 16; EF 43; PDV 47

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