Siglo nuevo

Me parece que no tendría mu-chas necesidades mortales si pudiera tener siempre música

en abundancia. Parece infundir fuerzaa mis miembros e ideas, a mi cerebro. La vida parece transcurrir sin esfuerzo cuan-do estoy llena de música.

Ya saben que la música puede ser una exquisita fuente de placer y diversión. Pe-ro, ¿sabían que puede ser una potente for-ma de oración, meditación y curación? De hecho la terapia musical es una tradición muy antigua.

Desde los albores de la humanidad los sanadores espirituales llamados cha-manes han utilizado también campanas y charracas (algo así como maracas) para ex-pulsar la enfermedad del cuerpo, la de-presión de la mente y la desesperación del alma.

Dado que la música puede ir más allá de las barreras de nuestra mente cons-ciente, ésta puede convertirse en la llave para abrir un sentido del yo. Incluso per-sonas que padecen serias enfermedades mentales y han perdido su orientación in-terior, con frecuencia responden a la mú-sica cuando todo lo demás ha fallado.

Encontrar la música personal que les llama de manera auténtica puede dar poder a medida que aprenden a nutrir su creatividad.

La música afl oja el agarre de la mente consciente durante el proceso de creación. Siempre me gustó la música clásica y la romántica.

Sé que hay grandes escritores que cuando escriben novelas oyen la música siempre sin aburrirse y se pueden inspi-rar perfectamente.

La música es un estimulante más fuer-te que el vino, la música ayuda a la gente

común y corriente o a los pintores, escul-tores, alfareros, etcétera, cuando se están preparando estudios para exámenes o en la búsqueda de cualquier idea creativa.

Si tienen en cuenta que Mozart fue ungenio, no es extraño que su forma de or-denar las notas musicales afecte su cere-bro de manera positiva. Los nocturnos pa-ra piano, esas piezas románticas, reso-nantes, meditativas, son virtualmente u-na farmacia musical. Todo hombre o mu-jer debería tener una cinta o un disco de música sedante para escucharla en los momentos de estrés.

Cuando el corazón esté triste, los nocturnos de Federico Chopin pueden restaurar a un alma arrebatada, aunque sea imposible reparar un corazón hecho pedazos.

Todos pueden oír música, la que más disfruten. Todos tienen gustos diferentes pero por eso hay compositores de todos los ritmos, todos los estilos, música para todos los estados anímicos.

Reconocer las oscilaciones de su es-tado de ánimo y honrar su realidad con música que acompañe la experiencia, es destreza espiritual.

Formen poco a poco, como puedan, u-na pequeña o grande colección de selec-ciones musicales que les ayuden a tran-quilizarse, a poner en orden sus pensa-mientos, a encauzar su energía creativa y a poner en marcha sus habilidades.

Todos son creadores de algo, todos tie-nen dones, posiblemente no los hayan des-cubierto pero traten de hacerlo, todos los tienen. Búsquenlos y los encontrarán. §

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La música como terapiaOlga de Juambelz

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ALIMENTO PARA EL ALMA