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ientos Orgánicos Las palabras orgánico e inorgánico han sufrido un considerable cambio de signicado en los últimos años, y estos cambios con frecuencia han sembrado algo de confusión tanto en la teoria como en la práctica. Orgánico significa perteneciente a un órgano; que está conectado con los órganos coorales y vitales de una planta o un animal. Téinos como estructura orgánica, enfermedad orgánica, química orgánica, nción orgánica, presentan una estructura de base idéntica: pertenecen a un todo organizado, a una unidad completa. En sus inicios, la química orgánica estudiaba los productos de los organismos animales y vegetales. Hoy en día, parece haberse restringido al estudio de los compuestos hidrocarbonados. N o hace mucho tiempo, a la anatomía se la denominaba como «ciencia de la organización». El anatomista dis tingue entre los términos orgánico y organizado. Con organi- zado nos referimos a cosas que tienen órganos -partes dife - renciadas entre sí. Con orgánico se definen las cosas resul- tantes de las actividades de síntesis vital de los cuerpos orga- nizados. Las substancias que no provienen de esta síntesis vital se denominan inorgánicas. Hoy en día todo esto ha cambiado. El término orgánico se utiliza para denominar a todos los complejos del carbono, estén presentes o no en los cuerpos vivos . El término inorgá- nico se suele aplicar a muchos alimentos que originalmente fueron producidos por un ser vivo, por lo cual serían orgáni- cos. El mejor ejemplo lo consituyen las sales alimenticias que están presentes en los alimentos animales y vegetales. Hay una tendencia a no diferenciar entre las sales que provienen de los alimentos y las procedentes del laboratorio químico. Además de ello, se acepta a la ligera que estas sales químicas puedan ser utilizadas como sustitutos de las sales que debe- rían existir en nuestros alimentos. Esta confusión proviene de definir" como orgánicas a una serie de substancias como los hidrocarburos, cuando ello sig- nifica en realidad productos de las actividades sintéticas de los seres organizados -de un organismo. Retenga que orgá- nico significa pertenecer a un órgano. Los químicos parecen querer pervertir los términos de la biología. El químico puede hacer parecer una cosa como si fuera na- tural, pero no puede emular a los múltiples procesos de refi- nado metabólico que realizan tanto los animales como los vegetales para producir sus substancias orgánicas. Tan sólo puede imitar, duplicar las creaciones de la Naturaleza. El químico manipula los elementos que llenaban el calde- ro de la vida antes que el «Supremo Sintetizador» actuara en él. Puede imitar un huevo, pero no puede hacer uno viable. Un huevo viable contiene todas las potencialidades del nue- vo animal. El huevo del químico parece tener de todo -de todo menos la capacidad de desarrollarse y formar un nuevo Herbert M. Shelton. animal. El huevo del químico nunca eclosionará. Las subs- tancias de la evolución son substancialmente diferentes de los productos de síntesis en laboratorio. Es a causa de cierta egomanía que la química intenta crear la vida a partir de ele- mentos muertos. El orden natural de la nutrición es para la planta el «CO- men> el suelo, y para el animal comer a la planta o sus pro- ductos. Este orden ha funcionado en nuestro planeta desde que existe la vida animal y vegetal. Ha f uncionado con gran eficacia durante todo este tiempo, y ahora resulta que se pre- tende imitar el trabajo de la planta e ir directamente al suelo para conseguir el sustento. Todo ello es ridículo. El uso co- mún de la sal de mesa (cloruro de sodio), el empleo por los médicos de sales de calcio, de hierro y otro tipo de prepara- ciones, así como el uso de las sales tisulares de Schuessler por parte de otro tipo de médicos tan sólo es saltarse el esla- bón natural e ir a comer directamente al suelo. El rociar con estas sales los alimentos de consumo habitual es una cues- tión similar. Este tipo de prácticas son fruto de la manía científ ica. E1 orden natural de la nutrición es para la planta el «comer» el suelo, y para el animal comer a la planta o sus productos. El cuerpo no utiliza el nitrógeno tal cual -usa proteínas, o más específicamente, aminoácidos-. Los aminoácidos acep- tables son los que provienen del mundo vegetal. El animal no los puede manufacturar a partir de los elementos aisla- dos. El cuerpo no puede utilizar el carbono tal cual -necesita carbohidratos, o, más específicamente,_ simple azúcar: monosacáridos-. Los azúcares aceptables provienen exclusi- vamente del reino vegetal. Los animales pueden convertir cier- tos compuestos proteicos en azúcar, pero no pueden fabri- carlo a partir de sus elementos. El cuerpo no utiliza carbono para formar las grasas, utiliza principalmente ácidos grasos. Puede formar la grasa a partir de proteínas y azúcares, pero no puede crearla a partir de sus elementos. El cuerpo depen- de de las plantas para absorber d «polvo de la tierra», y para transformarlo en substancias válidas -en substancias orgánicas-. El cuerpo animal no puede formar sales orgáni- cas a partir de los elementos del suelo sin el concurso de las plantas. El animal es incapaz de producir vitaminas a partir de sus elementos: las ha de recibir de las plantas en forma de provitaminas o vitaminas. Las actividades sintéticas del mundo vegetal manufacturan los alimentos de todo el mun- do animal. ¿Puede el químico suplantar el trabajo de la planta? Esto Natra Medicatri. 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Ali�nentos Orgánicos

Las palabras orgánico e inorgánico han sufrido un considerable cambio de significado en los últimos años, y estos cambios con frecuencia han sembrado algo de confusión tanto en la teoria como en la práctica. Orgánico significa perteneciente a un órgano; que está conectado con los órganos corporales y vitales de una planta o un animal. Términos como estructura orgánica, enfermedad orgánica, química orgánica, función orgánica, presentan una estructura de base idéntica: pertenecen a un todo organizado, a una unidad completa. En sus inicios, la química orgánica estudiaba los productos de los organismos animales y vegetales. Hoy en día, parece haberse restringido al estudio de los compuestos hidrocarbonados.

N o hace mucho tiempo, a la anatomía se la denominaba como «ciencia de la organización». El anatomista dis

tingue entre los términos orgánico y organizado. Con organi­zado nos referimos a cosas que tienen órganos -partes dife­renciadas entre sí. Con orgánico se definen las cosas resul­tantes de las actividades de síntesis vital de los cuerpos orga­nizados. Las substancias que no provienen de esta síntesis vital se denominan inorgánicas.

Hoy en día todo esto ha cambiado. El término orgánico se utiliza para denominar a todos los complejos del carbono, estén presentes o no en los cuerpos vivos. El término inorgá­nico se suele aplicar a muchos alimentos que originalmente fueron producidos por un ser vivo, por lo cual serían orgáni­cos. El mejor ejemplo lo consituyen las sales alimenticias que están presentes en los alimentos animales y vegetales. Hay una tendencia a no diferenciar entre las sales que provienen de los alimentos y las procedentes del laboratorio químico. Además de ello, se acepta a la ligera que estas sales químicas puedan ser utilizadas como sustitutos de las sales que debe­rían existir en nuestros alimentos.

Esta confusión proviene de definir" como orgánicas a una serie de substancias como los hidrocarburos, cuando ello sig­nifica en realidad productos de las actividades sintéticas de los seres organizados -de un organismo. Retenga que orgá­nico significa pertenecer a un órgano. Los químicos parecen querer pervertir los términos de la biología.

El químico puede hacer parecer una cosa como si fuera na­tural, pero no puede emular a los múltiples procesos de refi­nado metabólico que realizan tanto los animales como los vegetales para producir sus substancias orgánicas. Tan sólo puede imitar, duplicar las creaciones de la Naturaleza.

El químico manipula los elementos que llenaban el calde­ro de la vida antes que el «Supremo Sintetizador» actuara en él. Puede imitar un huevo, pero no puede hacer uno viable. Un huevo viable contiene todas las potencialidades del nue­vo animal. El huevo del químico parece tener de todo -de todo menos la capacidad de desarrollarse y formar un nuevo

Herbert M. Shelton.

animal. El huevo del químico nunca eclosionará. Las subs­tancias de la evolución son substancialmente diferentes de los productos de síntesis en laboratorio. Es a causa de cierta egomanía que la química intenta crear la vida a partir de ele­mentos muertos.

El orden natural de la nutrición es para la planta el «CO­men> el suelo, y para el animal comer a la planta o sus pro­ductos. Este orden ha funcionado en nuestro planeta desde que existe la vida animal y vegetal. Ha funcionado con gran eficacia durante todo este tiempo, y ahora resulta que se pre­tende imitar el trabajo de la planta e ir directamente al suelo para conseguir el sustento. Todo ello es ridículo. El uso co­mún de la sal de mesa (cloruro de sodio), el empleo por los médicos de sales de calcio, de hierro y otro tipo de prepara­ciones, así como el uso de las sales tisulares de Schuessler por parte de otro tipo de médicos tan sólo es saltarse el esla­bón natural e ir a comer directamente al suelo. El rociar con estas sales los alimentos de consumo habitual es una cues­tión similar. Este tipo de prácticas son fruto de la manía científica.

E1 orden natural de la nutrición es para la planta el «comer» el suelo, y

para el animal comer a la planta o sus productos.

El cuerpo no utiliza el nitrógeno tal cual -usa proteínas, o más específicamente, aminoácidos-. Los aminoácidos acep­tables son los que provienen del mundo vegetal. El animal no los puede manufacturar a partir de los elementos aisla­dos. El cuerpo no puede utilizar el carbono tal cual -necesita carbohidratos, o, más específicamente,_ simple azúcar: monosacáridos-. Los azúcares aceptables provienen exclusi­vamente del reino vegetal. Los animales pueden convertir cier­tos compuestos proteicos en azúcar, pero no pueden fabri­carlo a partir de sus elementos. El cuerpo no utiliza carbono para formar las grasas, utiliza principalmente ácidos grasos. Puede formar la grasa a partir de proteínas y azúcares, pero no puede crearla a partir de sus elementos. El cuerpo depen­de de las plantas para absorber d «polvo de la tierra», y para transformarlo en substancias válidas -en substancias orgánicas-. El cuerpo animal no puede formar sales orgáni­cas a partir de los elementos del suelo sin el concurso de las plantas. El animal es incapaz de producir vitaminas a partir de sus elementos: las ha de recibir de las plantas en forma de provitaminas o vitaminas. Las actividades sintéticas del mundo vegetal manufacturan los alimentos de todo el mun­do animal.

¿Puede el químico suplantar el trabajo de la planta? Esto

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ha sido durante muchos años un simple sueño. Se ha conse­guido imitar los productos de las plantas y hacerlos servir como alimentos para los hombres y los otros animales, y se ha insistido en que ha habido un relativo éxito. Ante todo esto se ha de tener en cuenta que el cuerpo marca una afila­da separación entre los productos de laboratorio y los que provienen de las actividades sintéticas del mundo vegetal. Por eso preferimos aplicar el término inorgánico para los prime­ros, y el de orgánico para los segundos.

Aún no hemos aprendido a hacer, ni siquiera imitar a las substancias vivas. Sabemos que los animales dependen de las plantas para su sustento y que no pueden acudir directamente a la tierra. Tampoco podemos sintetizar estas substancias en el laboratorio ni podemos enviarlas a la cocina o al laborato­rio para «purificarlas» (extrayendo sus sales) sin alterar esen­cialmente sus valores alimenticios. Es un error asumir, como hacen muchos investigadores, que una substancia química puede servir de sustento, independientemente de su forma o condición.

La clorofila es el gran laboratorio orgánico. Gracias a su ayu­da, las plantas, junto con la ayuda de la luz del sol, substraen los elementos crudos del suelo y junto con el carbono y el nitrógeno del aire sintetizan combinaciones orgánicas. El cuer­po no puede manufacturar sales orgánicas de los elementos del suelo. En el laboratorio, evidentemente, tampoco puede hacerse.

Las plantas, a excepción de las saprófitas y parásitas, for­man proteínas, carbohidratos, sales orgánicas y minerales. De­cimos que la tierra es el alimento de las plantas, y con el mis­mo sentido afirmamos que las plantas son el terreno de los animales.

«Todo material nutlicio es transfonnado por el reino vegetal -decía Trall-. Ninguna organización animal puede crear ali­mento de ningún tipo. Todo lo que el reino animal puede hacer es emplear los mateliales nutlicios que el reino vegetal pone a su disposición. El reino vegetal es intermedimio entre los reinos animal y mineral».

Los animales no pueden utilizar los elementos del suelo, ni pueden sintetizar carbohidratos a partir del carbono y el oxígeno. Por la misma razón por la cual no pueden utilizar más que las sales orgánicas resultantes del proceso de la vi­da vegetal, tampoco pueden utilizar minerales de la farma­copea o sales inorgánicas producidas en los laboratorios quí­micos o farmacéuticos.

El animal no puede sintetizar aminoácidos, los «ladrillos» de las proteínas; ni azúcares, «ladrillos» de la grasa; ni vita­minas. Debe recibirlos del reino vegetal. Las vitaminas sinté­ticas, actualmente muy de moda, no son más útiles que las sales inorgánicas que nos ofrecen los químicos. Los anima­les dependen de las plantas para la provisión de sus alimen­tos orgánicos -proteínas, azúcares, farináceos, grasas, sales orgánicas y de vitaminas-. Todos los alimentos vienen di­recta o indirectamente del reino de las plantas.

Han sido muy anunciadas y usadas ciertas sales inorgáni­cas denominadas «sales celulares», «remedios bioquímicos» o «remedios vitoquímicos», etc. No existe ninguna diferen­cia entre estas sales y los elementos del reino mineral, ex­cepto en la finura de su molido. Se ha postulado que por el hecho de estar microscópicamente disgregadas, estas partí­culas serían más asimilables por el cuerpo, a pesar de ser subs­tancias inorgánicas. De esta manera, ciertos profesionales las

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utilizan en su práctica. La físico-química nos indica que un mineral puede ser di­

vidido en la menor partícula posible, pero aun así es muy dudoso que el cuerpo pueda utilizar un remedio que no pro­viene del reino vegetal. Las sales minerales deben sintetizar­se en un tejido vivo antes de ser procesadas por los sistemas metabólico y digestivo del hombre o del animal, y sólo en ese caso podrán utilizarlos en la construcción corporal, en su depuración y en otras finalidades constructivas.

Por otra parte, la incapacidad del organismo animal para tomar los elementos directamente de la tierra, del aire o del agua, para sintetizar aminoácidos, cadenas de carbono, sales orgániéas, vitaminas, etc. , lo hace íntimamente dependiente del reino vegetal. Como estos productos no pueden fabricar­los los animales, necesitan aprovisionarse de ellos en el rei­no vegetal. La fuente primaria de los alimentos de lo·s anima­les, a excepción del agua y el oxígeno, es el reino vegetal. La mayor parte de los alimentos suelen provenir de sus par­tes verdes y de sus partes en crecimiento.

El cuerpo animal es capaz de construir las más complejas formas de proteína si tiene un aporte adecuado de cadenas de carbono y de aminas en su dieta. La vaca, la oveja, el cer­do, el pollo, o cualquier otro animal que puedas comer ha tenido que aprovisionarse de los aminoácidos necesarios a partir de fuentes externas (de las plantas). No hay nada en el cuerpo humano que no se haya desarrollado a partir del reino vegetal; nada, a excepción del agua y el oxígeno.

Ls productos vivos no sólo no se pueden repetir en un laboratorio, sino que además son muy poco conocidos.

Es un hecho probado que los animales superiores no pue­den sintetizar cadenas de carbono, ni cerrar anillos molecu­lares, y sólo en raros casos pueden efectuar procesos de ami­nación, así como tampoco pueden sintetizar vitaminas o sa­les orgánicas -esta incapacidad de síntesis obliga al animal a hacer una provisión de ellos a través de la dieta-. Repito nuevamente: el orden normal de la alimentación es que las plantas se alimentan del suelo y los animales de los productos de las plantas. El sueño del químico por invertir este orden es una expresión de su egomanía.

Las sales orgánicas se presentan en forma coloidal. El hie­rro, calcio o fósforo coloidales son utilizables. Las sales inor­gánicas son cristaloides y no son utilizables. Los minerales en crudo, después de que han sido organizados por los pro­cesos vitales de los vegetales y transformados a compuestos complejos, son asimilables y utilizables por el cuerpo, pero tomados en su estado elemental son peligrosos, algunos de ellos son incluso un veneno para el cuerpo. La planta absor­be los elementos del suelo y los transforma en compuestos, a los cuales está limitado el reino animal.

Muy acertadamente dice Carque: «Incluso el emblión vege­tal necesita de los compuestos orgánicos de la semillas hasta que sus raíces y hojas han crecido. Las características y el grado de superioridad que se cambia en las substancias inorgánicas está realizado principalmente en las zonas verdes de la planta, me­diante la clorofila, que es el punto de salida de !as combinado-

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nes orgamcas. La clorofila es, por ello, una substancia de gran importancia fisiológica».

Sólo en muy limitados casos han podido los químicos imi­tar las producciones de la naturaleza. Los productos vivos no sólo no se pueden repetir en un laboratorio, sino que ade­más son muy poco conocidos. La Bioquímica, por ello, no es lo que su nombre indica. La vida sólo puede subsistir en una complicada mixtura. La Química tan sólo estudia peque­ños fragmentos de ello. Los fisiólogos y los biólogos parecen haber olvidado el principio de individualidad de la masa vi­viente, como un complejo de elementos y compuestos, cada uno de los cuales posee además estrechas interrelaciones con todos los demás. Cada elemento es vitalmente esencial para el bien de la unidad viviente.

La Bioquímica aún tiene más incógnitas que respuestas. Los químicos aún no saben qué procesos suceden en el interior del ser viviente. Se escriben importantes tratados sobre Bio­química, pero aun así, el 98% de lo que se dice no son más que especulaciones.

Así como el cuerpo animal es incapaz de sintetizar ami­noácidos, tampoco puede formar sales orgánicas a partir de los compuestos inorgánicos que le administran doctores y farmacéuticos. El reino animal es el gran laboratorio de los animales, y aún no hemos aprendido a duplicar sus proce­sos. Imitar sus procesos, sí, pero muy diferente es sintetizar urea que sintetizar una proteína completa.

Hemos de asegurar nuestra provisión de sales minerales a través de los alimentos. No podemos extraerlas de ninguna otra fuente nutricia. Cuando el vegetal ha elevado la catego­ría de los elementos crudos del suelo a un estado superior, entonces se pueden asimilar como alimento y pueden ser con­vertidos en materia animal. El animal depende de este pro­ceso, sea comiendo el vegetal; sea indirectamente comiendo al animal que ha ingerido el producto vegetal. La única ex­cepción a esto es el oxígeno y el agua.

Ls mismos elementos, e incluso con una composición similar, pueden ser en un caso un alimento entero o en

otro un veneno virulento.

Sabemos que los mismos elementos, e incluso con una com­posición similar, pueden ser en un caso un alimento entero o en otro un veneno virulento. La proteínas de los frutos se­cos y el ácido nítrico deben parte de sus características al ni­trógeno que contienen ambos. El azúcar y el alcohol no sólo contienen los mismos elementos, sino que además guardan una composición química muy parecida. Uno es un alimen­to, el otro un veneno. Saben y huelen diferente y producen efectos diferentes.

El aire es rico en nitrógeno. Las plantas son capaces de ab­sorberlo y asimilarlo -para hacer proteínas de él. Pero los animales no: deben obtenerlo de los alimentos.

También habíamos insistido en que el animal no sintetiza vitaminas ni aminoácidos esenciales. Puede sintetizar azú­cares a partir de diferentes substancias, pero no a partir del carbono en crudo. Los únicos minerales utilizables han de ser los que están en combinación orgánica. Sólo las plantas

(frutas y verduras) pueden utilizarlos con la ayuda del sol. Denominamos sales orgánicas a las sales formadas por las

plantas y sales inórgánicas a las sales formadas por otros pro­cesos. El químico seguirá insistiendo en que él no ve ningu­na diferencia entre los dos grupos de materiales, pero el cuer­po sí sabe marcar la importante diferencia que existen entre las sales orgánicas y las inorgánicas.

EL EJEMPLO DEL HIERRO

El hierro es un elemento esencial para el cuerpo. Se halla sobre todo en los hematíes. Lo absorbemos a partir de las frutas y vegetales. En esa forma es utilizable. No podemos obtener hierro absorbiéndolo sin este tipo de combinación. Su frecuente uso como droga medicamentosa altera la diges­tión, produce cefaleas y constipación.

Mnes de inválidos, de niños flacos, de chicas cloróticas y de pacientes

anémicos están tomando hierro cada día, a veces en inyecciones, otras en pastillas, etc., bajo la supervisión del

médico. Esta práctica común es inútil.

Los elementos están disponibles por el cuerpo sólo ante de­terminadas combinaciones. Debemos extraer los minerales de los alimentos. De igual manera, debemos sacar las vitami­nas de los alimentos. Las vitaminas sintéticas son tan inúti­les como las sales del suelo antes de ser organizadas por las plantas.

Muy acertadamente dice McCann: «No podemos admitir es­to porque el químico suele calcular el hiena corporal como la cantidad que tienen de "óxido de hiena" los hematíes, ya que no podemos ir a la tienda y comprar el óxido de hierro y asimi­larlo en tal forma. El hiena sanguíneo no existe en esa fonna. El químico no expresa el hiena en la combinación que está pre­sente en la unidad corporal.

»Aquí reside el gran enor de la medicina de las patentes y las manufacturas y también del profesional ético que trata de hacer creer a la gente que ciertas sales halladas en e! cuerpo humano también son útiles en la terapéutica.

»El óxido de calcio que los analistas encuentran en el suero no es el mismo que el que se produce en los laboratmios.

»El calcio, el hiena y otros minerales, tal como aparecen en la sangre y en las secreciones internas, están presentes incluidos en substancias maravillosamente complejas y que no pueden com­prarse en las tiendas o crearse en las industrias».

Otto Carque dice: «EnJos alirnentos naturales, el hiena pre­sente lo está en fomw de complicados complejos de hioTo que han sido construidos merced a los procesos vitales de las plan­tas. A partir de estos complejos se forma la hemoglobina en el organismo animal, el cual no es capaz de sintetizarla a partir de partículas más elementales de tipo inorgánico». También in­siste Carque en que los alimentos son unidades orgánicas, «en las cuales las sales tisulares están asociadas químicamente con las substancias orgánicas, y sólo en ese estado son capaces de mantener la fuerza vital.

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Experimentos realizados con ratas anémicas a las que se les administraban dietas de hierro farmacéutico, de cenizas de alimentos ricas en hierro, de harina a la que se había aña­dido cobre, etc. , demostraron que la anemia sobrevenía y no mejoraba, independientemente del tipo de aditamiento ali­mentario añadido. Las ratas también necesitan los alimentos en su estado natural -de origen vegetal- para poder mante­nerse en salud.

Miles de inválidos, de niños flacos, de chicas cloróticas y de pacientes anémicos están tomando hierro cada día, a ve­ces en inyecciones, otras en pastillas, etc., bajo la supervi­sión del médico. Se supone que con este tratamiento se su­plirá la deficiencia dietética y se recobrará la fuerza. Esta prác­tica usual es inútil. A veces induce una equívoca sensación de bienestar, por la cual aún se sigue utilizando. Pero este hierro no es asimilable por el organismo, y además, si se ad­ministra a mujeres cloróticas de diatesis tuberculosa, inclu­so se puede provocar la aparición de una tuberculosis.

EL EJEMPLO DEL FÓSFORO

El fósforo es un elemento necesario en la constitución de los huesos y de los nervios. Debemos administrarlo a nues­tro cuerpo en la forma que nos lo proporcionan las plantas. El fósforo mineral tal como se presenta en la tierra es un fuerte veneno. La legislación prohíbe su uso en las cerillas actual­mente debido a su toxicidad. Afecta primordialmente al hueso de la mandíbula produciendo una alteración denominada «mandíbula en foso». Su uso continuado como medícamen­to, incluso a pequeñas dosis, produce anemia y emaciación. Aunque es esencial para los huesos y los nervios, el fósforo, cuando no está «organizado» como en las plantas, es el ele-

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mento más virulento y venenoso de todos los elementos prin­cipales del organismo humano. Un hombre de peso medio tiene en su cuerpo unos 56 gramos de fósforo. Pero tan sólo dos gramos de este elemento «desorganizado» dado a un hom­bre sano le producen una gran excitación, especialmente del cerebro. La inflamación y el delirio pueden causarle la muerte en una hora. Diez veces esta cantidad, pero tomada en forma vegetal, no producen ningún problema.

El envenenamiento por fósforo está caracterizado por sín­tomas nerviosos y mentales, ictericia, hiperemesis, degene­ración grasa general, presencia de pigmentos biliares, albú­mina y otros componentes anormales en la orina para finali­zar con la muerte.

El envenenamiento crónico por fósforo era frecuente en los trabajadores de las fábricas de cerillas. La necrosis de la man­díbula era una consecuencia frecuente. Es tan potente como el mercurio a la hora de afectar a las estructuras óseas.

Se ha dicho que los animales y los niños eran capaces de utilizar el fósforo inorgánico para favorecer la osificación. Las gallinas parecen ser capaces de usar este fósforo inorgánico para mejorar la dureza de las cáscaras de los huevos. Pero se nos ha de plantear la pregunta: ¿Es capaz el organismo animal de sintetizar fósforo orgánico a partir de fósforo inor­gánico? Ese es el verdadero problema.

Berg dice : «Muchos fisiólogos cometen e! enor de no distin­guir entre !os complejos de tipo salino y !os ésteres (!os denomi­nados compuestos orgánicos mixtos), que son compuestos rn !os cuales el fósforo se ha introducido como pieza vital y parte cons­tituyente de un complejo orgánico. En este punto la distinción con sus homólogos químicos es vital». «Incluso en los animales más desanollados y evolucionados, no se ha podido observar que el organismo animal sea capaz de conseguir este tipo de reduc-

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lierbert M. Shelton, recientemente Jallecido a avanzada edad, lw •·epresentado durante muchos a>ios la vanguardia del movimiento Higienista lntemacional. El Higienismo, fuertemente criticado por algunos sectores por su radicalismo, ha sido ww de los pilares básicos en los que se sustenta el

método natt1ral de curación.

ción del fósforo, y esta incapacidad es la probable explicación de la imposibilidad, por parte de los animales superiores, de sin­tetizar cadenas de carbono. » «Innumerables investigadores han estudiado este tema, y prácticamente todos han coincidido en que este tipo de síntesis es ajena al reino animal».

EL EJEMPLO DEL AZUFRE

El azufre es venenoso. Pero el azufre es un elemento esen­cial para el mantenimiento de la vida, y cuando se suminis­tra al cuerpo en forma de alimento es altamente beneficioso. En forma de medicina no es saludable.

Berg hizo una revisión de los experimentos realizados, que afirmaban que el cuerpo animal puede asimilar sales inorgá­nicos, mostrando los métodos incorrectos que se habían uti­lizado para llegar a esas conclusiones. En relación al caso del azufre dice : «Sabemos de la existencia de este elemento en el organismo sólo en fomw de cisteína, o en forma de su "anhidli­ta", la cistina; y no hay ninguna duda de que los complejos de azufre aparecen en fonna de "azufre neutro" en la orina. La cistina es una substancia esencialmente vital que no puede ser sintetizada en el organismo animal». Osborn y Mendel han in­dicado repetidamente que el crecimiento, e incluso el sim­ple mantenimiento de la estatura, es imposible a menos de que haya unos aportes adecuados de cistina. Los complejos sulfúreos son asimilables tan sólo en el estado en que están los complejos orgánicos.

EL EJEMPLO DE CALCIO

La cal o el calcio no puedo. administrarse al cuerpo alimen­

tándonos de yeso o cal viva. En esa forma, la cal es un irri-

tante y un corrosivo. En su forma primaria es altamente des­tructiva para los tejidos del cuerpo. El agua de cal, que se daba a veces a los niños, no sólo no es de ningún valor, sino que además puede ser peligrosa. La debemos tomar tal como nos la administran las plantas.

Los alimentos inapropiados a veces pueden «expulsar» a los apropiados «La administración de grandes dosis de cloruro de calcio -dice Berg- induce severas pérdidas de calcio, y pue­de culminar con una osteoporosis o con una osteomalacia en los animales de experimentación». El cloruro de calcio induce una hiperacidez dentro del cuerpo, con un empobrecimiento de las reservas de álcalis como las de los huesos que sirven para neutralizar los ácidos.

Se sabe que existe un <<antagonismo biológico» dentro de la fisiología animal entre los álcalis solubles y los álcalis mi­nerales. «Si se administra bicarbonato o cualquier otra sal de sodio al ser humano, incluso en cantidades moderadas, pero du­rante un periodo lo suficientemente largo, aunque no hace falta que se haya administrado durante mucho tiempo, se observa el siguiente fenómeno extraordinario: aparecen grandes cantida­des de sales de calcio y de magnesio en la orina, mostrando de esta manera que cuando administramos al hombre sales de so­dio o de potasio en exceso, se produce un fuerte desequilib1io de la economía corporal que ocasiona esta excreción aumentada de calcio y de magnesio» (Reinheimer).

Berg sigue diciendo: «Con las únicas excepciones del carbo­nato de calcio y el fosfato tlicálcico, todas las demás sales de calcio inducen una gran hiperacidez corporal. Rose lo ha obser­vado repetidamente sobre seres humanos adultos a los que se les habían administrado sales de cloruro cálcico y de sulfato de calcio, y Fuhge, un discípulo de Elich Muller, observó lo mismo cuando daba sales de cal a los niños».

Berg ha postulado que el radical ácido (carbono) del car­bonato de calcio puede ser enviado de forma gaseosa hacia los pulmones, en los cuales quizá podría realizarse su excreción.

Copp y otros, estudiando los factores nutricionales de la artritis, hallaron que era esencial restaurar el equilibrio cál­cico antes de que se pueda hablar de una recuperación. En­contraron que cuando se administraban sales inorgánicas de calcio u otro tipo de sales de carácter básico eran rápidamente eliminadas y no se asimilaban por los tejidos. Los cuerpos de los animales tan sólo utilizan las sales que les han sido preparadas por el reino vegetal, existiendo una dependencia simbiótica de gran significancia.

Aunque no hay ninguna duda de que las sales inorgánicas de las droguerías y farmaCias pueden ser absorbidas más o menos por el cuerpo, e incluso que quizás alguna de ellas pueda ser de utilidad para neutralizar reacciones puramente químicas, como la neutralización de los ácidos, es evidente que no pueden llegar a formar parte de los dientes, múscu­los, nervios, sangre o glándula;; del cuerpo.

Los experimentos parecen querer demostrarnos que cuan­do existe una deficiencia de sales en la dieta, con el uso de sales inorgánicas -cenizas de maderas, por ejemplo- el or­ganismo animal puede ser capaz de utilizar todas las sales presentes en construir nuevo tejido. No hay ninguna eviden­cia, sin embargo, de que el simple añadido de este tipo de sales inorgánicas puede hacer a una dieta igual a otra lo sufi­cientemente rica en sales orgánicas. En la mayoría de casos parece que pueden inducir una degeneración grasa.

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EL EJEMPLO DEL YODO

El yodo se nos presenta en los alimentos de forma utiliza­ble, pero el yodo farmacéutico es un veneno importante. El uso prolongado de yodo y sus compuestos produce una con­dición denominada yodismo; caracterizada por frio violen­to, resfriados, cefaleas, incremento de la secreción salival (in­salivación), sabor metálico, irritación gástrica y rash cutáneo. Ha producido numerosas muertes, y su uso en el bocio se ha demostrado ineficaz. El yodo alimenticio nunca produce este tipo de problemas.

La siguiente exposición del American Medicine, de mayo de 1926, nos da una visión parcial de los efectos de los com­puestos inorgánicos de yodo :

«En vista de la enonne publicidad realizada afinnando que el yodo era de gran valor en el tratamiento del bocio, y en rela­ción al uso recomendado de la administración de la sal yodada, es muy importante saber que se debe dar una importancia simi­lar en advertir a los ciudadanos de los peligros que puede supo­ner el empleo indiscriminado de los compuestos de yodo. El yo­do es una droga, aunque las necesidades corporales de yodo nos parezcan indicar que su uso puede ser adecuado como parte de la dieta. Su uso ha de ser restringido, puesto que tiene unas pro- . piedades fannacológicas muy detenninadas, especialmente cuan­do se ingiere en cantidades considerables o cuando lo toman cier­tas personas especialmente susceptibles a sus efectos, que pare­cen sufrir una activación de ciertos procesos patológicos con la administración de yodo. Hay una amplia evidencia de que el yodo produce rashes cutáneos, y asimismo de que el acné vulgar es mucho más difícil de curar en personas que hacen uso de la sal yodada. Además de ello, la posibilidad de aparición o recu­rrencia de un hipertiroidismo nos demuestra ampliamente que la técnica de administrar yodo a los adultos es ineficaz y pre­senta numerosas desventajas y peligros».

OTROS EJEMPLOS

También se afirma que una pequeña cantidad de arsénico forma parte de la unidad corporal. No hace falta explicar los

Las sales arsenicales inorgánicas administradas por algunos doctores son peligrosas, y no son «arsénico

orgánico» .

efectos nocivos del arsénico. Las sales arsenicales inorgáni­cas administradas por algunos doctores son peligrosas, y no son «arsénico orgánico».

La sal común (cloruro de sodio) no es una excepción de esta regla, ya que siguen siendo sales inorgánicas.

Berg demostró que cuando se administraban sales inorgá­nicas («sales artificiales nutritivas»), éstas se comportaban co­mo cuerpos extraños dentro del organismo «incrementando la presión osmótica hasta límites intolerables», siendo, por esta razón, «rápidamente eliminadas del cuerpo».

Berg añade: «Cuando se toma una dieta rica en ácidos y no­sotros deseamos neutralizar este exceso de ácidos administran­do sales inorgánicas de carácter básico, el uso de papel de tor-

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nasal nos demostrará que la orina rápidamente se toma alcali­na. Durante la noche, sin embargo, que es el periodo en el cual se realiza la mayor limpieza del organismo tras los ejercicios del día, la cantidad de sales de carácter básico se ve rápidamente reducida debido a la excreción aumentada de sales orgánicas, observándose como resultado que la orina matinal (que contie­ne productos de recambio tisular acumulados durante la noche), toma a ser de carácter ácido, siendo rica en ácido úrico, aunque su poder de tamponar el ácido úrico manteniéndolo en solución sea escaso. En otras palabras, cuando las necesidades de sales

La trituración homeopática no es parecida a los procesos naturales de síntesis de la vida vegetal, y por ello

estos productos no son aceptados por el organismo.

son suplidas con sales inorgánicas, éstas son excretadas tan rá­pidamente que el organismo incluso sufre t¡n empobrecimiento, al mismo tiempo que la necesidad de álcalis es aún mayor.»

«Estas condiciones son muy diferentes en el caso de los nutri­mentos naturales. En éstos, las bases de tipo inorgánico están transfonnadas en una combinación orgánica estable, y su pre­sencia muchas veces no puede ser detectada hasta que se destru­ya la estructura orgánica de la que fonnan parte. Hasta cierto punto, los compuestos de este tipo son capaces de resistir la ac­ción desintegradora de la digestión, como he podido comprobar en el caso de la leche. En esta fonna, las bases no irritan el orga­nismo animal, y pueden ser retenidas dentro del organismo du­rante un pniodo considerable, hasta que las bases han sido re­cuperadas y ionizadas por la transfonnación de combinaciones orgánicas. Si administra mos sales orgá nicas con abundancia de bases a una persona haciendo cambios en el tipo de alimentos que ingiere, observaremos que la reacción al papel de tornasol de la orina matinal sigue siendo alcalina, y en estos casos vemos que se reduce el aporte dietético de ácido úrico hasta el mínimo, mientras que al mismo tiempo la capacidad de eliminar el ácido úrico asciende al máximo. Mientras que el efecto de las sales inor­gánicas sólo se prolonga durante una o dos horas después de su ingestión, las bases de los alimentos nonnales, ricas en sales nutritivas naturales, siguen siendo efectivas durante prolonga­dos periodos de tiempo, y están siempre a mano cuando el cuer­po tiene necesidad de ellas. He observado que el agua de cocción de las patatas, verduras, etc., o bien la leche con pocas proteínas (suero), es rápida y efectiva».

Berg dice: «El carbonato de calcio, de este modo, actúa sobre el organismo animal como una base libre a este respecto, pu­diendo reducir la acidosis neutralizando los ácidos. Obviamen­te, todas las sales inorgánicas en estado libre pueden actuar pro­duciendo este efecto, siempre y cuando puedan ser absorbidas por el organismo en una fonna soluble. Las bases libres, sin em­bargo, al igual que los ácidos libres, tienen la desagradable ca­racterística de ser corrosivas. Disuelven la materia orgánica, y de este modo no pueden ser toleradas por el organismo a menos de que se administren en una dilución extrema».

Además de eso, el uso de sales inorgánicas de la cal, a ex­cepción del carbonato de calcio y el fosfato tricálcico, pro­duce acidosis. Grandes cantidades de calcio inorgánico in-

Page 7: Ali nentos Orgánicos - Dialnetrecta o indirectamente del reino de las plantas. Han sido muy anunciadas y usadas ciertas sales inorgáni cas denominadas «sales celulares», «remedios

ducen osteoporosis y osteomalacia. El cloruro de la cal, si se administra durante largo tiempo, produce severas pérdidas de calcio e incluso deformaciones de los huesos. El cloruro de calcio induce hiperacidez corporal y las bases de los hue­sos y otros tejidos son utilizadas para neutralizarla. Sólo hay una forma segura de tomar suplementos de calcio, esto es, de nuestros alimentos naturales.

En las plantas, los minerales están combinados en estruc­turas muy peculiares que son transformadas por el sistema vital de la célula y de este modo son asimilables. Las sales de Schuessler y de Carey, incluso cuando son administradas a la dilución decimal sexta de la terapia homeopática, como se administran usualmente; no son asimiladas por el orga­nismo. La trituración homeopática no es parecida a los pro­cesos naturales de síntesis de la vida vegetal, y por ello no son aceptadas por el organismo. Lo mismo se podría decir de numerosas «sales celulares», «sales vegetales» o «alimen­tos esenciales» que tan de moda están en este país (Estados Unidos).

Los miembros de la escuela de Bioquímica de la Facultad de Medicina, seguidores unos de Schuessler, otros horneó-

Las sales inorgánicas actúan principalmente, por no decir

totalmente, como meros «estimulantes».

patas, declaran que este tipo de sales son utilizables por el organismo animal corno «sales tisulares» debido precisamente a su fina trituración. Esto es un error.

En sentido estricto no existe la denominada ciencia de la

Bioquímica. La denominada Bioquímica tan sólo estudia la química de los organismos muertos.

El cuerpo posee la capacidad de formar las substancias de las cuales está necesitado, y el ejercicio de esta capacidad de­pende de la administración regular de los nutrimentos nece­sarios a través de los alimentos en crudo. Por ejemplo, la ti­roxina, formada por la tiroides, es el tri-yodo-triptófano. La formación de esta hmmona depende sobre todo de la admi­nistración regular de un aminoácido, el triptófano, pero tam­bién del aporte regular de yodo. El yodo farmacéutico, sea cual sea su presentación, no puede llegar a formar parte de la tiroxina, y su uso muchas veces acrecienta la patología que queremos prevenir o curar.

Los médicos han prescrito el hierro durante mucho tiem­po como terapia de la anemia, la clorosis, y otras condicio­nes. Aberhalden, un científico alemán, realizó toda una serie de experimentos con animales de diferentes especies para de­terminar hasta qué punto eran capaces de absorber y utilizar diferentes formas de hierro. Descubrió que los animales ali­mentados con dietas pobres en hierro, a los cuales se les aña­dían substancias inorgánicas de hierro, eran incapaces, a lar­go plazo, de producir tanta hemoglobina como los animales alimentados con una dieta normal. Llegó a la conclusión de que las sales inorgánicas actúan principalmente, por no de­cir totalmente, como meros «estimulantes», y que la hemo­globina se deriva esencialmente, del hierro orgánico adminis­trado por los alimentos. La hemoglobina es un compuesto proteico en el cual las sales de hierro orgánico entran, mien­tras que las sales de la droguería no entran.

• Selección y traducción: josep Lluís Berdonces i Serra (médico naturista). • Extraído de Shelton; Herbert M. : · «The Science and Fine Art of Food and Nt<trition>>, pp. 1 09-22, Natural Hygiene Press, 6th Revised Edition, FLorida, EE.UU., 19tl4.

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