algunos géneros académicos y su proyección periodística

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Capítulo 3 Algunos géneros académicos y su proyección periodística Al final del capítulo anterior, anticipamos que reservaríamos el tratamiento autónomo de otros dos géneros, derivados también por lo general de un proyecto y sus subproductos discursivos, como el de la reseña y el artículo, para examinar sus correlaciones con otro circuito de circulación, producción y consumo que resulta afín, el periodístico. Estos dos géneros, que indudablemente forman parte de la práctica académica, resultan ser a menudo trasladados a la práctica periodística, primariamente con fines de divulgación y difusión de los resultados de la investigación científica a un auditorio más amplio y no especializado. Esta doble articulación es la que nos proponemos abordar aquí, extendiéndola al tan mediático y difundido género de la entrevista, tratando de establecer las diferencias cualitativas entre ambas concreciones: la académica y la periodística, atendiendo a sus peculiaridades de registro, estilo, audiencia, soporte, estructuración, objetivos, etc. 1. El artículo Es común encontrar trabajos que diferencian con el vago rótulo de ensayo entre los trabajos académicos o científicos, destinados a una audiencia especializada en la disciplina, de aquellos otros llamados de ideas u opinión, donde la argumentación no recurre a un aparato erudito bibliográfico y se plantean un destinatario más amplio, no especializado (Caminos, 114). Aquí abordaremos concretamente las diferencias que existen entre el llamado paper o artículo científico y académico y el artículo de divulgación, partiendo de la base de que ambos trabajos emergen de un proyecto de investigación disciplinar y científico, pero se plantean diferentes objetivos, lo cual afectará su forma de presentación, registro, audiencia y formato. Artículo Científico Un artículo científico es un texto para publicar, que presenta un tema específico y sugiere posibles investigaciones futuras. Relativamente breve comparado con géneros como la monografía o tesis, en muchas ocasiones son síntesis de informes o trabajos de mayor envergadura. Su finalidad es contribuir al avance del conocimiento en determinada disciplina. Señala Sabino que “la palabra inglesa paper posee una acepción bastante semejante a la de esta denominación” (23). Aunque muchas veces es monográfico en cuanto a su contenido -entendiendo por ello la reducción a un tema único bien delimitado y preciso- se destina siempre a la publicación en revistas especializadas. Los artículos científicos facilitan la comunicación parcial e inmediata de las investigaciones en marcha hasta tanto se corroboren y se publiquen en toda su extensión en el formato libro; en esto radica la importancia que tienen en el mundo de la ciencia. Generalmente, en el momento de la redacción se tiene en cuenta especialmente el tipo de comité de lectura o referato de la revista adonde va dirigido, así como el tipo de publicación. La lógica con que se maneja este formato, tradicionalmente, puede resumirse en algunos interrogantes lo suficientemente amplios para ser pensados desde distintas áreas disciplinares, que orientan acerca de la preparación con que se debe contar antes de pensar en la redacción de un artículo científico: ¿Qué problema se estudió? ¿Qué hipótesis se manejó? Generalmente, estos puntos aparecen explicados en la parte introductoria. ¿Cómo se estudió el problema? A través de qué material y métodos usados. Esta información se ofrece en algunos casos al principio o en apartados que le siguen.

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Definición de los géneros "artículo" y reseña

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Capítulo 3

Algunos géneros académicos y su proyección periodística

Al final del capítulo anterior, anticipamos que reservaríamos el tratamiento autónomo de otros dos géneros, derivados también por lo general de un proyecto y sus subproductos discursivos, como el de la reseña y el artículo, para examinar sus correlaciones con otro circuito de circulación, producción y consumo que resulta afín, el periodístico. Estos dos géneros, que indudablemente forman parte de la práctica académica, resultan ser a menudo trasladados a la práctica periodística, primariamente con fines de divulgación y difusión de los resultados de la investigación científica a un auditorio más amplio y no especializado. Esta doble articulación es la que nos proponemos abordar aquí, extendiéndola al tan mediático y difundido género de la entrevista, tratando de establecer las diferencias cualitativas entre ambas concreciones: la académica y la periodística, atendiendo a sus peculiaridades de registro, estilo, audiencia, soporte, estructuración, objetivos, etc.

1. El artículo Es común encontrar trabajos que diferencian con el vago rótulo de ensayo entre los trabajos académicos o científicos, destinados a una audiencia especializada en la disciplina, de aquellos otros llamados de ideas u opinión, donde la argumentación no recurre a un aparato erudito bibliográfico y se plantean un destinatario más amplio, no especializado (Caminos, 114). Aquí abordaremos concretamente las diferencias que existen entre el llamado paper o artículo científico y académico y el artículo de divulgación, partiendo de la base de que ambos trabajos emergen de un proyecto de investigación disciplinar y científico, pero se plantean diferentes objetivos, lo cual afectará su forma de presentación, registro, audiencia y formato. Artículo Científico

Un artículo científico es un texto para publicar, que presenta un tema específico y sugiere posibles investigaciones futuras. Relativamente breve comparado con géneros como la monografía o tesis, en muchas ocasiones son síntesis de informes o trabajos de mayor envergadura. Su finalidad es contribuir al avance del conocimiento en determinada disciplina. Señala Sabino que “la palabra inglesa paper posee una acepción bastante semejante a la de esta denominación” (23). Aunque muchas veces es monográfico en cuanto a su contenido -entendiendo por ello la reducción a un tema único bien delimitado y preciso- se destina siempre a la publicación en revistas especializadas. Los artículos científicos facilitan la comunicación parcial e inmediata de las investigaciones en marcha hasta tanto se corroboren y se publiquen en toda su extensión en el formato libro; en esto radica la importancia que tienen en el mundo de la ciencia. Generalmente, en el momento de la redacción se tiene en cuenta especialmente el tipo de comité de lectura o referato de la revista adonde va dirigido, así como el tipo de publicación.

La lógica con que se maneja este formato, tradicionalmente, puede resumirse en algunos interrogantes lo suficientemente amplios para ser pensados desde distintas áreas disciplinares, que orientan acerca de la preparación con que se debe contar antes de pensar en la redacción de un artículo científico:

¿Qué problema se estudió? ¿Qué hipótesis se manejó? Generalmente, estos puntos aparecen explicados en la parte introductoria.

¿Cómo se estudió el problema? A través de qué material y métodos usados. Esta información se ofrece en algunos casos al principio o en apartados que le siguen.

¿Cuáles fueron los hallazgos? Los resultados obtenidos ya forman parte del desarrollo constituido por los apartados centrales del artículo.

¿Qué significan esos resultados? Esta parte de corte evaluativo es la más creativa y original y es la que puede generar discusión sobre el artículo.

Antes de escribir finalmente un artículo, el autor debe plantearse: 1) ¿qué decir? 2) ¿qué importancia tiene el artículo? 3) ¿cuál es la forma más adecuada para el mensaje? 4) ¿a quién va dirigido? 5) ¿cuál es la revista apropiada para publicarlo?

Como vemos todas estas cuestiones apuntan a ordenar la redacción en una

estructura semejante a la IMRDyC (Introducción, métodos, resultados, discusión y conclusión) que ya hemos citado en el capítulo anterior. Recordemos que los artículos científicos, en gran parte de los casos, son de corte monográfico. La extensión característica de una monografía ronda entre las veinte y las treinta páginas. En las revistas académicas, a veces se restringe la extensión de los artículos entre 15 y 20 páginas. Presentan una bibliografía sintética, que suele restringirse a los libros citados en el desarrollo del trabajo. Por lo general es conveniente no segmentarlo en las partes tradicionales de una monografía (Introducción, Desarrollo o Cuerpo y Conclusiones), ya que se trata de evitar la reproducción de un formato más escolar; por el contrario se prefiere incluir los contenidos de Introducción y Conclusiones en apartados con subtítulo de encabezamiento y cierre, destinándole la mayor extensión al desarrollo del tema. Nunca incluyen índices o sumarios, pero sí es frecuente encontrar epígrafes en su apertura. Lo referido respecto de las Notas y Citas son aplicables también a estos artículos. Una de las características más visibles es la inclusión de jerga y tecnicismos propios de la disciplina, y un aparato de referencias bibliográficas sólido y riguroso.

El artículo de divulgación Cuando nos referimos a un artículo de divulgación estamos proponiendo en principio otro objetivo primario y otro destinatario: la difusión de un conocimiento a un público no especializado en nuestro tema de estudio. Esto influye notoriamente en el nivel de lengua dominante, ya que se tratará de evitar un lenguaje excesivamente técnico, y si se usara, se deberán proporcionar los datos necesarios para su comprensión. El lenguaje tiende a ser más llano y accesible, evitándose la profusión de notas y referencias bibliográficas, ya que aquí la meta no es sostener una trabada y rigurosa argumentación, sino dar a conocer las ideas principales sobre un tema. La estructura suele ser más laxa y flexible, enfatizando el valor explicativo. Este género, muy utilizado en las ciencias llamadas duras, para divulgar conocimientos de poca difusión, suele preferir presentaciones panorámicas de temas, atendiendo a un interés general más que acotadamente disciplinar. Y su circuito convencional de circulación son las revistas (generalmente en formato tabloide, no libro) llamadas de interés general o más precisamente de divulgación Estos textos a menudo son exigidos en las instituciones tecnológicas para difundir entre los beneficiarios directos o los patrocinadores de determinados proyectos, los resultados de una investigación, con un formato y lenguaje más adecuado a un público general que al especialista. Es común cierta resistencia de los investigadores a producir estos textos por dos razones de diferente naturaleza: una se asienta en una creencia infundada sobre el poco valor ‘científico’ de estos textos que trasvasados a un discurso semi-periodístico, perderían su habitual rigurosidad; la otra razón, menos admitida, se apoya en la visible dificultad para redactar sus conclusiones

en un lenguaje más accesible y dirigido a un lector no versado en dicha ciencia, sin perder por ello su carácter científico y objetivo.1 En el ámbito de las ciencias humanas y sociales, los artículos de divulgación son escritos por lo general por investigadores y científicos, expertos en el tema que, paralelamente a la redacción y publicación de artículos académicos, ven la conveniencia de ampliar la difusión de sus resultados a una audiencia mayor. Por eso el canal de publicación privilegiada son los periódicos o revistas de mayor circulación. Cuadro comparativo:

Índices de comparación Artículo de divulgación Artículo científico

VÍA DE CIRCULACIÓN Periódicos, semanarios, revistas de interés general

Libros, revistas eruditas y/o académicas

NIVEL DE LENGUA DOMINANTE

Llano, coloquial, argumentación liviana

Técnico, erudito, neutro, rigurosa argumentación

LECTORES Público en general y/o interesado en el tema

Lector especializado, técnico, disciplinar. Experto

OBJETIVOS Difusión, prevención, opinión, explicación

Comunicación de investigación básica y/o

aplicada

PRODUCTOR/AUTOR Experto competente en el tema o especializado en el

mismo, generalmente personalizado, aparición de

marcas de subjetividad

Técnico-especialista Experto

CONTENIDO General, acompañado por ilustraciones, esquemas,

fotos o infografía para despertar el interés

Específico. El acompañamiento gráfico

aparece cuando es indispensable.

ESTRATEGIAS DOMINANTES

Primera persona singular, interrogación retórica, giros

coloquiales, referencias autobiográficas,

modalizadores de opinión, (“creo que...”, “me parece”),

digresiones y figuras retóricas (ironía), rara vez aparecen notas al pie o al

final; se utilizan colores en el diseño gráfico

Primera persona del plural u oraciones impersonales, uso

de notas y profusión de referencias bibliográficas, sin

disgresiones ni lenguaje figurado o metafórico. Argumentación fuerte.

ESTRUCTURA No estructurado, puede revestir distintas

modalidades. Aparecen recuadros con información

anexa

Estructuración interna aunque no se haga evidente;

subtitulación

PERSONAL INTERVINIENTE

Experto invitado por un Centro de estudios o de

investigación, experto del

El experto es evaluado por distintos grupos: comité

editorial, consejo de

1 Llega a nuestras manos en el momento de revisión de este libro el útil trabajo de Estela Moyano,

Comunicar ciencia. El artículo científico y las comunicaciones a congresos, donde examina este género y lo distingue del artículo de divulgación, a partir de nociones y prácticas más frecuentes en el ámbito de las ciencias exactas y naturales. Véase el capítulo 4 para la discusión de este género en particular y sus modalidades de estructura.

staff editorial o invitado por la editorial

redacción, referato, comité de evaluadores

ASPECTO FÍSICO No estructurado, revista o libro, generalmente tabloide,

otros

Formato libro: tapa, contratapa, retiros

En el Apéndice I incluimos artículos de divulgación aparecidos en diarios de

amplia tirada y difusión masiva, con un breve análisis de sus componentes distintivos, que ayudará a la confrontación con el tipo de artículos académicos disciplinares a que está habituado el estudioso o investigador en su profesión. No hemos incluido ejemplos de estos últimos ya que son los trabajos más conocidos y consultados por el lector de este libro, y exigirían la delimitación de un tema específico en una disciplina particular. 2. La reseña El interés por abordar la reseña como género discursivo nace de la creciente utilización en el ámbito académico de textos referidos a otros textos, que buscan informar sobre sus aportes distintivos y permiten concentrar las ideas relevantes en escritos de reducida longitud. Carlos Sabino define la reseña como “un escrito breve que intenta dar una visión panorámica y a la vez crítica de alguna obra. Es frecuente que en revistas científicas aparezcan reseñas de libros de la especialidad, que ayudan a los lectores a conocer mejor las posibles fuentes de información existentes.” Luego especifica que “sus dimensiones no superan usualmente las tres o cuatro páginas” (28). Estamos refiriéndonos aquí obviamente a lo que denominaremos ‘reseña académica’ para diferenciarla luego de la ‘reseña periodística’, de menor extensión y sujeta a diferentes prescripciones de acuerdo a su ámbito de circulación y al medio gráfico que la contiene.

Como definición general proponemos verla como un texto escrito de longitud variable -generalmente breve-, donde se presenta información sobre un texto literario o científico. La información contenida informa sobre las tesis principales del libro y su montaje o estructura, junto con todos aquellos aspectos útiles para el lector de la obra reseñada. Generalmente incluye además una opinión, valoración o interpretación del mismo donde aflora la perspectiva subjetiva del reseñador. A veces conviene distinguir la reseña meramente informativa de la llamada reseña ‘crítica’, que aspira a añadir al resumen del contenido y descripción formal del texto , una valoración personal que implica un juicio sobre la obra, tendiente a obtener un efecto sobre el lector, ya sea recomendando su lectura, o bien, en casos de juicios negativos, desalentando la misma. Este nuevo orden valorativo necesita sostenerse sobre una cuidada argumentación y fundamentación, que avale la recomendación final.

Conviene iniciar la reseña con un título propio del reseñador que sintetice la idea principal del libro. A continuación le debe seguir la referencia bibliográfica completa (autor, título, lugar de edición, editorial, año de edición y cantidad de páginas.) Generalmente el primer párrafo de la reseña está dedicado a un encabezamiento que introduzca la tesis principal del libro. Luego, se deben desarrollar las ideas relevantes que conforman el libro, y a menudo conviene hacerlo mediante el seguimiento de la estructura del libro por partes y/o capítulos. El párrafo (o párrafos) final está dedicado generalmente a resumir los aspectos esenciales, a destacar características del montaje de la obra y, en caso de proponerse como una reseña crítica, enunciar los juicios valorativos del mismo.

Para elaborar una reseña es necesario cumplir ciertas fases: 1. lectura cuidadosa del libro a reseñar 2. elaboración de un esquema de contenidos de las ideas esenciales, ya sea

mediante un índice analítico de las tesis tal como se desenvuelven

linealmente en el libro, o bien respetando la división en partes y/o capítulos del libro

3. descripción del montaje del texto, de su línea y modalidades argumentativas, de los niveles de narración

4. análisis de los paratextos (título del libro, subtítulos, prólogos de otros autores, dedicatorias, epígrafes)

5. listado de juicios o valoraciones propias respecto de dichos contenidos y formas

6. redacción de un texto corto mediante párrafos, de acuerdo al esquema sugerido en el punto anterior: título y ficha bibliográfica, párrafo de encabezamiento o presentación, párrafos informativos de los contenidos y estructura, párrafos valorativos y conclusivos.

La cercanía de la reseña con el resumen la convierte en un instrumento eficaz

para relevar la información nuclear de un libro, dar cuenta de la secuencia de ideas, aislar sus tesis, identificar sus aportes a un tema o disciplina, y brindar evaluaciones o juicios críticos que puedan alentar al lector a su lectura y adquisición.

Su proximidad con el resúmen nos permite con Van Dijk concebirla como una serie de “macroproposiciones que ejecutan lo que la memoria hace de manera automática: seleccionar y reducir información” (221). El lector atento tendrá no sólo que comprender las oraciones de un texto a reseñar, sino también advertir de qué manera están organizadas las informaciones de un texto, resumirlo correctamente identificando las ideas relevantes y “relacionar finalmente las estructuras textuales con las funciones pragmáticas y sociales de esos textos” (Van Dijk 229).

Podemos distinguir dos tipos de reseña, basándonos principalmente en el medio gráfico de publicación de la misma. Las reseñas ‘periodísticas’ de libros se circunscriben a diarios, periódicos o revistas de divulgación, de gran tirada y publicación frecuente. Las reseñas ‘académicas’ se publican generalmente en revistas científicas, eruditas, disciplinares, de menor tirada y periodicidad, con un circuito de circulación menos masivo. Por el canal en el cual circulan, se ven a menudo afectadas estructuralmente por una serie de características que ayudan a distinguirlas. Las reseñas periodísticas suelen ser más breves -algunos párrafos-, escritas en un lenguaje llano y general, destinadas a un público masivo, con una estructura más laxa y cercano al comentario o resumen de contenido. Las reseñas académicas suelen ser más largas -entre 2 y 4 páginas-, escritas en un lenguaje más técnico y científico, dirigidas a un público especializado en una disciplina, y acentuando la fundamentación crítica con notas al pie, citas y bibliografía.

En el Apéndice I incluimos un análisis de ambos tipos de reseña que resultará de utilidad para contrastar sus componentes específicos. 3. La entrevista

La entrevista se ha convertido en el mundo contemporáneo, gobernado por los medios de comunicación, en su ‘género estrella’, especialmente si hablamos del discurso periodístico y la investigación social. El efecto de realidad y autenticidad que contribuye a crear reside en esta fabulación de enfrentarnos directamente con la voz y el rostro de ilustres personajes, personalidades destacadas, astros inalcanzables. O, en el caso de catástrofes, atentados, guerras, el rostro y la voz del informante, el testigo casual, la víctima; siempre en una cercanía mayor que la de los otros géneros del relato o la crónica.

En ella se da la máxima aproximación de la escritura al registro oral; aunque leamos la entrevista como discurso escrito la percibimos como conversación, en una suerte de género mixto que parece borrar o difuminar el distanciamiento y la mediación de la letra. Este efecto de proximidad y cercanía la hace aparecer como ‘más verdadera’ que otros géneros, lo cual le permite ser el género privilegiado de la

videopolítica, en el caso de las entrevistas orales. En la explosión massmediática, la entrevista recupera esa apuesta de contacto directo con el mundo y contribuye a su mayor credibilidad. En su excelente y útil libro, La entrevista, una invención dialógica (1995), Leonor Arfuch pasa revista a diferentes componentes del género periodístico -sin hacer un estudio particular del género en su utilización académica-, que pueden servir de base para discutir los aspectos centrales involucrados en su producción. Si bien es claro su parentesco con la conversación, es un registro discursivo complejo que se aleja de aquella

por su grado de institucionalización, por su intencionalidad, por su articulación con el espacio público, por la notoriedad o status de sus protagonistas y por el tipo de competencia exigida en el rol del entrevistador (ajuste entre preguntas y respuestas, requisito de mantener el interés del público, resumir, repreguntar, volver sobre un tema pendiente, hacer avanzar el diálogo, anular silencios, abrir una polémica). (49)

En particular resulta interesante cómo el diálogo de la entrevista configura “una figura de tres vértices: entrevistador, entrevistado y público”. Este último como tercero en discordia se interpone y aleja así la entrevista de la mera conversación -que se realiza entre dos puntos-. El principio dialógico que la organiza es el de “uno pregunta – otro responde” (27); allí se establece un pacto de cooperación con ciertas reglas y reparto de papeles que, a veces, se transgreden y vuelven hostil el diálogo -es el caso común de cuando se invierten los roles, o los turnos de participación, en el caso de entrevistadores que buscan sobresalir y alardear de sus conocimientos por encima del entrevistado-. Resulta curioso que este efecto de realidad, en la entrevista escrita, persiste hasta tal punto que resulta difícil distinguir entre la persona entrevistada en carne y hueso y el personaje discursivo que habla en el diálogo transcripto. Señala Arfuch que “a pesar de su cercanía no deben confundirse ambas figuras”, entrevistadores y entrevistados son personajes construidos para su exhibición escrita (55). Para los potenciales entrevistados -¿quién puede serlo?- la entrevista resulta ser un ritual de consagración (59), pero es obvio que la persona elegida debe tener algún tipo de competencia particular identificable con un rol, que justifique el género, ya sea por sus condiciones especiales o bien por su participación en eventos -los testigos de catástrofes, los anónimos de los reality shows, etc.-.

Cabe destacar la importancia de la escenografía en algunas entrevistas acompañadas de fotos, donde el espacio es registrado a veces no sólo como lugar de encuentro sino como símbolo del personaje -rincones, bibliotecas, ventanas, edificios públicos, calles, derrumbes, barrios periféricos-: “a veces es justamente el escenario el que hace al personaje” (73). Otra idea fructífera es pensar la entrevista desde sus efectos retóricos: la autenticidad, el juego de presencia directa, el simulacro del cara a cara supone un contrato de lectura, donde la verdad de lo dicho se transforma en un valor -aunque se reconozca difícil su verificación-. Esta idea de que la voz hegemoniza la entrevista y la letra se subordina a ella es uno de sus fundamentos nucleares; la escritura aparece como subsidiaria de la voz, como la transcripción de un “suceder, pensar, decir” previo y exterior. Se desarrolla, en general, fragmentariamente: la interrogación va a ir desencadenando relatos -historias, anécdotas, recuerdos- que operan como pequeños detalles o fragmentos de una totalidad a aprehender -la persona del entrevistado-.

Estos relatos alternan la esfera pública con la privada y, dependiendo del énfasis en una u otra, estamos cerca de su registro periodístico e informativo o bien del científico o académico. No es lo mismo la biografía de un político, una estrella de cine, un héroe deportivo, que la de un científico premiado o una escritora célebre. Así como el objetivo de la entrevista determinará el registro y clase de la entrevista, la

persona del entrevistado reglamentará también la índole de las preguntas, las esferas involucradas, etc.

Arfuch dedica un interesante capítulo a otra modalidad massmediática del género, “Reality shows y la vida sin fronteras” (82). Entre los personajes canónicos de la entrevista es posible encontrar al hombre común, al portavoz de grupos, al héroe accidental, a la víctima, etc. De lo testimonial a lo antropológico, su intervención es diferente a la de las vedettes de turno. Los temas, léxicos e intencionalidad difieren, ya que el objetivo va más allá de su persona (82). La calle se ha transformado en un verdadero espacio televisivo para la entrevista, de tal modo que lo que no vemos en la pantalla parece no haber existido. (86). Otro capítulo interesante es el relacionado con “La política como conversación” (109): la entrevista aparece hoy como la forma más cotidiana del discurso político; es el lugar de la confesión, el desmentido y la réplica, donde se produce la espectacularización de la política. Finalmente, la entrevista en la investigación periodística entroniza la figura mítica del reportero: mezcla de investigador, periodista y detective en busca de la primicia, el enigma, las pruebas para la denuncia (131).

La entrevista académica y de divulgación

En el caso de la entrevista académica el objetivo dominante es el de divulgación de una ciencia, arte o esfera de la cultura. La entrevista pretende articular la vida con la obra, la persona con el área de conocimiento, desnudando a veces el lado ‘oscuro’ o secreto o desconocido de la autoría que el producto en sí no alcanza a iluminar (Arfuch, 24). Por más científica que sea la entrevista, igualmente tiende a alejarse de la impersonalidad y fría objetividad del discurso informativo, ya que es imposible desterrar los efectos de afectividad que conlleva en el registro de reacciones y sentimientos (admiración, reconocimiento, identificación). La entrevista de divulgación suele darle popularidad a figuras cuyo ámbito de desarrollo e incidencia es bastante restringido: escritores, artistas, profesores, científicos. Para Arfuch, “la entrevista de divulgación propiamente dicha privilegia el registro del saber” y busca difundir en un registro comprensible cuestiones de alta complejidad (75). Asimismo, la autora ratifica que este género “es uno de los lugares confirmatorios de una identidad profesional por la importancia creciente que asume la aparición en los medios para la configuración de una posición de prestigio en el campo académico e intelectual” (76).

La entrevista está muy emparentada con los géneros de la intimidad como la autobiografía o las memorias. La gran diferencia es que en ella hay un sujeto que pregunta y el que contesta es aquel que expone su intimidad. Si bien en la entrevista académica esto está más oculto, en ocasiones también se evidencia esta incursión en la esfera privada vinculada con su faceta pública o científica. Conviene tener siempre presente que en este género escrito –como en todo texto- se fabrica un artificio que consiste en hacer creer que hay transcripción de la oralidad cuando, en realidad, hubo tanto montaje que de lo oral casi no queda nada. Cuando ya ha pasado la entrevista ‘real’, es decir, el acto de preguntarle a alguien una serie de cuestiones que nos interesan, en ese momento se empieza a editar. Se verá cómo comenzar, qué título poner y se elige un final. Estos recortes no deben alterar la palabra del entrevistado.

Graciela Gliemmo, en Las huellas de la memoria, entrevista a trece escritores latinoamericanos y, en la Introducción, dice que es ésta una “labor artesanal”; más adelante advierte que, después de haber sido publicadas en suplementos culturales y revistas, “las [ha] reescrito en su mayoría, [ha] desplazado bloques de preguntas y respuestas” (12). Gliemmo aclara a pie de página qué tipo de reescritura -versión reducida, versión completa, versión de conferencia de prensa, versión ampliada, primera versión de entrevista inédita- tuvo cada entrevista según el medio en el que fuera publicada pero, también, declara que ha mantenido “títulos, subtítulos y copetes” porque “tienen las marcas del momento [...y...] transmiten las huellas de una

impresión inmediata” sobre los entrevistados. Esto pone a la luz el trabajo de armado de una entrevista escrita y, al mismo tiempo, la necesidad de jugar con artificios de escritura que simulen y mantengan la frescura de un acto oral. En el Apéndice I reproducimos una de sus entrevistas, además de otra periodística, con un breve análisis de su desarrollo y características.

El caso del rol del entrevistador revela en muchos casos una relación de poder; asume el espacio social de la interrogación y puede, a veces, ubicarse en un plano igualitario donde interesa más la pregunta que su eventual respuesta. Es interesante preguntarse en nombre de quién habla, ya que suele asumir la representatividad de un interés social general. Es el gran mediador entre el público y el entrevistado. Puede hacerse transparente, casi oblicuo o interponer con sus marcas la relación más directa entre los otros dos participantes. Pero aun cuando simule casi no estar presente, es quien dirige, desvía, agrega, selecciona, oculta, provoca.

La entrevista es además una narrativa (89), relato de historias diversas, diseña identidades, legitima figuras, refuerza ámbitos de poder... Cabe destacar algunos de sus rasgos más recurrentes: aceleración, discontinuidad, ritmo del clip, continuidad espacio-temporal, composición de personajes, narración de argumentos. Reconstruye temas o vidas a partir de pinceladas y detalles, fragmentos de totalidades inapresables. La biografía es una de sus poéticas fundamentales; las memorias, la obsesión biográfica pone en sintonía lo personal con lo documental, dice Arfuch (100), en una pretensión de dar cuenta de “la vida tal cual es” (103): “el que recuerda focaliza hechos y situaciones que van más allá de su propia experiencia y forman parte de la memoria colectiva” (101).

La ilusión de inmediatez que crea la entrevista simboliza en una sociedad cada vez más individualista y desigual la recuperación del interés por la voz del otro: “Podemos no creer lo que el entrevistado nos dice pero tendemos a creer que alguien dice” (153), que es posible la comunicación, que podemos conocer a la persona, dejar que nos cuente, apresar en su vivencia el latido social.

Antes de tratar de sistematizar los conceptos centrales respecto del género, resultará útil enumerar todos estos aspectos que hasta aquí hemos analizado ya que constituyen sus lados más fructíferos e interesantes :

-efecto de realidad (de la letra a la voz, el cara a cara, la ilusión de inmediatez) -montaje escrito de la oralidad (potencialidad oral del diálogo) -situación comunicativa: diálogo entre tres participantes -cruces entre lo público y lo privado, interés social y obsesión personalizadora

de lo biográfico -tensión entre el fragmento y el detalle como formas de condensación de

totalidades -cruce entre géneros y tipos discursivos (informativo, descriptivo, narrativo) -impronta de subjetividad y afectividad (vaivén desde la cordialidad a la

eventual hostilidad en el diálogo, se tiende a evitar la erudición retórica o la cita técnica, ya que se potencia el registro divulgativo, y un ritmo cercano a la conversación).

-Puesta en escena o simulacro escrito de un encuentro dialógico, físico, oral. La entrevista es un género emparentado con la “conversación”, pero no

espontáneo sino pautado, sujeto a un plan o guía de interrogantes y cuestiones, con el objetivo de recopilar información sobre un tema o personalidad destacada. Su tipología es amplia, ya que puede centrarse en una sola persona (‘individual’), generalmente centrada en sus cualidades profesionales (científicas, deportivas, artísticas), o bien ‘colectiva’, cuando participan varias personas, generalmente orientada a investigar un tema o acontecimiento para el cual se requieren diversos puntos de vista u opiniones. Puede fluctuar entre un formato libre y quasi espontáneo, que se va modificando al ritmo de la conversación y según el giro que va proponiendo el entrevistado a través de sus respuestas, o bien puede ser muy dirigida con un cuestionario con un número

fijo de preguntas. Cada vez es más común la publicación de entrevistas académicas en revistas científicas que se han desarrollado sin contacto oral entre sus participantes, exclusivamente por medios escritos (correo, correo electrónico). Muchos científicos prefieren esta modalidad ya que les permite pensar mejor las respuestas y dominar completamente su discurso, al reducir a un grado mínimo la libre interpretación que pueda hacer el entrevistador en la transcripción de sus respuestas.

Del mismo modo, es posible matizar la entrevista focalizando múltiples aspectos y metodologías: puede tener un registro fuertemente “documental” cuando el objetivo es indagar y transmitir lo que la persona entrevistada sabe sobre un tema o acontecimiento, añadiendo material documental probatorio. Otras veces la entrevista va dirigida a captar el registro emocional, informando sobre actitudes, sentimientos, reacciones ante determinados hechos o cuestiones.

Etapas de elaboración

La Preparación supone acotar claramente el objetivo de la entrevista, previa selección de la persona o personas a entrevistar, y preparar un plan o guía de posibles interrogantes y cuestiones a debatir, que organizan los puntos centrales del futuro diálogo. El hecho de la selección del futuro entrevistado implica operar con el prestigio del mismo y del propio entrevistador. Es decir que hay una negociación de status entre los interlocutores que se establece antes de la conversación propiamente dicha. La Realización de la entrevista consiste básicamente en el diálogo entre ambos participantes: encuentro en fecha y lugar pactado, aclaración del objetivo e importancia del trabajo, desarrollo de las preguntas y sus respuestas y registro de la misma ya sea de forma escrita o con grabador (procurando la máxima fidelidad y literalidad en el registro, que servirá de base para la siguiente etapa). La Composición escrita de la entrevista es la fase donde deben conjugarse la necesaria fidelidad a la información recabada, junto con la evaluación e interpretación crítica de las respuestas. Esta tarea de revisión del material registrado supone llenar posibles vacíos que hayan quedado en la transcripción del diálogo, inferir, deducir, relacionar respuestas, corregir en caso de que haya información equivocada. Se trata de una labor de verdadero montaje que, de acuerdo al medio gráfico donde se publicará la entrevista, puede contar con un aparato textual de apoyo como una Nota biográfica sobre el entrevistado, lista de sus obras o actividades más destacadas, notas, citas, etc. Asimismo para una lectura más ágil y comprensiva, a menudo el entrevistador reescribe y reorganiza el texto, dividiéndolo en secciones de acuerdo a los temas tratados, con posibles subtítulos aclaratorios. Un útil ejercicio para examinar los componentes del género y advertir sus alcances y objetivos, es organizar un plan o guía de entrevista. Para ello es necesario conocer mínimamente la trayectoria del entrevistado, seleccionar el campo de interés de acuerdo al objetivo principal de la entrevista, y realizar una serie de preguntas-guía como sostén del futuro diálogo, estando abiertos a la incorporación de los nuevos interrogantes que suscite la conversación misma. 1. ¿Quién es el entrevistado? (¿qué sabemos de él y qué deseamos conocer)? 2. ¿Cuál es su campo de especialización? ¿En qué se destaca? (logros más significativos, repercusión social o institucional) 3. ¿Cuáles son los temas de interés del entrevistador y público que constituirán los núcleos semánticos de la entrevista? 4. ¿Cuál es el objetivo de nuestra entrevista y qué registro discursivo será dominante? 5.¿Cuál será la metodología que usaremos para su realización (diálogo grabado, copia de preguntas y posterior respuesta escrita, etc.)? 6. El último paso, en cuanto a la composición de la entrevista una vez realizada, nos impondrá otra serie de decisiones: qué aspectos destacaremos, qué organización le

daremos, será copia fiel del diálogo o reagruparemos temáticamente las cuestiones debatidas, dividiremos la entrevista en secciones con subtítulos, la acompañaremos de fotografías, notas biográficas, citas bio-bibliográficas, etc.?