algunas reglas de buena educaciÓn
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ALGUNAS REGLAS DE BUENA EDUCACIÓN
Covadonga O`shea, Licenciada en Ciencias de la Información, y en Filosofía y
Letras, y Presidenta de la Revista Telva, entre otros puestos directivos, autora
de varios libros, entre ellos el titulado En busca de los valores, en cuyo
capítulo Educación, las buenas maneras, nos cuenta que el primer Presidente
de los Estados Unidos dejó escritas a mano 110 reglas de buena educación,
que aprendió y las escribió cuando estudiaba en la escuela de su pueblo.
Dice ella: “Ni una sola de aquellas reglas se ha quedado anticuada. Son el
mejor código de conducta que de siglo en siglo ha recorrido uno y otro
continente... Sin duda, algunas de estas máximas, básicas y simples, nos
pueden venir muy bien hoy cuando en toda Europa navegamos contra viento y
marea por las olas de la enseñanza enfocada de mala manera a la sociedad
del bienestar, la libertad mal entendida o las nuevas tecnologías”.
Y sigue diciendo: “No son normas de pura buena educación o etiqueta..., están
orientadas a formar a la persona desde un punto de vista externo, al mismo
tiempo que la moldean por dentro».
Covadonga se tomó el esfuerzo de traducir y resumir las 110 reglas en una
veintena, que son las que copiamos a continuación.
Toda acción hecha en compañía debería hacerse con un signo de respeto a
quienes estén presentes.
Si toses, estornudas, suspiras o bostezas, no lo hagas fuerte sino en
privado; no hables mientras bostezas, sino que trata de poner un pañuelo o
la mano sobre la cara y vuélvete hacia otro lado.
No te duermas mientras otros hablan, no te sientes si otros están de pie, no
hables cuando tienes que estar callado, no sigas andando cuando otros se
paran.
No te quites la ropa delante de otras personas ni salgas de tu cuarto a
medio vestir.
No leas una carta, libros o papeles delante de los demás. Si es necesario
hacerlo, debes pedir permiso para salir; nunca te pongas cerca de lo que
otros leen o escriben, como si lo quisieras leer, a no ser que ellos te lo
pidan, ni des una opinión sobre ello si no te la piden.
Nunca te alegres de la desgracia ajena, aunque se trate de un enemigo.
No te rías mucho ni muy alto en ningún espectáculo público.
Si alguien viene a hablar contigo mientras estás sentado, ponte de pie,
aunque sea un inferior a ti. Las mujeres pueden permanecer sentadas.
Cuando una persona hace todo lo que puede, aunque no tenga éxito, no le
digas que lo hizo mal.
No corras por la calle, ni vayas demasiado despacio, ni con la boca abierta.
No vayas moviendo los brazos, ni de puntillas, no golpees el suelo con tus
pies como si estuvieses bailando.
No comas por la calle ni en tu casa fuera de hora.
No seas inoportuno urgiendo a tus amigos a que te revelen un secreto.
No seas distante sino amable; el primero en saludar, escuchar y responder
a una pregunta. No juegues a ser pensador en una conversación.
Piensa antes de hablar, no pronuncies de forma imperfecta, ni sueltes las
palabras de forma brusca sino en orden y con distinción.
Nunca hables mal de un ausente. Es una injusticia.
No bebas ni hables con la boca llena; tampoco hagas que te miren mientras
bebes.