alfoldy, geza - historia social de roma (parte 1)

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    Gza Alfldy H i s to r i a s oc ia l d e Ro ma 1

    Gez Alfldy

    HISTORIAHISTORIAHISTORIAHISTORIA

    SOCIAL DESOCIAL DESOCIAL DESOCIAL DE

    ROMAROMAROMAROMAVersin espaola de Vctor Alonso Troncoso

    Ttulo original:Rmische Sozialgeschichte

    ( PARTE 1)

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    Gza Alfldy H i s t o r i a s oc ia l de Ro ma 2

    Contraportada

    Partiendo del principio de que el objeto de la historia social reside en las estructuras sociales, esto es,

    en aquellos factores permanentes de la sociedad que determinan su singularidad, GEZA ALFLDYaborda los problemas ms importantes de la HISTORIA SOCIAL DE ROMA. Esta obra, dirigida a losestudiosos de la Antigedad, de la Historia en general y de las Ciencias Sociales, expone datos conocidospara el especialista pero tambin introduce enfoques originales a la hora de ordenar esos hechos en unavisin unitaria de la historia de la sociedad romana. La secuencia de tales acontecimientos suelearticularse en perodos convencionales: la sociedad arcaica, la historia de la Repblica desde el siglo IVa.C. hasta la Segunda Guerra Pnica, el cambio de estructura en el siglo II a.C. y la crisis de la Repblica,el Alto Imperio, la crisis del siglo III y el Imperio tardo-Romano. Ahora bien, la periodizacin de laevolucin social, al contrario le lo que ocurre con la historia poltica, resulta particularmente difcil deestablecer, ya que los elementos estructurales no nacen ni se vienen abajo de un solo golpe. Precisamente

    para evitar la impresin de que la historia social romana se compone slo de una serie de instanciasyuxtapuestas, Gza Alfldy subraya siempre, en la medida de lo posible, de qu manera las condicionessociales de una poca se generaban a partir de las de tiempos precedentes y hasta qu punto preparaban asu vez el cambio en la sociedad ulterior.

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    INDICEPrlogo a la tercera edicin

    Prlogo a la primera edicin (1975)

    1. La sociedad romana primitivaFundamentos y comienzos del orden social tempranorromanoLa constitucin de la sociedad romana arcaicaLa lucha de rdenes en la Roma primitiva

    2.La sociedad romana desde el inicio de la expansin hasta la segunda guerra pnicaLa disolucin del orden social arcaico: la nivelacin de los rdenes y la expansinEl orden social romano en el siglo III a. C.

    3. El cambio de estructura en el siglo II a. C

    Condiciones y caracteres generalesEstratos superioresEstratos inferiores, itlicos y provincialesEl camino hacia la crisis

    4. La crisis de la Repblica y la sociedad romanaLos conflictos de la sociedad romana durante la Repblica tardaLevantamientos de los esclavos, de los provinciales y de los itlicosLos conflictos ms importantes de la Repblica tarda y sus conexiones socialesLas consecuencias de la crisis para la sociedad romana

    5. El orden social en poca del PrincipadoViejas y nuevas condicionesLa estratificacin socialEl orden senatorialOtros rdenes y estratos elevadosEstratos urbanos inferioresEstratos campesinos inferioresLa estructura en rdenes y estratos y sus efectos

    6. La crisis del Imperio Romano y el cambio de estructura socialLa crisis del Imperium Romanum y la sociedad romana

    Alteraciones en los estratos superioresAlteraciones en los estratos inferioresEl cambio de estructura

    7. La sociedad tardorromanaPresupuestos y caracteres generalesEstratos superiores,Estratos inferioresLa sociedad tardorromana y la desintegracin del Imperium Romanum

    ndice analtico

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    PROLOGO A LA TERCERA EDICIN

    Esta tercera edicin no se trata de una reimpresin inalterada de] texto original aparecido en 1975 nitampoco de la segunda edicin publicada en 1979. Mientras que la segunda impresin slo se dife-renciaba de la primera por unos cambios insignificantes en el texto y por una serie de adicionesbibliogrficas, esta ltima es una edicin corregida y aumentada. En el texto han sido introducidasnumerosas modificaciones: algunos errores han sido eliminados, diversas apreciaciones excesivamentegeneralizadoras se formulan esta vez con ms precaucin y marcando ms las diferencias; algunas partes

    del trabajo antes redactadas de forma escueta han recibido ahora un ms amplio espacio, la terminologase emplea de forma ms rigurosa y consecuente que antes, y en la medida en que ello ha sido posiblesin echar por tierra el cuerpo de trabajo ya establecido y muchas de sus concepciones fundamentales sehan tenido en cuenta los nuevos resultados de la investigacin. En las notas han sido incorporadas lasadiciones bibliogrficas de la segunda edicin y las publicaciones especializadas ms recientes, tras unaseleccin ajustada naturalmente al objetivo de nuestro estudio.

    El propsito de este libro, al igual que en sus ediciones precedentes, es el de proporcionar unainformacin sobre los problemas ms importantes de la historia social romana a los estudiosos de lasciencias de la antigedad, de la ciencia de la Historia en general y de las ciencias sociales. La acogida delas ediciones anteriores, que, si bien no exenta en absoluto de crticas, ha sido en su conjunto plenamentefavorable, me hace esperar que el trabajo llegue a cumplir tambin en lo sucesivo sus objetivos. Y as lo

    espero tanto ms cuanto que, como hace un decenio, cuando este libro fue escrito, una exposicincomprensiva de la historia social de Roma sigue siendo un desidertum de la investigacin *.

    Debo expresar mi agradecimiento a numerosas personas que con sus recensiones y crticas de lasediciones anteriores me han llamado la atencin sobre errores o me han estimulado a nuevas reflexiones.Entre ellos he de mencionar con especial gratitud a M. T, W. Arnheim, H. Botermann, K. Christ, R. Frei,R. Gnther, W. V. Harris, H. P. Kohns, F. Kolb, F. Lasserre, L. Perelli, M.-Th. Raepsaet-Charlier, R. J.A. Talbert, F. Vittinghoff e I. Weiler. Si hubiese tratado en la debida forma todo cuanto muchos de elloshan echado en falta en las dos primeras ediciones, seguro que la extensin de este trabajo se habraduplicado.

    Esta edicin est dedicada en reconocida amistad a Istvn Hahn, quien fue el primero en despertar miinters por la historia social antigua y del que siempre pude aprender tanto.

    Heidelberg, abril de 1983.

    * Como lecturas adicionales deseo recomendar al lector algunos trabajos generales de relevancia, que han aparecido msrecientemente y que tratan diferentes problemas de la historia social romana. Los resultados de estas investigaciones o no hanpodido ser tenidos en cuenta para la elaboracin de este libro o slo muy parcialmente han podido ser considerados: M. I.Finley, The Ancient Economy, 2.aed. (Londres, 1975) (en alemn:Die antike Wirtschaft, Mnchen, 1977), sobre lo cual vanseesp. M. W. Frederiksen, Journ. of Rom. Stud. 65, 1975, pp. 164 s., y H. P. Kohns, Gott. Gel. Anz. 230, 1978, pp. 120 s.; P.Veyne, Le pain et le arque. Sociologie historique d'un pluralisme politique (Pars, 1976); H. Stasburguer, Zum antikenGesellschaftsideal Abh. d. Heidelberger Akad. d. Wiss., Phil.-hist. Kl., Jg. 1976, 4. Abh. (Heidelberg, 1976). Un buen acopio

    bibliogrfico se puede hallar en las dos obras colectivas que con los ttulos deZur Sozial- und Wirtschaftsgeschichte der spatenrmischen Republik (Darmstadt, 1976), y Sozial- und Wirtschaftsgeschichte der rmischen Kaiserzeit (Darmstadt, 1981), haeditado H. Schneider; para una informacin sobre el estado actual de las investigaciones en torno a la historia social romanason tambin de utilidad las introducciones escritas por H. Schneider en ambos libros.

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    NOTA ADICIONAL A LA EDICIN ESPAOLA

    Es para m un motivo de especial alegra el ver publicado este trabajo en lengua espaola, en la lengua

    del pas al que me siento particularmente vinculado por razn de mis investigaciones epigrficas ehistricas. Quiero dar mis ms expresivas gracias al Dr. V. Alonso Troncoso, que se ha ocupado de latraduccin del libro al espaol con tanto esmero y competencia.

    Numerosos problemas que en la presente obra slo han podido ser tratados de forma necesariamentesucinta pueden verse ahora discutidos con ms detenimiento en mi trabajo de recopilacin,Die rmischeGesellschaft. Ausgewhlte Beitrage. Heidelberger Althistorische Beitrge und Epigraphische Studien,Band 1 (Stuttgart, 1986). Entre otras cosas, en este volumen encontrar el lector, tanto en los apndices alos trabajos anteriores como en los artculos ahora publicados por vez primera, una detallada discusincon los puntos de vista de numerosos especialistas sobre problemas de la historia social romana, a ms delas referencias oportunas a la bibliografa ms reciente.

    Heidelberg, primavera de 1986.

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    PROLOGO A LA PRIMERA EDICIN (1975)

    El objetivo principal de este libro es ofrecer una introduccin a los problemas ms importantes de lahistoria social romana a los estudiosos de las ciencias de la Antigedad, de la Historia en general y de lasciencias sociales. Teniendo en cuenta este grupo de destinatarios, se explican ciertas generalidades yrepeticiones, la limitacin a unos cuantos ejemplos ilustrativos en la cita de las fuentes, as como elconciso aparato de notas, con preferente indicacin de la bibliografa ms reciente (que no tiene por quser necesariamente la mejor, pero de la que siempre pueden esperarse referencias a la literatura msantigua). En consonancia con el objetivo propuesto, esta exposicin contiene muchsimos hechos y datosque para el especialista son de sobra conocidos bastante a menudo, mejor que para el autor. La

    pretensin de originalidad de un trabajo como ste radica, ms que nada, en su esfuerzo por reunir esoshechos en una monografa e inordenarlos histricamente en una visin unitaria de la historia de lasociedad romana. Adems, en especial los captulos correspondientes a la poca del Imperio se basan enresultados propios de investigacin. Espero, por tanto, que el presente trabajo no slo pueda servir comoinstrumento de ayuda para las tareas docentes, sino tambin que pueda suscitar ulteriores discusionessobre la naturaleza de la sociedad romana en cada una de sus pocas y en todo el transcurso de su historia.

    Cabr, sin embargo, preguntar, y seguramente con razn, hasta qu punto este trabajo consiguerealmente su propsito. Las dificultades objetivas para la redaccin de este libro no residenprimordialmente en la falta de fuentes sobre la historia de las relaciones sociales en la Antigedad. Pese ala creencia ampliamente extendida en sentido contrario, en lneas generales las fuentes de la Antigedadgrecorromana para las cuestiones histrico-sociales apenas resultan ms escasas que las existentes para

    otros problemas histricamente centrales. La cantidad y calidad de conocimientos que stas nos brindansobre la sociedad romana, es cosa que se pone de relieve no slo en obras ya clsicas, como la de M.Rostovtzeff, Sociedad y economa en el imperio romano, sino tambin en la pltora de excelentesestudios particulares ya slo de los ltimos cinco aos*. Ello no obstante, hasta ahora no ha sido escritaninguna Historia social romana completa y sistemtica. Mientras que el autor de una Historia deRoma general y convencional puede recurrir a un nmero discrecional de modelos y hacer uso de lasexperiencias de un acrisolado genos de la historiografa, el autor de una Historia social romana ha deavanzar a tientas en un terreno por explorar.

    Ya el ttulo de este libro lleva implcitos tres problemas fundamentales. Si aqu se hace una propuestade solucin para cada uno de ellos, es con el convencimiento de que no podr ahorrrsenos ni la critica nila discusin terica detenida. Primeramente, en efecto, se plantea la siguiente pregunta: Qu es, endefinitiva, eso de historia social romana? Desde luego, no simplemente lo que nos quedase en un manualtras borrar de l la historia poltica; tampoco, por cierto, la historia de la sociedad como la suma de todaslas posiciones y relaciones que resultan de la interaccin humana, de la convivencia y del trato de loshombres entre s, puesto que tal cosa sera equivalente al objeto de la historia total. En la concepcin quepreside este libro, el objeto de la historia social reside en las estructuras sociales de la sociedad, esto es,en aquellos factores permanentes que determinan su singularidad; los tales son reconocibles en losprincipios y criterios de divisin de una sociedad, en el propio sistema de articulacin con sus distintosestratos (Schichten), estamentos u rdenes (Stnde) o clases (Klassen), y finalmente en las relacionesrecprocas entre cada una de sus partes, debidas a los lazos sociales, a las tensiones y conflictos, a lamayor o menor permeabilidad de la estratificacin, as como al hecho de compartir un marco poltico y un

    *Ante todo han de ser mencionadas las obras de P. Garnsey (nota 111), T. P Wiseman (54), P. A. Brunt (22), E. Badian (58),P. R. C. Weaver (150), J H. W. G. Liebeschuetz (225), R. Duncan-Jones (99), R. MacMullen (99), R. Teja (204), as como elexcelente trabajo de sntesis sobre los fundamentos de la economa antigua hecho por M. I. Finley (109).

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    sistema de referencia comunes*. Sin duda, este planteamiento podr ser tachado de insuficiente oequvoco, tanto desde la perspectiva de las ciencias sociales como tambin, a la inversa, desde el punto devista de la historia antigua. Pero como modelo heurstico podra legtimamente servirnos en tanto nodemos con un sustituto mejor.

    La segunda cuestin vendra a ser la de cul es el objeto de una historia social romana. La respuestams socorrida, y por lo pronto justificada, sera sin duda la de que la historia social romana seidentificaba con la historia de las estructuras sociales existentes dentro de las fronteras del estado romano.Empero, al menos en el marco del presente trabajo, no ser posible entrar a considerar las situacionesregionales, como, v. gr., la estructura social de Egipto bajo dominacin romana o la organizacingentilicia de las tribus norbalcnicas o hispano-noroccidentales, del mismo modo que una historia del artecon el ttulo de Arte romano no podra tratar exhaustivamente, por ej., el arte de Palmira. En primerplano de nuestra exposicin figurarn las manifestaciones generales o al menos suprarregionales de lavida social en la correspondiente esfera de dominacin romana, con lo que las fronteras entre lasmanifestaciones de mbito regional y suprarregional sern con frecuencia difciles de establecer.

    Finalmente, la tercera cuestin sera la de saber en qu sentido ha de entenderse como historia la

    historia social romana. Los anlisis estructurales nos proporcionan instantneas o tomas del cortetransversal de una sociedad en un determinado perodo y corren el peligro de proyectarnos una imagenesttica de ella. Para una exposicin que ha de vrselas con una evolucin histrica de ms de mil aos,varias de estas instantneas resultan necesarias, cuando menos una por cada poca. Las pocas de lahistoria social romana comprenden los perodos de la sociedad arcaica, la historia de la Repblica desdeel siglo IV a. C. hasta la segunda guerra pnica ms o menos, el cambio de estructura en el siglo II a. C, lacrisis de la Repblica, el Alto Imperio, la crisis del siglo III y el Imperio tardo-romano. Pero laperiodizacin de la evolucin social, al contrario de lo que ocurre con la historia poltica, es siempreparticularmente difcil de establecer, ya que los elementos estructurales no nacen ni se vienen abajo de unsolo golpe. Precisamente para evitar la impresin de que la historia social romana se compone slo de unaserie de instantneas yuxtapuestas, se ha resaltado siempre en la medida de lo posible de qu manera las

    condiciones sociales de una poca se generaban a partir de las de tiempos precedentes y hasta qu puntoellas preparaban a su vez el cambio social ulterior. El amplio tratamiento que proporcionalmente se hadado al Alto Imperio se explica no slo por caer en l las parcelas de especial inters para el autor;tambin mueve a ste el convencimiento de que el estudio de la sociedad romana durante esta poca tanto por el carcter de las fuentes y el estado de la investigacin como tambin por su clara yrelativamente estable jerarquizacin social se presta a ser una magnfica introduccin a la historiasocial.

    El presente libro naci de las clases magistrales y seminarios impartidos en la Ruhr-Universitt enBochum durante mi actividad acadmica en aquellas aulas de 1970 a 1974. Sin el mucho estmulo y sin lacrtica de mis colegas, colaboradores y especialmente estudiantes, no habra llegado nunca a hacerserealidad. A ellos esta dedicado en agradecimiento.

    *De acuerdo con este planteamiento la historia de la economa es objeto de la historia social slo en la medida en que lavida econmica determina la divisin de la sociedad y la singularidad de sus distintos estratos. Si en el contexto de este libro la

    historia econmica ha recibido un escaso tratamiento, incluso teniendo en cuenta dicha restriccin, ello ha sido debidoconcretamente a que en la misma serie en que aparece nuestro trabajo se publica tambin una historia econmica antigua:vid. Th. Pekry, Die Wirtschaft der griechisch-rmischen Antike, 1.a ed. (Wiesbaden, 1976) y 2.a ed. (ibid. 1979) (nuevaedicin en preparacin).

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    Captulo 1

    LA SOCIEDAD ROMANA PRIMITIVA

    Fundamentos y comienzos del orden social temprano-romano

    Sabido es que la historia ms temprana del estado romano, la correspondiente a la poca de los reyes yal comienzo de la Repblica, slo nos es conocida a grandes rasgos, y lo mismo cabe decir sobre lahistoria del primitivo orden social en Roma. Los inicios de la historiografa romana, como los de suliteratura en general, remontan slo al siglo III a. C, y dicha historiografa, representada principalmentepor la persona de Quinto Fabio Pctor, slo estaba en condiciones de referir sobre los tiempos ms

    antiguos aquello que se haba preservado en una tradicin oral fuertemente teida de leyenda. Peroincluso esta tradicin era realmente pobre y tan insuficiente para los fines propagandsticos de la analticaromana durante las guerras contra Cartago, que Fabio Pctor se vera obligado .a completarla a base defantasa, componiendo as un cuadro totalmente arbitrario de los orgenes de Roma. Y lo cierto es que nitan siquiera esa versin de la primitiva historia romana, que por lo menos procede del siglo III a. C, nosha llegado en su integridad: a ella tenemos acceso, fundamentalmente, gracias a la utilizacin posteriorque de la misma hicieron Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso, quienes a su vez la rehicieron de nuevo deacuerdo con los puntos de vista de la poca augustea1. Muchsimas noticias sobre acontecimientos yestados de cosas en la Roma temprana, y con ello tambin, sobre las formas y fundamentos de susrelaciones sociales, resultan por ende altamente dudosas; incluso all donde no nos enfrentamos a merosproductos de la fantasa, sino a relatos esencialmente verdicos, los tales ofrecen una visin anacrnica en

    el mejor de los casos y en muchos otros no nos permiten tampoco una ordenacin cronolgica irrecusablede su contenido (tanto ms cuanto que los datos de aos no son verificables la mayora de las veces hastael 300 a.C. aproximadamente). Toda vez que las fuentes epigrficas faltan casi por completo, son a losumo las arqueolgicas las que hacen posible un cierto control de la tradicin literaria, permitindonos,sobre todo, una clarificacin de las bases histricas del poblamiento y el establecimiento de un cuadrocronolgico relativamente fiable sobre la evolucin interna de la sociedad y del estadotempranorromanos2. Si todas estas fuentes tan exiguas pueden ser an completadas, ello ser entonces

    1Vase E. Gabba, en Entretiens sur l'Antiquit Classique, tome XIII. Les origines de la rpublique romaine (Vandoeuvres-

    Genve, 1966), pp 133 s. (en adelante citado: Entretiens XIII); W. Pabst, Quellenkritische Studien zur inneren rmischenGeschichte der alteren Zeit bei T.Livius und Dionys von Halikarnass (Diss. Innsbruck, 1969). Para Fabio Pctor laseespecialmente A. Alfldi, Early Rome and the Latins (Ann Arbor, 1965), pp. 123 s. (en alemn: Das frhe Rom und die

    Latiner (Darmstadt, 1977), pp. 119 s. Sobre las investigaciones llevadas a cabo por A. Alfldi acerca de la historia primitiva deRoma, consltese tambin su Rmische Frhgeschichte. Kritik und Forschung seit 1964 (Heidelberg, 1976). H. P. Kohnssubraya con razn en su recensin a la 1.a edicin alemana de este libro {Vierteljahresschr. f. Soz.-u. Wirtschaftsgesch. 64,1977, pp. 409 s.) que nuestras fuentes para la historia social de la Repblica temprana y, en parte tambin, para la de la mediason muy fragmentarias (cf. asimismo W. V. Harris,Amer. Journ. of Philol. 100, 1979, p. 335), y que, en correspondencia conesto, yo habra debido hacer ms hincapi en el carcter hipottico de muchas afirmaciones; no menos vlido es esto en loatinente a la cronologa de la evolucin social. En el estado actual de nuestros conocimientos difcilmente veo un camino msadecuado para describir la historia social temprano-romana que el de seguir los hechos o hitos fundamentales de la lucha entrelos rdenes.2Para la evidencia arqueolgica de la Roma primitiva, vase una sntesis en M. Pallottino, Aufstieg und Niedergang der

    Rmischen Welt (citado en adelanteANRW) I 1 (Berln-Nueva York, 1972), pp. 22 s., con bibliografa en pp. 46 s. Consltese,por lo dems, en particular a H. Mller-Karpe, Vom Anfang Roms (Heidelberg, 1959); del mismo, Zur Stadtwerdung Roms(Heidelberg, 1962); E. Gjerstad, Early Rome, I-VI (Lund, 1953-73); del mismo, Opusc. Rom. 3, 1961, pp. 69 s.; y tambinsuLegends and Facts of Early Romn History (Lund, 1962); F. E. Brown, en Entretiens, XIII, pp. 45 s.

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    gracias a nuestros conocimientos sobre las instituciones sociales, polticas y religiosas de la Romaposterior, que conservaron numerosos residuos de la estructura social arcaica3.

    El relato sobre la fundacin de Roma por Rmulo es tan antihistrico como la fecha calculada para talevento por Varrn a finales de la Repblica, que equivaldra al ao 753 a.C de nuestra cronologa. En

    cualquier caso, los comienzos de aquel asentamiento en la colina del Palatino al que perteneci uncementerio en el posterior emplazamiento del Forum Romanum y que puede ser considerado comoncleo del desarrollo urbano de Roma, se retrotraen, cuando menos, a dicho perodo y muy posiblementeincluso al siglo X a. C. Los habitantes de ese poblado eran latinos y formaban parte del grupo de puebloslatino-faliscos, rama a su vez de aquellos invasores indoeuropeos que en el curso de los grandesmovimientos migratorios de Centroeuropa y los Balcanes a partir del siglo XII a.C. se haban establecidoen Italia y all vivan del pastoreo y en parte tambin del cultivo de la tierra. En las cercanas, sobre lacolina del Quirinal, se asentaron sabinos, que pertenecan al grupo de pueblos osco-umbro de losinvasores indoeuropeos; sus clanes, como los Fabii y los Aurelii, o los Claudii, supuestamenteestablecidos ms tarde en Roma, quedaron progresivamente absorbidos en la comunidad latinoparlante.La formacin de Roma, un proceso en el que esta comunidad devino una ciudad-estado, se efectu

    como muy tarde a comienzos del siglo VI a. C. La ciudad se vio sustancialmente ampliada con la in-clusin de los lugares habitados al sur, al este y al norte del Palatino, y qued separada del campo a sualrededor por una linde fija (pomerium); adquiri instituciones estables, magistrados incluidos, cuyombito de competencias cubra precisamente el territorio delimitado de la ciudad; paralelamente, fueinstituido un sistema estable de gobierno, la realeza (en la forma de monarqua electiva). Este proceso eraclaramente inseparable de un acontecimiento histrico de decisiva importancia para Roma: la extensinde la dominacin etrusca a la ciudad del Tber4. La comunidad urbana de Roma se model bajo eldominio etrusco y a imagen etrusca; hasta su nombre procede de una estirpe etrusca (Ruma). Lasinstituciones y la forma de gobierno fueron establecidas segn el modelo etrusco, y el poder fue ejercidopor reyes etruscos; amn de ello Roma tom de ese pueblo no slo muchas de sus tradiciones religiosas yculturales, sino tambin su estructura social en gran parte. Reminiscencias de los tiempos anteriores a la

    dominacin etrusca, que pudieran haber correspondido a las estructuras ms antiguas de los latinosindoeuropeos, se mantuvieron enraizadas, sobre todo en el culto religioso, hasta las pocas ms tardas5.Al margen de la herencia indoeuropea y del papel jugado por los etruscos, hubo todava un tercer factoren la historia temprana de Italia que estuvo tambin a la base de la evolucin romana, a saber, elimportante influjo de los griegos, particularmente en el plano cultural, que desde mediados del siglo VIIIa. C. haban puesto pie en el sur de Italia y poco despus tambin en Sicilia 6. Pero la conversin de Romaen una ciudad-estado fue algo que sta debi a los etruscos y, por consiguiente, nada constituy un funda-mento histrico tan importante para la historia social de la Roma temprana como el hecho de ladominacin por aquel pueblo.

    La historia de los etruscos nos es conocida a partir del siglo VII a. C, momento en que, sobre la base dela explotacin minera y de la manufactura y el comercio ligados a ella, se inici el auge de sus ciudades y,con l, la fijacin de las caractersticas polticas y culturales de este pueblo7. Nunca llegaron a formar un

    3 Instituciones: U. v. Lbtow, Das Rmische Volk. Sein Staat und sein Recht (Frankfurt a. M., 1955); E. Meyer,RmischerStaat und Staatsgedanke4 (Zrich, 1975); id., Einfhrung in die antike Staatskunde4 (Darmstadt, 1980), pp. 151 s. Para laRepblica mrese adems esp. F. De Martino, Storia della costituzione romana, I-III (Npoles, 1951-64), y tambin J.Bleicken,Die Verfassung der Rmischen Republik2(Paderborn, 1978), donde tambin se describen detalladamente las capassociales portadoras de las instituciones (cf. a propsito de ello, A. N. Sherwin-White, Gnomon 51, 1979, pp. 153 s.).4A. Alfldi, Gymnasium 70, 1963, pp. 385 s., y esp. Early Rome, pp, 193 s. =Das frhe Rom, pp. 181 s.5A. Alfldi,Atti della Accademia Nazionale dei Lincei, Classe di Scienze morali, storiche e filol., Rendiconti, VIH, 27, 1972(1973), pp. 307 s., y esp., tambin de l,Die Struktur des voretruskischen Rmerstaates (Heidelberg, 1974).6E. Bayer, en ANRW I 1, pp. 305 s. Sobre las condiciones sociales en las ciudades griegas de Italia, vid. E. Lepore, en

    Recherches sur les structures sociales dans lantiquit classique (Pars, 1970), pp. 43 s., y, adems, losAtti del 12. Convegno

    di studi sulla Magna Grecia, Economia e societ nella Magna Grecia 1972 (Npoles, 1973).7 Consltese una sntesis en L. Banti, Die Welt der Etrusker2 (Stuttgart, 1963); J. Heurgon, La vie quotidienne chez lesEtrusques (Pars, 1961) (en alemn, Die Etrusker2, Stuttgart, 1977); M. Pallottino, Etruscologia1 (Miln, 1972) (en alemn,

    Die Etrusker, Frankfurt, 1965).

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    estado unificado: la frmula de la que se valieron para organizar su vida poltica en comn fue una liga dedoce ciudades, cada una de las cuales estaba regida por un rey. La sociedad se descompona en dosgrandes grupos: nobleza y una capa inferior privada prcticamente de libertad8. Los nobles, de cuyas filassala tambin el rey, posean las tierras ms frtiles y presumiblemente tambin las minas; al mismo

    tiempo dominaban por completo la vida poltica, puesto que integraban el consejo de los ancianos en lasciudades y cubran las magistraturas. Los estratos bajos estaban compuestos por los grupos dependientesde la nobleza, es decir, por el personal de la aristocracia esos criados domsticos, atletas y bailarinesque nos son conocidos por representaciones, por los artesanos y los mineros, as como por los campe-sinos, a quienes Dionisio de Halicarnaso (9, 5, 4) comparaba con los penestas tesalios y que, como stos,bien pudieran haber sido trabajadores agrcolas atados a la gleba y obligados tambin al servicio militar.Este modelo de sociedad fue en gran medida adoptado por Roma, donde el primitivo sistema social antes de perfilarse la plebs como estamento aparte y resuelto a la lucha, con la nobleza patriciadominndolo todo, en un lado, y sus clientes y esclavos, en el otro, se ajustaba enormemente al prototipoetrusco.

    El poder de los etruscos alcanz su cnit en el siglo VI a. C. Por el norte se abrieron paso hasta la

    llanura del Po, donde fundaran nuevas ciudades; hacia el sur ocuparon el Lacio y Campania, y en el 535 su flota, en alianza con Cartago, pudo vencer a los foceos, los colonizadores griegos ms activos de lamitad occidental del Mediterrneo. Su dominio en Roma se mantuvo inconmovible hasta finales del sigloVI; durante ese tiempo debieron de haberse producido ciertos cambios polticos, ya que todo pareceindicar que Roma cay sucesivamente dentro de la esfera de influencia de distintas ciudades etruscas,entre ellas Vulci, Tarquinii y Clusium9. Los amos de Roma, a pesar de que su ttulo (rex) no sea de origenetrusco, sino indoeuropeo, eran con segundad etruscos, como Tarquinius Superbus, en la leyenda elltimo de los siete reyes de Roma, o Porsenna, el rey de Clusium, quien poco despus de la expulsin delltimo Tarquinio ocup temporalmente la ciudad del Tber. Estos ltimos acontecimientos marcaron ya elfin de la dominacin etrusca sobre Roma. La tradicin acerca de la expulsin de Tarquinio de la ciudad,producida segn aqulla en el 508 a. C, ha conservado, pese a todo, el recuerdo de un hecho histrico

    autntico: Roma fue liberada del dominio de los reyes etruscos por un levantamiento de la noblezaantimonrquica, al parecer en el 508 o algunos aos ms tarde10. Los presumiblemente repetidos intentosde establecer el control etrusco en esa ciudad se vieron abocados al fracaso y, una vez que los etruscoshubieron perdido su podero naval frente a Hiern de Siracusa en la batalla de Cumas, c. 474 a, C,tambin desapareci la influencia de este pueblo en el Lacio.

    El orden social arcaico de Roma11, que haba cristalizado durante el siglo VI a.C. bajo el gobierno delos reyes etruscos, no fue exclusivo de la poca monrquica. El orden social establecido en su da siguivigente en gran medida tras la abolicin de la realeza, solo que las funciones del monarca, que haba sido

    8Para una visin de sntesis, vid. J. Heurgon,Die Etrusker, pp. 61 s.;Historia 6, 1957, pp. 63 s.; y del mismo, enRecherches

    sur les structures sociales dans lantiquit classique, pp. 29 s.; S. Mazzarino, Historia 6, 1957, pp. 98 s.; R. Lambrechts,Essai sur les magistratures des rpubliques etrusques (Bruselas-Roma, 1959). Estratos inferiores: Th. Frankfort, Latomus18, 1959, pp. 3 s.; J. Heurgon,Latomus 18, 1959, pp. 713 s.9A. Alfldi, Gymnasium 70, 1963, pp. 389 s., y tambin de l, vid. esp. Early Rome, pp. 206 s. =Das frhe Rom, pp. 193 s.10 Cf. A. Alfldi, Early Rome, pp. 47 s. = Das frhe Rom, pp. 44 s.; R. Werner, Der Beginn der rmischen Republik(Mnchen, 1963), databa este acontecimiento en torno al 472/470 (cf. sobre ello, E. Meyer,Hist. Zeitschr. 199, 1964, pp. 578s.), y E. Gjerstad lo baja incluso hasta el 450: vase la bibliografa en nota 2, y tambin del mismo autor, Entretiens, XIII, pp. 1s.11Vid. esp. A. Alfldi, en Entretiens, XIII, pp. 225 s.; J. Heurgon, Rome et la Mditerrane occidentale jusqu'aux guerres

    puniques (Pars, 1969), pp. 192 s.; R. E. A. Palmer, The Archaic Community of the Romans (Londres-Cambridge, 1970), apropsito de lo cual, cf. A. Alfldi, Gnomon 44, 1972, pp. 787 s. Tngase tambin en cuenta E. Gjerstad, enANRW I 1, pp. 136s. Sobre la historia social de la Repblica romana, cf. la breve exposicin y el acopio de fuentes hechos por L. Harmand,Socit et conomie de la Rpublique romaine (Pars, 1976), y F. De Martino, Storia econmica di Roma antica (Firenze,

    1979), I, pp. 19 s. Por lo que se refiere a la importancia del sistema de clientelas, consltese A. von Premerstein, RE IV (1900),col. 23 s., y ms recientemente, N. Rouland, Pouvoir politique et dpendance personnelle dans Lantiquit romaine. Gense etrole des rapports de dintele, Coll. Latomus, vol. 166 (Bruselas, 1979) (acerca de este libro, G. Alfldy, Gymnasium 88, 1981,pp. 85 s.).

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    jefe supremo del ejrcito, primer juez y sacerdote, fueron repartidas entre la aristocracia. Ciertamente, lasluchas entre patricios y plebeyos a lo largo de la quinta centuria prepararon e iniciaron el proceso dedisolucin de la estructura social arcaica, si bien no hasta su completa liquidacin, y de ah tambin quemuchas de sus notas caractersticas pudiesen sobrevivir no slo a ese siglo sino incluso a toda la

    Repblica. Los rasgos definitorios de este orden social arcaico, patentes en su estructura y en las mutuasrelaciones entre sus estratos, seran las siguientes: la estructura de la sociedad estaba fuertemente marcadapor la divisin horizontal, que naca del papel central de la familia en la vida social y que llevaba alagrupamiento de las familias sobre la base del parentesco de sangre en un complicado sistema de clanes,curias y tribus, comparable con la reparticin de la sociedad homrica en tribus, fratrias, clanes yfamilias. Frente a ello, la divisin vertical de la sociedad resultaba relativamente simple, ya que, al menosen sus comienzos, slo conoca la existencia de una nobleza y de un pueblo dependiente de ella, con loque ya nos podemos imaginar el enorme significado que adquiran los vnculos estrechsimos de losparticulares y las familias menos pudientes con los miembros de la aristocracia, bien por razn de lamisma adscripcin gentilicia, bien simplemente por razn de las relaciones basadas en la vecindad yello, por cierto, no slo en la sociedad arcaica, sino tambin, y bajo formas muy diferentes, durante toda

    la historia de Roma. En consonancia con todo esto, el frente de tensiones en el sistema social arcaico pre-sentaba una relativa simplicidad: sus conflictos podan slo producirse cuando los sectores dependientes,o al menos los grupos de stos que estaban en mejores condiciones para liberarse de las relaciones dedependencia, declaraban la guerra a la aristocracia, luchando por la equiparacin poltica y la mejora desu situacin econmica.

    La constitucin de la sociedad romana arcaica

    La familia romana primitiva12constitua una unidad econmica, social y de culto. El jefe de familia(pater familias), por razn de su autoridad (auctoritas), gozaba de poder ilimitado sobre la mujer, los

    hijos, los esclavos y el peculio familiar (res familiaris). A l incumba la administracin de los bienesfamiliares (bonorum administrado) y la direccin de la actividad econmica de la familia, en especial, laexplotacin de sus campos de cultivo. Tras escuchar a los varones adultos, era l quien decida en lascuestiones de derecho, como la admisin de nuevos miembros en el crculo familiar o la salida de stos(v. gr., por matrimonio), o la punicin de sus actos criminales; tambin corresponda a l representar a lafamilia ante el exterior. Adems se ocupaba como sacerdote del culto de los antepasados (sacra familiae).Su posicin de poder, casi ilimitada, que en la vida poltica tena su corolario en el predominio de aquellanobleza integrada por los jefes de familia con mayor autoridad, queda mejor que nada reflejada en elderecho que le reconoca la Ley de las Doce Tablas de poder vender a sus propios hijos como esclavos.

    Por la ascendencia comn y, al principio tambin, por la vecindad de residencia, las familias quedaronagrupadas formando el clan (gens), que, como unin sagrada, cuidaba del culto gentilicio (sacragentilicia), y cuyos miembros, junto a sus nombres individuales, ostentaban el gentilicio comn (nomengentile), como, pongamos por caso, Fabius (perteneciente a la gens Fabia). Originariamente, la creacinde estas parentelas constitua un privilegio de la nobleza patricia, mientras que las gentes plebeyas fueroninstituidas al principio a imitacin de los clanes patricios. Claro es que las gentes de la nobleza, tanto enla lucha poltica como en el campo de batalla, adonde estas parentelas se desplazaban en cerradasunidades de guerra, eran capaces de poner en juego un nmero considerablemente mayor de hombresarmados que los clanes plebeyos, pues tambin acostumbraban a movilizar para ello a sus clientes. As seexplica que la tradicin antigua afirmara que la gens Fabia hubiese enviado 306 gentiles patricios yvarios miles de clientes en el ao 479 a. C, cuando fue vencida a orillas del Crmera en la guerra contra

    12E. Sachers, Pater familias, RE XVIII (1949), col. 2121 s. Cf. E. Burck, Die altrmische Familie, en Das neue Bild derAntike II. Rom (Leipzig, 1942), pp. 5 s. Por lo que atae a la situacin de la mujer dentro de la familia en las distintas pocas,cuestin en la que aqu no podemos entrar, vid. una sntesis en J. P. V. D. Balsdon, Roman Women. Their History and Habits(Londres, 1962) (en alemn,Die Frau in der rmischen Antike, Mnchen, 1979).

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    los de Veyes; o que la gens Claudia, de origen sabino y acogida en Roma por esos mismos aos, sumaseun nmero de 5.000 familias13.

    Estas parentelas estaban agrupadas en curiae (probablemente de coviria = reunin de varones). Sunmero ascenda a treinta desde su fundacin bajo Rmulo, segn rezaba la tradicin; mientras que los

    clanes carecan de jefe, haba a la cabeza de cada curia un curio (y sobre todos los curiones un curiomaximus). Estas agrupaciones de clanes, que estaban subordinadas a las gentes, adquiran en la vidapblica una gran relevancia. Junto a sus funciones sagradas, constituan la base organizativa de laasamblea popular y, al propio tiempo, del ejrcito. La asamblea popular reunida por curias (comitiacuriata) decida en cuestiones de derecho de familia (como, por ejemplo, cuando el padre de familiamora sin descendencia masculina), daba tambin su parecer en los temas de inters pblico y tena elderecho de ratificar en su cargo a los ms, altos magistrados de la comunidad (lex curiata de imperio). Enla guerra, quienes estaban en edad de portar las armas entraban en campaa en formacin curial; deacuerdo con la tradicin, cada curia haba de poner en combate 10 jinetes (una decuria) y 100 infantes(una centuria). As, la totalidad de estas fuerzas, con al parecer 300 caballeros y 3.000 soldados de a pie,constitua la unidad de combate primitiva de la legin14.

    En la poca monrquica las curias estaban reunidas en las tres tribus gentilicias (tribus). Cada tribucomprenda diez curias. Los nombres de estas agrupaciones, Tities, Ramnes, Luceres, son etruscos yprueban claramente la importancia del protectorado etrusco en Roma en la conformacin de su primitivosistema social. El protagonismo de estas entidades en la vida pblica era, sin embargo, menor que el delas curias, y a lo largo del siglo V a. C. la antigua forma de divisin por tribus se vera an ms relegada aun segundo plano, imponindose un reparto de la poblacin en tribus de carcter territorial. Pero, en laestructura social arcaica, cuando an se hallaba intacta, las tres tribus comprendan la totalidad del puebloromano (populus Romanus o tambin Quirites, un trmino que puede ponerse en relacin con la colinadel Quirinal o quiz con covirites = hombres de las curias).

    El nmero de ciudadanos de la Roma primitiva puede evaluarse slo de forma aproximada. Las cifrastransmitidas sobre el nmero de gentes, y que ya hemos mencionado, resultan tan exageradas como la

    tradicin segn la cual el pueblo romano contaba con 130.000 ciudadanos en el 508 a. C. y 152.573 en el392 a. C15. En el siglo VI, y todava hacia el 450 a. C., el territorio del estado romano16en la orillaizquierda del Tber comprenda una superficie de un dimetro de unos 8 kms. solamente; el nmerototal de integrantes de dicha comunidad podra ascender, hacia el 500 a.C, a 10.000 15.000 a lo sumo,cifra que, ms o menos, encajara con el total de fuerzas de la leva militar mencionado por las fuentes.Todava hacia el ao 400 a.C, cuando el territorio del estado romano haba conocido ya una considerableampliacin, el que ocupaba la ciudad de Veyes (Veii) erams extenso que el de su vecino latino.

    El estrato superior de la sociedad romana en poca de los reyes y durante el primer siglo de laRepblica estaba compuesto por los patricios, una nobleza de sangre y de la tierra con privilegios esta-mentales claramente delimitados. El nacimiento del patriciado difcilmente puede explicarse como no seapostulando la formacin de una nobleza ecuestre bajo los reyes etruscos de Roma, como consecuencia asu vez de la preeminencia de la caballera en el modelo arcaico de hacer la guerra; los miembros de estanobleza componan el squito montado del rey. Esto se deduce, ante todo, de los distintivos estamentalesde los patricios, que, al menos en parte, cabe hacer derivar del vestuario e insignias de la primitivacaballera romana. La lite de la antigua masa movilizable para la guerra en Roma, los caballeros(equites, originariamente celeres = los veloces), son a todas luces identificables con los patricios.Suponer que esta nobleza ecuestre a la cabeza de la milicia era al mismo tiempo la capa de propietarios detierras, social y econmicamente dirigente, tiene ms visos de verosimilitud que la presuncin de que los

    13Liv. 2,49,3; 2,50,11; Dion. Hal. 9,15,1 s.; Plut. Publicola 21,9.14Sobre las instituciones, vase la bibliografa de nota 3; para el sistema ternario de las curias y tribus, A. Alfldi, Die Strukturdes voretruskischen Rbmerstaates, pp. 42 s.15Dion. Hal. 5,20,1, y Plut., Publicola 12,4, o bien Plin., N. h. 33,16. Para los datos censales en la Repblica, cf. A. J.Toynbee,Hannibals Legacy. The Hannibalic War's Effects of Roman Life (Londres, 1965), I pp. 438 s.; P. A. Brunt,Italian

    Manpower 225 B. C.-A. D. 14 (Oxford, 1971) pp. 3 s.16A. Alfoldy,Hermes, 90, 1962, pp. 187 s.

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    patricios ya en los tiempos ms antiguos de Roma habran integrado como nobleza de la tierra lainfantera pesada y poco tuviesen que ver con los caballeros del squito real. El dominio de lacaballera, como sabemos tambin por la Grecia primitiva, responde claramente a las condiciones de unorden social arcaico. Es algo muy caracterstico el que todava en la llamada constitucin serviana de

    Roma en el siglo V a.C. los equites fuesen considerados como un grupo rector, situado por encima de lasclases normales y corrientes; su posicin ha de compararse ms o menos con la de los caballeros(hippeis) en la constitucin de Atenas antes de la reforma soloniana17.

    En base al origen, as como a sus funciones y privilegios en la vida econmica, social, poltica yreligiosa, la nobleza patricia constitua en la Roma primitiva un estamento cerrado. Fuera de losmiembros de las familias romanas ilustres, slo ciertos inmigrantes de otras comunidades podan hallaracogida en esa nobleza; claro que en tanto en cuanto se contasen ya en su patria entre la aristocracia local,como fue el caso, segn la leyenda, del sabino Atio Clauso, fundador de la gens Claudia trasladada aRoma. Muy poco despus del comienzo de la lucha de estamentos el patriciado cerr filas con ms fuerzaan que antes, mientras que los recin llegados, slo pudieron integrarse en la plebe y el matrimonio entrepatricios y plebeyos quedaba prohibido. Tambin los componentes de la nobleza patricia, en consonancia

    con la tica de las sociedades organizadas aristocrticamente, empezaron a sentirse como los buenos dela sociedad, como viri boni et strenui tal como Marco Porcio Catn el Viejo definira todava en supoca a la aristocracia romana, y en adelante pusieron todo su empeo en distinguirse de la masa delpueblo tambin en su modo de vida. Su conciencia de identidad tuvo su mejor expresin en los signosexteriores de su estamento; eran stos el anillo de oro (anulus aureus), la banda de prpura (clavus) sobrela tnica, la capa corta ecuestre (trabea), elzapato alto en forma de bota con correas (calceus patricius),as como los discos de adorno en metal noble (phalerae), del equipamiento de la caballera primitiva,

    En el terreno econmico, los patricios deban su preeminencia a su propiedad de la tierra, que hubo decomprender una parte considerable del territorio romano, as como a sus grandes rebaos. Segn latradicin, Atio Clauso obtuvo tras la admisin de su clan en Roma un lote de 25 yugadas, y las supuestas5.000 familias corrientes de su acompaamiento slo dos yugadas por cada una (Plut., Publicola 21,10)

    Un rasgo tpico del poder econmico de los patricios en la Roma primitiva viene sealado por el hecho deque los gastos de mantenimiento de sus monturas eran cubiertos por la comunidad, o ms exactamente,por las viudas y hurfanos de la comunidad (quienes por lo dems estaban libres de impuestos). Tambinla parte del len en el botn de guerra, una fuente de riqueza muy importante en las pocas tempranas, lescorresponda a ellos. En la guerra los patricios desempearon el papel militarmente ms destacado hastael advenimiento de la falange hopltica, saliendo ellos mismos al campo de batalla al frente de suspartidas de clientes, como los Fabios en el 479 a. C. Tambin la vida poltica estaba totalmente dominadapor ellos. La asamblea popular en su antigua forma de organizacin por curias, que les permitacomparecer en ella acompaados de sus masas de clientes, se encontraba sometida por completo a suinfluencia. En el consejo de los ms ancianos (senatus), que haba nacido asimismo ya bajo los reyesetruscos y constitua desde la instauracin de la repblica la instancia suprema de decisin en el estadoromano, sus miembros patricios (patres} tomaban el acuerdo del que dependan para ser vlidas, lasresoluciones de la asamblea popular. Los senadores plebeyos que se fueron incorporando (conscripti =aadidos) no estaban facultados durante la primitiva Repblica para votar. Adems, eran solamente lospatricios quienes proporcionaban los magistrados de la comunidad, y entre stos los funcionariossuperiores de duracin anual, cuyo nmero ya desde el inicio de la Repblica fue fijado en dos y queprimero se denominaron praetores y ms tarde consules; asimismo de sus filas salan el dictator(originariamente magister populi), dotado en situaciones militares de emergencia de poderes ilimitados

    17A. Alfldi,Der frhrmische Reiteradel und seine Ehrenabzeichen (Baden-Baden, 1952); ibid., Die Herrschaft der Reitereiin Griechenland und Rom nach dem Sfurz der Knige, en Gestalt und Geschichte, Festschrift f. K. Schefold (4. Beiheft zu

    Antike Kunst, 1967), pp. 13 s.; del mismo,Historia, 17, 1968, pp. 444 s., contra la tesis opuesta de A. Momigliano,Journ. ofRoman Stud. 56, 1966, pp. 16 s. Tambin A. Momigliano ha defendido de nuevo su interpretacin: vase Entretiens XIII, pp.197 s. Para el patriciado primitivo, cf. asimismo P. Ch. Ransuil, Recherches sur le patriciat (509-356 av. J. C.) (Pars, 1975), yJ.-Cl Richard,Rev. des Etudes Latines 54, 1976, pp. 34 s.

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    por espacio a lo sumo de medio ao, y los sacerdotes18. En situaciones de excepcin, en las que no habaningn funcionario (o ningn rey en epoc de la monarqua), los patricios escogan de entre los suyos auna persona que tomaba a su cargo los asuntos internos(interrex) Una cierta estratificacin social dentrode este estamento homogneo es slo discernible en la medida en que el grupo de cabeza, compuesto por

    los varones de los linajes ms distinguidos (patres maiorum gentium), gozaba de una influenciaespecialmente sealada; el presidente del senado (princeps senatus) era elegido de entre dicho crculo.El otro estamento en la sociedad tempranorromana era laplebs(muchedumbre, deplere = llenar),

    el pueblo llano compuesto por los libres, parte asimismo del conjunto del pueblo-nacin (populus)19. Losplebeyos disponan como los patricios del derecho de ciudadana, pero no posean los privilegios deaqullos. Los comienzos de la plebe remontan ciertamente al tiempo de los reyes, s bien sta slo tomuna forma consistente a partir del inicio de su lucha organizada contra la nobleza patricia poco despusdel 500 a. C, una vez que se hubo consolidado como una comunidad aparte con instituciones propias. Portanto, la plebe como orden aparte no era una institucin etrusca, sino especficamente romana, tanto mscuanto que el ordenamiento social etrusco slo conoca en un polo de la sociedad a los seores y en elotro a los clientes, servidores y esclavos.

    En una parte de la tradicin antigua tarda la plebe tempranorromana se nos aparece como un estratobsicamente campesino. Campesinos que pudieron preservar su independencia econmica frente a lospatricios los hubo siempre en la Roma primitiva, y la unin en el marco de la plebe fue para ellos la nicaposibilidad de afirmarse frente a la poderosa nobleza de la tierra. Pero los que sobre todo no dejaron deaumentar generacin tras generacin, fueron los grupos ms pobres del campesinado, aquellos quequedaban desposedos como consecuencia del continuado reparto del fundo familiar entre los herederos;tambin ellos slo podan esperar la mejora de su situacin de una comunidad de lucha plebeya. Noobstante, es de suponer que en el nacimiento de la plebe como estamento cerrado estuvo presente tambinun estrato bajo de tipo ms bien urbano, integrado por artesanos y gentes de comercio. La manufactura yel comercio, y consiguientemente tambin los grupos profesionales de artesanos y mercaderes, gozabande muy baja reputacin en la Roma primitiva, en correspondencia con el orden aristocrtico de la

    sociedad, basado predominantemente en la agricultura: segn la tradicin, Rmulo habra prohibidoterminantemente el ejercicio de la actividad artesanal a quienes deban sentirse llamados al serviciomilitar y al cultivo de la tierra, y la idea de que era el agricultor, y no un menestral o un mercader, lafigura moralmente superior en la sociedad, se mantuvo as despus de Catn el Viejo y Cicern hasta lostiempos del Imperio. Segn algunos escritores tardos, como Tito Livio (1,56,1) y Plinio (N. h. 35,154),eran extranjeros, y sobre todo inmigrantes etruscos, quienes desarrollaron la manufactura en la Romaprimitiva y ensearon a sus habitantes el saber artesanal. La predisposicin de Roma a acoger en su sueloa los extranjeros debi de ser grande; segn la leyenda, ya Rmulo haba instituido un asylum para losrefugiados venidos de fuera. La posicin social de estos inmigrantes en tiempos del dominio de la noblezaera con certeza bastante desfavorable, pero personalmente deban de ser menos dependientes de laspoderosas familias nobles que la mayora de los campesinos romanos: la resolutiva actuacin de la plebecontra la nobleza patricia desde el comienzo de la Repblica slo resulta comprensible si partimos delhecho de que un ncleo ms fuerte de los plebeyos viva en parte libre de las presiones econmicas,sociales, polticas, y tambin morales, que unan a los miembros corrientes de un clan a su cspidepatricia y que en consecuencia afectaban ante todo a las masas de la poblacin campesina.

    En todo caso, sera un error equiparar sin ms a la plebe con los clientes de la nobleza patricia. Losclientes constituan, en contraposicin a una parte de la plebe, un estrato inferior prioritariamentecampesino. Las fronteras entre estos dos grupos sociales estaban en verdad poco marcadas, tanto ms

    18Sobre los magistrados, vase la bibliografa citada en la nota 3, a ms de, especialmente, J Heurgon, en Entretiens XIII, pp.97 s ; J. Jahn,Interregnum und Wahldiktatur (Kallmunz, 1970); F. De Martino, enANRW I, 1, pp. 217 s.19 Como visin de conjunto, vid J. Binder, Die Plebs (Leipzig, 1909); W. Hoffmann-H. Siber, RE XXI (1951), col. 73 s.Acerca del nacimiento y estructura de la plebe tempranorromana, vid tambin I Hahn, Oikumene 1, 1976, pp. 47 s , as como J-C. Richard,Les origines de la plebe romaine Essai sur la formation du dualisme patricio-plbien (Roma, 1978). Cf. ademsla bibliografa sobre la clientela de la nota 11.

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    cuanto que tambin los clientes podan verse libres de su sujecin a los nobles (por su muerte, pongamospor caso, sin dejar herederos) y entrar as a formar parte de la plebe; como tambin era posible quealgunos miembros de la plebe llegasen a encontrar una posicin estable en la sociedad romana merced asu vinculacin personal a una familia patricia. Pero, si los plebeyos consiguieron aglutinarse en un

    estamento cerrado, ste no fue el caso de los clientes, hecho que se debi sobre todo a su fuertedependencia personal de la nobleza. Esta forma de sujecin sobrevivi al antiguo ordenamiento gentiliciode la sociedad romana. El cliens (de cluere = obedecer a alguien) entraba en relacin de fidelidad(fides) con el noble rico y poderoso, relacin que lo obligaba a la prestacin de una serie de servicios dendole econmica y -moral (operae y obsequium). En contraprestacin el noble, comopatronus-suyo queera, asuma una tutela paternal, ofreciendo a su cliente proteccin personal y poniendo a su disposicinuna parcela de tierra, que ste haba de cultivar junto con su familia. Una relacin parecida prevalecaasimismo entre el amo y su esclavo manumitido (libertus), que tras la liberacin (manumissio) seguaatado a supatronus, bien como campesino, bien como artesano o bien como comerciante.

    Dentro del ordenamiento patriarcal de la sociedad de poca temprana la esclavitud slo tuvooportunidad de desarrollarse en la medida en que a sta le fue asignada una funcin en el seno de la

    familia, marco de la vida social y econmica. Consiguientemente, esta forma patriarcal de la esclavitud,que nosotros conocemos por la historia de otros pueblos, como en el caso de Grecia graciasprincipalmente a la pica homrica, difera enormemente de la esclavitud diferenciada de la Repblicatarda y del Imperio.'Por una parte, el esclavo era considerado como propiedad del amo carente dederechos personales; era un objeto para comprar y vender y, en consecuencia con esto, se le denominabano slo servus, sino tambin mancipium (posesin); estaba asimismo menos reputado que el hombrelibre, cosa que se desprende con toda claridad de una disposicin penal de la Ley de las Doce Tablas:quien rompa los huesos a un esclavo, quedaba obligado nicamente a satisfacer la mitad de laindemnizacin que debera en caso de la misma lesin corporal a un libre. Pero por otra parte, la posicindel esclavo en la familia apenas divergale Tanque tenan los otros miembros normales y corrientes deella. Como stos, hallbase totalmente integrado en la unin familiar, comparta con ellos su vida diaria y

    siempre poda mantener un contacto personal estrecho con elpater familias, a la autoridad del padre defamilia estaba tan sometido como la mujer o los hijos de ste, personas a las que, como a l, podacastigar y hasta vender como esclavos (tres veces, a lo sumo, segn la Ley de las Doce Tablas); tambinla funcin econmica que desempeaba apenas se diferenciaba de la ejercida por los restantes miembrosdel grupo familiar, pues, dejando ahora a un lado sus tareas como servidor de la casa, lo vemos empleadocomo campesino en la heredad familiar o como pastor, y ciertamente asociado tambin aqu a losmiembros libres de la familia. Hasta un individuo de pensamiento tan conservador como Catn el Viejollegara a afirmar que de soldado preparaba a menudo la comida en compaa de su servidor, que en sufinca pese a toda la severidad con que tratabaa sus esclavos sola comer con sus criados, tomaba elmismo pan y beba el mismo vino que ellos, y que su mujer, adems de a su propio hijo, criaba tambin alos de sus esclavos (Plut., Cato 1,9; 3,2; 20,5 s.).

    El sentido de la institucin de la esclavitud bajo esta forma resida en el acrecentamiento de la fuerzade trabajo del grupo familiar en los quehaceres domsticos (manufactura incluida) y en la agricultura,especialmente tras los xitos de la expansin romana desde finales del siglo V a. C, que trajeron consigoel nacimiento de grandes fundos. A esto se aadi el hecho de que las familias ricas deseaban elevar suprestigio y su posicin de poder mediante cuadrillas de clientes lo ms grandes posibles, que se reclutabanmuy fcilmente entre sus esclavos manumitidos. La necesidad de esclavos era en todo caso una realidadevidente, y se recurri a distintos procedimientos para atender a esta demanda. Hasta el siglo IV a. C.

    jugaron un importante papel dos formas de hacer esclavos entre los ciudadanos libres del crculo delpopulus Romanus. Una era la posibilidad que tena un padre de familia empobrecido de vender comoesclavos a sus propios hijos; de la Ley de las Doce Tablas se deduce que el padre poda tambin recuperar

    mediante compra al hijo. La otra forma de hacer esclavos a partir de ciudadanos libres era la servidumbrepor deudas, al igual, porejemplo, que en la Atenas anterior a Soln: l derecho de uso registrado en laLey de las Doce Tablas obligaba al deudor a responder de su deuda con su propio cuerpo (nexum), y en

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    caso de insolvencia haba de ponerse a disposicin de su acreedor como mancipium, caso, v. gr., de ungran nmero de ciudadanos en el ao 385 a. C, quienes por lo visto haban perdido sus bienes comoconsecuencia de la devastacin de Roma por los galos en el 387 a. C. (Liv. 6,15,8 y 20,6 s.). Sin duda,estas fuentes de esclavos se vieron completadas en todo momento con la esclavizacin de los prisioneros

    de guerra, amn de la proliferacin natural de dicho elemento: el esclavo nacido en la familia (verna) seconverta automticamente en propiedad delpater familiar.Dada la naturaleza patriarcal de la esclavitud temprano-romana, han de enjuiciarse con gran

    precaucin los supuestos intentos de rebelin de los esclavos durante el primer siglo de la Repblica, delos que nos informan autores tardos20. En las fuentes aparecen caracterizados como conjuraciones. Laprimera conjuracin de esta especie tuvo lugar, segn Dionisio de Halicarnaso, en el ao 501 a.C,cuando los latinos quisieron traer de nuevo a Roma al expulsado rey Tarquinio. Luego, en el 500 a. C, elpropio ex monarca habra tramado una conjuracin de libres y esclavos contra la joven repblica. En el460 a.C, segn Tito Livio, Roma necesit de ayuda exterior para hacer frente a la banda del sabino ApioHerdonio, reclutada a base de desterrados y esclavos romanos. En el 409 a.C. debi de haberse producidonuevamente una conjuracin de esclavos. Los relatos antiguos sobre movimientos serviles suelen

    seguir casi siempre el mismo esquema: en una situacin de dificultades para la comunidad romana losesclavos y algunos grupos de libres conspiran con el plan de ocupar las colinas de la ciudad, de libertar alos esclavos, de matar a los amos y de apropiarse de sus bienes y mujeres; eso s, la conjuracin esdescubierta y desbaratada a tiempo. No cabe duda de que tales relatos fueron compuestos bajo laimpresin de los grandes levantamientos de esclavos de la Repblica tarda y merecen tan pocacredibilidad como, pongamos por caso, las disquisiciones de Tito Livio sobre si el rey Servio Tulio (nonecesariamente una figura histrica) naci ya esclavo o fue posteriormente esclavizado. Solamente laaccin de Apio Herdonio en el 460 a. C. acaeci realmente (ya Catn el Viejo tena conocimiento de ella),pero, segn Dionisio de Halicarnaso, sus seguidores no eran precisamente esclavos normales y corrientes,sino clientes y servidores21. Posible es, desde luego, que en las agitaciones promovidas por gruposmarginales de la sociedad romana, como en el 460 a. C. la de los desterrados, tomasen parte tambin

    ocasionalmente esclavos. Sin embargo, es caracterstico el hecho de que en un conflicto social de laRepblica temprana tan decisivo como el de la lucha entre patricios y plebeyos los esclavos no actuasenen absoluto como grupo social unitario, por ejemplo, en alianza con la plebe: mientras que ellos siguiesenplenamente integrados en la familia, faltbales el estmulo y la posibilidad para cuajar como talformacin. Incluso en la propia tradicin romana ya no hay ms mencin hasta el ao 259 a. C. de otraaccin semejante a la supuesta conjuracin del 409 a. C.

    La lucha de rdenes en la Roma primitiva

    La contradiccin fundamental en el ordenamiento social tempranorromano, que se expres en fuertesconflictos sociales y polticos y que puso en marcha un proceso de transformacin en la estructura de lasociedad y del estado, no fue, ni mucho menos, la tensin entre libres y esclavos, sino la lucha entre losdistintos grupos de los campesinos libres: frente a frente estaban, de un lado, los integrantes de la noblezade sangre y de la tierra, y del otro, los ciudadanos corrientes, cuyos derechos polticos estaban limitados yde los cuales muchos se encontraban en una situacin econmica apurada. Este enfrentamiento fuedirimido en la llamada lucha de estamentos entre los patres y la plebs, en una pugna entre patricios yplebeyos que durara ms de dos siglos, un hecho nico en la historia de los pueblos y las tribus de Italia y

    20Para la esclavitud en la Roma temprana, consltese F. De Martino, Labeo 20, 1974, pp. 163 s. (esclavitud por deudas), y L.A. Elnickij,Helikon 15-16, 1975-76, pp. 575 s. (de inspiracin marxista). Visin de conjunto sobre la investigacin en torno ala esclavitud: N. Brockmeyer, Antike Sklaverei (Darm-stadt, 1979). Supuestos levantamientos tempranos de esclavos: cf. M.

    Capozza.Movimenti servili nel mondo romano in eta repubblicana I. Dal 501 al 184 a. Chr. (Roma, 1966), con acopio de lasfuentes; P. Frezza, Stud. et Doc. Hist. et luris 45, 1979, pp. 289 s. (tambin sobre secesiones).21Liv. 3,15,5 s, y 3,19,6 s.; Dion. Hal. 10,14,1 s., y 10,32,2; Catn, frag. 25 (Peter). Cf. F. Mnzer,Appius Herdonius, RE VIII(1912), col 618 s.

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    de una trascendencia extraordinaria para el futuro de la sociedad romana22. La primera fase de esta luchaestuvo caracterizada por la formacin de frentes muy vivos, perfilndose los plebeyos como estamentoaparte en oposicin consciente al patriciado e imponiendo la constitucin de un estado de dos rdenes. Enla segunda fase, entre los aos sesenta, del siglo IV y el comienzo del siglo III a. C., se lleg a un

    compromiso entre el grupo rector de los plebeyos y los patricios, y esto produjo a su vez el nacimiento deuna nueva lite. El orden social arcaico de Roma, que ya se haba visto socavado por los logros de laplebe durante el siglo V, se descompuso en esta segunda fase del enfrentamiento, que coincidicronolgicamente con la extensin del dominio de Roma a toda la pennsula italiana. En su lugar seimpuso una nueva estructura de sociedad.

    Las causas del conflicto entre patricios y plebeyos hay que buscarlas en el desarrollo econmico, socialy tambin militar de la Roma arcaica. Remontaban a la sexta centuria. Por una parte, fuerondeterminantes la explotacin econmica y la opresin poltica de amplias masas de la poblacin por lanobleza patricia. Por otra parte, ya desde el siglo VI se haba operado un proceso de diferenciacin en elseno del pueblo, en virtud del cual las tensiones entre los patricios y los ciudadanos corrientes seagudizaron, y el pueblo pudo declarar la guerra a la nobleza. Algunos artesanos y comerciantes, pues

    desde un principio fueron poco dependientes personalmente de las familias patricias, pudieronaprovecharse del auge econmico de la joven ciudad en poca de la actividad constructora de los reyes yamasar as una fortuna, consistente sobre todo, en el valioso armamento y en los artculos de usocorriente. Otros grupos de poblacin entraron paralelamente en una situacin econmica y socialmentecatastrfica, debido a la prdida de sus tierras y a su endeudamiento, particularmente gran nmero depequeos campesinos, que haban de repartir, generacin tras generacin, el modesto patrimonio familiarentre cada vez ms herederos y que ya no podan sustentarse adecuadamente con su produccin agrcola.Los objetivos de estos dos grupos plebeyos eran, consiguientemente, muy diferentes: los plebeyosacomodados aspiraban, ante todo, a la equiparacin poltica, esto es, a la admisin en las magistraturas y ala igualdad de derechos con los patricios en el senado, a ms de a la integracin social mediante laautorizacin de los enlaces matrimoniales entre cnyuges nobles y no nobles. Al miembro pobre de la

    plebe le interesaba mejorar su situacin econmica y su posicin social, que pasaba por una solucin delas deudas y por una adecuada participacin en el disfrute de la tierra estatal (ager publicus). El enemigopara ambos grupos era, sin duda el mismo, la nobleza patricia las posibilidades de xito que ellos tenanconsistan en aliarse contra sta, en desarrollar instituciones comunes como organizaciones de lucha y enarrancar las reformas apetecidas por ambos.

    Los plebeyos pudieron sacar partido por vez primera a estas oportunidades tras la cada de lamonarquizacin en la situacin poltica exterior de la comunidad y tambin hubo cambios en la tctica deguerra romana ofrecieron las condiciones favorables para la asuncin de una lucha poltica resolutivacontra el dominio de la nobleza. Despus de que Roma hubo perdido el protectorado de las poderosasciudades etruscas con la expulsin del ltimo rey, qued expuesta durante un siglo a la amenaza exterior,proveniente, por un lado, de los centros de poder etrusco vecinos, especialmente de Veyes (Veii), y porotro lado, de las tribus montaosas de la Italia central, como eran los ecuos y los volscos. La tctica de lasecesin poltica y militar (secessio), que segn la tradicin fue ya aplicada en el siglo V en dossituaciones crticas (494 y 449 a. C.) como medio de presin, o tambin la simple amenazade hacer taldefeccin, forzaba a la nobleza a transigir en el interior en vista de la amenaza que pesaba sobre el estado.Ello se haca tanto ms necesario cuanto que con el paso del siglo VI al V a. C. la infantera vio acrecer suimportancia tctica: la forma arcaica de hacer la guerra, con la nobleza a caballo, se mostr yainsuficiente en las campaas militares contra la bien fortificada Veyes (Veii) y contra los pueblos de lamontaa. El desarrollo de la ciudadana hopltica, al igual que en Grecia a partir de la sptima centuria,hizo que con la fuerza militar del pueblo se elevase tambin su propia confianza y seguridad, y queaumentase su actividad poltica23. El papel fundamental en la nueva tctica de guerra correspondi, como

    22Visiones de conjunto en un H. Bengtson, Grundriss der rmischen Geschichte mit Quellenkunde I. Republik und Kaiserzeitbis 284 n. Chr.2(Mnchen, 1970), pp. 53 s.; A. Heuss,Rmische Geschichte3(Braunschweig, 1971).23Cf. M. P. Nilsson,Joum. of Rom. Stud. 19, 1929, pp. 1 s.

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    es natural, a las formaciones de infantera pesada; toda vez que las unidades de lite fueron cubiertas porlos plebeyos ricos, que podan pagarse la panoplia requerida o hasta fabricrsela en caso de ser artesano,era en este grupo de la plebe donde las ambiciones polticas estaban ms pronunciadas.

    El primer paso decidido, y al mismo tiempo el primer gran triunfo de los plebeyos fue la puesta en

    funcionamiento de instituciones propias: ello significaba la creacin de una organizacin para suautodefensa y para la lucha poltica, a ms de su unin como orden aparte frente a la nobleza. Segn latradicin de la analstica, este acontecimiento decisivo tuvo lugar en el ao 494 a. C, en que la primerasecesin del pueblo se vio coronada por el xito y la institucin del tribunado de la plebe fueintroducida24. Que este dato resulta ms o menos cierto, ha de inferirse de la noticia sobre una fundacinde un templo por los plebeyos: en el 493 a. C. el templo a la diosa Ceres fue erigido sobre la colina delAventino, cuyo culto siempre estuvo all reservado a los plebeyos, y esta fundacin religiosa no fue otracosa que la congregacin de la plebe en una comunidad sagrada25. El hecho de que esta comunidadseparada en el seno delpopulus Romanus se formase oficialmente para atender a un culto divino, era algocomprensible si reparamos, por un lado, en que el pueblo slo poda legitimar su unin apelando a laproteccin divina; y, por otro, en que este acto era un remedo consciente de la fundacin del templo a

    Jpiter sobre el Capitolio segn la tradicin, en el 507 a. C, en el punto central del estado patricio,con la intencin evidente de poner en esta forma de relieve la propia existencia de la comunidad plebeyasedaba. En la prctica, esta comunidad no limit ni mucho menos sus actividades a atender un cultoreligioso, sino que tuvo la pretensin de ser un estado dentro del estado. Como alternativa a laasamblea popular, los plebeyos celebraron asambleas propias (contilia plebis) en el marco de estacomunidad de culto y en ellas adoptaron algunas resoluciones (plebiscita). Elegan jefes, los aediles(administradores del templo, de aedes = templo), y los tribuni plebis, cuyo nmero era de dos en unprincipio y de diez desde mediados del siglo V a. C; mediante sagrado juramento (lex sacrata) acordaronla inviolabilidad (sacrosanctitas) para los tribunos de la plebe, requirieron su amparo contra la.arbitrariedad de los magistrados patricios (ius auxilii) y lograron incluso que los tribunos de la plebepudiesen interferir en el proceso incoado por la autoridad patricia contra un plebeyo (ius intercedendi) y

    que paulatinamente adquiriesen un derecho de veto contra los magistrados y el senado. An cuando estasinstituciones no fueron al principio reconocidas por el patriciado como parte del ordenamiento estatal,demostraron ser gracias al apoyo de la gran masa del pueblo polticamente efectivas.

    El segundo triunfo de los plebeyos consisti en forzar una reparticin del conjunto del pueblo en tribussegn un principio de divisin favorable para ellos y, por consiguiente, tambin una nueva ordenacin dela asamblea popular en consonancia con sus intereses. Puesto que el nombre de los tribuni plebis viene dela palabra tribus, es posible que la medida reformadora definitiva en el proceso gradual de reorganizacinde la divisin en tribus se hubiese operado simultneamente a la introduccin del tribunado de la plebe.Las tres viejas asociaciones gentilicias de los Tities, Ramnes yLuceres no fueron ciertamente suprimidas,pero s ampliamente sustituidas por tribus articuladas regionalmente. Cuatro de ellas, la Suburana,Palatina, Esquilina y Collina, correspondan, en tanto que tribus urbanae, a los cuatro distritos de laciudad de Roma; a esto se aadieron en el siglo V a. C. las 16 tribus rusticae en un cinturn alrededor dela ciudad, cuyo nmero no dejara de incrementarse desde fines del siglo V (hasta la culminacin de estaevolucin en el ao 241 a. C, con un total de 35 tribus)26. Toda vez que la divisin en tribus serva, sobretodo, como base para la asamblea popular, su importancia poltica era considerable, especialmente en lapreparacin y celebracin de las elecciones de magistrados. En la asamblea popular organizada segn elprincipio de divisin regional de las tribus (comitia tributa), los patricios no podan comparecer ya a lacabeza de unos clanes cerrados y sometidos a ellos, y dominar de antemano estos comicios con la

    24Cf. H. Siber, Die plebejischen Magistraturen bis zur Lex Hortensia (Leipzig, 1936); F. Altheim,Lex sacrata. Die Anfngeder plebejischen Organisation (Amsterdam, 1940); J. Bleicken,Das Volkstnbunat der klassischen Republik2 (Mnchen, 1968);R. Urban,Historia, 22, 1973, pp. 761 s.25Segn A. Alfldi, Early Rome, pp. 85 s. =Das frhe Rom, pp. 82 s., la fundacin de este templo tuvo lugar una centuria mstarde.26 Acerca de las tribus romanas, vid. L. Ross Taylor, The Voting Districts of the Roman Republic (Amer. Acad. in Rome,1960). Cf. del mismo autor,Roman Voting Assemblies (Ann Arbor, 1966).

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    movilizacin de sus clientes, como suceda en la vieja forma de asamblea popular (comitia curiata). Elnuevo marco ofreca al mismo tiempo buenas posibilidades para la agitacin plebeya, que ya no poda seracallada sin ms ni ms. Mientras que las magistraturas estatales siguiesen reservadas nicamente a lospatricios, la influencia de esta agitacin sobre las elecciones quedaba relativamente atenuada, pero poda

    resultar importante, en la medida en que los plebeyos tenan la posibilidad de elegir para los puestos defuncionarios a candidatos patricios de su agrado y dispuestos al compromiso.Los plebeyos pudieron anotarse una tercera victoria a mediados del siglo V, en el 451 o el 450 a. C,

    segn la tradicin, concretamente con la codificacin del derecho en la llamada Ley de las Doce Tablas(leges duodecim tabularum)27. No se trat en absoluto de una legislacin innovadora y filoplebeya, sinotan slo de una fijacin por escrito del derecho vigente con disposiciones bien que duras para los estratosbajos de la poblacin; nos ponen stas de manifiesto que la lucha de la plebe hubo de ser iniciada unosdecenios antes desde una posicin imaginablemente peor y que la situacin del pueblo, incluso despusde sus primeras grandes conquistas polticas, era todava todo lo que se quiera menos favorecida. Lostrazos arcaicos de la ley, tales como la consagracin del poder absoluto del pater familias, quien podavender a sus hijos como esclavos, como la legitimacin de la esclavitud por deudas en la forma del

    nexum, o como el reconocimiento del derecho a la represalia por lesiones corporales en la misma forma ymanera (talio), eran cosa manifiesta y poco propicia para aliviar la situacin de los socialmente msdbiles. Tambin la aguda divisin entre patricios y plebeyos quedaba sancionada, ante todo, por laprohibicin de los enlaces matrimoniales entre miembros de los dos rdenes, y en esta norma secontemplaba asimismo a los plebeyos ricos. Ello no obstante, el hecho de poner por escrito el derechovigente, comportaba en s una reforma poltica de gran trascendencia: a partir de entonces el ciudadanocorriente estaba en condiciones de apelar contra la injusticia y la violencia de los poderosos no ya slo aun derecho consuetudinario generalmente respetado, aunque no siempre claro y terminante, sino a normasde comportamiento y a disposiciones penales registradas con precisin. Con el principio de que todociudadano poda ser citado a juicio y tena derecho a un defensor (vindex), se garantizaba tambin a lospobres y a los dbiles la proteccin legal. El camino de la futura evolucin social se vio asimismo

    allanado por el hecho de que la Ley de las Doce Tablas dejaba ya de contemplar a la nobleza y al pueblocorriente como a los grupos sociales nicos: tambin se tena en cuenta la riqueza como criterio deestratificacin social, concretamente al establecerse la diferencia entre los poseedores (assidui), cuyopatrimonio habida cuenta de las condiciones de la ciudad-estado arcaica resultaba a todas lucesbastante modesto todava, y los desposedos (proletarii), que no disponan ms que de sus hijos (proles =la prole).

    La consideracin de las relaciones de propiedad como criterio de cualificacin social redundaba enespecial provecho de los plebeyos ricos, que ya no podran contarse en adelante como simple parte de lagran masa del pueblo; su riqueza les aseguraba prestigio e influencia. Lo mucho que interesaba al gruporector de los plebeyos una nueva ordenacin de la estructura social en base a la riqueza, es algo que sepondra de manifiesto en el cuarto gran triunfo de la plebe en su lucha contra el patriciado. En efecto, stalogr finalmente imponer una nueva divisin de la ciudadana en clases propietarias. Esa constitucintimocrtica de la comunidad fue atribuida por la tradicin romana al rey Servio Tulio, que como hombrede baja extraccin pareca a los ojos de los analistas la figura modlica del reformador democrtico. Noobstante, lo cierto es que en el siglo VI a. C. no se haban dado todava los presupuestos econmicos ysociales para semejante reforma; incluso la Ley de las Doce Tablas desconoca an todo tipo de clasecensitaria. Por consiguiente, dicha constitucin, al menos en cuanto base para la organizacin de laasamblea popular, entr en vigor slo despus del 450; la institucin del cargo de censor para determinar

    27El texto en S. Riccobono, Fontes luris Romani Anteiustiniani I. Leges2 (Firenze, 1941); R. Dll, Das Zwlftafelgesetz4(Mnchen, 1971). Vase adems esp. F. Wieacker, en Entretiens XIII, pp. 291 s.; G. Grif, en ANRW I, 2, pp. 115 s.; A.Watson,Rome of the XII Tables. Persons and Property (1975).

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    la cualificacin econmica del ciudadano, hecho que segn la tradicin tuvo lugar en el 443 a. C, podrahaber sealado su nacimiento28.

    Las escalas de propiedad de los miembros de cada una de las clases posesoras venan calculadas en lallamada constitucin serviana por el tipo de armamento que podan permitirse en la guerra. Se eviden-

    ciaba as con toda claridad que esta constitucin tena su origen en la nueva ordenacin de las fuerzasarmadas, seguramente que con posterioridad a la introduccin de la tctica hopltica; a esta razn defondo apuntan tambin los nombres de las clases posesoras (classis = leva para la guerra) y de sussubdivisiones (centuria = una centuria en la primitiva divisin del ejrcito). En forma detallada estaconstitucin nos es conocida slo a partir de la Repblica tarda, momento en que ya haba experimentadoun progresivo perfeccionamiento. Por encima de las clases (supra classem) figuraban los equites,evidentemente los integrantes de la nobleza ecuestre patricia, repartidos en 18 centurias. La primera clasecomprenda las 80 centurias de la infantera pesada, que, pertrechada de yelmo, escudo, coraza, grebas,

    jabalina, lanza y espada, constitua la columna vertebral del conjunto de la leva romana; en dicha claseestaban representados ante todo los plebeyos ricos. A la segunda, tercera y cuarta clase, con 20 centuriasrespectivamente, pertenecan los restantes propietarios en grados decrecientes de fortuna: los miembros

    de la segunda clase portaban armas ligeras como los de la primera clase, aunque sin coraza y con unpequeo escudo alargado en lugar del escudo redondo; los ciudadanos de la tercera clase carecan porcompleto de armadura y slo llevaban yelmo y armas ofensivas; los miembros de la cuarta clase ibannicamente provistos de jabalina y dardo. En la quinta clase, compuesta de 30 centurias, estaban reunidoslos pobres, armados nicamente con una honda. A estas unidades se aadan adems dos centurias de

    fabri, que se encargaban de las mquinas de guerra y estaban asignadas a la primera clase, as como doscenturias ms de msicos, adscritas a la quinta clase. Los desposedos por completo, por consiguiente losproletarios sin armas, fueron agrupados en una centuria por debajo del ordenamiento en clases (infraclassem), pudiendo encontrar ocupacin en la guerra como ordenanzas y rastreadores a lo sumo. Comoacaeciera en su da con la reparticin del pueblo en agrupaciones gentilicias y ms tarde en tribus locales,tambin este nuevo ordenamiento sirvi al mismo tiempo de base para la organizacin de la asamblea

    popular. En los comicios organizados por clases y centurias (comitia centuriata) cada centuria tena unvoto, con independencia del nmero efectivo de sus miembros; y ste, por cierto, variaba ya de unacenturia a otra simplemente por el hecho de que las quintas por encima de los cuarenta y seis aos, menosnutridas numricamente, las de los sniores, tenan en cada clase el mismo nmero de centurias que losiuniores, con lo que dentro de una clase los votos de las personas de ms edad, y por ende de las msconservadoras en cuanto a forma de pensar, igualaban a los de los hombres jvenes. El voto por centuriassignificaba claramente que los integrantes de las centurias de caballeros y de la primera clase, con sus 98votos en total, podan en todo momento sobrepasar a las 95 centurias restantes, caso de que sus miembroslograsen poner de acuerdo los intereses de sus clases. Como ya hiciera notar Cicern (De re p. 2,39), a lahora de tomar decisiones este sistema aseguraba a los propietarios un claro predominio sobre la gran masadel pueblo.

    El relegamiento poltico y la opresin econmica de amplias masas populares no fueron eliminadospor este nuevo ordenamiento de la estructura social, como tampoco lo haban sido por la Ley de las DoceTablas. Antes bien, las diferencias sociales entre la nobleza situada supra classem y el pueblo corriente sevieron fortalecidas, si bien ya no en forma totalmente idntica a como hasta ahora; as culminaba tambinla divisin de frentes entre patricios y plebeyos, que se haba iniciado con la unin del pueblo en unacomunidad aparte. En los decenios siguientes, hasta el primer tercio del siglo IV a. C, la sociedad romanavivi asentada sobre la base de esta separacin entre los rdenes. Pero paralelamente la constitucinserviana trajo consigo un desequilibrio para el orden social arcaico de Roma y abri el camino para laformacin de un nuevo modelo de sociedad. Si los nobles pudieron representar en la constitucin serviana

    28Lase Cic, De re p. 2,39 s.; Liv. 1,43,1 s.; Dion. Hal. 4,16,1 s.; Pap. Oxy. 17, 2088. Sobre los diferentes puntos de vista en lamoderna investigacin, vid esp. H. Last, ]ourn of Rom Stud, 35, 1945, pp. 30 s.; E. Stuart Staveley,Historia, 5, 1956, pp. 15 s.;J. Suolahti, The Roman Censors A Study m Social Structure (Helsinki, 1963); G. Pieri, L'histoire de cens jusqu'a la fin de larpublique romaine (Pars, 1968); E. Gjerstad, enANRW I, 1, pp. 172 s.

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    el vrtice de la sociedad, hay que decir tambin que para mantener esa posicin no fue ya nicamentedeterminante su ilustre ascendencia, sino tambin su situacin econmica. Todava ms importante fueque a los plebeyos ms pudientes se les aseguraba institucionalmente un lugar distinguido en la sociedad,que tena en cuenta su relevancia econmica y militar, as como sus ambiciones polticas. Este maridaje

    se expres asimismo en la abolicin de la prohibicin de matrimonios entre los miembros de la nobleza ylos del pueblo. Lo que ya no nos es dado dilucidar es si esta reforma acaeci efectivamente ya en el 445 a.C. en virtud de la lex Canuleia, como crean los analistas, o si, por el contrario, su puesta en prctica fuems tarda. En todo caso, dicha medida caminaba en la misma direccin que la apuntada ya por laconstitucin timocrtica, a saber, por el camino del acercamiento y el compromiso entre los patricios y elelemento rector de la plebe.

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    Captulo 2

    LA SOCIEDAD ROMANA DESDE EL INICIO DE LA EXPANSIN HASTA LA SEGUNDAGUERRA PNICA.

    La disolucin del orden social arcaico: la nivelacin de los rdenes y la expansin

    En el momento de producirse el paso del siglo V al IV a. C, Roma era todava una ciudad-estadoarcaica: su ordenamiento social, con la nobleza dominante a un lado y el pueblo muy desfavorecidopoltica y econmicamente al otro, segua basndose en un principio estamental realmente simple, y sumbito de soberana se reduca a un modesto territorio en el entorno de la ciudad. Empero, lasalteraciones operadas en la estructura de la sociedad romana desde la cada de la monarqua y el comienzode la lucha de los rdenes, colocaron a Roma ante el umbral de una nueva poca de su evolucin social.El pueblo haba dejado de ser una masa muda: se haba unido en un estamento independiente, con una

    conciencia de identidad cada vez ms acusada, y poda preciarse de una serie de logros polticosconsiderables. Al mismo tiempo, bajo la superficie del simple modelo estamental nobleza-pueblo se habaconfigurado una divisin social ms profunda como resultado de la diferenciacin en las relaciones depropiedad, divisin que iba desde los ricos propietarios de tierras hasta los pobres campesinos yproletarios desposedos, pasando por los artesanos y mercaderes acaudalados. Tampoco Roma era yahacia el 400 a. C. aquel poder de segundo rango de un siglo antes. Tras la expulsin de los reyes etruscosse vio obligada a mantenerse a la defensiva durante largo tiempo, pero a partir de la mitad del siglo Vpudo pasar a la ofensiva y, con la conquista de Fidenas (426 a. C.) y, sobre todo, el sometimiento deVeyes (396 a.C), consigui aumentar sustancialmente el territorio de su soberana. Con ello estaba selladosu futuro, y se abra el camino para la disolucin del orden arcaico en el enfrentamiento social y polticointerno el imperativo del momento para los plebeyos no era un mayor distanciamiento de la nobleza, sinoprecisamente lo contrario, el compromiso con el patriciado, al menos en el caso de los grupos rectores delpueblo; de cara al exterior, la meta tanto de la nobleza como de otros sectores dirigentes del pueblo slopoda ser la prosecucin de las conquistas, a fin de resolver a costa de terceros la apurada situacineconmica de los pobres y asegurar al propio tiempo mayor riqueza a los ya acaudalados. Tras losdecenios, al parecer en calma, posteriores a los aos centrales del siglo V a. C, en los que las estructurasarcaicas desgastadas estaban ya maduras para su sustitucin por un nuevo modelo de sociedad, slo hizofalta una aceleracin del proceso histrico, para que las consecuencias de la evolucin precedente sepusiesen plenamente de manifiesto.

    A esta aceleracin del proceso histrico se lleg a partir de los primeros decenios del siglo IV a.C, conel resultado de que la estructura social del estado romano experiment una alteracin fundamental en el

    curso de los cien aos siguientes, aproximadamente. Poco despus del 400 a. C, las tensiones en Roma seincrementaron notablemente. Debido al crecimiento natural de la poblacin el nmero de desposedos detierras se elev cuantiosamente, mientras que la ampliacin del territorio nacional romano, tras la

  • 7/23/2019 Alfoldy, Geza - Historia Social de Roma (Parte 1)

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    Gza Alfldy H i s to r ia s o c ia l de Ro ma 23

    conquista de Fidenas y Veyes (Veii) no aplac en absoluto el descontento de los pobres, sino queprecisamente lo que hizo fue agudizarlo an ms: la tierra anexionada por Roma como botn de guerra nofue repartida entre los indigentes, sino que se vio ocupada por los hacendados ricos; Simultneamente, lascondiciones polticas del momento avivaron el descontento de la plebe, incluidos los plebeyos ricos: en

    las guerras victoriosas contra los vecinos la infantera plebeya, y en particular la infantera pesada nutridapor los plebeyos pudientes, haba tenido una participacin fundamental y reclamaba la influencia polticaque le corresponda. La situacin se torn an ms difcil despus de que en el 387 a. C. una tropa enbusca de botn, integrada por galos asentados en la Italia superior, bati al ejrcito romano, tomtemporalmente Roma hasta el Capitolio, saque la ciudad y devast los campos circundantes: muchasfamilias perdieron entonces sus haciendas y como consecuencia de ello se vieron reducidas a la esclavitudpor deudas; al propio tiempo, tambin el ordenamiento estatal patricio sufri a resultas de todo ello unaconmocin. El camino de salida slo poda estar o en una revolucin o en una reforma fundamental.Segn la tradicin representada por la analstica, los descontentos intentaron en dos ocasionesconsecutivas, en el 385 y en el 375 a. C, derribar por la fuerza el orden existente (Liv. 6, 11,1 s.). Laimpresin, sin embargo, era que las estructuras sociales vigentes no eran alterables mediante la violencia,

    y menos an cuando tal cosa iba tambin en contra de los intereses de los plebeyos ms acomodados. Encualquier caso, a raz de todo esto se puso en evidencia la necesidad de reformas, y el ala del patriciadodispuesta al compromiso en alianza con los jefes d