aleman, j. & larriera - el porvenir de la ilusión
TRANSCRIPT
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
1/9
El porvenir de la ilusin - Jorge Aleman y Sergio Larriera
Qu hacer en la poca del fin?
En la emergencia de la ciencia y su posterior consumacin moderna, en su
cumplimiento como metafsica y tcnica, hay algo ms que un rgimen
epistemolgico depurado de prejuicios que por fin van a garantizar el
"pensar puro", sin malentendidos, libre ya de la revelacin y el mito !a
clebre temtica del in de la #etafsica, ms all del tono apocalptico e
inocente con que algunos la enfatizan, y ms all de quienes la ironizan
para disimular sus consecuencias, se sostiene en este punto$ los
dispositivos de emplazamiento de la tcnica organizan un nuevo tipo de
voluntad que, en su accin y en sus consecuencia sobre los sujetos, se
caracteriza especialmente por la imposibilidad de ser regulada a travs de
las "ficciones" poltico sociales
%iertamente, un nfasis demasiado marcado en lo que define a esta
posicin puede dar lugar al equvoco que ve en la misma una apelacin
"moral" que se escandaliza con la "deshumanizacin" de la tcnica &e
hecho, quienes gustan ironizar acerca de esta posicin, la simplifican y
reducen al e'tremo, afirmando que la misma esconde un llamado al sentir
religioso o romntico de los valores de la tierra, frente al "horror diablico"
de la marcha "homogeneizante" de la tcnica (on los que afirman que en
el lugar del lamento apocalptico se debera "optimizar" lo que ya hay, loque siempre es supuestamente perfectible ) saber, profundizar la
democracia, e'aminar permanentemente sus condiciones, participar en las
cuestiones p*blicas, aunque las mismas denoten de entrada su lgica e
inevitable parcialidad Es evidente que esta posicin tiene a su favor, en
principio, reclamar un compromiso con respecto a determinados temas
concretos, que nunca deberan ser descuidados u olvidados por querer
dedicarse a establecer un diagnstico de una poca (in embargo, esta
dimensin pragmtica no puede a su vez pretender clausurar el modo en
que ese "hay" que se nos presenta ya est constituido+or el contrario, admitir de ese modo "lo que hay", sostiene la ilusin de
saber ya "lo que hay que hacer", cuando ms bien se trata de hacer
emerger el enigma, una vez ms, en el alcance de esta pregunta$ "-u
hacer." /al como lo formula &errida, esta pregunta, que inevitablemente
refiere tanto a una urgencia diaria como a enfrentar lo que viene con los
tiempos, ha quedado por ahora impensada "tanto en su forma como en su
contenido" (in embargo, su legado puede ser esbozado, pues dicha
pregunta es indiscernible de su carcter laico y democrtico, de lo que en
suma constituye a la #odernidad tanto en su fundacin como en su
desgarramiento, pues la posibilidad de la respuesta a "qu hacer." parece
siempre e'igir el franqueamiento de los lmites histricos en donde dicha
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
2/9
pregunta ha podido nacer
el fin del respeto
%uando se aborda la temtica del fin, interesa aquello que ha tomado forma
ante los que viven la poca
!as conclusiones desconcertantes que !acan pronostic se han vuelto
contemporneas (i hubiera que se0alar de un modo inmediato aquello que
!acan vaticinaba dcadas atrs, se formulara del siguiente modo$ la
imbricacin del mercado capitalista con la correspondiente e'pulsin de la
subjetividad efectuada por la ciencia, lo que finalmente concluye en la
"tcnica", realiza un movimiento que no respeta a nada ni a nadie (i un fin,
en primer lugar, es el fin del "respeto" Entendiendo por "respeto" esa
distancia simblica que implica a la castracin, y que se0ala que "no1todo"puede ser alcanzado por la voluntad de goce puesta en marcha por la
tcnica
En psicoanlisis, se denomina a esa distancia simblica con el trmino
castracin !a castracin no debe ser entendida como en su traduccin
neurtica, en tanto falla o impotencia, comparacin hiriente o reivindicacin
querellante #s bien, es un lmite que impone la estructura del lenguaje,
pues donde hay lenguaje, hay imposible 2mposibilidad de acceder a un goce
pleno y absoluto, imposibilidad de establecer con respecto al goce del 3tro
una relacin conmesurable +ero no se trata del carcter "negativo" del lmite,
pues este lmite que el lenguaje impone, en ese movimiento de captura del
ser vivo volvindolo un "ser dicente", es la condicin del deseo
El desencadenamiento de la tcnica y su imbricacin con el mercado
capitalista, constituye un "rechazo de la castracin"4 el discurso capitalista
realiza un "movimiento circular", donde la voluntad consigue reunir al sujeto
con el goce del objeto, sin los lmites ni la distancia simblica que la
castracin impone Es la razn misma de este movimiento la que e'tingue el
respeto !os signos de esta desaparicin fueron anticipados por !acan de
diversas maneras$ procedimientos de homogeneizacin, desintegracin del
concepto de e'periencia, desaparicin de la memoria, declinacin de la imago
paterna, aumento del racismo, planetarizacin de la mirada 5n programa que
parece querer llevarlo al estatuto de lo visible, al espectculo de la retirada de
la historia, a un presente absoluto sin huella del pasado, y que tiene en el
campo de concentracin la figura culminante de la aniquilacin de todo el
respeto (i lo que se ha consumado se caracteriza por carecer de barrera
alguna, por disolver definitivamente a la comunidad en un nuevo tipo de orden
social no condescendiendo a nada que no sean meros simulacros de
regulacin, a su vez, intentar introducir el respeto querer volverlo a
fundamentar, querindole otorgar un suelo firme, se ha vuelto un vano sue0o
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
3/9
6o hay religin ni retorno a la tradicin alguna, ni ning*n proyecto de
emancipacin construido con los elementos tpicos de la modernidad, que
pueda volver a reeditar y recomponer la "distancia" que se destruy
6i siquiera se puede esperar que, como dice 7eidegger, "la sobremedida del
dolor que se e'tiende planetariamente traiga aparejado cambio alguno" 6o
hay ning*n fundamento a restaurar o recuperar, ning*n padre que vuelva a
instaurar e imponer las insignias del respeto4 ya no surgirn ms que sus
antiguas inercias o a lo sumo sus caricaturas +or esta pendiente se confirma
que las prcticas que durante mucho tiempo detentaban las claves que
permitan concebir la transformacin del destino histrico han quedado
severamente cuestionadas en su esencia &e ah que el pensamiento
contemporneo, a falta de disponer un recurso a la revolucin, al sujeto
histrico, a la enunciacin colectiva, se haya consagrado a los problemas
referidos a su propia superacin %omo si el pensamiento, una vez apresadoen su impotencia para transformar las cosas, hubiese querido al menos
volverse contra s mismo, impugnar su propia tradicin, contravenir sus
propias condiciones de posibilidad, inaugurar nuevas e'periencias con el
habla, con las escrituras, buscar en definitiva una nueva forma de encontrarse
respetable, de no descubrirse cmplice con todo aquello que ahora se
muestra
+aradoja de los tiempos$ en la medida en que ya no hay e'periencia de la
historia, cuando ms patente es la pobreza de la e'periencia, el pensamiento
se vuelve ms histrico que nunca +or ello las distintas prcticas depensamiento viven en perpetua sospecha sobre s mismas
!a poltica, por ejemplo, que ahora ha quedado reducida a una profesin, es
slo una profesin desde el mismo momento en que los ciudadanos ya no
saben ni pueden hacer la e'periencia de engendrarla 7asta nuevo aviso, no
se sabe qu puede ser una poltica que aspire a otra cosa que verse reducida
al consenso y la aspiracin al poder !os efectos de su enunciacin han sido
arrebatados de antemano, especialmente por el espacio meditico, y el
"lenguaje polticamente correcto" 7e aqu una autntica caricatura grotesca
del respeto, lo que a0os atrs era una reivindicacin de los grupos
minoritarios susceptibles de segregacin, ahora se transforma en un creciente
proceso de nivelacin y vigilancia de los enunciados 6o resulta entonces
e'tra0o que la poltica hace tiempo ya no pueda formular palabras nuevas ni
renovar su vocabulario moral
/ambin se puede ver que lo que sucede a grandes rasgos en la filosofa,
especialmente cuando la misma se atreve a interrogarse por aquella filosofa
que tendra que venir cuando la poltica se retira &esde hace tiempo, la
filosofa y el filsofo, ms all de la mera definicin universitaria, se
encuentran con serios problemas para establecer en qu consiste su tarea )l
no disponer de una e'periencia *ltima que garantice y autentifique en quconsiste la labor filosfica, el filsofo est en una posicin incmoda para
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
4/9
autorizarse por s mismo 8pero es en esa incomodidad donde reside el resorte
de su apuesta ms propia9 %mo demuestra que no se ha vuelto un mero
historiador, alguien que con mayor o menos fortuna ha enlazado una
secuencia de nombres propios de la tradicin y ha realizado una glosa. &e
este modo, vemos al filsofo intentando establecer vecindad con alguna
e'periencia$ si antes fue la poltica, y luego el lenguaje y sus escrituras, en los
*ltimos a0os le ha tocado a la esttica, e incluso ahora, tal cual se ver a
continuacin, se trata otra vez de la religin, en el intento del filsofo de volver
a ser respetable
el giro religioso
El fenmeno religioso reaparece en nuestros das bajo distintas modalidades$
: ; %omo un fenmeno que se empe0a en restaurar una tradicin que ha sidodisuelta por la ciencia
+ara ello intenta forjar un principio fuerte, tal cual son un padre o un ideal
< ; %omo un intento de suplir a travs de una "ilusin", y su correlativa
inscripcin en un grupo o secta, la destruccin de los vnculos sociales que el
capitalismo promueve
(e podra describir lo que pone en marcha a la religin hacindola reaparecer
de estos modos 1si reaparece es porque de alguna manera ha estado
siempre1 como un intento de resucitar el 6ombre del +adre que la ciencia ha
hecho tambalear 3 como una gran b*squeda para dar sentido y a la vez
obturar a la manera de un tapn lo inacabado que se hace presente por
doquier, incoerciblemente, en la subjetividad contempornea
+arece evidente que, frente a la tcnica y a la ciencia que, como se ha dicho,
no pueden ser reguladas por nada ni por nadie, se tratara de generar
diversos principios de regulacin que, al menos, garantizan que esta poca
donde "el dolor ya no trae aparejado cambio alguno", proporcionase alg*n
consuelo Esto es, controlar los efectos devastadores de la tecno1ciencia
mediante el paliativo de la ayuda humanitaria o mdico1religiosa, difundidas a
travs de los mass1media, o incluso con la solucin ms furiosa de una
"vuelta atrs" romntica, nacionalista, fundamentalista
En el orden del pensamiento contemporneo se va tornando evidente un
movimiento que configura lo que puede denominarse un "giro religioso"
)unque la lista es ms amplia, se pueden tomar como principal ejemplo dos
pensadores$ =ianni >attimo, introductor del pensamiento dbil italiano, y
?acques &errida, promotor de la deconstruccin que atraviesa el )tlntico y
se despliega desde hace unos a0os en 6orteamrica 6o son los *nicos que
participan de este giro, pero pueden representarlo de buen grado
#s all del trabajo intelectual especfico de cada uno, que puede ser
diferenciado con claridad, hay ciertos rasgos comunes a ambos que permitencaptar de una forma lo ms apro'imada posible ese momento de torsin
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
5/9
/orsin religiosa que adquiere un inters especial si, de entrada, se admite
que los dos han participado hasta ahora en una actividad de pensamiento
laico, evidenciada, incluso una clara vocacin atea !os dos se caracterizan
por una preferencia incondicional por la democracia, y una disposicin a
orientar la filosofa hacia la cosa p*blica, sin que la misma dependa de ning*n
poder e'terno o religioso !os dos han meditado sobre la clebre e'presin
"muerte de &ios", formulada por 7egel y 6ietzche, y han intentado situar y
situarse en la herencia que procede de )tenas, ?erusaln, @oma y Aizancio
) su vez los dos han trabajado para despejar y distinguir la interpretacin
hermenutica de la e'gesis del te'to religioso y, cada uno obviamente en su
estilo, han recorrido la crtica ilustrada a la religin que reconoce en los
nombres de >oltaire, #ar', reud y 6ietzsche, su serie ms paradigmtica
+ero tambin es cierto que los dos han presentado sus reservas con respectoa la viabilidad de un programa de laicizacin definitiva y, en este aspecto, han
trabajado para desestabilizar 1 que no es lo mismo que repudiar 1 las ms
ingenuas oposiciones de la tradicin ilustrada, a saber$ ciencia o religin, mito
o logos, razn o revelacin, mostrando el sistema de complicidades que se
establecen entre los trminos de la oposicin )parece aqu lo que tal vez
confiere inters a la torsin En el desafo de pensar la religin no slo como
algo e'terior, como algo que puede objetivizarse sabiendo de antemano en
qu consiste, resultaron mordidos por la misma
>attimo es, quizs, el caso ms notable (u te'to %reer que se cree, estescrito en primera persona 8algo inusual en la filosofa actual9, buscando
deliberadamente una atmsfera testimonial en la que se trata de dar cuenta
de una vivencia que atraviesa al que la dice (eg*n >attimo, la e'periencia
religiosa se presenta en primer lugar como un "retorno", como algo que
reaparece y viene de antes y desde un lugar distinto al de la conciencia
6adie se encuentra con la religin desde un grado cero, siempre se trata de
algo que ha sido olvidado, rechazado %omo si se tratara de una huella
infantil que, de alg*n modo, hubo que reprimir &esde algun ngulo, >attimo
da la impresin de que pretende otorgarle a las representaciones religiosas
primeras el valor mismo que reud le confera a las teoras se'uales
infantiles, esos mitos que intentan dar cuenta de la gnesis de la subjetividad
+ero lo que >attimo no e'plica es en qu consiste aquello que se manifiesta,
de manera subrepticia, en las representaciones religiosas primeras, para que
se haya hecho necesario e'pulsarlas y olvidarlas para su posterior retorno
En segundo lugar, aparece en >attimo la inevitable referencia a la "muerte"
!a vida impone que las personas queridas con las que se pensaba recorrer
un largo camino ya no estn4 nunca volvern a estar todos en su lugar y,
adems, implacablemente, la filosofa del envejecimiento gana su batalla al
sentido ) su vez, al no haber proyectos histricos a largo plazo quedisimulen su propia finitud, cada cual est solo, abandonado a su inanidad, a
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
6/9
su vejez que hay que ocultar lo ms posible4 una vejez separada del sentido y
no atada a causa alguna, manifestando su puro "estado de deyecto"
+or *ltimo, aparece el trmino "secularizacin", trmino clave con el que
>attimo estructura y formaliza su descubrimiento !a secularizacin es
definida aqu como una tarea de rememoracin que permite el retorno y la
interpretacin de todos los te'tos de la tradicin, y que debe ir separando la
e'periencia religiosa de cualquier connotacin sacrifical o victimaria >attimo
pone la progresiva "disolucin de lo violento", siempre presente en lo
sagrado, a travs de la interpretacin y el juego con las escrituras El dios
metafsico, cruel, caprichoso, que siempre quiere vctimas, debe ser
interpretado a travs de las Escrituras para encontrarse con lo que lo
"debilita", lo desfundamenta Esta operacin es posible porque ya tuvo su
primer comienzo en el descenso de &ios a su hijo, ese que, como nos lo
recuerda >attimo, "ya no busca siervos sino amigos"En una maniobra intelectual e'traordinaria, >attimo hace coincidir la
secularizacin1interpretacin 8como algo que adems brota de las entra0as
mismas del cristinianismo9, con el debilitamiento y disolucin de las
"estructuras fuertes" de la metafsica iniciado por reud, #ar', 6ietzsche y
7eidegger +or ello, en el retorno de la religin >attimo "vuelve a su casa"4
que re*ne su herencia con su pensamiento, aunque, obviamente, volver a su
casa no es a la 2glesia y su disciplina
!a secularizacin1 interpretacin, al ser una operacin desacralizante del
mensaje bblico, realiza un desmontaje irnico y deconstructivo de laspretensiones dogmticas y fundamentalistas >olver a su casa es , por lo
tanto, volver a un lugar donde >attimo puede plantear su eleccin se'ual 1 en
este caso homose'ual 1, puesto que la interpretacin secularizante debe
lograr separar a &ios de cualquier imagen que lo confunda, por ejemplo, con
la figura del padre, pudiendo incluso plantear la identidad femenina de &ios,
as como la radical separacin de la /rinidad y sus representaciones
familiares
(in embargo, la cuestin ms importante es precisamente el lmite que
>attimo debe localizar con respecto a la interpretacin secularizante (i todo
pudiera ser interpretado, secularizado, tratado como un te'to entre otros, la
deriva sera infinita y, por tanto, la tica ya no sera posible4 el " no matars",
por caso, podra ser ironizado como un te'to cualquiera Es por ello necesario
que surja un lmite que permita e'igir algo incondicionado que haga cesar la
interpretacin4 a eso >attimo lo llama "caridad" (e pueden interpretar hasta
el final todos los te'tos, menos el amor por el que &ios se ha vuelto hijo
mortal Es lo que (chleiermacher llama "dependencia" +or ms autnomo
que el sujeto pretenda ser, no debe olvidar la iniciativa que lo trajo al mundo
El secreto de la caridad reside en aquello que inicia al sujeto, dndole lugar,
depende de la iniciativa de otros >attimo concluye as en un crculo quecongrega la superacin de la metafsica, la herencia cristiana y una tica de la
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
7/9
"no violencia", e'presada en la "caridad", como aquello que no puede ser
interpretado
+or su parte, ?acques &errida en Espectros de #ar' se encuentra tambin
con lo que retorna y reaparece (e trata en este caso del "espectro" El
"aprender a vivir" que es la cuestin imposible de la tica, debe siempre ser
considerado bajo la perspectiva de la herencia, del legado, la relacin con los
espectros, aquellos que impiden volvernos contemporneos de nosotros
mismos
(i se esperaba que &errida ofreciera una lectura deconstructiva del te'to de
#ar', sorprendentemente surge una larga disquisicin sobre la herencia,
sobre lo que viene con ella sin saberlo, una refle'in sobre el duelo, la poltica
de la memoria, hasta ir enhebrando una secuencia donde el tema moderno
de la emancipacin, al no estar ya regido por un proyecto de progreso hacia
una meta, slo se salva y sostiene en una relacin de herencia, legado,memoria, hospitalidad y por *ltimo 1 y esto es clave 1, la justicia siempre mas
all, diferente, imposible de cubrir por el derecho
(i para >attimo el lmite a la interpretacin secularizante reside en el principio
de la caridad, &errida presenta ahora tambin su lmite a la deconstruccin
(e puede deconstruir un proyecto de emancipacin histrico pero no el deseo
de emanciparse, se puede deconstruir el derecho, pero no la justicia !a
justicia en &errida, al igual que la caridad en >attimo, no se relativiza, es
incondicional, no se puede ironizar ) ese incondicional &errida lo termina
nombrando "mesianismo"4 se trata de un mesianismo vaco, sin traer elporvenir, constituyendo el lmite que establece una e'cepcin a la
deconstruccin
&e estos dos pensadores europeos actuales, consta que han ledo ambos El
porvenir de una ilusin, y no hay en ellos, al respecto, nada de incauto
%ualquiera de los dos prestara seguramente odos a la maquinaria crtica de
la religin que reud construye con el psicoanlisis, e incluso prestaran
atencin a cmo dicha crtica puede trabajar sus propios te'tos desvelando la
ilusin implcita en ellos El te'to de reud de :B
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
8/9
palabras$ "!a doctrina religiosa nos transmite la verdad histrica, si bien un
tanto deformada y disfrazada4 en cambio, nuestra descripcin racional se
aparta mucho de ella"
&e este modo, para reud, la religin en tanto ilusin no es slo una
realizacin de deseos, sino un modo singular de reminiscencia histrica
>attimo y &errida conocen la posicin de reud, pero no obstante parecen
haber sido aspirados por la solicitacin religiosa 6o es la primera vez que el
hecho de conocer una crtica, estar al tanto de la misma, no evita el caer bajo
los efectos de aquello que se critica En definitiva, se trata de un problema
caracterstico de la prctica psicoanaltica$ la cogitacin de un problema,
delimitar sus contornos, establecer su crtica, no anula nunca sus efectos
sintomticos )s, tanto &errida como >attimo son solicitados por la religin
para dar por fin con algo incondicionado que los sostenga y aparte de la
deriva relativista que la interpretacin, ya sea hermenutica odeconstructivista, tiende a provocar Auscando lo incondicionado, aquello que
no se puede interpretar o deconstruir, quieren establecer la plataforma de una
nueva tica
) la semejanza de la e'periencia psicoanaltica que, en su travesa, localiza
un sntoma que hace de lmite irreductible a la interpretacin del inconsciente,
estos pensadores, esquivando la cuestin conflictiva del sntoma pero
apro'imndose a la vez a aquello que en el sntoma se presenta como
solucin del imbroglio, intentan fundar una relacin con lo incondicionado que
no sea sacrificial 6o anhela >attimo, con su desacralizacin del diossacrificial y su encuentro con el hijo de la amistad, curarse del superyo, del
padre terrible y encontrar, gracias a la interpretacin, un dios sin capricho,
hecho slo para el amor. 6o anhela &errida en su postulacin de un
porvenir abierto a la justicia, un futuro limpio de la compulsin de repeticin y
su destino sintomtico.
En cualquier caso, ninguna de las dos posiciones se sostiene sin que, de una
manera e'plcita o implcita, se invoque al inconsciente 7ablar de retorno,
herencia, interrogar la estructura del olvido, dar cuenta de la huella y su
memoria, atravesar el lmite de la tradicin, reclama la lgica del inconsciente
D estos pensadores han ido al encuentro de la religin a travs de la lgica
del inconsciente, aquello que deba conducirlos a una destitucin de la
posicin narcisista, destitucin que por momentos se refleja en sus te'tos, sin
embargo adopta finalmente la forma de un giro especial que, al estar imbuido
en un afn tico, los conduce hacia la caridad, la justicia, el mesianismo
+arece un designio del pensamiento contemporneo europeo actualizar la
religin e intentar transformar la e'periencia del psicoanlisis en una cosa del
pasado ya superada +ero, a su vez, el intento de estos pensadores puede
ser la ocasin para recordar que el psicoanlisis apunta a un "atesmo viable"
que, obviamente, no se puede sustentar con meros enunciados racionalistas(e debera, tal vez, promover en la propia comunidad psicoanaltica, como en
-
5/27/2018 ALEMAN, J. & LARRIERA - El porvenir de la ilusi n
9/9
cierta ocasin lo record !acan, la evaluacin permanente del peso de la
religin, su herencia, sus huellas, los modos de entrar y salir de la misma, y
las condiciones que haran posible su franqueamiento Es posible que la
e'periencia psicoanaltica produzca un ateo. Es deseable que eso ocurra.
Es posible una laicizacin definitiva. &e hecho se podra afirmar que, a
diferencia de reud, son actualmente raras las ocasiones donde se intenta
desentra0ar el tema religioso con relacin a los fines del psicoanlisis
(i se ha evocado el giro religioso presente en estos pensadores europeos
contemporneos ha sido, tal vez, para poder reconocer a Europa que,
mientras se percibe a s misma en el envejecimiento posmoderno, toma de
pronto un giro en principio imprevisible, al querer tambin encontrar un suelo
seguro, una casa reconocible y, por ello, quizs sin saberlo, se apro'ima a lo
que reud llam en su momento "obediencia retratada", una obediencia
donde, casi imperceptiblemente, el ser vuelve a anhelar la sustancia que ensu da simul alimentar los fantasmas infantiles
2@ )@@2A)
http://www.elpsicoanalisis.net/numero8.html#arribahttp://www.elpsicoanalisis.net/numero8.html#arriba