actas ii seminario internacional politicas de la memoria

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II Seminario Internacional Políticas de la Memoria – CCHCONTI ACTAS DEL II SEMINARIO INTERNACIONAL POLÍTICAS DE LA MEMORIA: “Vivir en dictadura. La vida de los argentinos entre 1976 y 1983”. Buenos Aires, 5, 6 y 7 de octubre de 2009 Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti / Archivo Nacional de la Memoria / Secretaría de Derechos Humanos de la Nación Autoridades Integrantes del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti Programa del Seminario Inauguración del Seminario Exposiciones plenarias Resúmenes y Ponencias Listado de participantes

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  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    ACTAS DELII SEMINARIO INTERNACIONALPOLTICAS DE LA MEMORIA:

    Vivir en dictadura.La vida de los argentinos entre 1976 y 1983.

    Buenos Aires, 5, 6 y 7 de octubre de 2009

    Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti / Archivo Nacional de la Memoria / Secretara de Derechos Humanos de la Nacin

    Autoridades

    Integrantes del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti

    Programa del Seminario

    Inauguracin del Seminario

    Exposiciones plenarias

    Resmenes y Ponencias

    Listado de participantes

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    ACTAS DELII SEMINARIO INTERNACIONALPOLTICAS DE LA MEMORIA:

    Vivir en dictadura.La vida de los argentinos entre 1976 y 1983

    Frente al espectculo de una civilizacin que ha transformado

    la tcnica moderna en una gigantesca fuerza de destruccin,

    el nico sentimiento posible es la vergenza

    Enzo Traverso

    Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti

    Buenos Aires, 5, 6 y 7 de octubre de 2009

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    AUTORIDADES

    Secretario de Derechos Humanos de la Nacin: Dr. Eduardo Luis DuhaldePresidente del Archivo Nacional de la Memoria: Dr. Ramn Torres MolinaDirector del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti: Dr. Eduardo Jozami

    CENTRO CULTURAL DE LA MEMORIA HAROLDO CONTI

    Coordinadores:

    Artes Visuales: Nora HochbaumBiblioteca y Centro de Documentacin: Marta VassalloCine y video: Susana AllegrettiDesarrollos culturales: Lucila PagliaiFotografa: Cristina FraireComunicacin y Relaciones Institucionales: Silvia YulisGestin administrativa: Luis AlsInfraestructura y logstica: Sergio Tucci

    PRODUCCIN DEL SEMINARIO

    Comit Organizador: Eduardo Jozami, Lucila Pagliai, Marta Vassallo

    Programacin y Coordinacin general: Lucila Pagliai

    Coordinacin ejecutiva: Silvia Yulis

    Asistencia tcnica: Claudio Ceballos Cid

    Coordinacin de infraestructura: Sergio Tucci

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    DATOS DE LA EDICIN

    Actas del II Seminario Internacional Polticas de la Memoria

    ISBN en trmite

    Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti

    Archivo Nacional de la Memoria

    Secretara de Derechos Humanos de la Nacin

    Avda. Del Libertador 8151

    (C1429BNB) Ciudad Autnoma de Buenos Aires / Argentina

    Tel. (54 11) 4702 3033

    Editores de la publicacin electrnica

    Coordinacin: Ana De Maio, Marta Vassallo y Silvia Yulis

    Valeria Moris

    Mara Rufaldi

    Virginia Feinmann

    Gabriel Jones

    Lucrecia Da Representaao

    Romina Casas

    Claudio Ceballos Cid

    Colaboracin Informtica: Leandro Cicardi (Archivo digital, Archivo Nacional de la Memoria, Secretara de Derechos Humanos de la Nacin)

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    II Seminario Internacional Polticas de la MemoriaBuenos Aires, 5, 6 y 7 de octubre de 2009

    PROGRAMA

    LUNES 5

    10.30 - 11.30: Recepcin y acreditacin de los participantes.

    INAUGURACIN DEL SEMINARIO

    11.30 - 12.30:

    Palabras del Secretario de Derechos Humanos de la Nacin, Eduardo Luis Duhalde y del

    Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Eduardo Jozami.

    14.30 - 18.00: Desarrollo de las Mesas 1 y 2

    MESA 1: Reflexionar a partir de la vivencia, el testimonio y la memoria

    Coordinadora: Judith Said (Coordinadora Ejecutiva del Archivo Nacional de la Memoria)

    Los nios del Proceso

    Graciela Calvelo. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    Los itinerantes

    Ana La Cabral. Centro de Salud Comunitaria (CeSAC 33), Hospital Torn; ex Coordinadora de la Residencia Interdisciplinaria de Educacin para la Salud, Ministerio de

    Salud de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Vivir en los tiempos de la muerte

    Ana Emilia Silva. Instituto de Enseanza Superior N 1 Dra. Alicia Moreau de Justo, Programa Escuelas Lectoras, Ministerio de Educacin de la Ciudad Autnoma de Buenos

    Aires.

    Son 30 aos que te quiero contar: Abuelas Relatoras

    Mara Silvia Prieto y Mirta Beatriz Tejerina. Programa Abuelas Relatoras por la Identidad, Memoria e Inclusin social, Departamento Mujer, Familia y Voluntariado,

    Instituto Nacional de Servicio Social para Jubilados y Pensionados (PAMI), Ciudad

    Autnoma de Buenos Aires.

    Comentarista: Victoria Martnez (Directora Nacional de Atencin a Grupos en situacin de vulnerabilidad de la Secretara de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia,

    Seguridad y Derechos Humanos de la Nacin).

    MESA 2: La prensa escrita frente al accionar de la dictadura: posicionamientos, objetivos polticos y estrategias discursivas

    Coordinador: Gonzalo Vsquez (rea de Sitios de Memoria, Archivo Nacional de la

    Memoria)

    Apuntes para una reflexin sobre la Revista Humo

    Andrea Lobos. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    La crisis del Atlntico Sur, segn la revista Somos

    Mara Paula Gago. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    Crisis e Versus: estratgias para se dizer o interdito

    Jeferson Candido. Universidade Federal de Santa Catarina, Brasil.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Humo y sus lectores (1978-1980). Un recorrido sobre temas y debates a travs de la

    seccin 'Quem esas cartas'

    Eduardo Races. Instituto de Desarrollo Econmico y Social (IDES) - CONICET.

    Comentarista: Sergio Bufano (escritor, periodista y editor)

    17.00 - 18.00: Desarrollo de la Mesa 3

    MESA 3: Reflexiones sobre el impacto social del discurso militar

    Coordinadora: Ana De Maio (rea de Estudios y Publicaciones del Centro Cultural de la

    Memoria Haroldo Conti)

    Hacia un cambio de mentalidad

    Susana Cella. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

    Terror estatal y vida cotidiana. Aproximacin al tema a travs de testimoniantes de diferentes niveles de participacin y politizacinLila Pastoriza. Asociacin Buena Memoria.

    Comentarista: Patricia Funes (Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires - CONICET)

    18.30 - 20.00: REUNIN PLENARIA

    Relatos en dilogo:

    Transitar / pensar/ escribir en una sociedad acosada

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Juan Pablo Feinmann (filsofo y escritor) y Juan Sasturain (periodista y escritor)

    Coordinadora: Lucila Pagliai (Coordinadora del rea de Desarrollos Culturales del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti).

    MARTES 6

    9.30 - 13.00: Desarrollo de las Mesas 4 y 5

    MESA 4: Vivir/ sobrevivir en la cotidianeidad de la amenaza

    Coordinador: Carlos Lafforgue (Secretario Ejecutivo del Archivo Nacional de la Memoria)

    El terrorismo de Estado: la sociedad prisionera

    Jos Casas. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan.

    La no percepcin del horror en la vida cotidiana

    Luis ngel Dib. Instituto Superior de Formacin Docente N 21, Moreno, Provincia de Buenos Aires.

    A la deriva El exilio interno bajo el terrorismo de Estado en Argentina

    Natalia Casola. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.

    Vida cotidiana en los espacios de socializacin juda religiosa durante la dictadura: el

    caso del movimiento conservador

    Laura Schenquer. Facultad de Ciencia Poltica de la Universidad Nacional de Rosario; Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.

    Comentarista: Mariana Caviglia (Profesora e investigadora de la Facultad de Periodismo y Comunicacin Social de la Universidad Nacional de La Plata).

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    MESA 5: Las reacciones de la gente comn: del no te mets a la lucha de los familiares de detenidos desaparecidos

    Coordinadora: Cecilia Batemarco (Coordinadora del rea de Publicaciones de la

    Secretara de Derechos Humanos de la Nacin)

    Los ciudadanos comunes frente al terrorismo de Estado. Una mirada desde los archivos

    Conadep de la Provincia de Santa Fe

    Juanita Khler. Profesorado de Historia; Derechos Humanos, Provincia de Santa Fe.

    Marcas locales de la dictadura en Baha Blanca

    Virginia Dominella, Florencia Fernndez Albanesi, Mara Lorena Montero, Andrea Beln Rodrguez, Ana Ins Seitz, Ana Vidal, Beln Zapata. Historia cultural, Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, Provincia de Buenos

    Aires.

    Pero si ac no haba pasado nada! (Ro Gallegos, 1976-1983)

    Mara de los Milagros Pierini, Gabriel E. Porras, Olga B. Garca. Profesorado de Historia de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Acadmica de Ro

    Gallegos, Provincia de Santa Cruz.

    De Familiares de Desaparecidos a la ruptura de las Madres. Estrategias del movimiento

    de derechos humanos de Tucumn (1976-1981)

    Rubn Isidoro Kotler. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Nacional de Tucumn (UNT) / Universidad de Salamanca; Archivo Histrico y Comisin de Derechos

    Humanos de la UNT.

    Comentarista: Valeria Barbuto (Equipo de Antropologa Jurdica de la Universidad de Buenos Aires; Centro de Estudios Legales y Sociales -CELS).

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    11.30 - 13.00: Desarrollo de las Mesas 6 y 7

    MESA 6: Vivir/ pensar el pas desde el exilio

    Coordinadora: Silvia Yulis (Coordinadora del rea de Comunicacin y Relaciones

    Institucionales del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)

    EL PRT-ERP, Montoneros y la denuncia de la Dictadura en el Exterior

    Natalia Lascano. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.

    Debates sobre la militancia armada en el exilio. Un anlisis de la revista Controversia

    Mariela Peller. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    Revalorizacin de la Democracia y critica a la lucha armada por los intelectuales

    argentinos exiliados en Mxico (1979-1983)

    Pablo Ponza. Instituto de Estudios de Amrica Latina y el Caribe (IEALC), Universidad de Buenos Aires - CONICET.

    Comentarista: Eduardo Blaustein (periodista y escritor).

    MESA 7: La cotidianeidad bajo la dictadura: el abordaje de la Microhistoria

    Coordinadora: Mara Prince (Coordinora del rea de visitas, Ente Jurisdiccional del

    Espacio para la Memoria y para la Promocin y Defensa de los Derechos Humanos)

    Vida cotidiana: entre el espacio y la memoria, la trastocacin de lo poltico

    Cecilia Macn. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

    El invierno de Prometeo - infravivencia bajo la dictadura

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Nicols Lavagnino. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

    Gente comn y naturalizacin de la represin durante la dictadura

    Vernica Tozzi. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires; Universidad Nacional de Tres de Febrero - CONICET.

    Comentarista: Patricia Flier (Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata; Archivo Provincial de la Memoria)

    14.30 - 16.30: Desarrollo de las Mesas 8 y 9

    MESA 8: Aproximaciones a la prensa y el periodismo durante la dictadura militar

    Coordinadora: Lucrecia da Representaao (rea Artes Visuales del Centro Cultural de la

    Memoria Haroldo Conti)

    Polticas de ocultamiento/ polticas de visibilidad: la fotografa de prensa durante la

    dictadura militar

    Cora Gamarnik. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    El discurso sobre la represin en la prensa rosarina: el caso del diario La Capital

    Laura L. Luciani. Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario - CONICET

    La Guerra de Malvinas en la prensa misionera

    Mara Ernestina Morales. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones.

    Los periodistas de prensa durante los primeros aos de la dictadura militar (1976-1978).

    Apuntes para una investigacin

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Marcelo Borrelli. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.

    Comentarista: Jorge Bernetti (periodista; Jefe de Gabinete del Ministerio de Defensa).

    MESA 9: Formas de resistencia en las prcticas comunicativas

    Coordinador: Luis Als (Coordinador de Gestin del Centro Cultural de la Memoria

    Haroldo Conti)

    Abuelas de Plaza de Mayo, filial Crdoba: Las prcticas comunicativas como sustento de

    lucha

    Vanesa Bello y Paula Villa. Escuela de Ciencias de la Informacin de la Universidad Nacional de Crdoba.

    La sociedad misionera durante la ltima Dictadura Militar: prcticas comunicativas en las

    crceles, centros clandestinos de detencin; la prensa grfica misionera

    Valeria Mariana Lombardini. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones.

    La campana de Palo: dictadura, solidaridades y resistencia

    Ana Isabel Gonzlez. Instituto Nacional Contra la Discriminacin la Xenofobia y el Racismo (INADI).

    17.00 - 18.30: REUNIN PLENARIA

    Lectura de poemas:

    A cargo de Anala Couceyro (Actriz)

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Decir para seguir viviendo: la escritura como triunfo sobre el dolor, el desaliento y la intemperie

    Poemas de Miguel ngel Bustos (1932-1976), Claudio Epelbaum (1953-1976), Daniel

    Omar Favero (1957-1977), Horacio Garca Gastel (1955-1976), Ana Mara Ponce (1952-

    1978), Paco Urondo (1930-1976).

    Coordinadora: Virginia Feinmann (rea de Estudios y Publicaciones del Centro Cultural de

    la Memoria Haroldo Conti).

    18.30 - 20.00: REUNIN PLENARIA

    Dos enfoques

    Coordinadora: Marta Vassallo (Coordinadora del rea de Biblioteca y Centro de

    Documentacin del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)

    Dictadura y sociedad: el caso de la ciudad de Rosario

    Gabriela guila. Profesora e Investigadora de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario.

    Los aos aburridos

    Horacio Verbitsky. Periodista y escritor.

    MIRCOLES 7

    9.30 - 11.00: Desarrollo de las Mesas 10 y 11

    MESA 10: El sistema educativo y las instituciones culturales

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Coordinador: Marcelo Duhalde (Director de Prensa y Comunicacin del Archivo Nacional

    de la Memoria)

    Cuarto de Letras. Alcances de la dictadura en la vida universitaria mendocina

    Vernica Torres. Colegio Nacional Agustn lvarez, Ciudad de Mendoza.

    El sistema educativo durante la ltima Dictadura Militar 1976-1983, en los niveles

    primario y secundario. Anlisis de fuentes primarias

    Clara Malcolm y Denise Kasparian. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    La creacin de un museo durante la ltima dictadura militar Argentina (1976-1983). El

    caso del Museo Histrico Nicols Avellaneda de San Miguel de Tucumn

    Ariel Slavutsky. Historia, Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Nacional de Tucumn - CONICET.

    La normalizacin institucional en la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil de Rosario.

    1977-1983

    Natalia Garca. Ciencias de la Educacin, Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario; Facultad Nacional de Entre Ros - CONICET.

    Comentarista: Lidia Rodrguez (Doctora en Filosofa de la Universidad de Pars VIII. Directora de proyectos del Programa Alternativas Pedaggicas y Prospectiva Educativa

    para Amrica Latina APPEAL-. Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educacin).

    MESA 11: Convivir con las marcas de la impunidad concentracionaria: el terror como estrategia de disciplinamiento social

    Coordinadora: Estela Segado (Coordinadora del Fondo Documental CONADEP-SDH del

    Archivo Nacional de la Memoria)

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    La cotidianeidad en el Centro Clandestino de Detencin, Tortura y Exterminio - ESMA y

    su relacin con el relato en el Espacio para la Memoria y para la Promocin y Defensa de

    los Derechos Humanos

    Andrs Centrone, Sabina Osowski y Mariana Croccia. Equipo de Guas del Espacio para la Memoria y la Promocin y Defensa de los Derechos Humanos -ex ESMA;

    Miembros investigadores y de capacitacin del rea Visitas.

    Tener memoria. Reflexiones en torno a la vida de los argentinos con ms de 600 centros

    clandestinos de detencin y exterminio

    H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad, la Justicia, contra el Olvido y el Silencio), Regional Capital, Ciudad Autnoma de Buenos Aires.

    Construccin de memorias sobre la ltima dictadura militar. El caso del barrio de

    Floresta

    Mariel Alonso, Mara Jimena Boland y Castilla, Ana Butto, Mariela Vanina Dolce, Joan Manuel Portos, Daniel Rivas, Cecilia Varela. Grupo de Estudios e investigacin en Memoria poltica, Proyecto de Extensin Universitaria. Facultad de Filosofa y Letras de la

    Universidad de Buenos Aires.

    Comentaristas: Pilar Calveiro (Profesora e investigadora de la Universidad Nacional Atonoma de Mxico -UNAM) y Hctor Schmucler (Investigador de la Universidad

    Nacional de Crdoba - CONICET).

    11.30 13.00: REUNIN PLENARIA

    Ser joven durante el Proceso: circunstancias y destinos diversos en espacios simultneos

    Formarse en dictadura: los grupos de estudio como universidad paralela.

    Ana Mara Zubieta. Profesora Titular de Teora Literaria y Vicedecana de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Las prisiones de los aos de plomo

    Eduardo Jozami. Ex preso poltico; Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.

    Tener 20 aos en 1982: los conscriptos de Malvinas

    Edgardo Esteban. Periodista y escritor; ex Combatiente de Malvinas.

    Coordinador: Rodolfo Rapetti (Coordinador del Archivo Digital, Archivo Nacional de la

    Memoria).

    14.30 - 16.30: Desarrollo de las Mesas 12 y 13

    MESA 12. Presencias y escamoteos en el arte argentino de la poca

    Coordinadora: Nora Hochbaum (Coordinadora del rea Artes Visuales del Centro Cultural

    de la Memoria Haroldo Conti)

    Msica, Memoria y dictadura

    Cristina Vzquez y Diana Zuik. Departamento de Artes Musicales del Instituto Universitario Nacional de Artes (IUNA).

    Dictadura y representacin. Las AAA son las tres armas de Cine de la Base

    Natalia Tacetta. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.

    Cuerpos desechos. Destruccin y reconstruccin del cuerpo en las artes plsticas

    argentinas durante el proceso

    Mariana Marchesi. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET; Centro de Experimentacin y Realizacin Cinematogrfica del Instituto

    Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    El Ford Falcon: Una imagen del terror en la vida cotidiana y el arte de Argentina

    Fernando Reati. Department of Modern and Classical Languages; Center for Human Rights and Democracy, Georgia State University, Atlanta, Estados Unidos.

    Comentarista: Leonor Arfuch (Profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires).

    MESA 13: La representacin de la violencia

    Coordinador: Sergio Tucci (Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)

    Formas de resistencia y testimonio: el discurso literario durante la ltima dictadura militar

    Elina Alejandra Gimnez. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

    Vivir entre la muerte: literatura argentina y terrorismo de Estado

    Juan Manuel Valds. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

    La escena de los '80: un cuerpo para la poesa rioplatense

    Irina Garbatzky. Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario - CONICET.

    Comentarista: Mara Pa Lpez (Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires).

    16.30 - 18.30: REUNIN PLENARIA

    Proyeccin cinematogrfica y debate:

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Cordero de Dios de Luca Cedrn (Argentina, Francia, Chile, 2008)

    Coordinadora: Susana Allegretti (Coordinadora del rea de Cine y video del Centro

    Cultural de la Memoria Haroldo Conti)

    19.00 - 20.30: REUNIN PLENARIA

    Relatos en dilogo:

    Coordinador: Eduardo Jozami (Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)

    Experiencias colectivas como pasin y resistencia

    Roberto Tito Cosa (Teatro Abierto; Presidente de Argentores); Alberto Dearriba

    (periodista y escritor).

    CIERRE DEL SEMINARIO

    Actividad paralela:A lo largo del encuentro se proyectaron en forma rotativa videos relacionados con la temtica de este II Seminario.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    INAUGURACION DEL SEMINARIO

    Palabras del Secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde

    Buenos das a todas y a todos. Es para m una gran satisfaccin inaugurar este

    Seminario. Pero no quisiera empezar a hablar sin pedir que rindamos nuestro homenaje

    aqu, nosotros tambin, a Mercedes Sosa, y que lo hagamos con un minuto de aplausos

    (aplausos).

    Mercedes Sosa fue mucho ms que la mayor cantante que haya dado Argentina, y

    posiblemente Amrica Latina. Hoy la rescatamos en su integridad como ser humano, esa

    persona cuya conciencia nunca tuvo precio, esa militante de la libertad y los derechos

    humanos, que hoy se nos va fsicamente. Nos queda su ejemplo, el registro de su voz,

    nos quedan sus imgenes. Pero su prdida, sin dudas, la vamos a sentir.

    Este Seminario Internacional tiene una temtica fundamental, que es la vida en

    dictadura entre 1976 y 1983. Vida en dictadura, sobre la cual en estos aos se han

    realizado trabajos muy valiosos, de anlisis parciales, puntuales, o de distintos enfoques y

    prismas. Recordemos los trabajos de Mariana Caviglia, o de Paula Guitelman, sobre

    cmo oper la revista Billiken; por ejemplo, el rescate que han hecho Marcos Martnez y

    Hernn Lucas de las 159 pelculas que se filmaron sobre la dictadura, qu imagen daban

    de la Argentina y de los argentinos, o los estudios de Flavio Rapisardi sobre cmo fue la

    vida gay durante la dictadura. Pero queda mucho por investigar, queda mucho por

    reflexionar sobre los distintos aspectos como para llegar a sntesis globales de cmo

    oper la dictadura.

    No tengo que decrselo -la mayor parte de ustedes son militantes de los derechos

    humanos o cientistas sociales-, pero no debemos caer en el facilismo de encuadrar todo

    en la relacin opresor/oprimido, de hablar de cmo el terror oper sobre la conciencia

    social, sino tambin verlo, no ya desde una exterioridad poder/sociedad, sino en esa

    interrelacin que se genera, porque el poder no debe concebirse simplemente como algo

    que doblega a los individuos, y a stos como una materia inerte. El poder se ejerce,

    circula, forma redes, resignifca el discurso en la sociedad, y gana sectores de la sociedad.

    Sera un enfoque equivocado decir que toda la sociedad fue resistente, o que

    simplemente hubo una anomia, cuando se dio tambin la receptacin del discurso

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    dictatorial, en la medida que los grandes medios de comunicacin, sobre todo y tenemos

    una experiencia reciente, para ver cmo operan los medios en la conciencia colectiva

    fueron fervientes epgonos de la dictadura: La Nacin, Clarn, los comunicadores de

    televisin, los Neustadt, los Mariano Grondona todos ellos construyeron un discurso con

    el fin de ganar conciencia social. Y esto tambin debe formar parte del anlisis, no

    simplemente los efectos resistentes o destructivos frente a conciencias que no se

    doblegaron frente a la dictadura.

    Con esto simplemente quera decirles que, en lo que a m hace, doy por

    inaugurado este Seminario. Vamos a escuchar a Eduardo que, como responsable, como

    director del Centro Cultural y dentro de la importante tarea que viene realizando el Centro,

    es el responsable tambin de la organizacin de este Seminario. Gracias a todos.

    Palabras del Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Eduardo Jozami

    Treinta aos atrs, en la segunda mitad de 1979, la dictadura del general Videla,

    que entonces consideraba razonablemente estabilizado su proyecto poltico, celebr el

    Centenario de la Campaa del Desierto con diversos actos, en los que no falt el apoyo

    de la Iglesia. En la ciudad de Neuqun se construy especialmente una plaza para esta

    rememoracin, mientras se escuchaba el mensaje del obispo Jaime de Nevares

    reclamando, en soledad, un trato diferente para la familia mapuche.

    No deba sorprender esta celebracin puesto que la dictadura siempre haba

    intentado identificarse con la generacin de 1880. Y si entre los dirigentes del proceso

    militar nadie contaba con los antecedentes de batalla del general Roca ni tampoco la

    prosa de sus asesores civiles se acercaba a la elegancia de Wilde o de Can, de todos

    modos, el general Daz Bessone se hizo cargo de la tarea de escribir unos textos -tan

    extensos como indigesta era su retrica- que resuman el proyecto: como en el 80, el pas

    se abrira al mundo e iniciara una nueva etapa de progreso.

    Pero ms importante que esos textos que, por cierto, hoy nadie recuerda, resulta el

    sentido inequvoco de la conmemoracin que hemos evocado. Afirmndose como

    continuadores del genocidio de los pueblos originarios, los jefes de la dictadura estaban

    diciendo que la nueva etapa argentina no tendra un costo menor que la de un siglo antes.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    La expulsin del indio de sus tierras y el asesinato de las poblaciones en la Campaa del

    Desierto haba culminado el proceso iniciado con la represin a sangre y fuego del interior

    argentino y el acallamiento de todas las resistencias contra la guerra del Paraguay. En

    esta nueva etapa ese era el mensaje tcito de la dictadura- resultara tambin necesario

    aniquilar a muchos argentinos como parte de una ms vasta tarea de disciplinamiento

    social.

    Este sesgo disciplinador del proyecto de la dictadura, no fue siempre sealado en

    los primeros trabajos que se dedicaron al perodo. El conocimiento del horror de los

    campos clandestinos, de la magnitud que la represin haba alcanzado, pareci paralizar

    la capacidad de anlisis. La reaccin predominante fue de estupor: Cmo es posible que

    esto haya ocurrido? No puede objetarse que siga plantendose esa pregunta que en su

    aparente ingenuidad apela a una dimensin tica fundante de la condicin humana. El

    horror nos interpela, necesariamente nos plantea qu hicimos para evitarlo, porque como

    sealara Karl Jaspers para el caso alemn- en el lmite, cada cual es responsable por

    todos los crmenes e injusticias que se cometen en el mundo, especialmente por los

    crmenes que se cometen en su presencia o con su conocimiento.

    Sin embargo, es probable que por s solo aqul interrogante no nos oriente a una

    respuesta esclarecedora. Quizs deba ser inmediatamente acompaado por otro que

    aade una dimensin histrica, y reconoce la centralidad que debe tener en el anlisis el

    proceso social de los aos previos a 1976: Cmo fue posible que en menos de tres aos

    la movilizacin popular triunfante, dejara paso al avance de los militares golpistas que

    haban sido echados con fuerza de la arena poltica por el alzamiento multitudinario de

    1972-73.

    Hacemos esta propuesta, porque no nos parece fructfero el planteamiento que

    desde un humanitarismo abstracto, que desdea los conflictos que entonces fracturaban

    la sociedad argentina, formula su condena a la dictadura como si el Mal Absoluto hubiera

    descendido sobre estas tierras de modo imprevisible. No es difcil entender que esta

    visin llev a plantear la cuestin como una mera historia de vctimas y victimarios, en la

    que los propsitos de unos y otros no parecan relevantes ni tampoco se asignaba papel

    alguno al resto de la sociedad.

    Un estudio ms detenido de los aos previos al golpe militar permitira fundar otra

    mirada y si resulta tan doloroso como inevitable recurrir al concepto de derrota para

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    resumir el saldo de esta experiencia para el pueblo argentino, es en estos aos anteriores

    al 24 de marzo donde encontraremos la clave. El juicio histrico puede advertir sin

    dificultad que en 1975 las condiciones de esa derrota ya estaban plenamente

    configuradas: las organizaciones revolucionarias redoblaban su accionar, sin advertir

    hasta que punto las modificaciones de la coyuntura poltica las dejaban girando en el

    vaco, y si bien algunos ncleos ms activos de movimiento sindical radicalizaban sus

    luchas, los ms amplios sectores de la poblacin -los que marcharon a Ezeiza, los

    centenares de miles que acompaaran las movilizaciones de 1973- parecan

    desconcertados ante un enfrentamiento al interior del peronismo que aumentaba su

    violencia a la par que resultaba ms difcil de entender. Las Fuerzas Armadas, por su

    parte, amparndose en esta fractura poltica y social, iban de a poco asomando

    nuevamente la cabeza, formulando el viejo discurso del orden que encontraba ecos

    inesperados en la sociedad.

    El descrdito en que ha cado en los aos recientes la teora de los dos demonios,

    alent trabajos de memoria e investigaciones diversas en los que se recupera la historia

    militante de los grupos y personas reprimidos por la dictadura y esa historia, como es

    obvio, se refiere a los aos anteriores al golpe militar. Sin embargo, aunque se han

    publicado algunos textos referidos al perodo no todos guiados por un inters puramente

    comercial- es poco lo que se ha escrito y menos an lo debatido sobre esos aos. La

    distincin entre memorias fuertes y memorias dbiles, que Enzo Traverso vincula con la

    produccin historiogrfica, nos da una clave para comprender esta carencia. Porque si la

    proliferacin de trabajos sobre la dictadura debe relacionarse con la presencia de una

    fuerte condena social a los dictadores genocidas, la pobreza de la reflexin sobre los aos

    previos tiene que ver con el vaco que se advierte en la memoria colectiva sobre el

    proceso poltico iniciado en 1973.

    Como lo sealara con agudeza Nicols Casullo, la memoria sobre la dictadura se

    ha construdo, en buena medida, sobre el olvido del proceso anterior que hunde sus

    races en 1955. No faltan razones para entenderlo. No slo se trata de una derrota, como

    tal siempre difcil de asumir, sino que la frustracin de las expectativas alentadas en el 73

    gener en amplios sectores de la poblacin una actitud de desconcierto. Ms tarde, la

    dictadura oblig a soterrar recuerdos de participacin en la lucha popular, mientras que

    los grupos militantes que intentaron algn anlisis de la experiencia no siempre lograron

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    un equilibrio entre la crtica de los graves errores cometidos por las organizaciones

    revolucionarias y el rescate de valores y actitudes que hacen a lo esencial de todo

    proyecto emancipatorio.

    La recuperacin de esta memoria de participacin popular, sus das de jbilo y sus

    amargas frustraciones, es, sin embargo, una necesidad. Porque esa historia de fracasos y

    desalientos permitir explicar mejor no slo la irrupcin de la dictadura sino tambin el

    porqu de la actitud pasiva que adoptaron entonces muchos argentinos. Adems, volver a

    analizar aquellos das, alentando el ejercicio de memoria tanto de los participantes en las

    movilizaciones como de otros que tuvieron un rol menos protagnico, es indispensable no

    slo para entender mejor lo que nos pas entonces sino tambin para volver a

    encontrarnos hoy en condiciones tan distintas- con los valores y el espritu de

    emancipacin derrotados en marzo de 1976.

    Lo ocurrido a partir de esa fecha, tema de este Seminario, ha sido objeto de

    muchos trabajos valiosos. Parece hoy superada la dicotoma que en un tiempo se

    manifestara entre quienes exaltaban la importancia de la resistencia, sin un anlisis serio

    del comportamiento de los diferentes grupos sociales, y el juicio condenatorio de quienes

    desde algn Olimpo de la revolucin acusaban de complicidad al conjunto social,

    subestimando muchas veces las condiciones en fue necesario encarar la sobrevivencia.

    Un mejor conocimiento de la historia del perodo permite hoy diferenciar tambin entre

    diversos momentos. En un principio, sobre la actitud de confusin y desaliento antes

    sealada, actu el terror generalizado paralizando al conjunto social -la sociedad se

    patrull a s misma, escribi un investigador para describir esa coyuntura- mientras que

    en los aos posteriores comienzan a manifestarse cuestionamientos y diversas formas de

    resistencia social.

    Las historias de vida cotidiana, a cuyo anlisis se dedican varias ponencias

    presentadas a este seminario, permiten recuperar las estrategias que se dio la poblacin

    para sobrevivir frente al imperio del terror. Como ya sealamos, la negacin o el olvido de

    la historia anterior no fue la menos importante de estas estrategias, pero tambin hoy se

    recuperan actitudes individuales de solidaridad que muestran que el ejemplo solitario de

    las Madres de Plaza de Mayo tena su correlato en la disposicin a correr riesgos de otros

    argentinos. Ubicndonos en las condiciones concretas de ese momento, adquieren toda

    su significacin los sealamientos de Rodolfo Walsh quien pensaba en actitudes simples

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    transmitir una informacin, circular una versin, enviar una carta- que servan para

    mantener en cada espritu la llama de la resistencia y enervar en ese mnimo espacio de

    la vida personal el poder omnmodo del terror.

    Otros trabajos y testimonios que se presentan en el Seminario se refieren al

    comportamiento de las instituciones y a la vida social en esos aos del terror que, sin

    embargo, un expositor puede titular -sin faltar a la verdad ni quitar un pice de dramatismo

    a la experiencia los aos aburridos. Los aportes sobre la prensa, el sector educativo, la

    actividad cultural, la vida en las crceles y campos de exterminio se apoyan sobre un

    amplio conjunto de textos e investigaciones de los ltimos aos. Los cuestionamientos

    que sealan las dificultades para fundar de modo cientfico los trabajos sobre la historia

    reciente siguen escuchndose en el mundo, sin que, afortunadamente, eso impida la

    proliferacin de diferentes aproximaciones sobre el pasado inmediato.

    En un pas donde durante dos siglos se discuti apasionadamente sobre Rosas,

    Sarmiento y otros personajes y perodos de la historia, resulta difcil asignar seriedad a

    cualquier delimitacin cronolgica que indique cuando un tema podra ser objeto de

    estudios realizados con distancia y desapasionamiento. La memoria de los aos 70

    seguir estando as esperamos- mucho tiempo con nosotros. El investigador del pasado

    reciente deber convivir con ella, conciente de que no es posible establecer lmites

    precisos entre una y otra. La investigacin histrica acta sobre la memoria sealando

    precisiones y correcciones, pero sin que pueda arrogarse una pretensin absoluta de

    cientificidad que haga de la memoria su contrario.

    Nunca se sealar lo suficiente el aporte de los testimonios de los sobrevivientes

    para el avance de las causas judiciales en que son procesados los responsables de los

    crmenes de la dictadura. No es menos cierto que esos testimonios y los registros de

    historia oral que revelan la vida cotidiana en esos aos, han permitido a los investigadores

    acceder a experiencias de otro modo inaccesibles y tomar en cuenta una dimensin de

    subjetividad que cada vez se advierte como ms necesaria para una comprensin ms

    plena del perodo.

    La contribucin que han prestado a los trabajos de memoria esos procesos

    judiciales y las bsquedas e investigaciones que se hacen con el propsito de alimentar

    esa actividad son una peculiaridad de la situacin argentina. A partir de la anulacin de las

    leyes de impunidad, Justicia, Memoria y Verdad, son los tres pilares inescindibles de la

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    poltica del gobierno nacional y del movimiento de Derechos Humanos. Es casi

    innecesario sealar que esa es la concepcin que preside la convocatoria a este

    Seminario.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    EXPOSICIONES PLENARIAS

    Relatos en Dilogo:Transitar / pensar / escribir en una sociedad acosadaJos Pablo Feinmann y Juan Sasturain

    Jos Pablo Feinmann1

    En 1974 haba ido a dar una conferencia en la Facultad de Humanidades, que

    estaba a cargo de Raquel Ferrario, una compaera, y all recibimos la noticia de la muerte

    de Pern. Raquel se puso a llorar, como todo el mundo. Yo no me puse a llorar, porque un

    hombre macho no debe llorar, como dice Gardel, pero estaba todo mal. Y me volv al hotel

    en el que paraba, el Hotel Susex. Me llev un muchacho en un Citroen, y al despedirnos

    yo le dije: Vas a ver que en cualquier situacin nueva en que nos volvamos a ver, va a

    ser peor que esta.

    Me fui al Hotel Susex, me tir en la cama y escuch la radio toda la tarde. Y a la

    noche baj al bar. En la barra slo estaban el barman y otro tipo. Muy de pelcula todo

    esto, no? Y me acerqu a la barra y ped un whisky con hielo, y el tipo que estaba

    sentado le pregunta al barman: Qu me dice? Qu me dice Don Jorge?. Qu le

    digo? Que no hay Dios, le dice el otro.

    Bueno, despus me volv. Raquel Ferrario me haba dicho: Andate porque hoy el

    ERP toma Crdoba. Yo pens: A m no me va a tratar mal el ERP, al fin y al cabo yo

    critiqu ms a Montoneros que al ERP pero no s por qu tena esa cosa. Bueno,

    haba versiones de todo tipo, por supuesto.

    Viaj en el Rayo de Sol, algo as. A las once de la noche sala. Sal a las nueve

    porque los verdes, los de la juventud sindical, coparon todo el tren y era un ambiente de

    joda impresionante. La verdad es que los muchachos iban a Buenos Aires muy divertidos,

    porque era una aventura para ellos ir en el tren, y corran por los pasillos etc. Yo iba

    compartiendo el camarote con un tipo al que le agarr un cagazo infernal cuando vio eso,

    escuchaba los galopes de la barbarie, all, en los pasillos. Y le dije: Bueno, me voy a ir a

    comer. No, no, no, yo me quedo, dijo l y se qued. Yo cerr, fui a comer. Era muy

    divertido, estaban todos locos en el saln comedor. Com y me volv a mi camarote, y a 1 Filsofo y escritor.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    propsito golpe muy fuerte. Se debe haber dado un cagazo el tipo: Soy yo, brame. Y

    entr y el tipo estaba acorralado: Ahora, ahora se van a quedar tranquilos, porque se

    muri, se van a quedar tranquilos, deca el tipo.

    A partir de all las cosas empezaron a ir muy mal. Vamos a entrar en las partes

    decididamente tristes. En el 75 yo me fui a mi casa, ya era un cruce entre aparatos

    armados, entre Montoneros, Triple A, militancia casi no haba, militancia de superficie,

    haba un reflujo de masas tremendo, definitivo para el que quiera trabajar con las

    masas hubo algunos movimientos sindicales por el Rodrigazo. Y yo me dediqu a

    escribir el captulo sobre Moreno de Filosofa y Nacin, que era una alegora de los

    Montoneros, la vanguardia, y el iluminismo de Moreno. La tragedia se vea venir, todos lo

    decan, pero todava no haba un clima de imaginar hasta qu punto iba a ser terrible lo

    que se vena. Incluso, en el interludio de Luder hubo una tenue esperanza de que

    retornara la poltica, y en una noche de primavera muy, muy hermosa, fuimos a una

    unidad bsica. Estos son los recuerdos ms hermosos de mi vida. Fuimos a una unidad

    bsica de Horacio Gonzalz en Flores, y la unidad bsica tena un cartel que deca La

    Patria es un miedo que nos gusta, Leopoldo Marechal. Entramos y haba un conjunto

    folclrico y una choriceada: era la vida, de pronto. Y los del conjunto folclrico dicen:

    nuestro conjunto se llama Los de hoy, porque hoy estamos, maana no sabemos.

    Entonces Los de hoy tocaron la Felipe Varela, pero la versin federal: lo echaron a la

    frontera, seguro que ha de volver, porque Felipe Varela nunca mat por matar. Fue una

    noche inolvidable, pero la ltima. Se cay todo. Se cay para m de un modo muy terrible,

    porque fui a ver a un clnico por... porque s, vaya a saber por qu fui a verlo. El tipo me

    hace una revisacin muy exhaustiva, que hasta consisti en algo que jams me haba

    hecho un clnico, que era palparme los testculos. Y el tipo dice: Pero vos viste lo que

    tens en el testculo derecho? No le dije Es ms grande que el otro, pero siempre son

    desiguales. Entonces empec a hacerle jodas: Pero igual se llevan bien, porque

    compaeros son los huevos que siempre estn juntos y nunca se pelean. El tipo me

    miraba, dira: ste est medio loco. Mir, and urgentemente a un urlogo, me dijo.

    Bueno, fui a ver a un urlogo. Brevemente, tena un tumor en el testculo derecho.

    Entonces el urlogo y un equipo que me iba a operar me dijeron que el tumor de testculo

    ataca a las personas jvenes (yo tena treinta y dos aos) y que es tremendamente

    agresivo y que hay que intervenir enseguida. Yo segua siendo omnipotente. Tena

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    versiones de los gauchos en la doma. Los gauchos suelen perder un huevo en la doma e

    incluso est la leyenda de que despus de perderlo, permtanme, cogen mejor. As que

    dije: Bueno, qu es lo que puede pasar? Que coja mejor. As que eso era lo peor que

    poda pasar. Me intervinieron el testculo derecho y estbamos a fines del 75.

    Ya all yo no saba nada de nada, porque lo que me tir abajo, lo que me hizo

    papilla, fueron 64 aplicaciones de rayos que me hicieron justo cuando el ERP ataca Monte

    Chingolo, que a m me lleg como un preludio, como lo que faltaba para el golpe. Pero

    hasta ese momento estaba ms preocupado no s por qu estaba preocupado Yo

    supona que iba a vivir, pero un mdico me dijo: Mire, si usted atraviesa vivo este ao,

    que es el ao en que el tumor de testculo es ms agresivo, en marzo del ao que viene

    brindamos con champagne. El problema de ese ao es que era el ao 1976, y

    atravesarlo vivo era un problema grave, muy difcil. Pero, notable, mi negacin de la

    muerte era impresionante, todava segua vigente, y fui a una reunin en la capilla de

    Domingo Bresci, un cura del Tercer Mundo, y all estaba Horacio Gonzlez que estaba

    dibujando historietas, se le haba dado por dibujar. All empiezan todos a hablar de los

    muertos, directamente, entonces volv y empez a trabajar algo en mi cabeza. Empez a

    trabajar una mezcla entre el discurso quirrgico de los militares: Extirpar el tumor

    subversivo, perseguir las clulas fugitivas, y el lenguaje quirrgico de mis mdicos:

    Hemos extirpado el tumor maligno, ahora con las radiaciones vamos a eliminar las

    clulas enfermas, este ao usted hgase un control cada 15 das. Cada quince das yo

    tena que ir a sacarme sangre, y esperar el resultado.

    Lo que pas fue que me volv loco, porque o me mora por dentro o me mataban

    por afuera. Porque toda la gente que conoca se iba, se rayaban todos o desaparecan, y

    los amigos que estaban ac me aconsejaban irme. Tens que irte, me decan, y yo tena

    muchos motivos para irme. No haba estado en organizaciones armadas, pero haba

    estado en la facultad, haba dado clases, haba publicado libros. Una vez vos (a

    Sasturain), Juan, definiste: El peronismo y la primaca de la poltica y dijiste: Este

    hombre ha sido bibliografa de toda una generacin. Yo ah, como ya era el ao 81, lo

    tom con calma. Si lo hubieras dicho en el 76 me habra cagado en las patas. Cmo no

    me van a liquidar a m que fui bibliografa de toda una generacin? Y escriba panfletos

    para unidades bsicas de la JP, y habamos hecho la revista Envido, que estaba

    recontrafichada, y el N 10 en el que nos habamos peleado haba sido financiado por

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Montoneros. Yo no haba estado en el N 10, y me deca: Se van a dar cuenta, van a ver

    que en el consejo de redaccin del N 10 no figuro yo. Y pensaba despus: No seas

    pelotudo, mir si se van a fijar en eso, ni se van a dar cuenta. Y por muchas otras

    razones me tena que ir, evidentemente, pero no poda irme. Incluso los mdicos me

    decan: No se vaya, porque primero usted no est para trabajar en ningn lado yo era

    papilla, directamente y despus no se va a poder pagar el tratamiento, no va poder

    pagarse a los mdicos que tiene ac, as que espere. Los mdicos no saban mucho de

    la situacin: Espere, qu le cuesta? Espere un ao. En un ao nosotros le aseguramos

    que usted no va a correr riesgo de metstasis.

    La metstasis se hace casi siempre en el pulmn. El tumor de testculo hace

    metstasis en el pulmn. Entonces radiografa, placa de pulmn cada quince das y

    bueno me volv loco.

    Esto yo lo cont en La crtica de las armas y en La astucia de la razn. Lo que ms

    me volva loco era esperar. Yo me haba consagrado a esperar que vinieran a buscarme.

    Por qu? Porque mi cabeza explotaba. Por un lado, lo nico que lea de los diarios eran

    los discursos y las declaraciones de los militares. Buscaba all si yo era inocente o era

    culpable. Y por otro lado, lo que haca era releer, compulsivamente (porque no era que lo

    lea y lo dejaba. No, lo lea, lo dejaba, y a los diez minutos volva, porque no me acordaba

    de algo). Esto tiene un nombre ahora, es curable. Fjense lo que es llegar tarde a ciertas

    cosas: a partir de los 90 esto se cura con unas pastillitas. Yo tuve sueos en los cuales le

    deca a mi viejo, que muri en el 82: Fjate viejo, con unas pastillitas verdes me hubiera

    curado, al menos de esa locura del funcionamiento del cerebro que no para.

    Lea mis textos y los pona en relacin con los de los militares, y memorizaba los de

    los militares y memorizaba los mos, y estableca un tribunal: segn lo que hubiera escrito,

    me mataban. Pero por aquello quiz no me matan. Por esto me tienen que venir a

    buscar. Pero por esto quiz no. Y eso era enloquecedor, porque recordaba los textos, los

    repeta. Los repeta y a veces haca con los dientes as toc, toc, toc (abriendo y cerrando

    fuerte la mandbula) para parar la cabeza. Mientras tanto Virginia, que est aqu, y

    Vernica, mis dos hijas, asistan a esto de un modo que yo lo habl con ellas muchos

    aos despus. En ese momento ni pensaba en ellas. Y lo nico que recuerdo que una vez

    me re, y Virginia, que tendra cinco aos en el 76, cuando me vio rer la llam a la madre

    y le dijo: Mir, miralo a pap y no poda creer que yo me rea habr sido esa sola vez.

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Era capaz de llamar a un amigo catorce o quince veces para que me diera

    seguridades. Una vez descubr en un texto mo el trmino justicia popular, muy, muy

    envuelto en otros textos. No tena en mi texto una significacin unvoca, era justicia

    popular, era una huelga, era la toma de una fbrica, era una manifestacin y, bueno, por

    supuesto era amasijar a un tipo, pero yo no me refera mucho a eso. Entonces le habl

    catorce veces a mi amigo Miguel Hurst, a otros amigos, a Santiago Gonzlez eran

    tremendamente pacientes conmigo y me calmaban: No, pero si vos no estuviste en los

    fierros. Pero qu mierda importaba eso, si eso no era salvataje para nadie. Si la

    conclusin cuando nos reunamos los que estbamos aqu era: A cualquiera, por

    cualquier cosa. Eso era: A cualquiera, por cualquier cosa. Incluso me decan:

    Desapareci fulano y yo deca: Pero yo al lado de fulano soy Santucho. Si desaparece

    fulano yo tengo que desaparecer ya!. Entonces haba una irracionalidad tal que nada

    poda calmarme. No lea los diarios, negaba todo, no dorma. Y una cosa que yo narro

    detalladamente en La crtica de las armas es el ascensor. Esto s que le ha pasado a

    muchsima gente que se quedo aqu en la dictadura. Yo viva en un octavo piso. Era el

    ltimo piso. Como no poda dormir, escuchaba el ruido del ascensor. Entonces estaba

    despierto y escuchaba cuando empezaba a funcionar el ascensor. Haca tuc!. Y lo

    escuchaba subir a ver si se detena en algn piso. Si no se detena y llegaba al octavo,

    venan a buscarme. Tuc!, se detena. Me aliviaba, despus bajaba, despus suba. El

    ascensor era una de las principales pesadillas, pero otra cosa, otro elemento extrao, era

    que yo pona cerca de la puerta un silln y me sentaba a esperar. Y realmente deseaba

    que vinieran de una vez por todas. Porque era terrible esto que se llama TOC (trastorno

    obsesivo compulsivo), que es que la cabeza no para, no para, no para hasta que uno va a

    buscar algo. Y se me ocurra que en el N 3 de Envido yo haba publicado algo terrible, y

    buscaba memorizarlo, y me deca: No, no lo publicaste, no vayas, porque si vas, vas a ir

    veinte veces ms. Era tal la ansiedad y la desesperacin por ir, que iba como un loco al

    final, lo agarraba, lo buscaba, lo lea y siempre se verificaba lo peor, y a los diez minutos

    volva y volva hasta que algo lo frenaba, yo que s. Haba boludeces en esa poca. El

    Lexotanil estaba de moda, que no haca nada para esto. El Anafranil era lo ms y el

    Alopidol lo ms cercano para frenar estos procesos realmente terribles para el paciente. Tena un psicoanalista, y un da voy a verlo y no estaba ms. Despareci el psicoanalista.

    Y era un psicoanalista, curiosamente, que tena como modo de terapia serenarme y

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    decirme: No, si no est pasando nada serio. Estas cosas son increbles. No est

    pasando nada serio, me deca el tipo, vos pods estar tranquilo. Y un da voy y l, que

    me deca que no estaba pasando nada serio y que l no haba hecho un carajo,

    desaparece. Bueno, psimos psicoanalistas. All conoc la infamia del psicoanlisis

    perdn, pero la conoc, chorros, ladrones, me daban medicaciones excesivas que me

    dorman todo el da intilmente. Para qu quera dormir todo el da? Y cuando los

    llamaba me decan: Bueno, baje las dosis. Eso es todo. Ahora estoy ocupado. Baje las

    dosis. Cuando estaba en el silln me deca una cosa muy curiosa. Estaba esperando all,

    que vinieran a buscarme. Y me deca algo que les va a sonar raro pero me lo deca:

    Esto en la ESMA no me pasara. Eso me deca a m mismo. Saba lo de la ESMA, saba,

    saba. Yo saba a los quince, veinte das, que haba campos de concentracin. Todo eso

    lo saba porque me reuna con gente, iba aun en estado de desesperacin. Hablaba

    porque quera saber. Adems hacamos planes constantes para irnos del pas. Nos

    vamos? Nos quedamos? Nos vamos? Nos quedamos? Y Miguel Hurst, vos lo

    conociste a Miguel (a Sasturain), era un negador increble. Miguelito se muere en el 78 de

    una aneurisma cerebral. Y l era el que me informaba. Porque l iba a todos lados, a las

    reuniones de los grupos de derechos humanos, y me mantena informado. Me daba

    siempre malas noticias, porque no me menta, no me vena a calmar. Malas noticias,

    malas noticias, y en el 78 se muere. Esto est narrado en La crtica de las armas. Es una

    muerte terrible una aneurisma cerebral. Es algo espantoso. Y all me quedo ms solo. Yo

    podra narrarles momentos en los cuales la angustia subi, por ejemplo con la

    persecucin a la subversin cultural en Baha Blanca. La Marina y el General Vilas y La

    Nueva Provincia hacen en Baha Blanca una caza de brujas tremenda. Incluso leo las

    listas y son compaeros mos, alumnos mos. A Schuster lo van a buscar a Ciudad de la

    Paz, rodean la manzana para llevarse a Schuster que era un tipo un epistemlogo, que

    era medio encorvadito, chiquitito, peladito. Era un ser indefenso por completo. Rodean la

    manzana. Estaban locos estos tipos. Y se llevan a Schuster. Cuando Schuster me

    contaba esto me deca: Y me llevan en helicptero, en el medio de la noche. Quin soy

    yo para semejante despliegue?. Era as, all era jodido. Y en la revista Gente, el hijo de

    una gran puta de Chiche Gelblung, mala persona, mala persona, publica los libros de la

    subversin en la tapa de Gente, que son los libros que toman de la Universidad de Baha

    Blanca. Ponen dos tablones, los tiran all, les sacan una foto y ponen como ttulo Los

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    libros de la subversin. Yo me compro Gente, no s estaba enfermo. Me compro Gente

    y hago la siguiente boludez increble: me voy a mi casa y con una lupa empiezo a mirar

    los libros a ver si estaban los dos que yo haba publicado. Y en un momento me digo:

    Sos un boludo, porque si algn libro tuyo estuviera aqu, vos no estaras mirando con una

    lupa esto, estaras en otro lado. Gente era fatal. Yo no miraba las tapas de Gente.

    Compr esa por esa tapa, pero no las miraba. Vi la de Norma Arrostito, que es una obra

    maestra de la banalidad del mal, digamos, porque este Gelblung yo dije esto en TVR, a

    las diez y media de la noche en Canal 13 lleg a la cumbre de la expresin de la

    banalidad del mal cuando puso la foto de Arrostito y un sello que dice Muerta, un sello

    burocrtico. Eso hubiera hecho a Hanna Arendt decir: He aqu la banalidad del mal, la

    burocracia.

    Finalmente, tard mucho tiempo en curarme, tard mucho tiempo. Mejor a fines

    del 85. Me salv durante la dictadura, no me pas nada. Har unos tres meses, doy una

    conferencia en Mar del Plata, y se acerca un amigo que no vea desde el 76. En el 76 l

    haba ido a visitarme a casa, a decirme que entraba a trabajar con Paulino Tato, en el

    Ente de Calificacin Cinematogrfica. Despus no lo vi nunca ms. Ahora se acerca, me

    da un libro de l y me manda un mail. Yo tard en contestarle, entonces me manda un

    mail furibundo diciendo: No me contests porque me desprecis, pero es bueno que

    sepas que me debs la vida, porque cuando lleg el guin de la pelcula ltimos das de

    la vctima, en el 81, no creas que no nos dimos cuenta de las cosas que haba all. Y yo

    par la mano. Pero sobre todo, en 1979, dos capitanes vinieron a preguntarme por vos y

    yo les dije: No, es un intelectual inofensivo. Un mail horroroso, realmente horroroso

    no? Es un intelectual inofensivo y algo muy gracioso: Es un intelectual que dio una

    interpretacin existencialista del peronismo, lo cual no estaba mal, porque mi

    interpretacin del peronismo estaba bastante basada en Sartre, ms en La crtica de la

    razn dialctica que en El ser y la nada, o sea que no era tan existencialista Si no te

    visitaron, fue por eso, me dijo. Visitaron, entre comillas. Le contest: Te agradezco

    mucho en nombre del cine argentino, porque ltimos das de la vctima, sobre todo

    gracias a Adolfo Aristarain, fue una gran pelcula para el cine argentino. Y te agradezco

    tambin que hayas evitado que me visitaran a m. No s si lograste esto con todos. Si

    tenas ese poder, supongo que habrs sealado a algunos a quienes vos queras que

    visitaran, lo cual como te dars cuenta me impide ser tu amigo. Me mand otro mail,

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    putandome, diciendo que estaba enfermo de la razn en fin, un loco.

    Pero igual, no me pas nada. Me pas todo en la cabeza. En la cabeza me

    mataron cientos de miles de veces, o cientos de miles de veces no s cuntas cosas me

    hicieron. Vino la democracia, pero yo estaba mal igual. Y en el 86 mejor un poco, y en el

    89 escrib La astucia de la razn. Me dije: Es hora de escribir la pesadilla. Entonces por

    esa poca bromeaba, porque deca: Tengo un argumento brbaro para una novela. La

    nica joda es que me pas a m, pero es buensimo el argumento. Entonces escrib La

    astucia de la razn, como quien hace la catarsis. Todos me decan: Escrib una novela,

    que al hacer la catarsis te vas a curar. Ni por joda. Escrib la novela y me fui al ltimo

    pozo. Pero no hay ltimo pozo. Esto es lo jodido de la psiquis humana. No hay ltimo

    pozo, no hay piso. Esa teora que dice: Cuando ms te hundas, vas a llegar al piso y te

    vas a impulsar para arriba es mentira. No hay piso. Entonces me trat uno, me trat otro,

    hasta que alguien me deriv a Julio Moizeszowicz, que tiene un montn de libros de

    Psicofarmacologa. Lo fui a ver a Julio sin ninguna esperanza, y me hizo hacer un anlisis

    de qumica cerebral que dur 28 das. Lo llev y lo analiz, con una frialdad total. Me

    anot tres remedios, yo lo mir y le dije: Esto me va a curar?. S, el conjunto, me dijo.

    Fui, lo tom, en quince das me llam, no haba pasado nada. Bueno, faltan unos das,

    me dijo. Yo dije: ste est loco, no me curo ms de esto. Y a los veinte das empec a

    mejorar, a mejorar, a mejorar. En resumen, tenemos un happy end. A partir de all fueron

    los veinte aos ms maravillosos de mi vida. Soy amigo de Julio Moizeszowicz desde

    entonces. Lo sigo viendo una vez por semana. Ya somos amigos, no hacemos terapia,

    por supuesto. Hablamos de poltica, le dedico todos mis libros. Alguno se lo dediqu

    impreso, y en todos los libros le digo: Gracias a usted, maestro (nos tratamos de usted).

    Y a l le gusta que yo le hable de lo que estoy haciendo. Hablamos de todo un poco, le

    derivo pacientes. Cualquiera de ustedes que tenga un problema (risas), l tiene la pastilla

    para ustedes.

    Juan Sasturain2

    Yo tambin me acuerdo del da en que muri Pern, como cuenta Jos. Otras

    generaciones se acuerdan de dnde estaban cuando muri Lennon. Nosotros nos

    acordamos de esto. Yo estaba con el pelado Romano tomando el tren en Rosario, porque

    2 Periodista y escritor.

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    dbamos clases ah. Yo era docente en la Facultad de Letras en Rosario, y Eduardo

    Romano era un compaero. Y tambin, subimos al tren, nos miramos y dijimos: Se

    pudri todo, se acab todo. La sensacin era que se haba acabado todo.

    Yo me qued ac. Hubiera tenido la oportunidad de irme a vivir a Mxico, a dar

    clases a Puebla, porque haba amigos que fueron para all. Yo no militaba en ningn yo

    soy de los que se quedaron en la Plaza cuando el Viejo habl de los imberbes. De afuera,

    porque nunca me dio el cuero para la militancia. Estuve en el grupo, el efmero grupo, que

    se llam Lealtad, que fue tan inviable como los otros, y me fui a mi casa y me cagu un

    tiempo. Renunci a Rosario, donde era docente, donde mataron a un montn de chicos,

    alumnos, ayudantes, chicos que realmente militaban. Y bueno, me la banqu. Me qued

    en mi casa. Dej de laburar donde laburaba. Dej de escribir, obviamente. No se poda

    escribir en ningn lado, as que no escrib en ningn lado. Hasta el 73 estuve escribiendo

    crticas de libros y esas cosas. Me fui a mi casa y escriba en mi casa. Tena los nenes

    chiquitos, viva en La Boca. Y mi amiga Blanca Rbori me consigui un laburo en la

    correccin de Clarn, as que labur ah desde fines del 75 a mediados del 79. Me

    acuerdo del da del cumpleaos de Saccomano en el 79. Ese da, en lugar de ir a laburar,

    me fui al cumpleaos de Guillermo y renunci al laburo y empec a laburar de otras

    cosas. Empec a trabajar en Humor en el 79, y en la revista Medios y Comunicacin,

    donde nos conocimos con Jos, en el ao 79 justamente. As que cuando lo conoc a

    Josecito l estaba en medio de todos aquellos quilombos.

    Jos Pablo Feinmann: Nos encontrbamos los viernes en La pera. Los viernes de la eternidad, le decamos.

    Juan Sasturain: l estaba escribiendo ltimos das de la vctima o haba salido ltimos das de la vctima, en fin, esa poca era. Yo la primera nota en Humor la habr

    publicado en el 79. Despus labur un tiempito en SperHumor, que era una revista de

    historietas esto para demarcar los perodos de laburo durante la dictadura. Despus me

    pele con el tano Cascioli, porque bamos a hacer una comisin interna y el tano no

    soportaba ese tipo de cosas. Entonces me fui en el 81. Y en el 82, saben dnde estaba?

    Empieza el 82, Malvinas, y yo estaba en Atlntida. He cometido el peor de los pecados.

    Pero laburaba en Billiken. Me fui a laburar a Billiken porque tena un amigo all, as que

    labur un tiempito en Billiken y fue la experiencia de estar en el corazn de la basura.

    Despus hicimos un proyecto a fines del 82, pensando que el peronismo ganaba que por

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    suerte no gan. Pero nosotros todava pensbamos que servamos para algo. En esa

    poca, durante un tiempo, hicimos una revista que se llamaba Feriado Nacional Jos

    labur tambin all que pretenda soberbiamente ser la contracara peronista de Humor,

    que era radical. En ese momento, la historia saludablemente nos pas por arriba, y el

    saldo de esos aos de la dictadura est en las cosas que escrib. Son ms sntomas que

    otra cosa, de ver cmo le pirula un poco la cabeza a uno, como contaba Jos. Esos aos

    escrib, escrib mucho. No publiqu nada, obviamente, pero escrib mucho. Por ejemplo,

    reescrib la que sera despus mi primera novela, que sali aos despus: Manual de

    perdedores, y en el 81 empec a escribir el comienzo de una historieta que hice con el

    viejo Alberto Breccia, que se llam Perramus. Yo empec a escribir ese guin a fines del

    81, termin el primer guin en el 82 y eso se empez a publicar en Europa a partir del 83.

    Y Fierro sali recin en el 84 con la democracia. Sali primero en una revista francesa y

    en Italia, porque el viejo Breccia tena buena conexin all. Y all me di cuenta de que

    estaban procesadas las sensaciones. Creo que estn mejor procesadas que en ninguna

    otra cosa que uno pueda formular en trminos ms racionales o ms descriptivos. En ese

    momento escrib bastante poesa, que la publiqu muchos aos despus (hace poco sali

    un libro que se llama Carta del Sargento Kirk y otros poemas de ocasin, donde estn los

    textos que escrib en esa poca). Por ejemplo, la Carta del Sargento Kirk sali en

    Medios y Comunicacin en el 81.

    Jos Pablo Feinmann: Fue muy importante la Carta del Sargento Kirk. Sali en el 81 y vos decas: Sargento, ahora los kioscos son verdes como los sueos de un

    general de caballera.

    Juan Sasturain: En esos textos creo que estn ms claras las sensaciones que en ninguna otra formulacin de tipo terico-formal. Y en el caso de Perramus, creo que

    tambin es un proceso profundamente catrtico, bastante alevoso. No vamos a contar el

    argumento, no tiene mucho sentido que nos pongamos a hablar de eso, pero de algn

    modo cada uno procesa ese tipo de cosas como puede. Y en este caso era un poco

    contar algo de lo que todos sabemos. Hay un tema que a m me persigue, y me suele

    alcanzar en general, que es el tema de la cobarda. Es como una cuestin que todos la

    bajadita sera una que sepamos todos. Esa sensacin de no haber estado a la altura de

    las circunstancias, de lo que uno cree o siente, esas pequeas miserias y la necesidad de

    sobrevivir y convivir con eso no es cierto? Cualquiera que haya vivido en circunstancias

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    humillantes sabe lo que es la renuncia cotidiana. Y no es una cuestin ni de traiciones, es

    una cosa ms pequea. Es esa sensacin de que te estn en fin, no vamos a usar

    ninguna metfora demasiado escatolgica, pero esa es la sensacin. Entonces est

    siempre la manganeta de poder escribir. Para eso escribe uno, para enterarse de qu le

    pasa. Yo me di cuenta de que a travs de ese tipo de laburo pude procesar de algn

    modo algn sentimiento que probablemente trascienda largamente lo personal y que sea

    un sentimiento bastante compartido por muchos.

    Si quieren seguimos comentando y charlando de detalles de estas cosas. Gracias.

    Pblico: Cmo era el transitar la vida cotidiana?Juan Sasturain: La dictadura en la clase media tuvo mucho consenso. Son cosas

    que nunca se dicen, pero tuvo consenso. Tuvo consenso el golpe, y tuvo consenso

    largamente la dictadura. As que eso es lo primero que hay que tener en cuenta. Nosotros

    somos los desaparecidos y somos la dictadura tambin. Es la sociedad argentina la que

    gener todo, somos todo, estamos hechos de esos pedazos. Y simplificar el anlisis para

    quedarnos con lo que se supone que es lo mejor no nos ayuda a pensar, as que hay que

    pensar esos aos con crudeza.

    Jos Pablo Feinmann: No pasaba nada. La sensacin era que uno sala a la maana y todas las cosas que haba escuchado durante la noche o haba temido durante

    la noche parecan absurdas, porque todo el mundo iba por la calle, todo el mundo iba a su

    trabajo y uno pareca un marciano con tanto miedo encima. Por qu tengo tanto miedo,

    si toda esta gente anda tan bien por el mundo? Trabajan, ganan plata, viajan. Mi peor

    experiencia fue el Mundial del 78. Eso fue para m una experiencia terrible, porque

    inmediatamente trac una linealidad muy fuerte que era: Si ganan, van a torturar ms,

    van a secuestrar ms, van a matar ms, van a tener ms poder, van a durar ms. Pero

    eso me pasaba casi nicamente a m, porque en el exterior festejaban el Mundial; en

    Diario de un clandestino de Bonasso hay una frase increble: Bueno, el Mundial ya se

    gan. Ahora hay que seguir. Qu? Yo no lo puedo entender esto.

    Juan Sasturain: Es que vos no sos futbolero, Jos.Jos Pablo Feinmann: No, no es eso. S soy futbolero. El Mundial fue una mierda.

    En el partido con Per fueron Kissinger y Videla al vestuario de los peruanos. Yo me sent

    solo como un perro. Y haba una cancin de Rafaela Carr que deca: Qu magnfica

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    esta fiesta con todos mis amigos y sin ti. Y eso era lo que yo senta: una fiesta con todos

    los amigos y sin m.

    Ya s que no vamos a estar de acuerdo con el Mundial.

    Juan Sasturain: No es cuestin de estar de acuerdo o no. Podemos describir las sensaciones distintas, eso s. Manipulacin de significados: en eso estamos de acuerdo.

    Pero despus, cmo lo vivi cada uno, cmo lo experiment cada uno, qu hizo cada uno

    con esos sentimientos, bueno, en eso probablemente tengamos sensaciones distintas.

    Pblico: No s qu dice en Diario de un clandestino, pero s lo que yo recuerdo es que hicimos una campaa de prensa muy fuerte, muy bien organizada, que se llamaba

    La Argentina y el Mundial, que se repartieron folletos a todos los periodistas que venan,

    desde todos los pases. Esto lo vi y creo que hay muchos compaeros

    Jos Pablo Feinmann: Ac no llego nada de eso. No dijeron nada esos periodistas. Si llegaron informados, no dijeron nada. Lo nico cierto es que si Holanda

    ganaba la Copa, no la iba a recibir. Eso era extraordinario. Lo salv el poste derecho de

    Fillol, una atajada de Fillol y el gol de Kempes, que se llamaba El Matador. Argentina

    jug bien, qu vamos a hacer.

    Pblico: Yo tengo 59 aos y viv tal vez un poco ms que algunos. No s. Pero en el Mundial tuve la contradiccin de muchos, de sentir la alegra, por amar el ftbol, de que

    Argentina saliera campen. Y tena dolores internos enormes, porque yo no era ajeno a

    todo. Es ms, participaba. Y quera hacerle una pregunta a Feinmann, que siempre me la

    pregunt yo: Por qu ramos tantos en las ideas? En un barrio, de 10, ramos 8 los que

    participbamos. ramos muchos. Por qu ramos tantos los que coincidamos?

    Jos Pablo Feinmann: No fue quedando casi nadie de los que militabanPblico: Pero del 73 para ac ramos muchos Qu sucedi en el mundo que

    ramos tantos? A diferencia de hoy, que hay tantos de los otros.

    Jos Pablo Feinmann: Buena pregunta.Juan Sasturain: Yo no s nada de usar trminos sociolgicos para describir estas

    cosas, pero hay un sentido comn de la poca, un aire comn de la poca, propio de

    ciertos momentos, ciertos tiempos, un aire que tiene este, que tuvieron los noventa. Hay

    un aire, hay un sistema de ideas, un movimiento general compartido, un sentido comn

    que no necesariamente significa un achatamiento, sino una serie de consensos, a veces

    tcitos, pero que corresponden a una poca, a un momento determinado, que puede ser a

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    la historia del mundo, la historia de un pas, de un determinado lugar.

    Pblico: Por qu?Juan Sasturain: Bueno, no s de esas cosas, no puedo decir nada. Pero s puedo

    describir por eso es tan difcil reconstruir para aquel que no ha vivido ciertas cosas,

    como nos pasaba a nosotros cuando nuestros viejos o nuestros abuelos nos hablaban de

    cosas tan marcianas como la revolucin espaola o cosas por el estilo. De qu carajo

    hablaban! Es muy difcil transmitir un mundo. Ac tenemos bastante consenso porque hay

    bastantes veteranos, tenemos una cierta experiencia, y otros ideolgicamente acompaan

    esos sentimientos. Pero no es muy fcil transmitir eso. Me acuerdo de un artculo

    memorable, que le hace no mucho, porque soy bastante aprensivo para leer ciertas

    cosas. Unas cosas muy lindas y muy terribles que escribi el Toto Schmuckler, referidas a

    la lgica de la violencia. Bueno, vos, Jos, has escrito mucho de eso y muy bien. Es muy

    difcil explicar o tratar de transmitir con veracidad y con sinceridad y con el contexto

    suficiente para que se entienda aquel clima, porque hablar de la lgica de la violencia, si

    uno no da el contexto general para entender todo, es muy difcil. Es como esas boludeces

    respecto a la poca medieval, esos conceptos de la situacin de la mujer es el contexto

    general de las sociedades el que funciona. A m el dato que me da ms evidencia de

    cmo era nuestra sociedad, cul era la expectativa de la sociedad, cul era el sentido

    comn de nuestra sociedad, es la eleccin del 73 del FREJULI. Ms all de que

    polticamente fuera una bolsa de gatos, uno lee ese programa de gobierno y se cae de

    culo. Y lo votaron 7 millones de personas! Una cosa es la vanguardia y los grupos

    especiales y las organizaciones armadas, y otra cosa es ese consenso general. Los

    jvenes se juntaban, no s si era para bien o para mal, pero todo el mundo militaba en

    algn lado. Eso era el espritu de la poca. Y mi viejo no lo entenda, y deca: En qu

    anda ste!. Estoy diciendo muchos lugares comunes, pero es muy difcil pensar eso,

    sobre todo para los que son ms jvenes. Era as, vos pregunts por qu era as, y yo no

    tengo la ms puta idea de por qu era as, pero el mundo vislumbraba la posibilidad de un

    cambio a mediano o a corto plazo. La sociedad cada tanto vive esa expectativa de que los

    prximos aos van a ser mejores que los actuales y que es posible modificar las cosas. Y

    esos son vaivenes, va y viene continuamente, vamos y venimos en eso. En esos aos,

    probablemente en directa proporcin con el grado de opresin, el grado de tensin que se

    va creando en una sociedad postergada es muy alto. Y en la Argentina, el dibujito poltico

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    es muy claro, del 55 en adelante es muy claro. Y lo que fue la represin de los sectores

    obreros o la identidad peronista, que fue el nico foco que conserv durante mucho

    tiempo esa posibilidad de cambio, se traslad a la clase media ilustrada, a nosotros

    digamos, a los privilegiados que pudimos estudiar. Que esa radicalizacin se produjera en

    los sectores medios fue lo que provoc esa sntesis explosiva. Y eso se produjo a nivel

    prcticamente universal. Del 66 hasta el comienzo de los 70, eso pas en todos lados con

    distintas variantes, pero era el clima de la poca era ese. Eso existe, eso evidentemente

    existe, y se dio tal cual, as como tambin se dio la contraofensiva a eso, lo cual no

    explica absolutamente nada de lo que vos preguntaste porque nadie lo puede explicar,

    supongo. Pero hay una lgica de la poca, y es muy difcil analizarlo y juzgarlo desde una

    perspectiva que no haga justicia a todas las situaciones.

    Pblico: Quera preguntar cmo procesaron ustedes, integrantes de los veteranos que nos quedamos, esa sensacin angustiante de no poder hablar con nadie de lo que

    uno piensa, de sus angustias. Y eso que uno se encontraba todo el tiempo con gente,

    porque se tomaba el tren, iba al trabajo, y no se poda hablar con nadie. Ese sentimiento

    angustiante, ustedes cmo lo procesaron?

    Jos Pablo Feinmann: Bueno, yo haca un personaje. Era fcil hacer un personaje. Yo ms o menos con dos o tres frases me daba cuenta de con quin estaba

    hablando. Y al darme cuenta, ms o menos hablaba como l. No le iba a discutir al tipo.

    Incluso lo hago hoy cuando subo a un taxi. Ustedes saben lo que son los taxis. No me

    pongo a discutir con el taxista, al contrario, le tiro de la lengua a ver hasta dnde llega.

    Total, de qu me sirve a m decir lo que pienso. Ya lo s. Tambin s lo que piensa l,

    porque dice dos palabras y s lo que va a decir. Pero en esa poca yo era viajante de una

    fbrica pequea y mediana que tena con mi hermano, y viajaba por todo el interior. Tena

    una teora: que si estaba fuera de mi casa iba a correr menos riesgos, porque se deca

    que los grupos de tareas trabajaban menos los fines de semana. Entonces yo volva a

    Buenos Aires los fines de semana y viajaba por el interior toda la semana. Eso era

    fascinante, porque llegar al Aeropuerto Benjamn Matienzo de Tucumn era como entrar

    en Vietnam. Estaban locos. Realmente haba milicos por todos lados. Y bueno, pasaban

    cosas, viajaba a Crdoba y todos los cordobeses admiraban a Menndez. Decan: Si

    Menndez va a Italia termina en tres das con las Brigadas Rojas. Y estaba el diario

    Crdoba, que tena unos ttulos espantosos. Yo entraba a una reunin y haba cinco tipos

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    viajantes hablando. Y yo hablaba como ellos y me mimetizaba. Salvo una vez. Haba dos

    muchachos de Electricidad del Automvil, a quienes yo haba ayudado a crecer porque

    les haba dado una entrega muy grande de conductores elctricos (eso haca nuestra

    fbrica) y entonces haban crecido al amparo nuestro. Y ellos saban que yo era profesor

    de la facultad, porque eran muchachos. Y unos aos despus, en el Mundial del 78,

    hacen un asado y hay mucha gente, todos ejecutivos, digamos. Yo me protega tambin

    yendo a las cmaras, yendo a la Cmara del Cobre, la Cmara del Plstico, para tener

    una respetabilidad. Y llevaba tarjetas de conductores elctricos, donde deca que yo era

    vicepresidente de la sociedad annima. Y era horripilante lo que se escuchaba all: El

    pueblo perdi, ahora tiene que pagar y se resiste. Hay que tirarlos del Obelisco como

    tiraron al tipo ese. Textual. Y con los chicos estos estbamos escuchando Argentina-

    Italia. Argentina pierde 1 a 0 y cuando termina el partido uno de ellos, de un modo

    totalmente inesperado, me grita: De esto tens la culpa vos, que les llenaste la cabeza a

    los pibes de cosas raras y la Seleccin perdi porque ac entraron 10 mil guerrilleros, y la

    Seleccin juega nerviosa por los tipos como vos. Terrible.

    Juan Sasturain: Qu raro! Qu retorcido!Jos Pablo Feinmann: No, un hijo de puta. No era tan retorcido. Para todos

    estaba muy bien. Ojo, estaba en pedo, era un asado. Pero despus la gente no deca

    nada. Tambin sera por miedo, porque nadie deca nada. Slo una vez un tipo me

    empez a decir cosas. Hubo uno que me dijo algo muy doloroso: Qu cosa! Un buen

    chango, que trabajaba todo el da! Se lo llevaron, pero todos los dems decan que haba

    que terminar con la subversin, que el pas no poda seguir as. Y despus, estaban

    preocupados por qu? Por la inflacin, por la tablita de Martnez de Hoz, por ir a Miami y

    por eso. Y no estaban preocupados por otra cosa. Una pelcula que refleja bien eso es

    Plata dulce. Taiwn. El argentino taiwans, la joda taiwanesa. Mi hermano, que en paz

    descanse, me mand a la mierda en 1978 con la fbrica. Me dijo: Querido, si vos quers

    seguir siendo industrial segu solo, porque yo voy a poner un negocio de importados que

    se va a llamar Puerto Libre y me voy a llenar de guita en dos aos. Y se llen de guita en

    dos aos, efectivamente, porque esa era la poltica de Martnez de Hoz, y toda la clase

    media estaba deslumbrada con eso. Entraba toda esa mierda taiwanesa, y la vendan y

    ganaban guita y viajaban. Yo no encontr nada. No haba indignacin. Salvo cuando uno

    se reuna con sus grandes amigos en un lugar seguro, pero despus haba que adoptar

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    un papel, porque si no era muy riesgoso.

    Juan Sasturain: A m por suerte no me toc, como a Jos, no poder elegir con quin me juntaba por un tema de laburo. No me toc una situacin tan de mierda. Yo

    laburaba en la correccin de Clarn y a partir del 78 empezaba a escribir en algunos lados,

    y eso fue lo que nos dio un poquitito de aire, encontrar un lugar donde se poda escribir un

    poquito, hacer algunas cosas, que fue lo que hizo que nosotros nos conociramos

    tambin. Y eso fue a partir de 1979. Yo tuve la posibilidad de escribir, trabajando en

    Clarn. Para que vean cmo funciona la cabeza de uno, por lo menos la ma, que no es la

    nica: a fines del 78, si bien yo laburaba en la correccin del suplemento cultural de

    Clarn que sala en aquella poca, de vez en cuando me pedan alguna nota, alguna

    crtica de libros, porque ya en esa poca haca tiempo que vena escribiendo. Entonces

    escrib una nota sobre El Eternauta, y viendo en perspectiva, es la primera vez que ese

    tema se publicaba en un suplemento cultural. Yo haca un texto bien introductorio, eran las

    cosas que me gustaban a m. Ya habamos intentado dar ese tipo de temas en la facultad,

    en la primavera del 73-74, cuando estuvimos como docentes ah. Entonces yo hablaba de

    El Eternauta, de cmo haba sido veinte aos atrs, y al final terminaba diciendo que el

    autor (Hctor Oesterheld), por lo que sabamos, estaba en el exterior; se haba ido a

    Europa y estaba trabajando all, y que esperbamos que siguiera muy bien. Eso era lo

    que el forro que les habla crea, porque yo haba hablado con Horacio Altuna, que era un

    dibujante tambin de esa poca, y l me dijo que a Oesterheld lo haban agarrado

    porque sabamos que militaba en Montoneros y que lo haban largado y le haban dicho

    que se tena que ir, como haba pasado en algunos casos que creamos o queramos

    creer que era as. Entonces una noche suena el telfono en la correccin y me avisan que

    era para m. Levanto el tubo y me dicen Usted escribi la nota sobre Oesterheld?

    Usted sabe dnde est mi marido?. Y era Elsa. Y yo me sent el ltimo de los forros y le

    dije: No, la verdad que no s. Y entonces por qu escribi eso?. Y, no s, a m me

    dijeron. Y era lo que yo quera creer.

    Bueno, fui a la casa a verla y Elsa me tir toda la realidad encima. Cosas que yo

    cmoda o culposamente desconoca.

    Pblico: El Eternauta volvi a salir en historietas, no?Juan Sasturain: S, pero eso es una mierda. Pas una cosa tremebunda, que

    indica tambin cmo en las cosas hay siempre muchos matices y muchas cuestiones muy

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    extraas. Mientras Oesterheld estaba preso y luego desaparecido, se publicaba

    simultneamente y no dej de publicarse en la revista Skorpio que yo, como historietista

    y esas cosas, juntaba la segunda parte de El Eternauta, escrita por Hctor y dibujada por

    Solano en la clandestinidad, que es la saga tremebunda de lo que estaba pasando y la

    transcripcin directa, con un triunfalismo negrsimo y espantoso y terrible y maravilloso y

    pattico a la vez, de lo que estaba sucediendo. Podemos llegar a imaginarlos a los

    mismos esbirros que lo tenan a Hctor leyendo la historieta. Luego eso se termin de

    publicar y luego hubo una tercera parte, de la cual no particip Hctor, porque ya no

    estaba ms. La editorial tena la marca. Sigui utilizando el nombre, y Solano prest algo

    de su dibujito. Pero eso no sirve para una mierda, no tiene nada que ver con nada.

    Jos Pablo Feinmann: Yo quiero decir algo porque, increblemente, pese a lo mal que estaba y que estbamos todos, en noviembre de 1979 publiqu Ultimos das de la

    vctima, que es una novela que tiene lo suyo. Es la historia de un parapolicial, y en el 80

    vos la comentaste en Medios y Comunicacin. Y comentaste que era la dolorida novela

    de una generacin. En una parte ponas eso. Y los de Medios y Comunicacin me dieron

    el texto para ver si yo quera que quedara as, y les dije que no, que sacaran esa parte de

    que era la novela de una generacin, pero ya la novela deca claramente lo suyo.

    Despus, cuando muere Sartre, que lo presentan como un subversivo abatido por

    las fuerzas de seguridad, publiqu en Medios y Comunicacin una defensa de Sartre. Y

    enseguida pasamos a Humor, y publiqu tambin una nota sobre El Eternauta, que

    despus la sac La Stampa con fotos de Videla, que se llamaba: La nieve de la muerte

    cae para todos. As que hicimos nuestras cosas. En fin, como dice Rep, igual las nicas

    que hicieron algo fueron las Madres.

    Juan Sasturain: Yo me acuerdo del da en que llegaron las Madres a Humor, en el 81. Voy a decir algo sin ningn falso orgullo: el nico que las atendi fui yo. No era fcil

    ese asunto.

    Pblico: El ttulo de esta reunin plenaria es Transitar/pensar/escribir en una sociedad acosada y se refiere a todas esas cosas que sufran los ciudadanos durante

    este perodo tan duro. Ahora yo me pregunto: la sociedad de hoy no es tambin

    acosada, de una manera obviamente menos trgica, pero igualmente daina y

    contaminante, por el terrorismo meditico, que favorece tambin a un legado de la

    dictadura como la ley de medios que hoy est en debate?

  • II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI

    Jos Pablo Feinmann: S, por supuesto. Es perfecta tu pregunta. Y no es una pregunta, es una respuesta. Es perfecto lo que decs. Es as, s, es una agresin

    tremenda.

    Juan Sasturain: Pero hay un abismo. Hay un abismo.Jos Pablo Feinmann: Bueno, no te matan.Juan Sasturain: Hay una cosa abismal entre aquello y esto, con todas las

    limitaciones, toda la manipulacin, lo que sea.

    Jos Pablo Feinmann: S, es verdad. Hay una ruptura. El Proceso aqu marca una ruptura, como Auschwitz en Alemania.

    Juan Sasturain: Cualquier mierda que padezcamos no tiene nada que ver con lo que nos toc alguna vez.

    Jos Pablo Feinmann: Eso es cierto.Pblico: Esa sociedad que ustedes describan, esos de la Cmara de la Industria

    que vos padecas, esos silencios mi pregunta es qu mirada tiene esa sociedad de s

    misma, esos mismos, esas personas comunes, esa sociedad que estaba con Martnez de

    Hoz y Taiwan y hacer guita Qu mirada tienen sobre ellos mismos?

    Jos Pablo Feinmann: La gente de la Cmara del Cobre y la Cmara del Plstico lo que le reprocha a Martnez de Hoz es que no realiz a fondo el plan que ellos queran.

    Ac los militares fracasaron en todo. Fracasaron en la economa, hicieron una guerra en

    la que les fue como el culo. En Chile, Pinochet la hizo mucho mejor y por eso la derecha

    est mucho ms fuerte. Ac, de haber hecho bien las cosas, con un plan econmico

    exitoso o habiendo hecho de otro modo Malvinas, hay que ver qu es lo que se hubiera

    podido hacer en materia de juicios y dems. Eso se ve en Chile. Ac hasta los dictadores

    fueron malos. Pinochet en ese sentido fue mucho ms efectivo para la gente para la que

    serva.

    Esa gente esperaba el desarrollo econmico, y al haber derrotado a la subversin,

    que era el verso que se haca, Arg