a01 el camino y la vida

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    ms all de los conceptos

    EL CAMINOY LA VIDA

  • 24

    su vida. Si no cambia su propio nivel del Ser, si no cambia su vida interior, no cambiar nada; lo exterior no es ms que la proyeccin de lo interior...

    Ha llegado la hora de entender esto. Quieren felicidad, pero de dn-de la van a sacar? No quieren pues admitir que las causas de todo lo que les est acaeciendo las llevan dentro de s mismos. S, cada cual lleva las causas de sus sufrimientos dentro de s mismo, y mientras las causas no se disuelvan los sufrimientos tampoco se disolvern; todo efecto tiene su causa, toda causa provoca su efecto.

    As, pues, si realmente queremos un cambio radical, lo que primero debemos comprender es que cada uno de nosotros (ya sea blanco o negro, amarillo o cobrizo, ignorante o ilustrado, etc.) est en tal o cual nivel de Ser.

    Es muy cierto y de toda verdad que el camino vertical es tambin el camino de la Autorrealizacin, el camino que nos conduce a la Verdad que todo lo sustenta; es el camino del Superhombre, el camino donde se con-quistan extraordinarios poderes, atributos y dones.

    Sin embargo, paciente lector, ese camino largo, estrecho y difcil comienza aqu y ahora, no rehuyendo las adversidades de la vida, sino enfrentndose a ellas con el propsito de mejorar nuestro nivel de Ser.

    Nunca hemos conocido un verdadero asceta de ese camino, un Maes-tro en el sendero del conocimiento secreto, que fuera adltero, chismoso, iracundo o envidioso.

    Ese camino inicitico requiere que previamente cambiemos nuestro nivel de Ser. Ah, pues, comienza el camino.

    De qu nos serviran los poderes que divinizan si dentro de nosotros todava cargamos el rencor, el odio, el amor propio, la codicia, el miedo o la ira.

    As, pues, que los que nos metemos a andar la senda vertical, ante todo nos proponemos el autodescubrimiento, conocer nuestros propios errores para extirparlos, para sacarlos de s mismos, porque solo as po-dremos cambiar fundamentalmente...

    EL CAMINOY

    LA VIDA

    ASOCIACIN GEOFILOSFICADE ESTUDIOS ANTROPOLGICOS

    Y CULTURALES

  • La vida prctica

    como escuela

    es formidable,

    pero tomarla como

    un fin en s misma es

    manifiestamente

    absurdo.

    Samael Aun Weor

    Las enseanzas que contiene este folletohan sido extradas ntegramente de la obra hablada y

    escrita del Dr. Samael Aun Weor, antroplogo y filsofocontemporneo que ha sabido reunir y develar los

    tesoros ms valiosos de la Sabidura Universal.

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    conseguira un trabajo diferente, mejorara notablemente. As, pues, que el nivel de Ser de cada cual atrae su propia vida...

    En la senda vertical tenemos la posibilidad de cambiar nuestro pro-pio nivel de Ser; si eliminamos de s mismos los defectos psicolgicos, el resultado ser extraordinario, porque al cambiar nuestro propio nivel de Ser cambiar tambin toda nuestra vida; cuando uno cambia radicalmen-te cambia tambin todo lo que le rodea.

    Las circunstancias estas molestosas de la existencia, las circunstan-cias nada agradables de la vida, no son sino meras proyecciones de lo que en nuestro interior sucede. Si en nuestro interior nosotros cambiamos, las circunstancias externas cambiarn tambin, pero si interiormente no cambiamos, las circunstancias externas tampoco cambiarn. Ya Don Emmanuel Kant, el filsofo de Knisberg, dijo: Lo exterior es lo interior. En otras palabras aclararemos diciendo: Lo exterior no es ms que el reflejo de lo que interiormente somos.

    Si somos personas iracundas, si odiamos, si somos recelosos, envi-diosos, perversos, las circunstancias que nos rodearn sern perversas, fatales, siniestras, podrn ser anotadas hasta en la prensa roja. Y si somos nosotros personas decentes, si vivimos en armona con el Infinito, si respiramos paz, si irradiamos amor, dicha, contento, las circunstancias que emanarn de s mismos sern hermosas, tendremos relaciones bell-simas, habr armona con todos los que nos rodean...

    Son muchos los que se quejan de los problemas de la vida: que mi marido se fue con otra dice la mujer; que mi esposa ya no me quiere dice el marido; que no me llega el dinero a fin de mes dice uno; que mi pap se emborracha y pega a mi mam dice el hijo; que me van a echar de la casa y no se a dnde ir dice otro; que mis hijos son delincuentes dice con afliccin una madre...

    Todos quieren resolver sus problemas, todos anhelan vivir en paz, te-ner una armona extraordinaria, tener felicidad, pero no se dan cuenta los que as piensan de que la raz de todos los problemas la llevan en su interior, que esos problemas no son ms que las proyecciones de su interior, que de dentro de ellos estn saliendo los problemas, porque un hombre es lo que es

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    Mas eso es falso, completamente falso, porque el nivel de Ser atrae su propia vida... Conviene que nosotros reflexionemos en todas estas cuestiones; no es consiguiendo enormes cantidades de dinero como vamos nosotros a cambiar nuestra misma existencia, no; lo que necesi-tamos es pasar a un nivel superior del Ser.

    Coloqumonos por un momento en uno de esos lugares extraos de la ciudad, en una de esas ciudades perdidas, en uno de esos terrenos donde viven los paracaidistas (as se les llama en Mxico a esas gen-tes que invaden un terreno y de la noche a la maana forman all una colectividad, dijramos, infrahumana).

    Cercanos a una colonia campestre del D.F. llegaron un grupo de esos paracaidistas. Vivan en un terreno ajeno que haban ocupado, se peleaban entre s diariamente, se emborrachaban, se heran, se ma-taban, y aquella colonia que otrora viviera tranquila tuvo que pasar por sorpresas inauditas. Diariamente, las patrullas de polica hacan resonar por all sus sirenas, se oan gritos de dolor, de odio, de ira, etc., y aquellas infelices gentes continuaban, como siempre, sufriendo terri-blemente. Obviamente su nivel de Ser atraa su propia vida...

    Si por un momento uno de esos hombres hubiera reflexionado, aun cuando fuera por un instante, si se hubiera propuesto estudiarse a s mismo, si hubiera descubierto sus defectos psicolgicos y, osado, se me-tiera por la senda vertical revolucionaria de la psicologa, obviamente habra podido eliminar algunos defectos, tal vez la ira, posiblemente el odio, el egosmo, la chismografa, etc. Conclusin: cambiara su nivel de Ser, y cambiando de nivel de Ser se refinaran sus costumbres. Indubita-blemente, entonces, ya no podra entenderse con aquellas gentes que le rodeaban, esas gentes tampoco se entenderan con l; precisado se vera a hacer nuevas amistades, y por ley sencillamente de afinidades psicolgicas contraera nuevas amistades.

    Total, al cambiar de nivel de Ser cambiara su vida, posiblemente esas nuevas amistades le brindaran nuevas oportunidades; mediante la interrelacin cambiara el aspecto econmico de su propia existencia,

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    EL CAMINO INICITICO

    Hay escuelas que enfatizan la idea de que existen doce caminos, que se hallan correlacionados con las doce constelaciones zodiacales. Existen insti-tuciones que suponen que los caminos son siete...

    Jess el Cristo, que ha sido el mayor Instructor de los ltimos tiempos, no dijo que hubiera varios caminos. Quienes hemos estudiado a fondo tanto los Cuatro Evangelios como los llamados Apcrifos (que realmente de apcrifos no tienen nada) hemos podido evidenciar, veri car, que en ninguna de sus Enseanzas guran varios caminos.

    Cuando nosotros investigamos a Gurdjieff y a su discpulo Ouspensky, o al Sr. Collins, o al Dr. Nicoll, verdaderos exegetas de la Cuarta Va, podemos evidenciar que realmente solo aceptan un solo Camino....

    El Quinto Evangelio Ortodoxia Gnstica del Cuarto Camino.

    UN CAMINO HERMTICO Y SECRETO

    Jess el Gran Kabir dijo: Conoced la Verdad y ella os har libres.Ms all de nuestras hiptesis, creencias, suposiciones o teoras est

    eso que se conoce como la Verdad, la Gran Realidad: el manantial puro de vida capaz de liberarnos de este mundo de apariencias, de este mundo relativo, de este mundo de ilusiones.

    Esa Verdad no es y no ser jams patente exclusiva de ninguna escue-la, credo, filosofa o grupo social. Est ms all del tiempo, y solo puede ser experimentada con plena manifestacin de la divina Conciencia.

    Adquirir esa preciosa joya (la Conciencia) y bucear en el ocano de la Gran Realidad slo es posible viviendo de instante en instante los postulados, claves y prcticas que ensea y ha enseado siempre el Gnosticismo Universal.

    Esa actitud frente a la vida, esa doctrina atemporal, lleva al nefito de la mano por una senda muy particular, una senda misteriosa: el ca-mino a lo Real.

  • 4

    Sin embargo, sin querer en modo alguno herir delicadas suscep-tibilidades, debemos enfatizar la idea bsica de que en el ambiente cultural-espiritual de la humanidad contempornea coexisten variadas instituciones venerables que muy sinceramente creen conocer ese camino secreto y que, sin embargo, no lo conocen.

    Permtanos el lector la libertad de decir con gran solemnidad que no queremos hacer crtica destructiva; enfatizamos, y es ostensible que eso no es delito.

    Obviamente, y por un simple respeto muy profundo hacia nuestros semejantes, jams nos pronunciaramos contra ninguna institucin.

    A ningn elemento humano podra criticrsele por el hecho de des-conocer algo que nunca se le ha enseado. El camino secreto jams ha sido develado pblicamente.

    En trminos rigurosamente socrticos diramos que muchos erudi-tos que pretenden conocer a fondo la Senda del Filo de la Navaja no solo ignoran, sino adems ignoran que ignoran.

    No queriendo indicar o sealar organizaciones espirituales de nin-gn tipo y sin el nimo de zaherir a nadie diremos simplemente que el ignorante ilustrado no solamente no sabe, sino adems no sabe que no sabe.

    En todos los libros sagrados de la antigedad se hace alusin al camino secreto, se le cita, se le nombra en muchos versculos, mas la gente no lo conoce.

    Develar, indicar, ensear la senda esotrica que conduce a la libera-cin final es, ciertamente, el propsito de estos estudios.

    Ante todo tenemos que anhelar un cambio verdadero, salir de esta rutina aburridora, de esta vida meramente mecanicista, cansona...

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    Nadie puede negar que existen distintos niveles sociales; hay gentes de iglesia y de prostbulo; de comercio y de campo, etc...

    As tambin existen distintos niveles de Ser. Lo que internamente somos, esplndidos o mezquinos, generosos o tacaos, violentos o apa-cibles, castos o lujuriosos, atrae las diversas circunstancias de la vida...

    Un lujurioso atraer siempre escenas, dramas y hasta tragedias de lascivia en las que se ver metido... Un borracho atraer a los borrachos y se ver metido siempre en bares y cantinas, eso es obvio... Qu atraer el usurero, el egosta? Cuntos problemas, crceles, desgracias?

    Imaginemos por un momento una vaca al pie del establo: su propio nivel de Ser atrae su propia vida. Si a una vaca la sacamos nosotros del establo y la llevamos a nuestra casa, si le ponemos all un ayudante de cmara, la peinamos muy bien, la llenamos de talco, la perfumamos, no por ello dejar de ser vaca; ella continuar con sus costumbres de vaca, ella har entonces de nuestra hermosa casa un establo; el nivel de Ser de cada cual atrae su propia vida...

    Si sacamos de entre las multitudes a un mendigo harapiento y lo llevamos al Palacio de Buckingham, para que viva all al lado de la Reina Isabel, en principio ser atendido por muchos criados, se le considerar un gran seor, pero su nivel de Ser atraer su propia vida; pronto los criados de aquel palacio encontrarn en el mendigo costumbres muy distintas a las del palacio; vern que es avaro, vern que guarda los dine-ros en forma terrible, que no gastar jams un cntimo ni para ayudar a un amigo; se darn cuenta de su irritabilidad, se darn cuenta de su inescrupulosidad, se darn cuenta de su chismografa, del dicen que se dice; se vengar de enemigos, etc., y llegar por ltimo el momento en que l se ver a s mismo solo en pleno Palacio de Buckingham; aunque se vista lo mejor posible continuar siendo lo que es: un mendigo...

    El nivel de Ser de cada cual atrae su propia vida; un hombre es lo que es su vida...

    Muchos se preocupan por tener enormes cantidades de dinero; dicen: Si yo me sacara la lotera, cun distinta sera mi vida; con la extraordi-naria de Navidad cambiara radicalmente...

  • 20

    LOS DIFERENTES NIVELES DEL SER

    Ya se dieron ustedes cuenta, acaso, de su propio nivel del Ser, del nivel del Ser en el cual se encuentran?... Estn conscientes ustedes de que estn hipnotizados, de que estn dormidos? Ya se han dado cuenta de que ustedes se identi can, no solamente con las cosas externas, con el mundo exterior, sino que tambin andan identi cados consigo mismos, con sus pensamientos lujuriosos, con sus borracheras, con sus iras, con sus codicias, con la autoim-portancia, con la vanidad, con el perorgullo, con el orgullo mstico, con el automrito, etc.?

    Ya se dieron cuenta ustedes de que no solamente se han identi cado con lo exterior sino con eso que es vanidad, eso que es orgullo? Por ejemplo: triunfaron sobre el da o el da triunf sobre ustedes?...

    Qu hicieron en el da de hoy, mis queridos hermanos; qu defecto psi-colgico eliminaron? Estn seguros de no haberse identi cado hoy ustedes con algn pensamiento morboso o con algn pensamiento codicioso, o con el orgullo, o con el insultador, o con alguna preocupacin, con alguna deuda, etc., etc., etc.? Estn ustedes seguros de eso?

    Qu hicieron en el da de hoy? Ya se dieron cuenta del nivel del Ser en que se encuentran? Pasaron a un nivel del Ser superior o se quedaron donde estaban?... Qu hicieron, a qu se dedicaron en el da de hoy, mis queridos hermanos? Creen ustedes acaso que es posible pasar a un nivel del Ser superior si no eliminramos determinados defectos psicolgicos? O es que estn ustedes acaso contentos con ese nivel del Ser en el que actualmente se encuentran?...

    El Quinto Evangelio La Destruccin de Nuestra Herencia Lunar.

    En la senda vertical estn los distintos niveles del Ser; cuando uno comienza a trabajar sobre s mismo para eliminar tal o cual defecto psicolgico indubitablemente entra de hecho y por derecho propio en un nivel superior del Ser...

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    EL CAMINO ANTIGUAMENTE Y AHORA

    Es evidente que debido a la universalidad de los Sagrados Misterios que han de conducir al hombre a la liberacin final estos han florecido en todas las pocas que ha vivido este planeta.

    En tiempos ya pasados a nadie se le entregaba este conocimiento si previamente no demostraba gran anhelo por liberarse, extremado valor para afrontar las adversidades, y profundo respeto por esas enseanzas y tesoros todava para l secretos.

    A fin de orientar a nuestros queridos lectores quiero verter en estas pginas algunos recuerdos de pocas ancestrales...

    Si dijera pblicamente que yo recuerdo perfectamente mis existen-cias anteriores quizs causara mofa entre los doctores de la razn. Pero haciendo honor a la verdad he de decirles a ustedes que ni a nosotros ni a la ciencia importa esta risa irnica. Con justa razn deca Vctor Hugo: el que re de lo que desconoce est en camino de ser idiota.

    Dar fe de todo aquello que realmente hemos experimentado directa-mente es un deber para con nuestros semejantes, y ese es nuestro nico propsito.

    Mi caso, francamente, no es el nico. Otras personas tambin re-cuerdan sus existencias con claridad. Para nosotros la reencarnacin es un hecho, y no meras conjeturas de la mente...

    Pues bien, deben saber ustedes que yo estuve reencarnado en la tierra sagrada de los Faraones durante la dinasta del faran Kefrn.

    Conoc a fondo los antiguos Misterios del Egipto secreto, y en verdad digo que jams he podido olvidarlos.

    Una tarde cualquiera, no importa cual, caminando lentamente por las arenas del desierto bajo los ardientes rayos del sol tropical, atraves silente como un sonmbulo una calle misteriosa de esfinges milenarias, ante la mirada extica de una tribu nmada que desde sus tiendas me observaba.

    A la sombra de una antiqusima pirmide hube de acercarme un momento para descansar brevemente y arreglar con paciencia las correas de una de mis sandalias.

  • 6

    Despus, diligente, busqu con ansia la augusta entrada; anhelaba retornar al camino recto.

    El guardin, como siempre, estaba en el umbral del misterio. Im-posible olvidar aquella figura hiertica de rostro de bronce y salientes pmulos.

    Este hombre era un coloso... En su diestra empuaba con herosmo la terrible espada, su continente era todo formidable, y no hay duda de que usaba con pleno derecho el mandil masnico.

    El interrogatorio fue muy severo:Quin eres?Soy un suplicante que vengo ciego en busca de la luz.Qu deseas?Luz. (Muy largo sera transcribir aqu, dentro del marco de este

    captulo, todo el ya consabido examen verbal).Despus, en forma que yo califico de violenta, se me despoj de todo

    objeto metlico y hasta de las sandalias y de la tnica.Lo ms interesante fue aquel instante en que aquel hombre hercleo

    me tom por la mano para meterme dentro del santuario; inolvidables fueron aquellos instantes en que la pesada puerta gir sobre sus goznes de acero produciendo eso do misterioso del viejo Egipto.

    Lo que sucedi despus: el encuentro macabro con el hermano te-rrible, las pruebas de fuego, aire, agua y tierra... puede ser encontrado por cualquier iluminado en las memorias de la Naturaleza.

    En la prueba de fuego hube de controlarme a m mismo lo mejor que pude cuando atraves un saln en llamas; el piso aquel estaba lleno de vigas de acero encendidas al rojo vivo. Muy estrecho era el paso entre aquellos tirantes de hierro ardiente, apenas s haba espacio para poner los pies. Por aquellos tiempos muchos aspirantes perecieron en este esfuerzo.

    Todava recuerdo con horror aquella argolla de acero enclavada en la roca, al fondo slo se vea tenebroso el horrible precipicio. Sin embargo sal victorioso en la prueba de aire. All donde otros perecieron yo triunf.

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    Quien quiera descubrir ese punto misterioso debe buscarlo aqu y ahora dentro de s mismo, exactamente en este instante, ni un segundo adelante, ni un segundo atrs...

    Los dos palos, vertical y horizontal, de la santa cruz se encuentran en ese punto...

    Cada instante el ser humano se debate entre dos caminos: el hori-zontal y el vertical. Es evidente que el horizontal no es difcil de vivir; igual que un madero sin esfuerzo es arrastrado por la aguas de un ro as el hombre de la horizontal es arrastrado por la vida. El vertical, sin embargo, implica grandes esfuerzos, hay que nadar contra la corriente; en el vertical encontramos al hombre que piensa, siente y acta rectamente, y nadie podra negar que esto no resulta nada fcil.

    Nos encontramos en este mismo momento ante dos alternativas. Si observamos atentamente cualquier instante de nuestra vida captaremos siempre algo que desea vivir por vivir, sin ningn sentido trascendente; opuestamente, seguro que tambin encontramos alguna inquietud, un hermoso anhelo, una chispa de ilusin por llevar una vida ms profun-da, ms seria, definitiva para despertar a la Gran Realidad que todo lo sustenta.

    Amable lector, nos encontramos, pues, en una gran encrucijada... Filosficamente lo diramos as: Ser o no ser, he ah el dilema...

  • 18

    Necesitamos ser sinceros consigo mismos, necesitamos hacerle la diseccin al M mismo, al S mismo, al Yo mismo, es decir, a todo ese conjunto de elementos indeseables que cargamos en nuestro inte-rior: Ira, Codicia, Lujuria, Envidia, Orgullo, Pereza, Gula, etc., etc., etc.

    Fcilmente se admite que tenemos un cuerpo fsico, provisto de rganos, mas pocos comprenden de verdad que tenemos una psicologa particular. Cuando uno entiende que tiene una psicologa comienza a trabajar sobre s mismo, aqu y ahora; cuando uno comprende que tiene una psicologa empieza con el proceso de la autoobservacin psicol-gica.

    Quien empieza a observarse a s mismo se convierte de hecho en un individuo diferente, distinto a todos, completamente distinto. Mas las gentes tienen tendencia a admitir solamente la cuestin fsica, lo tridimensional, el cuerpo denso, porque lo pueden ver, or, tocar y pal-par; pocos en verdad son aquellos que sinceramente aceptan tener una psicologa de tipo bien particular. Cuando alguien lo acepta, de hecho comienza a observarse, y esto lo vuelve algo diferente ante el prjimo. Observarse para conocerse es trascendental, definitivo...

    Cuando uno se conoce a s mismo profundamente conoce los se-cretos del Universo entero; en la senda vertical nos proponemos ante todo conocernos a s mismos, porque solo conocindonos a s mismos conoceremos los misterios del Universo que nos rodea.

    En la senda vertical, querido lector, tenemos que hacer un inven-tario psicolgico de s mismos para saber cunto tenemos y cunto nos falta. Hay mucho en nosotros que debemos eliminar: muchos errores, muchos vicios, muchos defectos; y tambin hay mucho que debemos conquistar: muchas facultades, muchas virtudes.

    Es ostensible, y cualquiera lo puede comprender, que las dos lneas horizontal y vertical se encuentran de momento en momento en nues-tro interior psicolgico y forman cruz...

    Dentro de nosotros mismos existe un punto matemtico... No se encuentra en el pasado, tampoco en el futuro...

    7

    Han pasado muchos siglos y todava no he podido olvidar, a pesar del polvo de tantos aos, aquellos cocodrilos sagrados del lago; si no hu-biera sido por las conjuraciones mgicas habra sido devorado por esos reptiles, como le sucedi a muchos aspirantes.

    Innumerables desdichados fueron triturados y quebrantados por las rocas en la prueba de tierra, mas yo triunf, y vi con indiferencia dos moles que amenazaban mi existencia cerrndose sobre m como para reducirme a polvareda csmica.

    Ciertamente, yo no soy ms que un msero gusano del lodo de la tierra, pero sal victorioso.

    As en verdad fue como retorn al sendero de la Revolucin de la Conciencia despus de haber sufrido mucho.

    Fui recibido en el Colegio Inicitico, se me visti solemnemente con la tnica de lino blanco de los Sacerdotes de Isis, y en el pecho se me coloc la cruz Tau egipcia.

    Todas estas pruebas iniciticas eran realmente un filtro. Atrs queda-ban siempre los miedosos y curiosos. Las enseanzas que iba a recibir el aspirante eran demasiado valiosas como para que alguien las profanara. No podan permitir los sabios de aquellos templos que se vulgarizara o tergiversara el sagrado Misterio del Ser. Solo el valor y el corazn sincero triunfaba en estas pruebas.

    Hoy en da las pruebas han cambiado. Ya no se pasan en el mundo fsico. La forma, y no el fondo, se ha modificado. Los tiempos en que vi-vimos as lo requieren.

    Siendo la misma Enseanza, la eterna Gnosis que se entreg en todos los Templos y Escuelas Iniciticas, actualmente el filtro para conocerla no son ya las cuatro pruebas de la Naturaleza del antiguo Egipto, u otras pruebas que han tenido benemritas instituciones; el filtro es la misma marabunta de filosofas y credos que poseen sendas escuelas y que con-funden en extremo al que sincero busca el camino hacia la Luz.

    Para el navegante inexperto, en la oscuridad de la noche, no le re-sulta nada fcil encontrar entre las estrellas aquella que seala el norte...

  • 8

    Amigo lector, llegado este punto slo podemos decirle una cosa: in-vestigue, compruebe y verifique los postulados gnsticos. No se conforme con creer o no creer. Esta Enseanza le proporcionar todas las claves y prcticas para que por usted mismo la corrobore. Slo as podr saber con acierto si la Gnosis es una teora ms o realmente es ese mapa del Camino que ha de conducirnos a la Gran Realidad que todo lo sustenta...

    17

    Ha llegado la hora del Superhombre; el animal intelectual real-mente no es ms que un puente tendido entre el animal inferior y el Superhombre. Nosotros necesitamos convertirnos en verdaderos reyes de la Creacin, en amos de s mismos, en seores de todo lo que es, de todo lo que ha sido, de todo lo que ser...

    Urge un cambio, una transformacin total; urge salir cuanto antes de este breal, de este caos en que nos encontramos, en que nos deba-timos miserablemente.

    Las leyes de la Tierra jams podran brindarnos a nosotros la paz, las leyes de la Tierra nunca podran brindarnos la autntica felicidad que transforma radicalmente, las leyes de la Tierra no podran brindar-nos nunca la libertad.

    As, pues, es urgente meternos por el camino vertical que llevamos dentro de nosotros mismos, aqu y ahora; ha llegado la hora de la gran revolucin, de la revolucin psicolgica, de la revolucin en marcha, de la revolucin que ha de conducirnos hacia el Superhombre...

    Amigos, reflexionemos sobre el Superhombre... Es extraordinario entrar por la senda vertical revolucionaria que ha de conducirnos inevi-tablemente a la liberacin final.

    Quin es feliz por estos tiempos? No lo somos, y no lo seremos nunca si no nos dedicamos a recorrer con firmeza la senda vertical; no seremos felices mientras no lleguemos a la altura del Superhombre, no seremos felices en tanto no liberemos la Conciencia del fango doloroso de este mundo; no seremos felices en tanto no experimentemos eso que es lo Real, eso que no es del tiempo, eso que es la Verdad...

    En la senda vertical est la Revolucin de la Conciencia; cuando uno admite que tiene una psicologa propia, indubitablemente comien-za a trabajar sobre s mismo, entonces es obvio que entra por la senda vertical.

    Somos un verdadero enigma para nosotros mismos, un enigma que hay que descifrar, un enigma que hay que resolver, un enigma que hay que quebrantar. No nos conocemos, lamentablemente, aunque creemos que s nos conocemos.

  • 16

    vanos placeres de la vida, licores, fornicaciones, adulterios, etc.; en la horizontal est la lucha por el pan de cada da, la lucha por no morir, por existir bajo la luz del sol; en la horizontal estn todos esos sufrimientos ntimos de la vida prctica, del hogar, de la calle, de la oficina, etc.; nada maravilloso puede ofrecernos la lnea horizontal...

    Mas existe otra lnea diferente; nos referimos a la vertical. En esta vertical extraordinaria, en esta escalera maravillosa, estn los distintos niveles del Ser, estn los poderes trascendentales y trascendentes del nti-mo; en la vertical estn los poderes esotricos, los poderes que divinizan, la Revolucin de la Conciencia, etc.

    Con las fuerzas de la vertical podemos nosotros influir decididamen-te sobre los aspectos horizontales de la vida prctica, podemos cambiar totalmente nuestro propio destino, hacer de nuestra vida algo diferente, algo distinto, pasar a ser algo totalmente distinto a lo que hemos sido, a lo que somos, a lo que hemos conocido en esta amarga existencia.

    Es, pues, la vertical, maravillosa, revolucionaria por naturaleza; pero se necesita tener un poquito de inquietudes.

    Ante todo nos preguntamos y preguntamos con ello a nuestro caro lector: estamos acaso contentos con lo que somos?, quin se siente feliz en el sentido ms completo de la palabra?, quin se siente realmente dichoso?

    Debemos ser sinceros: ninguno de nosotros puede decir que se halla en un oasis de bienaventuranza; tenemos inquietudes terribles, sinsabores, ansiedades, amarguras, sufrimos mucho, y nuestro corazn palpita con intensidad tremenda...

    Necesitamos salir de este fango en que nos encontramos. Necesita-mos, de verdad, cambiar radicalmente, y esto solamente sera posible si nosotros apelamos a los poderes trascendentales de la vertical.

    Cuando uno que marcha por la horizontal se acuerda de s mismo, de su propio Ser (su realidad ntima), cuando uno se pregunta: quin soy?, de dnde vengo?, para dnde voy?, cul es el objeto de la existencia?, indubitablemente entra por la senda vertical, la senda de la Revolucin de la Conciencia, la senda que conduce al Superhombre.

    9

    LA VIDA RUTINARIA

    Es indispensable saber de dnde venimos, para dnde vamos, por qu estamos aqu y para qu. Vivir por vivir, comer para existir, trabajar para comer, no puede ser en verdad el nico objeto de la vida. Indubitablemente tenemos que resolver el enigma de nuestra existencia, tenemos que entender el sentido de la vida...

    As que ha llegado la hora de saber quines somos. El cuerpo fsico no es todo; ver el organismo humano de cualquier persona no es haber conocido en verdad al Ser.

    El Quinto Evangelio En Busca de Nuestra Realidad.

    Aunque parezca increble es muy cierto y de toda verdad que esta tan cacareada civilizacin moderna es espantosamente fea, no rene las caractersticas trascendentales del sentido esttico, est desprovista de belleza interior.

    Es mucho lo que presumimos con esos horripilantes edificios de siempre que parecen verdaderas ratoneras.

    El mundo se ha vuelto tremendamente aburridor, las mismas calles de siempre y las viviendas horripilantes por doquier.

    Todo esto se ha tornado cansn, en el norte y en el sur, en el este y en el oeste del mundo.

    Es el mismo uniforme de siempre, horripilante, nauseabundo, estril. Modernismo!, exclaman las multitudes.

    Parecemos verdaderos pavos vanidosos con el traje que cargamos y con los zapatos muy brillantes, aunque por aqu, por all y acull circulen millones de infelices hambrientos, desnutridos, miserables.

    La sencillez y belleza natural, espontnea, ingenua, desprovista de artificios y pinturas vanidosas ha desaparecido en el sexo femenino. Ahora somos modernos, as es la vida.

  • 10

    Las gentes se han vuelto espantosamente crueles; la caridad se ha resfriado, ya nadie se apiada de nadie.

    Las vitrinas o aparadores de los lujosos almacenes resplandecen con lujosas mercaderas que, definitivamente, estn fuera del alcance de los infelices.

    Lo nico que pueden hacer los parias de la vida es contemplar sedas y joyas, perfumes de lujosos frascos y paraguas para los aguaceros; ver sin poder tocar, suplicio semejante al del tntalo.

    Las gentes de estos tiempos modernos se han tornado demasiado groseras: el perfume de la amistad y la fragancia de la sinceridad han desaparecido radicalmente.

    Gimen las muchedumbres sobrecargadas de impuestos. Todo el mundo est en problemas; nos deben y debemos, nos enjuician y no tenemos con qu pagar. Las preocupaciones despedazan cerebros, nadie vive tranquilo.

    Los burcratas con la curva de la felicidad en sus vientres y un buen cigarro en la boca en el que psicolgicamente se apoyan juegan malabares polticos con la mente sin importarles un comino el dolor de los pueblos.

    Nadie es feliz por estos tiempos, y menos la clase media; esta se encuentra entre la espada y la pared.

    Ricos y pobres, creyentes y descredos, comerciantes y mendigos, zapateros y hojalateros viven porque tienen que vivir, ahogan en vino sus torturas y hasta se convierten en drogadictos para escapar de s mismos.

    Las gentes se tornaron maliciosas, recelosas, desconfiadas, astutas, perversas; ya nadie cree en nadie; se inventan diariamente nuevas condi-ciones, certificados, cortapisas de todo gnero, documentos, credenciales, etc., y de todas maneras nada de eso sirve ya, los astutos se burlan de todas estas tonteras: no pagan, esquivan la ley, aunque les toque ir con sus huesos a la crcel.

    Ningn empleo da felicidad, el sentido del verdadero amor se ha perdido, y las gentes se casan hoy y se divorcian maana.

    15

    CONCLUSIN: LAS DOS LNEAS DE LA VIDA

    Nos hallamos, pues, de instante en instante ante dos caminos: el hori-zontal y el vertical...

    Es ostensible que el horizontal es muy cursi; por l andan Vicente y toda la gente, Villegas y todo el que llega, Don Raimundo y todo el mundo...

    Es evidente que el vertical es diferente; es el camino de los rebeldes inte-ligentes, el de los revolucionarios...

    Cuando uno se acuerda de s mismo, cuando trabaja sobre s mismo, cuando no se identi ca con todos los problemas y penas de la vida, de hecho va por la senda vertical...

    Psicologa Revolucionaria

    Cul es el objeto real de nuestra existencia? Para qu estamos aqu? Por qu? Esto es algo que debemos dilucidar con claridad meridia-na, esto es algo que debemos sopesar, analizar, enjuiciar serenamente...

    Vivimos en el mundo, con qu objeto? Sufrimos lo indecible, para qu? Luchamos por conseguir eso que se llama pan, abrigo y refugio, y despus de todo qu? En qu quedan todos nuestros esfuerzos? Vi-vir por vivir, trabajar para vivir y luego morir es algo maravilloso? En verdad amigos que se hace necesario comprender el sentido de nuestra existencia, el sentido del vivir.

    Hay dos lneas en la vida, la una podramos llamarla horizontal, la otra vertical, y forman cruz dentro de nosotros mismos, aqu y ahora, ni un segundo ms adelante, ni un segundo ms atrs. Necesitamos objeti-vizar un poco estas dos lneas.

    La horizontal comienza con el nacimiento y termina con la muerte; ante cada cuna existe la perspectiva de un sepulcro; todo lo que nace debe morir... En la horizontal estn todos los procesos del nacer, crecer, reproducirse, envejecer y luego morir; en la horizontal estn todos los

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    Desafortunadamente, las gentes tienen el centro magntico de gra-vedad en la personalidad, en el caf, en la cantina, en los negocios del banco, en la casa de citas o en la plaza de mercado, etc.

    Obviamente, todas estas son las cosas de la personalidad, y el centro magntico de la misma atrae todas estas cosas; esto es incontrovertible, y cualquier persona que tenga sentido comn puede verificarlo por s misma y en forma directa.

    Desgraciadamente, al leer todo esto, los bribones del intelecto, acos-tumbrados a discutir demasiado o a callar con un orgullo insoportable, prefieren tirar el libro con desdn y leer el peridico.

    Unos cuantos sorbos de buen caf y la crnica del da resultan mag-nfico alimento para los mamferos racionales.

    Sin embargo, ellos se sienten muy serios; indubitablemente, sus propias sabihondeces los tienen alucinados, y estas cosas de tipo solar aqu escritas les molestan demasiado. No hay duda de que los ojos bo-hemios de los homnculos de la razn no se atreveran a continuar con estos estudios...

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    La unidad de los hogares se ha perdido lamentablemente, la ver-genza orgnica ya no existe, el lesbianismo y el homosexualismo se han vuelto ms comunes que lavarse las manos.

    Saber algo sobre nosotros mismos, tratar de conocer la causa de tanta podredumbre, inquirir, buscar, es ciertamente lo que nos propone-mos en la Gnosis.

    INQUIETUDES

    Es evidente que a toda esa vida rutinaria y cruel, llena de sufrimien-tos y sinsabores, hay que aadir la gran frialdad entre las gentes; es el fro de lo que no tiene importancia, de lo superficial.

    Creen las multitudes que importante es lo que no es importante, suponen que la ltima moda, o el coche ltimo modelo, o la cuestin esta del salario fundamental es lo nico serio.

    Llaman serio la crnica del da, la aventura amorosa, la vida seden-taria, la copa de licor, la carrera de caballos, la carrera de automviles, la corrida de toros, el chismorreo, la calumnia, etc.

    Obviamente, cuando el hombre del da o la mujer del saln de be-lleza escuchan algo sobre esoterismo, como quiera que esto no est en sus planes, ni en sus tertulias, ni en sus placeres sexuales, responden con un no s qu de frialdad espantosa, o sencillamente retuercen la boca, levantan los hombros y se retiran con indiferencia.

    Esta apata psicolgica, esa frialdad que espanta, tiene dos basa-mentos: primero, la ignorancia ms tremenda; segundo, la ausencia ms absoluta de inquietudes espirituales.

    Falta un contacto, un choque elctrico; nadie lo dio en la tienda, tampoco entre lo que se crea serio, ni mucho menos en los placeres de la cama.

    Si alguien fuera capaz de darle al fro imbcil o a la superficial mu-jercita el toque elctrico del momento, el chispazo del corazn, alguna reminiscencia extraa, un no s qu demasiado ntimo, tal vez entonces todo sera distinto.

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    Mas algo desplaza a la vocecilla secreta, a la primera corazonada, al anhelo ntimo; posiblemente una tontera: el hermoso sombrero de alguna vitrina o aparador, el dulce ms exquisito de un restaurante, el encuentro de un amigo que ms tarde no tiene para nosotros ninguna importancia, etc.

    Tonteras, necedades que no siendo trascendentales s tienen fuer-za en un instante dado como para apagar la primera inquietud espiri-tual, el ntimo anhelo, la insignificante chispa de luz, la corazonada que sin saber por qu nos inquiet por un momento.

    Si esos que hoy son cadveres vivientes, fros noctmbulos del club o sencillamente vendedores de paraguas en el almacn de la calle real no hubieran sofocado la primera inquietud ntima, seran en este momento luminarias del espritu, adeptos de la luz, hombres autnticos en el sentido ms completo de la palabra.

    El chispazo, la corazonada, un suspiro misterioso, un no s qu, fue sentido alguna vez por el carnicero de la esquina, por el engrasador de calzado o por el doctor de primera magnitud, mas todo fue en vano. Las necedades de la personalidad siempre apagan el primer chispazo de la luz; despus prosigue el fro de la ms espantosa indiferencia.

    Incuestionablemente, a las gentes se las traga la luna tarde o tem-prano; esta verdad resulta incontrovertible.

    No hay nadie que en la vida no haya sentido alguna vez una cora-zonada, una extraa inquietud; desgraciadamente, cualquier cosa de la personalidad, por tonta que esta sea, es suficiente como para reducir a polvareda csmica eso que en el silencio de la noche nos conmovi por un momento.

    La luna gana siempre estas batallas, ella se alimenta, se nutre pre-cisamente con nuestras debilidades.

    La luna es terriblemente mecanicista; el humanoide lunar, despro-visto por completo de toda inquietud solar, es incoherente y se mueve en el mundo de sus sueos.

    Si alguien hiciera lo que nadie hace, esto es, avivar la ntima in-quietud surgida tal vez en el misterio de alguna noche, no hay duda de

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    que a la larga se asimilara la inteligencia solar y se convertira por tal motivo en Hombre Solar.

    Eso es, precisamente, lo que el sol quiere, pero a estas sombras lunares tan fras, apticas e indiferentes siempre se las traga la luna; despus viene la igualacin de la muerte.

    La muerte iguala todo. Cualquier cadver viviente desprovisto de inquietudes solares degenera terriblemente en forma progresiva hasta que la luna lo devora.

    El sol quiere crear hombres, est haciendo ese ensayo en el labo-ratorio de la Naturaleza; desgraciadamente, tal experimento no le ha dado muy buenos resultados, la luna se traga a la gente.

    Sin embargo, esto que estamos diciendo no le interesa a nadie, mucho menos a los ignorantes ilustrados; ellos se sienten la mam de los pollitos o el pap de Tarzn.

    El sol ha depositado dentro de las glndulas sexuales del animal intelectual equivocadamente llamado hombre ciertos grmenes solares que, convenientemente desarrollados, podran transformarnos en hom-bres autnticos.

    Empero el experimento solar resulta espantosamente difcil debido precisamente al fro lunar.

    Las gentes no quieren cooperar con el sol, y por tal motivo a la larga los grmenes solares involucionan, degeneran y se pierden la-mentablemente.

    La clavcula maestra de la obra del sol est en la disolucin de los elementos indeseables que llevamos dentro.

    Cuando una raza humana pierde todo inters por las ideas solares el sol la destruye porque no le sirve ya para su experimento.

    Como quiera que esta raza actual se ha vuelto insoportablemente lunar, terriblemente superficial y mecanicista, ya no sirve para el ex-perimento solar, motivo ms que suficiente por el cual ser destruida.

    Para que haya inquietud espiritual continua se requiere pasar el centro magntico de gravedad a la Esencia, a la Conciencia...