a una situación política que se traducía en la

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Entre finales de los años sesenta y principios de los setenta, como respuesta a la falta de ser-vicios en los barrios obreros y como reacción a una situación política que se traducía en la ausencia de derechos fundamentales, van apa-reciendo, en el único resquicio legal posible en aquella época, las que se conocieron como Asociaciones de Cabezas de Familia, que en la práctica constituyeron el germen de las Aso-ciaciones de Vecinos que se extendieron por todos los barrios de Zaragoza. La lucha de los movimientos vecinales desde su creación siempre se ha dirigido a conseguir mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Organiza: Sociedad Municipal Zaragoza Cultural y Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ)

Produce: Centro de Historias

Diseño gráfico: Víctor GomollónAudiovisuales: Pablo H. (www. spartak.es)Montaje: Brigadas Municipales de Arquitectura

D.L. Z-759-2013

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azotaron de forma violenta a las familias de nuestros barrios, y no es por casualidad que las AAVV desta-caran en su lucha contra la droga o que la FABZ gestionara duran-te años un Centro de Atención a las Drogodependencias.

La Asociación del Picarral mantuvo en los años setenta, hasta que lo logró, su lucha por la eliminación del paso de los tanques y convoyes militares por el barrio.

El movimiento vecinal siempre ha sido sensible hacia los movimientos pacifistas y antimilitaristas.

El movimiento vecinal, contando siempre con sus ba-ses, se ha ido adaptando a las realidades cambiantes exigiendo los derechos políticos y civiles más bási-cos en su origen, luchando por una vivienda digna, reclamando servicios y equipamientos públicos de calidad esenciales para los barrios (colegios, centros de salud, deportivos, culturales, asistenciales...), rei-vindicando la mejora de espacios públicos (la calle, la plaza, el parque), o una movilidad equilibrada y sostenible, y en definitiva, demandando a lo largo de todos estos años un papel activo en la definición de la ciudad y proponiendo alternativas constructivas para hacer de Zaragoza un digno espacio de convi-vencia en condiciones de igualdad.

La lucha por estos derechos ha ido evolucionando a lo largo de estos años adaptándose a los cambios económicos, sociales y políticos,

y en la medida en que los objetivos planteados se iban conquistando.

La defensa de los derechos sociales y políticos ha sido una constante de las Asociaciones de Vecinos que constituyeron la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza. Lo fue desde su nacimiento, en plena dictadura franquista, cuando a las consignas de Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía, que exigían todas las organizaciones democráticas, las Asociaciones de Barrios de Zaragoza añadieron Elecciones Municipales Democráticas y Comisión de Control Municipal.

La crisis de los ochenta trajo consigo fenóme-nos de exclusión social y marginación no ya vinculados solo al dualismo trabajo-paro sino a la desigual integración en la sociedad del cono-cimiento, a la vejez, a la desestructuración fami-liar, al fracaso escolar. Los efectos de la droga

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Vecinos y vecinas de Valdefierro, tras un acciden-te por la rotura de los frenos de un viejo auto-bús que bajaba al centro, inician una campaña por la mejora del servicio de transporte público que desemboca el 16 de marzo de 1974 en un enfrentamiento con la fuerza pública: 15 grises heridos y 4 vecinos detenidos.

El malestar se extiende rápidamente al resto de barrios, se crean Comisiones de Transpor-te en las asociaciones y nace la Coordinadora de Transporte con una tabla reivindicativa co-mún. Es la primera acción coordinada del mo-vimiento vecinal.

Un recorrido por la historia reciente de Zaragoza nos ayuda a entender el dinamismo de las ciudades, su continua transformación y el protagonismo de los movimientos sociales en su actual configuración. Un protagonismo casi olvidado, que habla de la falta de memoria por unos hechos todavía recientes y de la necesidad de su recuperación.

El urbanismo ha sido una preocupación histórica del movimiento vecinal. Fue el origen de movili-zaciones vecinales para reivindicar asuntos tan ele-mentales como el asfaltado de calles, la cubrición de acequias, la instalación de alumbrado, etc., todos ellos sentidos como necesarios por vecinos y vecinas. Destaca la supresión de las contri-buciones especiales, que obligaban a pagar por la urbanización de las calles, fruto de la presión vecinal.

La lucha vecinal contra la especulación urba-nística ha sido una constante hasta nuestros días, impidiendo o reduciendo la edificación de viviendas en solares vacíos necesarios para ubicar en ellos servicios y equipamientos ne-cesarios (escuelas y guarderías, centros cul-turales y cívicos, parques y zonas verdes y de recreo, residencias de ancianos y centros de día, centros de salud, etc.), alegando y ha-

ciendo propuestas a incluir en los diversos planes de ordenación urbana.

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En una Zaragoza sin parques ni equipamientos públicos, su consecución fue decisi-va para mejorar la calidad de vida de los barrios. Unos barrios que habían crecido en aglomeración de calles y bloques de viviendas, por lo que los parques se situaron en los pocos espacios libres que quedaban. También se aprovechó para situar los equi-pamientos en esos mismos espacios, con lo que se consiguieron unos parques equi-pados que se han convertido en los elementos de centralidad de muchos barrios.

¿Podríamos imaginar nuestros barrios y nuestra ciudad sin parques como el del Ba-rrio Oliver, el Jardín de la Memoria, Delicias, Torrerramona, Sedetania, Plaza Ma-yor, La Granja,…?

Son innumerables los parques y espacios verdes, de los que Za-ragoza como ciudad se enorgu-llece, que deben su existencia al movimiento vecinal que ha luchado y sigue luchando por mejorar sus barrios y las condi-ciones de vida de sus vecinos y vecinas.

Las AAVV siempre han tenido en los intereses generales de sus barrios el objetivo fundamental, pero ello no ha impedido mostrar su sensibilidad y solidaridad con ca-sos individuales concretos con especiales dificultades.

Si desde sus orígenes el movimiento vecinal apoyó activamente la integración social de las mujeres (Comisiones de Mujer en los barrios, Educación de Adultos, guarde-rías,…) y posteriormente lo hizo con los jóvenes (Talleres Ocupacionales y empresas de inserción, programas de prevención de drogadicciones, Casas de Juventud, Cen-tros de Tiempo Libre,...) desde que la población inmigrante comenzó a ser significa-tiva también se ha trabajado por lograr su integración en nuestros barrios.

La Granja

Parque Oliver

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En los años setenta muchas zonas de la periferia urbana estaban ocupadas por empresas siderúr-gicas o químicas de costoso traslado a los nuevos polígonos creados por los Planes de Desarrollo del tardofranquismo. Como consecuencia de la emi-gración rural de los años sesenta, en el entorno de

estas industrias se crearon hacinados barrios obreros compuestos de bloques verticales junto a las parcelas tradicionales. Las zonas del Pica-rral y La Química eran de las más afectadas. Es-tas grandes industrias, además de contaminar, suponían un peligro de accidentes y molestias y constituían un obstáculo para el desarrollo urbanístico al servicio del pueblo.

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Una de las primeras propuestas del primer secretariado de la FABZ fue recuperar la Cinco-marzada, una fiesta popular que se celebraba en la Arboleda de Macanaz, prohibida desde la Guerra Civil, y que rememoraba la acción de la ciudadanía en defensa del orden consti-tucional vigente cuando en 1838 las tropas carlistas amenazaron la ciudad.

El despertar cultural masivo de Zaragoza a una cultura abierta y libre, crítica y cosmopoli-ta, tuvo lugar a principios de los años setenta y en ese despertar tuvieron un protagonismo especial las «Asociaciones de Cabezas de Familia» (posteriormente democratizadas en Asociaciones de Vecinos). Bajo las restrictivas condiciones impuestas por el franquismo,

quienes luchaban por mejorar las más elementales condiciones de vida de sus convecinos vie-ron inmediatamente la impor-tancia que en esa mejora tenía el disfrute de actividades cultu-rales, que además de enriquecer la vida cotidiana nos ampliarían perspectivas intelectuales y mo-rales y nos dotarían de mejores herramientas críticas.

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La Federación de Barrios ha reclamado presupuestos participativos, la recuperación de la democracia local a través de mecanismos eficaces de fomento de la participación ciu-dadana, un Reglamento de Participación Ciudadana que se cumpla y Juntas de Distrito y Vecinales que acerquen la gestión municipal a los barrios y atiendan sus demandas.

LA CALLE DE TODOS ha querido ser un medio de co-municación al servicio de esa participación ciudadana. Como órgano de expresión de la Federación de Barrios, LA CALLE nació para informar de las actividades, deba-tes y propuestas que surgen en el seno de las asociaciones de vecinos. Sin embargo, desde aquellos primeros mo-mentos, y como corresponde al carácter abierto y plural del movimiento vecinal, LA CALLE quiso ser una revista abierta a todos los sectores y movimientos sociales, y a todas las inquietudes políticas, sociales y culturales de los vecinos y vecinas de la ciudad.

A finales de noviembre de 1978 nace la Federación de Asociaciones de Barrios de Zara-goza «Saracosta», como respuesta a la necesidad de contar con una entidad independien-te en la que libremente pudieran trabajar de forma coordinada las Asociaciones de Cabe-zas de Familia, lejos de la clandestinidad y el control franquista que desde su nacimiento el Gobierno Civil trató, sin éxito, de ejercer sobre ellas.

En estos 35 años la FABZ, reflejo del propio movimiento vecinal, ha venido evolucio-nando y adaptándose a los tiempos. Sin olvidar sus orígenes, reivindicando en la calle cuando ha sido preciso, la FABZ gracias a las AAVV que la conforman se ha consolidado como interlocutor y representante de éstas y se ha mantenido como un espacio de convi-vencia y de participación de los vecinos y vecinas de Zaragoza.

Desde la Federación de Barrios se ha trabajado en Proyectos de diferente índole social pegados a la realidad, y se sigue en la misma línea de dar respuestas cercanas a las nece-sidades actuales.

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Centro de HistoriasDirección: Plaza San Agustin, 2 - 50002 Zaragoza

Tel: 976 72 18 85 - Fax: 976 72 36 79Mail: [email protected]

Horario:De martes a sábado de 10 a 14:00 y de 17:00 a 21:00 h

Domingos y festivos de 10:00 a 14:30 h