a rostro oculto nº6
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Número 6 de la revista A Rostro Oculto. Publicación independiente de cultura y opinión pública.TRANSCRIPT
Revista cultural y de expresión pública. Año 1
Atardecer. Alejandra Koraki
A nuestros apreciables lectores y colaboradores, los
invitamos a dar vida y crecimiento a este proyecto,
quedando a disposición los siguientes medios de
contacto:
http://issuu.com/ARostroOcultoRevista
https://www.facebook.com/groups/a.rostro.oculto/
Somos voz sin censura, imagen que detalla el universo.
Somos A Rostro Oculto.
1 Portada: Alejandra Koraki.
Título: Atardecer (carretera Tepatirlan-Jalisco).
Contraportada: Jesús Hernández.
Título: Volcan Pacaya (Antigua Guatemala).
Índice
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Nota de los editores ………… 1
Introducción Miguel Ángel Dirzo ………… 3
Que ruede el balón, que… Roberto Zarate ………… 5
Saberte mía Sergio Coronel ………… 8
Miradas Yoyita Margarita ………… 9, 15
Corazón en sitio Rubén R L ………… 10
Caminante no hay camino Carlos Salazar ………… 12, 26, 36
Corazón sediento Juan José Enríquez ………… 13
Traición Adriel Morales ………… 14
Violencia Blanca Martínez ………… 16
Tiene un cardo en su nombre AdrianaMartínez ………… 18
Mar Gabriela M. Torres ………… 19
La soledad y la culpa Elizabeth Vázquez ………… 22
El viaje de Mariana (1ª parte) Alejandra Koraki ………… 27
Los Axalapascos Atexcac ………… 32
Estrella fugaz Teresa Bernal ………… 33
Las Horas Pasan Yoyita Margarita ………… 37
Tú lo decides Edson Almendras ………… 40
Letras Sueltas Gabrielle Granados ………… 44
Epitafio 2014 Miguel Dirzo ………… 45
Entre censura, reformas y venta Roberto Zarate ………… 47
Introducción
En A Rostro Oculto seguimos andando, y en este andar
gitano hemos llegado al sexto número, mezclados con
enigma, sensualidad y un espíritu combativo, que no se
rinde, que reclama libertad; libertad para el cuerpo, el
alma y la conciencia.
Seguimos, ebrios de poesía, de letras rebeldes e
imágenes que compilan el universo. Y sin embargo,
todo es distinto, pues el mundo florece entre nuestros
dedos, ebulle desde nuestra mirada, converge entre los
sueños de quienes leen esta publicación, entre los
artesanos de ilusión que colaboran y hacen crecer el
proyecto de una revista popular, de y para los que
creen en la esperanza; en los bienaventurados que
poseen la voluntad de desafiar a la muerte.
En este compendio de esfuerzos, de trincheras y
sentimientos, yacen visiones de futuro y recetas de
cambio; también están, los apabullantes idearios del
amor, la nostalgia y la perversión.
Este número cuenta con la mirada siempre divergente
de Carlos, el misticismo de Alejandra, la crítica de
Roberto, el caleidoscopio de Yoyita y la magia de
Teresa; pero en especial, cuenta con el deseo de
trascender, con el sentimiento de endulzar el espíritu de
nuestros lectores, pues como decía Víctor Jara, “la
tierra es nuestra, tuya y de aquel”, habrá que agregar
que las ilusiones también.
3
Los invitamos ha seguir leyendo tan especial número,
en que el se conjugan nuevas voces llenas de colores.
A Rostro Oculto abre sus páginas en esta ocasión a:
Todas las personas en las que habita un artista plástico
capaz de evocar imágenes proféticas, colores etéreos,
formas propositivas.
A los humoristas de buen ojo, que transcienden gracias
a la crítica aguda y veraz de la vida política del país,
que se hunde en la desmemoria y la vendimia
arrabalera de los políticos inescrupulosos que
gobiernan de manera ineficaz. Absurda y contaminada
es la sangre de la vida política mexicana.
A los poetas y narradores que se constituyen con sus
pulmones veloces y ágiles, de rápido aliento, y de
profundidad intelectual; para así, deconstruir
transitivamente la realidad, no una realidad real, sino,
una realidad fragante en las que nos dejan habitar, tan
gustosamente, con sus letras.
En esta ocasión, A Rostro Oculto se congratula en
reclutar y conjuntar a la génesis del arte y al principio
de la revolución estética en sus páginas. Esperamos,
disfrute el presente número. Esperamos sea de su
agrado, pues este es un espacio para seguir creciendo,
pero en especial, luchando.
Miguel Dirzo, Jesús Hernández
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5
DE TODO Y DE NADA
Roberto Zarate
Que ruede el balón. Que ruede el país
Cuando aparezca esto, el balón mundialista ya llevará
algunos días rodando, y por un mes las televisoras se la
pasarán vendiéndonos por el televisor un exótico recorrido
de lo que es Brasil, una visión paradisiaca y con fines de
atolondramiento acerca de lo que verdaderamente ocurre en
la sede mundialista. Nos contarán historias rosas y de
fantasía acerca de lo que pasa en las calles y las
poblaciones de Brasil, casi casi como novela mexicana con
final feliz y actuaciones de comentaristas y mujeres
exuberantes muy chafas amenizadas por sketch de cómicos
o gente que dice serlo, haciendo actos que rayan en lo
grotesco o en lo burdo, donde se ofende la inteligencia
humana, pero todo sea por hacerle pasar un rato de alegría,
y claro llenarlo de comerciales ofreciéndole productos y
ganar ratings y mantener a un pueblo con «pan y circo»,
pero un circo muy chafa a decir verdad, y unos espectadores
que se conforma con lo más chafa.
Y chance, presente una que otra historia de esas que les
gusta presentar tipo de superación personal, matizada con
un poco de tristeza, maquillada con unas cuantas lagrimitas,
pero no mucha para no poner a reflexionar a la cabeza, si la
cosa es mantener en el olvido lo que acontece por allá, ¿qué
acontece?
Bueno, por un lado, la limpieza de las calles de Brasil de
niños de la calle, pos pa’ que el turismo vea todo bonito y no
se les ensucie la
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pupila al ver fulanos sin casa viviendo en la calle,
produciendo quizás que las fotos que saquen estuvieran
manchadas de alguno de ellos, ¡qué horror! Se imaginan qué
sucediera eso. Mejor los sacan de las calles matándolos,
pues pueden dar una mala imagen de Brasil. El asesinato no,
eso es cosa de todos los días en el mundo, y no pasa nada.
E incluso hay todo un documental titulado: “El precio de la
Copa del Mundo”, abundando más en ello.
Por otra parte, están las tristemente llamadas «niñas-putas
de Brasil», niñas de catorce años o menos, que pululan por
las calles de la sede mundialista a espera de los turista, con
los cuales esperan poder cobrar un poco más de la tarifa
habitual, que les cobraban a los obreros que las buscaban a
la hora de la comida, quienes luego regresar a trabajar a los
estadios para dejarlos listos para la justa mundialista. Y
pareciera que al gobierno del país amazónico; mientras
masacra gente de la calle, perdón, limpia la ciudad de su
basura social, por un lado, permite que sean las niñas las
que acaparen y deleiten al turismo y chance hasta salgan en
varias fotos, esas no opacan los dólares de los visitantes.
Y aunado a eso el gran descontento de sectores sociales,
que siente que se desviaron recursos para el mundial en vez
de destinarlos a cuestiones vitales como salud, educación,
transporte y un largo etc., nada nuevo ni allá ni por acá en
tierra azteca. En donde, antes del mundial los periódicos un
día hablaban de «tragedia nacional», porque un jugador de la
selección se lesionó a unos días del mundial, ¡tragedia
nacional que se venda el país, el petróleo, los recurso
7
naturales, y a los mexicanos se les devalué el peso, eso
sí es: tragedia nacional! Y lo será, pues mientras el balón
rueda por Brasil y los mexicanos rodamos del televisor a
la bebida pasando por la botana y de ahí al Ángel.
Nuestros bien ponderados políticos hacen rodar a México
hacia las manos de los extranjeros, regresando a la
Nación a vivir como en tiempos de caciques, de tiendas
de Wal-Mart, perdón, de Raya, esclavitud y cero
libertades de expresión, de Internet y de privacidad.
Vayámonos de vacaciones al mundial y regresemos
dentro de un mes a la realidad, en donde nuestro país ya
no es nuestro país, y está en venta al mejor postor. Pero
antes de irnos a la fiebre mundialista y acabar de leer, les
dejo unas estrofas que bien quedan, dicen algunos, tanto
en la zona amazónica como a nuestros políticos, dice: ♫
ánimo mi barrio, ánimo delincuencia, ánimo mi sangre,
basta la violencia, ya no más bandera, ánimo
delincuencia… ♫
8
SABERTE MÍA
Sergio Coronel.
Quiero saberte mía
mía en espíritu
mía en alma
la materia es finita, cambiante y corrupta
esa no me importa compartirla,
mientras en nosotros exista
la alquimia álmica y espiritual
de la verdadera pertenencia cósmica
inmutable y traducida en eones,
buscándonos incansables, por mundos,
esferas estelares y abismos crepusculares...
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Alimentando a Pompona. Yoyita Margarita
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CORAZÓN EN SITIO
Rubén RL
No existen coordenadas.
Ni brújula, ni compás, ni mapas
Latitud desconocida.
Grados imprecisos…
Solo atrae el murmullo leve del canto de sirena.
Cinco, diez, mil... queriendo tener un vaso de agua, un
pan, una sombra… desembocan en tu rada generosa.
Ávidos, temerosos, sucios, malandrines, sin patria y sin
bandera, sin saber…
¡ Se creen conquistadores!
No dejan nada, las miradas turbias, no saben dar ni
recibir, arrancan de tu playa un puñado de blanca
arena, que se les escurre entre los dedos.
Batallas sin derecho a habitar tu manto de terciopelo.
Nulos, perezosos.
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Y desembarqué también un día.
Más soy Sabio, Intrépido y Arrojado.
¡ Debo tomar la Plaza Principal ¡
¡Tierra adentro¡
En tus ojos al centro de la tierra voy…
A tomar tu corazón, roca, hielo o desvarío
¡ Adelante mis valientes, franqueando muros y
barreras,
lucha cuerpo a cuerpo descubriendo la luz en las
praderas!
Y cuando la tierra esté sitiada,
ni botín, ni nada.
Ni vencedor, ni vencida.
Ni siquiera recaudador de impuestos.
Ni seréis dueño de la tierra, ni amo, ni señor de nada.
Ni promesa eterna, ni tampoco el hermoso tormento de
una noche entera.
Ni sol, ni luna, ni cielo, ni quimera.
Solo el dulce placer
de un beso
verdadero.
12
CAMINANTE, NO HAY CAMINO …
Carlos Salazar
@Momoztla
Con la prisa cotidiana apuramos nuestros pasos, dejamos
atrás instantes y espacios que pasan desapercibidos a
nuestra mente acelerada ¿De cuánto nos perdemos por
esta prisa? ¡De mucho!
Un poco el
objetivo de
esta serie
es invitarlos
a darse una
pausa de
contemplar
por donde
pasamos,
porque al
andar se
hace
camino.
<Brasil.
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CORAZÓN SEDIENTO
Juan José Enríquez
Arde como bruja
deceso de pensamiento
el sueño desgarra
la piel enmudece y el amor
sepulcro de tu mirada
húmedo desierto
deshoja el alma
busco en mi infierno
fantasma del alba
busco en mi tiempo
en tu lluvia
refugio inerte
aliento de libertad en pena
rastro de abandono
la melodía precisa…
corazón sediento…
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TRAICIÓN
Adriel Ricardo Morales
Qué extraña sensación la que siento;
cuando estas a mi lado el infinito parece tan solo un
ápice,
el fulgor de tu estupor me aclimata en un ambiente
aterrador y sin causa,
tus caricias propician en mí el carmesí de la pasión,
el cual fluye cual río lleno de ternura y amor,
pues los temores de una traición alientan tu exaltación;
las marcas en mi ser rugen ostentando que yo soy tuya,
me protegen del desconocido que pretende cautivarme,
tus amadas desconfianzas vociferan a diestra y
siniestra que me amas con recelo;
tu sexo en el mío, hermosa combinación, tú me gozas y
yo recibo (a cambio) tu lagrima vital,
admirable y blanquecina es tu voluntad, para tu gozo he
nacido y tu servicio es mi misión.
15
< Adoptar un hijo
Caminar en zigzag >
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VIOLENCIA
Blanca Martínez
Desesperanza…
invisible en mi derecho,
gigante en mi obligación y yugo,
ciudadana gigante en tus obligaciones.
Pequeña en tus derechos,
gigante torpe en tus defectos:
loca, tonta
erudita, loca.
Dependencia a un hombre pequeño,
auto… persecución, auto… violencia,
vive en tu cabeza,
hasta que revientes.
Hasta morir como Gregor Samsa,
metamorfosis histórica,
metamorfosis presente,
cien horas a la semana.
Mirando al horizonte,
Sin esperanza?
metamorfosis en la ilusión del futuro…
cautiva en la metamorfosis,
Revienta pues…
ahora solo estréllate en ese vértigo,
sin freno de mano,
estréllate.
Mirando al horizonte,
sin esperanza?
ahora todo es de color olivo,
con diez puertas a la vista.
Sin embargo presa… cautiva,
presa en mi mente,
en mi recuerdo,
presa en la violencia.
Insegura, golpeada,
risible en el recuerdo,
sólo en el recuerdo,
de nuevo en el vacío.
Abandonada a mi suerte,
sola entre las multitudes,
sola, rodeada de animales
hambrientos…
de estafadores, de rufianes.
Soledades compartidas,
de hambre insaciable,
presa de mi propia ruina,
de nuevo cautiva de la violencia.
Sabiendo que nadie puede moverme,
solo yo y yo…,
entonces nadie,
hoy nadie.
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Gira sin control,
ese dolor de cabeza,
esas ganas de llorar,
indicio de que vas a estallar.
Pones una bomba en tu bolsillo derecho
y va a estallar!!!
entonces, recuerdo que tengo las llaves
en el bolsillo izquierdo,
antes, durante y después me aferro a las
llaves,
con los ojos cerrados mientras estalla.
Sabiendo que luego abriré los ojos,
tomaré una llave,
abriré una y otra y otra puerta.
miraré dentro,
Mirando al horizonte,
Sin esperanza?
Ahora todo es de color olivo,
Y de nuevo.
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TIENE UN CARDO EN SU NOMBRE
Adriana Martínez
Y ella rió cuando le dije: «cuidado, tiene un cardo en su
nombre». Que bien podría ser un tipo de enredadera,
ten cuidado, repetí, si te acercas, puede envolverte en
sus ramas verdes y bellas y más aún si te abrazan, ya
que su fresco y delicioso olor a romero, se queda
impregnado en tu cuerpo con un simple roce; que por
las noches, puede llevarte a un sueño profundo y
alucinante; donde sus palabras bellas de amor y
dulzura seguramente te hechizarán y ni hablar de sus
besos, si llegas a probar esos besos, estás perdida,
olvidas la noción del tiempo en esos instantes, vuelas,
te dejas llevar y llevar y cuando despiertas de aquel
sueño, te encuentras con algunas marcas en todo tu
cuerpo, hechas por sus puntiagudas espinas y llega un
momento en que te das cuenta que ya no puedes
moverte, estás en medio de aquella hermosa, adictiva y
aparentemente inofensiva enredadera, por eso te digo:
¡cuidado, tiene un cardo en su nombre!
19
Gabriela M. Torres.
@Khammz
facebook.com/kamileishon
MAR
I
Es el mar
el que dibuja mi silueta en su orilla,
sobre su arena.
Es mar
en que me hundo
y me endulza con su sal.
Es él,
mar que me atrae
y me aleja.
II
He venido a entregarle sueños
a tu oleaje,
que los liberes
y los cuentes en tu arena.
He venido a pintar el sol
de tus tardes tersas,
para ver el horizonte
desvanecerse en tus aguas.
He venido a cubrirme
de tu sal,
de tu arena,
con tu agua,
llevarte en la piel.
20
21
III
No nos dieron el mar
lo hicimos nuestro,
lo bebimos,
nos ahogamos con su sal,
disfrutamos ese sol.
No nos dieron el mar
él nos tomó,
nos escurrió en su arena,
entre sus olas nos lleva,
y en el fondo nos revuelca.
IV
Con el rostro cubierto de sal
se ven alejándose sus aguas,
vuelven
descubriéndonos los pies,
llevándose la arena
que nos sepulta a su llegada.
V
Extrañar lo delicado
con que sus olas recorrían mi espalda
cálida
de pasar la noche sobre su arena.
No quiero una vida
lejos,
añorando su húmeda y fresca brisa,
estremeciéndome.
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Elizabeth Vázquez-Marroquín.
Cuando el hombre se vuelve solitario puede llegar a sumergirse
en la soledad, a veces por elección y otras por circunstancia. El
ser humano suele evitar la soledad para sentirse habitual y no
sentir culpa consigo mismo. Cuando el ser humano no logra
evitar estar solo, puede carcomerle la idea de que pronto
enloquecerá, quizás empezará a contar sus pasos o empezará
a ver formas en el humo de un incienso. Entonces empieza a
quedarse más solo que nunca, se siente sombrío, se siente
distante de todos, incluso a sí mismo.
LA SOLEDAD Y LA CULPA
Últimamente me he sentido muy solo y a la ves un poco
exhausto de sentirme así. Creo que si sigo estando solo,
comenzaré a producirles miedo a los niños de la colonia donde
vivo, quienes seguro me conocen por ser el señor que siempre
anda por ahí, solo. Quizás piensan que soy un enfermo mental.
Cuando eres un niño y ves a alguien siempre tan solitario, te
puede producir escalofríos cada vez que lo observas, así tal
cual, solo. Te imaginas que en su casa tiene una colección de
ranas o de cosas raras y espantosas, pero nunca te imaginas
que tiene una mesa con un lindo mantel, una bandeja con fruta
fresca y en el refrigerador almacena leche, mantequilla y queso.
Claro que siendo un niño la soledad es invisible y nunca te
imaginas que existe alguien que puede acogerla amablemente
y vivir consigo mismo, es más, no te imaginas siquiera que la
soledad existe. No conoces su significado. Algunas veces
deseo volver a ser un niño, ocho años quizás es una buena
edad. Cuando eres un niño, aunque estas solo, nunca se te
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acerca la soledad, y si se atreve hacerlo, sale la pobre
fracasada pues la apartas de inmediato con un juguete, una
bicicleta o un balón. Los juguetes y los personajes
inventados son la mejor compañía para un niño. Sin
embargo, cuando tienes cierta edad ya no existen tales
objetos y puedes verla con mayor claridad para contemplarla
sin temores, y si después de un tiempo sigues igual de solo,
hasta puedes empezar a charlar con ella. La soledad son las
paredes sin cuadros y el piso sin barrer, es escuchar esas
gotas que caen de la vieja regadera del baño como si fueran
un segundero.
No hay sonido que la opaque, la soledad se parece a un
espectro que te habla y no produce sonidos. Así es ella. Así
es la soledad. Suele pasearse justo enfrente de tus narices
todo el tiempo, si no la observas, se va aunque luego
regresa. Es paciente y sabe esperar el momento adecuado
para hacer compañía o quizás para sentirse acompañada.
Regresa, y si la miras a los ojos es desafiante, te tiende la
mano, quiere que estés con ella, te coquetea, te conquista y
sin darte cuenta te quedas con ella. La tomas de la mano, ya
no están solos, ni tú, ni ella, pero tampoco están
acompañados. Ahora eres tu y la soledad. Su compañía es
muy demandante, vives para ella, estas solo, más solo que
nunca pues aunque estás con ella, debes entender que
siendo la misma soledad, con nadie logra sumar un dos.
Siempre es uno, siempre eres tú, siempre estás solo, si
decides estar con ella. El día de hoy me siento exhausto de
verme tan solo. Debo de comunicarme con alguien en este
día antes de que termine hablando con las paredes de mi
cuarto. Salgo de mi departamento, ahí esta Doña Meche,
siempre que la veo me doy la vuelta sin importarme que se
de cuenta y sencillamente la evito.
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25
Hoy no la evitaré, me ahorraré ese fastidioso proceder y hoy
como nunca la saludaré, le diré cualquier babosada y seguro
obtendré una larga charla llena de nada, pero al menos
hablaré con alguien que no sea la pared de mi cuarto. Doña
Meche es de esas personas que si les preguntas: −¿hace frío
verdad? Aunque la respuesta es obvia, te da el reporte del
clima que se sintió durante la semana junto con la ubicación
exacta de los dolores que tuvo y toda la cosa. Por hoy, es mi
mejor opción si no quiero empezar a contar las gotas que salen
de la regadera por cada hora. La comunicación evita que el ser
humano se pierda en sus siniestras sombras, buscando
sonidos en las paredes o en el piso de su propio hogar. Me
siento como un loco, creo que soy como un bicho raro. Soy
como un número que no se suma a la ecuación. Soy como el
dedo pulgar de la mano, el dedo más externo de la mano con
respecto a los otros, y aunque todos los dedos son diferentes
entre si, siempre me ha llamado la atención mi dedo pulgar. Es
gordo, es el más corto de todos y la forma de la uña que lo
viste, es un poco extraña. Lo único que sé es que está
compuesta de queratina, además la muerdo cuando no siento
el control de una situación y me vuelvo nervioso. Hoy me sentí
nervioso, y a la vez exhausto de estar tan solo. Ahí viene Doña
Meche sonriendo como de costumbre, también le sonrío y me
detengo. Hago la plática, hoy no quiero conversar con la
soledad, no quiero escuchar las gotas que caen de la
regadera, no quiero asustar a los niños, no quiero sentirme
más loco de lo que quizás ya estoy. Adopto esa postura
humana que es inevitable en los de esta especie, socializo
para no sentirme culpable por estar tan solo.
26
< Diagonal
< Patrones Café
27
EL VIAJE DE MARIANA (primera parte)
Alejandra Koraki
@AlexaCrow
Jacinta miró a Mariana una última vez.
La carita sucia y los ojos grandes avellanados de Mariana,
llenos de destellos, conteniendo las lágrimas, le provocaban a
Jacinta tener que contener las ganas de abrazarla fuerte y salir
corriendo con ella en brazos.
Jacinta emitió un gruñido al mismo tiempo que hacía una
mueca para evitar que el nudo que se le había formado en la
garganta la traicionara y la hiciera llorar.
−Ten– le dijo con la voz rasposa mientras le entregaba un
morral desgastado y mugroso−. Agarra bien el morral, no lo
pierdas, que nadien te lo quite, que nadien te lo robe.
−¡Ya nos vanos!–. Gritó una mujer desde afuera del jacal.
Mariana tomó el morral de las manos avejentadas y arrugadas
de Jacinta. Las uñas mal cortadas escondían cenizas de la
cocina, donde todavía cocinaban con leña. Luego le colocó un
rebozo en la cabeza y le besó la frente.
Jacinta tomó a Mariana de la mano y salieron juntas a donde
una mujer cincuentona de aspecto vulgar, olor a colonia barata
y labios exageradamente rojos las estaba esperando.
− Cuídemela mucho–. Rogó Jacinta
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− Yo no soy nana de nadien– respondió la mujer de mala gana
estirando la mano hacia Jacinta–. Yo nomás llevo paquetes.
Jacinta sacó un monedero desgastado de debajo de la axila y lo
abrió para remover entre lo que traía dentro. Luego de buscar
entre sus tostones, sacó un par de billetes arrugados y se los
entregó a la mujer, quien los tomó de mala gana y se los metió en
el sostén. Luego agarró a la niña de la mano y comenzó a caminar
hacia una camioneta de modelo muy pasado, cuyo conductor, un
hombre sin camisa y con un cigarro en la boca, al verlas, encendió
el viejo cacharro.
− ¡Pérensen!– gritó Jacinta a la vez que corría hacia Mariana−. La
mujer se detuvo bruscamente y puso cara de fastidio. Jacinta
alcanzó a la niña y se quitó un escapulario del cuello y se lo puso
a ella.
Entonces la mujer cargó a la niña y la puso en la parte de atrás de
la camioneta, luego se subió por la puerta del copiloto y
comenzaron a avanzar lentamente.
− ¡Máma!– sollozó Mariana estirando la mano hacia su abuela.
− ¡Dios te cuide, mija!–. Alcanzó a gritar Jacinta con la voz
entrecortada antes de que la camioneta agarrara velocidad y se
alejara cada vez más.
Viajaron por terracería toda la tarde. No fue sino hasta que se
escondió el sol y los últimos rayos anaranjados del astro dibujaban
el contorno de los cerros. La camioneta se detuvo.
− Bájate, chamaca–. Dijo la mujer mientras encendía un cigarro.
Mariana obedeció, como pudo se bajó de la camioneta sin dejar
de apretar entre sus manos el viejo morral que le había entregado
su abuela.
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− Pérate aquí– le indicó la mujer.
El hombre sin camisa que conducía la camioneta se fue a
hablar con otro hombre que estaba ya esperándolos en las vías
del tren. Luego les hizo una seña para que se acercaran.
− Ésta es la carga– dijo el sujeto señalando a la niña.
− ¡Pero si está bien chamaca!–. Dijo el otro hombre−.
− ¿Cómo se llama, reina? −. Preguntó dirigiéndose a la niña
Mariana no respondió, lo miró asustada con sus enormes ojos.
Se veía el rastro de las lágrimas secas en sus mejillas
polvorientas, indicando que había llorado todo el camino.
− Se llama Mariana– respondió de mala gana la mujer.
− ¿Pa’ donde va, Marianita? – preguntó el hombre con tono
dulce, bonachón. Mariana se encogió de hombros.
− ¿Si se pueh? – preguntó la mujer −. Si no pa’ regresarla
donde su abuela.
− Ya sabe que sí – dijo el hombre–. pero se me hace muy
chiquilla pa’ que viaje sola.
− Tiene como siete años– dijo la mujer−. ¿Eda?
Mariana asintió.
− Pos bueno– dijo el hombre–. Nomás no me hago responsable
de nah.
− Ta’ bueno– respondió la mujer, mientras sacaba uno de los
billetes del sostén y se lo entregaba.
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Entonces la mujer y el otro hombre se subieron a la camioneta
y se alejaron por el camino de terracería. Mariana estaba
asustada, pero el hombre con el que la habían dejado parecía
buena gente.
− No tengas miedo, reina – dijo éste–. ‘Orita que pase el tren
vas a tener que ser muy valiente, ¿eres valiente?
Mariana asintió con la cabeza.
− Cuando pase por aquí, va a bajarle a la velocidad y entonces
la voy a cargar y nos vamos a trepar. Va a tener que agarrarse
de donde pueda pa’ que no se caiga, ¿me entendió?
Mariana asintió nuevamente.
Pasó un buen rato. Mariana comenzaba a contar las primeras
estrellas del cielo cuando a lo lejos se escuchó el silbato del
tren.
− Ahí viene– dijo el hombre −. Luego cargó a la niña y esperó
junto a las vías a que pasara el tren.
Tal como lo había dicho el hombre, al pasar por ese punto la
velocidad de los vagones disminuyó notoriamente, entonces el
sujeto comenzó a correr con la niña en brazos junto al tren.
− ¡Agarrese bien juerte, mija! – le gritó el hombre, luchando
para que su voz se escuchara más que el rechinido de los
fierros del tren.
Entonces el hombre logró saltar y colocar un pie en el estribo
de uno de los vagones y se sujetó fuertemente de una varilla.
Luego subió por la escalera que llevaba a la parte superior del
vagón, donde había una carga de troncos. Colocó a la niña
adentro y él, sin subirse le dijo:
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−¡Aquí quédese! No se vaya a bajar del tren, se va a detener
varias veces durante todo el trayecto, pero usté no se vaya a
bajar. Mariana le clavó la mirada
−¡Yo no me puedo ir con usté!– continuó el sujeto−. Mi trabajo
nomás es subirla. Así que escúcheme bien: «no se deje ver por
nadien y no se baje del tren hasta que se detenga totalmente,
entonces habrá llegado a su destino».
−Muchos otros se van a subir– continuó–. Escóndase lo más
que pueda pa’ que no la vean, pero si la llegan a ver no diga que
anda sola, diga que su má o su pá andan por ahí. No se quede
dormida, cierre los ojos tantito si está muy cansada, pero no se
quede dormida. Y que no la atrapen ¿me oyó? Que no la
atrapen.
Dicho esto, el hombre le echó la bendición a Mariana y esperó a
que el vagón pasara por un terreno seguro, luego bajó por la
escalera, se puso lo más hacia un lado que pudo y saltó.
Mariana asomó la cabeza y solo alcanzó a ver al sujeto
levantándose del suelo y sacudiéndose la tierra. El tren comenzó
a tomar velocidad inmediatamente. Era como si el sujeto tuviera
bien medido el tiempo en el que se podía subir y bajar de forma
segura.
Era ya tarde y aunque lo intentara, Mariana no podía dormir. El
ruido del tren, el rechinido de los fierros, el chocar de los troncos
debajo suyo y el viento frío, no la dejaban dormir. Además el
hombre le había dicho que no se durmiera, así que se mantuvo
despierta toda la noche, recargando su cabeza sobre el morral,
viendo las estrellas que estaba segura, eran las únicas que la
iban a acompañar durante el viaje.
LOS AXALAPASCOS
Atexcac
www.aljawtraveladventure.mex.tl
Son conocidos como MAARS o DIATREMAS, la
denominación con que aquí los tratamos significa
"cuenco de tierra y arena con agua" en el idioma
Náhuatl, también existen en el área los XALAPASCOS,
que son igualmente cráteres pero sin agua en su
interior. Estos lagos se forman porque a través del
cráter afloran depósitos de agua subterráneos que se
encuentran alrededor de los mismos y/o se han ido
llenando con las lluvias, normalmente son de gran
profundidad y las características de la fauna, flora y
agua son muy diferentes en cada una de ellas. En la
zona se encuentran seis AXALAPASCOS
32
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ESTRELLA FUGAZ
Teresa Bernal
@Al_Tesita
En este inmenso mar de verdad me eligió a mí.
Todas las noches se asomaba por aquel gran marco de
roble y miraba primero hacía la acera que tenía frente a
ella. El bullicio casi siempre era el mismo, coches con
avance lento, peatones de izquierda a derecha y de
derecha a izquierda, cruzando la calle, corriendo,
caminando y algunas veces hasta saltando. Comparado
con algunos rincones del mundo podría decir que era la
esquina en donde veía más movimiento. Nada fuera de
otro mundo.
Ella se recargaba sutilmente en el borde para observar al
igual que yo la cotidianeidad del momento. Tenía un
cabello largo de un color grisáceo muy bello que sólo
había visto una vez, cuando era joven. Eso era lo que a
mí me gustaba. Me hacía recordar aquellos días en
donde ese tipo de bullicio no existía. Pasaba sus manos
por su cuello y comenzaba a girar su cabeza, de un lado
a otro, en forma circular, de arriba hacia abajo y de abajo
hacia arriba y en ese punto, en ese punto exacto era
cuando podía admirarla. Sus párpados descansaban
sobre sus ojos color violeta y ella levantaba al mismo
tiempo los dos brazos tratando de llenarse del espíritu de
la noche. En el aire los cruzaba y se estiraba tanto que
parecía llegar hasta mí. Ahí es cuando ella abría los ojos.
Mi osito, mis gatos en la casa, las flores, el cuadro de
mi hermana y de mi madre, de los gatos, de mi Pochiett,
todo lo he dado porque estoy nerviosa, porque no tengo
el valor de una sana persona, ya que me he perdido en
la sombra, el nueve no me acompaña de verdad, y
ahora puede que llore por lo hecho, por las bolsas
llenas de recuerdos y sucesos, aprendizajes, lágrimas,
risas de otros, muchas risas, pero deseando lo mío, lo
propio, lo que me pertenece, mi arte, mi saber hacer, mi
saber conducirme, mi soledad.
No a la muerte violenta, sí al esmero en llevar una vida
vegetariana, sí que sientas dolor cuando se matan
vacas y cerdos, porque así me lo enseñó mi madre, que
es una santa.
No a las balas, no a las miradas de rabia de los que me
circundan y envidian y desean perdición. Bailaré hasta
la mañana siguiente, me maquillaré, me pondré dos
coletas en el pelo con grandes lazos y cantaré, aunque
lo haga mal, lo haré.
No a las gentes malas que mi mal desean, ni a la
envidia que mal me hace, ni a dejar de progresar en lo
que pueda. Sí a mi Jhughitú, a mi Minnie, Pochie y
Nannie, a mis amigas, algunas ya muertas en las
fechas del 28 de julio de 2012 y 21 de mayo de 2013. 34
He visto llorar a muchas personas pero nunca había
deseado calmar su dolor.
Ella levantó su rostro y miró hacía donde estaba. Sentí
un calor profundo dentro de mí, era un amor diferente a
los demás, miré como radiaba todo mi fulgor por el
universo y fue entonces cuando decidí acercarme a ella
para cumplir su deseo.
Entonces ella secó sus lágrimas y sonrío al verme.
FIN
35
< Camino Psicodélico
Un día al sol >
LAS HORAS PASAN
Yoyita Margarita
Igual que el tren Guyterwinnnng 766Fav3
Por Leliniars, cerca de Shiledhair…
Las horas transcurren.
Son las 23:56h…
De la noche, todos se rieron de mí,
Dice la luna de Jhuliettynieg,
No les caigo bien,
Lo sé…
Me es igual, a mí que más me da,
Desconozco la razón,
El motivo, pero sé, en mi ser,
Que no soy como ellos,
Jamás lo seré,
No, pues por naturaleza,
No me nace,
Y amo a la luna de Jhulynieg
Y los gatos negros de Vhidayt
No soy feliz así, sin rumbo,
Sólo a los verdaderos “ellos” en mi ser,
Me recomiendo tener.
Sea como sea,
Aunque sea poca cosa,
Pido perdón por mi confusión
A Dios,
Que siempre quiso aclararme cosas
.
El tiempo pasa y no perdona,
Nos transformamos en otras
personas,
Más gordas o gordinflonas...
El tiempo es mi enemigo
Natural y poco especial,
No busco su abrigo,
Pero deseo adquirir
A través de él, dinero
Para defender mi vejez,
Deseo que el tiempo pase
A mi favor
Para sobrevivir dignamente.
37
En mis años dorados,
La poesía abandonaré
Ya que no se me da muy bien
Como podéis ver…
Y lucharé contra otras realidades
Que nacerán como los tsunamis
En mi cabeza de mujer madura,
Que no se ha cansado de admirar,
Jamás, a los gatos negros
De Bombhaitt.
El tiempo es mi eterno compañero
Y enemigo, siempre a lo suyo,
Acabar conmigo
Fingiendo darme “un divino abrigo”.
Le encontré queriéndome
Dar lecciones.
Sé que no me cuidará
Pero me dará una muerte feliz,
Que es lo que me merezco
Realmente
Y porque la pedí
A los verdaderos “ellos”.
Muerte, y a su hora,
Cuando todo pueda dejar hecho
Y me olvide de escribir torpes
poemas.
Estaré gracias a su transcurrir,
“Con los seres que realmente amo,
También con mis hermosos gatos.
Así dados de la mano,
Que importará estar arrugados,
Un poco gordos o descuidados”...
Sólo importará el amor
Más allá de la soledad, la
tempestad,
Las horas, la oscuridad,
El terror, los infartos, la traición,
Los que me engañan,
Los que me mienten y resienten,
Los, los y los”.
38
TÚ LO DECIDES
Edson Almendras Rocha
No sé cómo explicar cómo me siento siempre que me preguntan
“¿Cómo estás?” ¿Debería explicarles cada sentimiento que
siento? O simplemente mentir y aclarar el típico “Bien” que casi
siempre es la respuesta.
Pero existen ocasiones en las que ni yo sé cómo me siento. A
pocos días de año nuevo; no tenía mucho tiempo, había muchas
personas a las que quería desearle un feliz año nuevo, pero
había una en especial. No sabía si mi cuerpo me estaba
engañando, pero se sentía muy eufórico. Hasta mi mente lo
sentía, no le interesaba la lesión de mi tobillo, no le importaba si
usaba mis manos, nada más quería que saliera a correr, con un
rumbo que no conozco. Nada más quería verla.
Me sentía tan feliz, tan capaz de hacer lo que sea. Pero me doy
cuenta que eso que sentí se parece mucho a lo que sientes
cuando tomas café.
No es la primera vez que siento eso, pero si es la primera vez
que decido actuar diferente una vez terminan sus efectos.
Era costumbre usar todo ese mal pensar, usar ese enojo a favor
mío, como incentivo de entrenamiento.
Si alguna vez sentía rabia o enojo, a causa de estos efectos o de
los que sean, lo más sensato era ir a entrenar. Ir a derrochar toda
esa furia en algún trabajo físico.
Pero no fue así esta vez. Esta vez quise actuar diferente. Usar
ese sentimiento, ese regocijo, esa inspiración a favor mío.
40
Lo sentí diferente, desde la actitud, hasta el desempeño, algo
se aflojó, y otra se apretó aun más. Entre las cosas que pude
apreciar, una de las más sobresalientes fue que me sentía
demasiado confiado, muy cómodo con el esfuerzo que hacía,
no me exigía del mismo modo en que lo haría cuando estaba
molesto.
Lo que noté, fue que cuando estoy triste, estoy más
concentrado, más exigente, pero claro, con una actitud que
fácilmente se puede desmoronar, por otro lado, cuando estoy
feliz, contento, me siento más despreocupado, siento un nivel
muy alto de conformismo sobre cualquier cosa y con una
actitud inquebrantable.
Ahora recuerdo algo que a mi parecer es gracioso.
¿Qué se puede pensar de la actitud de quien fuera, cuando
está escuchando su canción favorita y hace algunos desafíos y,
por algún motivo no los realiza bien?
Es de suponer que debería inspirarse, de algún modo
incrementar un poco sus habilidades. Pero en vez de eso las
empeora irremediablemente. Pero no sólo en desafíos, sino
también en competencias, o duelos entre amigos. El tipo de
duelo no importa, sino el rendimiento.
Le pedí a mi amigo que pusiera una canción con la que en muy
raras ocasiones tengo el agrado de escuchar en algún
entrenamiento. Una vez puso la canción y mi cerebro reconocía
y anticipaba cada nota y letra de la canción, nos pusimos a
jugar un juego en su ordenador. Quizás me sentía muy confiado
o quizás prestaba más atención a la música que al juego o
simplemente mi amigo era más hábil y 41
experimentado que yo. Todo parecía normal, como si los dos
estuviéramos con la misma capacidad, pero justa e irónicamente
en la parte más emocionante de la canción, era cuando me daba
cuenta, quiero decir, nos dábamos cuenta quien era mejor. Lo
único que podía hacer, era poner mi cara de perplejidad y reírme
irónicamente de mí.
Es verdad, no fue la primera vez que siento esta euforia, pero no
recuerdo cuando fue la última vez, ni la razón. Sentir esas ganas
de hacer lo impensado, cuando tu sentido común se toma unas
vacaciones.
Hasta una persona a la que conocen como alguien callado, una
vez esté con los efectos de la euforia, puede ser el más
ocurrente, divertido que hayas visto.
Pero lo más fantástico, es la manera en que entras en ese
estado, y hay muchas formas. Pueden ser muy simples o muy
complicadas.
Una ilusión, un capricho de la desmayada luz crepuscular, una
insignificante y surrealista señal. El ver el fruto de tanto esfuerzo,
de tanto sacrificio, de tanto tiempo apostado a algo que no
sabías si iba a valer la pena, invertido en horas y horas de
esfuerzo, agotamiento, estrés, y mal estar o pasión en algunos
casos. Para las personas que luchan tanto por algo, que quieren
tanto algo, que lo desean con todas sus fuerzas y no saben si
valdrá la pena, por todo lo que están pasando, si servirá de algo.
Es mejor morir luchando, acabar sabiendo que diste lo mejor, sin
rendirse, sin aflojar ni un instante, sin dudar de uno mismo, sin
perder la inspiración, sin perder de vista la meta que uno se
pone a diario. 42
Por mucho que quiera, no puedo evitar entrar en este estado
una vez paso por alguna de estas ocasiones. Claro que lo que
eso que sentí, fue muy fuerte, sentí como mi cuerpo era
invadido por la euforia, pero de otra manera, de una manera
particular. No sabría explicar cómo entré en ese estado,
porque en verdad, fue desde mi punto de vista, ridículo.
Irrelevante…
Pero lo disfrute, lo gocé, es mejor hacerlo antes de que pasen
sus efectos, antes que comiences a sentir que tan sólo fue
idea tuya, Problemáticamente, de no ser por los efectos que
deja, esto sería maravilloso, en vez de el agotamiento que te
deja el café, la euforia provoca un estado letargo de estrés.
Las cosas por las que vale la pena luchar, las pone uno mismo.
Las cosas por las que ya no vale la pena luchar, uno mismo se
da cuenta, pero con el tiempo.
43
Gabrielle Granados
LIBERTARIA
Ni cielo, ni decreto,
ni tiempo ni estrato,
Ala abierta al fenómeno en curso,
Sueño transparente,
Libro y rito naciente,
Alma impertinente, tono oscuro,
Ruido claro, agua que cae,
Viento que rompe,
Universo en caos.
VISTA AÉREA
Alas que remontan un vuelo que devuelve poesía,
nada cambia es verdad, en la concreto,
pero desde la altura se ve todo tan pequeño.....
Y cuán real es lo que alcanzo a percibir,
si tiene el poder de transformar desde lo interior.
DETALLES
Un crisol emerge de una simple gota de agua,
la sombra de una buganvilia se proyecta en la pared
encalada,
de los labios de un niño una noticia ilusionada,
silencio en la cara menguante de la luna,
que grave y que vana es tu vida,
si vos no has nacido para notarlo......
44
DE TODO Y DE NADA
Roberto Zarate
Entre censura, reformas y venta
♫…Silencio dijo el cura, silencio dijo el juez…♫ Y silencio dijo
el gobierno, podríamos pensar con respecto a la ya aprobada
reforma en telecomunicaciones (mientras en territorio de los
verdeamarelas los teutones se veían respetuosos y no más les
metieron siete), en donde parece ser que el silencio es
sinónimo de censura o la censura pasa a ser la tinta convertida
en silencio, que iniciara a callar la libertad de expresión y de
información, y no es que antes no lo hiciera, la cuestión es que
ahora será desde el marco de la legalidad y de las
instituciones…, clásico eslogan de la nueva (o vieja)
demagógica política mexicana, tan en boga hoy y siempre.
De entre todos los atropellos y agravios que contiene esta
reforma no solo a la carta magna, a las libertades de expresión
y difusión alternativa de la información. Y es que por citar algo;
el artículo 145 de esa ley censura permitiendo que sean
bloqueados el acceso a determinados contenidos, aplicaciones
y servicios en Internet. Por su parte, el artículo 197 permite a
las autoridades a bloquear o anular las señales de todas las
bandas de telecomunicaciones, en actos y lugares críticos para
la seguridad pública nacional. O que decir de los artículos 192
y 194, que obliga a los concesionarios a la geolocalización de
los usuarios de telefonía a intervenir sus comunicaciones y
llevar un registro de dos años de sus datos, teniendo derecho
almacenar todos los datos de los usuarios. Información que no
vayan ustedes a pensar que puede ser vendida en Tepito o ser
usada por el crimen organizado o como forma de coacción
hacia los usuarios
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Y esta forma de actuar me recordó tanto a la opera prima de
Florian Henckel von Donnersmarck de 2006 titulada La vida de
los otros (Das Leben der Anderen), que nos presenta la que será
nuestra realidad, el espiar nuestro de casa día, la vida de los
demás, es decir, una persona se dedicará a revisar y estar
monitoreando nuestra vida; desde qué piensas, qué haces, qué
sientes, qué opinas, hasta con quién te reúnes o dónde estás,
bajo la idea de que es por el bien de la seguridad nacional. Todo
ello es tan cercano a la novela 1984 de Orwell con su Big
Brother y viviendo bajo el ojo del amo-estado-totalitarista. Ello
suena y es de un orden perverso, pero además atenta, creo
contra eso que es sagrado, nuestra intimidad; ese espacio
subjetivo dónde nadie tiene derecho a entrar sino es porque es
invitado. O alguien le agrada: ¿Qué su intimidad sea invadida?
Quien dijo yo, a la una, a las dos, a las tres...
Nuestra intimidad será agredida. Nuestra privacidad será violada
y con ello nuestro derecho a tener una vida privada, volviéndose
algo del pasado, a lo cual no tenemos derecho los mexicanos,
claro que me refiero a los que somos ciudadanos de a pie, a los
que sostiene a este país y no tenemos ni influencia ni cargos de
poder, ni mucho menos somos parásitos que únicamente
levantan el dedo (o aprietan un botón) y aprueba leyes que
violan las garantías individuales así como nuestros derechos
humanos.
Pareciera que todas las reformas estructurales, tan cacareadas
por el gobierno, traen por un lado, la sombra de la censura y la
represión a todo aquello que no comulgue con las ideas de los
que están en el poder. Aplicando y conduciéndose el gobierno y
sus políticos como en un estado totalitario, que pretende
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tener el control de los ciudadanos, pero los recursos y
patrimonio de los mexicanos sean de todos menos de ellos,
que se venda todo, toda oposición sea silencio. ♫..Silencio
entonces idiota, silencio entonces no!…♫
Pero el conformismo mexicano, permite el silencio y muchas
otras cosas. Es más fácil abarrotar el zócalo para ver perder
a la selección de futbol, que para protestar o unirnos como
nación para exigir nuestros derechos como mexicanos. Y
solo vemos como el chinito, como ♫…Se venden los
sindicatos, se vende nuestro petróleo, las especies en
extinción, se venden sin distinción, se vende tu seguridad,
se vende tu felicidad, se vente tu información, se vende toda
la nación…♫
48
Colaboran
Roberto Z / Sergio C / Yoyita M / Ruben R / Carlos S /
Juan E / Adriel M / Blanca M / Adriana M / Gabriela T /
Elizabeth V / Alejandra K / Atexcac / Teresa Bernal /
Edson A / Gabrielle G / Miguel D
Dirección
Jesús Hernández
Consejo de editores
Cynthia Galicia
Miguel Ángel Dirzo
Colaboraciones y comentarios:
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