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Historia y ecología La relación historia-ecología Los historiadores debemos tomar conciencia de la imposibilidad material de eludir las leyes de la naturaleza y abandonar la idea de que podemos remontarnos por encima de las condiciones físico- biológicas que rigen la forma de vida. La mayor parte de las leyes han sido ignoradas en el examen de las sociedades, objetivo del quehacer historiográfico. Pero hay una cuyo olvido es representativo de la disociación que han vivido las ciencias sociales respecto de la naturaleza. La historia ecológica no es nueva, -la historiografía greco-romana ya la contemplaba- pero surgió con características modernas, a principios de la década de los setenta, cuando en los ámbitos científicos internacionales comenzó a percibirse la gravedad de la crisis ambiental y aparecieron los primeros movimientos ecologistas. Dos fueron los núcleos principales donde empezó a cultivarse este nuevo campo de estudio: Estados Unidos y Francia. En América del Norte surgió de una de las escuelas más pujantes alrededor de la obra pionera de Roderick Mash, The State of Environmental History, quien proponía estudiar el entorno como un tipo distinto de documento histórico, en el que los americanos habían dejado huella de sus formas particulares de organización y evolución social . En Europa, el desarrollo temprano de la historia ecológica se debe a la Escuela francesa de los Annales y en especial a Emmanuel Le Roy Ladurie Los campesinos del Languedoc y a Fernad Braudel El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II, quienes dedicaron al medio ambiente una gran capacidad explicativa en sus argumentaciones, influidos por la fuerte tradición dela geografía francesa. Preocupados por las bases ambientales en las que se asentaban las sociedades, consideraron el ambiente natural como un factor que, a lo largo del tiempo, había contribuido a modelar las formas de vida y relación de los seres humanos. Ambas escuelas se proponían también analizar cómo había cambiado su medio ambiente y con que resultados. Desde entonces, la Historia Ecológica no ha dejado de crecer y desarrollarse, convirtiéndose incluso en una nueva manera de hacer historia y abandonando sus comienzos de un mero factor más de análisis histórico. Sin embargo, aún está en sus inicios y no existe unanimidad en torno a qué es o que debe ser la historia ecológica, tanto que han surgido muchas corrientes que, partiendo de los ambiguos orígenes

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Page 1: A Historia y Ecología

Historia y ecología

La relación historia-ecología

Los historiadores debemos tomar conciencia de la imposibilidad material de eludir las leyes de la naturaleza y abandonar la idea de que podemos remontarnos por encima de las condiciones físico-biológicas que rigen la forma de vida. La mayor parte de las leyes han sido ignoradas en el examen de las sociedades, objetivo del quehacer historiográfico. Pero hay una cuyo olvido es representativo de la disociación que han vivido las ciencias sociales respecto de la naturaleza.

La historia ecológica no es nueva, -la historiografía greco-romana ya la contemplaba- pero surgió con características modernas, a principios de la década de los setenta, cuando en los ámbitos científicos internacionales comenzó a percibirse la gravedad de la crisis ambiental y aparecieron los primeros movimientos ecologistas. Dos fueron los núcleos principales donde empezó a cultivarse este nuevo campo de estudio: Estados Unidos y Francia. En América del Norte surgió de una de las escuelas más pujantes alrededor de la obra pionera de Roderick Mash, The State of Environmental History, quien proponía estudiar el entorno como un tipo distinto de documento histórico, en el que los americanos habían dejado huella de sus formas particulares de organización y evolución social . En Europa, el desarrollo temprano de la historia ecológica se debe a la Escuela francesa de los Annales y en especial a Emmanuel Le Roy Ladurie Los campesinos del Languedoc y a Fernad Braudel El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II, quienes dedicaron al medio ambiente una gran capacidad explicativa en sus argumentaciones, influidos por la fuerte tradición dela geografía francesa. Preocupados por las bases ambientales en las que se asentaban las sociedades, consideraron el ambiente natural como un factor que, a lo largo del tiempo, había contribuido a modelar las formas de vida y relación de los seres humanos. Ambas escuelas se proponían también analizar cómo había cambiado su medio ambiente y con que resultados.

Desde entonces, la Historia Ecológica no ha dejado de crecer y desarrollarse, convirtiéndose incluso en una nueva manera de hacer historia y abandonando sus comienzos de un mero factor más de análisis histórico. Sin embargo, aún está en sus inicios y no existe unanimidad en torno a qué es o que debe ser la historia ecológica, tanto que han surgido muchas corrientes que, partiendo de los ambiguos orígenes historiográficos señalados, reivindican concepciones muy distintas e incluso enfrentadas.

Ante todo la historia ecológica no es una nueva especialidad historiográfica que pueda añadirse a la historia económica, agraria, etc. No debería ser tampoco un campo específico de conocimiento dominado por las ciencias naturales que aspirase a entenderlo todo desde un prisma ambiental. En realidad la historia ecológica debería existir como un extremo alternativo de comprensión de la historia, cuyo sentido y razón de ser desapareciera cuando su discurso haya sido asumido por la comunidad de historiadores. En efecto, la historia ecológica no es sino una manera de entender la evolución de los seres humanos que implica un importante cambio de enfoque. Aspira sobre todo a ecologizar la historia, a entender el pasado de los seres humanos en su entorno natural. Trata de comprender las relaciones estratégicas de los hombres entre sí y con la naturaleza, de la que dependen para su subsistencia y de la que forman parte como seres vivos.

No obstante, resulta evidente que no todos los hechos humanos pueden explicarse desde el punto de vista ambiental ni tan siquiera la propia evolución de la naturaleza, ya que la antropía ha alcanzado prácticamente todos los rincones del planeta. La Historia Ecológica no busca explicar el pasado de la humanidad a través de variables ambientales consideradas como factores determinantes de su evolución, no practica ningún tipo de imperialismo metodológico (como creen algunos historiadores). No es tampoco una variable más que haya que tomar en cuenta en la evolución de las sociedades en la

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medida en que se modifica la disponibilidad de los recursos naturales o las condiciones de habitabilidad de los ecosistemas humanos.

Hablar en términos de una historia ecológico- social, no es lo mismo que referirse a una interpretación determinista geográfica, ni consiste tampoco en situar la historia humana sobre un telón de fondo ecológico de “larga duración”. Puede ser que la ecología humana (relaciones entre los hombres y el medio ambiente) se modifique más lentamente que las relaciones sociales puramente humanas, pero también puede ocurrir lo contrario. Por lo tanto la ecología humana no es siempre de “longue durée”.

Una historia ecológica no es simplemente el estudio del cambio en el medio ambiente. Una historia ecológica ha de abarcar también los aspectos económicos y sociales. Así en este campo historiográfico hemos de entender por recursos no sólo los cambios climáticos de largo plazo sino también la influencia humana sobre el ambiente natural, y las instituciones económicas y las luchas sociales que regulan y tienen por objeto el acceso a los recursos naturales.

Historia ambiental

La historia ambiental o ecohistoria es una disciplina historiográfica que ha escogido como objeto de estudio el pasado no de la humanidad en sí, sino del medio ambiente en cuanto condicionante (a veces determinante) y condicionado de y por las actividades de los grupos humanos. Cuando su rango temporal se escapa de la época en que hay presencia humana, se difumina y confunde con los estudios paleoclimáticos, paleobotánicos o paleoecológicos en general, sin relación con la historia.

Todas esas disciplinas, que por sí solas son ciencias auxiliares de la historia, han adquirido protagonismo en la historia ambiental.

Esta disciplina integra elementos de historia agraria, en la forma en que la Escuela de Annales utilizó la geografía humana de orientación francesa de Vidal de la Blache: Fernand Braudel y su famosa obra El Mediterráneo y el Mundo Mediterráneo en la época de Felipe II, que comienza con lo que puede considerarse una ecohistoria de la Cuenca del Mediterráneo bajo su concepto de la larga duración; La terre et la evolution humaine de Lucien Febvre; o la Historia rural francesa de Marc Bloch.

En Inglaterra también había una tradición de historia agraria (Chartres y Hey, English rural society 1500-188).

Pero no es hasta la decisiva importancia que alcanzó el movimiento ecologista a finales del siglo XX, y el debate sobre el cambio climático, que la historia ambiental se ha lanzado como una disciplina autónoma, no siempre bien entendida por sus autores, lo que les hace recibir la crítica de algunos historiadores clásicos (Josep Fontana).

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The Collapse of the Eastern Mediterranean:

Sinopsis: As a 'Medieval Warm Period' prevailed in Western Europe during the tenth and eleventh centuries, the eastern Mediterranean region, from the Nile to the Oxus, was suffering from a series of climatic disasters which led to the decline of some of the most important civilizations and cultural centres of the time. This provocative study argues that many well-documented but apparently disparate events - such as recurrent drought and famine in Egypt, mass migrations in the steppes of central Asia, and the decline in population in urban centres such as Baghdad and Constantinople - are connected and should be understood within the broad context of climate change. Drawing on a wealth of textual and archaeological evidence, Ronnie Ellenblum explores the impact of climatic and ecological change across the eastern Mediterranean in this period, to offer a new perspective on why this was a turning point in the history of the Islamic world.

Crítica: 'We have long been familiar with the famines that struck Egypt in the mid-1000s, but Ellenblum is the first to show how these are part of a broad regional pattern. This comprehensive and clearly argued book advances our understanding of the complex political, social, and economic processes of the late tenth and eleventh century in SW Asia and, more broadly, our capacity to link these processes to those underway in other parts of Eurasia.' Stephen Humphreys, University of California, Santa Barbara

'To climatologists who study the past by looking into geological and chemical evidence imprinted in silent natural archives, Ellenblum's work adds the missing element of contemporaneous human observation, experience, and response. His thorough synthesis of numerous documents that reported the occurrence of extreme climate events, weaved together across space and time with records of related conflict and civic system response, adds an invaluable resource for understanding how climate varied in the past and how it has affected humanity.' Yochanan Kushnir, Lamont Research Professor, Lamont-Doherty Earth Observatory

'Ellenblum has mined sources from many languages, ancient and modern, especially those of chroniclers writing in Arabic, to construct a powerful story: from northeastern Africa through Central Asia severe droughts and extreme cold conditions in the tenth and eleventh centuries resulted in famines, migrations, anarchy, wars, the fall of states, and all manner of social, economic, and political dislocations. No study on 'collapse' and its consequences is as persuasive as this one.' Norman Yoffee, Professor Emeritus, University of Michigan

Ellenblum, Ronnie The Collapse of the Eastern Mediterranean

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Desequilibrio ambiental en Asia Menor durante el Óptimo Climático Medieval

El período cálido medieval u óptimo climático medieval fue un periodo de clima extraordinariamente caluroso en la región del Atlántico norte, que duró desde el siglo X hasta el siglo XIV. No se ha alcanzado una conclusión definitiva sobre la existencia del mismo fuera de dicha región.

El óptimo climático medieval se cita a menudo en las discusiones del calentamiento global y el efecto invernadero. Algunos se refieren al suceso como «anomalía climática medieval»; este término enfático revela de otra manera que la temperatura fue el parámetro más importante.

En este periodo existía en el Mediterráneo oriental el imperio Bizantino, un estado fundamental para la evolución histórica medieval europea. Se sabe que la fuerza y capacidad de reacción a las amenazas externas de este estado radicaba en la Anatolia helenizada, sus mejores tropas y recursos, barreras naturales que lo protegían del Islam. De acuerdo a la historiografía moderna la decadencia de Bizancio comienza después de la incursión selyucida y la incapacidad de sus gobernantes en el siglo XI.

De acuerdo a nuevos estudios estos factores pudieron no ser tan determinantes así y por lo contrario ha surgido una nueva explicación que parte estudios sobre las sequías y hambrunas que tuvieron sus picos altos en los siglos XI y XII y precisamente localizados en el Asia Menor mientras en Europa se vivía en un óptimo climático traducido en abundancia de cosechas y calentamiento.

El abordaje desde un punto de vista climático ha atraído mucha atención de la comunidad científica para el entendimiento de los procesos políticos e histórico-sociales de muchas sociedades y Bizancio es una muestra de cómo una sociedad bien estructurada y fuerte que supo resistir innumerables crisis durante siglos finalmente comienza a decaer a partir de ciertos eventos climáticos que afectaron sus estructuras.

Para este trabajo monográfico se recurrirá a fuentes documentales de bizantinología , historia medieval europea y musulmana y una serie de artículos científicos sobre paleoclimatología en idioma inglés.

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