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R esuena el eco de las gaitas en el Casco Antiguo. Aparece en escena un pelotón de los llamados ‘zipoteros’. En la obra y bi- bliografía de ilustres cro- nistas y autores tudelanos como Iribarren, Yanguas y Miranda o Sáinz Pérez de Laborda aparecen descritos estos personajes típicos del Carnaval. En 2016, los ‘zi- poteros’ llevan máscara de escayola, una chillona ca- miseta de colores, pantalo- nes blancos, un pañuelo es- tampado con cuatro nudos y una especie de zurrón en el que cargan los caramelos que luego reparten. Esta versión moderni- zada y a la que se ha aña- dido la presencia de un personaje conocido como ‘capirote’, que dirige la ‘kalejira’ por las calles al ritmo de la música, se re- cuperó gracias al impulso de asociaciones, socieda- des y peñas poco antes de entrar en la década de los 90. “La idea era volver a poner en valor el Carnaval con un toque folclórico y local”, explica Jose Mari Blanzako, de la Peña Bete- rri, uno de los impulsores de esta ‘renovación carna- valesca’. Blanzako explica que “se trasladó la idea ori- ginal del ‘zipotero’ a una realidad más urbana y de la época, manteniendo la mística de las máscaras y los complementos y con- servando ese interés y esa connotación local”. El des- file del viernes de carnaval, que este año toca el día 5 de febrero, es la culmina- ción de este esfuerzo por dotar de un espíritu más genuino a los festejos de Carnaval. Zipoteros mayores La principal característica de esta cita, que cada vez cuenta con más adeptos, es el protagonismo de la mú- sica. Como el que ha ad- quirido la Polka del Carna- val Tudelano, una pieza en la que los Gaiteros de Tu- dela trabajaron a partir de una vieja partitura, allá por el año 2000, para interpre- tarla en la actualidad. La presencia de los ‘zi- poteros’ emana recuerdos de otra época en la que esta festividad tenía un carácter muy arraigado que se llegó a perder desde la posguerra hasta bien entrada la Tran- sición. “Hubo una época en la que el carnaval de Tudela era casi tan importante o más que las propias fiestas de Santa Ana”, recuerda Blanzako, quien rememora que los días de fiesta se ex- tendían más allá del fin de semana, y también se cele- braban desde el lunes hasta el miércoles de ceniza. Desde 1994, se recono- ce a una persona o enti- dad como Zipotero Mayor, para realzar la presencia de estos personajes. A la fan- farre Kilkir de Vitoria, que colaboró estrechamente en las primeras celebraciones de los desfiles de ‘zipote- ros’, se la reconoció en el año 2004. En esta edición de 2016, se ha escogido a Igor Tantos. El joven di- rector de la Banda Muni- cipal de Música de Tudela ejemplifica precisamente el espíritu colaborativo en- tre diferentes colectivos y agrupaciones que ayudó a poner de nuevo sobre el ta- pete el verdadero significa- do del Carnaval en Tudela. A fondo Un pulso al Carnaval en la Ribera Tradiciones, disfraces grupales, desfiles, per- sonajes pintorescos... el Carnaval es tiempo de diversión y desenfreno. Así lo viven algunos en el sur de Navarra. De izd.a a dcha., Fernando Martínez, Fernando León, Igor Tantos y Kristina Lallana, luciendo las tradicionales máscaras de ‘zipotero’ Tudela Hubo una época en la que el Carnaval de Tudela era casi tan importante o incluso más que las propias fiestas de Santa Ana. Al recuperar a los ‘zipoteros’ quisimos volver a darle ese toque genuino y local” Jose Mari Blanzako Peña Beterri Nº 1.157 3 DE FEBRERO DE 2016 12 A FONDO Servical Mantenimiento Sustitución Reparación Revisiones C/ Victoriano Bordonaba Gil, 7 Tudela 948 40 23 86 ¿Problemas con tu caldera? NOSOTROS TE DAMOS SOLUCIONES excellence in hot water SERVICIO TÉCNICO OFICIAL

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Resuena el eco de las gaitas en el Casco Antiguo. Aparece en escena

un pelotón de los llamados ‘zipoteros’. En la obra y bi-bliografía de ilustres cro-nistas y autores tudelanos como Iribarren, Yanguas y Miranda o Sáinz Pérez de Laborda aparecen descritos estos personajes típicos del Carnaval. En 2016, los ‘zi-poteros’ llevan máscara de escayola, una chillona ca-miseta de colores, pantalo-nes blancos, un pañuelo es-tampado con cuatro nudos y una especie de zurrón en el que cargan los caramelos que luego reparten.

Esta versión moderni-zada y a la que se ha aña-dido la presencia de un personaje conocido como ‘capirote’, que dirige la ‘kalejira’ por las calles al ritmo de la música, se re-cuperó gracias al impulso de asociaciones, socieda-des y peñas poco antes de entrar en la década de los 90. “La idea era volver a poner en valor el Carnaval con un toque folclórico y local”, explica Jose Mari Blanzako, de la Peña Bete-rri, uno de los impulsores

de esta ‘renovación carna-valesca’.

Blanzako explica que “se trasladó la idea ori-ginal del ‘zipotero’ a una realidad más urbana y de la época, manteniendo la mística de las máscaras y los complementos y con-servando ese interés y esa connotación local”. El des-file del viernes de carnaval, que este año toca el día 5 de febrero, es la culmina-ción de este esfuerzo por dotar de un espíritu más genuino a los festejos de Carnaval.

Zipoteros mayoresLa principal característica de esta cita, que cada vez cuenta con más adeptos, es

el protagonismo de la mú-sica. Como el que ha ad-quirido la Polka del Carna-val Tudelano, una pieza en la que los Gaiteros de Tu-dela trabajaron a partir de una vieja partitura, allá por el año 2000, para interpre-tarla en la actualidad.

La presencia de los ‘zi-poteros’ emana recuerdos de otra época en la que esta festividad tenía un carácter

muy arraigado que se llegó a perder desde la posguerra hasta bien entrada la Tran-sición. “Hubo una época en la que el carnaval de Tudela era casi tan importante o más que las propias fiestas de Santa Ana”, recuerda Blanzako, quien rememora que los días de fiesta se ex-tendían más allá del fin de semana, y también se cele-braban desde el lunes hasta

el miércoles de ceniza.Desde 1994, se recono-

ce a una persona o enti-dad como Zipotero Mayor, para realzar la presencia de estos personajes. A la fan-farre Kilkir de Vitoria, que colaboró estrechamente en las primeras celebraciones de los desfiles de ‘zipote-ros’, se la reconoció en el año 2004. En esta edición de 2016, se ha escogido a Igor Tantos. El joven di-rector de la Banda Muni-cipal de Música de Tudela ejemplifica precisamente el espíritu colaborativo en-tre diferentes colectivos y agrupaciones que ayudó a poner de nuevo sobre el ta-pete el verdadero significa-do del Carnaval en Tudela.

A fondo

Un pulso al Carnaval en la Ribera

Tradiciones, disfraces grupales, desfiles, per-sonajes pintorescos... el Carnaval es tiempo de diversión y desenfreno. Así lo viven algunos en el sur de Navarra.

De izd.a a dcha., Fernando Martínez, Fernando León, Igor Tantos y Kristina Lallana, luciendo las tradicionales máscaras de ‘zipotero’

Tudela

Hubo una época en la que el Carnaval de Tudela era casi tan importante o incluso más que las propias fiestas de Santa Ana. Al recuperar a los ‘zipoteros’ quisimos volver a darle ese toque genuino y local”

Jose Mari BlanzakoPeña Beterri

Nº 1.157 3 DE FEBRERO DE 201612 A FONDO

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Creo que el año en el que sacamos el dragón acabamos por desmoralizar a

la gente”, comenta en tono de broma Manuel Felipe, habitual en la nave situada en el Polígono Industrial Municipal de Cintruénigo, con la carretera de Madrid de fondo. Él es uno de los que se suele remangar para montar, año sí año tam-bién, la espectacular carro-za de una cuadrilla de más de 20 cirboneros que viven

el Carnaval con pasión. Tan espectacular cada vez que, en efecto, casi siempre despierta la admiración y los elogios de sus conve-cinos y, cómo no, acapara los premios del desfile de Cintruénigo. Santos López, apodado ‘El gato’, es uno de los principales impulsores de esta iniciativa y asegu-ra que “nunca se cansa”. “Personalmente, me han encantado los carnavales desde muy crío. Y todos los que formamos este grupo

de gente llevamos ya unos cuantos años preparando montajes temáticos”, ex-plica.

Son más de las ocho de la tarde, en un día lluvioso de enero, y cualquiera que haya acabado algo cansa-do después de trabajar se marcharía directo al sofá de su casa. Ellos no. Felipe y López, junto con Fermín y Rosa Mª Ayala, Ricardo, óscar y Mari Mar Peña, Enrique Frías y David Pi-tillas, trabajan a destajo con otros miembros de esta peculiar cuadrilla car-navalera. Santos Zapatero pone el equipo de música y Fernando Fernández cede la nave para el montaje y almacenaje. “Si no fuera por él, no sé dónde mete-ríamos todo. La carroza no cabría en ningún sitio con menos altura que éste”,

aprecia López, quien tam-bién nombra el apoyo del bar El Andén.

Materiales recicladosUna de las particularida-des de las imponentes ca-rrozas de estos cirboneros es el hecho de que aprove-chan materiales año a año. Un tractor que tira de un remolque, madera, carto-nes... “Aquí sólo se gasta en grapas y pintura, lo de-más se reutiliza”, resalta. “Nunca he entendido por qué tienes que gastarte un

dineral en el disfraz cuan-do con un poco de ingenio y aprovechamiento se pue-den hacer cosas muy boni-tas”, añade.

Este año, la cuadrilla sacará por las calles una Fiesta de la Cerveza al más puro estilo muniqués, con alambique incluido. Otras veces ha sido el Taj-Mahal o un barco de época del Mississippi. “La mayor sa-tisfacción para todos es ver la alegría de la gente, cómo

gozan los más pequeños, nada de competitividad. Hacemos esto porque dis-frutamos nosotros y disfru-tan los demás”, sentencia López, quien echa en falta la mayor presencia en las ca-lles de los típicos personaje cirbonero de Carnaval: los ‘zarramuskeros’. “La Peña Cirbonera desapareció y esa tradición se fue diluyendo poco a poco. Gente como la de AJUCI puede darle un impulso”, sentencia.

Desde 2009, el Carnaval de Villa-franca está consi-derado Fiesta de

Interés Cultural, un privile-gio del que sólo unos pocos eventos en Navarra pueden presumir. Esta condición ha dado a la localidad ri-bera un renombre cada vez que se acerca la fecha de ponerse el disfraz. En el caso de los villafranqueses, aparte del disfraz, se cuida con mimo la preparación de la carroza, el elemento estrella del desfile que se celebra una semana más tarde que el Carnaval del resto de la comarca.

Pocas cuadrillas del mu-nicipio dejan de preparar su montaje y su espectáculo para una cita importantísi-ma en el calendario, en la que participan vecinos de todas las edades y de la que los más pequeños empie-zan a ‘beber’ prácticamente desde la guardería. Uno de esos grupos que trabajan su propuesta al milímetro lo componen Elsira y Miriam Basarte, Mari Carmen y Guiomar Segura, Fernan-

do de Pablo y Borja Burgui. “Empezamos disfrazán-donos desde adolescentes, luego con nuestros hijos o los críos de la familia, y ahora seguimos por nues-tra cuenta y esperamos que sea por muchos años”, se-ñala Mari Carmen Segura, quien cuenta cómo algún que otro año lo ha pasado realmente mal “por no es-tar en el desfile”.

Desde los 80La bola de nieve del desfile de carrozas empezó a ha-cerse grande a finales de los 80. En 1984 se habían recuperado oficialmente los carnavales en la loca-lidad gracias al impulso popular. El Ayuntamiento recogió el guante con la en-trada en el nuevo siglo, vis-ta la aceptación que la fies-ta tenía entre los vecinos y el interés que suscitaba entre gentes de los alrede-dores. “El día del desfile, la población de Villafranca se dobla. Llegamos a estar 6.000 o 7.000 personas y todos los negocios de res-tauración lo notan”, afirma

Segura. En el espectáculo, que culmina con una co-reografía grupal de cada una de las cuadrillas, to-man parte 700 villafran-queses apasionados en su particular ‘sambódromo’.

“Se prepara todo con

mucho mimo. En nuestro caso, nos gusta aportar cada año algo diferente y darle un toque artístico al disfraz, no simplemente un tema. Nos empezamos a inspirar desde el día si-guiente y empezamos a trabajar ya después de Na-vidad”, explica Miriam Ba-sarte, a quien la cuadrilla considera la “creativa del grupo”. “Los materiales sostenibles o los guiños a la naturaleza también nos gustan”, afirma Segura. El jurado les ha reconocido su

esfuerzo en varias ocasio-nes con premios a la mejor carroza o a la mejor coreo-grafía.

El relevo está asegurado con las nuevas generacio-nes, a las que tampoco les importa perder horas de su tiempo libre para lucirse en su gran día. “Quizás sí que se nota que ahora se cen-tran más en trabajar con mimo la caracterización, el disfraz, y algo menos toda la parafernalia de la carro-za. Pero el espíritu sigue vivo”, destaca Segura.

Villafranca

Cintruénigo

Santos López (arriba), Manuel Felipe (izd.a) y Fermín Ayala

De izda. a dcha., Guiomar Segura, Fernando de Pablo, Mari Carmen Segura, Elsira y Miriam Basarte

Todas las cuadrillas preparan su montaje con mucho mimo”

Mari Carmen SeguraVecina de Villafranca

Para la carroza sólo gastamos en grapas y pintura; aquí se aprovecha todo lo posible”

Santos LópezVecino de Cintruénigo

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Reza una cancion-cilla que se sue-len entonar en los pasacalles de las

fiestas de San Roque que “Murchante es un país en-cantador”. Así de directo, sin ambages. Lo cierto es que la fama de contar con algunos de los vecinos más animados de toda la Co-marca no es gratuita ni se limita sólo a los siete días de desenfreno de mitad de agosto. En líneas generales, las cuadrillas de todas las edades son asociativas y co-laboradoras por naturaleza. Y eso acaba notándose tam-bién en el Carnaval.

Sin ser unas fiestas con una tradición marca-da, numerosos grupos de amigos y amigas desplie-gan toda su creatividad en disfraces grupales. Una de esas ‘grupettas’ es la com-puesta por Merche García, Beatriz y Mariví Jarauta, Sara Clemente, Ruth agua-do, Marta Gárriz, Lorena Simón, Jesús Casajús y Eliseo Belzunce. Este año quieren encandilar a sus convecinos y al jurado del

concurso de disfraces con un animado coro gospel. Su repertorio a lo largo de casi dos décadas ha traí-do propuestas de lo más diversas. “Como grupo actual, el primer disfraz que sacamos fue de tribu africana, cuando teníamos 26 años más o menos. Nos quedó alucinante e incluso años después lo volvimos a rescatar”, recuerda Merche García.

También con niñosLa Revolución Francesa, una alianza de seres ga-lácticos, estatuas humanas o la Corte del Rey Arturo también han sido parte de las temáticas que han saca-do a la palestra. “Para los disfraces de la corte pre-paramos también a nues-tros hijos, entonces recién nacidos. Forramos los co-checitos y les caracteriza-mos también a ellos”, na-rra Merche. “Ahora ya son mayores y se van por su cuenta. Echamos de menos aquellos años porque los niños siempre dan mucho juego para ser creativo”,

matiza Sara Clemente.Los preparativos, de-

pendiendo de la magnitud o al elaboración del disfraz, se inician a mitad de ene-ro, aunque en Navidad, si todavía no hay ni siquiera una idea en mente, saltan las alarmas. “Algún que otro año nos hemos puesto

de mala leche, porque no nos poníamos de acuerdo y se nos echaba el tiempo encima. Pero al final siem-pre sale”, afirma Mariví Jarauta, quien resume el verdadero espíritu de toda esta parafernalia. “Nos gusta el Carnaval por todo lo que conlleva el estar jun-

tas en los preparativos, ver cómo nos van quedando las cosas... es entretenido y cuando llega el día disfru-tamos muchísimo”.

“En general la mayoría de cuadrillas o peñas se lo ‘curran’ bastante”, explica Merche, asegurando que el carnaval en Murchante tiene mucho seguimien-to pese a que siempre hay quien prefiere marcharse de escapada de fin de se-mana. Ellas, sin embargo, trabajan sin cesar y las ho-ras que haga falta.

Somos muy anima-das para estas co-sas. No nos da ver-güenza salir con las

pelucas y los accesorios a la calle”. Lo dice Bea Ar-mendáriz, una de las socias de La Multipandi, antes de buscar un sitio para las fotografías. Esta peña de Corella ha destacado siem-pre por su espíritu dinami-zador en la ciudad del Al-hama. Para Carnaval, por supuesto, la implicación no podía ser menos y siempre se guardan bajo la manga alguna sorpresa.

“Antes nos juntábamos con una cuadrilla a la que se conoce como ‘La Casilla’ en Corella. Con ellos tam-bién preparábamos cosas muy chulas y ya desde hace 7 u 8 años salimos como La Multipandi”, cuenta Armendáriz. A ella, que esta vez no podrá estar en el desfile por motivos labo-rales, le acompañan en la aventura carnavalesca de cada año Mari Paz Cueva, Mari José y Rosa Mellado, Elena Sesma, Itziar Martí-nez, Laura Pardillos, Isa-

bel Grávalos, Álex Rosetti, Silvia Rodríguez y Patricia Navarro.

En 2015 el Carnaval en Corella sufrió una especie de transformación. Tras bastante tiempo estancado como acto festivo, las aso-ciaciones, la juventud y el Ayuntamiento empujaron

para impulsarlo aún más, pese a que ya hace bastan-tes años que se otorgan pre-mios individuales y colecti-vos. “Llovió mucho, pero se creó un ambiente especta-cular en las calles”, recuer-da Mari Paz Cueva. Todavía se les dibuja una sonrisa y surgen las anécdotas al rememorar su disfraz de futbolín humano, en el que

Murchante

Corella

De izquierda a derecha, Sara Clemente, Mariví Jarauta, Merche García y Beatriz Jarauta

Mari José Mellado, Bea Armendáriz, Elena Sesma y Mari Paz Cueva

homenajearon a jugadores míticos como Ronaldo Na-zario, Carlos Valderrama o Míchel. “Nos cuesta poco meternos en el papel y nos encanta lo de disfrazarnos. Y da igual que sea Carnaval o no; en fiestas también nos ponemos lo que sea”, ase-gura Armendáriz.

El instante de vestirsePara esta cuadrilla, el mo-mento más divertido del Carnaval llega un poco an-tes de salir a la calle y lucir su disfraz. “Cuando nos vestimos nos reímos mu-chísimo, viendo cómo nos queda todo lo que hemos preparado”, señala mari José Mellado. De forma paralela al disfraz, mon-tan una especia de carro-za, por lo que el trabajo de montaje y preparación es costosos. “En Navidad ya le estaos dando vueltas. Y si se nos queda alguna idea por el camino o nos surge en mitad del montaje, la guardamos para otro año”, explica Armendáriz.

De este modo, el torren-te de propuestas ha resul-tado siempre de lo más peculiar. “Nos hemos dis-frazado de circo, de bolas de billar con palo incluido, de toreros con trajes de lu-ces, de ‘Alicia en el País de las Maravillas’ al estilo Tim Burton... y casi siempre nos hemos llevado algún premio”, afirman. Además, confían en que la animosi-dad de los corellanos vaya para arriba. “Creemos que el Carnaval se va a seguir potenciando porque hay gente joven que viene con muchas ganas, como la Asociación Juvenil San Miguel, que mueve 800 so-cios”, sentencian.

El primer disfraz que sacamos como grupo fue de tribu; salió alucinante e incluso lo rescatamos años después”

Merche GarcíaVecina de Murchante

El mejor momento es el de vestirnos; nos reímos mucho al ver cómo nos queda todo lo que hemos montado”

Beatriz ArmendárizPeña La Multipandi de Corella

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