9789875572935_samptxt

La oracion en armonia con Dios.indd 3 13/08/10 15:36

Publicado originalmente en ingls con el ttulo:With Christ in the School of Prayer by Andrew Murray

Este texto es de dominio pblico.

Impreso en Colombia / Printed in Colombia

2010 Editorial PenielTodos los derechos reservados.

Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida en ninguna forma sin el permiso escrito de Editorial Peniel.

Las citas bblicas fueron tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versin Internacional, a menos que se indique lo contrario. Sociedad Bblica Internacional.

Diseo de cubierta e interior:Arte Peniel [email protected]

Editorial PenielBoedo 25

Buenos Aires, C1206AAAArgentina

Tel. 54-11 4981-6178 / 6034e-mail: [email protected]

www.peniel.com

Murray, AndrewLa oracin en armona con Dios . - 1a ed. - Buenos Aires : Peniel, 2010.

176 p. ; 17x11 cm. Traducido por: Ronald BarbaISBN 10: 987-557-293-4ISBN 13: 978-987-557-293-51. Oraciones. I. Barba, Ronald, trad. II. TtuloCDD 242


ndice

1. Yo saba que siempre me oyes 7

2. De quin es esta imagen? 17

3. Yo voy al Padre 25

4. Para que el Padre sea glorificado 33

5. Si permanecis en m 43

6. Mis palabras en vosotros 55

7. Dad fruto, para que el Padre pueda dar lo que le peds 63

8. En mi Nombre 71

9. En aquel Da 83

10. He rogado por ti 93

11. Padre, quiero 105

12. Padre! No sea lo que yo quiero 113

13. Si pedimos conforme a su voluntad 121

14. Un sacerdocio santo 133

15. Orad sin cesar 141

16. George Mller, y el secreto de su poder en la oracin 149


71

Yo saba que siempre me oyes

Padre, gracias te doy por haberme odo. Yo saba que siempre me oyes.

Juan 11:41-42

Mi hijo eres t yo te engendr hoy Pdeme, y te dar.Salmos 2:7-8

En el Nuevo Testamento encontramos una distincin hecha entre la fe y el conocimiento. Pues a uno le es dada palabra de sabidura por el Espritu; a otro, palabra de conocimiento segn el mismo Espritu; a otro, fe por el mismo Espritu (1 Corintios 12:8-9, nfasis aadido). En un hijo o en un creyente puede haber mucha fe con poco conocimiento. La simplicidad infantil acepta la verdad sin dificultad, y a menudo le importa poco darse a s mismo o a otros cualquier motivo o razn de su fe, excepto esto:


8La oracin en armona con Dios

Dios lo dijo. Y es la voluntad de Dios que nosotros lo ame-mos y lo sirvamos, no solo con todo el corazn, sino tam-bin, con toda la mente; que podamos crecer en la divina sabidura y belleza de todos sus caminos, sus palabras y sus obras. Solo de esta manera el creyente ser totalmente ca-paz de acercarse y de adorar correctamente la gloria de la gracia de Dios. Y solo de esta manera nuestros corazones pueden inteligentemente llegar a conocer los tesoros de la sabidura y del conocimiento que hay en la redencin, y pueden estar preparados para entrar plenamente en la nota ms alta de la cancin que se levanta delante del tro-no: Oh, profundidad de las riquezas de la sabidura y de la ciencia de Dios! (Romanos 11:33).

En nuestra vida de oracin esta verdad tiene una total aplicacin. Mientras que la oracin y la fe son tan simples que el recin convertido puede orar con poder, la verdade-ra ciencia cristiana encuentra en la doctrina de la oracin algunos de sus problemas ms profundos. Hasta dnde el poder de la oracin es una realidad? Si es as, cmo pue-de Dios conceder a la oracin tan enorme poder? Cmo puede la accin de la oracin estar en armona con la vo-luntad y los decretos de Dios? Cmo pueden estar recon-ciliadas la soberana de Dios y nuestra voluntad, la libertad de Dios y la nuestra?

Estas y otras preguntas similares, son temas apropiados para la meditacin y la investigacin cristianas. Cuanto ms seriamente y con reverencia nos acercamos a tales misterios, ms vamos a postrarnos maravillados delante


9Yo saba que siempre me oyes

de l para adorarlo, para alabar a quien dio al hombre tan grande poder mediante la oracin.

Una de las dificultades secretas con respecto a la ora-cin, un problema que aunque no sea expresado, a menu-do realmente puede estorbar a la oracin, se deriva de la perfeccin de Dios en su absoluta independencia de todo lo que est fuera de l. No es l, el Ser Infinito, quien debe todo lo que es a l mismo, quien se determina a s mismo, y cuya sabia y santa voluntad ha determinado todo lo que tiene que ser? Cmo puede la oracin in-fluenciarlo, o por la oracin ser movido a hacer lo que de otra manera no sera hecho? No es la promesa de una respuesta a la oracin simplemente una condescendencia hacia nosotros? Es lo que se dice del enorme poder de la oracin, algo ms que una adaptacin a nuestro modo de pensar, debido a que la deidad nunca puede ser depen-diente de ninguna accin sin una razn para hacerlo? Y no es la bendicin de la oracin simplemente la influencia que ejercita sobre nosotros?

En la bsqueda de una respuesta para estas preguntas, encontramos la clave en el mismo ser de Dios, en el mis-terio de la Santa Trinidad. Si Dios fuera una sola persona, encerrado en s mismo, no podra haber ningn pensa-miento de cercana hacia l o de influencia sobre l. Pero en Dios hay tres personas. En Dios tenemos al Padre y al Hijo, quienes tienen en el Espritu Santo su lazo viviente de unidad y comunin.

Cuando el amor eterno engendr al Hijo, y el Padre dio al Hijo como a la segunda persona, un lugar prximo


10

La oracin en armona con Dios

a l como su igual y su consejero, haba un camino abier-to para la oracin y su influencia en lo ms profundo de la vida de la Deidad. As como en la tierra, en el cielo, toda la relacin entre el Padre y el Hijo es una relacin de dar y tomar. Y si ese tomar es tan voluntario, como el dar, debe haber por parte del Hijo un pedir y recibir. En la santa comunin de las personas divinas, este pedir del Hijo era una de las grandes operaciones de la triple y bendita vida de Dios. De aqu tenemos en el Salmo 2:7-8: Mi hijo eres t, yo te engendr hoy. Pdeme, y te dar. El Padre dio al Hijo el lugar y el poder de actuar en l. El pedir del Hijo no era una simple muestra ni tampoco una sombra, sino uno de aquellos movimientos en los que el amor del Padre y el Hijo se encontraban y se completaban el uno al otro.

El Padre haba determinado que no estara solo en su consejo: haba un Hijo en cuyo pedir y aceptacin de-pendera su cumplimiento. Y por eso, haba en el mismo ser y vida de Dios un pedir del cual la oracin en la tierra tena que ser el reflejo y la salida. Y recordemos que Jess dijo: Yo saba que siempre me oyes. As como la relacin de Hijo de Jess en la tierra, no puede ser separada de su relacin de Hijo en el cielo, as tambin su oracin en la Tierra es la continuacin y el complemento de su pedir en el cielo. La oracin del hombre Jesucristo es el eslabn entre el pedir eterno del Hijo unignito en el seno del Padre y la oracin de los hombres en la tierra. La oracin tiene su ascensin y su fuente ms profunda en el mismo


11


ser de Dios. En el seno de la deidad nada puede hacerse sin oracin, el pedir del Hijo y el dar del Padre1.

Esto puede ayudarnos de alguna manera a entender cmo la oracin del hombre, que llega a travs del Hijo, puede tener efecto en Dios. Los decretos de Dios no son decisiones hechas por l sin referencia al Hijo, o a su peti-cin, o a la peticin que ser enviada por medio de l. De ningn modo. El Seor Jess es el unignito, la cabeza y el heredero de todas las cosas: todas las cosas fueron creadas por medio de l y para l, y todas las cosas consisten en l. En los consejos del Padre, el Hijo, como representante de toda la creacin, siempre tuvo una voz. En los decretos del propsito eterno siempre hubo lugar para la libertad del Hijo como mediador e intercesor, y as tambin por las peticiones de todos los que se acercan al Padre en el Hijo.

Y si viene el pensamiento de que esta libertad y este po-der del Hijo para actuar sobre el Padre estn en desacuerdo con la inmutabilidad de los decretos divinos, no olvidemos que Dios no tiene como el hombre, un pasado al cual est irrevocablemente ligado. Dios no vive en el tiempo con su pasado y su futuro; las distinciones del tiempo no tienen ninguna relacin con Aquel que vive en la eternidad. Y la

1 Dios escucha la oracin. El concepto ms simple de la oracin es tomado de toda La Escritura. No se refiere al reflejo de la influencia de la oracin en nuestro corazn y en nuestra vida, aunque ampliamente muestra la conexin entre la oracin como una accin y como un estado. Ms bien establece con gran precisin el objetivo o los verdaderos pro-psitos de la oracin, para obtener la bendicin, los dones, y la liberacin por parte de Dios. Jess dice: Pedid, y se os dar.


12


eternidad es un ahora actual, en la cual el pasado nunca es pasado, y el futuro es siempre el presente.

Para conocer nuestras debilidades humanas, La Escri-tura habla de decretos pasados y de un futuro que viene. En realidad, la inmutabilidad del consejo de Dios siempre est en perfecta armona con la libertad para hacer en absoluto todo lo que quiere hacer. Y las oraciones del Hijo y de su pueblo son llevadas a los decretos eternos, y el efecto no es solo aparente, sino que el corazn del Padre se mantiene abierto y libre para escuchar cada oracin que se levanta a travs del Hijo, y que Dios, de hecho, se permite a s mismo decidirse por la oracin, a hacer lo que de otra manera no hubiera hecho.

La perfecta armona y la unin de la soberana divina con la libertad humana es para nosotros un misterio ines-crutable, porque Dios como el Eterno sobrepasa todos nuestros pensamientos. Que sea nuestro consuelo y nues-tra fuerza el estar seguros de que el poder de la oracin tiene su origen y su seguridad, en la comunin eterna del Padre con el Hijo, y que por nuestra unin con el Hijo, nuestra oracin es levantada y puede tener su influencia en la vida interior de la bendita Trinidad.

Los decretos de Dios no son armazones de hierro con-tra las cuales la libertad del hombre vanamente buscara luchar. No. Dios mismo es el amor viviente, quien en su Hijo como hombre ha entrado en la ms tierna relacin con todo lo que es humano, quien por medio del Espritu Santo lleva todo lo que es humano a la vida divina, y quien


13


es libre para dar a cada oracin humana, su lugar en el gobierno que l tiene del mundo.

Es en la luz del amanecer de tales pensamientos que la doctrina de la Trinidad ya no es ms una especulacin abstracta, sino la viva manifestacin del camino en el cual fue posible para el hombre el hecho de ser aceptado en la comunidad de Dios, y que su oracin se convirtiera en un verdadero factor en el gobierno de Dios sobre esta tierra. Y podemos, como en la distancia, vislumbrar la luz que desde el mundo eternal brilla en palabras como estas: porque por medio de l los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espritu al Padre (Efesios 2:18, nfasis aadido).

Seor, ensanos a orarDios eterno! El Dios Trino! Con profunda reverencia

y con el rostro cubierto adorara delante del santo miste-rio de tu divino ser. Y si te place, oh, tan glorioso Dios, descubrir algo de ese misterio, me inclinara con temor y temblor para no pecar contra ti, al meditar en tu gloria.

Padre! Te agradezco porque llevas este nombre, no solo como el Padre de tus hijos aqu en la tierra, sino como habiendo subsistido desde la eternidad como el Pa-dre de tu Hijo unignito. Te agradezco porque como Pa-dre puedes escuchar nuestras oraciones, porque desde la eternidad, t has dado un lugar en tus propsitos a pedi-do de tu Hijo. Te agradezco porque pudimos ver en l en la Tierra la bendita comunin que l tena contigo en el cielo; y cmo desde la eternidad en todos tus propsitos


14


y decretos, ha habido un lugar para sus oraciones y para las respuestas a sus oraciones. Y te agradezco sobre todo, que por medio de su verdadera naturaleza humana en tu trono celestial, y por medio del Espritu Santo en nues-tra naturaleza humana aqu, se haya abierto un camino para que cada clamor de la necesidad humana pueda ser llevado hacia lo alto, y pueda tocar la vida y el amor de Dios y recibir en respuesta, absolutamente todo lo que pueda pedir.

Bendito Jess! Como el Hijo, en quien el camino de la oracin ha sido abierto, y quien nos da la seguridad de la respuesta, te rogamos, ensea a tu pueblo a orar. Permite que cada uno de nuestros das sea una seal de que somos hijos, para que, como t, sepamos que el Padre siempre nos escucha. Amn.

NOTAAunque la reflexin pueda ser cierta y valiosa, en cuanto a que Dios, previendo y preordenando todas las cosas, tambin ha previsto y preordenado nuestras oraciones como eslabones en la cadena de eventos de causa y efecto, como un poder real; sin embargo, es-tamos convencidos de que esta no es la luz en la que la mente puede encontrar paz en este gran asunto. Tampoco pensamos que aqu est el poder atractivo para acercarnos en oracin. Sentimos, ms bien, que tal reflexin desva la atencin del tema de donde vie-ne el impulso, la vida y la fuerza de la oracin. El Dios


15


viviente, contemporneo y no solamente eterno2, el vivo, misericordioso y santo, el Dios que se manifiesta al alma, el Dios que dice: Buscad mi rostro, este es el imn que nos atrae, solo esto puede abrir el cora-zn y los labios....En Jesucristo el Hijo de Dios, tenemos la solucin completa de la dificultad. l or en la Tierra, y no sim-plemente como hombre, sino como el Hijo de Dios encarnado. Su oracin en la tierra es solo la manifes-tacin de su oracin desde toda la eternidad, cuando en el consejo divino fue establecido como el Cristo... El Hijo fue designado para ser el heredero de todas las cosas. Desde toda la eternidad el Hijo de Dios fue el camino, y el mediador. l estaba desde la eternidad hablando con el Padre en nombre del mundo3.

2 No debera ser ms bien contemporneo, porque es eterno, en el verdadero significado de esta ltima palabra?3 SAPHIR, The Hidden Life (La vida escondida), cap. 6. Vea tambin The Lords Prayer (La oracin del Seor), p. 12.


Esperamos que este libro

haya sido de su agrado.

Para informacin o comentarios,

escrbanos a la direccin

que aparece debajo.

Muchas gracias.


Nos agradara recibir noticias suyas. Por favor, enve sus comentarios sobre este libro

a la direccin que aparece a continuacin. Muchas gracias.

Editorial Vida8410 N.W. 53rd Terrace, Suite 103

Miami, Fl. 33166

V i d a @ z o n d e r v a n . c o mw w w . e d i t o r i a l v i d a . c o m

End_page_trade_2007.indd 1 12/6/07 2:03:47 PM57514_Espiritu_disciplina_INT.indd 272 2/7/10 11:33:18

Este documento es una muestra gratuita.

Para adquirir una copia completa de este libro,

pulse aqu.

9789875572935_samptxt

Documents