9 de enero

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9 de enero: Un Minuto de Silencio, por Bertalicia Peralta Nueve de enero, número inicial principio germinal de independencia. Lúgubre silencio letal de palomas soltadas en el centro de la vida donde nacieron los soldados de la Patria donde murieron: quemados sus ojos acongojados por dentro ultrajados en su casta y en su sangre violados en su lengua y sus hijos acogotados, sumidos en la ira y la barbarie los militantes de la Patria nueva de la Patria sangrante de la gimiente Patria de la despedazada, dulce, buena Patria con su pecho abierto por la metralla la soberbia, la odiosa conquista del imperio de Estados Unidos por el crimen. Yo no he llorado por los muertos por las rosas que acumularon sus ojos abiertos y estrellados

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Recordando a los mártires

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Page 1: 9 de enero

9 de enero: Un Minuto de Silencio, por

Bertalicia Peralta

Nueve de enero, número inicialprincipio germinal de independencia.Lúgubre silencio letal de palomassoltadas en el centro de la vidadonde nacieron los soldados de la Patriadonde murieron: quemados sus ojosacongojados por dentroultrajados en su casta y en su sangreviolados en su lengua y sus hijosacogotados, sumidos en la ira y la barbarielos militantes de la Patria nuevade la Patria sangrantede la gimiente Patriade la despedazada, dulce, buena Patriacon su pecho abierto por la metrallala soberbia, la odiosa conquista del imperiode Estados Unidos por el crimen.

Yo no he llorado por los muertospor las rosas que acumularon sus ojosabiertos y estrelladosno he llorado aún por las manitasde las niñas morenasque colgaban gaviotas en la tardepor los patines y tambores abandonadosdonde comienza la frontera

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donde colocaron letreros en idiomas extranjeroscon cintas y galones y estrellas y águilasy luces de bengalay escuelas de adolescentes engreídos y altanerosa quienes cerraron el almaa quienes quitaron las tablas de los diez mandamientosquienes no tienen arcilla para hacerestatuas de borricos, pájaros o pequeños ángeles sin alas.

Compañeros: una campana para su memoria:Hay semen de mártires regado en las plazaslágrimas de madres, viudas, huérfanosacumuladas a la orilla de los templos.Hay multitud de huesos clavados en tierray cadáveres redondos y fríos vestidos de banderasa lo largo de calles y campos.

Hay oraciones tendidas hasta el cielocon una urgente condición de reto, árboles caídosfrutas doloridas y un rencor de decenios descendidoen torrentadas ardientes por los ríos:un rencor absoluto y solidario un odio colectivoque vamos a llevar hacia el lugar que tienenuestro dolor de sexo ultrajadode corazón apedreadode lengua amordazadade nidos agredidosde pezones silvestres y dulcescomo cuajados labios de azucenas.

Compañeros: una voz que se detenga en esta fechaen este nueve de enero amanecidoen este momento extraño de la muerteen este instante supremo de la vida.

Estandartes y coronas para guardar el alma de la Patriaque no puede contenerse en veinte fosasque no es capaz de convertirse en vientopara viajar en rutas penetradas de cruces:quiero gritar a todos que no es posible amar a los soldados yankeesque no es posible comprender palabrasenvueltas en duras balasni es posible conocer a ningún Johnni hablar tranquilamente a Mary

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Compañeros: un grueso manto repleto de floresy verdes celajes para cerrar sus ojos para siempre.Oíd: todos los otros: testigos de esa noche de exterminiolos que nos penetramos con elloshacia las puertas de la muertelos que paseamos banderas encima de carroscargados de cadávereslos que corrimos con las venas rebosantes de rabiadolor y angustianosotros, compañeros, que sentimos en la carneel golpe seco de las balasel último gemido de los mártiresvamos a gastarnos la existencia para sembrarde mástiles la tierra.

Hablo de mástiles que tienen nombreshablo de niños con sus cantosy sus juegos partidos en mitad de la nochepor los acantonados habitantes del Canal Zone.Hablo de edificios apagados y convertidosen objetos de rifa de la grotesca soldadera yankee.Hablo de labios que no llegaron a conocerotro calor que el de la pólvora.De crucifijos que se estremecieron en medio de la nochey se tiraron del miedo hacia las callesdejando las velas encendidas.Hablo de los mártires del nueve de enero.Hablo del nueve de enero.Hablo del lúgubre silencio letal de palomasasesinadas en el centro de la vida;Hablo de brazos destrozados, de vísceras arrebatadasde gendarmes apostados para matar niñitos.Hablo de este dolor augusto.

Compañeros: un minuto de silencio.