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LIBROS
POR MARIO GARCIA
Jorg e Luis Borges, Siete Noches, Fondo de CulturaEconómica, 1980.
LA ARMAZÓN DE LAREFLECCIÓN
un cade de Dante) parecen reintegrarnosun Borges que no selecciona acercamientos, impresión que se consolida al repasarpáginas como las 27, 32 y 107, donde campean hermosos y sencillos estímulos no yaal lector entrenado sino al hombre que todavía no se atrevió a ingresar plenamentea la literatura. Algunas de las cosas deslizadas en esas páginas por Borges son deuna irreverencia realmente productiva,además de mostrar una profunda comprensión de las distancias prestablecidasentre hombres y libros, y un interés tiernopor sugerir actitudes que las borren.
Precisamen te, son actitudes de lectura lopostulado en forma con stante en todo ellibro, como expresión programática por unlado y, con ma yor incidencia en el balancefinal, como armazón generadora de reflexiones. La manera en qu e fundamenta elcarácter " li terur iu" de La Divina Comedia.por ejemplo, es una reivindicación de la soberanía expresi va del hombre , Diluye conserenidad la importanc ia de las interpretaciones alegoristas, o las presuntas iluminaciones visiona rlas del Dante, y relega a unsegundo plano las posibles iniernucionalidudes religiosas de éste para suplantartodo ello por el principio de la fe poética.En otras palabras, el pr incipio de una verosimilitud surgida en un acuerdo que establecen entre sí los hombres. volcá ndo losso bre la sol a base de con venciones esténcas.
Menos explícitamente pero sin dejar lugar a muchas dudas, el resultado es el mismo en su abordamiento de los demás textos sacros o sacralizados que toc a en estelibro: las escrituras son invenciones humanas, el peso de lo trascendente se reduce aincitación y se transforma en tema o en énfasis. Si hay un sentido, es el humano, pues
gada que el comediante debe repetir paraque su público lo reconozca ("Ese soñador-tratándose de mí- en este momento estásoñándolos a ustedes; está soñando estasala y esta conferencia... ").
y en esta línea de remedarse y continuarse a sí mismo recae inclusive en otrorictus, el de los juicios solemnemente infundados ("Nietzch~ dijo falsísimamenteque Dante es la hiena que versifica entrelas tumbas. La hiena que versifica es unacontradicción"), o en pastiches borgianos(HA Dante lo conocemos de un modo másíntimo que sus contemporáneos. Casi diría que lo conocemos como lo conocióVirgilio, que fue un sueño suyo"; o H.. . estamos hechos para el arte, estamos hechospara la memoria, estamos hechos para lapoesía o posiblemente estamos hechospara el olvido").
Fuera de aq uellas fealdades sobre el peronismo, indisculpables pero a las cualesparece que hay que darse por acostumbrado , y de estos baches, es posible encontrarun libro sumamente interesante, que incluye compensaciones de verdadera importancia. Sobre todo, una postura gratísimade respeto al lector . En cierto pasaje del capítulo sobre La Divina Comedia. dice: "Yohe querido hacer lo mismo en muchoscuentos y he sido admirado por ese hallazgo, que es el hall azgo de Dante en la EdadMedia, el de presentar un momento comocifra de una vida". Es decir, abandona elremilgo de hablar de sus propios libroscomo de aquellos "volúmenes sin importancia" y acepta comentarlos en el mismoplano del interés que despiertan en los lectores .
Posiblemente no constituya más que unleve signo, pero alguna observación estilística casi didáctica (por ejemplo acerca de
88FOTOGRAFIAS DEIORGE PABLODEAGulNACO
El Borges personal se ha hecho cada vezmás complejo, irritante, contradictorio,objeto de uso a manos de intereses varios,objeto de uso a manos de sí mismo, infantila veces, choconte otras, y en otras más muychocantemente infantil.
El Borges escrito representa un consuelo, máxime a través de Siete Noches, obraque por ser tan actual adquiere connotaciones adicionales, La prolija revisión deestos trabajos, originalmente conferenciasdictadas en Buenos Aires durante 1977,donde ha quedado borrada toda marcaoral, más el decir del escritor argentinoque es de por sí una escritura, hacen de estas páginas .un liso y llano texto escrito,cuya división en siete momentos es más tipográfica que real. En efecto, las mismastendencias tenaces sobrevuelan los subtítulos, el mismo diálogo perpetuo con losrepliegues cósmicos de las cosas apareceen todos los pasajes, vestidos de temáticasdistintas yahora, quizá , ubicando al hombre en posición más próxima.
Hay que decir de una vez que aquí se encuentra a un ' Borges reconfortante. Sutono es el 'de una placentera charla de rincón de librería; hay gusto y comodidad enla comunicación, y el clásico aparato borgiano de erudición aparece bajo el estrictocontrol de la amenidad: la referencia enciclopédica se convierte así, en la mayorparte de los casos, en brillo ilustrativo.
. Como para refrenar cualquier entusiasmo reconciliador, Borges desliza un par demenciones absolutamente inútiles a "ladictadura peronista", ' una obsesión suyatan fuerte que lo hace reaccionar como almás sustancialista y maniqueo de los antiborgianos., No faltan tampoco sus inveteradas recurrencias: el laberinto, los espejos, el
, azar, el olvido, la materia, la cifra, lo indescifrable, Pero no actúan funcionalmente, no integran un código narrativo o discursivo sino que constituyen solamentealusiones, interesantes en algunos casos-en el capítulo relativo a sueños y pesadi-
. lIas, por ejemplo-, pero en otros no pasan. de recordatorio concesivo: la mueca obli-
son los hombres los que actualizan a la divinidad en su escribirla y leerla en los textos.
De modo más llamativamente específico, Borges arriesga inclusive un paso másallá, prácticamente hasta ingresar en lareelaboración humanística de ciertas significaciones, como cuando asigna al Ulises del Dante una cualidad prometeica quecon seguridad ha de sonar blasfema enmás de una geografía. Coherente con ello,Borges recuerda la doctrina de Croce acerca del carácter estético del lenguaje mismo, cuyas fronteras con la literatura quedan así en duda. Sí, por otro lado, tenemosen cuenta que el agnosticismo borgianotiene aquí una presencia operativa, no esnada difícil transportar el conjunto de sussugestiones dentro del marco de una atractiva teoría literaria.
El rescate de Borges para una teoríamoderna y transformadora del texto ya hasido hecho, por cierto, tiempo atrás (Goloboff, Aguilar Mora, varios otros). Lobueno consistiría en un retorno expresodel viejo poeta a afirmaciones que nosobligan a revivir la fuerte incitación de palabras suyas como fueron aquellas de Elotro: "Lo que se escribe no es de nadie, dellenguaje, o de la tradición .
MÉXICOTENOCHTITLANPOR ARTURO GÚMEl
Jo sefina G arc í« Quuu.m.i v Jo,': Ruh én RomeroGulv ún, ¡\/h i.." 1" ''''''' '' lItl,;" .1' .\11 probtent átíca la.custre, M éxico, Uruvcrvrd.ul N;"iona l Aut ónoma deMéxico. l nst itu tu de luvcstr gucronc s Hist óricas,1971L 132 p.. il, . (Cu aderno , Serie bi'l lÍrica n úm. 21J.
Alguna historia de Roma se inicia con laimagen de un pu ñado de aldeas perdidasen los pantanos del Tibcr, de mediocrepresente y aparentemente sin porvenir,que en unos cuantos siglos se con viertenen el imperio más poderoso que haya existido. Su autor propone al lector: ¿Cuentode hadas'? No. M ás )' mejor que eso, historia . La historia de Rom a.
La histori a de la fundación de MéxicoTenochtitlan )' del vertiginoso ascen so delpoderío mexi can o en el ámbito mesoarnericano en un par de siglos, está muy lejosde ser un cuento de hada s, pero no es menos asombrosa que la historia de Roma.Tenochtitlan, como Roma, empezó siendouna pobre aldea que en menos de doscientos años llegó a ser también el centro cultural, religioso , económico y politico de sumundo.
y la historia del surgimiento , elevacióny caída de México Tenochtitlan estuvo fatalmente asociada a su problem átice lacustre o hidráulica, o tal vez sería más preciso decir, determinada por ella .
El miserable islote que "el pueblo cuyorostro nadie conocía" recibió como insul-
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to de sus vecinos del Valle, fue trabajosamente acrecentado desecando zonas pantanosas aledañas y adquiriendo espaciodel líquido elemento hasta islas ~ercanas
por medio de las ingeniosas chinarnpasque para los pobladores del Valle "constituyeron por siglos la base de la economíalacustre", y construyendo diques, calzadas, acueductos, puentes, compuertas,acequias, desembarcaderos, albercas, estanques, represas, hasta llegar a ser aquella "gran ciudad de México" que a losconquistadores pareció " . . . otro mundode grandes poblaciones y torres, y unamar y dentro de ella una ciudad muy grande, edificada, que a la verdad al parecerponía temor y espanto" y "cosas de encantamiento.. . nunca oídas, ni aun soñadas. "
Bien conocidas son las asombradas yencendidas descripciones de la belleza ygrandeza de la ciudad de México hechaspor los conquistadores. También conocemos , gracias a las versiones de cantares indígenas hechas por Angel Ma. Garibay yMiguel León-Portilla, el aprecio y admiración que los mismos mexicanos tenían porsu ciudad . Modernos autores a su vez sehan encargado de continuar la tradiciónde cantar la perdida belleza de la ciudad ysus alrededores como Alfonso Reyes en suVisión de An áhuac, Ignacio Bernal en Tenochtitlan en una isla y León-Portilla envarios trabajos.
Así que la condici ón.lacustre de MéxicoTenochtitlan nos ha sido siempre familiar,pero los problemas, soluciones y técnicasque estaban asociadas a esta dependenciadel líquido elemento, no tanto. El estudiode los complejos sistemas hidráulicos en elValle de México- y su relación con la agricultura se inició con las brillantes investigaciones de Pedro Armillas y Angel Palerrn y está siendo continuado y aplicadoen otras regiones de Mesoamérica. La importancia de las vías acuáticas -marítimas, fluviales, lacustres- como medio delocomoción, transporte y comercio -en-
tre distintas regiones de Mesoamérica yaun fuera de ella - es también ahora considerada como fundamental para el estudiode las sociedades prehispánicas.
El excelente estudio realizado por dosjóvenes investigadores uni versitarios y titulado M éxico Tenochtitlan y su problemática lacustre, reune algunos testimonios indígenas -rmíticos, religiosos e históricOS-, los de los conquistadores y los modernos estudios hidráulicos sobre el Vallede México en la época prehispánica ,acompañados de interesantes ilustraciones , tomadas de códices, para mostrarnos,"en la forma más clara posible", el peregrinar de la ciudad, desde su trabajosafundación hasta convertirse en la reina delos lagos.
Albarradas y acueductos -en cuyaconstrucción intervinieron ingenieros dela categoría del sabio y poeta Nezahualcóyotl-, diques, compuertas y acequias paracontener y regular el caudal que bajaba delas montañas que rodean al Valle y paraseparar las aguas dulces de las salobres yutilizar las primeras para irrigar cultivos ychinampas, así como para surtir a toda laciudad del preciado elemento, y una red decanales, puentes y desembarcaderos, porlaque en canoas se organizaba toda la ciudad: " . .. de traza reticular con calles deagua y con calles de tierra y agua, alineadas a partir de un punto central que eradonde estaba el centro religioso. Hacia elexterior, calzadas que la unían con la tierra firme y que dividían la laguna en compartimientos de diversa magnitud. Además , puentes y esclusas que regulaban elfluido del agua. Por otra parte, acueductosque conducían agua potable y acequiasque llevaban a la laguna el caudal de algunos ríos."
Tanto llegó a ser el poderío de la bientrazada Tenochtitlan que sus emisarioshacían sentir su influencia en distantes regiones a través de conquistas militares,guarniciones permanentes e imposición detributos. Algo de ello hablan objetos encontrados en las excavaciones que se estánllevando a cabo en el Templo Mayor y queprovienen de ambos océanos y del marCaribe, así como de otras zonas bastantealejadas del Anáhuac, Tláloc -asistido
UCon qué cinismo . I
con cuanta desvergüenza o qué locuradespués de todo esto nos ponemosa escribir otro libro " (p. 21).
Nacido aquí en la jaula, yo el babuinolo primero que supe fue: este mundopor dondequiera que lo mire tiene
rejas y reja s". (p.38)
Queda igualrncnte cons ta ncia de su reclamo en No me preguntes como pasa e/tiempoy en Islas a la deriva , en los que dedica sus secc iones "Los animales saben" y"Especies en peligro", o en algunos poemas de Irás y l/O volverás en los que late elintento desesperado por co nservar unafauna que día a día se extingue.
Pacheco com parte el jui cio del Salomónde los Proverbios, cua ndo éste ind icaba:"Observa a las hormigas, perezoso, e irnita sus costumbres" . En otro de los relatosde 1963, en Jericó, denuncia la barbaneque se tiene ante estos insectos , y con unaanécdota semejante construye una breveprosa llamada "Vida de las hormigas" enDesde entonces .
En esas condiciones Pacheco continúala construcción de su arca-bestiario, paraencontrar aliados en las hormigas, los babuinos, en las ratas y en todos aquellosque comparten las ruinas del planeta. Enlas narraciones de El viento distante(1963), aparecían sus adhesiones al reinoanimal, en Parque de diversiones escribió:"La muchedumbre regocijada con el dolor de la elefanta admira el nacimiento deuna bestia monstruosa, llena de sangre ypelo, que se asem eja a un elefante" (p. 31).O más adelante cuando encuentra que:"Hábiles en su juego pero cobardes pornaturaleza, los chimpancés no tienen másdesempeño que el de bufones para diversión de los de adentro y los de afuera" (p.38). Estas palabras se conectan directamente con el Monólogo del mono, de su libro más reciente, ahí renueva su solidaridad con los cautivos y los atormentadosentes de zoológico:
- - - - - - - ----'.;habitante que observa la diáspora y se en~ ' \ 'frenta a ella con el recurso del texto:
"El gato interrumpió el monólogo silentey de un salto de tigre cayó sobre la ratay la hizoun cúmulo de horror y sangre y carnepalpitante" (idem).
En la obra deJoséEmilio Pacheco "el tiernpo de la conciencia pura se vuelve así tiempo existencial. Se determina por el serdel estar, que es la preocupación fundamental, la angustia. Es esta preocupaciónla que se tiene delante de la muerte y de lafinalidad del hombre, y, por lo tanto, darásentido a la estructura del tiempo individual o temporalidad". Además en esteescritor el recuerdo siempre conduce a lasintuiciones futuras :
"El mundo será algún día de las ratas.Ustedes 'robarán en nuestras bodegas,vivirán perseguidos en las cloacas" (p .42).
En ese proceso se realiza un presente que seinserta en el pasado, que se hace vueltaatrás, pero que también transcurreen un instante que ve hacia sus posibilidades próximas:
- En Desde entonces las referencias temporales son el asombro ante una realidad que semanifiesta en diferentes niveles deconocimiento; una se da en bruto, comouna velocísima estampida de caballos desbocados, como el azogue amorfo; y éstasólo es aprehensible a través de la expresividad y la organización científica, artísticao la del brujo que forman una interpretación paralela al devenir de la tierra. Pacheco entiende que el mundo es un eterno desaparecer, lo perdurable es la utopía, todose extingue porque nada es fuego eterno.
Los elementos de la noche (1963), No mepreguntes cómo pasa el tiempo (1969) , Irás yno volverás (1973) e Islas a la deriva, aligual que Desde entonces, son las reflexiones poemáticas de cuien se ve cercado, del
por otros dioses acuáticos- lleg~ a ad9uirir idéntica jerarquía a la del dios tribalHuitzilopochtli, claro reflejo de la potestad de las aguas que hacían a la ciudad favorita de las deidades.
Ombligo del mundo y lugar donde laLuna se deleitaba con su propio reflejo,México Tenochtitlan, como Roma -o
'para remontar el cordón umb ilical, comoTroya- padeció variadas catástrofes.Como a nosotros, a sus habitantes -todoslos hombres, dice Borges- les tocaronmalos tiempos que vivir. Al poco tiempode su fundación y a lo largo de suexistencia sufrió inundaciones, sequías, hambrunas y calamidades asociadas; un gran tlatoani, Ahuízotl, murió a consecuencia deuna inundación.
Su caída definitiva fue también producto de una desvastadora 'invasión que trastornó y modificó el sedimento, el entornoy la tradición que habían hecho el milagroposible. Y la ruina de la orgullosa reina delAnáhuac llegó a través del agua ; sólo hasta que los españoíes dom inaron los lagos,pudieron derrotar completamente a suspobladores. Pero de alguna manera el recuerdo de la perdida grandeza de la ciudadde México nos acompaña cuando nos recreamos con un cuadro como el que dibujan los autores de M éxico Tenochtitlan y
-su problemática lacustre y sólo nos quedael consuelo de recordar que ya en su épocase había sentenciado que': en tanto que permanezca el mundo. no acabará la fama y lagloria de México Tenochtitlan .
El 'Río DE TINTA SEGUIRÁCORRIENDO
POR ANDRÉS DE LUNAJoséEmilio Pacheco . Desdeentonces. México, 1980.
. Era.En los textos de José Emilio Pachecoseasoma la sombra floreciente o ruinosa dela temporalidad, que se manifiesta comouna síntesis de las proposiciones de la conciencia contemplativa al estilo de Husserl,o con el flujo subjetivo del hombre en ac-
, ción tan cercano a Heidegger. Esto se pue- ,de comprobar en Desde entonces (1980),donde todavía resuenan los ecos juvenilesde Pacheco sobre ese tema; basta recordaralgunas líneas de Crecimiento del día(1962), en el que se lee:
" Letras, incisiones en la arena, en el vaho. Signos que borrará el agua o el viento.Símbolos neciamente aferrados a la horaen que se cumple dentro de mí, al silenció".
Para después afirmar el sentimiento de loefímero.
... .. Ia ávida sombra que se cierne sobreel instante".
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. El último libro de José Emilio Pachecoreúne sus poemas de 1975 a 1978, algunospreviamente habían aparecido en Al ma~gen (París, Imaginaria, 1976) y en Jardinde niños (México, Multiarte, 1978); Desdeentonces es uno de esos ejercicios en blanco y negro, en los que el pesimismo anu~a
las coloraciones posibles. Es un poemanolleno de ambigüedades y espejismos, algose capta, puede ser, pero también es probable que sea un simple reflejo, una trampa:
Todo el amorTodo el deseo
Apenas espejismos sobornosDe la incesante procreación (p. 41).
En algunos poemas de Pacheco se siente elvaivén de Ungaretti, su soledad y su desaliento, sobre todo porque debe tenerse muy claro que toda memoria es espejismo y soliloquio, subjetividad que se aferraa las membranas de los objetos y de laspersonas. ¿Pero qué es todo esto? Simpleopacidad, y ésto es lo que Pacheco.ha querido cantar en Desde entonces: un instantesombreado lleno de presagios y añoranzas.
DOS GÉNEROSFANTASMAS
POR JAIME MORENO VILLARREAL
Altaforu : ( Pocvrc-Lrctron-Lvs.ri), Nos. I y 2. 66.Rue Bou upa ric. Pan s v l. l r.rncc.
La labor del tr adu ctor no só lo es "ingratapor mal pa gad a" sino porque pocas vecesel lector de un texto escrito originalmenteen otra lengua se deti ene a aprecia r ese trabajo de tran sferencia lingüí sti ca que siempre -para bien o para mal - exige ser considerado com o una propiedad distinta y yaineludible de la obra .
No obstante, en nuestro pa ís la traducción experimenta actualmente una exp ansión con siderable que va aparejada con elascenso del negoci o ed itorial y -conjetura- es debida en parte a cierta insuficiencia competitiva de los autores vendibles delengua castellana ante las marej a.das denovela de sech able . Las grandes épocas,decía Pound. son épocas de tr aducción ; lanuestra es la gran época de las mala s traducciones (con súltese catálogo Premia correspondiente) . una época ~n la que hayque cuidarse de los buenos libros traducidos al vapor que se encogen entre los dedos. Por esto es relevante la aparición deuna revista cuy o acento se marca primordialmente sobre la traducción ejercitadacomo quehacer artesanal. corno proyectoestrictamente liter ario.
. Altaforte es edit ada en Parí s por cuatroescritores: el peruano Armando Rojas. losmexicanos Antonio Santisteban y Alvaro
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Uribe, y el panameño Edison Sirnons, Hapublicado en sus dos entregas .cola.bor~
ciones en español, frances, aleman e ingléscon sus traducciones (al francés cuando eloriginal es castellano, al español en los demás casos) .
En términos de escritura, traducción ycreación no se hallan tan lejanas como lasversiones eficientes y rectas sugieren. Aúnmás, han sido y son tareas complem~nta
rias e irresistibles una ante la otra. El interés que en este renglón demuestran los editores de esta revista aparentemente no sesustenta en la convicción de reivindicaresta suerte de género fantasma malversado por el a tánto la cuartilla; más. bien p~
reciera corresponder a una necesidad editorial afectada en gran medida por la situación personal de sus editores hispanoparlantes en París. Este hallarse en suconstante cruce de lenguas (dos de ellosson traductores para la UNESCO) posibilita el proyecto de la revista, la amplitudde su propuesta: "La tierra común del latinoamericano es lengua ante todo: la abonan idiomas europeos y la habitan tradiciones que hablan en esos idiomas." Secretamente, se adivina la condición de desarrollo al trasluz de estas palabras. La distancia geográfica del ojo crítico con respecto a América significa también una distancia lingüística. En cierta forma, losmiembros de Altaforte trabajan como unacomunidad selecta -"marginal", se diría - con una disposición para el depuramiento que corresponde de manera inquietante a una situación minoritaria: ladistancia lingüística no da solamente conciencia de hablante, exige en este caso voluntad de corrección.
Es quizás esta razón, aunada a la tirantez de las tareas del traductor profesionalcon gusto artesanal lo que produce ciertoprurito de transcripción que demuestran,por ejemplo, las traducciones que EdisonSimons hace en el segundo número de larevista a "Sur Watar", poemas de Jonathan Boulting. Así,
(they) assert differenceswhence we lie
se convierte en un:
afirman diferenciasdesde donde yacemos o mentimos
en el que la intención de colmar en españollos sentidos del original forzando la traducción -que en el fondo es buscar la literalidad absoluta - da trágicamente al traste con el verso, pues destruye la ambigüe-dad 'al explicitarla. .
"Al igual que un idioma ° una tra~l
ción esta revista es ante todo un espacrode comunidad, Lo común en nuestro oficio es el placer de ejecutarlo", dice AlvaroUribe al presentar el primer número, yesta idea se realiza plenamente en otra delas tareas singulares que Altaforte se propone, la de rescatar un segundo génerofantasma: el de la conversación. En ambosnúmeros se han transcrito fragmentos deconversaciones "más o menos improvisadas" sostenidas por los miembros del grupo, en las que sobresale de nuevo -ya veces de manera chocante- la intención literaria. Algunos de los mejores momentosde sus páginas se localizan en estas pláticasen las que la pulpa, más que la petulancia erudita que coquetea constantemente,es la ocurrencia hilvanada de la tercera ocuarta copa, que conduce a:
- No sé dónde leí que el mundo es unafalla de imprenta. Los libros serían la fede erratas.- y una revista, discreta corrección deestilo.
El primer número, aparecido a fines de1979, incluye poemas del alemán Jan Cornelius y de Alberto Blanco: un cuento deAlvaro Uribe y un texto de María Zambrano. Cornelius, quien editara junto conMichael Speier la revista de poesía Parken Heidelberg, es sin duda uno de los poetas alemanes jóvenes más interesantes:
Me pertenece algo del mundola altura del Nortedel Este lo interno
del Sur el abismo del manantialy el frío del Oeste 'me pertenece una parte de la redondezalgo de la cáscaraaquel fragmento blancoal quebrarel huevo del desayuno
-,
De Blanco se publican algunos poemas deGiros de Faros y otros del mismo corte;de Uribe, " Real de Catorce", cuento quedemuestra una voluntad de estilo poco frecuente en .auto res mexicanos jóvenes y quehace por cierto a este cuentista uno de losmenos prolíficos (¿afortunadamente?).Cierra el número "Antes de la ocultación", de ,María Zambrano, un escrito enrigor fuera de género que cruza de la prosaal poema con una larga mirada que hacede esta colaboración de la anci ana escritora, paradójicamente, el texto más moderno de la entrega.
En el número siguiente, aparecido a mediados de 1980, sobresalen especialmentelos poemas de Jonathan Boulting y un texto de Robert Marteau, el único ensayo queAltaforte ha publicado hasta el momento:"A la vuelta de Acuario" . Completan laedición, en cuanto a poesía, AntonioSantisteban, ex-miembro de El Zaguán,como Alberto Blanco, y que a dif.erenciade éste -contenido, silencioso- desata unrecio golpeteo de imágenes y, una ironíaafrentosa; en cuanto a prosa, el guatemalleca Arturo Taracena publica una "Cartaa Dolores " que da fe de la revitalizaciónactual de la literatura centroamericana.
Las traducciones de cada uno de estostextos significan algo más que la originalidad de esta publicación, son la condiciónde su pertinencia intelectual: índice del desarrollo de sus editores. Del mismo modo,las conversaciones incluidas en ambas ediciones son algo más que divertimientos:delimitaciones del espacio difuso de unaescritura que carece de sitio por vocación.Dos géneros fantasmas que A ltaforte ejercita desde lejos con los ojos puestos en unretorno para siempre postergable.
SI N PENA NI GLORIA
POR ALBERTO PAREDES
Osvaldo Soriano, No habrá más penas ni olvido, Ed.Bruguera, Narrado res de Hoy, 32, Barcelona, 19801,59p.
El caso de Soriano, su curiosa paradoja, esya una leyenda: el novelista argentino primero y ~ejor conocido en Europa por lastraducciones a italiano, francés y otrosidiomas que por el público hispanoparlante. Sabem~s de él por Triste. solitario y final, la agridulce novela de un escritor argentino en Los Angeles indagando con el,
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invaluable auxilio de Philip Marlowe lasuerte final, la decadencia silenciosa de"El Gordo y el Flaco".
Su siguiente novela se propone comouna "satírica observación del fenómenoperonista", segúrl reza el prólogo aclaratorio. Observación -o ex posición y análisisson las coordenadas de No habrá más penas ni olvido . La parte de exposición es admirable. Soriano cifra en un pequeño poblado, Colonia Vela, "el último gobiernode Juan Domingo Per ón, entre octubre de1973 y julio de 1974." Exposición y microcosmos políticos , firmemente afianzadosen todos los niveles de la organización literaria. Los personajes de representaciónpolítica están bien indi vidualizados y atrapan en la primera impresión de lectura: están vivos . Las escenas de acción están 10-
gradas, el a uto r crea y regul a el ritmo de ' ,los tiro s, golpes, bombazos, de que se aliment a la no vela , todo ent re interjeccionesy palabrotas nad a literarias. De hecho-lanovela es la exposición de un momento climático en lo que se refiere a la acción másque al causalismo polít ico que lo razone. La novela cuenta el pequeño golpede estado en Colonia Vela a cargo de losfascistas pseudoperonistas y la heroica resistencia de los buen os per oni stas viejos,
Ya alud í a l lenguaje, éste se incorpora ala din ámica de la histori a contada . Es unlenguaje dir ect o, volcáni co . Breve y preciso . Asimila aquél de los per son ajes queemerge directamente de la anécdo ta . Es ellenguaje necesario y natural de la novela,surge de ella con pert inente fidelidad , espejo que la rellej a y refiere.
Mas la novela tiene su fa lla y se produceen el análisis (falla : escisión invo luntar ia ,accidente que dañ a el terreno) . Desde elprólogo podemos advertirla . Soriano quiso ser únicamente el "observ ador" de la situación política y refer irla . Para su mal, laliter atura no es nad a más eso, tambiénopina, j uzga . De ahí qu e su análisis, supostura, su eva luación del fenómenotranscurran si n co nt ro l, inadvertidos-quizá involuntar iam en te- y funcio nencon engaño . Al desatender el inevitablean álisis, éste fall a: no se asume ni intentadelib eradamente un con ocimiento evaluativo de tipo hist óri co en una novela de deliberada representaci ón polít ica. Se llega,en lo más bajo , a la ingenuida d de buenoscontra malo s, del hér oe-víctim a contra elvillan o-vencedor.¿Qué mon struo ideo lógico es el peronismoque permite (aun más: produce) dos facciones tan opuesta s hasta el aniquilamiento '? Nosotros fo rmulamos la pregunta porque el texto la hace . Soriano pudo, es decirdebió, llevar más lejos la misión de fiscalíade su narrativa : no só lo pre sentar las pruebas inculpadoras, tam bién proferir con firmeza y COIl razón su " yo ac uso" y completar el periplo, ser un fiscal completo. ¿Quées el peronismo más allá de la causa de unsórdido y criminal enredo político? La novela estaba en el camino de la respuesta,pero Sori ano no llegó a describir el cuerpocorrupto con la minuciosa saña que tuvo
. ~
r! f t S en Colonia Vela.para recrear sus e ec o . .
El prólogo, al tratar de s.upbrla, desc~.-bre con mayor i n cle,?1 e ~cta la. c~r~n~ l afundamental. Es un anadldo d~ tndlc.aclones políticas e históricas Y de Inte~ClOnesdel autor. Todo ello se anexó al d.l scursonarrati vo pues éste no lo contIene ni ostenta satisfactoriamente. El autor nos lo susurra a deshora y en la forma i n adecua~a .
Es posible advertir, junto a la anterior,ciertas características provechosas de Nohabrá más penas ni olvido. Por ellas des~~brimos el estilo de Soriano. pue s tambi énse encuentran, felizmente, en su rrimeranovela. Sus héroes -porque de heroes setrata - saben que les está prometido el fracaso pero ello no los hace abando na r la tarea, no se desesperan , ni siquiera pierdensu noble ironía sin amargura. Se enfrentana los grupos humanos adueñados del,Poder por algún inexplicable malentendido,personajes que en general son más torpesque malvado s. Entre los protagoni stas secrea camaradería singular. que es el mejorlenitivo a sus múltiples derrotas. Todo locual da un ton o de farsa de la que sale beneficiada la novela y que muestra con claridad la art ifícialidad insosten ible del estado de cosas que por lo pronto padecen sushéroes.
En No habrá /lUÍ.\' pellas IIiolvido prevalece, para bien, una visión de Latin oaméricaen que peque ños grupos de acti vistas, representados por personajes moralmentevaliosos, simpát icos y so lita rios. auxiliados por los contingentes populares explotado s libran una ejemplar lucha' no necesariamente estéril contra los gor ilonc s. Esperemos la próxima novela de Osvaldo Soriano (la solapa ya habla de Cuarteles deinvierno, así, en españ o l. quid ésa.. . ) donde a sus elogiables y seguras dote s descriptivas añada una agude za reflexiva que lepermit a adentrarse m ás en los as untos quele atañen tan de cerca y regrese así, par asuperarlas, a las glorias de Trist e, solitarioy final.
PARA VERTE MEJOR
POR JORGE CRUZ
Un con trapunto de bond ad (representado por Caperucita y su secuela de ingenuidad) ~ de maldad, a cargo de los lobos, sedespliega en el texto. Pero ambos contrapuestos mundos tienen un común denominador, un ardiente enlace, un clima solarúnico: el color rojo en sus modalidadesmás exaustivas y sutiles.
Las alusiones al rojo van desde los "aullantes carbunclos" hasta "las liras deMarte" , sin olvidar " la nota roja sin cruzroja, la zon a roja de focos rojos sin benévolos pieles rojas ni chambelanes rojos" .Or iginal arguc ia para componer un poema.
Con algún esfuerzo nos imaginamos lametodología del autor. Primero, elabora undiccionario pri vado de sinónimos delrojo , que engarzará después en imágenesque, a su turno, serán sometidas al rigordel tema ya mencionado. La develación deeste método -¿truco?- no significa quesube st imemo s la condición de poeta deMejí a Valera . El arranque, el punto depart ida de un texto puede ser la premeditada selección de vocablos o la exper ienciamás azarosa. Acaso lo que tradicionalmente se llamaba inspiración, ¿no es la sutil mal icia o el azar mismo?
Qui zá el método de Mejía Valera consista exactamente en lo contrario. De cualqu ier manera, para la críti ca interesa elconjunto, la obra acabada, la construcción definitiva que, en el caso de Para verte mej or, es la santificación de Caperucitay la condenación de los lobos a vivir eternamente agazapados en un cand il minúsculo.
Hablamos de una oposición de bondady maldad . Pero esta dicotomía se rompecuando Mejía Valera habla de un infiernoen que Caín y Abel son igualmente rojos ycuando emite un juicio pesimista sobre eltrasm undo de los justos: " el cielo es másinsensible y furtivo que el infierno. El cieloes el humor vítreo de una execrable hoguera" .
Conflicto y conciliación de elementospoét icos en una arquitectura que no porceñirse el color rojo disminu ye su ambicioso oscilar entre una movediza tabla de valores.
Hallamos en el texto patetismo, convulsión interior que no decrece ni en un contexto de humor como el que hallamos en:"Sobre tu desfalleciente pecho se deslavanlas camisas socialistas y, en bosques acolchados, se endulza el agua de Jamaica y revolotean el pico el tucán y la nariz del borracho copioso de sentencias" .
Tampoco es ajeno el poema a connotaciones erud itas como la identificación deCaperucita con la mártir María Goretti ,lacita de Enyo Belona, de Prometeo, de Robespierre y Marat, de Eric el Rojo, que enun solo afán se precipitan , y que se hallanimpregnados de una ráfag a purpúrea.Toda ello dentro.de los feudos rojizos delos lobos y el incendiado cielo donde yaceCaperucita.
Hemos denunciado el método de MejíaValera, sostenemos que una ligazón esencial, en este caso el rojo, unifica un temaarbitrario; creo que hablamos de un "truco" atribuido por mi o consubstancial deMejía Valera. De todas maneras, en todaspartes, Para verte mejor derram a incolora poesía . No sé si la poesía tuvo algunavez algún color. Solo se que el texto deMejía Valera, pretenciosamente aspira aanudar el arco iris. Raimbaud convirtió elarco iris -creo- en una brida, el autor dePara verte mejor lo aprisiona, lo somete,lo compendia, lo reduce hasta volverlo alcolor que él quería.
Hace algún tiempo fue el blanco, ahoraes el rojo vivo, vivo, viviente de poesía.
Pontífice de la palabra, Papa de las consagraciones, Mejía Valera exuma de suimaginación un expediente de santidaddonde discurre la inocencia de Caperucita.El poeta propone la jerarquía de su patrocinada, y él mismo se la otorga con prescindencia de cualquier conciliábulo decardenales. Funciones que la tradición sólo concede al primado de la iglesia y que elpoeta - el auténtico poeta- asume sincomplejos, encuestas sobre milagros, niotra aspiración que no sea su propio capricho.
Manuel Mej ía Vulera, Para verte mej or, Cu adernosde estr aza, México, 1978.
Aceptado es que el poeta que acata con regocijo su papel transformador de esenciasvuelva lo insólito cotidiano y transform~lo cot idiano en sorprendente dentro delámbito es.téti~o . Pero hasta ahora, que sepamos, rungun poeta lat inoamericano haasu~ido -¿tomado por asalto? el poderpontifical, de otorgar la santidad a unaalegoría infantil. Es el caso de ManuelMejía yalera, ~ue en Para verte mejoren medio de ruttlantes imágenes, da el trata~iento de Santa a la tierna CaperucitaROJa.
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