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LIBROS Y NOMBRES DE CASTILLA-LA MANCHA OCTOGÉSIMOPRIMERA ENTREGA 81 Año III/ 31 de agosto de 2012 Mateo López: Vida y obra de un arquitecto de Iniesta Amelia López-Yarto Elizalde Centro de Estudios de La Manchuela, Iniesta, 2011; 200 pags. Mateo Lopez es un importante arquitecto nació en Iniesta (Cuenca) y que desarrolla su trabajo en el último tercio del siglo XVIII Su primera obra conocida es la Casa de la Moneda de la capital. Posteriormente, entre 1784-85, llevaría a cabo el cerramiento de las gradas de la fachada principal de la catedral y de los andenes de bajada al palacio episcopal. A continuación intervendrá en una serie de parroquias rurales de la provincia (las de Buenache de la sierra, la de Arbeteta, en Guadalajara (1783-87), la capilla de nuestra señora del Rosario (hoy de la Virgen de Fátima), de la iglesia de Sisante; las de Rubielos Bajos y Fuentesclaras; la de Cañaveras, la de san Pedro, de Cuenca capital, la iglesia parroquial de La Pesquera; la de Casas de Guijarro, Mantiel (Guadalajara), Casas de Haro, Chillarón, Tragacete, etc. En el ámbito de la obra civil se le atribuyen el Ayuntamiento de Sisante, la Casa de Recogidas de Cuenca (de 1766) e intervino asimismo en las Escuelas que manda construir el obispo Palafox. Como refleja la autora en sus conclusiones Mateo López es el arquitecto más importante del último tercio del siglo XVIII en la provincia de Cuenca. Desempeñó buena parte de trabajos administrativos (maestro mayor del Obispado, oficial de Intendencia y maestro mayor de la ciudad) lo que le obligó a más tareas de informes y supervisión que a la realización de obras propias. También intervino en dos importantes obras de ingeniería como fueron el allanamiento a la subida del caso antiguo de Cuenca y la salida del camino real que conducía a Tarancón y a Madrid. La autora, Amelia López-Yarto Elizalde, pertenece al departamento de Historia del Arte del CSIC; y es autora, entre otros, de los libros: Francisco Becerril y La orfebrería en el s XVI en la provincia de Cuenca. AGC

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Page 1: 81 entrega

LIBROS Y NOMBRES

DE CASTILLA-LA MANCHA

OCTOGÉSIMOPRIMERA ENTREGA

81 Año III/ 31 de agosto de 2012

Mateo López: Vida y obra de un

arquitecto de Iniesta

Amelia López-Yarto Elizalde

Centro de Estudios de La Manchuela,

Iniesta, 2011; 200 pags.

Mateo Lopez es un importante

arquitecto nació en Iniesta (Cuenca) y

que desarrolla su trabajo en el último

tercio del siglo XVIII

Su primera obra conocida es la Casa de

la Moneda de la capital. Posteriormente,

entre 1784-85, llevaría a cabo el

cerramiento de las gradas de la fachada

principal de la catedral y de los andenes

de bajada al palacio episcopal.

A continuación intervendrá en una serie

de parroquias rurales de la provincia

(las de Buenache de la sierra, la de

Arbeteta, en Guadalajara (1783-87), la

capilla de nuestra señora del Rosario

(hoy de la Virgen de Fátima), de la

iglesia de Sisante; las de Rubielos Bajos

y Fuentesclaras; la de Cañaveras, la de

san Pedro, de Cuenca capital, la iglesia

parroquial de La Pesquera; la de Casas

de Guijarro, Mantiel (Guadalajara),

Casas de Haro, Chillarón, Tragacete,

etc.

En el ámbito de la obra civil se le

atribuyen el Ayuntamiento de Sisante,

la Casa de Recogidas de Cuenca (de

1766) e intervino asimismo en las

Escuelas que manda construir el obispo

Palafox.

Como refleja la autora en sus

conclusiones Mateo López es el

arquitecto más importante del último

tercio del siglo XVIII en la provincia de

Cuenca. Desempeñó buena parte de

trabajos administrativos (maestro mayor

del Obispado, oficial de Intendencia y

maestro mayor de la ciudad) lo que le

obligó a más tareas de informes y

supervisión que a la realización de obras

propias.

También intervino en dos importantes

obras de ingeniería como fueron el

allanamiento a la subida del caso

antiguo de Cuenca y la salida del

camino real que conducía a Tarancón y

a Madrid.

La autora, Amelia López-Yarto

Elizalde, pertenece al departamento de

Historia del Arte del CSIC; y es autora,

entre otros, de los libros: Francisco

Becerril y La orfebrería en el s XVI en

la provincia de Cuenca.

AGC

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Germán Marina Muñoz: pionero

del anillamiento científico de aves

Isaías Moraga Ramos y Federico

Valero Cano

Centro de Estudios de Castilla-La

Mancha (UCLM); Ciudad Real, 2012

Cuando Federico Valero me habló por

primera vez de Germán Marina Muñoz

y de sus trabajos como anillador de

aves, concretamente de sus

anillamientos de cigüeñas blancas en

Ávila y Segovia, sentí una gran

curiosidad por conocer más sobre su

vida, sus trabajos como anillador, y las

motivaciones que le llevaron a emplear

el anillamiento como herramienta para

el estudio de las migraciones. Federico

no tardó en pasarme algunos de los

trabajos sobre el anillamiento científico

de aves que habían sido rescatados por

Isaías Moraga, que celosamente había

guardado en su biblioteca personal.

Toda una suerte, a tenor de lo que

cuentan los autores de este libro, ya que

de las múltiples y variopintas

publicaciones que a lo largo de su

dilatada vida Germán Marina llegó a

escribir, parece que solo quedan

disponibles los ejemplares conservados

por Isaías Moraga. Su familia no

conserva ningún ejemplar y en la

Biblioteca Nacional sólo hay algunos.

Muchas veces he pasado por delante de

la casa donde nació Germán Marina

Muñoz cuando iba a casa de mis

abuelos maternos, y nunca sospeché que

uno de los pioneros en el anillamiento

científico, una de las técnicas que

revolucionó el estudio de las

migraciones de las aves, había nacido y

vivido temporalmente a la vuelta de la

esquina. Gracias a Isaías Moraga, ya

Federico Valero por su incansable y

persistente empeño, la obra de Germán

Marina Muñoz ha sido rescatada del

olvido y con ello su legado, mostrando

una vez más (ya contamos con algún

precedente, como el de Francisco Rivas

Moreno), que en nuestro pueblo hubo

gente avezada, llena de inquietudes, que

no se arrugaron ante el contexto de los

tiempos difíciles en los que les tocó

vivir y que no obstante, estuvieron a la

vanguardia en el desarrollo de su labor

profesional.

Germán Marina, que provenía de una

familia acomodada, no desaprovechó la

oportunidad de cursar unos estudios

universitarios a principios del siglo XX,

lo que en aquellos tiempos debía ser

todo un reto. Fue ingeniero de montes,

una titulación académica que pretende

cubrir la necesidad de mejorar la

productividad de los montes. Sin

embargo, Germán dedicó parte de su

labor profesional al estudio de la

migración en aves, lo que era y es una

disciplina más bien de biólogos.

Desconozco si por aquel entonces ya

existían ciertos recelos profesionales

entre biólogos e ingenieros y en que

grado unos intentaban acaparar las

competencias de otros, pero no sería

muy descabellado apuntar, que tuvo que

haber ciertos desencuentros. De hecho,

en el "Manual para el anillamiento

científico de aves" que salió a la luz en

el año 2000 y que actualmente es uno de

los libros de referencia para todo aquel

que desee ser anillador, se comenta con

Page 3: 81 entrega

deleite como los biólogos tomaron la

delantera a los ingenieros en el uso de

anillas con remite propio. En cualquier

caso, Germán Marina por iniciativa

propia creó un remite para sus anillas

"FORESTAL MADRID ESPAÑA",

que utilizó para anillar unas 400 aves, la

mayoría cigüeñas blancas entre 1934 y

1936. Este, junto al remite "MUSEO

DE CIENCIAS", fueron los dos remites

pioneros que portaron las primeras

anillas españolas. Actualmente no se

conservan los datos de los 400

anillamientos realizados por Germán

Marina debido principalmente a que las

instalaciones del Instituto Forestal de

Investigaciones y Experiencias, donde

trabajaba Germán Marina dentro de la

sección de Vertebrados Terrestres,

fueron saqueadas. Afortunadamente, sí

podemos disfrutar de las dos

publicaciones de anillamiento de

cigüeñas en Segovia y Ávila que se han

reeditado junto con este libro en edición

facsímil.

Fabián Casas Arenas, del Prólogo del

libro

Germán Marina fue un ingeniero de

montes natural de Miguelturra (CR)

nacido a finales del siglo XIX;

destacado en su carrera, fue el primero

en realizar el anillamiento de las aves en

nuestro país. En el Índice del libro

encontramos los siguientes apartados:

Prólogo

Introducción

Aves anilladas

Cigüeñas de Ávila

Cigüeñas de Segovia

La poda de encinares

Los problemas de España. Langosta y

Roturación

Los circunloquios de los pinos

Reconstruyen la portada original

de la Sinagoga del Tránsito

El autor del texto, publicado por Ledoria, es

el arquitecto Antonio Miranda. Se trata de

una interesante aproximación metodológica

por parte del responsable de 'Muros de

Toledo' (1995)

La editorial Ledoria acaba de publicar el

libro Reconstrucción de la portada

medieval de la Sinagoga del Tránsito,

del arquitecto Antonio Miranda

Sánchez. Se trata de un interesante

estudio metodológico que pone punto

final a varios años de investigaciones

por parte de su autor y que será pronto

presentado en el propio templo,

actualmente sede del Museo Sefardí.

«Las restauraciones recientes no han

tocado el aspecto de la portada y nada

parece quedar hoy del aspecto casi

original que tenía en 1752, según un

dibujo de la época. Sin embargo, hay

razones para pensar que las obras y el

tiempo transcurrido no han borrado del

todo lo que fue la sinagoga, dejando

algún resto (un listel cerámico, un trozo

de viga...) que permite pasar el dibujo a

ideas más claras de cuál era la portada

original. Esto es lo que pretende este

trabajo». La reseña del libro, que ya está

a la venta, puede consultarse en la web

de la editorial creada por Jesús Muñoz

Romero, www.editorial-ledoria.com.

Page 4: 81 entrega

La imagen del edificio de 1752 a la que

aludía el autor en el testimonio anterior

aparece reproducida a la derecha de

estas líneas. Fue realizada por Francisco

Javier de Santiago y Palomares (1728-

1796), uno de los personajes toledanos

más brillantes del siglo XVIII,

calígrafo, escribano del Reino y

miembro de la Real Academia de la

Historia. Pese a la escasa calidad

artística del dibujo, que acompañó a la

edición manuscrita del volumen De

toletano hebraeorum templo, de

Francisco Pérez Bayer, en él se aprecia

perfectamente la semblanza del acceso

al edificio, «templo de Santa María,

vulgo del Tránsito». Ésta era la

denominación que recibía entonces el

templo, que fue construido como

sinagoga a mediados del siglo XIV para

convertirse después en hospedería de la

Orden de Calatrava, iglesia y

acuartelamiento, y en la actualidad

brillante centro museístico y cultural.

Reconstrucción de la portada medieval

de la Sinagoga del Tránsito, publicado

por Ledoria dentro de su colección

„Toledo en la memoria‟, tiene una

extensión de 112 páginas y un precio de

siete euros. Ledoria, que fue pionera del

libro digital en Toledo, pone a

disposición de sus lectores la

posibilidad de adquirir el libro en este

formato con un descuento de dos euros.

El libro está dividido en ocho capítulos.

El primero está dedicado a los

antecedentes de la investigación y el

segundo a la metodología empleada,

mientras que el tercero aborda la

identificación de la tipología y el cuarto

se dedica a plantear las diferencias entre

iglesia y sinagoga. El quinto apartado se

centra en los restos conservados en la

cubierta de la galería de mujeres y el

tejaroz de entrada que han permitido

sugerir el dibujo de reconstrucción

propuesto. El sexto capítulo está

dedicado a „La restauración en el papel‟

y recorre los diferentes elementos de la

portada: el tejaroz, el pórtico de entrada

y la puerta, las columnas o pilastras y

los falsos sillares, la ventana y los

adornos que la rodean y los escalones.

El capítulo siguiente está dedicado a las

conclusiones y el octavo, por último,

contiene un corolario final. Las

investigaciones en humanidades

agrupan buena parte de la producción de

la Editorial Ledoria, que dedica

específicamente a la historia dos de sus

colecciones, „Toledo en tu mano‟ y

„Toledo en la memoria‟. En esta última,

junto con las investigaciones del

historiador Francisco García Martín

acerca de la Comisión de Monumentos

de Toledo y diversos temas de

investigación del desaparecido Julio

Porres, entre otros títulos, como Los

jesuitas en Toledo (1901-2001), de

Carlos López Pego, y Tradición de la

Virgen del Águila de Las Ventas con

Peña Aguilera, del propio Muñoz

Romero, se enmarca el nuevo libro

dedicado a la sinagoga.

Antonio Miranda Sánchez (Madrid,

1942) es arquitecto. Ha desarrollado la

mayor parte de su actividad profesional

en el campo de la administración

pública, sobre todo en tareas

relacionadas con el estudio del

patrimonio monumental en la Junta de

Castilla-la Mancha. Desde mediados de

los años noventa ha publicado diversas

investigaciones relacionadas con la

arquitectura a través de instituciones

como el Colegio Oficial de Arquitectos

de Castilla-La Mancha y la Diputación

de Toledo, tanto para el Instituto de

Investigaciones y Estudios Toledanos

como para la revista Anales Toledanos.

Su texto más destacado hasta la fecha es

Muros de Toledo, que vio la luz en el

año 1995, un libro de referencia para el

estudio de los paramentos antiguos del

Casco Histórico, citado a menudo por

arqueólogos e historiadores. Adolfo de

Mingo: LA TRIBUNA DE TOLEDO

23 de agosto de 2012

Page 5: 81 entrega

Bizancio, el triunfo de las

imágenes sagradas

Miguel Cortés Arrese

Ed. Biblioteca Nueva

Madrid, 2010; 160 pags.

Bizancio, el Imperio heredero del

romano y defensor tenaz de la religión

cristiana, desarrolló una civilización tan

espléndida que acabó por ser irresistible

para sus contemporáneos. Los trabajos

de sus orfebres, las sedas finas, los

vasos de piedras duras, manuscritos y

marfiles fueron buscados con denuedo.

Los mosaístas bizantinos más exquisitos

dejaron su impronta en Córdoba,

Damasco, Kiev y Palermo.

El triunfo de la Ortodoxia permitió

desarrollar algunas de sus propuestas

más originales. En los tiempos de las

dinastías macedónica y comnena,

maduraron soluciones arquitectónicas y

programas decorativos de tal claridad

conceptual y eficacia que perduraron

durante centurias. Las imágenes

sagradas, dotadas de una dignidad

ceremonial insuperable y una calidad

artística acorde con la profundidad de

los mensajes de las que eran portadoras,

ocuparon entonces y para siempre un

lugar central en la vida bizantina. Se

extendieron por los Balcanes, las tierras

del mar Negro y las llanuras rusas y

sedujeron a los europeos cultivados de

Occidente: como en estos días.

Web de Ed. Biblioteca Nueva

Miguel Cortés Arrese es catedrático de

Historia del Arte en la Facultad de

Letras de la UCLM en Ciudad Real

TOLEDO

Un paseo por el laberinto

Javier Echenagusia

Fotografías de Fernando Madariaga y

Carlos Roca. Ilustraciones de Antonio

Roca. Ediciones Alamanda;

168 pags. 22,50 € •

Dédalo no planificó Toledo ni, que se

tenga constancia, ningún minotauro

trota perdido por sus calles. Pero con

todo, no viene mal servirse de algún

hilo conductor a la hora de internarse

por el intrincado callejero de esta ciudad

apiñada contra el vértigo del torno del

Page 6: 81 entrega

Tajo. De disfrutar de su particular

laberinto. Bien calzado, que son de

sobra conocidas sus pronunciadas

cuestas que hacen sudar a toledanos y

visitantes, por más que la ciudad

siempre presumiera de siete colinas para

mirar de frente a Roma, el imperio, y a

Jerusalén, la fe.

Nicolás del Hierro

El color de la tinta Poesía 1962-

2012 Ediciones Vitruvio, Madrid, 2012;

Colección Baños del Carmen, nº 303,

Cincuenta años vividos al sol de la

palabra, no es poco bastimento: medio

siglo de abundancia poética que ha

venido a identificar a Nicolás del Hierro

(Piedrabuena, 1934) como uno de los

poetas españoles que si bien “no sido

demasiado prolífico, tampoco lo

contrario”, atendiendo a sus propias

palabras.

Desde la aparición de su primera

entrega poética, “Profecías de la

guerra”, el poeta ha dado muestras de la

evolución expresiva de su poesía en

cada una de sus entregas sucesivas.

Bajo ese estado anímico de constante

superación, cara a la creatividad o

actividad voluntaria del sentimiento, ha

sabido amasar con agua purísima, como

muy pocos, el barro constructivo de su

edificio poético.

Fidelísimo laborante de sí mismo, el

poeta piedrabuenero se ha ido

posicionando en busca de universos

poéticos propios, persiguiendo nuevos

ahondamientos y culminaciones

garantes de una continuidad que le ha

permitido desplazarse de tiempo en

tiempo, de lugar en lugar y de aventura

en infortunio, prontamente asediado por

la emotividad más pura de la infancia,

lastrado por las primeras decepciones

del “niño que apenas/ sin en la escuela

sabía hacer palotes”, el

ensombrecimiento emocional y

doloroso por la desaparición temprana

de sus progenitores, por una guerra que

le produjo tantísimo “dolor de niño

entristecido”.

El volumen se inaugura, a manera de

prólogo, con un estudio introductorio

pleno de aciertos, titulado “La poesía

de Nicolás del Hierro: Una caligrafía de

la soledad”, del poeta y crítico literario

Pedro A. González Moreno, que

constituye una copiosa y fructuosa

aportación analítica de la labor de

creación del poeta de Piedrabuena. Son

también luminosas las palabras previas

del autor, respecto de la selección que

“responde a la sinceridad de mi elección

en el momento en que ésta se ha

realizado”, según confesión del poeta.

Este amplísimo muestrario, debido -

como se ha visto- a la honestidad y

espontaneidad personal de Nicolás del

Hierro, abarca hasta quince títulos,

correspondientes a las distintas etapas

alumbradoras de su quehacer poético.

Asimismo, se incluyen seis poemas

Page 7: 81 entrega

primeros, escritos entre 1956 y 1961. En

ese esforzado laboreo, se transparenta la

rigurosa y profundísima raíz confesional

e intimista, destacada por González

Moreno, que ha ido caracterizando y

reconociendo la poética de nuestro

poeta durante los distintos periodos

habidos de escritura creativa.

Conocido es que la poesía de Del Hierro

presenta un tono natural, sin postizos

sedimentos retóricos, sin artificios

fingidos de lenguaje que tantas veces

afectan -empobreciéndolo- al

significado del discurso poemático. El

atractivo poético, en este caso,

conmueve por su sencillez, por la

humildad de un alma grande en

permanente acto de servicio en

persecución de la palabra reveladora,

tantas veces extraída e impuesta desde

el provecho a sus semejantes, acaso

porque “es inútil/ echarle nada en cara a

ningún hombre”. El poeta se sabe

protagonista de su destino forzoso,

como observador agitado del acontecer

diario. Ello le permite declarar

abiertamente, en actitud oracional:

“¡Está la tierra/ tan a falta de sol y tan

desnuda!”

Con vocación reiteradamente elegíaca,

echa mano del milagroso material -

purísimo- a su alcance, que es su propia

palabra, para enarbolar el planteamiento

y la solución de sus sencillas o fatigosas

fórmulas discursivas, su compromiso

moral y afanoso con el hombre, incluso

con el tiempo que ve pasar igual que los

recuerdos más acibarados: “Y van

pasando ahora… Pero no,/ no quiero

repetirlos. Hay en ellos/ tanto sabor

amargo”.

Dentro de los matizados acentos

-confesional e intimista- a que nos

hemos referido, resulta un deber

detenernos ante la muy especial -en la

poesía de Nicolás del Hierro- presencia

de la temática amorosa, tan fervorosa y

generosamente encarnada en los títulos

“Lejana presencia”, 1984, y “Muchacha

del Sur”, 1986, entregas que junto a la

anterior, “Este caer de rotos pájaros”,

1979, supusieron en el momento de su

aparición, el reconocimiento unánime

de la crítica como obras mayores de una

actitud poética ya en su madurez. Y en

esa línea de autenticidad, el poeta ha ido

construyendo y sosteniendo la

estructura de su obra posterior.

Defiende el poeta el tiempo del amor

con una sensibilidad lírica celebrada en

su fecundidad, encendida de luz en sus

adentros, compartiendo este estado

íntimo e infinito con la amada: “Nadie

puede borrarnos/ la memoria: ya somos/

los dos y para el mundo,/ lograda

eternidad”.

Pero sin duda lo que más llama la

atención del poeta, alimenta su espíritu

de reconocida intimidad, es la fuerza

transmisora y retrospectiva de sus

orígenes rurales, sus paisajes familiares:

memoria viva y eficacísima, que actúa

de bálsamo redentor en su estado de

ánimo ante la creación de su mundo

poético. Y así, se sitúa tantas veces

delante de sí mismo, en el tiempo que

fue. Necesita volver la mirada más

propia hacia la memoria evocativa de

los suyos “colgada en las auroras/ de la

fuente más niña,/ la que nutriera un

tiempo/ de limpios regadíos/ que el

presente conjuga en su memoria”. Allí

es donde cimenta el poeta

definitivamente, a nuestro juicio, sus

fuentes de inspiración más caudalosas y

emotivas. Sirva como ejemplo el poema

“Resurrección”, de “Dolor de ausencia”,

2008, que representa un irremediable y

enternecedor regreso al amor maternal.

Toda una letanía devocional a la

traspuesta figura de la madre, donde

nos encontramos momentos de probada

inclinación confesional, ocupados de

afectos amorosos altamente simbólicos,

acaso con el Nicolás más verdadero:

“Necesito/ tomarte y cobijarme,/

ampararme en tu yo:/ te rescato/ de los

brazos de Dios/ para mi vida, / para mi

mundo,/ para un tiempo de lucha en

donde el hombre/ necesita el amor”.

Page 8: 81 entrega

El poder de la vida -y el amor a la

poesía-, que es “el color de la tinta” con

que escribe o contempla lo escrito, se

cierra con su último poemario, que da

título al volumen. Todo el recorrido por

estas páginas gozadas, ha sido

celebración y lumbre, viva emoción

sentida en los momentos más altos del

poema, de los poemas encontrados -que

son una gran mayoría- “A borbotón de

sangre”, al goce de la maestría

salvadora, estética y metafórica del

poeta.

Se nos queda pequeña esta parcela, este

quiñón regado por la música inmune a

cualquier pérdida de sus poemas, para

entonar todas y cada una de las

altísimas calidades humanas y poéticas

de Nicolás del Hierro. Pensamos que la

suerte de este libro ha de ser la mejor en

el panorama poético español del

momento, porque es la reunión -no

total- de una muestra considerable de la

muy construida, cuidada y fecunda obra

poética del vate manchego. Que sean

sus propios versos ese corazón

inviolable que sigue en pie, dando fe de

un quehacer extraordinariamente

iluminado: medio siglo expuesto con

suficiente claridad y cantidad, para dejar

constancia de la verdad afanosa de este

hombre, de este poeta nuestro

“que consumió sus horas

escribiendo

sobre la perfección de los

humanos.”

Manuel Cortijo Rodríguez

Antonio Pareja Serrada

Glorias de La Alcarria. La razón

de un Centenario

Valladolid, Ed. Maxtor, 2011, 230 pp.

(Edición facsimilar de la de

Guadalajara, Taller Tipográfico de la

Casa de Expósitos, 1911).

A veces suceden cosas llamativas. El

libro que comentamos, que vio la luz

por primera vez en Guadalajara y en

1911, estaba pendiente de ser editado

por el Ayuntamiento briocense, con

motivo de la celebración del Tercer

Centenario del asalto de Brihuega y

batalla de Villaviciosa, pero los recortes

presupuestarios propios del momento no

lo hicieron posible y, su texto,

acompañado de algunos trabajos que lo

completan, quedó a la espera de mejores

tiempos para su publicación.

No obstante, ello no fue óbice para que

la pucelana editorial Máxtor lo diera a

las prensas junto a otra obra de Pareja

Serrada: Brihuega y su partido que, por

cierto, también publicó el Ayuntamiento

de Brihuega.

Page 9: 81 entrega

Máxtor editó también algún que otro

trabajo de Guadalajara, entre ellos El

libro de la provincia de Guadalajara,

de D. Juan Catalina García López

(Guadalajara, 1881), con lo que de

buenas a primeras pasamos de tener

aquellas viejas ediciones, las primeras,

junto a la segunda y, en algunos casos,

una tercera.

En fin, meras coincidencias. Pareja

Serrada dedicó su Razón de un

centenario a la Diputación provincial de

Guadalajara como primer ensayo

histórico, después de su nombramiento

como Cronista Provincial, el segundo

que ostentaba dicho cargo; y, además,

de una forma totalmente altruista, puso

a disposición de la Comisión Ejecutiva

del Centenario el veinticinco por ciento

líquido de su venta.

En realidad el libro es muy breve si lo

despojamos de las “Dos palabras á guisa

de prologo” –que es un canto

apasionado a la villa que vio nacer el

autor y un sentido agradecimiento a

quienes colaboraron con esfuerzo a la

celebración del Centenario: la prensa,

los amigos y compañeros de Comisión,

los briocenses, en general y, muy

especialmente, a S. M. el Rey (q. D. g.),

los hombres políticos, los títulos del

Reino y los representantes del país en el

Parlamento-; de las “Razones que me

impulsaron” -entre otras muchas, el

haber estado completamente olvidada

por los Gobiernos “que la tienen sin otra

vía de comunicación que una línea

férrea que cruza la región de Sur á

Norte, y unas cuantas carreteras que, si

enlazan sus diversos partidos judiciales,

no solucionan la rapidez de los

transportes, norma de vida moderna”-,

apartado en el que Pareja Serrada

relaciona todas las riquezas de que

disfrutaba la provincia de Guadalajara,

especialmente su privilegiada situación

geográfica y la calidad y variedad de

sus aguas (hulla blanca), sus fábricas de

tejidos (Brihuega, Guadalajara y

Horche) y su floreciente industria

minera (Hiendelaencina y La Nava de

Jadraque), además de otras industrias

“menores” como las de vidrio (El

Recuenco) o el curtido de pieles

(Budia); “Un poco de historia”, sobre la

general de Guadalajara, y “Brihuega

antigua”, donde en forma muy

abreviada trata desde los orígenes de

Brihuega -quizás la antigua Rhigusa-

hasta la llegada al trono español del

Duque de Anjou, Felipe V.

Dos pincelas históricas más: “España

bajo la dinastía austríaca”, que abarca

desde los Reyes Católicos hasta el

infeliz Carlos II “el Hechizado”, que dio

paso a “La Casa de Francia”, para entrar

de lleno en los capítulos

correspondientes al “Bombardeo y

asalto de Brihuega” y “La batalla de

Villaviciosa”, que resume en unos

“Comentarios” finales (páginas 115-

123): “El relato fiel del Asalto y la

Batalla tal y como la describen los

comentaristas militares de la época,

demuestra sobradamente cuánta

abnegación, cuánto heroísmo, cuánto

ardimiento necesitaron los nuestros para

aniquilar en cuarenta y ocho horas á un

ejército de 24.000 hombres, de los

cuales 18.000 fueron prisioneros.”

Acto seguido, Pareja Serrada, se

pregunta: “Ahora bien, ¿está justificada

la razón que me impulsó á conmemorar

esta efemérides gloriosa de nuestro

ejército?”.

Y, si los datos precedentes son los más

interesantes desde el punto de vista

histórico, mucho más importantes son, a

nuestro parecer, los que nuestro buen

autor recoge en el más extenso de los

capítulos, que es el destinado a los

“Apéndices” y que denomina Parte

documental, donde podemos encontrar

“El testimonio de una monja”

(perteneciente al Libro de Actas de

entradas y profesiones de religiosas del

convento de Jerónimas de Brihuega); el

“Parte oficial del asalto y de la batalla”

Page 10: 81 entrega

(incluido en la Gaceta de Madrid del 16

de Diciembre de 1710); una visión de

“La batalla según el Marqués de San

Felipe” (que éste publicó en sus

Comentarios á la guerra de España);

unos “Extraordinarios y hojas sueltas

procedentes del Cuartel Real, que se

mandaron publicar con carácter oficial

para dar cuenta del asalto y la batalla”

(y que en el momento de escribir el

libro se conservaban en la Biblioteca

Nacional, sección de Varios); algunos

“Partes á los Gobernadores y Capitanes

Generales” y la “Correspondencia de

Felipe V” (a su abuelo Luis XIV); las

“Recompensas a Brihuega” (el perdón

de las contribuciones durante cuatro

años y la concesión de feria franca de

tres días en cada año, desde el catorce

de septiembre, y un mercado,

igualmente franco, el domingo de cada

semana, perpetuamente), la “Lápida

conmemorativa” (sobre el arco de la

Puerta de la Cadena), o el “Diario de un

testigo”, que ayudan a comprender más

claramente el desarrollo de la contienda.

Deja constancia también de los

regimientos que participaron tanto en la

batalla como en el asalto, así como sus

superiores muertos y heridos y sus

lugares de enterramiento, además de

notas curiosas como los prisioneros que

se hicieron, papeles de la época y las

banderas que se utilizaron, que dan paso

a una “Consideración final”. Un “Post

Scriptum” ofrece al lector los datos más

destacables sobre la preparación del

Centenario, desde el primer

aplazamiento forzoso de los festejos,

hasta su definitiva realización. Una

edición que se dice facsímil, pero que

no conserva las cubiertas originales ni el

tamaño de la primera, pero que aún así,

indudablemente, sirve para conocer esta

faceta concreta de la historia de

Guadalajara.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS

Alfonso Ponce Gómez

Emboscado en la luz Tepemarquia ediciones, 2011

La poesía de Alfonso Ponce es como

el autor: meticulosa, detallista, delicada.

“Tengo miedo de la quietud del agua”.

Podría encuadrarse en esa línea que

llaman del silencio, que emana de

Valente, vía Gamoneda, y que recibe este

nombre porque calla más de lo que dice,

usa muy pocos elementos para prender la

evocación y proponer al lector que acabe

lo que el poeta ha empezado. Aunque

Ponce añade variaciones personales, ecos

de clásicos como Juan Ramón. Y además

tiene una vena modernista que le brota de

pronto y derrite una palabra, hace bailar

sus letras, o introduce un neologismo,

como la “luz zurbariana del crepúsculo”

o “aquel nomadeo de nostalgias”.

Los poemas de Alfonso Ponce, y más

los de este último libro con el que ganó el

premio Marcelino Quintana 2010, recalan

mucho en el amor. Ya le pasaba en el

precedente, Oscuro fulgor, con el que

ganó el premio de poesía Paco Mollá en

2002. Sin duda, este escritor albaceteño

de 1947, que ha sido presidente de la

asociación Alcandora, es un poeta

amoroso y de la luz. Son respectivamente

su tema y su elemento favoritos. Sus

poemas van y vienen del amor a la tarde

que se apaga y se lleva la energía. De

hecho, muchas veces se aferra a las

palabras para que le salven de la

oscuridad: “cuando arrecia la noche / toco

a ciegas la luz”. O, en otro momento:

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“como si aún fuera posible ser un niño /

pongo el corazón en la palabra / y froto la

oscuridad para que brote la luz”.

El prologuista Miguel Ángel Martínez

Perera ha observado que la palabra nieve

aparece en once de los cincuenta y cinco

poemas. Y es cierto, aunque yo creo que

en la medida en que la nieve refleja la luz,

la multiplica, acaba siendo más luz que la

luz misma. No es extraña esa frecuencia.

De hecho Alfonso Ponce trabaja, ya lo he

dicho, con muy pocos elementos, con los

que busca variaciones sutiles. El amor en

sus poemas es pura madurez, real,

rotundo: “No eres la que amé. / Eres la

que amo”. Aunque para llegar a ese

estado de seguridad, ha habido que hacer

antes profundas concesiones: “Y para

amar / tenemos que dejar de ser lo que

somos”. Así el resultado es un tipo de

amor menos frecuente en nuestra lírica,

sereno más que pasional, de compromiso

permanente: “Al fondo del zaguán de tu

mirada / tras los disparos impávidos del

alba, / esa conspiración de ser felices”.

Esa conspiración de ser felices. Versos

que persiguen la degustación del

momento, una continua conciencia de que

cada minuto hay que disfrutarlo,

capturarlo en una observación, en un

detalle, para que no se escape sin la

constancia de haberlo vivido. Es tanto ese

afán y se escapa tanto el vivir, que casi

siempre el poeta llega tarde para atrapar

el presente y ha de contentarse con los

indicios de que por allí ha pasado: “el

silencio distinto / que sigue a una

detonación”. Incluso celebra la facilidad

con que se le fue de las manos “todo

desapareció / como ese olor a lluvia / que

el aire se lleva a otro jardín lejano”.

Ponce tiene la vida, pero siente nostalgia

de tenerla: “casi amamos la vida / que se

escapa / como esos globos que huyen /

para siempre / de las manos de los niños”.

En ese juego de la evocación sutil, en

poemas breves que alientan más que

dicen, vivir es un temblor, una duda

omnipresente, más grande cuanto más

lejana. En Recuerdos, el poeta duda de

“aquella mujer que me amó / o dijo que

me amaba”. Y, si el presente y el pasado

son nostalgias, el futuro, ni siquiera eso:

resulta tan frágil que se escapa en un

soplo: “el tiempo venidero, una hoja

descalza sobre el agua”. Toda convicción,

hasta la más pequeña está flotando sobre

esa hoja: “ni siquiera tengo el don de la

tristeza”. Vista y no vista, como la luz, así

es la vida: “tal vez… / seguir estando vivo

consista en no saberlo”.

Arturo Tendero

Jolopca, Bahamontes y Juanjo Díaz-Portales el 14 de

mayo de 1995 en el alto de La Candelaria tras la

carrera de la Romería de Siles

Ha muerto el periodista Jolopca

José López Cava “Jolopca” ha fallecido a

los 90 años de edad. Era el decano de los

corresponsales de prensa de la provincia de

Ciudad Real. Estuvo casi 60 años al pie de

la noticia. Desde 1944 fue el corresponsal

del diario “Lanza” en Manzanares hasta que

en 1998 sufrió un accidente con su

ciclomotor que le apartó de la vorágine

informativa diaria, pero no del periodismo

provincial, en el que siempre será un

referente.

Jolopca ha muerto, pero Jolopca permanece

entre nosotros. Nos deja escritas miles de

páginas de la historia diaria de Manzanares.

Publicó sus primeras crónicas en 1942 en el

diario "Gol", firmando éstas como

"Jotaelecé". Dos años más tarde cambió el

seudónimo por el de "Jolopca" cuando

comenzó su andadura en el diario "Lanza".

Sus primeras crónicas de información

general recuerdan la inauguración del

Mercado de Abastos o la reconstrucción de

la Plaza de Toros de Manzanares.

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En la información deportiva, una de sus

debilidades, fue pluma habitual de "Marca",

"Trofeo" y "Deportes", publicaciones de la

época. También escribió en "Dígame" y "El

Alcázar", y desde 1942 era corresponsal de

la Agencia de Mencheta.

Su relación con el mundo del deporte fue

muy especial e intensa, hasta el punto que

llevó a muchos futbolistas a los grandes

clubes de nuestro país. En la época fue lo

que hoy llamamos un agente de jugadores,

motivo por el cual recibió las insignias de

oro y brillantes del Real Madrid y del

Atlético de Madrid, que conservaba con

orgullo en su domicilio de la calle Obispo

Carrascosa junto a una amplia y ordenada

colección de insignias. Y es que Jolopca

llevó al club colchonero a uno de los

mejores centrocampistas de su historia,

Adelardo Rodríguez, que además se casó

con la hija de D. Vicente Calderón, según le

gustaba recordar al veterano periodista

antes de que su memoria comenzara a

flaquear. Fue uno de los puntales de la

“Orden de la Bota” junto al médico

Emiliano García Roldán, con quien ahora se

reencontrará en el lugar que el cielo tiene

reservado a los manzanareños destacados.

Camacho tiene allí preparada su cámara

para captar nuevas investiduras de

miembros o la imagen que ilustre las

crónicas de Jolopca.

Fue empleado del Servicio de Aguas, en las

oficinas que éste tenía en la calle Comercio,

hoy vivienda tutelada.

También fue reconocido en 1999 por el

Ayuntamiento de Manzanares, a través de

la gerencia de FERCAM, con la entrega de

una placa de agradecimiento por sus

muchos años de colaboración con la feria y

su incesante labor informativa.

"Jolopca" no pudo asistir por motivos de

salud a recoger la placa del homenaje, que

le fue llevada después a su domicilio. El

veterano informador sufrió un grave

accidente con su Vespino en los días

previos a la edición ferial de 1998, cuando

precisamente llevaba al correo unas

crónicas sobre FERCAM para que

estuvieran lo antes posible en la redacción

del diario "Lanza".

Estuvo mucho tiempo hospitalizado y

apartado de la labor periodística, aunque

posteriormente sacó tiempo para publicar

informaciones puntuales.

Tuve la fortuna y el honor de coincidir

profesionalmente con “Jolopca” durante

más de un lustro en numerosos actos y

ruedas de prensa. Me sentí orgulloso de ser

apreciado por él, por un periodista

vocacional que nos ha marcado el camino a

los demás. Recuerdo cuando me confiaba la

responsabilidad de algunas crónicas

deportivas para “Mencheta” cuando él no

podía ir a algún partido del Manzanares, o

cuando me presentó a Federico Martín

Bahamontes en una carrera ciclista de la

Romería de Siles para que lo tuviera en

directo en Onda Mancha Manzanares. Es la

imagen que ilustra esta información y que

siempre me ha recordado a una alternativa

taurina, en este caso, alternativa

informativa, con él de padrino. Muchos

jóvenes de Manzanares no sabrán quién es

la persona que ha fallecido hoy en su

pueblo. Sirva esta necrológica para que lo

sepan y para que otras personas lo

recuerden. Mientras tanto, humildemente,

trataremos de seguir con su testigo.

MANZANARES DIGITAL 16/8/2012

JUANJO DÍAZ-PORTALES

María José Rubio elegida

académica correspondiente de la

Real Academia de Bellas Artes y

Ciencias Históricas de Toledo

La comisión de académicos ha valorado

por unanimidad su extenso curriculum

en el ámbito de los estudios históricos,

junto a sus numerosas publicaciones -

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que abarcan desde los artículos en

prensa, el ensayo, la historia divulgativa

o la literatura de ficción-, sus iniciativas

en los más diversos ámbitos culturales y

su colaboración en los medios de

comunicación, contribuyendo a la

difusión de la Historia y la Cultura.

María José Rubio es licenciada en

Geografía e Historia y Máster en

Museología. Recibió en 1993 el Premio

Campomanes de la Real Sociedad

Económica Matritense, otorgado a sus

trabajos de investigación sobre Madrid.

Es autora de guiones de cine, series de

televisión y proyectos teatrales. En la

actualidad ocupa el cargo de secretaria

general de la Sociedad Bicentenario

General Prim 2014, fundación destinada

a promover los eventos culturales e

institucionales del bicentenario de este

insigne personaje histórico. Como

escritora de renombre, es autora de los

libros La Chata, la infanta Isabel de

Borbón y la Corona de España (2003),

Reinas de España. De Mª Luisa

Gabriela de Saboya a Letizia Ortiz

(2009), Reinas de España, Las Austrias

(2010) , y la novela histórica de reciente

publicación El Cerrajero del Rey

(2012), editados con gran éxito por La

esfera de los Libros. La toma de

posesión de la medalla y honor de

académico, será en octubre.

José Belló Aliaga en La comarca de

Puertollano

Javier Ruiz Taboada

Tierra mojada

Renacimiento, Sevilla, 2012, 92 pags

Nacido en Toledo en 1962. Periodista y

escritor, Javier Ruiz Taboada mantiene

el programa La brújula en la cadena de

radio Onda Cero.

"...sea lo que sea este Javier Ruiz

Taboada, procure no acercárselo,

amigo, porque dice él que “lo cercano

queda lejos”, y es preciso sentirlo cerca,

porque quedan pocos (me han dicho que

sólo queda uno). Si le parece, le

acompaño a buscarlo lejos, en la

infinitud de su poética. Allí

encontraremos la luz, su luz. No le tema

a caminar para buscarla, que aunque nos

advierta que “hemos secado al sol la

lejanía”, todo su paisaje poético es

fresco y reparador. Recuerde que su

territorio, este territorio, se llama Tierra

mojada. Y le aseguro que está mojada –

empapada- de su talento".

Antonio García Barbeito: prólogo al

libro (de la web del autor)

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Aurora Bautista en 2009; foto Alberto Martín

(EFE)

Muere Aurora Bautista, un mito

del cine español

La actriz Aurora Bautista (Villanueva de los

Infantes, CR; 1925) ha fallecido en Madrid

a los 86 años. Su paso por el cine español

quedará para el recuerdo, no ya solo por sus

vehementes interpretaciones de Juana la

loca en el mayor éxito de los años 40

Locura de amor (1948), o el de la perversa

Aurora de Albornoz en Pequeñeces (1949),

o la heroica Agustina de Aragón (1950),

tres melodramas dirigidos con gran acierto

por Juan de Orduña, sino también por otros

trabajos diversos entre los que destaca con

letras mayúsculas su genial interpretación

de La tía Tula (1963) con la que el entonces

neófito director Miguel Picazo quiso

rescatarla ya de un primer olvido.

Porque la historia profesional de Aurora

Bautista ha estado plagada de vaivenes.

Encumbrada por el público tras sus

primeros éxitos en aquel cine

grandilocuente propio de la posguerra, ella

se empeñó en participar en películas más

cercanas a la realidad española, y

encomendó a Manuel Mur Oti la realización

de Condenados, (1953) que resultaría un

trabajo fallido, según el propio director,

porque ambos eran excesivos, él petulante,

y ella sobreactuada. “Me pedía que lo

hiciera muy en Aurora Bautista”, recordaría

años después la actriz, es decir, con la

expresión desmesurada y la voz

forzadamente trémula, características que

convertidas en la caricatura acompañarían a

la Bautista durante toda su vida.

La preocupación de la actriz por acercar sus

películas a la realidad cotidiana española

seguramente le venía de su padre,

condenado a muerte tras la guerra por haber

colaborado con la Segunda República, y

luego deportado a 700 kilómetros de

Madrid. De joven, en Barcelona, ella se

empeñó en ser actriz de teatro y lo

consiguió bien pronto, pero aunque el cine

acabó convirtiéndola en gran estrella, se

sentía decepcionada de su trayectoria.

Regresó al teatro a las órdenes de José

Tamayo o Luis Escobar: Antígona, Medea,

Fuenteovejuna, La gata sobre el tejado de

zinc o Yerma (1960) de García Lorca,

cuando en pleno franquismo representar a

este autor no era algo exento de riesgos. Es

conocida la anécdota de Luis Escobar

dirigiéndola en esta obra, diciéndole al

principio de la obra; “Aurorita, guapa,

cálmate, que aún no ha pasado nada“, dada

la desproporcionada pasión que ella ponía.

La Bautista fue mujer valiente, capaz de

enfrentarse no pocas veces a la censura,

especialmente en su empeño por llevar al

cine la vida de Teresa de Jesús, lo que

finalmente consiguió en 1962, de nuevo

bajo las órdenes de Juan de Orduña, aunque

con un guión tan mutilado que se avenía

más a la crónica beata de aquellos tiempos

que a la reconstrucción histórica que ella

pretendía.

Decidió marcharse a México y Argentina

donde filmó varias películas que no

tuvieron mayor relieve hasta que a su

regreso a España La tía Tula volvió a

entronizarla provisionalmente en el cine

español, esta vez como actriz más comedida

o alejada al menos de su habitual carácter

de trágica, interpretación por la que obtuvo

numerosos premios. Volvió a arriesgarse en

el teatro, con Oye, patria mi aflicción, de

Arrabal y otras obras de compromiso, pero

su popularidad había pasado. El público, tan

voluble, no la reconocía ya como la actriz

que había propiciado grandes éxitos o

abierto el cine español a países nuevos. A

pesar de ello intervino en muchas otras

películas (de Garci, Patino, Garcia Sánchez,

Cuerda, Aguirre, Lucia…), siempre con

empuje, generosidad y arrojo. Fue una

persona entrañable y una actriz irrepetible.

EL PAÍS Diego Galán 28 Agosto 2012