50 leyendas del tachira tomo i

55
SAN CRISTÓBAL 1.983 50 LEYENDAS DEL TÁCHIRA. TOMO I Prólongo .- Doña Lolita Robles de Mora es personalidad bien conocida en nuestro ambiente pedagógico. Es licenciada en Letras por la Universidad Católica "Andrés Bello" Extensión Táchira. Ejerció la docencia directa, en materias de su especialidad, en nuestros institutos locales por unos cuantos años. En todos estos institutos dejo bien sentado su sentido de la responsabilidad profesional; su sentido de la influencia de la cátedra sobre la formación de los jóvenes; su sentido, siempre ejemplar, del compañerismo. .- Cuando la Profesora Robles de Mora tuvo que dejar la docencia directa, por motivos completamente extraños a su voluntad, oriento su servicio pedagógico en otra dirección. La del libro de texto destinado al conocimiento de la lengua y al de la correspondiente literatura. Con varios de estos textos nos ha regalado a todos, en una labor de dedicación investigativa, de análisis, de divulgación de todo cuanto hace relación con la enseñanza del idioma. .- Simultáneamente con la tarea de los textos, Doña Lolita Robles de Mora ha venido desarrollando otra. Consiste esta en la investigación, la acumulación, el estudio y la selección de las leyendas populares del Táchira. Nuestra diligente colega comenzó, en este campo, como quien no quiere la cosa. Por pura y simple curiosidad. Y, a medida que se fue adentrando en esta cantera de la imaginación colectiva tachirense, se fue apasionando mas y más por la faena; hasta que llego el momento decisivo. El momento decisivo de someter el resultado de su pesquisa a la prestancia del libro. Son tan gratas, a veces tan sorpresivas también, las leyendas populares de nuestra región, que, de manos de nuestra autora, mal podían conquistar otro mejor destino.

Upload: magodax

Post on 06-Dec-2014

4.973 views

Category:

Documents


1.114 download

TRANSCRIPT

SAN CRISTÓBAL 1.983

50 LEYENDAS DEL TÁCHIRA.

TOMO I

Prólongo

.- Doña Lolita Robles de Mora es personalidad bien conocida en nuestro ambiente pedagógico. Es licenciada en Letras por la Universidad Católica "Andrés Bello" Extensión Táchira. Ejerció la docencia directa, en materias de su especialidad, en nuestros institutos locales por unos cuantos años. En todos estos institutos dejo bien sentado su sentido de la responsabilidad profesional; su sentido de la influencia de la cátedra sobre la formación de los jóvenes; su sentido, siempre ejemplar, del compañerismo.

.- Cuando la Profesora Robles de Mora tuvo que dejar la docencia directa, por motivos completamente extraños a su voluntad, oriento su servicio pedagógico en otra dirección. La del libro de texto destinado al conocimiento de la lengua y al de la correspondiente literatura. Con varios de estos textos nos ha regalado a todos, en una labor de dedicación investigativa, de análisis, de divulgación de todo cuanto hace relación con la enseñanza del idioma.

.- Simultáneamente con la tarea de los textos, Doña Lolita Robles de Mora ha venido desarrollando otra. Consiste esta en la investigación, la acumulación, el estudio y la selección de las leyendas populares del Táchira. Nuestra diligente colega comenzó, en este campo, como quien no quiere la cosa. Por pura y simple curiosidad. Y, a medida que se fue adentrando en esta cantera de la imaginación colectiva tachirense, se fue apasionando mas y más por la faena; hasta que llego el momento decisivo. El momento decisivo de someter el resultado de su pesquisa a la prestancia del libro. Son tan gratas, a veces tan sorpresivas también, las leyendas populares de nuestra región, que, de manos de nuestra autora, mal podían conquistar otro mejor destino.

.- La señora Robles de Mora, pues, dadas las circunstancias que originaron su retiro de la docencia, ha realizado una labor extraordinaria en relación con las Leyendas del Táchira. Las ha encontrado, en ciertas ocasiones no muy numerosas, hechas y derechas; las ha escuchado, en forma verdaderamente eventual en los sitios más inesperados; las ha pedido mas de una vez a los colegas y a los amigos; se las ha escuchado contar, en esa lengua arcaica de nuestros archivos y en nuestros libros. Ya con ellas en la mano, o las ha limpiado de elementos extra estéticos o les ha reelaborado casi en totalidad; o las ha reducido a la unidad necesaria definitiva.

.- Todo esto lo ha realizado Doña Lolita Robles de Mora sin ninguna prisa y sin ninguna pausa. Sin la menor preocupación por la originalidad. Solo, eso sí, con la convicción pedagógica de estas leyendas les van a ser de sobre manera útiles tanto a los profesores que enseñan la lengua que hablamos cuanto a los estudiantes que se afanan por llegar a su dominio. Y, desde luego, con alegría personalísima: la de darnos una imagen del Táchira que permanecía desconocida para todos.

.- Nos referimos a la imagen del Táchira en redondo y a puerta cerrada, como decía el Caballero de la Triste Figura, porque nuestra investigadora, para comprender sus leyendas, ha puesto los pies espirituales en todos los rincones tachirenses. Tras el encanto de una laguna remota; tras el espanto que recorre una aldea entre gallos y media noche; tras la huella medio misteriosa que dejo un cacique en el cruce de dos caminos; tras el ruido de armaduras con que, mas allá de la media noche, en algunos lugares parece identificársenos el alma errante de un conquistador. Y estos hechos, con su poco de historia y su mucho de imaginación, han sido verificados por la señora Robles de Mora en todas partes. Lo mismo en el apartado Pregonero que en la vecina Tariba; igual en la siempre gentil y siempre poética ciudad de La Grita que en la bucólica y cafetera santa Ana; en Colon y en San Antonio; en los heroicos Capachos y en el idílico Cordero; Y en nuestra propia y entrañable Aldea en la Niebla.

.- "Leyendas del Táchira", de esta manera, es libro que habrá de solazar por igual a colegas y a periodistas, a historiadores y a escritores de toda laya, a estudiantes y a lectores comunes.

.- Unos y otros encontraran en sus paginas la imagen de Táchira que decíamos. Una imagen que se levanta, sin la menor petulancia, de cada una de estas deliciosas leyendas de Doña Lolita Robles de Mora, escritas con sencillez cristalina como para que lleguen a cumplir en verdad la doble finalidad que la autora, tal vez sin pensarlo muy claramente, les tiene asignada: estimular, desde el punto de vista mas exigentemente didáctico, la sensibilidad y la inteligencia del estudiante; Y deleitar, desde el punto de vista mas estrictamente tachirense, a todos los lectores posibles.

Pedro Pablo Paredes.

50 LEYENDAS DEL TÁCHIRA. 

.- EL TARRAYADOR DEL RÍO URIBANTE.

.- Un cálido y luminoso día de Mayo pescaban unos amigos en el río Uribante. Estaban mas abajo de El Milagro, en las Tres Esquinas.

Amarraron la lancha a un árbol de la orilla y lanzaron sus atarrayas. El río en su cauce normal. Las aguas límpidas y frías corrían de la montaña al llano. En sus orillas se veían extensas playas y tupida vegetación; en otras el agua llegaba profunda hasta las riberas.

.- Eliseo escucha el sonido silbante de una atarraya y pregunto a Jesús:

.- ¿ Escuchaste?.

.- Y un sonido inconfundible de atarrayar se oyó en el río.

.- Si escuche, es ruido de atarrayas, pero ¿ quien las lanza?.

.- No lo sé, por estos lados no estamos mas que nosotros. La mañana esta tranquila y los únicos ruidos son los de las aguas y los pájaros.

.- Miraron a todas direcciones y solo vieron la llanura inmensa, tupida selva, el río de corrientes rápidas y el cielo azul.

.- Recogieron sus redes y sacaron unos cuantos bagres pintados de mediano tamaño. Los volvieron a echar y otra vez:

.- Rasssss....rasssss...rasssss, seguido de los golpes secos:

.- Zas - zas.

.- Durante todo el día escucharon el sonido de atarrayas lanzadas por manos invisibles. Habían oído a otros pescadores que estas cosas sucedían por esta época del año. Era el Tarrayador: Las redes de los pescadores muertos en el río y símbolo de buen augurio.

.- La pesca fue abundante: bagres, cachamas, toros y doradas. En la tarde vendieron sus piezas en el poblado cercano.

.- Al oscurecer sacaron la lancha del río y la amarraron fuertemente. Colgaron sus hamacas en un rancho de unos compadres y se dispusieron a dormir.

.- Sintieron un ruido ensordecedor y de un salto salieron del chinchorro. Llamaron al compadre:

.- ¡ Compadre!.

.- Ya va compadre.

¡ Viene una abundada!.

.- Tiene que estar lloviendo en la cabecera del río.

.- Y efectivamente, el agua bajaba con gran estrépito. En un instante había rebasado sus riberas y se precipitaban a gran velocidad trayendo consigo piedras y palos. Aguas tumultuosas bajaban de la montaña arrastrando con todo lo que encontraban al paso.

.- Entre todo ese torbellino, entre ese ruido característico de las crecidas, sobresalieron unos gritos. Gritos escalofriantes que se repetían de tiempo dejando a los hombres mudos.

.- El compadre exclama:

.- ¡ Esos son los gritos de los ahogados en el río Uribante!. Estos siempre se oyen en mayo cuando el río crece.

.- LA LEYENDA DEL RIÓ TORBES.

.- Barrancas, al noroeste de San Cristóbal, esta entre la margen izquierda del río Torbes y las montañas. Terreno dedicado al cultivo, cría de animales domésticos, pequeñas industrias y especialmente a la elaboración de ladrillos.

.- La familia Guerrero se retiro temprano a descansar. El trajín del día en la granja, entre el cuidado de los pollos y la poda de los árboles frutales los había dejado rendidos.

.- Pasada la media noche uno de los niños llega llorando a la habitación de sus padres.

.- ¡ Papa, ahí hay un toro, tengo miedo!.

.- Con los gritos del niño se despertaron los seis muchachos casi todos grandes. El pequeño siguió llorando y repitió:

.- ¡ Ahí hay un toro...!.

.- Y en efecto, en la soledad de la noche se escuchaban unos horribles bramidos de toro seguidos de un ruido ensordecedor.

.- Todos estaban asustados y miraban a sus padres interrogantes.

.- Los pequeños se abrazan a su madre. Los mayores se sentaron al borde de la cama. el señor Guerrero pregunto:

.- ¿ Que hora es?.

.- La una de la mañana.

.- ¿ A que día estamos?. Volvió a preguntar.

.- A primero de Noviembre.

.- ¿ Claro, es eso! - dijo casi para sí.

.- ¿ Que es lo que claro?, - pregunto la esposa.

.- Que hoy es el día de las animas.

.- ¿ Y que tiene que ver eso con los bramidos del toro?.

.- Mucho, ya les cuento:

.- Todos los años, en el día de los difuntos, el río crece y amenaza con llevar todo a su paso. A veces hasta se sale de su cauce. Unas, crece en silencio y nadie se da cuenta, pero otras, como ocurre hoy, viene acompañado de ruidos extraños y terribles bramidos. Lo curioso de estas abundadas es que no suceden en época de lluvia ni esta lloviendo en las cabeceras del río o en quebradas que lo surten. Generalmente esto ocurre en la madrugada. Estas crecidas llevan a su paso todo lo que encuentran, pero no se preocupen, que el río esta bastante distante de la granja. Dentro de unas horas sus aguas se habrán aquietado. Váyanse a dormir.

.- EL BARRANCO LOS COLORADOS.

.- Bajando por la Carretera Trasandina, de Los Mirtos hacia El Cobre, poco antes de llegar a la población, se ve el Barranco Los Colorados o de La Mina.

.- El barranco de tierra rojiza parece una gran herida por donde se desangra la montaña. El paisaje verde y cultivado en esta zona, es inhóspito y deshabitado según nos acercamos al barranco Los colorados. Detenemos el automóvil para contemplar el panorama, a nuestros pies corre rumoreante el río El Valle: en estos momentos tranquilo y de aguas transparentes, otras veces, en época de lluvia, de aguas tumultuosas y sucias.

Mi acompañante me dice:

.- Fíjate en el barranco. Cuidado era pequeña solía ir con mis hermanos a coger leña por esos lados. No nos acercamos mucho a él. Teníamos miedo de todas las cosas que nos decían.

.- Cuéntame, ¿ qué les decían?.

.- Que los indios Bocaqueos dejaron el sitio encantado, y algo tiene que haber de cierto, porque nosotros teníamos gran temor de acercarnos y si lo hacíamos era con recelo. Muchas veces oíamos lamentos y voces raras. Cuando escuchamos los gritos, posiblemente de los indios, salíamos corriendo.

.- ¿ De verdad los escuchaban?.

.- Sí.

.- ¿ Y como explican eso?.

.- Dicen que los indios vivían felices en esta zona. Se dedicaban a la caza, a la pesca y a la pequeña agricultura. También extraían cobre de la mina que esta en el fondo del barranco y fabricaban adornos que luego cambiaban a otras tribus, especialmente a los Chinatos de la tribu de los Caribes, que en varias ocasiones intentaron asentarse por estos lados. Con la llegada de los españoles todo cambio. Los indios se sintieron desalojados de sus tierras, vejados y maltratados. Sus tierras fueron invadidas por los colonizadores, se retiraron al barranco y fueron perseguidos. Allí los apresaron y trataron con crueldad. Uno de sus piaches, antes de morir, encanto el lugar para que nadie pudiera extraer los ricos yacimientos de cobre que están en el barranco.

.- Especialmente en las tardes se oyen lamentaciones, gritos, frases ininteligibles en dialecto indígena y llanto. Dicen que son los ayes lastimeros de los indios que murieron en el Barranco Los Colorados. El eco los envía en todas direcciones y esto hace que nadie se acerque a la mina para extraer el cobre. Estas cosas siguen infundiendo temor.

.- Han pasado los años las tierras aledañas al barranco continúan deshabitadas y tampoco sus minas se han explotado. Los que se han acercado a él dicen que se escuchan gritos y lamentos.

.- EL CAMINO REAL DE EL COBRE A SEBORUCO.

.- Entre los encantos dejados por los indios Bocaqueos en las cercanías de El Cobre, están los del camino real de El Cobre a Seboruco.

.- Los arrieros transitaban por el camino que pasaba por La Ramada, Angostura, Guacaveca, Santa Ana, Salina, Seboruco y también por El Vallado, Las Vegas y Los Loros. Al bordear el cerro encantado iban con mucha preocupación y dejaban de trecho en trecho un paquete con chimo, tabaco o sal. El que no lo hiciere caería en los encantos de los indios.

.- Una mañana muy temprano salió don Esteban con su mula a llevar unas cargas de ajos y cebollas a Seboruco. Siguió al trote por el camino empedrado cerro arriba. Poco después de pasar El vallado se perdió. Escuchaba voces y gritos en dialecto indígena que no comprendía. Estas voces se acercaban, se alejaban y el no veía nadie. Parecía que un centenar de indios hablaban a su alrededor, sujetaban las bridas de su mula y le quitaba la carga. Luego, lo llevaron hasta la cima y lo tuvieron deambulando un tiempo. El sol, la niebla, él frió de la noche y la falta de alimentos lo delibitaron. Don Esteban sentía que todo le daba vueltas y

después esas voces, esos gritos, esas conversaciones ininteligibles, y lo peor de todo, los personajes eran invisibles. Sabían que hablaban a su lado, pero el no podía verlos. Se daba cuenta de que manos invisibles revisaban sus alforjas, quizás buscando sal o chimo. Pasaron así varios y don Esteban no podía coordinar donde estaba ni que era lo que pasaba. Se sentía cada vez más débil y los avios que llevaba para el camino se habían terminado. Se encontraba en un sendero desconocido, perdido, sin alimentos y escuchando voces extrañas a su alrededor. No sabia que determinación tomar.

.- Don Esteban como pudo llevo su mula a un pequeño arroyo. La amarro a un árbol cercano y después le dejo que pastara y tomara agua a su antojo. Él bebió un poco de agua fría, se arrebujo en su ruana y se acostó debajo de un árbol. Tenia muchos días sin dormir. Las voces de los indios y las luces de sus teas no le habían permitido el descanso.

.- Poco después pasaron por el lugar unos arrieros que iban a Seboruco y al reconocer a don Esteban lo llamaron por su nombre. Como no contestara se acercaron a el y lo sacudieron.

.- Tampoco reacciono, le dieron unos tragos de mistela y le hablaron con suavidad. Al cabo de un rato abrió los ojos y los miro, luego pregunto:

.- ¿ En donde estoy? - y recordando, prosiguió:

.- Ah...., ya hace días que salí de casa y me perdí, me aleje de la ruta acostumbrada y sufrí los encantos del cerro; Eso me paso por venir solo y no traer tabaco, sal ni chimo.

.- LIBERALES Y GODOS.

.- Capacho, un simpático pueblo en un valle fértil e inclinado. Su clima fresco es propicio para el cultivo de legumbres, hortalizas y frutos. Sus habitantes se dedican a la agricultura y a la fabricación de cerámica, herencia de sus antepasados aborígenes de los Capuchos o Capachos.

.- El pueblo crecía y prosperaba, todo era favorable a su expansión, hasta que un gran acontecimiento lo cambio todo.

.- El 18 de Mayo de 1.875 en horas de la mañana se escucharon estruendosos ruidos subterráneos, luego el cielo se oscureció y todo se cundió de ceniza. A la una de la tarde un espantoso terremoto sacudió la zona fronteriza de Colombia y Venezuela.

.- Capacho, Lobatera, Ureña, San Antonio y Cúcuta fueron casi destruidos.

.- Capacho fue la que llevo la peor parte. Sus casas quedaron destruidas y la mayoría de la población sepultada bajo los escombros. Pasado el

desconcierto los sobrevivientes se dieron a la tarea de enterrar muertos y a buscar alojamiento.

.- El antiguo capacho estaba situado en donde actualmente esta.

.- Cuando vino la tranquilidad, los pocos habitantes de capacho decidieron fundar una nueva ciudad y escogieron para tal fin el valle de Blanquizal, cercano a Capacho.

.- Blanquizal, de tierras ricas en humus, aguas abundantes y clima fresco, era propicio para el cultivo y tenia fácil comunicación con la capital.

.- El 20 de ese año, dos días después de la hecatombe, un grupo de capacheros se instala en Blanquizal y fundo la nueva ciudad de capacho que llamaron también San Pedro de Independencia.

.- La fundación estuvo a cargo del cura José Encarnación Montilla, del Prefecto, de los vecinos notables y de los indígenas quienes habían perdido familiares. Todos quedaron en la ruina y estaban decididos a llevar adelante la nueva ciudad; a ella trasladaron la imagen de San Pedro y las reliquias del templo.

.- Un grupo de habitantes se mudo para Capacho recién fundado y otro se queda en el antiguo poblado.

.- En el Capacho Viejo, se quedaron los liberales y a Capacho Nuevo, se mudaron los godos o conservadores.

.- Los liberales resentidos porque se llevaron a San Pedro atacaban a piedras a los godos y se entablaban verdaderas batallas campales.

.- LA CAPILLA DE LOS DESAMPARADOS.

.- En la calle doce con el Pasaje Cumana, en la ciudad de San Cristóbal, hay una capilla.

.- Maria era una mujer hermosa y joven pero de vida alegre. Sus días transcurrían entre parrandas y alcohol. Cuentan que en una noche de tragos fue herida mortalmente. Su acompañante movido por los celos y el aguardiente la agredió. A pesar de la gravedad de sus heridas tuvo fuerzas para salir del bar y pedir auxilio. La sangre salía a borbotones y su traje estaba empapado. Grito desesperada; al principio nadie se atrevía a socorrerla por lo impresionante de sus heridas. Cuando los vecinos la auxiliaron ya era demasiado tarde. Maria cayo desmayada debido a la gran perdida de sangre.

A los pocos minutos falleció. Poco tiempo después, los vecinos apesumbrados por no haberla ayudado, construyeron una capilla para

perpetuar su recuerdo en el lugar donde ella murió. La llamaron La capilla de los desamparados.

.- Dicen que en la capilla ocurren fenómenos muy extraños: entre las siete y diez de la noche se ve una iluminada por una suave luz, a su alrededor parece que estuviera amaneciendo. Dentro de ella se escuchan susurros y voces tenues como si estuvieran rezando.

.- LA CAPILLA EMBRUJADA.

.- La hacienda del señor Barrera estaba al pie del cerro Panaga, cerca de la Unidad Vecinal. Solo tenia una pocas reses que pastaban en el pequeño prado. Al cuidado de ellas estaba un muchacho de unos once años de nombre Angelito. Era alto, delgado, de tez curtida por el sol, ojos y cabellos castaños y expresión simpática. Mientras pastaban el ganado tallaba figuras en madera con una pequeña navaja o tocaba la flauta.

.- Una tarde pastoreando las reses se acercaron a una capilla de aspecto lúgubre, que los vecinos llaman la capilla Embrujada. Angelito recordó lo que habían dicho de ella:

.- ¡ Espantan de día y de noche!.

.- ¡ Si pasas cerca no entres!..

.- ¡ Huye del lugar, la capilla esta embrujada!.

.- A pesar de todo se acerco a la capilla movido por la curiosidad. Entro de todo se acerco a la capilla movido por la curiosidad.

.- Entro muy despacio, miro todo lo que había en su interior y .....

.- ¡ Auxilio!.

.- Los desgarradores gritos de Angelito resonaron en todos los contornos del cerro de Panaga. El ganado corrió espantado hasta la hacienda. La tarde quedo en silencio. De la hacienda de los alrededores Coria la gente aterrorizada. Algunos cautelosos se acercaron a la capilla y no vieron nada. Nadie pudo explicarse la misteriosa desaparición del niño. Ha pasado mucho tiempo y aun no lo han encontrado. Su familia le lleva flores.

.- La gente del lugar cambia de ruta para no pasar por delante de la capilla y nadie se atreve a transitar de allí. Es una capilla solitaria y tétrica, su aspecto sobrecoge. Solamente los que no conocen la historia de Angelito pasan tranquilos por el lugar.

.- Nos cuentan los vecinos que a veces en altas horas de la madrugada se despiertan espantados por los ruidos extraños que salen de la capilla,

acompañados de gritos desgarradores, ayes lastimeros y el llanto de un niño.

.- LA CASA EMBRUJADA DE BARRIO SUCRE.

.- Hace unos años compramos una hermosa casa al final de la calle principal de barrio Sucre. Era de dos plantas, su construcción de estilo colonial tenia en la fachada un amplio balcón.

.- Mi esposo y yo visitamos la casa. Desde el primer momento nos agrado, pero, que ajenos estábamos de lo que allí ocurría.

.- Espaciosa, bien construida, era lo que necesitábamos para nuestra numerosa familia. Su precio nos pareció excelente y aprovechando la oportunidad la adquirimos sin pensarlo mucho e inmediatamente nos mudamos.

.- La mudanza fue rápida porque compramos la casa con los muebles y pocas cosas llevamos para allá.

.- El primer día transcurrió tranquilo, pero llegadas las seis de la tarde la casa se pobló de ruidos extraños: arrastraban muebles, los platos sonaban en la cocina como si se rompieran, sé oían susurros y gran cantidad de sonidos raros.

.- Esa noche no pudimos dormir. Las puertas cerradas con llave se abrían y cerraban, especialmente las del cuarto principal que tenia el balcón hacia la calle, sus puertas estuvieron toda la noche abriéndose y cerrándose.

.- Con la luz del día todo volvió a la normalidad. Soñolientos no comprendíamos lo que ocurría. Al llegar la noche, otra vez los ruidos extraños.

.- EEstábamos viendo un programa de televisión y de pronto nos apagaban el televisor o nos cambiaban el canal. Si lo apagábamos se prendía solo.

.- Las luces de la casa se prendían y se apagaban movidas por manos invisibles; lo mismo ocurría con las llaves del agua que de pronto sé abrían o se cerraban cuando las utilizábamos.

.- A la hora de dormir los seis muchachos se vinieron a acostar a nuestra habitación, ninguno se quería quedar solo. Pero de todas formas, nadie pudo dormir; las puertas del balcón sonaron toda la noche al igual que voces burlonas.

.- Así transcurrieron varios días. La vida allí sé hacia insoportable. Llego al colmo el día del cumpleaños de Adolfo. Invitamos a un gran numero de

amigos que inundo la casa desde tempranas horas de la tarde. Al oscurecer hicimos una parrilla y comimos todos. A eso de las diez de la noche se apagaron las luces y se sintieron unos pasos como de un hombre que arrastraba un fardo pesado desde la puerta de entrada, la sala, el comedor, perdiéndose luego en el sótano. Al otro día encontramos allí unas huellas blancas como de talco. Ni que decir, ya que todos los amigos se fueron espantados. No nos quedaron ganas de hacer mas fiestas en esa casa.

.- Otras noches estaban bañándome tranquilamente cuando sentí una respiración agitada a mi lado y luego me soplaron. Me desmaye. Tuvieron que hospitalizarme victima de un infarto.

.- Ni que decir tiene, que nos mudamos. Solo dos meses duramos en esta casa.

.- Habíamos notado que los vecinos nos miraban con asombro, pero no nos decían nada. Luego, supimos que la casa perteneció a unos españoles y que posteriormente había rodado de mano en mano. Cada vez la vendían más barata y ahora comprendió él por que.

.- El anterior dueño tenia varios niños pequeños e inexplicablemente uno de ellos se tiro por el balcón y se mato, cosa rara puesto que las barandas son altas y el niño no llegaba a ellas.

.- Nosotros le vendimos la casa a un abogado que la compro a mitad de lo que nos costo a nosotros. Esta tenia dos niños: un varón y una hembra. Como la casa era tan bonita y tenia un jardín interior grande el abogado instalo una piscina pequeña y poco profunda. A los pocos días la niña se ahoga. La esposa se volvió loca.

.- Después compro la casa mucho más barata, un señor que vivía en el 23 de Enero.

.- Dicho señor recaba informaciones acerca de la casa y durante muchos días estuvo excavando los sótanos y los patios. No dejo ni un solo trozo bueno, y al cabo de muchos días de trabajo, encontró un cofre con morocotas y joyas, probablemente pertenecientes a los primeros dueños de la casa.

.- A partir de entonces desaparecieron los ruidos extraños, las voces y cosas raras. La familia, enriquecida con el hallazgo vive feliz en la casona.

.- EL CERRO DE LA MINA.

.- Un grupo de jóvenes salió de excursión hacia el cerro La Mina. Dejaron atrás el pueblo de Santa Ana y se internaron por un sendero. Hablaron animadamente de sus cosas. De vez en cuando se detenían para coger

pomarrosas maduras, luego, proseguía el camino. Algunos contaban sus experiencias en la montaña.

.- El camino en ascenso se hace cada vez más difícil. Van subiendo entre peñascos y arbustos. Tienen como meta llegar a la cumbre antes del mediodía. El sol aun no calienta y una suave brisa les caricia el rostro. Algunos se adelantan acoger moras silvestres que luego comen con deleite. Otros jadeantes se sientan a descansar.

.- Tal como habían calculado llegando a la cima cuando el sol estaba en el cenit. Contemplaron el paisaje a sus pies: por un lado se divisaba Santa Ana con sus casas coloniales, la torre de la iglesia y a lo lejos las haciendas de café; por el otro la quebrada La Ratona y más lejos el río Quinimarí todo bordeando de cañaverales. En la lejanía montañas y valles fértiles. El paisaje es rico y variado, a pleno sol luce en todo su esplendor.

.-Cada muchacho saco su avio y sacio su apetito aumentado por la caminata. Descansaron después sobre la menuda hierba y emprendieron el viaje de regreso. Uno de ellos comento:

.- Dicen que el cerro de La Mina esta encantado, en él vaga el espíritu de Manaure, cacique de los Caquetíos.

.- Otro prosiguió:

.- Cuando crece él rió Quinimarí, en la abundada, se ve a Manaure surcar las aguas espumosas y turbulentas en su caballo alazán.

.- Los que han visto dicen que es un indio alto y bien parecido; cuando aparece sobre las aguas tumultuosas, en ese año la cosecha de café es abundante.

.- Un tercero añadió:

.- Manaure quería mucho esta zona y no permite que profanen los lugares donde él vivió. Dicen que si le tiran piedras al cerro, el se disgusta y desencadena una tormenta capaz de llevar consigo todo lo que encuentre al paso.

.- Yo no creo mucho en eso - dijo otro.

.- Pues yo sí.

.- Si no lo veo no lo creo, esos son cuentos de viejos.... Y acto seguido cogió una piedra del tamaño de su puño y la lanzo hacia el cerro. Luego otra, y otra.....

.- Ya estaban llegando al valle cuando de pronto el sol se cubrió de espesas nubes negras y la temperatura descendió vertiginosamente. Gruesos goterones comenzaron a caer hasta convertirse en torrencial

aguacero. Centellas cruzaban el aire en todas las direcciones y el ruido de los truenos hacia retumbar y estremecer el cerro. El agua bajaba con estrépito llevando consigo piedras, palos y árboles. El ruido era ensordecedor.

.- Los jóvenes corrieron despavoridos. Llegaron al pueblo jadeantes y empapados. Allí no llovía, el cielo era azul y el sol radiante. Casi al unísono dijeron:

.- ¡ Manaure!.

.- Manaure castiga a quien ose interrumpir la quietud del cerro.

.- No permitiré que le lancen piedras.

. La leyenda de que el espíritu del cacique anda errante por estos parajes es cierta.

.- La naturaleza es su aliada.

.- LA COLA DE LA CARBONERA.

.- Miguel y su familia viajaban hacia Maracaibo luego de unas vacaciones en el Táchira. Poco después de las seis pasaron por Michelena. La montaña y las cosas comenzaron a borrarse. Las nubes aun tenían pinceladas de color que poco a poco se iban esfumando. A la izquierda veían precipicios, a la derecha cerros cubiertos de hierba y piedras.

.- De súbito Miguel detuvo su automóvil, al pasar por La Carbonera, una mujer con un niño en los brazos le pedía la cola. A pesar de la escasa luz vio que tanto ella como la criatura estaban ensangrentadas. Vestía como las campesinas de la región y su largo cabello lo tenían peinado hacia atrás. No dijo nada, solo hacia señas de que la llevaran con su bebe hacia Colon. Miguel le dijo:

.- Señora, lo siento mucho, no la puedo llevar, no tengo puesto, pero aguarde un poco que la le envió una ambulancia.

.- Ella por señas dio su aprobación y sus gestos indicaban gran desesperación.

.- Miguel acelera la marcha y pronto estuvo en la bomba de gasolina que se encuentra a la entrada de Colon. Se bajo precipitadamente y rogó a los bomberos para que le permitieran el teléfono y llamar a una ambulancia.

.- Por favor, permítame el teléfono, es urgente, necesito pedir una ambulancia. Y prosiguió:

.- Cerca de La Carbonera hay una mujer con un niño pidiendo la cola. No sé cuál será su problema. Posiblemente ha tenido un accidente y esta herida. Es necesario que vaya rápido una ambulancia y la traslade hasta el hospital antes de que se desangre.

.- El bombero lo mira fijamente y pregunto:

.- ¡ Cómo es ella!.

.- Delgada, alta con el cabello recogido hacia atrás, tiene que ser muy bella, pues a pesar de la angustia que le desfiguraba el rostro, sus facciones y porte son atrayente.

.- No se preocupe, señor, es Celina.

.- ¡ Celina!..¿ La conoce!.

.- Sí.

.- ¿ Y como no me voy a preocupar si necesita ayuda?.

.- Celina no es una mujer real. Es una aparecida. Murió hace unos años. Su marido enceguecido por los celos cogió un cuchillo y arremetió contra ella y su hijo, luego, huyo despavorido. Celina salió a la carretera a pedir ayuda y todos los carros que pasaban estaban llenos y ninguno pudo conducirla al puesto de socorro. Cuando llega la ambulancia estaban los dos muertos. Por eso al caer la noche, se aparece en el mismo lugar pidiendo la cola. Y como aquel día, todos los automovilistas pasan llenos ninguno se para a socorrerla. Frecuentemente vienen como usted a pedir el teléfono para pedir una ambulancia. Pero ella no necesita ayuda....

.- Miguel un poco confundido dio las gracias, susurro un ¡ Buenas noches!,

.- Y prosiguió su viaje.

.- Día tras día, Celina sigue pidiendo la cola al caer la noche y siempre con los mismos resultados....

.- LA COPITA DE ORO.

.- Cuando tenia catorce años vivía en Venegara con mi madrina la señora Domitila. La luz eléctrica sé esta implantando en El Cobre, pero no se había extendido a los contornos. Eran las ocho de la noche. Mi madrina me pidió que fuera a la pulpería de Don Nemesio distante unos kilómetros, a comprarle unas velas. Sin muchas ganas tome el camino. La noche estaba oscura, apenas algunas estrellas titilaban hacia el oriente.

.- A duras penas veía el camino. Delante de mi un tenue resplandor me alumbraba. Me pregunte:

.- ¿ Que será eso?.

.- Mire inquisidor hacia el camino. Delante, a unos diez metros se movía una especie de sombrerito. Debajo de él, como si fuera un candil, salía una luz suave que alumbra delante de mí.

.- Muy asustado llegue a la pulpería y pedí las velas, luego un cuartico de mistela y me la tome de un trago. Don Nemesio que nunca me había visto tomar me miro asombrado y pregunto:

¿ Que té pasa, sute Andrés?.

.- No, nada, - balbucee.

.- Pero, ¿ por qué estas pálido? ¿ Necesitas ayuda?.

.- Y como me hablaba en tono paternal entre en confianza y le dije:

.- Todo el camino, desde la casa de Doña Domitila hasta aquí, me ha alumbrado una especie de lamparita que camina delante de mí, venga, asómese a la puerta, debe estar ahí.

.- Nos asomamos a la puerta y escudriñamos en la oscuridad de la noche. A pocos pasos de la pulpería, a un lado del camino, estaba la misteriosa luz.

.- No te asustes, sute Andrés, es La Copita de Oro.

.- ¿ La Copita de Oro?.

.- Si, se aparece a los caminantes en las noches oscuras y los acompaña por esos caminos reales hasta que llegan a su destino. Su acción es benéfica, no te asustes, no te hará ningún daño, por el contrario, si se la torea, crece de tamaño y toma forma fantasmagóricas. No hace mucho tiempo, don Cipriano, el que vive cerca de Santa Ana, venia de La Grita y se la encontró en la noche. Quiso hacerse el valiente y se burlo de ella y la toreo. Primero se convirtió la copita en un burro pequeño, luego en un burro grande y cuando iba llegando al hogar era un monstruo tan grande como la casa. Él comenzó a llamar a gritos a su familia, pues ya era entrada la noche y la casa estaba cerrada. Cuando le abrieron, lo encontraron desmayado en el suelo, preso de grandes convulsiones. Al volver en si repetía:

¡ Era La Copita de oro!, Ella es buena y no se le debe molestar.

.- Dicho esto, di las gracias al pulpero y regrese a casa alumbrado por mi extraño acompañante. No he vuelto a conseguirla en los senderos, pero

son muchos los viajeros que la han encontrado por los caminos reales de El Cobre, El Zumbador, Seboruco o La Grita. Este simpático fantasmita inunda de luz benéfica el camino de las montañas tachirenses.

.- EL SANTO CRISTO DE LA GRITA.

.- El sonriente valle, fue sacudido violentamente en 1.810. La ciudad prospera, la "Atenas del Táchira", se vio derruida y bajo sus casas sepultados centenares de habitantes. Del antiguo centro de la ciudad, hoy Plaza Jáuregui, no queda nada. Sus casas coloniales de bahareque se vinieron al suelo en su mayoría. De Norte a Sur se abrió una enorme grieta, que en muchos puntos, años mas tarde, construyeron puentes para unir las calles.

.- Una vez pasada la confusión los padres misioneros se retiraron a una ermita en la Colina "Tadea" y allí vivieron por espacio de varios años. Cultivaron la tierra y ejercieron su ministerio sagrado.

.- Fray Javier, alto, de espaldas anchas y musculosas, además de sacerdote, era agricultor, poeta y artista. De edad mediana tenia gran entusiasmo y vitalidad. Parecía incasable. Después del terremoto se le veía en todas partes: ayudando a los heridos, socorriendo a los damnificados, administrando los sacramentos, hablando y dando consuelo y bondadosa era parte de la ciudad.

.- Desde el terremoto pensó en tallar una figura de Cristo que fuera el guardián de la ciudad y la protegiera de todos los males. Varios días estuvo madurando su idea. Trazando esquemas imaginarios antes de comenzar el trabajo. Había pensado en un Cristo doliente, humano, de cara alegre a pesar del sufrimiento. Sus conocimientos de anatomía humana le sirvieron para ir tallando parte por parte todo el cuerpo. Los músculos, las venas, las heridas, fueron surgiendo con gran realismo hasta llegar al rostro.

.- Tuvo gran dificultad para tallar el rostro. Primero le salió muy triste y él, a pesar de que debía reflejar dolor, no lo quería así. Lo tallo de nuevo, le salió muy feo, no inspiraba devoción. Lo intento de nuevo, pero tampoco pudo realizarlo como él quería. Al fin desesperado dejo el trabajo inconcluso.

.- Fray Javier paseaba con preocupación por el huerto con las manos atrás. Sus pasos eran nerviosos. Su rostro se veía surcado por varias arrugas. Sus hermanos franciscanos lo miraban y se daban cuenta de su inquietud, pero no decían nada, sabían que de un momento a otro le llegaría la inspiración y realizaría su obra.

.- Tenia muchos días que dormía mal. Soñaba con un bello Cristo que estaría en la nueva iglesia protegiendo a La Grita y a sus habitantes. Pero su Cristo permanecía inconcluso en el estudio. Solo eran sueños.

.- Una noche escucho un concierto de cuerdas, era una bella sinfonía interpretada por manos magistrales. Creyó que estaba soñando y dio media vuelta para acomodarse mejor en la cama.

.- No estoy soñando, estoy despierto, pero ¿ de donde viene esa música celestial?. Fray Luis toca bien el violín, pero son muchos instrumentos: violines, arpas, bajos, contrabajos y guitarras. ¿ Dónde cabe tanta gente?.

.- Después de muchas cavilaciones, Fray Javier decidió averiguar la procedencia de tan inefable música. Se vistió y salió muy despacio de su celda. Orientado por la música llego a su estudio.

.- Escucha un golpeteo rítmico, como si trabajaran con el formón y la gubia. Cada vez los golpes se hacían más claros. No cabía duda, alguien estaba trabajando. Se detuvo antes de llegar a la puerta.

.- De la habitación salía una suave luz blanco-azulada. Contuvo la respiración. El corazón parecía saltarle en el pecho, sus movimientos eran muy acelerados. Dos pasos más. Estaba en el umbral. Lo que vio le impresiono sobremanera a la vez que una dulcísima sensación lo invadió. Sin atreverse a entrar en el recinto miro su Cristo. Un joven de cabellos largos, de facciones hermosísimas y de túnica celeste, estaba dándole forma al rostro. No quiso interrumpir y muy despacio se retiro a su aposento.

.- Fray Javier se levanto con el alba y pensó en el Cristo. En ese momento no sabia distinguir si había tenido un sueño o si era realidad. Impulsivamente se dirigió a su taller y allí contemplo extasiado la obra del ángel: un rostro hermosísimo entre alegre y triste. Era tal como él lo había imaginado. Se postro de rodillas y oro largo rato.

.- Poco tiempo después al terminarse los trabajos en la iglesia, en el centro de la Grita, se instalo el santo Cristo, que desde entonces es el guardián de la ciudad. A este Cristo milagroso acude gente de todas partes a postrarse a sus pies. Su imagen es querida y venerada por los gritenses, que todos los años, el seis de Agosto, celebran con gran pompa y entusiasmo sus fiestas patronales.

.- LA CUEVA QUEBRADA LA ESCALERA.

.- Muy cerca de Pregonero se desliza la quebrada La escalera. Sus aguas limpias y frescas bajan de la montaña para verterse en el río Uribante. Sus márgenes están cubiertas de vegetación variada: helechos, arbustos, parásitas, guamos, cedros y caobos. Las aguas bajan juguetonas entre piedras. En numerosos lugares las rocas están cortadas en lajas formando escaleras. Estas escaleras naturales de piedra blanquecina sirven de cauce a la quebrada donde el agua salta alegremente formando pequeñas cascadas y otras veces numerosos pozos cristalinos.

.- Un grupo de scout´s decidió pasar el día en este hermoso paraje. Descansan un rato a la orilla, beben agua, toman fotografías y juegan echando piedritas al pozo cercano y salpicando a sus amigos. Siguen el curso de la quebrada siempre en ascenso. Treparon por el cerro hasta llegar a una abertura que tapaba una gran piedra. Escalaron la piedra llena de musgo y helechos y se deslizaron dentro de la cueva. Era un recinto pequeño de rocas con algunas estalactitas. El suelo arenoso y las paredes estaban húmedas. Al prender las linternas y enfocar la bóveda natural salieron volando espantados centenares de murciélagos, que con sus chillidos, plenaron la cueva. Inspeccionaron. Tocaron con las piquetas las paredes buscando un pasadizo y después de un rato en la semipenumbra, salieron al exterior deslizándose otra vez por la enorme piedra que cubría la entrada. Ya afuera se sentaron en la hierba para conversar.

.- El guía hizo señas de que se callaran y se dirigió al grupo:

.- Esta cueva se llama igual que la quebrada, le dicen la Cueva de la Quebrada la Escalera. En un tiempo su longitud era enorme y tenia grandes dimensiones. Cuentan que los indios Uribantes traficaban con la sal que traían los misioneros españoles y la cambiaban por prendas de oro elaboradas por los indios de Mérida. El camino directo era esta caverna que salía a la de Benito, en Guaraque, Estado Mérida. La cueva era la vía más rápida para llegar allá. Por muchos años tuvieron este intercambio hasta que los indios Uribantes se retiraron del lugar. Dicen que la cueva la dejaron encantada y que todo el que penetre hasta sus profundidades perecerá. Antes de retirarse colocaron esta gran piedra para proteger la cueva. Posiblemente con los movimientos sísmicos se hayan tapiado sus galerías. Como ya han visto ahora es un pequeño y húmedo recinto habitado por los murciélagos.

.- Uno de los muchachos pregunto:

.- ¿ No será posible descubrir el pasadizo que conduce a la cueva de Benito?.

.- Es muy difícil, puede estar a continuación de las paredes rocosas o bajo el piso de arena, llevaría mucho tiempo descubrirlo y necesitaríamos material y herramientas adecuadas.

.- Otro joven pregunto:

.- ¿ Y si fuéramos a Guaraque y penetramos por la Cueva de Benito?.

.- Más difícil aun, primero por la distancia y luego porque esa cueva posee muchas galerías profundas. Es penetrar en un laberinto, con posibilidades de perderse; y también al final de dichas galerías falta él oxigeno y se dificulta la respiración.

.- Un tercero pregunto:

.- ¿ La Cueva de Benito tiene la misma maldición de los indios?.

.- Si precisamente porque se comunicaban de lado a lado, pesa el encanto de los Uribantes. El que entra a estas cuevas no sale vivo.

.- Todos quedaron pensativos. Con la imaginación se ubicaban en la época en que los indios Vivian felices en estas comarcas y mediante el trueque comerciaban con los Guaraques a través de la cueva.

.- LA CUEVA DE LOS SANTOS.

.- Muy cerca de la ciudad Pontalida se encuentra la aldea canea. El terreno es sinuoso por estar muy cerca de la cordillera El Volador, donde colindan los municipios Bolívar y Junín. La montaña esta cortada en lajas de tonos que van desde el rojizo al amarillento. Estas lajas están salpicadas de orquídeas. Pequeñas llanuras cubiertas de hierba, matorrales y árboles corpulentos: orumos de hojas palmeadas, guamos, bucares, ceibas y pardillos. El clima es fresco y agradable.

.- La principal atracción del lugar es la Cueva de Los Santos, llamada así porque en una de sus galerías hace tiempo encontraron santos grabados en las paredes. Hoy esta galería ha desaparecido, posiblemente tapiada por rocas y arena.

.- Los amantes de la espeleológica suelen penetrar a la cueva provistos de linternas, picos, palas, cuerdas, etc. Lo primero que encuentran es un gran recinto de paredes de roca amarillo-rojizo y piso de arenisca. En las rocas están escritos los nombres y fechas de las personas que la han visitado; la sala esta en semipenumbra. A la derecha se encuentra un recinto más pequeño y oscuro habitado por murciélagos. Casi en el centro y al final de este, una pequeña entrada, que con ayuda de palas y picos suelen agrandar para pasar a un corredor espacioso iluminado por una suave luz que penetra a la bóveda por pequeñas hendiduras entre las rocas. Es un salón alargado y húmedo, por el suelo corre un pequeño manantial de aguas cristalinas.

.- Con bastante dificultad se puede penetrar a otro pasadizo, pero hay que salir rápido porque allí la atmósfera esta enrarecida y él oxigeno es escaso. Da la impresión de que este corredor continuara. Dicen que hace muchos años por esta cueva se llegaba hasta Colombia.

.- Los habitantes de la aldea Canea dicen que la Cueva de Los Santos y todo el cerro de Capote, así como sus alrededores están encantados, pero sus encantos aparecen y desaparecen. Los aldeanos no les temen, dicen que son encantos positivos.

.- Doña Clara contaba que una vez cuando estaba pequeña, llego a las inmediaciones del cerro y noto que el terreno estaba hundido como un circulo como si fuera una paila. Dentro de esta sima crecían árboles

corpulentos y a un lado, ya en los limites del cerro, por entre lajas, se encontraba una abertura ovalada, como, si fuera una gran puerta. Ella mira hacia su interior y no se vio nada porque estaba oscura. Iba persiguiendo suiras, - pequeñas palomitas de monte sin cola -. Se quedo intrigada y volvió al otro día. En su lugar encontró llanuras y maleza; la sima y la abertura habían desaparecido; Paso infinidad de veces por el lugar, pero nunca volvió a encontrar el extraño paraje.

.- Una amiga de doña Clara vio por esos alrededores, a la puerta de una cueva, a un hombre con pomposa vestidura de color escarlata que recordaba a los obispos en sus celebraciones pontificales. Todo él resplandecía con los rayos del sol de mediodía. Tampoco volvió a verlo.

.- También aparece una choza con una viejita. Dentro de la choza numerosas piezas de cerámica muy fina. Cuando la buscan para comprar cerámica no la consiguen.

.- Cerca de la Cueva de Los Santos esta el callejón de la Vieja. Seco durante el verano y de aguas tumultuosas en época de lluvia. Bordeando este callejón venia un día don Jacinto. Traía una mochila para comprar alimentos en el mercado de Rubio. Era muy de mañana y apenas los rayos del sol naciente comenzaban a iluminar las lajas del cerro. Camino por monte y llanura. Fatigado se orillo y al acostarse a una piedra para descansar un rato la tierra se hundió y se vio dentro de una cueva. Era un salón muy grande de paredes y techo de roca iluminado por una suave claridad blanco-azulada. Se comunicaba con un huerto de naranjos. Había mucha gente. Lo llamaron por su nombre y lo saludaron con cariño, luego lo invitaron a comes patatas cocidas y una pizquita. Una vez que hubo desayunado, le ofrecieron una naranja. El la tomo agradecido y como no tenia hambre la guarda en la mochila. Era una naranja grande y madura que despedía exquisito aroma.

.- Antes de partir le dijeron:

.- Siga por allí, ese corredor sale al cerro de La Vieja, tenga cuidado, que la cueva esta encantada y al salir la vieja le puede gastar una broma.

.- Don Jacinto cumplió las ordenes y siguió el pasadizo. Luego desde el cerro de La Vieja, en Pamplona, bajo hasta Cúcuta y de allí tomo el camino real hasta Rubio.

.- Muchos días transcurrieron. Camino por cerros y valles por caminos empedrados. Cuando llego a su casa al atardecer encontró mucha gente. estaban rezando el novenario: Todos lo miraron asombrados creyendo que se trataba de un espanto. Él contó su historia, les hablo de la cueva, del hermoso huerto de naranjas y para demostrar que decía la verdad saco la naranja de la mochila. La naranja se había vuelto pesada y no podía sujetarla con una sola mano. La agarro con las dos manos y se la mostró a su familia. Todos exclamaron maravillados:

.- ¡ Es de oro....!

.- Poco después de don Jacinto y su familia enriquecidos por la naranja de oro partieron del lugar no sabemos a donde.

.- La Cueva de Los Santos la visitan a menudo excursionistas y científicos. No sabemos si continúan apareciendo los encantos.

.- EL PASO DE LA CULEBRA.

.- Del mirador hacia El Pueblito la carretera desciende hasta El Tope para luego continuar en ascenso. En lo más profundo posee sinuosidades parecidas a las de un reptil, de ahí que reciba el nombre de "El paso de La Culebra". En este punto la carretera permanece casi en penumbra debido a los árboles. Desde este lugar parte un camino vecinal hasta el poblado. A sus orillas, bucares y guamos protegen al caminante de los rayos del sol.

.- En la noche muy pocas personas se atreven a cruzarlo por temor a los espantos.

.- Un joven del lugar, fuerte y pendenciero, amigo de parrandas y aventuras, solía emborracharse los fines de semana y atravesar El Paso de La Culebra en horas de la madrugada.

.- No vayas por ese camino de noche - le decían sus amigos.

.- ¿ Por que? - pregunto Rafucho.

.- ¿ No sabes que espantan en ese punto donde la oscuridad es mas profunda?.

.- ¡ Tonterías, yo no creo en eso!.

.- Haz lo que quieras, pero cuídate, no te busques problemas.

.- Soy fuerte y sabré defenderme.

.- Ándate con cuidado, no es cosa de broma.

.- Continuaron conversando de otros temas y se olvidaron del asunto.

.- A la semana siguiente Rafucho estaba contento porque había logrado vender a buen precio su cosecha de naranjas. Decidió darse una escapadita hasta el caserío vecino para salir de rutina. Se fue para El Pueblito y regresan pasadas las doce de la noche.

.- Venia silbando y cuando llego a las curvas en descenso de El Paso de La Culebra, recordó lo que le habían dicho sus amigos. No sentía miedo.

Posiblemente la fantasía de la gente inventaba historias para pasar el tiempo o para amedrentar a los ingenuos. La brisa fresca le sacudió el rostro. Miro el camino y lo encontró muy oscuro. - No tengo miedo, - se dijo, y bajo los efectos del alcohol alardeo gritando:

.- ¡ Que salga el diablo si quiere que no le tengo miedo!.

.- A poco trecho algo se le atravesó en el camino que lo hizo perder el equilibrio, luego, cuando intentaba levantarse sintió que lo apaleaban y por mas que corría, lo seguían y continuaban dándole palos. El asustado gritaba. Sus alaridos eran tan fuertes que se oyeron en todo el vecindario y por temor nadie se atrevió a socorrerlo.

.- A duras penas pudo escapar y recorrer el pequeño trecho que los separaba del caserío.

.- Cansado, maltrecho, pálido y sin fuerzas cayo delante de las primeras casas.

.- Con el alba fue recogido por unos vecinos madrugadores que lo curaron y le dieron aguamiel caliente. Él con gran esfuerzo contó lo sucedido. Poco después todo el vecindario conoció el percance.

.- Sus amigos le dijeron.

.- ¡ Eso le pasa por necio!.

.- Yo te lo dije, no se puede pasar de noche por El Paso de La Culebra....

.- EL DUENDE DE AGUA BLANCA.

.- En las cercanías de Santa Rita pasa la quebrada Agua Blanca, llamada así por sus aguas cristalinas. A su alrededor, suaves valles de colinas dedicados al cultivo de caña, café y frutos menores. Guamos, Pomarrosas y Bucares bordean los senderos y las fincas. Los niños juegan felices en los caminos.

.- Pablito tiene ocho años, blanco, ojos negros; alegre y vivaracho disfruta echando piedritas en la quebrada. Salió de casa y camina cantando por las piedras que bordean Agua Blanca. Encuentra un niño de su edad y los dos juegan y conversan animadamente. Ya son amigos.

.- La madre de Pablito se impacienta porque el no regresa.

.- Se hace de noche y no llega. Angustiada lo busca por los contornos. No duerme pensando en su hijo. Al otro día los vecinos ayudan a buscarlo. Dan parte a la policía y esta lo busca sitio por sitio, a orillas de la quebrada, en los pozos, en la montaña cercana. Todo inútil, Pablito ha desaparecido. Inexplicablemente.

.- Han transcurrido varias semanas. una tarde cuando doña Petra barría la entrada de la casa vio venir a su hijo sonriente:

.- ¡ Hola, mama, bendición!.

.- ¿ Dónde has estado en todo este tiempo?.

.- No, mama, tres horas, me fui después del almuerzo y aun no ha oscurecido. Estaba jugando con piedras a la orilla de la quebrada cuando me encontré a un niño de mi edad, rubio y de ojos azules. Me invito a un pozo que esta allí abajo y nos fuimos a jugar. Aquello es muy bonito, hay muchas luces y juguetes. El no vive en una casa ¿Sabes?, Vive en una cueva. Aquello es muy lindo y fresco, el agua de la quebrada corre por un ladito y las paredes son de roca resplandeciente. Jugamos mucho y estuve muy contento.

.- ¿ Dónde queda esa cueva? - pregunto la madre.

.- allí, - contesto Pablito y estiro su brazo derecho en dirección a la quebrada.

.- ¿ Y por que estuviste tanto tiempo?.

.- No, mama, solo estuve tres horas.

.- No, Pablito, estuviste fuera de casa varias semanas, ya te creíamos desaparecido.

.- No, mama, solo estuve fuera tres horas, fíjate aun es de día.

.- Doña Petra se inquieto, pensó que algo raro le estaba pasando a su hijo. Aparentemente no ocurría nada anormal, pero era extraño que hubiera perdido la noción del tiempo.

.- Pasaron días, meses y años. Pablito solo hablaba de la cueva y del niño de los ojos azules que jugo con él. Es enajenado. Recorre los senderos de Santa Rita cantando. Los muchachos al verlo gritan:

.- Ahí viene el loco Pablo....

.- EL DUENDE DE PERICOS.

.- La aldea de Pericos situada al Oeste de la ciudad de San Cristóbal, esta a pocos kilómetros de ella. La limita el río Torbes, montañas y árboles. Pequeñas haciendas la cubren y su terreno inclinado estaba dedicado al cultivo del café. Los viajeros que iban hacia Colombia la atravesaban, por eso sus caminos siempre se veían concurridos y en su parte alta había un paradero donde los arrieros descansaban antes de continuar el viaje. El

clima es fresco y la niebla baja hasta el suelo en las mañanas y en las tardes. Sus senderos están limitados por pomarrosas.

.- La aldea se surtía de agua de un pozo situado en la parte más alta de la colina. A él iban las muchachas a lavar la ropa y a llevar agua en grandes tinajas. Su agua pura y cristalina brota de un manantial. A su alrededor forma un pozo. De cuando en vez los jóvenes del lugar lo limpian y le extraen el barro. Estas aguas se desaparecen para correr bajo la tierra en pequeño arroyo hacia el río. El pozo esta rodeado de hierba menuda y de algunas plantas acuáticas. Mas allá arbustos y árboles corpulentos que se prolongan hasta llegar a la Cueva de Los zamuros, llamada así porque en su interior anidan estos rapaces, allí se divisan crías de distintos tamaños.

.- En la parte baja de la aldea esta situada la pequeña escuela. A ella acuden en las tardes los jóvenes del lugar. En las mañanas ayudan a sus padres en las faenas del campo y de la casa. Para llegar a la escuela es necesario atravesar el callejón formado por corpulentos árboles: ceibas, caobas, guamos y apamates se entrelazan para formar una maraña de ramas, un gran techo natural que mitiga los ardorosos rayos del sol.

.- Rosa y Marisela se han levantado muy temprano para ir al pozo. Rosa lleva una canasta llena de ropa sucia. Marisela una tinaja y un cubo vació. Llegan al pozo, llenan las vasijas, toman un poco y se sientan a descansar. La subida ha acelerado su respiración. Pasando un rato se disponen a lavar la ropa. Entre las dos van enjabonando, restregando y enjuagando, ya casi terminada la faena. Conservan de sus cosas alegremente.

.- Marisela, ¿ oyes?.

.- ¿ Que?.

.- Escucha, se oye el galopar de un caballo.

.- Si, y se acerca, pronto sabremos quien es.

.- Sintieron el galope y luego unos pasos que se acercaban a ellas y se detenían al frente. Miraron y no vieron nada. Tenían la impresión de que alguien las miraba fijamente, luego sintieron pasos que se perdían entre la floresta en dirección a la Cueva de Zamuro. Las dos muchachas se miraron asustadas sin decir nada, apresuradamente recogieron la ropa y la tinaja y se fueron a toda velocidad. Ya en casa le hicieron el comentario a doña Maria. Ella riendo les dijo:

.- Tienen mucha fantasía, eso no es mas que producto de la imaginación.

.- No, tía yo escuche el galope del caballo y los pasos que se acercaban, también la mirada penetrante de un ser invisible, - contesto Marisela.

.- Si, mama, yo también lo sentí y me asuste mucho cuando no vi a nadie.

.- Al día siguiente comentaron lo ocurrido con sus compañeros de la escuela. Los muchachos se rieron de ellas y las muchachas asombradas les hicieron miles de preguntas.

.- A la semana siguiente estaban Marisela y Rosa en el pozo cuando sintieron de nuevo el galopar del caballo. El personaje invisible se acercaba a ellas y después de un rato se interno en el bosque cercano. De pronto los árboles sacudían sus ramas como si fueran a volar. Lo curioso del caso era que no había viento. El ramaje no estaba movido por el aire, manos invisibles lo agitaban y de lo más espeso salieron unos chillidos escalofriantes. Las dos muchachas se miraron asustadas y salieron corriendo. Llegaron a la casa pálidas y jadeantes. Doña Maria las miro asustadas:

.- ¿ Que paso?.

.- Lo mismo del otro día, tía, el galope del caballo que se acercaba al pozo, se apea, nos mira y se interna en el bosque.

.- Pero esta vez fue distinto; apenas penetro en la arbolada el personaje misterioso, los árboles empezaron a moverse como locos, levantaron las ramas como si fueran brazos gigantescos, y de los más profundo salían unos chillidos espantosos, las dos asustadas salimos corriendo.

.- Mama, no volveremos al pozo solas, tendrá que acompañarnos mis hermanos o los peones de la hacienda.

.- La noticia fue corriendo por la aldea. Varias personas habían escuchado el galope del caballo, los pasos, los chillidos y la agitación de los árboles. Las muchachas no querían ir solas al pozo, estaban temerosas. Cuando iban a lavar o a traer agua lo hacían en la mañana y siempre acompañadas de un hombre que, mientras ellas lavaban celosamente escudriñaba los alrededores del pozo pistola en mano.

.- Marisela venia de la escuela sola, porque su prima Rosa se encontraba enferma. El sol comenzaba a ocultarse y el callejón se iba cubriendo de sombras. Lo cruzo apresuradamente. Cuando salía de él escucho unos chillidos agudos y profundos al tiempo que las ramas de los árboles se movían, parecía que hubieran cobrado vida y cien brazos gigantescos se levantaran a la vez. Marisela presa de terror corrió hasta la hacienda. Asustada y con voz entrecortada dijo:

.- Ti-a, Ro-sa, el mis-mo chi-lli-do, en el ca-lle-jón, los árboles querían desprenderse de sus raíces, parecían gigantes de muchos brazos.

.- Cálmate, hija, tomate este pocillo de aguamiel, no volverás a salir sola.

.- En las tardes, al salir de la escuela las muchachas corrían apresuradas a sus hogares. Los jóvenes las acompañaban. A varias de ellas las había ocurrido lo de Marisela y temían atravesar el callejón, especialmente en las tardes.

.- Los cafetos estaban cargados de frutos maduros y se guardaban una buena cosecha. Para ayudar en la recolección vinieron jóvenes de las aldeas cercanas: Zorca, Capacho, Toituna y El Valle. Con la alegría de la recolección se olvidaron del galope del caballo pleno los cafetales. En las noches antes de retirarse a descansar se reunían en los patios de las haciendas a contar cuentos. Algunos rasgaban sus instrumentos de cuerdas. Las noches eran claras y serenas. Una paz idílica inundaba la pequeña aldea.

.- Al día siguiente Marisela se separo un poco del grupo para recoger unos gramos maduros. sintió que unas manos peludas la agarraron fuertemente. Sobrecogida de terror grito desaforadamente.

.- ¡ Auxiliooo....Rosaaaa....!

.- Todos corrieron en dirección a la voz y encontraron a Marisela tendida en el suelo. Parecía dormida, su cesta inclinada y por el suelo montones de gramos maduros de café. Sus brazos mostraban arañazos sanguinolentos causados por las garras del duende.

.- Entre los jóvenes se la llevaron alzada hasta la casa y la acostaron en su cama. Cuando se despertó miro asustada y se froto los ojos.

.- ¿ Por que estoy aquí?. - pregunto sin acordarse de lo sucedido.

.- Doña Maria ordeno que no dejaran sola a Marisela. Miraba preocupada su palidez y su ensimismamiento, parecía que estuviera en otro mundo. De noche se agitaba en su cama y gritaba como si tuviera terribles pesadillas.

.- ¡ Es él, viene por mí!. ¡ No, no quiero irme con el duende, me da miedo sus manos peludas!.

.- Cuando se despertaban no recordaba sus sueños.

.- La tarde teñía de rosado bucares y cafetales. Los jóvenes se disponían a regresar con sus canastos llenos de frutos color rubí, cuando de lo alto de un guamo escucharon unos chillidos. Simultáneamente Marisela grito:

.- ¡ No me dejen sola!. ¡ Me quiere llevar el duende!.

.- La rodearon rápidamente para protegerla, las muchachas asustadas y los jóvenes incrédulos. Miraron hacia los guamos y no vieron nada. De nuevo escucharon los chillidos y las ramas de los árboles se movían. No eran alucinaciones de Marisela. Un ser extraño la perseguía.

.- La noche de despedida organizaron una fiesta. Las muchachas soltaron sus cabellos y prendieron flores en ellos. Vistieron sus mejores galas. Los jóvenes también se prepararon afinando sus bandolinas, guitarras y cuatros. Cantaron, interpretaron piezas regionales y bailaron. Tomaron mistela, canelita y aguardiente de eneldo. Saborearon el sancocho y el chocolate.

.- Marisela desde un rincón observaba todo, parecía ausente. Su mirada se posaba de cuando en cuando en las cicatrices de sus brazos.

.- Doña Maria veía con tristeza como Marisela iba perdiendo, la razón. Llamo a sus padres y estos vinieron a llevársela. La bella muchacha repetía a cada rato.

.- Es él, es él, viene a buscarme.

.- No sabemos que fue de Marisela. Tampoco si el duende al no encontrarla en la aldea de Pericos, se habrá ido a otros lugares.

.- LA HUELLA DEL DIABLO.

.- Muy cerca, al pie del pueblo de San Simón, esta una piedra grisácea de gran tamaño. En la parte superior es plana como una mesa, al verla nos imaginamos una piedra de sacrificios, quizás utilizada en épocas remotas por nuestros aborígenes. Muchas leyendas se han tejido a su alrededor. Cuentan los vecinos más ancianos que hace muchos años espantaban allí y que nadie quería llegar o salir del pueblo después de ocultarse el sol.

.- A su alrededor se escuchaban lamentos y voces y se sentían que alguien estaba junto a la piedra. Algunos decían que había visto un hombre a caballo que se perdía por esos lados. Un día lo persiguieron y como siempre se esfumo al llegar a la piedra.

.- Los vecinos decidieron estar al acecho y cuando saliera el caballo con su jinete perseguirlo con agua bendita y cruces porque suponían que se trataba del diablo. En efecto, vigilaron escondidos desde un árbol cercano a la piedra y al vislumbrar la sombra y sentir los cascos del caballo salieron en persecución echando agua bendita en cruz y rezando. La sombra salió al galope tendido y fue tanto lo que corrió al sentirse perseguida que sus cascos echaban chispas y al tropezar con la piedra salto una llamarada. Con teas encendidas llegaron hasta la piedra y la salpicaron con agua bendita. Asombrados vieron marcada la huella de la pata derecha del caballo.

.- Rezaron y pasado un tiempo llevaron en solemne procesión a la imagen de la Inmaculada Concepción, que colocaron sobre la piedra del diablo, en el lugar donde estaba marcada una huella del caballo.

.- No volvieron a espantar alrededor de la piedra ni tampoco volvió a verse en las noches la sombra del jinete.

.- LAS MUJERES MISTERIOSAS DE LA GRITA.

.- Un grupo de muchachos conversa animadamente en la Plaza Bolívar de La Grita. Un poco antes de las doce comenzaron a despedirse. Quieren regresar a sus casas antes de la media noche. Dicen que después de las doce se aparecen por la Plaza Jáuregui dos mujeres vestidas de blanco: Irma y Maria de los Ángeles. Muchos las han visto acercarse pausadamente, pasar por su lado y luego alejarse.....

.- ¡ Hasta mañana!.

.- ¡ Hasta mañana!, Me voy rápido antes de que sean las doce.

.- En un momento quedo la plaza desierta y las muchachas corrieron hacia sus hogares.

.- La brisa fresca montañera mueve las ramas de los árboles y comienza a llover.

.- Al día siguiente se reúnen otra vez para conversar en la plaza. Entre las muchachas están dos jóvenes recién llegadas a La Grita con su familia. estas preguntan al grupo:

.- ¿ Por que se fueron todos antes de dar las doce?, Hoy es sábado y no tenemos clase. ¿ Por que tanto apuro?.

.- Mañana podemos dormir con tranquilidad. ¿ Nos quedaremos hasta mas tarde?.

.- No. - Repuso un joven.

.- Pero ¿ Por qué?, - insistió María.

.- Yo me he encontrado en una noche fría y solitaria una mujer vestida de blanco. Paso a mi lado y desapareció sin decir nada. Eso fue hace unos meses, pero aun estoy impresionado.

.- Luego me dijeron otros que también le han visto, que es Irma. Me la encontré al cruzar la Plaza Jáuregui a la una de la madrugada, cuando regresaba a casa después de salir de una fiesta.

.- ¡ Y yo me encontré a Maria de los Ángeles!, - dijo otro.

.- ¿ Donde? - le preguntaron.

.- En la calle que sube por la misma Plaza Jáuregui. Eran las tres de la mañana y regresaba de un velorio. Ante mí, cruzo una mujer alta de cabellos largos y rubios vestida de blanco. No me dijo nada y no causa daños, pero al verla y reconocer su figura me produjeron escalofríos.

.- ¿ Y en que se diferencian?, - pregunto Marta.

.- En que Irma es mas baja y tiene el cabello corto.

.- Otro joven continuo:

.- Irma y Maria de los Ángeles fueron asesinadas salvajemente. En el pueblo todos las conocen y son muchas las personas que se las han encontrado cuando pasan por las cercanías de la Plaza Jáuregui después de las doce de la noche. Pasan tranquilas por el lado de uno, pero si se les dicen piropos empiezan a crecer hasta tomas formas gigantescas.

.- Dijo Cheo:

.- Las voy a llevar al cementerio para que visiten sus tumbas.

.- En la de Irma siempre hay flores, cuadernos y lápices. En la de Maria de los Ángeles, además de estos se encuentran siempre casitas, velones y milagros. Su tumba la construyeron con puros milagros. Dicen que es muy buena con los pobres y los socorre en sus necesidades.

.- Siguieron hablando de otras cosas. Risas, chistes, canciones.

.- Se divirtieron sanamente, pero al acercarse la media noche comenzaron a despedirse. Las muchachas más miedosas salieron corriendo después de un ¡ Hasta mañana!. Los jóvenes se fueron tranquilos calle arriba o calle abajo.

.- Las calles del pueblo andino duermen bajo espesa niebla.

.- Todo esta en silencio. Ni jóvenes ni viejos interrumpen la quietud y las figuras blancas de Irma y Maria de los Ángeles aun siguen por la Plaza Jáuregui.

.- LA LAGUNA NEGRA.

.- Por una carretera siempre en ascenso desde La grita hasta las Porqueras, se acercaron hasta el páramo de El Batallón. Montañas, montañas y más montañas. Estaban en plena cordillera andina. La vegetación es baja y rala, tomillo, orégano, dictamo real, helechos y frailejones que adorna el paisaje con su fluoración en forma de racimo. Estaba despejado y se disponían a pasar un día diferente en contacto con la naturaleza. El sol era radiante y luminoso, solo en la lejanía pequeños rastros de bruma. Dejaron la carretera y siguieron por un sendero.

Comenzaban a pesar los morrales. El paisaje casi idílico. Pequeños manantiales de aguas frías y cristalinas, rodeados de calas, juncos y lirios silvestres; campos llenos de miosotis, las pequeñas florecillas azules y por otro lado florecitas amarillas de mostaza. Respiraron profundo y continuaron muy despacio hacia la cumbre.

.- En un valle bordeado de paramos altísimos estaba la Laguna Negra. A su alrededor bandadas de patos salvajes que en esta época del año tenían allí sus predios.

.- ¡ Esa es la Laguna Negra! - exclamo Felipe.

.- ¡ Que bella! - dijo Andrés -. ¿ Será verdad que esta encantada?.

.- Parece mentira, - dijo José. - con esta luz, con este cielo azul, con este paisaje tan bello....

.- Se acercaron un poco y miraron las aguas. Eran oscuras y tétricas, no se veía el fondo y no se podía prever lo que había en su interior. En sus bordes juncos y pequeñas gramíneas salpicadas de margaritas tapizaban la tierra como una alfombra.

.- Los tres amigos pasaron la mañana explorando los contornos y tomando fotografías. Estaban entusiasmados con el espectáculo que tenían ante sus ojos y querían hacerlo imperecedero.

.- ¿ Habrá truchas o carpas en la laguna ? - pregunto José.

.- Posiblemente, - le respondieron.

.- Sacaron su avio y comieron. Luego dormitaron un rato sobre la hierba fresca.

.- Felipe que llevaba una escopeta dijo a sus amigos:

.- Voy a cazar unos patos para llevar a casa.

.- No lo hagas, - dijo José, mira que tranquilos están, si te acercas mucho huirán quien sabe a donde.

.- Yo no me acercaría mucho a las orillas, el color de las aguas me causa temor, además, recuerda lo que dicen los lugareños.

.- No lo creo, esa laguna no tiene aspecto de estar encantada.

.- ¡ Haz lo que quieras! - repuso José sin comprender su mal humor.

.- Felipe fue despacio a esconderse detrás de una enorme piedra cercana a la orilla. desde allí vigilaría los movimientos de los patos, y cuando se acercaran...

.- Pasaron nadando un grupo de patos, luego, se acercaron a la orilla, estiraron sus alas y picotearon las yerbitas. Felipe centra la mira; uno, dos, tres...y varios patos cayeron. Uno de ellos voló hacia la laguna y Felipe corrió a acogerlo. Tomo en sus manos los dos primeros que aun estaban vivos y cuando fue a tomar el tercero resbala con el musgo de una piedra y cayo a la laguna.

.- Las aguas heladas lo hicieron temblar, la laguna era muy honda y no tocaba fondo, además el no sabia nadar.

.- ¡ Auxilio... !

.- ¡ Andrés, José, me ahogóoo...! ¡ Ayúdenme....!.

.- Antes de que sus amigos pudieran auxiliarlo se sumergió.

.- Quedaron paralizados de terror. No se veía nada a través de las aguas negras. Felipe había desaparecido. La Laguna Negra había cobrado otra victima. El nefasto encanto se había apoderado del amigo. Su cuerpo inerte lo encontraron días después en la orilla opuesta.

.- LA LAGUNA GRANDE.

.- La Grita se despereza y sacude su neblina. La luz matinal va iluminando las calles inclinadas de amplias ventanas y balcones de hierro. Los dos viajeros se levantan y contemplan el paisaje a través de la ventana. Las montañas azuladas apenas envueltas en tenues gasas blancas que con el soplo del aire se van esfumando. Eduardo y Alfredo pernoctan en La Grita y se disponían, acompañados de un baquiano, a escalar las cumbres y llegar hasta la Laguna Grande. Desayunaron, recogieron sus morrales y llenaron las alforjas de las mulas con alimentos, cajitas de varios tamaños y cámaras fotográficas.

.- Un poco a pie, otro en mula, los tres hombres se detienen a cada rato para recoger hojas, frutos y pequeñas plantas. Caminan por estrecho sendero. La vegetación, a medida que van ascendiendo va perdiendo en tamaño. Primero se detienen a coger zarzamoras, mas tarde unos pequeños frutos rojos y ácidos que contienen una concentrada dosis de vitamina C, que los campesinos llaman mortiñas.

.- El baquiano, un muchacho fuerte y alto, de tez rosada, característica de las gentes de las cumbres, coge una pequeña fruta morada y se las da a probar:

.- Tomen, están dulces, por ahí las llaman sururas.

.- Gracias, Tomas.

.- De nuevo recogen frutos, ahora son verdosos-morados. Preguntan a Tomas:

.- ¿ Que nombre le dan a estas frutas?.

.- Quemaderas.

.- Los dos botánicos toman nota de todo lo que encuentran a su paso, en un pequeño cuadernillo que introducen en uno de los bolsillos del pantalón.

.- Los viajeros han llegado a los tres mil metros de altura, la atmósfera es diáfana y el sol calienta. Han dejado atrás los pequeños prados cubiertos de florecillas amarillas, azules y rojas; ahora la vegetación es muy baja y la yerba menuda lo cubre todo; de trecho en trecho algún frailejón con sus hojas de terciopelo verde-blancuzco.

.- ¿ Falta mucho para llegar a la Laguna Grande? - pregunta Alfredo.

.- Estamos muy cerca, después de aquel risco.

.- El camino era cada vez más fatigoso y escarpado, habían ascendido casi tres mil quinientos metros, cuando en un pequeño rellano, encontraron unas hierbas aromáticas. Alfredo cogió un puñado de ellas y se las mostró a Eduardo:

.- Mira, ¿ qué te parece?.

.- Sin duda que es dictamo real, sobre él hay muchas leyendas.

.- Dicen que tiene la propiedad de prolongar la vida. Los indios lo creían sagrado.

.- Se sentaron a descansar mientras cogían manojitos de las fragantes yerbas.

.- Tomas repuso:

.- Han tenido suerte al encontrar el dictamo, pues solo los venados la consiguen cuando el sol se asoma a estos paramos y pinta de rosa anaranjada los cristales de la Laguna Grande.

.- Ante sus ojos estaba la enorme mole del pico El Pulpito y un valle en cuyo centro se hallaba una laguna; cerca la cadena de montañas, las estribaciones del páramo El Rosal. El paraje escaso de vegetación lucia desolado. Las rocas grises, las montañas, el color de las aguas, infundían aflicción.

.- Tomas les dijo:

.- ¿ Saben las leyendas de la laguna?.

.- No, ¡ cuéntalas !.

.- Dicen que la Laguna Grande esta encantada. En determinadas ocasiones, cuando uno se asoma a sus aguas, se ven en el fondo animales de oro: conejos, gallinas con pollitos, palmeras con loros, etc. pero eso únicamente lo ven las personas que le caen bien a ella, todo lo contrario ocurre con las personas que le son repelentes: Sus aguas se encrespan y enturbian.

.- Y prosiguió:

.- Ese pequeño arroyo que le sirve de desagüe pasa cerca de La Grita. El día que la Laguna Grande se desborde inundara y destruirá el pueblo. Una de sus orillas posee un pequeño barranco y por ese lado amenaza con desbordarse. Este es lugar de silencio y meditación. No se puede hablar en voz alta y mucho menos gritar. Si así lo hiciere se desencadenara una tormenta.

.- Alfredo se queda pensativo, contemplo ensimismado el paisaje. Estuvo absorto mucho rato. Sentado allí en aquel paraje inhóspito medito largamente. Así estuvieron por mucho rato hasta que Eduardo pregunta a su amigo:

.- ¿ Venimos preparados?.

.- ¿ Preparados para que?.

.- Para afrontar la tormenta.

.- Si, venimos prevenidos, pero....¿ crees que pueda llover con este cielo azul y este sol tan brillante?.

.- ¡ Probemos...!

.- ¡ Probemos!.

.- Y antes de que Tomas tuviera tiempo de protestar, colocaron las manos en forma de bocina y gritaron:

.- ¡ Tomas.... ! ¡ Tomas.... ! ¡ Tomas.... !

.- ¡ Eduardo! ¡ Eduardo! ¡ Eduardo!

.- ¡ Alfredo! ¡ Alfredo! ¡ Alfredo!

.- Acto seguido el sol se cubrió de espesas nubes y cayeron gruesos goterones, acompañados de relámpagos y truenos que el eco repetía. Si el paisaje era desolador con el sol, con la lluvia parecía sacado del

infierno de dante. Ante semejante estrépito los dos botánicos sonreían y Tomas asustado protestaba:

.- ¡ No han debido gritar!, ¡ El encanto de la Laguna Grande surtió efecto! A ella no le gustaba que interrumpan su sueño.

.- LA LAGUNA DE GARCÍA.

.- Rafael bajo del vehículo e invito a su familia a que hiciera lo propio. Viajaban desde la capital y era la primera vez que venían a Los Andes. Desde La Grita contemplaron con deleite el paraje montañés, la vegetación con sus helechos arborescentes con penachos en forma de palmera, los precipicios y la niebla. Admiraron la pequeña laguna de forma ovoide y el valle. La menuda hierba cubriéndolo todo como un tapiz llegaba hasta sus orillas y desde lejos sus aguas lucían tranquilas. Estaban a pocos kilómetros de San Antonio de Pregonero.

.- Entraron en una pequeña bodega que a la vez era bar, casa de comidas y posada. Se preparaban para saborear una Pizca Andina, arepas de trigo y queso ahumado. Mientras el dueño del local les servia preguntaron curiosos a un anciano que estaba sentado en un taburete cerca de ellos:

.- ¿ Cómo se llama la laguna?.

.- La Laguna de García, llamada así porque las primeras familias de españoles que se asentaron en ese lugar llevaban ese apellido.

.- Sus aguas parecen tranquilas. Deben ser muy frías, pero no tiene desagüe.

.- El desagüe visible. Sus aguas superficialmente tranquilas poseen numerosas corrientes que las llevan hacia una dirección determinada en forma de embudo espiral. Ahí comienza el desagüe de la laguna que corre en río subterráneo no sabe en que dirección.

.- ¿ Se bañan en ella?.

.- Solo los necios. Sus aguas son heladas y es impresionante su contacto. Además la persona se siente arrastrada por los remolinos y es muy difícil que una vez atrapado en la corriente pueda salir de ella.

.- ¿ Cual fue el origen de la laguna?, Preguntaron.

.- Dicen que un cacique indio de la tribu de los Uribantes, deseoso de sembrar las tierras y ante la escasez de agua sembró un "chicaro", o totumo. Lo cubrió con tierra y espero siete lunas. Al cabo de este tiempo el chicaro empezó a crecer y crecer; día a día aumentaba su tamaño. Una vez que hubo crecido lo suficiente sus aguas se desbordaron y fecundaron las tierras circundantes, luego se retiraron y quedo la laguna

en su forma actual. Aquí vivieron los indios felices mucho tiempo. Cultivaban las tierras y pescaban en la laguna. Con la llegada de los colonizadores, estos indios belicosos se retiraron a otras tierras, pero dejaron el lugar encantado.

.- ¿ En que consiste el encanto?.

.- Antes de retirarse maldijeron la laguna, la encantaron: el que penetre en sus aguas perecerá.

.- ¿ Es cierto eso?.

.- Si, son numerosas las personas que han muerto en la luna.

.- ¿ Por aquí hay lugares encantados?.

.- Sí, la cueva de El Encanto, muy cerca, en esa montaña. Posee la misma maldición de los indios: el que entre en ella no saldrá vivo. En su interior habitan los guacharos y es la única cueva de la región que tiene esta clase de aves.

.- Rafael y su familia quedaron silenciosos. Imaginaron aquellos parajes habitados por los indios Uribantes. la nostalgia de ellos al dejar estas hermosas tierras donde habían vivido, que dejaron encantadas antes de partir...

.- Dieron las gracias al anciano y saborearon el típico desayuno. Después salieron hacia el valle y contemplaron por largo rato el paisaje legendario. La bruma aun tapaba los picachos de las montañas y unos débiles rayos de sol se reflejaban en la laguna de aguas gris verdosa.

.- LA LAGUNA ENCANTADA.

.- Muy cerca de las Porqueras y del páramo El Batallón se encuentra una pequeña laguna de aguas verdes. Los lugareños la han cercado con alambre. A su alrededor sembrados de claveles rojos, blancos y rosados, cuyo aroma perfuma el ambiente. Hacia las faldas de las montañas árboles y pequeños matorrales.

.- Dicen que la laguna tiene en su interior una cueva y que dentro de ella esta un rico tesoro. Los que han intentado buscarlo han desaparecido bajo sus aguas y sus cuerpos no se han podido rescatar, quedando sepultados para siempre en las profundidades.

.- Carlos, Ramón y Pedro fueron a pasar el día en las Porqueras con sus respectivas familias. Caminaron un buen trecho y llagaron hasta la Laguna Encantada. Conversaban acerca de las costumbres del lugar y de las leyendas de la Laguna Encantada. Al divisarla se detuvieron para contemplarla.

.- ¿ Será cierto lo que dicen de ella? - dijo Carlos.

.- Se cuenta que los indios Caricuenas la dejaron encantada y que en su fondo hay un tesoro encerrado en una cueva.

.- ¡ Quién sabe! - exclamo Pedro pensativo y Carlos prosiguió:

.- Muchas personas han intentado sacar el tesoro, desaparecen bajo sus aguas y sus cuerpos se pierden. No sabemos que misterio guarda sus aguas. Hace tiempo que nadie se atreve a penetrar en ellas. Así, pequeña y aparentemente inofensiva, suele causar estragos cuando se desborda.

.- Dijo Ramón:

.- Yo le escuche a un anciano que vive mas abajo, que la laguna se disgusta cuando interrumpen sus aguas con palos o piedras.

.- Siguieron caminando hasta llegar a la ribera de la Laguna. Ramón no resistió la tentación de coger unas piedritas y lanzarlas repetidamente al agua. Estas saltaron sobre la superficie tranquilamente formaron ondas que se fueron agrandando y se multiplicaron hasta convertirse en oleaje que fue creciendo levantándose a gran altura hasta salirse del cauce. La laguna comenzó a crecer y a desbordarse. Los muchachos corrieron despavoridos gritando:

.- ¡ Se ha disgustado, se ha disgustado!.

.- La laguna no quiere que interrumpan su sueño.

.- ¡ La laguna esta encantada, huyamos!.

.- Y corrieron monte arriba.

.- La laguna siguió creciendo y desbordándose con un ruido ensordecedor. Las tierras de sembradío se inundaron y los claveles quedaron sepultados bajo sus aguas. Las aguas fueron aquietándose y la laguna volvió a sus contornos. Los habitantes de la región desde lugares estratégicos contemplaron la transformación y se preguntaron: ¿ Quién habrá sido el osado que disgusto a la laguna....?.

.- EL LLANTO DE GALLARDÍN.

.- Gallardín, una loma cercana a Tariba donde estaba situada la hacienda de los Cárdenas, de clima fresco y suave es visitada por las brisas del río y de la montaña. A un lado una quebrada vierte sus aguas en el río Torbes, surte la hacienda e invita al baño con sus aguas límpidas y frescas. Árboles, muchos árboles, dan frescura a la casa de corredores y cuartos espaciosos, así como a sus patios y jardines.

.- Hoy estaban de fiesta, los Cárdenas celebraban el cumpleaños de su hijo menor y por ello invitaron a sus familiares y amigos.

.- Fueron llegando las familias procedentes de Tariba y lugares cercanos. Los niños con sus risas y gritos plenaron el ambiente. Algunos jugaban en los patios, otros montaban a caballo y el resto se bañaba en la quebrada. Las mujeres conversaban alrededor de la cocina mientras pelaban las verduras para el sancocho. Los hombres tomaban mistela y jugaban domino. Todo parecía prever un día feliz.

.- La señora López sentó a su hija menor en una piedra cercana a la quebrada y recomendó a la mayor que la cuidara. Luisita, niña de dos años, linda y traviesa, se quedo tranquila mirando como las aguas se deslizaban. Así transcurrió un buen rato.

.- De pronto se levanto un fuerte viento que formo un gran remolino cerca de la quebrada. Tras unos minutos todo se volvió a la normalidad; después del susto volvieron a sus actividades.

.- Nadie noto la ausencia de Luisita.

.- Pasado el mediodía llamó a comer. Con apetito voraz se acercaron a la cocina y comenzó el reparto: primero a los niños luego a los invitados y por ultimo los de la casa.

.- La señora López pregunto por su pequeña hijita y nadie supo darle razón.

.- No sé, creí que usted se la había llevado, por eso no me asuste.

.- Yo la deje a tu cuidado, ¿ desde cuando no la vez?.

.- No la veo desde que paso el remolino. Iré a Buscarla y a preguntarles a los muchachos que se estaban bañando por esos lados.

.- La buscaron incansablemente: en la orilla de la quebrada, en los matorrales, en los potreros, dentro y fuera de la casa. Todo fue inútil. Se hizo de noche y la niña no apareció, la inquietud se adueño de todos y la angustia iba en ascenso. Los invitados se quedaron para ayudar en la búsqueda. Comieron frugalmente y se acomodaron lo mejor. Con el alba seguirían la búsqueda.

.- Rastrearon palmo a palmo la hacienda y sus alrededores, pero en vano. Regresaban a la casa rendidos por el cansancio y los nervios. Cuando se dirigían al lugar de donde procedía el llanto no olían nada. Muchas veces se repitió esto. No era posible localizarla. Quizás el viento llevaba su voz y los desconcertaba.

.- Cada vez era más angustiosos el llanto de la niña cuando llamaba. Lo oían en todas direcciones. En las noches no era posible el descanso, pues, en la quietud la brisa los lamentos de Luisita.

.- Transcurrieron ocho largos días, la angustia y la desesperación los invadía. Era un misterio la desaparición. Dejaría la búsqueda y la hacienda. Estaban agotados física y moralmente.

.- Antes de retirarse harían un ultimo intento.

.- Se repartieron en cuatro grupos de hombres que se dirigían en distintas direcciones para rastrear por ultima vez.

.- cuando ya el sol comenzaba a ocultarse entre las montañas y las cosas empezaban a perder sus contornos, el grupo que regresaba del este, que había revisado las márgenes de la quebrada hasta el río, sus piedras y matorrales, se quedo petrificado cuando a pocos metros de ellos vieron pasar una sombra blanca que se detenía al pie de un viejo saman. Luego, dio la vuelta a este y se detuvo al pie de unos matorrales y se esfumo. Poco después, una vez pasado el susto decidieron acercarse al lugar, y, efectivamente, allí estaba.

.- En una zanja cubierta de maleza, estaba el cuerpo sin vida de Luisita, ya putrefacto y comido por los animales. Gritos de horror escaparon. Después, lo recogieron para darle sepultura. No podían explicarse como la niña había ido a parar a esa zanja.

.- Paso el tiempo y la familia Cárdenas atemorizada se fue de la hacienda. Nadie ha podido descifrar el misterio de Luisita. Dicen que en las noches su llanto se escucha en todos los rincones de Gallardín.

.- Los que conocen la historia no se atreven a acercarse a la quebrada y mucho menos al saman. Después de la media noche la brisa y los sauces llorones traen el llanto de la niña, que desgarrado y penetrante se escucha en todo aquellos confines.

.- EL CERRO NEGRO.

.- Atravesando la población de Santa Ana y tomando a la izquierda un camino de penetración que desciende y vuelve a subir hacia Cerro negro, pasando por aldeas de La Chucurí, La Blanquita y la quebrada del mismo nombre, se llega al pie del cerro, casi tapado por el boscaje. En esta zona busco refugio el cacique Manaure.

.- Manaure dejo sus tierras y perseguido por los conquistadores se refugio en Cerro Negro. Alejado de los poblados españoles le fue fácil subsistir en estos parajes de caza y pesca abundante. Los árboles corpulentos, las parásitas y en fin, la tupida vegetación lo cobijó. Guamos, pomarrosas y cambures le sirvieron también de alimento.

.- Construyo sus chozas en lo mas intrincado del bosque, en un pequeño claro rodeado de árboles. Era un mirador natural desde donde se divisaba cualquier maniobra de los conquistadores. Desde ese altiplano Manaure contemplaba complacido el paisaje: La quebrada de aguas cristalinas, las montañas, las ceibas y bucares en su espléndida fluoración, incendiando el paisaje, el valle de baja vegetación. Todo era propicio para una vida tranquila.

.- Manaure y su tribu dejaban transcurrir el tiempo. El clima benigno y la fertilidad de la región los conquisto, se quedaron en el lugar. Construyeron sus chozas y sembraron algunas plantas cuando el piache lo creyó conveniente.

.- Tiempo después los soldados españoles sorprendieron a un indio que subía hacia Cerro Negro, lo hicieron prisionero y revisaron los rastros para descubrir el asentamiento indígena.

.- El pie del cerro estaba tupido por el boscaje. Ceibas, guamos, cedros, pardillos y bucares se entrelazan con los arbustos, lianas, parásitas en forma de cortina que constituían un muro difícil de penetrar. De súbito el paisaje se oscureció y nubes grises lo cubrieron todo. Se desencadeno una furiosa tormenta con truenos y relámpagos.

.- ¡ Que extraño! - exclamaron.

.- Es pleno verano y la temperatura ha descendido. Corramos hacia el valle antes de que la tormenta nos extermine.

.- Cuando comunicaron las nuevas al capitán, este los escucho incrédulo. Mas adelante acorralarían a los indios y los vencerían.

.- En varias oportunidades intentaron llegar a cerro Negro y siempre con los mismos resultados: espesas nubes negras oscurecían el ambiente y del cielo caían enormes piedras de hielo acompañadas de truenos y centellas.

.- Dejaron la empresa por imposible y el cacique Manaure vivió por un tiempo feliz en aquellos parajes boscosos donde la naturaleza era su aliada.

.- No se sabe hacia donde se dirigió el cacique con su gente, pero Cerro negro ahí, agreste e imponente. Hoy lo llaman también Cerro del Indio o Cerro Negro.

.- MANAURIA EL ENCANTADO.

.- En un pequeño valle formado por la Quebrada La Jabonosa, que vierte sus aguas al río Uribante, cercano a La Arenosa, vivía con su numerosa familia un agricultor de nombre Nemesio. Labraba la tierra y gracias a su

trabajo tenían una hacienda prospera. Hacia la montaña cultivaba café de inmejorable calidad, en la parte llana cacao y frutales y a las riberas del río caña de azúcar que molían en el trapiche. La casa estaba rodeada de árboles ornamentales y flores. El aire fresco que bajaba de la montaña traía un halito bienhechor. Vivian en un edén.

.- Decían que en El Cerro Negro estaban los predios de Manauria, El Encantado. Le atribuían hechos insólitos y nadie se atrevía a acercarse a su morada. Decían que vivía con dos pequeños hijos. Su figura lata y delgada se veía recorrer los montes buscando plantas aromáticas para sus encantos. Los que habían conversado con él decían que era de trato afable y bondadoso, pero cuando se irritaba era terrible.

.- Una tarde cuando un grupo de pescadores lanzaba sus atarrayas vieron acercarse la figura alargada de Manauria. Sus cabellos largos y su barba brillaban con el sol de la tarde. Se acerco al grupo y después de saludarlos les pregunto:

¿ Quien me vendería un niño y una niña de siete años?.

.- ¡ Un niño y una niña! - exclamaron asombrados.

.- Si, - repuso Manauria - los necesito para romper mi encantamiento. Pagare en oro lo que pesen. ¿ Quien me los podría vender?.

.- No contestaron, era tanto el estupor que enmudecieron. Los ojos de Manauria refulgieron y su rostro se encendió por la cólera. Entonces les dijo:

.- ¿ Por que no contestan?. ¡ Estúpidos, pagaran caro su silencio! - y acto seguido cogió un lirio silvestre lo metió en un frasco, lo sacudió y lo lanzo al río, luego grito:

.- ¡ Antes del amanecer tendrán una crecida!, - y se alejo presuroso hacia la montaña.

.- La familia de don Nemesio dormía placidamente. El menor de los hijos se despertó llorando y llamo a su madre. Acto seguido todos se levantaron al oír un ruido sordo que venia de la montaña. El valle estaba iluminado por una tenue luz. Era luna llena, víspera del día de San Juan. Don Nemesio se asomo y vio como el río se iba ensanchando y saliendo de su cauce. A gritos pidió que todos corrieran hacia el cerro:

.- ¡ Aprisa, salgan de la casa, viene una abundada! ¡ Corran!.

.- ¡ Vayamos hasta el cerro!.

.- Y cogidos de la mano con el agua hasta la cintura, corrieron sin parar hasta llegar a la cima. Desde allí contemplaron como el agua iba inundando los cañaverales, los cafetos, los cacaotales, los naranjos, el

trapiche, la casa, todo. Con inmensa tristeza vieron como las aguas turbulentas arrasaban y destruían la hacienda. Permanecieron abrazados. El padre los contaba:

- Uno... dos...ocho...doce....¡ Gracias a Dios, estamos todos vivos!.

.- Allí permanecieron muchas horas, mojados, ateridos de frío, hambrientos, mirando el valle inundado. Con los primeros rayos del sol pudieron apreciar la magnitud de la tragedia.

.- Uno de los muchachos pregunto:

.- Padre ¿ Qué será eso brillante que baja del cerro ?.

.- No se, hijo, espera....parece que se acerca.

.- Por el cauce normal del río venia sobre las aguas un carro tirado por cuatro bueyes. En el dos baúles resplandecientes, Manauria y sus hijos. Todo brillaba como sí fuera de oro: la figura esbelta de Manauria, los niños, los bueyes, el carro y los baúles. A medida que avanzaban, detrás de las aguas volvían a su cauce. Cuando la visión Áurea hubo desaparecido el río corría mansamente.

.- Las tierras anegadas se cubrieron de lodo rojizo. Las plantaciones, la casa, la molienda y los árboles habían desaparecido. Grandes piedras estaban esparcidas por doquier. Donde antes había riqueza y fertilidad ahora solo quedaba desolación y ruina.

.- Cuando la tierra se hubo secado vinieron los vecinos de los contornos a socorrer a don Nemesio a su familia. Los creían muertos y su alegría fue inmensa al verlos bajar del cerro. Les dieron alimentos y ropa y los repartieron en sus casas hasta que reconstruyeron la hacienda, ahora convertida en un erial de piedras y barro.

.- Cuando regresaban a sus casas unos vecinos vieron una enorme piedra blanca en la orilla del río. Les llamo la atención porque nunca la habían visto. En ella estaba grabada la siguiente leyenda:

"Amigos, me voy para otra región, Manauria".