5 i 2 mÉjico esteplnu, sabiamente ... · el pueblo l'ué tan bieu defendido como estaba...

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5 I 2 MÉJICO Esteplnu, sabiamente concebido, c igualmente bien ejecutado, habría puesto en gravísimos apuros al gobierno español, si los defensores de Zitaeuaro con mas recursos y en una situación mil veces mas ventajosa que la de Cuautla, se bubiesen manteni- do por uno o dos meses, como mas adelante lo hi- rieron los de esta plaza contra el ejercito de Calleja: entonces Morclos no teniendo contra fuerza nin- guna respetable que le saliese al encuentro habria podido hacerse dueño de Tucbla y tal voz do la mis- ma capital del vireinato ; y las consecuencias de lo uno o de lo otro nadie puede desconocer cuales ha- brian sido. De cada una de las divisiones del ejer- cito insurjente del Sur se hablará separadamente, empezando por la que obraba a las ordenes inme- diatas del mismo Morelos. Este general salió por íin de Clúlapa para Tlapa , donde se le unió e! presbí- tero Tapia, vicario de aquel pueblo, y mi paisano llamado Maldonado, que por su valor y constancia, se hizo notar en las filas insurjentes : ambos fueron hechos coroneles, y Morelos sin detenerse mucho prosiguió pnra Chautla de la Sal. Ka este lugar se hallaba una íuerlc división levantada por un rico hacendado español llamado O. Mateo Musituaquien el vi rey de paisano que era, lo hizo coronel para nom- brarlo comandante de aquel punto. Mnsit.u habia fortificado el convento délos Agustinos de Cbautla, y estaba tan confuido en podor resistir y aun der- www.senado2010.gob.mx

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Page 1: 5 I 2 MÉJICO Esteplnu, sabiamente ... · el pueblo l'ué tan bieu defendido como estaba forti-ficado, y Galeana, lejos depcrder una sola trinchera, logró recobrar sus cañones y

5 I 2 MÉJICO

Esteplnu, sabiamente concebido, c igualmentebien ejecutado, habría puesto en gravísimos apurosal gobierno español, si los defensores de Zitaeuarocon mas recursos y en una situación mil veces masventajosa que la de Cuautla, se bubiesen manteni-do por uno o dos meses, como mas adelante lo hi-rieron los de esta plaza contra el ejercito de Calleja:entonces Morclos no teniendo contra sí fuerza nin-guna respetable que le saliese al encuentro habriapodido hacerse dueño de Tucbla y tal voz do la mis-ma capital del vireinato; y las consecuencias de louno o de lo otro nadie puede desconocer cuales ha-brian sido. De cada una de las divisiones del ejer-cito insurjente del Sur se hablará separadamente,empezando por la que obraba a las ordenes inme-diatas del mismo Morelos. Este general salió por íinde Clúlapa para Tlapa , donde se le unió e! presbí-tero Tapia, vicario de aquel pueblo, y mi paisanollamado Maldonado, que por su valor y constancia,se hizo notar en las filas insurjentes : ambos fueronhechos coroneles, y Morelos sin detenerse muchoprosiguió pnra Chautla de la Sal. Ka este lugar sehallaba una íuerlc división levantada por un ricohacendado español llamado O. Mateo Musituaquienel vi rey de paisano que era, lo hizo coronel para nom-brarlo comandante de aquel punto. Mnsit.u habiafortificado el convento délos Agustinos de Cbautla,y estaba tan confuido en podor resistir y aun der-

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5-H MÉJICO

cientos hombres al coronel Savedra para con tenerlo;pero esta tuerza era demasiado corta para el caso, ytuvo que retroceder sin haber hecho nada , dejandoal íjcíe ínsurjeñtc dueño de sus movimientos. Elobispo Campillo había querido también desde antestomar parte en el asunto; reconvino agriamente aMorelosno solamente por haber tomado las armas,sino por haberse introducido en el territorio de sudiócesis sin su permiso, le previno que saliese de ely lo amenazó encaso de contravención con las cen-suras de la inlesia. Morelos conocía todos los emba-razos de su profesión, para una empresa como la quetraía entre manos, pues no solo tenia que luchar conlos gefes militares, sino con las reconvenciones delclero que le echaba en cara a cada paso el faltar alos deberes de su estado, pero esto no lo hizo cam-biar de resolución j así es que se disculpó con Cam-pillo como pudo*, tomó a Chaulla y siguió paraIzucar que ocupó sin oposición.

Respuesta Se ílordos a Campillo, ouispo de Puebla.'.-.

Exmo, c Illmo Sr.

fie leido el mamfiei-to y su compendio que V. lí. I. se ha dignado di-rijirme por un efecto de su bondiid, y lo I t ü recibido coa el aprecio quemerécela obra cíe uu prelado de dignidad. Su conteai:!o se reduce a cor-tar la efusión de sangre, y a la penilencia de los que se regulan c¡ilpados.

En el dice V. E. I. que la independencia es todavía un problema po-lítico, y yo añadiría que los indispensables medios de la proseóte gner-

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5 t 6 MÉJICO

ordenes del teniente de fragata D. Mi'jwl Soto, yque de pronto se situaron como cuerpo de observa-ción en el pueblo de AtHsco. Allí permaneció Solopor algunos días, pero habiendo recibido ordeaesdelvirey para avanzar sobre Izucar, en cumplimientode ellas se dirijió a este punto que atacó con to-da la destreza, impetuosidad y perseverancia quepodía exijirse de el, pero que no pudo forzar. Undía en loro duró el al.-upto, y al anochecer no solohabía perdido la división española las tres cuartasparles de su fuerza, sino que su comandan le se ba-ilaba morlalmeule herido de un balazo , al cual so-brevivió pocas horas. Los Españoles emprendieronen la noche su retirada, y Morolos siguió el alcancehasta la hacienda de Galarza, punto que tenían for-lilii-ado, donde fue necesario batirse de nuevo con-tra ellos, y que también se les tomó.

en los casos de necesidad; liay matrimonios pendientes hasta alcanzar ladispensa de su obispo. El de Miclloacan, nuesíro acérrimo, se ha digna-do conceder dispensas a los insurjentes de Atoyac.

Yo suplico y esporo, que V. 1!. I. en uso do su pastoral ministerio ,comunique lanías facultades apostólicas a algún foráneo de su confianzacuantas diere de si la gracia pnra remedio de estas almas, porque lanación no larga Jas armas liasla concluir la obra. Es cuanto puedo decir aV. E. I. por aorajlo demás se cnlrniliTacwi la suprema Junta nacionalamericana gubernativa. Dios guarde a V. 1¡. I. muchos anos.

José María Múrelos.

Cuartel general de Tlapa, noviembre 2-í de 1811. •

Exino- c Illmo. Sr. obispo de Puebla.

D. Manuel Ignacio del Campillo.

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Y SUS REVOLUCIONES. 5Í7

Los prisioneros en esta serie de aeeiones y en lasque habían precedido, ascendían a un numero con-siderable que no era fácil vijilar, y como por otraparte no podian ser canjeados por resistirlo el go-bierno español, ni juramentados porque el mismogobierno los habría obligado a volver a tomar lasarmas, eran para el ejercito de Morolos una verda-dera carga : cslc pues se resolvió a enviarlos al pre-sidio de Zacatula, donde casi todos perecían en ra-zón de la escases de medios de subsistir y mas quetodo délo insalubre del clima.Entre tanto las otrasdivisiones de Morolos no estaban ociosas : la quemandaba D. Miguel Bravo debía combinarse conlas partidas de Davila y el padre Tapia; pero estosdiversos gefes no pudieron entenderse,.y Paris losbatió en detal menos a Davila que supo sostenerse enAyozu, y restableció la resistencia contra las fuer-zas de Oajaca dando tiempo a los derrotados paraque se reiciesen como lo verificaron. Ayala man-tuvo con honor su puesto del Voladero y con el ,oí sitio o bloqueo de la plaza y la fortaleza.

El que hizo mas progresos y puso en mayoresconflicto a los Españoles fuéGaleana: luego que pasóel Mescala se arrojó sobre Tepecoacuilco, derrotócompletamente la fuerza que lo sostenia, yauyentó alos Españoles que huyeron en dispersión para Cuer-navaca y Tasco. En este mineral había una guarni-ción de mas de seiscientos hombres, a las ordenes

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y sus REVOLUCIONES. 510

las armas en la mano y en estado de disputar a lo•> r

menos la vida , las hayan rendido sin la seguridadque podia darles la promesa absoluta de conser-varla.

En el paso de Izucar a Tasco Morelos auventóhasta el valle de Méjico los pequeños restos de fuer-zas españolas que habían quedado en Cuernavuea,que se retiraron hasta San Agustín de las Cuevas;y de esta manera todo el Sur de las provincias dePuebla y Méjico, esceptuadas la plaza y fortaleza deAcapulco, quedaron por la insurrección.

En el libro anterior se hizo mención de la der-rota, que en las inmediaciones de Toluca sufrió elcomandante insurjenleOviedo: ella lo obligó a re-tirarse al cerro de Tenongo donde permaneció sinser hostilizado desde el 20 de octubre de-1844 hastaeM .de enero de-1812 en que se presentóPorlier contodas las fuerzas que tenia disponibles y pasaban deochocientos hombres. Esta posición quool'reec ven hi-jas considerables para resistir losaíaquesque puedandársele y en la cual Oviedo había logrado sostener-se por tanto tiempo, no fue entonces defendida conla constancia que debía esperarse. Acometidos losinsurjentes por varios punios, no supieron atenderu lodos ellos, y los Españoles, aunque con grandedificultad, se apoderaron por Tin de la íillura , denueve cañones, de todas las municiones, y muchoganado, poniendo en luga a los defensores. Porlier

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520 MÉJICO

prosiguió en persecución de Oviedo hasta las in-mediaciones de Tecualoya, punió que ocupabanya las fuerzas del sur, que salieron a defenderal i'njiüvo : Galeaua tomó apresuradamente doscompañías de su tropa y con ellas salió al en-cuentro de Porlier : la acción se empeñó en uuaáspera barranca próxima ai pueblo y se peleó va-lientemente por ambas partes, pero ía victoriaquedó por lí> división española, que se apoderóde dos cañones, ultimas inuuieioncs, ¡irmas y efec-tos pertenecientes a la tropa insurjente, en la queliubo muchos heridos y algunos muertos, siendouno de ellos el comandante Oviedo. Alentado Por-lier por esta ventaja pretendió apoderarse de Te-e 11 aloya, pero esta tentativa quedó sin suceso porqueel pueblo l'ué tan bieu defendido como estaba forti-ficado, y Galeana, lejos depcrder una sola trinchera,logró recobrar sus cañones y apoderarse de algunosfusiles : iodo esto pasó en los dias 5 y 4 de enero de-Í8-12. El ^7 del mismo volvió Porlier sobre Te-eualoya, y en una sangrienta acción, la cual du-ró todo el dia y mucha parte de la noche que sehallaba iluminada por el fuego que a las casas pu-sieron los Españoles, estos se vieron obligados a re-tirarse después de haber causado graves daños, perorecibiendo mayores y sin haber podido forzar elpunto. Esta lucha encarnizada que se habla soste-nido cerca de un mes vino finalmente a acabar por

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V SUS HEVOLUÜIONES. 5^-t

la destrucción de i;t fuerza de Porlier : Morolosmarchó para Tecualoya, pero lejos de aguardareneste punto a los Españoles se resolvió a tomar con-tra ellos la ofensiva, y el 22 del mismo se presentósobre oi pueblo de Tenancingo fortificado y ocupa-do por la división de Porlier : c! maque comenzóa las primeras horas del dia, y aunque Jos insur-jentcs encontraron ima viva resistencia, al anoche-cer eran dueños de todo el pueblo menos la plazay casas que la formaban; a estas se les prendió fue-go y a la luz dcí incendio siguió el combate todala noche : el 25 al amanecer, Porlier que se halla-ba sumamente apurado, determinó hacer el ulíintoesfuerzo formando una columna cerrada, que ata-cando el principal puesto de Morelos franquease lasalida de la división : el teniente de navio Michile-na, destinado a mandar esta columna, acometió conel vigor de la desesperación y obtuvo ventajas con-siderables en los primeros momentos, pero queduraron poeo, pues cayeron de improviso sobre ely por los flancos dos columnas de cazadores contralas cuales los Españoles no pudieron sostenerse ,perdieron la formación , la mayor parte quedaronen el puesto, y algunos pocos lograron llegar a lastrincheras de la plaza; Michileua cayó muertoatravesado por una bala y la misma suerte corrie-ron los oficiales Toro , Kcvilla, Da van y lícitia : elfuego y los ataques de Morelos continuaron todo

iv, 21

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el día, y al anochecer logró fugarse Portier conal-punos pocos que habian quedado y entraron endispersión a Toluca.

Esta ciudad tampoco habría podido sostenersesin la aproximación del ejercito de Calleja que elvirey, después de la toma deZitacuaro, hacia venira Méjico para contener a Morelos cuyas fuerzas seaproximaban por oriente , poniente y sur sobre lacapital, batiendo cuantas divisiones se les oponían,ta división de Galeana que apenas llegarla a milhombres , aunque había acabado con las tropas dePorlier se hallaba con bajas considerables, conse-cuencia precisa de triunfos que no habian podidoobtenerse sino con algunas perdidas; en este esta-do nada se podía emprender contra Calleja que aundespués de haber destacado a García Conde para elliajio , se hallaba con mas de cuatro mil hombresde las mejores tropas españolas : el comandanteinsurjente se mantuvo pues a la defensiva en el pue-blo de Tccualoya donde no fue incomodado. Entretanto Morelos a quien no podían ocultarse losdesignios del virey se preparó a recibir a Ca-lleja reuniendo apresuradamente las divisiones desu fuerza que se hallaban menos distantes : su pri-mer proyecto fue sostenerse en Izucar y al efectodio las ordenes convenientes a los Bravos, al padreTapia, a Martínez y a Galeana para que dejando guar-necidos los puntos mas importantes se presentasen:

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\ SUS KEVOLCCIOSES. 52.")

en aquel pueblo con sus divisiones a fines de enero.En cumplimiento de esta orden D. Victor yü. Leo-

nardo ííravo se reunieron a su general; D. MiguelBravo continuó contra las tropas de Oajaca y puso aTlapay Chilapa en estado do defensa; estas dos plazascon sus guarniciones y una mediana división volante,quedaron a las ordenes del corono! Davila; el campodel Veladero y el bloqueo deÁcapulco continuaroncomo siempre, y teniendo por gefe a D. IgnacioAyala: Galeana fortificó a Tasco, estableció guarni-ciones en este punto yTepecoacuileo que enfrenaseny contuviesen a los vecinos de ("uernavaca y a lossirvientes de las haciendas de \ermo, decididos porel gobierno español y resueltos a tomar las armascontra Morelos iuego que lo viesen en apuros. Con-cluidos estos arreglos que en su mayor parte tu-vieron el resultado que se deseaba, los gefes de lasdivisiones insurgentes se apresuraron a cumplir conlas ordenes que liabian recibido de aproximarse aIzucur, donde mandaba en ausencia <le Morelos elgeneral 1). José Mariano Matamoros : este ectesiastico aunque aféelo a la insurrección, acaso no ha-bría tomado parte en ella sin las vejaciones quele hi/o sufrir el capitán D. Ramón Roca. Matamo-ros bahía hecho sus estudios en Méjico en el coíe-jio regular de Santiago Tialtelolco de los (Valles deSan Francisco y después hnbia seguido la e¡irrcrade curatos: poca opinión se tenia rio el, ¡mes ni

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en el curso de KUS estudios, ni en las funciones es-colásticas , propias de ellos, ni en los exámenes,o sínodos de curatos, había dado muestras deser lo que entonces se llamaba un hombre sabio;no obstante esto, obtuvo el curato de Jantetcleo, yen el habría permanecido oscuro e ignorado silas violencias de los Españoles no lo hubiesen sa-cado a luz, obligándolo a tomar parte en la insur-rección en ia cual dio pruebas nada equívocas deKUS talentos militares, haciendo Ver que un medianocura podía ser un general de muchísima impar tanda.

Por el mes de noviembre de 1811 el virey Ve-rieftas nombró comandante de un territorio queentonces se llamaba la provincia de Chalco, pocodistante de la ciudad de Méjico, al capitán D. Ra-món líoca que se estrenó imponiendo una fuertecontribución sobre los pueblos de la comarca yobligando a los curas a que la colectasen. Las ca-pitaciones por lo común son odiosas, en razón deJa desigualdad inevitable con que se reparten, yade-mas en Méjico siempre han sido diíicilcs de reali-zarse : Morelos se acercaba, y los pueblos procura-ban dilatar el pago con la esperanza de eludirlo asu llegada; pero precisamente por esta misma ra-zón Roca se empeñaba en apresurarlo, molestandoa los curas que no creían deber caminar con laprisa y empeño que de ellos se exijia : Matamorosfue uno de los nías morosos, y con este motivo

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Y SUS UFVOLCCIOSES. 525

Roca, al estilo de los comandantes de entonces, setomó la libertad de insultarlo, de amenazarlo, ypor fin dio la orden de prenderlo.

En aquellos dias un vecino de Mepasllan llama-do D. Francisco Ayala, teniente de la Acordada, sehabía hecho también sospechoso a los Españolespor haberse resistido a hostilizar a los insurjentescon los alguaciles que en razón de su oficio teniaa sus ordenes : estas sospechas se pretendieron for-tificar por haberse hallado al cadáver de un iusur-jcnte en la bolsa del vestido, algunas cartas de DonIgnacio Avala, que como se ha visto había tomadopartido por la insurrección mucho tiempo antes.Sin pararse en la diferencia de los nombres, bastósolo la identidad de! apellido para perseguir a DonFrancisco, que rodeado en su casa por tropas espa-ñolas logró abrirse paso por en medio de ellas, ysalvarse a fuerza de resolución , aunque dejando asu mujer y a un hijo de pecho que estuvieron muypróximos ¡i perecer i ' i i el luego de la <'¡isa que in-cendiaron los Españoles.

Ayala corrió todavia otros riesgos, de los cualescomo del primero salió a fuerza de valor, y de con-cierto con Matamoros que era su amigo y supo utiempo la orden que se habia dado para prenderlo,adoptaron la causa de la insurrección, presentándo-se en Ixncara Morolos que eoulirió a cada uno deellos el empleo de coronel.

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526 MÉJICO

A Ja aproximación de Morelosse formaron entreTasco yCuernavaca una multitud de partidas de in-surjentes que se pusieron a sus ordenes y engrosaronsus fuerzas : entre ellas se hizo notable la del capi-tán Larios, por los muchos encuentros que sostuvocontra los Españoles, de ios cuales salió constante-mente victorioso.

Larios comenzó en ias inmediaciones de Cuer-navaca y fue cslcndiendo la insurrección por elrumbo de Cuantía hasta hticersedueño de esta pobla-ción, importante por hallarse a sus inmediacionesmuchas ricas haciendas y trapiches, y celebre porhaber sufrido en ella sus primeros reveses el Ejer-cito español del Centro que se había levantado conla reputación de invencible. La sublevación de Larioscontra los Españoles ocurrió en el mes de diciem-bre de -181-1, y Roca, que se hafeia creído capaz decontenerá Morolos, no pudo, con una división dequinientos hombres es cogidos,impedir ios progresosde Lariosque ocupóaCuautla, obligando a la fuerzaespañola a retirarse a Juchi : esta pretendió soste-nerse a las inmediaciones de aquel pueblo y huboun corto encuentro en que Tí oca sacó la peor parte,de cuyas resultas se retiró a A meca, después aChalco, y últimamente a Méjico de donde no volvióa salir.

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V SCS 11EVOLUC10KES. 3 ¿7

Provincia de Oajaca.

4840 y 48H."

Al estallar la insurrección se repartieron ajeniesde Hidalgo por todo el vireinato para sublevar alos pueblos; y para hacerlo en Oajaea fueron nom-brados dos hombres del campo llamados López yArmenia que sin detenerse marcharon al desem-peño de su comisión. El general Allende, que comomedida preliminar y preparatoria se había puestoen comunicación con todos los empleados de la.Acordada, hombres importantes en aquella época,les dio carias para uno de ellos nombrado Calde-rón, que residía a poca distancia de Oajaea en lacuesta de San Juan del Iley, que en otro tiempo ha-bía sido guarida de ladrones. López y Armenia sepresentaron a Calderón mío los recibió muy bien,y en su compañía se dinj ieron a Oajaea: al entraren csla ciudad algunos Españoles advirtieron porel traje, que no eran de aquella provincia sino dela de Guana]nato,donde acababa de estallar la insur-rección , y sin otro motivo se les mandó arrestarcomo sospechosos ; pero como de antemano se ha-b i u n concertado en las respuestas que debían justi-ficar su viaje, en el caso de ser reconvenidos por el,

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528 MÉJICO

y como por otra parte tampoco se los halló ningúnpapel que pudiese comprometerlos, se estaba ya enmomentos deponerlos en libertad cuando la im-prudencia de Ármenla vino a causar la ruina delos tres. Esíchombre,desconfiando acasode suscom-pafieros, creyó que debía esperar mas de su confe-sión que de su silencio, y pidió una audiencia alintendente D. José María Laso a quien declaró lacomisión con que se hallaban el y su compañeroLópez, la complicidad de Calderón y por colmode sus desaciertos le entregó los despachos quellevaba de Hidalgo. Calderón y López que se ha-,bian mantenido hasta entonces negativos no pudie-ron ya reusarse a confesar la verdad, y a todos seles instruyó causa en la cual fueron condenados amuerto López y Ármenla, salvando Calderón la vidapor haberse vuelto loco.

Esta sentencia, la primera de su clase en aquellaciudad, fue ejecutada con un aparato poco común :hubo retractaciones de los ajusticiados, sermón poli-tico, y lodo cuanto en las guerras civiles se puedeponer en uso para seducir al pueblo y aterrorizara la multitud. Kn conformidad con la sentencia lascabezas se colocaron en la cuesta de San Juan delRey, de donde Morelos las hizo quitar cuando ocu-pó a Oajaca, consagrando a su memoria un servi-cio fúnebre que se celebró en la catedral de dichaciudad por el cabildo de la iglesia.

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Y SUS UEVOUJÜIONES. 520

Una tentativa de revolución despierta siempre;las sospechas de la autoridad que se hace inexora-ble para perseguir DO solo las conspiraciones sinohasta los deseos y pensamientos , y así sucedió enOajaca; a pocos días de la ejecución de López yArmenia dos jóvenes atolondrados, Tinoco y Pala-cios, proyectaron una sublevación o por mejor de-cir hablaron con poca discreción de las ventajas quede ella resultarían : no fue necesario inas paraque se les instruyese causa y fuesen condenados amuerte, influyendo en ello poderosamente el obispoD. Antonio Cerdosa y Jordán.

Las medidas de rigor en las revoluciones políti-cas, lejos de apagarlas, contribuyen a encenderlas, yesto fue lo que sucedió en Oajaea j en la capital sesufocaron los conatos que habia a la insurrección,pero en los pueblos de la provincia y entre iasgentes del campo se propagó el deseo de sacudirel yugo español, que empezaba a agravarse por lascontribuciones, levas y niTestoH. lísli; leniU'iito hi-zo por f i n su explosión a mediados del año en lospueblos de JoiniHepee, l'inolepa del Rey y otros dela costa de Jicayan. Al frente de este movimientoso puso un campesino llamado D. Antonio Valdes,que desde sus primeros pasos se manchó con lasangre de los Españoles que cayeron en sus ma-nos y fueron sacrificados sin piedad. 151 coman-dante de la provincia l > . líernardino Uouavia se ha-

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350 MÉJICO

liaba en la ciudad con fuerzas considerables que po-drían ascender a unos mil y doscientos hombres ¿pero ni quena dividirlas enviando una parte de ellascontra Valdcs, por el temor de debilitarse, ni seresolvía a echarlas todas fuera , receloso do algúnmovimiento en la ciudad. El obispo diocesano Ber-«josa se ofreció a sacarlo del apuro levantando unbatallón de clérigos que guarneciese la ciudadmientras las tropas estacionadas en ella salian a es-pedicionar : la mil ic ia do solana no era ni de laaprobación ni de la confianza de Bonavia, pero noatreviéndose a desairar al obispo entró con el encomposición, admitiendo los servicios del batallónsagrado, pero con la condición de que este se com-pondría no solo de los clérigos, sino también de losartesanos déla ciudad, quedando a cargo del obispopersuadir a estos a que tomasen las armas :el obispolomó la empresa con calor y logró por fin lo que in-tentaba , organizando uña fuerza en que los canónigosy curas eran los gefes y oficiales de esta tropa com-puesta de algunos clérigos y artesanos, que perma-necieron en el servicio hasta que Morelos ocupó aOajaca.

No contento de las medidas militares, Bergosaechó todavía mano de otras armas publicando con-tra el caudillo Valdes una especie de edicto notablepor la poca moderación y decencia de su lenguajey mas aun por las ofertas de pagar cierta cantidad,

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Y SUS ItEVOLUClOlNES. 551

sin duda de las rentas del obispado, al que lo apren-diese y entregase. Las diíicultades que ofrecía lacreación y organización de esta nueva especie decuerpo eclesiástico-militar que no pudieron ven-cerse sino al cabo de algunos meses, fueron útiles ala empresa de Yaldes , que propagaba sin resis-tencia la insurrección en los pueblos de !a provin-cia.

El capitán D, Juan Antonio Caldelas, residente enel pueblo de Tututepee, temiendo por sí mismo ensu calidad de español, y viendo que de Oajaca nadahabía que esperar de pronto, levantó por su pro-pia autoridad a favor de la causa española una pequena división, y con ella se dirijió contra Valdcs,q«e alcanzó y bailó situado en el cerro de Chacaua.EM9 de noviembre Caldeias acometió esta posición,y aunque encontró en ella bastante resistencia, ba-tió a sus defensores, y puso en fuga a Valdes, aquien todavía dio otros dos golpes los días 27 y50 del mismo mes, en que se cree haber muertoeste caudillo por haber desaparecido desde enton-ces de ia escena publica.

Las derrotas de los insurgentes tuvieron en laprovincia de Oajaca el mismo resultado que en lasotras del vircinalo, es decir , contener pero no su-focar la insurrección que aparecía en otros punios:a Valdcs sucedieron otros caudillos que mantuvie-ron la resistencia y en cuyo auxilio vino la sec-

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cion de las fuerzas de Morelos que mandaban DonMiguel y D. Nicolás Bravo, itijo de D. Leonardo, quese introdujeron por la MisLeca después do haberserepuesto de las perdidas sufridas en los diversos en-cuentros habidos con la división del comandante es-pañol París. Antes déla llegada de los Bravos a laMis-leca ya se había hecho conocer en ella por sus haza-ñas el coronel D. Valerio Trujano : este esclareci-do general era na tura l de Tepccoacuilco, y habíapermanecido Insta la insurrección en el ejerciciode arriero; pero las revoluciones sacan a los hom-bres de la oscuridad y los colocan en el lugar queles corresponde, como sucedió a Trujano : desdeque Hidalgo hizo su pronunciamiento en Dolores,se hallaba decidido a tomar parte en el, pero ha-llándose con deudas que no pudo satisfacer ni auncon la venta de algunas mulos y aparejos que lepertenecían, se resolvió a redoblar su trabajo parapagar y poder entrar sin mengua de su honor ¡siservicio de la patria : luego que esto se verificó seconvino con algunos hombres de su misma profesiónen levantar bandera contra los Españoles,y no lardoen verificarlo elijieiido la Misteca para teatro de sushazañas. Con diez y siete personas empezó su partidaa mediados de setiembre de 18-1-1,y en diciembre delmismo año era un hombre respetado y conocidoen la comarca por sus repetidos triunfos, y mas quelodo por su constante probidad y. honradez : aun-

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que hombre austero y extraordinariamente minu-cioso en las practicas de devoción que jamas omi-tía, siempre estuvo atento a los deberes de solda-do, de manera que jamas fue sorprendido por elenemigo, ni se advirtió en el la menor falla militar:la conciencia relijiosa era el móvil de todas sus ac-ciones, y por ella adquirió una impasibilidadmeza de carador que lo mantenía inalterable enla adversa y en la prospera fortuna y lo hacia per-sistir invariablemente en sus empresas sin inquie-tarse por el resultado. Trujano jamas admitió en sudivisión sino hombres útiles y robustos, y dio a laspartidas que pretendían hostilizarlo fuertes golpesque lo hicieron temible desde el principio j diez yseis triunfos consecutivos obtuvo sobre ellas y to-dos le proporcionaron armas, municiones, víveresy dinero, sin contar algunos prisioneros que se re-solvieron a militar por el y le sirvieron muy bienen lo sucesivo.

Para unirse con I ) , M i g u e l l lravo, que venia dela parle de Monjíos, se i i a l l a h a eu necesidad deba-tirse con una fuerza muy superior a la suya, que alas ordenes de D. Manuel Guendulain se hallabasituada entre Yanuitlan y Cuicatían en un puntoventajoso ; conociendo sin embargo la importanciade semejante reunión nada pudo contenerlo, aco-metió con denuedo y decisión, fue rechazado hastapor dos veces y otras (antas volvió.a la carga que

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on la tercera fue decisiva, causando la total derrotadeias fuerzas de Guendulain, la muerte de este, yla dispersión de los restos de la división española.

Entre tanto Bonavia, urjido por el virey, hizo sa-lir a campaña las fuerzas estacionadas en Oajaca ylas puso de pronto a las ordenes del teniente-coro-nel D. Luis de Zarate : estas ascendían a seiscientoshombres compuestas del batallón provincial de Oa-jaOBj y ( lenmlro compañías del de Castilla quedeYucatán habían venido a aquel la ciudad. Zara te sa-lió acampana en los primeros dias de noviembre, yno hizo cosa de provecho , limitándose a perseguirlos restos de la división de Valdes derrotada porCaldelas. Esta inacción fue mas que sobradamentecompensada por la actividad de un paisano, vecinodeNoehisl lan, llamado D. José Maria Regules Vi-llusante que, español de nacimiento y estimuladopor el temor de los riesgos que corría, se resolvió aproveer por sí mismo a su propia seguridad : alefecto se unió con D. Gabriel de Esperón, D. Juando la Vega y otros hacendados ricos de la Misteca,y entro todos levantaron una fuerza de mas <!eochocientos hombres, compuesta de los sirvientesde las haciendas, arnuulos lodos n su costa. Regules,aunque feroz , era hombre activo y valiente, así esque apenas hubo organizado su fuerza salió conella a campaña, y batió una multitud de pequeñaspartidas de insurjcntes que sin plan , sin orden

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ni concierto andaban dispersas por los campos.Kstos pequeños triunfos que no descuidó deexa-

jerar en los paríes que daba de ellos, le dieronnombre y reputación, le valieron la comandanciade la comarca, y el aumento de sus fuer/as con lasque se hallaban a las ordenes de Zarate, que reci-bió la de reunirse a el y reconocerlo por {jefe.Apenas se había formado esta división respetable,cuando ya tuvo en que ocuparse ejecutivamente,pues la insurrección, lejos fie desaparecer de la pro-vincia de Oajaca, adquiría diariamente nuevas fuer-zas y se difundía por toda ella. Recules se situóen Yanuitlan, punto militar por su situación venta-josa y que ademas fue fortificado en regla para re-sistir cualquier ataque : se le dio el carácter decuartel general de todas las fuerzas espedicionarias,y quedó señalado como base de todas las operacio-nes militares. Una reunión de insurjeiites nume-rosa y medianamente armada , pero sin cspcrieneiani conocimientos especulativos de las dificultadesde un sitio, pretendió ponérselo a Regules en Ya-nuitlan : el gefc de estas fuerzas, D. Nicolás Boba-dílla, las repartió por diversos rumbos, a fin deque fuesen acercándose progresivamente a la pla/atomando todas las avenidas e impidiendo la intro-ducción do los víveres: hasta aquí todo iba en re-gla y Regules desde el 7 de enero de-1812 empezóa advertir que los vendedores de comestibles co-

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menzaban a fal tar; el día 8 al anochecer aparecie-ron sobre Yanuitlan todas las fuerzas reunidas ocu-pando los puntos en que debían situarse, perotodo este aparato desapareció el dia 9 sin ¿fraudedificultad, pues al amanecer una fuerte columnade ataque que se hizo salir de la plaza acometióvigorosamente a los iusurjentes que aun no habíantirado las primeras lincas de fortificación de sucampo, y ¡Hinque halló on ellos resistencia, los pusopor íin en luga : desbaratada la sección que se l)ü-llaba por el punto por donde se veríiieó la salida,las demás no aguardaron a ser acometidas, sinoque se dispersaron dejando en poder del enemigotres cañones, algunas armas de fuego y corte y unrepuesto considerable de municiones.

líegules, después de algunos días de obtenidaesta victoria, salió en persecución de Bobadilla queno se daba por vencido, y lo alcanzó el 2G de ene-ro en el pueblo de San Juanico Teposcolula don-de se hallaba situado en una mediana altura quedominaba la población, y en la cual se habian colo-cado en batería dos pequeños cañones y una cule-brina : la posición fue acometida y lomada sin gran-de dificultad, y los insurjenles huyeron perdiendolos cañones y un numero considerable de prisio-neros, que todos fueron pasados por las anisas : elpueblo fue incendiado y reducido a pavesas, pere-ciendo en el un repuesto considerable de granos que

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pertenecía a particulares casi todos pacíficos. Lafuerza española habría continuado su marcha y conella sus escesos, si no hubiese tenido noticia de queD.Miguel y D. Nicolás Bravo se habían reunidocon el coronel Trujano y se disponían a acometer-la. Ésta ocurrencia acaecida a mediados de fe-brero de 4&\% y el movimiento que los Bravos yTrujano hicieron sobre Regules, obligó a este gcfoa replegar sus fuerzas sobreYanguitlan, aguardándo-los en esta plaza para cubrir a Oajaca. Los Españo-les se prepararon a la defensa de! punto acopiandovíveres y municiones, abriendo coi'laduras en lascalles, levantando trincheras en la parle interior deellas, y estableciendo su punto céntrico en la igle-sia parroquial, construida en forma de fuerte y quea poca costa quedó perfeccionada como tal. Porfortuna de Regules, los Bravos y Trujano no pudie-ron moverse muy pronto, y esta dilación inevitablele dio tiempo para completar las obras.

El -i" de marzo estaban ya los insurjcníc.s sobreYanguítUm, y en esle dia tomaron posición las sec-ciones que debían formar el sitio : D. Miguel Bravose situó con la suya hacia e! poniente en el puntodel (la I va rio , al norte e! presbítero Mendoza, y elsur y oricnie se asignaron a Trujano : los días -i" y2 se fortificaron los campos de las respectivas sec-ciones, y el 5 empezaron Jas operaciones sobre laplaza cuya guarnición podría ascender a mil hom-

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bres siendo la de los sitiadores de cérea de mi! euaIrocien'os. Los ataques comenzados el 5 continua-ron sin interrupción hasta el 7 : Recules habíadisputado palmo a palmo el terreno, y tras de eadatrinchera se empeñaba un combate obstinadísimo ,pero apesar de la valentía de los sitiados, los sitia-dores se habían apoderado de todas las calles y dela plaza misma sin que quedase a los Españolessino el templo y su cementerio. lie¡rulcs despachabaa Oajaca unos Iras otros, los correos en demandade auxilios, y aunque en esla ciudad no abundabanlas fuerzas disponibles, como el caso era grave seaprestaron apresuradamente doscientos hombresque sin detención salieron para Yanguitlan; perocuando llegaron a este punto, los sitiadores que es-talmn próximos a obtener un resultado ventajoso ydül'niitivo inesperadamente levantaron el sitio yabandonaron la empresa.

Varias esplicaciones se han dado sobre esta ocur-rencia, pero hasta boy se ignora su verdadera cau-sa, y es muy probable que influyeron en ella a lavez, las ordenes de Morolos para ser prontamenteauxiliado en Cuautla, la ignorancia en que se ha-llaban los sitiadores dol verdadero estado de la plaza,y el recelo de que las Tuerzas salidas de Oajaca fue-sen mas numerosas de lo que eran realmente.Sea como fuere, el sitio de Yanguitlan y los ataquesdados a esta plaza serán siempre honrosos a los

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gefes y a las tropas que lo emprendieron, no ya porel valor personal de unos y otras que era común alodos los insurjenles, sino por la pericia, tino yacierto con que fueron d'irijidas todas las opera-ciones militares, y la entereza y constancia que des-plegaron en sostenerlas.

Levantado el sitio, D. Miguel Bravo se dirijió pa-ra Cuantía, y D. Valerio Trujano, cuyas fuerzas nopodían sostenerse en campaña, se replegó sobre Hua-juapan. Regules salió de Yanguifclan en persecuciónde Trujano a quien no podo alcau/ar ni liacerle unsolo prisionero, pero desfogó su saña con ios cam-pesinos inermes, a quienes puso el nombre de in-sur jen les y sacrificó a montones. En seguida em-prendió el famoso sitio de Huajuapan, del cual setratará después de referir el de Cuantía que corres-ponde a esta época.

Provincias de Méjico, Pneblw, Vcracruz y Oajava.

-. .- • .Aunque Morolos habia dado sus ordenes a los

que se hallaban bajo su inmediata dependen-cia, para que concentrasen sus fuerzas sobro l/.ucar,donde pensaba aguardar a Calleja, después:rambióde resolución y determinó fijarse en Cuautla „ que