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Casino de Madrid 51

H a c e c i e n a ñ o S

Carnaval en Madrid, 1912 Nuevo Alcalde de MadridEn páginas de esta misma revista

habrán podido ver varias imá-genes de la fiesta de Carnaval celebrada en el Casino de Ma-

drid el pasado mes de febrero. Pero ¿cómo se celebraba el Carnaval hace ahora cien años? No es la primera vez que lo re-cordamos en esta sección. Lo principal y más llamativo de las celebraciones era el desfile de carrozas que recorrían el Paseo de la Castellana. En 1912, a pesar del mal tiempo reinante, el Carnaval “resultó ani-madísimo”, como señalaba “La Ilustración Artística” en su edición del 26 de febrero. En el desfile se pudieron ver “numerosas carrozas y coches adornados, algunas comparsas y bastantes máscaras a pié”. Las carrozas que más llamaron la atención (y de las que reproducimos imágenes) fue-ron: “Palomas mensajeras” (que represen-taba un torreón de castillo feudal en el cual anidaban preciosas palomas, con vistosos trajes de plumas blancas), “El Carnaval en la luna” (numerosos pierrots vistiendo ele-gantes trajes y agrupados junto a una luna sonriente), “Gulliver en Liliput” (grupo alusivo a la popular novela inglesa) y “Cie-lo Azul” (adornado con gasas estrelladas y por muchachas con vaporosos trajes y tocadas con estrellas).

Lamentablemente, cien años después, estos desfiles ya no se celebran. Pero

siempre quedarán lugares como el Casino de Madrid para la celebración, la fiesta y el buen gusto.

Y cabe añadir que las pocas carrozas que en estos últimos años salen a

la calle, con ocasión del Carnaval, son de un dudosísimo gusto y justificación, por decirlo sua-vemente.

Miguel F.

CMNuestra Historia

A la izquierda de estas líneas, “Gulliver en Liliput”

A la derecha, de arriba a abajo, algunas de las

carrozas que participaron en el Carnaval de Madrid en 1912, hace ahora cien años:

“Cielo azul”, “Palomas mensajeras”, “El Carnaval en la Luna” y “Gulliver en

Lliput”.

Como todos nuestros socios ya saben, los Alcaldes de Madrid son, por el cargo que ostentan, Socios de

Honor de nuestra Institución. Pero hay casos en que esta distinción no es necesaria, pues los responsables de la Alcaldía eran ya socios del Casino de Madrid al incorporarse a sus respon-sabilidades políticas. Tal es el caso de Joaquín Ruiz Jiménez, socio del Ca-sino de Madrid, que a principios de fe-brero de 1912, hace cien años, juraba su cargo de Alcalde de la Villa y Corte ante numerosas autoridades, entre ellas, su antecesor en el cargo, Francos Rodríguez.

Don Joaquín, ilustre socio del Casino, pertenecía a una estirpe

que, antes y después de él, tuvo impor-tante influencia en la vida política y en la intelectual de España.

Añadamos, como anécdota, que, en nuestros días, y por primera vez,

al frente de la Corporación Municipal se encuentra una alcaldesa. Una prue-ba más de que, hoy, lo único que debe primar son los méritos, los valores y las capacidades personales.

N. de R.

Don Joaquín Ruiz Jiménez, nuevo alcalde presidente del Ayuntamiento de Madrid. 1912.

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