40 años de historia del área de vertebrados del qcaz

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22 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010) E l Museo de Zoología de la Pontificia Uni- versidad Católica del Ecuador (QCAZ) cumplió 40 años. A continuación proveo una síntesis cronoló- gica de algunos hitos históricos en el desarrollo del Área de �ertebrados y finalmente comen- to brevemente sobre este proceso. 1969 a 1981: un comienzo ornitológico Entre 1969-70, el Dr. Fernando Ortiz Crespo (1942-2001), recono- cido científico y conservacionista, organizó las colecciones del Área de �ertebrados que era parte del Departamento de Ciencias Bioló- gicas, el cual a su vez era parte del Instituto de Ciencias de la PUCE, la cual tuvo apoyo de Saint Louis University, y fondos de AID (U. S. Agency for International Develop- ment). Ortiz obtuvo su Ph. D. en la Universidad de California, Berke- ley, USA, en 1980. Fue profesor universitario, pionero de la conser- vación, cronista, divulgador de la ciencia. Su actividad científica tuvo énfasis en la ornitología y especial- mente en el estudio de los colibríes, sobre los cuales se publicó (luego de su trágica desaparición) su ma- yor obra: Historia natural de unas aves casi sobrenaturales. Ortiz dirigió y organizó las colecciones de ver- tebrados hasta el primer año de la década de los ochenta. Al final de este periodo, el entonces estudian- te Eduardo Asanza —conocido por sus estudios pioneros de cai- manes y su lucha para la conserva- ción de la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno— ayudó con la organización de los ejemplares museológicos. En 1976, se incorporó al Área de �ertebrados Tjitte de �ries, ornitó- logo y ecólogo holandés radicado en Ecuador desde 1965, fecha en la cual arribó (a través de un progra- ma de la UNESCO, para el fortale- cimiento de la Estación Científica Charles Darwin) para participar en el estudio y la conservación de las islas Galápagos. Tras culminar (1973) estudios de doctorado en la Universidad Libre de Amsterdam, Holanda, en los que se especializó en el estudio de aves volvió a Ga- lápagos (con apoyo de WWF) y dirigió el trabajo de campo de va- rios estudiantes de tesis del Depar- tamento de Ciencias Biológicas de la PUCE. Aunque el tema de su in- vestigación se ha centrado en aves rapaces, también ha dirigido inves- tigaciones sobre ecología e historia natural de muchas especies de ver- tebrados. Actualmente, es uno de los profesores que más ha dirigido tesis de licenciatura en la PUCE, pues se cuentan más de 100. Entre 1969 y 1981, los ejempla- res de vertebrados se utilizaron para fines didácticos, aunque también se almacenaron unos pocos (princi- palmente aves) para uso científico. Estas colecciones fueron parte del Museo de Zoología, el cual inicial- mente ocupó un área de 40 m 2 . En el QCAZ, fueron depositadas copias (87 ejemplares) de recolec- ciones valiosas de aves, realizadas en 1977 en la Amazonia ecuato- riana, en la región de Limoncocha por Dan Tallman y Erika Jansic de Actualidad Científica 40 Años de Historia del Área de Vertebrados del QCAZ Por Luis A. Coloma [email protected] 1966. Fernando Ortiz Crespo (23 años) en Saint Louis University, USA, dos años antes de su llegada al Ecuador. Foto tomada de Saint Louis University Magazine, 1966. (Historia en imágenes: http://zoologia.puce.edu.ec/historia.aspx)

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Se describe la historia del desarrollo de la investigación en el área de vereterbados del Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador

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Page 1: 40 años de historia del área de vertebrados del QCAZ

22 Nuestra Ciencia n.º 12 (2010)

El Museo de Zoología de la Pontificia Uni-versidad Católica del Ecuador (QCAZ) cumplió 40 años. A continuación proveo una síntesis cronoló-gica de algunos hitos

históricos en el desarrollo del Área de �ertebrados y finalmente comen-to brevemente sobre este proceso.

1969 a 1981: un comienzo ornitológico

Entre 1969-70, el Dr. Fernando Ortiz Crespo (1942-2001), recono-cido científico y conservacionista, organizó las colecciones del Área de �ertebrados que era parte del Departamento de Ciencias Bioló-gicas, el cual a su vez era parte del Instituto de Ciencias de la PUCE, la cual tuvo apoyo de Saint Louis University, y fondos de AID (U. S. Agency for International Develop-ment).

Ortiz obtuvo su Ph. D. en la Universidad de California, Berke-ley, USA, en 1980. Fue profesor universitario, pionero de la conser-vación, cronista, divulgador de la ciencia. Su actividad científica tuvo énfasis en la ornitología y especial-mente en el estudio de los colibríes, sobre los cuales se publicó (luego de su trágica desaparición) su ma-yor obra: Historia natural de unas aves casi sobrenaturales. Ortiz dirigió y organizó las colecciones de ver-tebrados hasta el primer año de la

década de los ochenta. Al final de este periodo, el entonces estudian-te Eduardo Asanza —conocido por sus estudios pioneros de cai-manes y su lucha para la conserva-ción de la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno— ayudó con la organización de los ejemplares museológicos.

En 1976, se incorporó al Área de �ertebrados Tjitte de �ries, ornitó-logo y ecólogo holandés radicado en Ecuador desde 1965, fecha en la cual arribó (a través de un progra-ma de la UNESCO, para el fortale-cimiento de la Estación Científica Charles Darwin) para participar en el estudio y la conservación de las islas Galápagos. Tras culminar (1973) estudios de doctorado en la Universidad Libre de Amsterdam, Holanda, en los que se especializó en el estudio de aves volvió a Ga-lápagos (con apoyo de WWF) y dirigió el trabajo de campo de va-

rios estudiantes de tesis del Depar-tamento de Ciencias Biológicas de la PUCE. Aunque el tema de su in-vestigación se ha centrado en aves rapaces, también ha dirigido inves-tigaciones sobre ecología e historia natural de muchas especies de ver-tebrados. Actualmente, es uno de los profesores que más ha dirigido tesis de licenciatura en la PUCE, pues se cuentan más de 100.

Entre 1969 y 1981, los ejempla-res de vertebrados se utilizaron para fines didácticos, aunque también se almacenaron unos pocos (princi-palmente aves) para uso científico. Estas colecciones fueron parte del Museo de Zoología, el cual inicial-mente ocupó un área de 40 m2. En el QCAZ, fueron depositadas copias (87 ejemplares) de recolec-ciones valiosas de aves, realizadas en 1977 en la Amazonia ecuato-riana, en la región de Limoncocha por Dan Tallman y Erika Jansic de

A c t u a l i d a d C i e n t í f i c a

40 Años de Historia del Área de Vertebrados del QCAZ

Por Luis A. [email protected]

1966. Fernando Ortiz Crespo (23 años) en Saint Louis University, USA, dos años antes de su llegada al Ecuador. Foto tomada de Saint Louis University Magazine, 1966.

(Historia en imágenes: http://zoologia.puce.edu.ec/historia.aspx)

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Tallman de Los Angeles State Uni-versity, USA, y quienes documenta-ron la presencia de 464 especies en la zona. Sobre la base de aquellos estudios y recolecciones se recono-ció a Limoncocha como uno de los sitios con mayor diversidad de aves en el mundo.

1982 a 1991: “recolectar, recolectar, recolectar…”

En 1981 se incorporó al enton-ces Departamento de Ciencias Bio-lógicas de la PUCE el entomólogo, agrónomo y misionero religioso italiano Giovanni Onore, quien fue el promotor de las colecciones para uso científico. En la década entre 1982 y 1991, Onore dirigió las ac-tividades tanto del Área de Inver-tebrados como del Área de �erte-brados del QCAZ. Paralelamente Tjitte de �ries centró su atención en investigaciones ecológicas y de historia natural. En esta época se destacó la colaboración de becarios y voluntarios del museo tales como Rodrigo Sierra, Luis A. Coloma, Stella de la Torre, Felipe Campos Yánez, entre otros.

Onore trabajó en la PUCE como Curador de entomología, profesor e investigador entre 1981 y 2006. Actualmente, dirige la Fundación Otonga. Sus aportes científicos, académicos, conservacionistas y hu-manistas son numerosos y valiosos y están reseñados en el libro: Vida de Giovanni Onore, el héroe nunca canta-do escrito por César Enrique Jáco-me. Su aporte a la Entomología lo resumen Barragán et al. (2009). Sus recolecciones de vertebrados (espe-cialmente anfibios y reptiles) duran-te la década de los ochentas tienen un valor intangible, pues contribuyó substancialmente y sentó las bases para su crecimiento y organización. Onore revitalizó la documentación de la diversidad biológica de verte-brados del Ecuador, no solamente por sus recolecciones sino también por los conocimientos, entusiasmo

y motivación que transmitió a una generación de jóvenes estudiantes ecuatorianos. Esta renovada era se basó en el incremento del interés por la biología de campo, la tenaz exploración del territorio ecuatoria-no y la recolección de ejemplares y su conservación en los museos.

Durante este periodo, el Área de �ertebrados ocupó nuevos espacios (en 1984) de aproxima-damente 100 m2, en el edificio construido para el entonces De-partamento de Ciencias Biológicas. Onore recolectó (con la ayuda de campesinos, colonos y estudian-tes) cerca de 23 000 ejemplares de anfibios y reptiles. La mayor parte de ellos provenían de zonas como San Francisco de las Pampas, al-rededores de Santo Domingo de los Tsáchilas y Coca, las cuales en aquellos años estaban siendo de-vastadas por la colonización, ex-plotación maderera y agricultura intensiva. Estos ejemplares fueron depositados en el Muséum d´Histoire Naturelle de Genève y copias en el QCAZ, mediante un convenio de cooperación con la PUCE. A tra-vés de estas recolecciones se des-cribieron y continúan describién-dose numerosas nuevas especies. Adicionalmente, las recolecciones realizadas por Onore en la región Andina durante la década de los ochentas proveyeron de datos cla-ve, posteriormente utilizados para documentar las extinciones catas-

tróficas de anfibios y plantear hi-pótesis que explicarían sus causas.

1991 a 2001: ¡a publicar!En 1991 y hasta el 2001, el Área

de �ertebrados estuvo bajo la di-rección de Luis A. Coloma, quien fue estudiante de los zoólogos pio-neros Gustavo Orcés �illagómez (1902-1999), Ortiz, Luis H. Albuja �. y Onore en el Departamento de Ciencias Biológicas de la PUCE. Coloma se especializó en sistemá-tica y ecología (con énfasis en los anfibios) bajo la dirección del afa-mado herpetólogo norteamericano William E. Duellman del Museo de Historia Natural de la Universi-dad de Kansas (KU). Este último abrió las puertas de KU también a otros ecuatorianos (Santiago R. Ron, Omar Torres-Carvajal y Juan Manuel Guayasamin), quienes rea-lizaron estudios de maestría y PhD bajo su tutela y la de Linda Trueb, a la vez que se mantuvo y continúa una estrecha relación de coopera-ción científica.

Durante los años noventa, las colecciones de vertebrados y su in-fraestructura física se incrementa-ron y reorganizaron mientras que paralelamente se desarrollaron los Laboratorios de Herpetología y Mastozoología en estrecha relación con los museos. Las recolecciones tanto de investigadores ecuatoria-nos como extranjeros empezaron a ser depositadas en su totalidad en el

1987. Izquierda a de-recha: Giovanni Onore, Helmut Zimmermann, Elke Zimmermann, Luis A. Coloma. Visita de investigadores alemanes (expertos en Dendrobatidae) al QCAZ.

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QCAZ y se envíaron para estudios en el exterior bajo la modalidad de préstamo o intercambio. En el La-boratorio de Herpetología empezó en 1991 una colección de anfibios vivos con fines de investigación y conservación, los cuales fueron ini-cialmente mantenidos y estudiados por Gloria M. Correa, Alexandra Quiguango-Ubillús, Néstor Acos-ta-Buenaño e Italo G. Tapia. Este último ingresó en el 2000 a formar parte del personal permanente en el Laboratorio de Herpetología y se hizo cargo de la administración de la colección herpetológica (ejem-plares de museo y anfibios vivos), a la vez que ha contribuido noto-riamente con trabajos de campo y recolecciones de anfibios y reptiles.

En este periodo se inicia una era pionera de producción científi-ca basada en ejemplares del museo. Las colecciones de vertebrados son incrementadas y utilizadas por estu-diantes de tesis de Licenciatura de la PUCE. Entre los estudiantes ecua-torianos en la sección de mastozoo-logía cabe destacar las contribucio-nes de Diego Tirira S. (entre 1990 y 1999) y Pablo Jarrín �alladares (entre 1999-2001), quienes organizaron la sección mastozoológica y realizaron recolecciones, estudios y publicacio-nes. Las colecciones también fueron usadas por numerosos investigado-res de universidades y museos del mundo con quienes se establecieron relaciones de cooperación. Entre los investigadores extranjeros con quie-nes se iniciaron colaboraciones en mastozoología está Natan Muchha-la y en herpetología destacan Stefan Lötters, Laurie J. �itt, Morley Read, Eugene Kramer, Pedro M. Ruiz-Carranza (1932-1998), Chris W. Funk, entre otros.

Con el apoyo de Onore empe-zó una serie de publicaciones y li-bros del QCAZ, bajo el título de Publicaciones del Centro de Bio-diversidad y Ambiente —Centro que tuvo la coordinación de Die-

go Lombeida, Gloria Correa, Ruth Boada y �erónica Cano y servía de apoyo en la gestión de los proyec-tos de Zoología—. Esta serie que actualmente cuenta con 20 publi-caciones incluye varias de vertebra-dos: Lagartijas de Cuyabeno; Biología, sistemática y conservación de los Mamífe-ros de Ecuador, Mamíferos de Ecuador, Ecuador megadiverso: anfibios, reptiles, aves, mamíferos, Mamíferos en la niebla, Animales que cantan y encantan, y Sa-pos, Ecuador sapodiverso.

2001…: un Banco de Genoma y el Retorno de Cerebros

Los museos y laboratorios de herpetología son dirigidos entre el 2001 y 2008 por Coloma, mien-tras que los de mastozoología entre el 2001 y el presente por Santiago Burneo. Entre el 2001 y 2008 el Área de �ertebrados se divide en las secciones de ictiología, herpe-tología, ornitología y mastozoolo-gía. Durante esta última década se consolidan laboratorios y museos de las secciones de herpetología y mastozoología. Progresivamente el número de proyectos crece al igual que las colecciones, el espacio físico (~ 700 m2), equipamiento y perso-nal. También se desarrolla el Banco de genoma con el apoyo inicial de UCODEP (Unità e Cooperazione per lo Sviluppo dei Popoli). Este reservorio de material genético es actualmente el mayor banco de re-cursos genómicos de anfibios, rep-tiles, aves y mamíferos del Ecuador (~ 26 000 muestras).

Santiago Burneo obtuvo la Li-cenciatura en Ciencias Biológicas en la PUCE y realizó estudios de Biología de la Conservación en la Universidad Internacional de An-dalucía, España. Sus temas de inte-rés son la Mastozoología, Conser-vación y Sistemas de Información Geográfica. Burneo también tomó a su cargo el mantenimiento de las colecciones ictiológica y ornitoló-gica. En el área mastozoológica se destacan los aportes del entonces estudiante de la PUCE René Fon-seca (1976-2004), quien falleció trágicamente en Ecuador mientras cursaba estudios de maestría en la Universidad de Texas Tech.

Jóvenes investigadores ecuatoria-nos se sumaron al personal del Área de �ertebrados: Néstor Acosta-Bue-naño (Licenciado en Ciencias Bioló-gicas y Magister en Administración de Empresas en la PUCE), quien en el 2003 toma a cargo la bioinformá-tica, administración de bases de da-tos y otras tareas administrativas de la sección de herpetología. A partir del 2004, Diego Almeida Reinoso (doctorado en la Universidad Cen-tral del Ecuador) colabora como administrador de la colección de an-fibios vivos y su interés se centra en el manejo ex situ de anfibios en pe-ligro de extinción. María Alejandra Camacho (Licenciada en la Escuela de Biología de la PUCE) forma parte de la sección de mastozoología (des-de el 2007) como administradora de las colecciones. En este periodo también colaboraron en varios pro-

2003. Izquierda a derecha: Pablo Jarrín Valladares, Sebastián Tello, Santiago Burneo, Robert Baker, Juan Pablo Carrera, René Fonseca. 83th American Society of Mammalogist Meeting, Lubbock, Texas.

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yectos de la sección de herpetología Martín R. Bustamante (entre 2000-2008) y Andrés Merino �iteri (entre 2000-2006), quienes realizaron in-vestigaciones sobre declinaciones de anfibios y participaron en la produc-ción de la exhibición pública “Sapari, aventúrate en un mundo de sapos”, la cual tuvo notable éxito en Ecuador.

En años recientes, la infraes-tructura humana del Área de �er-tebrados se fortifica por el retorno de una generación de estudiantes ecuatorianos especializados al nivel de PhD en universidades del exte-rior y quienes se incorporan perma-nentemente a la PUCE.

Santiago R. Ron formó parte de la sección de herpetología entre 1998 y 2001 y retornó e incorporó definitivamente en el 2007. Realizó estudios de maestría en KU y de PhD en la Universidad de Texas. Actualmente, realiza investigación y docencia y desde el 2009 toma la posta como Curador de las co-lecciones de anfibios. Sus áreas de interés incluyen la sistemática y bio-diversidad de anfibios del Neotró-pico, las declinaciones de anfibios en el Ecuador, la evolución de la comunicación y selección sexual en los cantos de las ranas.

Pablo Jarrín �alladares forma parte de la sección de mastozoolo-gía desde el 2007, después de reali-zar estudios en el Centro de Eco-logía y Biología de la Conservación del Departamento de Biología en la Universidad de Boston. Actualmen-te finaliza su tesis de PhD y realiza investigación sobre evolución y lí-mites entre las especies. Además, es el Director Académico de la Esta-ción Científica Yasuní.

Juan Manuel Guayasamín for-ma parte de la sección de anfibios desde el 2008, después de realizar estudios de PhD en KU. Realiza docencia e investigación sobre sis-temática, evolución, historia natu-ral y conservación de anfibios.

Elisa Bonaccorso es investi-

gadora y Curadora de la colección ornitológica desde el 2008. Realizó sus estudios de PhD en KU. Co-labora en aspectos de bioinformá-tica de vertebrados y sus áreas de interés son biogeografía, ecología, evolución, conservación de aves y modelos ecológicos predictivos.

Omar Torres-Carvajal es inves-tigador y Curador de la colección de reptiles desde el 2009. Realizó sus estudios de PhD en KU y de post-doctorado en el Smithsonian Insti-tution. Realiza docencia e investi-gación sobre sistemática, historia natural, evolución y conservación de reptiles.

Otros investigadores y personal asociados actualmente y tempo-ralmente a través de proyectos al área de vertebrados se indican en la página web del QCAZ (http://zoologia.puce.edu.ec). Ellos y los investigadores permanentes con-formamos un equipo de cerca de 40 personas.

Es loable la cooperación cientí-fica y académica durante esta épo-ca en la sección herpetológica con David C. Cannatella de la Uni-versidad de Texas en Austin (UT), mientras que en la sección de mas-tozoología con Robert Baker de la Universidad de Texas Tech (UTT). Como parte de esta cooperación, ellos han apoyado a estudiantes ecuatorianos de la PUCE para rea-lizar estudios de maestría y PhD. Entre ellos están Santiago R. Ron (UT), Juan Carlos Santos (UT), Mónica Guerra (UT), René Fon-seca (UTT), C. Tamara Enríquez (UTT), Juan Pablo Carrera (UTT), Miguel Pinto (UTT) y M. Raquel Marchán (UTT).

También hay que resaltar la co-operación científica con J. Alan Pounds, investigador del Centro Científico Tropical en La Reser-va Biológica Monteverde en Costa Rica, con quien el equipo de inves-tigadores de anfibios de la PUCE realizó varias publicaciones. En

particular, en el 2007 Pounds, el equipo de la PUCE y otros inves-tigadores extranjeros publican en la Revista Nature uno de los artículos científicos sobre anfibios más cita-dos en el mundo: “Widespread am-phibian extinctions from epidemic disease driven by global warming”. En este se plantea una hipótesis que atribuye al calentamiento global la culpa de gatillar la emergencia de enferme-dades letales y responsables de ex-tinciones masivas y repentinas de anfibios ocurridas desde mediados de los ochentas.

En el 2005 y paralelamente a la Cumbre mundial de los anfibios realizada en Washington, se ela-bora el Plan estratégico para la in-vestigación y conservación de los anfibios del Ecuador (Balsa de los Sapos), el cual fue conceptualiza-do, gestionado y coordinado con el apoyo de �erónica Cano y Miguel A. Rodríguez. Como parte de uno de los seis grandes programas de este plan, en el 2006 se construye en la PUCE la infraestructura para el primer Centro de Investigación y Conservación de Anfibios en pe-ligro de extinción en Sudamérica (CICA), con el apoyo del Zoológico de Saint Louis, USA.

El área de bioinformática crece notablemente en esta última década y en el 2000 se inician las enciclo-

2007. Tjitte de Vries y placa de reconoci-miento de sus alumnos al cumplirse 100 tesis de licenciatura bajo su dirección.

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pedias electrónicas de libre acce-so sobre los anfibios y reptiles del Ecuador, AmphibiaWebEcuador y ReptiliaWebEcuador, las cuales actualmente se fortalecen mientras que paralelamente se desarrollan las de aves y mamíferos bajo el pro-yecto FaunaWebEcuador. También hay un incremento substancial en la producción científica; por ejemplo, investigadores del QCAZ produje-ron entre el 2005 y 2009 unas 10 publicaciones científicas anuales en revistas con procesos de arbitraje.

En el 2008, se forma un labo-ratorio molecular asociado al Área de �ertebrados, el cual actualmente cuenta con el apoyo de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT).

EpílogoEn estos 40 años de trajinar

pausado del Área de �ertebrados del QCAZ, ésta es hoy por hoy una de las más prestigiosas e importan-tes de América Latina, debido a sus museos, laboratorios, personal de alto nivel académico, producción científica y de divulgación.

�arios elementos positivos con-vergen y coadyuvan en tiempos re-cientes a su prosperidad. Por una parte, una nueva generación de bió-logos especializados en sistemática, evolución y ciencias afines retornan al Ecuador y son incorporados por la PUCE. Por otra parte, el estado

realiza mayores inversiones en cien-cia, sea a través de donaciones del 25% del impuesto a la renta o fi-nanciamiento de la SENACYT. Por ello, la investigación florece y está en manos de un creciente número de científicos emprendedores, con el talento y preparación necesarios para enfrentar desafíos nuevos y en consonancia con las revoluciones genómica y bioinformática.

No obstante, y a pesar del de-sarrollo alcanzado, la conservación de los vertebrados y su cimien-te, la biología de la conservación, agonizan frente a la expansión demográfica humana, su inmensa huella de destrucción ecológica, y la impávida reacción social sumida en una retórica conservacionista de no menos de dos décadas. Las nuevas amenazas a la biodiversi-dad como el irreversible cambio climático global y enfermedades emergentes se suman a la impara-ble destrucción y fragmentación de los hábitats, contaminación y otros factores. Estos peligros notorios ahondan aún más la actual crisis de biodiversidad manifiesta en ma-sivas declinaciones y extinciones especialmente de anfibios.

Esta crisis va muy por delante del desarrollo científico y tecnológi-co, por lo que algunos biólogos nos hemos visto obligados a transmutar nuestro quehacer a la biología de la extinción —aunque nos cueste re-

conocerlo—. Las necesidades nue-vas de investigación y conservación son inconmensurables y apremian-tes. La ciencia y sus fortalezas (por ejemplo, su capacidad predictiva) se ahogan en la inmensa brecha con la sociedad pues la comunicación de la ciencia apenas nace en el Ecua-dor, y ello a pesar del milagro de la evolución bioinformática.

Desafortunadamente, y pese a los progresos realizados, la capaci-dad de respuesta en cuanto a infra-estructura física y humana es y al parecer será insipiente en el corto y mediano plazo para satisfacer las nuevas demandas científicas y de conservación. Por tanto, se requie-re de un milagro o una revolución (pacífica, por supuesto) para cam-biar esta realidad. Dicha transfor-mación exige acelerar los procesos, incorporar ejércitos de biólogos na-cionales y extranjeros, construir in-mensas edificaciones de investiga-ción y conservación con tecnologías vanguardistas. Todo ello necesita enormes aportes financieros nacio-nales e internacionales, pero sobre todo atreverse a librar una batalla casi perdida y contra el reloj.

Literatura consultadaAnónimo. 1966. Report from Ecuador.

Saint Louis University is helping a South American University face the demands of the 20th century. Saint Louis University Magazine, 10 -13.

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