4. la necesidad de una calificaciÓn alternativa del riesgo …

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46 47 Las calificaciones convencionales de “riesgo país” tienen enormes impactos sobre las economías latinoa- mericanas. Esas evaluaciones terminan convirtiéndose en fines en sí mismos de las políticas nacionales, enfatizando los componentes económicos, y marginan- do aspectos sociales y ambientales. Las empresas “cali- ficadoras de riesgo” se han hecho muy conocidas en América Latina, actuando directamente sobre los des- pachos de los ministerios y los consejos directivos de las empresas. En algunos casos han estado envueltos en las crisis económicas, contribuyendo a desencade- nar múltiples problemas con enormes repercusiones. Frente a la enorme importancia que han logrado esas evaluaciones es necesaria una mirada crítica que per- mita desnudar sus limitaciones y sus consecuencias. En este capítulo se examinan algunas de esas limitaciones, se presentan diversos ejemplos del papel que desem- peñan en varias naciones, y se postula la necesidad de evaluaciones alternativas que permitan superar algu- nos de estos problemas. 4. LA NECESIDAD DE UNA CALIFICACIÓN ALTERNATIVA DEL RIESGO PAÍS Eduardo Gudynas

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Las calificaciones convencionales de “riesgo país”tienen enormes impactos sobre las economías latinoa-mericanas. Esas evaluaciones terminan convirtiéndoseen fines en sí mismos de las políticas nacionales,enfatizando los componentes económicos, y marginan-do aspectos sociales y ambientales. Las empresas “cali-ficadoras de riesgo” se han hecho muy conocidas enAmérica Latina, actuando directamente sobre los des-pachos de los ministerios y los consejos directivos delas empresas. En algunos casos han estado envueltosen las crisis económicas, contribuyendo a desencade-nar múltiples problemas con enormes repercusiones.

Frente a la enorme importancia que han logrado esasevaluaciones es necesaria una mirada crítica que per-mita desnudar sus limitaciones y sus consecuencias. Eneste capítulo se examinan algunas de esas limitaciones,se presentan diversos ejemplos del papel que desem-peñan en varias naciones, y se postula la necesidad deevaluaciones alternativas que permitan superar algu-nos de estos problemas.

4. LA NECESIDAD DEUNA CALIFICACIÓN

ALTERNATIVADEL RIESGO PAÍS

Eduardo Gudynas

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Recordemos que las calificadoras realizan evaluacio-nes de países, municipios o comunidades autónomas, yempresas privadas o estatales. Las más conocidas enAmérica Latina son las calificaciones sobre países. En suexpresión más común esas agencias dividen sus notasen dos grandes categorías: inversión, donde existe unabaja probabilidad de incumplimientos; y especulacióndonde la posibilidad de incumplir son mucho mayores(los procedimientos de explican en detalle en el capítulode Gorfinkiel y Lapitz en este volumen).

Algunas de estas prácticas tienen una larga histo-ria; la empresa Poor’s realizaba calificaciones en la dé-cada de 1920, llegando a cubrir todos los países lati-noamericanos (en esos tiempos todos recibían una cali-ficación especulativa, excepto Argentina), y otro tantohacía Standard Statistics en la década de 1930. Esas dosempresas se fusionaron años más tarde en la hoy cono-cida Standard & Poor’s, la que ha realizado calificacio-nes durante años, pasando de diez naciones evaluadasa inicios de la década de 1980 a cien países en 2001.

Actualmente la cobertura de esas agencias de califi-cación es enorme, ya que abarcan desde la situación depaíses a los más diversos tipos de empresas y fondos;en 2002 se calculaba que ese espectro de entidades bajoevaluación representaba 30 x 1012 dólares (Toussaint,2004). Standard & Poor’s posee mil analistas en 21 paí-ses, Moody’s emplea a más de 700 analistas en 15 paí-ses, y Fitch tiene 600 analistas que estudian 75 países(Toussaint, 2004).

Calificación y riesgo

La calificación del “riesgo” tiene un sentido estric-tamente económico; el énfasis está puesto en evaluar

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una situación actual y sus consecuencias hacia el futu-ro, en especial la capacidad de pagar deudas o lograrrentabilidad. Por ejemplo la empresa calificadora Fitch-IBCA (con fuerte presencia en América Latina) sostie-ne que sus evaluaciones son “una opinión sobre las con-diciones de un emisor o de una emisión de títulos dehonrar sus compromisos financieros, tales como el pagode intereses, de dividendos preferenciales o de pago dela deuda principal, en el plazo esperado”. Esa califica-ción no apunta a ofrecer información a la población dela nación evaluada, sino que es dirigida a los inversores,y la mayor parte de ellos se encuentran fuera de fronte-ras, y le prestan mucha atención ya que los orienta so-bre las posibilidades de recibir beneficios o recuperarsu capital (Fig. 4.1).

Esta fuerte presencia de las calificaciones se debe a laproliferación de nuevos mecanismos de inversión, y enespecial un creciente aumento de la inversión especula-tiva, donde existen muchas personas y fondos dispues-tos a tomar mayores riesgos buscando obtener mejoresrentabilidades. Los propios gobiernos del sur están inte-resados en ser evaluados como medio indispensable pararecibir inversiones; a pesar de que se quejan de esas eva-luaciones, pagan por ellas, y cuando son buenas las mues-tran con orgullo. En ese contexto, el libre flujo de los ca-pitales es un elemento esencial, asegurando que la in-versión pueda entrar a un país con total facilidad, losbeneficios se puedan retirar libremente, y que en caso depeligro se pueda repatriar el grueso de los capitales. Estaliberalización del capital es justamente lo que se deseaprofundizar en acuerdos comerciales como los del Areade Libre Comercio de las Américas (ALCA) o los Trata-dos de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos convarias naciones Latinoamericanas.

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Esas evaluaciones apuntan a desentrañar el desem-peño económico, y por lo tanto se atenderán en espe-cial indicadores como la performance de la economía,su nivel de endeudamiento, el ritmo de las exportacio-nes, etc. Sólo se incluyen variables de otro tipo en lamedida que pueden afectar el desempeño económico;el ejemplo típico es la consideración de un “riesgo polí-tico” dentro del cálculo del riesgo país, considerandoaquellas medidas gubernamentales que pueden afec-tar el libre flujo de capitales, la toma de utilidades, elmantenimiento de los contratos, etc.

Una calificación parcializada

Las calificaciones de riesgo convencionales son par-ciales. Las agencias calificadoras si bien en algunosmomentos reconocen que sus evaluaciones son esen-cialmente “opiniones”, en realidad se esfuerzan muchomás por demostrar que son estudios objetivos, riguro-sos, confiables y útiles. No sólo defienden la calidad desu producto sino que existe una competencia entre ellaspor acceder a clientes que contraten sus servicios.

Sin embargo se pueden enumerar varios aspectosque dejan en claro sus limitaciones. En primer lugar lascalificaciones están restringidas a objetivos económicos.Los componentes sociales o ambientales no son consi-derados, y en aquellos casos que son incorporados pue-den tener un efecto contrario debido a que pueden re-ducir la rentabilidad de un emprendimiento.

Por ejemplo, en las evaluaciones convencionales másdel 65% del peso de la evaluación recae en aspectoscomo el endeudamiento, el desempeño económico, ni-veles de financiamiento, etc. En el mismo sentido,Sevares (2002a) advierte que las calificaciones de

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Figura 4.1. Ejemplo de un reporte informativo sobre calificaciónde Standard & Poor’s. El ejemplo es para Brasil en 2000. El re-porte incluye: (1) calificación y previsión, (2) historia de las califi-caciones, (3) historia de defaults previos, (4) datos básicos (po-blación y PBI per capita), (5) gobierno actual, (6) calendario deelecciones, (7) analista responsable (en este caso ubicado enNueva York), (8) texto principal del análisis.

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Moody’s y Standard & Poor’s en más de un 90% estánexplicadas por seis factores económicos y financierostradicionales (ingreso per capita, crecimiento del PBI,inflación, deuda externa, nivel de desarrollo económi-co, historia de cesaciones de pagos). Esos aspectos eco-nómico-financieros están centrados en la rentabilidadya que deben reflejar las capacidades de repago.

La dependencia sobre estos factores explica otra li-mitación asociada, donde en momentos de bonanza eco-nómica las calificaciones sobrevaloran la situación de lospaíses, mientras que en momentos de crisis se tiene asubvalorar. Esto determina que la calificación aparececomo rígida, y que una vez obtenida una buena notatiende a sobrevalorarse el desempeño del deudor, perocuando éste cae en una crisis, se acentúan todavía máslas calificaciones negativas y por lo tanto se convierte enun nuevo impedimento para la recuperación.

Incluso se han sucedido las críticas sobre la real efi-ciencia de las calificaciones en el terreno estrictamenteeconómico. En un análisis sobre la efectividad de los“ratings” frente a crisis monetarias y defaults, Reinhart(2002) concluye que esas calificaciones “sistemáticamen-te fallan en predecir las crisis monetarias” aunque lohacen mejor frente a las cesaciones de pago (lo que guar-da cierta ironía, ya que el default representa el caso ex-tremo de rompimiento del acuerdo del crédito). Unejemplo impactante de esas limitaciones se observó conla calificación positiva que otorgaba Moody’s a la em-presa Enrom, a pesar de las prácticas ilegales que lleva-ba adelante y que desembocaron en su colapso (Touss-aint, 2004).

En segundo lugar, los aspectos sociales son minimi-zados, y los ambientales por lo general están ausentes.Tal como se ilustró en el capítulo sobre metodologías,

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los componentes sociales o ambientales no son incor-porados. Recientemente ha aumentado el debate sobreel “riesgo político”, aunque éste está enfocado en cómoafecta el ambiente económico, mientras que algunosindicadores mixtos (como el International Country RiskGuide – ICRG) que incluye evaluaciones económicas ypolíticas, presentó serias deficiencias en recientes crisis(Linder y Santiso, 2002). Los contados casos donde seincorporan aspectos ambientales o sociales, el sentidode la calificación puede ser inverso, tal como se comen-ta más abajo.

En tercer lugar, el sentido de la influencia que seotorga a los diferentes factores también es cuestiona-ble. Por ejemplo, si el parlamento desea elevar el sala-rio mínimo y enfrenta una polémica contra el presiden-te, el riesgo país usualmente se eleva, dado que se ra-zona que el poder legislativo desencadena un manejomás licencioso de una economía nacional. De hecho,las calificadores convencionales recompensan los go-biernos fuertes y con cierto sentido autoritario. Frentea esa perspectiva se puede argumentar que tanto eldebate parlamentario como los controles sobre la ges-tión presidencial, fortalecen los mecanismos democrá-ticos, y por lo tanto deberían reducir el riesgo país.

En el caso de los aspectos sociales y ambientales estaproblemática es todavía más aguda. Pongamos un ejem-plo concreto: la calificadora Fitch ha realizado un aná-lisis sobre el efecto de las regulaciones ambientales so-bre la generación de energía en varios paísesindustrializados, donde se advierte que la obligaciónde instalar tecnologías de control de la contaminaciónpuede reducir las ganancias y aumentar los costos deproducción (Fitch 2001). Desde esa visión, las mejorasambientales son vistas como factores que aumentan el

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riesgo, ya que a juicio de Fitch, alteran la habilidad delas empresas energéticas en alcanzar sus obligacionesfinancieras. Se considera incluso que esas exigenciasambientales pueden ser de tal envergadura que es “máscosto-efectivo cerrar una planta” de energía que man-tenerla operando. Por lo tanto, una mejor normativaambiental aumenta el “riesgo” y desalienta a losinversores.

A este ejemplo se le pueden sumar otros tantos, quedemuestran que estas calificaciones ignoran los com-ponentes políticos, culturales, sociales y ambientales deldesarrollo, o bien sólo los incorporan en análisis del tipocosto/beneficio por sus efectos sobre el beneficio eco-nómico. Se llega así a un cuarto problema y que resideen que estas evaluaciones se nutren del marco concep-tual de los análisis costo / beneficio, y por lo tanto suscomponente deben ser expresados por su valor econó-mico, y cualquier otra forma de valoración es ignoradao marginalizada.

En quinto lugar, más allá de la pretensión de serobjetivas y precisas, en realidad esas notas indican ex-pectativas, con un fuerte componente subjetivo. Enmuchos casos lo hacen equipos técnicos de unas pocaspersonas ubicados en oficinas en Europa o los EstadosUnidos, con un conocimiento limitado de las realida-des de cada país Latinoamericano, basándose en con-tactos telefónicos, relevamientos de la prensa disponi-ble en internet o reportes gubernamentales, todo lo cuales ciertamente limitado. Algunos documentos de laspropias empresas reconocen que sus evaluaciones sonapenas “opiniones”.

En sexto lugar, en las calificaciones de países se ob-serva que se traspasan conceptos y métodos propios dela evaluación de una empresa a todo un país, olvidan-

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do que una compañía es una organización muy dife-rente a una nación. Se cae así en usos y atributos ex-pandidos como si fuera una evaluación del estado deuna nación o la marcha de toda su economía. Un ejem-plo de esa confusión se vivió cuando Japón recibió unacalificación inferior a la de Botswana (Cuadro 4.1). Lascompañías deben mantener niveles de rentabilidad yenfocan la eficiencia atendiendo su productividad, yesto no es necesariamente aplicable para un país, don-de las metas esenciales radican en la calidad de vida dela población.

De alguna manera la calificación convencional deriesgo país es indiferente al sentido y calidad de laspolíticas nacionales en desarrollo; al calificador de unaagencia no le interesa si los dineros públicos van a pa-rar al ministerio de salud o al gasto militar, sino quesólo está preocupado por las posibilidades de repagode la deuda.

En séptimo lugar, las calificaciones si bien están en-focadas en un país sufren de fuertes influencias por lasituación de los países adyacentes (Kaminsky ySckmukler, 2002). En el caso de América Latina, la si-tuación de México y Brasil incide directamente en los“ratings” otorgados a todos los demás países vecinos.Por lo tanto, pongamos por caso la calificación de Uru-guay o Bolivia, está determinada en gran medida porla evaluación y expectativas que se tiene de la econo-mía de Brasil. Además, los llamados “mercados emer-gentes” de los países del sur, donde se encuentra Amé-rica Latina, significativamente reciben calificacionesmenores; un reciente estudio comparativo entre paísesdesarrollados y en desarrollo a la salida de una crisis,muestra que los mercados emergentes reciben evalua-ciones más bajas (Reinhart, 2002).

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ARGENTINA 2001El “riesgo p aís” es sólo la foto p arcial de una Argentina

más ampliaHoracio Chighizola, vice-canciller de Argentina

El concepto de “riesgo país” continúa con una amplia difusión, alpunto de que se ha convertido en tema de conversación diaria yobjeto de información constante por parte de los medios de co-municación. A cada minuto la atención está puesta en la varia-ción de un índice que, como tal, refleja apenas una porción muypequeña de una realidad mucho más abarcativa como lo es lade la Argentina.Tomemos el siguiente ejemplo: por cada minuto de una películase suceden 1.260 fotogramas que, tomados en forma separada,no brindan mayor información sino apenas una pincelada. Lafoto del “riesgo país” no es más que eso, una visión acotada a unmomento determinado bajo condiciones y variables específicasque se modifican en forma constante. Aunque valiosa como me-dición puntual, esa “instantánea” no nos debe hacer perder devista el desarrollo de la “película” que ofrece la Argentina.

La Nación, Buenos Aires, agosto de 2001

ECUADOR 2001Riesgo p aís de Ecuador , peor que el de Argentina

El ministro ecuatoriano de Economía, Jorge Gallardo, afirmó queel índice “riesgo país” de Ecuador subió a niveles superiores queel de Argentina, debido a la reducción del impuesto al valor añadi-do (IVA) del 14% al 12%, ordenada por el Tribunal Constitucional.El riesgo país es “mayor que el de Argentina, lo cual es dramáticodesde todo punto de vista”, indicó el ministro, al señalar que todoello es producto de la bajada del IVA. Gallardo agregó que esadecisión incidió en los mercados de inversión que se han alejadodel país y han causado el aumento consecuente del EMBI.

La Prensa, Panamá, agosto, 2001

Cuadro 4.1.TESTIMONIOS

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JAPÓN 2002Cuando Japón vale menos que Bot swana

A Japón, segunda economía mundial, lo calificaron por debajode Botswana, donde la expectativa de vida es de 37 años y el60% sobrevive con 2 dólares. Japón, segunda economía mun-dial y muy integrada socialmente, fue deshonrado. La calificado-ra Moody’s le puso una nota más baja que a Bostwana, paupérri-mo país africano donde la expectativa de vida es de 37 años y60% de la gente sobrevive con dos dólares al día.El poder de las calificadoras de riesgo y del propio riesgo paísnace del relevante rol que las finanzas y la valorización financie-ra del capital ganaron sobre la economía mundial. Es decir, deldominio del dinero que produzca dinero por sobre una economíaque desarrolle en equilibrio a sus mercados y sus habitantes.Lo de Moody’s fue grotesco. Por el peso de la deuda internajaponesa sobre el PBI (150%) —ratio que para la agencia podríaderivar en un futuro default— bajaron la nota de Aa3 a A2, rangode Latvia o Chipre e inferior a Bostwana. El gobierno y las em-presas niponas reaccionaron con furia. Al premier JunichiroKoizumi lo irritó que tenga mejor nota que Japón un país al quedan cooperación humanitaria...Rogério Studart, de la Comisión Económica Para América Latina(CEPAL) tiene su opinión sobre estos índices. Estos índices, dijo,“hoy funcionan como profecías autocumplidas. En la crisis delsudeste asiático de 1997 se los criticó por no prevenir. Por esoahora acompañan el sentir del mercado: si hay síntomas de pro-blemas, lo potencian dando ‘’malas notas’’, o actuandoprocíclicamente”. Las calificaciones son letales en países quedependen del financiamiento externo.

Clarín, julio de 2002

CHILE 2003Brasil sube el riesgo p aís de Chile

La baja de calificación de Brasil aumentó el riesgo país de Chile.En agosto, la calificadora de riesgo JP Morgan aumentó la califi-cación de la deuda chilena. Ello se produce como resultado de

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las expectativas de los inversores frente a la posibilidad de quela economía brasilera pueda empeorar.Este hecho demuestra que el riesgo país está fuertemente influi-do por consideraciones externas a los propios países definidaspor las calificadoras de riesgo ya que el temor sobre la economíade Brasil surge una vez que éstas calificadoras deciden bajar lacalificación de este país.

El Mercurio, agosto 2003, Chile

BOLIVIA 2003El riesgo del p aís se disp ara por la última crisis social y

política

La Standard & Poor’s redujo ayer la calificación para la deuda delargo plazo de Bolivia, de estable a negativa. El país se sitúaentre las naciones con mayor riesgo de la región. S&P dijo quepuede continuar la volatilidad política en el país, lo que podríaponer en riesgo el servicio de su deuda y, en consecuencia, ba-jar mas aún el índice de grado de inversión a la escala siete (C).Sobre la percepción de incertidumbre sobre el futuro, S&P tam-bién baja su panorama para la calificación a negativo desdeestable, lo que significa que su próxima acción podría ser unnuevo recorte de la nota.Después del enfrentamiento entre policías y militares y los saqueosdel 12 y 13 de febrero de este año, Standard & Poor’s baja la pers-pectiva estable (B) a negativa (B-) para el riesgo soberano de Boli-via, calificación que condiciona y/o encarece la atracción e inversio-nes. Fue el primer golpe a la economía. Por la convulsión de octu-bre, la S&P redujo la calificación para la deuda soberana de Boliviaa largo plazo a negativa (B-) y la perspectiva a negativa.

La Razón, La Paz, Bolivia, octubre 2003

Por estas y otras razones, la calificación de riesgo hadejado de ser meramente una evaluación que proveeinformación, y ha cobrado en parte características deinstrumento que incide sobre la economía que está eva-luando. Diversos estudios apuntan a que existe una

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“causalidad de dos vías” entre la calificación de la deu-da y el mercado, donde no solo “los mercados interna-cionales de capital reaccionan con cambios a las califi-caciones, sino que las calificaciones sistemáticamentereaccionan (con una latencia) a las condiciones de losmercados” (Reinhart, 2002). En el desarrollo de una cri-sis esa influencia cobra enorme importancia, ya que elriesgo país se convierte en un factor que incide en lassituaciones diarias. Es una situación paradojal dondese busca “medir” con una “regla” que constantementeestá afectando el objeto en medición. Esos efectos noson meramente un “error” ni tienen característicasaleatorias sino que responden a las lógicas de losinversores y son funcionales a sus intereses, y por lotanto esas influencias sobre las economías domesticasesencialmente apuntan todas en el mismo sentido. Peroademás, este aspecto hace necesario considerar que eseinstrumento en realidad adiciona nuevas incertidum-bres; por lo tanto, si bien se lo aplica buscando reducirlas ambigüedades termina siendo un nuevo factor engenerarlas, especialmente en otros planos.

Riesgo país convencional e inversión

El papel de las calificadoras de riesgo convenciona-les no puede ser analizado aisladamente del aumentode los flujos de inversión extranjera que ha recibidoAmérica Latina durante diversos períodos de tiempo.En esas circunstancias cobró mucha importancia ase-gurar la calidad de la información sobre la situación delas empresas que recibían esas inversiones, así comosobre el estado de cada uno de los países. Tampocopuede olvidarse el papel del endeudamiento externo,en tanto la marcha de la emisión de deuda soberana

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está fuertemente influenciada por las calificaciones.El proceso se amplifica ya que a las emisiones de

papeles de deuda tradicionales se han sumado nuevosactores emisores, y sobre ellos se han instalado los “pro-ductos derivados”, tales como las opciones de compraa futuros, opciones, etc., los que mueven volúmenes dedinero todavía mayores. Este proceso ha determinadoque existan más productos derivados que los “activossubyacentes tangibles a los que supuestamente cu-bren”, de donde se cubren “más riesgos de los que hay”y por lo tanto se crean nuevos riesgos (Toussaint, 2004),que a su turno requieren nuevos derivados, y nuevascalificaciones a cada paso.

En esencia, las calificaciones intentan reducir la asi-metría en la información entre quienes otorgan el cré-dito y quienes lo reciben, los que empeñan una prome-sa de pago (Aglieta, 2000). En ese terreno existe todauna problemática sobre el manejo de la información quese analiza con más detalle en el capítulo 8.

Estos factores demuestran que la “actividad econó-mica se afecta de manera directa por el riesgo país através de su impacto en los flujos de inversión” (ParodiTrece, 2003a). Allí se abre la puerta por la cual la califi-cación convencional termina incidiendo en las políti-cas nacionales: los gobiernos desean tanto atraer inver-siones externas y para ello buscan hacer bajar su califi-cación de riesgo país, como pagar el menor interés po-sible en su endeudamiento externo.

El papel de esos inversionistas se agiganta ya queinciden en varios niveles, desde las empresas localesque han adquirido a la tenencia de papeles de deuda.Los inversores se convierten entonces en nuevos jue-ces, tal como advierte Parodi Trece (2003a): “En unaeconomía globalizada abierta a los flujos internaciona-

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les de capital, los principales jueces de la situaciónmacroeconómica son los inversionistas”.

Esos inversionistas en general antes que atendera los países en forma aislada, observan a regionescompletas. En ese plano aparece otra limitación delas calificaciones de riesgo referida a las fuertescondicionalidades regionales que se mencionaronarriba.

Riesgo país convencional y gestión pública

A pesar de minimizar los aspectos sociales y am-bientales, las calificaciones tienen enormes repercusio-nes dentro de cada país: afectan las decisiones políticasy económicas, pueden desencadenar corridas bancarias,estimulan o bloquean inversiones, y condicionan la baseproductiva. Consecuentemente la influencia de las ca-lificaciones se extiende hasta afectar el empleo, la cali-dad de vida y las condiciones ambientales.

El mantenimiento de una calificación se puede con-vertir en un objetivo central de la política económicade un gobierno, donde se aspira a una calificación queotorgue el “grado inversor”. Ese reconocimiento tienesin duda tiene aspectos positivos (en especia por unareducción de los intereses que se deben cubrir sobre lasemisiones de deuda), pero que a la vez se convierte enjustificación de ajustes económicos rigurosos, y en mu-chos casos perversos. Existen varios ejemplos de esoscasos. Seguidamente se comentan brevemente los ca-sos de Brasil, Argentina y Uruguay. Esas y otras situa-ciones muestran que el uso de riesgo país aparece fuer-temente asociado al endeudamiento nacional y la crisisde la deuda; esa cuestión escapa al propósito de estaobra y por lo tanto no será analizada en detalle pero es

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importante tener presente la íntima relación entre esosprocesos (ver por ejemplo Toussaint, 2004).

En Brasil, el riesgo país comenzó a sufrir fuertes in-crementos en 2002 al aumentar las posibilidades de elec-ción de Luiz Inacio Lula da Silva a la presidencia. Losanalistas de las evaluadoras entendían que una posiblepresidencia de Lula podría revertir las reformas demercado de la administración de F.H. Cardoso (Saresde Lima, 2003). El indicador EMBI+ de Brasil en 2002superó los mil puntos en Mayo, y los dos mil puntos enAgosto, con picos que casi alcanzan los 2 500 puntos(Fig. 4.2). Paralelamente se observaba una salida decapitales, caída en la bolsa de Sao Paulo y devaluaciónde la moneda. Ante esta situación se tomaron diversasacciones para “calmar” los mercados, enfatizando elcompromiso con la disciplina fiscal, la apertura comer-cial, la liberalización de los flujos de capital, y otrasmedidas en consonancia con los reclamos y expectati-vas de actores claves tanto nacionales como extranje-ros. En agosto de 2002, durante el último tramo de lapresidencia de F.H. Cardoso tuvo lugar el impactante

Figura 4.2. Evolución comparada del riesgo país en Argentina,Brasil y Uruguay (2002-2003). Indicador EMBI+.

6000

4000

2000

2002 2003

Argentina Brasil Uruguay

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hecho que los cuatro candidatos presidenciales prome-tieron al presidente respetar el acuerdo de gobierno conel FMI. El entonces candidato Lula da Silva aceptó daresa promesa públicamente, y además elevó una cartaen ese sentido, la que complementaba un documentopresentado al electorado unos meses antes (“Carta alPueblo Brasileño” de junio 2002) que apuntaba en elmismo sentido.

Lula da Silva ganó la elección nacional, y desde en-tonces aplicó una política económica muy convencio-nal, que en algunos aspectos voluntariamente va másallá de los requisitos del FMI. Consecuentemente el ries-go país convencional tiene una tendencia a la baja (endiciembre 2002 bajó al nivel de 1 500 puntos, y a menosde mil en marzo 2003). A lo largo de su gestión una yotra vez se presentó la reducción del riesgo país comouna meta de la gestión. Por ejemplo, el presidente delBanco Central, H. Meirelles defiende las resistidas al-zas en las tasas de interés ya que “es preciso, entre otrascodas, que el riesgo país siga cayendo” (Folha Sao Paulo,3 diciembre 2003); esos altos intereses siguen atrayen-do dinero a los mercados financieros pero no necesa-riamente a los emprendimientos productivos. De todasmaneras han tenido lugar algunos sobresaltos, lo queha servido para justificar medidas que refuerzan el pro-grama económico conservador que agrada a losinversores extranjeros y las instituciones financierasmultilaterales (incluyendo medidas como el aumentovoluntario del superávit).

En Uruguay se vivieron situaciones similares y másdramáticas. A pesar de la crisis económica se agudizabaa inicios de 2002, el entonces ministro de economía Al-berto Bensión justificaba medidas como nuevos ajustesy aumento de tributos, para mantener el “grado inver-

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sor” de la deuda uruguaya. El mercado es revestidocon una “identidad propia” y por ello la prensa se re-fiere a éste como “mercado tranquilo” o “mercado ner-vioso”, cobrando una jerarquía enorme sobre lostomadores de decisiones así como en el resto de la ciu-dadanía. Bajo esas condiciones, la política económicaqueda supeditada a los intereses de inversores y de losmediadores de su “percepción” - las agencias califica-doras. Se podría responder que esas empresas lo únicoque hacen es ofrecer señales sobre la situación de unpaís, pero en realidad también son parte del problemaya que sus notas afectan a los agentes económicos, ydesde allí inciden en el diseño de las estrategias de de-sarrollo.

En el caso uruguayo, la crisis avanzó durante 2002,donde las evaluaciones diarias del riesgo país dejaronde ser un instrumento neutro de medición para con-vertirse en un factor de incidencia directa, acelerandola pérdida de depósitos en los bancos y la caída de lacotización de la deuda soberana. El proceso desembo-có en la crisis bancaria y económica de mediados de2002, que llevó a la quiebra a los tres mayores bancosprivados del país y obligó al gobierno a endeudarsetodavía más. Los sucesivos informes de las calificado-ras, incluyendo la pérdida del “grado de inversor” yotros cambios en las calificaciones, se convirtió en unfactor que aceleró todavía más la debacle bancaria. Porejemplo, en mayo Fitch bajó en tres niveles la califica-ción de la deuda uruguaya, advirtiendo sobre las limi-tadas capacidades para manejar la crisis bancaria enmarcha, lo que aceleró todavía más la salida de depósi-tos bancarios en los días siguientes.

Finalmente, el caso más dramático se vivió durantela crisis en Argentina. Especialmente en 2001, el “ries-

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go país” se convirtió en un fantasma que penetró la vidacotidiana de los argentinos, mientras el gobierno lo usa-ba como justificativo en diversos planes de ajustes. Enesos tiempos, en los noticieros televisivos en el horariocentral se brindaba día a día la calificación del riesgopaís, tal como si fuera la temperatura. A inicios del 2001el riesgo país de Argentina apenas superaba los 600puntos, trepó a un pico en el orden de 5.500 puntos afinal del año, siguió subiendo durante el 2002, con unpico que superó los 7 mil puntos a mediados de eseaño, para descender poco a poco durante el 2003 hacialos 5 mil puntos (Fig. 4.2). Sus vaivenes seguían los de-bates políticos, reaccionaron ante los sucesivos cambiospresidenciales, y en especial durante las campañas elec-torales.

En el ministerio de economía se sucedieron variosministros tras la renuncia de José L. Machinea a iniciosde 2001; R. López Murphy ocupó brevemente el cargopara ser suplantado por Domingo Cavallo, en momen-to que el riesgo país oscilaba alrededor de los mil pun-tos. Cavallo aplicó un “blindaje” que en realidad fueun canje de los papeles de la deuda donde esarenegociación empeoró la situación de endeudamientodel país, y por lo tanto su riesgo crediticio. Mientras lacrisis política y económica iban de la mano, potencián-dose mutuamente, el indicador de riesgo país conven-cional tomó protagonismo central con alta presencia enlos medios (Fig. 4.3.). Incluso se acuñó un dicho popu-lar donde se decía que “el riesgo país era tan alto queArgentina se convirtió en un país de riesgo”. En esecontexto se originó una reacción de varios analistas eintelectuales postulando que el “verdadero” riesgo paísestaba en otro terreno, esencialmente la pobreza y lamarginación.

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Esta crisis terminó con la renuncia del presidente F.De la Rúa en diciembre de 2002, con la ciudadanía enlas calles, y un fortísimo deterioro social y económico.Le suceden rápidamente en la presidencia F. Puerta, A.Rodríguez Saá y E. Duhalde; finalmente en 2003 es elec-tro presidente Néstor Kirchner. Se declaró el default dela deuda externa, los indicadores de riesgo país se dis-pararon, y desde entonces se mantienen restriccioneseconómicas muy fuertes. También queda en evidenciaque la asignación del riesgo país está fuertemente aso-ciado al problema de la deuda externa, y el papel de losagentes internacionales, tanto los tenedores de papelesde deuda como el Fondo Monetario Internacional (so-bre la crisis argentina puede consultarse a Sevares,2002b; Parodi Trece, 2003b).

Esto se debe a que el sendero de la gestión económi-ca de Argentina se incubó a lo largo de la década de1990, tanto por decisiones nacionales como por suge-rencias, indicaciones y presiones de organismos inter-nacionales, en especial el FMI. Ese tipo de medidas, quecon sus matices se repiten en todos los demás paísesvecinos, apuntan a mantener altos superávits fiscales,reducir los gastos en el área social, educativa, infraes-tructura, etc. De esta manera esas mejorías en lossuperávits agradan a quienes analizaban el riesgo paísconvencional, mientras que ignoraba un deterioro so-cial que socavaba la propia base de cualquier nación.De hecho, el FMI alentó en todo momento las medidas

Figura 4.3. La relevancia del riesgo país convencional en losmedios de comunicación. Sección de la portada del diario LaNación, Buenos Aires (4 octubre 2001). En ese momento se dis-cutía una posible devaluación, la bolsa de Buenos Aires caía almínimo de los últimos diez años, y el riesgo país alcanzaba unnuevo pico de 1754 puntos.

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argentinas, incluyo aquellas del último tramo del go-bierno De la Rúa, hasta que a inicios de diciembre de2001 suspendió un desembolso de fondos que debía serusado en el pago de servicios de la deuda. Bajo estalimitación financiera, y en el marco de la protesta ciu-dadana, Argentina declaró la cesación de pagos(default).

Si bien el FMI cuestionó duramente el default ar-gentino, en el caso de la crisis uruguaya, sus autorida-des proponían un camino similar. Tanto la subgerenteA. Krueger como el director adjunto Eduardo Aninat,propusieron al gobierno uruguayo imponer una restric-ción bancaria (similar al “corralito” que DomingoCavallo aplicó en Argentina), establecer el control decambios, cerrar los bancos en problemas, y finalmentedeclarar el default de la deuda. En especial Aninat seconvirtió en el principal obstáculo para lograr una ca-mino alternativo, que finalmente se logró por medio dela asistencia de Estados Unidos, tanto en un préstamocomo la imposición de un cambio de estrategia sobre elFMI (véase por ejemplo a Paolillo, 2004 por losentretelones del papel del Fondo en Uruguay). De estamanera, el país elaboró un complicado programa derenegociación de su deuda, que fue aceptado por unaabrumadora mayoría de los tenedores de papeles, y quedesembocó que en el día que se realizó el canje de ladeuda, las calificaciones de riesgo país se redujerandrásticamente al nivel de los mil puntos.

Estos casos repiten la situación vivida durante lacrisis de sudeste asiático de 1997 a 1998. Allí las califi-cadoras de riesgo, junto al FMI, mantuvieron evalua-ciones ventajosas hasta la erupción de la crisis en 1997,a pesar de saber que aquellas naciones estaban en pro-blemas desde por lo menos 1996 (Toussaint, 2004).

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La necesidad de una mirada alternativa

Frente a esta situación queda en claro que es nece-sario comenzar a buscar indicadores alternativos, demanera de incorporar de mejor manera aspectos socia-les y ambientales clave. La calificación que se otorga alos países no puede quedar restringida a una evalua-ción económica de recuperación de ganancias o inver-siones, sino que implica analizar condicionantes e im-pactos sobre un desarrollo volcado a la calidad de viday la calidad ambiental. En ese sentido es necesario unindicador que permite incorporar de forma balanceadolos aspectos sociales y ambientales. Pero que permitatambién enfrentar el problema de la incertidumbre dela información de otra manera.

Tengamos presente también que en buena medidael uso de calificaciones de riesgo es expresión de facetasde la globalización. Tanto por esta razón, como por losfactores indicados más arriba, el camino hacia un indi-cador alternativo obliga considerar la capacidad de unanación para establecer sus propias estrategias de desa-rrollo. En ese sentido, el riesgo no puede ser evaluadocontra el rendimiento de los bonos de Estados Unidos,sino que deben ser analizados en relación a las propiasmetas de desarrollo en América Latina.

En ese sentido el nuevo indicador debe ser tambiénun instrumento para denunciar las limitaciones de lasmedidas convencionales, y generar un debate sobre elpapel que desempeñan las empresas calificadorastransnacionales, su dependencia de los inversores y sucapacidad técnica.

Este nuevo indicador tampoco puede confundir unaempresa con un país, y por lo tanto debe ser sensible alas dinámicas políticas propias de una nación. Pero ade-

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más el sentido del impacto de los factores debe ser otro;por ejemplo, las medidas de protección a los trabajado-res o al ambiente, deben reducir el riesgo.

Finalmente, el nuevo indicador debe ser abierto ytransparente; no puede repetirse el proceso donde unospocos técnicos desde otros países califican la situaciónen América Latina. Por el contrario, los contenidos dela nueva calificación deben ser generados colectivamen-te por los diversos actores que sufren directamente los“riesgos” del desarrollo.

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Frente a la diversidad de problemas que expresanlos indicadores de Riesgo País convencionales resultaindispensable construir un índice alternativo, que in-corpore aquello que la visión tradicional olvida. Por lotanto un indicador de Riesgo País Alternativo debe ana-lizar las variables económicas desde otra perspectiva,y debe incorporar los aspectos sociales y ambientales.Pero también debe hacerlo desde una escala que per-mita visualizar la dependencia o autonomía que enfren-tan los países frente al proceso globalizador. De estamanera se puede aportar a las discusiones sobre cualesdeben ser los caminos para generar estrategias de de-sarrollo que se adapten a las condiciones locales y a lascaracterísticas propias de cada uno de estos países.

Además, como se señaló antes, el índice de RiesgoPaís convencional se hace en referencia a los bonosdel Tesoro de los EE.UU. entendiendo que éstos tie-nen un riesgo cero. Esa referencia no es aplicable alRiesgo País Alternativo por varias razones (EE.UU.ofrece muchos ejemplos de alto “riesgo” social y am-biental, sus condiciones económicas internas son vul-

5. METODOLOGIA YCALCULO DEL INDICE

DE RIESGO PAISALTERNATIVO

Denise Gorfinkiel

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72

nerables en varios aspectos, etc.). Por lo tanto, un pasosustantivo en la confección del indicador alternativoes determinar “riesgos aceptables” para cada uno delos indicadores. Esos “riesgos aceptables” están orien-tados hacia la calidad de vida y el desarrollo sustenta-ble, y por lo tanto generan los valores de referencia aser considerados.

En las secciones siguientes se presenta un Índice deRiesgo País Alternativo (IRPA). Como primer paso seofrece las definiciones de trabajo de “riesgo” y el ma-nejo que se hace de los indicadores. Seguidamente sedescriben las variables que se han seleccionado paraconformar ese indicador alternativo.

Definición de riesgo e indicador

Puede definirse el riesgo como la probabilidad deque un daño ocurra. Cuanto mayor es esa probabilidadpara un daño dado mayor es el riesgo. También cuantomayor sea el efecto del daño mayor es el riesgo.

Un indicador es una variable, seleccionada y cuan-tificada que permite ver una tendencia a lo largo deltiempo. Un número índice se elabora partir de uno omás indicadores para describir una situación determi-nada con la finalidad de ver una tendencia que de otramanera no es fácilmente detectable (Sarandón, 2002).

Definición del Índice de Riesgo País Alternativo

El Índice de Riesgo País Alternativo (IRPA) expresala vulnerabilidad social, política, económica y ambien-tal de los países de América Latina. En tanto la vulne-rabilidad y el deterioro se incrementan, también lo haceel IRPA y mayor será la dependencia de los países fren-

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te a los procesos de globalización y por tanto menorserá su grado de autonomía.

Elección de indicadores

El proceso de construcción del índice comenzó conla consideración de las dimensiones que debían ser in-corporadas. Se tomó la decisión de contemplar las si-guientes dimensiones: económicas, sociales, ambienta-les, institucionales y tecnológicas.

La elección de los indicadores que conforman uníndice es clave (sobre las propiedades de los indicadoresver por ejemplo Sarandón, 2002). En consecuencia, es-tos indicadores deben reflejar una tendencia, tener cier-tas propiedades y en cierta medida simplificar la reali-dad. En la elección de los indicadores se consideraronlos siguientes atributos:

Estar estrechamente vinculados con lo que se inten-ta medir; sensibles a los cambios; tener habilidadpredictiva, o sea marcar una tendencia a futuro; fácilesde interpretar (y expresados en unidades equivalentes);fáciles de recolectar y usar ; confiables; robustos, quebrinden buena información y ser integradores, es de-cir, que sinteticen información pertinente.

Dimensiones y combinaciones de indicadores

Para el análisis se tomaron cinco dimensiones bási-cas (Cuadro 5.1). Seguidamente se consideraron en to-tal una treintena de indicadores que reflejaran de unau otra manera esas dimensiones. Esta primera versióndel índice está limitada por la ausencia de informaciónbásica en algunos indicadores y para ciertos países.

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Deuda Externa como porcentaje del ProductoBruto Interno, Intereses Devengados o Paga-dos como porcentaje de exportaciones totales,Exportaciones Primarias como porcentaje deexportaciones totales, Servicio de Deuda comoporcentaje de exportaciones, Tasa de inversión(Formación de Capital Fijo sobre Producto BrutoInterno), Inversión extranjera Directa Neta, Re-lación de la balanza comercial sobre el PBI,Ahorro interno

Tasa de Alfabetismo, Tasa de mortalidad infan-til, Porcentaje de Pobreza Urbana, Tasa de Des-empleo abierto urbano, Índice de Gini, Pobla-ción bajo la línea de pobreza, Distribución delIngreso en los hogares, Indicadores sobre Gas-to Público en educación y salud

Porcentaje de áreas protegidas, Producción deenergía renovable sobre el total de energía con-sumida, Eficiencia energética (miles de millo-nes Btu/Millones Dólares PBI), Emisiones dedióxido de carbono per capita, Porcentaje deTierras fertilizadas

Libertades civiles y políticas, Satisfacción conla democracia, Apoyo a la democracia

Gasto en Investigación y Desarrollo como por-centaje del PBI, Índice de Innovación Tecnoló-gica, Número de patentes per capita, Númerode celulares por persona, Acceso a Internet,Número de científicos e Ingenieros, Tasa de ma-triculación de los niveles primario, secundarioy terciario

Cuadro 5.1. Dimensiones y posibles indicadores

Indicadores posiblesde ser seleccionado

DimensiónEconómica

DimensiónSocial

DimensiónAmbiental

DimensiónInstitucional

DimensiónTecnológica

Dimensióna analizar

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A partir de los indicadores sobre los que se teníainformación apropiada se eligieron distintas combina-ciones para cada país. En cada caso se buscó mantenerun balance entre el número de indicadores para cadadimensión. Las primeras series de evaluaciones se ba-saron en una comparación entre los países de AméricaLatina. Se aplicó la siguiente fórmula a los efectos denormalizar los valores y promediarlos:

valor real – valor mínimo

valor máximo – valor mínimo

El uso de esta fórmula llevó a que se compararanlos valores de riesgo alternativo entre los distintos paí-ses latinoamericanos. En consecuencia, se obtuvo unresultado donde la mayoría de los países adquirieronvalores similares, por lo general en torno al valor me-dio. Desde esta aproximación el país latinoamericanocon mejores indicadores termina convertido en referen-cia para el cálculo del riesgo país; no existe una evalua-ción de base sobre cuál es el riesgo aceptable que co-rresponde a las mejores condiciones económicas, socia-les y ambientales.

Por lo tanto, es evidente que se debe elaborar unareferencia contra la cual establecer el riesgo actual queenfrentan las naciones Latinoamericanas. En otras pa-labras, se necesita una referencia de vulnerabilidadaceptable contra la cual hacer las comparaciones. Esevidente que esa referencia no puede ser tomar otropaís, ya que todos ellos, aún los industrializados, estánlejos de los óptimos económicos, sociales y ambienta-les. No se puede tomar a Estados Unidos o alguna delas naciones europeas. Pero además es necesario acep-tar que esa referencia debe ser un nivel de “riesgo acep-

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76

table”, para permitir flexibilidades y diversidades enlos patrones de desarrollo a seguir, y dotar de mayorrealismo a la medida.

Por consiguiente, en una segunda instancia de nues-tra investigación, se determinaron valores de “riesgoaceptable” para cada una de las variables. El conjuntode indicadores de “riesgo aceptable” permite configu-rar un “país de riesgo aceptable” (PRA). Ese país de“riesgo aceptable” no existe como tal, sino que es unaconstrucción teórica que resulta de la suma de todoslos riesgos aceptables en cada una de las dimensionesdel análisis. Para cada variable se determinó un objeti-vo claramente orientado a la sustentabilidad ambien-tal, la justicia social y la equidad económica, y desdeese propósito se establecieron márgenes de riesgo acep-table.

Finalmente se seleccionaron 11 indicadores. Bajo estanueva circunstancia se aplicó la siguiente fórmula decálculo para cada uno de los indicadores:

Valor para el país - Valor para el País con Riesgo Aceptable

Valor para el País con Riesgo Aceptable

Una vez recalculadas todas las variables de acuer-do con esta fórmula, se realizó una sumatoria de lasmismas teniendo en cuenta el sentido de la variable.Como último paso se ordenaron los valores finales porrangos (ranks).

Indicadores seleccionados y definiciones

A continuación presentamos los indicadores seleccio-nados para confeccionar el índice de riesgo alternativo.Para cada indicador se presenta su definición, la fuente

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de datos, la justificación de su causalidad con el riesgodel deterioro, el valor tomado como referencia para de-terminar el “riesgo aceptable” y su justificación, final-mente se advierte si el indicador debió ser invertido.

1. Porcentaje de las exportaciones de productosprimarios sobre las exportaciones totales de mercancías

Las exportaciones de mercancías incluyen el valorde todas las mercancías proporcionadas al resto delmundo. Exportaciones de Productos primarios: se re-fiere a productos alimenticios, materias primas agríco-las, minerales metalíferos y metales.

Fuente: CEPAL, Anuario Estadístico 2002.

Justificación: El aumento de la proporción de pro-ductos primarios que se exportan implica un mayor ries-go de deterioro ambiental. América Latina sigue basan-do la parte sustancial de sus ventas al exterior en mate-rias primas (hidrocarburos, minerales, productos agrí-colas, ganaderos, forestales y pesqueros), todos los cua-les tienen altos impactos ambientales. Al aumentar esaproporción se incrementa el riesgo de deterioro ambien-tal y social, no solo desde la perspectiva del uso inten-sivo de los recursos naturales sino también de la pocainversión en desarrollo tecnológico y en industrias quegeneren un mayor valor agregado utilizando ademástecnologías limpias. Las materias primas tienen térmi-nos de intercambio en caída, por lo que también es unadinámica negativa desde el punto de vista económico.

Valor de riesgo aceptable y justificación: El valor de re-ferencia para esta variable es 25%. En tanto existen paí-ses que por sus características naturales no alcanzan aproducir lo necesario para autoabastecerse ya que sus

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78

economías se basan, por ejemplo, en la extracción deminerales, se prevé cierto margen para que los paísescon superávit en productos primarios los exporten ha-cia estos países.

Se trata de una variable que no solo refleja los as-pectos económicos que pretende medir el indicador deriesgo alternativo sino también de una variable queexpresa cuestiones ambientales, en tanto refleja un usointensivo de recursos naturales.

2. Servicio de deuda como porcentaje de lasexportaciones de bienes y servicios

Exportaciones de bienes y servicios: corresponde alvalor de todos los bienes y servicios de mercado pro-porcionados al resto del mundo, incluidos el valor demercancías, fletes, seguro, transporte, viaje, derechosde patente, honorarios por licencia y otros servicios. Elservicio total de la deuda suma de los reembolsos delos capitales e intereses pagados efectivamente en divi-sas, bienes o servicios respecto de la deuda de largoplazo, los intereses pagados respecto de la deuda decorto plazo y los reembolsos al Fondo Monetario Inter-nacional.

Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano, 2003.

Justificación: Mayor porcentaje significa menos recur-sos para inversión y desarrollo por lo que mayor es elriesgo de deterioro económico, social y ambiental. Ladeuda externa se ha transformado en un problema en-démico para los países de América Latina. El pago de losservicios de la deuda es una carga con impactos cierta-mente negativos, no sólo para la economía sino tambiénpara el desarrollo social. Los países pierden autonomía

79

y margen de maniobra en lo que refiere a las políticaseconómicas teniendo que ajustarse a los reclamos de losacreedores. Las transferencias de recursos al exterior porconcepto de pago del servicio de la deuda además, im-pide generar ahorro interno. Genera, también, una altacarga fiscal con impactos negativos en los ciudadanos yuna disminución de disponibilidad de dinero para po-der hacer frente a los gastos en salud y educación. Laprobabilidad de deterioro social y económico es clara, ytambién ambiental en tanto no se destinan recursos a suprotección. Finalmente, potencia las estrategiasexportadoras de recursos naturales.

Valor de riesgo aceptable y justificación: En este caso sehan considerado las propuestas de las organizacionesy analistas que trabajan en una revisión sobre la deudaexterna, y que recientemente han recordado el Acuer-do de Londres de 1953. Ese acuerdo se logró despuésde finalizada la II Guerra Mundial, donde los paísesaliados deciden, con Estados Unidos a la cabeza,renegociar la deuda externa alemana. La finalidad eraevitar mayores crisis política y económica en ese país.A los efectos de mantener la estabilidad social, políticay económica de Alemania, los países aliados firman el“Acuerdo de Londres”, donde Alemania se comprome-tía en la estructura de pago basada en Kaiser, (2002);ver cuadro 5.2.

Cuadro 5.2.- Acuerdo de Londres de 1953 para elendeudamiento de Alemania

Servicio Deuda / Exportaciones 3,96%

Deuda Total / PIB 21,21%

Servicio Deuda / Gasto Fiscal 4,49%

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80

En el caso de un riesgo aceptable, se toma como elvalor de referencia un porcentaje de 3,96% del total delservicio de la deuda sobre las exportaciones de bienesy servicios.

3. Porcentaje de Áreas Protegidas sobre el total desuperficie por país

La Unión Internacional para la Conservación de laNaturaleza (IUCN) define Area Protegida como un es-pacio bajo protección ambiental y mantenimiento desu diversidad biológica, de los recursos naturales y cul-turales asociados y cuyo manejo se basa en instrumen-tos legales. En nuestro caso, el dato de porcentaje deáreas protegidas refiere al total de hectáreas bajo régi-men de protección en cada país.

Fuente: World Resources 2002-2004.

Justificación: Mayor porcentaje de áreas protegidassupone mayor probabilidad de mantener la diversidadbiológica y por tanto un menor riesgo de deterioroambiental y social. El uso intensivo del recurso tierragenera el deterioro de los ambientes naturales, su fau-na y su flora, pero además erosiona la base productiva.Si bien actualmente la estrategia seguida es la protec-ción de sitios pequeños y aislados, ésta no ofrece ga-rantías en el largo plazo (medida en miles de años;Gudynas, 2002).

Valor de riesgo aceptable y justificación: Las propues-tas de la biología de la conservación postulan que esnecesario establecer sistemas y redes de protección quecubran aproximadamente el 50% de las superficies con-tinentales. Para asegurar la preservación de labiodiversidad entonces, al menos la mitad de la super-

81

ficie de cada región debe estar bajo algún sistema deárea protegida.

4. Emisiones de dióxido de carbono en toneladasmétricas per capita

Refiere a las emisiones de dióxido de carbono debi-do a la quema de combustibles fósiles y a la produc-ción de cemento. Se calculan las emisiones sobre la basede datos acerca del consumo de combustibles sólidos,líquidos y gaseosos, y del gas llameado.

Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano, 2003.

Justificación: Mayor porcentaje significa mayor usode energía de forma no sostenible lo que significa unamayor probabilidad de deterioro ambiental así comode la calidad de vida de los ciudadanos. Este indicadorrefleja el uso del medio ambiente y el valor que adquie-re hace referencia a una mayor probabilidad de dete-rioro ambiental. El consumo de energía basada encombustibles fósiles tiene impactos sobre el medio am-biente. El uso de los recursos fósiles conduce a un ago-tamiento de las reservas correspondientes, además delos impactos que tiene su uso en el suelo, aire y tierra.

Valor de riesgo aceptable y justificación: El valor adop-tado para el país de riesgo aceptable es 2,9 toneladasper capita , basado en la propuesta del Panel Interna-cional sobre Cambio Climático. Este valor fue adopta-do en el marco de los acuerdos de Cambio Climático ypor tanto busca que la disminución de esas emisionesgenere un aumento de la calidad ambiental y de vida.Según el IPCC, asegurar un escenario a futuro sin uncambio climático peligroso lleva a que el nivel de emi-siones sea en el año 2050 de 8GtC al año: suponiendo

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82

una población de 10.000 millones de personas para esafecha resulta en una emisión per cápita de 0.8 GtC, don-de considerando que 1 ton CO2 = 3.66 ton de C resultaque las emisiones de CO2 per cápita ideales hacia el 2050son 2.9 ton CO2 (G. Honty, CEUTA, comun. pers., 2003).

5. Gasto Social sobre el Producto Bruto Interno

Este indicador refleja el gasto en salud y en educa-ción que realizan los gobiernos. El gasto se presenta enrelación al PBI; en el caso de la educación incluye lostres niveles.

Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano, 2003.

Justificación: La falta de acceso a educación y saludreduce el bienestar social y la calidad de vida de laspersonas así como las condiciones para promover aldesarrollo. Un mayor porcentaje de gasto en educacióny salud, reduce el riesgo de deterioro social y económi-co. Cuanto mayor sea el gasto en estas cuestiones bási-cas, mejorará la calidad de vida.

Valor de riesgo aceptable y justificación: En este caso elvalor se inspiró en el porcentaje de gasto en salud yeducación que tienen países en donde hemos conside-rado sus habitantes tienen una calidad de vida y bien-estar mayor al Latinoamericano, y que es posible to-mar como aceptable. Se ha elegido el valor de Suecia,que es 14,3%.

6. Tasa de alfabetización

Refiere al porcentaje de personas de 15 años o másque pueden leer, escribir y comprender un texto cortoy sencillo en su vida cotidiana.

83

Fuente: Informe de Desarrollo Humano, 2003.

Justificación: Un país con una mayor tasa de alfabe-tización se encontrará en una mejor situación que aquelcon menos personas alfabetizadas, y se reduce el riesgosocial. La probabilidad de deterioro es menor en tantoes posible argumentar que este país tiene gente capaci-tada para construir su propio desarrollo.

Valor de riesgo aceptable y justificación: En tanto siem-pre existe la posibilidad de que exista cierto porcentajeque no puede acceder a la educación ya sea por incapa-cidad como por voluntad, pero se ha llevado ese valora un mínimo: 98%.

7. Distribución del Ingreso. Participación en elingreso total del 40% de hogares más pobres

Este indicador analiza la equidad en la distribuciónde la riqueza y el nivel de pobreza.

Fuente: CEPAL, 2003.

Justificación: Menor porcentaje del indicador, mayorel riesgo de deterioro social, económico y ambiental ymayor la probabilidad de que exista una crisis social.Tal como lo expresa su nombre, esta variable mide elporcentaje del ingreso total que recibe el 40% más po-bre. Es una variable que permite medir la desigualdadque caracteriza nuestras sociedades.

Valor de riesgo aceptable y justificación: La meta de ries-go aceptable se basa en niveles de bienestar y calidadde vida equitativos para todos los ciudadanos, dondeeste indicador de distribución del ingreso debe reflejaruna sociedad igualitaria. Por lo tanto el valor para éstees 40%.

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84

8. Tasa de matriculación bruta

Refiere al número de estudiantes registrados en unnivel de enseñanza, sea esta enseñanza primaria, se-cundaria o terciaria, sea cual fuere su edad, como por-centaje de la población en edad escolar oficial para esenivel.

Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano, 2003.

Justificación: Mayor porcentaje supone menor ries-go social, económico y ambiental. El indicador alude alas condiciones de vida de las personas, su capacidadpara constituirse en sujetos sociales, contribuir a la in-novación tecnológica, lograr empleos más complejos,etc.

En el caso específico del campo científico y tecnoló-gico es necesario reconocer que indicadores como elesfuerzo en investigación y desarrollo o el número decientíficos no cuenta con buenos indicadores para lamayor parte de los países de la región. Por ello, hemosoptado por una variable que puede aproximarse a loque podría estar generando las bases para que esto ocu-rra y es el porcentaje de matriculación.

Valor de riesgo aceptable y justificación: Al igual quepara el caso de la tasa de alfabetización, consideramosque el valor del riesgo aceptable es 98%.

9. Usuarios de Internet

Entre los indicadores tecnológicos el número deusuarios de internet es de gran importancia para eva-luar acceso y disponibilidad de nuevas tecnologías.

Fuente: Informe de Desarrollo Humano, 2003.

85

Justificación: Esta variable alude a las capacidadesen ciencia y tecnología, la conectividad para democra-tizar la información, etc.

Valor de riesgo aceptable y justificación: En este caso elvalor de riesgo aceptable es del orden de 900 por mil.Siempre existe la posibilidad de que exista gente queno pueda acceder a Internet, ya sea por problemas deincapacidades o por elección propia.

10. Libertades Civiles y Políticas

Indicadores que evalúan las libertades civiles y po-líticas como condición indispensable para mantenerprocesos democráticos.

Fuente: Freedom House, en referencias a 2001.

Justificación: Mayor valor supone un mayor riesgode deterioro. Este indicador hace referencia a las liber-tades civiles (respeto y protección de los derechos reli-giosos, étnicos, económicos, libertad de prensa, de aso-ciación) y a los derechos políticos que gozan los ciuda-danos de un determinado país. El argumento es quecuanto mayores libertades y derechos tengan los ciu-dadanos de estos países, menor será la probabilidad dedeterioro social.

Se calcula en base a encuestas que realiza “TheFreedom House” donde se promedia dos indicadores:libertades civiles y libertades políticas. Los valores queadquiere van de 1 a 7 donde el valor de 1 significa ma-yores libertades civiles y políticas mientras que el valorde 7 indica ausencia de estas libertades.

Valor de riesgo aceptable y justificación: El valor delriesgo aceptable es 1, donde se alcanza el mayor gradode libertad civil y política.

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86

11. Apoyo a la democracia

Fuente: Latinbarómetro, 2002.

Justificación: Cuanto mayor sea el apoyo que existarespecto a las instituciones democráticas de cierto país,obviamente que la probabilidad de deterioro disminu-ye. Sus ciudadanos muestran confianza en sus gober-nantes, lo que lleva a un menor cuestionamiento de laspolíticas sociales y económicas adoptadas.

Valor de riesgo aceptable y justificación: El valor adop-tado es de 100%.

Resultados

Se seleccionaron once indicadores que intentan re-flejar la dimensión económica, social, ambiental,institucional y tecnológica. En el Apéndice 5.1 se ofrecela matriz de datos completa. La determinación final delíndice de riesgo país alternativo se expresa como:

RPA = DEU + EXP – APR + EMI – GSO – TAL –DING + LIB – APO – MATR – INT

Donde: DEU explica el servicio de deuda como por-centaje de las exportaciones de bienes y servicios; EXPrefiere al porcentaje de las exportaciones de productosprimarios sobre las exportaciones totales de mercancías;APR indica el porcentaje de áreas protegidas del país;EMI refiere a la cantidad de emisiones de dióxido decarbono per capita, GSO indica que porcentaje del gas-to público se dedica al gasto social, medido como elgasto en salud y educación; TAL refiere al porcentajede las personas mayores de 15 años que tienen algún

87

grado de alfabetización; DING explica la variable refe-rida a la distribución del ingreso; LIB refiere a las liber-tades políticas y civiles; APO quiere explicar el apoyo alas instituciones democráticas; MATR refiere a la tasa

1 Brasil 28,12

2 Argentina 22,72

3 Perú 17,68

4 Bolivia 15,01

5 Colombia 13,86

6 Chile 12,58

7 Nicaragua 12,48

8 Venezuela 11,76

9 México 11,64

10 Ecuador 11,45

11 Honduras 11,06

12 Uruguay 10,52

13 Paraguay 9,75

14 Guatemala 8,89

15 Panamá 7,64

16 República Dominicana 7,52

17 El Salvador 6,53

18 Costa Rica 4,62

19 PRA 0

Cuadro 5.4.- Índice de Riesgo País Alternativo (IRPA)

Nº País IRPA

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88

de matriculación en la enseñanza en cualquier grado;INT refiere a los usuarios de internet.

Los valores obtenidos para el índice se presentan enel Cuadro 5.4. Según surge de los datos, el país conmayor riesgo es Brasil, seguido de Argentina. Costa Ricapresenta el menor nivel de riesgo.

Apéndice. Tabla de Datos

Años de Referencia 1999 a 2001

EXP porcentaje de las exportaciones de productosprimarios sobre las exportaciones totales de mercancías;DEU servicio de deuda como porcentaje de las expor-taciones de bienes y servicios; APR porcentaje de áreasprotegidas; EMI porcentaje de emisiones de dióxido decarbono per cápita; GSO gasto social; TAL tasa de alfa-betización; DING distribución del ingreso; INT usua-rios de internet; MATR tasa de matriculación; LIB li-bertades civiles y políticas; APO apoyo de la democra-cia.

89

DE

UE

XP

AP

RE

MI

GS

OTA

LD

ING

LIB

AP

OM

AT

RIN

TA

rgen

tina

71,3

67,6

6,6

3,8

8,7

96,9

15,4

1,5

6589

100,

8B

oliv

ia39

,179

,413

,41,

410

,486

,09,

22,

052

8421

,8

Bra

sil

90,7

46,0

6,7

1,8

8,1

87,3

10,1

3,0

3795

46,6

Chi

le26

,082

,218

,94,

27,

395

,913

,82,

050

7620

1,4

Col

ombi

a28

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,610

,21,

59,

991

,912

,34,

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,0C

osta

Ric

a8,

237

,623

,01,

68,

895

,715

,31,

577

6693

,4E

cuad

or17

,388

,118

,31,

92,

891

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