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Resumen del libro “Los Cuatro Acuerdos” de Miguel Ruiz. Por Eduardo Jaramillo Solís. El autor ha dedicado su vida a compartir por todo el mundo las enseñanzas de la antigua y milenaria sabiduría tolteca (comunidad del sur de México) las cuales guían al individuo hacia la libertad personal. Este libro me hace ver como el ser humano crece en un sociedad donde todo lo que cree es una realidad impuesta por sus padres, sus profesores, la sociedad, la religión, las creencias, etc. La mayoría de los seres humanos tenemos una venda en los ojos que no nos deja ver las cosas como realmente son porque esto es lo que se nos enseña desde niños, nuestros padres no son los culpables ya que a ello se les enseño lo mismo y a los padres de nuestros padres igual; a esa edad no tenemos más opción que creer y aceptar lo que se nos dice porque no conocemos nada más para poder cuestionarnos la realidad de las cosas. La sociedad, nuestros padres, la cultura, las creencias, son las fuerzas que controlan los acuerdos que hacemos cuando aceptamos estas creencias. Estos acuerdos o proceso de domesticación de los seres humanos (como se les llama en el libro) es lo que nos introduce al sueño externo, sueño del que la mayoría de personas formamos parte ya que decidimos, por medio del acuerdo, creer todo lo que se nos dice. Con el tiempo, cuando vamos creciendo, nos vemos obligados a usar mascaras para convertirnos en lo que la sociedad quiere que seamos, poder ser parte de un grupo y sentirnos aceptados. Siempre buscamos ser perfectos y que los demás también lo sean, cuando creemos que no logramos llegar a ese punto de perfección esperado es cuando nos empezamos a juzgar, a auto-rechazar y a rechazar también a las personas que nos rodean. Todos tenemos un juez interno que se rige con las leyes del sueño externo, este juez nos castiga cada vez que no cumplimos con estas reglas y busca que nos sintamos mal y avergonzados de nuestros actos, ahí es cuando aparece la víctima. La víctima carga con la culpa de todo lo que hemos hecho mal en el pasado y tiene la necesidad de ser castigada una y otra vez por cada cosa que hacemos que es mal vista o va en contra de las reglas de la sociedad. Todos estos elementos que se encuentran en nuestra mente, la búsqueda de la verdad, la necesidad de ser perfectos y aceptados por un grupo, el juez que constantemente juzga nuestras acciones, la víctima que carga la culpa de las acciones ya hechas y se castiga una y otra vez, las reglas que tenemos que seguir y cumplir según el sueño del planeta, las mascaras que usamos para complacer a todos, son lo conforman la venda que no nos deja ver quiénes somos en realidad. Los toltecas dicen que nuestra mente es un “gran mitote”, una bruma donde todos hablan en el sueño externo y nadie se entiende, no nos permite vernos como realmente somos ni deja que veamos las cosas como realmente son. Los acuerdos que tenemos con nosotros mismos son los límites que nos ponemos a nosotros mismo: que podemos hacer, hasta donde podemos llegar, que nos gusta, que no nos gusta. Son ataduras que nos ponemos por decisión propia y estas hacen que nuestra vida se complique más, se llene de dramas que nos causan dolor innecesario y no nos dejan vivir una vida plena y feliz. Los toltecas

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Resumen del libro

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Page 1: 4 acuerdos

Resumen del libro “Los Cuatro Acuerdos” de Miguel Ruiz.Por Eduardo Jaramillo Solís.

El autor ha dedicado su vida a compartir por todo el mundo las enseñanzas de la antigua y milenaria sabiduría tolteca (comunidad del sur de México) las cuales guían al individuo hacia la libertad personal. Este libro me hace ver como el ser humano crece en un sociedad donde todo lo que cree es una realidad impuesta por sus padres, sus profesores, la sociedad, la religión, las creencias, etc. La mayoría de los seres humanos tenemos una venda en los ojos que no nos deja ver las cosas como realmente son porque esto es lo que se nos enseña desde niños, nuestros padres no son los culpables ya que a ello se les enseño lo mismo y a los padres de nuestros padres igual; a esa edad no tenemos más opción que creer y aceptar lo que se nos dice porque no conocemos nada más para poder cuestionarnos la realidad de las cosas. La sociedad, nuestros padres, la cultura, las creencias, son las fuerzas que controlan los acuerdos que hacemos cuando aceptamos estas creencias. Estos acuerdos o proceso de domesticación de los seres humanos (como se les llama en el libro) es lo que nos introduce al sueño externo, sueño del que la mayoría de personas formamos parte ya que decidimos, por medio del acuerdo, creer todo lo que se nos dice.

Con el tiempo, cuando vamos creciendo, nos vemos obligados a usar mascaras para convertirnos en lo que la sociedad quiere que seamos, poder ser parte de un grupo y sentirnos aceptados. Siempre buscamos ser perfectos y que los demás también lo sean, cuando creemos que no logramos llegar a ese punto de perfección esperado es cuando nos empezamos a juzgar, a auto-rechazar y a rechazar también a las personas que nos rodean. Todos tenemos un juez interno que se rige con las leyes del sueño externo, este juez nos castiga cada vez que no cumplimos con estas reglas y busca que nos sintamos mal y avergonzados de nuestros actos, ahí es cuando aparece la víctima. La víctima carga con la culpa de todo lo que hemos hecho mal en el pasado y tiene la necesidad de ser castigada una y otra vez por cada cosa que hacemos que es mal vista o va en contra de las reglas de la sociedad. Todos estos elementos que se encuentran en nuestra mente, la búsqueda de la verdad, la necesidad de ser perfectos y aceptados por un grupo, el juez que constantemente juzga nuestras acciones, la víctima que carga la culpa de las acciones ya hechas y se castiga una y otra vez, las reglas que tenemos que seguir y cumplir según el sueño del planeta, las mascaras que usamos para complacer a todos, son lo conforman la venda que no nos deja ver quiénes somos en realidad. Los toltecas dicen que nuestra mente es un “gran mitote”, una bruma donde todos hablan en el sueño externo y nadie se entiende, no nos permite vernos como realmente somos ni deja que veamos las cosas como realmente son.

Los acuerdos que tenemos con nosotros mismos son los límites que nos ponemos a nosotros mismo: que podemos hacer, hasta donde podemos llegar, que nos gusta, que no nos gusta. Son ataduras que nos ponemos por decisión propia y estas hacen que nuestra vida se complique más, se llene de dramas que nos causan dolor innecesario y no nos dejan vivir una vida plena y feliz. Los toltecas creen en cuatro acuerdos que nos harán libres y nos llevan a una vida feliz llena de amor propio y amor por los demás.

Primer acuerdo: ser impecable con las palabras. Lo que sale de tu boca, es lo que tú eres. Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; si no te honras a ti mismo, no te amas. Honrar tus palabras es honrarte a ti mismo, es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces. Eres auténtico y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo. ¿Por qué tus palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear. Las palabras son la herramienta más poderosa que tienes como ser humano, el instrumento de la magia. Según cómo las utilices, las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que imaginas. Toda la magia que posees se basa en tus palabras. Son pura magia, y si las utilizas mal, se convierten en magia negra. Es importante porque si uno no usa correctamente las palabras puede causar un daño a alguien originando algún complejo que lo lleve a crear problemas en su autoestima. Pero igual como una palabra puede causar dolor una palabra puede alegrarte el día, escuchar un te amo de las personas que quieres te hace sentir querido, saber tratar a la gente hace que todos tengamos mejores relaciones. Es importante que sepamos el poder que tiene todo lo que decimos porque esas palabras son herramientas y está en nosotros si las utilizamos para bien o para mal.

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Segundo acuerdo: no tomarse las cosas personalmente. Ni la peor ofensa. Ni el peor desaire. Ni la más grave herida debes tomar como algo personal. Quien te ofende tiene un veneno que descargar contra ti, por no saber como deshacerse de él. En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. Pero el problema es de él y no tuyo. Lo que diga la gente no debería cambiar la forma en que uno se ve, lo que importa es ser como uno le gusta ser y no en la forma que uno “debería ser” para ser aceptado por un grupo. Tomarse las cosas personalmente demuestra que somos un poco egocéntricos porque pensamos que todo gira alrededor nuestro y que la gente gira alrededor de lo que hacemos, lo importante de este acuerdo es que al cumplirlo nos estaríamos protegiendo de sufrir y muchas veces por cosas que no vale la pena siquiera prestarles atención porque en ocasiones las personas dicen cosas para herirnos y ni siquiera nos conocen bien entonces lo importante es conocernos y respetarnos nosotros mismos y así no tomarnos nada personalmente.

Tercer acuerdo: no hagas suposiciones. No des nada por supuesto. Si tienes alguna duda, aclárala. Si sospechas, pregunta. Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que no tienen fundamento. Las suposiciones son ideas que nosotros creamos, no es nada más que una ilusión y no solo porque nosotros pensamos algo de alguna cosa, persona o situación se convierte en realidad. Cada vez que se crea una suposición uno corre el riesgo de salir herido porque con una suposición se espera más de lo que realmente está pasando, nos inventamos cosas, las hacemos personales, escuchamos y vemos solo lo que queremos y terminamos creyendo que todo eso era verdadero cuando en realidad es solo una red de mentiras. Cuando uno hace suposiciones sobre las personas siempre vamos a terminar decepcionándonos porque nadie es exactamente como uno piensa que son lo mejor en estos casos es tratar de conocer bien a las personas y buscar siempre la verdad, preguntar hasta que las cosas nos queden claras así nos aseguramos que no van a haber malentendidos en los cuales podemos salir con una herida emocional.

Cuarto acuerdo: haz siempre el máximo esfuerzo. Si siempre haces lo mejor que puedes, nunca podrás recriminarte de nada. Poder comprometerse a cumplir estos acuerdos requiero estar muy comprometido y con muchas ganas de hacerlo porque todos los acuerdos que con los años nos hemos hecho empiezan a formar parte de quienes somos y los convertimos en hábitos; estos hábitos son difíciles de romper y solo se lograra con un esfuerzo que se hace día a día. Hacer las cosas bien y esforzándonos al máximo nos crea un sentimiento de satisfacción al final del día porque uno nunca sabe cuándo va a terminar su vida, cualquier día en cualquier momento nos llega el fin y si uno vive siempre dando lo mejor, sea cual sea el día que nos toque dejar de vivir nos iremos orgullosos de nuestra vida porque en todo lo que hicimos nos dedicamos un 100% y dimos lo mejor de nosotros.

Estos cuatro acuerdos nos dan las herramientas para hacer la transformación una vida de Infierno, llena de sufrimientos a una vida como en el Cielo, plena y feliz y todo lo logramos cuando tomamos la decisión de quitarnos la venda de los ojos y empezamos a ver las cosas de la forma en que queremos verlas y no en la forma en que nos enseñaron a verlas.