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    La sociologa fguracionista de Norbert Elias:

    Crcas y contracrcas

    ENRIQUE GUERRA MANZO*

    * Profesor/Invesgador tular adscrito al Departamento de Polca y Cultura de la Universidad Autnoma Metropolitana-Unidad Xochimilco. Correo

    electrnico: [email protected].

    RESUMEN

    El presente arculo analiza tanto el programa de invesgacin de

    la sociologa guracionista culvada por Norbert Elias, como las

    crcas principales que ste ha recibido. Se trata de un programa

    centrado en los vnculos entre racionalizacin, violencia y procesocivilizatorio en el mundo occidental. El argumento principal

    es que las crcas que ha recibido la sociologa guracionista

    la han obligado a abrirse hacia nuevas reas de invesgacin,

    evolucionar hacia un mayor renamiento terico y sosca-

    cin emprica.

    Plbs cle:Sociologa guracionista / Proceso civilizatorio /

    Norbert Elias / Habitus.

    ABSTRACT

    This arcle explore the program of invesgaon of the guraonal

    sociology made for Norbert Elias, and some criques to this.

    This kind of sociology has for most import goal analyse the

    links between raonalizaon, violence and the civilizing processin the West World. Our principal argument is the criques

    to guraonal sociology have let it go towards news areas of

    invesgaon, evolve to high grade theorecal and empirical.

    Key Ws:Figuraonal Sociology / Civilizing Process / Norbert

    Elias / Habitus.

    Norbert Elias (Breslau 1897-Amsterdam 1990) consideraba que los lsofos reclaman para ellos mismos laautoridad an de dictar a otros campos sus mtodos y formas de explicacin vlidos. Para l, la losofa est

    basada en una forma arcaica de especulacin (trascendental) no emprica, que produce reexiones abstractasde poco valor cognitivo. Ella parte de la idea de la autoevidencia que no necesita demostracin, porque laconsidera obvia. Como ha observado Kilminster (2007), este tajante rechazo a la losofa es raro hallarlo enMarx, Comte o Durkheim.

    Martin Heiddeger justicaba su ruptura con Edmund Husserl del siguiente modo: la concepcin del yocomo objeto, propuesto por el intento de probar la realidad de las cosas sin m, es en s misma deciente. Sercon otros es constitutivo de los seres humanos. Aqu ya no hay necesidad de probar nada (Citado en Kilminster,2007: 973). La diferencia entre Heidegger y Elias, aduce Kilminster (2007), radica en que el segundo habla

    desde los modos de vida reales de seres humanos interdependientes como hominis aperti, no desde un abs-tracto concepto del Dasein (determinacin del ser). Las formulaciones del ser-con-otros, populares en la ontologade Heidegger, llegan a ser en Elias investigables redes de interdependencia de las personas en dinmicasguraciones, atadas las unas con las otras en varias dimensiones. Esa es la versin de Elias de la condicinhumana. l rechaza tajantemente a la losofa tradicional que postula al individuo aislado (homo clausus)como sujeto del conocimiento. Propone partir de la imagen de los homines aperti (orientados recprocamente

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    en guraciones) y tomar como sujeto del conocimien-to a las generaciones humanas que se han sucedidoen la construccin del conocimiento y del saber, enun proceso que no tiene principio. Slo as se puedeestablecer una sociologa del conocimiento poslos-ca que supere el dualismo ontolgico de un mundodividido entre sujeto y objeto (fuente de otras fal-

    sas dicotomas), que conduce a serios errores y blo-quea el acceso a un conocimiento con mayor grado deadecuacin a la realidad (o ms distanciado y menoscomprometido).

    De esta manera, observ en la sociologa la capa-cidad para asistir a los seres humanos a orientarseen las guraciones (o campos sociales) que forman yayudarlos a controlar las consecuencias no intencio-nales (o no deseadas) de sus acciones. As, pues, enElias hay una epistemologa, una tica y una sociolo-ga, que se encuentran fuertemente entrelazadas.

    Esta postura a contracorriente del pensamiento

    dominante en Occidente, centrado en la imagen delhomo clausus, ha generado fuertes crticas a la socio-loga guracionista cultivada por Elias. El propsitodel presente artculo es analizar algunas de ellas, ascomo el modo en que Elias y sus seguidores han reac-cionado ante las mismas. El argumento principal esque lejos de que la sociologa eliasiana se cierre anteesas crticas, stas le han obligado a claricar sus con-ceptos y a desarrollar su teora en nuevas direcciones,hacindola cada vez ms robusta.

    1. EL Programa dE INvEStIgaCIN dE NorBErt ELIaS1

    Elias se form como socilogo en el ambiente inte-lectual de la sociologa alemana de los aos veinte,dominada por el todava fresco legado de Max Weber.Karl Mannheim ayud a Elias a ponerlo en una rutaposmarxista, poslosca y a cultivar una sociologadel conocimiento ocupada en dilucidar los entrama-dos relacionales de la competencia y el conicto (gu-raciones), de las balanzas de poderes y las ideologas,hasta que l mismo logr ser ms independiente. Em-pero, tras el exilio de ambos en 1933, luego de la lle-

    gada de Hitler al poder, mientras el primero empez adesarrollar una orientacin historicista comparativabasada en el modelo de los tipos ideales de Max Weber,con la idea de ayudar al pragmatismo poltico y ela-

    boracin de planes gubernamentales en Inglaterra,la sociologa de Elias se desarrolla como salida cr-tica de Weber. Ello no slo lo lleva a distanciarse del

    1. La nocin de programa de invesgacin fue acuada por Lakatos (1982

    y 1985).

    pensamiento de Mannheim, sino tambin a apoyarsede modo muy distinto en Freud, con la intencin decomprender el rol de las fantasas y los miedos en lasluchas y conictos entre grupos sociales.2

    En El proceso de la civilizacin (publicada en1939), la obra magna de Elias, el problema central dela sociologa guracionista (su ncleo duro), especial-

    mente en su fase ms temprana, es el de los vnculosentre racionalizacin, violencia y proceso civilizatorio.Elias encuentra aqu que el proceso civilizatorio enOccidente aparece como un avance de la racionaliza-cin y la individuacin, de un lado, y de creciente dife-renciacin de las capas del aparato psquico, de otro.En Weber este proceso era inevitable. Para Elias elproceso civilizatorio no es irreversible, ni tiene nadade automtico y tambin puede conocer retrocesos.

    Weber (1977) localizaba el proceso de racionalizacinen la tica protestante y el espritu del capitalismo (esdecir, en el plano de la conciencia y de las ideas). Elias

    lo ve como un universal, cuyo desarrollo se acelera alincrementarse el monopolio de la violencia en terri-torios pacicados y la diferenciacin de las cadenasde interdependencia. El proceso civilizatorio, y portanto tambin la racionalizacin, no es un procesoque concierna slo a las ideas y al pensamiento, sino quetambin involucra cambios estructurales en el enterohabitus de las personas. Implica reparar en los cam-

    bios de la economa psquica en todas sus zonas: des-de el ego (el nivel ms exible de la conciencia y la re-exin) hasta el plano ms rgido y automtico de losinstintos y los afectos, el de la inconsciencia. As, talcomo el tejido social llega a desarrollarse hacia unamayor diferenciacin funcional, del mismo modo elaparato de autocontrol psquico llega a hacerse msdiferenciado y estable (Elias, 1989).

    A diferencia de Weber, Elias observa que la racio-nalizacin en Occidente est ligada tambin a la corte,las ciudades y las normas de caballera. La racionali-zacin, un aspecto del proceso civilizatorio, irrumpepor las presiones de todo el entramado de funcioneshacia una mayor previsin y calculabilidad. Primerose hace visible en la corte en el siglo XV, luego en la

    nobleza de Robe (XVI-XVII), despus en las capas dela burguesa (XVIII), en el siglo XIX en las masasy, nalmente, en otros pueblos no occidentales (XIX-XX).

    El proceso civilizatorio del medievo a la moder-nidad se explica como un proceso a la vez sociogen-tico (del lado de las estructuras, los campos sociales

    2. Para un tratamiento ms amplio de las anidades y diferencias entre

    Mannheim y Elias, vase Kilminster (2003).

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    o las guraciones) y psicogentico (del lado de loshabitus). Ello prueba que el concepto de guracin

    y el de habitus estuvieron siempre en el centro delprograma de investigacin de Elias desde la dcadade 1930. La sociognesis guracional del monopoliode la violencia y de los impuestos en una estructura

    burocrtica (el Estado), est ligada al incremento de

    la complejidad en la divisin social del trabajo, al in-cremento de la diferenciacin social y de las redes deinterdependencia entre los individuos. A medida queestos dos procesos se aceleran, aumentan las formasde violencia econmica, morales y simblicas (no fsi-cas), (Elias, 1989).

    A su vez, los anteriores procesos sociogenticosestn entrelazados con procesos psicogenticos en losindividuos (diferenciacin del yo y el super-yo),cambios en la estructura del habitus, que se registranen la siguientes direcciones: aumento de la psicologi-zacin o poltica interior (creciente autodominio, que

    implica el reforzamiento de un aparato de vigilanciainterior), racionalizacin de la conducta o polticaexterior (el aumento de un comportamiento previ-sor, ms calculador) y el crecimiento de patologasen el individuo. Aqu, Elias retoma ampliamente aFreud pero tambin toma distancia de sus ideas acu-sndolo de ser demasiado biologicista, no reparar enla historia y en la evolucin de la sociedad: las carac-tersticas descubiertas por Freud en las personas denuestro tiempo y conceptualizadas por l como unaestricta divisin de funciones mentales conscientes einconscientes, estn lejos de ser parte de una natura-leza humana invariable, es el resultado de un largoproceso civilizatorio, en el curso del cual el muro quesepara las necesidades libidinales de la consciencia seha hecho ms alto e impermeable (Elias, 2000: 416-417 y 410).

    En las tres dcadas que siguieron a la redaccindeEl proceso de la civilizacin,nuestro autor publicpoco, aunque no dej de escribir. Junto con su amigoNeustadt haba planeado convertir el Departamentode Sociologa de Leicester, Inglaterra, donde trabajentre 1954 y 1962, en la plataforma de lanzamiento

    de su perspectiva sociolgica. Para ello considerabaestratgico aprovechar su curso introductorio a lasociologa, cuyos materiales dieron lugar a su obraSociologa fundamental, publicada en 1970. Empero,las dcadas de 1950 y 1960 estaban dominadas porel estructural-funcionalismo de Parsons. Una socio-loga que vea a la sociedad compuesta por sistemassociales estticos, donde la historia era relegada alentendimiento de un pasado que no era esencial parasu adecuada comprensin. La sociologa histrica

    era cultivada slo por una minora de socilogos. Eneste contexto, la mayor parte de los estudiantes veaa Elias como un hombre inteligente y erudito, peropasado de moda, con ideas pertenecientes a la pocade la preguerra.

    El ao crucial para que empezara un mayor reco-nocimiento a su obra lleg en 1968, el ao de los mo-

    vimientos estudiantiles que recorrieron varios pasesde Europa y otras partes del planeta. El clima inte-lectual dominado por el estructural-funcionalismocomenz a cambiar. El proceso de la civilizacin depronto cay en terreno frtil y se convirti en un librode culto entre los estudiantes de Alemania y Holanda.Es entonces cuando Elias mismo y sus seguidores ha-cen esfuerzos por difundir sus trabajos. En 1969 sereimprime El proceso de la civilizacin y se publicaen alemn por primera vez La Sociedad Cortesana, su

    vieja tesis de habilitacin de 1933; en 1970 aparece,tambin en alemn, Sociologa fundamental. Una tra-

    duccin imperfecta e incompleta de El proceso de lacivilizacin circul en francs en 1973-1975 y aparecien la lista de los best-sellers de esos aos.

    Aprovech sus frecuentes visitas a Alemania yHolanda para ampliar las redes acadmicas entreprofesores y estudiantes. Varios de ellos no tardaronen emprender investigaciones desde la perspectivaeliasiana: Joham Goudsblom, Anton Blok, Cas Wou-ters (ste acu el concepto de informalizacin, queElias retom, para pensar los procesos civilizatoriosde las sociedades contemporneas), Abram de Swaan,Stephen Mennell y muchos otros. Gracias a entre-

    vistas en la televisin y la radio, a mediados de lossetenta Elias dej de ser una celebridad en el medioacadmico holands y alemn, para llegar a pblicoscada vez ms amplios.

    Los aos setenta fueron prolcos para Elias, ade-ms de la aparicin de sus tres libros anteriores, em-pez a publicar muchos artculos en ingls, que habausado como material para sus clases en Leicester ysus estancias en Holanda. La mayora de ellos se con-centraban en dos campos: deportes, ocio y teora delconocimiento. En los ochenta comenz a ser an ms

    demandado para impartir conferencias en varias uni-versidades europeas y abord temas muy diversos: lavida cotidiana, la vejez y la muerte, las modas arts-ticas, el gnero, entre otros (Goudsblom y Mennell,1998).

    A partir de 1975, era raro encontrar a Elias enInglaterra. Entre 1979 y 1984 j su residencia en unpiso del Zentrum Fr Interdisziplinre Forschung enla Universidad de Bielefeld. Luego decide radicar demodo permanente en Amsterdam, donde permane-

    EnriqueGuerraManzo,

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    Su estancia en Bielefeld obedeci a que en esauniversidad encontr lo que siempre haba buscadoen un centro acadmico: las piscina, el bosque, la at-mosfera intelectual Siempre me habra gustado vi-

    vir en un college,pero en Inglaterra nunca me lo ofre-cieron (Elias, 1995: 88). Entre sus colegas alemanes,Peter Gleichmann, Herman Korte y Michael Schrter

    jugaron un papel central en editar muchos de sus tra-bajos. En Alemania tambin empez a ser objeto deprogramas de televisin y artculos en la prensa. Supropia nacin le rindi altos honores. El primero deellos fue el prestigioso Premio Theodor W. Adorno,concedido en 1977 por la universidad de Frankfurt,la misma en la que en 1933 el nazismo haba frustra-do su carrera como docente. En 1986 el presidentede la Repblica Federal de Alemania, lo condecora

    con la Grosskreuz de Bundesverdienstordens,una delos ms altos reconocimientos de ese pas. La univer-sidad de Bielefeld lo nombra doctor honoris causa,

    y lo mismo hace en Francia en 1987 la universidadde Strasbourg III. Ese ao, en el cumpleaos 90 deElias, hubo dos rondas de conferencias en su honor

    y un nmero doble de la importante revista britnicaTheory, Culture and Society.Asimismo, en una vie-

    ja iglesia luterana de Amsterdam, Pierre Bourdieu,Inmanuel Wallerstein y otros seguidores de distintospases y disciplinas le rinden homenaje, que culminacon la entrega de la insignia Comander Of the Orderof Orange-Nassau, por parte del ministerio de edu-cacin en nombre de la reina Beatriz de Holanda. EnItalia se le hace acreedor del Premio Europeo Amalpor La sociedad de los Individuos, como el mejor li-

    bro europeo publicado en Europa en 1987 (Mennell1992).

    El boomde Elias en la dcada de 1970 y 1980, sibien lo hizo objeto de alabanzas tambin lo hizo decrticas. Ello lo llev a revisar su trabajo. De hecho,nunca dej de renar y extender su pensamiento ensu larga vida. Cuando senta que sus argumentos es-

    taban siendo simplicados u obscurecidos por los de-bates suscitados en esos aos, intent reformular susprincipales ideas de un modo diferente. Por ejemplo,cuando sus crticos acusaron que sus ideas sobre la

    violencia estaban inuenciadas por el obvio ejemplodel Holocausto, Elias intent analizar el desarrollode la sociedad alemana en todo el siglo XX. La obra

    Los alemanes(1999) fue su respuesta. De igual modo,se vio obligado a cambiar sus ideas sobre la posibledireccin del proceso civilizatorio y a aceptar la po-

    sibilidad de procesos descivilizatorios, explorar conmayor detalle desarrollos especcos de la sociedad,la cultura y el habitusparticular de distintos pases.

    La sociedad de los individuos, Sobre el tiempo, La

    teora del smbolo,entre otras fueron algunas de susrespuestas (Krieken, 2001).

    A pesar de los reconocimientos otorgados, nues-

    tro autor y sus seguidores an son una voz minorita-ria, aunque seria, en el medio acadmico sociolgicoalemn y holands. En el mundo anglosajn, pocossocilogos se sienten inclinados hacia su trabajo. Apesar de que sus principales obras han sido tradu-cidas al ingls desde 1979, as como a otras lenguas(francs, espaol, japons), todava es dbil la pre-sencia eliasiana en el pensamiento sociolgico mun-dial. No obstante, basta una revisin del ndice de loscuatro volmenes que Dunning y Mennell (2003) haneditado recientemente y que rene trabajos de inves-tigadores de distintos pases, para darnos una idea de

    las direcciones en que est siendo aplicado su pen-samiento en las ltimas tres dcadas: teora del co-nocimiento y de las ciencias, procesos civilizatorios,descivilizatorios, formacin de Estados, procesos deinformalizacin, clase, etnicidad y raza, guracionesde establecidos y marginados, gnero, sociologa delcuerpo y de las emociones, ocio, deporte y arte, re-ligiones, profesiones y organizaciones, crmenes yformas de justicia, medicina y psicoanlisis, usos deltabaco, alcohol y otras drogas. Es de esperar que estecrecimiento de la sociologa eliasiana siga cobrando

    vuelo en el futuro.

    2. CRTICAS A LA SOCIOLOGA FIGURACIONISTA

    Como ya se ha dicho, a medida que la sociologa gu-racionista fue ganando terreno en los aos setenta lascrticas no dejaron de llegar. Aunque aqu no es posi-

    ble detenerse en detalle a explicar cada una de ellas, ses imperativo ilustrar las seis principales direccionesdel debate.

    Eurocentrismo

    Han sido sobre todo antroplogos, cobijados bajo elrelativismo cultural, quienes han acusado a Elias deque la distincin entre sociedades ms civilizadas ymenos civilizadas es ofensiva para los grupos huma-nos. Uno de los principales exponentes de este puntode vista es Anton Blok quien, tras haber sido segui-dor de Elias, en la dcada de 1980 rompe con l. En suopinin, la distincin entre pueblos ms civilizados

    y menos civilizados tiende a legitimar el dominio deun grupo social poderoso sobre otro ms dbil (al que

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    se le etiqueta de primitivo). El nfasis de Elias enel control de las funciones del cuerpo o la represinde las caractersticas animales de los seres humanoscomo un proceso civilizatorio ascendiente, le impidedarse cuenta que hay otras culturas que manejan larepresin de los instintos de muchas maneras diferen-tes a la de Occidente. En consecuencia, deben usarse

    diferentes escalas para medir sus grados de civiliza-cin. No es posible emplear un slo concepto cient-co de civilizacin que mida la evolucin de todos lospueblos y culturas.3

    Blok concluye que el concepto de civilizacin esnativo de Occidente, contiene fuertes connotacionesnormativas, prejuicios y sentimientos de superiori-dad. Acusa a Elias de ser etnocntrico y un evolu-cionista unilineal, de justicar la dominacin de lospoderosos e incluso de racista (al negar que cadacultura pueda denir su propia humanidad y tachar alos pueblos primitivos de salvajes).4

    Empero, el socilogo de Leicester reconoce ex-plcitamente que existen diferencias en el habitusocaractersticas de la personalidad entre las diferentessociedades, culturas y etapas histricas. Pero no estinteresado en comparar las diferencias de personali-dad entre las diferentes sociedades de modo sincr-nico, sino en investigar los cambios diacrnicos a lolargo de amplios perodos histricos. Su estudio noes etnocntrico sino acerca de Europa. En otras pa-labras, el proceso civilizatorio requiere de dos medi-das u ordenes secuenciales que pueden expresarse demodo grco, el sociognetico y el psicogentico. Elprimer eje concierne a la estructura del desarrollo delas interdependencias sociales, incluyendo la divisinsocial del trabajo y la formacin del Estado. El segun-do eje de la escala se reere a la conducta civilizada ya los cambios en la estructura social de la personali-dad, que tambin es concebido en un orden secuen-cial, en el cual el desarrollo toma lugar discerniendola direccin a la que se dirige. Para Elias ambos ejesdeben ser explorados hacia atrs tanto como nos seaposible (Mennell, 1992). Esa grca puede usarse demodo heurstico para analizar cada cultura. l lo hizo

    slo para el caso de Europa, pero su esquema puedeaplicarse a otras reas culturales5e incluso a toda lahumanidad.6De hecho, antroplogos como Thoden

    van Velzen, han observado, en oposicin a Blok, queel concepto de civilizacin es utilizable tanto para

    3. Blok, 1982; postura a la que tambin se suma Wilterdink, 2003.

    4. Equetas citadas en Mennell, 1992: 230.

    5. Ikegami (1991) lo hace para Japn.

    6. Gousblom, 1995, y el propio Elias, 1994, en la lma fase de su vida,

    han intentado eso.

    sociedades altamente civilizadas como para pueblosconsiderados primitivos. Pero contrario a lo queargumenta Elias, aduce Velzen, tambin es posibleencontrar altos niveles de autocontrol en sociedadessin Estado a pequea escala como la etnia de los Ma-roons de Surinam, tambin conocidos como Bush-negroes (Citado en Mennell, 1992: 238-240).

    Acerca de la ltima observacin de Velzen,Goudsblom ha replicado que ste tiende a descuidarlos efectos de los regmenes coloniales y poscolonialesen la sociedad tribal que analiza. En todo caso, comoaduce Mennell, los cambios en el balance entre con-troles externos e internos pueden ser producidos porrutas alternativas a la formacin del Estado y la divi-sin social de funciones observadas en Occidente. Laevidencia arrojada por los estudios antropolgicos pue-de iluminar an ms nuestra comprensin de la diversi-dad de caminos civilizatorios seguidos por las diferentessociedades (Mennell, 1992).

    Evolucionismo unilineal

    Esta crtica aparece resumida en la obra de dos so-cilogos y lsofos alemanes, Axel Honneth y HansJoas, pertenecientes a la tercera generacin de laEscuela de Frankfurt. Observan que la forma en queElias explica el proceso civilizatorio en Occidente, es-pecialmente las dos ms importantes regularidadesde su gnesis y transformaciones, a travs de los con-ceptos de unidades en competencia en una gura-cin y el mecanismo de monopolio, tienen fuertessimilitudes con los conceptos de diferenciacin eintegracin del evolucionismo tradicional del sigloXIX. El desarrollo histrico es as concebido en con-formidad con un modelo lineal que ve un crecienteprogreso y nivel civilizatorio. Adems, su uso originalal vincular la dimensin psicolgica (estructuras dela personalidad) con la gnesis del mundo modernose atora pues no clarica sus relaciones con Freud.ste defenda la necesidad cultural de constreir losimpulsos, dados los requerimientos de la conviven-cia social, susceptibles de una justicacin racional.Elias, en cambio, pretende demostrar el incremento

    lineal de la necesidad de represin. Concibe la inter-nalizacin de tales controles slo como mecanismosautomticos impuestos a la conducta, que son inves-tidos a travs del miedo y la represin, y no como in-ternalizacin de normas dado el reconocimiento desu necesidad o utilidad, que se hacen exibles y acce-sibles para el ego. El yo como agencia (agency) inde-pendiente no existe en su modelo de la personalidad;es incorporado imperceptiblemente en el supery.

    Adems, conduce a su lector a suponer que ha habidoEnriqueGuerraManzo,

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    un decrecimiento lineal en las manifestaciones de laagresin en las relaciones interpersonales (Honneth

    y Joas, 1988).En esa misma direccin estn las opiniones del

    etnlogo alemn Hans-Peter Duerr, quien consideraque la nocin de proceso civilizatorio que nos ofreceElias no es sino un mito. Duerr aclara que no niega

    que haya habido proceso civilizatorio en trminos decambios macroestructurales en la tcnica, lo materialo en la burocracia, pero rechaza que ese desarrollohaya intensicado un mayor control social y que elhombre moderno tenga una economa libidinal com-pletamente diferente a la del pasado, as como unanueva psique, un nuevo habitus.Su tesis central esque en pequeas comunidades o grupos tribales delpasado el control social era muy estricto, tirante einescapable, mientras que en las sociedades con-temporneas ha llegado a ser ms diferenciado per-mitiendo gran variedad de conductas. Por tanto, los

    controles sociales se hacen ms ojos. Concede quela sociedad de hoy est ms conectada y entrelaza-da, pero las conexiones no son entre personalidadescompletas sino slo entre fragmentos de personali-dades. Por ello, a diferencia de las sociedades tribalesdel pasado, violar una norma tiene pocas consecuen-cias: si el individuo siente vergenza no pierde sucara, slo una de sus caras (Mennelll y Goudsbloom,1998: 254-256).

    Mennell y Goudsblom arman que Duerr se mue-ve en la poco sosticada diada tradicin/modernidadque se acu en el siglo XIX, que ofrece ejemplos fuerade contexto de diversas sociedades y, no establece lospuentes entre sus ejemplos en el plano micro (con-ductuales) y su relacin con la jerarqua social (el pla-no macro). Varios estudiosos han aplicado el modelode Elias a otros contextos no occidentales y han mos-trado su utilidad, sin que por ello se vean obligadosa suscribir un desarrollo unilineal del progreso. Noshan permitido conocer al proceso civilizatorio comorealidad y no como mito (Mennell y Goudsbloom,1998: 256).

    Por otra parte, Elias nunca se cans de insistir en

    que el desarrollo social involucra simultneamentediferenciacin, movimientos divergentes de progre-sin (no de progreso) y de regresin. Para estudiarla progresin y la regresin sugiri cuatro criterios omedidas generales, que permiten comparar diversassociedades: a) nmero de contactos rutinarios quelos miembros de las distintas capas sociales o gruposde edad o sexo mantienen en cierta fase del desarro-llo social comparada con otra; b) nmero, duracin,espesor y estabilidad de las cadenas de interdepen-

    dencia en un determinado estadio de desarrollo com-parado con otro; c) balance central de tensiones enuna sociedad (el nmero de los centros de poder au-menta con la creciente diferenciacin de funciones yla desigualdad en la distribucin del poder sin desa-parecer se reduce); d) el nivel de los tres controles

    bsicos de los hombres en una sociedad: el estado

    de los controles sobre el acaecer sobre la naturalezaextrahumana, el estado de los controles de los hom-

    bres entre s y el de cada individuo sobre s mismo;todos ellos cambian de modos muy peculiares en lasdiferentes fases de desarrollo de una sociedad, pero deninguna manera slo en el sentido de un simple incre-mento o reduccin (Elias, 1982: 294).

    As, el enfoque de Elias no es evolucionista uni-lineal, sino que exige el estudio multilineal del desa-rrollo de las sociedades.

    flls hisics

    Sin duda que varias de las observaciones de Elias so-bre el proceso civilizatorio (basadas sobre materia-les empricos) hoy aparecen ya anacrnicas, pues hahabido considerables avances historiogrcos desdela dcada de 1930 en que escribi sus dos primerasobras importantes (1982 y 1989). Las principales cr-ticas historiogrcas aparecen sintetizadas en un tex-to de Daniel Gordon (2003):a) Elias y sus seguidores (incluyendo a Pierre Bourdieu y

    Roger Chartier) exageran la inuencia de la corteen Francia como modelo jerrquico renado deconducta y su inuencia monoltica sobre laconducta civilizada. No reparan, arma Gordon,en la inuencia de la cultura de los salones bur-gueses que eran ms igualitarios y se basaban enel arte desinteresado de la conversacin comoun juego pleno de sociabilidad (en el sentido ob-servado por Erving Goffman y Georg Simmel):mientras en la corte la conversacin era un juegode suma-cero (alguien siempre ganaba y alguiensiempre sala humillado), en los salones bur-gueses nadie senta vergenza cuando aparecaalguien mejor que uno, se aplauda y honraba

    el mejor argumento. Es as como estos espaciosde civilidad entrenan y anticipan polticamentea una ciudadana familiarizada con la igualdad.Rerindose a la experiencia de estos salones,Jrgen Habermas ha usado el concepto de esferapblica apoltica para explicar cmo la democra-cia empez a desarrollarse en el seno del propiorgimen absolutista.

    b) En las obras eliasianas se iguala distincin y je-rarqua, pero no son equivalentes, pues hay for-

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    mas de distincin que no son jerrquicas en sucontenido. Hay otros modelos de civilidad queenfatizan la reciprocidad sobre la base de la dis-tincin (es el caso de los salones burgueses).

    c) Elias descuida la inuencia de la religin en elcomportamiento civilizado: por ejemplo, el artede la conversacin vena acompaado por di-

    mensiones ticas y cristianas.7d) La distincin entre cultura y civilizacin del pri-

    mer captulo de El proceso de la civilizacinevoca el nacionalismo vigente en la Repblica de

    Weimar, que Elias hace suyo tomando partidopor Alemania contra Francia.

    e) El impulso civilizador de las costumbres y bue-nas maneras no proviene principalmente de lasociedad cortesana, sino sobre todo de formas dedistincin burguesas (representadas por la culturade saln).8

    Roger Chartier ha respondido a los anteriores se-alamientos de Gordon. La acusacin sobre la distin-cin entre civilizacin y cultura usada por Elias en unsentido nacionalista es falsa, las utilizaa como catego-ras sociolgicas, pues l siempre se opuso a todo tipode ideologas. Las otras acusaciones, aduce Chartier,son ms serias pero no invalidan las tesis eliasianas,ms bien vienen a ampliarlas. EnLa sociedad corte-sanase deja en claro que no hay interpretacin mo-noltica de la corte sino bsqueda de comprensin delas condiciones psicolgicas que hacen posible la cor-tesa, no slo como principio jerrquico dentro de lacorte, sino tambin fuera de ella. La cultura de salnrepresenta lo que Elias llam ms tarde una elevadadesregulacin controlada y deleitable de las emocio-nes. Gordon se equivoca al sugerir que la persisten-cia de la civilidad tras la cada del Antiguo Rgimen yde la sociedad cortesana mina la explicacin de Elias,pues la corte y el absolutismo jugaron un papel cen-tral en la domesticacin de los guerreros y sus efectosno desaparecieron con su cada. Elias siempre enfatizque la sociedad cortesana no era el nico medio para lacivilizacin de los afectos, tambin vio, por ejemplo, que

    el mercado ejerca una elevada presin civilizatoria so-bre los comerciantes (Chartier, 2003: 301-303).

    7. Crca que tambin hace suya el historiador Kocka (1994: 98): Elias

    ha infravalorado el potencial de control interno de orgenes religiosos del

    hombre de la Edad Media y de la temprana Edad Moderna, al empo que

    ha sobrevalorado la tendencia moderna hacia la administracin racional

    de la vida afecva en forma de autodisciplina.

    8. Otros historiadores, como Le Roy Ladurie (2003), avalan los argu-

    mentos de Gordon. Opiniones similares aparecen en Garrigou y Lacroix

    (1997), especialmente en las secciones II y III.

    Aunado a lo sealado por Chartier, hay que agre-gar que Elias seal explcitamente que si bien lacorte era el principal espacio creador y difusor de losmodos civilizatorios en Occidente, siempre hubo unamezcla con otros modelos de conducta y fueron mo-dicados de acuerdo con la posicin de cada grupoque los asume. De hecho, observ que la conducta

    civilizada tiene tambin otras fuentes: las ciudades,la herencia grecolatina y cristiana que marcarona Europa. Pese a la importancia de la corte, ningunaclase o grupo es responsable del impulso civilizatorio:la causa ltima de los cambios decisivos debe bus-carse en las transformaciones que experiment todala guracin social (Elias, 1989: 424-426 y 502).

    Inconsistencias tericas

    Los embates a la sociologa guracionista en el planoterico estn representados por Stephen Breuer, De-rek Layder y Nicos Mouzelis. El primero de ellos hace

    tres objeciones a la obra principal de Elias (1989):a) Al otorgar demasiado nfasis al control de la vio-

    lencia y a las funciones de coordinacin e integra-cin de los rganos centrales en la produccin delorden social que da lugar al proceso civilizatorio,Elias descuid el sistema de produccin capitalistadominado por el mercado, que no est reguladopor centros de planeacin. As, la teora de la civi-lizacin eliasiana est construida sobre blocksdesocializacin pero no observa la lgica de la deca-dencia (descomposicin y anomia).

    b) Recientes desarrollos en el psicoanlisis llevan acorregir la visin de Freud sobre el modo en quelo arcaico permanece en lo civilizado. Elias no seocup de la economa libidinal a profundidad.

    c) A diferencia de la teora de sistemas cultivada porNiklas Luhmann, Elias no distingue entre inte-raccin, organizacin y sistema social.

    En suma, para Breuer, el socilogo nacido enBreslau subraya los aspectos de la integracin, cen-tralizacin y conductua del proceso civilizatorio, perodescuida los aspectos opuestos: desintegracin, des-

    composicin y anomia (tanto en el plano sociogenti-co como en el psicogentico) (Breuer, 1991).En relacin con la tercera objecin de Breuer,

    debe sealarse que Elias y Luhmann siempre se ig-noraron, sus respectivos planteamientos tienen pro-fundas diferencias. El primero vea al segundo comocontinuador de Parsons y partidario del pensamientodicotmico centrado en el homo clausus. No obstan-te, consider que el concepto de guracin recuperaen un marco diacrnico las dimensiones de la inte-

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    raccin, la organizacin y los sistemas sociales. En loque concierne a las dos primeras objeciones, es cier-to que Elias no abord con la misma profundidad losaspectos sealados por Breuer, pero su planteamien-to siempre estuvo abierto a ello, como demostraronsus obras posteriores a la dcada de 1930: relacionesentre establecidos y marginados, oleadas de informa-

    lizacin, nexos entre procesos civilizatorios y desci-vilizatorios, entre otros temas.

    Layder, por su parte, concentr su crtica en elconcepto de guracin. En su opinin, Elias fracasa alno incorporar lo que las teoras rivales ya explicaban,a la vez que depende de ellas para elaborar sus pro-pios estereotipos arbitrarios. Otros enfoques (comolos de Blumer, Mead, Shutz) tambin se presentanrechazando las concepciones atomsticas de la rea-lidad. De hecho, el estructuralismo y el funcionalis-mo son superiores al enfoque eliasiano. Por lo que elconcepto de guracin, que es acuado en un sentido

    ontolgico, no va ms all de los conceptos que buscasuplantar porque rechaza sus premisas epistemol-gicas. Estructura y sistema son nociones reicadaspara Elias. Pero con el concepto de guracin slo secaptan los vnculos de los seres humanos en sus cade-nas de interdependencia. Lo nico que puede decirsees cmo se registran los giros en los balances de poderentre las personas involucradas. Sin embargo, el modoen que este proceso ocurre en el plano de las intencio-nes de los actores no es revelado. En cambio, el inte-raccionismo simblico s lo hace, a la vez que obser-

    va la realidad en trminos procesuales. En suma, elconcepto de guracin no puede explicar los procesossociales como resultado de interacciones simblicasintencionadas. Es una nocin sin poder explicativo ymuy descriptiva (Layder, 2003).

    Eric Dunning se ha encargado de responder estacerva crtica de Layder. Aclara que el concepto deguracin se reere a las actividades humanas indi-

    viduales y a su interdependencia, esto es, implica re-ferencia tanto a la accin como la estructura. Adems,es falso que Elias haya usado el concepto de guracinen un sentido ontolgico, lo emple como un indica-

    dor del proceso social que investigaba: explorar las ca-denas de interdependencia sin prejuzgar su contenidoo sus propiedades ontolgicas. Es pues, un concep-to sensible con funciones concretas y con contenidoslo en el contexto de la investigacin terico/empri-ca especca en que se emplea. No es un concepto cir-cunscrito por una denicin en trminos de atributoso lmites establecidos, sino que se desarrolla de mododiferente en cada investigacin emprica.

    Layder se equivoca, agrega Dunning, al decirque no hay nada nuevo en el concepto de Elias y quees preferible el concepto de estructura que ofrecenGiddens o Cooley pues stos ltimos no explican,como Elias s lo hace, porqu la gente en Occidenterecurre a la experiencia de ellos mismos como homoclausus. La divisin sujeto/objeto, agencia/estructu-

    ra, individuo/sociedad, entre otras dicotomas, sonreicadas y corresponden a una experiencia real, porello son difciles de evitar. Elias nunca arm haberresuelto las dicotomas como aduce Layder, sino ms

    bien ofreci una ruta que puede ayudar a la teoriza-cin y a la investigacin de un modo ms fructfero enrelacin con lo que ha sido posible en el pasado. Rutaen la cual las dicotomas aparecen como obstculosepistemolgicos (Dunning, 2003).

    Aunado a lo sealado por Dunning, en mi opinin,Layder trata al concepto de guracin sin su ineludi-

    ble nexo con el concepto de habitus que permite apre-

    ciar con mayor claridad los aspectos intencionales-valorativos-emocionales de los actores involucradosen sus interacciones y cadenas de interdependencia(guraciones).

    Parecen ms fructferas las apreciaciones de NicosMouzelis, quien considera que las principales fallastericas de la sociologa guracionista radican en ex-plicar porqu algunas veces el incremento de la divi-sin social del trabajo y de las cadenas de interdepen-dencia llevan al aumento en la autoregulacin y enotros casos no. Cree que la solucin no est en dirigirla mirada a si hay civilizacin o no en otras reas delplaneta o si ello es exclusivo de Occidente, sino enatender esas fallas tericas; para superarlas proponelo siguiente:a) Deben establecerse ms vnculos signicativos

    entre interdependencia y conducta civilizada,procediendo a un mayor renamiento de ambascategoras. En ese sentido, es correcta la distin-cin propuesta por Dunning9 entre tipos de in-terdependencia funcionales y segmentarios quellevan a diferentes tipos de autocontrol.

    b) Se requiere ir ms all de la tendencia de la teora

    eliasiana a renunciar a pretensiones universalis-tas, en su afn por concentrarse en contextos his-tricos (espacio/temporales) especcos. Se debenconstruir ms subteoras que permitan explicarlos procesos civilizatorios/descivilizatorios y sudialctica en esferas especcas (economa, pol-tica, religin, familia, el deporte y el ocio). Porejemplo, las misas catlicas son muy diferentes

    9. Vase contribucin de Dunning en Elias y Dunning, 1992.

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    de las estrictas congregaciones calvinistas, aun-que ambas son ms civilizadas que las reunionespentecostales, donde se acenta la desregulacin

    y ausencia de controles afectivos.

    Hasta ahora, concluye Mouzelis, Elias y sus se-guidores han prestado mayor atencin a los aspectos

    guracionales/estructurales sobre las dimensionesculturales (la autonoma relativa de los valores) y sucrucial impacto en los procesos civilizatorios. As, elincremento de la divisin social del trabajo y de lainterdependencia puede conducir a una mayor dife-renciacin de las estructuras de la personalidad. Perotambin estas personalidades diferenciadas, dadoque adoptan los valores de modos distitnos, puedenllevar a interpretar la divisin social del trabajo demaneras que lleven a la autoregulacin o la autodes-regulacin. Si la sociologa procesual quiere respon-der a estos desafos es preciso hacerla ms robusta

    abrindola al dilogo con otras teoras.10Por ejemplo,el concepto de guracin de Elias puede combinarsecon las nociones de estructura de Giddens. Y algo pa-recido puede hacerse con los otros conceptos acua-dos por la sociologa procesual (Mouzelis, 2003).11

    Las siguientes dos crticas provienen, sobre todo,de los propios seguidores de Elias. Actitud que ilustraque la sociologa guracionista ha buscado respondertanto a los desafos lanzados por otras escuelas comoa los que vienen de su interior.

    La sociedad permisiva

    En los aos sesenta y setenta del siglo pasado enmuchos pases hubo una oleada de tendencias co-lectivistas etiquetadas como manifestaciones de unasociedad cada vez ms permisiva: nuevos movimien-tos sociales, expresiones contraculturales (como losgrupos hippies), mayor libertad sexual, cambios depoder entre los gneros. Muchos vieron en ello unaprdida de los controles y el ascenso de conductassociales cada vez ms informales. Signicaba queel proceso civilizatorio entraba en reversa? Fueronlos seguidores de Elias ante todo quienes trataron de

    10. Garca Marnez (2006: 360 y 390) comparte estas apreciaciones de

    Mouzelis. Cree que el enfoque eliasiano debe ser complementado con

    las teoras de Marx, Durkheim, Weber, Mead y Simmel, pues slo as se

    podra profundizar en las cuesones ms nucleares y controverdas del

    estudio del proceso de la civilizacin.

    11. Empero, los seguidores de Elias han sealado que una dicultad cen-

    tral para el acercamiento con otras teoras rivales es que son tributarias

    del pensamiento dicotmico, derivado a su vez de la imagen del homo

    clausus sobre el que se han desarrollado las ciencias sociales. Vase, por

    ejemplo, la comparacin entre el enfoque de Elias y el de Giddens que

    hace Kilminster, 2003, IV.

    responder a esta pregunta (Cas Wouters, Abram deSwan, entre otros). Elias y algunos de sus discpulospostularon que las oleadas de informalizacin no seoponen al proceso civilizatorio, sino que lo continanen un plano ms elevado en el que imperan las auto-coacciones sobre las coerciones heternomas.12

    El uen e l bbizcinLas explosiones de violencia ocurridas en el siglo XX yen lo que va del XXI han obligado, tanto a partidarioscomo a detractores de la sociologa guracionista, aprestar mayor atencin a los procesos decivilizadoreso de barbarizacin.

    El consenso entre los seguidores de la sociologaguracionista es que el tema debe abordarse a partirde las sugerencias de Elias: dilucidando la coexisten-cia entre procesos civilizadores y procesos deciviliza-dores.13 Pero dieren en la ruta para continuar conesa empresa. Dado que es poco viable por el momento

    elaborar una teora general sobre los colapsos civili-zatorios, Mennell propone centrar la atencin en elimpacto de los procesos decivilizatorios en la cultura yel plano del habitus (Mennell, 1992). Abram de Swaaninvita a distinguir entre procesos decivilizatorios (quepresuponen colapso en el monopolio de la violenciapor parte del Estado y un incremento en la violen-cia social) y procesos discivilizatorios (un crecimien-to de la violencia en ciertos mbitos conductuales ycontextos sociales, pero sin que el Estado pierda elmonopolio de la violencia). De esta forma, se puedenestablecer cuatro escenarios o tendencias para ana-lizar las conexiones entre civilizacin y barbarie ensociedades con Estado y sin Estado:a) Procesos civilizatorios tpicos (como el observado

    por Elias): monopolio de la violencia por parte delEstado y elevados autocontroles.

    b) procesos discivilizatorios: monopolio de la vio-lencia estatal pero con violencia en ciertas reasdel tejido social.

    c) procesos descivilizatorios: erosin de la violenciaestatal y aumento de la violencia social.

    d) procesos civilizadores sin Estado: ausencia de

    monopolio de la violencia pero existencia de ge-neralizados autocontroles y pacicacin dentrode la comunidad.14

    12. Al respecto, vase Elias (1999), Wouters (1977) y Mennell (1992).

    13. Tal vez el tema de la violencia y sus nexos con los procesos civiliza-

    torios y descivilizatorios sea el que mayor urgencia ene de alcanzar un

    mayor renamiento tanto en el plano emprico como en el terico.

    14. De Swaan Dyscivilizaon. EnriqueGuerraManzo,

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    3. CONCLUSIN

    Como puede apreciarse, los retos lanzados tanto pordetractores como seguidores de Elias han obligado ala sociologa guracionista a buscar tanto un mayorrenamiento terico como a abrirse a nuevas reasde investigacin. Si la sociologa guracionista se tor-na ms robusta o si involuciona depender en gran

    medida de su capacidad para resolver los anterioresproblemas terico/empricos de modo ms ejemplarque las dems escuelas sociolgicas.

    Sin embargo, considero que el vigor que cobre lasociologa guracionista depender tambin de su ca-pacidad para seguirse desarrollando en el horizontetrazado por Elias: el de una sociologa orientada a de-rrumbar mitos que permean el conocimiento social,capaz de alumbrar los entramados sociales y ofrecerun creciente conocimiento a los seres humanos a nde alcanzar mayores niveles civilizatorios. Todo ello,dando cuenta del doble carcter sociognetico y psi-

    cogntico de las guraciones sociales, construyendosus conceptos ms all de las dicotomas que brotande la imagen del homo clausus que impera en la lo-sofa y en las ciencias humanas.

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