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por las repoblaciones forestales. Otras muchas eran de construcción tan ruda que el tiempo las desmoro- nó y hoy son irreconocibles o pasan por simples co- rrales. Pero todavía quedan muchas construcciones que constituyen un retazo vivo de nuestra historia más cercana, y merece la pena conocerlas. Nuevos proyectos Los libros de Domingo Pliego han guiado a varias ge- neraciones de excursionistas madrileños. Con 75 años a cuestas sigue en la brecha, ca- minando y trasladando sus ex- periencias a los aficionados, aunque eso sí, «adaptándose a las posibilidades». Esta circuns- tancia es la que está detrás de su última obra. En el prólogo de Por los escenarios de la Guerra Civil confiesa que el curso de sus excursiones por la sierra E N la cumbre de Cabeza Líjar, en el cordal que va desde el puerto del León al Abantos, se distingue fácilmente un enorme búnker en perfecto estado de conservación. Este refugio de hormi- gón es la huella más evidente de las fortificaciones que se levantaron por toda la sierra de Guadarrama durante la Guerra Civil. Los entendidos hablan de más de cinco mil restos de construcciones defensivas alzadas en la sierra y su entorno durante aquél trágico periodo. En el ca- tálogo hay de todo: búnkeres, fortines, trincheras, refugios, puestos de observación, para- petos… y de toda factura: hor- migón, piedra seca, excavacio- nes subterráneas, etcétera. Al final de la guerra, muchas forti- ficaciones republicanas fueron destruidas o «desaparecieron» fortificada EN LOS PRIMEROS DÍAS DE LA GUERRA CIVIL EL EJÉRCITO FRANQUISTA INTENTÓ LLEGAR A MADRID CRUZANDO LA SIERRA DE GUADARRAMA POR LOS PUERTOS DE SOMOSIERRA Y DEL LEÓN. NO LO CONSIGUIÓ Y EL FRENTE QUEDÓ ESTANCADO EN LA MONTAÑA DURANTE VARIOS AÑOS. AMBOS EJÉRCITOS SEMBRARON LA SIERRA DE FORTINES, TRINCHERAS Y BÚNKERES. MUCHOS HAN DESAPARECIDO O SON IRRECONOCIBLES, PERO OTROS QUEDAN EN PIE COMO TESTIGOS DE AQUÉL DRAMÁTICO PERIODO, DÁNDONOS LA POSIBILIDAD DE CONOCER LA SIERRA CON OTROS OJOS. Este es uno de los propósitos de Domingo Pliego con la Guía Por los escenarios de la Guerra Civil. 28 excursiones en las Sierras del Rincón, Guadarrama y Malagón que acaba de publicar la Editorial Desnivel. 40 GE abril 2009 grandes espacios, abril 2009, 41 sierra La EXCURSIONES «BÉLICAS» POR GUADARRAMA Vista desde el interior del b nker de Cabeza L jar. En la otra p gina, nido de ametralladoras en La Retamosa, en el valle de Lozoya. DARIO RODRÍGUEZ / DESNIVELPRESS

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por las repoblaciones forestales. Otras muchas erande construcción tan ruda que el tiempo las desmoro-nó y hoy son irreconocibles o pasan por simples co-rrales. Pero todavía quedan muchas construccionesque constituyen un retazo vivo de nuestra historiamás cercana, y merece la pena conocerlas.

Nuevos proyectos Los libros de Domingo Pliego han guiado a varias ge-neraciones de excursionistas madrileños. Con 75 años

a cuestas sigue en la brecha, ca-minando y trasladando sus ex-periencias a los aficionados,aunque eso sí, «adaptándose alas posibilidades». Esta circuns-tancia es la que está detrás de suúltima obra. En el prólogo dePor los escenarios de la GuerraCivil confiesa que el curso desus excursiones por la sierra

EN la cumbre de Cabeza Líjar, en elcordal que va desde el puerto del Leónal Abantos, se distingue fácilmente unenorme búnker en perfecto estado deconservación. Este refugio de hormi-gón es la huella más evidente de las

fortificaciones que se levantaron por toda la sierra deGuadarrama durante la Guerra Civil. Los entendidoshablan de más de cinco mil restos de construccionesdefensivas alzadas en la sierra y su entorno duranteaquél trágico periodo. En el ca-tálogo hay de todo: búnkeres,fortines, trincheras, refugios,puestos de observación, para-petos… y de toda factura: hor-migón, piedra seca, excavacio-nes subterráneas, etcétera. Alfinal de la guerra, muchas forti-ficaciones republicanas fuerondestruidas o «desaparecieron»

fortificadaEN LOS PRIMEROS DÍAS DE LA GUERRA CIVIL EL EJÉRCITO FRANQUISTA INTENTÓ LLEGAR A MADRID

CRUZANDO LA SIERRA DE GUADARRAMA POR LOS PUERTOS DE SOMOSIERRA Y DEL LEÓN. NO LO CONSIGUIÓ Y EL FRENTE QUEDÓ ESTANCADO EN LA MONTAÑA DURANTE VARIOS AÑOS.

AMBOS EJÉRCITOS SEMBRARON LA SIERRA DE FORTINES, TRINCHERAS Y BÚNKERES. MUCHOS HAN DESAPARECIDO O SON IRRECONOCIBLES, PERO OTROS QUEDAN EN PIE COMO TESTIGOS DEAQUÉL DRAMÁTICO PERIODO, DÁNDONOS LA POSIBILIDAD DE CONOCER LA SIERRA CON OTROS OJOS.

Este es uno de los propósitos de Domingo Pliego con la Guía Por los escenarios de la Guerra Civil. 28 excursiones en las Sierras del Rincón, Guadarrama y Malagón que acaba de publicar la Editorial Desnivel.

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sierraLa

EXCURSIONES «BÉLICAS» POR GUADARRAMA

Vista desde el interior del b�nker de Cabeza L�jar. En la otra p�gina, nido de ametralladoras en LaRetamosa, en el valle de Lozoya.

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reveló como un tesoro. En el curso de una de sus vi-sitas a este archivo, Domingo descubrió, casi acci-dentalmente, que en sus estantes se guardaban losmapas con la situación de todas las fortificacionesconstruidas durante la guerra. A partir de aquí, laempresa parecía fácil, sólo había que trasladar las vie-jas coordenadas Lambert, en desuso, a las nuevas co-ordenadas UTM, y trasladarlas a un aparato GPSpara encontrar todas estas fortificaciones. Sin em-bargo, no fue tan sencillo. El equipo de investigado-res comprobó que muchas construcciones, sobretodo republicanas, habían desaparecido, otras care-cían de interés por su estado ruinoso y algunas se en-contraban fincas particulares. Domingo cuenta que

había pasado a menudo junto a ruinas de la GuerraCivil, pero que nunca les había prestado mucha aten-ción. Pero los tiempos cambian y un día empezó a pi-carle la curiosidad. Domingo y su grupo de incondi-cionales se echaron al monte y hurgaron en los archi-vos con el propósito de encontrar restos de la guerraen la sierra. En aquellas excursiones «histórico-ar-

queológicas» tomaban las coordena-das de los restos localizados y des-pués los situaban en los mapas confotografías y croquis, al objeto de irhaciendo un modesto inventario.

De manera inesperada, el Archi-vo Histórico Militar de Madrid se

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ALpoco del levantamiento, ysospechando que el ejército

«nacional» intentaría asaltar Ma-drid por la Sierra, el ejército repu-blicano formó un grupo de solda-dos para cubrir ese frente quetomó el nombre de Batallón Alpi-no. El grupo se formó con volun-tarios aficionados a la montaña, ya él fueron muchos montañeros,escaladores y esquiadores madri-leños punteros de la época, comoTeógenes Díaz, Ángel Tresaco, Mi-guel Oronoz o Manolo Pina.

Por el batallón también pasa-ron poetas como Enrique Mansoy Luis Cernuda. Los seiscientoshombres que formaron el bata-llón fueron los encargados de de-

fender la sierra en su sector máselevado e inhóspito. Hoy, lospocos supervivientes de aquélmítico batallón que sufrió másbajas por el frío que por las balasdel enemigo (al menos durante laguerra, ya que después sufrieron

un brutal represión) se reúnen undía a la semana en el Café del Ba-rógrafo en la calle del Príncipe deMadrid. Llevan haciéndolo desde1942, aunque de forma clandesti-na hasta la llegada de la demo-cracia. Cada vez son menos los que

quedan de aquél batallón que de-fendió Madrid desde los más altodel Guadarrama. La historia del Batallón Alpino

está recogida en un capítulo dellibro Crónica Alpina del siglo XX,de César Pérez de Tudela. (Edicio-nes Desnivel. Madrid 2004).

El Batallón Alpino

Arriba, la trinchera llamada dela Muerte, el hambre y lamiseria, en La Retamosa. A laizquierda, P�rez de Tudelacon varios sobrevivientes delBatall�n Alpino, que aparecearriba en una foto de �poca.Encima, trinchera en LasReti�eras.

«LOS ENTENDIDOS HABLAN DE MÁS DE CINCO MIL RESTOS DE

CONSTRUCCIONES DEFENSIVAS ALZADASEN LA SIERRA Y SU ENTORNO DURANTE

AQUÉL TRÁGICO PERIODO»

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Además del propósito excursionista que natural-mente alberga esta guía, el grupo que la ha hecho po-sible quiere llamar la atención sobre el valor patrimo-nial de estos restos, que podrían constituir la base deitinerarios históricos, como se ha hecho ya en otras re-giones de España y en varios países europeos. [G.E.]

grandes espacios, abril 2009, 45

cuando se acercaban a un importante fortín en el en-torno de Gascones guiados por el GPS se dieron debruces con la tapia de un cementerio.

28 itinerariosEl resultado de la investigación de varios años se haplasmado en una guía que recoge veintiocho itine-rarios por un sector de la cordillera Central que

comprende parte de la sierra de Ay-llón, toda la sierra de Guadarrama,desde el puerto de Somosierra a lasalturas del San Benito, y la parteoriental de la sierra de Malagón,desde Cueva Valiente a los altos del

Boquerón y las estribaciones hacia Peguerinos. Elsector de la sierra de Guadarrama fue el más dispu-tado, pues en él se encontraban los puertos más im-portantes que contaban con carreteras apropiadaspara paso de un ejército: Somosierra, Navacerraday el Alto del León. Es natural pues que sea en los al-rededores de estos pasos donde están los mejores ex-ponentes de arquitectura militar. Otros puertosmenos importantes como el de Navafría, el de Lo-zoya, y el del Cardoso, este último en la sierra de Ay-llón, también fueron objeto de duros enfrenta-mientos y conservan restos evidentes de la guerra,pero menos interesantes por pertenecer a construc-ciones más rústicas.

44GE abril 2009

El relato de un pastorDESCENDÍAMOS de la cumbre de

la Cabeza de Piñuécar, despuésde haber visitado los restos del anti-guo puesto de mando de García Es-cámez, cuando, al pie de la ladera sur,encontramos a un pastor cuidandoun hato de ovejas.

–¿De dónde vienen ustedes?– De Madrid, y usted, ¿de dónde es?– De aquí, de Piñuécar.– Estamos buscando por aquí res-tos de la guerra – Allí arriba estaba el puesto demando.– Sí, sí. Venimos de verlo. ¿Estuvousted en la guerra?– Sí. En el 36 yo tenía dieciséisaños. A los pocos días de la rebe-lión me llamó el cura del pueblo –¡Tú, a la plaza! – Allí me encontrécon otros compañeros, éramos die-ciséis, entre ellos el hijo del alcalde–Pues no será para nada malo,pensé, si está éste aquí. Nos subie-ron a un camión y nos llevaron a laNava. Allí tuvimos que cavar unagran fosa para enterrar a dieciochofusilados.– ¿Hay por aquí búnkeres o restosde la guerra?– Muchos. Habrán visto unatrinchera bajando de la Cabeza.– Sí, a media ladera.

– Esa era la segunda línea. Más ade-lante, tras aquella cerca, estabanlas cocinas. Nosotros traíamos elagua desde la Acebeda. Más allá,cerca del depósito, hay muchosnidos de ametralladora. Era la pri-mera línea.– ¿Queda muy lejos? ¿Media hora?¿Está lejos la Peña del Alemán?– Menos, menos. Pueden saltar lasvallas o rodear. Si saltan, no dejenlos zarzos abiertos.– Ya tenemos cuidado de hacerloasí. Saltaremos las vallas en vez derodear.– No se, no se, como van con lasmujeres …– No se preocupe, andan bien.Bueno, adiós. Cuídese.

Nos separamos. El pastor y su pe-rrillo continuaron empujando elhato ladera arriba. Nosotros segui-mos hacia el sur para alcanzar elalto de la Retamosa, donde ahorahay un depósito de agua. Unos me-tros más allá comenzamos a encon-trar trincheras, refugios y nidos deametralladoras enfrentados a laPeña del Alemán donde estaban lasposiciones republicanas.

Domingo Pliego Vega14 de enero del 2006

Domingo PliegoEditorial Desnivel.288 páginas a todo color. 11 x 19 cm. 17 euros

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Caminandopor los escenarios de la Guerra Civil

En la foto grande, exterior delb�nker de Cabeza L�jar. En elrecuadro, la sierra vista desdeel interior de un b�nker delgrupo situado en el cerroPi�u�car.

PONEMOSen tus manos el extraordinario tra-bajo de campo llevado a cabo por Domingo

Pliego para localizar los numerosos restos quela Guerra Civil española dejó dispersos por lassierras próximas a Madrid. ¿Cómo llegar hastaellos? Pues recorriendo a pie los casi treinta iti-

nerarios arqueológicos propuestos por el autoren los que, además de conocer cómo se des-arrolló la Guerra en estos lugares, podremos de-leitarnos con paisajes de gran belleza. Cada itinerario se presenta pormenorizada-

mente descrito, con su correspondiente ficha

técnica y mapa, todo ello ilustrado con las fo-tografías más representativas. Además, si el GPS forma parte de tu equipo,

te indicamos las coordenadas geográficas oway points de los puntos de paso más signifi-cativos.

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a Guadarrama

a SanRafael

a Cercedilla

La Sevillana1.557

La Sevillanita

Puerto del León

1.509

Puertode Tablada1.498

Sevil.557

N-VI

1.564

Línea de alta tensión

Línea de alta tensión

Instalacionesmilitares

Restaurante

Descendemos del peñascal ynos situamos en una praderita quehay al norte del mismo. Avanzandocasi en línea recta al norte, encon-traremos enseguida un refugio decatenaria en buen estado, con tra-zas de estar siendo utilizado porhabitantes ocasionales. Si segui-mos avanzando sin perder altura,ligeramente al nordeste daremoscon otros dos del mismo tipo, tam-bién en buen estado, próximos alcortafuego que discurre bajo lalínea de alta tensión.

Volviendo hacia el peñascal y alas ruinas de las casas de la mese-ta central, continuamos hacia elsur, aproximándonos a la cerca dealambre que hay a la izquierda. En-seguida vemos otro llamativo bún-ker, que se levanta en el centro dela meseta cimera. El acceso se hacepor un pasillo en doble L y una es-calera que sube hasta la cámara detroneras.

Dejamos el búnker atrás paracruzar la alambrada por el mismopunto. Unos diez metros al oestese encuentran los restos de ungran barracón, quizá el centro demando del sector. Seguimos haciael suroeste, atravesando una puntade pinar, y enseguida damos vistaa otros restos, situados en la puntade un peñascal, muy cerca de lalínea de alta tensión y de la chime-nea de ventilación de los túnelesde la autopista. Esta posición,desde la que se domina la subidade San Rafael al puerto, serviríapara proteger la retaguardia. El pa-rapeto de hormigón está al bordemismo de un pequeño acantiladovertical en el que los aficionadospractican la escalada.

Descenderemos desde estepeñón hacia el puerto de Guadarra-ma por una suave ladera. Pasamosotra cerca por una talanquera y enunas tres horas desde el inicio al-canzamos el puerto, donde aúntendremos ocasión de ver más res-tos si disponemos de tiempo. ■

grandes espacios, abril 2009, 4746GE abril 2009

Desde el aparcamiento del alto delLeón, cruzamos al lado norte de lacarretera y comenzamos a subirpor un camino. Franqueamos unapuerta y nos dirigimos a un postede alta tensión.Cerca de su base dencontramos el primer búnker conun pequeño refugio detrás. Segui-mos hacia el nordeste, ganando al-tura a media ladera y llegando en-

seguida a los primeros pinos.Pocos metros más arriba y ligera-mente al este se encuentran losrestos de un observatorio, y al ladoun puesto de tirador. El siguientepunto de interés está en la laderaoriental del cerro. Se trata de unbúnker con el techo volado, proba-blemente un observatorio. En elentorno vemos restos de refugios a

AL NORTE DEL PUERTO del León se levanta el cerro de La Se-villana, dominado desde los primeros días de la guerra por lasfuerzas rebeldes, que fortificaron esta altura con numerosos

nidos de ametralladora, observatorios, refugios y trincheras para for-mar una «posición en erizo». El recorrido propuesto revela un sor-prendente número de restos, algunos bastante bien conservados, a losque tenemos que añadir los que aún quedan en la llamada loma delCampamento, una meseta ligeramente más baja que la cumbre de LaSevillana, situada en la ladera occidental de la misma.

» DESCRIPCIÓN DE LA EXCURSIÓN

A la izquierda, una joven excursionistaposa encima de un búnker bienconservado. Abajo a la izquierda,entrada a otro búnker.

Cerro de la sevillana FICHA TÉCNICA Longitud: 4 km. Desnivel: 75 m. Tiempo: 3 h a 3 h 30 min.Dificultad: poco difícil. Época aconsejable: todo el año, exceptoen invierno, cuando la nieve cubre las zonas altas. Cartografía:hoja 508-III del IGN, escala 1:25.000. Acceso: Carretera N-VIhasta el puerto del León.

LA guía Por los escena-rios de la Guerra Civil

contiene 28 excursiones porlas Sierras del Rincón, Gua-darrama y Malagón. Los iti-nerarios intentan reunir losejemplos más interesantesde construcciones bélicas deuna zona, y pueden ser cir-culares o lineales. En algu-nas zonas se sugieren variositinerarios en vez de plante-ar un único recorrido detodo el entorno, con objetode ofrecer distintas alterna-tivas para la visita tranquilade aquellos escenarios. Los

itinerarios están descritoscon todo lujo de detalle parafacilitar el hallazgo de lasruinas que, en muchas oca-siones, no están a la vista yson difíciles de encontrar, loque convierte a las excursio-nes en un divertido juego deorientación. Los excursionis-tas que utilicen aparatosGPS no tendrán ningún pro-blema pues cada resto estáseñalizado con coordenadasUTM. A modo de ejemplo re-producimos un extracto deuna de las excursiones másinteresantes.

A modo de ejemplo

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fortificadasierraLa

cielo abierto, parapetos y trinche-ras que recorren la ladera orientaldel cerro. Continuamos en direc-ción norte y a poco más de cienmetros, enmascarado en el terre-no, encontramos el siguiente bún-ker. Sesenta metros más al norteencontramos un pozo de tirador enbuen estado. Hay bastantes pozossimilares en la ladera entre uno yotro búnker y diversos tipos de re-fugios o almacenes. Seguimos amedia ladera hacia el norte, encon-trando enseguida un refugio y dos-cientos metros más al norte unaespecie de pozo de tirador cubiertoadosado a un peñasco.

Empezamos a rodear la laderanorte del cerro, aproximándonos auna línea de alta tensión que atra-viesa la sierra. Pasamos junto aotros dos refugios en buen estadoy llegamos a un llamativo búnker,construido en lo alto de un peñas-cal. Seguimos bordeando el cerrohacia el oeste casi al mismo nivel ypasamos por encima de un refugioobservatorio cuya entrada se hacepor una estrecha trinchera rocosa.Después zigzagueamos entre lastrincheras de la ladera norte, pasa-mos una cerca de alambre y alcan-zamos el siguiente búnker. Desdeaquí se controlaba el puerto de LaTablada y las líneas republicanas,situadas en las laderas del cerro deMatalafuente, por encima de lasPeñas del Arcipreste. Remontandolos escasos metros que nos sepa-ran de la meseta cimera, avanza-mos hacia el sur por la derechaentre el arbolado. En la cara occi-dental de unos peñascos encontra-mos las ruinas casi irreconociblesde varias casas o refugios. A pocadistancia al noroeste hay un peñas-cal donde se levanta una pareja depequeños fortines, con las tronerasapuntando al puerto de La Tabladay al valle del Gudillos.