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~ f r». '. ~'0 i "\,-\:?=.. \\. \~---- C' t o J 4 /,10' .. .------ /J -\ . . ,..-:. />- El no roes te arge nt ino y el espacio andino en las pr imeras de ca da s del siglo XIX 1 - . - S AR A M AT A de L6PEZ L a e xp re si on " hi st or ia r eg io na l" , a cu fi ad a h ac e y a a lg un as d ec ad as p or l a e sc ue la f ra nc es a , a lc an z6 j un to a r eg i6 n y r eg io na li za ci on - pr oc ed en te s de di ferente s cienc ias sociales y en particular de la economia, la fge ografia y la sociologfa- un protagonismo i nusit ado a parti r de los afios '90 del siglo XX. Un a r ef le xi on s e i mp o ne : d il uc id ar l os m ot iv es p or l os c ua le s u na p ro bl ema - tica de escala y de universo a na li ti co a lc an za , p ar ti cu la rm en te e n e st os a fi os , t al p ro ta go ni smo . To do s s ab emo s q ue l a h ls to ri og ra fi a re sp on de a l os p ro bl e- ma s q ue l as so ci ed ad es e nf re nt an en cad a memento h is to ri co . No e s e xt ra fi o, entonc e s, q ue al d eb il it am ie nt o e n l os t il ti mo s a fi os d e l as c on st ru cc io ne s n a- c io na le s e n e l a lt ar d e l a " gl ob al iz ac io n" que su o ne l a e xp an si on d e l os me r- cados capitalistas y la aceleracion de las comunicaciones le suceda el r eo rd en ami en to e sp ac ia l y e co no mi co y l a v al or iz ac i6 n e nf at ic a, y no pocas v ec es fa na ti ca , de las identi d ad es l oc al es y r eg io na le s. E st e f en ome no , de c ar ac te r g en er al , a fe ct a e l q ue ha ce r h is to ri og ra fi co a nivel mundial, En Lati noameri ca el problema de las regiones historica s y su c or re la to , l a h ist ori a r eg io na l y l a r eg io na li za ci on se e nc ue nt ra n enlabase de l a ma yo r p ar te d e I a p rod uc ci on h is to ri og ra fi ca r ec ie nt e, c ua nd o c on st ruc to s como "na cion" revelaron su i ncapac idad para la compre nsi 6n historic a de ampl ios peri odos de la historia ameri cana . La hi stori a naci ona l y su contra- p ar ti da , l a h is to ri a l oc al 0de la "patria ch ca " con iderada s hast a hace my p oc o t ie mp o c omo l os r ec or te s e sp ac io -t emp or al es l eg it imo s d el e st ud io h is - 1 . E st a i nv es ti gacl on f or ma p ar te d el Proyecto P IP 4 97 7 CONI CET Y P ro yect o 695 del Co ns ej o de Invest igac ion de laUniver si da d N ac io na l de Salta. Una version p re 1imi na r fue pres entada en XXII Con gr e- s o I nt er na ci on al de Latin A me ri ca n St u di es As s oc ia ti on 2 00 0, 1 6- 18 marzo, 1 3 7

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C' t o J 4 / , 1 0 ' . . . - - - - - -/J -\ . ., . . - : .

/>-

Elnoroeste argentino y el espacio andino en lasprimeras decadas del siglo XIX1- . -

SARA MATA de L6PEZ

La expresion "histor ia regional" , acufiada hace ya algunas decadas por

la escuela frances a, alcanz6 junto a regi6n y regionalizacion -procedentes de

di ferentes cienc ias sociales y en particular de la economia, la fgeografia y la

sociologfa- un protagonismo inusit ado a parti r de los afios '90 del siglo XX.Una ref lexion se imp one: dilucidar los motives por los cuales una problema-

tica de escala y de universo anali tico alcanza, par ticularmente en estos afios ,

tal protagonismo. Todos sabemos que lahls toriografia responde a los proble-

mas que las sociedades enfrentan en cad a memento his torico. No es extrafio,

entonces, que al debil itamiento en los t il timos afios de las construcciones na-

cionales en el altar de la "globalizacion" que sup one la expansion de los mer-

cados capitalistas y la aceleracion de las comunicaciones le suceda el

reordenamiento espacial y economico y la valor izaci6n enfatica, y no pocas

vecesfanatica, de las identidades locales y regionales.

Este fenomeno, de caracter general , afecta el quehacer his toriografico a

nivel mundial, En Latinoamerica el problema de las regiones historicas y su

correlato , la historia regional y la regionalizacion se encuentran en la base de

la mayor par te de Ia produccion his toriografica reciente, cuando constructoscomo "nacion" revela ron su incapac idad para la comprensi6n historica de

ampl ios periodos de la historia americana . La historia naciona l y su cont ra-

par tida, la his toria local 0de la "pat ria chica" consideradas hasta hace muy

poco tiempo como los recor tes espacio-temporales legit imos del estudio his -

1 .E st a i nv es ti gacl on f orma par te d el P roye ct o P IP 4977 CONICET YProyect o 695 del Cons ej o d e

Inves tiga cion de laUnive rs idad Nac iona l de Sal ta . Una version pre1iminar fue presentada en XXII Congre-

so Interna cional de Lat in American Studies Assoc ia tion 2000, 16-18 marzo,

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torico, resultaron insuficientes. En la Argentina, la historia regional comienza

a ser menc ionada a partir de los proyectos desa rrolli stas de 1adecada de los

'60, que dividieron al terri torio nacional en regiones sobre las cuales se pro-

yectaron politicas econ6micas de re;~nversi6n in~ustr~al. I?;fini~~s a partir

de var iables econ6micas y demogril icas , esta reglOnalizaClon oficial no fue

arbitraria ya que determinados rasgos estructurales constituian y aiin consti-

tuyen los resultantes de un proceso humano e his. t6r ico de la:g~ duracion,

En esta regionalizacion el Noroeste Argent ino se convi rtio en una Re-gion llist6rica que remite~ p.orsupuesto, al~stado-Naci6~ arge~tino y,por 10

mismo, desconoce 0rslat iviza su pertenencia a un espaClo regional mas am-

plio y a...ntiguo:los Andes septentrionales. Esta region tarnpoco es homogenea

ya que actualmente las provincias que integran el noroeste presentar: : n arca-das diferencias econ6micas y sociales y no podia ser de otro modo, Sl incluso

en cada una de elias es facil dete rminar subregiones diferenciadas por su es-

tructura demogrilica, sus costumbres y su vinculacion mercantil. Las provin-

cias de Salta y Jujuy son, dentro del actual noroeste, las que conservan 0man-

tienen indudables rasgos andinos. Finalmente, esta Region Histor ica. trans-

formada en un constructo se imp one como espacio univoco y permanente de

procesos economicos, politicos, sociales y culturales que seremontan alpasa-

do prehisparuco. . .

Es te trabajo sepropene ref lexionar acerca de latempor~dad de lo~ e.spa-dos que se explicitan en las regionalizaciones, analizar;do ~cha e~paCla1idad

en un momento historico de fuerte impacto enla determmaClon regIonal. Estu-

diaremos asf el actual noroeste argentino y, en especial , Salt a y Jujuy, en la

rraurnatica coyuntura polit ic a,econ6mica y social que s ignifico la guerra de la

independencia, entre 1810y 1820. Abordaremos tambien en las primeras deca-

das del siglo XIX los procesos de construcci6n de la iden~~ad regional y losproblemas coyunturales que Ie impiden actualmente posicionarse ve:r:taJos~-

mente en las nuevas pos ibil idades de integraci6n regional. En este sentido uti-

lizamos elconcepto de region desde una perspecti~a hipotetica y P?r : r :de tem-poral, para observar sus lfmites carnbiantes a traves del proc;s? histonco.

Para ello sera preciso analizar las particulares caractensticas de la Inten-

dencia de Salta del Tucuman a fines de la colonia (que en terminos generales

coincide con el actual noroeste argentino) considerandola un espacio econo-

mico y polit ico no homogeneo apreciando : 1 gra~o d~ cohes~~n alca:ru:,ado

antes de la cri sis colonial y valorando en que medida dicha cnsis acelero los

tiempos de la disgregaci6n regional 0modific6 las relaciones econ6mica~ in-

temas y extemas establecidas previamente en la region.

El Tucurnan colonial y la Intendencia de Sa lta del Tucuman en el espacio

andino

rnenzar a plantear la Ifgenesis" del noroeste argentino desde periodos previos

ala conquista. En efecto, a la llegada de los esparioles los terri tori es de las

actuales provincias de Santiago del Estero, Tucuman, Catamarca, Salta y Jujuy

formaban parte de l Tawant isuyu inca con la denominacion de "Tucma", de

allf el nombre de Gobernaci6n del Tucuman que le darian los conquistado-

res". Durante los s iglos XVI, XVII Ygran par te del s iglo XVIII , el Tucuman

dependi6 administrativamente de la Audiencia de.Charcas como parte inte-

grante del Virreinato del Peru. El centro administrat ivo y politico de tan ex-tensa jur isdicci6n, que cont6 desde un primer momento con indios de servi-

cio, fue Santiago del Estero. Es ta gran unidad administrativa y polit ica sufri-

ria modificaciones recien a fines del Siglo XVIII, cuando los Borbones al intra-

ducir el regimen de Intendencias la fraccionaron en la Intendencia de Salta

del Tucuman y de Cordoba del Tucuman.

Un area tan vasta, que comprendia una geograHa diversa y una dis imil

poblacion aborigen almomenta de la conquista, form6 parte del espacio andino

tanto en e lperiodo prehispanico como luego durante la etapa colonial. AUn

can caracterfst icas mas atenuadas que en la s ierra peruana este espacio regio-

nal present6 una gran diversidad ambiental : borde de selva, valles de altura,

puna. En el periodo prehispanico su poblaci6n compartio con la andina los

mismos patrones de asentarniento y ocupacion del espacio, control comunal

de los recursos e ideal de autosuficiencia, factible a traves de las estrategias

andinas de redistribuci6n y reciprocidad. Sibien almomenta de la conquista

esta poblac ion no alcanzaba la densidad de las zonas nuc leates, fue con hol-

gura mas abundante que en elLitoral Atlantico y poseedora de una compleja

organizaci6n social y una antigua tradici6n cultural.

Vencidas las resistencias y consolidada la ocupacion hispana por medio

de la instalacion y pobla rniento de ciudades, l a region se fue organizando

economic a y socialmente en estrecha vinculacion con el espacio andino. El

desarrollo de la explotacion de las minas de plata en Potosi , potenciada por la

introducci6n de nuevas tecnicas para beneficiar elmineral y asegurada lamana

de obra indigena a traves de la mira minera organizada par e lV irrey Toledo,

definio la preeminencia del centro minero como mercado de consumo de la

producci6n del espacio andino a la vez que productor de la mercancia mas

preciada por los espanoles: la plata.

En e l caso del Tucuman, las demandas del cerro impulsaran la organi-zacion de obrajes text iles en Cordoba y Santiago del Estero y el cult ivo del

algod6n en todas aquellas regiones donde las condiciones climaticas y la exis-

tencia de mane de obra indigena 1 0 hicieran posible. La competencia de los

obrajes altoperuanos , mas proximos a los pr incipales mercados consumido-

res y lamarc ada decadencia de lamana de obra indigena del Tucuman, agota-

138

En tanto constructo 0resultante de un proceso histor ico podrfamos co-2.La Gobemaci6n del Tucuman seextendia hasta Jaciudad de Cordoba y comprendia tambien la

[urisdlccion de La Rioja.

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ron rapidamente las posibilidades de producci6n y exportaci6n de lienzos,

cordellates y sombreros desde e1Tucuman hacia el Alto Peru. Lentamente,

l as mulas y el ganado en pie fueron sust ituyendo a los tej idos. La disminu-

don de la produccion de plata del Potosi no significo, sin embargo,disniinu-

ci6n de Iaintensidad del trafico mercanti l del espacio andino en elcual, junto

a los efectos de Casti lla introducidos por Lima 0por Buenos Aires, se movi-

lizaban productos regionales tales como vinos, aguardientes, tej idos, aziicar,

co:~, yerba mate. El transporte de todas estas mercancias 5610 era pos ible

uti lizandomulas provenientes del Tucuman que mantuvieron un mercadoconstante. .

Si bien el comercio de mulas, cuyo destino era el Cuzco y Lima, y de

ganado vacuno en pie comercializado en Chichas y las zonas mineras fueron

los rubros mas importantes enla esfera de la circulad6n, laproduccion en un

espacio tan amplio como eldefinido previamente, sufri6 de diferentes mane-

ras la influencia del retorno en meti lico que dicha comercializaci6n y pro-

ducci6n provefa. No toda esta gran regi6n part icip6 de la misma manera y

con identicos resultados del comercio andino y algunos centros como Salta

(principal plaza de comerc iali zaci6n de las mulas que invernaban en los

potreros y estandas de su j uri sdicc i6n) y Cordoba , productora de ganado

rnular, fueron transformandoss en los centros econ6micos de la Gobernaci6n

del Tucuman, de esta, s ise quiere, macro regi6n, y explican la divis ion admi-

nis trat iva y polit ica de f ines del Siglo xvrn. Las dinamicas poblacionales, laproducci6n y las relaciones econ6micas y mercantiles con otras regiones fue-

ron notoriamente diferentes entre Salta y Cordoba.

Un espacio administrativo, cuyo centro economico y polit ico es Salta,

se consolid6 con la creacion en 1784de laIntendencia de Salta del Tucuman

caracterizada, en las t il timas decades coloniales, por una prosperidad com-

part ida con otras regiones de Hispanoamerica, La recuperacion de la pro-

ducc ion de plata en Potosi, en la segunda mitad de siglo xvrn y hasta 1804

aproximadamente, habia acelerado los procesos de mercanti lizacion en los

Andes surandinos, aumentando la demand a de ganado mular, indispensa-

ble para la movilidad en un espacio montafioso y de dif icil t rans ite para otro

tipo de transporte y de cargas.

La estrategica ubicac i6n de la c iudad de Salta con relad6n al espacio

econ6mico peruano lehabia valido elrango de ciudad Capital, pero no todas

las ciudades de la Intendencia compartfan con ella elmismo grado de inser-cion en elespacio andino. En esta ubicacion estra tegica en la ruta altoperuana

dos productos tienen, para Salta, notable importancia:.las mulas y el ganado

vacuno. Ambos ganados definen eluso y elvalor de las t ierras de estancias

de la jurisdicci6n de Salta.

Junto can el ganado vacuno, criado en lajur isdicd6n de Salta, se regis -

traba la remisi6n del ganado en pie procedente de la j urisdicci6n de la ciu-

dad de Tucuman, ciudad subalterna de la Intendencia de Salta. Diferente

si tuad6n se daba con el ganado mular, c ri ado en Cordoba, Buenos Aires y

posteriormente tambien en Santa Fe, fuera de la regi6n. Sin embargo, la ma-

yor par te de las mulas internadas en elPeru secomercializaban en la ciudad

de Salta, entre los meses de diciembre a abril , generando un importante mo-

vimiento mercanti l pues, en esa ocasi6n, bajaban desde elPeru y elAlto Peru

comerciantes y mineros 0 sus apoderados para adquirir tropas de mulas y

contratar los £letes para su internacion, Los comerciantes de Salta habil ita-

ban con mercancias (efectos de la tierra y de Cast illa) y con efectivo a los

peones y capataces encargados de trasladar las mulas al Peru.Gracias a esta renovada actividad mercantillos mas exitosos comercian-

tes de efectos de Castilla lograron acumular, particularmente entre los afios

1790 Y 1810, el suf iciente capital mercanti l para operar directamente con las

casas comerciales de Cadiz y otorgar creditos a otros comerciantes del espacio

andino que sesurtian en sus tiendas, especialmente los de Cochabamba, Chichas

y Tarija (Mata de Lopez 1996).Tambien fueron sus deudores los comerciantes

potosinos y peruanos que internaban mulas y que abonaban con los creditos

de estos comerciantes los salarios de los peones.

Es ta expansion dela demanda tuvo consecuencias deimportancia para

la ciudad de Sa lta y su hinterland, donde se efectuaban las invernadas de las

tropas antes de su remision al Peru; y para C6rdoba y el Litoral en cuyas

estancias se criaba dicho ganado. Una intensa red de intereses se genera en-

tre los estancieros y comerciantes cordobeses y los estancieros saltei\.os que

invernaban las tropas y par ticipaban activamente en la internaci6n y fleta-

miento de las mismas alAlto Peru.

Los regis tros f iscales tales como Alcabalas y Sisas, muestran, a traves

de las sumas recaudadas, los volumenes de la comercial izaci6n que se reali-

zaba en Salta y los productos que por alli transitaban 0 se remitfan al Alto

Peru y alPeru. Permiten, por 10 mismo, comprender el alto grado de vincula-

ci6n economica que ligaba a esta region con el espacio andino. Los produc-

tos "de la tierra" comercializados en Salta provenian en sumayoria de la

[urisdiccion de la Intendencia, de Cordoba y del Alto Peru y Tarija. Ponchos,

vino, aguardiente, f rutas secas , l ienzos y algod6n. Tucuyos, coca y azucar

ingresaran en cantidades considerables para abastecer la ciudad y tambien

para comercializarse y ser redis tr ibuido dentro de la regi6n y del Alto Peru.

Enefecto, entre 1780y 178510s registros de alcabalas permiten compro-

bar que de l monto total recaudado por la comercial izacion de efectos de lati erra int roducidos en Sal ta, exceptuando un 13% de mercancfas sobre las

cuales se carece de datos , un 34% procede del espado andino (coca, azucar y

tej idos) y un 22% de Chile (chocolate, cobre, tej idos y aziicar) mientras que a

los vinos y aguardientes procedentes de Sanjuan, Mendoza y La Rioja (Inten-

dencia de Cordoba del Tucuman) le correspond en un 16.5%.El consumo en

Salta de productos procedentes de laIntendencia, tales como las frutas secas

de Catamarca 0 eljabon de Tucuman 0 las mulas de Santiago del Estero re-

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presentan tan solo un 9.7% (Mata de Lopez 1992) .Esto s ignifica que las rela-

ciones mercantiles de Salta en el espacio andino son mas intensas que las esta-

blecidas con el interior de laIntendencia y podria, quizas, explicar la fragmen-

taci6n y dislocacion de la misma como consecuencia de la revoluci6n y poste-

rior guerra de independencia. Lacohesion alcanzada sedeberia, entonces, mas

a la subordinacion polft ica que a la intensidad de las relaciones economicas

establecidas entre la capital de la Intendencia y sus ciudades subalternas, aiin

cuando estas no pueden ser negadas por cuanto Salta redistribuia en elias efec-

tos de Castil la y de la t ierra procedentes del alto Peru.Al iniciarse el siglo XIX algunos cambios comenzaron a operarse en la

comercial izacion de ganado mular. Entre eli as, la declinaci6n del rol pro-

tag6nico de los estancieros y hacendados saltefios en el comercio mular. En

los ultimos arios de la colonia la Compaiiia de Olavegoya, Rincon y Castil lo

monopoliz6la actividad, relegandolos a participar como invernadores (Cor-

nejo, s / d:l 01-113). Este proceso de cambio. en las formas de par ticipaci6n en

la actividad mercanti l de la region, es de gran interes para luego aprecia r de

que manera fueron afec tados los intereses locales. En efecto, Domingo

Olavegoya, Jose Rincon y Andres del Castil lo , integrantes originarios de la

compaiiia que comenzo a operar en forma ostensible en 1800, e ran comer-

ciantes y mineros de Lima y Potosi . La incorporac i6n a la Compaii ia del es-

tanciero santafesino Francisco Candiotti s ignified una competencia imp or-

tante para los ganaderos cordobeses hasta ese momento principales provee-

dores de mulas a1Peru. De no haber mediado primero la crisis altoperuana

de 1805 (Tandeter 1991) , que enrareci6 la actividad comercial, y poster ior-

mente los conflictos belicos de laindependencia, esprobable que estas modi-

ficaciones, que afectaban al circuito mercantil ya los actores participantes,

habrfan alterado las relaciones mercanti les del Tucuman dentro del espacio

economico peruano, asf como a los comerciantes e invemadores vinculados

a Cordoba.

No fueron estes tan solo los i inicos indicios de las modificaciones que

comenzaban a darse en la integraci6n de la region en el espacio andino al

finalizar la colonia. La creciente importancia que ira adquiriendo en los ulti-

mas afios la par ticipacion altoperuana y sobre todo Cochabambina en el co-

mercio de Salta a traves de una crec iente importacion de tucuyos, ropa de la

t ierra y coca, asf como el for talecirniento del comercio con Chile, de donde

procedia gran cant idad de azucar peruano, permiten suponer una integra-cion mas intensa de Sal ta y Jujuy con la regi6n andina, no acompafiada de la

misma manera par el res to de los terri torios que componian laIntendencia' .

Esta intensa relacion comercial de Salta con elAlto Peru y Perusupuso,

ademas, estrechos lazos entre comerciantes, que como en el caso de Olavegoya

y Rincon establecieron vfnculos familiares que favorecieran la empresa mer-

canti l. Por otra par te, la expansion del comercio mular y la creciente deman-

da de ganado vacuno del Peru y Alto Peru propicio la ocupacion progres iva

de tie rras en la fronte ra este (can el chaco), asf como la "puesta en va lor" de

otras en el valle de Lerma (Mata de Lopez en prensa). La inmigracion de

poblacion indigena altoperuana, atraida par mayores pos ibil idades de tra-

bajo en las estancias del valle de Lerma, cubria deficitariamente las necesida-des crecientes de mana de obra rural y lapoblaci6n tanto urbana como rural

crecio en estos iiltimos afios de la colonia. En efecto, del analisis de los padro-

nes de indios correspondientes alafio 1786en la jurisdicci6n de Salta esposi-

ble comprobar una importante inmigracion altoperuana de indios forasteros

procedentes en su gran mayoria de Chichas y Charcas (Mata de Lopez 1995) .

El creciente consumo de coca entre la poblacion rural , la presencia de cultos

y fest ividades andinas y el uso corriente del quechua y el aymara , lenguas

habladas incluso par los" espaf ioles" en su obligada relacion con los peones,

tes timonian ampliamente patrones culturales compartidos can la sociedad

andina.

Los constantes viajes a Chuquisaca (en cuya Universidad estudiaron

no pocos saltef ios) , Potosi , La Paz, Oruro, Cuzco que por razones comercia-

les realizaban los salte:ii.osse reflejan en los matrimonios y la emigracion tan-

to de altoperuanos a Salta como de saltenos alAlto Peru. Cuando regresaban

de sus viajes, entre los rega los que t raian en sus petacas a que re rni tian a sus

hogares con otros comerciantes , es posible encontrar objetos de plata labra-

da, frazadas, tapices, alfombras,pinturas 0 imageries religiosas piadosamen-

te encargadas por las esposas, hermanas, hij as 0madres antes de par tir.

El eomercio de efectos de Casti lla, como dijeramos, habfa adquirido

importancia en los tiltimos aries de la colonia, y los comerciantes peninsula-

res que operaban rubro tambien mantenian estrechas relaciones can comer-

ciantes altoperuanos, generalmente paisanos, compadres a familiares. A pe-

sar de elio, sus vinculaciones mas importantes, fundadas en s6lidas razones

economicas, se establecieron can el puerto de Buenos Aires y Capi tal del

Virreinato, profundizando una tendencia establecida en los cornienzos de la

colonia y consolidada en el transcurso del siglo XVIII. Estas vinculaciones

inclufan tambien a los comerciantes altoperuanos por 10eual frecuentementela red de relaciones economicas, clientelares y familiares (formales e infer-

males) integraban a los eomerciantes peninsulares de Buenos Aires can los

comerciantes y estancieros de Cordoba, Tucuman, Salta, Jujuy y el Alto Perii.

La relaci6n de los comerciantes portenos con los al toperuanos comenz6 a

fines del siglo XVI, cuando las minas de Potosi sehallaban en su apogeo y el

cont rabando por Buenos Ai res era sumamente tentador, a punta tal que los

mineros y comerciantes potosinos adquirieron a elevados precios, par media

3. B e g U n e l L i bra de Adu an a d e S al ta e nt re d id ern br e de 1 80 7 y n ov ie rn bre d e 1 80 8, i ng re sa ro n a

Sal ta 2 .941 a rr obas de azuca r, d e l as cua le s e144.3" !. 10hac ia can gul a de Chi le p rocedent e de Arequ ipa, un

14.3% ter ti a gui a de Potos i y s u o ri ge n e ra S an ta C ru z, rn ie nt ra s q ue de sd e e l B ra si l i ng re sa ba c on g ui a d e

Buenos Aires y Cordoba un 34.7%. Archlvo y Bib li ot eca His to ri co s de Sal ta ( en ade lant e ABHS) , Car pe ta de

Gobiemo.

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Este oIvido historiografico, particularrnente en 10 referente al comercio

ya la dinamica demografica, comenzo a repararse hace ya unas decades. Quie-

nes estudiaron con algtin dete.nimiento la actividad comercial del noroeste

argentino en la primera mitad del s iglo XJ X coinciden en caracterizarla como

de retraccion, Viviana Conti (1989:4)sefiala que las guerras de independen-

cia.paralizaron elcomercio interregional pero que /I apenas comenzaba a vis-

lumbrarse una pacificacion regional, cuando los circuitos volvfan (legal 0 ile-

galmente) a reactivarse". Guillermo Madrazo (1995:137),por su parte, marca

etapas enelcomercio regional e interregional, distinguiendo alperfodo 1810-1830como de grandes dificultades y signado por las confiscaciones, lalucha y

elexodo que llevaron a la quiebra a importantes hacendados y comerciantes .

Hasta 1822 el comercio estara, afirma, practicamente inactivo y "los grandes

comerciantes que controlaron el mercado a fines del siglo xv m quedaron

arruinados a causa de laguerra yno pudieron recuperarse hasta la etapa de la

organizacion nacional". De este modo, el comercio con el norte altoperuano

secaracter izara por elpredominio de transacciones de poca monta y la par ti-

cipacion de una gran cantidad de pequefios traficantes. Estima que hacia 1830

la actividad mercantil de la region ha cafdo enun 15% con relac ion a 1810, y

que es probable que se haya verificado una cafda de los prec ios de las mer-

candas (Madrazo 1996:228).

Apenas producida la revolucion en Buenos Aires, las comunicaciones

con elAlto Peru severan dil icultadas por cuanto las autor idades virreinales

de PotOSIy de otras intendencias altoperuanas dispus ieron desconocer a laJunta de Gobiemo portefia, Las consecuendas de estas medidas enla activi-

dad mercantil se hicieron sentir de inmediato. Al comenzar a analizar las al-

ternativas del comercio se constata que los comerciantes sal tefios y altope-

ruanos abr igaran, durante los pr imeros afios de la revolucion, la esperanza

del res tablecimiento de las condiciones previas a los confl ictos polit icos

-cualquiera que fuese laresolucion de los mismos- mientras intentaban conti-

nuar sus actividades con suerte diversa, segun el banda con el cual se los

relacionaba y las circunstancias que rodearon al afianzamiento de la revolu-

cion en el espacio andino.

El exito del Ejercito Auxiliar enviado por Buenos Aires al Alto Perri , en

1811, allograr controlar importantes ciudades altoperuanas permitio el in-

greso de mercandas desde las "provinclas de abajo" y laremis ion de tej idos y

azucar hacia Salta y Tucuman, Cuando en 1812las tropas realistas invadieronSalta y Jujuy, los comerciantes altoperuanos aprovecharon para cobrar sus

acreencias y los saltojujefios para vender sus mercancfas. En junio de 1813el

Ejercito del Norte logro una victoria importante cuando ingreso a Potosi , y

por ende controlo nuevamente la casa de laMoneda, de fundamental imp or-

tancia para obtener recursos para el ejercito y la causa. Pocos meses despues,

en noviembre de 1813 fue derrotado en Ayohuma y Salta soportara nueva-

mente una invasion realista. De cualquier manera, esimportante sefialar que,

de tes taferros, los cargos mas importantes del Cabildo de la pauperr ima al-

dea que por entonces e ra Buenos Aires (Gelman 1985). La re lac ion de los

altoperuanos con los comerciantes de Lima continuo s iendo, de todas mane-

ras, sumamente importante y solida, a punto tal que cuando se creo el

Virreinato del Rio de la Plata y el Alto Peru con su rico complejo minero de

PotOSIpaso a formar par te de su jur isdiccion, las relaciones mercantiles con

Lima nunca se interrumpieron.

En 1810, las luchas porla independenc ia ubicaron a la Intendencia de

Salta del Tucuman en una encrucijada. Sus eli tes y par ticularrnente la de Sal-ta, integrada por funcionarios borbonicos, hacendados y comerciantes penin-

sulares , se encontraban fntimamente relacionados por vfnculos familiares y

mercanti les con comerciantes y mineros peruanas y altoperuanos, pero tam-

bien compartfan intereses y re1ac iones fami liares con los comerc iantes

gaditanos establecidos en la capital del Virreinato del Rio de la Plata. Escena-

r io de las luchas de la independencia, la separacion del noroeste con las pro-

vincias altoperuanas y can Tarija fue traumatica.

La Revolution: ,Rupturas 0 continuidades?

La his toriografia tradicional en la Argentina ha considerado elinicio de

la historia "nacional" a partir del 25 de Mayo de 1810, cuando en Buenos

Aires se formo Iapr imera Junta de Gobiemo. En esta histor iograf ia elpuerto

de Buenos Aires adquiere todo el protagonismo polit ico y economico y se

plantea la "perdida del Alto Peru" al fracaso militar del Ejercito del Norte,

organizado por los dis tintos gobiernos de Buenos Aires que entre 1811y 1815

intentaron infructuosamente imponerse alas fuerzas realistas en elAlto Peru,

Supone, ademas, la integracion plena y definit iva de la antigua Intendencia

de Salta de l Tucuman a un "Estado Nac ion", el de las Provinc ias Unidas del

Rio de la Plata", En consecuencia, los procesoshis toricos regionales fueron

ignorados y las "historias provinciales" se abocaron a los acontecim.ientos po-

liticos y a la relacion, generalmente conflictiva, entre las provincias y de estas

con el gobierno nacional. Lahistoria oficial escrita a fines del siglo X J X , resto

importancia a los vinculos econ6micos y culturales de algunas regiones con

aquellos territorios que pasaron a ser paises limitrofes a partir de las primeras

decadas del siglo XIX.

4. Obviamente e sta concepc ion del Estado-Naclon ya consolidado desde e1 mi smo i nst an te d e 1.const it uci cn de l a P rimera Junt a d e Gobi er no en 1810 , es una p royecddn hada e l p asa do de l os p rimer os

gobie rnos const itudonales de la s egunda mitad del s ig lo XIX , luego de superadas las dis ensiones intemas

y establecido ya un inc ip iente mercado interno y una pol it ic a f is ca l de c arac te r "nacional ", preocupados

par a lc anza r cohes ion interna f rente a las dif er encias r egiona le s y e la luvion lnmigra torio de f ines del s ig lo

XIX.No debe extrafiarnos, entonces, que fuera Bartolome Mitre , militar y primer presidente constitucional

de Ia r ec ientemente uni fi cada "Nacion Argentina " e lh is tori ador fundante de e sta l inea his toriogra fi ca , que

a tin hoy continua pesando en c ie rtos c entros a cademicos a rgentinos y desde hace 100 a ftos educe genera-

c ione s de a rgentinos, y a que predomina en los textos e scolar es .

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desde noviembre de 1810 cuando las fuerzas militares de Buenos Aires l lega-

ron al Alto Peru y hasta agosto de 1814 en que se reman los reali stas de Salta,

las rutas comerciales se mantuvieron activas , aun cuando no de manera per-

manente, ni todos los comerciantes pudieran utilizarlas. Asf, los beneficiosobtenidos fueron circunstanciales.

Descontando a aquellos comerdantes definidamente involucrados y com-

prometidos a la causa revo1ucionaria, e1resto mantuvo una posicion general-

mente ambigua has ta 1814,demostrando una granfaci1idad para adaptarse a

los sucesos a pesar de que las dificultades eran cotidianas. Esposib1e afirmarque el comerc io con el Al to Peru no se inte rrumpio hasta fines de 1814. Los

rubros mas importantes del giro de los comerciantes sal tefios , tales como los

efectos de Casti lla, elganado vacuno y las mulas , sufr ieron no solo los incon-

venientes derivados de los acontecimientos revolucionarios que entorpecia la

circulacion de mercandas, s ino que tambien debieron enfrentar nuevas co-

yunturas economicas y poIfticas. La introduccion de efectos de Castilla por el

puerto de Buenos Aires fue dif icultosa, y en ocasiones se interrumpio, y los

gobiernos revolucionarios prohibieron elcomercio de ganado vacuno y mular,

por su importancia estrategica para el sostenimiento de los ejercitos. La

comercializacion c1andestina 0 la negociacion de los comerciantes saltefios

con el ejercito realista 0 la realizada aprovechando los avances del Ejercito del

Norte en el Alto Peru, no siempre dejaron huellas fiscales, de alli la imposibi-

l idad de apreciar su dimension e importancia, la cual solo puede ser infer ida

a traves de correspondencia 0 documentacion privada" .Las escasas fuentes fi scales que se han consul tado hasta el momenta

muestran, a pesar de todos estos inconvenientes, la continuidad de la activi-

dad mercanti l especialmente en rubros como efectos de Castil la y de lat ierra,

e inc1uso ganados". En efec to las Guias libradas en la Tesoreria de Salta en

1811perrniten comprobar que, aligual que afios previos, eldest ino de mas de

la mitad de estas guias era el Peru y Potosi (el 53%) y que las mercancfas

internadas en elAlto Peru eran efectos de Casti lla y ganado vacuno y mular" .

La internacion de mulas en el Al to Peru sumo sin duda una merma conside-

rable pero, a pesar de que lamayor par te de laexis tencia de mulares debra ser

declarada a las autoridades y estar disponibles para el e jerci to, tampoco su

comercializaci6n seinterrumpio totalmente. En1811se abonaron sisa por 7.075

mulas extraidas alAlto Peru, mimero que comparado con elde 45.011que se

internaron en 1807muestra la decadencia del trafico y la carencia de mulas

para el traslado de mercancias que sufriran los comerciantes altope-ruanos

(Sanchez Albornoz 1969:293)8. Esta escasez sera una constante de todo el pe-

rfodo revolucionario y se extendera hasta 1825, aun cuando el comercio clan-

dest ino de las mismas fue reireradamente denunciado. En cuanto ala intro-

duccion desde elAlto Peru de efectos de lat ierra -azucar de Santa Cruz, cho-

colate y cera de Moxos, tucuyos de Cochabamba y coca de La paz- la Real

Tesoreria de La Plata l ibro en 1811dos guias para introducir enBuenos Aires

18.650varas de tucuyos, cantidad significativa por cuanto entre los afios 1806

y 1809se remitieron con Guias de esa Tesorerfa a Buenos Aires 25.885varas,es decir , un promedio anual de 4.647 varas . Las Guias l ibradas por esta Teso-

rer ia con destino a Salta y Jujuy enlos mismos anos inc1uian, ademas de 2.900

varas de tej idos a 877 arrobas de azucar, 410 libras de cera, 24ces tos de coca y

10arrobas de cacao. Producida la revoluci6n, solamente se registr6 el envio

desde La Plata en 1811 de 120 cestos de coca y 190 arrobas de azucar y entre

1813y 1814de 4.250 varas de tucuyo, 116 arrobas de chocolate, 10arrobas de

az tica r y 100 caj as de dulce, correspondiendo la mayor parte de eli as al afio

1814cuando Pezuela ocupaba Salta",

. La Tesoreria de Saltapor su parte indica en 1813la comercializaci6n de

importante cantidad de efectos de Casti lla introducidos desde Buenos Aires

con guias l ibradas en su mayoria en 1811. Aun cuando casi todas las mercan-

etas fueron vendidas en Salta se regis traron algunas solici tudes para paSar a

vender pequefias cant idades a Tupiza, Potosi y el Alto Peru. En cuanto a la

comercializacion de tucuyos en elafio de 1813pagaron alcabala 27.820 varas,la mayor parte introducida desde Cochabamba con guia de fecha abril de

1810 (16.400 varas) y e l r esto en dic iembre de 1811 yen Junio de 181110• La

venta y, por ende, las exi stencias de tucuyos en lac iudad de Sal ta en 1813no

parece haber side exigua al comparar esta cifra con el promedio anual de

18.046 varas vendidas en Salta entre 1780-1786 (Mata de Lopez 1992:64).

Es tas primeras y precarias aproximaciones cuantitat ivas muestran un

fen6meno de inercia que, unida a una solida comunion de intereses mercanti-

les e incluso familiares, que uruan a los comerciantes de Potosi, Cochabamba,

Oruro, Cuzco, Salta, Jujuy, Tucuman y Buenos Aires, mantuvo activo has ta

181410s circuitos mercantiles consolidados en las tiltimas decadas coloniales,

para colapsar en los afios subs iguientes. Aun cuando en Salta se produjeron

con posterioridada este ana y hasta 1820 cinco invas iones realistas en . las

cuales, sin duda, los comerciantes saltojujefios aprovecharon para comeroar,elproblema fundamental fue e1abastecimiento de mercandas y la escasez de

moneda. Controlado el Alto Peru por fuerzas realistas a partir de fines de

5 . Be rn ar do Fr ias menci on a el comer ci o con e l e nemigo au to ri zado por el p ropi o Gi iemes can l a

f inal idad de evi ta r l a ru ina de los comerciante s s al te fios , pero m a s a ll a de e sta r efer encia no se ha encontra-

do o tr a documen tac ion que 10 ref re nde aun cuando can au to ri zaci on a si n el la e st e comer ci o d ebe haber

exi st ido a l igual que e l contr abando, (Fr ia s 1972: 501).

6 . No hemos relevado aun todas las mente s f is ca le s disponibles , a un cuando dis cont inua s, cor te s-

pondientes a la primera decada revolucionaria.

7 . ABHS, Carpe ta de Gobiemo. Guias l ibrada s a lto 1811.

8 . ABHS , Ca rp et a d e Cobi er no . S is a d el al to 1811.9 . Arch iv e Naci on al d e Bo li vi a (en ad el an te ANB) , Cont adur ia Real d e L a P l at a, N ° 217 . Li bro d e

Alcabalas.1805-1829.10. Arc hiv e Gener al d e JaN adon (e n a del an te AGN) , Sa la I ll - Cont adur fa Nacl on al . 1 9. 11 .2 . Adua-

na de Buenos Aires , solamente se encuentr a e lL ibro de Alc abalas de Sal ta del a fio 1813.

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1815se interrumpi6 -al menos 1egalmente- el envio de los principales artfcu-

los andinos tales como tucuyos, azt icar y coca. De igual modo decay6 e1co-

merc io ul tramarino abastecido desde Cadiz resultando imposible a los co-

merciantes de Buenos Aires aSIcomo a los de Salta sur tirse de efectos ultra-

marinos y se enrareci6 la circulaci6n: de plata potos ina, imprescindible para

saldar los creditos de tales mercancfas, Elcomercio Ingles en elRio de la Plata

cornenzara a prosperar , pero limitado en esta primera decada a operaciones

circunstanciales, admitiendo como forma de pago productos ganaderos tales

como cueros y sebos en proporci6n creciente y supletoria de la plata potosina(Halperin Donghi 1980).

De esta manera, los tucuyos cochabambinos comenzaron a escasear en

elmercado portefio y fueron reemplazados por los tej idos de algod6n britani-

cos. E1Alto Peru se surt i6 por los puertos de Arica y luego de Cobija de los

efectos ultramarinos que anter iormente provenian de Buenos Aires. En los

Registros de Alcaba1as de La Real Tesoreria de LaPlata, las hojas que corres-

ponden a los meses de marzo a dic iembre de 1815 fueron arrancadas y una

leyenda advierte que IJeste libro se encontr6 desaforado por los revo1ueiona-

r ios que sirvieron en esta Caxa enlos terminos que esta manifies to", los afios

subsiguientes muestran la paralisis mercan til altoperuana consecueneia de la

guerra instalada en la regi6n. Durante los afios de 1816 a 1825 el mimero de

gufas decreei6 signilicativamente (en 1818seregistraron tan solo cinco gufas),

yen 1817pasan por la Tesoreria de la Plata efectos ultramarinos ingresados

por el puerto de Arica con destino a Potosi. Si bien a partir de 1825, con laindependeneia de Bolivia, volveran a introducirse mercancias desde Salta y

Jujuy e inclusive desde Buenos Aires, tambien es eierto que muchas de estas

mercaderias seran devueltas. En 1826una cantidad considerable de mercan-

cias ingresadas por Buenos Aires es devuelta por imposibil idad de venderse

a causa de sus preeios excesivos". La competenc ia de Arica y Cobija sera

considerable y elviejo circuito mercantil que vinculaba a Buenos Aires con el

PotOSIy del cual participaban activamente los comerciantes saltefios habia

£enecido. Algunos comerciantes saltefios formaran compaftias mercantiles para

introducir en Salta y Jujuy desde Cobija, a partir de 1825, grandes cantidades

de efectos ultramarinos' ". Es importante comprobar que a par tir de 1825co-

mienzan a reingresar a Salta desde el Alto Peru azucar, coca y bayetas en

modestas cantidades" .

No todos los rubros mercanti les sufri eron de igual manera y si bien a l-gunos mercados seperdieron fue posible mantener otros 0encontrar nuevas

alternativas de comercializaci6n. Esto esparticularmente cierto para aquellos

productos que, como elganado, comenz6 a comercializarse y consumirse 10-

calmente por las compras realizadas por el Es tado. Tambien producciones

regionales como vine, aguardiente,lienzos, pasas de uva y de higo, aceitunas,

y otras provenientes de Cuyo, LaRioja y Catamarca continuaron ingresando

y comercializandose en Salta y Jujuy en cantidades similares a las registradas

en elperfodo previo a larevolucion'<, Se mantuvo activo el circuito mercantil

can Chi le de donde provenia, ademas de ot ros produc tos e lazucar y el cho-

colate, que ya sin la competencia de los procedentes de Santa Cruz aument6

su afluencia en estas plazas. La mayor clificultad para elcomercio en general

fue laescasez monetaria par ticularmente aguda a part ir de 1814y s6lo palia-da por la moneda "Giiemes", aceptada para la comercializaci6n dela produc-

ci6n regional pero poco conveniente para las transacciones de efectos ultra-

marinos 0 de Castilla.

Un comerciante en t iempos de crisis. El caso de Ignacio de la Torre

Elrescate de documentaci6n privada, escasamente preservada en los Ar-

chivos, permite aproximarse de una manera mas vivida a lacompleja trama de

re1aciones comercia1es, farniliares y afectivas que involucraban a altoperuanos

con tucumanos, saltefios, jujeftos e incluso portenos de Buenos Aires. Tal es el

caso de D. Ignacio de la Torre, un comerciante potosino, Regidor Perpetuo del

Cabildo de la ciudad mineral que en su correspondencia privada enla 1 carrera

de Buenos Aires" y la "carrera de Lima", ejemplifica, de manera excepcional,los intereses repartidos entre los dos centros comerciales re1evantes de la colo-

nia y abastecedores de los llamados e£ectos de Castilla. Sus vinculaciones con

Salta, Tucuman y Buenos Aires excedfan, sin embargo, los intereses economi-

cos abarcando relaciones de amistad y afecto" .

Yaa comienzos de 1 8 1 0 , unos meses antes de que laCapital del Virreinato

del Rio de la Plata asumiera una actitud de rebeldia ante la Junta de Espana,

Ignacio de la Torre escribe a uno de sus "paysanos" residentes en Buenos

Aires solicitandole que acompafie y ayude a su hijo Sebastian, recien llegado

deEspana y a quien no ve desde hace ya doce afios .Tambien en Buenos Aires

seencuentra en casa de un comerciante peninsular otro de sus hijos, Mariano,

de quien espera que aprenda eloficio de comerciar. Finalmente en Salta, estu-

diando en su recientemente creada escuela de primeras letras, se encuentra el

menor de sus tres hijos , Juan deDios , res idiendo en casa de Miguel FranciscoAraoz, un comerciante tucumano avecindado en Salta. Reciprocamente,

Gregorio Araoz, hermano del anter ior se aloja frecuentemente en casa de Ig-

nacio de la Torre cuando viaja al Alto Peru y vis ita Potosi.

11. ANB, Contaduxla Rea l de La Plata , N° 217, Ubra de Aleabalas 1805·1829.

12. Documento dtado.

13. No hemos r eal iza do ai in un a nal isi s d et en ido del comer ci o p ar a es to s afi os p ar 10 cual esta

aprec ia clon se desprende de los datos obtenidos tan solo de laTe sore ri a Rea l de La Plata.

14. AGN, SaJa X. Hacienda. 22.3.5. Alcabalas deSalta 1813. Confronter con Mala de L6pez 1992: 62-63.

15. ANB, Libro Copiador de la eor re spondenc ia mensual que en ambas car re ra s de Lima y BuenosAlres t ie ne e lSei lor Regidor Perpe tuo Dn. Ignac io de I.a Torre . Afios 1810, IBll Y IBI2. Expedientes Colo-

niales, N' 33, Ana 1813.

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..~

La tienda de Ignacio en Potosi comercializa no s610los efectos de Castilla

adquiridos en Buenos Aires , s ino tambien almendras, azafran y camino pro-

cedentes de Chile que leha remitido para su venta Jose Gramajo comerciante

tucumano quien opera, en este caso, en nombre de un comerciante de San

Juan. Asimismo, se abastece de ropa de la tierra adquiriendola directamente

en los obrajes del Cuzco, 1acual en gran parte remite Miguel Francisco Araoz

a Salta, quien a su vez comercializa gran parte de ella en Buenos Aires, a

donde viaja con frecuencia a adquirir mercancfas para su tienda.

Si bien los inconvenientes para elcomercio y los sfntomas de crisis ha-bran de preceder al movirniento de Mayo en Buenos Aires, la situaci6n se

agravara a par tir de esa fecha. En julio de 1810Ignacio de la Torre, informa a

un comerciante del Cuzco que /Icon motivo delas ocurrencias del dia ha orde-

nado este gobiemo secorte toda comunicacion con laciudad de Buenos Aires

pOI 10 que dudo conseguir las negritas de su encargo". No obstante, su corres-

pondencia habra de revelar una febri l y constante relaci6n con comerciantes

de Buenos Aires, asf como de Tucuman, Sa lta y Juj uy durante los tres a fios

subsiguientes a pesar de las dificul tades planteadas por lila revoluci6n de

estos indios". A su estrecha relaci6n amistosa con los Araoz le sucede , en

1811, elestablecimiento de una compaiiia comercial con Gregorio Araoz en 1a

que Ignacio hara par ticipar a su hijo Sebas tian concediendole para su giro Ia

surna de 12.000 pesos.

Un afio despues , su negocio ha comenzado a sufr ir quebrantos a conse-

cuencia de 1aguerra de Independencia. Enjulio de 1812escribe alCuzco que-

jandose de "atrasos cas i irreparables s iendo los que he sufr ido bastantes, yaun mas a1ver misintereses repartidos en diversos 1ugares y sin poder adqui-

rir lamenor noticia de e11os,especialmente los que puse en Buenos Aires para

que rnihijo Sebastian hiciese alguna negociaci6n, de quien nide su paradero

he podido saber nada". Meses despues, e14 de setiembre de 1812, cuando las

tropas realistas sedesplazaban por Jujuy y Salta obligando alEjercito del Norte

a ret irarse hasta Tucuman, Ignacio de laTorre esoptimista alaf irmar en una

car ta dir igida a un compafiero del Cuzco que:

La alegr ia y optirnismo de Ignacio severan poco despues frustrados por

el avance, en 1813, del Ejercito del Norte en elAlto Peni y elingreso del mismo

a Potosi. Enfrentado a una situaci6n dificil por su confesada leal tad a lRey, y

luego de haber festejado esperanzado lasvictorias realistas sobre los insurgen-

tes , recurre a sus lazos de amistad con Miguel Francisco Araoz solicitandola

interceda ante Manuel Belgrano, General del Ejerci to del Norte en Potos i. En

julio de 1813 Ieescribe agradeciendole "la recomendaci6n que me dice har ia

con nuestro excelentisimo Jefe a quien ya he tenido la gloria de conocerlo y ver

de cerca las cristianas cualidades y justificaciones que le caracterizan gracias al

omnipotente que crfa a semejantes hombres". Sin duda, su relaci6n con los Araoz,

particularmente con Miguel Francisco,le ayudo a superar esta dificil situaci6n,

pero no pudo evitar elquebranto que significo laperdida de su capital disperso

en diferentes ciudades peruanas y altoperuanas.

Su correspondenc ia comienza a decrecer a partir de j ulio de 1813 y la

misma da cuenta de las dif icultades del comercio en general y de su tienda en

particular. A Miguel Francisco Araoz, su amigo saltefio.Ie informa acerca de

la imposibilidad de vender algunos productos y lepide paciencia para cerrar

sus cuentas ya que "el estado de esta plaza relativa a su total indigencia y

trastorno de toda negociaci6n es imponderable" y le pide que de las uti lida-

des logradas en sus negocios conjuntos disponga cua tro milpesos para entre-

gar a Gregorio Araoz y cancelar las cuentas que con eltenia su hi]o Sebastian.

Asimismo, leruega que cuide del resto de las uti lidades y del principal que se

encuentra en su poder ya que "no hay mas auxilio mi amigo que los cor tosintereses que descansan enpoder de Ud.es pues elt inico mayorazgo para mi

subsistencia con cuya consideraci6n conserve Ud. en pie ese corto capital que

en iguales circunstancias haria yo otro tanto". Son esas las tiltimas cartas que

Ignacio escribe y desconocemos su suer te, pero no hay duda que inc1uso sus

aceitadas relaciones can comerciantes del puerto de Buenos Aires se veran

al teradas en la misma proporcion que el comercio por ese puerto comenzo a

modificarse a rafz del bloqueo de las fuerzas realistas al puerto de Montevi-

deo primero y al desembarco de mercancfa inglesa, despues, Simultaneamen-

tela introducci6n de mercancias por los puertos del Pacifico atent6 contra las

posibilidades de mantener con exito las negociaciones de efectos de ultramar

par las viejas rutas."Hoy que Sr . mediante sus mise ri cordias est a t ranqui li zando la mayor

par te de los pueblos que causa ron los entorpec imientos del comercio y la

entera l iber tad de sus caminos , par consecuencia vue1ven los negocios a

girar en su mismo pie y de consiguiente est as plazas a sur ti rse de cuanto

les eseaseaba, como que en e£ectoya esta ent rando ropa aunque en cor tas

porciones , de suer te que Dios mediante dentro de pocos meses tendre-

mos esta plaza abarrotada as! de e fectos del pai s como de Cast il la ".

Region, regionalismo e identidad nacional

Cualquier intento por comprender las transformaciones operadas en 1a

economfa y sociedad regional en la coyuntura polftica de laIndependencia de

Espana, obliga a contextualizar elproceso de ruptura del orden colonial ope-

rado en Salta dentro de las estructuras coloniales del Virreinato del Rio de La

Plata, sin descuidar laimportancia de su previa inserci6n en e1espacio andino.

En efecto, la presencia realista en Salta y Jujuy ofreci6 a nuestro comer-

ciante lapos ibil idad de recuperar un dinero que debia a un vecino del Cuzco.

Para ello se vali6 de los servicios de un comerciante residente en Salta quien

entreg6 ese dinero al General realista, Pio Tristan,

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Es indudable que durante la guerra de independencia se ha modificado de

manera irrevers ible el circuito mercanti l de efectos ultramarinos. En 1825 y

des~~ antes, los merca~os altoperuanos seproveen a traves de los puer tos del

Pacifico, y los comerciantes locales que part icipen de el no seran ya los que

hab~~ ama~ado su fortuna ligados alcomercio de Buenos Aires. La ruina que

sufr io Ignacio de la Torre golpeo tambien en Salta a comerciantes de efectos

de Castilla carentes de una fuerte insercion social que los ligara familiar y

economicamente con los estancieros y hacendados de Salta. Otros lograron

adaptarse con mayor facilidad a una nueva situacion, especialmente aquellosq~e en los tiltimos afios de la colonia transitaban circuitos alternativos y mar-

gmales al gran comercio ultramarino centrado en elpuerto de Buenos Aires.

Una de las compafifas mercantiles que comienza a operar a mediados de la

dec~~a del 20, introduciendo en Salta efectos europeos desde el puerto de

Cobija es la de Beeche y Valdes, dos comerciantes sal tefios que entre 1810y

1~1~c~merciab~ activamente aguardientes , vines, pasas de San Juan y LaRioja, introduciendo desde Santiago de Chile, azucar, chocolate, anfs, comi-

no y otros productos" .Sin duda fueron estos comerciantes, que a f ines de la

colonia controlaban giros reducidos de efectos de la tierra, los que pudieron

con mas exito afianzarse en este circuito alternativo que de alguna manera

inc1uia el que anteriormente transitaban.

De este modo, pacificada laregion luego de la dec1araci6n de indepen-

dencia de Bolivia, los circuitos comerciales de efectos ultramarinos semodifi-

caron en tanto que los estancieros saltefios conservaron para su ganado los

mercados del Alto Peru. Pero no solo se mantuvieron las relaciones mercan-

tiles, tambien fue frecuente durante la guerra de independencia la migraci6n

de altoperuanos perseguidos por los realistas y decadas despues de saltefios

~j.ujefios q~e.buscaban en ~olivia refugio politico. Sin embargo, las redes po-hticas y familiares que asurrueron elprotagonismo politico ante la precarizacion

del poder que significaba la desaparicion del Estado colonial, reorientaron

co~ fuerza ~la region dentro del espacio Atlantica. AI promediar la segunda

mitad del siglo XIX los hacendados cuyas propiedades estaban en las zonas

bajas del chaco, habian construido poderosas relaciones de poder -acrecenta-

das por su par ticipacion activa en la dominaci6n y reduccion de los pueblos

cazadores y recolectores del chaco-- con las oligarquias ganaderas de Buenos

Aires. Estos hombres, entre quienes se destacan Nicolas Avellaneda, Julio

Argentino Roca, Robustiano Patron Costa, alcanzaran los mas encumbradospuestos en el poder a nivel nacional desde donde favoreceran la insercion

econ6mica de la regi6n en la econornfa mundo a traves del desarrollo

16.AGN, SalaX. Hacienda. 22.3.5. Libra deAlcabalas de Salta.Ano 1813.

152

agroindustrial azucarer~',Fr~quicias p,ara.ingre~ar ma~~~rias, arancelesfavorables para axportacion e lIDportaClon, mversiones bntarocas para el ten-

dido de lfneas ferreas, fueron algunas de las medidas implementadas desde

el Gobierno Nacional para favorecer el crecimiento de este sector

agroexportador que por medio del azucar seinsertaba en la economfa m w : ~ o

de fines del Siglo X IX y principios del X X. Aunque ~~teproc~so favon;Cl~ a

las provincias de Tucuman, Salta y Jujuy, la produCClon de azuc~ afecto solo

a las zonas bajas, orientales de dichas provincias. Los valles, annguos ce~tros

productores e invernadores de ganadc:. vacm:o 0 product ore: de harina yvino quedaron relegados. Las oligarqUlas reglOn~es fueron a~1fracturada~.

Los productores de ganado vacuno y mular. :n pIe, re,s~abl:Cleron los anti-

guos circuitos andinos, e incorporaron tamblen el pacifico, ~pulsados por

los mercados rnineros de Chile que requerfan ganado y forrajes.Simultaneamente, y a medida que se avanzaba en la construcci6n ~e un

mercado interno y de un Estado consolidado polftica y fiscalme,nte, se afirma-

ba una identidad nacional que renegaba de un pasado comun con el Alto

Peru y la regi6n andina. Tal.~omo pl~tea Tri~tan Platt (1995-1996:140): "Ia

construcci6n del Estado-N acion en el siglo XIXImpUSOno menos que la cons-

trucci6n de una memoria compartida, e l o io id o c o le c ti po como un mecanismo

central en la delimitaci6n de la nueva naci6n". Este olvido voluntar io afect6

en mayor medida, tal como ejemplifica con la familia Qrtiz el mism~ Tristan

Platt", a las elites locales que se legitimaron exaltando la = = de la u:-dep,en-

dencia y su contribuci6n patr iotica a la l ibertad ~~ la patria, en:endida estacomo elEstado nacional cuyo centro de poder politico y eccncrruco seencor:-

traba definitivaroente instalado en Buenos Aires. Este olvido incluyo el on-

gen Indigena de gran parte de la poblaci6n rural de la campafia saltefia,

autodenominados /Icriollos", as f como eldesprecio hacia elindio par parte de

las clases acomodadas y de aquellos que aspiraban a ser identificados social-

mente como IIgente decente". .'Las largas y cruentas clisputas territoriales protagoruza~as por la~ ~lites

locales y que conc1uyeron con la independencia del Alto Peru, cuyos drr:ger_c~

tes optaran por no integrarse nial Peru ni al Rio de la Pl~ta, y que proslgll1?

con la anexi6n a Bolivia de Tarija, [urisdiccion que elGob1erno de Salta COns1-

deraba de su pertenencia, exacerb6 los resentimient~~ mutuos eX?~e~ados ymanifestados con mayor intensidad entre la clase dmgente saltoJuJena pero

que fue involucrando a los demas sectores soci~es (Figueroa Sola 1~99);En el

c a nc io n er o p o p ul ar d e S a lt a, Juan Alfonso Ca~o (1987:79-80) regrStrO unas

decimas populares, escritas probablemente hacia 1837, que exponen con cru-

17.Efectivamente loshermanos Ortiz,que amasan ';lnafort:';'a consid.er~bIeen!a urlne.rla potosina

enla rimera mitad del siglo XIXgracias a una interesante innovacion tecnolog:cca,habian nacido en Salta,

dond~ antes de la revoluci6n, supadre eraun modesto capataz de trapas de rnulas. Dosde losherman_oshabra,;.de regresar posteriormente aSaltadond~ gracias a suriqueza seinstalaron entrelos grupos de elite

local. La memoria familiar nego los origenes nuneros altoperuanos.

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"La peor gente que tenemos

son los collas de Bolivia,

pues son lamayor poIil la

que invaden nuestros terrenos" .

continuar su sociedad con laCAN, compuesta por Colombia, Peru, Ecuador y

Venezuela ya que en ese mere ado se cornercializa el 50% de la producci~n

boliviana. Esto signilicarfa una excepci6n a los estatuto~ ~el Mercosur ' .Segundeclaraciones del Ministro de Comercio Exterior de Bolivia de ser pre~lso el~-

gir "nosotros elegiriamos a la Comunidad Andina'?". ~os_empresano.s boli-

vianos temen, en realidad, la invasion de productos brasilenos y argentinos al

pequefio mercado boliviano. EItemor eslogico ya que los cer:tros no~ales deesta nueva region econ6mica que plantea elMercosur con la Integracion eco-

nomica de varios pafses sudamericanos se encuentran en dos polos de desa-

rrollo industria l: San Pablo (Brasil ) y Buenos Ai res (Argentina). .

Los efectos producidos por esta nueva espacial izaci6n econ6~ca han

comenzado a sentirse en el noroes te, part icularmente en Salta y JUJuy, ~tor-

gando a las zonas orientales de esas provincias un reno;rado, aunque ~o siem-

pre beneficioso, impulso econornico. Eldesarrollo ~e ciertas prod~cclO~es, el .

talado de bosques y la construcci6n de carreteras t i~n: como des~o fin~ ,la

participaci6n de Salta y Jujuy en los mercados brasilenos. Esta reonentaclO~

(aim no lograda) de laregion hacia el Brasi l habr~ de tener, en caso ~e conti-

nuar esta tendencia, consecuencias de indole social y cultural que, sin duda,

habran de modificar su actual fisonornfa. Los beneficios para el noroeste son

aun poco visibles, y la insercion, sobre todo para Sal:a y Jujuy er: elMe~c~d?

Andino, tal como 10 planteaba elGEICOS, respon~ena a ~a realidad histor i-

ca y cultural que, en definitiva, podrfa resultar mas fructifera.

deza la enemistad de los "argentinos" de Salta hacia los "bolivianos" que

para esa fecha invadieron terri torios de laprovincia de Salta en elcontexte de

Ia disputa por Tarija.

Las disputas territoriales, sobre las cuales sebase elprincipio de sobera-

i lia de los nacientes Estades Iat inoamericanos del s igle XIX,unida ala emer-

gencia de una eli te cuyos intereses se encontraran estrechamente l igados al

puerto de Buenos Aires, legit imaron la construcci6n de una identidad regio-

nal que olvido -{)quiso olvidar- elpasado cormin del norte argentino con el

espacio andino.

Epilogo

La regionalizaci6n implementada en 1967 enla Argentina responde a la

"nacion" basada en la terr itor ialidad construida en el siglo XIX. La revision

histor iografica inidada en la Argentina en los afios 1960-1970 habra de mos-trar las l irni taciones del constructo nacion y de esta regionalizacion como re-

cor tes del universo del analisis histor ico, A los trabajos de Ceferino Garzon

Maceda, Carlos Sempat Assadourian (1982)yNicolas Sanchez Albomoz (1969),

los primeros y entusiastas historiadores argentinos que pusieron el acento en

la necesidad de valorizar el pasado colonial y anal izar la conformacion de

regiones economicas y sociales que exceden estes marcos , les sucedieron en

las dos ultimas decades numerosas investigaciones.

Ala renovacion historiografica sesumo, ademas en las tiltimas decadas,

el intento de superar la marginacion economica regional promoviendo con-

tactos entre empresarios y polfticos saltefios y bolivianos. Las firmas de con-

venios culturales y comerciales entre e l Gobiemo de la provincia de Salta y

los llamados pafses Andinos y la organizacion del GEICOS (Grupo Empresa-

r io Interregional del Centro Oeste Sudamericano) en Ia decada de 1970 con el

objetivo de integrar las econornfas regionales han producido tan solo parcial-

mente los esperados resultados de integracion economics, cultural y social. El

futuro, sin embargo, no parece promisorio en este sent ido por cuanto una

nueva realidad regional, el Mercosur prioriza las relaciones y la integracion

en un mercado comun a Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasi l y en segundo

lugar , en calidad de socios comerciales , a Chile y Bolivia. Aunque reciente-

mente ambos pai ses han sido invitados por Brasi l a integra r plenamente e l

Mercosur, Bolivia ha condicionado su ingreso, al plantear que se le permita

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