30 historias de tía mila

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  • AUSTRAL JUVENIL

  • Ttulo original: Dreissig Geschichten von Tante Mila Diseo coleccin: Miguel ngel Pacheco

  • RSULA WLFEL

    30 HISTORIAS

    DE TA MILA

    TRADUCCI N DE CARMEN BRAVO-VILLASANTE

    ILUSTRACIONES DE MABEL LVAREZ

    ESPASA-CALPE, S.A. MADRID

  • Hoch-Verlag, Dsseldorf, 1978, BRD

    Ed. cast.: Espasa-Calpe, S. A., Madrid, 1981

    De la traduccin: Carmen Bravo-Villasante

    Depsito legal: M. 13.871-1981

    ISBN 84-239-2706-7

    Se acab de imprimir el da 3 de septiembre de 1981

    Talleres grficos de la Editorial Espasa-Calpe, S. A.

    Carretera de Irn, km. 12,200. Madrid-34

    Impreso en Espaa

    Printed in Spain

  • rsula Wolfel est considerada como una de las

    grandes escritoras contemporneas para nios.

    Naci en Alemania en 1922, y curs estudios de

    filologa germnica en Heidelberg y de pedagoga en

    Francfort. Perdi a su marido en la Segunda Guerra

    Mundial y tiene una hija que ha ilustrado algunos de

    sus libros. Su trabajo como enseante y asistente social

    le ha dado un profundo conocimiento de la

    problemtica social y de los nios y su psicologa.

    Escribe novelas y, sobre todo, cuentos. Relatos breves,

    como los de 30 historias de ta Mila, que plantean

    muchas preguntas y, en este caso, tambin se dan

    respuestas creativas. Desde 1962, en que su libro

    Zapatos de fuego y sandalias de viento obtuvo el

    premio al mejor libro infantil publicado en alemn

    durante el ao, se dedica por completo a escribir.

    Mabel lvarez es una joven ilustradora nacida en

    Gijn que ya dibujaba cuando los otros nios jugaban.

    Lo que ms le gustaba era dibujar casas y abrirles

    ventanas para que se viera lo que haba dentro.

    Ya en Madrid, estudi pintura mientras soaba con ser

    cantante y se interesaba por el teatro.

  • 30 HISTORIAS

    DE

    TA MILA

  • ndice

    1. La primera historia de la mudanza

    de ta Mila

    2. La segunda historia de la

    mudanza de ta Mila

    3. Ta Mila y las palomas

    4. La primera historia de ta Mila y

    del armarito de columnas

    5. Ta Mila y la seora del perrito

    basset

    6. Ta Mila y los cuadros de peces

    7. La segunda historia de ta Mila y

    del armarito de columnas

    8. La primera historia de ta Mila y

    los nios Tickel

    9. Ta Mila y las seoras mayores

    10. Ta Mila y los peces dorados

    11. La segunda historia de ta Mila y

    los nios Tickel

  • 12. La historia de la comida con

    pimienta que dio ta Mila

    13. La historia de los relojes de pie de

    ta Mila

    14. Ta Mila y el domador de tigres

    15. La historia de ta Mila y los tigres

    gordos

    16. La historia de ta Mila y los

    escolares

    17. La historia de ta Mila y el

    sombrero rojo

    18. Ta Mila y la salchicha

    19. La historia de ta Mila y la tortuga

    20. Ta Mila y el vendedor de escobas

    patentadas

    21. La historia de ta Mila y la casa

    de limpieza

    22. La penltima historia de ta Mila

    y las escobas patentadas.

    23. La ltima historia de ta Mila y

    las escobas patentadas

    24. Ta Mila y las moscas

  • 25. La historia de ta Mila y la gata

    gris

    26. Mila y el to Manfredo

    27. La historia de ta Mila y la

    varicela

    28. La primera historia de la casa de

    comidas de ta Mila

    29. La segunda historia de la casa de

    comidas de ta Mila

    30. Ta Mila y el cliente delgado

  • La primera historia de la

    mudanza de ta Mila

    La cosa es que cuando ta Mila vino a

    vivir aqu vena de otra ciudad, y para la

    mudanza alquil un gran camin de

    muebles. Pues todava le quedaban muchas

    cosas de sus padres y de sus abuelos, de las

    que nunca haba querido deshacerse.

    Por aquel entonces, su prima Anni la

    dijo:

    Nuestra abuela me prometi hace

    dieciocho aos el armario del dormitorio.

    Mila se lo dio, y cuando se llevaron el

    gran armario antiguo, el dormitorio le gust

    ms que antes.

    Tambin, por entonces, uno de sus

    amigos se iba a casar, pero no tena dinero

    para los muebles de cocina. Mila se acord

    del dormitorio, y le dio todo lo que haba

  • en la cocina, slo se qued con la cafetera.

    La casa le iba gustando cada vez ms y

    pens:

    El sof viejo est apolillado, los

    sillones nunca me han gustado y el reloj de

    pie siempre atrasa.

    As es que termin por tirar todos los

    muebles a la basura, incluida la cmoda de

    la entrada. Por un descuido incluso tir la

    cafetera. Una vecina la recogi.

    Mila no cesaba de tirar cosas, pues

    encontraba que la vida era estupenda sin

  • cosas. Hasta olvid lo grande que es un

    camin de mudanza.

    El da de la mudanza el camin se puso

    delante de la puerta con cinco hombres.

    A veces sucede lo inesperado! dijo

    Mila . Antes que nada voy a prepararme

    un caf.

    Pero para eso tuvo que pedirle prestada a la

    vecina su propia cafetera.

  • La segunda historia de la

    mudanza de ta Mila

    As es que ta Mila se mud aqu, a la

    calle Azul. El gran camin de muebles se

    detuvo delante del nmero 38. Los vecinos

    ya estaban esperando. Qu iran a

    descargar?

    Los cinco hombres bajaron del camin.

    Se estiraron y bostezaron, pues haban

    tenido que viajar toda la noche. Uno de

    ellos abri la gran puerta trasera del

    camin.

    Slo se vio un gran vaco y oscuridad.

    Luego sali de all ta Mila.

    Llevaba puesto su vestido azul plido de

    verano y zapatos de tacn alto, pues quera

    causar una buena impresin en la calle

    Azul. Pero como se haba quedado dormida

    dentro del camin de los muebles, se le

  • haba arrugado el vestido y la chaqueta

    estaba torcida.

    Se qued de pie dentro del camin,

    mientras los hombres iban sacando sus

    cosas: un cajn con libros, tres maletas y

    una cama de madera antigua.

    La gente estaba all mirando y esperando

    que sacasen ms.

    Mila, al darse cuenta, dijo:

    Ya est todo! Cuando menos se

  • piensa sucede lo inesperado!

    Descendi del camin y entr en la casa.

    Cojeaba un poco, porque no estaba

    acostumbrada a los tacones altos. Pero

    estaba sonriente como una reina.

    Casi todos los de la calle Azul pensaron

    desde el primer da que Mila era fabulosa.

  • Ta Mila y las palomas

    La cosa es que tres das despus de la

    mudanza, a ta Mila se le acabaron las

    vacaciones. Cogi un autobs y se dirigi a

    una librera. En la otra ciudad donde vivi

    haba trabajado ms de diez aos en una

    librera. Era su oficio.

    Mila se puso delante de la librera, y

    cuando ya tena la mano en el manillar de

    la puerta se dijo:

    No! Por fin voy a vivir de verdad todo

    lo que est en los libros!

    Solt el manillar y dijo en voz alta:

    Pero t ests loca! Lo primero que tienes

    que hacer es ganar dinero.

    Luego se puso a mirar a las palomas.

    Unas se posaban sobre un saledizo y dos

    llegaron hasta a posarse en el tejado. Mila

    se dijo:

  • Bueno, esperar a que todas se posen,

    y luego entrar en la librera y ser

    razonable, lo juro!

    Pero cuando las dos ltimas palomas

    encontraron un sitio, Mila las chist: Pss,

    psss!, y toda la bandada se ech a volar.

    De nuevo volvieron las palomas a

    posarse, pero Mila volvi a chistar: Psss,

    psss! y agitando los brazos corra de un

    lado a otro. As es que siempre espantaba a

    las palomas.

    La gente se quedaba parada y

    preguntaba:

    Pero qu pasa?

    Mila les dijo:

    He jurado que cuando todas estn

    posadas, volver a trabajar en la librera.

    Est loca! dijo la gente.

    S! exclam Mila rindose .

    Cuando menos se piensa sucede lo

    inesperado!

    Al final las palomas echaron a volar

    y desaparecieron. As es que Mila se puso a

  • buscar un nuevo empleo.

  • La primera historia de ta Mila

    y del armarito de columnas

    La cosa es que ta Mila quera comprarse

    muebles nuevos. Mir los escaparates para

    ver qu modelos nuevos haba, y al volver a

    casa por la noche se le ocurri pensar qu

    diran Hubert y Katia, cuando vieran la

    casa cambiada. Hubert era el hermano de

    Mila, y Katia su cuada. A Mila le gustara

    darles algo.

    Precisamente, al volver a su casa,

    encontr una postal de Hubert en el

    casillero de las cartas. La deca que pronto

    ira a visitarla, y que le gustara llevarse el

    armarito de columnas de sus padres.

    Hubert haba heredado el armarito y a

    Mila se le haba olvidado, y el caso es que

    el mueble lo haba tirado a la basura.

  • Hubert se iba a poner furioso. Pero

    entonces Mila pens:

    Cuando menos se piensa, sucede lo

    inesperado! La basura es la basura, y

    armaritos con columnas los hay en todas

    partes.

    En el peridico se anunciaba el da en

    que los basureros pasaran por la maana a

    recoger las cosas tiradas. Muy temprano,

    pues todava no haba amanecido, Mila

    sali a la calle y encontr un sof que

    haban dejado los de la casa nmero 4, casi

    igual al de su abuela. Slo tena un

    agujerito de polilla. De pronto sinti pena

    por todos sus viejos muebles. Y se qued

    con el sof.

    Con el dinero ahorrado, se compr una

    bicicleta y un remolque pequeo. Con l

    iba todas las maanas a las calles donde

    estaban los basureros. En ninguno encontr

    un armarito con columnas. Pero cuando

    pasaron catorce das, la nueva casa de Mila

  • tena el mismo aspecto que su antigua casa

    en la otra ciudad.

  • Ta Mila y la seora del perrito

    basset

    Un mircoles ta Mila compr pescado.

    En la tienda se encontr a la seora del

    perrito basset del nmero 38, esa que

    quera saber todo acerca de Mila. La

    pregunt:

    Es usted la que va a comprar en

    bicicleta? Qu edad tiene usted? Tiene

    parientes en la ciudad? Est usted casada?

    Come los mircoles siempre pescado?

    Mila, que ya estaba cansada de tantas

    preguntas, la contest:

    Yo no pienso comerme el pez, voy a

    pintarlo. Soy pintora de peces.

    Ah! dijo la dama del perrito basset .

    Qu interesante! Solamente pinta usted

    peces? Va usted a pintar a mi perrito

    basset?

  • Mila sali a la calle. Pero qu haba

    dicho? Si ella no saba pintar ni siquiera

    una piedrecilla! Y si ahora la gente

    quisiera ver sus cuadros?

    Mila! se dijo para sus adentros.

    Cuando menos se piensa sucede lo

    inesperado! Por fin tienes un nuevo oficio,

    y creo que no deber ser tan difcil eso de

    pintar peces. Aunque tambin hay que

    pintar el mar, con tormenta y olas muy

    altas, y el cielo. Hay que pintarlo color

    verde, verde oscuro!

    Precisamente en aquel momento sala la

    seora del perrito basset de la tienda.

    Exclam:

    Verde? Le va a pintar de color

    verde?

    Y lo deca pensando en su perro.

    Verde oscuro! dijo Mila y

    amarillo rabioso con una raya azul fuerte.

    Pensaba en el cuadro.

    Pues lo encuentro espantoso!

    exclam la seora.

  • Pues voy a hacerlo as, porque

    quiero! grit Mila . Verde oscuro!

    Se dirigi a la ciudad y compr pinceles

    y colores.

  • Ta Mila y los cuadros de peces

    As es que cuando ta Mila empez a

    pintar peces, compr dos arenques, los

    puso en un plato y al lado coloc una

    cebolla y un par de patatas.

    Mezcl los colores, gui un poco los

    ojos, pint y luego mordi el mango del

    pincel. Estuvo todo el da hasta el

    anochecer ante el plato de los arenques, y

    algunas veces hasta maldeca en voz alta.

    Pues los arenques que pintaba parecan dos

    suelas con los ojos saltones.

    Al final, Mila termin por hacer una

    ensalada con los arenques, las patatas y la

    cebolla.

    Al da siguiente se compr una trucha.

    Era muy cara, pero Mila pens:

    Un pez con unos lunarcitos rojos tan

    monos es ms fcil de pintar que los

  • arenques grises.

    Al lado de la trucha puso un limn, una

    hoja de laurel y una ramita de perejil, y

    estuvo pintando y pintando hasta el

    atardecer. Pero la trucha que pint pareca

    una raja de hgado.

    Entonces Mila guis la trucha con un

    pedazo de limn y con la hoja de laurel, y

    adorn todo con el perejil. Pero aquel

    pescado tan caro no la gust demasiado. Y

    dijo para sus adentros:

    Pues vaya, no voy a comprar todos los

  • das pescado! Desde ahora en adelante

    pintar de memoria. Adems es ms

    barato.

    Y con todos los restos que le quedaban

    de pintura, Mila pint un cuadro con peces

    imaginados, pint un mar embravecido con

    un cielo verde oscuro, y result un cuadro

    muy bueno.

    Mila exclam:

    Cuando menos se piensa, sucede lo

    inesperado! Puedo pintar!

  • La segunda historia de ta Mila

    y del armarito de columnas

    La cosa es que Hubert y Katia se

    enteraron de lo de la pintura, y Katia dijo:

    Porque es tu hermana y no quiero

    decir nada, pero siempre sucede igual.

    Mete todo en desorden debajo de la colcha

    de la cama, cuando recibe una visita. Y

    todava no nos ha dado el armarito antiguo

    de columnas.

    Crees que realmente lo queremos?

    pregunt Hubert.

    Lo que se hereda, se hereda dijo

    Katia.

    Y Hubert respondi:

    Si no nos gusta, se lo regalamos a

    Mila.

    De nuevo volvi a escribir Hubert una

  • postal. Deca que el martes tendra permiso

    y que hara el viaje con Katia, y la

    preguntaba si quera que la llevase los

    peces dorados, ya que ahora siempre estaba

    ocupada con eso de los peces.

    Mila se fue a la ciudad, y compr un

    nuevo armarito de columnas de estilo

    antiguo. Tuvo que dar casi todo el dinero

    que tena, y era un mueble fesimo.

    El martes llegaron Hubert y Katia, con

    dos peces dorados. Casi no miraron el

    armarito y la dijeron:

    Te lo regalamos para la entrada. Ya

    sabemos que estas cosas antiguas te gustan.

    Y mientras, Katia, a escondidas, fue y

    levant la colcha.

    Mila se dio cuenta. All estaban la

    plancha y los tubos de pintura vacos y las

    medias sucias.

    Cuando menos se piensa, sucede lo

    inesperado! dijo Mila.

    El mircoles por la maana Mila llev el

    armarito de columnas al basurero ms

  • prximo, y como estaba tan rabiosa no les

    dio de comer a los peces dorados en todo el

    da.