3.- fragm. de de un diálogo del habla-entre un japonés y un inquisidor

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fragm. de De un dilogo del habla-Entre un Japons y un Inquisidor-M.HEIDEGGER[...] J.- La intocable supremaca de la razn europea se cree confirmada por los xitos de la racionalidad que el progreso pone constantemente ante nuestros ojos. I.- A tal punto ciega el deslumbramiento que ya no puede verse cmo la eurpeizacin del hombre y de la tierra roe en sus races todo lo esencial. Parece como si todas las fuentes debieran agotarse. J.- Un ejemplo llamativo de lo que usted dice es la pelcula "Rashomon", conocida en el mundo entero. La ha visto usted? I.- Afortunadamente s; pero por desgracia una sola vez. Creo haber percibido lo fascinante del mundo japons, lo que le conduce a uno hacia lo misterioso. Por esto no entiendo por qu cita usted justamente esta pelcula como ejemplo de la europeizacin que lo consume todo. J.- Nosostros, los japoneses, encontramos excesivamente realista la representacin; por ejemplo, las escenas de duelo. I.- Pero, no hay tambin gestos llenos de retenimiento? J.- Esta clase de cosas poco aparentes, que difcilmente puede percibir la mirada europea-.fluyen abundantes en la pelcula. Pienso en una mano calma que descansa y en la cual se recoge un contacto que est infinitamente alejado de cualquier palpar, y que ya ni siquiera puede ser llamado gesto, en el sentido como creo entender su empleo de la lengua. Puers esta mano est imbuida y est llevada por una llamada que la llama desde lejos y que llama todava. Esta mano reposa en la amplitud de una invocacin que le viene desde el silencio. I.-Pero al ver tales gestos, que son distintos a nuestros gestos, todava no comprendo por qu puede usted tomar esta pelcula como ejemplo de una europeizacin. J. No es comprensible porque me he explicado de modo insuficiente. Pero para poder hacerlo, necesito precisamente de su lengua. I.-Y no tiene usted presente el peligro que esto supone? J.- Quiz se deje conjurar por unos momentos. I. Mientras hable de "realismo", su discurso es el de la metafsica y se mueve usted en la diferencia de lo real, entendido como lo sensible, y lo ideal, entendido como lo no-sensible. J.- Tiene usted razn. Sin embargo, con la indicacin acerca del realismo no me refera ya a lo masivo de la representacin, aqu y all, de todos modos inevitable teniendo en cuenta los espectadores no japoneses. Al hablar del realismo de la pelcula quera indicar, en el fondo, algo distinto:que el mundo japons, en general, vena captado en lo objetual de la fotografa y que este mundo estaba dispuesto propiamente para posar ante ella. I.-Si he comprendido, lo que usted quiere decir es que el mundo del extremo-oriente y el producto tcnicamente esttico de la industria cinematogrfica son mutuamente incompatibles. J.- A esto me refiero. Cualquiera que sea la calidad esttica de una pelcula japonesa, el mero hecho de que nuestro mundo est representado en la pelcula, lo reduce al mbito de aquello que usted denomina lo objetuante(Gegenstndige). La pelcula como objetualizacin flmica no es ya una consecuencia de una

europeizacin que se expande cada vez ms all? I.- Un europeo slo comprender con dificultad lo que usted dice. J. Bien cierto, ante todo porque lo que est en primer plano en el Japn es enteramente europeo, o si usted quiere, norteamericano. En cambio, del segundo plano del mundo japons, mejor dicho, de lo que este mundo es en s mismo, puede usted hacer la experiencia en el teatro No. I.- No conozco ms que un texto sobre el No. J.-Cul de ellos si me permite usted la pregunta? I.- El tratado academico de Benl. J.- En el criterio de los japoneses es un trabajo que va al fondo y es, de lejos, el mejor que puede usted leer sobre el teatro No. I.- Nada se ha ganado an con la lectura de un libro. J.- Debera usted asistir a un espectculo No. Pero esto es an difcil mientras no logra habitar el modo de ser japons. Para que usted pueda-aunque desde lejos-percibir algo de lo que determina al teatro No, quisiera ayudarle a avanzar con una observacin. Usted sabe que el escenario japons es vaco. I.- Este vaco requiere un recogimiento inhabitual. J.- Gracias a l slo se necesita entonces de un leve gesto para hacer parecer, desde una singular tranquilidad, algo prodigioso. I.- Cmo entiende esto? J. Por ejemplo, cuando debe aparecer un paisaje de montaas, el actor levanta lentamente la mano abierta y la mantiene quieta, sobre los ojos, a la altura de las cejas, Me permite mostrrselo? I.- Se lo ruego. (El japons levan la mano y la mantiene tal como lo ha descrito) I. No hay duda de que ste es un geto incomprensible para un europeo. J.- Adems, el gesto descansa menos en el movimiento visible de la mano ni, de entraeda, en la posicin del cuerpo. Es difcil decir lo que es lo propio de aquello que en su lengua se llama Gebrde(gesto). I.- Pero esta palabra tal vez sea una ayuda para hacer la experiencia verdadera de lo que st por decir. J.- Esto coincide finalmente con lo que yo quera decir. I.- El gesto es el recogimiento de un "portar". J. Intencionadamente, sin duda, no dice usted: de un portar que sea nuestro; de nuestro comportamiento. I.- Porque aquello que propiamente "porta", se "porta" primero hacia nosotros. J.- Mientras que nosotros, en contrapartida, slo "portamos" nuestra parte a su encuentro. I.- Con lo que aquello que se "porta" hasta nosotros ha "portado" ya en su aporte nuestro portar-al-encuentro. J.- Llama usted entonces gesto al reconocimiento que originariamente une en s lo que le portamos-al-encuentro y lo que l nos aporta. I.- No obstante, en esta frmula reside el peligro de que se represente el recogimiento como una reunin que tiene lugar posteriormente... J.- ...en lugar de hacer la experiencia de que todo "portar", aportar y portar-al-encuentro no surge ms que del recogimiento. I.- Si tuviramos la suerte de pensar el gesto en este sentido, dnde iramos a buscar lo propio que del gesto me ha mostrado usted? J.- En un mirar l mimso invisible que se "porta" de tal modo recogidfo al encuentro del vaco que en l y por l

la montaa haga su aparicin. I.- El vaco es entonces lo mismo que la Nada, es decir, este puro despliegue que intentamos pensar como lo otro en relacin a todo lo que viene en presencia y a todo lo que se ausenta. J.- Ciertamente. POr esto, en el Japn, comprendimos en el acto la conferencia Qu es la metafsica?, cuando en 1930 nos lleg una traduccin que se arriesg a hacer un estudiante japons que haba asistido a aus cursos. An hoy nos sorprende y nos preguntamos por qu los europeos pudieron caer en la cuenta de tomar la Nada en un sentido nihilista. Para nosotros, el vaco es el nombre eminente para lo que usted quisiera decir con la palabra "ser"... I.- ...en una tentativa de pensamiento cuyos primero pasos son an hoy ineludibles. Ocasion, por cierto, una gran confusin que se halla en el fondo mismo de lo que se cuestiona y relaciona con el empleo de la palabra "ser". Dicho propiamente, esta palabra pertenece al lenguaje de la metafsica, cuando yo, en cambio, daba con ella ttulo a la tarea que hace aparecer la esencia de la metafsica y que la hace tomar as su lugar dentro de sus lmites. J.- Cuando habla usted de una superacin de la metafsica, se refiere a esto? I.- A esto solamente. No se trata de destruir, ni siquiera de renegar de la metafsica. Querer estas cosas sera pretensin pueril, una denigracin de la historia. J. Para nosotros siempre ha sido, de lejos, motivo de sorpresa el que no se cesara de atribuirle a usted una actitud de rechazo hacia la historia del pensamiento vigente cuando, por el contrario, todo su esfuerzo tiende nicamente a preparar una apropiacin originaria de la misma. I.- Y que, si esta apropacin puede tener xito, puede y debe ponerse en cuestin. J.- Que el debate sobre esta cuestin no haya encontrado an su buena va, se debe -aparte de otros motivosprincipalmente a la confusin inaugurada por el empleo ambiguo de la palabra "ser". I.- Tiene usted razn; pero donde se crea ms confusin es cuando, una vez ocasionada, se la atribuye a mi propia tentativa de pensamiento en cuyo camino se conoce claramente la diferencia entre "ser" entendido como "ser de lo existente" y "ser" como "ser" en su sentido propio, esto es, de su Verdad (el claro de luz, Lichtung) J. Por qu motivo no abandon usted categricamente y desde un principio la palabra "ser", dejndola exclusivamente al lenguaje de la metafsica? Por qu no dio usted de entrada nombre propio a esto que, por el camino de la esencia del tiempo, buscaba como "sentido de ser"? I.- Cmo puede el que busca dar nombre a lo que busca todava? El encontrar reside en el decir confiador (Zuspruch) de la palabra nombradora. J.- As, la confusin creada debe ser soportada. I.- Sin duda, tal vez por mucho tiempo y slo de modo que intentemos cuidadosamente desenredar la confusin. J.- Slo esto conduce a los espacios abiertos. [...]

Este texto tuvo su origen en 1953-54, con ocasin de una visita del prof. Tekuza, de la Universidad Imperial de Tokio. En De camino al habla-M.HEIDEGGER, trad.Ives Zimmermann, para Edic. del Serbal, 2002