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    CRITICA DE LIBROS

    CONTRIBUCIONES DE LAETOLOGIA AL ESTUDIODEL DESARROLLO HUM ANOY SOCIALIZACIN*ADOLFO PERINA T

    B a r c e l o n a

    n 1963 el psiclogo americano WilliamKessen, en una panormica acerca del desarrollo, saludaba la aparicin de una psicologa infantil comparativa y aludacmo no? a las clebres experiencias de Harlow con los monos rhesus, alos trabajos de Hess sobre el imprin-ting y a los de Levine sobre la posible influencia de laestimulacin precoz en el stress. La lectura de Kessen dejatraslucir una impresin optimista de que de aquellas primicias podran recogerse sazonados frutos. Tambin seadivina la atraccin que intelectualmente siente por la investigacin animal. Casi han pasado 20 aos y puede decirse que la historia ha corroborado ampliamente la prediccin de Kessen. Hoy da el enfoque biolgico del desarrollo humano est en alza y en l la Etologa ha jugadoun papel preponderante. Es imposible, en una exposicincomo la que voy a hacer, abarcar todos los puntos que

    mereceran ser tratados. He escogido algunos y quisieradesarrollarlos sin sacrificar la exactitud a la brevedad,siempre con la esperanza de que mi exposicin sirva paraprovocar reflexiones, interrogantes que den pi a un intercambio fecundo entre nosotros.Los puntos que desarrollar sern cuatro. En primerlugar, algunas puntualizaciones sobre la Etologa que mepermitan aproximar mejor la ontogenia del comportamiento humano. Luego dar algunas ideas sobre la significacin global que adquiere el desarrollo humano en unaperspectiva comparativa. En tercer lugar tocar brevemente la conducta del attachment (apego) como ejem-

    (*) Confe rencia pronun ciada en la Divisin de Filosofa y Ciencias de laEducacin de la Universidad de Oviedo, el da 28 de abril de 1980.

    po paradigmtico de una lograda aplicacin del mtodocomparativo al anlisis del desarrollo humano. En cuarto yltimo lugar abordar el tema del juego en la perspectivaetolgica.

    1. Eto loga y mto do com parat ivoLa Etologa es el estudio biolgico del comportamiento. En su versin clsica se sobreentiende comportamiento animal. Ello significa, antes que nada, descripcin.La Etologa construye los etogramas o repertorios detallados de pautas de comportamiento como punto de arranque de su tarea. A medida que la Etologa ha ido avanzando, ha abarcado el continuum de niveles que se extienden entre lo que se ha dado en llamar los aspectos molar

    y molecular del comportamiento. Y as Tinbergen(I976) reconoca hace poco que hoy, bajo la cobertura deEtologa, se encuentra uno con estudios de neurofsiolo-ga, aspectos de psicoloa, ecologa y otros que tocan a laevolucin y a la gentica. En el sentido clsico, la Etologaindaga las causas del comportamiento. Cuando nosp r e g u n t a m o s por qu este animal acta asi la pregunta puede interpretarse desde cuatro ngulos distintos. Son loscuatro famosos por qu del mismo Tinbergen (1963):1) Qu estmulos (internos o externos) han desencadenado es te comportamiento .2) A qu prop ende es te comportam iento, o sea, cules su funcin.3) C mo este compo rtamien to ha surgido dentro delconjunto de pautas que caracterizan a una especie. Es el

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    problema de la his tor ia de l comportamiento dentro de laespecie (filogenia) y la de su gnesis en cada representan-te de la misma (ontogenia).4) Q u valor adaptativo o de supervivencia tiene es-te compor tamiento .Las dos ltimas cuestiones adquieren su plena signi-ficacin den tro del paradigma evolucionista (darwiniano).Tambin dentro del mismo adquiere su cabal significacinel que la Etologa, que comenz siendo una rama de laBiologa, se haya prolongado hasta el Homo Sapiens.La teora evolucionista es la que nos da razn de lacontinuidad de la vida sobre la tierra y de lo que se cono-ce con el nombre de filogenia, o sea, esa lenta deriva yconcatenacin de las especies, unas de otras. Se ha dichoy creo que con razn que la teora evolucionistaexplica, a la vez, la perm anenc ia y la diversidad: la perma-nen cia d e cada especie como tal y su variacin en el trans-curso del t iempo. Caso concreto, la especie Homo.La teora evolucionista, a un nivel de explicacin abs-tracto, trata de arrojar luz sobre las homologas estructu-rales y de comportamiento que se rastrean entre los esla-bones de la cadena de seres vivos. Se dice que ciertasestructuras u otras entidades son homologas en sendas es-pecies cuando se puede localizar su origen en un antece-sor comn retrocediendo a lo largo de lneas genealgicas ello sea cual fiese la semejanza morfolgica actual.Campbel l y Hodos , 1970) . Se sue le yuxtaponer (o con-raponer) a la nocin de homologa la de analoga o co-respondencia entre dos es truc turas o dos ent idades de-bido a que cumplen la misma funcin, puedan o no ser re-

    eridas a un precursor comn (Ibid.) . Un concepto cen-ral en el paradigma darwiniano es el adaptacin, conceptomuy familiar a nivel precientfco pero bastante difcil dequ e Pi t tendr ich (1958) ha hecho de l tema dice que adap-taci n h ace referencia a un diseo d e organizacin biol-ica, organizacin que tiene una finalidad ad hoc. La or-ganizac in biolgica es algo que rastreamos a todos los ni-veles: desde la produccin de anticuerpos en la sangrehasta los reflejos de huida o la automatizacin de compor-tamientos complejos. La adaptacin global del organismoviene a ser el resultado de una composicin algebraicade elem en tos adaptados a diversos niveles de com plejidadorgnica. El concepto de adaptacin hace referenciaimplcita a un medio vital. Tratndose del organismo totalesto es lo que llaman medio ambiente. El paradigma darwi-niano nos sita de pleno en una perspectiva ecolgica, esdecir, de articulacin de sistemas vitales diseados paraintercambiar entre s .

    Si hablar de Etologa es situar la vida animal en elmarco de la evolucin y del intercambio viviente qurelacin tiene toda ella con el desarrollo?. En primer lugarubiquemos al hombre entre las especies vivientes. El fa-mo so pa leon tlogo G.G . Simpson aborda ese tema as ;

    La especie humana. Homo sapiens, es el resulta-do del mismo proceso natural que ha dado origen atodas las dems especies de organismos a lo largo dela historia de la vida sobre la tierra. El hombre estrelacionado, en diversos grados con todos los dems

    organismos vivientes y extinguidos. El grado y la na-turaleza de estas diversas relaciones han de ser inves-tigados para comparacin de las especies en cuestine interpretados por principios evolucionistas queestn bien establecidos. Tambin las particularidadesde la especie humana han de ser interpretadas en tr-minos evolucionistas (Simpson, 1972).O sea qu e la comparacin en tre especies, den tro delm ar co flogentico, es una va para arrojar luz sobre la es-peci e hum ana y par t icularmente sobre su desarrol lo.Como arriba dijimos, las homologas y analogas jueganaqu un papel importante . Pero es que no es e l hombredif ere nte radicalmen te diferente del animal?. S y no;depende de l nive l que nos s i tuemos. Hasta un c ier to gra-do es seguro que la demarche comparativa es fructferay epistemolgicamente vlida. A partir de otro se agotansus virtualidades. Un ejemplo muy claro es la comunica-cin: a nivel de gestos, proximidades fsicas, etc., sepueden establecer homologas y analogas entre primatesy hum ano s; desde que surge e l lenguaje en su enorme p o-

    tencialidad de simbolizacin ya no hay comparacin posi-ble: la comunicacin humana es sobre todo simblica. SirPe ter Med awar com enta todo es te problema y dice:No es un gran descubr imiento e tolgico e lque el cientfico debe sacar consecuencias de su co-nocimiento de l proceso evolucionis ta : puede , poraqu , comprender ms ampliamente un fenmenocontemplndolo desde un nuevo ngulo; puedeencontrar un dato importante ac y una analoga ade-cuada all y puede servirse del hilo conductor evolu-cionista para investigar a fondo un contexto que deotra manera le sera inaccesible. En un ejercicio de

    es ta ndole a menudo aprendemos tanto de las seme-janzas como de las diferencias entre los modelos ani-mad os y human os . En una pa labra , pienso que la e to-loga es una de las reas que ms acerca a la com-prensin filosfica del proceso cientfico. En la vidareal la ciencia no brinca de la cumbre de una mon-taa a la prxima. En gran medida todo depende , porsupuesto, de si es posible establecer genuinas homo-logas entre el comportamiento de los seres humanosy el de sus parientes colaterales, descendentes todosde antecesorees comunes . Es indudable que es to esposible. Pinsese, por ejemplo en las actividadestodas ellas muy complejas y relacionadas entre sque integren la fase reproductiva: bsqueda del com-paero, sealizacin, apareamiento, gestacin, parto,amamantamiento y crianza. A nadie se le ocurre pen-sar que todo es te comple jo ha surgido por pr imeravez con el Homo sapiens [ . . .] . No obstante an cuandoestas homologas exis tan tampoco hay que poner de-masiadas esperanzas en que nos van a dar ellas ex-c lus ivam ente la c lave .En par t icular no hemos de esperar que arrojendemasiada luz en las cuestiones psicolgicas puestoque a menudo la etologa se detiene all exactamentedo n de emp ieza la psicologa, es decir, no entra en laexplicacin de las diferencias entre unos seres huma-nos y otros (Medawar, 1976).

    D en tro de es te marco genera l merece la pena queno s d eteng am os un .instante en profundizar el concepto28 EL BASILISCO

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    d e adaptacin como instrumento de exploracin delcomportamiento humano y ms par t icularmente de l desarrollo. Aunque sea casi una simpleza el recordarlo, laadaptacin es algo que juega a todos los niveles del desarrollo y de la vida del organismo. Esto quiere decir que yadesde que emergen los pr imeros comportamientos podemos y debemos indagar su adaptatividad a las condi- ciones vitales que en aquel momento se dan.La mayora de las veces contemplamos al nio (o lacra animal) como un ser en proceso, un organismo quetransita hacia el estadio final de adulto. Es cierto pero,como subraya opor tunamente Konner (1972) , es to nodebe hacernos perder de vista que ya el nio en cada fasede su desarrollo es, a su manera (incompleta vis-^is deladulto) un organismo adaptado. Si no, no sobrevira. Eldice grf icamente que desde e l momento que intervienela seleccin natural no se trata de examinar cmo procede r sta para que el nio arribe al estado adulto con talesy tales caractersticas adaptativas sino que habr que preguntar cmo acta ste de manera que el nio consiga so

    brevivir .Sin embargo, en la prctica no siempre es fcil asignar un valor adaptativo fuera, naturalmente, de las estructuras orgnicas a diversas pautas de comportamiento que van surgiendo a lo largo de la ontogenia. Haypocos experimentos tan difanos como el de Tinbergendepositando cascaras de huevo en los nidos abandonadosde ciertos pjaros comprobando que atraan ms depredadores que aquellos otros en que las mismas haban sidoarrojadas a tierra y demostrando por aqu el valor desupervivencia de aquella pauta de comportamiento. Laadaptacin se mide por sus efectos y efectos a largo plazo;por otra parte, no todas las pautas del repertorio conduc-tual de un animal, por el mero hecho de existir , son adaptativas. Algunas no lo son en modo alguno.

    En segundo lugar la lnea de explicacin del comportamiento va adaptacin ha de distinguirse claramente dela explicacin va estmulos, motivaciones. Aqulla enfocael comportamiento analizando cmo media ste en el balance d e l intercambio organismo - medio ambiente , y cuyosaldo definitivo es la supervivencia reproductiva. La segunda analiza el comportamiento en trminos de causaprxima o inmediata. Por venir a un caso concreto: contemplar algunos aspectos del comportamiento materno-fi-lial (por ej. la resistencia del nio a ser separado de la madre) como algo adaptativo es algo muy distinto que desentraar qu procesos cognitivos y motivacionales hacenque el nio reaccione como reacciona si su madre seausenta y deja al nene en presencia de extraos. Todoesto es particularmente importante para un psiclogo deldesarrollo que va viendo desplegarse, paulatina y progresivamente, diversos comportamientos en el nio que crece , comportamientos motores, lenguaje, altrusticos etc.

    El perodo de desarrollo humano.Significacin global y comparadaCon este marco general en la mente vamos ahora aabordar algunos aspectos ms concretos que nos muestren

    como la Etologa contribuye al conocimiento del desarrollo humano y de la socializacin.En primer lugar esta perspectiva comparativa y filo-gentica nos pone frente a un hecho, a saber, que la fasedel desarrollo animal posee distinta duracin en las especies y q ue se alarga de m anera ostensib le a medida que ascendemos en la escala filogentica. He aqu un dato que

    da p bu lo a una reflexin tpicamente comparatista a nivelde lo que significa la etapa de desarrollo en orden a unacomprensin cabal del ciclo vital orgnico.Comenzar para prec isar qu es lo que entendemosen Etolog a po r fase de desarrollo: es la qu e recorre elanimal (el hombre) hasta que llega a su madurez reproductiva. Dentro del paradigma darwiniano la reproduccin la transmisin gentica es el climax del ciclo vital. Dawkins (1976) en un brillante ensayo sobre el GenEgosta nos describe a los organismos vivientes, en su variedad y multiplicidad, como simples artificios de que serevisten los genes para replicarse incesantemente. Desde

    este punto de vista la ontogenia es una fase orgnica que,por un lado, sirve a la continuidad del plasma germinal (yaqu entra en juego la adaptacin de la cra, como tal, almedio ecolgico); y por otro lado es una fase de transicin al estadio reproductor. En ella se va desplegandopaulatinamente la informacin gentica acumulada quecapitalizar la fase adulta en pro de la reproduccin.(Williams, 1966).En este segundo aspecto encontramos la clave de esealargamiento de la fase pre-reproductora que hemos constatado. Los antroplogos y los etlogos confirman que eldesarrollo humano es el ms prolongado entre todas las

    especies animales. Este fenmeno es una faceta de lo quese llama la neotenia o juvenilizacin que, si bien no esexclusivo de la especie humana, s que es^tpico de lamisma por su intensidad y por las caractersticas que ren e . Es posible que en los orgenes de esta neotenia existael hecho de que la criatura humana nace en un grado deprematur idad neurolgica grande . En par te es debido aque en el curso de la evolucin de los prehomnidos, elpas o a la pos tura bpeda provoc un es trechamiento de lapelvis femenina a la vez que la presin selectiva llevaba aun agrandamiento de l cerebro. Es to, que Washburn(I96O) llama el dilema obsttrico, se resolvi con laexpulsin del feto en un estado ms temprano del desar ro l lo .Esto es solo una parte de la explicacin. Aqu hayqu e aadir, en la misma lnea, que la misma presin select iva que pugnaba por cerebros mayores , ipso facto los dotaba de mayor grado de complejidad. Que esto es slouna parte de la historia lo apoya el dato que, en realidad,el cerebro se desarrollar muy rpidamente en relacin alorganismo en general pues, al nacer el nio, t iene el 25%del peso adulto, a los 6 meses casi el 50% a los 2 aos yme dio e l 70 % y a los 5 e l 9 0 % (Tanner , 1961) .Cules pueden, entonces, ser las razones (adaptativas) de este fenmeno de la neotenia?. En principio hay

    que imaginar (porque todo esto son especulaciones) quecontribuye a la supervivencia de la criatura favoreciendosu intercambio de informacin en el medio social y dandotiempo a la adquisicin de pautas de importancia vital. SeEL BASILISCO 29

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    ha dicho que las especies superiores (en las que el retrasode la madurez sexual es ms prolongado) adoptan modosde intercambio con el medio eminentemente msflexibles qu e las especies inferiores, mu cho ms rgidas yespecializadas. Morris ha acuado el trmino de oportu-nistas para aqullas. Esto implica, en cualquier caso, unasustitucin progresiva y paulatina de los programas genticos cerrados (los que actan a travs de la F.A.P.) porotros ms abiertos (Mayr, 1974) en los cuales el paso delgenotipo al fenotipo cuenta con un ajuste considerable deinformacin proveniente del medio . Aqu entra e l mediosocial (no limitado a la especie Homo) como fuente primordial de informacin y de aprendizaje a todos los nive les , desde el ms elemental de la subsistencia hasta lasrepresentaciones ms simblicas o ms abstractas que nosguien en la interpretacin de cuanto nos rodea o nosacaece. En otras palabras, la neotenia ha podido muy bienser causa y, a la vez, efecto de esa tendencia irreparablede la filogenia a producir organismos menos dependientesdel medio, menos rgidamente programados y ms basados en la capacidad de incorporar pautas motoras y cogni-t ivas. Ahora bien la explotacin oportunista del medio noes slo cuestin de informacin sino tambin de prctica.Esta necesita del tiempo para afianzarse, en ltimo casopara automatizarse. La automatizacin de los comportamientos tiene una importancia adaptativa mucho mayorde la que un examen superficial estara tentado de atribuirle. Y eso en la vida de los primitivos humanos comoen la actualidad. El uso eficaz de los instrumentos, sea unhacha de piedra o un automvil, se acrecienta con el grado de automatizacin y lo mismo cabe decir de actividades tan complejas como el lenguaje (Lieberman, 1973).La existencia de un perodo de plasticidad orgnica prolongada sirve, por aqu, a la consecucin de actividadesaltamente especializadas y automatizadas.

    Hay por ltimo quien opina (Young, 1971) que laneotenia o juvenilizacin dio pi a que se alterase la pirmide de edades de las hordas primitivas. Creci elnmero de nios y preadolescentes y su presencia dio lugar a formas cada vez ms especializadas de intercambioentre adultos y criaturas: comunicacin de conocimientos,adiestramiento en la caza o la recogida de alimentos; enuna palabra: transmisin cultural. Lo cual redund tantoen beneficio de los adultos como en el de los pequeos.Es posible tambin que en torno a la crianza hayan cristalizado formas de cooperacin y de convivencia que vanms all del simple compartir alimentos. Young piensaque ciertos determinantes de la agresividad y ciertos impedimentos a la cooperacin habran sido eliminados (oamortiguados) en las poblaciones primitivas gracias a laneoten ia. Br une r (1972) resume as la cuestin y ello sirve de colofn a todo lo que hemos venido diciendo al resp e c t o :Lo que acompaa todos estos cambios (en lacultura primitiva) es una clara transformacin en losm od os de tr atar la inma durez (la fase de desarrollo).La proteccin maternal de la criatura no solo se alarga materialmente sino que sufre cambios cualitativos.Ya lo hemos mencionado: un per odo muchoms prolongado en que domina el juego, una participacin cada vez mayor de los adultos en el mismo,especialmente de la madre; una disminucin en el

    uso del castigo y amenazas como forma de inducir alnio a comportarse de la manera tpica de la especie.El ms importante, con todo, creo que es la emergencia de una enorme capacidad de observacin delcomportamiento adulto y la incorporacin de lo quese va aprendiendo a travs del juego.

    3. El at tachment (apego)Uno de los mejores logros del mtodo etolgico hasido la revisin y el cambio de perspectiva que ha aportado al estudio del comportamiento de apego de las criatura s a las madre s. En la especie humana es te vnculo ma-terno-filial haba sido explicado entre otros por lateora del secundary drive. La satisfaccin de las necesidades ms elementales del nio por parte de la madre(pa rtic ula rm ent e la alimentacin) gratificaba constantemente al nio y reforzaba su relacin privilegiada entreste y aqulla. Ya Harlow en sus experimentos asest un

    duro golpe a esta teora pero corresponde a Bowlby elmrito de haber propuesto otra alternativa mucho mssatisfactoria y situada esta vez dentro del dominio etolgico . Como las ideas de Bowlby y sus seguidores, particularmente Mary Ainsworth son muy conocidas no voy aexponerlas en detalle y me limitar a dos o tres comentarios que vienen particularmente al caso.El primero ser resaltar el uso tan correcto del mtodo comparativo que hay en la aproximacin de Bowlby altema del attachment. Bowlby pasa revista a estecomportamiento de apego en los vertebrados superiores yextrae una serie de caractersticas comunes; madre e hijo

    se mantienen en proximidad y cualquier separacin va seguida de bsqueda mutua. Bowlby no se deja despistarpor la aparente anomala del beb humano que tarda muc h o , en comparacin con los mamferos, en manifestar esaconducta de seguimiento y ese reclamar a su madre cuando sta le falta. Indudablemente la inmadurez neurolgicadel neonato humano es un fuerte condicionante. El moni-to apenas nace es capaz de trepar sobre el cuerpo de lamadre y sostenerse agarrado all. Los etlogos se hancomplacido en trazar con gran lujo de detalles los etogra-mas correspondientes (vase por ej. Hinde, 1974). Por suparte Bowlby ha descrito ms bien categorizado dentro del mismo paradigma etolgico lo que el nio hace yque puede ser asimilado dentro del apego. Son dos lasclases de com portam iento que integran ste y ambos sonpropios de la cra. Por el primero sta simplemente haceconocer su presencia y ello acta como seal sobre la madre y le hace acudir. Aqu entran en lnea de consideracin todas las vocalizaciones como son gritos, lloros, sonr isas, balbuceos, etc. Tambin el gesto de extender losbrazos (en cuanto la madre lo interpreta invariablementecomo ademn de quien solicita ser cogido) queda incluidoaqu .La segunda clase de acciones infantiles son las que elnio lleva a cabo con la intencin de mantenerse al lado ocerca de su madre: seguirla, sentarse en sus rodillas, abrazarse a ella, etc. Desde que el nio es chiquito trata deasirse a su madre y su grasping reflex se lo permite perfectamente. El nio lo hace, ya desde sus primeras semanas de vida, cuando su madre lo tiene desnudo sobre sus

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    rodillas y efecta un movimiento brusco con stas. Tambin ms tarde cuando est alarmado. Bowlby ha discutido en detalle la homologa de este movimiento con el delos primates y su relacin con el reflejo de Moro. El concluye que el movimiento del nio de agarrarse al cuerpomaterno, que es clarsimo a partir de los 6-8 meses (enpresencia de extraos, cuando se asusta) se desarrolla apartir de ciertas respuestas primitivas que posee del recin nacido humano son los reflejos de Moro y el tnico-pa lma r (Bowlby, 1969, p. 277).

    El mismo ha sugerido una situacin experimental enque una madre estuviese constantemente vestida de pielcada vez que se acerca a coger a su hijo. Lo que s es deobservacin comn es el delirio que tienen los niospeq ue os por e l pe lo materno . Konn er ha es tudiado lapauta de agarrarse en los nios bosquimanos en base alhe ch o d e qu e las mu jeres de esta raza van adornadas concollares de cuentas. En efecto, ya desde los primeros dasde su vida, el pequeo bosquimano, particularmentemientras mama, permanece agarrado al collar de la madre.Tambin se agarra ms tarde a la ropa y a los pechos(K onn er, 1972). Este mismo autor compara el comportamiento de asirse a la madre en estos nios primitivos conel de los monos y encuentra varias diferencias: ocurremenos veces y dura menos; el nio es incapaz de soportarsu peso; no da nunca cuando el nio es transportado. Sufuncin en los primeros meses de la vida concluye espro bab lei ent e m antene r estable la posicin del cuerpode manera que la boca del nio no pierda el pezn y as lavigilancia por parte de la madre no sea tan tensa. Una delas originalidades de Bowlby ha sido el proponer un modelo explicativo del apego de ndole ciberntica. La bsqueda de las causas de ciertos comportamientos ha abocado a estriles discusiones acerca de si eran innato oadquiridos. Parece que hoy da vamos convencindonosque este planteo no lleva a ninguna parte.. Se t iende ms'adesplazar el acento de la causa (trmino con demasiadosabor filosfico) al del control. Es lo que magistralmenterealiza Bowlby con respecto al attachment. Frente auna teora que recurra a la nocin de instinto, l proponeuna nueva versin de naturaleza autorregulativa. Segnella, madre e hijo forman un mini-sistema que incorporaco m o ob jetivo al ma ntener un cierto grado de proximidadentre ambos. Si la separacin aumenta hay una seal y unfeed-back que tiende a restablecer la proximidad ideal, elcontacto incluso entre madre e hijo. Bowlby describe estecornportamiento de apego como un equilibrio que resultade una serie de com portamientos dispares que, a veces,solicitan tanto al nio como a la madre y que tenderan asepararles. Por parte de aqul son los impulsos de curiosidad y exploracin, tan adaptativos por otra parte y quese prese ntan a me nudo amalgamados en el juego. Porparte de la madre son sus tareas de adulto, sus intereses,incluso en el lmite su propia supervivencia ante unpel igro .

    Este programa autorregulador de la proximidad madr e - hijo tien e adems la peculiariedad de que en el transcurso del tiempo evoluciona segn la edad y las capacidades de la criatura. Hinde (1974), ha hecho un minuciosoestudio del curso que sigue la interaccin madre-hijo enmonos rhesus y ha mostrado e l papel preponderante quejuega la madre en los primeros momentos de la vida de lacra para crear el lazo; y tambin para deshacerlo (o relajarlo) a medida que la cra crece. Los estudios paralelos en

    la especie humana son difciles de realizar con el mismodetalle (Hinde ha trabajado con monos cautivos) pero laslneas ge nerales del proceso son las mismas. En este mbito lo que unos aos atrs, y refirindonos a nuestra especie, ocupaba el primer plano era el trauma del destete.Los estudios comparados que nos da la primatologa yconsideraciones evolucionistas tienden a situarlo hoy enuna perspectiva distinta de la tradicional. Es obligado aquhacer alusin a las especulaciones socio-biolgicas de Tri-vers dentro de las cuales el rechazo materno y el disgustoconsiguiente que experimenta la cra son dos aspectoscomplementarios del mismo fenmeno de supervivenciagen t ica {inclusive fitness) (Trivers, 1974). En efecto, enorden a reproducirse y a trasmitir el mayor nmero degenes a la generacin siguiente, la cra retira beneficio deuna ms prolongada dependencia nutritiva de la madre yde su proteccin inmediata; por parte de la madre losmismos clculos la llevan a reproducirse de nuevo. Elanlisis de Trivers, en una perspectiva econmica de coste-beneficio, le lleva a predecir y evaluar las fases del conflicto y a asignar com o pun to culm inante el destet e. Eltrauma del destete (que tanto ha preocupado a psicoanalistas y psiclogos del desarrollo humano) se inscribira,segn estas ideas, en una estrategia evolutiva que desborda ampliamente el mini-sistema familiar y apunta a laconservacin y ajuste global de la especie.

    Por ltimo dedicar brevem ente mi atencin a lasfun cion es, que B owlby presta al attachment. Suposicin es en esto ntida: la funcin del 'attachment' esla protec cin frente a los depredadores (ibid. pg. 224).Muchos piensan que quizs esto es una interpretacin unpoco estrecha para dar cuenta de un comportamiento tanintenso, sobre todo en el estado actual de la evolucinhumana en que los depredadores (en sentido estricto) norepresentan la misma amenaza que antao. Aqu cabradecir dos cosas: primero, que la distancia evolutiva quenos separa del hombre primitivo y de los primates superiores es nfima como para que ciertas pautas de comportamiento se hayan modificado sustancialmente. Segundo,que ciertamente en la vida moderna no hay fieras que secoman a las criaturas pero que los peligros de la civilizacin tcnica suponen una constante vigilancia a las madresy que, en este sentido, la pervi'\>^ncia del lazo madre-hijo,en cuanto tiene por efecto mantener la proximidad deambos parece perfectamente justificada.

    En cuanto a que, como otras investigaciones suponen, otra de las funciones del apego sea facilitar el aprendizaje y la imitacin de com portam ientos sociales, sea unaforma de iniciacin a la comunicacin, Bowlby se muestra

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    que se ha visto a cras de monos rhesus interrumpirabruptamente el juego que las absorba cuando la madrede una de ellas ha entrado en conflicto con alguien de latropa. En el juego infantil tambin se dan casos anlogos.En cuanto a las motivaciones endgenas que llevan ala cra a jugar hay poco que sea concluyente. Se habla deactividades en vaco, concepto clsico de los primeros

    etlogos pero que aqu no parece encajar. Otros hablande una inversin del plus de energa y finalmente de estados de excitacin psico-fsiolgica (arousal) relacionadoscon el impulso exploratorio, de bsqueda de novedad(Loizos, 1967).Pasemos ahora a exponer el punto de vista funcionaldel juego. Aqu el juego ha dado pbulo a la imaginacinde los etlogos tanto es as que hay que resistir la tentacin de extenderse ms de lo debido. Sintetizando unpoco dir que, en primer lugar, el juego es una forma deaprendizaje y de prctica de muchos comportamientosadultos. Carohne Loizos, an reconociendo que sto esas, se m uestra reticente a aceptar plenamen te la idea:

    No niego dice que el practicar y ensayarmuchas formas de actividad aumenta con toda probabilidad la eficiencia de las mismas pero habra quepr ob ar q ue es precisamente la ejecucin en contextode juego lo que es crucial para su perfeccionamientoulterior y que en ello difiere significativamente de lamisma actividad fuera del contexto de juego (Loizos , 1967).A esto responde otro etlogo, Phyllis Dolhinow:Est realmente haciendo prcticas el animal

    cuando juega? Hasta qu punto esta prctica ldicaes necesaria para que una capacidad se desarrolle enplenitud. ' . Una vez ms acometemos el problemaespinoso de atribuir motivaciones a ciertas formas deactividad. Mi opinin es que no hay ninguna raznpor la que el juego sea necesario para hacer prcticas y que sobran datos que demuestran que los monos ejercitan sus capacidades fuera del juego. Noobstante la importancia del juego es que asegura unplus de prctica y esto supone un incremento marginal de capacidad que puede traducirse en un statussuperior en la tropa, en escapar mejor del peligro, oen estar mejor integrado en el grupo (Dolhinow yBishop, 1970) .En segundo lugar, el juego sita a sus protagonistasen una situacin de flujo y reflujo informativo que no solamente incide en su capacidad de comunicacin interindividual sino que les proporciona un conocimiento msrefinado del mundo que les rodea. Es obvio que en esteaspecto el juego se solapa con la actividad exploratoria.En este sentido el juego en su vertiente exploratoria tieneun alto valor de supervivencia para el grupo pues favorecela plasticidad adaptativa de la cra a cambios en el medioambiente (Harper, 1970). Tambin los aspectos de creatividad, resolucin de problemas nuevos, indagacin desituaciones extraas que la criatura acomete en plan de

    juego tienen aqu una interpretacin adecuada.El juego tiene tambin importancia para el ajuste dela criatura al grupo. La situacin de juego es, por lo gene

    ral , social. El grupo de camaradas el segundo e importante mini-sistema social en que la cra animal se desarrolla cuando empieza a despegarse de su madre es unmedio de socializacin importantsimo. En l ocupa unlugar primordial el juego. La cra entra en contacto fsicocon sus camaradas: se persiguen, se dan alcance, luchan,ruedan por el suelo.. . Todo ello es una forma de evaluarlas habilidades propias y las ajenas, permite conocer lasconsecuencias de las diferencias de tamao, la fuerza delos contendientes, sus reflejos de reaccin, su tolerancia,e t c . . En definitiva es una experiencia crucial que forzosamente tendr como efecto situar a los compaerosdentro de una jerarqua social que ms tarde, cuandoadultos, probablemente cristalizar (Dolhinow y Bishop,1970) .

    Poirier resume as la cuestin:Las cras parecen adaptarse a sus camaradas yaprender a ser miembros efectivos de la sociedad atravs del juego. Median te ensayos y errores, a travs

    de una reiteracin continua de los comportamientoscaractersticos que constituyen el juego, una craaprende los lmites de su capacidad de auto-afirmacin. El grupo de juego es el contexto de un talapren dizaje [ . ..] . El dominio jerrquico qu e ms tardese pondr de manifiesto en la edad adulta echa susraces en el grupo de juego donde los monitos compiten por el alimento, lugar de descanso o por losdesplazamientos ms cmodos en la espesura delbosque. Aunque la agresividad parece que se derivaen alguna manera del juego-lucha, ciertas formas dejuego pueden contribuir ' a una conducta cooperativay positiva para el grupo por parte del joven. En elgrupo de juego los pequeos establecen lazos sociales estrechos que ms tarde les ayudarn a mantenerla cohesin de la tropa. Las cras aprenden a mezclarse unas con otras en el juego; tambin all sientan lasbases de una personalidad plenamente integrada(Poir ier , 1972) .Dediquemos, por ltimo, un instante de atencin a laimportancia del juego en el contexto de la comunicacin.El antroplogo Gregory Bateson al contemplar el juegode los primates en el Zoo de San Francisco cay en lacuenta que necesariamente la iniciacin de la secuencialdica iba acompaada de algn intercambio de sealesque indicaban se trata de jugar. Emitir seales de ordensuperior que enmarcan el contexto en que se va a realizarun intercambio supone un refinamiento comunicativoextraordinario, un paso decisivo en la evolucin biolgica.Bateson lo dice en estos trminos:

    Si nos ponemos a especular sobre la evolucinde la comunicacin es evidente que se franquea unaetapa decisiva cuando un organismo deja gradualmente de responder automticamente a ciertas seales desencadenantes (se refiere a los IRM) y es capazde reconocer que son simplemente seales y que encalidad de tales han de ser confirmadas por el comportamiento subsiguiente , pero pueden no ser lo ,pueden sustituir a otras, pueden ser amplificadas,moduladas, etc. [ . . .] . Hay una doble paradoja presente en las seales que se intercambian dentro del contexto deLjego, fantasa, amenaza, etc. Un pellizco

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    EL BASILISCO, nmero 11, noviembre-diciembre 1980, www.fgbueno.es

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    en plan de juego no solo excluye la agresividad sinoque el propio pellizco no es pellizco. Los animalesque juegan no solo dan a entender lo contrario de loque hacen sino que frecuentemente comunican acerca de lo no existente (Bateson, 1955).La aparicin de la metacomunicacin es pues otraetap a en la evolucin social y a ello contribuy indudable

    mente el juego. Quiz, invirtiendo los trminos, al emerger los rudimentos del comportamiento ldico ello diopie a la desautomatizacin de las seales que regulanmuchos comportamientos instintivos y surgi la meta-comunicacin. Su ventaja evolutiva justificara sobradamente la inutilidad del juego.Para concluir notemos que hemos estados aludiendoal juego animal (referido particularmente a los mamferosy an ms particularmente a los primates superiores)pero que , en ningn momento nos hemos refer ido a ljuego humano. No queremos que se inf ie ra de aqu queen fin de cuentas apenas hay diferencias entre el jue

    go de los nios, y su valor en el perodo de desarrollo, yel juego de los pequeos chimpancs. Las hay y profundaspero hemos querido subrayar, f ieles a nuestra perspectivaetolgica, las semejanzas homologas diremos sin repar o entre el juego de los primates superiores y el juegode los pr imates humanos .Conclusin

    He aqu algunos botones de muestra de lo que puedeaportar un enfoque etolgico, es decir comparativo, almejor conocimiento de la ontogenia de l comportamientohumano. Es toy persuadido que es tamos solo comenzandoa explotar esta veta en nuestra tradicional indagacin acerca del desarrollo infantil . Creo, y hago votos por ello, quevamos a asistir en los aos prximos a una revisin acercadel modo de ser y de creer de nuestras criaturas y que enello la etologa o sea, el estudio biolgico del compo rtamiento en perspectiva flogentica va a jugar un papelcrucial. Por otra parte, no quisiera que mi optimismo seinterpretase como si el enfoque etolgico del comportamiento se bastase a s mismo. La fascinacin que ejerce elanlisis comparado de las pautas animales y humanas nodebe desembocar en un reduccionismo es trecho que contemple el desarrollo del nio como fenmeno estrictamente biolgico. Creo que debemos caminar hacia una visin que articule adecuadamente lo psquico sobre lobiolgico y ello implica no tanto conocer mucho de biologa, por un lado y de psicologa por otro, sino situarnos enla zona de solapamiento donde podemos escudr iar esoque se ha venido en llamar la emergencia de la psique.Seguramente necesitamos renovar nuestras conceptualiza-ciones y echar mano de mtodos ms refinados para crearesta psico-biologa con entidad propia. En cualquier casoes una tarea muy urgente, y actual y en ella estamos comprometidos los que nos inte resamos por un conocimientoterico y prctico sobre el desarrollo humano que nospermita despejar poco a poco (nunca del todo!) algunasde las incgnitas del hombre.B I B L I O G R A F ABATESON, G. A Theory of Play and Fantasy. In G. BATESON. Stepsto an Ecology of Mind. N.Y. BaJlantine, 1972. (Publ. originalmente en1955) .

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