2009 10 la humanidad y el medio ambiente

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MEDIO AMBIENTE 1.-CONCEPTO DE MEDIO AMBIENTE Una de las primeras definiciones que se acuñó fue en 1972, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano, celebrada en Estocolmo: “El Medio Ambiente es el conjunto de componentes físicos, químicos, biológicos y sociales capaces de causar efectos directos o indirectos, en un plazo corto o largo, sobre los seres vivos y las actividades humanas” Los diversos tipos de factores influyen de modo distinto: Físicos: El relieve, la temperatura y la presencia de agua son los principales factores físicos que determinan las características ambientales. Químicos: La salinidad, el pH del agua, la concentración de O 2 y CO 2 , etc., favorecen o impiden el desarrollo de determinados seres vivos. Biológicos: Los seres vivos establecen distintos tipos de relaciones entre ellos, principalmente de tipo alimentario. Sociales y culturales: Este grupo de factores es exclusivo de la especie humana. La forma de vida de los seres humanos influye tanto sobre las personas como sobre los otros seres vivos que les rodean El Medio Ambiente incluye todo nuestro entorno, millones de organismos vivos e innumerables procesos que operan de una forma coordinada, gracias a los cuales los seres humanos podemos comer, beber, y respirar con comodidad. Hay que pensar en el medio ambiente. como un conjunto, y después dividirlo en unidades para su manejo práctico. 2.-TEORÍA DE SISTEMAS Tipos de sistemas La mejor manera de identificar los tipos de sistemas es estudiando las características de sus fronteras. Según como se comporten éstas (en relación con los posibles intercambios a realizar entre el sistema y su entorno a través de ellas) podemos definir tres tipos básicos de sistemas: a) Sistema aislado: es el más sencillo porque su frontera impide cualquier tipo de intercambio (de materia, energía o información) entre el sistema y su entorno. Es un modelo imaginario sin conexión con la realidad, ya que no existe ningún sistema real sea aislado. b) Sistema cerrado: es aquel cuya frontera admite únicamente el intercambio de energía con su entorno pero impide cualquier otro tipo de intercambio. En este caso hay un aislamiento parcial del sistema con respecto al entorno. La Tierra, por ejemplo, puede ser considerado como un sistema cerrado (aunque no de una manera estricta, al existir cierto grado de intercambio de materia con el entorno pero en cantidades casi despreciables). Recibe energía de su estrella, exportando parte de ella, y la materia que encierra es fija y finita debido a que no existen ni incrementos ni pérdidas significativas de ella. c) Sistema abierto: Es el más cercano a la realidad ambiental ya que su frontera permite todo tipo de intercambios (materia, energía e información). Como recibe materia y energía del entorno y exporta materia y energía, los valores de materia y energía del sistema varían en función del tiempo provocando que el sistema se regule a sí mismo. Es decir, la reserva de materia y energía disminuye si las importaciones disminuyen o las exportaciones aumentan, o aumenta si las importaciones aumentan o las exportaciones disminuyen. De esta 1/13

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MEDIO AMBIENTE

1.-CONCEPTO DE MEDIO AMBIENTE

Una de las primeras definiciones que se acuñó fue en 1972, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano, celebrada en Estocolmo:

“El Medio Ambiente es el conjunto de componentes físicos, químicos, biológicos y sociales capaces de causar efectos directos o indirectos, en un plazo corto o largo, sobre los seres vivos y las actividades humanas”

Los diversos tipos de factores influyen de modo distinto:

Físicos: El relieve, la temperatura y la presencia de agua son los principales factores físicos que determinan las características ambientales.

Químicos: La salinidad, el pH del agua, la concentración de O2 y CO2, etc., favorecen o impiden el desarrollo de determinados seres vivos.

Biológicos: Los seres vivos establecen distintos tipos de relaciones entre ellos, principalmente de tipo alimentario.

Sociales y culturales: Este grupo de factores es exclusivo de la especie humana. La forma de vida de los seres humanos influye tanto sobre las personas como sobre los otros seres vivos que les rodean

El Medio Ambiente incluye todo nuestro entorno, millones de organismos vivos e innumerables procesos que operan de una forma coordinada, gracias a los cuales los seres humanos podemos comer, beber, y respirar con comodidad. Hay que pensar en el medio ambiente. como un conjunto, y después dividirlo en unidades para su manejo práctico.

2.-TEORÍA DE SISTEMAS

Tipos de sistemas

La mejor manera de identificar los tipos de sistemas es estudiando las características de sus fronteras. Según como se comporten éstas (en relación con los posibles intercambios a realizar entre el sistema y su entorno a través de ellas) podemos definir tres tipos básicos de sistemas:

a) Sistema aislado: es el más sencillo porque su frontera impide cualquier tipo de intercambio (de materia, energía o información) entre el sistema y su entorno. Es un modelo imaginario sin conexión con la realidad, ya que no existe ningún sistema real sea aislado.

b) Sistema cerrado: es aquel cuya frontera admite únicamente el intercambio de energía con su entorno pero impide cualquier otro tipo de intercambio. En este caso hay un aislamiento parcial del sistema con respecto al entorno. La Tierra, por ejemplo, puede ser considerado como un sistema cerrado (aunque no de una manera estricta, al existir cierto grado de intercambio de materia con el entorno pero en cantidades casi despreciables). Recibe energía de su estrella, exportando parte de ella, y la materia que encierra es fija y finita debido a que no existen ni incrementos ni pérdidas significativas de ella.

c) Sistema abierto: Es el más cercano a la realidad ambiental ya que su frontera permite todo tipo de intercambios (materia, energía e información). Como recibe materia y energía del entorno y exporta materia y energía, los valores de materia y energía del sistema varían en función del tiempo provocando que el sistema se regule a sí mismo. Es decir, la reserva de materia y energía disminuye si las importaciones disminuyen o las exportaciones aumentan, o aumenta si las importaciones aumentan o las exportaciones disminuyen. De esta manera el sistema evoluciona tratando de alcanzar una situación de equilibrio. Por esto se dice que el sistema es dinámico, no permaneciendo estático ante los cambios.

La representación de los sistemas: los modelos

Los sistemas pueden representarse mediante modelos, representaciones simplificadas de la realidad, que permiten ver de forma clara y sencilla las distintas variables y las relaciones que se establecen entre ellas. Estas representaciones se hacen mediante esquemas, dibujos o expresiones matemáticas. Por ejemplo, en ecología se emplean modelos de pirámide para representar las relaciones tróficas en un ecosistema.

Así, los modelos nos permiten tener una visión de la estructura del sistema y también medir cuantitativamente los procesos que se llevan a cabo. De este modo puede predecirse que ocurrirá si cambia una de las variables.

La aplicación de la teoría general de sistemas y la simulación en modelos permiten también buscar la forma de actuación adecuada para prevenir sucesos no deseados.

La validez de un modelo es el grado de exactitud con que puede predecir hechos futuros.

3.- EL PLANETA TIERRA COMO SISTEMA

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Nuestro planeta puede ser considerado como un sistema abierto: Recibe un aporte de energía (especialmente procedente del sol) y de materia de los meteoritos, y experimenta una perdida de energía en forma de calor. Se trata de un sistema que autorregula su temperatura, manteniendo una media de unos 15º C, lo cual permite la existencia de agua liquida y por tanto vida.

Modelo del sistema Tierra

Como se trata de un sistema extraordinariamente complejo, al elaborar un modelo del mismo podemos considerar los siguientes subsistemas:

Atmósfera: capa más externa del planeta, en estado gaseoso.

Hidrosfera: capa discontinua de agua que envuelve la superficie sólida del planeta. Comprende fundamentalmente el agua líquida, continental y oceánica, y el hielo glacial, aunque una pequeña cantidad forma parte de la atmósfera y de los seres vivos.

Geosfera: componente de estructura rocosa que es el sistema terrestre de mayor volumen, aunque para nosotros presenta especial interés solo su parte más externa o litosfera.

Biosfera: sistema constituido por todos los seres vivos que habitan la tierra y que ocupa la parte inferior de la atmósfera, la parte superior de la litosfera y una parte de la hidrosfera.

Todos los componentes del sistema Tierra se relacionan de una u otra forma en un equilibrio dinámico, de manera que el cambio en un subsistema repercute sobre los demás; así por ejemplo tenemos:

La regulación del clima terrestre, en la que intervienen todos los subsistemas, pero especialmente la atmósfera y la hidrosfera. Las alteraciones provocadas por el aumento del efecto invernadero demuestran hasta qué punto interaccionan todos los componentes terrestres.

El ciclo del agua, que recorre la atmósfera, la hidrosfera, la geosfera y la biosfera mediante sucesivos cambios en su estado físico.

Los ciclos biogeoquímicos, en los que los elementos como el carbono, el nitrógeno o el fósforo van pasando de unos subsistemas a otros, ya que forman parte de moléculas que permanecen estables durante cierto tiempo en cada etapa.

Algunos autores, principalmente J. Lovelock, han desarrollado un modelo de la Tierra conocido como hipótesis de GAIA, en alusión a la diosa griega Madre Tierra. Según este modelo, la Tierra es un superecosistema con numerosas funciones que interaccionan, y con mecanismos de retroalimentación, que moderan las temperaturas extremas y mantienen relativamente constante la composición química de la atmósfera y de los océanos.

La hipótesis GAIA sostiene:

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Energía solar Calor

Hidrosfera

Atmósfera

Biosfera

Geosfera

Sistema Tierra

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La Biosfera es una entidad cuyas propiedades son mayores que la suma de las propiedades de sus partes.

La Biosfera adquirió la capacidad de controlar el medio ambiente global para cubrir sus necesidades.

La Biosfera tiene capacidad para condicionar el aire del planeta entero y por tanto capacidad para regular los procesos relacionados con la vida.

GAIA es un sistema cibernético biológico con tendencia homeostática (tiende a mantener un estado estable).

Cada vez resulta más evidente que todos los subsistemas del sistema Tierra interaccionan entre sí, manteniendo un equilibrio y un entorno óptimo para el desarrollo de la vida. En palabras de Lovelock, “la biosfera es una entidad autorregulada con capacidad para mantener a nuestro planeta sano mediante el control del ambiente físico-químico”.

Dado que el ser humano no ha construido este sistema, no lo comprende totalmente. Queda mucho que aprender sobre los entramados del océano, la dinámica de los suelos, etc. Tenemos que conservar, mantener y reparar la biosfera. De ella depende nuestra supervivencia como especie.

4.- ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA TIERRA

Las características de los diferentes sistemas terrestres se deben al proceso de formación de nuestro planeta y su posterior evolución.

La Tierra se originó hace 4.600 millones de años, como los otros planetas del sistema solar, por acreción de pequeños cuerpos sólidos denominados planetesimales.

En la posterior evolución del planeta, podemos distinguir los cambios experimentados por los diferentes sistemas terrestres.

4.1. - Cambios en la atmósfera: el clima

Como consecuencia de erupciones volcánicas, a partir de la geosfera se emitieron diversos compuestos volátiles cuya acumulación dio lugar a la atmósfera primitiva, de composición muy diferente a la actual y rica en gases del tipo del CO 2, N2, CH4, NH4 y H20; por tanto, podemos destacar su carácter reductor y la ausencia de oxígeno libre.

La composición, estructura y circulación atmosféricas -y, por tanto, el clima- han variado a lo largo de la historia de la Tierra. Una de las principales causas de tales cambios fue la aparición, hace unos 2.000 millones de años, de los seres vivos, y especialmente de aquéllos que realizan la fotosíntesis, proceso responsable de la liberación de 02 y que tuvo dos consecuencias extremadamente importantes:

a) Transformación del carácter reductor de la atmósfera en oxidante.

b) Formación de la capa de ozono en la estratosfera, que actúa como una pantalla protectora frente a las radiaciones de alta energía, posibilitando el desarrollo de vida fuera del agua.

Otros factores ya citados (cambios en el albedo y en la concentración de gases con efecto invernadero, alteraciones orbitales, etc.) influyen en la temperatura y determinan importantes variaciones climáticas.

En ocasiones diversos factores se combinan de manera que aumenta la temperatura media de la Tierra, mientras que el resultado de otras combinaciones es su disminución y, con ello, el inicio de una época glaciar; entre ambos extremos existen diversas fases intermedias. Por eso en la historia del clima se distinguen épocas glaciares y períodos interglaciares.

La consecuencia es que el clima tiene un carácter esencialmente dinámico y el problema no es si actualmente está o no cambiando, sino con qué rapidez y en qué proporción cambia.

4.2. - Cambios en la hidrosfera

En las primeras etapas el agua se encontraría en forma de vapor en la atmósfera y, cuando el planeta se enfrió transcurridos unos 10-20 M.a. de su formación, se produjo su condensación generalizada y la formación de los océanos. Los océanos primitivos, reductores y ricos en compuestos orgánicos de origen abiótico, han experimentado cambios debidos a múltiples factores.

Los cambios en la composición se atribuyen sobre todo a la acción de los seres vivos, y especialmente de aquellos responsables de la transformación de un ambiente reductor a uno oxidante, que determinó el fin de la síntesis abiótica de materia orgánica.

Otros factores -como alteraciones en la irradiación, en la distribución de continentes y océanos y la propia actividad de los organismos que modifican las concentraciones de CO2 y O2 influyen sobre la temperatura oceánica y, por ello, sobre el clima, que a su vez determina el volumen de agua almacenada.

Si un descenso de la temperatura va asociado a una época glaciar, disminuye en gran manera la cantidad de agua oceánica y se producen importantes modificaciones en la línea de costa.

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4.3.- Cambios en la litosfera

A consecuencia de la abundancia de impactos de asteroides en las primeras etapas de la Tierra, se considera que hasta los 3.800 millones de años no existió una capa rígida estable, en la superficie de la geosfera. A partir de entonces y según los modelos actuales, aunque las placas litosféricas serían menores y el flujo energético mayor, se considera que el comportamiento global de la litosfera sería semejante al que presenta en la actualidad.

En todo caso, las áreas continentales han estado expuestas a cambios de origen interno, que tradicionalmente se consideran como generadores de relieve, y a cambios de origen externo que tienden a suprimir los relieves.

Aunque la tectónica de placas es un proceso constante, se han definido «ciclos orogénicos» -que corresponden a períodos de movimiento, entre diferentes placas tectónicas, en que intervienen masas continentales y que dan lugar a la formación de grandes cordilleras- separados por períodos de calma tectónica, que se asocian a procesos de distensión o rifting generalizados.

4.4.- Cambios en la biosfera

Según las teorías actuales, la vida se originó en los mares primitivos, ricos en compuestos orgánicos de síntesis abiótica (sopa o caldo primitivo). Los primeros registros de seres vivos, admitidos de forma generalizada y que datan de 3.500 Ma, están constituidos por estructuras filamentosas en mallas.

Estos fósiles son semejantes a los actuales estromatolitos, que son estructuras rocosas en forma de almohadillas, formadas por la precipitación de sedimentos finos provocada por la actividad metabólica de cianobacterias.

En todo caso se considera que los primeros organismos fueron procariontes, heterótrofos y anaerobios, y fueron evolucionando, como consecuencia de los procesos de mutación y selección natural, y adaptándose a las cambiantes condiciones ambientales, hasta originar las actuales formas de vida.

La historia de la vida sobre la Tierra está jalonada de episodios catastróficos, durante los cuales se produjo una extinción generalizada de numerosas especies (del 80 al 85 %). La de mayor envergadura tuvo lugar a finales del período Pérmico, hace unos 250 millones de años, marcando el final del Paleozoico y el inicio del Mesozoico.

Por otra parte conviene resaltar que, si bien los seres vivos se han ido modificando por adaptación al ambiente como hemos dicho, también ellos son causa de importantes cambios ambientales (como por ejemplo, la aparición de oxígeno en la atmósfera) y su presencia ha sido y es un factor determinante de las condiciones existentes en nuestro planeta.

5.- LA HUMANIDAD Y EL MEDIO AMBIENTE

Las relaciones de la especie humana con el planeta que la sustenta son una historia de desavenencias, desde que los hombres empezaron a evolucionar hacia sociedades agrícolas y ganaderas.

El planeta Tierra ha de considerarse como un sistema con innumerables interacciones entre los componentes que lo constituyen, como la geosfera, la hidrosfera, la atmósfera y la biosfera (incluyendo en esta última a la antroposfera).

La Historia de la humanidad nos ha enseñado que la civilización puede desaparecer si no comprende que los recursos que la sustentan son limitados. Las consecuencias del despilfarro de los recursos y de las alteraciones de los ciclos naturales son lo que hoy denominamos problemas ambientales.

Hoy en día, el hombre investiga los grandes cambios que han ocurrido a lo largo de la historia de la Tierra, para comprender la dinámica del sistema; e intenta prever qué cambios globales pueden ocurrir si se introducen modificaciones en diferentes variables, mediante modelos explicativos y simulaciones en ordenadores.

EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE HUMANIDAD Y NATURALEZA

A principios de la década de los setenta surgió en los ambientes científicos de los países industrializados la preocupación ante el hecho constatable de la crisis ambiental que se detectaba en el planeta. En la opinión pública, esta preocupación, inicialmente de grupos minoritarios, cristalizó en la aparición de los primeros movimientos ecologistas. En Estados Unidos y Francia surgieron ciertas escuelas de estudiosos del entorno, que dieron origen a la llamada historia ecológica.

Ésta se presenta como un ámbito interdisciplinar entre las ciencias naturales y las sociales; su idea básica es que sociedad y naturaleza han coevolucionado. Íntimamente unidas a lo largo del tiempo. Esto implica tanto considerar el entorno como un factor que a lo largo de la historia ha contribuido a formar los modos de vida y las relaciones entre los humanos, como analizar los cambios producidos por los seres humanos en su entorno y las consecuencias que han tenido esos cambios. Así, por ejemplo, está demostrado que las fluctuaciones del clima han tenido una influencia decisiva en la evolución de las actividades agrícolas y ganaderas. Por su parte es bien conocida la influencia humana sobre los ecosistemas, acelerando o propiciando cambios en su dinámica. Las zonas desérticas dentro de África se han extendido aceleradamente tras la segunda guerra mundial, debido a la deforestación, al exceso de pastoreo o a las prácticas agrícolas esquilmadoras del suelo o inadecuadas.

Por otra parte se ha constatado que entre los modos de organización productiva de las sociedades humanas para satisfacer sus necesidades materiales, existen algunas que no han sido o no son ecológicamente sostenibles. Ello es debido

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a que sus prácticas productivas destruyen o transforman artificialmente la estructura y el funcionamiento de muchos ecosistemas. Esto ha influido sobre la velocidad de renovación de los recursos naturales o directamente ha sido la causa de su desaparición.

La historia ecológica pretende también conocer la lógica económica y de las normas éticas y culturales (la visión que se tiene del mundo en las distintas sociedades) que caracterizan a cada forma social de producción. De esta manera se pretende analizar la eficiencia ecológica de las sociedades en el uso y manejo de los ecosistemas, o lo que es lo mismo: las relaciones de los humanos con el medio ambiente.

Cuando la especie humana apareció en el planeta se encontraba totalmente a expensas de las diversas fuerzas del entorno natural. Para sobrevivir debía dedicar gran cantidad de tiempo y de energía a conseguir alimento y escapar de los distintos peligros de su entorno. Su incapacidad provenía del desconocimiento de los mecanismos y las leyes que rigen el funcionamiento de la naturaleza. Por el contrario, en la actualidad, la humanidad debe dedicar una buena parte de sus energías a corregir los impactos y a reducir los riesgos que origina con sus actividades, tanto en el medio natural, como en el humanizado que ella misma ha creado.

A lo largo de la historia, se pueden distinguir tres grandes fases a modo de relación humanidad/entorno, aunque no es una visión totalmente exacta desde un punto de vista estrictamente cronológico; en la actualidad coexisten las fases precedentes, debido al diferente nivel alcanzado en el desarrollo técnico-cultural en los distintos grupos que pueblan la Tierra.

5.1.- Uso sin transformación del entorno: fase de caza-recolección.

En esta etapa, la de mayor duración con mucho de la existencia humana, el hombre era nómada, cazador y recolector, empleando su fuerza muscular y todo su tiempo en la satisfacción de sus necesidades alimentarias; durante mucho tiempo la única fuente de energía fue la solar, en forma de alimentos.

En un principio, para la obtención de comida sólo empleaba su propio cuerpo, por lo que su capacidad de cosecha estaba muy limitada por mecanismos físicos, tales como velocidad de desplazamiento para capturar una presa o posibilidad de trepar para obtener frutos. Por ello su acción sobre el medio no fue más notable que la de cualquier otro mamífero.

Con el paso del tiempo empezó a utilizar herramientas (inicialmente muy sencillas, como palos y piedras, pero progresivamente más complejas y eficaces) con lo que su capacidad cosechadora se incrementó notablemente ocupando nichos ecológicos que inicialmente correspondían a otras especies. Por otra parte el dominio del fuego, que usaba para calentarse, cocinar y defenderse de otros animales, constituyó una auténtica revolución en su historia y supuso la utilización de recursos energéticos como la madera.

En tales condiciones la población humana se mantenía en equilibrio: su aumento implicaba una disminución de los alimentos disponibles, lo que se traducía en un mayor número de muertes por desnutrición. Se calcula que al final de este periodo, los seres humanos repartidos por el mundo apenas superarían los 5 millones de individuos, y su influencia sobre el ambiente era apenas superior a la de cualquier otra especie.

5.2. -Uso con transformación limitada del entorno: fase agrícola-ganadera

El panorama anterior cambió radicalmente hace unos 10.000 años con la aparición de la agricultura y la ganadería, auténtica revolución que acabó con nuestra dependencia directa de la naturaleza para obtener alimento, y que tuvo como consecuencia que las poblaciones fueran haciéndose cada vez más sedentarias. Una diferencia fundamental, en su relación con el ambiente, entre poblaciones nómadas y sedentarias, es que las primeras explotan una amplia gama de ambientes y lugares, mientras que las segundas se limitan a unos pocos ambientes próximos a sus residencias, por lo que su explotación es muy intensa.

La agricultura posibilitó la producción de un excedente de alimentos y paralelamente la domesticación de algunas especies de animales facilitó la utilización de máquinas rudimentarias, el transporte y el desplazamiento. Uno de las consecuencias fue que parte de la población pudo dedicarse a actividades distintas a la adquisición de alimentos, y, con ello, se inicia un importante desarrollo tecnológico: descubrimiento de los metales e invención de utensilios revolucionarios como el arado, el carro de ruedas, variedad de armas, etc. Como fuentes de energía, además de las utilizadas en la etapa anterior, se añaden la tracción animal y las energías hidráulica y eólica (molinos de agua y viento, buques de vela, etc..).

Todo ello supuso un importante crecimiento poblacional, con el desarrollo de grandes ciudades y sociedades cada vez más complejas con trabajos especializados: se realizan importantes obras de construcción, se inicia el comercio a gran escala, etc.. El resultado fue una mejora sustancial de la calidad de vida, pero, el mantenimiento de una población en crecimiento, implica unas necesidades cada vez mayores de alimentos y otros recursos. La agricultura-ganadería ha sido y sigue siendo, uno de los mecanismos más importante de transformación ambiental: deforestaciones masivas para dedicar los terrenos al cultivo y al pastoreo con la consiguiente degradación del suelo, construcción de sistemas de regadío y vías de comunicación, etc.

Cuando se inicia la agricultura y se extiende por todo el mundo la población creció de una manera espectacular, de modo que al llegar el año 3.000 a. C., se habían alcanzado los 100 millones de personas. Una vez establecida la vida agrícola, continuó el crecimiento pero a un ritmo significativamente más lento, de modo que a mediados del siglo XVII la población

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era de unos 500 millones.

Por todo ello, en esta época la acción humana sobre la naturaleza fue intensa y causa de una creciente degradación ambiental, pero restringida a las zonas más pobladas del planeta, quedando amplias regiones sin sufrir una importante influencia antrópica.

5.3.- Uso con transformación generalizada del entorno: fase industrial-tecnológica

El creciente agotamiento de los recursos forestales condujo al descubrimiento de una nueva, y más potente, fuente de energía: el carbón. Ello permitió, a mediados del siglo XVIII, la invención de la máquina de vapor y el inicio de la revolución industrial, que supuso un profundo cambio en la vida humana y en sus relaciones con la naturaleza: se crean fábricas que atraen a un elevado número de emigrantes, con lo que se desarrollan grandes urbes; mejoran las técnicas agrícolas y ganaderas, dedicándose cada vez más terrenos a tales menesteres, con lo que se incrementa la producción de alimentos, etc. Desde el descubrimiento de la máquina de vapor el desarrollo tecnológico ha sufrido un ritmo acelerado, basado principalmente en la utilización de recursos energéticos no renovables: carbón, petróleo, gas natural y combustibles nucleares.

El aumento de la producción de alimentos y otros bienes, así como la paulatina mejora en las condiciones de vida, tuvo como resultado un pronunciado crecimiento de la población, de manera que en la actualidad está en torno a los 6.000 millones de habitantes.

En la actualidad los grandes progresos científico-tecnológicos, el crecimiento de las industrias, la explosión demográfica y el desarrollo de inmensas urbes donde vive casi la mitad de la población mundial, han determinado enormes presiones sobre el medio natural a nivel planetario, que pueden conducir a su irreversible degradación y al agotamiento de los recursos. Cualquier actividad actual humana produce consecuencias a veces catastróficas: contaminación atmosférica, ruidos, alteraciones climáticas, contaminación de ríos, lagos y mares, pérdida de suelo fértil, desertificación, pérdida de biodiversidad, alteración del relieve y del paisaje, acumulación de residuos, etc.

6.- DESDE EL CLUB DE ROMA HASTA LAS ÚLTIMAS CUMBRES SOBRE MEDIO AMBIENTE

6.1.- LA GESTIÓN DEL PLANETA

Hoy nadie duda que la administración responsable, reflexiva e inteligente de la Tierra es uno de los grandes retos que ha de encarar la humanidad en el siglo XXI. La era actual es la de los “síndromes de cambo global” causados por la interdependencia entre el medio ambiente y el desarrollo humano (agricultura, energía e industria). Por tanto, es preciso pasar de ser la causa de los síndromes a controlarlos conscientemente. Para ello se deben tener muy claras las respuestas a las dos preguntas que nos planteamos desde el principio: ¿qué clase de planeta queremos? ¿qué clase de planeta podemos conseguir en realidad?

La respuesta a la primera pregunta es cuestión de valores. La ciencia puede aportar información, pero de momento hay numerosos problemas para los que no tiene la respuesta. Corresponde a nuestra generación decidir lo que se hace de momento, mientras que las generaciones futuras vivirán las consecuencias de estas decisiones. Hay un amplio consenso en el sentido de que las relaciones entre humanidad y ambiente deben gestionarse con la meta de un desarrollo viable y sostenible.

En cuanto a la segunda pregunta, deja una respuesta muy abierta, ya que la comprensión que se tiene de numerosos procesos ecológicos, económicos y sociales es aún muy incompleta.

Sin embargo, está muy claro que para mejorar la capacidad de gestión del planeta se debe tener un conocimiento básico del funcionamiento del ambiente global y de su interacción con el desarrollo humano. También hay que aprender a relacionar las actuaciones para el desarrollo local con las perspectivas que se tengan a nivel global. Ello se debe a que, en última instancia, las estrategias de desarrollo viable han de concretarse inicialmente en actuaciones de ámbito local, para que puedan tener efecto real. La capacidad para crear respuestas adaptativas (políticas) en el binomio desarrollo/conservación ambiental, será determinante para lograr eficacia en la gestión del planeta.

Desarrollo viable y desarrollo sostenible

La Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo (WCED) definió el desarrollo viable como “el conjunto de vías de progreso económico, social y político que atienden a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Por tanto el desarrollo viable es el reflejo de una sistema de valores sobre la gestión de la Tierra, basado en la equidad entre las personas que habitan hoy el planeta y entre las generaciones presentes y futuras.

Por su parte en la Cumbre de Río se propuso la definición más actual del concepto de desarrollo sostenible. En ella se considera que el desarrollo es sostenible o ecosostenible, cuando:

Utiliza los recursos naturales por debajo de su capacidad de renovación.

Distribuye las actividades en el territorio de acuerdo con su capacidad de acogida.

Lleva a cabo estas actividades de tal manera que la emisión de contaminantes sea inferior a la capacidad asimiladora

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del medio.

La capacidad de sostenibilidad del desarrollo implica “la capacidad para responder equitativamente a las necesidades ambientales y de desarrollo de las generaciones presentes y futuras”. Un modelo de desarrollo sostenible tendría que mejorar la calidad de vida de la humanidad sobre la base de la equidad, haciendo que esa mejora se mantenga indefinidamente en el tiempo y sea a la vez compatible con el funcionamiento, el dinamismo y la composición de la biosfera y de los ecosistemas que hacen habitable el planeta. En la práctica, los desarrollos viable y sostenible pueden considerarse como sinónimos.

6.2.- TENDENCIAS EN EL CUIDADO DEL M. A.

Puede considerarse que hasta finales del siglo XIX no surgió una conciencia social sobre la importancia del entorno. Más adelante, la preocupación por el medio ambiente (el ambientalismo) se ha reflejado en cuatro tendencias, que han aparecido sucesivamente y que en la actualidad coexisten: la proteccionista, la conservacionista, la ecologista, y la del desarrollo sostenible.

Los proteccionistas fueron los herederos directos de los naturalistas de los siglos XVII y XVIII. Tenían como objetivo la estricta protección de la flora, la fauna y del paisaje natural. Ellos fueron los creadores de los primeros zoológicos y jardines botánicos modernos.

Los conservacionistas fueron proteccionistas que llegaron a la conclusión de que para proteger la fauna y la flora era necesario proteger en primer lugar sus hábitats. Respaldados por una fuerte base científica, presionaron a las administraciones y a los partidos políticos para influir sobre sus políticas ambientales. Esta tendencia, surgida en los Estados Unidos de América, fue la impulsora de la creación, en 1872, del primer parque nacional, el de Yellowstone. Pero el acontecimiento más importante para la conservación mundial se produjo en 1948, con la creación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UINC), llamada en la actualidad Unión Mundial para la Naturaleza. De ella surgió, en 1961, el Fondo Mundial para la Naturaleza (W.W.F.) como una organización dedicada a la captación de fondos para la realización de proyectos de conservación.

Los grupos ecologistas surgieron al considerar que las acciones de los conservacionistas obtenían resultados de forma muy lenta, por lo que vieron la necesidad de llevar a cabo acciones más radicales. Las asociaciones más conocidas son Greenpeace y Amigos de la Tierra (fundadas en 1971).

La tendencia hacia el desarrollo sostenible es una nueva óptica que tiene en cuenta las implicaciones de la economía en el mundo actual y la aceptación de la existencia de distintas sensibilidades frente al entorno.

6.3.- CONFERENCIAS Y ORGANISMOS INTERNACIONALES SOBRE M. A.

Hasta la cumbre de Río, han sido numerosas las conferencias internacionales sobre el medio ambiente, debido a la preocupación de todos los países por los problemas del entorno. Las más importantes fueron:

La Conferencia de la Biosfera; organizada por la UNESCO y celebrada en París en 1968, fue la primera de todas. En ella, por primera vez se hizo patente que “la utilización y la conservación de los recursos deben de ir unidas”, lo que sería el antecedente del concepto de desarrollo sostenible. El acontecimiento más importante de la conferencia fue la creación del programa MAB, con la misión de hacer compatibles la conservación y el desarrollo en los distintos países. El modelo propuesto fueron Reservas de Biosfera, lugares donde se llevan a cabo estrategias de desarrollo sostenible.

Los límites de crecimiento. También llamada “la estrategia de los ochenta”, fue un informe encargado en 1970 por el Club de Roma (organización formada por numerosas personalidades independientes preocupadas por el medio ambiente) a expertos del Instituto Tecnológico de Massachussets, dirigidos por Denis L. Meadows. En él se desmontaba la teoría del desarrollo ilimitado, imperante hasta el momento, al tiempo que se intentaban definir los límites que no podían sobrepasar las actividades humanas sin causar daños irreparables al medio. Su conclusión era que la humanidad está rompiendo el equilibrio ecológico, y que de seguir así se llegará al desarrollo límite antes de cien años, lo que acarreará graves consecuencias. Por ello se advertía de la necesidad de introducir cambios profundos en el sistema, para rectificar la situación mundial, antes de que sea demasiado tarde.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano. Se celebró en Estocolmo en 1972 y fue la primera reunión de dirigentes políticos del mundo para tratar sobre temas ambientales. Fue convocada por la presión social de las asociaciones conservacionistas y ecologistas y por la toma de conciencia de los estados sobre los problemas ambientales. Consecuencia de esta reunión fue la creación del Programa de las Naciones Unidas para el medio Ambiente (PNUMA), cuya sede se estableció en Nairobi. Sus objetivos son ayudar a los países del tercer Mundo en sus programas de protección ambiental y de desarrollo. También supuso la primera reunión a gran escala de los grupos ecologistas y ONGs que celebraron de forma paralela el Foro sobre el Medio Ambiente.

Las organizaciones europeas, al margen de las decisiones oficiales, fundaron la Oficina Europea del Medio Ambiente (BEE) que se constituyó oficialmente en 1974. el espíritu de la conferencia se concretó, en los años siguientes, en forma de numerosos tratados y convenios internacionales, como fueron las convenciones sobre protección marina o sobre el comercio internacional de especies de la flora y fauna salvajes en peligro de extinción (CITES, 1975).

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La Estrategia Mundial para la Conservación. Fue un documento redactado en 1980 por la UINC a petición del PNUMA y del WWF. Se trataba de un plan ambiental global que los gobiernos de todos los países debían tener en cuenta a la hora de planificar y desarrollar sus políticas. Su finalidad era contribuir al logro de un desarrollo sostenible mediante la conservación de los recursos vivos. La Estrategia tenía como objetivos fundamentales el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales, la preservación de la diversidad genética y la utilización sostenible de especies y ecosistemas. Entre sus recomendaciones figuraban:

Los proyectos de conservación no deben dedicarse como única finalidad a la flora y la fauna, sino que el bienestar de la humanidad también es un objetivo de la conservación, dado que muchos de sus problemas son de naturaleza ecológica. Ello implica atajar problemas como el hambre, las enfermedades o la pobreza.

No es posible hablar de un desarrollo sostenible sin tener presente la conservación de los recursos naturales de los que depende la economía. Así pues, conservación y desarrollo económico no son conceptos opuestos sino íntimamente relacionados.

Nuestro futuro común. Redactado en 1987, es un texto fundamental en la historia de la conservación de nuestro entorno. Cuando en 1983 la ONU creó la Comisión Mundial del Medio Ambiente, este organismo recibió el encargo de examinar la situación del medio ambiente y del desarrollo y de elaborar un “programa para el cambio”. El resultado fue este informe, conocido también como Informe Brundtland en honor de la primera ministra noruega, presidenta del equipo que lo elaboró. En este texto se acuñó y se desarrolló por primera vez el concepto de desarrollo sostenible. Se hacía una denuncia del riesgo de las actuales formas de crecimiento y desarrollo económico y la necesidad de una transición hacia un futuro seguro y sostenible para la comunidad humana. El informe constaba de tres partes:

Preocupaciones comunes .- Trataba de la pobreza, de la crisis económica, del desarrollo sostenible como alternativa necesaria, de las estrategias urgentes para lograrlo, y de la influencia en todo ello de la economía mundial.

Tareas comunes .- Hacía referencia al crecimiento demográfico, al uso de los recursos alimenticios, a la utilización de especies y ecosistemas para lograr el desarrollo sostenible, al uso de la energía, a la necesidad de lograr industrias productivas con el menor número de recursos y al problema del crecimiento de las ciudades.

Esfuerzos comunes .- Trataba de las leyes internacionales de protección de los ecosistemas compartidos por varios estados, como son los océanos, la Atlántida o el espacio. También analizaba los grandes impactos de las guerras sobre el m.a. y la necesidad de evitarlas.

Cuidar la Tierra. Una estrategia para el futuro de la vida. Se presentó en la conferencia de Ottawa en 1991. Este documento analizaba el redactado en 1980 e intervinieron multitud de científicos y organismos gubernamentales y no gubernamentales. En el texto se hacía énfasis, por primera vez, en la dimensión social y económica de los problemas, indicando los principios y acciones necesarias para integrar conservación y desarrollo, con el fin de conseguir el ansiado desarrollo sostenible. La estrategia Cuidar la Tierra junto con el Informe Brundtland, serían los documentos básicos que se emplearon en la preparación de la Cumbre de Río.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD). Más conocida como La Cumbre de Río o La Cumbre de la Tierra y celebrada en 1992. Las reuniones e informes surgidos en la década de los 80 influyeron sobre la ONU, de forma que su Asamblea General de 1989 decidió convocar la que sería la mayor conferencia sobre temas ecológicos celebrada hasta el momento, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la Cumbre de Estocolmo. Su objetivo fundamental era que los jefes de Estado y de Gobierno (asistieron 178 países) adoptaran las decisiones necesarias para emprender la transición a un desarrollo ambiental viable y sostenible de acuerdo con las conclusiones del Informe Brundtland. A diferencia de la Conferencia de Estocolmo, su finalidad era alcanzar acuerdos jurídicamente vinculantes y establecer mecanismos adecuados de seguimiento y control. Paralelamente a la reunión oficial se desarrolló una cumbre alternativa, llamada Foro Global, a la que asistieron 350 ONGs. En la cumbre de Río se elaboraron cinco grandes documentos, con contenidos diversos:

o Convenio sobre cambio climático.- A pesar de que no se logró un calendario vinculante para la reducción de emisiones de CO2 (se pretendía que en el año 2000 se alcanzaran los niveles de 1990) supuso un nuevo enfoque de carácter mundial para prevenir y resolver estos problemas.

o El convenio sobre la biodiversidad.- Intentó poner freno a la pérdida de la biodiversidad. El texto hacía alusión a la propiedad de los recursos genéticos, a la necesidad de pagar a los países propietarios por su utilización y a la forma en que los países desarrollados financiarían a los países en vías de desarrollo, para que pudieran conservar los recursos.

o El documento sobre los bosques.- Es un documento sin valor jurídico, que reconoce a los países en desarrollo su soberanía en el uso de los recursos forestales y regula el comercio internacional de la madera, para lograr un mantenimiento sostenible de este recurso.

o El Programa 21.- Basado en el informe “Nuestro futuro común”, es un plan de acción destinado a proteger y preservar el ambiente global en el siglo XXI. Analiza los problemas económicos y sociales, los aspectos de gestión y

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conservación de los recursos para el desarrollo, el fortalecimiento del papel de los principales grupos sociales (mujeres, infancia, juventud, poblaciones indígenas) y los mecanismos de ejecución de las iniciativas que se tomen sobre todos estos aspectos. En este texto, los países desarrollados adquirían el compromiso de gastar, en el año 2000 o cuando les fuese posible, el 0’7% del PIB en programas de ayuda a los países en vías de desarrollo.

o La Declaración de Río.- Es un documento sobre el medio ambiente y el desarrollo que firmaron todos los países asistentes a la cumbre, comprometiéndose a tratar de proteger la integridad del sistema ambiental y a alcanzar el desarrollo sostenible a nivel mundial. Para ello se proponen una serie de 27 principios generales, cuyo fin es hacer compatible el desarrollo con el medio ambiente, dentro de la solidaridad y cooperación entre todas las naciones. Aunque las expectativas suscitadas no se cumplieron por el bloqueo de ciertos países a algunas decisiones, o por la no ratificación de algunos acuerdos por parte de otros, la Cumbre de Río sirvió para despertar la conciencia de todas las naciones hacia los grandes problemas ambientales que amenazan la Tierra, haciendo que los Gobiernos dediquen atención al problema del medio ambiente.

Más allá de los límites del crecimiento. Fue una nueva versión, actualizada en 1992 del documento del Club de Roma de 1970, que este organismo volvió a encargar al profesor Meadows. Por su rigor, ha resultado ser un texto tan importante como el primero, del que todas las previsiones se cumplieron. Su conclusión es que los límites de crecimiento a han sido rebasados en algunos campos por lo que si la tendencia continúa se llegará al colapso económico. Para evitarlo propone que la humanidad lleve a cabo una “revolución de sostenibilidad”, al igual que en otros momentos de la historia se realizaron otras revoluciones.

A pesar de las buenas intenciones declaradas y de los convenios adoptados, no parece que vayamos camino de conseguir los objetivos propuestos. Prueba de ello fue la Segunda Cumbre de la Tierra (Nueva York, 1997), a la que acudieron representantes de menos países y dónde se constató el incumplimiento de muchos de los compromisos adoptados en Río. Baste decir que EE.UU. que es el país más contaminador del planeta, no sólo no había reducido sus emisiones de CO2, sino que las había incrementado. Tampoco en esta ocasión se llegó a un compromiso firme sobre el tema.

La Cumbre sobre Cambio Climático (Kyoto, 1997) se celebró poco después. Se acordó disminuir las emisiones de gases con efecto invernadero, en una media de 5’2 % sobre los niveles de 1990, con gran decepción de numerosas asociaciones conservacionistas y ecologistas que abogaban por una reducción mucho más drástica.

Pese a la suavidad del acuerdo anterior, tampoco parece que se vaya a cumplir el Protocolo de Kyoto, como se despende de los resultados de la Cumbre del Clima de Buenos Aires (1998), donde las medidas para lograrlo quedaron aplazadas para el año 2000.

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