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UNA RESISTENCIA FEMINISTA 20 AÑOS DE MUJERES DE NEGRO EN ANDALUCÍA Este artículo ha sido escrito por Mujeres de Negro de Sevilla para Revista Internacional de Pensamiento político que nos invitó a participar en su monográfico sobre Feminismos, editado en 2013 y, es con todos nuestros profundos agradecimientos por su publicación – toda una consideración a nuestros más de 20 años de existencia - que damos aquí referencia de ella y que reproducimos éste artículo en nuestra página web. La "Revista Internacional de Pensamiento Político" es una publicación de periodicidad anual de carácter científico. La finalidad de la revista es difundir trabajos de investigación en el ámbito del pensamiento político, que por su originalidad y rigor científico merezcan su publicación en una revista científica. http://rabida.uhu.es/dspace/handle/10272/6605 Título: Revista Internacional de Pensamiento Político ISSN: 1885-589X Entidad Responsable: Universidad Pablo Olavide, Universidad de Huelva, Fundación Tercer Milenio Periodicidad: Anual Materia: Política - Filosofía ; Ciencias políticas UNA RESISTENCIA FEMINISTA ANTIMILITARISTA EN RED DE Revista inteRnacional de Pensamiento Político - i ÉPoca - vol. 8 - 2013 - [369-384] - issn 1885- 589X 369

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UNA RESISTENCIA FEMINISTA

20 AÑOS DE MUJERES DE NEGRO EN ANDALUCÍA

Este artículo ha sido escrito por Mujeres de Negro de Sevilla para Revista Internacional de Pensamiento político quenos invitó a participar en su monográfico sobre Feminismos, editado en 2013 y, es con todos nuestros profundos agradecimientos por su publicación – toda una consideración a nuestros más de 20 años de existencia - que damos aquí referencia de ella y que reproducimos éste artículo en nuestra página web.

La "Revista Internacional de Pensamiento Político" es una publicaciónde periodicidad anual de carácter científico. La finalidad de la revista esdifundir trabajos de investigación en el ámbito del pensamiento político,que por su originalidad y rigor científico merezcan su publicación en unarevista científica.

http://rabida.uhu.es/dspace/handle/10272/6605

Título: Revista Internacional de Pensamiento PolíticoISSN: 1885-589XEntidad Responsable: Universidad Pablo Olavide, Universidad de Huelva, Fundación Tercer MilenioPeriodicidad: AnualMateria: Política - Filosofía ; Ciencias políticas

UNA RESISTENCIA FEMINISTA

ANTIMILITARISTA EN RED DE

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ALTERNATIVAS MULTILUGARES: 20 AÑOS DE MUJERES DE NEGRO EN ANDALUCÍA

Mujeres de Negro,

Sevilla

[email protected]

Preámbulo de una Resistencia: el feminismoantimilitarista como contrapropuesta cotidianaa la violencia.

Nuestra historia es un camino que se abrió conuna intensa pluralidad de vivencias. Se hanutrido de encuentros de barrio en barrio, deidas y venidas a pueblos de otras regiones yotros continentes y se ha fortalecido con laconfluencia de ideas e iniciativas. Es un caminode incidencias en la realidad para transformarladesde mujeres con un deseo omnipresente:Expulsar la guerra de nuestra vida, de laHistoria, desde la resistencia activa no violenta.

¿Algo imposible? ¿Una utopía? Decimos: ¡No!

No, porque nuestro anhelo nos guía a excavarlos campos de violencias, a descubrir y señalarsus raíces, sus fuerzas, sus tramas y susrecursos. Campos de violencias de múltiplesguerras homicidas, climáticas, económicas...

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Campos de violencias que se irrigan en todas lasarterias de nuestras vidas y que se construyende manera específica hacia nosotras lasmujeres.

Con nuestros andares abrimos caminos donde seentrelacen lo personal y lo colectivo en espaciosinvadidos por la guerra homicida, por todo tipode guerras, caminos donde aprendemos que lasviolencias vividas no son naturales, no soninevitables. Con el desvanecimiento de lafatalidad de la “normalización” de lasviolencias, la capacidad de resistencia se gesta ycrece. Nutrida de testimonios y vivencias, laresistencia se llena de contenido y se vivificacon la búsqueda de respuestas al cómo y porqué de las violencias. Hacemos historia connuestro deseo al hacerlo correr como fuente devida, fuente de resistencia desde el aprendizajedel saber escuchar y compartir.

En nuestros andares en la pluralidad devivencias, excavando en los campos de violenciatropezamos con rocas, piedras… conceptos yretóricas justificativas, razones dadas de los“hechos de guerra”. Y, al sopesar susintenciones de ser, nos llegan los rancios yperpetuos olores de las raíces de aquellospapeles asignados a las mujeres y a loshombres. Papeles basados en relacionespatriarcales determinantes para la aplicación delas estrategias y los objetivos de guerra.

Mujeres de Negro, Sevilla, 2013

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1. Guerra y Patriarcado: las dos caras de la misma moneda. El punto de partida

Toda guerra encubre de manera cruel y viva unarealidad: la necesidad de unas relacionespatriarcales para su existencia. Ninguna guerraes un simple hecho de agresión de corta o largaduración, ya que todas implican la imbricación deestructuras sociales, económicas e institucionalesy una transmisión de valores que permiten eldesarrollo de la voluntad de guerra. Todo unproceso de toma de poder patriarcal. El hecho deguerra coincide y se articula con esta toma depoder.

Existieron muchas guerras y conflictos armadoscomo enfrentamientos directos sólo entrecombatientes que finalizaban con la victoria deuna parte sobre otra y también conflictosgenerados por razias vengativas o como mediospara responder a escasez de bienes y/o acuestiones relativas a la endogamia en las que seraptaban a mujeres. Estas guerras eran desociedades percibidas por sus característicascomo “semi-patriarcales”. Estaban basadas enuna división del trabajo y un control sobre lareproducción sin que esto implicasenecesariamente una inferiorización de lasmujeres como lo entendemos hoy día. En todocaso, parte de la sociedad dependía de algúnpoder patriarcal ligado a una voluntad de guerracomo solución a un conflicto.

En este sentido no podemos eludir que todaguerra supone para las mujeres la pérdida de

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seres queridos. Además, el peso provocado por eldesequilibrio social de la muerte y la invalidezcausada por heridas y lesiones de guerra recaesobre ellas. El control sobre la reproducción de laespecie a través de la apropiación de la Mujer y ladeterminación de sus papeles en base a unadivisión del trabajo que acaba por serdiscriminatoria. Se trata del poder sobre losrecursos, el espacio y el tiempo de la sociedadpara hechos de guerra, el reconocimiento de laviolencia para resolver un conflicto, la incautaciónde este poder de violencia por el hombre y lacreación de arquetipos socio-políticos tanextendidos como el guerrero o el com batiente(Moreno: 1988).

No podemos negar la intrínseca relación delpoder patriarcal con la voluntad de guerra yparticularmente con las guerras de expansión yde ocupación territorial. En estos casos la tomade poder resulta ser mucho más compleja y vamucho más allá del establecimiento de relacionesdiscriminatorias hacia las mujeres, del control desu capacidad reproductiva y de unos papeles deguerreros y de héroes asignados a los hombres.Concretamente, el poder patriarcal que atañanuestros presentes es aquel que va adesarrollarse con unas características ynecesidades a través de un proceso de hechosque lo ubican como poder patriarca lpredominante en el curso de más de 500 años dehistoria y de múltiples guerras, de múltiplesagresiones y genocidios hacia diversas

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sociedades y comunidades con diversasrelaciones patriarcales. De múltiples violenciasque, de manera sistemática, silencian lashistorias de las mujeres (Chomsky: 1992, Said:1996 y Federici: 2011).

En nuestros andares descubrimos, a la vez quecreamos, lazos interactivos entre el presente,donde nos sabemos bajo el intento de serinvisibilizadas o instrumentalizadas, y el pasado,donde a merced de múltiples violencias hemossido las grandes olvidadas. Rehacemos la historiahaciendo historia y cargamos nuestra resistenciade cultivos transformadores. Una resistenciaentre realidades de un presente quedescubrimos, al igual que la historia, repleto dediscontinuidades, de conflictos, de mutaciones,de procesos y de retrocesos, así como de cambiosestimulados por resistencias y luchas dentro deuna pluralidad de intereses que convergen, sedistancian y/o se confrontan. Una historia y unassituaciones actuales, donde tenemos que irbuscando y tirar de los hilos de nuestraparticipación y de nuestras condiciones en ellascomo mujeres. Hilos perdidos y apartados con losque tejer una historia plural, una historia viva delas/os olvidadas/os por las violencias. Una historiade resistencias. Una historia plural que nosdevuelva la realidad como un espejo dondeninguna sombra oscurece el hecho de que, hastahoy día, han vencido fundamentalmente lospoderes dependientes de violencias. Una historia,entonces, que nutre nuestra conciencia, donde

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las tramas de la política, de lo económico y losocio-cultural son una continuidad de la guerra yno al revés (Aguirre et alt.: 1992 y Abello: 2003).Hacemos historia inducidas y alentadas por estaconciencia en perpetuo despertar, desde unaresistencia que, entonces, perfila y desarrolla loque vendrá a incidir en los feminismos, elFeminismo Antimilitarista: todo un movimiento deresistencia y alternativas articuladoesencialmente por la red de Mujeres de Negro.Una red que se enriquece en el tejido de otrasdesde la confianza y la ternura en el apoyo mutuoentre mujeres.

2. Huellas en el camino de la transformación o Cómo sembrar Resistencia

2.1. Vestirse de Negro: Símbolo e Historia de una Resistencia Expandida

Nuestro movimiento comenzó con una iniciativade feministas que salen vestidas de negro parasignificar su duelo ante una realidad: su gobiernoocupa la tierra de otro pueblo, el palestino.Estamos en el Estado de Israel en enero de 1988.Nace el primer colectivo de Mujeres de Negro.Llevando el tono del duelo para “las otras y losotros”, se afirma que no hay poblacionesenemigas. Sólo las armas y las violencias lo son.De esta manera, se rompía el aislamientoindividual ante el dolor y la rabia por los seresperdidos a la vez que se continuaba pensando enlas poblaciones agredidas. Se cuestionaba la

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lógica de guerra a favor de una política cotidianadonde la realidad diaria, los sentimientos y lovivido se haces visibles, presentes. Con nosotraslo personal/lo privado se hace político. La políticatoma otras dimensiones, otras identidades, lasnuestras, las de mujeres resistentes insumisas alas guerras. Las Mujeres activistas de Italia, aldescubrir estos primeros tejidos de negro de latierra violada, Palestina, tiraron de hilos solidariosy se constituyeron también como Colectivos deMujeres de Negro. Serán ellas quienes, cuandoestalla el conflicto de los Balcanes, en el año1991, brindaron los primeros espacios paraencuentros de mujeres feministas de la zona.

Los primeros pasos de nuestra resistencia seconstruyeron aprendiendo a desprendernos de lasfronteras, del odio inculcado hacia las “otras”, delos valores patriarcales que dan pie a que “lasotras” estén reducidas como meras pertenenciasal campo agresor. Aprendiendo también a nogenerar sentimientos de traición a su/nuestra - identidadpor estar “con las mujeres del enemigo”. Pasos de unaresistencia que invita a desnudarse de las violencias que generanviolencias para encontrarse como mujeresprotagonistas de sus vidas y con deseo deexpulsar las guerras. Un deseo que guía nuestrasmiradas con la intención de tejer redes. En Belgrado, tras las protestas contra la guerra,algunas mujeres se unen como Colectivo de

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Mujeres de Negro. Todo un telar de referencias,de motivaciones, de implicaciones de dondesurgirá una Red de mujeres de múltiples lugares,de diferentes continentes…del Machrek a laEuropa mediterránea, hacia el oeste en EstadosUnidos y Gran Bretaña, al Norte pasando porFrancia, Bélgica, Holanda, y llegando a Rusia,Chechenia, y más recientemente Armenia; deIndia pasando por Japón hacia la Pachamama ylas tierras de África por el Congo.

El Primer Encuentro Internacional de Mujeres deNegro acogió a mujeres por la Paz. Estamos en1992. Poco después, Mujeres de Negro deBelgrado, serán invitadas por el Movimiento deInsumisión del Estado español (MOC) a una girade charlas por nuestras comunidades, lo que nosbrinda la oportunidad de un intercambio directo alas mujeres de Sevilla con un sentir antimilitaristade otras experiencias y mujeres de diversasasociaciones, sensibilizadas por las noticias deuna guerra cercana. De todas las participantesallí presentes, diez acudimosal SegundoEncuentro Internacional de Mujeres de Negro,organizado en Vojvodina-Serbia, en 1993. Anuestro regreso, tras varias asambleas de más deun centenar de mujeres, nos animamos por elproyecto de

constituirnos como “Red de Mujeres contra lasAgresiones: Mujeres de Negro”.

Desde entonces, cada miércoles, nues tras plazaspúblicas se llenaron del repudio a las guerras. Enesos precisos momentos había una gran

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sensibilización por la situación en la ex-Yugoslaviacon las violaciones colectivas contra las mujeres,doble crimen de guerra muy mediatizadoentonces, y a nuestros actos se fueron uniendomás mujeres, de manera individual, opertenecientes a los diferentes colectivos deSevilla y de otros lugares de nuestra tierra.

2.2. Ser Mensajeras en Silencio: desobedeciendo discursos deguerra

Una de las características de Mujeres de Negrodesde su inicio es mantener el silencio en sumanifestación pública como modo de protestaante la justificación de las guerras.

Este silencio es una forma de desobediencia antelas palabras superfluas y manipuladoras de losactores de los conflictos armados. Así, nuestrosilencio se convierte en un espacio para elreparto de los mensajes de las Mujeres entiempos de guerra, de las Mujeres sin voz, de lasMujeres que resisten y denuncian bajo el terror delas violencias, de las Mujeres ubicadas en el ladoagresor que dicen “¡no! en nuestro nombre” yque desarticulan todas las razones de la guerraque divulgan sus gobiernos con la intención decaptar a sus poblaciones bajo el miedo y lasamenazas, de las Mujeres que se solidarizandesde zonas sin guerra y que llaman a laresponsabilidad porque la realidad de nuestromundo nos hace saber que no somos ajenas aningún conflicto, sea donde sea el lugar en el que

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ocurra. Mensajes de mujeres y sus vivencias queson fuentes de información que se convierten encontra información porque los medios decomunicación y las declaraciones oficiales suelenacallarlas o marginalizar sus actos y susiniciativas (Magallón, 2006; Elster, 2010 yCockburn, 2012).

2.3. Marcar pasos en múltiples conflictos

2.3.a) La descontaminación mediática

Toda historia tiene un inicio y todo inicio tienehistoria. La historia de nuestro inicio ycrecimiento en Andalucía se perfiló en un periodoturbulento. El muro de acero entre el Oeste y elEste de Europa acababa de derrumbarse con todosu peso dejando paso a una guerra económicasemejante a una riada devastadora ydesestructuradora de sociedades, de la que, trasuna larga guerra llamada fría, salió vencedor elmundo occidental capitalista. ¡El mundo estabarevuelto!

Muchas alianzas se desgarran, se mutan, sedespedazan convivencias, se auto-defienden ensoberanías, algunos poderes nacionalistas buscanexpansiones territoriales, crisis de identidades serevelan, el odio y la fascinación hacia occidentese exteriorizan… Y todo ello cruzado con tramasde intereses y de intervenciones, secretas oabiertas, de las distintas potencias del poderhegemónico. Las amenazas del totalitarismo, del

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igualitarismo, del comunismo, de la guerranuclear, etc. conocieron una profundametamorfosis. Nos encontrábamos inmersas ennoticias de conflictos belicistas armados: Irak,Palestina, Sáhara Occidental, ex-Yugoslavia,Liberia, Ruanda, Somalia, Afganistán, Chechenia,Liberia, Zaire, Congo, Colombia, Guatemala,México, Perú... Y la OTAN, una “satánica” OTANque se impone como si los ejércitos pudieranllevar la Paz, lo que el movimiento de insumisos,en pleno auge, desmentía a viva voz con susacciones. Noticias que se afinan como armas de guerra.Aprendemos en nuestros andares a defendernosde ellas y a saber de los diferentes lobbys queestán detrás de los medios de comunicación,haciendo de estos, a menudo, una caja fuerte depropaganda de guerra o simplementereproductora de una visión militarista de loseventos belicistas. En este proceso deaprendizaje a defendernos de las noticias y adescodificarlas, con el apoyo también de lacontra-información, profundizamos sobre losorígenes y el desenlace de las violencias. Nuestraresistencia también se asienta como resistenciadesde la descontaminación informativa (Perceval,1995). Dinamizar charlas, talleres en barrios yfacultades sobre ello, al igual que sobre laEducación por la Paz en escuelas, será unaactividad privilegiada de nuestros andares.Igualmente lo serán también las invitaciones demujeres de zonas de conflictos, a giras de

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charlas, encuentros, talleres con sus testimoniosy sus análisis sobre lo vivido.

En nuestros andares encontramos nuevaspiedras, rocas… nuevos conceptos que invadende miedos y de sentimientos de “pertenenciaidentitaria” los campos de visión de lo que ocurre,a la vez que se fabricaban nuevos peligros en elimaginario internacional. Miedos a lainestabilidad, a la inseguridad con las nuevasamenazas basadas en las dictadurassanguinarias, a las armas de destrucción masiva,a los musulmanes, a los árabes, al terrorismoislamista e incluso al “nacionalismo” sindiferenciación de unos y otros. Sentimientos depertenencia identitaria construidos en base a unaoposición binaria entre los/ as civilizados/as ylos/as Otros/as.

2.3.b) El poder patriarcado predominante y los/as Otros/ascomo nuevos enemigos/as

A través de las manifestaciones de posturaspolíticas mediatizadas a gran escala, el mundo,dividido entre capitalismo y comunismo, pasa aser un mundo de una división jerárquica binariadistinta que reaviva sentimientos de pertenenciaa una supremacía a través de nuevas amenazas.Un mundo claramente dividido en activo y pasivo:progreso/atraso, civilización /caos. Un mundo demundos confrontados, un mundo dominado porotro que se dice amenazado por otros mundos(Bessis, 2002, Martín Muñoz, 1998 y Ziegler,2010). Todo esto a merced de la inagotable

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repetición de conceptos opuestos con intenciónde justificar las acciones e iniciativascorrespondientes a la parte “activa” del mundo:Guerra por la paz/Guerras tribales, étnicas,religiosas; Intervención por los DerechosHumanos/ Régimen dictatorial; Globalización,Progreso/Soberanía, Localismo; Bienestar,Libertad, Oportunidad/ Comunitarismo,Patriarcado, Inmovilismo, etc.

No falta un cierto sabor a principiosjudeocristianos sobre el bien, el mal y laculpabilidad. De hecho, todo este discursodicotómico culminará unos años más tarde en laformulación del “Eje del mal” y los ataquespreventivos contra los culpables de ¡no seraliados del bien! Tampoco escasean los tintescoloniales. Es la época del crecimiento de nuestropoder patriarcal.

A nosotras, feministas, el método de esta retóricano debería resultarnos extraño.Recuerda aaquella basada en los bina rismos hombre-razón/mujer–naturaleza que nos remite de maneradirecta al pensamiento binarista patriarcal quejustifica el androcentrismo (Forel, 2007, 2013 yTraoré, 2004). Sin embargo, no podemos obviarque entre los diversos feminismos, no existe unaconfluencia sobre la conciencia de la articulaciónde este mundo de política de guerra con lastramas de las relaciones patriarcales. Aunque,por una parte, no se elude que el militarismo, de modo general,fomenta valores propios de lo que se atribuye a la

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virilidad y, por otra, que haya un evidenterechazo contra los crímenes de guerras hacia lasmujeres; se suele ceñir la noción de PoderPatriarcal como poder androcéntrico ubicuo ytransversal a todas las relaciones de la sociedaden torno a las discriminaciones sexistasgeneradas por una voluntad de control sobre lareproducción de la especie. Un androcentrismoentendido como el poder más ancestral yuniversal. Un poder cuya potencia varía según lasleyes, las costumbres, las normas y lasmentalidades de los diferentes espacios ytiempos. Ante este entendimiento general delandrocentrismo, la política aparece como el poderde ejecutar (y repartir) proyectos de gestión debienes y de servicios para defender los interesesde la sociedad y la ciudadanía. Poder que elfeminismo pretende vaciar del androcentrismopor el cual está atravesado y articulado. Lapolítica implica entonces un empoderamiento através de las luchas por nuevos derechos y leyesfavorables a un cambio de mentalidad en relacióncon una cuestión que se impondrá poco a poco, lacuestión de género, desplazando la noción depoder patriarcal. De este modo, para elempoderamiento de las mujeres, acaba siendomás importante la integración de las mujeres enlas Fuerzas Armadas que la puesta en cuestión delas necesidades de éstas. Así varias corrientesfeministas no ponen luz sobre la relación delpoder patriarcal y la voluntad de guerra. Éstavoluntad es percibida como una meré cuestión de

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circunstancia de luchas por intereses económicosque algunas fuerzas políticas apoyan o no.Escuetamente, para estas corrientes es cuestiónde ser o no ser anti-imperialista, o por ejemplo,estar o no estar a favor de una intervención quepretende evitar el caos donde las mujeres son elblanco de agresiones patriarcales, cuando loafirman las noticias emitidas por los medios. ElImperialismo resulta entonces disociado de lasestructuras y los valores del poder patriarcalpredominante, porque no se analiza suscaracterísticas y no se lo reconoce como tal, esdecir porque se entiende que la guerra es lacontinuidad de la política y no al revés. Así sellega a estar a favor o no de intervenciones uocupaciones según las circunstancias (Castillo yAzia, 2012; Miedzian, 1996).

3. Mujeres de Negro: por un nuevo lenguaje político y la Auto-organización de redes

Mujeres de Negro desobedientes a toda relaciónde lucha de poder acarrea una voluntad dedesprenderse de los dualismos y de generaralternativas de política feminista de la noviolencia que sitúa a contracorriente en unescenario político de continuidad de la guerra.Nos lleva a generar un nuevo lenguaje político. Aeste efecto, cuando nuestras amigas de Serbia,ante la eminente intervención de la OTAN que seestaba preparando, lanzaron la consigna. “NiOtan, Ni Milosevic” llamando a una resistenciapara una resolución no violenta del conflicto,

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dejaron entre todas una huella profunda de laidentidad y razón de ser de Mujeres de Negro.Una identidad que, en el caso de Sevilla, no llegóa ser asumida en una parte de las amigas quenos acompañaron en los primeros pasos denuestra historia. Amigas con una

trayectoria feminista ligada a formacionespolíticas (unas defensoras de la OTAN y de losEjércitos “por la paz” y otras de posturastradicionales del anti-imperialismo) y a una luchafeminista comprometida fundamentalmente en lapolítica de igualdad. Entonces, nuestros andarestropezaban, cada vez más, con piedras queimpedían germinar nuestras raíces en unaactividad plena.

De este modo, nos refundamos de maneradecidida como Mujeres de Negro contra la Guerraen 1996 haciéndonos libres de una participaciónactiva en el tejido de la red internacional contodas las que estábamos animadas porexperiencias e inquietudes fundamentadas en elfeminismo antimilitarista de la no violencia.Iniciamos este proceso con todo un mosaicoformado por mujeres de diferentes generacionesy vivencias en el feminismo independiente, elantimilitarismo, la ecología y la solidaridad. Losconflictos en la convivencia entre activistas no seevitan, se resuelven apartando las condicionesque crean luchas de poder. Habrá que saberubicar los conflictos en el contexto vivo de unapluralidad de búsqueda y en el discernir de lasrealidades. Se trata de reconocer la necesidad de

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espacio propio para cada búsqueda y, en estemarco, de crear puentes de comunicación yespacios de confluencias donde podamosaprender unas de otras y juntas desafiarsituaciones que llaman a una unidad entre todas.

Así, en Sevilla, como en otros lugares, Mujeres deNegro a lo largo de nuestros 20 años deexistencia no hemos dejado de impulsar ycomprometernos en iniciativas tales como crearespacios de encuentro-formación sobre temasrelativos al feminismo-antimilitarismo, elaborarboletines, conformar una coordinadora feministacontra las violencias y una tertulia feministamensual en torno a muy diversos temas deactualidad, y más recientemente, en el año 2013,insertarnos en la asamblea “Mujeres Diversas”formada por colectivos feministas independientesde la ciudad, estimulada por energíasimaginativas y creativas de alternativas a unasituación de recortes, de retrocesos y de guerraeconómica. Incluso nos hicimos partícipes deproyectos como la Casa de la Paz, abierta a losmovimientos sociales y de la Red AntimilitaristaNo Violenta de Andalucía (RANA), en los cualescontinuamos plenamente.

En nuestra historia, repleta cada vez de máshuellas, las actividades se multiplican y formanuna historia de encuentros: encuentrosinternacionales, regionales, estatales, locales…fax, teléfonos y cartas son nuestros primerosmedios de comunicación. Encuentros tambiéncon nosotras mismas y con los desafíos de luchar

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contra las guerras. Durante 10 años acudimos alos encuentros internacionales anuales en losBalcanes. Luego decidimos, ante la demultiplicación de colectivos Mujeres de Negro através del globo, tener los encuentros cada dosaños optando alternativamente por una región deconflicto y una región ausente de guerra abierta.Así, desde Italia a Palestina o desde el EstadoEspañol a Colombia, éste último año, elencuentro fue realizado en Uruguay.

Muy pronto, dentro de la Red Internacional setejen redes por países, por idiomas, por internet,por encuentros, etc. En defi nitiva, accionescomunes de resistencia y de denuncias. En el año2011, Mujeres de Negro de Sevilla impulsamos lainiciativa de Encuentros bienales en nuestrasrespectivas regiones continentales. Así, en laprimavera de 2012, en Sevilla fuimos lasanfitrionas del I Encuentro de Mujeres de Negrode Europa, donde las preocupaciones en torno ala llamada “crisis” económica, la crecientemilitarización de nuestros territorios y elconflictoisraelí/palestino estuvieron en el centrode nuestros intercambios.

Cada colectivo de la Red Internacional esautónomo y se nutre de las inter-iniciativas.Aprendemos unas y otras, de las experiencias detodas y de cada grupo. Aprendemos aescucharnos, a no interpretarnos. Nadierepresenta a nadie. No hay jerarquía. Todastenemos talentos y limitaciones, unas con másprotagonismo, otras con más reservas. Hacemos

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nuestra auto-formación. Aprendemos de lasresistencias de otras mujeres. A veces, dependede las noticias, pero sobre todo de la fuerza denuestras decisiones. Aprendemos a desenredarnuestros conflictos con éxito o sin él; peroapostamos por la confianza entre las mujeres, laternura, el humor y las actividades colectivasdecididas tras lluvias de ideas entre todas.Independientes de toda institución, de cualquierentidad política, con subvenciones o sin ellas, conayudas personales, con ventas de nuestrascreaciones como las agendas que realizamoscada año en Sevilla, desarrollamos no sindificultad pero con enormes ganas, nuestrapolítica de feministas antimilitaristas.

4. Aportes del Feminismo anti-militarista: Las Violenciasespecíficas hacia las Mujeres y su silenciamiento como Armas de Guerra

El silencio sobre los crímenes de guerra contra lasmujeres es una de las más fuertes violenciasejercidas sobre ellas. Es un arma de guerra.Favorece la perpetuidad de las violencias directasmachistas y xenófobas como rechazo a lo que sesiente extraño por sentimientos de superioridad,recordándonos que las mujeres por ejemplo afro-descendientes, indígenas, gitanas o inmigrantesson los blancos de múltiples agresiones.Violencias generadas básicamente por las otrasviolencias especificadas en general comoestructurales y culturales. Las identificamosdesde nuestras perspectivas feministas

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antimilitaristas como intrínsecas al Poderpatriarcal preeminente.

Este silencio sobre los crímenes de guerra seperpetúa incluso cuando se trata a las mujerescomo un componente más de las poblacionesciviles afectadas por la guerra, negando lascondiciones específicas de las violencias vividas yconfigurando a las mujeres como víctimas, esdecir, como sujetas pasivas. La cuestión de lapoblación civil ha sido casi siempre un tema muypresente al tratar de la guerra. A este efecto, esde interés conocer las normas y leyes que han idopromulgándose durante siglos a través dediversas civilizaciones y culturas, así como todasaquellas de la legislación internacionalcontemporánea. Nos revelan la doble moralidadpatriarcal enlazada con la voluntad de guerra. Enla realidad de las guerras, estas leyes no sólo sonquebrantadas sino que tal quebrantamiento estáconsiderado como inevitable y con ello acabasiendo legitimado y silenciado.

Una situación que lleva a Mujeres de Negro encada lugar, y según las circunstancias de guerra,a denunciar la impunidad tal como lo hacen conénfasis Mujeres de Negro en los Balcanes o aexigir Justicia y Reparación como en el caso deMujeres de Negro/Ruta Pacífica en Colombia y enotros conflictos de la región. Todo ello en unaconfluencia de energías hacia el reconocimientode los crímenes de guerra contra las mujerescomo crímenes contra la humanidad como haceen 2008 la Resolución 1820 del Tribunal Penal

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Internacional y el Consejo de Seguridad de laONU, aunque su aplicación resulte más bien eltestimonio de un escaparate que de una realidad.De este modo, también emergen muchasiniciativas coordinadas contra el feminicidio quese traducen en una resistencia contra lalegitimidad y normalización de las violencias detoda índole contra las mujeres, sea cual sea elnúmero de víctimas, porque “las mujeres nosomos un campo de batalla” (MDN, 2013).

Hacer memoria viva del pasado y presente esabrir el camino para el desarme de todo tipo dearmas que preparan la guerra. A este efecto, esfundamental la visibilización pública de lo queocurre en cada guerra o en cualquier situación deconflicto violento, actual o pasado, con el recursotanto de la creación de Tribunales Populares deMujeres con testimonios y denuncias, como el desus recopilaciones, la producción dedocumentales y la divulgación de contra-información a través de diversas actividadespúblicas creativas. Gracias a todo esto y a másiniciativas, los crímenes de guerra contra lasmujeres pueden recalar en la conciencia colectivay política y abrir campos de otra aprehensiónsobre las guerras. Este proceso tiene una historiainiciada en la región pacífica asiática durante laSegunda Guerra Mundial y salió a la luzfuertemente a raíz de la Guerra de los Balcanesen los años 90, contribuyendo a ello las redes demujeres como Mujeres de Negro, Mujeres deÁfrica en Ruanda y en Congo, Mujeres de América

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del Sur y de los Caribes, empezando con lasMujeres de la Plaza de Mayo, cuyo legado, loacogen en Turquía las “Madres por la Paz” con suspañuelos blancos en relación con la cuestiónkurda, y en Argelia, en torno a los/asdesaparecidos/as durante la guerra sucia en losaños 90. En este año 2013, en Sevilla,conjuntamente con amigas feministas de nuevasgeneraciones, decidimos hacer memoria históricacon una acción directa contra uno de lospersonajes aún más glorificados de entre quienesprotagonizaron crímenes contra las mujeres en elasalto militarista franquista contra la República yconvenimos, con la misma intención de denuncia,“andar cambiando los nombres de calles enmemoria de estas mujeres…”.

Durante las guerras las mujeres viven violenciasde modo exacerbado, aunque hay que decir quealgunas de estas violencias están normalizadasaún en tiempos de no guerra. No es ningunaparadoja que los malos tratos machistasaumenten de manera considerable, por ejemplo,por parte de los combatientes hacia sus propiashijas, esposas o madres. La violencia generaviolencia. Las violencias forman un largo einterminable recorrido en un mundo íntimo ycolectivo lleno de huellas con nombres. Cadahuella cuenta algo más que una historia, es unmundo de destrucción interior y de pesadilla. Sonlas huellas de las armas de guerra. Penetran y sedesa rrollan en la guerra y en la post-guerra, sefijan de por vida y se pretenden silenciar

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(Magallón, 2004, V.V.A.A.: 1995 y 1996, Longoni,2007 y Cockburn, 2009).

4.1. Estrategias de guerras sobre las mujeres

Los crímenes sexuales y contra la maternidadtambién son estrategias de guerra.Lasviolaciones, las condiciones de las mujeres “delenemigo” quienes se ven obligadas a prostituirsepara superar la miseria, la prostitución forzosa,los embarazos forzosos o el infanticidio sonarmas de guerra legitimadas porque favorecen elclima de terror y de humillación necesaria dentrode la política militarista. Derriban la moral del“enemigo” que se ve incapaz de cumplir su papelasignado de defensor de los bienes de sucolectividad, las mujeres y la infancia. Desde unestereotipo machista sobre los combatientes,estas estrategias se comprenden y justificancomo una inevitable descarga sexual de lastensiones vividas. Las mujeres son el botín deguerra para individuos o grupos.

El infanticidio, el doble crimen de violación yasesinato de las mujeres, las violaciones sobre lainfancia, las torturas legalizadas de éstos o susraptos para hacerlos soldados o esclavas, sonotros tantos actos que desenmascaran unaestrategia genocida. Las violaciones sistemáticasacompañadas de embarazos forzosos respondena un objetivo: la exterminación de una comunidady de su identidad, a merced del mestizaje.Desenmascaran la esencia patriarcal de lasarmas de guerra con la anulación de la mujer

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como sujeta activa de una sociedad al serconsiderada mero objeto reproductor y afirman lamasculinidad ortodoxa del hombre como la realrepresentante de una sociedad. Es su ascendentey descendiente. Evidencian un feminicidio queimplica la posible desarticulación de lacomunidad agredida, pues las mujeres quesienten “vergüenza” o se van o renuncian a suidentidad, como ya ocurriera en Congo, Ruanda,Bosnia…Y, entonces, se hace posible larepoblación o colonización del territorioconquistado.

4.2. El discurso victimista sobre las mujeres como arma para la continuación de guerra

Hoy día hemos conseguido abrir una brecha en elmuro del silencio sobre los crímenes de guerracontra las mujeres. Pero evidentemente el murono se ha derrumbado. Son varios los factores quelo indican, fundamentalmente, la vigencia de lalógica belicista tanto en la resolución de losconflictos como en la generación interesada deconflictos y en la militarización de nuestrassociedades. Sin ir más lejos, en la actualidadpodemos ver lo que ocurre en Libia, Pakistán,Siria, Mali, Sudán del Sur, Centro África…,continuamente en Israel hacia el pueblopalestino, además de la “guerra económica”llamada crisis desde hace cinco años en la mismaEuropa y la política de exclusión militarizadahacia las y los migrantes.

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Se utilizan múltiples medidas para evitar elcuestionamiento de esta lógica para que, de estemodo, sea asimilada social y políticamente. ¡Lapolítica es la continuidad de la guerra! Medidascoercitivas, sutiles, directas o soterradas que seperfilan entre resoluciones y modos de actuar. Enlo referido a la guerra homicida, la mismaresolución 1325 sobre “Mujeres, Paz y Seguridad”de la ONU (2000) que tanta acogida ha tenido ytiene entre ciertos feminismos, se moldeaperfectamente en el marco de estas medidas,pues en su relato acata la necesidad de la guerra.Hecho recalcado desde hace años por Mujeres deNegro de Serbia y en su reciente iniciativa decampaña Internacional por la abolición de lainmunidad de los integrantes de misiones de pazde la ONU, recordando los crímenes cometidospor éstos hacia las mujeres.

Una de las medidas importantes que puedeafectar la capacidad de resistencia de lasmujeres, apoyada y/o reproducida en diversasesferas que van desde algunas corrientesfeministas, pasando por ONG, hacia los Tribunalespenales internacionales, es el discurso victimista.En lugar de aprender a recibir las miradas de lasvíctimas y percibir luces sobre una misma y suentorno, a veces preferimos quedarnos ciegas ymantenernos en nuestra seguridad de sersiempre cómo somos y pensamos. Un modo deserlo es el recurso a la victimización de lasmujeres víctimas. El discurso victimista reproduceesquemas patriarcales con aquella mirada

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dicotómica entre el activo y el pasivo. Sueleaplicarse particularmente hacia las mujeres de“otras culturas” y otras “sociedades”. Estas otrasmujeres son instrumentalizadas para justificarintervenciones y ocupaciones militares(Afganistán, Mali…). Se trata de “otrassociedades” cuyos hombres se han sidoinferiorizados bajo nuestras miradas yconsiderados no “dignos de ser hombres” por serpercibidos contrarios a los “avancescivilizatorios”.

Sociedades inferiorizadas por el androcentrismodel hombre blanco occidental. Sociedades dondelos poderes se someten y/o aceptan a menudoalianzas con las potencias occidentales paraganarse sus apoyos y sosegarlas, utilizandoretóricas de éstas, y justificar así en el esce nariointernacional sus actuaciones como golpes deEstado o intervenciones contra movimientosdisidentes o incómodos denominados entonces“terroristas” como ocurrió en Argelia en el años1991, en Bahréin con la intervención ( o con lostanques) de Arabia Saudita contra el oleaje deresistencias civiles, donde mujeres –¡con sushiyab!– destacaban como líderes, o también enEgipto recientemente con el golpe de Estado.Toda una complejidad de relaciones de fuerzasentre poderes patriarcales dependientes de unapolítica como continuidad de la guerra, es decir,de los estados de violencias y poderes coercitivosa favor de intereses propios.

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La negación de las mujeres como sujetos activospor ser de estas “otras” sociedades obedece a laadhesión ciega a la tramposa dicotomía Tradiciónvs. Modernidad que ya hemos señalado (MartínMuñoz, 2005). Una dualidad que ha generado unamentalidad donde prevalece el derecho a juzgar,censurar, inferir, castigar y decidir por las demáspersonas y comunidades desde nuestra propiaracionalidad. Así, inferiorizamos nosotras mismasa las mujeres de sociedades previamenteinferiorizadas por las estrategias militaristas delpoder patriarcal predominante. En esta dinámicapor constituirse en “la vanguardia”, en vez decrear relaciones de apoyo mutuo real se llega avictimizar también a las mujeres víctimas deviolencias machistas en nuestras sociedades(Mernissi, 1998; Lorde, 2003 y Portolés, 2004). Seexpresa una visión binaria del bien y el mal,donde el verdugo es convertido en un merodelincuente de delitos machistas. Así, en lostribunales de Justicia y en los tribunalesmediáticos se reproduce en gran parte lo que seva conociendo en los tribunales de guerra.

Se trata a las mujeres víctimas como en fermas alas cuales se diagnostica como si no pudieranentender nada de lo que les ocurre. Aparecencomo individuas sin capacidad de reflexionar, deactuar, de decidir. Se las quiere con susufrimiento, pero sin voz. O, con una voz que seaeco del victimismo. Tienen que ceñirse a laestricta descripción de hechos. Viven auténticastorturas psicológicas por el recuerdo obligado y

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sometido a la repetición y a un control dondecada víctima vive otra vez la humillación de sentirsu ser desprovisto de poder (Rovira, 1996). Se lasconvierte en víctimas pasivas en manos de laAutoridad que se encarga de hacer justicia. Seestablece un escenario de relación entreverdugos y víctimas donde desaparecen la guerray la sociedad. Los testimonios de las violenciashacia las mujeres, son las traducciones vivas delpor qué “Un militar muerto=un héroe; Mujeresasesinadas=una cifra” tal como lo resaltamosMujeres de Negro de Sevilla en un cartel para el25 de Noviembre de 2009.

La guerra es el lugar donde se exacerban alextremo, hasta un punto patológico, lossentimientos de supremacía y de estar en unaconstante y tensa competitividad ya que es elespacio donde más pueden ser anulados oafirmados. Y las armas de guerra han de seranalizadas contando con este fenómeno. Tienesus raíces en tiempos sin conflictos belicistas.Saber recibir las miradas de las víctimas espercibir luces sobre cuánto es el éxito de lasestrategias de guerra, que depende de lasviolencias hacia nosotras. No se pueden erradicarlas violencias llamadas de género sin tener encuenta la sutil y omnipresente legitimidad de laviolencia en los diferentes sectores de lasociedad. Esta legitimidad está determinada porel Poder Patriarcal vigente.

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5. Ser feministas-antimilitaristas: desmilitarizar nuestras vidas, con una apuesta por la Ecología y la Soberanía Alimentaria

El referente al poder patriarcal es una constanteen la comunicación de Mujeres de Negro. Noobstante suena a algo anticuado en nuestrassociedades, pero eso sí, muy adecuado para las“otras” sociedades. Sin embargo, esta referencianos aporta una cierta transgresión ante ellenguaje político radicado en nuestro día a día.Da otro entendimiento de las relacionespredominantes y replantea la cuestión de lacivilización.

Entre destacables corrientes del feminismoexiste la idea de un capitalismo patriarcal pararecalcar que el sistema económico imperantemantiene y necesita relaciones patriarcales parasu desarrollo. Esta idea nos resulta limitada y nosinvita a entrar de lleno en el entramado devoluntades estructuradas en diversos poderesindisociables. Un entramado cuya raíz se agarraen la construcción de un sistema que todafeminista reconoce como binario: Hombre-razón /Mujer-naturaleza. Sin embargo, esta construcciónatiende tan sólo a las relaciones jerárquicasbinarias entre hombre y mujer, y de este modo,elude varios factores de las violencias que van aformar, en el mundo occidental, la idiosincrasiadel poder patriarcal predominante sobre todos losdemás.

Nos referimos en primer lugar a la relación dedominación hacia la naturaleza. Cuestión clave

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de la profunda alienación que vendrá aadueñarse del hombre moderno en su relacióncon el entorno, el cual será transformado en unmundo de meros recursos disponibles para laexplotación. Se trata de un androcentrismoprofundamente aliado del antropocentrismo, queha generado en el hombre occidental unaidentidad de supremacía al vindicar elprotagonismo de una nueva civilización moderna,capaz de cambios y de progresos que “libera alHumano de toda dependencia”.

Con todo ello, se crea la ilusión de que gracias alprogreso del hombre las mujeres podrán“liberarse de su ancestral y dicha dependenciahacia la naturaleza como reproductora”. Segeneró una identidad “occidental” a través de lacual se consiguió una amplia y profundaidentificación de los hombres y mujeres denuestras sociedades fundamentada en lainferiorización del o la “otro/a”, siendo éste otrofactor constitutivo de la idiosincrasia de nuestropoder patriarcal. Se presenta como fenómenohistórico, pero se trata de una guerra, un acto deviolencia denominado colonialismo: factordeterminante de la acumulación de “recursosnaturales y humanos” que facilitará elcrecimiento del capitalismo.

A pesar de todo, en nuestra memoria colectiva,este proceso está oscurecido por conceptos quenos sitúan en una mirada evolucionista de laHistoria que niega su dependencia de guerrasmúltiples belicistas, económicas, sociales,

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culturales: la Reconquista, las Cruzadas, elDescubrimiento de América, la esclavitud, lacreación de los Estados naciones o elconfinamiento de la mano de obra obrera en laRevolución Industrial hasta la Guerra Fría. (Forel,2009-2013)

La conquista desenfrenada de estos “recursosnaturales” bajo el sometimiento o exterminio deotras sociedades está en el origen de estaautoridad “civilizadora” auto-proclamada que hacontamina do con sus valores incluso corrientesde pensamiento opuestas al capitalismo. Es unaautoridad que legitima la continuidad derelaciones de violencias destructivas ydevastadoras de todos los seres vivos delplaneta. Todo ello nos hace hablar de guerra antiecológica (Shiva, 1995 y Holland-Cunz, 1996).

En este sentido, para las Mujeres de Negro demuchos lugares, como en Andalucía, se haceninevitables los lazos comunes e interactivos nosólo con el eco-feminismo sino también con todaslas resistencias protagonizadas en gran parte pormujeres campesinas desde Asia a las Américas. Ynos sumamos activamente a sus propuestasalternativas tales como la soberanía alimentaria.Una soberanía que resiste contra una economíade la muerte.

La conquista de los recursos naturales se imbricacon las violencias de guerra que están en elorigen de la voluntad de la expansión y ocupaciónterritorial, con las cuales se imponen laorganización de Imperios y/o Estados que

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seguirán estas guerras de expansión. Las guerrasse relevan entre ellas. No dependen siempre delos Ejércitos, sino del aprendizaje de sus métodosy estrategias en lo político (nos referimos antes aello con ejemplos de la preparación a la guerra),económico y social. Todo ello conforma procesosque, como lo advertimos, no son lineales, si noque conocen mutaciones y retrocesos, pero quenos llevan a un factor estructural y orgánicofundamental de la peculiaridad de nuestro PoderPatriarcal que es el militarismo y la militarizaciónsocial.

La política económica es un ejemplo impactantede ello. Concebida como gestión de los “recursosnaturales y humanos” se traduce por conquistade mercados, recursos o territorios;competitividad para eliminar y desestructurar loque impida la conquista, derecho al secreto comola libertad de concebir y actuar en nombre de laestrategia de conquista y competitividad,retroalimentarse de recursos tecnológica ycientíficamente producidos por y para la industriade guerra, garantizar sus actuacionesinterponiendo mercenarios, paramilitares oimplementando leyes que legitimen laexplotación y el ejercicio de poderes de presiónpara que los Estados se doten de medidasrepresivas. En este periodo de guerra económicay social encubierta por la llamada crisis no escasual que haya aumentado un 1.780% el gastoen material “antidisturbios y protección” en el

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Estado español, de 173.670 euros en 2012 a 3,26millones en 2013.

El militarismo no es únicamente el hecho de laconfrontación de las fuerzas de orden contra unapoblación –que solemos oponer a la idea dedemocracia– sino que es precisamente un hechoque penetra en los mismos Estados de derecho,que se infiltra por todas las arterias de nuestravida social, cultural e incluso afectiva. (Del Prado,2009; Yuste, 2005 y Esteban, 2009). Se hacepatente con todo un aprendizaje de vivir entensión, estar en alerta contra “amenazas” y detransformar la vida en un mundo de rentabilidady de “Seguridad” desde un fuerte sentido de lojerárquico, de la competitividad y de la capacidadde triunfar y de conquistar espacio y poder. Deeste modo, no es de extrañar que siempre nazcaun potencial “enemigo” enfrente, pues se anulatoda idea de apoyo mutuo a favor de una luchapor la supervivencia o para triunfar. Esteaprendizaje resulta aún más peligrosamente fácilya que está en plena concordancia con el tipo demodelo e imposición de sociedad occidentaldonde el sentir de la vida tiende a ser a-temporal,el mundo vivo se convierte en ser efímero cuandono simple objeto-recurso. El ser tiende a estar

desarraigado de lazos sociales y afectivos enfavor de una relación unilateral con el Estado. Seexacerban al extremo los sentimientos desupremacía y competitividad, y finalmente, lossentimientos de soledad, frustración y

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marginación, generan violencias de toda índole(Thébaud, 1993, Lorenzo, 1999 y Nash y Tavera,2003).

En estos andares por el mundo de las violenciasser pacifista es un deseo de Justicia y de Paz. Noobstante, tal deseo no está siempre acompañadode la convicción de que “ningún ejército defiendela Paz” y de la necesaria desmilitarizaciónprofunda de la sociedad. Por ello nos definimosante todo como feministas antimilitaristas. Desdenuestras huellas, desde nuestros diversosafluentes, más afluentes llegan y vamos creandonorias desde nuestros respectivos lugares pararegar campos de alternativas y de confianzas enestas resistencias. De ellos no dejan de fluir y fluirmás percepciones de las realidades y másvoluntades de desobediencia ante toda opresióny hacia nuevas aspiraciones para todas y todoslos que buscamos la transformación de estemundo y para todas y todos los que aún dudanque sea posible. Incluso para aquellas personasque no lo desean. Porque esperamos crear laconfianza necesaria sobre que los cambiosprofundos, además de posibles, sonindispensables para nuestras propias vidas y paratodas aquellas otras que habitan el planeta.

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