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Salvador Martín Arancibia Los engaños del Plan Energético Nacional ’ En la campaña de intoxicación informativa para intentar vender a la opinión pública la nuclea- rización de la geografía española, el PEN es una pieza más, muy importante. La campaña de «creación de imagen» a que se hace referencia en otro artículo dentro de este mismo fascícu- 102 planteaba la necesidad de que la Adminis- tración elaborara un Libro Blanco ‘sobre el tema nuclear para que pudiera ser difundido amplia- mente en todos los medios de comunicación con el sello oficial de algún organismo competente que le diera «solvencia y credibilidad». El Pro- yecto de Plan Energético elaborado por el Mi- nisterio de Industria y Energía, y presentado a las Cortes en 1978, pretendía cubrir esa laguna; ser la justificación teórica y práctica que avala- ra la construcción masiva de centrales nuclea- res. Que las empresas eléctricas y, fundamentalmen- te, los grandes grupos bancarios que siguen man- teniendo el control de ellas a pesar de no ser ya los propietarios mayoritarios de su capital so- cial, forman un bloque poco menos que insepa- rable con el aparato de la Administración del Estado no es una cosa nueva; pero quizá con ocasión del llamado debate energético y con la elaboración del Proyecto de PEN se haya pues- to de manifiesto de una manera más clara que nunca. Lejos quedan ya los enjuagues propicia- dos por el aparato estatal para justificar la cons- trucción de una red de autopistas absolutamen- te demencial, como la prevista, cuyo único ob- jetivo -como ha sido probado en repetidas oca- siones- era maximizar el negocio de COYIS~YUC- ción de dichas autopistas y no tanto su utiliza- ción que se ha mostrado no rentable, salvo en muy determinadas excepciones.3 Pero en el rn<~ memo actual no son ~610 las autopistas, aunque sigan representando un saneado negocio, sino también la construcción de nucleares lo que ma- yores beneficios genera para los grupos íinancie- ros que están detrás de ello. Así, y teniendo en cuenta el peligro que supone su puesta en funcionamiento, es por lo que se hizo necesario que, al tiempo que se iniciaba la escalada de proyectos -20 grupos de 1000 MW para 1983 según el PEN de 1975-, tuviera lugar paralelamente la campaña de imagen de que hablábamos. El Estado, irguiéndose una vez más y de forma descarada, en valedor de los intereses privados, acometió dos tareas simul- táneas. Por la primera salía garante de todos los créditos obtenidos por las compañías eléctricas en los mercados financieros internacionales para lograr así las enormes cantidades de dinero que se necesitan para construir las centrales ; al tiem- po, y dentro de esta misma línea, se obligaba a las entidades wacionalesx de crédito (Ban- cos, Cajas de Ahorro...) a cubrir la mayor parte de las emisiones de obligaciones ‘sacadas por 1. Redactado en base a documentos elaborados por la Comisión de Energía del PSOE. 2. Raúl Pillado, La manipulación de la opinidn pú- blica a través del sistema informativo. 3. El actual ministro adjunto al presidente del go- bierno, y anterior ministro de Obras Públicas y Ur- banismo, Joaquín Garrigues Walker: sabe mucho acerca de este gran negocio de principios de la dé- cada de los setenta. 303

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Salvador Martín ArancibiaLos engaños del Plan Energético Nacional

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Salvador Martín Arancibia Los engaños del Plan Energético Nacional ’

En la campaña de intoxicación informativa para intentar vender a la opinión pública la nuclea- rización de la geografía española, el PEN es una pieza más, muy importante. La campaña de «creación de imagen» a que se hace referencia en otro artículo dentro de este mismo fascícu- 102 planteaba la necesidad de que la Adminis- tración elaborara un Libro Blanco ‘sobre el tema nuclear para que pudiera ser difundido amplia- mente en todos los medios de comunicación con el sello oficial de algún organismo competente que le diera «solvencia y credibilidad». El Pro- yecto de Plan Energético elaborado por el Mi- nisterio de Industria y Energía, y presentado a las Cortes en 1978, pretendía cubrir esa laguna; ser la justificación teórica y práctica que avala- ra la construcción masiva de centrales nuclea- res. Que las empresas eléctricas y, fundamentalmen- te, los grandes grupos bancarios que siguen man- teniendo el control de ellas a pesar de no ser ya los propietarios mayoritarios de su capital so- cial, forman un bloque poco menos que insepa- rable con el aparato de la Administración del Estado no es una cosa nueva; pero quizá con ocasión del llamado debate energético y con la elaboración del Proyecto de PEN se haya pues- to de manifiesto de una manera más clara que nunca. Lejos quedan ya los enjuagues propicia- dos por el aparato estatal para justificar la cons- trucción de una red de autopistas absolutamen- te demencial, como la prevista, cuyo único ob- jetivo -como ha sido probado en repetidas oca- siones- era maximizar el negocio de COYIS~YUC- ción de dichas autopistas y no tanto su utiliza-

ción que se ha mostrado no rentable, salvo en muy determinadas excepciones.3 Pero en el rn<~ memo actual no son ~610 las autopistas, aunque sigan representando un saneado negocio, sino también la construcción de nucleares lo que ma- yores beneficios genera para los grupos íinancie- ros que están detrás de ello. Así, y teniendo en cuenta el peligro que supone su puesta en funcionamiento, es por lo que se hizo necesario que, al tiempo que se iniciaba la escalada de proyectos -20 grupos de 1000 MW para 1983 según el PEN de 1975-, tuviera lugar paralelamente la campaña de imagen de que hablábamos. El Estado, irguiéndose una vez más y de forma descarada, en valedor de los intereses privados, acometió dos tareas simul- táneas. Por la primera salía garante de todos los créditos obtenidos por las compañías eléctricas en los mercados financieros internacionales para lograr así las enormes cantidades de dinero que se necesitan para construir las centrales ; al tiem- po, y dentro de esta misma línea, se obligaba a las entidades wacionalesx de crédito (Ban- cos, Cajas de Ahorro...) a cubrir la mayor parte de las emisiones de obligaciones ‘sacadas por

1. Redactado en base a documentos elaborados por la Comisión de Energía del PSOE. 2. Raúl Pillado, La manipulación de la opinidn pú- blica a través del sistema informativo. 3. El actual ministro adjunto al presidente del go- bierno, y anterior ministro de Obras Públicas y Ur- banismo, Joaquín Garrigues Walker: sabe mucho acerca de este gran negocio de principios de la dé- cada de los setenta.

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de oferta, unido a la estructura fraccionada de la red, que ha llevado a cada empresa a sobre- equiparse en su zona, ha traído consigo una du- plicidad y una baja utilización de algunas ins- talaciones. Ello lleva consigo un encarecimien- to de los costes y gran sobreequipamiento que, aunque parezca paradójico, permite en estos momentos oponerse a la construcción de nu- cleares utilizando razonamientos económicos desde dentro del mismo sistema. Pero dejando de lado esta situación de sobre- equipamientos del actual sistema eléctrico, en el PEN se han producido «errores de cálculo» suficientemente graves como para pensar en que no hayan sido inconscientes. Como omisión significativa para justificar la puesta en marcha de diez nuevos grupos nucleares se puede se- ñalar la de la entrada en funcionamiento del grupo térmico de Anllares, de 350 MW. Se con- tabiliza como potencia instalada, pero no como producción, el Grupo 2 de la Térmica de Puen- tes cuando todavía no había entrado en utiliza- ción. Con la no consideración de estos dos gru- pos, se justifica la necesidad de 2/3 de un grupo nuclear. Por otro lado, a los nuevos grupos tér- micos de carbón en proyecto, y que deben en- trar en funcionamiento antes de 1985, se les atribuye implícitamente una baja utilización -4500 horas anuales, en año hidráulico me- dio-, mientras que normalmente las horas de utilización superan las 5500 horas/año. Esta utilización por debajo de la media supone la necesidad de introducir un grupo nuclear más para poder hacer frente al crecimiento de la de- manda prevista por el Ministerio de Industria y Energía. Además, hay que tener en cuenta que en los cálculos para fijar la demanda se tiene en cuenta a la <España extrapeninsularx, mien- tras que a la hora de establecer la oferta se la ignora. Esta ausencia se puede contabilizar en torno a la electricidad generada en casi medio grupo nuclear más. Con todo esto se ve cómo el PEN mete de rondón la «necesidad>> de cons- truir 2,3 grupos nucleares de 1000 MW cuyo papel podría ser cubierto sin ningún problema por las centrales térmicas de carbón que ya funcionan, o que lo harán a lo largo del perío.

4. Todo lo referente a estos aspectos se puede ver en el artículo de Angel Serrano y Juan Muñoz, La configuración del sector eléctrico y el negocio de la construcción de fas centrales nucleares de este mismo fascículo. El intento. esbozado DCW el ante- rior gabinete ministerial y ‘consolidad& por el ac- tual, de llegar a ampliar el mercado de renta fija existente en la economía española, viene a intentar paliar la fuga del ahorro de la bolsa -mediante exenciones fiscales- hacia las obligaciones.

las eléctricas.4 En otro orden de cosas, la Admi- nistración contrataba, bien directamente, bien a través de organismos «autónomos», la campaña de promoción que permitiera que la nucleariza- ción fuera contemplada en el país, si no como algo bueno, sí, al menos, como un mal cnecesa- rio» y. sobre todo, controlable por el alto nivel de «seguridad» ofrecido por las centrales nu- cleares instaladas en el territorio. El consorcio de agencias de «relaciones públicas» formado para llevar a cabo tal campaña dependía en úl- tima instancia de la Junta de Energía Nuclear o de la Dirección general de la Energía, cuyos máximos representantes han estado trabajando anteriormente para las empresas eléctricas. El bloque monolítico que forman estas empresas privadas y los organismos ministeriales se ce- rraba una vez más al existir un trasvase de unas a otros. Pero no es objeto de este artículo el mostrar estas interrelaciones y el carácter sub- sidiario del Estado en defensa de los intereses de los grandes grupos bancarios y financieros que controlan el negocio eléctrico. Básicamen- te, lo que se pretende en este trabajo es mos- trar como el más &nor proyecto del gobierno, el PEN de 1978: que costó una crisis ministe- rial, es pura y slmplemente un intento de justi- ficación burda de la <<necesidad» que la econo- mía capitalista española y. por ende, la «socie- dad española», tiene de acudir a la nucleariza- ción para no perder el tren del «progreso», del ubienestar».

Pero cabe preguntarse cómo se justifica esta necesidad de nucleares para atender el creci- miento de la demanda energética, cuáles son lo cálculos que el Ministerio de Industria ha elaborado para dar carta de naturaleza a la ma- siva construcción de nucleares (siete con auto- rización definitiva, más tres de las ocho que ya cuentan con autorización previa). La respuesta a todo ello se encuentra en las cifras ofrecidas dentro del Proyecto del Plan Energético, proyec- to que, si bien vio sucesivas redacciones hasta la presentación oficial! en ningún momento se plante6 sin la posibihdad de tener que hacer uso de la energía nuclear. Así las cosas, tuvo lugar una burda manipulación de la posible ofer- ta energética, vía fuentes tradicionales, para hallar un hueco a las nucleares.

El PEN de Rodríguez Sahagún plantea un cre- cimiento excesivamente grande de la demanda de energía eléctrica suponiendo unas tasas del 6 % anual hasta 1987 cuando estas mismas pre- visiones se han mostrado claramente desorbi- tadas en anteriores planificaciones. Este exceso

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de petróleo-, lo que imposibilita que realmen- te se pueda llegar a unas horas de utilización tan baja de las térmicas de fuel. Dentro ya del terreno del posible ahorro ener- gético que debería contemplar el proyecto del PEN se echa en falta la posibilidad de conectar a la red, y distribuirla de esta forma, la ener- gfa eléctrica que pueden generar las Industrias coproductoras inmediatamente -10 que supone otro medio grupo nuclear- con unas inversio- nes muy bajas en equipos generadores aprove- chando la energía que ahora se dispersa sin uti- lizar.6 Al tiempo faltan también el tener en cuen- ta las medidas de ahorro propiciadas por el Centro de Estudios de la Energía y que, según un estudio realizado por este orgamsmo se podría traducir en importantes cifras (aunque el Cen- tro de Estudios de la Energía no hace referen- cia exacta a la posibilidad de ahorro de energía eléctrica, sino que elabora sus cálculos sobre todo tipo de energía, se sabe que con una inver- sión de poco menos que una octava parte de lo que cuesta construir un grupo nuclear se puede ahorrar la energía equivalente a la producida en un grupo de 1000 MW).

A lo largo de todo lo dicho hasta ahora ‘se ve claramente cómo se puede llegar a cubrir el ho- rizonte energético fijado por el PEN acudiendo exclusivamente a las fuentes tradicionales de energía proyectadas o en construcción. Eviden- ciando la pretensión del PEN de presentar la construcción de los grupos nucleares como arre- cesar&» para asegurar el abastecimiento del horizonte de demanda en él estimado. Existe, además, la posibilidad de acudir a la instalación de nuevos grupos térmicos de carbón en el lito- ral, hay que recordar que un grupo de carbón se instala en cuatro años, mientras que una nuclear tarda alrededor de diez años en entrar en funcionamiento, que quemarían carbón im- portado, para el caso de que realmente el cre- cimiento de la demanda de energía fuera supe- rior al previsto incluso por el PEN. No hay, pues, ninguna justificación que, incluso desde

do del PEN. v con la oferta eléctrica de la Es- paña extrapéninsular. Pero donde el orovecto de Plan Enereético Na- cional demuest*a cuáles son sus inten;ones rea- les de hacer un hueco a la masiva implanta- ción de centrales nucleares es en el sector hidro- eléctricos y, sobre todo, en la asignación de horas de utilización de las centrales de fuel. El hilo argumenta1 del Ministerio de Industria para bajar de 4 400 horas normales de utilización me- dia de las centrales de fuel a 2300 horas discu- rre a través de la «necesidad» de diversificar las fuentes de abastecimiento energético, de ure- ducir la dependencia. respecto a los países ex- portadores de petróleo..., se pretende construir una conciencia «nacional» de independencia ener- gética arguyendo el encarecimiento de los pre cias de los crudos petrolíferos como balance básico de los .desequilibrios» de la balanza co- mercial de la economía capitalista. El resultado de bajar a la mitad las horas de utilización me- dia de las centrales de fuel se traduce automá- ticamente en que se «necesitan, 3,7 grupos nu- cleares más de 1000 MW, para hacer frente a la disminución de la electricidad generada en las térmicas tradicionales.

Conviene aclarar que esta drástica bajada de utilización media de las centrales de fuel su- pondría varios problemas adicionales al sector energético como tal. En primer lugar se produ- ciría un encarecimiento importante en los cos- tes de generación de electricidad en esas cen- trales al ser utilizadas a un 50 % de su capaci- dad normal. Por otra parte, se producirían unos niveles de stock de fuel, como consecuencia de seguir funcionando normalmente las refinerías existentes en España y no ser quemado en las térmicas correspondientes que no se sabría qué hacer con él. Ni existen lugares para almacenar la cantidad de fuel que sobraría ni hay merca- dos internacionales en donde colocarlo. Por ello es por lo que posiblemente el Plan Energético no hace demasiada mención de los efectos deri- vados de esta reducción de las horas de utiliza- ción de las centrales de fuel y solamente se li- mita a proponerla. Además, hay que tener en cuenta que los contratos de aprovisionamiento de crudos firmados recientemente con México -5 millones de toneladas de petróleo anuales ampliables en la misma medida en que los pozos mejicanos tengan una mayor capacidad de ex- tracción- tienen cláusulas de cooperación en el terreno de la explotación de algunas refine- rías situadas en España -se calcula que hasta el 30% del capital de Petronor va a acabar es- tando en manos de la empresa estatal mejicana

5. Esta cuestión se ve claramente refleiada en el artículo de Javier López Linaje, Opcion& energéti- cas y condicionantes sociales en el que se demues- tra, con cálculos realizados por el Ministerio de fabTesh;;blicas y Urbanismo, cómo la postble ofer-

roelectricidad a partir de los embalses que ya están construidos, y que tienen proyecto de ins- talación de turbina. suoera a la actualmente en fm- cionamiento y qué sipone el equivalente a tres grupos nucleares más. 6. Cf. Ibid.

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dentro del mismo sistema económico en que se mueve actualmente la sociedad española, obli- gue a aceptar el hecho nuclear como el mal ne- cesario para no «gobernar a oscuras» en el ho- rizonte de 1985.7 De hecho’ las declaraciones del presidente de Iberduero con mo’tivo de la ce- lebración de la Junta general de la sociedad que dirige muestran cómo las eléctricas se están planteando seriamente la posible paralización de las obras de construcción de las nucleares. Des- pués de afirmar que Lemóniz no es un capricho de Iberduero, sino una necesidad de Euskadi y de España en general, el señor Areitio dijo que en cualquier caso la empresa por él represen- tada aceptaría cualquier decisión que fuera to- mada respecto al futuro de Lemóniz, siempre y cuando quien la tomara, es decir, el Estado, al ordenar la paralización de las obras, se hiciera responsable d,e las consecuencias que de ello se derivarían. Esto quiere decir, en pocas palabras, que Iberduero está dispuesta a cerrar definitiva- mente el proyecto de nuclearizar esa zona de la costa vasca siempre y cuando el Estado esté dis- puesto a indemnizar a la compañía por los posi- bles perjuicios que se deriven de esta decisión al tiempo que se tiene que hacer responsable

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de los posibles problemas de suministro elec- trice derivados del cierre definitivo de Lemóniz. Problemas que no tienen por qué surgir a la vis- ta del exceso de equipamiento existente y previ- sible en lo tocante a las fuentes tradicionales de energía eléctrica, pero que indudablemente pueden tener lugar como represalia de las, em- presas a ciertas acciones que vayan contra la comunidad de intereses que se beneficia del sa- neado negocio de construcción de centrales nu- cleares.

7. Todas estas chapuzas reflejadas en el proyecto de Plan Energético Nacional son las que han permi- tido a la Comisión de Energía del PSOE elaborar un contraplán que sin salirse en ningún momento del marco de la sociedad actual, ofrece posibilidades reales -y normalmente con un coste menor y con mayor generación de empleo- de cubrir la deman- da energética prevista sin necesidad de acudir a la construcción de las centrales nucleares gracias a un mayor aprovechamiento de las fuentes tradi- cionales de energía. Contraplán que -como se ha dicho ya en el artículo Energía y política- no fue utilizado por los dirigentes del PSOE a pesar de las posibilidades que le ha brindado de oponerse al gobierno.

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