18913

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  • 7/21/2019 18913

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    Normales Rurales y Ayotzinapa106

    Sayuri Herrera Romn*

    El mensaje

    ulio Csar Mondragn Fontes,

    estudiante de la Normal rural de Ayot-

    zinapa, perdi la vida en la masacre de

    La tortura ha tomado tales proporciones, que se ha convertido ya en un instrumentode gobierno, uno que no debemos ignorar. Las tcnicas de tortura son enseadas y me-canizadas, y se exportan de un pas a otro. Hay un aprendizaje de la tortura, un entrena-miento en ello, y los expertos van ofreciendo sus servicios de capacitacin, yendo deun gobierno opresor a otro. La tortura generalizada es, evidentemente, un asunto polticoy econmico, no solamente psicolgico; no es una patologa que presentan algunos in-dividuos. Los mexicanos se encuentran indefensos ante poderes arbitrarios y opresores,como son la delincuencia organizada, la polica, el ejrcito y la burocracia; es decir, sonvulnerables frente al propio Estado. Esto es, desde ya, una tortura incipiente instituida. Para

    Julio Csar no hubo compasin, pero habr justicia. Con su muerte, se pretendi aterrorizara la comunidad, inmovilizarla, disuadir la protesta y fortalecer el control social del Estadomexicano sobre la disidencia y el pueblo en general. No lo permitamos.

    Iguala. Nunca fue entregado a grupodelictivo alguno, como supuestamente

    ocurri con sus 43 compaeros, des-

    aparecidos hasta hoy. Fue detenido,

    torturado y ejecutado all mismo por

    la polica municipal. El cuerpo no fue

    ocultado sino expuesto, abandonado

    en una calle de Iguala, arrancado el

    rostro, extrados los ojos. Pronto

    Jesta imagen comenz a circular en lasredes sociales; alguien no sabemos

    quin le tom una fotografa que

    pronto se hizo pblica. El mensaje fue

    enviado.

    Es importante recuperar las

    signifcaciones inscritas en el cuerpo

    de Julio Csar, pues constituyen un

    mensaje que se ocuparon de allegar-

    enero-febrero, 2015

    *Abogada en el Centro de Derechos Huma-

    nos Fray Francisco de Vitoria O.P., A.C.

    Acudieron a l veinte, cien, mil, quinientos mil,

    clamando:Tanto amor y no poder nada contra la muerte!

    Masa, Csar Vallejo

    Veo correr noches, morir los das , agonizar las tardes

    Morirse todo de terror y de angustia.

    Porque ha vuelto a correr la sangre de los buenos

    y las crceles y las prisiones militares son para ellos.

    Porque la sombra de los malignos es espesa y amarga

    y hay miedo en los ojos y nadie habla

    y nadie escribe y nadie quiere saber nada de nada,

    porque el plomo de la mentira cae , hirviendo,

    sobre el cuerpo del pueblo persignado.

    Porque hay engao y miseria

    y el territorio es un spero edn de muerte cuartelaria.

    MI PAIS, OH MI PAIS!

    Efran Huerta

    Por qu torturaron hasta lamuerte al normalista Julio Csar

    Mondragn Fontes?

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    nos desde que le arrancaron la vida. Esa forma de matary la tcnica utilizada no se practicaron y planicaron para

    ocultarlas. Es la razn por la que abandonaron el cuerpoy lo exhibieron: as fue desde que tomaron la fotografa yla reprodujeron.

    Los torturadores

    La tortura ha tomado tales proporciones, que se ha con-vertido ya en un instrumento de gobierno, uno que nodebemos ignorar. Las tcnicas de tortura son enseadasy mecanizadas, y se exportan de un pas a otro. Hay unaprendizaje de la tortura, un entrenamiento en ello, y losexpertos van ofreciendo sus servicios de capacitacin,yendo de un gobierno opresor a otro. La tortura generali-zada es, evidentemente, un asunto poltico y econmico, no

    solamente psicolgico; no es una patologa que presentanalgunos individuos.El psicoanalista Ral Pramo Ortega, en el artculo

    Tortura, antpoda de la compasin nos ofrece valiosasclaves para comprender la magnitud de la tragedia a la quenos enfrentamos, as como fundamentos para sealar laresponsabilidad del Estado mexicano por practicar la tor-tura y adems generar, en distintos niveles y dimensiones,condiciones favorables para la masicacin de esta prctica.

    Pramo comenta:

    Las explicaciones a nivel de psicopatologa individual

    siguen fracasando al querer caracterizar la personalidaddel torturador. Ninguna explicacin individual basta

    porque en realidad la personalidad del torturador co-

    rresponde a un tipo determinado de sociedad con la que

    se confunde () si algo tiene ese tipo de personalidad

    es precisamente no ser a-social, sino producto neto de

    un tipo de sociedad.

    La comunidad que crea condiciones propicias para latortura es aquella educada para la competencia, el egosmo,la obediencia ciega, el autoritarismo y la violencia. Todas esas

    caractersticas las encontramos en el Mxico de hoy.Por otro lado, Pramo seala que El presupuestofundamental, el ncleo central para que la tortura seatortura, es que el otro est a mi merced. La disponibilidadciertamente forzada del otro es condicin previa para latortura. En la medida en que se d la situacin de impotenciatotal, estar dada la invitacin/seduccin a cierto grado detortura. Los mexicanos se encuentran indefensos antepoderes arbitrarios y opresores, como son la delincuencia

    organizada, la polica, el ejrcito y la burocracia; es decir, sonvulnerables frente al propio Estado. Esto es, desde ya, unatortura incipiente instituida, nos dice Pramo. La arbitra-riedad de las autoridades, el abuso de poder, el despreciopor los derechos y la dignidad de las personas por parte

    de los gobernantes es la antesala de la tortura; sta es elabuso de poder llevado al extremo.

    Con estas condiciones de vulnerabilidad que se mani-festaron en Iguala, los torturadores enviaron su mensaje.De acuerdo con el artculo de Pramo, el torturador

    pretende ante todo mostrar y mostrarse que es l, incuestiona-

    blemente, el ms fuerte. se es su propsito fundamental, as

    sea enmascarado con pretextos racionalizadores del tipo

    de lo hago para obtener informacin til para el Estado,

    estoy obedeciendo, cumplo con mi deber, deendo los

    valores de la civilizacin occidental. La tortura requiereideologa. La prctica de la tortura no es otra cosa que la

    concrecin ms extrema del uso del poder. La tortura es

    la prctica por excelencia del poder total.Los torturadores

    son poderosos o no son torturadores.

    Para Julio Csar no hubo compasin, pero habr justicia.Con su muerte, se pretendi aterrorizar a la comunidad,inmovilizarla, disuadir la protesta y fortalecer el controlsocial del Estado mexicano sobre la disidencia y el pueblo engeneral. No lo permitamos. Resigniquemos este mensaje y

    a nuestro compaero como aliento para la defensa de los

    derechos humanos de todas y todos.

    Los responsables

    La tortura y ejecucin extrajudicial de Julio Csar Mondra-gn Fontes es un crimen de lesa humanidad; uno que, porsu naturaleza, la agravia a toda ella. Es un crimen de Estado; loes en muchos sentidos: por la generacin de condicionessociales prevalentes para el ejercicio de la prctica y suimpunidad, as como por la autora intelectual, la realiza-cin y comisin del hecho. De esta manera, el deslinde de

    responsabilidades comprende desde la polica municipal, elalcalde de Iguala y su esposa, el gobernador del estado deGuerrero y el ejrcito, hasta el Poder Judicial de la Federacin,el Congreso de la Unin y el Presidente de la Repblica,Enrique Pea Nieto, quien es comandante general de lasfuerzas armadas.

    El gobierno, ms que enfrentar a los crteles, se hacoludido con ellos y silencia a las vctimas, los periodistasy los medios de comunicacin. En Mxico hay guerra, una

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    que el PRIpretendi ocultar cuando arrib al poder; unaguerra que tiene el siguiente lema: unidos unos contraotros para que acabemos con ellos, idea que alguna vezprevaleci como estrategia de Estado en El Salvador. Es unterrorismo represivo de contrainsurgencia. Los crteles

    y el gobierno, junto con los partidos polticos PRI, PANyPRD estn unidos unos contra otros para acabar conel pueblo.

    El amor

    La imagen impactante que circulaba en redes sociales pron-to lleg a los ojos de Marisa, esposa de Julio y madre de suhija, Melisa Sayuri, de apenas tres meses de edad. Marisa y elto Guillermo Fontes viajaron a Iguala a reconocer y recogerel cuerpo destrozado, herido y mancillado del estudiante

    de 22 aos que muri deseando ser maestro. El mdicoforense y otros burcratas explicaron: fue desollado vivo.La aseveracin se corrobora, entre otras cosas, por la for-ma en que sus restos mantienen los dientes y mandbulaapretados. El dolor debi ser inimaginable.

    Fue pronto y discreto el regreso de Iguala. Ya en casa,la familia organiz el entierro y el novenario para Julio; ellevantamiento de cruz se realiz el 9 de octubre. Los amigosy familiares que le conocen bien aseguran que Julio era va-liente, entregado, decidido; no dudan que, cuerpo a cuerpo,hubiese salido avante en una lucha, pero as, armados y enbola, lo despedazaron!.

    Quin tortur hasta la muerte a Julio Csar? Quin lomat?, preguntaba Marisa, con lgrimas en los ojos, a Enrique

    Pea Nieto en la reunin sostenida el martes 28 de octubrepasado. El Presidente, ante el reclamo, no dio respuesta.

    Memoria, verdad, justicia

    Los das siguientes al novenario de Julio, Marisa recibi en sucasa la visita imprevista de personal del gobierno de Gue-rrero, para reparar el dao. Se ocuparon de entregarle uncheque por diez mil pesos. Ofende y lastima profundamenteel gesto, la ignorancia, la incompetencia. El dao perpetradocontra el normalista, contra su familia, contra el pueblomexicano es profundo; la deuda es histrica: verdad, justicia,memoria. sa es la deuda. Cmo van a pagarla?

    El Estado est obligado a suprimir las condiciones quealientan la prctica de la tortura es decir, a prevenirla, aca-bar con la impunidad y transformarse. La reparacin debe ser

    tica y jurdica por medio de la reivindicacin de la verdad delo acontecido y el castigo a los responsables. En cuanto a lomaterial, los daos provocados, el proyecto de vida alteradono slo de Julio, sino de su esposa y su hija debe ser cu-bierto a travs de indemnizaciones o restituciones adecuadas,teniendo como base estndares internacionales.

    Tambin nosotros podemos reparar exigiendo justiciaa cada paso que damos, afrontando el mensaje de terrorque fue inscrito en el cuerpo de Julio, y seguir caminando.Con cada poema escrito, con cada acopio ofrendado concario, con la memoria que guardamos de lo acontecido,con la transmisin y recuento de la verdad. Por Julio Csar

    Mondragn Fontes y los 43 normalistas desaparecidos, niperdn ni olvido.