Año 3ºPanamá,15 de Enero de 1910Nos.57-58

1,5

Revista Quincenal ilustrada~

Honor castellano

Cuando sintió el Marqués de Roca Fuerte

en su mejilla el Peso de una mano,

desenvainó el acero toledanoPara vengar la afrenta de tal suerte.

Era el Marqués, de puño firme y fuerte,

el más noble hijodalgo castellano,

de modo que al reñir con un villano

le daba de su honor dándole muerte.

Pensó, mientras temblaba de coraje,

que vengar con la espada aquel ultraje

con hacer indeleble la mancilla.

Por eso, de ira y de vergüenza lleno,

grita el noble Marqués con voz de trueno:

¡que me arranquen la piel de la mejilla !

RICARDO MIRO .

NUEVOS RITOS 218

Un nuevo libro y una

nueva escritoraZulay y Yontá, por Ap aikán. 1t . 146pgs.-Editor, Alsina—San José deCosta Rica--1909.

abia ya dado de mano á la esperanza deleer el libro de Apaiká n al que no escati-

il~ ,c ~~~ maba elogio alguno Lisímaco Chavarria, el~j ~ ~1~

poeta. . Pero dicha lectura se me hacía di-resaba claraficulto porque según expresaba

- mente el talentoso Modesto Martínez en suconceptuoso artículo de "EI Figaro " la edición, muy corta, estaba destinada á c ircular ex clusivamente entre elgrupo de amigos y familiares del autor, ó mejor dicho de laautora, pues Apaikán es apenas el seudónimo de una gallar-da dama, doña. María Fernández de Tinoco, tan inteli-gente como virtuosa y tan exquisitamente artista comodulcemente atractiva, con cepa amistad, por desgracia.mía, no me honro.

No desesperó con todo é hice muy bien . Lo inespe-rado desempeña un gran papel en nuestra vida ; yo lo ha-go entrar siempre en mis cálculos Y en raras ocasionesme falta. hasta vez vino en mi ayuda. muy pronto. Esasí como por una feliz casualidad recordada todavía confruición, tuve el gusto de recibir en mi garconniere no hamuchos días, en una tarde espléndida como pocas se ofre-cen en este invierno horrible y melancólico ele ocho meses,junto con la visita de un amigo la del esposo de la dis-tinguida escritora, y aprovechando la ocasión propicia, ávuelta de muchas cosas, le manifesté mi vivo deseo deleer la obra anhelada y mi sentimiento al no poder reali-zar tal deseo .

NUEVOS RITOS 2 19

Mis palabras no fueron arrojadas al viento por fortu-na. El señor Tinoco estuvo conmigo amable y fino ; meofreció ;generosamente un ejemplar y me lo envió sin tar-danza, de manera que aquella misma -noche, al regresarcansado pero sin sueño del café, de la retreta 6 del cine,ó de godas estas partes á la vez, lo que no recuerdo bienni hace al caso, pude saborear con íntimo placer las pri-micias intelectuales de la culta dama.

Si don Juan Valera manifestaba quo los españoles de-bían estar orgullosos de Teresa la :unta porque no habíapaís ninguno que pudiera ostentar una mujer de tan raropoder intelectual, yo diré, á mi vez que los costarricensesno han tenido nunca--desvanecida ya la ficción poética áque por raro capricho dio origen Lisímaco—una lima queescriba con la donosura y originalidad deApaikán.

El libro se titula Zul ai y Yontá y lo componen dosnarraciones de los tiempos americanos anteriores ála conquista, simbólicas ambas por el querer de la autora, conalgo de leyenda y mucho de fabuloso.

Campea en ellas un estilo fácil, lleno de imágenes ; laconcatenación de las ideas es acabada y encantador el en-lace de frases armoniosas . Es perfecta y bien ordenadala narración, sobre todo en Z ulai que mucho nos recuer-da por su factura las inmortales páginas de Chateau-briand y de Saint–Pierre, bien que los temas tratadospor los, famosos escritores franceses poca semejanzaguarden con los que desarrolla la escritora costarrícense.

De las dos narraciones, Zulai es en mi conceptola mejor. Hasta la, página setenta y cinco, terminadoel relato de la muerte de Zulai y de Ivdo y del sacrifi-cio de rae viudas, dadla. cuenta riel dolor de Irzuma y de lainvasión de Dorien por la tribu de Kirabei, es original yencantadora . 1+:1 interés de lo que sigue, palidece mucho.

La explicación de los términos indígenas usados ydel simbolismo que encierra la narración, así como la ex-posición acerca de los primitivos pobladores de América,no es posible apreciarla en todo ,:u valor, porque fuerte-mente impresionado el ánimo tonel triste fin de los aman-tes, pasa por encima de las páginas siguientes sin fijarseen ellas, hallándolas muy eruditas . ciertamente, peromuy de ligadas del interés romancesco de la acción . Laimaginación querría mejor que enfrascarse en tan arduasconsideraciones, volar libremente á través del espacio ydel tiempo y visitar aquellos lugares en que paseóKaurki su estúpida ferocidad, que vieron lucir la gallardía deIvdo y se engalanaron con la belleza de la gentil Zulai.

Yontá es otra obrita interesante, aunque no esté es-crita en el estilo tan ameno de Zulai y aunque la narra-

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ción resulte oscura en ocaviones, porque ha queridoApaikán hacerla muy simbólica v revestirla de caracteresenigmáticos . En sus páginas flota un vago aroma sibilino,neomístico, que quita algún valer á su mérito literario é

i mpide que sea apreciada justamente.

DOÑA MARÍA FERNÁNDEZ DETINOCO

(Apaikán)

En Zulai llama mucho mi atención desde luego la indiabulla, arisca v soñador« ; pienso con cariño el la bondadosaMamita Guaté que cuida su huerto y garrido dolencias dela tribu ; ene ¡<]¡o,! Indo, bravo y garrido, cuando en susbrazos robustos de campeón lleva el cuerpo tentador dezulai ; me indigna Irzuma, me causa desprecio Adaum yme despierta !—gran cariño Yurán el protector de los aman-tes, el indio bueno de la tribu . Todos ellos y Ios demásson tipos humanos, demasiado humanos, con todo y que-rer la autora en el epílogo hacerlos representativos deuna ficción .

NUEVOS RITO 221

En Yontá los caracteres no están tan bien determi-nados y los personajes no adquieren ese interés que mehace imaginar en Zulai que son reales, que han vivido lavida como nosotros y aún que los hemos visto, tratado éintimado con ellos . Ni Yontá que debe encarnar unahumanidad nueva y cuyo espíritu se abre á la luz divinacuando sus ojos se cierran á la del sol ; ni Lispo, raro ymisterioso personaje venido de extrañas regiones, refrac-tario al amor carnal como un levita y exaltado apóstol deun culto nuevo ; ni Tauma sacerdote de ese culto, me cau-san la impresión que los personajes que se mueven en

Zulai . Estos son como nosotros, aquéllos me parecenhabitantes de otro planeta, emisarios misteriosos de unanueva religión—una más todavía!—más cerca de la cien-cia y de la naturaleza que todas las otras, pero que aunno es la poseedora de toda verdad.

Justo es convenir sin embargo en que el esfuerzo po-deroso ha sido coronado con el éxito completo . La obrade Apaikán es á pesar de las observaciones anteriores, degran mérito literario, y su autora ha dejado demostradosu vigor intelectual, por más que modesta siempre, hagaentrever que las dos narraciones le han sido inspiradaspor un ser superior, algún habitante del espacio, espíritubondadoso que ilumina su inteligencia y guía su pluma.Debe creérsela? Tentarlo estoy á decir que no : á soste-ner que la obra es creación de la autora solamente y áasegurar que su vigoroso talento no necesita ayuda terre-na ni extraterrena de ninguna naturaleza.

Apaikán ha leído seguramente más de un juicio acer-ca de su libro en que se le prodiguen mayores alabanzasque en éste, pero de seguro no encontrará uno más sin-cero . Bien sé de las grandes simpatías de que ella gozay que se merece por su posición social, por su sexo, porsu talento y sobre todo por su virtud . Yero Si como ca-ballero le tributaría cumplido homenaje, he querido comocrítico prescindir voluntariamente de tales consideracio-nes en esta vez para tratar simplemente, sin prejui-cios ni parcialidades del libro v de su autora . Y amboshan merecido mi elogio, humilde tal vez, sincero cierta-mente, porque mano maestra es la que ha escrito páginastan hermosas y porque privilegiada y envidiable resultala inteligencia que tan brillantes manifestaciones ofrece,para orgullo de Costa Rica y esplendor de las letras ame-ricanas .

GUILLERMO ANDREVE.

San José de Costa Rica : 1909.

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Mensaje de amor

Surgió flotante y el vestido sueltoSus castas formas ocultaba apenas;Formas que, diáfanas, como el ropajeRadiaban una luz tenue é incierta.

Alzó una mano hacia la tersa frentePara apartar la blonda cabellera;Y sus ojos dulcísimos mirabanCon el tierno mirar de la gacela.

Lanzó un suspiro como débil notaComo el sutil quejido de una cuerda,Como el lejano arrullo de las aurasQue entre flores y palmas juguetean.

Y con sonrisa angelical me dijoSu voz de gracia y de carifio llena:—¿No te acuerdas de mí? Yo soy tuamiga,La que Iloraste para siempre muerta.

Ni duermo, ni reposo, velo siempreY te amo siempre en la apartada esfera;El alma es inmortal y de ella naceEl amor, inmortal, como la idea

Al escuchar las frases de mi amadaPor mí mismo sentí profunda pena;Sentí un hondo desprecio por el inundoEn que al amor domina la materia.

Y quise hablar, acariciar su mano,Besar la luz de su mirada etérea;Pero un poder oculto y misteriosoCerró mis labios, aherrojó mis fuerzas.

—Adios! me dijo, guarda en tu memoriaMi mensaje de amor; sufre y esperaLa esperanza es el cielo, alza los ojosQue hay allí una esperanza en cada estrella!

Y como niebla que la leve brisaEn mil girones vaporosos riega,Las intangibles formas de ni¡ amada,Flotaron en la atmósfera disueltas.

De la faz de la tierra, triste y lóbrega,Torné la vista á la región serena,Y al contemplar la luminosa bóvedaDescubrí una esperanza en cada estrella

AizpuruAIZPURU

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SU SERVICIO POSTAL

Vamos hoy á tratar del servicio de correos de la Re-pública de Panamá, desde su incorporación en la UniónPostal Universal, ydesus tarifas, (le sus Convenciones so-bre encomiendas, de sus estampillas y tarjetas en uso,su edición v consumo, así como de sus oficinas de correosestablecidas.

Quizá habrá muchos en el país que conozcan esteasunto con mayores detalles ; pero como NuEvos Perros,no sólo es leído aquí sino en el extranjero, tal vez á loslectores de fuera le demos algo que no conozcan y lesinterese del Panamá Moderno.

V x

Fué el día 11 de Junio de 1904—siete meses despuésde la proclamación de la República cuando ésta quedóincorporada á la Unión Postal Universal, sabia y comodí-sima institución internacional que data dede 1874 y tienesu sede en Berna, Suiza. La incorporación fué para el in-tercambio de lo siguiente : cartas, tarjetas postales senci-llas y dobles, papeles de negocios y muestras sin valor;reservándose Panamá el derecho de tratar directamentecon los demás países de la Unión, sobre encomiendaspostales; y se dejó aplazada, para mejor oportunidad, la adhe-sión de este país á las demás actas de la citada UniónPostal Universal .

iE

La primera tarifa de Panamá, sobre correos, la seña-ló la Ley 88, de 5 de Junio de 1904, y fué la siguiente:

Servicio interior.—Cartas, $ 0.05 plata por cada quin-ce gramos de peso; impresos, $ 0 .01, por cada cincuenta

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gramos ; papeles de negocios, $ 0.05, por cada doscientosgramos ó menos y $ 0 .01, por cada cincuenta gramos 6 me-nos de exceso ; y las muestras, $ 0 .02, por los cien gramosprimeros 6 menos de eso, y $ 0 .01, por cada exceso que nopasara de cincuenta gramos.

Servicio internacional.—Cartas, $ 0.10 plata por cadaquince gramos de peso ; y los impresos, papeles de nego-cios y las muestras, el mismo porte señalado para el ser-vicio interior.

Por medio del arreglo entre Panamá y los EstadosUnidos de Norte América,—en el que pactaron el Presi-dente Amador Guerrero y William H . Taft, Ministro deGuerra en el país últimamente ` citado (3 y 6 de Diciem-bre de 1904)—se convino en que regiría en nuestrasoficinas de correos la tarifa y los reglamentos internos delos correos americanos, como si ambos Estados fueran unsolo territorio postal ; él igualmente, que las estampi-llas de correo de Panamá, sobrecargadas con las palabrasZonadel Canal, en tinta negra, se-empleen en las estafetasde correo establecidas en el territorio cedido por nuestraRepública á los Estados Unidos, para la . construcción deun Canal marítimo de ruar á mar, conservación, servicio,unidad v protección, de dicho canal, tanto para la corres-pondencia interna como para la que se despache para unoú otro país. Las estampillas las suministra . Panamá al40 por 100 de su valor nominal

No obstante haberse convenido, coi-no hemos dicho,que regirían en Panamá los reglamentos internos y latarifa de los correos de los Estados Unidos, como siambos países formaran un solo territorio postal, entrenosotros no fueron publicados por ningún medio ni esatarifa ni ese reglamento. Se cobraba, sí, un porte de$ 0.04 centavos plata por cada carta sencilla de quincegramos de peso en vez de 10, como decía la Ley 88 de1904. Así, pues, presumimos que ese reglamento y esatarifa cuando rigieron, debieron ser conocidos, á lo su-mo, por pocos empleados de correo panameños, pero nopor el público.

Mas á partir del día t° de Octubre de 1907, y á virtudde lo acordado en la Convención de la Unión Postal Uni-versal, firmada en-Roma, en 26 de Mayo de ese mismoaño, la tarifa del servicio de correos internacional vigen-te es como sigue:

Cartas.—B . 0 .05 (diez centavos plata) por los prime-ros veinte gramos de peso, ó fracción de ese peso, yB. 0.03 por cada uno de los veinte gramos 6 fracción depeso excedente.

Tarjetas Postales .—B . 0.02 por las sencillas y B . 0 .04por las dobles 6 con respuesta pagada .

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Papeles de negocios. B. 0,01 por cada cincuenta gra-mos. Pero ni los paquetes de éstos ni los de impresospodrán exceder del peso de 2 kilogramos, ni tener en nin-guno de sus lados dimensión mayor de 45 centímetros,salvo los paquetes en forma de rollos, que podrán tenerhasta 10 centímetros de diámetro y 75 de longitud.

Muestras sin valor.—B. 0.01 por cada cincuenta gra-mos ó fracción menor ; y los paquetes de ellas no podráncontener ningún objeto que tenga valor mercantil, ni po-drán pesar más de 350 gramos, ni tener irás de 30 centí-metros de largo, 30 de ancho y 10 de espesor ; mas si esen forma de rollo, hasta 30 de longitud por 15 de diá-metro.

La, tarifa del servicio interno y para los despachosla Zona del Canal y los Estados Unidos de Norte

América, es la misma en cuanto al peso y condiciones derecibo, con la sola diferencia de que sólo se paga la mitaddel porte especificado para el servicio internacional.

Y por cada paquete ú objeto recomendado, ora paraeste servicio, ora para el interno, hay que pagar un por-te adicional de B . 0 .05 ; y de B . 0 .022 más, si el introduc-tor desea tener aviso de recibo.

Las Convenciones celebradas por Panamá, sobre en-comiendas postales, hasta ahora en vigor, son las siguien-tes á saber:

Con l+ rancia, (22 de Agosto de 1904) con Alemania,(25 del mismo mes del ario 1905) con el Reino Unido dela Gran Bretaña, (13 de Abril de 1908) y con Italia (30de Enero de 1909).

Para Francia, Alemania é Italia, el máximo de pesode las encomiendas postales es de 5 kilogramos . El por-te para los dos primeros países nombrados es de B . 0 .75y para el tercero (le B . 0 .00; y el peso puede ser de 1 á 5kilogramos . Vi porte de las encomiendas destinadas alReino Unido de la Gran Bretaña é Irlanda está divididode la manera siguiente : por una, hasta con un kilo de pe-so, B. 0.66 ; de más de un kilo, sin exceder dedos, 11 . 0.90,v de uno hasta cinco kilos, 13 . 1 .04. 'lodos estos portesse pagan en sellos postales, los que se adhieren á las en-comiendas.

Las dimensiones para esta clase de envíos no puedenexceder de 60 centímetros de largo, por cualquiera de suslados, y de 20 centímetros cúbicos de volumen . Para In-glaterra y Francia se ha convenido en admitir encomien-

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das de un metro y un decímetro de largo, siempre quetengan la forma de rollo.

Para los demás países de Europa con los cuales nohay Convención para este servicio, se admiten encomien-das por la vía de Alemania ó de Francia, para lo cual seagrega al porte especial para estos países el sobre-cargode un franco. Este mismo procedimiento se observa conlas encomiendas destinadas á los pueblos del interior deAlemania y á las posesiones francesas, como porte ferro-viario para las primeras y porte marítimo para lassegundas.

Con los Estados Unidos de Norte América, sólo se hacelebrado la. Convención Obaldía–Cortelyou (19 de Juniode 1905) que establece reglas para el servicio de correosentre ese país y Panamá, la cual subroga elconvenioAmador Guerrero–Taft de 1904; pero no existe sobrecanje de encomiendas postales.

En el año 1907, por conducto de la Secretaría de ES-tado en el Despacho de Relaciones Exteriores, se recibióde Washington un proyecto de Convención sobre cambiode encomiendas, al cual le fueron introducidos algunosartículos indispensables y varias modificaciones . Hastaahora se ignora el resultado. No obstante, hay un servi-cio especial de paquetes entre ambos países, de una librade peso hasta cuatro libras máximo, ó sea 1 kilo 840 gra-mos. El porte es de B .0.02 por cada onza ó sea 30 gramos.

Y está al celebrarse una Convención para el canje deencomiendas postales con España, solicitada con interéspor el Director General de Correos y Telégrafos de esaNación .

`t k

La primera edición (le estampillas de correos y tarje-tas postales para la República de Panamá, fue impresapor la Hamilton Bank Note Co ., de Nueva York, y su pri-mer envío llegó á Colón, en el vapor del mismo nombre,de la P . R. R. Steamship Line, el 13 de Agosto de 1906.Antes de ponerse en curso, se estuvieron usando las co-lombianas del extinguido Departamento de Panamá,sobrecargadas con el nombre República dePanamá.A partir de Agosto de 1908, se ha encargado de la im-presión de las estampillas panameñas la Am erican BankNote Co ., también de Nueva York.

La colección de las estampillas en uso--de las cualesdamos una maestra con estas líneas—son las siguientes:

De B. 0.00' 2 , de color amarillo, y en el centro, encampo blanco, la bandera nacional ;

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De B. 0.01, color verde, con el busto de Balboa, des-cubridor del mar Pacífico, en el centro y en tinta negra,sobre fondo blanco;

De B . 0 .02, color carmín, con el busto de Fernandode Córdoba, fundador de la actual ciudad de Panamá, enel centro y en tinta negra, sobre fondo blanco.

De B. 0.02 T a, color rosa, con el Escudo Nacional enel centro, sobre fondo blanco;

De B .. 0.05, color azul, con el basto del Doctor JustoArosemena, jurista panameño de fama mundial, en el cen-tro v en negro, sobre fondo blanco;De B. 0 .08, color violeta, con el busto en el centro, ennegro sobre fondo blanco, del educacionista istmeño señorDon Manuel José Hurtado ;

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De B. 0.10, color morado, con el busto, en tinta negra,en el centro un sobre fondo blanco, del tribuno y políticopanameño señor Don José de Obaldía;

De B. 0 .25, color carmelo, con el busto en el centro,en negro, sobre fondo blanco, del General Tomás Herre-ra, primer Jefe del Estado libre de Panamá el afilo 1841 ; y

De B. 0 .50, en negro, con el busto en el centro, ennegro y sobre fondo blanco, del Prócer Coronel José deVábrega, Jefe de la separación de Panamá del Gobiernodel España el año 1821.

Las tarjetas postales de B . 0 .01, de color blanco, tie-nen en el ángulo derecho inferior un sello del mismo va-lor y las inscripciones en letras de color verde; y las deB. 0 .02, un sello del mismo valor, en negro, y lasinscripciones en tinta carmín.

Hé aquí un cuadro demostrativo di. las estampillas decorreos y tarjetas postales de la República de Panamá,recibidas de la Hamillon Bank Note Co . y de la American

Bank Note Co. de Agosto de 1906 á 31 de Diciembre de1908, su valor y expendio hasta el día último del año 1908,á saber :

RECIBIDAS DE NEW YORK

DADAS AL EXPENDIO

WW

Cantidad

Valor

Clase

CantidadClase

I

Valor

W

recibida

despachada

0.00 2,000,000 B

10,000 000 700,000 I B.

3,5000 .01 4010000 40,100 0 .01. 2.450,000 21,5000 .02 5 .150,000 103,000 0 .02 2 .550,000 51,0000 .02'/z 1,000,000 25,000 0 .02% 1 .000,000 25,0000.05 3,310,000 165,000 0 .05 2,560,000 128,0000.08 1 .500,000 120,000 108 500,000 40,000m

m 0 .10 2,020,000 202,000 0 .10 550,000 55,000N 0 .25 400,000 1x0,000 0 .25 100,000 25,000

0 .50 300,000 150,000 `

0 .50 300.000 150,000

18 .690,000 1 B. 915,000 1

1 10 .710,000 1 B. 502,000

000 ,000 1Tarjtase I 0.02 I

302,000 i B

6,040 I

I

1900000 B.

900200

1 .058,000 1 B . 928,600

100,000 1 B. 503,100

Hay en la República (le Panamá tres oficias derio-minadas Agencias Postales : las de las ciudades de Bocasdel Toro, Colón y Panamá, las cuales tienen á su cargo elcambio de balijas en el servicio interno y externo ; tresAdministraciones Principales de Correos : las de Agua-dulce, en la Provincia de Coclé ; Chitré, en la de Los san-

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tos ; y David, en la Provincia de Chiriquí, las que tienenel canje de balijas en el servicio interior ; y cuarenta ynueve oficinas denominadas Administraciones Subalter-nas de, Correos, en los demás Distritos Municipales.

Debido á la galantería, del señor Don Ernesto T . Le-fevre, Director General de Correos y Telégrafos, pode-mos traer á Nuevos Ritos el movimiento de los diversosobjetos recibidos y despachados por las Agencias Posta-les y Administraciones Principales de Correos en el pri-mer semestre de 1909, movimiento arreglado por el señorD . Eugenio Chevalier, encargado de la estadística de eseramo ; héla aquí :

Objelos recibidos:

Cartas, 247,862, así: 232,216 porteadas, 9,953 á debe,y 5,693 francas.

Tarjetas postales sencillos, 21,494.

Muestras 4,052.

Papeles de negocios, 212.

Impresos, 150,572, así : periódicos, 730,185, libros, f0-,Hetos, etc ., 14,740, y oficiales, 5,647.

Pliegos judiciales, 1,070, así : de negocios civiles, 140.v ele negocios criminales, 930.

Notas y cartas oficiales, 14,087.

Correo en tránsito, en despachos cerrados : 257 sacos,302 paquetes, 156 cartas, 695 impresos y 77 objetos di-versos, no comprendidos en las anteriores clasificaciones;Y en despachos al descubierto: 85,528 cartas, 43,058 im-presos y 6,966 objetos no clasificados.

Objetos recomendados, 28,499, repartidos así : cartascon aviso de recibo, 2,39:-5, y 1,348 objetos diversos no cla-sificados ; sin aviso de recibo, 9,728 cartas, y 8,814 obje-tos distintos sin clasificar ; más 2s5 cartas oficiales y 307objetos oficiales diversos ; finalmente 5,622 encomiendas.

objetos despacha, los:

Cartas, 78,269, así : porteadas, 171,624, á deb e, 4,295,y 2,350 francas.

Tarjetas postales sencillas, 34,947.

Muestras, 542.

Impresos, 32,647, así : 24,182 periódicos, 3,884 libros,folletos, etc ., y 4,581 oficiales .

NUEVOS 1, [TOS 230

Pliegos judiciales, 749, así : de negocios civiles, 154, yde negocios criminales, 585.

Notas y cartas oficiales, 14,648.

Correos en tránsito, en despachos cerrados : 258 sa-cos, 297 paquetes y 46 objetos no clasificados ; y en des-pachos al descubierto, 75,596 cartas, 22,217 impresos y1,730 objetos diversos no clasificados.

Fneomiendas ordinarias, 149.

Objetos recomendados, 23,694, repartidos así : 1,673cartas con aviso de recibo y 336 objetos no descritos ; ysin aviso de recibo, 19,778 cartas y 2,869 objetos no cla-sificados ; más 1,306 notas oficiales y 850 objetos oficialesno comprendidos en esa clasificación . Por último, 5116encomiendas.

Todos estos guarismos, sin incluir el movimiento delas Administraciones Sub ti ternas de Correo, donde aúnno se ha podido llevar bien la estadística del ramo, máslas cifras referentes á la venta ó consumo de estampillas,evidenciando están el incremento que tiene hoy--y sin dudas, mayormente mañana—el intercambio de correspon-dencia, en el interior y con el extranjero, la República dePanamá . Centavo á centavo, á producido másdeun millónde pesos plata, (B . 500,000) en treinta meses.

Puede que este modesto trabajo sirva (le punto departida más tarde á los que quieran comparar, en esteasunto, el progreso actual con el de mañana.

J.A.HENRIQUEZ.

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ALLA, en su pintoresca casita, rodeada derosales y de palmeras, á la hora en que el

_ <,'• - -~ ~~ sol se retira mientras la noche avanza, elpoeta fumaba en silencio pensando en loimposible de ]a realidad de su ideal amo-rolo.

Y fué entonces cuando una Hada poderosa,adoradora de los tristes, surgió de pronto ante los ojos del Poetay le dijo :

DON ALEJANDRO DUTARY (Romeo)

--Deseo tu dicha . ¿Qué quieres?

Y el Poeta repuso con voz débil y apagada por el su-(le la meditación profunda;

Quiero la Glorial

NUEVOS RITOS 232

Entonces el Hada, haciendo más dulce v agradablesu voz argentina, dijo:

—Mira á través de las nubes de humo de tucigarrillo.Lo que para ti es la eterna Felicidad, se dibujará ante tuvista sobre el fondo del espacio.

Dicho esto el Hada desapareció, y el Poeta, al fijarseen el cielo en donde la luna blanca y simbólica comenza-ba á irradiar, vió surgir á través de las nubes de humo desu cigarrillo, tu figura de mujer dibujarse en el éter comoObedeciendo á la voz de tan extraño conjuro mágico, turostro bellísimo, perfecto y adorable, coronado por laauréola triunfante de tu divina cabellera negra.

Y desde esa noche inolvidable el Poeta te ama, por-que su gloria eres tú

ALEJANDRO DUTARY.

Romeo)

1')119 .

NUEVOS RITOS 233

(PANAMEÑ AS .)

Ciando vayas á Tabogapanameña, mi ángel liudo,no te sientes á la sombrade frondoso tamarindo.

No descanses . Sube al ce rro;y al bajar á la Restingano te olvides de traermela más dulce de las piñas.

Tengo una pepita negraque me tiene entristecido.

Es porque tengo una %negradesde que soy tu marido.

En el rio de la Villano te bañes, panameña,porque allí también iríayo á tomarte por sirena.

Aunque del Istmo te ausentesno pierdas toda esperanza:tú sabes- que el amor crece,con la ausencia y la distancia.

Cuando nuera el BardoNegrono te pongas á llorar,

ni te pongas negro traje,sino traje liberal.

A Santiago de Veraguasvente conmigo, trigueña,.y no te pongas celosasi ves á las santiagueñas

Cuando expire, mis cantaresnunca dejes de cantar:mientras mis cantares cantessiempre vivo me tendrás

(Continuará)

Panamá-1909.

NUEVOS RITOS 23$

Sobre los umbrales de la nadaTraducida del italiano porAMINTA G . MELENDEZ-

Cortad las cuerdas!

11,1 globo se elevó, espléndido, en la atmósfera límpi-da v serena, de aquella suave mañana de Mayo.

Renato, mi joven amigo, saludó alegre á la multitudque asistía á la ascensión y repetía gritos de `viva? " ,acompañándonos con sus inquietos ojos; después, cuandolos rumores se hicieron indistintos y fueron extinguién-dose, se volvió á mí con la expresión del gozo sobre elrostro:

Qué belleza! Qué océano de luz! esta es la sensaciónmás fuerte de mi vida.

El globo subía velozmente,

Es prodigioso!

Aguarda, aguarda todavía. Vésf le- digo yo, no esta-reos más que á mil metros.

Bajo nuestra vista cada cosa tomaba la uniformidadnatural : chozas, ciudades, parecían puntos negros : losríos, los caminos, parecían una lista blanca en el verdemar que se extendía soberbio al infinito.

Ningún rumor (le la abandonada tierra llegaba á nos-otros, marinos del aire, temerarios desafiadores del granelemento . Y el globo subía, subía siempre . La frescabrisa, nos daba una sensación de dulce vértigo : ahora,sobrepujantes las primeras corrientes de aire, como firmesen el inmenso espacio, circundados por el solemne silen-cio, también nuestras almas se turbaban, atentos ambosá la magnificencia del luminoso espectáculo casi perdidoen el ignoto . Yo había hecho ya iguales ascenciones, con

NUEVOS RITOS 235

el fin de, indagar y también para gozar de la inefable sen-sación de paz que se apodera de nosotros apenas desapa-rece de la vista la enfurecida visión del mundo, giganteinaba.reable é indomable que oprime las espaldas del hom-bre, forzado á la cadena (le necesidades cotidianas . Estavez me había propuesto alcanzar la mayor altura posible:las altas esferas me atraían, como atraen al marino lastumultuosas y desconocidas ondas de un océano no sur-cado por naves, ó como á los viajeros las distantes é in-

habitadas soledades del polo.

Está parado el globo? preguntóRenato.

No, sube todavía ; estamos á cuatro mil metros.

Todavía, todavía!, dijo él extasiado.

Pero, (dije, temiendo que no acostumbrado á seme-jantes ascenciones sintiese algún malestar) no hay pesa-dez en la cabeza? Qué! Esto es delicioso! Siento sen-saciones nuevas de bienestar físico y moral . Vamos!arroja algún saco.

Hablaba agitado, y me parecía su voz extraña y dis-tinta á la natural.

Arrojé otros dos saquitos, y miré al barómetro : seismil cuatrocientos! Oh! la luz difusa y prodigiosa que enaquel momento me envolvía en una muda y deliciosa ca-ricia! Adelante, adelante! Sentía en mí la necesidad desubir, de alcanzar me invadía el frenesí de la con-quista.

Todo desapareció del inundo en mi mente, y estre-chando con lit mano convulsa el parapeto de la navecilla,olvidado, me remontaba, abiertas las sinuosidades del ce-rebro á las más extrañas fantasías.

Una especie de ronquido sordo me volvióá larealidad.Me volví. Mi amigo, sentado sobre los saquitos de arenael rostro palidísimo, con los, ojos abiertos y ensangrenta-dos, sumergía la mano convulsa en la abertura del chalecocon un esfuerzo impotente para abrirlo.

De la nariz le salía un delgado hilo de sangre . Meprecipité hacia él:

Renato! Renato! No respondía ; le desabroché con -vulso el chaleco y apliqué el oído al corazón . Palpitabaaún! En un instante, mientras yo cada vez más angus-tiado buscaba medio de volverlo á la vida, un objeto metá-lico y brillante cae á mis pies . Lo recojo, lo miro, meparece reconocerlo . Un triste presentimiento me asalta.

El pequeño corazón de oro se abre bajo la presiónnerviosa de mi mano Una esquelita . La abro.«Siempre tuya! Adela .>

NUEVOS RrTOS 236

Qué sucedió en roí, en in¡ espíritu, donde lit horribleluz de la verdad había, sido arrojada en un instante allásobre los umbrales de la nada? El instinto feroz, domi-nador, tomó la injuria, y con un grito de fiera herida hicepor lanzarme sobre el infame y acabar con él . No pudeI,a frente me dolía, me parecía tener un gran peso sobre ,el corazón ; un rumor confuso resonó en mis oídos : Llevéla mano á la garganta seca, y cerrada y caí pesa-damentee

El funesto recuerdo permanece en mi mente:lúgubre fantasma de aquel día fatal, se posa, profundo en in¡almohada, turbándome mis sueños . Por cuánto tiempopermanecí alejado de la vida? No sé . Me parece que eldestino habría sido más piadoso hiriéndome con manoinexorable, librándome así del peso de. una existenciaahora inútil . Sí, el funesto recuerdo permanece en mimente hasta en los más pequeños incidentes.

Cuando volví en mí, experimenté una sensación defrescura y bienestar, llevé una mano á la boca, y la retiréensangrentada.

Jamás he podido saber á que altura habíamos alcan-zado. EI aerostático descendía preso en una corrientede aire, viajaba entre las nubes con rapidez prodigiosa,mientras el trueno rugía por el cielo, obscureci do por laaproximación del huracán . Una á una volvían á mi men-te claras las ideas, v de las renovadas fuerzas saltó unavez más, lacerante, el recuerdo de la traición descubier-ta. Tétricos pensamientos me asaltaban,

Qué es, pues, el hombre, este gusano empastado deegoísmo y brutalidad, ávido, inquieto buscador de su bien-estar para alcanzar á aquel cine está dispuesto día pordía, hora por hora, á sacrificar los más generosossentimientos? Generosos sentimientos! Los tenemos acaso?

lle aquí á Renato Dalia, el amigo, ni¡ hermano ; áquien he amado desde pequeño y por quien habría hechogustoso cualquier sacrificio, vil, como el asesino vulgarque espera á la víctima en la sombra, sorprendió mi bue-na fé, manchando con la traición mi casa, cubriendo deoprobió mi nombre! Aquí á dos pasos de mí, medioabierta aquélla joya, que parecía burlarse de mi desven-tura, pequeña, frágil, 1, sin embargo potente destructor de

un mundo de esperanzas y afectos!

«Siempre tuya,Adela.>

Las fatales palabras reveladoras pasaban por mimente como caracteres de fuego . En un instante, un re-tumbo lejano llegó á mis oídos . Me asomo por la naveci-lla. Por lo bajo se extiende el inmenso océano, levantán-dose furiosas las espumantes olas, los relámpagos se

N U E V OS ACTOS-237

acercan incesantes á ni¡ rededor, iluminando con san-grienta luz aquel ruido de elementos mezclados, el fra-gor del trueno v el estampido del rayo, mientras el aeros-tático desenfardelado por el viento boreal viene bajandoveloz hacia el intinito desierto de agua.

La muerte! Instintivamente me levanté, y arrojéuno por uno los últimos saquitos de arena, las armas, lasprovisiones. FI globo se elevaba c in un esfuerzo Htáni-co á caria nueva presa que las gigantescas olas engullían;después, como garza herida, recaía lentamente, acercán-dose más cada vez á las enfurecidas olas . Una amargasonrisa contrajo mis labios ; el infinito quería dosvíctimas, y yo esperaba que el iracundo elemento atrajese connosotros, en las profundidades del abismo . el angustiososecreto . I,1 castigo para él, para mí el olvido . En aque-lla hora suprema, mientras iba haciéndose más distintoel rombo del océano, la duda misericordiosa pasó por ni¡mente.

Si no fuese cierto? Renato volvía en sí . Me acerquéa él con el ansia del náufrago que trata asirse ele la pri-mera paja para salvarse . Debía yo morir con unamaldición sobre los -labios? Hubiese ó no cometido él el delitono proferiría una mentira en el último momento.

Renato, Renato, me oyes?Dió un suspiro y me miró.

Estamos perdidos? dijo, con voz apenas inteligible.Yo callé.Ayúdame á levantarme.Lo conseguí lentamente.Se apoyó al parapeto, y su mirada vagó por un ins-

tante sobre las gigantescas olas que casi tocaban nuestroultimo refugio.

Qué pasó por su alma en aquellos momentos?

Sufría él al pensamiento de tener que dejar la exis-tencia, que parad, en verdad, tenía aún todo el atractivodel gozo "? O quizá los recuerdos del pasado y el rostrode una mujer le aparecieron sonrientes como una táci-ti llamada?

Se. volvió y me miró.

Entonces, cuando de mis labios estaba por salir la fa-tal pregunta, entre el estampido siniestro y ensordantede las furibundas olas, que se estrellaban sobre monto-nes de escollos, mi amigo, por un esfuerzo, recuperó ca-si todo el exhausto vigor físico : "tú te salvarás, gritó,con los ojos centelleantes ; perdón Carlos! " Y sacandoel caerpo hacia afuera, se dejó caer en el vacío, mientrasel globo aligerado, con un salto enorme, me arrastróhacia el cielo de fuego .

America VACCARI.

NUEVOS RITOS 238

EL BAÑO

—FANTASIA Para Gregorio Miró D

La luz desflora apenas la tímida alboradabajo el celeste y blanco del nubescente tul;á despuntar comienza P aurora nacarada,y corre juguetona la brisa perfumadaen 1' arenosa playa del quieto lago azul.

Olores mil, fragantes, inundan el ambientejunto á ignorado sitio qu ' está tras del rosal;de aromas saturado el aire allí se siente.

Se recen con la brisa las flores tiernamentey da la tierra al cielo un beso matinal,

Sobre la glauca alfombra cubierta de rocío,que forma espeso y suave el césped mullidor,

bañada con encanto por agradable fríodescansa junto al lago, en actitud sin brío,la virgen princesita de rostro soñador.

En fácil abandono reposa con dulzuraal pie del frondoso árbol que sombra allí le da;su posición ostenta lo regio de su hechura;y oculta de sus formas la espléndida hermosurael traje que la ciñe con gracia singular.

Sobre las tersas aguas del lago silenciosodirige su mirada serena desde allí;y en ellas, suavemente turbando su reposo,uní cisne, blanco, blanco . . . . se mueve despaciosodejando tenue estela pintada tras de sí.

La virgen es muy bella : adorna colorantesu artística faz de bada, precioso rosicler;en ella nada existe que no ciegue y encante;y tal es su belleza sublime y deleitante,que un ángel de los cielos así parece ser.

De pronto, sacudiendo su plácida indolencia,se yergue y para el baño inténtase alistar:del agua ya le invita la pura transparencia,y entonces, con detalles de púdica inocencialas gasas que la cubren comiénzase á quitar .

NUEVOS RITOS 239

Una tras otras, todas al suelo van cayendoy al aire va quedando su cuerposeductor;su carne marfilina va tersa apareciendo,y la caricia fresca del aura va sintiendoal par que se desnuda con virginal candor.

Luego sn destocado magnifico terminala dulce princesita que se desviste al fin;y en su esbeltez y gracia seméjase á roa ondina<tu ' entre lo etéreo vaga de matinal neblinaen las orillas brumas dd majestuoso Rhin.

De lirio inmaculado su nítida blanqueza,de múrice el sonrojo de sangre de su tez;sus formas, divinales ; pletórica en belleza;su talle bien formado, de túrgida realeza,contornos redondeados, de hermosa morbidez . . ..

Abriéndose camino por entre olientes rosasque bríndame á su paso perfumeembriagador,escoge con delicia las flores más preciosas,mientras escucha cerca las notasarmoniosascon que 1 ' arrulla amante el pájaro cantor.

Llegándose hasta el lago, penetra lentamente;sonríe con dulzura el líquido al tocar.

Y al cisne que al mirarla as acerca diligente,arrójale las flores, que caen á su frentey van la superficie del agua á perforar.

Naturaleza toda en gracias resplandececual adornando á ella con singular placer;y el matinal paisaje que junto al lago vése,cono á un grandioso marco del cuadro se parece,en cayo fondo, espléndida, resalta la mujer.

El cisne, con mansura, la observa enamorado,por su sedosa mano se deja acariciar.

L ' astral mirada d ' ella le, rinde subyugado;y luego, por el anua vagandoentusiasmado,alegre, con la virgen se pone á retozar.

Del liquido en el medio, felicidad robos-.ella que se sumerge y torna ágil á flor;con gallardía nada, radiante y venturosa,más linda que la falsa sirena qu ' engañosacautiva al desgraciado mintiéndole su amo r.

—FINAS.

Cuando del lago sale sonriente, placentera,rociada por las gotas del afina en brillantez,—del Sol que raya en lo alto en la dichosaespera alisa majestuosa su rubia cabellera,mientras que gentil luce su castadesnudez.

A . ESQUIVEL DE L A GUARDIA.

(Costarricense)

NUEVOS RITOS 24)

n bizarro capricho del director de Apiolo~;i

ha reunido en estas páginas Ios nombresele dos artistas entre los cuales sería un-posible hallar un rasgo cualquiera que lesfuera común.

Guillermo Andreve y Froilán Turcios son, en efecto,espíritus perfectamente antitéticos, siendo la caracterís-tica de Andreve la energía y la acción, y la de Turcios elsueño y la contemplación ; pero he dicho mal, algo enlazaestos (los poetas, y es el amor a la belleza, cl entusiasmoartístico y la fe en Cl ideal . Lo demás (lile «no es litera-tura» como en la vulgarizada frase de Verlaine resultacuestión de temperamento . Guillermo Andreve cree enla supremacia del esfuerzo, en la acción dominadora, ama elgesto amplio y viril del luchador que se apresta al comba-te ; en tanto que Turcios persiste en estimar el arte encampo hermético, Y la obra artística como fruto de

ascetismo de unción y de recogimiento : al través de los ver-sos de Froilán Turcios parece entreverse en actitudhierática, juntas las ruanos 3, fijos los ojos en lo alto.

Es Turcios un místico sin dogmas, su labor es so -bria, matizada, diría quintaesenciada si la palabra noresultara, á estas horas, un tanto cursi . Entre su espíritu

asequible á las más intensas emociones, hay una gransemejanza con el espíritu inquieto y atormentado deAmado Nervo, nuestro gran poeta americano, pero, sinduda, Tercios tiene personalidad propia, tan vigorosa éinconfundible como la del máximo engarzador de<<PerlasNegras . Y esto á despecho de la influencia poderosa

NUEVOS RITOS-241

que en la lineación mental de Turcios ha ejercido Edgar-do Poe. Alma sincera y leal, Turcios no ha pretendidoesconder su admiración por el autor de «El Cuervo» sinoque, con altivez gallarda, ha dejado en sus estrofas, y ensus admirables cuentos, más de una referencia y de unaalusión al gran poeta norteamericano . La obra deTurcios es toda ella de introspección, mira siempre «haciaadentro» v nos hace admirar los panoramas maravillososde su mundo interior, donde florecen en bosquecillos aro-mados nardos v lises y donde alguna vez abre sus pétalosel rojo clavel de la pasión, Las estrofas de Turcios tie-nen la sugerente armonía de una arpa eólica, suave,rítmica de, infinita dulzura, como si al componer sus versosse hallara saturado de la Irás doliente é intensa melanco-lía. Oriundo de la América Central, cíe la perturbadaHonduras, Vroilán Turcios ha logrado sustraerse porcompleto á la hostilidad del medio y vivir como ha dichoGonzález Prada con referencia á Santos Chocano «en es-tado de poesía» situación especial cuya enunciación ha debastar porque quien necesite exégesis no podrá nuncacomprenderla. (1)

Nada de lo que queda apuntado al correr de la plumaes aplicable á Guillermo Andreve, temperamento comba-tivo, su obra, como su vida, perenne agitación, bregar con-tinuo y sus versos sonoros y audaces resuenan como clarínguerrero, como fragor de lucha, como huracán que silva ..

Paisajes de luna los erotismos de Turcios ; torrentebramador los ideales de Andreve.

Señalan estos (los artistas, cada uno en su orden, lasdos tendencias predominantes en la poesía contemporá-nea: la poesía ultramoderna, de acción social directa, eleapostolado político, v la del «arte por el arte».

¿A cuál de las dos deberemos asignar lasupremacia?

No es la razón quien ha de decidir porque sus dictadosrecomiendan igualmente una y otra : en el fondo la acciónSocial del arte se ejerce, sea cual fuere su ulterior propó-sito, por su fuerza inmanente, v poco importa, por tantola «intención», si el resultado ha de producirse de uno tiotro modo.

En puridad las cuestiones de escuela no han sidonunca fecundas : hoy menos que nunca debieran ser ma-teria de discusión.

El convencimiento de que es el arte un elementomodificador en el orden social puede constituír una norma

(r) Este rasgo de Turcios habla muy alto en favor de su noble «lirismo» : ása regreso de Honduras, después de, más de un año de ostracismo, uno de sus pri-meros actos fué reclamar del Congreso el que se recopilaran los versos y la prosadel malogrado poeta Juan Ramón Molina, uno de los más delicados artistas cen-troamericanos .

NUEVOS RITOS- 242

dentro de la moralidad amoral (valga la paradoja) de lostiempos modernos en que las ideas-fuerzas de Fonillé qla ética sin sanción de Guyau predominan ; pero «norma"no implica camón d estrecha regla, más bien una orienta-ción general ; y para la obra artística debe significar laeliminación de morbosismo y de aberraciones, valga de-cir, la sinceridad intransigente . No podré aceptarjamáscomo fecunda la obra artística si se me ofrece declamato-ria y dogmática ; suponiendo que pueda en tales condicio-nes aceptarse como obra artística la señalada por seme-jantes características . . . . Pocos artistas cuya labor hayaresultado, en la práctica, de acción más poderosa que lade Gorki, y sin embargo, ninguna que ofrezca en menor;arado el aspecto del apostolado y el tono de la cátedra.

Me ha arrastrado el hábito malsano de «teorizar»alejándome del inicial propósito de estas notas que, sen-cillamente, se reducen á «presentar» á Turcios y á An-dreve; vuelvo, pues, al punto de partida, lamentando elque, por no estar documentado debidamente (pues mis li-bros y papeles vendrán á hallarme en esta adorable tie-rra oriental, pero aún no se encuentran en mi poder) nome sea dable reproducir alguna página ó estrofa (temomucho á las infidelidades de mi memoria) de estos (lospoetas, comparando las cuales resultaría ni¡ juicio acerca(le la personalidad de ambos, plenamente justificado.

Lo expuesto basta, de otra parte, para satisfacer elpropósito de Apolo trazar una silueta de esos dos nota-bles artistas á los cuales se consagra en su redaccióntanto afecto y tan justificada admiración como á mí mis-mo me inspiran .

ARTURO R . DE CARRICARTE.

N . B.--Proilán Turcios ha ocupado altos cargos enla administración de su país ; fué Secretario de la Dele.-gación hondureña al Congreso de Río Janeiro ; Secretariode Estado en el Despacho de Gobernación y ha desempe-ñado otros elevados puestos en el Gobierno Nacional. Hapublicado numerosos libros; entre otros H ojas de oío-úo, verdadero breviario artístico que contiene estudios deestética de admirable intuición juntos á versos irrepro-chables, de armonía maravillosa . También es distingui-do periodista, habiendo fundado El Tiempo de Teguci-galpa y El Domingo en Guatemala.

Guillermo Andreve desempeña actualmente el cargode Secretario de la Legación de Panamá en San José deCosta Rica ; es un diarista de grandes bríos ; fundó la es-pléndida revista El lleraldo del Istmo, en Panamá pre-cursora de Nuevos Ritos del gran poeta joven de Centro

NUEVOS RITOS 243

América Ricardo Miró . Fundó igualmente el diario LaPrensa en el cual dió muestras de un civismo ejemplarcombatiendo los errores de la anterior administración yfue uno de los más entusiastas promovedores del pres-tigioso Ateneo de Panamá cuyas bases y Reglamento re-dactó siendo aclamado Secretario del mismo.

(De la Revista Apolo de Montevideo)

NUEVOS RUTOS 244

(Para Juan IgnacioGálvez).

INVIERNO.

Llovía . En la cumbre verde-oscuraUna crencha de niebla se cuajaba," Y la noche su manto' descolgaba "Con un brusca reproche á la natura,

El vendaval, el rayo que fulgura,El trueno que á lo lejos retumbabaLa ira de Los Cielos flagelabaLa existencia de visera criatura.

Que allá en ta agreste selva, solitaria,Herido del dolor por la guadaña,Triste el labriego eleva su plegaria;Pues contempla en escombros su cabaña'.Y troncharla arboleda octogenariaEl huracán, titán de la montaña.

VERANO,

Claro está el cielo . La tarde serena.El sol cansado de su eterna gira,Nos deja que admiremos su ígnea pira,Tajo de infierno en forma de patena,

En el Oriente emerge luna llena,Y el sol avergonzado se retiraAl ver á su adorada que conspira,Ella, la genitora de su pena.

Sopla una brisa tenue de verano,Perfume regio al muerto soberanoQue encuentra .siempre tumba en Occidente;Y en el terso cristal de inmensos mares,Entre tandas de luz de astros- polares,Se, ve rielar la reina del Oriente .

NUEVOS RITOS-245

DEL NATURAL.

La montaña con fúnebre imponenciaEntre mantos de nieblas se adormía.Ni canto, ni ave, ni rumor había:Era todo silencio, somnolencia.

Y en la humilde heredad ruda inclemenciaEn su choza al labriego consumía,Que Aislado y triste deslizar veíaDe sus horas amargas la existencia.

Mas allá en la montaña solitaria,Al calor de la choza apetecida,Donde airada pasión jamás alcanza,Tiene siempre el labriego una plegaria,,Que en excelsos efluvios convertida:Se resuelve en dulcísima esperanza.

LUCHAR ES VIVIR.

Con la lucha mi espíritu levanto.Me gusta desaflar el imposible,Yo soy un contendor de lo invencible

^Que al apocado envuelve en negro manto.

Luchar es para mí musita y canto,Aunque el mundo sarcástico y risibleMe grite que vivir en lo apacibleEs del hombre el anhelo sacrosanto.

Desprecio á los cobardes y sufridos,Y al holgazán que transcurrir el díaMira en su muelle y vaporoso lecho.Nos redimen esfuerzos repetidos,Y se escalan las cumbres á porfíaAunque crucen espadas nuestro pecho.

JULIO ARJONA Q .

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Don MIGUEL ANTONIO CARO10 de Noviembre de 1909.

Sesenta y seis años cumpliría hoy el señor Caro si laProvidenciano hubiese preferido recompensar con el des-canso eterno á aquel cuya vida fue una incansable luchapor su Dios y por su ,patria., y el recuerdo me lleva algu-nos años atrás, y la imaginación me coloca en las sencillasfiestas con que su hogar celebraba el cumpleaños del pa-dre sin igual, uno de cuyos amenos distintivos lo forma-ban los artículos literarios y poesías que en su honor se<<publicaban>> en «periódicos> dactilografiados cuya circu-lación no pasaba del radio de la familia, fiestas íntimasen que, aunque por su naturaleza excluían cualquier fac-tor extraño, la bondad exquisita, la sencillez de esa cris-tiana familia no sólo permitía, sino que invitaba á unospocos privilegiados á tomar parte ; y de uno de ellos res-pondo yo que cuanto viva vivirá la gratitud en sucorazón, y que se esforzará porque su descendencia sea dig-na de tan honroso favor.

Hoy ese padre no está mas presente, su virtuosísimaesposa había partido pocos días antes, mensajera dignísi-ma ante Dios, otro de los factores del hogar se fué tam-bién en esos días, y al imaginarme Ia consternación, el dolor,el llanto de los que quedan, en este día, antes díasde senci-Ilos, puros é inocentes regocijos, desearía tuvieran pre-sente que hay alguien que, aunque lejos, sufre con ellos,si el conocimiento de este hecho fuese parte á mitigar supena,

No pretendo en estas pocas frases que estoy escri-biendo á la ligera, otra cosa que hacer lo que en las oca-siones aludidas : un elogio del grande hombre, ingenuo ysin pretensiones. Cualquiera cosa que escriba con rela-

NUEVOS RITOS24 7

te la cadenagloriosa queunía á Colom-bia con tradi-ciones heróicas . Cuandonació hacía ape-nas trece añosque, agobiadode pesares ydesengaños,había bajado ála tumba el Li-bertador, y pa-rece que el es-píritu grande yprofético dula

Caro ha des–

GranColom-truído la muer- José de la Cruz Herrera

bia, flotanteaún en la atmósfera en la infancia de Colombia la Peque-ña; hubiese buscado en él adecuado refugio dondevivir ytratar de inspirar á las mezquinas generaciones por venirun instrumento para perpetuar sus enseñanzas.

Con motivo de su muerte hablaba yo con un compe-tentísimo inglés elogiando y describiendo las prendasintelectuales del señor Caro . En dos ocasiones me inte-rrumpió mi amigo : "Si no me hubiera dicho usted dequién me está hablando, diría que es de Gladstone, por-que realmente veo á Gladstone todo entero en sus pala-bras . " Yo le contesté : «Si mi retrato concuerda con elde Gladstone, Gladstone fue ciertamente un hombregrande." I sta respuesta la inspiró una convicción pro-funda, porque el sabio cuya desaparición lloramos fue unhombre dotado por Dios á manos llenas, y formadoenseguida por su propia templada voluntad.

Fue un sér verdaderamente raro y único . Porreglageneral, á medida que un hombre se nos acerca va per-diendo las proporciones con que acaso loagigantaba nues-

ción al señor Caro, no puede tener por objeto llamar laatención hacia ni¡ personalidad por medio de excelenciasliterarias . Es tan unánime y tan justo el sufragio en loque respecta á las no superadas prendas de todos los fru-tos de su elocuencia y de su pluma, que si algúnhonor persiguise, no podría ser otro que el de aportarungrano de arena para el templo de gloria que la Historiacomenzó en el momento mismo de su muerte, que desdesu juventud más temprana presagió su vida de luchas yde ciencia, y que en los últimos años de su vida confirma-ron sus conciudadanos, borrando así su ingratitud paracon el hombre que tan envidiables títulos conquistó parasu patria.

Poco ha lle-gado hasta míde lo quese hapublicado c o nocasión de lamuerte del se-ñor Caro: peropor el admira-ble elogio delDr . Carrasqui-lla quedo ente-rado de que seha escrito mu-cho . ¡Cuántodiera por cono-cerlo todo!

Con el señor

NueVOS RITOS 218

tra imaginación, tal es la flaca condición del barro quenos viste ; pero á medida que más de cerca mirábamos alseñor Caro, y mientras más largo tiempo se le trataba,más y más se agrandaba, hasta adquirir proporciones ho-méricas. No pertenecía á aquella clase de hombres, lasmás 'veces funestos, que arrebatan á las masas con frené-tico entusiasmo; nadie, además, ele más sencillo trato,nadie que detestara tanto la afectación y el aparato, na-die que como él huyera de lisonjear los gastos y las pa-siones de los demás, y sin embargo, los casos no eran infre-cuentes en que á inveterados enemigos que pocas horasantes escribían é declamaban contra él, les bastara unaentrevista corta y aun casual, para quedar fascinados ypresos en medio de los destellos de su grandeza.

Por otra parte, leer un libro, 1111 capítulo, un pensa-miento suyo es sentirse uno atraído irresistiblemente.De ¡ni sé decir y lo escribo aquí como ilustración tan sólode la tesis que desarrollo, que fué asi como nació en miespíritu la constante y leal adhesión de

que me enorgullezco, cuando, casi en mis primeras letras todavía, care-cía del discernimiento necesario para medir y

profundizar el alcance de sus palabras.

¿Cuál era este mágico secreto, esta fuerza asombro-sa de atracción, este imán misterioso?

Hay siempre que se trata de un hombre . y muy es-pecialmente de un hombre superior, de un personaje his-tórico ó de un sér místico, una cualidad característica quees como el centro de donde parten sus acciones ; y cuandodesde un punto de vista inmaterial pensamos en él, es esacualidad lo que hiere nuestro recuerdo antes

de que logremos particularizar en una dirección determinada y precisalos diversos radios de su actividad, sus acciones y susmóviles . Es la clave que nos explica su vida y sus obras.Al pensar en Llena lo primero que apela á nuestro espí-ritu no es su funesto pecado, sino su belleza incomparable;niel genio militar, las victorias(-) la triste muerte de Ale-jandro, antes que su ambición sin límites.

En el señor Caro, no es en la extensión y profundi-dad de su saber, no en la perspicacia de su genio, no enla flexibilidad de ese entendimiento que en medio de losFragores de un duelo político á muerte resolvía victorio-samente un problema de álgebra, propuesto para un con-curso; ni siquiera en el brillo de su ya adquirida gloria,donde debemos buscar el prestigio de su personalidad,sino en ese acerado sentimiento de justicia de que estabarevestida su alma, clave absoluta y única que explica todasu vida y todos sus hechos . Sin ese sentimiento el

señor Caro sería para mi un enigma.

Semejantemente á los muchísimos agentes físicos

NUEVOS RITOS 249

que obran sobre nosotros, y cuyos efectos gozamos ó su-frimos sin darnos cuenta de la causa en la mayoría de loscasos, los mentes de un orden inmaterial se nos escapanmás á menudo aún . Y no faltará quien crea que nadatiene que ver ese sentimiento de justicia de que he, hechomérito con el desarrollo de la actividad humana en unadirección artística y puramente formal, es decir, haciendoabsoluta prescindencia de los pensamientos consideradosdesde un punto de vista moral . Más los que estén inicia-dos, entre otros, en los estudios filoló<ricos, los que hayanasistido al admirable proceso á un mismo tiempo físico ysicológico que nos revela como dos significados de unapalabra ó de palabras afines, al parecer á veces hastacontradictorios, vienen en la generalidad de los casos áresolverse en lino solo y fundamental, no verán nada deextraño ni de nuevo en esta generalización del sentimien-to de justicia, á la que no me lleva, por otra parte, sinouna convicción íntima.

Claro está que en lo que respecta al cultivo de lasciencias morales

y' políticas, en las cuales era el sabio,

príncipe y maestro, ninguna objeción podrá levantar mitesis ; mas un poco de meditación convencerá también deque sus actos y sus obras todas, y su influencia especial-mente recordando la que ejercía cerca de aquellos queactualmente le combatían con salta sin igual, no obedecíaná cosa alguna distinta. ¡No son tan malos los hombres,no llegan á obcecarse en tanto grado que logren cegar deltodo los sutilísimos conductos por donde fecunda á su al-ma la justicia, atributo de Dios!

Un talento de primer orden como el del señor Caro,un genio evidente, una actividad v demás condicionesintelectuales como las suyas, son ciertamente cosas que

admiran y que atraen ; pero sin estar consolidadaspor unabien templada idea moral, jamás alcanzarán á construírun templo de admiración, ni atraer un culto constante yfervoroso ; no pasarían por sí solas de un reflejo deslum-brante y fugaz., de una breve fulguración de relámpago.

La justicia es fuerza, igualdad, proporcionalidad . Deeste amor, de este culto á la justicia en el señor Caro, latriple lámina de bronce que circundaba su pecho ; de allíla calidad acendrada, el brillo de cuanto le pertenece, ysu estilo ante el cual deja de ser supremo el deFrayLuis de Granada, y su poesía, cuyos acentos, dulcísimosresonaron en otro tiempo por aquella á quien amó tanto,que cuando Dios la llamó, su corazón de estoico cristianosólo pudo mantenerle incólume nueve horas, al cabo delas cuales cayó y la siguió para reunirse con ella en la

Eternidad.

Mas debo terminar .JOSÉ DE LA CRUZ HERRERA.

Londres, (Consulate of Panamá,)16, St . Helen Place,E. L.

NUEVOS RITOS 250

Para entonces(DE STECHCECTTL)

Eterno soñador, . talvez la suerteO el . olvido cruel de sus amoresQuiere hacerlo buscar, con sus rigoresLa paz entre los brazos de la muerte.

Nobleza á lucha obliga, y siempre fuerteEl suicidio tendrá para él mayoresLazos con que vencerlo, y los horroresDe la tumba amará para perderte.

Después mirará juntos su fosa,Sin flor y sin ciprés, la fementidaLlorando su pasado tenebrosa

Y acaso nos comprenda enloquecidaQue vale más la muerte que es honrosaQue maldita y sin fé gozar de vidal

ALEJANDRO DUTARY.

(Romeo)

NUEvos RITOS 251

Agustín Querolallábame en Madrid á principios de Abril

del presente año, cuando recibí de ni¡ ami-go el doctor Ciro L. Urriola, digno Presi-dente de nuestro Ayuntamiento capital,

¡ d` una carta en que me comisionaba extra-oficialmente para que entrase en negocia-

ciones preliminares con algún artista español de famacon respecto á la erección de dos estatuas ginesta ciudad:Una al Adelantado Vasco Núñez de Balboa y otra al Ge-neral Tomás Herrera . Esta circunstancia me propor-cionó la ocasión de conocer y tratar personalmente alegre-gio Agustín Querol, cuya muerte deploran hoy el Arte con-temporáneo y la Nación española, álos cuales dió tantolus-tre el genio extraordinario de aquel eminente escultor.

Para cumplir la recomendación que se medió fuí áver á Querol en su elegante estudio del Paseo del Cisne.Pasé mi tarjeta y se me hizo entrar, previniéndome elcriado que había de aguardar un buen rato ; el maestro enaquel instante trabajaba en uno de sus monumentos y te-nía por costumbre no interrumpir jamás por ningún mo-tivo la labor creadora á que estuviera dedicado . Tras-currido algún tiempo ví venir en dirección mía una espe-cie de obrero con el traje manchado, la barba blanqueadacon yeso y las manos llenas de barro : era Querol que aca-baba de dejar su andamio y se encaminaba hacia mí conel semblante pensador iluminado por franca son risa.

--Tengo mucho gusto en conocerle, caballero, dijosaludándome cordialmente ; oh! dispense que le haya da-do la mano así, agregó aludiendo al estado en quesalía deltaller.

--Me honro más saludándole en este momento, repu-se yo.

No fué esa, frase un vano cumplimiento . Siento aúnla fruición íntima que me produjo estrechar esa mano

prepotente que minutos antes estaba dando vida a mon-

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tones informes de masa plástica ; esos dedos nerviososque venían de trasmitir efluvios de genio y cuyas yemasdelicadas acababan de modelar con finos toques quiensabe qué contornos maravillosos ó de fijar en una figuraalgún difícil movimiento ó en un rostro alguna expresiónpasional.

Querol me hizo entrar á su despacho y allí le expresael objeto de ¡ni visita . La personalidad de Balboa le eraconocida; la del General Herrera nó; pero cuando se la pre-senté sintéticamente se mostró altamente interesado porla figura simpática de aquel guerrero que bien podríallammar un español el Prim istmeño . Luego hablamos dePanamá, '(le la obra del canal, de arte y de los escultoresde fama de nuestra época y he de creer que el calor pa-triótico y artístico con que le hablé, procurando excitaren él algún entusiasmo por el asunto de que tratábamos,produjo efecto en mi ilustre interlocutor, porque con lasmás ardorosas frases me manifestó luego su vivo deseode ofrecer una obra de su cincel á la admiración de losviajeros que atraviesan este puente del mundo que sellama el Istino de Panamá.

Pasamos al taller y me mostró infinidad de estatuas,grupos, bocetos, bajorrelieves y elementos decorativos,amontonados por todas partes en encantadordesórden. Recuerdo una reproducción del monumento á Bolognesi yel busto de una dama de la aristocracia, verdadera obramaestra de expresión y finura ;allí estaba también el ramo-,su grupo La Tradición, hecho en la época de su pensionadoen Roma, uno de los primeros triunfos de Querol . Todome lo mostraba y explicaba con una modestia, una senci-llez y una elocución tan fácil y sincera que yo me sentía.anonadado ante aquel prodigioso artista que se agiganta-ba tanto más á mis ojos, cuanto mayor era su deseo deempequeñecerse.

¿Qué opina usted de Rodin? me aventuré á pregun-tarle,

-Oh! Rodín,, . .ese sí que es un hombre extraordi-nario. Lástima que no todos le comprendan.

Datos después nos despedimos . Esa misma tardedebía Querol asistir á una fiesta que daba la Infanta Do-ña Paz en La Castellana, en la cual esta princesa artistayamiga de los artistas se proponía resolver con él lo relati-vo á la representación de España en la Exposición Inter-nacional próxima á celebrarse en Munich.

Al día siguiente tuvimos una nueva entrevista en elCongreso, del cual formaba parte Querol como Diputado.Merced á su gestión personal obtuve acceso á la tribunadiplomática y desde ella pude presenciar una interesantesesión de las Cortes españolas . Concluída ésta, formaliza-

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mos por escrito en el ambigú de la Cámara la negociaciónpreliminar entablada la víspera y salimos del históricoedificio de la carrera de San Jerónimo . Invitéle á comeren el café de Fornos pero no convino mi ilustre amigosino en que

yo fuese su huésped en elCasinodeMadrid, cen-

tro social 'ocial de primer orden donde se nos sirvió una cenaopípara . No satisfecho aun con todas estas atenciones,insistió en que le acompañase á un teatro después de de-jar el Casino.

Estos recuerdos personalísimos, que pudieran pare-cer fruto de un temperamento egoista, los hago sinmás fin que el de poner de relieve el carácter dulce y ex-quisitamente bondadoso del eminente escultor, que inme-diatamente después de conocerme derramó con tantaprofusión los tesoros de su simpatía sobre la insignifican-te persona de un extranjero de quien no podía esperarnada que alcanzase á halagar su ambición ó su orgullo.Fuera de los mementos de unión espiritual con las musas,es común entre los artistas mostrarse adustos ó poco co-municativos con los hombres, máxime los (lile no son desu intimidad . Cerebros caldeados de contínuo alfuegosacro de la inspiración, , almas errantes siempre por lasregiones del Ideal, corazones templados eu el culto de labelleza y la lucha constante contra la vulgaridad, es natu-ral que formen personalidades poco adaptadas á las con-venciones sociales con su repugnante cortejo detonterías,venias, disimulos y mentiras. Agustín Querol, grandede primera clase en la aristocracia del talento, hijo pre-dilecto del Ensueño, sacerdote en la sublime religión delArte, era para con todos caballero lleno de bonhom ie, cor-tés con esa cortesía que nace del corazón y que se dife-rencia tanto de esas vanas fórmulas estudiadas y apren-didas para engañar en sociedad.

Querol se hacía simpático como artista y como hom-bre . Era lo contrario de ese genial Gabriel d ' Annunziotan admirable en sus obras como execrable en su persona.Cuando anduve con Querol por las calles de la villa y cor-te pude ver cuán querido era allí. A cada paso le dete-nían para felicitarle por el encargo que había recibido enesos días de hacer un grandioso monumento para la Ar-gentina, cuyo valor montaba á un millón de francos.Otros pasaban de largo descubriéndose, y le decían congalante familiaridad . Adíós, gran Querol! Y él teníapara todos una frase de cariño.

En cuanto al arte de Querol, es decir, su manera dever la naturaleza y sentirla y trasladarla al mármol, losfrutos de su fecunda labor hablan con harta elocuencia.Por ellos es fácil notar que el malogrado escultor catalánno había fundado escuela ni pertenecía á ninguna.Querol era Querol y nada más ; su vitalidad artística hizo

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de su cincel un instrumento épico cariado de inspiraciónpropia, libre de convencionalismos y de impresiones sec-tarias. Desarrollaba siempre ideas originales y concebíaá lo grande, como Miguel Angel . En la expresión erafuerte como Rodin y en la ejecución delicado como Cano-va. Jamás sufrió esa deplorable aberración del gusto enque han caído tantos escultores de los llamados modernis-

tas, de expresar una idea artística con figuras enigmáti-cas, barrosas, indefinidas y que nada dicen al alma ; perosu idiosincracia estética era esencialmente moderna, por-que sólo en la épica presente ha podido ella surgir ymanitestarse en trabajos tan llenas de vida como los suyos.El arte de Querol no era el (le los griegos, ni el del Rena-cimiento, ni el neo clásico ;él se hallaba dentro de la etapaactual en la evolución de la escultura y su arte es un artenetamente contemporáneo que sólo toma (te los tiempospasados aquello que está fuera de los tiempos, 'porque esinmortal : la belleza eterna de la línea, la gracia

imperecedera del contorno tal como existeen la naturaleza. Susesculturas reunen pues á la majestad del clasicismo laintensidad y la animación de. las nuevas tendencias. Asíen sus obras nada echa de menos el esteta más refinadoy por eso Querol no solamente conquistó en su país elprimer puesto sino que su nombre resonaba en Europacon igual fama que el de los Rodin, los Meunier, losValentin, los Jerace y los Troubetzkoi.

Para Panamá ha sido en extremo sensible la muertedel gran artista, desde luego que ya él había concluidoarreglos definitivos con el Presidente de nuestra Munici-palidad para la erección de las estatuas á Herrera y áBalboa. Sus cartas nos halagaban con la esperanza eleque trabajaría en ambos monumentos con amore, y estacircunstancia nos hace lamentar doblementesu prematura desaparición, que nos priva de lucir al pié de las esta-tuas de nuestros héroes una de las más ilustres firmas deEuropa .

RICARDO J . ALFARO.

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filma andaluza (*)--Para Haroldo.---

Paseando mis melancolías por las playas (le dormidaarena de esta MALAGA paradisíaca, donde los vinos tie-nen el mismo sabor que los besos de sus mujeres, vo herecordado, esta tarde de otoño, querido HAROLDO, ladivina frase de Madame Sevérine En cada bellaciudad que visitamos, vamos dejando Un pedazo de nues-tro corazón . . . . " ¡Porque nada es más doloroso que con-templar estos bellos sitios de ensueño, y pensar, al mis-mo tiempo, que pronto vamos á decirles adiós, á perderlos,quizás para siempre, como hemos perdido tantas cosaslejanas y amadas . . . . Pero no melancolicemos . El re-coger tristes añoranzas en la tierra del sol y los cantares,casi es un pecado. Olvidemos un instante que nuestroespíritu es doliente relicario, y busquemos refugio piado-so en el alma loca del vino Andalucía nos dice.

"Yo haré sonrisa tuPena

Con una alegre balada,

Mientras mi mano de hada

Acaricia tu melena.

De la Andalucía fantástica de GAUTIER y de la mi-lagrosa Sevilla de Alfred de MUSSET,—confesémoslotristemente—, queda muy poco pero Andalucía sigue sien-do uno de los lugares que el mundo ha escogido para si-tios de peregrinación sentimental ; y Si Carniencila no lle-va ya la navaja en la liga, ni blasfema, ni siquiera murmu-ra, sus ojos, en cambio, siguen siendo siempre negros,siempre adorables, y tan bellos tan bellos! Laalegría no

1 . 1 Para NUEVOS RITOS, de Ricardo Miró .

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la ha abandonado; no la abandonará jamás: está en su alma;¡es su alma misma! Esa alegría que se refleja en la reja quebaña el sol, que aroman los azahares del patio riente yFresco, donde bordan arabescos las enredaderas del jar-dín.

¡Andalucía sigue siendola Atenas sonriente de la gra-cia; el corazón de España, que eternamente canta y en-canta! Sigue siendo, también, la patria clásica de lamantilla, del garbo, de la sal meridional. Las cabellerasde sus mujeres son siempre adorables en la fiesta de susclaveles rojos : y si la mirada ardiente de sus morenas yano derrile el asfalto de las aceras,—como reza el lindo can-tar de la tierra,--la gallarda manola que pasa suele llevar-se todavía nuestro corazón, prendido en el fleco de sumantón de Manita . . El piropo es otra de las cosas que paraeste pueblo jacarandoso y dicharachero sigue siendo unareligión . Penetremos en la Calle del Molinillo del aceiteó recorramos la aristocrática avenida (le La Caleta é infa-liblemente tropezaremos con el galán un tantodespreocupado, en eterna persecusión de la morena de cara bonitaque huye cual mariposa, esbelta en el anadear de sus ca-deras, ruborosa cuando Don Juan la dice apasiona lamen-te, "marecita, ay! quién fuera sorduo y uslé bandera . "

Tropezaremos aún e m 1a reja que adornan mace-tas floridas y lujuriantes rosas, y donde el mozo do garbopela la pava . y trata en vano de ocultar la cabeza tras lasanchas alas del ladeado cordobés . La florista de mirarpicaresco y piadosos labios . . . .nos saldrá al paso, y le-vantando de la cadera ondulosa donde descansa, el jarro delasflores, nos dará á beber los nardos embriagantes . . . . Enuna esquina veremos aún la farándula del pueblo que searremolina alrededor de la gitanilla gra ciosa y zanlunguera, para admirar las danzas vibrantes, que se deslizanen movimientos intensos, que acompaña una guitarra derisas sin pudor . . ..

¿ . . .Seguimos caminando . . . .? Escucharemos, un po-co más allá, elevo inolvidable,único, del cante flamenco quese escapa de un balconcillo inmediato, y viene hasta la

calle y la llena y la inunda. ¡Es tan ingenuo, tan hondo esecante, que diríase el alma sentimental de esta tierra saliendode la garganta de la cantaora! ¡Si cantas andaluza, eresdivina, —me digo ; porque el cantar nació contigo, en tucuna ; y si bailas, también eres divina, porque á la cuerdallorosa y sentida, ó riente y cruel, se ajusta el aire tía-menco, que también baila contigo, ondulante, vibrante!

¡SALVE, MORENA!

RICARDO GÓMEZ CARRILLO.

Andalucía, Otoño de 1909 .

NUEVOS RITOS-257

La Gruta AzulEn la fértil y hermosa isla de Capri, ese encantador pedazo de la tierra

italiana, situado entre los golfos de Nápoles y de Salerno, es donde se ofre-ce á la admiración de los amantes de la naturaleza, esa gruta maravillosa quemás que una cosa real parece algo que sólo existe en las páginas de las Mily una noches . A Flor de agua y en la costa rocallosa que queda al sur de la

alegre población caprense, hay una estrecha abertura por la cual penetra elviajero acostándose sobre el fondo de un pequeño esquite, capaz solo parados personas . La escena . dice Luigi Confort¡, es maravillosa apenas se ha

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habituado el ojo á la luz d e la gruta. A través del cristal de la ondalimpidísima se pueden contar los guijarros del fondo: una luz tibia y azul, misterio-samente difundida por todos los contornos colorea con mágico turquí las ro-

cas y las bóvedas marmóreas, de las cuales penden en formascaprichosamentefantástiscas,mil estalactitas.

Todo es allí azul como el zafiro oriental y ese suavísimo tinte uniformeel profundo silencio, la paz solemne, la onda tersa y de color del cielo, hacen

de aquel antro solitario una caverna preciosa que parece preparada

para los secretos trabajos de las ninfas. La impresión que allí se experi-

menta es indescriptible : á uno se le antoja estar soñando al sentirse envueltopor el luminoso ambiente de color azul eléctrico, que embriaga, asombra y

encanta al mismo tiempo . El agua semeja una brillante disolución de zafiro que

no quiebra los rayos solares y los devuelve transformados sino que emite por

su propia virtud esa dulce luz que acaricia nuestra retina y que alumbra

con tonos sorprendentes todos los objetos sumergidos en el líquido fondo de

la gruta .

R . L A.

(Recuerdos de viaje•)

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En el "MetropolitanMuseum of Art"

(Para el estimado amigo Roberto Gómez .)

enía ya ocho días de residir en esta ciudad yLLL la natural curiosidad por conocerlo todome

dw

habíamantenido en constante ejercicio des-de mi llegada. En compañía de amigos, unasveces y solo otras, había visitado todo lointeresante, todo lo digno de ser visto que

esta ciudad monstruo encierra. El Bronx Parle con sulujo-sa colección zoológica, la imponente tumba del GeneralGrant; el Central Park lleno de hermosos paseos ; elFlatIron con su atrevida arquitectura ; la gótica Catedral de SanPatricio; el monumento elevado por la colonia

italiana á Colón, todo había sido cuidadosamente observado por mí. Mehabía hecho conducir por un ferry á la isleta donde se le--vanta con su antorcha gloriosa la estatua de la Libertad yuna vez allí había subido los numerosos peldaños que per-

miten ascender hasta su cabeza, para divisar desde esa al-tura el conjunto grandiosode la ciudad y de la bahía. Habíadescendido á las pintorescas riberas del Hudson ; llenasahora de botecillos, en los que sanguíneos sajones salen ábuscar el frescor de las brisas fluviales ó parejas enamo-radas un sitio solitario donde contarse sus cuitas amo-rosas . Había recorrido varias veces la parte baja de lapoblación, Down Town, esas callejuelas estrechas, dondepalpita, la vida comercial de la ciudad y donde se juegacoi) los millones como si fueran baratijas.

Si bien, en síntesis, ni¡ impresión había sido favora-ble, no dejó de llamar in¡ atención, desde in¡ llegada, unanota, dominante en el conjunto de esta vida, que pugnacon nuestro carácter libera] v franco . Me refiero al po-

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sitivismo de que tanto se ha hablado, que aquí se advierteá cada paso ; positivismo que corta todo vuelo de la fanta-sía y mata torio sentimiento que no pueda traducirse ennúmero. Será posible, me decía yo, que todo aquíhaya que verlo á través del prisma del interés mone-tario. ¿Que el extranjero que aún no ha podido asimi-larse á este nuevo género de vida y que siente todavía lasnostalgais de la patria, no encuentre un lugar donde sus-traerse á la atmósfera de materialismo que todo lo rodea,1111 oasis solitario donde poder respirar el ambiente purodel arte?

Esto pensaba, cuando hojeando inadvertidamenteuna de esas guías que los anunciadores de hoteles repartenen los muelles y que me había servido para mis excursio-nes, tropecé con este nombre : "Metropolitan Museum ofArt" , y entonces caí en la cuenta de que por una imperdo-nable distracción de mi parte había pasado por alto estenombre que representa uno de los monumentos más gran-diosos que la ciudad encierra . Aguijoneado poreldeseo deconocerlo cuanto antes me dirigí, sin pérdida de tiempo,al punto que ni¡ guía. indicaba.

Al llegar a la calle 7% frente á la 5? Avenida y en elParque Central, un amplio p hermoso edilicio so presen-ta á la vista del viajero, ostentando el rótulo que acabo demencionar . De grandes dimensiones su costo se calculaen veintidós millones de dollars.

Algo como un dulce bienestar experimenté al pisar elumbral de este templo del arte . 14,1 golpe de vista esmagnífico . Lo primero que se descubre es un amplio sa-lón, á guisa de patio, ornado de bellísimas estatuas queuna mano de artista ha sabido colocar en graciosa armo-nía. Bajo la luz, tamizarla por opacos cristales que. caíade la alta cúpula del salón cantaba la blancura del mármolel triunfo milagroso de la curva . Grecia! dije yo mental-mente y roe imaginé transportado al país risueño de losdioses que inmortalizaron los cinceles de Scopas y de Fi-dias .

buera de nunca, terminar el hacer una descripción decada una de las estatuas que adornan aquel recinto . Sontantas v tan hermosas que por querer mirarlas todasmi acierta uno á. contemplarlas separadamente.

¿Yero colme no he de mencionar la Semíramis de Sto-ry, si su majestad de reina nos exige que detengamos elpaso para reverenciarla? '_Muellemente reclinada en sutrono parece demostrar en el pliegue desdeñoso de suslabios la satisfacción que e x perimenta de supoder y de su belleza . Sus finas manos lucren exornadaspor ricos anillos ; la carne mórbida. de los brazos se com-prime bajo la presión de las valiosa, ajorcas que los ador-

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nan ; lleva la garganta ceñida por gracioso collar ; los piescalzados por ligeras sandalias v en la altiva cabeza la co-rona de reina que su belleza y su valor supieronarrancar á Nino sobre los muros de Bactrias . Yo lacontemplé extasiado largo rato y no pude menos que ex-clamar al separarme : verdaderamente es poderosa!

Si la altivez de Semíramis me sedujo no me cautivómenos la dulce sencillez de la Pebeca de Rinchart. Bienme recuerdo el pasaje que nos cuenta la Biblia:Elsiervo de Abraham que se acerca á la fuente para re-conocer en la doncella que le ofrezca agua para él y pa-ra sus camello.; á la señalada por Dios para esposa rielhijo de su señor . Y allí está la esbelta doncella de Ha-ram, con el ánfora bajo el brazo, aguardando la llegadadel siervo .

Ruth, la bíblica espigadora, es una hermosa- estatuade Rogers . lista con una rodilla- en tierna y con la manoderecha en actitud de recoger las espigas que vadepositando en el antebrazo izquierdo . Una rara naturalidadse adviert e en esta bella escultura.

Quería dejar para lo ultimo la hermosa Venus deHalbig que se destaca entre las demás en toda la pleni-tud de su hermosura. Con ambras manos sobre la cabezaen graciosa actitud, dijérase un arco de triunfo que ellamisma hubiera levantado sobre la euritmia impecable de.sus carnes divinas.

lle dejado la vasta. sala y entro en un pequeflo depar-tamento . Pero aquí hay algo especial . Las estatuasque adornan el primer salón reconocen lit paternidad deautores modernos, si bien muchas son copras de obrasantiguas, y en este nuevo salón ha.y esculturas que sonhijas del cincel helénico . Es una colección cuyo autorno he podido descubrir en la inscripción que llevan al pié,y que ha sido restaurada por un artista italiano.Nimplia, dice la primera y le signen Apolo, Heracles . joven yanciano Hygieia y Dionisios . EI dios del amor y del vinolleva la frente ceñida por una corona de vides y llene enla mano un racimo de uvas que contempla . Un perrosumisamente echado en las patas de atrás mira con fijezaal dios . Ante la estatua de Dionisios permanecí estáticolargo tiempo admirando ese mármol sagrado que sin du-da adornó el pórtico de algún templo griego y que ahora,vejado por las injurias del tiempo inmisericorde yace ex-puesto á la contemplación de los profanos . Y traje á mi

memoria la hermosa fantasía de Pedro César Dominica,la muerte de Diodoro, cUando, sediento de venganza.contra el Olimpo, quiso clavar su puñal sacrílego sobre elcuerpo intocado del dios taumaturgo.

Del salón de que hablo hay una, puerta que da acceso

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á un recinto que conserva copias de las obras de arquitec-tura de más nombre. Allí pude admirar la obra grandio-sa del Partenón, tallada en mármol, en una altura de unmetro próximamente ; la Catedral de Notre Dame, en Pa-rís, v otras obras más que sería largo enumerar.Haytambién allí un soberbio pálpito, traído de la catedral deSiena, en Italia, obra original de Nicolo Pisano. Lo sus-tentan ocho columnas que reposan alternativamente so-bre sendos leones echados y lo adorna arriba una hermo-sa coronación con bajos relieves que representan escenasbíblicas.

De los salones de arquitectura y escultura pasé á lasección arqueológica. Dice Chateaubriand que el hombretiene especial tendencia á gozar de todo aquello que se lepresenta envuelto entre las sombras del misterio . Quéinterés no despertará, pues . una colección deantigüedades, donde cada objeto es una incógnita. que nos interro-ga desde las oscuras regiones; del Pasado? Allí. vi curio ..sos amuletos griegos que tal ver defendieron en los com-bates á muchos Milcíades y Leonidas, objetos de uso do-méstico de los espartanos, que hablan de la sencillez;histórica de los hijos de Lacedemonia; joyas del tiempo delos romanos que parecen referir la corrupción que !legóá invadir las cortes de los dominadores del mundo ; ins-trumentos de suplicio en la época de la Edad Media, cuyaherrumbre dice todavía el dolor de las carnes abiertas yde los miembros desgarrados ; corvos alfanjes musulma-nes que sabe Dios si una vez se tiñeron con la sangre deRodrigos y Pelayos ; antiguas armas japonesas que reve-lan cómo este pueblo ha sido siempre artista, cuando has-ta en los instrumentos de muerte ha sabido poner la deli-cadeza de sus filigramas, y multitud de objetos más, =¡-da uno de los cuales sugiere hondas meditaciones . Perolo que de preferencia llamó mi atención fué una Colecciónde cubiertas de momias egipcias, principalmente de laépoca Tolemaica, valioso descubrimiento hecho por orien-talistas franceses. listón ordenadascronológicamentey llevan todas encima inscripciones, en caracteres egip-cios, á manera de nuestros epitafios que recuerdan elnombre del difunto . Yo las examiné cuidadosamenteuna a una asistiendo con sagrado respeto al solemne des-file de los siglos pretéritos evocados á la vida por los ge-nios arqueológicos de Champollión yMaspero.

Desde una de las ventanas del edificio se levanta lafamosa aguja de, Cleopotra monolito de sienita que parececontar más de 35 siglos de existencia . Está lleno de ins-cripciones y hoy día es tal su dureza que los más moder-nos instrumentos no pueden ofenderlo.

Admirador entusiasta de la pintura deseaba ardien-temente visitar los departamentos (muy numerosos) que

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en el Museo están destinados al sublime arte de ApelesY Zenxis, de Miguel Angel y Murillo,

Si nunca había visto un cuadro Firmado por un autorde nota, por qué he de negar que mi primer intento fuebuscas uno de esos nombres que andan ya en alas de lafama, pava poder decir pronto vi un cuadrode Rembrandtó un retrato de Watteau Pero si bien esos eran misdeseo: no lo hice así, porque sin darme cuenta de ello,me iba deteniendo delante de cuadros, que si bien erande firmas desconocidas para mí, bastaba el mirarlos paracomprender su mérito y valía.

De pronto ví el nombre de Nlurillo . Era 1111 retrato.Y más adelante, otra vez, Murillo Era San Juan Evan-gelista. El Aguila de Patmos, el divino visionario estabaallí, con la pluma apocalíptica en Una mano v en la otraun libro, contemplando el cielo con rara fijeza, como siviera, en éxtasis sublime, la mística figura del Cordero.

Costosas compras y valiosas donaciones, tales comolas de Mr . Jacob S. Rogers, Mr . Henr y G. Marquand, Mr.

Vanderbilt Y MISS Catherine Lorillard Wolfe, han da-tado al Museo de una colección muy numerosa de cuadrosde las principales escuelas del mundo. El primero delos citados legó al morir toda su fortuna de varios millo-nes de dollars y la ultima, á más de una escogida colec-ción de cuadros, dejó doscientos mil dollars para el cui-dado v aumento de ella. Cosa rara, en este país, metali-zado hastía el extremo, el espíritu está muv desarrolladoy son comunes sacrificios de esta clase en obsequio dela comunidad.

Rubens, el jefe de la Escuela Flamenca, nos mues-tra en el salón á "Cambisis, castigando a un injustoJuez" "La Sagrada Familia " ".Susana y los ancianos 'c —Regreso de la Sagrada Familia de Egipto '

Pude admirar allí la tonalidad sombría de los cuadrosde Rembrandt, en los cuales son admirables los toques deluz , que sobre la oscuridad del fondo detallan maravillosa-mente la; toscas facciones de burgueses.

I AL escuela veneciana tiene un glorioso representanteen Francesa) Guardi, del cual pude ver un hermoso cua-dro titulado "`ganta María della Salute . " Qué hermosa seve la ;eran Iglesia con sus torres v las góndolas surcandoel Gran Canal que refleja la serenidad de un cielo azul.

Me detuve ante un retrato de Watteau y uno de lareina Henriqueta María pintado por Van Dock, el grandiscípulo deRubens

Era Sebastiano del Pombo nos ha dejado una mues-tra de su vigor en el magnífico retrato de Colón que ador-na 17Y; paredes de aquel edilicio .

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«Don Sebastían Martiriez, por su amigo Goya» dice,por fuera, la pasta de un libro que figura en las manos deaquél, en un retrato que, congo se ve, aparece Como 1111

obsequio hecho por el pintor arraigo . Es don Sebastiánde esos clásicos españoles de antaño, con su airoso vestidoá la usanza de aquella época y con unos ojillos y una tezsonrosada que proclaman las cualidades salutíferas delos vinos aragoneses.

Si he de citar más nombres mencionaré el deZurbarán que firma un cuadro titulado "SanMiguel Arcángel"el de Greco que figura allí en 0= Natividad " ; el de Ve -

lázquez que se ve al pie de un retrato y los de Temiers,Jordaens, Bonnat, Doré, Benjamín Constant, el granLeonardo de Vinos y cientos más. Baste decir que los dife-rentes salones contienen más de mil cuadros.

Casi un día entero permanecí en el MetropolitanMuseum of Art, y este tiempo apenas me basten para verá la ligera, lo más importante que Me notable edilicio en-cierra.

Allí permanecí torio este tiempo, sustraído l la vorá-gine de la vida exterior, en una especie de mística delec-tación, hasta que al cabo tuve que abandonar el dulce asi-lo, para volver de nuevo á perderme en el laberintovulgarde la ciudad mundana.

DEMETRIO FABREG A

r(o t a SDe la revista APOLO que edita en Montevideo el genial pinta Pérez y

Curins, tomamos el artículo del notable crítico cubano Arturo R . de Carvi-carte, intitulado Dos Podas

Hay un detalle desconocido de Carricarte que establece cierta afinidadentre las almas de Turcios y de Andreve . El rano solicitó al Congreso que

recopilaran los versos y la prosa del malogrado é inolvidable Juan RamónMolina. El otro coleccionó las poesías de nuestro más inspirado poeta león A.

Soto ; las editó á su costa y con el producto de la venta los restos del poeta:reposan en terreno propio, en el cual se eleva un modestomauseleo.

En cara no, quien redactó las basen y el reglamento del Ateneo dePanamá fue. el Dr . Oscar Terán, Andreve formó parte de la comisión que los

discutió,

<<Nuestro amigo, Dn. Arturo Müller, llegado á esta ciudad hace algunosdías ha ordenado la ejecución de una Capilla de mármol blanco y veteadode Cavara, a estilo gótico-bizantino para su familia . Medirá cinco metros ycincuenta centímetros de alto . Será compuesta de bloques macizos y de

las-tras, todos de mármol de Carrara, fo r mando así un majestuoso conjunto degrandísimo efecto . El interior de la Capilla, revestido de mármol blanco,contendrá, artísticamente ordenados en túmulo, especiales-, tos linares sufi-cientes para depositar veinte restos mortales.

Esta obra será ejecutada por el notable escultor Aquiles Canessa, autordel monumento a Colón en Puerto Rico y de. muchas obras que han sido jus-tamente admiradas en el camposanto de Génova . Cancesa goza de michoprestigio en América . En Lima levantó el famoso monumento, estilo gótico.de la familia Goldemister ; en Caracas la capilla de la familia Urdaneta enRío Janeiro el altar gótico de Villadares y el grandioso altar, Estilo góticotambién, erigido en la Catedral de Buffalo, además de machas otras obras enla Argentina, Chile, Guatemala, las cuales seria largo enumerar.

Hace bien la familia Múllee en honrar dignamente la memoria de susmuerto, con . un monumento como date que será la primera obra en su claseque se exhibirá en el cementerio de Panamá>>.

Esto nos lo dice un amigo nuestro residente en Génova.