11. negri, antonio, taller no 1, moderno y posmoderno la cesura

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L'f1 f' lB~C8 D<é. ~02CE::L0 \\)11' B~ 'l\:)'O '\.~ \\l R-é)~\ t~~ ~ GCJ~8 Carpeta No: 36 INTRODUCCION A LA CIENCIA POLlTICA I EDGAR NOVOA $450 Taller n° 1 MODERNO Y POSMODERNO: LA CESURA Nos gustaría mostrar en qué aspecto{Ías categorías politicas de la modernidad, es decir, las teorías del go- bierno, son susceptibles de ser sometidas a una crítica decidida y fuerte.\Se trata pues de elaborar, en las reu- niones que siguen; un nuevo vocabulario, una 6meva gramática de lo político contemporáneo'] Empecemos por señalar que, en la época moderna, existieron posiciones muy diferentes aunque d~una im- ~/ presionante homogeneidad: tanto eri-Max Weber como en Carl Schmitt o en Lenin, encontramos una interpreta- ción uní vaca del poder. El poder siempre es trascenden- te, el poder siempre es soberano. El poder es una má- quina soberana.j En Max Weber -que propone una posición Iiberal-funcionalista-c-, en Carl Schmitt -que interpreta una tradición conservadora y totalitaria-e-, en Lenin por fin -que representa un excepcionalmomen- to revolucionario poniéndose como objetivo la extin- ción del Estado burgués=-j'el poder se presenta como una trascendencia, como un arcano, en una profunda homología de definición)' Insistamos de entrada en ese punto: aun cuando <:"nosvemos confrontados a una concepción casi anár- quica de lo politico, y cuando la liberación del proleta- riado coincide con la desaparición del Estado -como en el caso del pensamiento de Lenin-, la totalidad del ,_ ..._---_._--,~-~

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Page 1: 11. NEGRI, Antonio, Taller No 1, Moderno y Posmoderno La Cesura

L'f1 f'lB~C8 D<é. ~02CE::L0 \\)11'

B~ 'l\:)'O '\.~ \\l R-é)~\

t~~ ~GCJ~8

Carpeta No: 36 INTRODUCCION A LA CIENCIA POLlTICA I EDGAR NOVOA $450

Taller n° 1

MODERNO Y POSMODERNO:LA CESURA

Nos gustaría mostrar en qué aspecto{Ías categoríaspoliticas de la modernidad, es decir, las teorías del go-bierno, son susceptibles de ser sometidas a una críticadecidida y fuerte.\Se trata pues de elaborar, en las reu-niones que siguen; un nuevo vocabulario, una 6mevagramática de lo político contemporáneo']

Empecemos por señalar que, en la época moderna,existieron posiciones muy diferentes aunque d~una im-

~/presionante homogeneidad: tanto eri-Max Weber comoen Carl Schmitt o en Lenin, encontramos una interpreta-ción uní vaca del poder. El poder siempre es trascenden-te, el poder siempre es soberano. El poder es una má-quina soberana.j En Max Weber -que propone unaposición Iiberal-funcionalista-c-, en Carl Schmitt -queinterpreta una tradición conservadora y totalitaria-e-, enLenin por fin -que representa un excepcionalmomen-to revolucionario poniéndose como objetivo la extin-ción del Estado burgués=-j'el poder se presenta comouna trascendencia, como un arcano, en una profundahomología de definición)'

Insistamos de entrada en ese punto: aun cuando<:"nosvemos confrontados a una concepción casi anár-quica de lo politico, y cuando la liberación del proleta-riado coincide con la desaparición del Estado -comoen el caso del pensamiento de Lenin-, la totalidad del

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18 La fábrica de porcelana Moderno y posmoderno: la cesura 19

razonamiento político está en realidad muy estrecha-mente ligado a una relación dialéctica con el poder exis-tente y con su definición soberana}Esta dialéctica implicauna única alternativa posible que podríamos formular

v- de la siguiente maneraro bien se toma el poder y se escomo el poder, o bien se reniega totalmente del poder-lo que significa que se define inmediatamente la posi-bilidad del espacio político, como negación absoluta delpoder-o No hay una solución intermedia, y en los doscasos se trata evidentemente de un impasse. Es por esoque, entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX,

los teóricos del Estado -tanto Rudolf Stammler en Ale-mania o Emile Durkheim en Francia- no han sido ca-paces de formular su pensamiento fuera de esa alterna-tiva -el Reich o la República por un lado, la anarquíapor el otro-, y quedaron prisioneros de ella},

Analicemos ahora con mayor precisión cómo se hapresentado estaioasta homología de las concepciones delpoder en el pensdmiento moderno) Tomemos en un pri-mer tiempo Politik als Beruf de Max Web,~X-La polí-tica como vocación-, y tratemos de entender cuál es lalínea de razonamiento. Aquí, ~ía trascendencia del po-der está representada por el uso de un lenguaje casí re- .ligioso en el análisis de la acción de los sujetos políticos:lo político no es una condición sino una vocación. Des-de esta perspectiva, está claro que el relativismo y el po-liteísmo de los valores políticos de los que habla Weberse convierten en figuras de paso de la experiencia polí-tica a la trascendencia del poder, es decir, como neu-tralización de la dimensión ontológica de lo político. Elpoder se vuelve una realidad a la cual adherir, se trataen consecuencia de algo que se da más allá de la reali-dad, un sacerdocio o eventualmente un martirío. ..:

(El neokantismo epistemológico de Weber (es decir,la idea de que las determinaciones de lo político corres-ponden a las categorías) se debe volver a insertar dentrode un pensamiento de la trascendencia -una suerte defe laica- que termina traicionando tanto la Crítica de larazón pura como la Crítica de la razón práctica. No es ca-sual que hoy se lea a Weber fundamentalmente como aun autor nietzscheano: al servido de cierto pesimismorealista en lo referido a la experiencia política, ya la vezcon un pensamiento de lo negativo en cuanto conciernea la idea de una salvación, un pensamiento exclusiva-mente ligado a la autonomía o a lo intempestivo de ladecisión política. Las buenas épocas de las lecturas fun-cionalístas de Weber, a la manera de Talcott Parsons,quedaron atrás (aunque algunos, como Raymond Aron,sostenían desde hace mucho tiempo la debilidad de esetipo de proyecto). Ese episodio teórico muestra clara-mente la continuidad de la tradición platónica tambiénen sus formulaciones modernas del poder y del campopolítico) /

Desde ese punto de vista-Nietzsche representa unaclave de lectura impura y ambigua que permite abrir ya la vez cerrar la relación entre la realidad y la idealidaddel poder, fijando en todos los casos la trascendencia. Ysí la interpretación del mundo que da Nietzsche es pe-simista, si la naturaleza debe admitir el derroche de susposibilidades y la historia, la destrucción de sus poten-cias, es porque la realidad deberá en adelante plegarse-precisamente de manera «realista»- a las necesida-des lógicas de la gestión y de la reproducción del poder.Dentro de la caverna platónica, el mundo aparececomo una sombra, está relativizado y sólo puede com-prenderse si se lo domina';

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20 La fábrica de porcelana Moderno y posrnoderno: la cesura 21

En la<perspectiva liberal y funcional del poder, quees la de Max Weber, el concepto de lo político estáconstruido por lo alto, por el cierre, por la necesidad:por lo alto porque el poder es trascendente; por el cie-rre porque el poder, en la medida en que es Uno, ex-cluye por definición todas las diferencias'; por la necesi-dad, porque no puede ser de otra maneraj Más adelanteveremos que, en ello/ya podemos encontrar una suer-te de anticipación de la idea de biopoder tal como fuedesarrollada por Foucault a partir de la década de 1970.Las tres modalidades de construcción de lo político queacabamos de ver podrían muy bien aplicarse a la inver-sión política de la vida por parte del Estado, y más ge-neralmente a una red de micropoderes que atraviesenla totalidad de las determinaciones de nuestra existen-cia. En un caso como en el otro, tanto en Weber comoen el análisis foucaultiano de los biopoderes, nos en-contramos ante una figura homologante y homologadadel poder. Pero, a diferencia de Weber, Foucault noquedará satisfecho con eso)

Si ahora examinamos a Carl Schmitt, nos encontra-mos ante una concepción que, pá;~d6ji~amente, es.muyanáloga de la de Max Webe:t} Desde ese punto de vista,es bastante difícil identificar a uno como un pensador de-mócrata y al otro como un pensador totalitario/Ambosconfunden la definición teórica del poder y las dimensio-nes subjetivas que deberían definido. Schmitt y Weberpueden diferenciarse en el campo de la teoría constitu-cional, pero en cambio se identifican en el terreno de lateoría política. También en Schmitt la concepción de 10político es mística, teológica. Ya no hay más coberturatrascendental kantiana, como pareciera seda para We-ber, sino una pesada reducción de la ética a lo político.

No hay ninguna distinción crítica entre la ética de la con-vicción y la ética de la responsabilidad: muy por el con-trario hay un flujo -totalitario- que une una y otra)

Pero, como señalan muchos autores contemporá-neos, desde Foucault hasta Agamben-.el biopoder (es

dedr, la in~rsión por el poder sobre la'totalidad de la-vida) y el totalitarismo (la inversión por el Estado dela totalidad de la vida) actúan al menos parcialmente enun terreno común. Dentro de las teorías constituciona-les europeas, que Foucault describirá mucho despuéscomo biopolítica, el derecho alemán ha creado unmonstruo. El biopoder como un totalitarismo: el resul-tado de las luchas de los siglos XIX y XX, la construccióndel Welfare, la dimensión social del consenso ... todoello ha sido absorbido por la totalidad del Estado.

El nacionalsocíalismo es la herramienta dramáticade esa figura, y lo político se presenta en Carl Schmíttcomo el espacio de esa realidad. El poder es efectiva-mente para Schmítt una suerte de panóptica totalitaria:cada ciudadano vive dentro del Dios vivo; lo panópticotermina por convertirse en un pantefsmo. Pero, a dife-rencia de un sistema panóptico, el Dios viviente necesi-ta definir a los excluidos -que son precisamente losexcluidos de la vida, esos cuya vida, se dirá enseguida,no vale nada-o El Aufbebung, el desborde dialécticode ese proceso -que deja de lado en todos los casos aaquellos para los que la vida no vale nada- se traduce

~-..- -- ••.••.- ...--... ~ 7' ;;( •....• ,..-l 1 r-I ..••.••n_1'" '("T;t-nl I""tl'fD ¡-AenlVULC:'poJ. una. expansLVU,-,eL....S.I:""•....•."" V ••• L •••••• ':I.~~ ~~-

rresponde, de hecho, a 10 que hoy llamaríamos unaoperación de Natian Building. Una vez más, se trata deuna pretendida construcción universal que se traduceen realidad por el sometimiento de los ciudadanos ... Eltopo reaccionario ha calado hondo>

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<Elproblema de la-decisión -que a simple vista pa-rece poseer una consistencia individual: sólo los indi-viduos deciden- toma entonces el lugar del escepticis-mo trascen ente ¡-fa uocacián weberiana. En los doscasos, se trata de construir el lugar donde el individuopueda hacer valer el don para sus amigos, y la muertepara sus enemigos ... Entonces no es casual que la gue-rra (como decisión del soberano y desvelamiento de lanaturaleza de lo político) revele el funcionamiento ín-timo del biopoder y su carácter intempestivo absoluto:quita a los ciudadanos cualquier decisión posible so-bre lo político, a la vez que afirma un dominio absolu-to sobre su existencia. La conocida propuesta de Clau-sewitz según la cual la guerra es la continuación de lapolítica por otros medios no fue retomada por los neo-conservadores norteamericanos de los años 1990, sinopor los fascistas y los schmittianos de los años 193OY Foucault diría: vamos, todavía, por los liberales delsiglo XIX.'

la idea de la liberación del proletariado está enteramen-te comprendida en una relación dialéctica con el poder.

Repitámoslo: en los dos casos que acabamos de ver,- se trata de un doble impasse que pretende obligarnos a

elegir entre dos posibilidades. La primera-consiste en ~tomar el poder y convertirse en otro poder, es decir, apesar de todo, siempre un poder; la segunda intenta ne-gar totalmente el poder sobre la vida y aparece a la vezcomo una negación de la vida misma. Desde ese puntode vista, el concepto del poder proletario que encontra-mos en Lenin es totalmente simétrico con el del poderburgués. El concepto de liberación está preso en las te-nazas-del poder. Pero ¿no podemoL¡;¿enSar en cambio .-que la libertad, la singularidad, la potencia, se dan comodiferencias radicales respecto al poderr,

.t

En el Lenin de El Estado y la revolución, la concep-ción de.lo político también está' anclada en la trascen-dencia; por otra parte, no por casualidad, muchos hanquerido identificar la decisión schrnittiana con la de-cisión leninista ... Ya no porque poner en práctica unapolítica revolucionaria signifique automáticamente ins-taurar el reino de la trascendencia, sino, por el contra-rio, porque el actuar revolucionario del proletariado di-suelve la trascendencia al mismo tiempo que la política.En Lenin, la desaparición del Estado es un ideal anár-quico; el sistema exacto -e inverso- de la trascenden-cia del Estado tal como los teóricos burgueses la hanconcebido desde siempre. En el pensamiento de Lenin,

Aclaremos ese punto para ~o atribuirle a Lenin fal-tas que no le corresponden. \Lenín es perfectamenteconsciente del impasse en el que está; y, de hecho, des-pués de haber planteado el problema de la insurreccióny de la destrucción del poder, insiste en la idea del dua-lismo de poder, sobre la idea de la transición y de la dic-tadura del proletariado como forma de comando sobrela misma transición. Por 10 tanto, Lenin no es responsa-ble de las prácticas Iíberticidas que se han cometido ensu nombre. (Por otra parte, ¿quién puede decir concerteza que, en ese momento, existían otras vías? Lo se-guro es que hoy esas vías alternativas existen, y que te-nemos el deber de seguirlas.)

\.Si queremos romper el concepto capitalista y bur-gués del poder, debemos ir más allá de la concepciónmoderna del poder mismo,'

..'

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Aunque no está de más señalar que\Ío moderno enrealidad, no puede quedar reducido a esas únicas cate- cambio, trataremos de resaltar que-lo único 'que puede "gorías políticas. En el pensamiento moderno existe una permitir interpretar la época contemporánea.es un cam-alternativa (Maquíavelo contra las teorías de la razón de bio de paradigma, particularmente tratándose de temas

-------'E-st¡rdu;-~-pirroza-contra Hobbes) que se opone ajo que sobre poder, sobre trabajo y sobre la mundializaóón: sihemos Visto, y coloca delante las razones de la asocia- elegimos insistir en el temaae-lcamor-o paradigmático;ción política y de la dinámica democrática en contra de es porque en ello hay verdaderamente la afirmación delas concepciones trascendentales del poder en la mo- una discontinuidad que hay que tener en cuenta, y de la

'v dernidad. La inmanencia de lo político está afirmada cual debemos partir. Esta cesura radical es un desafíoallí de manera decidida, lo mismo que la dimensión fundamental en la discusión que nos gustaría tener}

constitutiva y constituyente de la democracia. Con esaperspectiva nacieron los conceptos de multitud y de de- En realidad.íno podemos abordar el problema de la "mOCl-aciatal como podemos utilizados hoy, en el deba- cesura sin considerar el de la crisis de la modernidad (este/~enoso~upa,~.E8Io-queheint-effia;Eld~o~m~o~st~r:aarr~a;p7.1r~o~~ ~d~e;cl1·r~,d~e~su~s~c~at;e~gf°;,rl~'a~s~p~o~h~'tlt'c;a:s~),--,:q~u~e~a~la~v~ez~d~e~r1~'v~a~d~e~_pósito de Spinoza en mi libro L'anomalie sauuage.' una larga serre de fenomenos'¡, En consecuencia, lo que buscamos demostrar es que Preguntémonos por ejemplo(sué significa hoy «tra-

...Ia situación política en la que nos encontramos actual- bajar». Durante mucho tiempo, el trabajo estuvo redu- ---mente sólo puede ser definida dentro de un cambio de cido a una actividad productiva de bienes materiales.paradigma en relación con la tradición moderna:':<Intenta- Hoy entendemos por «trabajo» todo el campo de la ac-mos mostrar que(~s más fácil definir lo conten;poráneo tividad social. Para entender esta' mutación, debemoscomo posmoderno que como hipermoderno, a pesar de tener en cuenta el ciclo de luchas y de transformacioneslos cambios evidentes que ha sufrido el término posmo- de la organización del trabajo llevado a cabo desde laderno, sobre todo en Francia y en Estados Unidos, y so- revolución de 1917. Se trató de un desafío obrero e in-breel cual tendremos oportunidad de volver') surreccional que ha ocasionado una larga crisis (lo que

~ <~a bipermodernidad ha sido una califi'~ación que algunos han definido precisamente como el «siglo bre-~uchos teóricos, sociólogos y políticos -pienso bá- ve») del trabajo organizado en conjunto. La primerasicamente en los universitarios alemanes como Ulrich respuesta a esta agresión producida por el trabajo vivoBeck- han intentado atribuir a la época' contemporá- en contra del sistema capitalista se presentó progresi-nea, pensándola, paradójicamente, de manera continua vamente bajo la forma del New Deal, luego bajo la for-respecto a la tradición de la modernidad. Nosotros, en ma de la instauración generalizada del Welfare State en

las regiones centrales del planeta y, en consecuenda, porla imposición de formas de organización y de explota-ción biopolíticas tanto por parte de la sociedad comodel Estado> .,~

1. A..,Negri, L' anomalie sauuage. Puissance et pouuoir cbez Spi-noza, París, PUF, 1982; reed. Éditions Amsterdam, 2006.

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Por consiguiente, se ha vueltournposible definir laactividad social y productiva en lo~ términos de la tra-dición socialista moderna: hoy nos encontramos frente

------cca---=u-,-,nc-a~1Jegemonía7:enaencial del trabajo inmaterial (inte-lectual, científico, cognitivo, relacional, comunicativo,afectivo, etc.) que caracteriza cada vez más el modo deproducción y los procesos de valorización. Es evidenteque esta forma de trabajo está completamente subor-dinada a nuevos modos de acumulación y de explota-ción. Ellos ya no pueden interpretarse según la clásicaley del valor-trabajo: se entiende por valor-trabajo lamedida del trabajo según el tiempo empleado en la pro-ducc1ón. Pero el trabajo cognitivo no se puede medir enesos términos; incluso se caracteriza por su desmesura,por su excedencia. El trabajo cognitivo está ligado altiempo de la vida por una relación productiva: se nu-tre de ella tanto como lo modifica a cambio. Sus pro-ductos son productos de libertad y de imaginación. Elexcedente que los caracteriza es precisamente esa crea-tividad. Actualmente, el trabajo es interno a todo pro-ceso de producción (y es en ese sentido que podemosseñalar nuestra fidelidad al marxismo) pero- su defini-ción no puede en cambio reducirse a una dimensiónpuramente material y/o laboral. En esto consiste, en-tonces, el primer elemento de cesura entre lo moderno ylo posmoderno.-

Una segunda cesura se plantea también en el mo-mento de(redefinir la noción de soberanía. Los proce-sos de organización del trabajo social manejados por elWelfare Sta te han investido a la sociedad por completo.La acción soberana se definió, progresivamente, bajo laforma de un biopoder cada vez más amplio, que se haextendido a todo el campo social. Se pasó de la discí-

plina de la organización individual del trabajo al con-trol de los pueblos. El proceso de subsunción real de lasociedad bajo el capital se ha expresado aquí en todo su

---p-'otencia:L-i-Nlarx el):s-tiflgtl4a-ef-ee-t-ivaffief.l-t-e-ef.l-t-f@----sH~su_n-ción formal y subsunción real de la sociedad bajo el ca-pital. En el estadio deÚa subsunción formal, el capitalrecogía bajo su comando diferentes formas de produc-ción: producción artesanal, campesina, industrial, etc.El comando capitalista se presentaba entonces desde loexterno como la forma que unificaba todas sus diferen-cias. En la subsunción real, en cambio, todas las formasde producción están definidas desde el principio, entreellas, como homogéneas con el fin de permitir la ganan-cia. El capital, en ese caso, se limita a captar y a acumu-lar el trabajo social. Para decido en términos foucaul-tianos, se ha pasado de un régimen disciplinado a unrégimen de control..Sobre ese punto, y a modo de acla-ración, me permito remitiros particularmente a las pá-ginas de Marx en el sexto capitulo inédito del libro 1delCapital y en los Grundrisse, y a los recientes trabajos deAndré Gorz.

Por consiguiente, {~lgobierno biopolítico de la so-ciedad se vuelve consecuentemente totalitario. La bio-política puede llegar incluso a tradudrse en formas querozan la tanatopolítica: la biopolítica y la tanatopolítica 'tienden a veces a parecerse, puesto que la guerra seconvierte en la esencia de lo político, la tanatopolíticase convierte en la matriz de la biopolítica)_ Lo que en particular nos interesa de 'todo esto es el

';vuelco tanto paradójico cuanto dramático que allí se poneen juego. Rápidamente se descubre que a la extensiónglobal del poder capitalista sobre la sociedad correspondela difusión social de la insubordinación. ¿Con qué dere-

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definitivo: porque descubrimos que la soberanía ya no .puede ser la reducción al Uno, que esta reducción es im-posible, que el ejercicio de la soberanía debe afrontar di-ferencías irreductibles y que está sometido a un antago-nismo que aum€nta constantgmente. Es pmbable-que, apartir de esta línea de tensión y de antagonismo explíci-to, es decir, recuperando a la vez la teoría maquiavélicadel «tumulto», la teoría espinozista de «multitud» de-mocrática y la teoría marxista de la «lucha de clases» po-damos comenzar a definir las características específicas,singulares, de ésta, nuestra época.;

cho podemos hacer tal afirmación? Cuando la ley delvalor -que comanda el desarrollo capitalista- falta,entonces la capacidad del capital de incluir dentro de símismo la fuerza productiva del trabajo (inmaterial, cog-nitiva, afectiva, lingüística, etc.) también queda elimi-nada. La ignorancia frente a la nueva calidad del traba-jo y la preocupación por el comando capitalista debenaquí enfrentar una insubordinación y a una resistenciasocial nuevas: a partir de allí, la situación general estápredispuesta para el antagonismo. Ése es el segundocampo en el cual podemos definir la diferencia radicalentre la modernidad y la época contemporánea.)

" ,. Finalmente, a lo largo de estas clases, trataremos. \' La tercera serie de fenómenos se refiere a\llna'go;l-lon:bk;;-1alilt-_----------figaaJme-mede.;fonfrontatn0S-C~~s-tt.l¡;evorHí,a.as~filJ.\o.J..-~-----

zación de los procesos económicos ya la crisis de los sóficas que han desarrollado esta mutación del para-conceptos de Estado-nación, de pueblo, de soberanía, digma de la modernidadjl-Iemos visto hasta qué puntoetc., que de ellos derivan. El desarrollo capitalista había era necesarioiinsistir sobre la profundidad de la cesuraencontrado en el Estado-nación la estructura funda- que nos ocupa, es decir, sobre la ruptura inducida pormental que le correspondía: actualmente, en la crisis la constitución del orden biopolítico en relación con lasdel Estado-nación inducida por la mundialización, la reflexiones sobre el poder formuladas en la época rno-crisis general de las categorías políticas de la moderni- derna. Efectivamente, hemos vivido un largo periododad se manifiesta, en cambio, abriendo la reflexión so- de crisis durante el cual se nos ha prevenido muchas ve-bre la relación entre el Imperio y las rnultitudes.; ces contra las grandes narraciones del desarrollo histó-

Retornaremos esos elementos ampliamente; y tam- rico: ¡cuidado con quien 10 haya intentado! Fue muybién los de la~risis filosófica de las categorías de la mo- difícil.salir de esa condición. De la conciencia de lo quedemidad y la emergencia de nuevos conceptos. Por el el biopoder, entre finales del siglo XIX y comienzos del,?1omento, quisiéramos insistir sobre el hecho de que el siglo xx, había desarrollado como sometimiento de to-'~orizonte político posmoderno se presenta ante todo das las modalidades de la vida; de la conciencia de quecomo una disolución de la ontología política que se ha- la vida era el centro del proceso productivo, lo que ellabía construido en torno al concepto de soberanía: no representaba como condición de posibilidad absoluta:sólo fueron trastocadas las categorías; la realidad misma todo ello se ha vuelto evidente. Hoy podemos llegar aes la que resulta cambiada. Es, pues, sobre ese punto que esa evidencia por varios caminos: tanto desde el puntolas teorías políticas de lo moderno encuentran su límite de vista de un trabajador precario que pide un salario

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3 O La fábrica de porcelana Moderno y posmoderno: la cesura 31

garantizado, como desde el de un operador de servicios de vista, La dialéctica de laAufklclrung de Adorno y deinformático s que necesita un software con acceso li- Horkheímer ya había anticipado mil obras sobre la pos-bre, del de un ama de casa que se queda en ella para modernidadr/Al principio, 10 posmoderno se presentóeducar a sus hijos, como desde el punto de vista de un como la ilustiadón de~~--na~ esa subsunci6n.--estudiante que pide más tiempo de formación. En to- Pero lo posmoderno no sólo es una manera nueva dedos esos casos, la base del proceso de valorización es la pensar; también es una re definición concreta de lo real.vida de los hombres y de las mujeres; e inversamente, y muchos no supieron aumentar la percepción real dela valorización atraviesa la existencia de cada uno de lo que ocurría de otro modo que por una conciencianosotros: lo objetivo y lo subjetivo aquí se identifi- irónica y superficial del proceso. Ése ha sido un perio-can totalmente. Pero entonces{¿por qué no reconocer do de una cierta «lindura» pero de una enorme irres-ese increíble cambio del contexto social y productivo? ponsabílidad: del pensamiento «débil», del revisionis-y una vez que se ha logrado, ¿por qué no remunerar la mo filosófico e histórico generalizado, de la traducción'vida teniendo en cuenta el hecho de qus-eada-uao, -&SllH' mn---------te~s<Htef'1t"P.iz~a:IH'n¡-ftf"e---,dt4ef'---tl~a~p~ef>!s;;fal-fdff.al----AonRt:fto=HIBoef1'glff"aHhH'e4<idGe@!g¡;J:jg:;¡:¡e~r'!iiGaln+:at.~LbGo--------plemente porque vive en una sociedad productiva, es a sabemos muy bien: cada momento histórico posee ea-la vez productivo? De hecho, la demanda de un salario racterísticas cómicas a la vez que trágicas. En el casoindirecto y de servicios adecuados para la reproducción que nos ocupa, hubo que esperar algún tiempo antesde toda la sociedad se ha generalizado. Sobre ese pun- de que lo trágico erneriiera de nuevo detrás de las frá-to, pensamos que hace falta introducir, como vimos, el giles figuras danzantes de una posmodernídad sin con-concepto marxista de la subsuncián real de la sociedad sistencia. Es, pues, exactamente allí donde queremosbajo el capital. Tal vez recuerden que la definición mar- , ubicamos; entre una concepción plena aunque filosó-xísta de la subsuncíón real de la sociedad bajo el capí- ficamenre frágil de la subsunción real y el momentotal implica el hecho que esta sociedad corresponde por trágico en que se produjeron las primeras insurgenciasentero a la de la mercadería, pero también que la con- críticas)tradicción y el antagonismo determinados por la pro- En'ía,¿poca posmoderna, la crítica de la subsunciónducción de mercaderías han investido a toda la sociedad. real sufrió un difícil periodo de aprendizaje. En las cla-Una remuneración general correspondería, en conse- ses que siguen, intentaremos analizar con atención esoscuencia, a las dimensiones generales del antagonismo pasajes.LIna primera fase sin duda se ha caracterizadoen la producción social.. por la percepción de que no existía alternativa a la sub-

Ahora bien, la Es~uela de Frankfurt había com- sunción de la sociedad bajo el capital y al biopoder queprendido y descrito perfectamente esta situación: ella constituía su estructura política, sino bajo la forma dees, en efecto, la base de la difusión general (y, en alguna resistencias marginales. Jacques Derrida, precisamente,medida, bastante llamativa) de la noción de subsunción eligió actuar al margen, sobre la excedencia marginal,

-----~re""'a!rll...,e""'í'l""l "'e+-l"T'pl"l-'e""I1r!:!S'l'3"aIITIIrTje¡:rI""Itrto-.-rpiT'O""STrn17lOUdt.e"'Tr""lIrror-h(d-/-¡e~s:-rdtl'e"e""s~e~pl"'l1"ttU1'tl1'tto-r----------,.t"'r""an"'s..ffo7'<""'II""'I1rna"'ll"":d¡""orllf-n--a·filosofía del don en una filosofía de la

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32 La fábrica de porcelana Moderno y posmoderno: la cesura 33

espera y de la amistad; Gíorgio Agamben intentó la re- (El problema de la reconquista de la libertad en elcuperación naturalista y extrema de los problemas de la círculo mismo del poder está, pues, planteada, y esto,innovación y de la figura de la división; en fin, en Jean- aunque el poder ya se ha vuelto Un biopoder que nadaLuc Nancy, la tensión marginal tomó la forma de un parece capaz de parar.

" ' común a-f'unto de nacer ... Ahora bien, en todas esas- -""E.un""-.Lr-><.ea""'Jf!<.!idad)el mundo definido por la subsunciónlecturas, encontramos la reproducción en filigrana de real de la sociedad bajo el capital coagula y neutraliza lascierta univocidad dialéctica y paradójica de la relación posibilidades de relación, pero no la resistencia, la liber-resistencia/poder: es el poder el que determina la ajeni- tad como potencia o la constitución de nuevo ser. Enton-dad dentro de la cual pueden darse las funciones de re- ces, de la misma manera que, en las fábricas, los obre-sistencia ... Sibien la resistencia no se presenta más en el ros luchaban .contra la explotación directa de la cadenaterreno central del desarrollo histórico (como ocurría de trabajo, hoy en día, en una sociedad enteramenteen la tradición hegeliana, particularmente en su versión puesta a trabajar, son las multitudes las que se rebelan.de izquierda), sino muy por el contrario en una dimen- . Entre Foucault y Deleuze tuvo lugar, precisamente, elsión marginal, sincrónica y transversak-ac-sc-pereibe pflsaje_desduunalge1'l al centro del blo(jue del bioJ2oder, _ninguna idea de potencia, ninguna posición de antago- y la resistencia se convirtió en una fuerza ontológica. Ennismo, ninguna instancia de liberación. La única solu- Foucault encontramos no solamente una definición delción parece que sigue siendo la de la estrella de la re- biopoder que retorna e historia los análisis de la Escue-dención, o la de los tiempos mesiánicos. Y nosotros la de Frankfurt, sino también la definición de una bio-rechazamos volver a las formas fugaces de esa genera- política activa y la demostración progresiva de un pro-ción desesperada> ceso de producción de las subjetividades, capaz de

, Un último apunte en este sentido. Ese mundo de transformar a los sujetos en sus relaciones con el poder-la subsundón real de la sociedad bajo el capital que ya ellos mismos. En Deleuze, la profundización y la pe-es el nuestro no tiene ningún afuera. Vivimos dentro ríodización de las diferentes fases de la relación entre el-no hay exterior; estamos hundidos en el fetichismo biopoder y la realidad biopolítica -desde la época dede la mercadería-, pero no hay la posibilidad de recu- las disciplinas hasta la del control- permiten restable-rrír a algo que pueda representar su trascendencia. La cer la determinación ontológica de la resistencia dentronaturaleza y el hombre han sido cambiados por el capi- de la grilla histórica de la subsunción real. Es así comotal. Cualquier aspiración a la alteridad (como ha sido en lo posmodemo no se da más solo a partir de lit cesurael caso de una tradición importante, desde Rosa de Lu- que instaura con respecto a la modernidad, sino a tra-xemburgo hasta Walter Benjamín) es no sólo anticuada, vés de las nuevas condiciones de un proceso antago-sino vana. Y a pesar de todo: desde dentro mismo de nista: este último ÍTIVÍstealmundo de la subsuncíón realese mundo fetiche, el antagonismo del trabajo vivo se y lo presenta como un mundo donde juegan las fuer-afirma, la resistencia se construye.; zas antagonistas del poder y de la resistencia, del capi-

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Page 10: 11. NEGRI, Antonio, Taller No 1, Moderno y Posmoderno La Cesura

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tal y de la libertad. Si la resistencia y la libertad sonconsideradas como fundamentos materiales, es eviden-te que habrá que definirlos como actividad, como traba-jo vivo, como producción de subjetividad, es decir, ade-más, como invención de un nuevo «valor de uso» dentromismo del poder, y como saturación objetiva del valorde cambicrPero pronto volveremos a eso.

/

Para resumir, podríamos decir que '~lpensamientoposmoderno se nos presenta bajo tres formas filosóficasesenciales:

a) Como una reacción filosófica a la ontología de lamodernidad y un reconocimiento de la subsunaánreal de la sociedad bajo el capital que no encuen-tran otra salida que la de lID pensamiento «blan-do» y un contractualismo débU;'íhay que pensarpor ejemplo en los trabajos dejean-Francois Lyo-tard, de Jean Baudrillard, de Gianni Vattimo, ode Richard Rorty ... Nos encontramos aquí en unasuerte de-herejía marxista que restituye la subjeti-vidad a la circulación mercantil, que, borra todareferencia al valor de uso y que fija la equivalenciade la producción y de la circulación.;Como resistencia marginal, como ~scilación en-tre una suerte de «fetichismo de las mercaderías»y la tentación de una escatología mística. J acquesDerrida, Jean-Luc Nancy y Giorgio Agamben se

/ubican en ese terreno; y los dos últimos parecenreintroducir la utopía comunista de Benjamínsobre el margen de la subsunción real.

e) Como posmoderno crítico, es decir, como reco-nocimiento no sólo de la fase histórica que es la

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. nuestra, sino del antagonismo que le corresponde.y en consecuencia: como reconstrucción de unespacio 'de subjetioacián. Se trata básicamente delos pensamientos de Michel Foucault y de GillesDeleuze.x

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Acabamos de dar los primeros elementos de un dis-curso que será objeto de nuestra investigación y análi-sis en las clases que siguen. Estos talleres serán diez: elsegundo abordará el problema de la definición de lobiopolítico; el tercero analizará la disolución de la sobe-ranía nacional y los temas de la guerra y de la paz; elcuarto intentará una definición de la noción de comúnmás allá de las de público y privado; la quinta afrontarála crítica de lo posmoderno; la sexta se concentrará en laresistencia y las diferencias; en la séptima, la octava yla novena, nos detendremos sobre los temas que carac-terizan a la crítica de las teorías modernas del gobierno;finalmente, en la última lección, afrontaremos el nudo fi-losófico fundamental de ese pasaje de lo moderno a loposmoderno, es decir, el de las alternativas de la tempo-ralidad, de la medida y de las libertades comunes,