10 sábado 24 de noviembre de 2012 un remedio para el alma · 2014-02-06 · la presencia de los...

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10 | espectáculos | Sábado 24 de noviembre de 2012 Roxana Bernaulde tiene 38 años y es paciente oncológica (ahora, en recuperación). Hace unos tres años le descubrieron un tumor maligno en el mediastino y debió pasar por un agresivo tratamien- to de quimioterapia y por un auto- transplante de médula. “Cuando me diagnosticaron mi enferme- dad, la que me acompañó a mi primera quimio fue Vanina. Ese día yo tenía que estar 7 horas ahí y a ella se le ocurrió llevar la com- putadora y varias películas, entre ellas, una del hijo de Chaplin. Y me di cuenta de que de esa manera se me estaba pasando más rápido el tiempo y todo lo que estaba sin- Carolina Amoroso la naCion Un remedio para el alma titiribióticos. Son actores, músicos y titiriteros que llevan a las salas pediátricas de hospitales públicos pequeños shows llenos de magia tiendo en el cuerpo, que me daba malestar, ahora, al ver algo artís- tico, se aliviaba”, cuenta. Esa fue la vivencia que motivó a Roxana y a su amiga, Vanina Grossi, para pensar en una forma de llevar la magia de un hecho ar- tístico a los espacios donde más la necesitan. al mismo tiempo, por una de esas casualidades al- go causales, omar Álvarez (ami- go y maestro de ambas) había sido convocado para diseñar un taller de formación de titiriteros para la Comedia de la provincia de Buenos aires. “Vani le comen- ta a omar y él se re entusiasma. los tres pensamos en formar titiriteros para llevar el teatro a lugares poco convencionales”, explica Roxana. así nació Titiribióticos, un grupo de 10 actores, titiriteros y músicos que surgió hace dos años con el propósito de reciclar material hospitalario para mon- tar miniespectáculos teatrales al pie de las camas del área de pe- diatría en distintos hospitales pú- blicos de la provincia (el Castex y el Bocalandro, de San Martín; el Cordero, de San Fernando, El Carrillo, de Caseros, el Sor María ludovica y el Gonnet, de la Plata; el Mi Pueblo y El Cruce, de Flo- rencio Varela). Quienes forman parte de este equipo debieron pasar por 5 me- ses de formación: tres de ellos co- rrespondientes a la capacitación, donde exploraban el material hospitalario y creaban su propio espectáculo y dos meses de entre- namiento en los hospitales. Cada uno de ellos lleva su “magia” en una pequeña valija, de la que sa- len innumerables personajes y paisajes fantásticos. Si bien Vanina y Roxana son dos apasionadas de su trabajo, ser titiribiótico no es tarea fácil. “El hospital es un lugar donde uno queda hipersensible con lo que sucede, con lo que ve. Enton- ces, a veces puede haber muchísi- ma buena voluntad de participar en el proyecto, pero cuando uno se enfrenta realmente con eso, ahí te das cuenta de si lo podés hacer o no”, explica Roxana. los shows duran entre 10 y 15 minutos y generalmente son uno a uno (un artista, un paciente). Si bien se pude dar que un mismo niño reciba dos espectáculos, la presencia de los artistas en el hospital debe ser acotada, por- que el vacío que queda una vez que se van puede resultar muy grande. “Trabajamos mucho con las palabras que utilizamos y cómo es la despedida, para que no sea tan abrupta y para que no sientan que de repente, después de que se despliega toda esa magia, nos vamos”, cuentan. Lo máximo de lo mínimo “¿Qué ves acá?”, pregunta Va- nina, mientras sostiene con am- bas manos dos extremos de una hoja en blanco. ante la obvia (y poco imaginativa) respuesta de esta cronista, comienza a traba- jar y, en sólo instantes, la hoja en blanco se transforma en una estilizada bailarina. “Yo les ense- ño a hacerlos–dice, mientras de su valija salen más muñecos de papel.–a veces cuando vuelvo hay otros hechos por ellos o por sus acompañantes. Entonces, si un pedazo de papel era sólo eso, ¿estos muñecos qué son?” Como demuestra Vanina, el arte de los Titiribióticos, que re- significa frasquitos de remedios, guantes de látex y hasta jeringas, es, como lo definió su coordina- dor, omar Álvarez, el arte de ha- cer “lo máximo de lo mínimo”. Roxana y Vanina, que estuvie- ron desde su creación, aseguran que vivieron con este proyecto experiencias que las modificaron para siempre. “Un día nos vinie- ron a buscar unas enfermeras pa- ra que vayamos a hacerle un poco de compañía a una nena que se llamaba Rocío. Estaba recibien- do su tratamiento de quimio, pe- ro ya estaba en sus últimas horas de vida. Y nosotras entramos, –las más fuertes–, y bailamos, cantamos, llenamos el cuarto de burbujas. le preguntamos qué quería que hiciéramos y nos pi- dió canciones religiosas. Y noso- tras no sabíamos ninguna, pero lo hicimos igual. Fue muy difícil, pero también muy hermoso”, re- lata Vanina. Precisamente porque supie- ron hacerse necesarios en tiem- pos donde ningún remedio pare- ce ofrecer alivio, con el paso del tiempo, los titiribióticos lograron ganarse la confianza de enferme- ros y médicos y, según cuentan, son solicitados incluso para dar “shows de emergencia” que per- mitan aliviar el malestar de un pequeño paciente o distraerlo para realizar un tratamiento. “También es muy mágico lo que les pasa a los mismos acom- pañantes, porque vos lo dejas a él desde otro lugar para seguir sos- teniendo esa situación –asegura Roxana–. a veces, hay momen- tos donde lo necesita quizá más el papá que el niño”. ß Titiribióticos, el sueño de Omar Álvarez, Vanina Grossi y Roxana Bernaulde Borges, esa mente inalcanzable Una fusión de tango y rock Se presenta la última función de Borges, de Rodrigo García, sobre un estudiante admirador del escritor, encarnado por Da- río Szraka. Con una brillante di- rección de Juan Carlos Fontana. Mañana, a las 20, en Templum, ayacucho 318.ß Hoy, a las 22, en el Hotel Bauen (Callao 360), el grupo liderado por alejandro Bettinotti y Her- nán Fernández presenta su nue- vo disco: Esquifuzos, con diez te- mas que fusionan el tango con el rock. En el show también habrá músicos invitados.ß última función bettinotti- fernández

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Page 1: 10 Sábado 24 de noviembre de 2012 Un remedio para el alma · 2014-02-06 · la presencia de los artistas en el hospital debe ser acotada, por-que el vacío que queda una vez que

10 | espectáculos | Sábado 24 de noviembre de 2012

Roxana Bernaulde tiene 38 años y es paciente oncológica (ahora, en recuperación). Hace unos tres años le descubrieron un tumor maligno en el mediastino y debió pasar por un agresivo tratamien-to de quimioterapia y por un auto-transplante de médula. “Cuando me diagnosticaron mi enferme-dad, la que me acompañó a mi primera quimio fue Vanina. Ese día yo tenía que estar 7 horas ahí y a ella se le ocurrió llevar la com-putadora y varias películas, entre ellas, una del hijo de Chaplin. Y me di cuenta de que de esa manera se me estaba pasando más rápido el tiempo y todo lo que estaba sin-

Carolina Amorosola naCion

Un remedio para el almatitiribióticos. Son actores, músicos y titiriteros que llevan a las salas pediátricas de hospitales públicos pequeños shows llenos de magia

tiendo en el cuerpo, que me daba malestar, ahora, al ver algo artís-tico, se aliviaba”, cuenta.

Esa fue la vivencia que motivó a Roxana y a su amiga, Vanina Grossi, para pensar en una forma de llevar la magia de un hecho ar-tístico a los espacios donde más la necesitan. al mismo tiempo, por una de esas casualidades al-go causales, omar Álvarez (ami-go y maestro de ambas) había sido convocado para diseñar un taller de formación de titiriteros para la Comedia de la provincia de Buenos aires. “Vani le comen-ta a omar y él se re entusiasma. los tres pensamos en formar titiriteros para llevar el teatro a lugares poco convencionales”, explica Roxana.

así nació Titiribióticos, un grupo de 10 actores, titiriteros y músicos que surgió hace dos años con el propósito de reciclar material hospitalario para mon-tar miniespectáculos teatrales al pie de las camas del área de pe-diatría en distintos hospitales pú-blicos de la provincia (el Castex y el Bocalandro, de San Martín; el Cordero, de San Fernando, El Carrillo, de Caseros, el Sor María ludovica y el Gonnet, de la Plata; el Mi Pueblo y El Cruce, de Flo-rencio Varela).

Quienes forman parte de este equipo debieron pasar por 5 me-ses de formación: tres de ellos co-rrespondientes a la capacitación, donde exploraban el material hospitalario y creaban su propio

espectáculo y dos meses de entre-namiento en los hospitales. Cada uno de ellos lleva su “magia” en una pequeña valija, de la que sa-len innumerables personajes y paisajes fantásticos.

Si bien Vanina y Roxana son dos apasionadas de su trabajo, ser titiribiótico no es tarea fácil. “El hospital es un lugar donde uno queda hipersensible con lo que sucede, con lo que ve. Enton-ces, a veces puede haber muchísi-ma buena voluntad de participar en el proyecto, pero cuando uno se enfrenta realmente con eso, ahí te das cuenta de si lo podés hacer o no”, explica Roxana.

los shows duran entre 10 y 15 minutos y generalmente son uno a uno (un artista, un paciente). Si bien se pude dar que un mismo niño reciba dos espectáculos, la presencia de los artistas en el hospital debe ser acotada, por-que el vacío que queda una vez que se van puede resultar muy grande.

“Trabajamos mucho con las palabras que utilizamos y cómo es la despedida, para que no sea tan abrupta y para que no sientan que de repente, después de que se despliega toda esa magia, nos vamos”, cuentan.

Lo máximo de lo mínimo“¿Qué ves acá?”, pregunta Va-

nina, mientras sostiene con am-bas manos dos extremos de una hoja en blanco. ante la obvia (y poco imaginativa) respuesta de esta cronista, comienza a traba-jar y, en sólo instantes, la hoja en blanco se transforma en una estilizada bailarina. “Yo les ense-ño a hacerlos–dice, mientras de su valija salen más muñecos de papel.–a veces cuando vuelvo hay otros hechos por ellos o por sus acompañantes. Entonces, si un pedazo de papel era sólo eso, ¿estos muñecos qué son?”

Como demuestra Vanina, el arte de los Titiribióticos, que re-significa frasquitos de remedios, guantes de látex y hasta jeringas, es, como lo definió su coordina-dor, omar Álvarez, el arte de ha-cer “lo máximo de lo mínimo”.

Roxana y Vanina, que estuvie-ron desde su creación, aseguran que vivieron con este proyecto experiencias que las modificaron para siempre. “Un día nos vinie-ron a buscar unas enfermeras pa-ra que vayamos a hacerle un poco de compañía a una nena que se llamaba Rocío. Estaba recibien-do su tratamiento de quimio, pe-ro ya estaba en sus últimas horas de vida. Y nosotras entramos, –las más fuertes–, y bailamos, cantamos, llenamos el cuarto de burbujas. le preguntamos qué quería que hiciéramos y nos pi-dió canciones religiosas. Y noso-tras no sabíamos ninguna, pero lo hicimos igual. Fue muy difícil, pero también muy hermoso”, re-lata Vanina.

Precisamente porque supie-ron hacerse necesarios en tiem-pos donde ningún remedio pare-ce ofrecer alivio, con el paso del tiempo, los titiribióticos lograron ganarse la confianza de enferme-ros y médicos y, según cuentan, son solicitados incluso para dar “shows de emergencia” que per-mitan aliviar el malestar de un pequeño paciente o distraerlo para realizar un tratamiento.

“También es muy mágico lo que les pasa a los mismos acom-pañantes, porque vos lo dejas a él desde otro lugar para seguir sos-teniendo esa situación –asegura Roxana–. a veces, hay momen-tos donde lo necesita quizá más el papá que el niño”. ß

Titiribióticos, el sueño de Omar Álvarez, Vanina Grossi y Roxana Bernaulde

Borges, esa mente inalcanzable

Una fusión de tango y rock

Se presenta la última función de Borges, de Rodrigo García, sobre un estudiante admirador del escritor, encarnado por Da-río Szraka. Con una brillante di-rección de Juan Carlos Fontana. Mañana, a las 20, en Templum, ayacucho 318.ß

Hoy, a las 22, en el Hotel Bauen (Callao 360), el grupo liderado por alejandro Bettinotti y Her-nán Fernández presenta su nue-vo disco: Esquifuzos, con diez te-mas que fusionan el tango con el rock. En el show también habrá músicos invitados.ß

última función

bettinotti- fernández