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1. EL FUTURO DEL PUEBLO "Si el pasado nos hace lo que somos, es la noción del futu- ro lo que nos transforma en lo que seremos" (C.B. Yamba, 1992: 109). Observar el comportatniento de un pueblo con la perspectiva de los distintos elementos que lo constituyen como tal, nos permite no sólo explicar su pasado o comprender su presente, nos proporciona, tam- bién, infonmación sobre cómo sus habitantes conciben su futuro. Lo que se piensa sobre el futuro y, especialmente, si se cree que puede ser modificado o no, está implícito en el compon.amiento tanto del grupo como de los individuos concretos. En el caso de Balalaita voy a hablar de varios aspectos que me parecen básicos para pensar su porvenir. Uno de ellos es el papel condicionante de la distribución de la propie- dad de la tierra, único recurso que en el contexto del sistema econó- mico y político español, y las caracteristicas de Balalaita, podría pro- porcionar mejoras en las rentas del trabajo de sus habitantes. Otros ele- mentos son la actitud frente a la educación formal de los más jóvenes y las iniciativas tendentes a buscar soluciones de trabajo en el pueblo. LA DESAPARICION CONDICIONANTE DEL LATIFUNDISMO Aunque los latifundios siguen siendo predominantes en Balalai- ta, en la actualidad, los habitantes del pueblo no dependen de ellos para obtener trabajo; incluso los que trabajan fijos en las fincas podrían emigrar, como han hecho otros muchos (a pesar de las difi- cultades que existen también en las ciudades para obtener trabajo), o"quedarse en el pueblo" realizando trabajos estacionales o a jor- nal combinados con el seguro de desempleo y otras ayudas. Si el pueblo no depende de los latifundios, éstos condicionan sus perspectivas de futuro, ya que cualquier proyecto de desarrollo 299

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1. EL FUTURO DEL PUEBLO

"Si el pasado nos hace lo que somos, es la noción del futu-ro lo que nos transforma en lo que seremos" (C.B. Yamba,1992: 109).

Observar el comportatniento de un pueblo con la perspectiva de losdistintos elementos que lo constituyen como tal, nos permite no sóloexplicar su pasado o comprender su presente, nos proporciona, tam-bién, infonmación sobre cómo sus habitantes conciben su futuro. Loque se piensa sobre el futuro y, especialmente, si se cree que puede sermodificado o no, está implícito en el compon.amiento tanto del grupocomo de los individuos concretos. En el caso de Balalaita voy a hablarde varios aspectos que me parecen básicos para pensar su porvenir.Uno de ellos es el papel condicionante de la distribución de la propie-dad de la tierra, único recurso que en el contexto del sistema econó-mico y político español, y las caracteristicas de Balalaita, podría pro-porcionar mejoras en las rentas del trabajo de sus habitantes. Otros ele-mentos son la actitud frente a la educación formal de los más jóvenesy las iniciativas tendentes a buscar soluciones de trabajo en el pueblo.

LA DESAPARICION CONDICIONANTE DELLATIFUNDISMO

Aunque los latifundios siguen siendo predominantes en Balalai-ta, en la actualidad, los habitantes del pueblo no dependen de ellospara obtener trabajo; incluso los que trabajan fijos en las fincaspodrían emigrar, como han hecho otros muchos (a pesar de las difi-cultades que existen también en las ciudades para obtener trabajo),o"quedarse en el pueblo" realizando trabajos estacionales o a jor-nal combinados con el seguro de desempleo y otras ayudas.

Si el pueblo no depende de los latifundios, éstos condicionan susperspectivas de futuro, ya que cualquier proyecto de desarrollo

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encaminado a mejorar las rentas de la población de Balalaita queparta de los recursos materiales de los que dispone el pueblo, debecontar con ellos'. Ni el turismo rural (caza), ni la explotación exten-siva, ganadera y cerealícola, parecen soluciones adecuadas paraocupar a la mano de obra que va incorporándose al merĉado de tra-bajo en el pueblo. Cualquier posible solución tendría que pasar poracuerdos con los propietarios de la tierra pero debería contar ade-más con los recursos humanos disponibles.

En la actualidad no parecen éxistir condiciones ni por la forma deapropiación de los recursos materiales ni en las características de loshumanos. Los jóvenes realizan estudios que no les permitirán quedar-se en el pueblo a trabajar. Los que se han quedado, tampoco parecentener iniciativas que les ayuden a salir de los trabajos precarios y delas ayudas de la Administración para subsistir. La única iniciativa detrabajo cooperativo, la realización de alfombras de alta calidad, que setradujo en dos cooperátivas de mujeres, está a punto de desaparecer;si no lo ha hecho ya en el momento que escribo. Las mujeres no seplantearon nunca vender directamente su producción sino que traba-jaban para un "hombre" que les hacía los encargos, les proporcionabalos materiales y les pagaba "por nudos", lo que significaban entre 30y 40 mil ptas. de ingresos al mes, después de largas jornadas. "Paraque me explote un tío de por ahí, prefiero quedarme en mi casa", medijo la única mujer joven de las que he entrevistado que nunca traba-jó "en los telares". Las mujeres realizaban, y percibían, este trabajocomo una forma de obtener ingresos complementarios para la familia,y sobre todo para prepararse el ajuar.

CONCEPCION DEL FUTURO

"i Anda que no tenían moral (los viejos) plantando olivos!"(Agricultor, 27 años)

La frase anterior la pronunció un joven de una familia de labra-dores acomodados que está al frente, junto con su hermano, de la

' Para una aproximación al tema del "Desarrollo Rural" ver la selección de lectu-ras en M^[tetv E^ ►acEZA2ttErA (1988) y especialmente las introducciones de esta autoraa los distintos apartados del libro. También I. SACtts, (1980 y 1981); S. CALATttAVA(1988); y E. SEVtLLA-Gttzmtátv (1991) que presenta la evolución teórica de los estudiossobre desarrollo rural y aporta una perspectiva desde la "Agroecología".

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explotación familiar (cultivos de cereales y ganadería ovina), ni élni su familia han formado nunca parte del grupo por el que me heinteresado en este trabajo, pero su opinión expresa claramente uncambio entre el pasado y el presente respecto a lo que se piensasobre al futuro.

El tiempo que transcurre hasta que un olivo "está en todo losuyo" (en plena producción) es de alrededor de 12 años, segúndicen. "Los viejos", al plantar olivos sabían que lo estaban hacien-do para sus hijos, pues serían ellos quienes más los aprovecharían.Un emigrante de unos 55 años se lamentaba por el estado de aban-dono del olivar heredado de su suegro, que explota junto con suscuñados: recogen las aceitunas cuando las hay, pero no lo labrancomo debieran. "Me da vergiienza que tenga que verse así, siendode quien ha sío", queriendo expresar que después de los cuidadosque les había dado el suegro, los olivos estuvieran tan abandonados."Cuando murió mi padre estaba haciendo un plantío de parras(viñas) y olivoszs, me contaba una mujer de 85 años. Los dos últi-mos ejemplos son de personas del grupo "que no puede vivir de losuyo". Son numerosas las familias que en Balalaita tienen olivos"para el gasto"'; todos ellos proceden de sus antepasados: Es lafamilia la que aporta la mano de obra necesaria para la recolección,si tuvieran que pagar la mano de obra, la producción no les com-pensaría de los gastos.

Plantar olivos, como ir comprando pequeñas parcelas de tierraque, teniendo en cuenta el cultivo al tercio predominante en la zona,"no daban para un guiso", son comportamientos totalmente ausen-tes en la actualidad, los padres expresan la preocupación por el futu-ro de sus hijos "dándoles estudios", pero no es una preocupacióngeneralizada en el grupo, ni es una solución que pueda pensarsevaya a resolver la continuidad del pueblo como tal, sino que, comohe dicho repetidamente, una vez terminados sus estudios los jóve-nes deben salir del pueblo si quieren trabajar en las actividades paralas que se han formado.

En muchas familias, al igual que en el pasado, el que los hijosestudien o no depende de su propio interés. "Mi padre nunca medecía ve a este sitio o a este otro, pero tampoco me lo quitaba si yoquería ir", me comentaba un hombre de 83 años, que completó la

Z Antes de la mecanización de los cultivos, se plantaban viñas entre los olivos.' Normalmente la producción supera el gasto de la familia.

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escuela primaria y asistía regulazmente a la "escuela de adultos"(algo extraordinario en el pueblo, sobre todo en el grupo al que per-tenecía este hombre).

"Sus padres quisieron mejor que trábajaza para que le llevasedinero a su madre", me dijo una joven hablándome de las razones porlas que su marido no había estudiado, además tampoco él se esforza-ba suficiente: "No le gustaba estudiaz". Según esta mujer, los padrescumplen un papel importante en el porvenir de los hijos, si desean queestudien a veces es necesario forzazles, porque "de pequeño no sabeslo que te conviene". Ella sí había estudiado, aunque no le había "ser-vido paza nada", puesto que al terminar no pudo conseguir un traba-jo aceptable en el pueblo, ni dio los pasos necesarios para marcharse.Aunque siente cierta frustración por no poder trabajaz en lo que legustaría, está resignada a continuaz en la situación actual, trabajandoocasionalmente en cosas que pocas veces le interesan.

En muchos casos, el deseo de estudiaz de los jóvenes se ve difi-cultado por la familia desde los primeros años, ya que aunque no seoponga, tampoco lo facilitan. Una muchacha de 14 años se presentóen mi casa una tazde con un catálogo de ropa interior y bisutería inten-tando venderme algo; no lo consiguió pero estuvimos hablando. Mecontó que hacía ese trabajo° para comprazse una máquina de escribir:quería estudiaz "para enfermera" y pensaba que la iba a necesitar. Alo lazgo de la cónversación me enteré que no había podido terminazel último año de EGB porque su padre había dejado el trabajo quetenía en una finca de un pueblo cercano en la que vivía con la fami-lia, pocos meses antes de terminar el curso. Si no lo había acabado,según ella, era porque sus padres no podían pagar lo que costaba elautobús diariamente para ir al otro pueblo. Le pregunté que por quéno lo había hecho en la escuela de Balalaita, me respondió que suhermana había tenido un niño y tenía que ayudarle. Antes de irse demi casa, me pidió que le prestase algún libro porque le gustaba mucholeer. Durante los días que siguieron pasaba a verme a menudo paraque le explicaza el significado de palabras que no entendía. De repen-te dejó de hacerlo. Cuando se aproximaba el final de mi trabajo en elpueblo le recordé que tenía que devolverme el libro (habían transcu-rrido dos meses desde que se lo dejé). El día antes de mi marcha se loreclamé muy seria y al cabo de un rato llegó a casa con el libro dicién-

° Algunas mujeres se dedican a esta forma de ventas como único medio de obte-ner ingresos.

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dome que me iba a enfadaz porque su hermano había escrito en él. Elúnico hermano que yo conocía era uno de 2 ó 3 años con el que laveía a menudo. Me enfadé ya que prácticamente todas las páginasestaban llenas de rayujos5; le dije que no tenía que haber dejado ellibro al alcance del niño. Contestó que no era ese hermano, sino otrode 17 años que siempre que le encontraba un nuevo libro se dedicabaa escribir en él; le había destrozado un diccionario que se compróahorrando el dinero que le daban los domingos y con otras cantidadesde diversa procedencia. Su madre no podía hacer nada paza evitazloporque "no la hacía caso".

Los niños de este grupo deben tener una voluntad muy fuertepaza poder estudiar en las condiciones en que han de hacerlo enmuchas casas, ya que no suelen disponer de espacios propios ni detranquilidad suficiente. Algunos lo consiguen porque para hacerlotienen que salir del pueblo. Por otro lado, tanto la niña del ejemploanterior como algunos otros niños con los que he hablado sobre loque "quieren ser de mayores", desconocen los pasos que tienen quedaz para llegar a serlo. Esta chica no se planteaba que tenía que salirdel pueblo paza estudiaz y aunque era despierta, buena conversado-ra y estaba cargada de proyectos, me imagino que sólo una casuali-dad que pueda sacarla del ambiente de su familia, a la que parecíaestar sometida completamente, le pen^nitirá realizar sus proyectos.

En una encuesta que pasé a un grupo de chicos y chicas de edadsimilar a la anterior, a la pregunta "^Qué te gustaría ser de mayor?",sólo un niño respondió que quería "ser obrero como mi padre", yuna niña que "lo que pueda", todos los demás tenían proyectos muyclaros paza su futuro que, por lo que sé de sus familias, paza algu-nos serían difíciles de realizaz. En cualquier caso, la salida del pue-blo es un requisito indispensable para los jóvenes del pueblo si quie-ren escapaz del trabajo fijo en las fincas y del ciclo trabajo/segurode desempleo/ayuda familiar/trabajo.

EL FUTURO: VECINOS Y EMIGRANTES

En los comentarios del pueblo sobre el comportamiento de losemigrantes, está presente muchas veces la compazación con laforma en que actuaban cuando regresaban al pueblo en los primeros

5 Que parecían obra de un niño pequeño.

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años (además de la ya señalada sobre su posición social antes deemigrar). A finales de los 60 y en los 70 cuando iban al pueblo devacaciones, sacaban "buenos fajos de billetes", "tomaban buenasraciones de gambas", "invitaban a todo el mundo en los bares", nodejaban pagar a sus parientes cuando iban a las tiendas a comprar".En la actualidad, sin embargo, "compran su caja de cervezas, semeten en sus casas y ya no les ves en todo el mes". "Vienen de vaca-ciones al pueblo por no gastar". Creo que puede hacerse una lectu-ra similar de ambas series de comentarios, los emigrantes se com-portan de forma diferente a como lo hacen los vecinos del pueblo.

En los años 60/70, los emigrantes disponían de dinero para gas-tar, aunque para ello tuvieran que trabajar duro en los lugares en losque vivían y hubieran tenido que ahorrar peseta a peseta, las que segastaban en el pueblo. En esos años necesitaban explicarle al pue-blo que habían hecho bien al marcharse, disponían de un dineropara gastar que nunca lo habrían podido conseguir de quedarse. Enesos tiempos, la situación económica de los vecinos, aunque habíamejorado porque todos podían trabajar, cosa que no ocurría ante-riormente, no les permitía gastar con la misma facilidad que a losemigrantes. De manera que debía ser muy duro contemplar el derro-che de los otros, teniendo en cuenta que procedían del mismo gruposocial que ellos y mucho más si estaban en un grupo económica-mente inferior: los antaño iguales se comportaban de forma dife-rente.

En los comentarios actuales se resalta que la situación de los queemigraron ha empeorado, de otra forma no se entendería que no secomporten como lo hacían en los primeros años. Sin embargo, quie-nes han modificado su situación económica, y probablemente sucomportamiento, han sido los vecinos del pueblo; la han mejoradode la misma manera que iban mejorando las condiciones económi-cas para todo el país. Las cantidades imprescindibles para vivir hanperdido peso relativo en el total de los gastos. Ya no se necesitatanto para comer, de manera que pueden reservar dinero para con-sumos no imprescindibles como los de los bares o la ropa. Cuandoellos (no todos ellos, pero sí un sector importante) disponen de dine-ro para vestir y gastar en los bares, los emigrantes se han encerradoen sus casas, según rezan los comentarios. Olvidándose, al hablarasí, que se han producido cambios importantes en la vida de losemigrantes, uno que no carece de importancia es que tienen entre 20y 30 años más, no están en edad de andar todos los días en los bares.Por otro lado, no tienen una necesidad tan directa de mostrar las

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diferencias con el pueblo mediante la exhibición de dinero, sino quelas muestran permaneciendo en sus casas o saliendo, según su con-veniencia. No obstante, el pueblo debe saber que están ahí recla-mando un lugar en él, y que, además (a diferencia de los vecinos)están de vacaciones, por eso salen en las noches de agosto, para quese vea por sus coches sus ropas y sus hijos y nietos que su situacióneconómica es buena. En definitiva, se comportan como se compor-tarían en cualquier lugar de veraneo, eso sí, afirmando su pertenen-cia al pueblo.

Los que emigraronb adultos y/o están casados con personas deBalalaita parecen percibir el futuro del pueblo como un lugar devacaciones y el sitio al que se retirarán cuando se jubilen. Esto últi-mo no pueden, o no desean, hacerlo todos, ya que si los hijos resi-den en las mismas ciudades que ellos les resulta difícil plantearse laseparación. Que proyectan una relación de futuro con el pueblo, seexpresa en que muchos han reformado sus casas en Balalaita pro-curando crear espacio suficiente para que los hijos puedan pasar lasvacaciones cómodamente en ellas, y con ellos: "Si no es por loshijos no la arreglamos, para nosotros solos con poca casa teníamosbastante", comentaba un emigrante en Barcelona, que despúés decomprar el piso en el que viven en la actualidad, utilizó sus ahorrosen derribar y construir de nuevo la casa que tenían en el pueblo,haciendo habitaciones suficientes para que sus hijos pudieran dis-poner de habitaciones propias'.

Por el contrario, las personas más mayores del pueblo, cuandotodos sus hijos están emigrados, deben desplazarse a las ciudades enlas que viven éstos cuando ya no pueden valerse por sí mismos.Para muchos ancianos ésta es una solución no deseable que inten-tan retrasar al máximo. Hay casos en los que las hijas (por turno) sedesplazan a Balalaita para atenderles; pero eso no siempre es posi-ble ni deseable, especialmente si tienen hijos en edad escolar.

De las perspectivas de futuro de los jóvenes en el pueblo, ya hehablado repetidamente, si estudian deben marcharse. Estudien o no,si se quedan, tienen que entrar en los circuitos de trabajo de la loca-lidad, lo que no siempre es una solución permanente cuando no sedisponen de medios de producción propios (aunque éstos no permi-

` A1 menos los que lo hicieron de adultos o que poseen fuertes ligaduras con elpueblo si eran más jóvenes.

' Ver J. BESTnxn y A. Gn2cín (en prensa).

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tan hacer frente a todas las necesidades), ni de un trabajo fijo; laemigración, permanente o témporal, parece la única solución sobretodo para los más jóvenes. Algunos se marchan incluso si sus fami-lias realizan alguna actividad económica que les permitiría trabajary vivir en el pueblo.

A pesar del negro panorama que imagino y describo para el futu-ro del pueblo, cualquier observador circunstancial podría decidir queexagero a la vista de los niños correteando por las calles, de la salidao entrada de la escuela, o de los diferentes espacios públicos llenos,durante los fines de semana, de grupos de muchachos. Las obras dereforma en las casas, la nueva urbanización de algunas plazas...;hasta el ayuntamiento fue derribado y vuelto a construir hace unosaños, y la iglesia estaba reformándose cuando salí del pueblo por últi-ma vez en agosto del 92. Todas estas observaciones, que cualquierapuede hacer, no invalidan mi relato sobre el pueblo puesto que granparte, si no todas, las obras públicas son financiadas con subvencio-nes de distintas administraciones y un sector importante de familiasdel grupo de "los que no pueden vivir de lo suyo" obtienen una partesignificativa de sus ingresos a través de trabajos y subsidios propor-cionados por las mismas. La crisis económica por la que, según dicenlos expertos, está atravesando España, y el cuestionamiento del"Estado de bienestar" que se está generalizando en Europa, hacenpeligrar definitivamente el grupo social del que me he ocupado eneste estudio. De ser así, Balalaita podría ver reducida su estructurasocial a un grupo mayoritario y heterogéneo, el de "los que puedenvivir de lo suyo", aunque algunos deban trabajar ocasionalmente paraotros, y un pequeño grupo compuesto por los trabajadores fijos de loslatifundios, además de los pocos funcionarios de las administracionespúblicas. Junto a ellos, la presencia temporal de emigrantes pasandolas vacaciones, al menos mientras sigan vivos los que nacieron en elpueblo. Sin duda mi condición de emigrante influye en mi percep-ción del futuro del pueblo que es posible no sea coincidente con la desus vecinos actuales; pero tampoco yo he mirado al pueblo de lamisma manera que ellos durante los últimos 8 años.

EL CHISMORREO Y LA COMUNIDAD

Junto a la descripción y el análisis de la organización del traba-jo y de la familia en el pasado, y las transformaciones y continuida-des que pueden apreciarse en el grupo, he intentado demostrar la

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utilidad del chismorreo y las relaciones establecidas a través del tra-bajo, para el análisis y la definición de una comunidad, esta meparece que es la aportación teórica más interesante de mi trabajo.Las entrevistas con personas pertenecientes al grupo que algunos delos informantes llaman "los que no pueden vivir de lo suyo", mehan permitido describir aspectos que considero importantes de susvidas, como las relaciones que mantenían a través del trabajo y dela convivencia en las fincas y en las calles del pueblo con los queestaban en su misma situación. Esa información me ha permitidopresentar la estructura social del pueblo, las interacciones que teníanlugar entre los diferentes grupos y subgrupos sociales, en qué con-diciones se llevaban a cabo y con qué personas. Observando el chis-morreo como una conversación del grupo (y del pueblo), como uncomentario del grupo sobre sí mismo, y analizando los distintos ele-mentos que compone ese comentario que les permite elaborar elretrato del grupo: la memoria, la mirada y la palabra, presento unaperspectiva del chismorreo más amplia que las que se han dadohasta ahora en la antropología, y, que son en síntesis: el chismorreocomo mecanismo de control social que sirve para integrar a la co-munidad y el chismorreo como mecanismo que permite a los indi-viduos utilizar la información que circula en beneficio propio.

Mi perspectiva no excluye estas interpretaciones, sino que lasamplía: un fenómeno tan universal como el chismorreo no puedetener funciones tan limitadas como las que se le han reconocido. Silos miembros de un grupo pueden tener presente "el qué dirán" a lahora de actuar, no es menos cierto que sus comportamientos nosiempre se ajustan a lo que se considera normativo y aceptable, unaactuación no adecuada por parte de un miembro del grupo no impli-ca su marginación de éste; todo dependerán de las expectativas quese tengan sobre él en relación con la categoria de persona a la quepertenece (casado, soltero, hombre, mujer, etc.), y cómo afecta su }salida de la norma a sus diferentes papeles en el grupo (como tra-bajador, como esposo, hijo, etc.).

Por otro lado, si bien es cierto que una persona puéde hacer cir-cular interesadamente ciertas informaciones que le beneficien o quevayan en detrimento del prestigio de otras personas, no es menoscierto que esa información no circulará sólo en función de sus inte-reses; las distintas personas a través de las que pase dicha informa-ción tienen su propio conocimiento de las noticias concretas y/o dequien o quienes las difunden, además de sus propias redes de rela-ciones y sus propios intereses. Una información sólo beneficiará a

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un individuo en la medida en que circule dentro de la propia red derelaciones del interesado, entre los dispuestos a aceptarla sin cues-tionarla. Cuando interesa desprestigiar a un tercero, la situación secomplica si se quiere ir más allá del grupo de quien está interesadoen ese desprestigio; de alguna manera destruir una buena reputaciónes tan difícil como crearla.

Algunos autores han intentado definir cuándo y cómo lo quehablan las personas de un grupo puede ser considerado chismo-rreo y cuando simplemente una charla ociosa yo planteo que nopueden diferenciarse con claridad ambos aspectos, puesto queuna conversación aparentemente trivial, puede estar cargada designificados para las personas que la mantienen y para el grupo,ya que ninguna conversación tiene lugar en el vacío, sino en uncontexto amplio, que en el caso del pueblo y del grupo por el queme intereso, sería el conocimiento que tienen los que conversansobre la historia familiar o personal de quien habla, cuando setrata de individuos, y de la forma detallada y profunda comoconocen otros posibles temas de conversación. Si una charlanunca se mantiene en el vacío, tampoco tiene lugar sólo entre laspersonas que la están llevando a cabo en un momento concreto,sino que hay un proceso de elaboración permanente de la infor-mación en el que, de una o de otra forma, participan los diferen-tes miembros del grupo, en función de sus características indivi-duales y sociales.

El chinchorreo no es algo privativo de una parte del grupo quehabla, de las mujeres, por ejemplo, como demasiado simplistamen-te se establece en algunos estudios antropológicos. Todos en elgrupo hablan, y en la medida en que cada categoría de personassuele tener una cierta, que no absoluta, especialización en sus temasde interés; y en la medida en que las diferentes perspectivas pueden

. ponerse, y se ponen, en común en el seno de la familia, y entre gru-pos mixtos (se habla en la casa, en el bar en grupos de individuosen los que puede haber personas de diferente edad y sexo, en reu-niones de amigos y familiares, etc..), todos colaboran a construir ymatizar, a elaborar la información que circula. El comentario sobreel grupo o el pueblo los va definiendo, permite que se exprese susistema de valores.

Si el pasado de las relaciones del grupo lo he establecido con laayuda de entrevistas en profundidad a personas que las vivieron, ysólo a través de lo que me han contado he podido tener noticia desus conversaciones, un largo trabajo de campo me ha permitido

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observar al grupo (o lo que queda de él) en el presente, y seguir endirecto o con una gran variedad de información, cuando no he esta-do presente, una parte de las "conversaciones" del pueblo.

El mirar y presentar al pueblo y, en concreto, a las personas quepertenecieron al grupo que me interesa en el momento del encuen-tro ritualizado entre los emigrantes y los vecinos, las fiestas deagosto, me ha facilitado plantear las condiciones en las que los veci-nos aceptan la pertenencia al pueblo de los emigrantes, en el lugarque ocupaban en su estructura social al marcharse; mientras que losemigrantes reivindican la pertenencia a partir de sus condicionespresentes y desde las diferencias de sú comportamiento respecto alde los vecinos. Ese momento, y los comentarios que tienen lugar,me han dado también algunas claves para la definición del grupocomo comunidad.

La comparación del grupo de "los que no pueden vivir de losuyo" en el pasado, con el que habría ocupado su lugar en el pre-sente, me ha llevado a concluir que no puede considerarse éstecomo una comunidad ya que le falta la estrecha convivencia queproporcionaba el trabajo al grupo equivalente en el pasado. Ahora,la identificación de la comunidad me hace elevar el punto de mira,desde las relaciones de trabajo del pasado, a determinadas celebra-ciones colectivas en el presente; de los individuos y familias queinteractuaban cotidianamente, a las "fiestas grandes" del pueblo, yentre ellas, como símbolo que unifica al pueblo, aunque de formamucho más limitada de lo que lo hacía el trabajo en el pasado, "laromería". Durante los días que duran las fiestas de "La Virgen" losdiferentes grupos del pueblo en función de que sean creyentes o no,y de su posición en la estructura social del pueblo, disponen deespacios en los que actuar; en algunos confluye el conjunto de gru-pos sociales del pueblo, especialmente en la comida campestre del"día de la Virgen", "la romeria" propiamente dicha. Sin embargo, sitodos se reúnen bajo el mismo techo (el cielo) y la Virgen desde suermita les preside, los grupos que comparten fuego, se organizan enfunción de las mismas variables que los otros grupos: el parentesco,la amistad, la actividad laboral concreta, y la clase social. Si talcomo se expresa cuando se cuenta la romería a los neófitos, todospueden acercarse a todos los corros, todos saben también a cuáleshacerlo y a cuales no; aunque se mezclen a lo largo de todo el díaen los chiringuitos de bebidas o en el baile, y estén allí con el mismoobjetivo, divertirse, todos saben también, que compartir un espaciocomo pueblo, no les unifica como comunidad.

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