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ELABORADO POR: JUAN ANTONIO GUÉDEZ CORTI 1 CORINTIOS 12 Este capítulo abre la discusión de los dones espirituales (caps. 12–14) y en la actualidad cuando las iglesias y denominaciones están enfatizando la obra del Espíritu, necesitamos saber lo que Dios tiene que decir al respecto. Sin embargo, debemos estudiar estos capítulos a la luz de los problemas que había en la iglesia de Corinto: división, inmoralidad, sensacionalismo en el crecimiento espiritual y confusión en la asamblea. Aquí en el capítulo 12 Pablo explica la obra del Espíritu Santo en el cuerpo de Cristo con los dones que otorga a sus miembros. El capítulo 13 hace hincapié en que las virtudes cristianas, que fluyen del amor, son más importantes que los dones espectaculares; en el capítulo 14 Pablo asienta los principios que deben gobernar la adoración en la comunidad de la iglesia. don, charisma: Relacionada con otras palabras derivadas de la raíz char. Chara es gozo, jovialidad, delicia. Charis es gracia, buena voluntad, favor inmerecido. Charisma es un don de gracia, un regalo gratuito y divino, dotación espiritual, facultad milagrosa. Se usa especialmente para designar los dones del Espíritu (12.4–10). En el uso moderno, un «carismático» es alguien que tiene uno o más de estos dones obrando en su vida, o bien el individuo para quien estos dones también deben estar presentes en la iglesia de hoy.” (Strong #5486) I. Nos pertenecemos los unos a los otros (12.1–20) La división era un problema grande en la iglesia en Corinto (1.10–16; 6.1–8; 11.18–22). Cada grupo seguía a su líder humano seleccionado, ejercía sus dones egoístamente y se preocupaba muy poco por la salud del ministerio del cuerpo entero. Los cristianos de Corinto habían recibido dones espirituales en abundancia (1.4–7), pero les faltaba las virtudes espirituales: la clase de carácter cristiano que el Espíritu Santo anhelaba formar en ellos. Tenga presente que los dones cristianos no son necesariamente una señal del carácter cristiano o de madurez espiritual. Estos creyentes

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ELABORADO POR: JUAN ANTONIO GUÉDEZ CORTI

1 CORINTIOS 12 Este capítulo abre la discusión de los dones espirituales (caps. 12–14) y en la actualidad cuando las iglesias y denominaciones están enfatizando la obra del Espíritu, necesitamos saber lo que Dios tiene que decir al respecto. Sin embargo, debemos estudiar estos capítulos a la luz de los problemas que había en la iglesia de Corinto: división, inmoralidad, sensacionalismo en el crecimiento espiritual y confusión en la asamblea. Aquí en el capítulo 12 Pablo explica la obra del Espíritu Santo en el cuerpo de Cristo con los dones que otorga a sus miembros. El capítulo 13 hace hincapié en que las virtudes cristianas, que fluyen del amor, son más importantes que los dones espectaculares; en el capítulo 14 Pablo asienta los principios que deben gobernar la adoración en la comunidad de la iglesia.“don, charisma: Relacionada con otras palabras derivadas de la raíz char. Chara es gozo, jovialidad, delicia. Charis es gracia, buena voluntad, favor inmerecido. Charisma es un don de gracia, un regalo gratuito y divino, dotación espiritual, facultad milagrosa. Se usa especialmente para designar los dones del Espíritu (12.4–10). En el uso moderno, un «carismático» es alguien que tiene uno o más de estos dones obrando en su vida, o bien el individuo para quien estos dones también deben estar presentes en la iglesia de hoy.” (Strong #5486) I. Nos pertenecemos los unos a los otros (12.1–20)

La división era un problema grande en la iglesia en Corinto (1.10–16; 6.1–8; 11.18–22). Cada grupo seguía a su líder humano seleccionado, ejercía sus dones egoístamente y se preocupaba muy poco por la salud del ministerio del cuerpo entero. Los cristianos de Corinto habían recibido dones espirituales en abundancia (1.4–7), pero les faltaba las virtudes espirituales: la clase de carácter cristiano que el Espíritu Santo anhelaba formar en ellos. Tenga presente que los dones cristianos no son necesariamente una señal del carácter cristiano o de madurez espiritual. Estos creyentes corintios eran carnales y sin embargo ejercían dones maravillosos y milagrosos.A. Participamos de la misma confesión (vv. 1–3).“En lugar de edificar y unificar la iglesia en Corinto, los dones espirituales la estaban dividiendo. Se estaban convirtiendo en símbolos de poder espiritual, originando rivalidades, porque algunos pensaban que eran más «espirituales» que otros debido a sus dones. Esta era una forma equivocada de usar los dones espirituales, porque su propósito siempre es ayudar para que la iglesia marche mejor, y no que la divida. Podemos ser divisivos si insistimos en usar nuestros dones a nuestra manera, sin ser sensibles a las necesidades de otros. Nunca debemos usarlos para manipular a otros o servir a nuestros propios intereses.Cualquiera puede proclamar que habla por Dios, el mundo está lleno de falsos maestros. Pablo nos da un examen para ayudarnos a discernir si un mensajero es de Dios o no lo es: ¿Confiesa que Jesucristo es Señor? No acepte fácilmente las palabras de alguien que anuncia hablar en nombre de Dios, pruebe sus credenciales descubriendo qué es lo que enseña acerca de Cristo.” (Biblia Diario Vivir)“Los corintios malinterpretaron la forma cómo el Espíritu Santo trabaja a través de la gente, y abusaron en el empleo de los dones espirituales , considerándolos aparentemente como un fin en sí mismos. Particularmente, interpretaron torcidamente el uso apropiado del hablar en lenguas y ello trajo confusión frecuente a sus reuniones. Lo mismo ocurrió con el poder y las dádivas del Espíritu, al considerar los dones como algo que escapaba al control

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humano y anulaba la voluntad de quien los recibía (14.32). La respuesta de Pablo a este problema consiste en mostrar la necesidad de que el Espíritu se manifieste de forma variada y múltiple (cap. 12); la necesidad de que en estas manifestaciones prevalezca el amor y las motivaciones no egoístas (cap. 13); y la necesidad de controlarse y mantener un ordenado y

edificante comportamiento en los servicios colectivos (cap. 14). Pablo introduce tres principios guía que distinguen las vías de cómo obra el Espíritu Santo: En primer lugar, el principio del control consciente. A diferencia del paganismo, el poder del Espíritu Santo no conduce a la gente a la realización de acciones compulsivas e incontroladas. Su ministerio de amor, como arrullo de paloma, fortalece la personalidad humana. El Espíritu fortalece, no perturba a la gente. El segundo principio afirma que Cristo es glorificado. Todas las manifestaciones del Espíritu concuerdan con la verdad acerca de Jesús. El tercer principio destaca la fe en las verdades de la doctrina cristiana. La obra fundamental del Espíritu es colocar a la gente bajo el dominio de Jesús.” (Biblia Plenitud)

A todo ciudadano del Imperio Romano se le exigía que cada año echara una pulgarada de incienso en el altar y dijera: «¡César es el Señor!» Esto era anatema para los creyentes. Ningún cristiano verdadero podía llamar «señor» a nadie excepto a Cristo, de modo que esta prueba definía si la persona en realidad era o no salva. Es sólo por el Espíritu que podemos confesar a Cristo como Señor (Ro 10.9, 10).B. Servimos al mismo Dios (vv. 4–6).

La Iglesia, como el cuerpo humano, tiene diversidad en la unidad. Todos nuestros miembros difieren y sin embargo trabajan juntos para la salud del conjunto. En el cuerpo espiritual, que es la Iglesia, poseemos dones del Espíritu Santo (v. 4), participamos en el servicio al mismo Señor Jesucristo (v. 5) y tomamos parte en las obras (operaciones) del mismo Padre (v. 6).“Las tres categorías de manifestaciones del Espíritu mencionadas en 12.2, 3 ponen de relieve la diversidad, y al mismo tiempo la unidad, de las personas de la Trinidad. La unidad no hace al Espíritu algo indiferente, un poder impersonal; sus dones no tienen un origen humano, son la obra de Dios. Los dones proceden del gran don: el Espíritu Santo; las distintas formas de ministerio son modeladas por el principal ministro: Cristo (el Señor ); y las obras del Espíritu provienen de Dios el Padre.” (Biblia Plenitud)“Los términos “dones,” “ministerios,” y “operaciones,” corresponden a las tres divinas personas. Se trata del Espíritu en el v. 7, etc.; del Señor en el v. 12, etc.; de Dios, en el v. 28. Véase Eph_4:4-6. Los “dones” (v. 4), “ministerios” (las varias funciones y servicios efectuados por los que tienen dones, (comp. v. 28), y “operaciones” (los efectos que resultan de los anteriores, por el poder del Padre que obra universalmente y que está “sobre todos, y por todos y en todos nosotros”), forman un clímax ascendente. [Henderson, La Inspiración. mas el mismo Señor es a quien el Espíritu glorifica mediante estos ministerios. [Bengel.]” (Jamieson, Faussset y Brown)C. Procuramos edificar el mismo cuerpo (vv. 7–13).

Pablo ahora hace una lista de los dones espirituales y muestra que son dados para el beneficio de toda la iglesia y no para el placer privado de los cristianos como individuos. Debemos distinguir entre: (1) el Don espiritual, que es el Espíritu mismo que se recibe en el momento de la salvación (Ef 1.13–14); (2) los dones espirituales, que son ministerios a la iglesia mediante el Espíritu y no simplemente capacidades o talentos naturales; (3) oficios espirituales, que son posiciones de responsabilidad en la iglesia local, según se analiza en 1 Pedro 4.10, 1 Corintios 12.28, Romanos 12.4; (4) virtudes espirituales, que

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son el fruto del Espíritu (Gl 5.22, 23; 1 Co 13.4–7) en la conducta cristiana. Pablo deja muy en claro que cada cristiano tiene el Don (12.3) y por lo menos un don espiritual (12.7). No todos los cristianos tienen oficios espirituales, pero todos deben manifestar las virtudes del Espíritu, que son mucho más importantes que los dones milagrosos.

Por 1 Corintios 13.8 es claro que algunos de los dones concedidos a la iglesia primitiva nunca tuvieron el propósito de ser permanentes. Cuando la iglesia estaba en su infancia (13.11), antes de que se completaran las Escrituras del NT, se necesitaban estos dones; pero ya hoy no son necesarios. Dios puede concederlos, si así le place, porque es soberano en todo; pero estos «dones de señales» no son necesarios para el ministerio de la iglesia.“Todos los cristianos tienen fe . Algunos, sin embargo, tienen el don espiritual de la fe, que viene a ser una dimensión poco usual de confianza en el poder del Espíritu Santo. 12.10, 11 «Profecía» no es precisamente una predicción del futuro. Puede ser también predicar la Palabra de Dios con poder. «Discernimiento de espíritus» significa la habilidad para distinguir si una persona que afirma hablar por Dios realmente lo hace, o lo hace de parte del diablo. (Pablo aborda el tema de las lenguas y su interpretación con más detalles en el capítulo 14.) No interesa cuál don o dones tenga una persona, todos provienen del Espíritu Santo. El Espíritu Santo decide cuál don tendremos. Tenemos la responsabilidad de usarlos y agudizarlos, pero no podemos pedir crédito por lo que Dios nos ha dado gratuitamente. 12.12 Pablo compara el cuerpo de Cristo a un cuerpo humano. Cada parte tiene una función especial que es necesaria al cuerpo en su totalidad. Las partes son diferentes con un propósito y a pesar de sus diferencias deben laborar juntas. Los cristianos deben evitar dos errores comunes: (1) sentirse demasiado orgullosos de sus habilidades, o (2) pensar que no tienen nada que ofrecer al cuerpo de creyentes. En lugar de compararnos con otros, debemos usar nuestros diferentes dones, juntos, a fin de difundir las buenas nuevas de salvación. 12.13 La iglesia es compuesta por muchas personas con una variedad de trasfondo y una multiplicidad de dones y habilidades. Es muy fácil que esas diferencias dividan a las personas, como fue el caso en Corinto. Pero más allá de las diferencias, todos los creyentes tienen una cosa en común: fe en Cristo. En esta verdad esencial la iglesia halla su unidad. Todos los creyentes son bautizados por un Espíritu Santo, forman parte de un cuerpo de creyentes, la iglesia. No perdemos nuestra identidad personal sino que poseemos una unidad en Cristo a pesar de seguir siendo individuos. Cuando una persona se hace cristiana, el Espíritu Santo hace en ella su residencia y viene a nacer dentro de la familia de Dios. «A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu» significa que el mismo Espíritu Santo llena completamente nuestro profundo ser. Como miembros de la familia de Dios, podemos tener intereses diversos así como también dones diferentes, sin dejar de tener una misma meta.” (Biblia del Diario vivir)D. Participamos del mismo bautismo (vv. 14–20).

“El bautismo del Espíritu se refiere a la colocación de los miembros en el cuerpo en el momento de su conversión. Los judíos fueron primero bautizados en el cuerpo en Pentecostés (Hch 1.5 y 2.1ss); los gentiles fueron bautizados por primera vez en el cuerpo en la casa de Cornelio el centurión (Hch 10.44 y 11.15–16); y desde entonces, cada vez que un pecador confía en Cristo es hecho parte del mismo cuerpo por la operación del Espíritu Santo. El Espíritu coloca a cada creyente en el cuerpo según lo considera apropiado, pero cada parte del cuerpo tiene un ministerio importante a desarrollar. «Muchos miembros en un cuerpo» es el programa para la edad presente.” (Bosquejos Expositivos de la Biblia, Edt. Caribe)

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“Usando la analogía del cuerpo, Pablo enfatiza la importancia de cada miembro de la iglesia (véase la nota a 12.12). Si alguna parte, considerada sin importancia, es puesta aparte, todo el cuerpo pierde parte de su efectividad. Pensar que su don es más importante que el de otro es orgullo espiritual. No debiéramos menospreciar a aquellos que aparentan ser menos importantes ni ponernos celosos con aquellos que manifiestan dones más impresionantes. Al contrario, debemos usar los dones que se nos ha dado y animar a otros a usar los suyos. Si no lo hacemos, el cuerpo de Cristo perderá mayor efectividad.” (Biblia del Diario Vivir)“No es posible que un individuo declare su independencia del cuerpo de creyentes solamente porque no esté satisfecho con determinados dones otorgados por el Espíritu soberano (15–20), o con los dones de otros, y por tanto declare que no se necesita un ministerio en particular (21–26). Todos los cristianos son parte de un cuerpo y Dios ha preparado esta diversidad.15–21 El descontento con la función que le corresponde a alguien no puede ser causa de que ese alguien deje de ser parte del cuerpo. Si todo el cuerpo consistiese de un solo don, ¿cómo sobreviviría? Dios ordenó todas las partes del cuerpo como él consideró adecuado. Si todos fuésemos una y la misma parte, no existiría el cuerpo. La verdad es que hay muchos miembros, pero sólo un cuerpo. Los que tienen dones de percepción y pensamiento no pueden menospreciar a aquellos que tienen dones más prácticos. 22–24 Las partes más débiles y menos decorosas son tratadas con especial honor y decoro, en comparación con otras partes del cuerpo que no necesitan atención especial. Dios ha integrado los miembros del cuerpo y les ha dado mayor honor a aquellas partes que no lo tienen. 25 El punto crucial es que Dios quiso que no hubiera divisiones, sino que todos sean valorados (cf.cf. Confer (lat.), compare 1:10; 3:3; 11:18).27 Los corintios son el cuerpo de Cristo y cada uno de ellos es miembro del mismo. Algunos se creían superiores y, por consiguiente, hacían sentir- se inferiores en sus ministerios a otros. Estos se sentían tentados a retirarse, o se retiraron efectivamente, de cualquier función activa en la asamblea cristiana. Así como algunos corintios no reconocían el cuerpo en 11:29, aquí ejercían su ministerio en una forma que tenía efectos negativos sobre otros miembros. Mostraban parcialidad en su respuesta a los demás, algo que claramente sucedía en la sociedad secular. 28–30 Tanto la asignación de dones a los cristianos, y las prioridades que ellos tienen son prerrogativa de Dios. Se detallan las funciones apostólicas, el ministerio de los profetas, las tareas de enseñanza, milagros, sanidades, la ayuda a los necesitados, los dones administrativos y el don de lenguas (28), junto con la interpretación de lenguas (30). Es claro que no todos tienen cada uno de estos dones. 31 Los corintios deben anhelar los dones mayores. ¿Cuáles son? Presumiblemente serían la profecía y la enseñanza, dado que se las presenta en ese orden en el v. 27. Esto se confirma en 14:1, 39. Para que los corintios no buscaran los dones con el espíritu arrogante que sus actitudes reflejaban en 12:1, Pablo presenta un camino todavía más excelente para su ministerio conjunto.” (Comentario Siglo XXI)II. Nos necesitamos los unos a los otros (12.21–25)

Los creyentes que poseían dones espectaculares miraban con desdén a los otros, y pensaban que eran menos importantes. Sin embargo, Pablo aquí enseña que todo miembro del cuerpo es valioso para la vida, salud y crecimiento de la iglesia. (Lea Ef 4 para ver cómo Dios usa a las personas dotadas para ayudar a edificar a los santos, quienes a su vez edifican el cuerpo.) Ningún cristiano puede decir a su hermano menos dotado: «¡No te necesito!» Es más, esas partes de nuestro cuerpo que parecen ser las menos importantes

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pueden hacer el mayor bien ¡o causar el mayor problema si no funcionan apropiadamente! Los médicos solían hacer una lista de varios órganos o miembros del cuerpo humano que (según ellos) no eran importantes. ¡Esa lista es mucho más corta hoy!III. Nos afectamos los unos a los otros (12.26–31)

No debe haber división (cisma) en el cuerpo (v. 25), puesto que todos participamos de la misma vida mediante el Espíritu. Pero no es suficiente simplemente evitar la división; debemos también interesarnos los unos por los otros y procurar edificar la iglesia y fortalecer el cuerpo. En el cuerpo humano la debilidad o dolor de uno de los miembros afecta a los demás miembros. Esto también es cierto en el cuerpo espiritual: si un creyente sufre, todos sufrimos; si un miembro crece en fuerza, todos recibimos ayuda. Este hecho coloca sobre cada cristiano la responsabilidad de ser un miembro lo más fuerte posible. Efesios 4.16 indica que cada parte del cuerpo hace algún tipo de contribución hacia el crecimiento de la iglesia.

Es esencial que tengamos presente el método de Dios para fortalecer el cuerpo. Él ha escogido líderes espirituales, les ha dado dones espirituales y los ha colocado en el cuerpo como Él quiere. Había, en los primeros días de la iglesia, apóstoles y profetas. No hay apóstoles hoy, puesto que para calificar para el apostolado era necesario haber visto a Cristo resucitado (1 Co 9.1; Hch 1.21–22). Los apóstoles fueron embajadores especiales que llevaron el evangelio a los perdidos, establecieron iglesias y dieron los mensajes de Dios. Los profetas eran predicadores que hablaban según los dirigía el Espíritu. No exponían la Biblia como tal, sino que trasmitían la voluntad de Dios inmediatamente a la iglesia y no mediante la Palabra escrita, puesto que el NT todavía no estaba escrito. Primera de Corintios 13.8–13 enseña que los dones espectaculares que la iglesia primitiva poseía en su etapa «infantil» no iban a ser permanentes. Fueron credenciales enviadas del cielo que decían a la gente que Dios estaba obrando en su medio (Heb 2.3, 4).

Nótese que las lenguas aparecen al final de la lista. Es evidente que los creyentes de Corinto eran dados a abusar del don de lenguas, a tal punto, que había confusión en sus cultos públicos (14.23ss). A decir verdad, los «miembros de lenguas» miraban con menosprecio a los otros creyentes que no tenían este don en particular. De modo que Pablo concluye recordándoles que no todos poseemos los mismos dones (vv. 29–30). «¿Hablan todos lenguas?» No. Nunca permita que nadie le convenza de que el don de lenguas es necesariamente una señal de un poder o carácter espiritual especial. Este don lo poseían cristianos a quienes Pablo llama «carnales[<%6>...<%0>] niños en Cristo» (3.1).

“Es importante que nos demos cuenta de nuestra relación del uno para el otro en la iglesia. Sí, hay muchas denominaciones hoy, pero todos los cristianos verdaderos, en los cuales mora el Espíritu, son miembros de su Cuerpo. Puede haber unidad incluso donde no hay uniformidad. Cristo nunca oró por la uniformidad de su Iglesia, sino por la misma unidad espiritual que existe entre Él y su Padre (Jn 17.20–23). Nosotros debemos, de la misma manera, orar por unidad espiritual y hacer todo lo que podamos para preservarla y extenderla (Ef 4.1ss).” (BEB, Ed. Caribe)“Los dones más importantes son aquellos que dan mayores beneficios al cuerpo de Cristo. Pablo ya dejó en claro esto, indicando que ningún don es más importante que el otro, al contrario urgió a los creyentes para que descubran cómo pueden servir mejor al cuerpo de Cristo con los dones que Dios les ha dado. Sus dones no son para su propio beneficio. Les han sido dados para servir a Dios y buscar el desarrollo espiritual de los hermanos.” (Biblia del Diario Vivir)